Astronomía II

[Katherine Anne Rosier]

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Katherine entró en el aula. Ya acostumbrada a su aspecto, no la sorprendió en que, al poner un pie en la clase, su cuerpo se elevara un par de metros, y al instante, el aula se oscureciera, iluminada únicamente por decenas de pequeñas estrellas. A su vez, los planetas del sistema solar, a pequeña escala debe decirse, aparecieron a su alrededor, como una imensa maqueta.

La Rosier se movía gracilmente entre los diferentes cuerpos celestes, y de vez en cuando, se paraba ante uno, lo observaba atentamente, haciéndolo girar con las yemas de los dedos, y sonreía. Nunca se había considerado una experta en aquella ciencia, pero le fascinaba, e impartirla, le encantaba.

El sonido de la puerta al abrirse la sacó de su ensimismamiento. Sus dos estudiantes entraron al aula, y como ella, se elevaron un poco por encima del suelo. Katherine se les acercó, sonriendo, y se presentó:


- Buenas noches, bienvenidas a la clase de astronomía. Primero de todo, me gustaría que nos presentásemos. Yo soy Katherine Rosier, y estoy aquí para enseñarles el bello arte de la astronomía. Porque la astronomía, a parte de ser una disciplina de la magia, es un arte, o una ciencia, como prefieran llamarle. Observar el cielo, dibujar mapas, conocer a los dioses de antiguas mitologías, que nos han llevado a reconocer las constelaciones, calcular las diferentes rutas de los planetas y estrellas -hablaba con suma suavidad, cuidando cada una de sus palabras.

<<Si desean tratar algún tema concreto, que sea de su curiosidad, díganlo, que, al estar ustedes graduadas, tengo la obligación de hacer una clase más avanzada, más práctica, y menos teórica. Así que espero que hayan traído su capa de viaje, tal y como les indiqué.

<<Antes de marcharnos, primero, quisiera que hicieran una vuelta por aquí, por el sistema solar, y que me dijeran algo sobre uno de los planetas que les guste, que les llame la atención.>>

Cuando acabó su pequeño discurso, se acercó a la Tierra, que prácticamente cabía entre sus manos, y la hizo girar varias veces entre ellas, con la mirada clavada en la Luna, que giraba junto a esta.

- Tenemos los planetas, pero también los satélites, cuerpos celestes que giran alrededor de otro más mayor, pero que pese a ello, no se consideran planetas, al no ser lo bastante grandes. Acompañan al planeta en su translación alrededor de una estrella.

Tenía ganas de acabar aquel trozo de clase y poder salir por fin del aula. Tenía preparado un viaje muy especial para aquella ocasión, y por nada del mundo, quisiera que, ni ella, ni sus alumnas se lo perdieran. En la anterior clase, por varios problemas, casi no habían tenido tiempo, pero, teniendo en cuenta quiénes asistían a la clase, era probable que fuera más fácil. Una de ellas, era Catherine, quién, pensó divertida la Rosier, le había impartido clases a ella en la Academia. Y la otra, Bel, una de las empleadas de su departamento.

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@ Editado 8 de Noviembre del 2015 por Katherine Rosier

[Melrose Moody]

-Freya ¡Freya! -llamó la mujer a la desesperada.

 

La elfina ingresó a la habitación en el preciso instante en que Catherine se encontraba peleándose con una de sus medias, intentando meter su pie izquierdo sin éxito.

 

-¿Dónde diablos se encuentran todas mis túnicas?

 

La elfina negó con la cabeza y se acercó al armario. Al parecer, había instalado algún tipo de novedoso sistema mediante el cual había conseguido que entraran todos en aquel diminuto espacio. Catherine sin embargo, negó con la cabeza y pidió automáticamente una sencilla túnica negra.

 

-Puedes irte -anunció, aun algo ofuscada consigo misma, debido a que apenas había conseguido calarse las medias aparte de la ropa interior.

 

Ésta era de algodón negro, y debido a que la prenda era única, pronto estuvo vestida al completo y se puso las botas negras de fieltro con rapidez. Luego, se colocó encima la capa y se la abrochó a la altura del cuello con un broche con el símbolo de su casa. Satisfecha, concluyó su labor con el sombrero negro y tomó la varita de su mesita de noche, metiéndola en el bolsillo izquierdo. Como si fuese lo más natural del mundo, se acercó a su chimenea y tomó un poco de polvos flú. Pronto, se metió ella misma en aquel reducido espacio, con dirección a la academia.

 

Estuvo sacudiéndose las cenizas todo el camino hasta el aula de astronomía desde su llegada, de forma que pronto tenía un aspecto normal y decente, como cualquier bruja. La sorpresa llegó cuando, al ingresar, notó que se elevaba un par de metros por encima del suelo. Miró hacia abajo con una sensación grata en el pecho y luego alzó la vista hacia la mujer que comenzó a presentarse.

 

Fue bastante concisa y Catherine creyó que no la conocía de nada, por lo que se presentó formalmente.

 

-Mi nombre es Catherine Stark -dijo simplemente, haciendo una parca venia e ignorando, como siempre, su primer apellido-. Sentía mucha curiosidad por esta clase y... -dirigió una mirada alrededor; le gustaba cuanto veía. Así, se acercó hasta un planeta que estaba un poco más alejado y despedía destellos azulados y verdes. Tomándolo entre sus manos, como si lo cargara en peso, con las palmas hacia arriba continuó- si se habla del sistema solar éste es mi favorito -sólo entonces percibió que Bel se encontraba también en la sala. Catherine no había notado el momento en que había ingresado-. Urano. Séptimo en orden de cercanía al sol y uno de los dos con movimiento retrógrado, catalogado como el gigante helado -suspiró-. Sí, me interesa mucho, aunque debo decir que declinaría mi interés por éste si hablásemos de asterismos, como el triángulo del verano.

 

Calló entonces, pues supo que había hablado demasiado. Bel tomaría la palabra, de seguro. Ella notó como Urano giraba entre sus manos y una sonrisa fugaz relajó su expresión. Podía notar, de seguro gracias al efecto mágico de aquel espacio, los anillos delgados, finos y elegantes que lo rodeaban un tanto inclinados, aunque en teoría no debían verse de forma tan simple.

 

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[Rory Despard]

Me había costado decidir entre Astronomía y Transformaciones el curso que llevaría ese mes en la Universidad. Y si algo había terminado inclinando la balanza hacia el primero había sido un artículo encontrado en una vieja revista sobre el famoso triángulo de verano, del que no conocía nada más aparte de haber escuchado su mención en una antigua canción que le gustaba mucho a mi madre muggle.

 

Vega, uno de sus vértices simplemente me había fascinado. Esa lejana estrella, que decían era la quinta más brillante en el cielo nocturno y que muchos situaban por detrás del sol en importancia.

 

Lamentablemente entre las ocupaciones del bando, que se habían incrementado por la organización del Big Fénix y el campamento de Halloween, mi negocio con Garry y el trabajo en el departamento de Criaturas, no había tenido chance de averiguar algo más respecto a todo ese mundillo, y me sentía una total novata en lo que se refería a la materia.

 

En todo aquello iba pensando mientras iba lo más rápido que podía hacia el lugar donde se dictaría la clase. Cuando llegué noté que ya la profesora se encontraba en clase, y también la que sería mi única compañera.

 

Sentí una mezcla de pánico y desagrado al comprobar que se trataba de Katherine Rosier y Catherine

 

Ingresé en silencio con la idea de pasar desapercibida, pero en cuanto puse un pie al interior ¡comencé a flotar! alegrándome de haber desechado la idea de colocarme un vestido y haber optado por esos jeans y polera que traía para la clase, alcancé a escuchar la presentación de la que hasta hace unos días había sido mi jefa en el departamento de criaturas.

 

Escuché la presentación de ambas mujeres. Era mi turno, y francamente no estaba de humor para los protocolos.

 

- Lamentablemente las conozco a ambas, y creo que las dos me conocen de sobra así que no viene al caso hacer presentación alguna. - observé con desdén a Katherine, pues todavía no perdonaba el hecho de habernos dejado abandonados con la clasificación de criaturas- un planeta favorito, la verdad que he sido poco de observar el cielo, pero en las contadas ocasiones que en mis clases lo hice me pareció siempre fascinante Saturno- de la misma forma que Catherine lo había hecho avancé hasta la distintiva representación de Saturno y la giré con la yema de los dedos- aunque la auténtica razón de mi estancia aquí tenga que ver con lo que ya mi prima mencionó. Me interesa también saber un poco más del triángulo de verano, especialmente de Vega.

 

 

[Melrose Moody]

Bel parecía estar de mal humor y Catherine no alcanzaba a entender por qué. A pesar de todo, le divertía sobremanera que así fuera, aunque intentó disimular lo mejor que pudo. Lo que no la sorprendió fue que dijese que su planeta favorito era Saturno; de hecho había estado preguntándose en qué momento iría a soltarlo. Su prima era tan obvia como común: se había limitado a elegir el planeta más llamativo del sistema solar.

 

Sin embargo, no había esperado que supiera de los asterismos y menos aún que estuviese interesada justamente también en el triángulo del verano; a pesar de su obvio mérito, Catherine no pudo evitar sentir que era más bien ella la que había descendido a su nivel. No era un pensamiento bonito para tener pero no podía evitarse, especialmente cuando acababa de decidir que su prima era común y obvia luego de lo de Saturno.

 

Para disimular su sinsabor, se acercó entonces hacia otro de los espacios, uno que no conocía y que se hallaba un tanto más lejos que otras constelaciones cercanas. Era un espacio sin luz, como un pozo profundo que giraba sobre sí mismo y absorvía la luz a su alrededor. Catherine sabía lo que era aunque no conocía su nombre. Era, sin duda, el más cercano al sol aunque la idea de la proximidad de algo como eso la aterraba.

 

Por alguna razón, los agujeros negros hacían que evocase la imagen de Káiser. Aquella alma había hecho lo mismo: había absorvido toda su energía, había matado sus poderes y se había llevado toda la luz para luego dejarla en las tinieblas mientras renacía en otro cuerpo más fresco, una vez más, dejándola atrás.

 

Notó que se había abstraído demasiado, por lo que se acercó nuevamente, ofuscada por su momentánea distracción y desasosiego y deseosa por empezar. Ya se había impacientado suficiente.

 

-Entonces ¿cuándo comenzaremos con lo que sea que vayamos a estudiar? -a pesar de que había pensando en un inicio disimular su mal humor no redujo su tono ni un ápice- A este paso hasta estudiaría los cráteres de la luna con tal de empezar ya -agregó con pésimo talante.

 

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Editado 19 de Noviembre del 2015 por Catherine Stark

[Rory Despard]

- Pues creo que solo Katherine, no tu, esta Katherine- señalé frunciendo el ceño a mi ex jefa de criaturas- lo sabe con certeza. Créeme que a mí tampoco me hace mucha gracia perder mi tiempo, o mi dinero.

 

Mi prima se había ido a observar algo que en realidad no alcanzaba a ver, pero como era tan extraña le resté importancia al asunto, y más bien volví mi atención hacia el punto en aquel inmenso lugar donde se encontraba la brillante Vega, la estrella que me había cautivado.

 

- Dicen que también los centauros la adoran ¿sabes? las historias que se han tejido de esta estrella son tan hermosas y tan variadas- aunque no contaba con que las demás me prestaran atención las palabras salieron en un tono bastante alto- y es tan curioso que cada vértice del triángulo de verano pertenezca sin embargo a una constelación distinta.

 

Vega que formaba parte de Lira, Deneb de la constelación del Cisne, y Altair de la del Águila.

 

- ¿Sabes la historia tras cada una de las constelaciones Stark?- era un problema que ambas se llamaran igual así que opté por llamarlas por el apellido como una forma de distinción- quizá hasta que nuestra profesora nos indique que más haremos podríamos compartir alguna de esas historias tan increíbles nacidas del propio genio de los hombres antiguos.

 

Estiré los brazos y cerré los ojos unos momentos para disfrutar de la sensación de ingravidez a la que comenzaba a habituarme. Y cuando los volví a abrir me acerqué a mi prima y me animé a tocarle el hombro.

 

- Vamos, si también estás interesada en el triángulo de verano es un hecho que sabrás las historias tras cada estrella que lo conforma. Podría ser interesante por lo menos debatir que llevó a los hombres a creer en esas historias. ¡Ah! Pero déjame a mí la historia de Vega.

 

 

Me recosté en el aire entrelazando mis dedos por atrás de mi cabeza. Era una posición bastante cómoda

 

- Porque francamente hablar de los cráteres de la luna...

[Melrose Moody]

-Como si realmente creyeses que yo lo consideraría algo interesante -rebatió de mala gana.

 

Para su mala suerte, no podía recostarse como lo hacía su prima ante sus ojos, debido a que vestía una túnica y gracias a la ingravidez, podían ocurrir "accidentes" si se descuidaba intentándolo. Le concedió, eso sí, la información sobre los centauros debido a que no estaba interesada en las criaturas mágicas aunque algunas se le habían pegado como la peste en el pasado, así que poco o nada sabía de ellas. Los conocimientos que tenía de las mismas eran algo meramente práctico.

 

Catherine estaba intersada más en Deneb que en Vega. Visto desde el punto de vista de la historia en sí, el mero hecho de estarlo era un tanto triste, ya que Deneb representaba el puente que unía a los dos amantes, Altair y Vega, en una noche especial al caer el verano. En otras versiones, se trataba simplemente de un hada que hacía las veces de cuidadora al reunirse la pareja. Era paradójico debido a que era la estrella más brillante de su propia constelación.

 

Dejó entonces que Bel empezara con su historia. No era precisamente que no la hubiese oído con anterioridad si no más bien que el recuerdo de la primera vez que alguien se la había contado hizo que su vista, por un momento, se tornase borrosa. La voz resonaba en su mente con semejante claridad que Catherine se echó la culpa de su momentánea debilidad. Aquella actitud melancólica iba mejor con Pandora, quién por cierto, estaba muerta. Se serenó al seguir escuchando la voz de Bel. Evans no era Khayman y Khayman podía, por lo que Catherine sabía, estar ya muerto.

 

Igual que Armand, igual que la propia Pandora.

[Rory Despard]

- Nunca se sabe contigo en realidad

 

Me giré una vez más tratando de ver en que estaba tan entretenida Rosier, lo suficiente como para todavía no dar más indicaciones, pero rápidamente perdí el interés por ella y me volví a mi "prima" que tras su escueta frase no había vuelto a decir absolutamente nada más.

 

- Creo que dije que empezaras tu relatando la historia, por lo mismo que tan sobrada vas de conocimientos astronómicos y de cuanto conoces a los planetas y demás.

 

Al menos yo había sido sincera en señalar lo poco y nada que sabía del mundo astral y los cientos de conocimientos acumulados durante siglos de la observación del firmamento. Si en cambio Catherine quería dárselas de sabelotodo, pues que lo probara, sino, no pasaría de ser una charlatana egocéntrica.

 

Fue entonces que noté que su semblante había cambiado por completo y dejaba traslucir cierta tristeza. Intrigada por el repentino cambio volví a incorporarme (?) y me animé a por primera vez en lo que iba de la clase mirarla directamente a los ojos.

 

- Hey, hey, sabes que con todo y nuestras diferencias no te considero una mala persona...si sabes a lo que me refiero- dudé sobre lo siguiente a decir pero finalmente lo solté- tienes tus cosas de cuando en cuando pero no es como si fueras mortífaga o algo así.

 

Me animé a darle un par de palmaditas en la espalda, con el temor de que quizá una muestra de cariño más afectuosa me ganara una maledicencia de la mujer, y una sonrisa nerviosa asomó a mi rostro. Mencionar a la marca no era de ninguna forma casual, y aunque no creía en los reportes de que frecuentaba el caldero envenenado...

 

Bueno, ya lo había dicho, ahora tocaba esperar la reacción de ella al respecto. Sea que hablara o que callara, sabía que su sola reacción me daría luces de en que dirección iban ahora los ideales de mi "prima".

[Melrose Moody]

Catherine se quedó, por unos instantes, congelada. Luego, soltó una sonora y divertida risotada.

 

Era tan irónico que su prima hubiese mencionado a La Marca Tenebrosa justamente en ese momento que Stark no pudo menos que reír. La respuesta ni siquiera valía la pena. Negó simplemente con la cabeza, aunque su cuerpo continuó agitándose de forma convulsa por un buen rato; en ningún momento aclaró qué era lo que negaba, aunque después dijo:

 

-No dije en ningún momento que fuera sobrada de conocimientos -su voz estaba algo rota por culpa de la carcajada que se había pegado pero continuó-. En cuanto a la historia, si te detienes a pensarlo, en ningún momento mencionaste que empezarías, simplemente que debíamos compartir la información, en caso estuviese enterada... -se aclaró la garganta y concluyó- como sea. Todo lo que sé de eso es una vieja narración china, que menciona a Altair y Vega como amantes que son unidos por el puente que forma Deneb al finalizar el verano -sintió que había dado un resumen mediocre, por lo que se atrevió a agregar-. Estoy segura que es una información mínima respecto a lo que Rosier podría mencionarnos.

 

Se volvió y miró de reojo a la mujer pero ésta parecía poco dispuesta a compartir con ellas algún tipo de información de momento. Vagamente, se cuestionó hasta qué punto podría reclamar la falta de interés flagrante de su "maestra" y si no hubiera sido mejor consultar libros directamente. Ya no recordaba si había llegado a adquirir un telescopio en el magic mall...

 

Luego, sus ojos brillaron y se limitó a alzar la mano izquierda, invitándola claramente a que compartiese su parte. Después de todo, su prima parecía estar también bastante informada del tema a pesar de que había asegurado lo contrario con total descaro.

[Rory Despard]

¿Se reía? Bien, definitivamente nunca podría predecir las acciones de Catherine. Pero al menos me sentía más aliviada que aquel gesto adusto no estuviera más dibujado en su rostro. En realidad, le sentaba bien la sonrisa, y se hacía el doble de sorprendente dado lo poco que solía usarla...

 

- No lo dijiste pero ya sabes, muchas veces no es lo que dices, sino como lo dices lo que hace la diferencia- repuse a sus palabras mientras alzaba la mano de forma teatral para intentar "atrapar" un puñado de estrellas- si, ella sabe más pero ya vez tú que no parece dispuesta a contarnos nada.

 

Me acerqué un poco más a Catherine para susurrarle al oído

 

- A lo mejor y le molestó mi "presentación". Ya sabes como suelen los miembros de las familias estiradas de Ottery, como leí una vez en el libro de un escritor latinoamericano muggle, suelen "confundir el cu.lo con las témporas" y quien sabe ahora mismo lo que esté pensando de nosotras.

 

Reí tras decir aquello y entonces me tomé la barbilla unos instantes intentando recordar las cosas que había leído en esa revista.

 

- Bueno, yo lo que puedo contarte es lo que leí en esta revista que llegó a la casa el mes pasado. Me la envió mi madre muggle, ella siempre es tan perceptiva, pero no suele revelarte las cosas, sino que por su cuenta recopila lo necesario y luego te lo muestra cuando lo considera oportuno- sonreí pues era un aspecto de ella que me había costado entender en sus inicios- supongo que no se olvidó de mi mención acerca de porqué encontraban tan fascinantes los centauros el observar las estrellas.

 

Tosí para aclararme la garganta antes de continuar

 

- El artículo no se centraba tanto en la Estrella del Verano, sino más en contar la historia de las constelaciones a las que cada vértice pertenece. En el caso de Vega, pues pertenece a la Constelación de la Lira, que forma parte del mito de Orfeo ¿de seguro sabes quien es no? - no sabía de la vida que había llevado Catherine pero yo si que había crecido sabiendo de las historias que narraba la mitología griega y la de Orfeo siempre me había parecido de las más trágicas- La lira se la regaló su padre, Apolo, y Orfeo solía tocarla de forma tan dulce que los animales salvajes y los árboles se emocionaban al escucharle. Así enamoró a una bella ninfa, Eurídice, pero ya sabrás del triste destino de ella, y que arrastró también a Orfeo, que al no superar la prueba de Hades y no poder recuperarla, enloqueció y murió de forma terrible.

 

"La muerte, ese paso al que no puedes eludir y que llega de forma inesperada" pensé unos instantes, antes de retomar la charla.

 

- Los griegos creían que Zeus compadecido de él, decidió unirlo de nuevo con su amada en el cielo, siendo la Lira el símbolo de dicha unión y la que da nombre a la constelación- Había hablado más de lo previsto, al punto que quizá Catherine pensara que el decir que no sabía de Astronomía no había sido más que falsa modestia- y bueno, me emociono mucho con estas historias, y me conmoví que bueno seguí tratando de averiguar un poquito más ¿no te pasa a ti? ¿conmoverte por las historias de amor trágicas?

[Melrose Moody]

No se atrevió a decirle que poco o nada había comprendido. Es decir, no se trataba de que no estuviese enterada del significado de las palabras que había utilizado si no más bien la combinación de ellas lo que no abarcaba. El que le mencionara a su madre por culpa de la revista que había leído tampoco mejoró su impresión ¿qué podía importarle a Catherine la madre de Bel? La había mencionado sacándola de la nada. En cuanto a la historia de la constelación, no era que no la conmoviese, era sólo que su sentido del ridículo estaba más desarrollado que el de Bel.

 

-Me temo que sobrestimas mis conocimientos -respondió, acompañando sus palabras con un bajo aunque audible bufido-. Por supuesto, me interesa una buena historia, si es como suele decirse "digna" de ser oída. Pero no estaba familiarizada con esa narración en particular -rodó los ojos intentando olvidar el agujero negro que había visto momentos antes-. Deneb pertenece a la constelación del Cisne, es todo lo que sé. Me conmueven las historias en general; no necesariamente románticas o trágicas, aunque quizá tengamos distintos conceptos de lo que es "conmoverse".

 

Stark se sentía estafada por aquella clase. Debido a que Rosier no parecía tener voluntad alguna de dictarla más allá de una sosa presentación, Catherine empezaba a cuestionarse si realmente tendría que pagar por ella; después de todo ¿no era acaso que lo único que habían hecho era estar paradas allí, mirando el material que Rosier les había preparado pero que no parecía estar dispuesta a usar?

 

-En cuanto a usted, Rosier ¿será que al menos me dirá como bajo de aquí? -Catherine miró alrededor pensando en que quizá, si se trataba de un encantamiento, podría deshacerlo con facilidad. Luego se volvió a Bel para lanzarle una mirada significativa y agregó- Porque, al parecer, es fútil permanecer en el aula.