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Encantamientos.


Ky.
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Encantamientos

 

Alumnos:

- Niko Uzumaki

- Sally Sigel

- Nathan A. Weasley

- Ernest Macnair Wilfred

- Syrius McGonagall

 

Elizabeth admiraba el paisaje que le rodeaba, era tan verde y natural que la hacia sentirse tranquila y en paz, aquel aspecto e influencia era la que tenían los jardines de la Universidad. El mes pasado había estado lleno de cambios, pero a pesar de ellos se pudo relajar sin la presión de tener que cumplir con alguna obligación dentro de las instalaciones educativas, a excepción de una que otra clase donde ella era alumna, para todo lo demás tenía a su mejor amigo, Ari, que se encargaba de cumplirle todos sus caprichos.

 

A pesar que aquel mes no se sentía bien para dar la clase, no podía encargarle la clase dos meses seguidos a su amigo, se le hacía demasiado encaje. Por lo que para este mes era ella quien debía estar al frente de sus alumnos; la Malfoy tenía la mente fresca y llena de ideas para que sus pupilos pudieran aprender con la práctica los encantamientos que les debían ser de utilidad.

 

Aquella mañana se había enterado quienes serían sus alumnos de ese mes, si en algún momento en su pasado había tenido la oportunidad de haber tratado con ellos en ese momento no lo recordaba, al igual que no recordaba mucho de su vida. Sufría de muchas lagunas mentales, como si alguien le hubiese arrebatado parte de sus recuerdos, sin importarle la forma en que aquella experiencia podía marcarle.

 

Así que admirando la naturaleza que rodeaba a la universidad, se le ocurrió que la mejor forma de practicar un encantamiento era ir de excursión a un lugar altamente transitado por muggles, al menos en aquel sitio iban a tener que utilizar encantamientos protectores. Y algunos otros, ya que solo iban a poder llevar una pequeña bolsa y debían llevar todo lo necesario para subsistir en aquel lugar durante un mes.

 

A la demonio le gustaba tener todo en orden, por lo que en su cabeza empezaba a hacer una lista de lo que iban a utilizar. La casa de campaña en la que ya tenía un hechizo de expansión, el mismo hechizo que tenía el Lamborghini murciélago, aparcado en las afueras de la Mansión Malfoy. La comida y el agua que si bien cada uno debía llevar, ella llevaba un poco más por si algún despistado la había olvidado en casa y por último el buscar con quien iba a dejar a su pequeño, ya que no le gustaba que le acompañara en lo laboral.

 

Un día antes de empezar el curso, tomo un par de pergaminos y garabateó algunas lineas, para darles la fecha y el lugar de reunión a las personas que iban a quedar a su cargo, convirtiendo aquellas en aviones de papel exactamente como un memorándum del Ministerio. Lamentablemente, no había logrado que Ari se quedara a cuidar al pequeño Dexter, por lo que también preparo algunas cosas para su pequeño hijo de 5 años.

 

Ambos, Elizabeth y Dexter, se presentaron frente a los chicos vestidos de forma similar, ella unos pantalones con un estampado de camuflaje rojo lleno de diferentes bolsas, una playera gris sin mangas y una chamarra que venía en conjunto con los pantalones, más una gorra que le pudiera cubrir del sol, sus zapatos eran unos tenis negros, era la primera vez que había dejado las botas negras de lado para sentirse cómoda con aquella experiencia.

 

Dexter, un niño de 5 años, ojos grises y cabello castaño, que estaba tomado de la mano de la demonio, iba vestido de la misma manera, solo que su playera y tenis eran color blanco. Faltaban 10 minutos para que sus alumnos comenzaran a llegar, no debían tardar mucho en hacer acto de presencia, la primer persona de sus pupilos había llegado puntual a la clase por lo que se relajo, había pensado que quizás nadie iba a dar con el lugar de reunión. A los pocos minutos había llegado una segunda persona y así sucesivamente hasta que todos los chicos que tomarían la clase estaban frente a ella, por lo que pudo empezar a dar la clase.

 

Sean bienvenidos a Encantamientos, donde podrán poner en práctica aquello que aprendieron y ya tienen una idea de cómo llevarlo a cabo. Mi nombre es Elizabeth Malfoy, y prácticamente seré su examinadora durante la clase. —apenas había hecho una pausa de cinco segundos, sin dar oportunidad a que las personas frente a ella se presentaran. —Como se los explique en el memorándum nos iremos a acampar, pero nos trasladaremos en escoba. Hagan el favor de llamar a sus respectivas escobas, para poder irnos.

 

En lo que esperaba que los jóvenes hicieran lo que les había pedido, ella hizo lo propio. Al tener una de sus escobas frente a ella, subió a Dexter, para después montarse ella. Estando ella arriba de la escoba y mirando a sus alumnos golpeó el suelo del lugar para elevarse unos cuantos metros.

 

De aquella manera empezó su viaje a Chichen Itza en la península de Yucatan que se encontraba en México, pero su poco conocimiento sobre meteorología no le había prevenido acerca de la tormenta que se efectuaba mientras surcaban el cielo, lo único que llegaba a ver era agua por todos lados, así que tomó su varita esperando que sus pupilos hicieran lo propio y apuntando a su ropa, escoba e hijo hizo que su ropa se impermeabilizara.

 

Por nuestra propia seguridad, deberíamos descender. —señalo a la gran isla que se veía, aún no llegaban a su destino, lo sabia por que ya había hecho aquel recorrido más de una vez en escoba así que a su vez sabía que aquella isla, La Habana, era transitada por muggles. —Lo mejor será que cuando descendamos, nos aseguremos de poner protección en el perímetro donde esperaremos que la tormenta se detenga. —hablo de forma clara a los presentes. Dicho lo ultimo, descendió en picada, agarrando a su pequeño para que no cayera de la escoba.

 

Al tocar suelo, movió su varita un par de veces, sin prestar atención a lo que hacían sus alumnos, debía montar la casa de campaña para evitar que Dexter se enfermará, cuando por fin término de instalarse, dejando a su pequeño dormido dentro de la casa de campaña y ayudar a poner protección a su alrededor se acercó a sus alumnos.

 

No he tenido el placer de conocerles, me encantaría saber ¿cómo se llaman y que esperan de esta clase? —pregunto con una sonrisa mientras se frotaba las manos. Esperaba una respuesta sincera pero más allá de lo que ya era obvio como adquirir el conocimiento.

Editado por Shalyit Malfoy Karkarov

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Hacía ya tiempo que venía posponiendo el tomar aquella clase, y la razón detrás de ello eran motivos que el Weasley aún no podía dilucidar completamente. Quizá era porque, en un pasado no muy lejano, cuando tomó la clase de encantamientos en la antigua Academia de Magia y Hechicería, su experiencia no fue demasiado grata. No obstante, tras un poco de auto-convencimiento, logró inscribirse para aquella clase que tomaría lugar en los primeros días de Mayo y que constituiría, seguramente, una aventura para recordar. Se había enterado, además, que algunos de sus amigos también participarían de la clase, por lo cual estaba seguro de que al menos se divertiría.

 

- Allá vamos, una más y una menos. - soltó vago, mientras caminaba por los terrenos aledaños al edificio de la universidad en búsqueda del punto de reunión que había acordado con la profesora.

 

De sus hombros pendía una especie de mochila sumamente grande que había comprado en un local muggle y a la cual le había aplicado un encantamiento de extensión indetectable. Esperaba que a su profesora no se le ocurriese revisar el equipaje del Weasley puesto que notaría de inmediato que había sufrido una modificación mágica. Aferró fuertemente las cuerdas y continuó caminando con el sol golpeándole en la cara y el fresco viento de una primavera precoz alborotando sus cabellos.

 

Finalmente llegó al punto de reunión, y rápidamente sus compañeros llegaron también, para entonces recibir las instrucciones de la profesora, quien se tomó poco tiempo para introducirse y en cambio prefirió poner a prueba uno de los más básicos conocimientos de encantamientos. Una escoba? ¿A dónde vamos? >> pensó el Weasley, quien no perdió demasiado tiempo y rápidamente pensó en la Nimbus 2001 que descansaba en el depósito de la Mansión Weasley... invocarla sería pan comido, aunque hacía tiempo que no practicaba un encantamiento invocador a tanta distancia.

 

- ¡Accio Escoba! - murmuró, y la vibración en su varita le hizo saber que el encantamiento había sido efectivo. No tuvo que hacer más que esperar unos cuarenta segundos durante los cuales la escoba surcó la distancia que separaba Ottery St. Catchpole de las inmediaciones de la universidad, para finalmente aparecerse por detrás de unos árboles y terminar junto al Weasley, quien la tomó en el vuelo y rápidamente montó en ella.

 

Allá vamos...>> pensó, mientras ascendía hacia el cielo.

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El Macnair habia recibido la carta de la Universidad, en la que se le hacia saber que la clase de Encantamientos en la misma estaba por comenzar, era diferente a las otras cartas que en algun momento habia recibido, puesto que esta no involucro ningun hechizo, sino que fue como los memorandum´s que le llegaban cuando era inquisidor, suspiro inquieto mientras buscaba alguna cosa que ponerse en el closet de su habitacion para dirigirse a clases...

 

Segun el papel que el hechicero habia recibido iban a salir de la universidad, penso si debia avisar a su familia o no, sin embargo decidio dejar aunque fuese una pequeña nota para dar a conocer donde iba...

 

Querida Familia:

 

Me ire por un mes de Excursion por clases de la Universidad, Solo me apareceria en el ministerio a caso de alguna

emergencia, no se asusten estare bien...-

 

Ernest Macnair

 

Sonrio y dejo la nota en el comedor de la Mansion, despues subio a preparar su mochila con las cosas que llevaria y algo que pudiera protegerlo tanto del frio como del calor, tambien le habian ordenado llevar lunch en la carta avioncito de papel...

 

Despues de un rato de estar indeciso, habia decidido que ponerse y que meter ahi en la mochila, mas que dejar ahi en la Mansion, lo que dejaria en la mansion estaba ya arrumbado en la cama, la nimbus 3000 se encontraba ahi, unos cuantos cuadernos que habia llevado a Hogwarts tambien se encontraban en esa parte junto con la pocima para dormir...

 

En la mochila ya habia puesto unos libros que podrian serle de utilidad y que habia conseguido en el Callejon Diagon como por ejemplo "Encantamientos avanzados por Snow" su catalejo una casa de campaña y su catalejo junto con ropa de emergencia por si necesitaba cambiarse y unos cuantos sandwiches de atun, esto no hubiese sido posible si no fuese por que el Macnair le habia puesto un hechizo de ampliacion a esta mochila...

 

De ropa llevaba puesta una playera azul cielo y unos pantalones de mezclilla del mismo color, tambien llevaba unos tenis blancos que podian cerrarse con belcro y una gorra de John Deere..

 

Al salir de la Mansion con mochila puesta desaparecio con un movimiento gracil cual si fuera una bailarina...

 

-----

Aparecio en los terrenos de la universidad, mientras buscaba el lugar donde se impartiria la clase, unos minutos mas tardes llego a los jardines de esta donde empezaria la clase...

 

Miro que habian llegado 3 personas, una de ellas tal vez era la maestra, otra era un niño pequeño con lo que el Macnair enarco una ceja, ¿que hacia un niño en una clase tan avanzada?- Se pregunto el Macnair con curiosidad, suspiro y se rasco la cabeza cuando no entendia algo...

 

Habia otra persona que se veia a primera vista era un alumno de la clase, pronto empezaron a llegar las demas personas y la chica que estaba se presento como la maestra de encantamientos, sin embargo lo que dijo despues hizo que en el Macnair se dibujara una mueca de disgusto..

 

-¿Escoba? Pense que nos apareceriamos, algo mucho mas sencillo de hacer...- dijo suspirando mientras sacaba la varita que tenia guardada en el bolsillo izquierdo del pantalon...

 

-Accio Escoba- dijo y mientras esperaba su escoba miro que la profesora subia al chiquillo en una escoba suya, eso hizo que el Macnair pensara o que era su hijo o alguien de la universidad se lo habia encargado y ya no se fijo mas en ello...

 

La Nimbus llego a las manos del Macnair sin problema alguno y empezo a volar por primera vez en su escoba...

 

-Espero no tener problemas con el Ministerio ya que no tengo licencia de vuelo- dijo para si mientras empezaba a subir y seguia a su maestra y compañero..

 

El Macnair no podia concentrarse mucho, la escoba se bamboleaba mucho y no habia forma de detenerla o evitar esto, tal vez era culpa de la mochila y penso en quitarsela, sin embargo este pensamiento habia llegado tarde pues habian llegado a una zona bastante fea de tormenta...

 

-Maldita sea- dijo mientras sacaba la varita para aplicarse el encantamiento que le iba a ser de ayuda para no perder visibilidad en la tormenta...

 

-Impervius- dijo y sus ojos como si fueran unos limpia parabrisas de coche muggle pudieron ver y bastante a tiempo pues estuvo a un metro de chocar con un arbol que se parecia mucho al sauce boxeador de Hogwarts, gracias al viraje brusco la mochila del Macnair estuvo a punto de caerse junto con el sin embargo pronto recupero la estabilidad y la mochila aunque ya sin los sandwiches de atun pues estos se habian ido volando...hasta abajo...

 

-Y adios comida para mi...- dijo con tristeza el Macnair mientras oia las indicaciones de la maestra, asintio y bajo rumbo a la Habana para aterrizar de manera forzada en esta...

 

-En serio, prefiero 1000 veces la aparicion- dijo en un susurro mientras sacudia la escoba y oia lo que la profesora preguntaba...

 

Ernest levanto primero la mano y dio un paso adelante decidido...

 

-Mi nombre es Ernest Macnair Wilfred, soy actual sanador especializado en Psicologia de San Mungo y lo que espero de esta clase, es reforzar lo que he aprendido en Hogwarts ademas de que hay encantamientos que no domino muy bien como el Wingardium Leviosa y poder practicarlos seria bastante util, y si de paso aprendo alguno nuevo o como hacer uno propio seria bastante cool...

 

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Un mes pasó desde que bajó del avión y se emprendió en la aventura más compleja de su vida, un mes de muchas emociones y demasiadas asimilaciones. Ser un mago hecho y derecho en un lugar como Inglaterra necesitaba mucha preparación si se empezaba de cero y Edward se percató de aquello apenas pisó el Castillo Evans McGonagall.

 

Y ahora se encontraba caminando por el campus de la Universidad Mágica como si fuera uno más, sin los temores y dudas que lo devoraban por dentro cada vez que se enfrentaba a algo como aquello, ya no temía hacer el ridículo o quedarse en blanco cada vez que magos hablan de cosas que él no tenía ni remota idea de que se trataba.

 

Estaban en plena primavera, la temperatura era agradable, los arboles florecían y las personas parecían ponerse a tono con la temporada, se escuchaban más risas, se veían más colores en las ropas como si se despertaran del letargo que imponía en invierno. La Universidad Mágica no era la excepción, pero en aquel lugar traído desde Oriente las temperaturas no eran simplemente agradables sino tórridas, siempre arriba de los treinta grados, los arboles florecían, pero con flores exóticas y del río que delimitaba los terrenos se levantaba una brisa con olor dulzón y fresco.

 

El pelinegro deseaba poder ir hasta la rivera y dejarse caer sobre el verde pasto y embriagarse por el frescor del lugar, quizás mojarse los pies en las claras aguas y endulzarse la boca con los jugosos dátiles que pendían de las palmeras ¿Quién no querría aquello? Pero no podía, tomaría su primera clase Universitaria no de manera oficial, ya que poseía el conocimiento en cuestión, sino como oyente para reforzar lo sabido.

 

El punto de encuentro era fuera de los edificios, no se encontrarían en un salón y por lo que decía el pergamino que dejó arrugado en un rincón de su habitación, la clase no se desarrollaría dentro de uno. En el mismo bolso con el que llegó a Londres cargaba muchos utensilios para lo que parecería ser un campamento, una carpa, comida para varias semanas, gasas, alcohol, vendas en fin un pequeño botiquín de primeros auxilios, varias mudas de ropa, y un libro viejo y polvoriento que parecía fuera de lugar junto al resto de las cosas.

 

El sonido de un grupo de voces lo precedió mientras cruzaba un seto repleto de pequeñas flores doradas y frente a una fuente encontró a su clase. La mujer que estaba enfrente no podía ser otra que su profesora, parecía muy joven y era muy atractiva, ojos claros y cabellos negros como la noche y cuerpo muy torneado. No era para nada lo que se esperaba el ojiazul, no era la vieja exigente y olvidadiza que se imaginó. Cargaba a un pequeño niño en brazos ¿Su hijo acaso? Su sorpresa fue enorme cuando se dio cuenta de que uno de sus dos compañeros, el de ojos oscuro y cabello negro no era otro que su padrino, le sonrió desde su posición a manera de saludo.

 

El otro chico era desconocido, pero tenía los ojos más particulares que hubiera visto, amarillos y con pupilas dispares de formar muy extrañas. ¿Sería humano? Todos eran una sorpresa para el pelinegro y él también podría serlo para el resto, con sus casi dos metros de estatura el chico de diecinueve años se alzaba por muy encima del resto. Ventajas en ciertas cosas y desventajoso en muchas otras.

 

-Escoba – susurró e inmediatamente su bella escoba voladora (regalo de Bel) saltó a su mano. Pasó una pierna sobre ella y golpeó con fuerza el duro suelo, en segundos la inmensidad de la Universidad y el desierto rojizos se extendió a sus pies mientras tomaba altitud en el claro cielo.

 

Volar fue de los placeres que lamentó no haber conocido antes, amaba volar se sentía libre, un halcón, podía ver todo y más estaba enamorado de la sensación del viento mientras agitaba sus cabellos con violencia cuando tomaba velocidad, de lo silencioso que se podía volver el mundo desde las alturas, en los cielos Edward era otro.

 

Horas de vuelo a alta velocidad, y el desierto dio paso a los campos verdes de la campiña inglesa, montañas irlandesas y alguna que otra mancha gris que representaba una ciudad para después enfrentarse al infinito azul del océano. ¿Chichen Itzá? Cruzaban el Atlántico ¿Pasarían por su país de origen? ¿Volvería a los Estados Unidos?, volar tanto tiempo y en silenciosa formación dejaba mucho tiempo para pensar y hablar con un mismo.

 

La tormenta les llegó sin aviso, los tomó por sorpresa. Los cielos eran negros, los rayos cruzaban el aire y la lluvia les empapaba los cuerpos y les dificultaba la visión, la voz de la mujer se oyó por sobre los truenos y el ojiazul se apuntó con la varita y dijo con esfuerzo por la lluvia que entraba por su boca – Impervius – y el efecto fue inmediato. La lluvia seguía cayendo sobre el pero ahora no lo mojaba lo recorría como si lo envolviera una capa protectora y caía al mar tormentoso de abajo.

 

Ya no podía mojarse más, pero eso no significaba que estuviera seco, la velocidad y altura a la que iban hacia que el agua en sus cuerpos se volviera fría, muy fría notaba como temblaban sus manos levemente entorno a la escoba.

 

La profesora parecía pensar lo mismo que Smith, era una locura seguir volando con aquel tiempo, por lo que ordenó descender hacia la isla que ahora se extendía bajo ellos. Sin dudarlo Edward siguió al grupo y pisó tierra firme, la temperatura en aquel lugar pese a la tormenta era cálida, la vegetación que los rodeaba era tropical lo que le hacía pensar que se encontraban en alguna isla del Caribe.

 

Siguiendo las órdenes Edward sacó su varita y comenzó a murmurar – Salvio Hexia, Protego Totalum, Muffliato, Repelio Muggletum – notaba como el aire cambiaba ligeramente donde estaban mientras los encantamientos protectores hacían su trabajo. Una vez finalizado aquello, armó su carpa y se cambió de ropa por algo que estuviera seco. Fuera la lluvia seguía cayendo, pero tras una nueva tanda de encantamiento impermeabilizador no fue más problema.

 

Salió fuera y comenzó la ronda de presentaciones, el chico de peculiares ojos se llamaba Andrew y era sanador en San Mungo – Me llamó Edward Smith actualmente no tengo empleo y hace poco menos de un mes que estoy en Inglaterra, vengo de los Estados Unidos, pero tengo lazos con la Familia Evans McGonagall, sobre esta clase al igual que mi compañero espero reforzar los conocimientos ya obtenidos y claro esta aprender algo más – concluyó de hablar.

 

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- ¿Un campamento? - El fastidio que le generaba tener que ir a pasar unos días de campamento era evidente. La naturaleza era su mejor amiga pero al mismo tiempo odiaba estar mucho tiempo metido dentro de una carpa y en la misma zona, le parecía muy aburrido y una forma muy poco agradable de disfrutar lo que se encontraba a su alrededor.

 

- Al menos la compañía será buena - Suspiró en señal de resignación, en la clase se encontraban algunos de sus amigos y compañeros de bando así que si se aburría o no le agradaba algo de la clase, los tendría a ellos para solucionarlo y modificar un poco el curso de las cosas. Un buen grupo era el secreto para una buena clase, o al menos eso era lo que el Tonks pensaba.

 

- Creo que voy a necesitar bastantes cosas - Le dijo a su elfo, siempre le ayudaba a organizar todos su objetos para las clases pero esta vez tendría que esforzarse mucho más. Su mochila como siempre podía guardar muchas cosas - Una de estas, y de estas también... y por supuesto mi Nimbus 2001 - Había tomado un ejemplar de cada una de sus pociones por si llegaba a necesitarlas y una escoba en caso de necesitar volar o realizar alguna tarea de observación desde el aire.

 

- Hora de partir - Finalizó mientras abandonaba su habitación, no se acostumbraba a vivir junto con los Dumbledore pero pronto lo haría. En su cuello se encontraban todos los amuletos de sus libros, sabía que era muy poderosos y que en un campamento siempre había peligros así que no le vendría mal un poco de ayuda en caso de ser necesario defenderse o defender a alguno de sus compañeros.

*****

- Ya comienza a ser demasiado familiar este lugar - Había tomado tantas clase de conocimientos, libros y habilidad los últimos meses que ya conocía el lugar bastante bien. El Knight comenzó a caminar en busca del lugar en el que se realizaría la clase. Al llegar al punto de encuentro notó que algunos de sus compañeros ya habían llegado, pero faltaba una persona - Siempre llegando tarde - Pensó, Sally había llegado muy sobre el tiempo a su última clase.

 

- Tal como pensaba - Como siempre muchos comentarios pasaban por su mente. Había hecho bien en traer su escoba, así que conseguirla sería muy rápido - Accio Nimbus - Susurró mientras apuntaba al interior de su mochila, unos segundos después ya se encontraba sobre su escoba listo para iniciar el viaje. Sus compañeros habían hecho lo mismo aunque con menos velocidad debido a que sus escobas no estaban tan cerca.

 

Todos comenzaron a volar, pero el clima no estaba siendo muy amigable - Creo que no soy el único que debe tomar la clase de Meteorología - Susurró, el ruido de la tormenta no los dejaba escucharse si no gritaban así que ninguno de sus compañeros logró escuchar su comentario. Por suerte la profesora decidió que lo mejor era descender nuevamente, aunque justo en ese momento Niko había realizado un Impervius para evitar que la lluvia siguiera pasando por su ropa y su mochila.

 

- Espero que nuestro destino final no sea Estados Unidos - Pensó, si algo podía terminar de arruinar su clase sería tener que ir a dicho país, no le agradaba ni un poco. Quizás era demasiado inglés, pero odiaba tener contacto con los americanos, excepto si de su comida se trataba como en el Magic Grill, pero eso era más que suficiente para el Dumbledore.

 

- Muffliato - Susurró al descender, sabía que debían ocultarse y eso implicaba evitar que los vieran y que los pudieran escuchar. Al parecer todos los alumnos comenzaron a realizar varios hechizos, pero Niko prefería realizar el mismo varias veces mientras seguía la forma de un círculo. Sabía que las dos formas eran eficientes pero siempre le había gustado más hacerlo así.

 

- Ya era raro que no hubiera presentaciones - Pensó al escuchar que la profesora deseaba conocer un poco de ellos. Espero que algunos de sus compañeros hicieran su presentación para poder realizar la suya - Yo soy Niko Uzumaki, la verdad únicamente quiero aprender cosas nuevos. En un mundo como el nuestro es común utilizar encantamientos en todo momento y creo que es necesario saber manejarlos - Dijo, había esperado mucho para tomar la clase, pero era porque deseaba aprender mucho.

 

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Poco tiempo después de que comenzaron a surcar los cielos en dirección oeste, una amenazadora tormenta se dibujó en el suelo y trazó una fuerte tormenta que comenzó a abalanzarse sobre ellos. Rayos, un viento demasiado fuerte y una gruesa lámina de lluvia se ciñeron sobre ellos sin piedad en una combinación que ponía completamente en jaque el traslado hasta su lugar de excursión, además, el ruido del viento hacía casi imposible que ellos se comunicasen, aún peor teniendo en cuenta que estaban a varios metros de altura.

 

- Salvaguarda Mágica - dijo, aunque nadie más lo escucho, ni siquiera él: sólo el movimiento de sus labios y lengua le indicó que lo había conjurado. Su cuerpo se volvió intangible y el viento y la lluvia dejaron de molestarlo, el agua simplemente lo atravesaba o caía sobre su escoba que aún sufría las inclemencias del tiempo. Estaba a punto de sugerirlo cuando su profesora indicó que lo mejor sería descender, y a pesar de que no tenía una sensibilidad al cien por cien de su capacidad, su cuerpo lo agradeció.

 

Tocaron tierra firme, y por fin pudo escuchar la voz de su profesora que instruía que lo mejor era colocar encantamientos protectores para no ser encontrados por los muggles o cualquier visitante indeseado. El Weasley contempló con algo de lástima la figura del hijo de la profesora quien, disminuido por el frío, se había apuntado a aquella excursión de un mes que supuestamente tomaría lugar en México... si es que alguna vez llegaban.

 

- Protego Totallum - conjuró, abarcando un gran perímetro y aunando su conjuro al de sus compañeros - Salvio Hexia, Repello Muggletum, Muffliato, Cave Inmicum -repitió aquella serie de encantamientos una y otra vez, hasta que finalmente contempló como una esfera de protección se había conformado en torno a ellos como una especie de domo.

 

Estaba a punto de montar su tienda de acampar, cuando la profesora instó a todos a presentarse y sus compañeros siguieron diligentemente la orden.

 

- Mi nombre es Nathan Weasley y estoy aquí para... para aprender, simplemente. - dejó que sus palabras fueran degustadas unos segundos, para luego agregar - ¿Podríamos dividirnos en grupos y armar una fogata? ¿Conseguir comida?

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La energia y el querer ser el primero en presentarse le hizo olvidarse de algo mas que la profesora les habia pedido, proteger la isla de oidos y curiosos muggles para asi evitar el ser descubiertos por estos, solo se acordo al ver que los demas lo hacian sin problema alguno

 

-¿Porque siempre me olvido de algo?- dijo Moviendo negativamente la cabeza, miro los conjuros que sus compañeros habian hecho y aprovecho que el se habia adelantado para mientras oia las otras presentaciones hacer unos cuantos conjuros mas para proteccion de los compañeros y el

 

Avis- unos 12 cuervos salieron de la varita del chico y se elevaron por los aires para circundar la zona y avisar si habia alguien cercano..

 

-Salvio Hexia, Muffliato...- sabia que esos encantamientos ya sus compañeros los habian mencionado pero la verdad le servia reforzarlos...despues otros cuantos hechizos de proteccion oyo las palabras del primer chico que habia llegado a la clase, proponia dividirse en equipos y prender una fogata ademas de buscar comida...

 

-Impervius- dije de ultimo para evitar que a alguno de nosotros nos sorprendiera la lluvia nuevamente...- Podria ser buena idea eso...me quedo con la idea de Nathan...- dijo el Macnair, las ultimas clases que habia tenido en Hogwarts habian acabado con demasiada tension de parte de el y de Bon Kure, de quien hace mucho no sabia nada, asi que era mejor evitar ese tipo de conflictos en estos momentos...

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- Edward Smith - Pensó, había olvidado por completo la presentación del hombre pero su lugar de nacimiento le había atraído bastante, no sabía que había magos americanos en Londres y mucho menos en el Callejón Diagon. Al menos tenía un nuevo contacto para ofrecer y dar a conocer los servicios de su negocio, un poco de contacto con casa y su cultura siempre era bueno.

 

- Debo concentrarme - Sus pensamientos siempre lo hacían perder de las conversaciones y tenía como tarea aprender a manejar mejor su concentración en cada una de las situaciones. Dicha falta le había generado problemas en el pasado y era mejor no repetir los errores - Me encanta estar con Nathan - Agregó al interior de su mente, era un gran mago y una muy buena compañía, al menos se podría divertir en la clase.

 

- Me parece una gran idea, creo que voy prefiero encargarme de la fogata - El Tonks odiaba tener que buscar comida y a decir verdad no se le daba bastante bien. Cuando era pequeño siempre selecionaba mal todo y agarraba lo no comestible o venenoso, tendría que estudiar un poco mejor las plantas pero ya llegaría el momento para ello, por ahora tendría que aprender un poco más sobre el uso de los encantamientos.

 

El Dumbledore rápidamente buscó madera que estuviera completamente seca para poder realizar la fogata, sabía que podría crear fuego mágico pero siempre habría preferido poner madera para tener un mejor lugar en el cual proyectar el fuego - Incendio - Dijo - Incendio - Sabía que con uno solo no sería suficiente, las llamas salieron de su varita y comenzaron a calentar la madera que había acomodado unos segundos antes, poco a poco el fuego comenzó a adquirir fuerza y a emitir calor, algo perfecto para la lluvia.

 

- Listo, he terminado - Su tarea estaba hecha, ahora solo le quedaba esperar a que sus compañeros terminaran la búsqueda de comida aunque seguramente todos tenían un poco guardada en sus mochilas pero todavía no era un buen momento para mostrarla - Esto está mucho mejor - El frío que sentía debido a la ropa mojada no le agradaba, aunque había realizado un hechizo para evitar que la situación fuera peor.

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Elizabeth giraba sus anillos de escucha y el de oídos indiscretos, mientras miraba a sus 4 pupilos, hasta ahora. Se había grabado el nombre de cada uno de ellos, que estaba segura que había dejado a la mujer, por lo que esperaba pudiera llegar pronto. La pelinegro escuchó cada presentación, desde su cabeza había empezado a evaluar cada movimiento, cada iniciativa que tenían los jóvenes.


Bien, me encanta su iniciativa. —aplaudió, aquello se había vuelto una manía con su hijo, era como su forma de decir manos a la obra. Como aún era la profesora asignó pequeñas comitivas. —Tonks y Smith se encargarán de… —no había terminado cuando el primero ofreció a hacer el fuego, a lo que asintió, así que sonrió al chico estadounidense.


Bueno ya que… —trataba de recordar el nombre del Tonks pero nunca había sido su fuerte así que repitió su apellido. —se a ofrecido para hacer el fuego, Macnair y Weasley. Vayan a buscar comida, no se metan en problemas… —se giro a ver al extranjero y se dirigió a él. —Tu vienes conmigo, vamos a buscar agua para beber, estoy segura que he visto unas cuantas plantas con fruta.


Tras sus indicaciones, tomó un camino diferente al que los otros dos chicos habían tomado, iba a hacer algo que no había hecho antes, evaluarlos de forma individual. Así que cuando se encontraban ya lo suficientemente lejos miró al Evans McGonagall.


Si nos llegáramos a perder, ¿qué Encantamiento utilizarías para regresar hasta donde se encuentran los demás? —espero a que este le dijera el nombre del Encantamiento, minutos antes había escuchado que el Uzumaki había utilizado bien el encantamiento incendio, así que esperaba que los otros chicos lo hicieran igual de bien.


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El Macnair oyo las indicaciones de la maestra y miro como su compañero Tonks se encargaba de prender una fogata lo bastante iluminada para evitar llevarnos un mal rato con algun animal salvaje aunque no sabia si en esa isla podrian habitar ese tipo de animales. Despues oyo nuevamente las instrucciones de la joven instructora.

 

Suspiro al oir que tendrian que ir en equipos, al Macnair le gustaba mas hacer las cosas solo, sin embargo, por este egoismo la ultima vez por poco y se cae de un puente, ademas, Ernest no conocia nada de ese lugar.

 

Se paro y ubico a su compañero rapidamente. le dedico una sonrisa y un saludo, siempre la primera impresion era sumamente importante para cualquier caso.

 

-¿Sabes identificar cuales son las cosas venenosas y las que no...Nathan?- dijo apenas acordandose de su nombre apenas..- Jamas fui a los boy scout asi que no tengo el conocimiento de eso- dijo encogiendose de hombros mientras seguia viendo a los cuervos volar por el lugar que les habia establecido y esperando la respuesta del joven Weasley...

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