• Borgin & Burke • (MM B: 93568)

[That is not my name]

No podía estar más emocionado, al fin podía dejar todos los registros de mi antigua familia para hacer válido mi linaje como Triviani y debía de contárselo a Candela, con quien alguna vez mantuve un negocio flotando en el callejón, por eso es que ahora corría por todo Diagon al no poderme aparecerme en el mismo por sus hechizos raros que activaron.

 

Brujas y magos desconfiados de hoy en día.

 

Llevaba ya un tiempo que no tenía contacto con la bruja, tanto por sus ocupaciones como por las mías, pero siempre había un momento que se podía hacer en la rutina para ver a grandiosas amistades y, ahora, parte de mi familia. Sabía que Alyssa se encontraba de descanso, pero en cuanto regresara también saldría corriendo a compartirle la noticia.

 

Llegué al fin al local atravesando la puerta automática para encontrarme con la bruja, esperando que estuviese ahí y no en el Ministerio de Magia.

 

- ¡@@Candela Triviani! - Grité su nombre con emoción. - ¡Por Merlín, aparece!

[Mentita]

>> Yo diría 'Por Voldemort'... pensó.

 

El llamado de una voz familiar la sacó de su ensimismamiento, ¿cuánto tiempo había pasado desde el lío que había armado su basilisco? Casi había olvidado que debía terminar de ordenar y clasificar los productos que se habían mezclado en aquel embrollo. No era tarea fácil, pero al menos encontró algo en lo que ocuparse. El elfo a su lado le dedicó una mirada curiosa, como preguntándole si pensaba o no atender al visitante, la cual Candela respondió con un suspiro.

 

Debía salir tarde o temprano y decidió hacerlo temprano, pues tenía la impresión de su oficina sería invadida si se tardaba un minuto más. Además, necesitaba un poco de distracción, ya había estado muchos días en medio de tanto papeleo.

 

― ¿A qué viene tanto alboroto? ―inquirió cuando salió al encuentro de Ishaya― Espero que estés aquí para ofrecerte a ayudarme, de otro modo no acepto visitas... Ven, tráeme algo de jugo.

 

Tampoco podía dejarle marcharse así como así, de modo que le dio una tarea para hacer mientras le contaba la razón de tanta euforia. Se dio media vuelta y volvió a su oficina, con Ishaya a su espalda, donde Chuck se dedicaba a limpiar pilas y pilas de papeles.

[That is not my name]

Rápidamente salió la bruja a mi encuentro y me molesté por su poco ánimo de verme, pero también entendía que ella ignoraba por completo la noticia que venía a traerle y me tranquilicé. Antes de poder hablar, Candela pidió un jugo y que la siguiera, ¡como si fuera un elfo doméstico! Agité mi varita y aparecí un vaso en mi mano para salir detrás de ella.

 

- El Ministerio de Magia por fin ha decidido liberarme del registro familiar en el que estaba...

 

Obvio, debía de hacer una pausa dramática mientras llegaba hasta su oficina, le entregaba el juego y sacaba de entre mis ropajes el trámite a realizar para sellar el linaje Triviani en el registro inglés.

 

- Solo necesito que se acelere el proceso de cambio y listo, sería oficial la adopción por parte de Aland Black Triviani... cuasi prima mía querida y revoltosa.

 

No solté un grito solo porque no era tan efusivo para ello, pero la tomé entre mis brazos a la bruja y la alcé un tanto del suelo mientras mi rostro brillaba de alguna extraña manera.

 

- ¡¿A qué son fantásticas noticias?! - Dije sin soltarla ni bajarla al suelo.

 

 

@@Candela Triviani

[Mentita]

El interés que debía mostrar por la noticia que le daba Ishaya lo mostraba Chuck, le parecía sorprendente la diferencia que había entre un temperamento y otro, eran como el agua y el aceite. ¿De verdad ambos serían familia? Quizás, pensaba Chuck, era una broma del señor Ishaya y en realidad venía a decirle abandonaría los trámites iniciales de tener lazos con los Triviani. ¿Quién querría tenerlos, al fin y al cabo? Seguramente desencadenaría en otra guerra, típico.

 

Pero fue más aún la sorpresa al ver que el joven amo sacaba un papel donde hacía oficial el cambio de familia, así que se asomó un poco más para comprobar qué tan cierto era eso; hasta que Candela le golpeó con un rollo de pergamino en cabeza y Chuck bufó por el susto. ¡Pero si ella ni le daba importancia! Candela, por su parte, le recibió el vaso con jugo a Ishaya y le dio unos cuántos sorbos mientras le escuchaba.

 

Vaya uno a saber lo que le pasó por la cabeza en ese instante, ya que se puso más pálida de lo normal y terminó escupiendo el líquido que acababa de beber.

 

― Aland... ¿Has dicho... Aland? ―Pero Aland era la madre de Candela, detalle que a su compañero se le escapaba. Entonces, ¿serían hermanos? ¿Desde cuándo? ¿¡Por qué se venía a enterar de eso recién ahora!?

 

Tuvo que contener su estómago luego de tanto sacudón que le daba Ishaya, sería vergonzoso vomitarle todo.

 

― Espera, espera... ¿Tienes idea de quién es Aland? ¿Acaso sabes qué significa ser hijo de esa mujer? ―Ay sí, porque los términos despectivos estaban a la orden del día para la Triviani.

[That is not my name]

- Un momento... ¿tú no eras hija de Alyssa?

 

Dejé con cuidado el cuerpo de la bruja en el suelo y me separé un poco de ella, sin soltarla por completo, analizando un poco la situación que me estaba planteando en ese momento, desmembrando cada una de sus palabras para no dar cosas por sentado ni un solo detalle.

 

Aland y Alyssa, ambas brujas habían sido mis compañeras en la vieja Academia de Neutrales, llevando una relación difícil pero bastante diplomática, por ello es que se había hecho el comentario en su momento al enterarse de mi situación como migrante, sin embargo apenas se podría terminar ese largo y lento proceso.

 

- Bueno, claro que la conozco... anda fuera del país actualmente, ¿cierto prima? Digo... ¿qué serías entonces de mi?

 

Fruncí el entrecejo sin soltarla, esto estaba complicándose.

[Mentita]

No, realmente Ishaya no tenía idea de lo que significaba ser hijo de Aland. Y casi lo golpea por haber insinuado que ella era hija de su tía. Está bien que la relación con su madre estuviera bastante deteriorada, pero tampoco era razón para que confundiera el óvulo gestante que la trajo al mundo. Puso los ojos en blanco y suspiró.

 

― Pues no, mi... querido... ―le dieron náuseas.

 

Desde su regreso a Londres le había costado mucho volver a abrirse a una sociedad hipócrita, pero en medio de esa sociedad estaba Ishaya, y él era su segunda persona "favorita" (lo ponemos entre comillas porque en realidad es una forma de decir). Es correcto decir que el, ahora, Triviani sería el segundo individuo que menos odiaba.

 

¡Pero todo eso se iba al cuerno! Si ella aborrecía a cualquiera que compartiera su apellido, ¿tendría que odiarlo más, entonces?

 

― No soy hija de Alyssa... ¡Merlín me ampare! ―otro suspiro molesto― Lamentablemente, mi madre es Aland... esa bruja... Y tú y yo no somos nada, ¡porque yo no tengo hermanos!

 

Era una gran mentira, tenía una hermana, medio desaparecida también, pero existía. Y ahora... Ishaya... ¿Qué castigo estaba pagando Candela? ¿Acaso haber regresado del infierno por matar a su propio hijo, le estaba generando una especie de karma?

 

― Ya sé, podrás dormir con los Chuck... a los elfos les caes bien ―aseveró con una media sonrisa.

 

Pero entonces se detuvo a pensar en los beneficios...

[That is not my name]

¡Vaya lío en el que me había metido! Por un lado estaba feliz de poder ser parte del linaje de los Triviani después de tanto tiempo, pero por otro conocía a medias a Aland, Alyssa y a Candela, las representantes más notables de aquella noble casa, entendiendo que solo ahora comprendía un poco lo que era ser parte de aquella familia.

 

- Muy bien, muy bien, creo que deberemos de esperar a que Alyssa y Aland regresen al país, - continué hablando sin mirar a la bruja presente, estaba intentando resolver en mi mente lo que debería de pasar a continuación - mientras tanto, sí, tendré que presentarme con los elfos de la casa si quiero que me respeten, total, tengo que tomar una de las habitaciones disponibles y adecuarla a mis gustos.

 

Eran muchas las cosas que debía de hacer, apenas el ir con Candela era de las primeras, después de todo nuestra relación de amistad cumplía ya varios años y que mejor que estar vinculados de manera legal. Aunque a ella no le gustara.

 

- Anda, que no creo que te sientas muy apretada en aquel castillo, solo estaré algunos fines de semana para darle un poco de vida y, bueno de vez en cuando entre semana si es que tengo problemas en casa, ya sabes, eso de tener recién nacidos en el hogar "enfría" los ánimos.

 

Solté mi broma cuando estuve al lado de la mujer y le daba un codazo amistoso.

 

@@Candela Triviani

[Mentita]

A pesar de no gustarle tanto la idea, sí coincidía en que entre dos se sacaba adelante mejor una casa. Candela detestaba la idea de tener a alguien más rondando en el castillo, pero detestaba más aún a los elfos llenando cada rincón, cada espacio que no tenía que ser llenado. Si bien, la Triviani lo único que hacía era demostrar el repudio que sentía por ellos, ellos no hacían más que querer consentirla, por mucho que ella no se dejase.

 

Así pues, si Ishaya se encontraba en el castillo, qué mejor para deshacerse de los mimos insufribles de todos sus elfos. Al fin y al cabo, al tener un miembro más en la familia rondando por ahí, les haría desviar su atención en otra dirección. Ella salía ganando.

 

― Bien, supongo... ―dudó un momento― Supongo que sí, que los elfos podrían empezar a conocerte. Mira que son unos despistados, probablemente algunos te pregunten muchas veces (aunque ya se los hayas dicho) quién eres, y todo el protocolo que sus ínfimas figuras lo permitan.

 

Recordaba la primera vez que llegó al castillo Triviani, todos los días los elfos la bombardeaban con las mismas preguntas de quién era, de dónde venía y por qué estaba ahí.

 

― Nunca estoy apretada, Ishaya. El problema son los elfos, me tienen harta. Así que, si estás ahí, hasta va a ser bueno. A ver si de una vez por todas me los quito de encima, mira que he intentado de todo. Pero no hay forma, no me dejan... ―dejó escapar un suspiro de frustración.― Acaso, entonces, ¿tengo sobrino?

 

La mención de un recién nacido atrajo su atención.

 

@Yekaterina

[Ashura Lestrange]

> Tarareaba la Lestrange en voz baja de modo que solo ella misma pudiera escucharse mientras recorría los largos callejones que no hacían mas que la noble labor de dar hogar a todos aquellos locales que se habían creado con el único propósito de servir a sus clientes y de ganar uno que otro galeón mas para el bolsillo de sus dueños. ¿Cómo no iba a saber ella eso si tambien era dueña de uno? claramente no estaba de mas tener de dónde sacar un poco de dinero cuando uno se encontraba lo bastante ahogado como para tener de dónde sobrevivir. Llevaba su túnica de viaje puesta y esta revoloteaba entre sus pies a cada paso que daba, cualquiera diría que entre sus pies y la prenda bailaban al ritmo de la canción que salía de sus labios mientras canturreaba mientras esperaba llegar a un negocio en particular. No pasó demasiado tiempo hasta que alzó la vista y sin darse cuenta estaba al fin justo en frente al lugar al que quería adentrarse. Su corazón se crisó un poco, no sabía que reacción tendría la Triviani al verla dentro del local ¿Se habría dado cuenta de que ahora ella era una afiliada mas? Si era así solo era cuestión de unos segundos o tal vez minutos para ver aquel acontecimiento.

 

Suspiró hondo, se incorporó y pronto empujó la puerta del negocio para dar paso a sonar la campanilla dándole la bienvenida al local.

 

- ¿Hay alguien en casa? - Dejó escapar mientras esperaba alguna respuesta tranquilamente.

[Mentita]

No pasó mucho desde que hubo formulado su pregunta a Ishaya, cuando escuchó la campanilla de entrada tintinear. Por un momento supuso que sería Chuck quien atendiese al posible cliente que acababa de llegar, pero tal fue su sorpresa al notar que el elfo se encontraba detrás de ella, fingiendo limpiar una pequeña lámpara que llevaba eones allí y a la cual nadie había tocado.

 

Pues sí, el maldito elfo estaba parando bien las orejas para enterarse de toda la conversación entre su ama y el nuevo señor que decía ser hermano de ésta. Aunque no le duró mucho, ya que recibió un pellizcón por parte de la gitana que le hizo apretar los labios para no gritar. Estaba prohibido gritar.

 

― Discúlpame, Ishaya. Debo ir a ver quién es ahora. ―y salió de su oficina, rumbo a la tienda.

 

Pero cuando llegó allí y escuchó la voz de Ashura, se detuvo. Casi, casi, que estaba a punto de dar media vuelta y marcharse; pero había sido demasiado tarde, ella ya la había visto. ¿Qué hacía en su tienda? ¿Iba, acaso, en busca de artículos tenebrosos? Pues, muy a pesar de los años transcurridos, Candela conocía bastante bien a la muchacha. El que negara su existencia, era otra historia.

 

― ¿Qué haces aquí? ―inquirió sin dar un paso más de donde se detuvo.

 

Estaba a tan solo un par de metros de Ashura, y decidió ir por la pregunta directa.

 

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@@Ashura Lestrange