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Encantamientos.


Ky.
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Afortunadamente, y contrario a lo que se esperaba, sus compañeros tomaron su sugerencia gratamente y en cuestión de segundos la mayoría de ellos se había dispersado en varias direcciones para cumplir con los recados. Nathan, en cambio, quedó junto a uno de los jóvenes quien se había presentado último y a quien no conocía desde antes, pero que quizá tendría la oportunidad de conocerlo mejor ahora que se estaba por incursionar junto a él en una selva tropical.

 

-Claro que sí, Ernest. En mis días normales me dedico a dar clases de herbología, así que en lo que respecta a plantas, frutos, raíces y hongos... creo que podremos encontrar algo. ¿Vamos? - dijo Nathan, sacando su varita y señalando con ella a un pequeño camino que se abría hacia la jungla aledaña al claro donde habían iniciado el campamento - Varita fuera, no sabemos que hay allí dentro.

 

La lluvia comenzó a caer de forma menos copiosa y en gotas mas finas cuando ambos magos se incursionaron en aquella enorme y continua formación de plantas. Una simple mirada le hizo saber al Weasley que las plantas que había a su alrededor no eran más que helechos crecidos exageradamente, los cuales tenían un sabor amargo y, en cualquier caso, eran indigeribles por el cuerpo humano debido a su naturaleza química. Debían adentrarse un poco más y encontrar algún claro en la jungla.

 

Afortunadamente, a medida que se fueron adentrando en la selva, la vegetación se hizo un poco menos espesa y se fue enriqueciendo para dar lugar a otras especies. Nathan mantuvo la mirada atenta y trató de que las gotas que se deslizaban por su frente producto de su cabello mojado no le molestaran demasiado; el efecto del Salvaguarda Mágica había cedido hacía ya tiempo, y ahora tenía que soportar la incomodidad de sus prendas mojadas.

 

- Aquí, tenemos raíces de bubotubérculo y algunas plantas de Molly, quizá si conseguimos algún animal silvestre podamos armar una sopa... ¿te gustaría buscarlo? Estoy seguro de que debe haber un castor o una ardilla por aquí... cualquier cosa nos servirá. - dijo el Weasley a su compañero, sonriéndole - ¡Diffindo! - dijo el por su parte, seccionando las raíces y guardándolas en su bolsillo.

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Las presentaciones dieron fin del mismo modo que la fuerte tormenta sobre ellos, el cielo seguía cubiertos por negras nubes, pero la actividad eléctrica se detuvo y la lluvia caía cada vez más de una forma suave. Pero el clima no era el aprieto mayor con el cual se tenía que afrontar, la profesora había escogido a Edward para que la acompañase a buscar agua.

 

No conocía a la mujer, pero el título de profesora de la clase imponía mucho respeto y el ojiazul estaba seguro que lo estaría evaluando a cada momento. El ya poseía el conocimiento, solo estaba en esa clase para reforzarlo, pero de cualquier manera estaba un poco nervioso.

 

Se alejaron en silencio del grupo mientras el Smith pensaba que tendría en mente la mujer, estaba seguro que le impondría un inconveniente que solo pudiera resolver aplicando sus conocimientos en Encantamientos. No solo irían en busca de agua, elemento que podrían creer simplemente con un movimiento de varita y las palabras indicadas, aquello era una prueba individual.

 

Tantas horas de vuelo en escoba dejaron entumecido los músculos de las piernas del mago, quería poder estirarlas un poco pero debían seguir caminando. Sin dudas se encontraban en medio de una floresta tropical, el sendero lodoso por el que avanzaban estaba rodeado por altas palmeras y arboles lisos que se alzaban varios metros por su cabeza. Y la humedad. El pelinegro estaba sintiendo los efectos de aquel clima agobiante, si arriba en los cielos se estaba congelando en la tierra gotas de sudor comenzaba a humedecer la ropa seca por la que cambió la anterior.

 

Una sinfonía de cantos de diferentes pájaros se oía por la selva, se cantaban los unos a los otros en una canción que solo ellos entendían pero que maravillaba a Edward. Estaba seguro de haber visto a unos pequeños animales moviéndose por las altas ramas de los árboles, observando el pasaje de los magos.

 

No sabía si la mujer le dirigiría la palabra en algún momento, pero justo se estaba preguntando si sería mucho pedir algo de conversación cuando la pelinegra se giró y le realizó una pregunta. Lo tomó tan desprevenido que tuvo que repetir las palabras dentro de su cabeza e inmediatamente su mente voló hacia el polvoriento libro en su carpa – Oriéntame – contestó – colocaría la varita sobre la palma de mi mano, de esta forma – se colocó la varita horizontalmente en la palma – y diría las palabras, e inmediatamente la varita apuntara hacia el lugar donde quiera ir – complementó la respuesta.

 

Estaba seguro de lo que decía, ya con anterioridad utilizó el encantamiento y con buenos resultados. Terminó de contestar cuando se dio cuenta de otro sonido, un murmullo suave pero constante unos metros por delante – Es agua, un curso de agua ¿lo oye? – le preguntó a la profesora.

 

Juntos recorrieron un par de metros y detrás de unos arbustos de hojas redondeadas un pequeño río de poca profundidad de aguas claras y rápidas corría en dirección sur. – Lo que estábamos buscando – le sonrió a la mujer – Accio – conjuró apuntando con su varita al cielo y unas cuentas botellas vacías y cuencos volaron hasta los pies del muchacho, cruzando la selva desde su carpa.

 

-Con esto llenaremos varios litros – comenzó diciendo mientras se arrodillaba en la orilla llena de piedras de diferentes colores y tamaños, pero todas de formas redondeadas – Parece limpio, pero por las dudas hervirlos un poco nunca esta demás – aconsejó el ojiazul, llenando la primera botella.

 

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La profesora había dado muy pocas indicaciones sobre lo que realizaría cada uno. El Tonks se había adelantado un poco y no recibió instrucciones adicionales de parte de la misma - Jum, tendré que inventarme algo. No quiero quedarme acá sin hacer nada o me voy a aburrir - Murmuró, todos sus acompañantes se habían ido para cumplir sus funciones.

 

Rápidamente el Knight buscó algo para realizar, observó atentamente todo el lugar hasta que notó que alrededor de la fogata no había un lugar para sentarse y el piso estaba mojado por la lluvia - Debo realizar algo - Pensó, no tenía muy claro qué realizaría para poder organizar un lugar en el cual se pudieran sentar sin tener que mojarse.

 

- Tengo una idea - Su varita todavía se encontraba en su mano así que no tuvo que esforzarse mucho, simplemente susurró - Locomotor - Dicho hechizo lo había utilizado muy pocas veces pero su efecto fue inmediato e impactó en una piedra que se comenzó a mover lentamente hacia el lugar en el que se encontraba la fogata - Ahora debo hacer esto varias veces - Sabía que sería un trabajo repetitivo pero al menos podría poner en práctica el manejo de algunos encantamientos.

 

- Locomotor - Repitió la misma acción varias veces hasta asegura que ahbía una piedra suficiente para cada uno de los alumnos y la profesora, todo estaba en orden - Por fin tenemos un lugar para sentarnos y fuego para calentarnos, solo nos falta la comida - El mago encogió los brazos dado que ninguno de sus compañeros había regresado, solo esperaba que no se hubiesen perdido en el camino.

 

- Voy a tomar un breve descanso, si no vuelven pronto tendré que ir a buscarlos - No quería tener que levantarse, pero sería necesario. El tiempo había pasado más rápido de lo que pensaba, pero ninguna de las personas que había asistido a la clase había regresado.

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Elizabeth posó sus ojos azules en las acciones del joven mago, estaba tan concentrada en poder dar su clase que no se había percatado que la lluvia había cedido, hasta que un rayo de sol golpeó su rostro. No había movido ni un dedo para ayudar al Smith, pero le resultaba intrigante la forma de actuar de este, algo le decía que quizás tenía frente a ella un inspector y eso no le gustaba.


—Vamos, andando, debemos regresar, no vaya a ser que tus compañeros no sean tan diestros como tú y quemen el campamento. —era más que obvio que no le importaba ninguno de sus alumnos, pero ahí en el campamento durmiendo se encontraba su pequeño así que no deseaba que nada malo pasará.


El camino de regreso al campamento era sencillo, sólo debían recorrer 15m en línea recta al norte, por lo que la Malfoy se puso al frente y comenzó a caminar. Los primeros metros se había mantenido callada, hasta que decidió hacer conversación con el joven.


—Tu no eres de aquí, ¿de dónde me habías dicho que eres? —pregunto. Entre más se acercaban al campamento podía escuchar la voz del único chico que se encontraba en el lugar, por lo que apresuró el paso para que ellos mismos le dijeran lo que habían hecho.


Al llegar al lugar donde había montado el campamento, y donde se encontraba la fogata a fuego vivo, vio que alrededor de ella había rocas grandes que simulaban asientos, le alegraba que cada uno de sus alumnos del curso tuvieran iniciativa para mostrar sus habilidades. Tomó asiento mientras esperaba que la comitiva de comida hiciera acto de presencia.


Y en lo que eso ocurría, se dirigió a ambos jóvenes, pero quería saber más sobre ellos.


—Casi siempre para este momento, ustedes ya me presentaron su patronus, pero esta ves deje todo en el lugar a donde nos dirigíamos, pero ya no da tiempo. —dijo mientras veía que la sombra de su cuerpo empezaba a cambiar de lugar, lo que le decía que ya casi iba anochecer. —Debemos de regresar esta noche a Londres, —murmuro y casi en un susurro para ella misma continuó —mañana debo presentarme a trabajar, ya que no pedí permiso para ausentarme tanto tiempo.


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Unas horas después de que el Weasley se encontrase junto a su compañero en medio de la jungla, Nathan se encontraba sentado en una piedra junto al fuego, contemplando como sus llamas danzaban contra el viento y como los troncos de madera crepitaban cuando el fuego los hacía arder. Una pequeña cortina de humo se elevaba sin interrupción en dirección al cielo más la oscuridad de una noche que se avecinaba hacía que fuese difícil seguirle el rastro por mucho tiempo.

 

- Espero les haya gustado la sopa. - dijo el Weasley, mirando a sus compañeros, levantando la vista del fuego por unos segundos. Su estómago lleno despertó una sensación de sopor y cansancio dentro de sí, y se preguntó cuando la profesora tomaría la iniciativa final de volver hacia Londres, dado que lo que más se le antojaba en aquel momento era dormir en su cama y volver junto a Arya, quien seguramente lo estaría esperando hasta que volviese.

 

Nathan se puso de pie de un momento a otro y decidió dar un paseo por los alrededores para estirar las piernas y apreciar el paisaje silencioso que se desplegaba alrededor de él, escuchó la conversación entre su maestra y sus compañeros, más la ignoró en favor de su paseo que tanto necesitaba para lograr un poco de paz. No había caminado más de unos veinte metros cuando algo le llamó la atención.

 

Al principio pensó que era una roca, dado que su forma contrastaba contra la tierra al igual que una piedra lo hacía, más al acercarse a ella y conjurar un rápido Lumos notó que se encontraba frente a un cofre de madera con bordes e ilustraciones de oro sobre toda su superficie. Lo contemplo admirándolo, hasta que finalmente se arrodilló junto a él y apunto con su varita hacia el cerrojo:

 

- ¡Alohomora! - el candado que cerraba el cofre se abrió, y tras ello la tapa se levantó mostrando el contenido del cofre al Weasley, quien inspiró cortadamente y dió varios pasos hacia atrás en horror. - ¡OIGAN!

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Su tiempo de descanso se había prolongado más de lo que tenía pensado y sin darse cuenta todos sus compañeros y la profesora habían regresado. Igualmente Nathan que ya había terminado de realizar la comida y al parecer le había dado a todos excepto a la profesora, al extranjero y al Tonks - ¿Sopa? Ya no se puede descansar, te quedas sin comida - Estaba un poco molesto, había organizado todo y lo habían dejado sin comida solo por estar descansando. Al menos no era el único, su profesora y el extranjero habían estado hablando y lo habían decidido incluir en su conversación.

 

- ¿Regresar? - La profesora les había hecho una petición pero su oído muy bien desarrollado le había permitido escuchar las palabras y no entendía por qué tendrían que regresar tan pronto. La clase no había durado nada y la verdad sentía que no había aprendido nada, todo lo que había hecho lo conocía desde antes, pero si debía terminar, lo aceptaría.

 

El joven que lo había dejado sin sopa se levantó y comenzó a caminar al interior del bosque, el Tonks estaba muy concentrado en la solicitud que les había hecho la profesora a él y a Edward, su patronus era un bello puma. Era evidente su gran conexión con dicho animal, tanto su patronus como su forma animal eran un puma, sus características le encantaban y se sentía identificado de muchas maneras con dicha especie.

 

- Bueno, no es que haga un patronus muy seguido, pero está bien - Su varita se encontraba en su bolsillo, así que la sacó rápidamente y dijo - Expecto... - Nathan interrumpió su intento con un grito - Agh así no se puede, me quitan la concentración - Algo había ocurrido, pero el Dumbledore no entendía muy bien la situación, solo sabía que tendría que ingresar al bosque para buscar a su joven compañero de bando y de clase o Sally lo mataría.

 

- Vamos, seguro es algo grave - Dijo mientras comenzaba a caminar con mucha agilidad - Lumos - El camino estaba muy oscuro y necesitaba un poco de luz para evitar caer, en pocos segundos encontró a su compañero - Pero... ¿qué ha pasado? - En el piso había un cofre que no lograba ver muy bien, pero seguramente había algo raro en su interior.

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Despues de haber ido por comida y algunas frutas que el joven Macnair habia encontrado en unos arbustos el Macnair se encontraba ya sentado en una piedra alrededor de el fuego que Niko Uzumaki habia creado..

 

Se disponia a empezar a partir una de las frutas en pedacitos para compartirla con sus compañeros sin embargo el grito de Nathan lo distrajo...

 

Miro que el joven Nathan miraba un cofre horrorizado y Ernest fruncio el ceño algo extrañado de la reaccion de su compañero...

 

Saco la varita y con un pequeñoo movimiento de varita dijo

 

-Lumos- un haz de luz se dirigio de la varita hacia el cofre, sin embargo el Macnair no logro ver nada, no hasta estar un poco mas cerca de lo que queria...

 

Ernest al acercarse mas descubrio lo que atemorizaba a uno de sus compañeros...habian salido lo que parecian unos enanos sin embargo se caracterizaban por un gorrito rojo y uno que les hacia parecer una parodia bastante extraña de Santa Claus...sin embargo parecian demasiado chiquitos...

 

-Gorros rojos..- dijo mientras veia como varias crecian unos cuantos centimetros, eran 5 gorros rojos que estaban recuperando su tamaño enano...- Un encantamiento reductor los guardo en ese baul, eso me aclaro algo...ahora a intentar controlarlos- dijo el Macnair al ver que un gorro rojo se acercaba peligrosamente hacia el con la maza sacudiendola en la mano como si fuera un pequeño juguete...

 

-Impedimenta...- dijo al ver que uno de los enanos se lanzaba saltando hacia el y el rayo lo que hizo fue dejar atontado a esta criatura, sin embargo no lo habia podido descontar....

 

-Obscuro- penso el Macnair y una cinta rodeo los ojos del gorro rojo que desconcertado empezo a echar mazasos por todos lados....

 

Tenia la varita preparada por si alguno de sus compañeros necesitaba un poco de ayuda....

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