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Conocimiento en Maldiciones + Cuidado de Criaturas


Juliens
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—No está mal, pero no los detendrá por mucho tiempo —dijo Bastian en cuanto se acercó a Ley —. Deberías comprar uno de estos —agregó tocando las alas de plata que, con el jaleo, estaban a la vista colgando en su cuello.

 

Aquel artículo era conocido ya por varias personas, era parte del primer libro de hechizos que vendían en el Magic Mall y que había sido escrito (copia a copia) personalmente por los guerreros Uzza. Esas alas en específico le permitían caer como una pluma desde grandes alturas. Pero de aquel libro eso era lo menos impresionante. Había un hechizo poderoso, un hechizo capaz de distorsionar el continuo espacio tiempo con una descarga impresionante de miedo y desesperación capaces de alterar la realidad. Solo el fuego podía destruir a los inferis.

 

—Espejo de Niebla Fuego Maldito —su varita tembló, dudando por un minuto, buscando en la fuerza de Bastian el poder suficiente para ejecutar aquella magia poderosa. Dudó, tardó un segundo, finalmente una lengua de fuego se hizo presente y adoptó la figura de una serpiente se enrolló en los dos inferis hasta que estos fueron reducidos a cenizas.

 

Se separó rápidamente de la bruja, aún había una bestia contra la que batallar.

 

—Orbis Bestiarum —silbó. El escreguto, oponiendo resistencia, se alejó del lugar ante el poder aplastante de aquel milenario hechizo.

 

 

—Lo estás haciendo bien, Bodrik —dijo Kelian al ver el trabajo de la chica. En realidad era un buen trabajo, y le costaba reconocerlo ya que la chica no termibaba de agradarle. Pero él, a diferencia de su padre, era muy bueno guardando las apariencias

 

Pero Kelian estaba también para ayudar con la clase, no solo para dar cumplidos a la sanadora. Se notaba su habilidad, trabajar con criaturas era casi igual de complicado (o sencillo, como se viera) que hacerlo con personas. Comenzó a mover la varita aplicando varios hechizos curativos para ayudar a calmar el dolor de la bestia. Sin embargo, murmuró un conjuro que con un rayo dejó totalmente fuera de combate (aunque a salvo y posiblemente ya sin dolor) al animal.

 

—Es muy peligroso para que esté consiente —dijo el menor de los Malfoy.

 

Estaban lejos de estar a salvo. Conocer maldiciones no era solamente poder lanzarlas, era saber reconocerlas y en ocasiones evitarlas. No exactamente como la defensa contra artes oscuras. Más básico aunque igual de complicado. Cualquier persona con dos dedos de frente podía decir que la peor de las maldiciones era el beso del dementor. Estaban demasiado cerca de la zona de dementores, logró ver a uno. Saltó en el aire, haciendo uso de la fuerza que le quedaba (usar aquellos dos hechizos le dejó un poco débil por un momento). Atravesó una gran distancia con la forma de un tigre blanco, aterrizó delante de Kelian y Bodrik en cuatro patas.

 

—Si despierta solo le harán más daño —agregó finalmente Kelian, y sus palabras se vieron interrumpidas por el rugir de su padre. En efecto, el rugir animal de su padre.

 

—Expecto Patronum —dijo aún en el suelo, con forma humana. No fue el hechizo más potente que había utilizando, pero fue lo suficiente para que él, su hijo y la estudiante de criaturas mágicas estuvieran a salvo —. Ley —gritó —Aleja a los dementores

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Observé a los infieris un momento pensando que se habían quedado allí, muertos para siempre hasta que escuché que Bastian se dirigía hacia mí. Despegué la vista de los cuerpos que yacían en el suelo y le presté atención y luego al objeto alado que no había notado que traía. Era bonito y extraño y no lo había visto antes... o eso creía hasta que recordé haber pasado un día sin nada que hacer por el magic mall y me puse a observar los libros de hechizos que obviamente no había podido comprar por no tener galeones. Maldije por lo bajo y observé las acciones del profesor.

 

Sin problema alguno y con unos elegantes movimientos de la varita recitó los hechizos necesarios para terminar con aquellas criaturas, si es que así podía llamarles. Conjurando un fuego maldito los desintegró a tristes cenizas. Observé atenta, aprendiendo de todo aquello. Como nota mental me puse el ir a comprar los libros apenas tuviera oportunidad.

 

Los otros chicos por otra parte, luchaban contra el horrible escreguto de cola explosiva dispuesto a matar y dejar mal herido a quien se le pusiera enfrente.

 

Una voluta oscura se acercaba rápidamente hacia nosotros... se trataba de un enjambre de dementores. Escuché la orden de hacerme cargo de ellos. Ya había conjurado patronus antes, así que no sería un problema, la cuestión era encontrar el recuerdo más poderoso que tuviera en cuestión de milésimas de segundo.

 

Me paré frente a todos y apunté la varita hacia las criaturas putrefactas que en segundos estarían succionando nuestras almas si no actuaba deprisa. Estaba tensa a causa de los infieri y de todo lo que estábamos pasando.

 

-Expec.. Expecto Patronum- tristes y débiles hilos plateados trataron de salir de la varita. Suspiré hondo y cerré los ojos un par de segundos. Comencé a buscar entre la oscuridad de mis recuerdos, sabía que algún recuerdo me haría suficientemente feliz, solamente que estaba aturdida. El recuerdo del nacimiento de mi hermano llegó a mi, recordé la felicidad que sentí al ver al nuevo integrante de la familia Gryffindor, el día en que me gradué con honores de la escuela muggle, la sonrisa de mi ser amado.

 

-¡Expecto Patronum!- Miles de hilos color plata salieron de la varita hasta lograr convertirse en un elefante africano. Era un patronus corpóreo perfectamente visible.

 

El animal barritó apuntando la trompa al cielo y corrió en estampida hacia aquella manada de dementores, cubrí mi rostro con una mano mientras observaba. Otros estaban cerca de mis compañeros -¡Vé, rápido!- le ordené y no lo dudó dos veces. Todos se fueron, solo la tenue luz del patronus iluminaba a los presentes.

 

-¿Se encuentran bien todos?- mi voz salió fuerte para que me escucharan bien.

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<<Como un mago tenebroso>> Pensó e hizo aparecer su varita en la mano derecha. Algo sabía de magos tenebrosos.

 

Es bosque ciertamente tenía algo extraño, una energía maligna y antigua que los rodeaba, que parecía inundar cada palmo de terreno, que se les pegaba a la piel con cada paso como sudor frío. Era un sitio intrigante y oscuro. Prefirió guardar silencio y permanecer alerta, podía perderse las conversaciones banales pero no estaba dispuesta a que se le escapara cualquier indicio de ataque, un grito, un rugido, un murmullo a lo lejos.

 

Avanzaban en dos grupos ligeramente separados. Ella iba en la vanguardia junto a Ley y Bastian, con la misión de aturdir e impedir que las criaturas del bosque les hicieran daño. Mientras que el grupo que iba con Kelian, su sobrino, los seguía unos metros más atrás con la tarea de curar a las criaturas. Parecía un chico hábil y mucho más educado que su padre, realmente sería una pena que se viera afectado a causa de la rivalidad que mantenía con Bastian. El chico le había dedicado unas miradas muy curiosas hacía un rato, como si quisiera conocerla. ¿Sería igual que su padre?

 

Un ruido interrumpió sus pensamientos y acalló las conversaciones que mantenían más atrás. Beltis aguzó la vista y vio que a lo lejos se acercaban varias criaturas. Un hipogrifo de porte amenazante, inferis y un escruto de cola explosiva. Este último amenazaba el flanco que ella protegía.

 

- Y yo que quería usar la maldición de los demonios alguna vez... -se lamentó y dio pasos decididos hacia esa especie de escorpión enorme y con aguijón. No había visto muchos animales como ese en su vida, era una especie que había sido creada por experimentos muchos, muchos años atrás y que ahora se creía casi extinta. Ver uno era difícil, y criarlos más aún.

 

Sin dejar de avanzar hacia la criatura, apuntó la varita hacia el tronco de un árbol caído.

 

-Expulso - murmuró por lo bajo, casi de forma inaudible.

 

El tronco salió despedido hacia el animal, golpeándolo con fuerza y derribándolo. La criatura cayó con un golpe seco sobre la tierra, dejando parte de su abdomen desprotegido y a la vista. El animal no dejó de luchar ni cuando lo golpeó el trozo de madera, comenzó a debatirse en una maraña de patas para volver a ponerse en pie, intentando darse impulso con la cola para enderezarse y volver a atacar. Tenía que darse prisa.

 

- Sectusempra -el rayo salió de su varita directo el abdomen del escreguto de cola explosiva.

 

- Aquí hay otro -alzó la mano en dirección a su Kelian y Bodrik para que atendieran al pobre animal-. Está vivo, pero no por mucho si sigue sangrando.

 

Antes de que pudiera seguir hablando, notó cómo la temperatura descendió abruptamente, se le erizó la piel y un escalofrío le recorrió la columna. Miró el rostro de cada uno de sus compañeros y enseguida comprendió lo que sucedía. Varios dementores descendían hacia ellos. Beltis se quedó mirándolos fijamente. Solo escuchaba gritos agudos en su mente y como el frío hielo se partía bajo sus pies. Se hundió en lo que parecía un mar de clavos gélidos que le arañaban la piel, hasta que el dolor punzante en el hombro la hizo dar un respingo.

 

Apretó la varita entre sus dedos. Había aprendido a vivir con esos recuerdos, a abrazarlos como parte de sí misma y de su historia, por lo que no podían herirla con ellos. Miró de reojo a Ley, quien intentaba conjurar su segundo patronus, si no lo lograba, Beltis tendría que hacerlo. ¿Recuerdos felices? Tenía algunos, incluso ella podía tener algo a lo que aferrarse y luchar.

 

Pero no fue necesario, Ley logró ahuyentar a los dementores.

 

- Bastian ¿Seguimos avanzando? ¿o vas a repartir chocolate? -seguía teniendo las manos congeladas. Después de la clase iría a la taberna por una jarra de vino espaciado o whisky de fuego -. Hay que llegar a la torre.

 

Comenzaba a impacientarse. ¡Quería ver ya la dichosa torre u obelisco!

 

 

 

 

 

 

 

 

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Cerró los ojos y se concentró, dejando la isla lo nutriera. Sintió rápidamente sus energías recuperadas. El obelisco no lo estaba consumiendo, posiblemente ni siquiera quería hacerle daño. Eran las dos brujas, casi seguro, las que perturbaban la fuerza oscura del lugar. Sus corazones no estaban lo suficientemente corroídos como para causar una buena impresión ante el ente que reinaba aquella antigua isla. La fuerza de los ataques aumentaría conforme sus pasos los acercaran más al corazón de la magia.

 

—Bien hecho las dos, si logramos escapar de este sitio les daré una medalla. Quién quiera chocolate que lo consiga —dijo el mortífago y señaló con la varita el camino.

 

Él mismo se puso de pie con su varita en alto. Además, y aunque intentaría no usarla, sacó la espada de la vaina y la sostuvo con la mano izquierda; había aprendido a usar ambas manos con la misma facilidad. La magia fluía mejor en la diestra, más natural para él, por lo que la espada se desenvolvía con soltura en la siniestra.

 

—Delante de ustedes encontrarán varios obstáculos más. Animales furiosos, animales que han perdido su "humanidad" y que ahora responden únicamente a los más perversos instintos. Los dementores que Ley derrotó son de los normales, es posible que nos hagan frente unos mucho más perturbadores; criaturas que tienen incluso cierta capacidad para luchar con un patronus corporeo. No será nada fácil.

 

Quizá aquel no era el momento ideal para recordar a todos que el obelisco era mucho peor que el peor de los escenarios que pudieran imaginar. La fuerza de atracción de aquella reliquia buscaría en el más recóndito de los sitios tratando de encontrar impurezas, buscando recuerdos reprimidos. Muchas personas preferían ser consumidos por la maldad de la torre que recordar que en realidad no son tan buenas como piensan.

 

—Cuando sientan una atracción irresistible hasta el centro de gravedad de la isla tienen dos opciones: Luchar para ocultar sus más perversos secretos y arriesgarse a que estos no salgan a la luz para complacer al espíritu que habita este milenario lugar; y la otra es dejarse llevar, dejar que la atracción haga visible la peor de tus maldades, cosas que posiblemente juraron no hacer; cosas que se podrían considerar ilegales ¿Están dispuestos a arriesgarse?

 

Se colocó detrás de Beltis y Ley. Ellas dos serían las encargadas de abrir camino, mientras él se encargaría de defender directamente a Kelian y Bodrik

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Al terminar con el ungüento el animal comenzó a dar pequeñas muestras de mejoría, razón por la cual aunque permanecía acostado en la hierba, hacia pequeños movimientos que denotaban la mejoría, era cuestión de minutos para que pudiera ponerse en pie, pero un par de gotas de poción revitalizante debían bastar para que la criatura terminara de restablecerse.

 

-Muchas gracias- dijo inmediatamente al comentario de Kelian. Un chico muy cortes teniendo en cuenta que su padre, prácticamente no la había determinado.- Estoy de acuerdo contigo, los Hipogriphos son fuertes y peligrosos si no se les sabe tratar-. No estaba segura de cómo podría tratarlo, pero a ella le parecía que tutearlo sería apropiado debido a su edad. El animal estaba inconsciente, pero las pociones seguían su curso y seguro al despertar estaría en perfectas condiciones.

 

El grupo no dejaba de avanzar, Ley había acabado con los inferí en una forma en que para Bodrik era poco apropiada para un miembro de la orden del fénix, pero ella no estaba allí para criticar, así que guardo silencio y avanzo junto a Kelian para seguir al pequeño grupo que Bastian estaba guiando hacia un centro.

 

Pero como no todo es color de rosa los Dementores comenzaron a descender decididos atacarles y seguramente buscando besar alguien. Bodrik aferro su varita lista para realizar el hechizo que convocaba su patronus, y estaba a punto de responder algo al peli azul, pero una vez más el Malfoy le ordeno a Ley que se hiciera cargo y a su vez un tigre blanco apareció frente a ambos chicos con su apariencia fantasmal, protegiendo tanto a Kelian como a Bodrik de la influencia de las criaturas.

 

El camino había sido despejado por Ley y la hora de continuar con el avance había llegado. Como era típico de Bastian, nada le había gustado la petición de chocolates, pero en cambio ofreció medallas y mientras reflexionaba aún su deseo de salir de allí, miro con asombro como el Malfoy sacaba una espada que había estado llevando consigo.

 

-Dementores mas perturbados- repitió casi en un hilo de voz. No se imaginaba enfrentando ese tipo de dementores, pero por fortuna Bastian se paraba frente a ellos para protegerlos mientras Beltis y Ley enfrentaban a las criaturas y seres que habitaban la isla demoniaca.

 

-Por si las dudas – levantó la varita par amostrársela al peli azul, lista para atacar a cualquier dementor colado.

 

@Julines Malfoy

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Iba a la cabeza del grupo, tratando de abrir camino en un bosque que se iba tornando más espeso con cada paso, la luz casi no atravesaba las capas de follaje y el aire comenzaba a enrarecerse; una buena señal. Se adentraba sin saber muy bien qué dirección tomar, se guiaba por el instinto, allí donde más peligro parecía haber, allí donde la vegetación parecía cerrarles el paso. Conocía bien la magia negra como para no detectarla inmediatamente. Si la torre era como Bastian decía, el camino hacia ella no debía ser fácil y probablemente estuviese flanqueado por más criaturas desquiciadas.

 

Aún así, sentía una extraña comodidad, casi como si no fuese una intrusa. No dejaba de pensar en el escreguto y en las pocas ganas que tenía de enfrentarse a ella, parecía que Beltis no hubiera sido su objetivo. Miró de reojo al resto de grupo. Bastian avanzaba con total despreocupación, mientras que los demás se iban rezagando, en el rostro de las brujas se notaba el desasosiego y sus ojos estaban inundados de miedo. Volvió la vista al frente, esperando que ese miedo no atrajese a más dementores, pero sabía que lo haría, lo notaba en el aire gélido. A unos metros de ella, notó que algunas hojas secas comenzaron a caer, pocas. Y sin viento.

 

Alzó la varita y aguzó la vista. Entre las ramas se movían varias sombras con asombrosa rapidez, y mientras más se acercaban, más patas peludas contaba.

 

- ¡Acromántulas!

 

Empujó a Ley a un lado antes de que una le cayera encima.

 

- ¡Crucio! - Beltis apuntó a la acromántula, mientras otras dos aparecían entre los arbustos. Apretó los dientes y volvió a murmurar - crucio...

 

La monstruosa araña se comenzó a retorcer en el suelo mientras Beltis continuaba torturándola. No conocía a la otra bruja, pero no creía que la clase fuese un éxito si esa chica saliese lastimada. En otra situación, tal vez las cosas hubiesen sido diferentes. La acromántula por fin cedió y quedó tendida sobre el suelo sin sentido. Cuando se dio vuelta vio que las otras dos arañas gigantes se abalanzaban sobre Bodrik y Kelian.

 

- Imperius

 

Hizo que la araña que se encontraba bajo su poder atacara a la otra inmediatamente para evitar que le hiciera algún daño a su sobrino. Beltis se acercó con la varita en alto tratando de vislumbrar un hueco entre la maraña de patas pero era casi imposible, ambas luchaban con movimientos salvajes tratando de derribarse y clavarse los colimillos. La temperatura seguía descendiendo y el suelo comenzó a cristalizarse en una capa de escarcha plateada. Los dementores de los que Bastian les había advertido estaban ahí.

 

Descendían sobre ellos y ya apenas lograba ver nada. Ordenó que la araña bajo el imperius se retirara hacia ella y alzó la varita suplicando acertar. Bastian estaría ocupado con los Dementores junto a Ley...

 

- Sectusempra.

 

El rayo verdoso salió despedido de su varita donde hace un segundo se encontraba la acromántula y se perdió en la espesa oscuridad. Un gruñido y un golpe seco fue lo único que escuchó a continuación como confirmación. Sin embargo, no pudo seguir atacando. Una extraña fuerza captó su atención, susurros de una voz áspera en un idioma que hacía tiempo ya no hablaba.

 

"¿Te acuerdas de la primera? ¿Recuerdas el hielo bajo los pies, la sangre en su piel y sus ojos suplicantes? Porque yo sí -la voz resonó en una gélida risita, que se mezclaba con una tonada familiar y dulce-. La vieja a la que le quitaste sus recuerdos y su último aliento. ¿Cuánto tenías? ¿seis, siete? Te recuerdo temblando."

 

Beltis extendió la mano y tocó el cuerpo de la acromántula. Sonrió mientras sus compañeros se debatían con los dementores, lanzando patronus plateados. A ella ni se le acercaban. Sabía donde estaba la torre; la estaba llamando.

 

 

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Los dementores se habían ido, los chicos habían logrado curar al hipogrifo y los infieris eran cosa del pasado. Habíamos logrado superar a gritos y sombrerazos la primer dificultad que se nos había presentado, pero según Bastian se venían cosas peores. Sólo había conocido una clase de dementores, entonces lo más probable sería unir fuerzas si es que los demás querían ya que un solo patronus a lo que entendía no serviría de mucho. Era hora de seguir adelante, comenzamos a caminar. Beltis iba al frente y yo tenía la mirada puesta en todos lados, sin embargo la visibilidad se estaba haciendo menos ya que el follaje de los árboles estaba bastante espeso.

 

A pesar de todo lo que habíamos tenido que enfrentar hasta el momento no sentía miedo, sólo debilidad. Era como si los dementores se hubieran llevado mi alma, pero aún estaba allí. Alcé la vista adelante cuando escuché ruidos y me di cuenta de que algo andaba por los árboles. Enormes acromántulas comenzaron a bajar y aunque no eran muchas representaban problema y un gran peligro. Saqué la varita tratando de ayudar.

 

-Desmaius- el rayo color escarlata salió de mi varita pegando directamente en una enorme araña que apenas bajaba en dirección a mis compañeros. Teníamos que protegernos entre nosotros y salir con vida, éramos un equipo desde el momento en que nuestros nombres quedaron juntos en la clase que se unió con la de criaturas.

 

El doble de frío que antes comenzó a sentirse y a llenar de escarcha las hojas de los árboles y plantas que se encontraban alrededor nuestro. Un frío que quemaba los huesos, que te dejaba sin aliento. Al voltear hacia arriba las horribles criaturas putrefactas, si, los dementores... Habían regresado y eran el doble que antes. Sin dudarlo dos veces levanté la varita apuntando hacia ellos.

 

Dejé que el recuerdo de la ceremonia que hace poco habíamos llevado a cabo en la orden me llenara, dejé que la felicidad recorriera mi cuerpo y sentí la varita vibrar ante el poder de la magia que llevaba dentro.

 

-¡Expecto Patronum!- los miles de hilos volvieron a salir para unirse y formar a el elefante africano que corrió en estampida hacia las criaturas golpeandolas y alejándolas de allí, pero eso no era suficiente porque eran demasiados. Volteé a ver a Beltis y a los demás pero cada quién parecía ocupado en otras cosas. Bastian estaba allí cerca y esperaba que me ayudara conjurando un patronus también.

 

Una sensación extraña se me vino encima, como de mucha pesadez. Era como si alguien estuviera cerca tratando de hecharseme encima pero no entendía nada. Volteé a los lados buscando una explicación y ayuda por parte de los demás mientras conjuraba otro patronus...

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Las cosas no marchaban nada bien durante el recorrido por la isla misteriosa. Estaba repleta de dementores horrendos y fuertes, además gran cantidad de criaturas peligrosas rondaban los alrededores, unas muy fuertes y otras sanguinarias, pero ella estaba ahí para cuidar a las criaturas que resultaran heridas, diferenciando las verdaderas de las Morpheadas. Con la ayuda de kelian, Bodrik estaba logrando un buen desempeño dentro del curso, Ayudando al hipogrifo que había sido herido por Bastian.

 

Estaban lejos de terminar su labor pues mientras seguían avanzando nuevas criaturas aparecieron cerca del grupo amenazando con atacarlos si es que se descuidaban. Un grupo de Acromantulas avanzaba y fue Beltis la primera en atacar. Bodrik generalmente no temía a la arañas, pero estas no solo eran gigantescas, sino que también tenían fama de alimentarse de carne y de ser extremadamente agresivas, por lo que la pelinegra se quedaba cerca del Malfoy pues así se sentía un poco más protegida, eso sí, no bajo su varita ni un momento.

 

De todas formas aunque esa criaturas no eran de su aprecio, le parecía bastante cruel usar el maleficio torturador con ellas y no pudo evitar una mueca cuando Beltis, la utilizo con una de ellas. Verdaderamente ella no conocía a la bruja, y a pesar de que Bastian había advertido que la torre controlaría la mente de todos sacando los más oscuros deseos, tal vez eso sucedía con su compañera.

 

En todo caso, mientras la pequeña Lockhart se acongojaba por l cruel maleficio un par de los enormes arácnidos se lanzó contra ellos haciendo reaccionar al Peli azul al igual que a ella misma – Deprimo – pronuncio el hechizo y el rayo que salió de su varita causo un agujero de 1 metro de perímetro y uno de profundidad. Este agujero estaba justo a 50 centímetros de su profesor y de ella misma.

 

Cuando el rayo impacto en el suelo causando el agujero, ya la araña que Beltis controlaba se había lanzado en contra de las dos atacantes. Un lio de patatas y colmillos amenazaba con hacerles daño, pues para una sola araña era demasiado difícil controlar a las otras dos, pero cuando la misma Beltis apartó la araña que controlaba y Bodrik tuvo visibilidad, realizo su segundo hechizo – Incarcerus - dijo apuntando con su varita de fresno al cuerpo de la araña más cercana. Una cuerda fue directa para sujetar las 4 patas traseras de la bestia, Otra de las cuerdas presionaría con fuerza y la última estaba aprisionando las antenas.

 

El animal dio tumbos mientras por todos los medios intentaba deshacerse de las cuerdas mágicas hasta que sin más cayo en el agujero que tenían frente a ellos – aún nos queda una- susurró al muchacho suplicante- hasta que vio el sempra que su compañera había lanzado a la pobre araña que antes había herido y ahora se perdía en la oscuridad, tan solo con un golpe seco- ¿estará muerta? Deberíamos auxiliarla – realmente le daba escalofrío de solo pensar que deberían ayudar al bicho.

 

El frio aumentaba de intensidad cada vez más hasta formar una escarcha plateada sobre el suelo que pisaban, mientras la segunda araña caía víctima de un desmayo realizado por su compañera ley en el momento justo que estaba por atacarlos y un na docena de dementares furiosos venían contra ellos – Bastian son demasiados - Grito Bodrik lo más alto que pudo para que el mago los ayudara, pero tanto el cómo Beltis parecían inmunes al poder de las siniestras criaturas y por el momento ley se defendía.

 

Kelian por fortuna reaccionó – Expecto patronum –invocó casi al unísono con el más joven de los Malfoy recordando el día en que su abuelo la llevo por primera vez a volar en su escoba. Un Loris enorme salió desde su varita saltando por todas partes y arremetiendo contra los dementares. Los patronus corpóreos de Bastian, Ley, Kelian y Bodrik apartaban los furiosos seres y mantenían a salvo al cuarteto, mientras Beltis parecía seguir su propio camino como si la llamaran, mientras Bodrik y Kelian avanzaban para buscar a la acromantula que debían sanar.

 

@ Malfoy

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Se iba a arriesgar, naturalmente. Nunca había sido demasiado precavida y los años solo le habían mostrado que tenía pocas a las que temer; la mayoría dentro de ella. Así que solo existía una opción y era ir a la torre para conocer sus más oscuros secretos. La temperatura continuaba bajando, pronto vio que entre la poca luz parecía que una manto de escarcha plateada lo cubría todo, matorrales, piedras, acromántulas. Los demás luchaban con sus patronus brillantes contra los dementores, pronto conseguirían librarse de todos ellos. La acromántula se mantenía a su lado, a pesar de que su instinto le indicara que debía a huir de aquellas terribles criaturas encapuchadas. Acomodó la capa y de un salto se aupó sobre la araña.

 

Se aferró al cuerpo peludo y se inclinó para volver a susurrarle la maldición. Jamás se le había pasado por la mente utilizar a una de esas asquerosos bichos como transporte, pero caminar en la oscuridad hacia un sitio que no conocía se le antojaba una tarea complicada en esas condiciones. La acromántula la llevaría entre el espeso bosque y través del complicado terreno con rapidez, evitando más criaturas desquiciadas. Cerró los ojos ¿la soportaría? Al parecer sí, era pequeña, una bolsa de huesos, así que no debía ser una carga para aquella bestia.

 

- A la torre.

 

Tras la orden, las ocho patas se pusieron en movimiento. En un abrir y cerrar de ojos dejó al grupo atrás y se perdió en la espesura del bosque mientras trataba de no perder el equilibrio a causa de los extraños movimientos de la araña. Subía rocas y se colaba entre ramas imposibles, pasaba por encima de arbustos con una facilidad impresionante, sin embargo ese ritmo solo le revolvía el estómago a la rusa. A cada paso, su cabeza parecía romper en gritos, recuerdos y rostros. Uno tras otro, los recuerdos que debían atormentarla solo pasaban ante sus ojos como espejismos antiguos, imágenes que reconocía como parte de ella, parte de lo que era. Las ramas golpeaban su rostro y le abrían pequeñas heridas.

 

Pero de pronto, salieron a un claro donde la brisa era fresca. Frente a sus ojos apareció un obelisco de negra y lustrosa piedra que se erigía en medio. Su fuerza la atraía como un imán. Bajó de la araña y se dirigió hacia la construcción maldita, tenía que alcanzarla y averiguar qué era y por qué producía esa atracción sobre ella. Mas unas sombras le flanquearon el paso, un grupo de encapuchados surgieron de la tierra y se acercaron susurrando en otro idioma, la agarraron de los brazos y su tacto quemaba con un dolor sordo. Beltis los miró incrédula, ahogando un grito de dolor, reconoció sus cicatrices y sus voces, pero no se detuvo y con facilidad se desprendió de ellos. Solo eran traidores. La piel donde la habían rozado seguía quemando.

 

Pudo dar apenas unos pasos cuando otra figura se le apareció. Esta vez el espectro estiró una mano negra hacia el cuello de la bruja y apretó con fuerza. A pesar de que le producía una nueva quemadura, siguió avanzando y atravesó un nuevo recuerdo maldito. Sus sacrificios iban apareciendo con cada paso y le iban dejando marcas sobre la piel cada vez que hablaban o la tocaban. Sentía que tenía la piel en carne viva, sin embargo, no podía ni quería dejar de avanzar.

 

Antiguos amores, asesinatos, familia, a su hija; la vida que podría haber tenido y la vida que eligió. ¿Se arrepentía de todas esas decisiones? Seguía apartando sombras pero cada vez le costaba más. Así había sido desde el comienzo, ya había sufrido en su momento por cada dirección que había tomado ¿por qué seguía preocupándose por ello? Estaba tan cerca... que si estiraba la mano casi podía tocar la piedra.

 

Los últimos pasos fueron una tortura, sentía como si la estuviesen desollando viva. Quería gritar pero no tenía fuerza para eso. Llegó. Se dejó caer sin saber por qué sentía esa extraña obligación de acercarse al obelisco. Estiró lentamente los dedos y acarició la piedra y sonrió. Se le escapó una carcajada entrecortada y agachó la cabeza. No tenía fuerza para mover ningún músculo más.

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Todo era perfecto. Las cosas se había salido de control tal cual Bastian lo quería. No estaba en sus manos, del todo, predecir como actuaría el obelisco/torre (se mostraba de forma intermitente entre ambas formas) pero había algo seguro: Se trataría de defender, intentaría de alguna forma expulsar a todas aquellas personas que se resistieran a la natural oscuridad que vivía en el interior de absolutamente todos los seres del mundo.

 

Ley y Belts habían rendido su ser, su cuerpo completo ante el poder de las circunstancias. De su hermana no le sorprendió, ambos sabían de lo que el otro era capaz y las actividades de aquella tarde habían sido más bien moderadas. Ley no logró mantenerse firme. Y es que la verdadera oscuridad surgía de una persona justo en momentos como esos. Cuando la vida colgaba de un hilo. La gente, naturalmente, solía consolarse, ocultarse y justificarse en las circunstancia. Pero cuando se trataban de maldiciones imperdonables todo era diferente. Solamente si de verdad lo deseabas, si en lo más profundo de tu corazón había al menos una grieta que resumiera oscuridad podías darle la fuerza necesaria a una varita para que aquellas maldiciones tomaran forma de un hechizo real.

 

Kelian dejó, por un momento, su faceta de cuidador de criaturas y por un segundo Bastian se pudo ver cuando joven. El rostro firme pero temeroso muy en el fondo. Se vio haciendo las pruebas físicas para ingresar a la agencia, se vio demostrando que podía matar si es que se lo ordenaban de esa forma. Se vio fuerte, capaz de cualquier cosa que se le ocurriera. Nunca supo cual fue el recuerdo que Kelian utilizó pero un enorme felino surgió de su varita: una pantera. Valkyria le había dado a Kelian más de lo que ella creía. Alejó a muchos dementores.

 

El mortífago cerró los ojos por una fracción de segundo y absorbió, usando su vínculo con la naturaleza, el poder que el obelisco emitía a montones. Bastian no temía, las criaturas no tratarían de repelerlo. Él era ya parte de la isla y no sería rechazado mientras su oscuridad aumentara con el pasar del tiempo.

 

—Bien hecho muchacho —dijo Bastian mientras se ponía de pie.

 

Kelian sonrió, aunque no le gustaba reconocerlo le agradaba mucho cuando su padre reconocía su habilidad (cosa que pasaba con muy poca frecuencia). Agitó la varita de nuevo con fiereza, otra pantera se hizo presente en el lugar. Alejó a los dementores restantes y caminó junto a su invocador para protegerlo.

 

—Ley, habrás notado que en realidad todas las cosas que hay aquí perdieron un poco el interés en ti en cuanto usaste una maldición imperdonable. Liberaste tu oscuridad, el obelisco lo sabe y trata de atacar solamente a la bondad que aunque lucha no logra vencer totalmente a la oscuridad. Con Beltis pasó lo mismo, lo le importó torturar a aquellos animales de la forma más cruel. El ente dejó de prestarle atención. Fue yo quien encontré este sitio, su oscuridad sincronizó con la mía. Jamás me hará daño. Kelian tiene pecados que acepta, que le duelen pero que no trata de encerrarlos. Aún así hay bondad en su corazón, la isla le presta atención pero poca. Bodrik, si quieres salir con vida de este lugar deberás abrirnos tu alma, dejar que las grietas liberen toda tu maldad...

 

El ente que vivía ahora en su cabeza, y que era una porción de la mismísima isla mezclada con su conciencia, sintió el tacto de Beltis en el obelisco.

 

> transfirió, mediante el ente y el obelisco, sus pensamientos a su hermana. Bastian solamente escucharía lo que ella eligiera compartir.

 

—Pero no te preocupes Bodrik. Tu misión en esta clase era arreglar todo el daño que causamos. Tú no debías descubrir, como lo hicieron tus compañeras, que es la oscuridad lo que da más fuerza a las maldiciones. Cuando dejamos que las grietas de nuestra alma se abran la magia (y no solo las maldiciones) tiende a incrementarse, a mostrarse más fuerte a través de una varita mágica.

 

Agitó la varita mágica y dos pequeños cuadros de tela negra aparecieron en las manos de Ley y Bodrik.

 

—Es túnica de Dementor. Estimulará su oscuridad de tal forma que no serán atacados. Bodrik, si decides no ceder es mi obligación protegerte como profesor de esta clase, lo mismo para ti, Ley, pero ya cediste y es mejor que dejes esa herida abierta.

 

Se acercó a Kelian y le brindó su capa de viaje. No tenía nada que saliera de un dementor u otra sustancia oscura. Pero serviría para proteger a su hijo.

 

—Caminen, cuando todos toquemos al obelisco desapareceremos de la isla. Es el único camino de salida...

 

 

*********

 

Chicas me ha encantado rolear con ustedes. Me ha gusta mucho que sigan el rol, que entiendan la ambientación del lugar.

 

Espero que, como yo, se hayan divertido un montón.

 

Me sobra decir que las tres están más que aprobadas, y espero que nos encontremos de nuevo por algún lado xD

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