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| • El pozo de Amarna • |


Rory Despard
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Una vez más, echa un vistazo alrededor. El clima puede ser sofocante durante la mañana, para alguien que está acostumbrado al clima templado de Ottery St. Catchpole, pero en aquella hora del día es un poco más agradable. Los tonos pasteles del atardecer colorean aquel eterno mar de arena de una forma que jamás ha visto.

 

―Sólo creo que el paisaje es más interesante que este pozo... ―murmura. Evidentemente, se trata de algún "pozo sin fondo", pero ¿cuál es la gracia de ello? ¿Amenazar a los estudiantes vagos y con malos hábitos a arrojarlos por allí? Ellie vuelve la mirada al rostro del muchacho Ollivander, percibiendo la diversión, además de en el tono de voz con el cual hizo la pregunta, en sus facciones. ¿Qué es tan gracioso? No cree haber hablado lo suficiente como para que él se esté burlando de alguna idea suya. Tras unos momentos suelta un suspiro, dándose por vencida. Lo suyo no es entender a las personas.

 

Supone que Ollivander no se da cuenta de que ha estado intentando descifrarle, pues sigue hablando con lo que parece ser en él naturalidad. Su siguiente comentario hace que suelte una seca y corta carcajada. A pesar de que no conoce su edad (¿acaso en las conversaciones casuales sale ese tema?), por su apariencia, debe tener unos veintipocos... es decir, casi diez años menos que ella. Más bien, sería él el que necesitaría supervisión de un adulto hecho y derecho, como ella pretende serlo.

 

―Ja, que esta escuelucha intente asustar a la Señorita Knockturn ―murmura, sonriendo, bajando la mirada al pozo. Lo cierto es que, aunque tiene mas bien poco tiempo en Inglaterra, no le parece que el Callejón Knokturn sea tan terrible como es pintado. Ha conseguido un par de gangas en cuanto a material de Pociones y lo que ella llama "tesoros olvidados". Después de todo, hay negocios del Callejón Diagón que, por lo que ha oído, tienen mala reputación... lo mismo con algunas casonas de Ottery St. Catchpole. Y estas extrañas situaciones que se ven día a día, piensa. En su primer mes en el Departamento de Misterios, ha tenido que trabajar en casos de asesinatos y accidentes muy extraños.

 

En definitiva, el Callejón Knockturn es el lugar más tranquilo de todo el condado.

 

No se da cuenta de que se ha inclinado ligeramente más, como si intentara ver algo en aquella oscuridad, ni tampoco se da cuenta de que Ollivander se ha acercado al pozo y a ella.

 

―¿Qué...? ―susurra, parpadeando, volviendo a la realidad. ¿Deseo? ¿Buscar? ¿De qué demonios está hablando Ollivander? Vuelve la mirada, como si aquello fuese a aclarar la situación, y de repente siente una punzada de pánico. Hay algo extraño en su mirada y en su rostro. Como si pudiera prever lo que está a punto de suceder, intenta incorporarse, pero el empujón, aunque es muy ligero, le hace perder el equilibrio. Y el siguiente sólo hace que termine de ceder. Instintivamente, sus manos se extienden, intentando aferrarse de algo, pero lo único que consiguen tomar es un trozo de la capa del mago, que termina desgarrándose ante su peso.

 

No se da cuenta, tampoco, de que está gritando mientras cae. Lo único en lo que piensa es en maldecir a Ollivander con tanta fuerza que sus cejas se quemen y sus calzones se aprieten y que la maldición repercuta en toda la descendencia que vaya a tener con su "afortunada" esposa. Maldito. Maldito. Maldito. Maldito mil veces. A pesar de que su varita está muy cerca, de repente, está en blanco. Olvida todo lo sabe de Encantamientos. Sólo... sólo se deja caer, pues no parece haber otra opción. El viento silba con fuerza a su alrededor y la oscuridad es cada vez más absoluta y fría. Puede alcanzar, de momentos, las paredes del pozo con las manos pero sólo se lastima los dedos al caer; no hay nada de lo que pueda sostenerse. Ya está. No hay salida. Pero, ¿quién le avisará a mamá y pa...?

 

Aprieta los labios y contiene la respiración, manteniendo todavía los ojos cerrados, cuando siente que su cuerpo está sobre algo sólido, como si hubiese esperado un golpe mortal. Pero no es así. No hay dolor.

 

Lentamente, abre los ojos. Está amaneciendo.

 

Los colores más cálidos y más vivos que ha visto estallan ante ella. También lo hacen el olor a césped recién cortado y el sonido del agua fluyendo. Intenta incorporarse, pero está temblando. Y no es para menos. Prácticamente se iba a dejar morir por culpa de un est****o que ni siquiera sabe como se llama ella. Se siente avergonzada, pero todavía más enojada. Si no piensa que aquel lugar es una especie de paraíso, es porque sabe que existe la magia. Un portal. Tuvo que ser un portal. Por eso no escuchamos la moneda. Y, en efecto, advierte que junto a ella está el knut que arrojó.

 

Bien. Suficiente. Tengo que regresar y hacerle pagar a ese maldito.

 

Pero cuando echa otro vistazo, cuando ve aquel césped de un verde tan vivo y los arbustos de flores brillantes y abiertas ante la luz cálida del sol, descubre que no quiere irse. Es decir, no todavía.

 

¿Este lugar será real?

 

 

 

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Pudo sentir la fuerza de la mujer y su peso tirando de su capa, también la escuchó claramente como su voz se perdía en lo profundo del pozo como si la hubiera tragado de poco a poco, sin embargo, él no fue capaz de hacer nada al respecto, había sido eso tan inesperado y tan rápido que apenas pudo intentar querer alcanzarla tirando de la tela del hombro de su blusa, pero parte de la escoba que llevaba en su espalda lo había golpeado en el rostro y Ollivander no pudo sostener el fallido agarre. Ahora piensa que en realidad es probable que ni siquiera, aunque no hubiera sido golpeado, tuviera una oportunidad de tomarla, y tan solo arañó, por encima de la tela, la piel de la mujer.

 

Tiene una sonrisa torcida con un tic nervioso en la coyuntura de sus labios que solo puede detener cuando una de sus manos cubre su boca y hunde sus dedos con fuerza sobre la piel cicatrizada de su rostro, casi con frustración.

 

-Dijiste que no te lanzarías Knockturn - murmura una vez que puede apenas aflojar la tensión de sus manos. No escuchó, al igual que con la moneda, un final, ni siquiera el salpicar del agua o un desplome, nada, y el eco de la vos de la mujer era solo como un pasado recuerdo de Garry, era solo un silencio calmo el que lo rodeaba.

 

Aunque lo intenta no consigue retener más una ruidosa risa candorosa sinónimo de que por alguna razón le ha causado mucha gracia lo que ha pasado, es tan inesperado que lleva sus manos como reflejo a su estómago para tratar de aminorar el dolor que le causa reír tanto. Después de no mucho tiempo se sienta en el filo del pozo, ya más tranquilo y dándole la espalda a la profunda oscuridad. Mientras rebusca en sus bolsillos se está imaginando a “Knockturn” salir del pozo como una de esas viejas películas de terror muggle que tanto consiguen asustarlo. No hay más rastro de aquella fuerte carcajada y nuevamente los nervios lo ponen pensativo.

 

-Espero que el cuento de Bel sea verdad- decía con dificultad colocando un cigarrillo en su boca y veía por encima de su hombro confirmando que la muchacha no estuviera escalando por las paredes del pozo furiosa en busca de venganza -¿Cómo es que terminaba?- se dedica entonces a tratar de recordar el final del cuento mientras que sus manos, que tienen un ligero temblor en sus dedos, no le dejan encender su lumbre.

 

Pero que viaje tan desastroso es ese de haber querido recuperar el libro de Evans, supone él que recibir un castigo, sermón, regaño o lo que fuera que la sanadora le diera al respecto por perder su tan preciado volumen, no podría ser tan malo como ser perseguido por un par de perros, comenzar una pelea contra mandrágoras adolescentes y cometer homicidio preterintencional.

 

-Ahh, apenas te has ido y ya siento que te extraño, Knockturn - solo son dos primeras caladas las que terminan casi con la mitad del cigarrillo, Ollivander puede escuchar nuevamente los ladridos de los perros del guardabosques que se acercan a esa dirección y él de pronto se siente como si deverdad perteneciera a una de esas películas de las que habla -Espero que el cuento de Bel sea verdad- repite al mismo tiempo que siente romper el viento en su espalda cuando se deja caer hacia atrás, cayendo al pozo.

 

Cuando abre nuevamente los ojos se encuentra rodeado de hierva fresca, en ese lugar no anochece más y al contrario se siente encandilado cuando trata de incorporarse, Garry parpadea con la misma dificultad con la que consigue quedar sentado en el verde follaje de un suelo húmedo. A pesar de no haber sido golpeado se siente adolorido cuando intenta ponerse de pie, por lo que después de un par de intentos no insiste más en hacerlo y se dedica a mejor contemplar su alrededor. En poco tiempo distingue la figura de la persona por la que ahora está en ese lugar.

 

Trata de no volver a reír cuando al fin consigue distinguir el gesto en la cara de la mujer.

 

-Que aventada- ¿realmente que puede decir ahora? “perdón por lanzarte a un pozo” eso se escucha tan mal que no se puede animar a decirlo, sin embargo, no es mentira que se siente aliviado por saber que al menos ella se encuentra con vida -Pero tenias razón, esto es algo mejor que un misterioso canal- realmente no hace ningún esfuerzo por protegerse de lo que ella sea capaz de hacerle, aunque se siente bastante confiado de que no será tan dura con él -Entonces ¿este fue tu deseo?- volvía a preguntar sin realmente parecer interesado mientras busca equilibrio para ponerse de pie -Te soy sincero, la verdad es que yo perdí en el camino varias monedas pidiendo no morir.

 

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Poco a poco, se pone de pie. Siente el corazón pesado, adolorido, y el estómago revuelto y sensible. Todavía está temblando por completo, pero por lo menos es capaz de dar un par de pasos sin desplomarse. La luz cálida del sol la deslumbra... a pesar de que el invierno ya ha se ha agotado en Ottery St. Catchpole, el día suele ser perturbado por grandes nubes grises; y, la luz que las atraviesa, colorea el pueblo con una paleta pálida y triste. Y aquella luz le da todavía más vida a los colores brillantes y maduros que aparecen frente a ella: el verde del césped; los amarillos, rosas, púrpuras y azules de las flores; el marrón de los troncos de los árboles; el blanco y el rojo del cual está pintado el silo junto al molino... Se siente dentro de una pintura al óleo, donde todo es más vivo y más real que lo que está en la propia realidad.

 

Al incorporarse, siente el peso de la Saeta de Fuego. Es un milagro que no se haya roto, aunque, ahora que lo piensa bien, también debe serlo que ella esté intacta. «Bien. No un milagro. Seguro algún encantamiento de protección se encargó de ello». Al caminar, el rocío en la hierba lustra sus botas, eliminando los rastros de la arena del desierto y dejándolas relucientes ante la insistente luz del sol.

 

«¿Este lugar será real ―vuelve a pensar, mientras observa el paisaje a su alrededor. Aquel paisaje, por los colores del horizonte, tiene que ser mucho más amplio de lo que ha observado hasta los momentos― o se trata de una especie de simulación?». Lamentablemente, su investigación no se prolonga demasiado; pronto, su paz se ve perturbada.

 

―Qué aventada.

 

Ellie da una media vuelta de inmediato, hacia el lugar donde ella misma apareció unos momentos atrás. Sus manos se vuelven puños.

 

―Desgraciado...

 

A pesar de que piensa empuñar la varita, no sabe qué hacer ni qué decir, más que dedicarle una mirada de profundo odio a Ollivander. No puede evitar pensar en el refrán "perro que ladra, no muerde", lo cual la hace sentir internamente humillada. Siempre ha sido así. Dedica miradas de odio y amenaza con maldecir, pero lo cierto es que nunca cobra venganza. Se dice que es para no rebajarse al nivel de nadie... aunque, a veces, se pregunta si es porque no es lo suficientemente atrevida. Si es porque no es lo suficientemente valiente. Sin embargo, aquella es la peor jugarreta que le han jugado jamás; por lo menos en su cabeza, durante unos momentos, estuvo segura de que moriría.

 

―Pidiendo no morir... ―repite en voz lenta― ¿Así que no sabías si la caída era segura? ¿Te arriesgaste conmigo?

 

No espera una respuesta. Es demasiado obvio.

 

―¡Maldito seas! ―Ellie, aunque no permita que la cataloguen como tal, es, en cierta forma, una bruja oscura. Ha estudiado Artes Oscuras, Maldiciones y magia de sangre. Sus palabras tienen cierto peso, quizás no demasiado, pero pueden maldecir de verdad a alguien. Tropezar con objetos que no están, sufrir de sarpullido, tener mal aliento... pueden ser problemas comunes para muchos, pero también pueden ser provocados por una sola palabra, para siempre. Lo cierto es que no piensa en esto mientras habla; quizás, al recordar la magia que es capaz de hacer (por lo menos en teoría), cerraría la boca― ¡Maldito seas, Ollivander! ¡Maldito seas tú y todos los que te rodean!

 

Quizás... quizás, lo que dicen del callejón Knockturn sea cierto. Se encuentran cosas malas. Pero no es en sus negocios, sino en la clientela. Y, para ella, el muchacho Ollivander es alguien malo: egoísta, infantil, sin aprecio ni respeto por las vidas ajenas.

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“¿Arriesgarme?” que curioso es de pronto que no lo ha pensado de esa manera antes, supone entonces que quizá había estado siendo demasiado vulgar con la mujer “tks lástima” él sentía que ella ya le estaba agradando, “Le pido por favor, que me deje, a mí un desconocido, lanzarla a un pozo para escapar del guardabosques” si, si eso puede funcionar la próxima vez. Espera en silencio, con un rostro de arrepentimiento, a que ella termine por maldecirlo, Bel había dicho que lo que se encontraba del otro lado del pozo era algo más allá que una sensación placentera, capaz de aliviar con toda tención o estrés. Evans le habría contado que algunas veces solía escaparse a ese sitio cuando las clases en la universidad tensaban a la mujer, aun si ella era quien impartía las clases.

 

Sin embargo, para él (y aparentemente para Knockturn) lejos estaba de ser un lugar de paz, verdad era que el contexto que los rodeaba era impresionante, no había sido lo suficiente para distraer la molestia de la joven mujer…Aunque quizá él es el culpable de que ahora ella, ni él, estén aprovechando dicho paraje. Independientemente de lo que fuera, Garry no pasará la oportunidad de recordarle a Bel que le ha mentido vilmente y que no es para nada un sitio relajante, claro omitiendo la parte de lanzar a la persona en contra de su voluntad.

 

-El pozo de Amarna…- comienza a hablar solo cuando ella termina de blasfemar en su contra -Es popular entre los estudiantes de la universidad por los misterios que oculta del otro lado…- saca de su bolsillo un tríptico el cual continúa leyendo con voz monótona -El pozo, que parece no tener fin, es un lugar de encuentro para los estudiantes, donde el aventurero puede tomarse un tiempo de relajación, paz y armonía. Lo que Amarna oculta en su extremo opuesto le permitirá experimentar una sensación de purificación, pero sobre todo de unión, de conexión con el mundo- toma aire ruidosamente - ¡No te lo pierdas! Amarna es el mundo invertido, el mundo de las ideas dotado de toda la belleza que muchas veces ya no posee la realidad. Una tierra que existe para ser amada. ¿Te arrojarás al pozo a cambio de este bendito paraíso? - después de recitar todo el texto se lo extiende a la muchacha -Es una publicidad muy mala, sospecho que es por el bien de los estudiantes.

 

En el papel hay una pequeña infografía con ilustraciones que se mueven del paraje donde hace tan solo unos minutos ambos magos charlaban. Ollivander exhala largamente, no espera que ella tome el papel, él tampoco lo hubiera hecho, pero dejarlo al alcance de las mandrágoras adolescentes parecía verdaderamente algo peligroso, ¿No era por ese papel que la pelea había comenzado? algo aún más malo fue habérselo guardado él. Garry de verdad piensa que antes de que ella lo hiciera, el licántropo ya estaba más que maldito y es que ¿Cuántas maldiciones más le habrá echado la bruja? Al final no estaba lejos de convertirse en su padre, al paso que iba solo le hacía falta manipular a una banda de delincuentes que roben y asesinen en su nombre.

 

-Solo esperaba que no me hicieras pedazos por lanzarte a un pozo ¿Esta mal pedir por mi vida? - vuelve a recordar la imagen de la mujer escalando por los muros del túnel -No puedes decirme que no sentiste toda esa cantidad de magia, es demasiado sobrecogedor estar ahí, solo viendo un pozo- apenas sonríe distraído por su entorno -De verdad no te has hecho daño- porque siendo honestos, él se siente como si lo hubieran aplastado, arrollado o algo lo hubiera masticado y escupido. Aun así, se inclina hacia adelante para ver mejor el cuerpo de la muchacha. Está tan cerca de ella que puede tener una mejor vista de las marcas y pecas de su rostro y de los grandes y redondos que son sus ojos, casi como si fueran dibujados en ese rostro pequeño -No lo parece, cuando te sientas lista podemos seguir adelante- Ollivander se encaminó un par de pasos en dirección al molino que en cada vuelta que el gran abanico hacía era como si invocara al mago a registrar sus adentros.

 

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Ellie nunca se ha considerado una persona muy temperamental. Le gusta pensar que es tranquila, dispuesta a resolver los problemas con palabras, como lo deben hacer las personas civilizadas, en lugar de explotar... Por eso se siente avergonzada, pero tiene el suficiente orgullo como para no retractarse de sus palabras. Además, aunque sea incapaz de admitirlo incluso para sí misma de forma consciente, la vergüenza va más allá. Había pensado que, quizás, podía tener un ¿compinche? ¿Un amigo? Alguien que no fuese de la familia o un compañero de trabajo, que conviviera con ella por obligación. Sin embargo, es más que evidente que a Ollivander no le importa mucho ella o su vida. ¡La lanzó por un condenado pozo sin saber que la caída no era mortal!

 

Cuando él le extiende el condenado folleto, siente unos terribles deseos de molerlo a golpes; sin embargo, es consciente de que físicamente no es muy fuerte y sólo se humillaría más a sí misma. Todavía cree tener un poquito de dignidad, que puede mantener actuando como una persona civilizada. Con una brusquedad que es incapaz de disimular, toma el condenado pergamino con el cual el muchacho pretende excusarse.

 

Leyéndolo es que se pone al corriente, pues no fue capaz de prestar atención a las palabras del muchacho. «Genial. Ahora soy una est****a». Sin mucha delicadeza, dobla el folleto y lo guarda en un bolsillo de su túnica, sin ánimos de ver las fotografías.

 

―La próxima vez... sólo... ―no está segura de qué decir, pues no es como si Ollivander haya expresado precisamente lo que había estado pensando cuando la arrojó. Aunque, si no hace ninguna acotación y se limita a disculparse, ¿es porque tuvo la razón en un principio?― Sólo sé considerado, ¿sí? Las personas no somos tus juguetes.

 

Desvía la mirada de él para volver a ver lo que está a su alrededor.

 

―No sentí nada ―replica, cruzando los brazos sobre su pecho. Lo cierto es que, aún conociendo la teoría de las auras mágicas, Ellie no es muy sensible a ellas, a no ser que sean demasiado obvias, como las que generan ciertos encantamientos en lugares muggles. Sin embargo, en atmósferas con más interferencias, como el Ministerio, Hogwarts o esta Universidad, se le hace muy difícil distinguirlas pues todas se entremezclan de una forma demasiado compleja. Pero sabe que debería haber sentido algo.

 

Por las "seductoras" palabras de aquella publicidad sobre el lugar, piensa que el pozo no es un portal a otro lugar del mundo, sino... a una especie de ilusión, como los infinitos lugares que pueden crearse en la Sala de Menesteres de Hogwarts. O, incluso, las salas del Departamento de Misterios.

 

Sin añadir una palabra más, permitiendo que la curiosidad se sobreponga al enojo, comienza a caminar hacia el molino, preguntándose si alguien vive allí.

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“Considerado o considerada", piensa, "Del parto de considerar. Adjetivo; Que tiene por costumbre obrar con meditación y reflexión. Eso no es algo difícil, tediosamente cansado, pero se puede, claro, si, es fácil…yo pudiera ser...”

 

Apenas asiente sin saber bien que contestar cuando es capaz de escuchar por fin de boca de ella lo que "quiere que haga". “Ser considerado”, no es esta la primera vez que escucha algo como esto entre otras tantas veces en su vida, de Evans, de Mss H, Bernadette y bueno, aunque su círculo actual de amistades y conocidos se cerraba en ese pequeño grupo, Garry recuerda que aquello era algo que Yanna y su madre siempre le decían también, lo difícil había sido siempre darse cuenta de que no está haciéndolo, ser considerado con los demás, y es solo cuando la muchacha dice algo más que consigue confundirlo; “las personas no son juguetes”, él entonces cree, que no importa cuánto siente que ha cambiado desde que salió del encierro, aún hay cosas que no cambian.

 

Ollivander no es capaz de entender aun lo que la gente se refiere con "el valor verdadero de una vida” y en el fondo es frustrante no poder entenderlo, se remueve sintiéndose tenso, pensarlo solo así lo deja casi sin aliento, ¿cómo puede esto ser de ayuda? En esta guerra mágica en la que se ha inmiscuido ¿Cuál es el objetivo de alguien como él? Parpadea sintiéndose un poco perplejo, lo que Knockturn le ha dicho seguro lo dejará pensando horas, si no es que días al respecto, ocupando un lugar en la butaca ancha en el consultorio del callejón Baker, como si se tratara de un cliente más, sin moverse hasta que el lío de su cabeza deje de zumbar o hasta que Bel decida que ha consumido los suficientes cigarrillos y filtros de paz.

 

El viento que con cuidado surca sus cicatrices lo hace volver, aparentemente sigue pareciendo imperturbable por lo que ella ha dicho, sin embargo, se siente completamente sin argumentos, tan indefenso de pronto que no puede decir más al respecto y procura esconder el alivio que le causa que ella siga ahora con otros temas.

 

Él tampoco hablará de esto más con la hechicera, pero culpa a su licantropía de aquella sensibilidad que le facilita algunas veces saber, sobre todo en los días cercanos a la luna llena, cuando existe la presencia de magia en un lugar, objeto o persona, es como si pudiera olfatearla y apestara más cuando la concentración de magia es más densa, él puede decir incluso que podría ser capaz hasta de distinguir el tipo de magia de la que se trata, sin embargo, a Garry no le gusta esa sensación de coacción que le provoca, no niega que resulta ventajosa y de algún modo interesante , pero el cuerpo del hombre, al menos siendo él, se siente débil cuando sucede y el licántropo puede sentirse fácil de influenciar por dichos encantos.

 

Está muy distraído para notar que ahora ella lleva la delantera en el camino hacia el molino, pero solo son necesarios un par de pasos largos y apresurados para alcanzarla. Caminando casi a lado de ella se siente, con pocas palabras que ella le ha dedicado, derrotado por Knockturn, con esas pocas palabras (aunque cientos de maldiciones más) ya ha dejado suficientes “problemas existenciales” en la cabeza del mago.

 

A pesar de ello, el mago no parece afectado en lo absoluto por todo el drama que ha sido caer del pozo. Distraído nuevamente con su entorno, con las lentas y largas vueltas que da el abanico, y con el ruido que hacen los pies de ambos cuando caminan sobre la hierba fresca, es que se dedica al fin a pensar en todo su contexto.

 

-Los molinos me recuerdan a esa vieja leyenda del espantapájaros y el cuervo ciego- comienza a hablar nuevamente, con un tono de voz bajo, aunque no fuera como si tratara de tentar el terreno con Knockturn, posiblemente sea porque el lugar lo amerita con toda esa tranquilidad que los rodea -¿Conoces el cuento?- pregunta sin voltear a ver a la muchacha, ya están a tan solo pocos metros de la entrada, Garry siente como si se pudieran encontrar con algo inexplicable ahí dentro, aunque tampoco se hace muchas ilusiones -Cuando era menor solían contarme ese cuento, pero jamás llegaban al final de la historia…- es el momento cuando están en el umbral que se adelanta solo para poder alcanzar la vieja puerta -Nunca supe el final.

 

¿Estará siendo desconsiderado ahora? Por qué ciertamente estaba comprobando ahora que hablar sin mucho pensar en lo que está diciendo es una cosa más sencilla de hacer con Knockturn cerca, porque es posible que Garry cree que ella no lo está escuchando cuando lo hace, porque no se conocen en verdad, porque él apenas podría distinguirla entre un puñado de gente que no mida más de un metro sesenta y aun así es cómodo charlar con ella. Cuando conversa con Bel debe tener sumo cuidado con sus palabras para que su esposa no piense que el hombre está por suicidarse o cometer un homicidio, aunque bueno, razones suficientes le ha dado a su tan querida sanadora para que piense todos esos disparates.

 

Una larga línea es la sonrisa que nuevamente se dibuja en su rostro, él debe aprender a ser más considerado también con su querida Bel Evans.

 

Dándole la espalda a la mujer para poder abrir la puerta conjura con su varita el encantamiento para abrir cerraduras y de un solo intento consigue allanar la entrada. Todo dentro del molino tiene una capa de polvo que con los rayos del sol que se cuelan por las ventanas le dan una apariencia dorada a todo lo que son capaces de alcanzar, una pequeña sala de estar improvisada, una mesa ratona con algunas revistas viejas y un par de estantes en las paredes del molino donde en algunas partes pareciera haber sido víctima de varios rayos invocados seguramente por estudiantes practicando. En el suelo se pueden ver viejas pisadas arrastradas también ya cubiertas por tierra, pero que claramente conducen, por el piso de madera, el camino hacia unas escaleras que llevan a la parte alta del molino.

 

Garry contempla aquello con la boca entre abierta, que sencillo era el lugar este donde ahora estaban y él se encontraba realmente emocionado por cada sonido y cosa que hay en ese lugar.

 

-¿Esa cosa no dice cuanto tiempo tiene este lugar aquí?- pregunta refiriendoce al pergamino mientras se adentra un par de pasos hacia adelante. A su alrededor, el ruido del molino es tan fuerte que Garry tuvo que hablar con un tono de voz un poco más alto -Las edificaciones deben ser el único hecho de la historia que no puede mentirnos- aquello sale más como algo para sí mismo, con sus dedos fríos tantea las paredes mientras caminan y cientos de preguntas se formulan en su cabeza ¿Qué cosas han pasado en ese lugar? ¿Cuántas personas más han estado antes que ellos? -Oye ven, hay que subir aquí- es extraña la combinación de su voz emocionada con el rostro que no refleja sentimiento, aun así, es capaz de acentuar su emoción cuando hace un ademán agitado con su mano a Knockturn para que lo siga escaleras arriba.

 

--¿Vivirías en un lugar como este? - los escalones rechinan bajo sus pies, pero ambos magos siguen un paso firme al subir - ¿Cómo es el lugar de dónde vienes Knockturn? ¿Qué hay ahí? - aunque no está muy convencido de que la muchacha le fuera a contestar, parece él más concentrado en imaginar un escenario adecuado para el acento nada británico de ella.

 

Off:

@, me ha quedado choro x´D perdón)?

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A pesar de que le resulta un chocante que el muchacho Ollivander actúe con tanta normalidad, como si no hubiese sucedido nada, Ellie decide no tocar más el tema. No le gustan los dramas. Aunque hay algo más... Poco a poco, a medida que se deleita con la frescura de la brisa y el olor a césped recién cortado, se siente más tranquila. Los problemas del "mundo real" como la vida y la muerte, la vergüenza, el tener que regresar a casa, se hacen cada vez más lejanos; lo único que importan son los sentimientos de deleite, comodidad y paz, no sólo con el lugar sino con los demás. La graduación en su estado de ánimo es gradual, de modo que no lo aprecia, pero se encuentra pensando en lo que dijo su acompañante sobre la magia de aquel lugar.

 

―Los aldeanos del pueblo queman al espantapájaros y los cuervos las esparcen, para que sus restos vuelen siempre con ellos. Desde entonces, los cuervos visten de luto ―comenta Ellie, a quien no le leyeron aquella historia, sino que ella misma la descubrió en un ejemplar de mitos y leyendas muggles. Aquel relato, si no se equivoca, entra en la categoría de mito, al explicar el color de las plumas de los cuervos.

 

Lo cierto es que aquel molino le hace pensar más bien en el huerto de los terrenos de la familia Moody, en las Southern Uplands; sin embargo, el material de la estructura y su aspecto envejecido le hace pensar además en su humilde cabaña a las afueras de Ottery St. Catchpole, donde ha vivido tranquilamente el último mes. No se da cuenta de que está sonriendo al observar la edificación, mientras que Ollivander hace el "trabajo sucio".

 

Ellie es una bruja humilde. Odia las presunciones y las ostentaciones. Por eso, gran parte de los lugares "importantes" de Inglaterra le hacen sentir incómoda. No, a ella le gustan los lugares como ese, donde las personas son capaz de asentarse con humildad y comodidad, sin perturbar demasiado la naturaleza del lugar. A pesar de que Old Town es legalmente descrita como una ciudad, le parece un lugar mucho menos exagerado que Ottery St. Catchpole, que está lleno de castillos, mansiones y fincas con mucho más espacio que el necesario y muchos más bienes y comodidades de los que son sanos de disfrutar. Aún así, no extraña mucho Edimburgo, pues está muy cómoda en su querida pequeña cabaña a las afueras del pueblo mágico.

 

―El folleto sólo habla de lo lindo que es este lugar ―repone Ellie, quien no cree necesario echarle otro vistazo el pergamino, pues recuerda lo que leyó apenas unos momentos atrás. Ha estado caminando tras Ollivander y ha estado observando el lugar, pero lo cierto es que no le ha prestado tanta atención como él. O, quizás lo acertado sea decir que no han prestado atención a los mismos detalles, por lo menos de momento―. Nada de historia.

 

Se le hace muy difícil imaginar ese lugar siendo habitado por alguien; sólo lo ve como lo que es ahora, una atracción momentánea, un lugar para visitar y deleitarse, pero definitivamente no quedarse. Lo que hay a su alrededor sólo parece evidenciar sus palabras. No parecen haber dormitorios, ni siquiera una cocina, sólo muebles y espacios para "pasar el rato" (aunque, por la capa de polvo que cubre todo y que le arranca un par de estornudos, parece que ha pasado mucho tiempo desde la última vez que alguien estuvo allí). A medida que sube por los crujientes escalones, tiene una mejor visión del salón principal. Allí, incluso los objetos cubiertos por una gruesa de olvido y abandono parecen interesantes y vivos: la luz del sol los hace brillar con un aura dorada, lo cual la deleita por un momento, hasta que Ollivander vuelve a hablar y ella recuerda que debe subir las escaleras, aunque no sabe muy bien por qué.

 

Vivo en un lugar como éste ―repone Ellie, tratando de adivinar si hay algún tono de incredulidad en su pregunta, somo si fuese imposible que alguien viviera en una casa pequeña y de madera, sin muebles finos ni vajilla de cristal―. Pero Edimburgo es más... Bueno, se parece a Londres pero sin tantos snobs―tiene la imagen mental en su cabeza de las envejecidas casas de piedra, empinadas hasta el cielo y apretujadas las unas de las otras, pero aún así conformando calles cálidas y cómodas; sin embargo, no sabe cómo describirlo en voz alta―. Aunque creo que tiene un toque diferente.

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¿Ese es el final de la historia del espantapájaros? Pero qué triste. El mago hace un gesto fugaz de disgusto, no es un mal final, solo cree que es algo bastante insípido, aunque parte de la culpa de que lo considere de ese modo se lo repercute al hecho de que, después de tanta intriga, la conclusión del cuento no es realmente tan emocionante. La otra parte al modo tan seco con el que la mujer se lo ha soplado, tan desabrido y con tanta falta de sentimiento que casi se siente dramáticamente herido con la muchacha.

 

―¿Vives en un campo?- su pregunta se escucha un poco más incrédula de lo que hubiera preferido, pero por alguna razón, la cual por ahora no se pondrá a razonar, la señorita Knockturn no le da la impresión de que sea una persona rural. Debe encontrarse realmente sorprendido al respecto, el campo es para Ollivander un lugar bastante inquietante, él cree que en un sitio como ese podría enloquecer, aún más de lo que lo ha hecho encerrado en un bosque, y es que el campo, con tanta tranquilidad, solo de pensarlo así le provoca ansiedad.

 

Pero, quien sabe, jamás ha pasado el tiempo suficiente viviendo en un campo, a diferencia de él, ahora puede pensar que quizá a “la criatura” si le gustan lugares como estos, después de todo un campo, de praderas amarillas o vérdosas con animales semi domésticos y pequeñas casas bastantes rurales apartadas unas de otras son el tipo de lugares donde Garry amanece con frecuencia cuando vuelve a si mismo después de una larga noche de luna llena.

 

―Edimburgo- repite, él no puede recordar haber leído, conocido en persona o escuchado algo de ese lugar, por ahora no puede referenciarlo con nada más que con la mujer ―No lo conozco- ni ese, ni otros muchos más que ya están trazados en una ruta futura a la que Ollivander espera partir de viaje pronto, después de terminar de arreglar las cosas con Evans, claro ―Eso que dices es un toque diferente ¿malo o bueno? Quiero decir ¿Escapaste de ahí o solo es un cambio temporal?

 

El recuerda fácilmente el día que llegó a Inglaterra, aún era muy menor y aun así puede recordar lo incómodo que era el clima Londinense, siempre nublado, lluvioso y frio, al pequeño Garry era una molestia, porque era imposible salir a jugar sin llenarse los pantalones de fango. Ahora que lo piensa así, esa era una condición demasiado tirana por parte de su madre. No, aún hoy en día no le gusta mucho pasear por las frías calles británicas, más sin embargo tampoco puede decir que dejaría las tierras inglesas por siempre.

 

Están por llegar a la parte más alta del molino, unos cuantos escalones más solamente y Ollivander se pregunta si a la muchacha le importará esperar por él, porque de pronto siente que en cualquier momento sus rodillas terminarán por ceder al esfuerzo que está haciendo el hombre para montar todos esos peldaños. Impasible se seca con la manga de su antebrazo el par de gotas de sudor de su frente. Afortunadamente no mucho tiempo más les cuesta alcanzar la planta alta y es la vista que se tiene del páramo desde lo alto algo que Ollivander deja sorprendido.

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Sin darse cuenta, su marcha se ralentiza. Por un momento, olvida que está en una especie de "dimensión alternativa", al otro lado de un pozo... Allí, así como los colores y los olores de la naturaleza, los recuerdos se le antojan repentinamente vívidos y fáciles de alcanzar.

 

—¿Escapar? —Ellie esboza una media sonrisa, dejándose sumergir en sus pensamientos. Muchas personas le llamarían así, definitivamente. Ella es una de esas personas. A pesar de haber dejado de vivir con sus padres un par de años atrás, se sentía demasiado acosada por ellos. "¿Cuándo piensas darnos nietos? ¿Cuándo piensas casarte? ¿Por qué no te dedicas por completo a tu trabajo con pociones? Entrar al Ministerio de Magia es muy difícil, ¿sabes? ¡Y el Departamento de Misterios es muy peligroso". Ésa era su madre, más que todo, aquella ella no podía dejar de tener cierta influencia en su padre. Es consciente de que ellos sólo se preocupaban por ella, algo muy normal, pero esa certeza nunca pudo hacerla sentir menos asfixiada por sus exigencias anticuadas y sus preocupaciones sosas— Je, no lo sé... Yo creo que es natural, a mi edad, "dejar el nido", ¿entiendes?

 

De cierta forma, escapó de ellos. Aún trabajo en el Ministerio de Magia, pudo haber seguido viviendo en Old Town, en Edimburgo. Pero no. Tenía que alejarse, para "cortar" con ellos definitivamente. Claro que los quiere, se preocupa por enviarles dinero y conocer cómo está su salud, pero necesitaba dejar de rendirles cuentas e independizarse de una forma más drástica: nada de pedir dinero prestado, nada de ir a cenar varias veces a la semana (para no cocinar en su apartamento), nada de justificar cada pequeño aspecto de su vida.

 

Pero también escapó de lo pequeño de la comunidad mágica recluida en Escocia del resto de Gran Bretaña. A pesar de que Inglaterra no sea el paraíso de la diversidad (quizás, esa comunidad sea la americana), por lo menos siente tener más influencias.

 

—Sólo era diferente —los ingleses siguen sin caerle muy bien, pero Inglaterra no le parece un lugar malo o aburrido. Claro, siente nostalgia pero no puede negar lo mucho que ha descubierto y aprendido en aquel país; además, está segura de que todavía falta mucho por conocer—. Espero que sea un cambio permanente. Me gustaría asentarme en esta comunidad —explica, pensando en su trabajo en el Departamento de Misterios, el cual es un cargo considerable para alguien de su edad. Además, incluso ha aperturado un pequeño negocio en el Callejón Knockturn y cree estar haciendo un grupo de amigos. Puede verse a sí misma viviendo en su cabaña cómodamente muchos años, disfrutando de su trabajo y de los conocimientos que pretende alcanzar—. Creo que podría irme bien...

 

Cuando alcanzan la parte más alta del molino, una especie de ático con un techo bajo y cónico, y se concentra más en el "mundo real", se da cuenta de aquel sentimiento de exposición. No le parece tan malo, como en otras ocasiones, pero aún así necesita "defenderse".

 

—Para ser justos, creo que tendrás que hablar tú —musita Ellie, quien alza su varita y conjura un lumos para iluminar aquella habitación. Con la tenue luz, puede iluminar el mecanismo interno del molino, que pasa por encima de ellos. A pesar de que no es una experta en muggles, sabe que el diseño y la ingeniería son de ellos, debido a que la gran parte de los magos no se molestarían en construir un lugar con una función que ellos podrían cumplir fácilmente con sus varitas—. ¿Cómo es tu hogar? ¿Por qué es tu hogar?

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sins don't end with tears, you have to carry the pain forever

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No, él de verdad no entiende que quiere decir ella con “dejar el nido”, no cree haber escuchado algo como eso en su corta, pero extraña, vida. Sin embargo, tampoco piensa que eso sea algo a lo que el mago considere relevante por ahora en su conversación con la mujer, quizá después le pregunte con más calma a que iba con aquello, porque, quien sabe, quizá se trate sobre algún hábito entre la comunidad escocesa de edad joven, algo como esos chicos no mágicos que pintan sus cabellos de colores con artículos artificiales como si se tratara de una “etapa” de su vida. O al menos eso es lo que ha visto en los programas muggles que Bel Evans y madame H ven en el televisor de la vieja mujer.

 

Por ahora, el mago se concentra más en lo que ella continúa diciendo.

 

― ¿De verdad te quedarías? -, por alguna razón todo lo que ella le está contando ahora parece sorprender más de la cuenta al mago, es posible que fuera por que la mujer estaba demostrando ser todo lo contrario a la impresión que vagamente Ollivander se había hecho de ella. Él sabe que no es aconsejable dejarse llevar por la primera idea que se hace una de las gentes que se van conociendo, sin embargo, es eso algo que él encuentra una reacción tan natural en las personas, como lo es rascarse si hay picazón, por lo que tampoco se espanta cuando él es quien está siendo juzgado. ― ¿Qué hay en la Gran Bretaña que te ha gustado para vivir, Knockturn? -, vuelve a lanzar otra pregunta, realmente atento en lo que ella puede decir como respuesta.

 

Cuando están al fin en el piso más alto del molino, el mago se refugia bajo la luz que apenas sale de la varita de la muchacha, sin hacer un esfuerzo para buscar la suya y darle apoyo. El sitio aquel es tan oscuro que apenas puede ver los detalles que conforman ese espacio, así que es un tanto desalentador no saber algo más, aunque se anima al ver como los engranajes funcionan perfectamente sobre sus cabezas como si se tratara de un espectáculo para ellos.

 

Esa densa penumbra le da al mago una sensación de estrechez que le recuerda a sus días pasados viviendo en ese mismo caserón que ocupa ahora, muy diferente a antes, antes de la academia de magia, antes de los Tonks, antes de lo que es ahora su existencia. Sus días se reducían al confinamiento en uno de los tantos cuartos hasta los días cuando la luna se mostrará llena, era solo entonces cuando se le dejaba salir solo para perderse en aquel espeso bosque del que parecía imposible encontrarle un final. Siempre se habría tratado de una barrera tras otra que limitaba los días de Garry.

 

― ¿Uh? ¿Hablar yo? -, que extraño, puede jurar que no ha dejado de hacerlo con ella desde el primer instante en el que se encontró con ella en el callejón Knockturn, entonces ahora ¿Qué es lo que puede decir? Por suerte para el desconcertado licántropo ella pregunta. ―Mi hogar es…- pero que pregunta tan vaga, no entiende el por qué, pero de verdad le gusta charlar con esta chica, siente que es tan fácil no ser complicado con ella que puede decir incluso que disfrutaría de presionar en su contra. ― ¿Te refieres al lugar donde vengo o donde vivo ahora? -, no espera una respuesta, la verdad no se le da la gana hablar sobre el pasado ahora. ―Yo vivo en el caserón que perteneció a mi familia algún tiempo, no hace mucho que me he ido a vivir ahí con mi... esposa, ¿no te lo he dicho antes? Me he matrimoniado con una linda mujer, deberías conocerla algún día.

 

Es cuidadoso cuando intenta caminar entre la negrura del lugar, no cree que sea lo suficientemente alto para toparse con alguna de las vigas de madera que corren por encima de ellos, pero tampoco se siente hábil para no evitar tropezar con algo en el suelo.

 

―En fin, aquel es un lugar extraviado por alguna parte de los excepcionales bosques que están a las afueras del pueblo, es ese que está lleno de todo tipo de vegetales-, hablar de todo lo que esconde el lugar a Ollivander le parece siempre aburrido, complicado, la reacción es mejor cuando se ve en persona. ―Por supuesto que puedes ir algún día, si eso es lo que quieres- se encoge de hombros, no cree que sea una invitación, pero tampoco le parece una mala idea promocionar el bonito, aunque salvaje, lugar que es su jardín

 

―¿Ehh? pero Knockturn a todo esto ¿Qué venias a hacer por acá?-, después de todo este tiempo es que nuevamente busca el rostro de la mujer ―Por supuesto que me refiero a la universidad-, aclara con un gesto de impaciencia. ―Porque es obvio que estamos aquí para escapar del guardabosques.

 

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