Jump to content

.: Castillo Triviani :. (MM B: 78361)


Mentita
 Compartir

Publicaciones recomendadas

Goshi Black Rowle

 

Los ánimos se le habían diluido al escuchar al elfo excusar a su amo. Era esperable. Quién recibiría a una Black sin previo aviso a tan altas horas de la noche. Más alguien como Danyellus. No lo conocía demasiado, pero ya con haberlo visto un par de veces daba por sabido que era un hombre irritable ante la más mínima molestia. Incluso empezó a sentir que había pisado el palito una vez más, por lo que ya no tenía más ganas de estar allí. Demasiado desubicada había quedado su imagen en la Malfoy. Sumarle un nudo más a la piola no iba a servir de nada, sino todo lo contrario.

 

La mirada del elfo la incomodó un poco, como si la inspeccionara por completo. Goshi frunció los labios disgustada tomando ya la decisión de retirarse cuando un segundo elfo hizo presencia. La vestimenta del mismo le llamó la atención, teniendo que llevarse la mano a la boca para no soltar una carcajada. No era muy difícil adivinar que la letra D se trataba del nombre de su amo. Lo extraño era que la criatura lo llevara cual emblema.

 

Ridículo, pero tan divertido que no podía contener fruncir las mejillas de la gracia que le provocaba.

 

-El amo Danyellus está jugando con su prima- explicó el elfo con un tono serio, casi desintersado. La Black abrió los ojos alzando las cejas a más no poder. Era demasiada información que la Black no quería darse por enterada. ¿Jugando? Pues mismo podría haber dicho haciendo bebés, que la impresión habría sido la misma.

 

-Entonces... Creo que...- Titubeó relajando el rostro, totalmente desganada.- Volveré en otro momen...

 

No hubo acabado la frase que un estruendo hizo temblar el suelo del Castillo. Goshi trastablilló agarrándose al marco de la puerta para no caer al suelo. La capucha se le quitó de la cabeza dejando al descubierto su pálido rostro enmarcado por un pelo enmarañado y sus ojos verdes se clavaban en el techo, como si buscara por los cielos la respuesta a aquel imprevisto. Cuando quiso incorporarse otro estallido retumbó por las paredes logrando que perdiera el equilibrio y caer dentro del vestíbulo.

 

Al levantar la mirada, la imagen fue horrorosa. La imagen jadeante de un elfo se le vino encima, cayendo de bruces justo frente a ella. Se incorporó sobre sus rodillas al ver el cuchillo clavado en su espalda y se llevó las manos a la boca nuevamente, pero esta vez de la impresión.

 

No podía despegar la mirada del cadáver de aquella criatura, siquiera cuando algo, seguramente uno de los elfos, la empujó haciendo que se levantara y moverse hasta detrás de uno de los sillones. No comprendía absolutamente nada y no podía pensar en más que la imagen de aquel cuchillo, la cual no dejaba de mirar desde la lejanía.

 

Cuando giró su rostro hacia el elfo que la acompañaba el mismo desapareció con un chasquido.

 

Estaba sola. Sola en el medio de lo que parecía haberse convertido en cuestión de unos minutos en un campo de batalla. Los elfos que estaban junto a ella hasta el momento habían desaparecido y no sabía de dónde provenían los estruendos. No pensaba asomarse del sillón, no hasta no tener la... ¡LA VARITA! Tanteó los bolsillos rápidamente pegándose cada vez más al respaldo, mirando hacia un lado y hacia otro. Maldijo al no encontrar nada entre sus ropas y se puso en cuclillas. Estaba sola y sólo la protegía un maldito sillón.

 

Otro estruendo la hizo caer sobre su trasero. Volvió a incorporarse despacio, sufriendo del dolor por el golpe en el hueso y en cuatro patas se dirigió hacia uno de los extremos asomando apenas la cabeza. El humo y el polvo que se había levantado provenía de lo que parecían ser las cocinas según lo que había dicho el muerto, pero no estaba dispuesta a averiguar mucho más. Miró hacia atrás. La puerta no se encontraba muchísimo más lejos que la escena donde todo transcurría. Bastaba con levantarse y salir corriendo.

 

Intentando no hacer ruido se irguió sobre sus dos piernas. Era un castillo habitado por locos, sin lugar a duda, y sólo faltaba que alguno de esos locos la escuchara y la invitara a su jueguito. Le dio la espalda al sofá donde se ocultaba y salió disparada hacia la puerta del vestíbulo, sólo que a mitad de camino un último temblor hizo que una lámpara cayera del techo sobre la cabeza de la Black, estampándola contra el suelo totalmente inconsciente junto al cadáver del elfo.

 

 

 

 

Federico Di Giorno

 

Una sonata por un cuarteto de cuerdas sonaba en el ambiente que había adornado a su gusto el joven Di Giorno. Lo llamaba habitación, pero para él era más que un lugar para dormir, sino un lugar donde relajarse, estar y donde seguro nadie ni nada se atrevía a molestarlo. Mantenía todo pulcramente ordenado, a nivel obsesivo, sobretodo los libros que ocupaban una basta biblioteca que se extendía a lo largo de la pared del lado opuesto a la ventana. Ventana, más podría llamarse hueco opaco, dado que se había ocupado de tapiarla a modo tal que no ingresara ni un sólo vestigio de luz.

 

La música adornaba la escena. Con un libro entre sus manos, sentado en el sillón de un cuerpo de terciopelo negro, la figura de Federico reposaba tranquila mientras su mente viajaba por paisajes entrecruzados ante cada palabra que recitaba en su cabeza. Cada tanto sonreía, hacía una pausa, tomaba de la copa de vino que tenía a su lado y la volvía a depositar sobre la mesa de luz junto a su varita. Su traje color rojo lo resaltaba en contraste con todos los colores de aquel habitáculo, que de por sí era bastante colorido. Ordenadamente colorido en una quíntuple cromía de rojos, verdes, violetas, negros y blancos. Su gusto era por demás particular.

 

El temblor del primer estruendo se había hecho resonar en todo el castillo y el segundo piso donde se encontraba la habitación de Federico no era una excepción. La vibración hizo mover la copa de vino la cual cayó de la mesa rompiéndose en pedacitos apenas hubo impactado contra el suelo.

 

Cerró el libro de un golpe dejándolo a un lado y se tomó la cabeza con ambas manos conteniendo la rabia. Miró hacia un costado.

 

La alfombra blanca.

 

La mancha de vino tinto se había exparsido de tal forma que no había forma de disimularla. Se mordió los labios y se levantó del sillón dirigiéndose hacia la puerta del cuarto. No llegó a tocar el picaporte que un segundo temblor hizo que perdiera el equilibrio por un segundo.

 

-¡¡¿Che diavolo è?!! -Abrió la puerta de par en par y salió a zancadas de su cuarto mirando para todos lados, buscando la procedencia de semejante escándalo.- Acaso no se puede estar tranquilo...

 

El próximo estruendo lo hizo retraerse, para luego asomarse por el barandal, notando la nube de polvo y humo provenir de las cocinas. Frunció el entrecejo. Sólo podía tratarse de alguien en particular y le disgustaba el hecho de tener que confirmar las teorías que aparecían en su cabeza.

 

-No de nuevo...

jD8hy.gif
FdFFT8Y.png

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

División de Seres, Duendes y Espíritus.

Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

Rol Ministerial.

 

~~~~**~~~~

 

-Bueno, en los registros del Ministerio tenemos registrado un fantasma -respondió la Haughton con calma, notando como la Matriarca parecía extrañada con las palabras de la Híbrido.

 

-Me parecería lo más apropiado, ya que no conozco el Castillo y me sería muy fácil perderme. -agregó luego ante la proposición de la Triviani de registrar el lugar.

 

Entonces comenzaron a caminar con rumbo a las mazmorras, siguiendo el paso de la mujer que la había atendido. Entonces sacó una pequeña agenda de su maletero, y una pluma, anotando en el trayecto las cosas que le parecían importantes; debía cerciorarse de que el ambiente era propicio para que un fantasma habitara en él.

 

-Si aún tiene dudas del porqué de mi visita -comenzó a hablar, tratando de que ella entendiera bien porqué Erath estaba allí- he venido a ver si el fantasma aún sigue aquí, cómo son las condiciones en las que vive y si el lugar es propicio para que él o ella puedan habitar tranquilamente en el Castillo -Su mirada se paseaba en las cosas dentro de aquella morada.

 

-Y además, debe saber que si habita aquí, yo o alguno de mis compañeros de oficina vendremos a hacer visitas periódicas, cada un mes apróximadamente, para ver que todo siga en orden, claro si usted y los demás encargados de la Familia lo permiten -agregó finalmente y guardó silencio, esperando alguna respuesta de parte de la Triviani.

http://i.imgur.com/yP4yRBf.gifhttp://i.imgur.com/8wjGA.gif

http://i.imgur.com/oJRLI.png

http://i.imgur.com/XJvJ6jy.gifhttp://i.imgur.com/JaPQX.pnghttp://i.imgur.com/IRgwcYA.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tanto drama le había despertado el apetito, ya no quería seguir agobiándose con cuestiones complicadas, lo único que quería era disfrutar el momento con el hombre a quien deseaba. Saboreando hasta el último detalle de aquel beso había perdido la noción del tiempo, si no hubiera sido por los retorcijones de su estómago podría haber seguido así indefinidamente. Un tanto a regañadientes se obligó a si misma a separarse del Macnair, mordió ligeramente su labio inferior y se distancio riendo por lo bajo ante el desconcierto que se reflejaba en el rostro del mortífago. Su oferta de ir al castillo a comer algo parecía fuera de contexto en aquel momento, pero su acompañante tampoco ofreció resistencia ante la idea, lo tomó por la mano y tiró de él hasta que ambos salieron de la cabaña y se internaron en la oscuridad del bosque.

 

Las columnas de luz de luna atravesaban aquel páramo iluminando su camino dejando en el aire un mortecino aspecto, pero la Black conocía aquellos árboles como la palma de su mano y jamás temía en presencia de ellos. No tardaron en divisar ante ellos la imponente estructura del Castillo Triviani, sus ventanas titilaban con cálida luz contrastando con las oscuras paredes de piedra y mientras avanzaban el calmo silencio de la noche los acompañaba. Sin embargo aquella frágil tranquilidad se vio alterada por un poderoso estruendo que fue precedido por un ligero temblor en los terrenos de la familia, y luego la calma que antecede a la tormenta…

 

- ¿Qué fue eso? – susurró el Macnair – Odefos… - siseó.

 

- No…, esos no son odefos – replicó la Black ensombreciendo su rostro – Esa, mi querido enamorado, es mi familia.

Editado por Alyssa Black Triviani

uGSfO2w.gif

FufSH3S.png

bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Me encogí de hombros, indiferente, ante la petición de Erath. Habría resultado más fácil enviar a uno de los Chucks como guía de la joven empleada, pero en esos instantes la búsqueda de un supuesto fantasma era lo más interesante que me había ofrecido el destino aquel día. Tiré de uno de mis mechones pelirrojos, moviendo la cabeza al tiempo que comenzaba a caminar.

 

Por aquí s... — un estruendo no me permitió terminar la frase.

 

Una explosión que hizo temblar hasta los cimientos del castillo resonó por las altas paredes del vestíbulo; tropecé y dejé caer bruscamente a Apocalipsis. Por un momento contemplé con pavor la vibración de las enormes cristaleras de la Triviani, que parecían estar a punto de quebrarse por la sacudida. Recuperada de la primera impresión, que me había dejado sin aliento, fijé toda mi atención en el conejo rosa que se arrastraba penosamente a mis pies como si de un minusválido se tratara.

 

¡Apocalipsis! — chillé, acongojada.

 

No parecía que mi mascota hubiera tenido un buen aterrizaje, y una de sus patas traseras estaba flexionada de tal modo que no tuviera que soportar ningún peso. Me agaché y frenéticamente comencé a palpar su suave pelaje rosa, presionando en ciertas articulaciones para averiguar si se había roto algún hueso. Me sorprendió el lastimero gemido que soltó, seguido de una pequeña convulsión. Sus ojos verdes brillaban vidriosos, reflejando el angustioso dolor que padecía. Me mordí el labio, clavando los colmillos en mi propia piel, la rabia bullendo de forma creciente.

 

¡TÚ! — apunté hacia el Chuck más cercano; por la expresión de éste parecía que lo estuviera señalando con una guadaña y no con mi dedo —. Prepara un caldero con aceite hirviendo, esta noche cenaremos Gatto frito. Yo me encargo de despellejarlo — olvidando a Erath y a Apocalipsis, me incorporé y enfilé hacia las mazmorras.

 

Sabía que había sido Danyellus el causante de aquel estrago. Llevaba sintiendo la presencia de mi sobrino y mi única hija sanguínea desde el primer momento en que había pisado los terrenos Triviani. Nunca me había inmiscuido en sus asuntos personales, pues entender aquella escabrosa relación sólo me podía producir dolor de cabeza. Sin embargo, ahora se trataba de un asunto más personal; nadie hería a Apocalipsis sin enfrentarse a mi ira. Y, por qué negarlo, era la excusa perfecta para perseguir al endemoniado Dany y comenzar otra de nuestras famosas guerras familiares.

 

Como una furia indómita, crucé todo el vestíbulo a paso ligero, empuñando mi varita con tal fuerza que mis nudillos comenzaron a palidecer. Apunté hacia la puerta que daba paso al descenso hacia las mazmorras y ésta voló por los aires con un chasquido, convirtiéndose en una caótica explosión de astillas. Mis ojos grises se detuvieron un segundo en la figura que pude apreciar a través de una de las ventanas. Alyssa se aproximaba por los jardines exteriores al edificio principal, acompañada de un desconocido que ni me interesé en identificar.

 

¡Tengo intención de dejarte sin descendencia, Aly! — grité, mi voz atravesando la gran distancia que nos separaba —. ¡Mataré a esa cucaracha que tienes por hijo, y si es necesario haré caer hasta la última piedra de este castillo! — las últimas palabras se perdieron cuando me adentré en los cavernosos pasillos que conducían a las mazmorras. No quería admitirlo, pero sentía un pulso de adrenalina que hacía tiempo que no disfrutaba. Formar parte de la Triviani era un entretenimiento exquisito.

Matriarca Triviani |http://i.imgur.com/YhxI8.gif| Familia Black
http://i2.minus.com/izZq0v6HLLv5v.png
~ Arpía | GrammarNazi | AntMan ~

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Una arruga atravesó su frente tras visualizar la puerta del Castillo Triviani; los recuerdos pasaron por su mente como un fugaz rayo que lo iluminó, recordando el momento cuando aquel desquiciado elfo lanzó un extraño liquido encima de él <<Chuck>> recordó, visualizando en su mente la imagen de aquel individuo con falta de una oreja, carente de modales y con un carácter tan pedante como el de su propio amo, Danyellus.

 

Mientras caminaba al son de los pasos de Alyssa, la mente del Malfoy trabajaba a gran velocidad tras recordar a su tutor y una fina sonrisa se dibujó en su rostro, más que nada en el mundo, deseaba que Danyellus lo viera junta a la matriarca Triviani. Aquello si que seria entretenido. Bajo sus pies el suelo tembló y ambos mortífagos se quedaron quieto, por instinto y pura costumbre el Macnair deslizó su mano libre dentro de la capa y cogió la varita de espino negro.

 

Bastante peculiar tu familia, cualquier diría que se tratara de una gue… —sus palabras quedaron cortadas por un desenfrenado grito proveniente del castillo. Sus ojos se abrieron como platos tras las palabras de la mujer— ¿Tu hermana, no? —Alyssa asintió con un leve movimiento y, como una fiera, empezó a caminar hasta adentrarse al castillo con varita en mano.

 

Dentro de la edificación parecía un campo de batalla: muebles volteados, quejidos de elfos, cuadros en el piso y un sinfín de objetas rotos que tras la explosión impactaron contra el piso. Una fina nube de polvo empezaba a cubrir el interior del castillo y las paredes de vez en cuando emitían quejidos, lo que hubiera causado aquel desastre tenía que sea grande y, sin tener ningún duda, sabía que Danyellus se encontraba dentro de todo aquello. Alzó la varita y dejó el camino libre de humo, no sabía a donde se dirigía, pero la Black lo arrastraba por los pasillos y un par de escaleras del lugar.

 

¿Algún evento en particular que le guste celebrar a tu familia? ¿Matar elfos, destruir mansiones? ¿Un pequeño Apocalipsis dentro del hogar?

o3AGp2S.png
http://i.imgur.com/wjaQybf.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Los chillidos de su gemela fueron tan solo la conformación de lo que ya temía, por alguna extraña razón los Triviani parecían poseer temperamentos muy cortos y ponerlos a todos conviviendo bajo un mismo techo…, no era de extrañar que aquel lugar viviera en ruinas. Llevó al Macnair hasta el interior del castillo donde una espesa niebla de polvillo les obstruía la visión, bajo sus pies se escuchaba el crujir de la madera y gravilla que se habían esparcido tras la explosión. Nadie externo a la familia estaba a salvo cuando aquellas situaciones se desencadenaban, tenías que ser un Triviani para poder pensar y actuar como ellos, no significaba que aquella familia fuera más poderosa sino que sencillamente no tenían límites. Sus mentes trabajaban de una manera singular, no veían el mundo del mismo modo que la gente normal, lo que para los demás era riesgoso o poco racional para aquella familia era perfectamente corriente.

 

- De hecho tenemos un Apocalipsis – replicó Alyssa con naturalidad, pensando en el conejo rosa – Es más, tengo la impresión de que él es el motivo tras esta disputa, no consigo pensar en otra razón que conseguiría enfadar a Aland de esta forma – cayó repentinamente y detuvo el avance con brusquedad, puso una mano en el pecho del Nigromante y con la otra se llevó un dedo a los labios en un gesto de silencio, se quedaron allí paralizados por unos minutos y luego reemprendieron la marcha como si nada hubiera pasado - ¿Evento? No, esto es solo algo que pasa…, se podría decir que mi familia tiene una fijación con los explosivos.

 

El rastro que seguía, imperceptible para cualquier otro, la condujo directo hacia las mazmorras; una persona coherente jamás hubiera entrado allí sabiendo de la inestable condición del castillo, pero para ella era como dar un inocente paseo. Comenzaron el dificultoso descenso por lo que quedaba de las escaleras, Alyssa aferraba con fuerza al Macnair velando así que no se separase de ella que de estar extrañado por todo aquel panorama lo disimulaba bastante bien. Al cabo de unos segundos al fin comenzó a escuchar ruidos y voces a lo lejos, algún que otro forcejeo y gritos esporádicos, aferró su varita con fuerza y aceleró el paso.

 

- ¡¿Qué está pasando aquí?! – Exclamó la matriarca con voz autoritaria - ¡Levántense ya del suelo! Peor que niños…

Al llegar al piso de los calabozos se encontraron ante ellos con una bizarra escena, Danyellus y Aland se encontraban revolcándose en el suelo jalándose de los pelos y dando de a puñetazos mientras que por aparte Candela contemplaba la escena con extremo aburrimiento. Los aludidos alzaron la mirada al mismo tiempo y se quedaron contemplando a los recién llegados como si no terminaran de comprender a que se debía aquella intervención. Alyssa les dedicaba una severa mirada con aquella sombría expresión en su rostro que jamás predecía algo bueno, y sin embargo no se le escapó el momento en que los ojos de su hijo se desviaron rápidamente hacia su acompañante, Pik, y automáticamente después a sus manos entrelazadas. Fue una sucesión de expresiones, primero lucía confuso, luego su rostro palidecía aún más de lo normal para luego mutar a un desencajado gesto con la mirada inyectada en sangre.

 

- ¿Qué? – espetó la Black - ¿Acaso no estoy en mi derecho de tener una vida amorosa?

uGSfO2w.gif

FufSH3S.png

bfqucW5.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Tras las primeras explosiones, no bien había Danyellus empezado a seguir a Candela escaleras arriba, hacia las cocinas, cuando un alarido y una centella de color borgoña atravesaron la maltrecha puerta que daba a los calabozos; un bólido que empujó a ambos primos pero que, mientras apenas hizo que Candela perdiera un poco el equilibrio, arrastró al peliblanco de vuelta al frío suelo de piedra de la mazmorra. Un espasmo atravesó su garganta cuando sus pulmones se quedaron sin aire por un momento, antes de poder ver lo que había ocurrido.

 

Los ojos grises en el rostro de su madre denunciaban que la tía Aland había decidido reaparecer. Aunque tal vez era la Otra Aland, a juzgar por los chillidos que daba. Como fuera, estaba hecha una furia y no paraba de vociferar cosas sin sentido sobre Apocalipsis; aquel conejo que el ojiazul habría secuestrado para sí desde hacía mucho tiempo, de no ser porque era seguro que el animal le habría arrancado una mano por intentarlo. Así pues, ¿qué podía importarle lo que ocurriera con el salvaje animalejo? Al parecer, estaba herido y su querida e insana tía había decidido culparlo a él.

 

Aland lo había tomado por sorpresa así que Seth, que era quien en aquel momento ocupaba el cuerpo de Danyellus, no había tenido ocasión de defenderse realmente pero sí había logrado robarle una carcajada y una descarga de adrenalina. La relación entre tía y sobrino siempre había sido buena pero nada convencional; no sólo jamás se daban la menor muestra de cariño, sino que siempre que podían pelear lo hacían. Alyssa solía decir que parecían niños pequeños...

 

Y como si pensar en su madre la hubiese convocado, fue justo en aquel momento cuando dos nuevas presencias se hicieron sentir en la habitación. El familiar ardor que el Triviani sintió sobre el tatuaje que poseía en el cuello, con forma de salamandra, le indicaba que Alyssa había llegado. Esperaba que para unirse a la guerra que se avecinaba, y de su parte a ser posible. La última vez habían terminado enfrentados en la captura de Achmed.

 

Sin embargo, la otra presencia le resultaba extraña en aquel contexto. Era un vínculo más sencillo que el de una maldición; uno que él mismo había establecido hacía no mucho sobre los primeros y únicos tres jóvenes mortífagos que había acogido bajo su tutela. Con curiosidad, Seth levantó la mirada hacía donde adivinaba la presencia de su madre, para encontrarla con un espectáculo que jamás habría esperado: los dedos de ella, entrelazados a los de Pik Malfoy. ¡Aquello era traición! Y por doble cuenta. Los ojos del demonio llamearon de inmediato.

 

-¿Dijiste vida amorosa?- preguntó en un susurro cortante, olvidándose por completo de si Aland le halaba o no el cabello -¿Con ese?- la mirada escarlata empezó a teñirse más y más sanguinolenta conforme asimilaba la imagen que tenía ante sus ojos. Poco le importaba si su madre se divertía con uno u otro idio.ta, pero eso y hablar de amor eran cosas diferentes. Además, Alyssa no le había dicho absolutamente nada de aquella aventura hasta ahora y aquel chico en particular era el pupilo de Danyellus; uno que para colmo, era un Malfoy.

 

-¿Cómo pudiste?- escupió al final Seth, sin saber a cuál de los dos se refería, mientras los iris de sus ojos se tornaban de un absoluto color negro, por primera vez en su larguísima vida, a la par que la salamandra de su cuello ardía sin piedad.

 

Lo siguiente que hizo fue lanzarle una dentellada a Aland, que aún gruñía contra él, antes de lanzar a su tía por el aire, contra Alyssa. La mujer de fríos ojos azules recibiría a su gemela y se distraería lo suficiente para darle el tiempo de matar a Pik. Era una lástima no poder torturarlo como se debía pero, de seguro, el alma de aquel traidor sería una buena ofrenda para hacerle a Artemisa...

 

Seth realizó un floreo con la varita dirigido hacía Pik, y una nueva explosión resonó por las paredes del castillo, haciendo estallar las vidrieras de los pisos superiores.

Patriarca Triviani |

http://i.imgur.com/doPaD.gif | Familia Malfoy

http://i.imgur.com/17Q6Ozb.png

http://i.imgur.com/Yk6f1.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

División de Seres, Duendes y Espíritus.

Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas.

Rol Ministerial.

 

~~~~**~~~~

 

Una seguidilla de hechos había nublado completamente la visita de la Haughton al lugar, quedando inmediatamente en segundo plano para la Matriarca que la atendía y los demás integrantes del Castillo. Vio como la Triviani se marchó, más que molesta, a las mazmorras quien sabe a qué, mientras varios ruidos sordos de destrucción venían después.

 

Sin más la pelirroja observó al elfo, Chuck, quien aún se hallaba allí sin saber si ir con su ama, desaparecer o acompañar a la visita ministerial a la salida del Castillo; pero Erath no iba a malgastar su tiempo en vano, pues obviamente no tenía intenciones de ir a formar parte de una pelea sin sentido, ni mucho menos a marcharse con las manos vacías.

 

-¿Sería usted tan amable de darme una visita guiada por el Castillo, por favor? -le espetó la Híbrido al elfo, quien ahora la miraba con nervios y miedo por lo que posiblemente pudiera pasar- Necesito terminar con ésto ya -agregó algo molesta y se acercó a la criatura, extendiéndole la mano.

 

-Está bien... Chuck la llevará... -musitó apenas y tomó la mano de la pelirroja, desapareciendo de allí.

 

Con un "crack" aparecieron en las mazmorras, pero a unos varios metros de distancia del caos. Sin más que hacer Erath comenzó a tomar nota e inspeccionar el lugar, buscando alguna presencia fantasmal; pero no encontró nada allí. Seguido de ello, Chuck la transportó a todos los lugares del Castillo que se le estaban permitidos, y en ninguna parte habían hallado fantasma alguno.

 

Finalmente Erath se hallaba en la puerta de entrada de aquella morada nuevamente, terminando de pasar revista a sus recientes apuntes e ignorando con una calma increíble los sucesos que ocurrían dentro del gran hogar.

 

-Ya está -dijo por fin, tras un largo silencio de espera- he dejado constancia de que el lugar está libre de alguna presencia fantasmal, por ahora -llevó una de sus manos a un bolsillo externo del maletín y sacó una tarjeta- en caso de que alguno aparezca, haga el favor de contactarse con nosotros, y enviarán a alguien para que se haga cargo del caso. Eso sería todo señor Chuck. -su mano volvió al interior del maletín pero esta vez para guardar la agenda y la pluma.

 

-Dele las gracias de mi parte a la señorita Triviani, por haberme atendido, y gracias a usted -culminó, y sin esperar respuesta del elfo, le hizo una leve reverencia con su cabeza y le dio la espalda, para caminar por el jardín hasta los límites de los terrenos.

 

Pasada la verja que separaba a los Triviani de las demás familias de Ottery, Erath desapareció con dirección a la oficina en la cual trabajaba, pues debía llevarle los reportes a su jefe, además de descansar de tanto drama que había visto en aquel lugar; realmente aveces se preguntaba qué pasaba por la mente de algunas brujas y algunos magos.

http://i.imgur.com/yP4yRBf.gifhttp://i.imgur.com/8wjGA.gif

http://i.imgur.com/oJRLI.png

http://i.imgur.com/XJvJ6jy.gifhttp://i.imgur.com/JaPQX.pnghttp://i.imgur.com/IRgwcYA.gif

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Por sus venas recorría la adrenalina, sus pies descalzos se habían preparado para una veloz marcha que no fue capaz de realizar debido a que su madre había intervenido en ese instante. Las explosiones anteriores no habían sido nada en comparación con lo que seguiría después. Sólo sintió un pequeño empujón cuando vio a Aland sobre Danyellus propinándole severos golpes.

 

— Podría hacer apuestas —sugirió ladeando la cabeza, observando a ambos con cara de póquer.

 

Y de inmediato hizo explotar el marco de la puerta de la mazmorra, haciendo que los escombros apenas cayeran de forma peligrosa sobre sus cabezas, pero sin dañarlos. Se preguntaba si sería necesario separarlos o,por el contrario, unirse a su madre. El humo, el polvo, que desprendía lo llenó todo, que no vio venir a su tía Alyssa, a los gritos para detener a la hermana de ésta y a su hijo.

 

— ¿Acaso no estoy en mi derecho de tener una vida amorosa? —había preguntado la Black ofendida.

 

— ¡JA! —soltó la zingara conteniendo la carcajada.— ¿Para qué? Deja en paz al infeliz, todos desaparecen o mueren. —aunque lo había dicho con intenciones de herirla, nadie podía negar que era cierto lo que afirmaba.

 

Estaba por agregar algo más cuando Danyellus lanzó a Aland contra Alyssa, y por alguna extraña razón que se trataría, probablemente, de un amor "filial", decidió que sólo ella tenía el placer de lastimar a su madre. Corrió tras su primo con una sobrenatural velocidad y se abalanzó contra éste cuando había realizado una nueva explosión. El temblor que le siguió ayudó a la joven matriarca a golpearlo contra el suelo, aprovechó ese momento y se incorporó de inmediato haciendo lo mismo con él. Candela realizó una floritura con su varita, de modo que muchos de los escombros que los acompañaban se elevaron y golpearon al demonio en las costillas, la cabeza y el estómago. Aunque claro, sólo consiguieron aturdir apenas al chico.

 

La zingara se fijó entonces en Pik, un muchacho de gesto curioso y al mismo tiempo inescrutable. En sus ojos parecían reflejarse la confusión y el reproche, quizás la casa de locos le hiciera cuestionarse muchas cosas. Candela le dirigió una mirada traviesa a su tía, con la malicia dibujada en sus labios, al reconocer en el chico a un demonio casi tan fuerte como ella. Entonces probaría, él no poseía lo que la bruja utilizó para torturar a Danyellus y esa, lo sabía, sería su ventaja.

 

La matriarca tomó de un brazo al Macnair y lo empujó hacia el muro, apoyado de ese lado, y le clavó con fuerza la daga en el hombro, provocándole una herida que emanaría suficiente sangre para despertar los bajos instintos y deseos de muerte que todos poseían. Una herida, claro está, que tardaría mucho en cerrarse debido a la magia oscura que ocultaba en su afilada hoja. Asestó un segundo golpe con la daga en el tórax, una abertura de la que brotaba un líquido particularmente rojo.

 

— No es personal. Sólo te hago un favor, acelero el trámite —ronroneó al oído del chico.

 

Quitó la daga con delicadeza y desapareció escaleras arriba riéndose como desquiciada, hacia las cocinas. Su varita se movía con rapidez, haciendo estallar todo lo que encontraba a su paso para detener a su captor, estaba segura de que Danyellus la seguía, y probablemente Alyssa también. Cuando hubo llegado a las cocinas, un sin fin de cuchillos se elevaron, posicionándose estratégicamente en la puerta, de modo que apuñalasen a su primo o a su tía, quien seguramente trataría de vengar a su enamorado.

 

— ¡Ama! —gritó un Chuck.— ¡Ama, deténganse, destruirán todo!

 

Y uno de los cuchillos se dirigió a los ojos del elfo y se incrustó en ellos. Un Chuck menos en el castillo.

 

— Nadie pidió tu opinión —espetó la bruja concentrada en la puerta y en posición de ataque, o de escape, según requiera la situación.

Editado por Candela Triviani

d9apmla-81cee8e5-ae8e-4972-ae18-a8b27455ry0MviC.gifCazador-TT.gif

y3QqRim.png

~ Mosquito ~          Ianello 

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Mis dedos aún estaban aferrados al perlado cabello de Danyellus, en un afán de dejarlo calvo para el resto de su vida, cuando la última matriarca de la familia se dignó a aparecer acompañada de su actual amante. No presté ninguna atención a Alyssa, sólo enumeraba mentalmente las posibles formas de inflingir un profundo daño a mi sobrino sin tener que desfigurarlo. Al menos tendría la deferencia de mantener ese bonito rostro.

 

Lo que no esperaba fue el violento movimiento de éste, que, con la vista clavada en el mortífago desconocido, decidió utilizarme como proyectil y me lanzó contra Alyssa. Unos hábiles reflejos adquiridos a lo largo de mis años por Escocia consiguieron salvarnos a ambas pelirrojas de un choque que nos habría perjudicado gravemente. Me sostuve sobre un pie, intentando mantener el equilibrio a duras penas sobre aquel tembloroso suelo que no dejaba de sacudirse debido a las continuas explosiones.

 

No sé dónde te lo encontraste, es una bestia salvaje — mascullé, dirigiendo una penetrante mirada a mi gemela al referirme a su vástago. Sacudí mi blusa, cubierta de pequeñas trazas de escombros —. Presiento que hoy nos vamos a divertir mucho — mis ojos se iluminaron, esta vez de entusiasmo, al ver la reacción de mi hija.

 

No sentí pena alguna por el muchacho moreno cuando la daga lo atravesó dos veces. Su constitución parecía lo suficientemente sólida como para soportar las cuchilladas de Candela, aunque se había puesto bastante pálido por la abrupta pérdida de sangre. Con dos pasos llegué hasta a él y mi mano se cerró como una cruel presa en su garganta. Sin dejar de apretar el agarre, giré su rostro hacia el mío, hasta que nuestros ojos plateados se encontraron. Al instante, mis labios comenzaron a rizarse en una sonrisa lupina, aquella que solía usar para atemorizar a los más débiles.

 

Tienes valor para pisar terreno Triviani siendo un Malfoy — presioné estrangulando aún más su cuello; la diversión impregnaba aquellas palabras pese a la dureza de mi voz y mis actos —. Ojalá pudiera desollarte vivo y enviar tu pellejo a la "élite de Ottery" — escupí las palabras, soltando al joven y empujándolo hacia donde se encontraba mi sobrino preferido—, pero le cederé esa tarea a Danyellus. Ahora tengo una hija a la que perseguir — si mis suposiciones eran correctas, Alyssa desearía venganza.

 

Todo había ocurrido demasiado deprisa, y quizás tanto mi gemela como su hijo no habían tenido tiempo suficiente para reaccionar por el imprevisible ataque de Candela. Aproveché la confusión de ambos para escapar de las mazmorras, que parecían estar viniéndose abajo por el aluvión de explosiones a las que se habían visto sometidas. A medida que cruzaba el castillo en dirección a la cocina, una decena de Chucks me asaltaron acongojados por la posibilidad de que el castillo se derruyera. Los empujé fuera de mi camino sin miramientos, irritada por sus quejosos lamentos.

 

Esto es tremendamente divertido — exhalé, empujando las puertas de la cocina —. Espero que esto no sea para mí — esquivé los cuchillos sostenidos en el aire, evaluando cautelosamente aquellas puntiagudas armas

 

Candela se ocultaba tras la puerta, su cuerpo en tensión. Había llegado a la misma conclusión que yo, e inteligentemente esperaba la visita de una furiosa Alyssa. La examiné a conciencia al tiempo que ella me contemplaba impertérrita. Lo único que había heredado de mí era la mirada, y me seguía pareciendo inconcebible haber dado a luz a una bruja tan pequeña e indómita. Siseé, decidiendo que ella estaba plenamente capacitada para defenderse de cualquier asalto.

 

Voy a comer pollo — me di la vuelta, permitiendo que se las apañara sola.

 

Mis ojos como el mercurio se posaron sobre el cadáver del Chuck, con su rostro cubierto de sangre y la causa de su muerte clavada profundamente entre ceja y ceja. Chasqueé la lengua, lamentando la pérdida de uno de los mejores cocineros de la Triviani, y rodeé el cuerpo menudo para dirigirme a la despensa. Allí siempre había algún plato de pollo asado preparado para los habituales ataques de hambre que me asaltaban a diario.

Editado por Aland Black Triviani

Matriarca Triviani |http://i.imgur.com/YhxI8.gif| Familia Black
http://i2.minus.com/izZq0v6HLLv5v.png
~ Arpía | GrammarNazi | AntMan ~

Enlace al comentario
Compartir en otros sitios web

Unirse a la conversación

Puedes publicar ahora y registrarte más tarde. Si tienes una cuenta, conecta ahora para publicar con tu cuenta.

Guest
Responder a esta discusión...

×   Pegar como texto enriquecido.   Pegar como texto sin formato

  Sólo se permiten 75 emoji.

×   Tu enlace se ha incrustado automáticamente..   Mostrar como un enlace en su lugar

×   Se ha restaurado el contenido anterior.   Limpiar editor

×   No se pueden pegar imágenes directamente. Carga o inserta imágenes desde la URL.

Cargando...
 Compartir

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.