Prueba - Libro de la Sangre (#3)

[Bodrik]

 

 

No había sido sencillo traspasar los corredores llenos de huesos, malos olores y alucinógenos que se hallaban dentro del mausoleo, pero afortunadamente habían conseguido salir ilesos de allí. Definitivamente cada vez comprobaba más que el pueblo Uzza no era muy amigable o al menos no lo era con los magos y brujas que deseaban ser sus aprendices. Los Uzza disfrutaban torturando y probando a los alumnos de formas cada vez más crueles y no permitían ningún tipo de error por parte de los propios aprendices, como si Valera muy poco la inexperiencia de los alumnos.

Caminaron cuidadosamente consiguiendo atravesar hasta lo que parecía el interior de la caverna. Era una sala enorme de unos cuarenta metros cuadrados donde fácilmente podían estar todos unidos al mismo tiempo sin correr el riesgo de tocarse entre ellos. Lo que convenía mucho a los aprendices para protegerse de los dichosos juramentos y marcas de sangre. La amplitud era perfecta para lo que su maestro Elvis estaba a punto de anunciar.

En aquellas estancias las condiciones en un poco mejor pues no se venían grandes obstáculos ni criaturas maléficas queriendo atacarlos y además unas antorchas de gran tamaño iluminaban el interior desde las cuatro puntas. Solo podían avistarse rocas de diferentes tamaños y materiales, pero de zombies, inferis y todo tipo de criatura oscura no se veía ni un rastro, pero Bodrik tenía en mente que de alguna forma serian probados para poder vincularse con el dichoso libro.

Después e anuncio de Gryffindor Bodrik se acomodó enfrente de Sofía pues era el nombre de la contrincante que había sido destinada por los profesores. De verdad no le había gustado mucho tenerla de contrincantes pues la chica había demostrado no tener escrúpulos a la hora de jugar con la vida de sus propios compañeros y estaba claro que era protegida de Hades, quizá existiera algún tipo de relación.

-Muy bien- susurró, pero Hades hablo para hacer notar que unos cuerpos estaban rodeando el sitio de la prueba. Cadáveres ambulantes custodiarían la salida quizá decidieran hacerles daño- Vaya, típico- agregó.

En ese momento la daga de sacrificio se activó y una herida apareció en su pecho que comenzó a sangrar – Episkey – pensó apuntando con su varita en dirección a su propio pecho para deshacerse del corte provocado por el arma. La herida dejo de sangrar de inmediato. De todos modos tenía el amuleto de curación activo para cualquier eventualidad.

Ahora tenía la daga en la mano lista para comenzar con el duelo entonces aprobando que tenía la daga en la mano se realizó un nuevo corte en el brazo provocando le misma herida en el brazo de Sofía -Inmolo oppugnare- susurró y de inmediato utilizó el amuleto de curación para sanar la nueva herida que se había provocado a ella misa. No le gustaba nada utilizar estos artilugios pero quería vincularse al libro Uzza y sabía que Sofía podría curarse también.

[Sophie Elizabeth Granger]

En cuanto entraron al siguiente tramo de aquel lugar se vio metida en una especia de claro, algunas piedras, estalagmitas y estalactitas, adornaban aquella especia de cueva dándole una imagen como de un enorme hocico con dientes enormes. Por si esto fuera poco, ademas, estaban rodeados por cadáveres violentos dispuestos a atacarlos si acaso quedaban cerca de la orilla. Una luz brillante frente a ellos poco a poco fue formando nombres, parejas de contrincantes para un duelo, observo con curiosidad, para ver a quien pondrían frente a ella. Su sobrina lejana, Bodrick, bueno en algún momento fueron parientes, cuando se alejo de la Lockhart perdió todo lazo con ellos.

 

Se coloco frente a la bruja y se preparo para atacarla cuando un ardor en su pecho la hizo trastabillar, miro hacia abajo y pudo darse cuenta que los habían herido, seguramente con la daga, pues todos en aquel lugar tenían la misma herida que comenzaron a curar enseguida.

 

- curacion - pensó y la herida comenzó a curarse enseguida eso le daba oportunidad de atacar a su contrincante casi al instante. Miro a la chica y levanto la mano para atraer su siguiente arma. - Daga del sacrificio - esta apareció enseguida en su mano y la bajo para dañar su mano que era la misma donde había visto a la joven usar su varita

 

-inmolo opugnare - dijo mientras la daga atravesaba su piel y un reguero de sangre caía de su mano al suelo, acción que se repetía en la mano de Bodrick que ahora tendría que perder el tiempo curándose o dejar la herida y morir desangrada.

 

Guardo la daga en su cintura, la ocuparía mas veces, estaba segura, ahora lanzo otro hechizo mas, el juramento, puesto que había herido a la bruja ahora tenia el poder de lanzar este hechizo sobre ella

 

- Juro no lanzar hechizos no verbales - con ello la imposibilitaba de tomarla por sorpresa con hechizos que no podía escuchar y que no conocería hasta que impactaran en ella. Tenia que ganar tiempo y no se le ocurría otra cosa. Ahora solo quedaba esperar la respuesta de su compañera de duelo

[Bodrik]

 

 

Por alguna razón desconocida para ella su compañera Sofía había decidido ignorar su primer movimiento. Todos los competidores se habían curado así mismos cuando la daga les había herido el pecho, pero Bodrik la había usado nuevamente para herir a su compañera, una herida no tan profunda como la que habían sufrido en el pecho, pero suficiente para dejarla debilitada. La herida que Bodrik había realizado había comenzado a sangrar en el brazo donde la mujer sostenía su varita y hubiese podido curarse con un simple episkey, razón por la que resultaba extraño que su compañera prefiriera desangrarse.

Por fortuna Bodrik había decidido activar su amuleto de curación para así mantenerse a salvo de las heridas que le fuesen provocadas, aunque de todas formas estaría pendiente por si necesitaba algún hechizo para reforzar cualquier herida que pudiera tener en su cuerpo. Y pronto lo necesitaría pues la primera acción de Sofá en lugar de curarse había sido utilizar el hechizo de la daga para hacerle daño a la joven bruja en el brazo que sostenía la varita, pero eso no sería un problema grave, pero ella tenía una idea de lo que pudiera pretender la bruja y pensó en adelantarse a su siguiente hechizo cambiando su vatita de mano , intercalándole una Maldición antes que pudiera decir el juramento.

En consecuencia su compañera Sofía había dicho yo turo de una manera algo graciosa que le saco una sonrisa a la joven Lockhart quien no había reconocido a su contrincante como su tía, seguramente porque había cambiado mucho su aspecto y por qué hacía bastante tiempo habían dejado de verse.

En ese momento guardó la daga en su bolsito para tener total libertad de movimiento durante el duelo y sabiendo que de necesitarla la daga volvería a su mano de inmediato. Así mismo paso su mano libre sobre la herida dejando la sana por completo pues su amuleto de curación era muy efectivo para estas cuestiones

[Mia.]

El tiempo parecía transcurrir de manera lenta en aquel sitio, todo era una maraña de polvo mezclado con hechizos por doquier, más de uno de los presentes habían comenzado con sus duelos, ¿cuánto podrían seguir con ellos? No estaba del todo segura, sin embargo, al menos tenía claro que ella lo lograría y que al final del día lograría vincular sus poderes con los del Libro de la Sangre, y ser un poco más poderosa de lo que ya era.

 

Con ese pensamiento, observó los movimientos de Nathan, aunque no había mucho que observar realmente, puesto que el mago se había quedado mudo y petrificado pensando en todo lo que recientemente había realizado la Black Lestrange en su contra, deseando tener un poco más de acción, esbozó una media sonrisa y comenzó a jugar con su varita mágica entre sus manos, perdiendo un poco la paciencia que le sobraba.

 

Justo en el instante en que atacaría por segunda ocasión al Weasley, una roca se desprendió del techo de la cueva, lo que generó que la rubia soltará un pequeño gemido por la sorpresa, sin embargo, tomando la total iniciativa de no resultar herida, pensó en un Salvaguarda Mágica, lo que generó que su cuerpo se transformara en una masa intangible que permitió que la roca la traspasará y cayera a un costado de su posición.

 

Estaba totalmente ilesa gracias a su rápido pensar, pero ¿cuándo más tendría que estar con los sentidos al cien por ciento? No lo tenía del todo claro, por lo que simplemente soltó un suspiro y prestó atención al duelo que recientemente habían iniciado Bodrik y Sofía, nada fuera de lo normal, de la misma manera que Goderic y Emily continuaban lanzándose algunos hechizos. Todo continuaba con su cause normal, esperando pronto continuar ella con el mismo cause, esbozó una media sonrisa y mantuvo su varita en ristre.

[Emily Karkarov]

Siente perplejidad al ver que Goderic no realiza ningún hechizo luego de haber conjurado algunos globos y chispas rojas. Los observa por un momento antes de que desaparezcan completamente volando o reventándose por la misma caverna en la que se encuentran. Aquello le hacen pensar en los gemelos y cree que a ellos quizás les gustaría aquella invención de su padre. después de todo eran pequeños e impresionables. También recuerda que aquella caverna le recuerda un poco a donde habían tenido su duelo en el curso pasado.

 

Se revisa la sangre que todavía tiene en la muñeca izquierda, meditando por solo un segundo lo que hará a continuación. Invoca la daga del sacrificio apareciendo en su mano libre. ‹‹Immolo oppugnare›› dice en voz baja, cuando se materializa. Sostiene la daga con firmeza y hace con delicadeza un largo corte sobre su brazo. La profundidad de la herida o el sadismo al clavar la daga no merman el impacto sobre su rival, ni sobre ella. De cualquier forma ambos deberán curarse si no quieren morir desangrados luego de un tiempo.

 

Sigue estando algo contrariada, pues pensaba que había sido presa de una maldición nuevamente y que solo iba a poder invocar la daga, mas no atacar. Se equivocaba, obviamente, pues la sangre ya brota de las heridas en ambos magos. Entreabre los labios para decir un juramento pero siente como si una fuerza desconocida la impulsa a no hacerlo. Mira hacia todos los lados con la vista y es cuando entiende lo que impedía a Goderic atacarla nuevamente.

 

No son solo ellos quienes están sufriendo aquella para obligatoria, sino que Nathan y Mia también estuvieron así por un par de minutos. Busca con la mirada a Bodrik y al encontrarse se sorprende de saber que su duelo recién empieza ¿le habría pasado algo antes de entrar a ese espacio en la caverna? Pero poco y nada puede hacer, le habían dicho que no podía interferir en los duelos de los demás, ni abandonar el propio.

 

Una marca de sangre hace que pierda tiempo valioso. Goderic y ella se quedan inmóviles, esperando que pasen los minutos necesarios para que el efecto desaparezca completamente. Emily alza los hombros en señal de no saber qué más hacer aparte de esperar. Una espera no tan agradable pues la bruja sigue sangrando. ‹‹Curación›› piensa, recordando que estaba perdiendo por distraerse.

[Bodrik]

 

 

Las cosas dentro de la caverna no habían mejorado en nada. Un grupo de criaturas no muertas Inferis , Zombies, eso daba igual porque se trataba de seres que habían estado muertos una cantidad de terminada de tiempo; unos más que otros pero que por alguna razón no se habían quedado enterrados en sus respectivas tumbas, sino que los primeros había sido levantados por medio de magia oscura y prohibida, y los segundos habían sido el resultado de una epidemia, virus o cualquier tipo de enfermedad que convirtiera sus cuerpos en depredadores en busca de carne viva.

Bodrik se preguntaba si en algún momento aquellos seres dejarían de custodiarlos inmóviles o quizá en algún momento se enloquecerían y comenzarían a atacar a los alumnos de forma indiscriminada, pero ese no era el único inconveniente que los aprendices debían sortear en aquel escondido lugar, pues cada cierto tiempo algo inesperado sucedía y como si fuera un presentimiento Bodrik hizo un- Finite incaantatem– pensó tratando de evitar así que en su cuerpo permaneciera la marca de sangre que había visto en el cuerpo de algunos de sus compañeros. El hechizo servia para finalizar los efectos de encantamientos fisicos.

[Nate Weasley]

Las fiesta dentro de aquel mausoleo horripilante proseguía, y Nathan tuvo que contemplar como una tajante herida se abría en su pecho producto de un maleficio encantado por su oponente, cómo su propio Morphos había fallado miserablemente luego de una buena intercalación por parte de la Black Lestrange y cómo de pronto un trozo de roca se desprendió del techo. Nathan no tuvo demasiado tiempo para pensar, e hizo lo único que su cuerpo le comandó como reflejo.

 

- ¡Morphos! - dijo, apuntando a la roca, y esta se transformó en medio de su trayectoria en una almohada que cayó sin hacer daño a nadie entre medio de Nathan y Mía. Lejos de dejarse sorprender por las trampas que había en aquel lugar, el Weasley tomó acción y aprovechó para pensar en un eficaz Episkey que selló completamente la herida causada por la daga.

 

Algo incómodo por la cantidad de sangre que había perdido recientemente, pero a sabiendas de que los hechizos curativos regeneraban aquel líquido tejido en cuestión de segundos, decidió tomar cartas más profundas en el asunto e invocar, al igual que su compañera, la daga del sacrificio que quedó alojada en el bolsillo de su túnica para un futuro uso que el Weasley pudiese darle en el transcurso del duelo.

 

Por último, pensó en un último maldición que podría llegar a poner a su compañera en apuros y que dejaría su próximo hechizo ridiculizado.

[Goderic Slithering]

Cada duelo tomaba distinto curso. Sin embargo, resultó ser bastante notorio que todos querían utilizar al máximo en tiempo y variedad los hechizos aprendidos con el Libro de la Sangre. Su oponente no era la excepción y utilizó la daga al igual que él lo había hecho segundos antes: para atacar. Su brazo comenzó a sangrar sin hacerse esperar. El dolor fue intenso y punzante pero lo soportó sin mayores problemas.

Acercó su varita al lugar de la herida y simplemente pensó en un Episkey. Su sangre dejó de fluir y el corte cerró en cuestión de segundos. Por su parte, Emily se encontraba quieta debido a la marca de sangre que él había pasado hace poco tiempo atrás. No había nada que pudiera hacer debido a la marca de sangre. Sin embargo, al momento exacto en que dejó de hacer efecto utilizó el amuleto de curación para regenerar su herida autoinfligida.

Ambos se encontraban en igualdad de condiciones aunque temía que un pequeño error pudiese cambiar todo el panorama. Levantó su varita con rapidez y apuntando a su sobrina simplemente pensó en una sencilla pero eficaz <<Maldición>>. Con aquel hechizo la mala suerte caería sobre la bruja. Él había sido víctima de la mala suerte muchas veces y sabía a ciencia cierta lo malo que podía ser aunque siempre le había parecido divertida dicha experiencia siempre y cuando no tuviera nada tan importante que hacer y que se viera afectado por ello.

El duelo era interesante sin la necesidad de la interrupción de los profesores aunque temía que ni ellos ni algún Uzza los dejarían tranquilos por lo que Goderic no solo estaba atento a su oponente sino a todo su alrededor. Había que ser precavido, sabía del poder del clan y no quería que un estricto Uzza le hiciera pasar un mal rato por haber bajado la guardia frente a él.

[Emily Karkarov]

Emily alza su varita mágica en dirección a su tío, que se cura de las heridas provocadas por la daga. No le sorprende que lo haga, es más, esperaba que ese fuera el resultado. El indiscutible olor a sangre inunda el ambiente, lo hace hostil y casi le recuerda al de las batallas, de las cuales poco o nada sabe ahora. Frunce la nariz un poco y decide ignorar todo ese tipo de cosas, pues está casi segura de que tendría un tremendo resfriado luego.

 

Sin sentirse demasiado segura de los hechizos que puede usar estando presa de una maldición, se siente limitada. Demasiado. No hay muchas cosas que pueda hacer con su poder actual. Se acomoda un mechón de cabello que impide un poco su visibilidad y mantiene la firmeza en el brazo con el que porta la varita, su siguiente acción es un rayo y necesita toda la mejor puntería de la que es capaz.

 

‹‹Babosas›› piensa Emily. No es el rayo más efectivo, tampoco el más poderoso pero lo puede hacer sin necesidad de pronunciar nada. La maldición debía desaparecer para el instante en el que el rayo diera con Goderic. O en el instante en que el mago lo detuviera. Espera que pase ésto último los problemas intestinales con las babosas eran de las cosas más asquerosas que Emily ha presenciado y no quería ver a Goderic en ese estado.

 

―Incárcerus ―dice entonces. Siente la garganta algo seca de no haber hablado durante tanto tiempo. Las tres cuerdas salen de la varita de la bruja viajando hacia el mago. La primera ataría sus brazos de forma que no pudiera apuntarle con claridad; la segunda iría a su cuello para aprisionarlo con firmeza, quizás impidiéndole respirar completamente con el tiempo . La tercera y última iba directo a sus pies, como si de un zancadilla se tratara.

[Goderic Slithering]

—No pienses que te librarás— dijo Goderic cuando un rayo no verbal viajaba hacia él.

Suponía que sería un babosas, aunque bien podría ser un crece-uñas pero cualquiera que fuese el mago no tenía intenciones de defenderse de aquel hechizo. Antes que la bruja continuara atacando simplemente pensó nuevamente en una Maldición que volvió a provocar que la buena suerte sólo fuese un recuerdo y la mala se apoderó de todo su existir.

Prueba física de ello fue que su intento de Incárcerus fuese reemplazado por una versión ridícula de éste. Le pareció escuchar un <<Incaramelus>>, no obstante ningún efecto pareció provocar a ninguno de los dos. Bufó algo aburrido, su hechizo malogrado al menos había servido para lanzar globos. Claro, aquel bufido no fue realizado con éxito ya que en el momento que lo hacía una nueva babosa era expulsada con fuerza de su boca, dejando una fina baba colgando de ésta.

Utilizó su mano para limpiar la viscosidad que las continuas babosas no dejaban de generar. Otro retortijón sólo ocasionó que una nueva babosa surgiera con ímpetu. Podía fácilmente liberarse de su maldición con un finite y eso hizo cuando pensó concentrado en un <<Finite Incantatem>>. Tenía planeado seguir atacando pero notó como uno de los profesores utilizaba un juramento de sangre para prohibirles lanzar rayos y silenciado como estaba poco y nada podía hacer ofensivamente hablando. Bufó nuevamente aunque esta vez con éxito.

Ya podía hablar con normalidad sin que alguna curiosa babosa quisiera ver la luz del sol y dejar su hogar como lo era su estómago... aunque realmente nunca había aprendido a ciencia cierta de dónde venían las babosas: del estómago, del intestino, de la laringe, de la boca, etc. Sería un misterio que no resolvería hoy. Miró con una sonrisa a Emily y con un ademán la invitó a continuar el duelo. No había tenido la oportunidad de jurar nada, sólo esperaba que le duelo presentara los momentos oportunos para poder hacerlo, ya habían proba la maldición y la invocación de la daga sólo faltaba el Juramento de Sangre.