Prueba del Libro del Druida (#2)

[Lisa Weasley Delacour]

Podía dividir a la comunidad mágica de Londres en varios sectores. Una clasificación podía ser su estrategia a la hora de combatir, lo cual me servia para definir a Lyra. La fémina, por el momento, prefería mantener el suspense y defenderse de mis ataques, esperando un resquicio evidente para formar su empuje final. No era mala forma de ganar, yo misma usaba aquella técnica frente a los mortifagos.

Por ende, no podía cometer ningún tipo de error. Me gustaba que me lo pusiesen difícil. Superarse a uno mismo era la mejor forma de avanzar en la vida. Vi su primer movimiento y antes de que pudiese hacer el segundo, en este caso la arena del hechicero, logre lanzar un episkey con efectividad, curándome por completo del cineade que antes me había enviado. La rapidez era esencial en combates como aquel.

Instantes después, mis ojos quedaron inútiles por completo. La arena del hechicero era potente. Filamentos de huesos de personas muertas, encantados hasta su esencia, se internaron en ms cuencas oculares y dañaron mi retina con ferocidad. Sonreí otra vez. En mi abultado carcaj de Knight yo también poseía algo parecido a aquello. Así que tenia cierta superioridad al saber que hacer con eso.

- Cineade – Aquel efecto me gustaba, era como el morphos común, pero mas avanzado. Mas velocidad a la hora de invocar a la parca. Una neblina cubrió la anatomía de Katara, inundando la de un veneno mortal. Primeramente paralizaría su físico, luego cortaría en pedazos su sistema respiratorio, impidiendola tomar el necesario aire para vivir. Luego, tras un minuto de agonía, moriría entre sufrimientos devastadores.

[Lyra Katara Selwyn]

Los movimientos de Lisa me daban la oportunidad que quería para realizar mi siguiente ataque, teniendo tiempo para curarme antes. Comprendía el gusto de mi oponente por el Cinaede, era en realidad un mismo hechizo, por lo que no podía reprocharrle que lo usará varias veces en el duelo, alguna vez esa había sido mi técnica.

 

Invoque mentalmente la daga del sacrificio, la cual apareció en mi mano izquierda. Dije en voz alta las palabras Immolo oppugnare pensando de inmediato en el nombre de mi oponente, Lisa Weasley Delacour, al mismo tiempo que me enterraba la daga en el antebrazo derecho, haciéndome una herida profunda. Empezaba a salir la sangre cuando pense en el hechizo curación. De inmediato la herida se curo por completo, mientras desaparecía la daga. No pensaba utilizarla más en el duelo.

 

Pude ver como el antebrazo derecho de Lisa tenía una herida igual a la que había tenido hasta hace unos segundos, pero la de ella no estaba curada. Sonreí, no era mucho pero al menos tendría para entretenerse un poco.

 

-Anapneo.- Mencioné, esta vez señalándome para curarme del veneno, antes de que pudiera paralizar el sistema nervioso y circulatorio. Me había hecho el efecto justo a tiempo.-Lindo hechizo, ¿verdad?

 

Este comentario había sido hecho en relación al cinaede.

[Lisa Weasley Delacour]

Sentí el dolor. El no ver era una desventaja que Lyra no poseía. Un corte profundo en el antebrazo derecho. La daga del sacrificio, pensé de inmediato. Seguramente a la mujer le fascinaban tanto los conjuros de aquel libro como a mi. No dije nada acerca del corte, pensaba curarmelo mas tarde, tenia tiempo para ello y mi estrategia se dirigía por otros derroteros de los cuales, por el momento, no me quería alejar.

- Cantar del Eléboro.

Impresionante. Nada mas pronunciar el conjuro, mis ojos volvieron a renacer. Funcionaba con extrema eficacia. No solo me servia como escudo por si la fémina quería seguir atacando a mis sentidos, sino que también funcionaba para sanar estos cuando estaban ya presos por el maleficio en cuestion. Seria de tremenda utilidad en la futuras y venideras redadas que seguramente los mortifagos iniciarían.

Había efectuado mi encantamiento antes de su anapneo. Ahora tocaba actuar en consecuencia.

¿Como igualar las cosas? Sencillo. Mi arma mágica, aquella que llevaba conmigo diez años, se movió por instinto. Un rayo de color azul neón partió de su centro al yo pronunciar un – Sectusempra – Impactaría en su tórax si no ponía algo a tiempo para frenar su avance. Heridas sangres, peores que la mia, aparecerían en su pecho, llevándola a la muerte. La sangre, liquido vital por excelencia, era necesaria para la vida.

- Lindo, potente y complicado. Como a mi me gusta - Repuse a su mención

[Lyra Katara Selwyn]

Vi venir un rayo hacia mi y comprendí que no podía volver a mandarle ningún ataque que afectara sus sentidos, los había protegido debidamente y de paso curado el que le había afectado. Sin embargo, todavía podía defenderme del rayo.

 

-Salvaguarda mágica.-Pensé.

 

Ni siquiera necesitaba señalarme con mi varita. Con solo pensarlo me volví intangible, podría atravesar paredes si lo quisiera pero no era lo que me interesaba en ese momento. El rayo me traspasó sin hacerme daño alguno, volviendo a ser mi cuerpo tangible.

 

Ya tenía pensado cual sería el siguiente hechizo que le mandaria, sin perjudicarme. El hecho de que hubiera lograr a Lisa con la daga me ayudaba babastante.

 

-Yo juro que no podrás lanzar rayos. - Dije en voz alta, no me preocupaba que mi oponente me escuchará.

 

Si el juramento de sangre lograba salir como lo planeaba, las dos estaríamos sujetas a la misma promesa y por un breve período de tiempo no podríamos utilizar ese tipo de hechizos, aunque a mi,no era nada que me afectara, al menos no demasiado.

 

De todas formas, no tenía prisa en acabar el duelo tan rápido. Me gustaba conocer las reacciones de mis oponentes ante los diferentes hechizos mandados y así aprender de ellos, para en un futuro poder cambiar de estrategia, si no funcionaba como lo quería.

[Hades Ragnarok]

El cainita estaba observando de reojo el duelo entre Lisa y Katara, no era que no le interesara porque estaba siendo entretenido, sino que al tener un duelo contra Badru no podía bajar la guardia ni un segundo. Eso lo había aprendido pro las malas en su antigua Grecia y en la lucha contra su mortal enemiga. Aquel sería un duelo difícil, no diría de vida o muerte porque estaba claro que aunque se quisieran o pudieran hacer daño ninguno iba a causarle eso último al otro.

 

Observo como Badru realizaba aquel movimiento y asintió, era obvio que el guerrero no iba a caer en algo como aquello, hubiera sido un tonto al pensar lo contrario. Sin embargo, el Ragnarok sospechaba que aquello con el pasar del tiempo se iba a poner mucho más interesante.

 

-Cinaede –dijo el vampiro claramente apuntando al paño que cubría el rostro de Badru. Sabía que el efecto sería el deseado ya que este quedaría envenenado gracias al gas que entraría por sus vías respiratorias provocando una muerte inminente si no hacía nada para curarse.

 

Aquel era una jugada que no sabía exactamente como terminaría, si bien podía quizás hacer alguna otra cosa tenía que evitar que al menos el Uzza contraatacara por un momento mientras este intentaba encontrar algún a estrategia en su cerebro, cosa que generalmente no sucedía, él era una persona de acción no de estrategias aunque había tenido que aprender a las malas al luchar contra los traidores a la sangre.

 

Después de aquel movimiento estaba cegado gracias a las arenas del hechicero que había usado Badru contra él. Ambos habían movido bien las piezas de aquel juego del gato y el ratón que quien sabe cómo terminaría. Pudo maldecir por lo bajo pero no iba a perder tiempo en ello, tenía que ser más rápido y adelantarse a lo que fuera a intentar su contrincante.

 

-Cantar de eleboro –susurro el Ragnarok dando un par de pasos hacia atrás sintiendo como su varita comenzaba a vibrar y un segundo después aquella música penetraba por cada una de sus células hasta el cerebro devolviéndole así al vista. Había quedado completamente curado.

 

Dibujo una mueca, el duelo se estaba haciendo más interesante y peligroso con cada segundo, aquel sería un buen reto para él. Si quería eliminar a los sangre sucias, traidores a la sangre y a cualquiera que se le cruzara por el camino tenía que tener duelos contra aquellos que pudieran vencerle sin miramientos, así aprendería de sus errores, tal como había aprendido al ultima vez cuando ataco a Tauro.

 

No dijo ni una sola palabra, ni una burlas ni un reconocimiento esperando el siguiente movimiento de aquel contrincante que tenía en frente quizás a unos 8 metros, quizás mas o quizás menos. Si bien podía intentar acercarse para usar alguna de las técnicas del libro de la sangre no valía la pena el riesgo, al menos no en aquel justo instante. Miro rápidamente a Lisa y Katara para luego volverle a prestar atención a Badru.

[Lisa Weasley Delacour]

Mi cabeza se ladeo, evaluando lo que haría a continuación. Lyra había sabido usar los encantamientos correctamente y eso me incitaba a seguir probandola con todo lo que poseía en mi arsenal. ¿El porque? Sencillo. Yo no estaba allí para pelear a muerte, si no, para ver como otros magos pensaban y actuaban con los nuevos hechizos que habíamos aprendido a lo largo de la cátedra, Las estrategias eran parte de un buen mago y saber usar varias ayudaba a la hora de confrontar desafíos.

- Silencius – Dije, después de que Katara usase el salvaguarda mágica, adelantándome así a su segundo movimiento, en este caso, una maldición sobre mi persona. Logro pronunciar un ¨Yo juro¨. Nada mas salio de sus labios, por ende, el maleficio no se completo, dejándome libertad de movimientos. Aunque a ella también, estaba claro eso. Me moví hacia la izquierda, quedando en diagonal a la fémina y desde allí, volví a levantar a Kim para atacar con ferocidad.

Una idea loca paso por mi mente al recordar que el domo estaba encantado y bajo los influjos de Badru. Escapar no podía escapar, pero ¿y si controlaba con concentración suprema el portal, llevándolo a un puntp más cerca de Lyra? Bien podía salir detrás de ella y usar la marca de sangre. El plan no estaba mal en mi cabeza. Su realización iba a ser lo complicado. No obstare, quien no prueba no gana. Ser imaginativa era parte de mi personalidad, no podía negar algo tan obvio.

- Haz de la noche – Cerré los ojos incluso para hacer de mi energía una extensión hacia el mundo real. Sentí como parte de mi auto control se iba. Era agotador controlar aquella puerta mágica, mas si querías direccionarla tanto como yo. Al final, luego de segundo, pude comprobar que ciertamente se había materializado ante mi. Lo atravesé con confianza. Irme del cerco no podía. La posibilidad de acabar en un limbo extraño tampoco existía, pues la magia estaba conectada con mi mente.

Funciono, tanto que hasta a mi me sorprendió. Había hecho acto de presencia justo al lado de mi rival, de Katara, pero detras suyo. Me dio tiempo a tocarla con mi diestra, grabando a fuego la marca de sangre. Una unión con un misticismo tan enorme como el de la propia vida – Ey – Susurré con entusiasmo – Obedire – Ahora era miá. Cualquier mandato que saliese de mis labios, la bruja tenia que obedecerlo, aunque no le gustase lo mas mínimo – Salta – Dije, para ver si era real.

[Lyra Katara Selwyn]

La jugada de Lisa fue buena, pero utilizó una valiosa acción para callar mi juramento, algo que era bastante predecible, por lo que no me dolió que mi juramento no saliera. Vi como hacia el portal, pero no hice nada para prevenir lo siguiente que haría, la curiosidad me llamaba la atención.

 

Sin embargo, había notado algo que mi opnente olvidó al emocionarse en su defensa y ataque: la herida en el antebrazo derecho que no se curó ocasionada por la daga de la sange y de la cual por el movimiento seguia saliendo su valioso liquido.

 

Mi mente se puso en blanco, sin pensar nada más que en lo que Lisa deseaba, escuchando sus órdenes, las mismas solo durarían una acción afortunadamente. Su órden era inofensiva y de todas formas, no me quedaba otra más que hacerla.

 

Empecé a saltar, no solo una vez, sino tres veces, las últimas dos solo por diversión. Al haber realizado el primer salto había terminado las ganas que tenía de obedecerla.

 

-Lisa, ¿saltar? No me molesta, pero hubieras pedido que te curara.- Comenté, señalando la herida en su antebrazo a mi rival y si no hacia algo, moriría al finalizar ese turno. Solo tenía dos turnos para curarse de la misma, eso lo había aprendido bastante bien, al ver que muchos de mis compañeros de las clases de olvidaban precisamente de eso. Señale su antebrazo derecho sin dudarlo.-Episkey.

 

La herida ocasionada por la daga se cerró a tiempo, por lo que tendría con quien entretenerme unos turnos más al menos.

 

-Buena jugada, eso fue entretenido. ¿Seguimos?- Pregunté.

[Hades Ragnarok]

El vampiro estaba atento a todo lo que estaba pasando, al menos él ya estaba recuperado de aquel ataque que le había hecho el guerrero Uzza. Seguramente Badru se desharía de aquel ataque también y por ello el vampiro no podía bajar la guardia. Sin embargo, aprovechó para observar aquel duelo que estaban teniendo sus compañeras Lisa y Katara quienes se estaban dando con todo.

 

Volvió a posar sus orbes negros en aquel hombre esperando el momento d3el contraataque, quizás debería usar algún encantamiento para protegerse, al menos así ganaría tiempo, claro estaba, no sabía que era lo que Badru podría hacer contra él. Podía usar el ígnea para cubrirse del fuego pero Badru quizás no le lanzaría ningún ataque relacionado con ello. El obsitens también seria útil en aquella ocasión pero lo mejor sería esperar. El Ragnarok sabía que era importante tener una defensa pero no iba a hacer nada que afectara los tiempos del duelo, el quería ganar limpiamente, si podía controlar aquello lo haría, pero al menos esta vez quería jugar limpio contra el guerrero, ya luego si podrían tener otro duelo y hacer lo que quisiera. La estrategia era prioritaria contra el guerrero, un movimiento en falso eso sería aprovechado por Badru para quizás ganarle la partida.

 

-<<¿Con que me enfrentare ahora?>> -pensó el vampiro

[Badru]

—Anapneo —dijo Badru, haciendo que sus vías respiratorias quedaran libres del veneno del Cinaede de Hades justo al mismo tiempo en que este hacía otro hechizo. Interesante.

 

La bruma se había concentrado en su cabeza y aún así no se había inmutado, a excepción del humano reflejo de llevarse la mano a la garganta. No obstante, el nivel de Hades no era suficiente como para necesitar algo más y el hombre se puso en marcha con su siguiente acción. ¿Qué hacerle? No tenía defensas, ahora mismo estaba bajo el efecto del cantar y por ende no podría hacerle nada que afectara sus sentidos. Fue por eso que decidió que, más que irse por la ofensiva, trataría de mantenerse fuera del alcance de los ataques del cainita.

 

—Ignea.

 

El hechizo hizo efecto de inmediato, rodeando el cuerpo del guerrero con el polen de los lirios de fuego, haciendo que se adhirieran a su piel para hacerlo inmune al fuego mágico. La piel morena del Uzza quedó ligeramente brillante por un segundo y pronto desapareció, dejando todo como si no tuviera nada encima. Pero los efectos del Ignea se verían únicamente cuando Hades quisiera, si es que quería, hacer hechizos que quemaran a Badru; en ese caso, conseguiría únicamente una decepción.

 

Era uno de los hechizos favoritos del Nefir en el libro, ya que proporcionaba una tranquilidad considerable a la hora de una batalla. El cantar por su parte no se quedaba atrás, representaba no sólo una defensa sino una curación claramente efectiva incluso cuando se estaba en el peor de los estados. Era perfecto. Pero no era momento de ponerse melancólico con los hechizos, tenía un duelo qué ganar o al menos esa era la idea.

 

—Varita arriba, Ragnarok, esto aún no acaba.

[Hades Ragnarok]

El vampiro dibujo una mueca observando la escena, el veneno tal como había pensado estaba penetrando por la nariz del guerrero provocando el rápido envenenamiento. Movió la varita entre sus níveos dedos no por nerviosismo sino expectante ante el próximo ataque que habría de realizar el Uzza.

 

Una vez que este comenzó a mover la varita para atacar o defender el Ragnarok fue más rápido. –Silencius- Susurro sin más antes de que Badru pudiera hacer el Ignea que intentaba conjurar por lo que en su boca solo salió un “Ig…” y el resto murió entre el caluroso aire del desierto donde se estaban enfrentando.

 

El cainita buscaba una ventaja, pero debía ser muy cuidadoso, Badru no sería nada fácil de vencer, luego de que terminará todo aquello lo volvería a retar y esta vez jugarían bajo las reglas del Ragnarok, por ahora Badru había dispuesto todo, aquel era su terreno y Hades intentaría sacarlo de su elemento ,para llevarlo al suyo, propio.

 

-<<Arena del hechicero>> -El efecto fue inmediato cuando el vampiro movió la varita y conjuro aquellos huesos cristalizados que estallaron en el aire cegando al guerrero Uzza mientras se curaba de aquel envenenamiento que le había provocado el hijo de la noche.

 

-Sé que aun esto no se acaba y no creo que se acabe por el momento –respondió con una sonrisa divertida al hombre- no me será fácil ganarte y no te será nada fácil vencerme, eso ya lo sospechabas desde que nos encontramos la primera vez en las tierras Uzzas cuando comencé mi entrenamiento –comento serio- las última vez cometí una equivocación pero aprendí de mi error

 

El Ragnarok había dicho algo cierto, había cometido un error cuando ataco a tauro en la clase al haberse confiado y no haber procurado ser más responsable y cuidadoso con los conocimientos que le habían sido otorgado, ahora no sería igual.

 

Aquel duelo era más un juego de ajedrez que otra cosa, cada movimiento era importante para alguno de ellos, por el momento parecía que el cainita tenía la ventaja al provocar que el guerrero se defendiera todo el tiempo, pero conocía muy bien los sacrificios que a veces se debían hacer para ganar una batalla y Badru era capaz de eso y mucho más.