Floristería Las Tres Hermanas (MM B: 78830)

[Sagitas E. Potter Blue]

Estaba escondida en el vivero trasero, intentando recuperar el aliento. Aquella carrera por las calles de Londres me había dejado agotada pero no me había atrevido a hacer una desaparición ante tanta gente. Así que busqué un sitio donde dejar pasar a la gente que me perseguía y me metí en un callejón conocido, sucio y maloliente, al que daba una puerta conocida. Era un lugar que nadie imaginaría como la parte posterior de la Floristerías de mis hermanas, allá escondida entre contenedores de basura y material recicable que se había ido acumulando sin que nadie lo recogiera.

 

Contemplé en silencio la zona de cultivos de flores especiales. Amya y Hayame debían de haber abandonado aquella zona hacía tiempo pues crecían matorrales que mataban cualquier semilla que hubiera allá plantada. ¿Estarían bien? Avancé, cuando pude caminar, hacia la trastienda. Allí cambiaba la sensación de abandono. Los elfos debían haber hecho limpieza porque se veía todo muy ordenado (demasiado para que lo hubiera hecho Amya An). Sonreí. Ahora ya tenía una excusa para plantar nuevas semillas y ofrecer flores frescas a los clientes. Además, era mi ocio preferido cuando no estaba en el Circo, me encantaba la herbología. Por algo era una Sacerdotisa con un poder innato relacionado con el elemento Tierra.

 

Suspiré. Ya casi había olvidado las carreras y las huidas. Me puse un delantal, los guantes de jardinería y cogí varias herramientas. Me sentía feliz.

 

Hasta que sentí una voz que hablaba en la tienda. ¿Estaba abierta? ¿Es que los elfos la habían mantenido abierta a pesar de la guerra? Sentí un "Ya voy, ya voy" muy áspero y vi avanzar a unos de los elfos locos de Amya, arrastrando un caldero que hacía "toc, toc" en el suelo en cada golpe que recibía con una de sus patas. Tragué saliva, con algo de miedo. El elfo salió a recibir al visitante y dejó la puerta entreabierta. ¿Dónde había puesto la varita? Ese era mi gran problema, siempre la dejaba por cualquier sitio.

 

Asomé un poco la cabeza cuando el elfo le preguntaba con un seco "¿Qué desea?" a una figura masculina inconfundible. Sonreí pero después miré a los lados. Asomé un poco más la cabeza.

 

-- Seba... ¿Qué haces aquí? ¿Te pasa algo?

 

El elfo chilló al verme y yo chillé porque él chillaba. Vaya recibimiento le estábamos dando a mi amigo Seba...

 

@@Seba Granger

[Seba Granger]

Creo que esta vez tendría mas suerte, sentía un ruido que se acercaba por uno de los pasillos, -Hola, espero no importunar- señale al elfo que parecía un poco enojado, creo que debía haber mirado primero si la puerta tenía el letrero de abierto.

-De casualidad se encontrara... - no alcancé a seguir la frase cuando vi unos pelos violetas y luego escuchaba su voz, - Justo quien se asoma por allí- sonreí un poco al elfo aunque estaba casi seguro que esté no me regresaría el gesto.

Me sobre salte un poco por los chillidos de ambos, pero no estaba seguro si esto era característico por estos lares.

-Permiso- avancé algunos paso haciéndole el quite a la criatura con su caldero que había traído arrastrando, -Hola, venía de visita, a comprar algunas flores, no se por que siempre he creído que este es uno de tus negocios, ¿O estoy muy perdido en eso?- me sonroje un poco, al menos hace algunos años hacía lo había creído, ahora me estaba entrando una gran duda.

-¿Como estás?, veo que a punto de meter las manos en la masa, o en esté sentido en la tierra- me acerqué besando su mejilla en forma de saludo, luego miré hacía ambos lados esperando el esposo fantasma no anduviera por ahí.

 

 

@@Sagitas Potter Blue

[Sagitas E. Potter Blue]

No suelo gritar por mucho que mi familia diga lo contrario. Assí que me puse toda roja cuando me di cuenta del chillido que había soldado a mi amigo. Seguro que Seba se pensaría que estaba loca por chillar así. Aunque él actuó con naturalidad, como si no se hubiera dado cuenta o como si pensara que era algo normal. Como él avanzó, yo avancé también mi cuerpo por el vano de la puerta, aunque sin atreverme a cruzarla del todo.

 

-- Hola, Seba... Sí, esta negocio fue mío durante muchísimo tiempo. Llegué a tener un gran emporio de negocios en el pueblo pero... ya sabes... Las disposiciones gubernamentales prohibieron tener más de cuatro por vecino y yo, pues... Antes de cerrarlo, preferí que se lo quedaran mis dos hermanas locas. Al fin y al cabo, todo queda en familia y yo siempre he sentido un poco como que sigo siendo la dueña del negocio. Es un lugar que me apasiona. Las plantas me encantan y... ¿Ya lo sabías, no?

 

Olisqueé y, como un streeler, me atreví a salir de mi refugio y avanzar poco a poco hacia él. Sin embargo, él avanzó y me dio un par de besos como si no pasara nada. Y seguramente, no pasaba sólo que yo era una paranoica redomada.

 

-- Sí. Pretendía relajarme tocando tierra, abono, semillas... Ya sabes, un par de surcos de plantas raras y agua y se van todos los males. ¿Quieres pasar a la zona de los cultivos? No sé si has llegado alguna vez a verlos.

 

Y así nos alejábamos de la puerta. Miré al elfo, quien parecía estar enfadado porque le habían quitado su caldero, y le hice una señal para que cerrara la puerta. No sé... Estos días no era tan bueno dejar que la gente entrara sin más... Desde que los muggles conocían el callejón que no me apetecía verlos revoloteando entre las ciruelas dirigibles.

 

 

@@Seba Granger

[Seba Granger]

-Si recuerdo los tiempos en que varios tenían muchos negocios, creo haber andado en mas de alguno de los tuyos cuando era auror, no recuerdo si eras tu quien me atendías tu, aunque ahí no nos conocíamos mucho- nunca había estado muy de acuerdo con ese cambio en los estatutos me había parecido injusto a los que si eran emprendedores y no solo abrían negocios por abrir.

-Lo que te gustan las plantas si me tincaba, pero lo de tus hermanas no estaba seguro, supongo una de ellas me atendió la vez pasada que vine- talle mi barbilla un poco, -Aunque ahora que lo pienso no me dijo que no lo fueras- dude un poco con quien había hablado, igual como Sagitas lo hacía para salir de su escondite.

-Claro me encantaría verte con las manos en la tierra, me gusta lo que es plantar cosas, solo que mi elfo no me lo permite mucho, solo él se ocupa del jardín- reí un poco, la seguí hacía donde ella me indicara, -¿Solo cultivas flores? o también otras cosas, me gustan los árboles frutales, de echo ando buscando algunos para plantar cerca de las jaulas de las mascotas-

-Tu elfo me recuerda a mi elfina, siempre enojada- me despedí del elfo con la mano, -¿Como van las cosas?, el otro día tenía las ganas de pasarme por la Potter Black, pero no sabía si estarías-

[Lisette Ryddleturn]

Hacia tiempo que la bruja no pasaba por aquel negocio pero le había prometido a Hayame que la vería en aquel sitio para ayudarla a reactivarlo aunque fuera un poco

 

No querían que las plantas fueran a morir y en especial después de que les había tomado tanto tiempo el arreglar el sitio y reacondicionarlo para que volviera a funcionar

 

Pero para su sorpresa la puerta estaba abierta y parecía que las cosas se estaban moviendo lo que la preocupó un poco, sabía que Hayame no era la que estaba ahí

 

O quizás sí lo era? porque habían quedado de verse en aquel sitio y entonces quizá la pelirroja se había adelantado para abrir el negocio así que se asomó y entró despacito

 

-Hayame?... Amya, alguna de las dos está aquí adentro?... voy a pasar si no hay problema con ustedes!

 

Intentó avisar mientras que comenzaba a caminar despacito en el interior pero como no oía sus voces y no veía desastres, ahora si estaba preocupada así que apretó la varita fuertemente contra su pecho

[Tamarindo]

Muro (Novio de Tama)

 

Muro se había ido un momento del lado de Tama, sabía que ella lo notaria en falta pronto, pero es que quería conseguir unas flores para ella porque si, porque era un romantico y quería regalarle flores a si niña bonita. Que ella le discutía que no era bonita, y el aseguraba que si, asi que la discusión romanticona acababa en cuando ella decía que si ella era bonita, el tambien, asi que Muro aceptaba a regaladientes que ella le dijese que era bonito... ¿Quién en su sano juicio no ve que muro es guapo? LO de Tama es secundario, ella siempre discutiría que no era guapa.

 

Muro entró en la floristeria, aun no conocia muy bien a las amigas y familiares de Tama, pero sabía que esta floristeria era de confianza y sabía que lo iban a tratar mu bien... y que le venderían paniculata para Tama.

 

--HOla? Hay alguien aqui?

Editado 22 de Julio del 2020 por Tamarindo

[Sagitas E. Potter Blue]

Levanté la cabeza al sentir voces. No me esperaba que hubiera alguien allá fuera. Por lo que sabía, el ladrón había dejado la tienda cerrada para que nadie entrara. Seguía viva, eso era importante. Al menos de momento. En cuanto Hayame supiera que le habían robado aquellas semillas de sus carnívoras preferidas, me mataría y se acabarían todos mis problemas. O casi todos...

 

Primero escuché una voz femenina que identifiqué como la de Lyssette. Después, más tarde, la de un hombre. A éste no le conocía. En ambos casos, intenté llamarles la atención para que entraran en el despachito interior al lado de los viveros. Sin embargo, no me fue posible llamarles ni hacer ruido. Aquel maldito ladrón lo había hecho bien. Amordazada de forma mágica y con cuerdas que me inmovilizaban de forma muy precisa, era incapaz de moverme ni un centímetro.

 

Desesperada, pensé que me iba a morir allá encerrada si no eran capaces de encontrarme. Pero situaciones desesperadas precisan de acciones desesperadas. Así que sólo podía usar mis poderes de sacerdotisa. Podía hacer crecer las plantas y hacer que se movieran. Si podía hacerles entrar hasta allá, me oirían. Cerré los ojos y volví a quedarme como estaba, estirada en el suelo, intentando que todo se movieran.

 

En el exterior, las macetas empezaron a dar saltos y las plantas empezaron a extender sus hojas y raíces de manera que no fuera posible salir por la puerta. Quien estuviera, estaba atrapado y la única puerta de escape era la trastienda. Casi me desmayé del esfuerzo y tuve que pararme a respirar y a recobrar fuerzas. Creo que eso hizo que el interior de la tienda se descontrolara un poco.

 

Bueno, tal vez no tan "un poco".

[Tamarindo]

Muro (Novio de Tama)

 

Despues de un rato que no le contestaba nadie, y que la otra chica, rubia y guapa (no tan guapa como yo para los ojos de Muro) tampoco encontrase a nadie, las plantas empezaron a comportarse extraño. Tama le había recomendado a Muro esta floristeria, porque era de amigas/familiares, y porque eran buenas personas, pero no le había dicho que pasaran cosas tan extrañas, asi que el pensó que algo malo pasaba...

 

--¿Hay alguien ahi atras? ¿Se puede pasar? Esto no es normal...

 

Muro estaba alerta de que algo malo pasaba, no sabía lo qué, porque nadie respondía, pero no era normal que las plantas de repente crecieran de raices y ramas y bloquearan las salidas... Solo dejaba la puerta de la trastienda libre, cosa que le indicaba, como buen Ravenclaw que era, que tenía que ir por ahi porque las plantas se lo decían... O alguien que ayudaba a las plantas... SI es que el chico era muy listo.

 

--Oye, ven conmigo, no quiero dejarte sola con estas plantas creciendo...

 

Le dijo a la chica rubia y guapa, para que fuera con él a la trastenda a encontrarse con lo que hacia crecer las plantas. A lo mejor no era nada y solo era que las plantas estaban locas porque siendo de quien era la floristeria no le extrañaba, por lo que le habia contado Tama, que habia cosas como esas en ese sitio... pero no queria dejar a la chica sola y que se la comieran las plantas... porque crecían, cada vez mas despacio, pero crrecían haciendoles creer que el unico camino posible era la trastienda.

 

Muro entró con la varita en mano y vio a alguien atada y amordazada que no podía moverse y parecía inconsciente en el suelo...

 

--Ay Dios, esto no es normal. Ayudame, chiquilla!!!!

[Sagitas E. Potter Blue]

Había recuperado el aliento cuando sentí aquella voz masculina de nuevo. Ahora sí me sonaba. ¿De dónde salía aquella voz? ¿Se acercaba? Mientras pensaba a quién me recordaba, me esforcé en volver a llamar su atención. Hice que varias plantas se movieran hacia la puerta de la trastienda. Con los ojos cerrados y la mandíbula apretada por la fuerza de la concentración, obligué que una de las macetas se moviera contra la puerta y la empujara. En el intento, cayó tierra al suelo y eso provocó mi distracción. Suspiré y apreté la frente al suelo. Sentí su fresco y me sentía algo mejor pero me di cuenta que no tenía fuerzas para mucho más.

 

Se hizo el silencio y creo que fue porque desconecté por completo mi mente. Al menos hasta que sentí un grito que pedía ayuda. Abrí los ojos y miré lo poco que veía en aquella postura, tumbada en el suelo e inclinada hacia un lado. Sentí sorpresa al ver a la figura masculina que se preocupaba por mí. Esperaba que me desatara y me quitara la mordaza pero ya sabía quien era aquel muchacho. El novio de Tama, inconfundible a pesar del tiempo que hacía que no le veía.

 

-- Muro, ¿eres tú? -- Bueno, con la mordaza no creo que entendiera nada.

[Tamarindo]

Muro (novio de Tama)

 

Muro había entrado con la rubia a la trastienda y habia encontrado a una de las amigas de Tama, (no estaba seguro de cual de ellas porque todas de golpe y viendolas poco confudia caras con nombres, aunque ee pelo violeta era inconfundible, pero no recordaba el nombre exacto... ya vale de explicaciones entre parentesis) tirada en el suelo amordazada...

 

Se fijó que alrededor no había nadie peligroso y se agachó a intentar soltarla, pero no era facil, no eran cuerdas normales, tenían un hechizo encima... esto era cosa de magia, y nunca mejor dicho, asi que volvió a sacar la varita (que la habia dejado en el suelo para ir a dor manos a desatarla) e intentó quitarselas, probó de todo, hasta que consiguió aflojar la de las manos y poder asi soltarlas. Luego enseguida entre los dos, (Sugus y Muro) intentaron quitarse la mordaza de la boca para que pudiera respirar y hablar porque esto no era normal, entrar en una tienda y encontrarse a la dependienta amordazada y atada. ¡Habrase visto!

 

--¿Estás bien? ¿Qué ha pasado?

 

Dijo muro preocupado (por no recordar tampoco el nombre de la chica) por encontrarsela asi y aflojando como hizo con las manos, la atadura de los pies.