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Primeros Auxilios III


Kathy Daray Van Halen
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Al principio pensé que habrían muchas bajas en el curso, pues inicialmente solo unos cuantos se presentaron a la clase y solo un alumno cuyo nombre no registraba en la lista de estudiantes se nos unió. Pero al parecer, mientras encontraban el aula indicada, este personaje de cabellos rojos logró perderse. En un momento temí que a parte de los dos enamorados, el historiador, se hubiese perdido también. Pero allí estaba, listo para realizar su entrevista a la paciente.

 

Aquel que alguna vez fue mi lado humano sintió cierto sosiego al ver cómo los alumnos entablaban una empatía con Gertrude y le incitaban a reavivar sus más felices recuerdos. Después de todo, sin importar cuál fuera su ideología o creencia, sus actitudes reflejaban que de algún modo siempre habría compasión entre quienes compartían un papel en una sociedad.

 

Tomaba apuntes sobre el desempeño de cada uno. Quería registrar sus acciones y cómo se comportaban. Antes de que el último alumno pasara a dar su entrevista, tomé un pedazo de tiza y comencé a escribir dos conceptos en una pizarra que se hallaba en la pared opuesta al vidrio oscuro que nos separaba a nosotros de Gertrude y su dementor.

 

 

Emergencia: Es la situación de salud que se presenta repentinamente, requiere inmediato tratamiento o atención y lleva implícito una alta probabilidad de riesgo de vida.

 

Urgencia: Es una situación de salud que también se presenta repentinamente, pero sin riesgo de vida y puede requerir asistencia médica dentro de un período de tiempo razonable (dentro de las 2 o 3 horas).

 

Ejemplos de posibles casos de emergencias son: Pérdida de conocimiento, abundante pérdida de sangre o hemorragia, dificultad respiratoria prolongada, dolor intenso en la zona del pecho, convulsiones, electrocución, asfixia por inmersión, caídas desde alturas, accidentes de escoba/tránsito/aparición, etc (desparticiones). En estos casos, las personas no pueden manejar esta situacion y se necesita de los profesionales especializados para que puedan ocuparse de ella.

 

En cuanto a lo relacionado con urgencias, sólo lo constituyen los accidentes leves, es decir, que no son graves y en el cual las personas pueden controlarlos debidamente hasta que vengan los especialistas en atender la situación.

La tiza se detuvo tras dejar plasmada en la pizarra las definiciones que estaba pronta a explicar luego de que escuchara la conversación entre el historiador y la paciente. No obstante, algo andaba mal. El ambiente se tornó mas pesado que de costumbre.

 

Cuando atendía el caso de Gertrude sabía a qué debía atenerme, siempre iba por un poco de chocolate y una infusión de sangre para pasar el mal trago de haber estado junto al dementor. Esta vez todo era diferente. Varios patronus comenzaron a volar por toda la habitación, incluso algunos de ellos salían en pos de otros dementores por la puerta. No estaba segura de si eran procedentes de mis alumnos o si se trataba de algún otro mago de la época, pues como Gertrude, también habían otros magos y brujas recluidos allí por diferentes casos.

 

La instrucción inicial había sido la de no usar magia en ningún momento, sin embargo la ocasión lo requería, y si de alguna forma la historia se veía alterada, peor habría sido no hacer nada en nuestra propia defensa. Antes de poder salvar vidas o hacer algo por alguien, siempre se debe tener en cuenta el bienestar y aptitud del profesional para que este pueda asistir otras vidas en el futuro. Ahora nuestro futuro se veía amenazado.

 

Una alarma comenzó a sonar por todo el hospital mientras que luces rojas iluminaban los pasillos para alertar a la gente. El caos se desató. Los pacientes del pabellón mental escaparon. Aquellos recluidos por delitos cometían fechorías y delitos de gestión pública . Para los ojos muggles todo habría sido un desastre sin explicación, para nosotros la respuesta estaba en las varias sombras negras que deambulaban por ahí avivando los mas tristes y temerosos recuerdos de pacientes, médicos y enfermeras que se atacaban entre si.

 

Thomas era uno de aquellos pacientes cuya sangre familiar traía una historia de magos y brujas. Suponíamos que era huérfano, pues nunca recibió una visita de nadie. Su única compañía era su varita. Los demás médicos muggles pensaban que solo se trataba de una tonta ramita de la cual él no se desprendía, pero yo conocía su secreto y por ello tenía un trato con él. Le permitiría practicar pequeños y simples trucos de magia y encantamientos en mi oficina en horarios especiales, pero él no podría dejarse pillar por nadie. Thomas siempre fue muy inteligente y audaz, de hecho era difícil pensar que alguien tan elocuente como él podría terminar en un sitio como ese. La razón de su confinamiento estaba en que este era todo un sociopata. Se volvió mi caso personal luego de que yo lo pidiera en un exhaustivo formulario psiquiátrico. Sabían que él estaba mal pero no entendían qué tanto. Poco o nada entenderían los muggles de aquel entonces y de ahora lo peligroso que era tener a un chico rubio y agraciado proclamándose a sí mismo como el autentico Gellert Grindelwald.

 

Como por instinto, tras indicar a mis alumnos que abandonaran el aula me proponía a regresar a mi oficina para buscar los giratiempos que nos harían regresar a nuestro tiempo. -Les diría que esperen aquí, pero es peligroso. Encuentren un refugio. Yo iré a buscar los giratiempos a mi despacho

 

Era como si la guerra que se estaba llevando a cabo afuera se hubiese hecho de las suyas para llegar hasta el hospital. No fue sino que avanzara unos cuantos pasos para distinguir la rubia y salvaje melena de Thomas sacudirse mientras este agitaba su varita con orgullo lanzando un maleficio a otra indefensa mujer. Reía desquiciado.

 

-¡Thomas! -grité furiosa y a todo pulmón. Sus batas blancas salieron corriendo despavoridas mientras el seguía riendo por los pasillos cuya luz fallaba.

Debía ir tras él, pero la mujer era ahora algo mucho más importante. Le dejé escapar.

Me acerqué a ella y con cuidado le sostuve la cabeza. Apunté a sus costillas con mi varita y pronuncié un "¡Braquiam Emendo!" que le curaría sus costillas rotas y le salvaría por el momento. Ella ya estaba bien, solo debía reposar. Le acomodé mejor en el suelo y salí tras el culpable de ello.

 

Una anciana muggle intentaba huir del desastre que se desató en la zona de pacientes de la tercera edad. Para su infortunio se atravesó en el camino del veloz Thomas, quien le dirigió un "expulso" a la mujer que salió volando por los aires. Ella había perdido el conocimiento. Estaba a punto de realizar el debido encantamiento cuando escuché que nuevamente Thomas se dirigía a atacar a alguien más con un "Sectumsempra". Tuve que dejar a la inconsciente mujer para ir a asistir a quien Thomas hería. Corrí por los destrozados pasillos, haciéndome camino entre otras injurias y calamidades que allí ocurrían para detener al que llamaba 'mi caso especial'

Editado por Kathy Daray Van Halen

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Una alarma comenzó a sonar por todo el lugar empapando el ambiente con destellos rojos, la gente ahí adentro comenzó a saltar en pánico y, desgraciadamente, los dementores comenzaron a rodear el hospital para alejarse del poder mi patronus que mantenía un piso a la vez seguro del acecho de aquellas criaturas. Debía de tener una respuesta ante esas situaciones, mis compañeros podían ahcer lo suyo y sabía perfectamente que la profesora Kathy era capaz de resolver ciertas circunstancias.

 

- ¡Summon Warhorse! - De inmediato conjuré a mi miel corcel que utilizabamos los paladines para que me ayudara en las cuestiones defensivas de dicha institución. Sí, era un movimiento arriesgado por tener un corcel de esas dimensiones en los pasillos pero al menos podría mantener a ciertos criminales a raya y proteger a las personas que eran inocentes; por otro lado, mi patronus había recibido la orden de quedarse cerca de la planta de Gertrude, todo me indicaba que estarían a su acecho para darles 'el beso de dementor'.

 

- ¡Thunder Clone! - Conjuré de inmediato y dos clones de mi persona aparecieron formados de estelas de electricidad. - Ayúdenme con los pisos superiores, me mantendré yo con éste y los que están debajo.

 

Aquella invocación, como la anterior provenientes de la Orden de la Mano de Plata, me permitió creardos clones a partir de mi imagen, el clon posee la misma forma y composición que yo excepto por el hecho de que cuando desaparece explota en un halo de electricidad pues se compone enteramente de ella. Este tipo de poder requiere mucha precisión en la acumulación de la energía corporal para moldear la forma del clon, y gasta una considerable cantidad por lo que no se mantiene por mucho tiempo; sin embargo, dadas las circunstancias, valía la pena el esfuerzo para cubrir de mejor manera aquel sitio en ese caos recientemente formado.

El clon de trueno solamente utilizan poderes básicos como son la percepción y la fuerza sobrehumana, en el caso de que se creen dos clones uno poseé la percepción y el otro la fuerza sobrehumana, por separado. Puede desaparecer si es herido de gravedad por lo que no hay probabilidad de que sea eterno e indestructible. Así mismo, soy yo quien les da órdenes mentales y obedece solamente a estas órdenes como si fuera una marioneta. No podrán estar muy lejos de mi, por ello sólo la orden de estar en pisos superiores para que defiendan a los inocentes de ataques físicos y, si existieran magos o brujas ahí dentro, de ellos gracias a su percepción y fuerza.

 

Corrí por los pasillos y encontré a la anciana que estaba hablando acerca de su nieto y la relación de éste con el hijo de su amiga, se encontraba tumbada en el suelo soltando unos suaves quejidos. Eso era de preocuparse, estaba por desfallecer, rápidamente me agaché para observarla y noté que, afortunadamente, no tenía ninguna herida de gravedad y sólo eran unas pocas contusiones, pensando en un par de episkey logré curarla. Alcé mi vista buscando a su amiga y no la encontré por ningún lado cercano, me preocupaba que con tanta facilidad dejara a la anciana tumbada en el suelo, sobre todo después de que ella la consolara.

 

No, no debía de tener juicios acerca de las personas, uno no tenía el panorama completo de la situación y eso me predisponía a pensar algunas cosas en contra o a favor de mis propias ideologías. Tenía que seguir mi camino, poder ayudar a cuantas personas me encontrara porque, de cierta manera, yo había provocado ese caos. ¿Acaso no había ya un Ministerio de Magia que mandara a gentes para ese tipo de circunstancias?

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En medio de aquella locura que se había armado los ojos de la vampiresa se posaron sobre la pizarra que la profesora había escrito antes de que ellos entraran con Gertrude y su dementor. Que locura, los detalles que las personas notan cuando las situaciones llegan a un límite insostenible o están en medio de un conflicto o, como en este caso en el caos provocado por el ataque de los dementors y los patronus conteniéndolos.

 

Un sonido de alarma y luces llenaron el lugar y la vampiresa volvió su atención a su novio, viéndolo con desesperación y pidiéndole con la mirada consejo. Sabía que con solo verse podía entenderse. La voz de Kathy sonó por encima de aquel pandemoniun mientras algunos patronus desconocidos seguían surgiendo de solo Merlín podía saber dónde. ¿Buscar refugio? ¿Y el resto? Volvió a mirar a Seba y sintió la preocupación en su mirada, sabía que era por ella.

 

 

--Iremos al piso donde nos aparecimos, junto a las escaleras --lo único que se le podía ocurrir en ese momento, vio a Ishaya invocando hechizos de la Orden de Plata y sonrió. Dudaba mucho que Saya aprobase que la pelirroja utilizara sus "perdidos" poderes de la Orden Oscura.

 

El mago ya había partido al igual que la profesora y ellos dos se tomaron de la mano, para correr hacia un lugar seguro, pero para ninguno de los dos la idea de ocultarse les satisfacía del todo. Comenzaron a esquivar personas que corrían hacia el otro lado, atropellándolos casi. De repente los gritos vinieron de dos lugares diferentes y la pareja se vio arrastrada hasta casi separarse por el tumulto de gente desesperada. Por un lado una mujer gritaba y tras ellos un frío inmenso comenzaba a sentirse una vez más.

 

Darla insegura buscó con la mirada a su amado y le vió socorriendo a algunas personas heridas, sus miradas se cruzaron y ella le susurró con los labios que todo estaba bien. El nuevo grito de la mujer la hizo volver y lo alcanzó a distinguir, una mujer de mediana edad era arrastrada por un hombre joven, con un bisturí en la otra mano. Miró hacia atrás y luego a la mujer que se perdía con su captor en uno de los salones que habían atravesado para llegar allí. Corrió hasta él, A1, la mujer sollozaba dentro, con Edelweiss apuntando hacia dentro observó la situación, pensó que el hombre buscaba como escapar pero cuando tiró todo al piso en el lugar y se volvió hacia la mujer levantó la varita y le apuntó, él apuntaba el bisturí al cuello de la mujer.

 

--¡¡Desmaius!! --mientras la mujer se tapaba el rostro e intentaba cubrirse del hombre que parecía querer destrozar sus ropas y su cuello el rayo impactó sobre el hombre que cayó laxo al suelo --incarcerus --ya todo estaba perdido y la mujer desmayada, que más daba.

 

Arrojó lejos el bisturí, tras quebrarlo al medio, teniendo ya atado de pies y manos al delincuente al que sin piedad arrojó hacia la pared contraria. Se acuclilló junto a la mujer que estaba desmayada mientras curaba sus heridas con varios episkeys no verbales, por como había roto la rota en el pecho de la mujer y apenas había arañado su cuello Darla sospechó que no era exactamente la intención la de matarla. Suspiró y deseó lanzar un sectusempra contra aquel tipo y que muriese desangrado pero no era a ella a quien le tocaba hacer aquello. Tras dejar a salvo a la mujer, aún desmayada pero con las heridas curadas, se aseguró de encerrar en un armario al delincuente.

 

Para cuando salió de regreso al pasillo no podía ver a Seba por ningún lado, mordió suavemente su labio y se preguntó si debería volver sobre sus pasos a buscarlo o seguir su plan original.

 

--Expecto Patronum --el doberman apareció frente a ella --Seba, estaré donde acordamos, no volveré sin tí.

 

El animal lanzó un ladrido y salió disparado en busca del destinatario de su mensaje mientras ella seguía hacia el lugar acordado. Todo seguía siendo un caos.

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Cuando ya estaba fuera aun seguía sin ver al resto de mis compañeros me parecía un poco extraño que no hubieran llegado ya donde el resto estábamos, pero no era tan así uno de ellos por lo que parecía había estado siempre camuflado, Ishaya tras hacerse visible entraba para platicar con la paciente.


Tras algunos minutos de él dentro no sabía muy bien que había ocurrido ya que el dementor comenzaba alterarse, hacerse notar mas después de que al menos por unos minutos Gertrudes estaba aprendiendo a detenerlo un poco.


Un Patronus salió de la varita de mago haciendo que el dementor por unos momentos retrocediera pero no por mucho por que el frío se comenzaba hacer aun mas presente, ¿Que había hecho el mago?, parece que no solo había molestado al dementor de Gertrude sino que a muchos mas que comenzaban amontonarse en el sector que estabamos.


A esto seguramente se refería la profesora cuando nos había insistido que no usaramos la magia, pero ya todo estaba echo como ella misma nos lo indicaba lo mejor era ponerse a resguardo o mas bien intentar ayudar en lo que pudieramos mientras que la profesora se hacía de nuevo con los giratiempos que nos llevarían a nuestra epoca actual.


Observé hacia la sala donde estaba Gertrude una vez mas mientras escuchaba la voz de Darla la cual me indica donde podíamos ir, tras cerciorarme que el patronus de Ishaya cuidaría a la mujer, salí tras mi novia tratando de no soltar su mano con tanto empujones de las personas que corrían sin saber realmente que ocurría.


-Cuidado terminaran lastimados- vociferaba a algunas personas que chocaban entre ellas sin saber realmente hacía donde correr, la verdad es que pensaba que muchas de las personas que corrían ni siquiera sabían por que lo hacían, solo atinaban a imitar lo que todo o la mayoría hacía.


Como me lo venía temiendo en un momento nos separamos con Darla, sabía que la bruja había quedado mas atrás, arrastrada por el mar de personas que iban y venían, finalmente terminé en la misma habitación que habíamos comenzado donde se encontraba la escalera y tras la puerta la sala que parecía ser la urgencia.


Observé por la puerta, está vez con la varita ya en la mano, el frío se había apoderado de todo y los heridos se quejaban aun mas de lo que ya lo hacían, en la puerta contraría se podían ver unas sombras que intentaban cruzar la puerta, lo único que podía hacer por ahora era intentar ayudar a esas personas que al estar tan mal heridos serían unas perfectas victimas para los dementores.


-Expecto Patronus- susurro apuntando mi varita hacía la puerta, un león adulto salió de mi varita el cual rugió con fuerzas alejando a los dementores que intentaban ingresar, mientras este caminaba de un lado a otro en la sala trate de hacer lo que antes no había podido por la prohibición de no usar la magia, ya estaba claro que eso había quedado fuera por ahora.


Me fui acercando a cada una de las camillas para tratar de aliviar los dolores de los enfermos, algunos se notaban que estaban mas heridos que otros además de asustados por todo el caos que había quedado en el lugar.


-¿Saben donde están los médicos?- pregunte a un joven que tenía la mitad de su rostro vendado, además le había amputado una pierna y tenía muchas heridas en su cuerpo. Esté que indicaba que todos habían corrido creyendo que estaban siendo atacados.


Mordí mi labio por unos segundos, -Intentaré ayudarte, cierra los ojos y confía en mi- dije a este mientras apuntaba mi varita sobre sus heridas, susurrando varios episkey a su cuerpo, sabía que su pierna no se la podía devolver pero al menos trataría de que no sufriera mas, por que mientras mas dolor sintieran los dementores mas querrían entrar, por ahora mi león los mantenía lejos de nosotros.


Cuando acabé con el muchacho esté sonrió agradeciendo que hubiera desaparecido el dolor, le aconseje que aun así no se moviera y que por favor estuviera con los ojos bien abiertos por si algo pasaba, me acerqué hacía un nuevo biombo habían unos casos que solo necesitaban un episkey y mucho descanso, así que con esas personas no tardaba mucho cuando ya había procedido a curar al menos a 3 personas mas llego el doberman de Darla con el mensaje que me había mandado.


-Dile que estoy en la sala de urgencias, que tratare de ayudar a los que están aquí- señale al patronus que de inmediato regreso con su dueña.

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El patronus había regresado con un mensaje de su Seba, aquello no lo había vivido antes, mientras corría por los pasillos hacia las escaleras preguntándose por qué no se aparecía en el lugar simplemente. Claro que lo que ocurría a su paso lo explicaba, había tenido que desmayar y maniatar a algunos exaltados, había convocado más patronus al descubrir algunos dementors que se alejaron perseguidos por sus dóbermans. Con una mujer que lloraba había tenido que apelar a su glamour vampírico para calmar y hacerla relajar. Lo más complicado había sido con algunos pacientes que escapados del área psiquiátrica intentaban por todos los medios escapar golpeando las ventanas, aplicarles impedimentas o desmayarlos buscando que no se hicieran daños a ellos mismos o a los demás.

 

Bajar las escaleras no fue tan difícil, parecía que era una de servicio y la mayoría había corrido hacia una principal. Suspiró preguntándose como les iría a Ishaya y a Kathy, confiaba que Seba estuviera bien. Empujó la puerta y observó el panorama, maldición no podía haber tanto aroma a sangre mezclada con desifectantes y remedios. Parecía que cuando los que estaban allí habían huído no se habían preocupado por nada o mejor dicho por nadie. Claro que el terror que provocaban los dementores les debían haber trastornado porque no se hacía a la idea de por qué habían partido la mayoría dejando a los pacientes sin más.

 

Un hombre gritaba en una de las camas cercana a ella e intetaba ponerse en pie, Darla fue hacia él intentando calmarlo, decía sobre que lo necesitaban que debía irse e intentaba a toda costa levantarse a pesar de una herida que tenía al costado. La vampiresa intentó por todos los medios calmarlo pero él no parecía dispuesto a relajarse y antes de que pudiera utilizar sus poderes vampíricos el hombre comenzó a convulsionar. Darla maldijo mientras aplicaba episkeys a las heridas que habían comenzado a sangrar, buscó un frasquito entre sus ropas y dio de beber la poción para recuperar la sangre que llevaba en su bolsito de piel de moke y le aplicó díctamo en las heridas tras quitar las vendas y limpiarlas. Ubicó al hombre en la mejor posición posible quitándole la almohada para que su cuerpo estuviera lo más parejo posible. A su mente venían algunos hechizos curativos de su antiguo clan, pero mejor no intentar utilizarlos, no sabía si aún tenía esos poderes y no quería dañar más al herido.

 

Cuando estuvo segura que el hombre estaba mejor, observó el resto del panorama y se acercó a donde Seba estaba viéndolo con preocupación.

 

--¿Los muggles y los magos del Ministerio de esta época dónde están? ¿Qué ocurrirá en nuestro futuro? ¿Regresaremos al mismo lugar de donde partimos? --había un dejo de preocupación de Darla, más que nada pensando en su familia y los elfos de ambos, al menos se tenían uno a otro pero no podía dejar de pensar en una película muggle que había visto una vez, Volver al Futuro II y en ella cuando volvían a su tiempo todo había cambiado y debían corregir el pasado porque si intentaban ir hacia el futuro iba a ser uno alterno. Suspiró mientras tomaba las manos de Seba y le veía a los ojos.

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Cuando el patronus de Darla desapareció por la puerta hacía donde dirigían las escaleras seguí con el trabajo de darle un poco mas de alivio a los pobres heridos que estaban en sus camillas, me acerqué a la cama de un pequeño niño que parecía estar durmiendo o tal vez inconsciente. Cada guerra o pelea entre países o estados provocaba perdidas de vidas inocentes, y heridos que no tenían ni siquiera por que estar aquí, eran las consecuencias que a nadie le gustaban.


Intente no despertar al pequeño que se veía bastante maltratado, las magulladuras que tenía en la cara no era lo único que había, levanté un poco la sabana para ver que mas tenía y bajo estas las vendas manchadas en sangre dejaban ver que esté chico había estado en el lugar equivocado durante el último tiroteo, al menos tenía 3 impactos en el torso superior y un par mas en las piernas.


En esos mismos momentos me hubiera gustado tener otros poderes, poder saber si cada proyectil había sido extirpado de su pequeño cuerpo, por el rostro el pequeño no parecía de las de 10 años, con la varita en mano trate de curar algunas de sus heridas, aplicando mas episkey.


La puerta se abrió en el momento que le humedecía los labios con un algodón al niño, suspiré aliviado al ver que se trataba de Darla, al menos ya tenía una cosa menos de que preocuparme al fin la tenía cerca de mi de nuevo, en cuanto ambos nos desocupamos con los pacientes que atendíamos pudimos hablar de nuevo.


La observé con detenimiento mientras está me llenaba de preguntas que no sabía como iba a responder, -¿Estás bien?- fue lo primero que salió de mis labios, mientras la veía a los ojos.


-No se donde están todos, no se como todo se salió de las manos- pronuncie mordiendo mi labio, -Ni siquiera se para que lado se fue Ishaya y la profesora- añadí mientras le acomodaba un cabello, -Creo que lo mejor será buscarlo y salir de aquí antes que pase algo mas que impida nuestro regreso- trate de no parecer muy preocupado pero ella sabía muy bien como me sentía.


-Te prometo que haré todo lo posible por llevarnos a casa- bese sus labios con suavidad para luego tomarla de la mano, desaparecí con ella hacía el piso superior donde estaban las escaleras para no ser vistos, -Lo primero que debemos hacer es descubrir donde esta el despacho de la profesora- salí al pasillo para verificar como estaban las cosas al menos ya no había tantos gritos como la media hora anterior, le di el paso a Darla para que me siguiera mientras buscaba el famoso despacho y por consiguiente a nuestros compañeros.

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La vampiresa podía sentir el aroma de la sangre sobre el cuerpo de su novio, de hecho el traje que llevaba estaba manchando en algunos sectores, pero ella sabía que no era su sangre y eso es lo que la había hecho sentir tranquila y se había dejado llevar por la preocupación del regreso a casa. Por eso la pregunta de él le arrancó una sonrisa de sonrojo apretó suavemente las manos del mago mientras respondía.

 

--Si, si mi amor, estoy bien y tú? --él ya le respondía a sus propias dudas, sus miradas estaban fundidas el uno en el otro, demostrando su mutua preocupación.

 

Un suspiro escapó de los labios de Darla cuando él le acomodó los cabellos, seguramente el coqueto rodete que había peinado cuando llegaban ya no era más que un desparramo de rizos.

 

--Me parece bien vida mía y se que lo harás --susurró segundos antes de fundirse en un suave beso, lo abrazó más fuerte olvidando por unos segundos todo lo que había a su alrededor.

 

Segundos después aparecían en el piso en el que habían tenido la entrevista con Gertrude, Darla esperó que él revisara el pasillo antes de que le cediera el paso para juntos emprender el recorrido del nivel donde se suponía debían estar Ishaya y Kathy. La vampiresa cerró los ojos unos segundos y se concentró en las esencias a su alrededor, logrando captar la de la profesora.

 

--Por aquí --dijo a su novio mientras comenzaban a recorrer el pasillo hacia el lugar en que sentía a Kathy. En ese momento notó que aún tenía el largo vestido victoriano, ni se le había ocurrido cambiar sus ropas por atender a la gente y ahora que veía las manchas de sangre del hombre que había atendido comprendía el por qué de la preocupación de Seba.

 

--La sangre es de un paciente de abajo --comentó mientras señalaba su ropa --hice lo que pude por él --susurró mientras se detenía de golpe viendo la escena frente a ellos.

 

--¡Expeliarmus! --gritó apuntando al joven rubio que lanzaba sectusempras y otros hechizos a diestra y siniestra --cuidado amor --dijo mientras tomaba su mano y lo arrastraba con ella hacia la protección de unos armarios volcados que el desquiciado mago parecía haber volcado.

 

El rayo de Darla había impactado en el muchacho haciéndole perder su varita.

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Observé de reojo que Darla se quedaba quieta por unos segundos como intentando percibir algo que estaba seguro yo no podría al menos no con otras personas, sabía que aunque la Potter Black estuviera lejos de mi podría sentir lo que le pasaba a ella, pero eso me ocurría con su persona.


-¿Sientes algo?- alcancé a preguntar cuando la respuesta ya salía de sus labios antes que si quiera terminará de preguntar, seguí por el pasillo a la bruja tratando de correr a su ritmo, siempre había sido muy atlético pero la velocidad con una vampira no se compararía jamás con la de un simple mortal.


Respiré profundo cuando esta se detenía de nuevo desorientándome un poco por lo que acaba de decir, vi su vestido y entendí por que lo decía ahora, -Se que hiciste lo que pudiste amor, no te preocupes- sabía que atender a tantas personas y en ese momento de caos era muy difícil.


Los hechizos comenzaban una vez mas, sabía que uno era de parte de Darla pero no estaba seguro de donde venían los otros trate de enfocar la vista antes que esta tirara de mi y me pareció ver a un joven, ¿Que hacía ahí? no se supone que la magia no se veía en esos aspectos.


-¿Sabes quien es ese?- pregunté a Darla mientras me asomaba de a poco tras el armario, por un instante los hechizos dejaban de sonar y pude notar la varita a unos 8 metros de donde estaba ubicado el joven mirando hacía todos lados para ver quien lo había desarmado.


-Accio varita- dije antes que este pudiera alcanzarla de nuevo, -Incárcerus- pronuncie una vez mas para dejar al muchacho sin movimientos, las cuerdas salieron hacía su cuerpo atando sus manos, la segunda ató sus piernas haciendolo caer hacía atrás, y la tercera ató sus brazos a su tronco, mientras menos movimiento mas a salvo estarían las personas que transitarán por este pasillo.


Salí de mi escondite caminando hacía el mago que estaba en el piso el cual gritaba que lo soltarán que estaban abusando de un hombre enfermo, -Shhhh, creo que ya has armado suficiente jaleo- dije a este mientras buscaba a Darla con la mirada, me quité la corbata que llevaba puesta y la use para amordazar al mago antes que causarás mas revuelo del que ya había hecho.

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--No tengo idea amor, pero ha herido a varios --susurró la pelirroja a su novio en el reparo que habían conseguido.

 

Casi inmediatamente Seba se había hecho con la varita del joven mago y lo había atado, la vampiresa no pudo evitar sonreír. Para cuando ella se puso en pie su novio ya había incluso amordazado al mago al cual alcanzó escuchar que decía algo de Grindelwald. La mención de ese nombre la tensionó. ¿Sería posible que fuera él o como había dicho primero era un enfermo de la institución? ¿O ambas cosas?

 

Pero no tenía tiempo de pensar en ello se acercó a cada una de las personas heridas, algunas apenas habían recibido ataques menores, con lo cual unos cuantos episkeys y algo de díctamo fue suficiente. Más otros tenían heridas mayores, parecía que algunos habían sido víctimas de más de un sectusempra. Darla se arrodillo junto a un joven de largos cabellos castaños, raro para la época en realidad, su pecho sangraba abundantemente y tras las primeras curaciones con espiskeys reconoció que tendría que efectuar algo más contra aquel ataque con lo que parecía artes oscuras.

 

Sin dudarlo la pelirroja comenzó a recitar lo que parecía un suave canto, acompañada de algunas muy suaves florituras de Edelweiss sobre el pecho del joven que comenzó a respirar poco a poco más acompasadamente. Recurrir a sus conocimientos de maldiciones y defensa contra artes oscuras en una clase de Primeros Auxilios quizás no era lo que su profesora esperaba pero era lo que salvaría la vida al muchacho. Eso y una runa de sanación que con suavidad dibujó con su varita sobre el pecho, eso lo calmaría hasta que los muggles pudieran atenderlo. Buscó en el bolso de piel de moke y le dió un poco de poción restauradora de sangre.

 

--Creo que va a estar bien --dijo mientras se ponía en pie y se acercaba a Seba, su mirada se posó en el mago que aún peleaba contra las cuerdas y su mordaza --a él no se cómo lo vamos a ayudar más que impidiendo así que lastime a alguien más --Darla suspiró cansada mientras su mirada volvía a posarse en los calmantes ojos de su novio.

 

--Creo que ya podemos ir tras Kathy, la siento más cerca y hay que buscar a Ishaya.

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Un grito sa escuchó cerca de mi, un grito que silenciaron de alguna forma y eso me preocupó, me dirigí de inmediato hacia donde ubicaba la procedencia del sonido mientras sentía como Zaino, mi fiel corcel, y los dos clones estaban ya enfrentándose en sus respectivos pisos, lo sentía, ambas invocaciones eran parte de la energía que nos rodeaba, de lo que fueron formados, por ello necesitaba apurarme para intentar calmar todo el asunto ahí. Abrí una habitación y, para mi sorpresa, encontré a la amiga de la anciana, estaba siendo forzada... Corrí hasta ese hombre y lo tomé con fuerza de la espalda para quitárselo de encima, lo aventé contra la pared y le di un par de puñetazos antes de que cayera al suelo desmayado.

 

- ¿Estás bien?

 

La mujer seguía sollozando, no tenía daños físicos graves, todo lo que tenía era psicológico y no podía dejarla ahí, mantuve mi distancia e intenté darle unas cuantas palabras de aliento.

 

- Su amiga está allá afuera, - murmuré para no asustarla - está un poco débil, creo que las dos ya pueden irse sin problemas... no pierdan la fuerza que las ha mantenido hasta ahora.

 

Alzó la vista aquella mujer y le sonreí, me levanté y me retiré. Muchas veces lo único que podíamos hacer era brindarles un poco de fuerza, el empujón que necesitan para accionarse.

 

- ¡Expelliarmus! - Escuché y de inmediato un rayo salió disparado hacia mi persona impactándome de lleno saltando mi varita lejos de mi cuerpo chocando contra la pared de aquel pasillo; presté atención al mago que me había atacado y pude comprobar que no venía solo, eran agentes ministeriales, por lo menos habían llegado. Llamé de inmediato a mis dos clones, tenía que recuperar esa energía que había dejado libre si me iba a defender de aquellas personas ya que no sabían que yo era más su aliada que su enemigo.

 

- ¡Alcé las manos y no se mueva! - Me gritó en seguida aquel caballero mientras una bruja tomaba mi varita - ¿Cómo es que ha librado a este hospital del acecho de los dementores si está estrictamente prohibido para la comunidad mágica acercarse a este sitio? ¿Acaso no leyó los anuncios ministeriales o prefirió ganarse un boleto directo a Azkabán?

 

Ellos lo sabían, ellos habían controlado a los dementores para estar rondando en el hospital y, si, inclusive debían de tener conocimiento de todos los pacientes magos y brujas que atendían los muggles. Esto era imposible, demasiado extraño para que fuese real. Tenía que saber un poco más del asunto, no me iría hasta saber lo que en realidad pasaba en este lugar.

 

- Excusez moi, monsieur, - aproveché mi nacionalidad para ganar un poco de tiempo - desperté en el lugar y vi un dementor así que actúe de inmediato sin saber exactamente donde estaba. Venía escapando con mi familia del este de Francia por la guerra muggle y, al parecer, nos tocó un poco del fuego cruzado.

 

El grupo de agentes parecieron creerme porque se relajaron de inmediato, no bajaron sus varitas pero en su rostro se notaba que no era la primera vez que se enfrentaban con una noticia parecida.

 

- Suelen traer a los 'raros', así le llaman los no mágicos, a éste lugar, - me respondió el líder del grupo - se creo una división especial de San Mungo con Cooperación Internacional y el Cuartel de Aurores para mantener protegidas las instalaciones aunque, sí, es demasiado pesado estar rodeados de aquellas criaturas, pero no había otra forma de mantener a los magos tenebrosos alejados de aquí.

 

Eso era, de nuevo había juzgado mal antes de conocer todos los hechos. Continué escuchando, tal vez me daría un par de datos más antes de proseguir con mi camino.

 

- Necesitamos comprobar con su embajador acerca de sus registros, - eso no me gustaba para nada - después podremos reunirlo con su familia y entregarle su varita ya que lo que ha hecho es una violación a las normas de la Gran Bretaña.

 

Si querían revisar mis registros de la época sólo encontrarían mi nombre siendo buscado por atacar a inocentes en los pueblos cercanos al encuentro bélico, en ese entonces había decidido aprovechar de la situación y cazar a los muggles en medio del campo de batalla, dejando más muertos que de los que deberían de haber registrado. Afortunadamente llegaron mis clones detrás de mi, corrieron hacia el grupo de magos que, sorprendidos, apenas y pudieron reaccionar pero las heridas que les hacían sólo acelerarían el proceso; explotaron en una nube de energía que golpeo con fuerza a los agentes, tomé mi varita que dejó caer la bruja al golpearse contra una pared.

 

Corrí hacia donde estaría mi compañera del claustro ateneo, mi profesora Kathy Daray, nuestro tiempo aquí había terminado, Zaino estaría distrayendo a los agentes el tiempo suficiente para crear la distracción que necesitaba y, claro, ninguno sufriría nada relativamente malo, todo era parte del espectáculo. Mi patronus no lo podía desaparecer, ese se quedaría con Gertrude para que pudieran llegar los magos con ella, para que la ayudaran, sabrían que por algo mi cisne estaría a su lado. Serviría de ayuda.

 

Al menos había ayudado, el viaje no había sido en vano aunque, bueno, las cosas no debieron de haber resultado de ese modo.

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