⋆ Chocolate Paradise ⋆ (MM B: 112207)

[Idylla Macnair T.]

Una ráfaga de aire se coló por la puerta y debajo de su abrigo, pronto lo cerró intentando calentarse y mirando con reproche al chico que estaba aún parado, no le gustó que le dijera que no se había mojado, sin embargo no quería estar empapada ahí afuera en la entrada del local.

 

Después de unos segundos de indecisión, por fin el chico pudo entrar en el lugar y ella lo siguió, suspirando ante el aroma del café. Si aroma llenaba todo el espacio y daba una sensación relajante, con ganas de estar comiendo o bebiendo algo de aquello.

 

Sus fosas nasales aspiraron despacio e hicieron que sus tripas gruñeran con hambre. Había olvidado alimentarse por andar saliendo apresurada de la mansión, pero era difícil tratar de pasarse por alguien que no era durante mucho tiempo más.

 

Se tocó su cabello ante el comentario, sabía que su hermana le gustaba el color azul... Pero a ella no le agradaba del todo, solo lo traía para seguir con la fachada. Iba a decir un comentario grosero hasta que se dio cuenta que el chico sólo le tomaba el pelo, era aalguien bromista por lo que parecía. Al oír las siguientes palabras sólo sonrió un poco ruborizarse y alcanzó a pronunciar un bajo —Gracias—

 

—Creo que el que debería invitarlo es usted señor, dado que nadie se queda parado en la entrada impidiendo que alguien más entre— comentó mientras se quitaba el abrigo que llevaba y lo colgaba justo a un lado del de el.

 

— Por cierto, soy Idy... Ariadna Macnair— pronunció la bruja por poco metía la pata y decía su propio nombre, aunque aquel personaje no supiera su identidad, podria conocer a alguien que sino la conocía.

 

—Es de bsuena educación presentarse, antes de pedir chocolate regalado— lo miro burlonamente y espero su respuesta.

 

@@David James Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

—Puede que tengas razón, pero...

 

Empezó diciendo. Ella podía tener razón en que quizá debería ser él la persona que invitase al chocolate por haberse quedado en medio de la puerta, pero como estaba viendo que la muchacha del pelo azul se estaba quitando el abrigo se le ocurrió una brillante idea para compensarla por haberse parado en un mal lugar. Justo cuando ella iba a poner el abrigo en el perchero se lo quitó de las manos con agilidad. A continuación, fue él quien puso el abrigo al lado de su túnica, asegurándose de que quedaba perfectamente colocado.

 

—Pero estamos en paz porque acabo de colgar tu abrigo en un buen lugar. —comentó con una sonrisa.

 

Si hubiese tenido la confianza necesaria con aquella mujer seguro que le hubiese sacado la lengua de manera burlona, pero divertida. Todo desde el buen rollo, le gustaba molestar a las personas pero siempre lo hacía con buena intención, para pasarlo bien y hacer de todos los ratos momentos divertidos. La risa era importante, ¿qué sería la vida sin una sonrisa?

 

Arqueó ligeramente la ceja cuando la escuchó presentarse.

 

—¿Acabas de dudar? ¿No estás segura de cómo te llamas? —preguntó. Le pareció que se había equivocado al comenzar a presentarse. —Las personas que dudan al presentarse no causan buena impresión, ¿sabías? —cuestionó mirándola de arriba a abajo. 'Idy Ariana Macnair' eso es lo que había dicho. Pero lo había hecho de una forma rara.

 

Pero no pasaba nada, ¿qué más daba si no le daba su nombre real? ¿Qué importaba si no tenía claro su nombre? A fin de cuentas, aún era una desconocida que se había encontrado en un negocio al azar. Si le acababa cayendo bien ya tendría tiempo para preguntarle acerca de su identidad.

 

—Te llamaré... —miró a su alrededor. —Sí, te llamaré 'Chocolatina'. Para mí, por el momento, vas a ser 'Chocolatina' o 'Chocolatina Azul' según como me apetezca. —dijo esperando una reacción por su parte, sonriendo. Todo aquello le estaba pareciendo muy gracioso.

 

No se le pasó desapercibido que después de su última frase ella le miró de forma burlona. Lo cierto es que aquello, más que enfadarle, lo hacía todo más divertido. Si a la peliazul le gustaba comportarse o mirar de forma burlona, había encontrado a otra persona en el mundo que disfrutaba con esas mismas cosas.

 

—¿Ah sí? ¿Acaso he dicho que sea una persona educada? —quiso saber mirándola con cierto aire burlón, tal y como había hecho ella primero. Al momento siguiente agarró su mano con cuidado, pero de manera firme y comenzó a caminar tirando con delicadeza de su brazo para que la siguiese. —Venga, vamos a mirar a qué chocolate quiero me invites, Chocolatina.

 

Se dirigían más al interior del negocio, a un lugar donde pudieran ver la variedad de chocolates. Puede que el final de ese día estuviese mejor de lo que hubiese imaginado cuando llegó al Callejón Diagon.

 

 

@Idylla Macnair T.

 

[Idylla Macnair T.]

Le tomó totalmente desprevenida, cuando agarró su abrigo y lo puso justo a un lado de ella de ella y todavía se estaba dando el crédito el mismo por hacer aquella acción.

 

—Entonces si estamos a mano, aún así caballerosamente usted puede invitarme ela chocolate a mi—

 

Comenzaba a creer que aquel chico solo quería burlarse de ella. Sin duda tenía sentido del humor, sólo que llamarla chocolatina azul era algo demasiado para alguien que acababa de conocer. Lo miro arrugando el entrecejo y trato de pensar que responder ante tal falta de decoro.

 

—No dude de mi nombre, es solo que hay personas que me llaman Idylla y otras Ariadna.. aún no me decido cuál me gusta más... Pero seguramente me gustan más que chocolatinas azul— comentó sin ánimo de pelear, sólo respondiendo de buena manera, ella también sabía cómo jugar y divertirse con la gente —Si no me da su nombre, tendré que ponerle un apodo a usted también. Tal vez lo llame pastelillo de café y así somos dos con apodos de comida—

 

No estaba preparada para que de una manera repentina agarraran mi mano con tanta confianza, pero dado que fue delicado y amable al hacerlo no le puso objeción. Tal vez escoger algún chocolate fuera más divertido después de todo, aún se escuchaba afuera que la lluvia tardaría un rato en quitarse por completo, podría quedarse un rato a pasar un momento agradable.

 

—Muy bien paseíllo, te reto a que adiciones cuál es mi chocolate favorito y si le atinas yo pago los que quieras— ya estábamos delante del mostrador y en un rincón más apartado estaban algunas sillas y mesas para poder disfrutar de los chocolates ahí mismo —Pero si pierdes, tendrás que invitarlos tu y además unos tragos más adelante—

 

Sonrió pasando su mirada por los chocolates y luego dandole una a el, para poder apreciar bien su reacción al insinuar que podia que la tarde no terminara en esa simple tienda. Aún tenía su mano sobre la de ella, pero no estaba del todo incómoda por aquello.

 

@@David James Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

—Como yo quiero llamarte de la forma que más te guste, esperaré hasta que tengas claro si prefieres Ariadna o Idylla. —comentó con mucha amabilidad y una sonrisa amigable.

 

Sabía que, en muchas ocasiones, se tomaba demasiadas confianzas con otras personas. Lo sabía de sobra, habían sido muchas las veces en las que se había ganado enemigos por esas mismas razones, pero no le importaba. No le molestaba tener enemigos, le gustaba divertirse y no dejaría de hacer las cosas que le apasionasen. Lo único que tenía que hacer era practicar durante más tiempo los duelos mágicos, con tantos enemigos tenía que saber defenderse muy bien.

 

Soltó una carcajada al escuchar el apodo que le había preparado ella.

 

—Está bien, me encanta. —siguió riéndose.

 

En realidad el apodo no era el que más le gustase del mundo, lo que le parecía tan genial era que ella hubiese decidido ponerle uno en vez de enfadarse. Sin duda, podría pasar un rato divertido con ella hasta que dejase de llover y siguiese con su paseo por el Callejón Diagon o hasta que se cansase de comer tanto chocolate y volviese para su casa. Aún no había pensado qué haría después, mejor centrarse en el presente.

 

—¡Acepto el juego! —si acertaba lo que le gustaba se ganaría un chocolate. Si no, le tocaría pagar los chocolates a él y unos tragos más adelante. No tendría problema con ello, la chica le parecía divertida y seguro que se lo pasaría bien. Puede incluso que lo hiciese igualmente aunque ganase él, pero eso no se lo diría hasta el último momento. A fin de cuentas sí que era un verdadero caballero y seguramente se encargaría de pagarlo todo ocurriese lo que ocurriese.

 

Se puso a mirar el menú. Lo leyó durante un par de minutos, pensando. ¿Qué le podría gustar a la Chocolatina azul? Ajá. Había dado con una respuesta infalible.

 

—Seguro que las Trufas de Chocolate. Mira, lee lo que pone. —le pidió señalando con su dedo índice el menú, con la mano que aún tenía agarrada la suya. Tenía su cabeza en otras cosas y no se había ni acordado de soltarla, pero ella no se había quejado. —Es como las grageas... ¡Tienen todos los sabores! ¿Qué significa eso? Que seguro, sí o sí, tendrán tu sabor favorito. —comentó con orgullo.

 

¿Había ganado la apuesta?

 

 

 

@@Idylla Macnair T.

[Idylla Macnair T.]

—Puedes llamarme Idylla eentonces, me siento más cómoda con ese nombre— comentó la chica, pensando que no habría problema si le decía por su nombre, cualquier que lo pudiera oír pensaría que era un apodo. Así que eso sería lo mejor, aparte el la no se sentiría tan mal por lo que estaba haciendo si una persona la llamaba por el nombre correcto.

 

Le agradó que el chico tomará el juego, aunque era muy raro que aún no supiera su verdadero nombre. Bueno ya habría tiempo para eso de alguna manera le gustaba llamar aa alguien con un apodo gracioso. Cuando mencionó las trufas de sabores, fue gracioso se había ido por la tangente y claro.que en alguna de ellas tendría su chocolate favorito el cual era el de almendras, estaba un poco decepcionada, ya que ella se le antojaron los tragos que había insinuado más adelante; pero no se lo haría saber.

 

—Bueno eso no es justo, las trufas no son solo un chocolate. Pero esta bien no especifique así que te concedo que seas ganador del juego— sonrió.un poco de lado la chica y uno de los elfos que estaban atendiendo el local les dieron algunos chocolates de los que estaban mirando en el estante.

 

—Ahora, veremos si sale mi chocolate favorito— tomó una de las trufas que les habían dejado los elfos en una bandeja y la comió. Sabía riquísima, era un chocolate amargo con nueces y licor de café —Bueno no es mi favorito, pero esta muy bueno. ¿Gustas?— le pregunto dándole uno de los chocolates.

 

@@David James Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

Le habían gustado los minutos en que los que se había referido a la mujer como 'Chocolatina', pero estos habían terminado. Ahora sabía cuál era la forma de llamarla que más le gustaba: Idylla. No era muy bueno recordando nombres e identidades, pero confiaba en que no se le olvidase. Aún así, seguro que más adelante le buscaba otro apodo para poder referirse a ella. Uno que fuese mucho mejor.

 

—Tú puedes llamarme David. —se presentó. Ya era hora de decirle su nombre. Siempre lo dejaba para más tarde por unos motivos u otros. Y eso que le encantaba la forma en la que se llamaba. Ahora ya podía decirse que ambos eran conocidos.

 

Se encogió de hombros y sonrió. Posiblemente no fuese justo lo que había hecho para conseguir ganar, pero dado que todas las trufas contenían chocolate mezclado con algún otro sabor exótico, era imposible perder. Era un hombre competitivo que hasta en esos juegos tontos buscaba siempre la victoria.

 

—Espero que hayas traído bastantes monedas en tu monedero... Ahora te tocará pagar a ti también los tragos, ¿no? —preguntó alzando los ojos con una sonrisa pícara. Había dado por hecho que después irían a tomar los tragos ganase quien ganase. Faltaba por ver qué opinaba ella de esa posibilidad. Miró al elfo al que dedicó un gesto amigable de agradecimiento por llevarles el chocolate.

 

Observó cómo tomaba la primera de las trufas. No había habido suerte, no era su preferido. El mago asintió a su pregunta y estiró su brazo para agarrar una de las trufas. La llevó a la boca y masticó. Al principio no conseguir distinguir muy bien su sabor, pero según fue masticando se fue dando cuenta de que se trataba de una trufa de chocolate con sabor a fresa. Delicioso.

 

—¿A qué no adivinas qué sabor me ha tocado a mi?

 

Era muy complicado que pudiera acertar, casi imposible. Pero quería ver si tenía alguna clase de poder o intuición adivinatoria. O tal vez, simplemente mucha suerte.

 

—No me lo has dicho, ¿Cuál es tu sabor favorito? —preguntó mientras miraba a su alrededor. Aún permanecían de pie delante del lugar donde podían apreciar cada uno de los chocolates y productos que tenía el negocio. —¿Te parece si tomamos asiento? —invitó esperando que aceptase. Se lo podrían pasar bien mientras comían chocolate.

 

 

@@Idylla Macnair T.

[Idylla Macnair T.]

—David— repitió el nombre y lo saboreo en los labios, se escuchaba bien y le agradaba, si le quedaba y cuando lo.dijo sus ojos azules brillaron. Aunque le había gustado decirle pastelillo, era mucho mejor conocerse bien.

 

—Pues si no me alcanza, podemos sacar galeones de la bóveda deceleste mi familia. No creo que Cissy se entere si le sacamos unos cuantos galeones mas— sonrió y miro el chocolate que se acababa de comer, era imposible adivinar de que sabor eligió, pero simplemente diría uno solo para no quedar mal —No se, puedo intentar adivinar ¿De fresa?—

 

Fueron a sentarse a una mesa no muy lejos de unos chocolates con almendras —Bueno no diré que sabor es mi favorito hasta que adivines, los de trufa fue una trampa. Así que ahora te reto a escoger el chocolate que creas que me va a gustar, y si lo adivinas dejo que me pongas el reto que tu quieras—

 

Era muy divertido jugar con el y los chocolates, le gusto más saber que aún seguían en pie los tragos. Hacia mucho que no se divertía decon aquella manera y no sabía que lo necesitaba. En aquellos momentos en que cada esquina era un campo de batalla, había que tomar cualquier oportunidad para bromear y ser feliz.

 

@@David James Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

La idea de agarrar galeones de su bóveda familiar era prohibida, a la par que divertida. No le gustaba robar, nunca lo había hecho, pero... ¿alguien que agarraba galeones de la bóveda de su familia robaba realmente? Había ahí un dilema moral bastante interesante para el cual no tenía una respuesta muy clara.

 

—Mejor que si no te alcanza nos escapemos sin pagar, ¿sí? —sonrió. No quería ponerse a la familia de la mujer en contra, cosa que seguramente pasaría en caso de que cometiesen esa locura. —No, yo me encargaré de pagar. —confirmó al fin. Robar no era una posibilidad, irse sin pagar tampoco era una posibilidad y que ella lo invitase a todo tampoco era una posibilidad. Él se encargaría de los gastos aquella tarde - noche. Si volvían a encontrarse ya tendría ella oportunidad de invitar alguna vez.

 

Arqueó una ceja al ver que había adivinado. ¿De verdad sólo lo intentó? ¿O lo sabía y se hacía la despistada?

 

—Tú no tendrás conocimientos en Legeremancia, ¿verdad? ¡Has acertado! —confirmó. Sabía que había magos que podían meterse en la cabeza de otros para descubrir cosas sobre ellos. No tenía muy claro cómo se hacía, tampoco cómo funcionaba. Podría ser que esa habilidad ni siquiera fuera útil para saber un detalle tan concreto como el sabor del chocolate que había comido, pero vaya, no descartaba nada.

 

Fueron asentarse y tomaron asiento en una de las primeras mesas que encontraron. Tenían muchas para elegir, pero daba igual sentarse en una u otra.

 

—¿Cuántas oportunidades tengo? —aceptaba el juego. La miró fijamente a los ojos como si eso le ayudase a descubrir su sabor favorito, pero lo que acabó pasando es que se despistó y acabó centrándose únicamente en ella, sin acordarse de pensar en el chocolate. Estuvo así durante unos cuantos segundos hasta que volvió a la realidad. Como había pasado tiempo y no había pensado en nada dijo los primeros que vio. Daba la casualidad que muy cerca de donde estaban había chocolates con almendras, así que esos fue los que dijo.

 

—Chocolate con almendras. —dijo con más seguridad de la que realmente tenía.

 

Y esperó con una sonrisa su respuesta. Si había acertado tenía permiso para ponerle un reto. Se lo estaba pasando bien con ella.

 

 

@@Idylla Macnair T.

[Idylla Macnair T.]

—Bueno no quisiera dejarte con el pago sólo a ti, ¿que te parece si yo pago los chocolates y tu los tragos de más tarde?— comentó con una sonrisa, tampoco era justo que pagará algo el sólo por alguien que apenas acababa de conocer —Así los dos contribuimos a eso—

 

Se rió fuertemente cuando le preguntó si le había leído la mente. La verdad es que sólo lo dijo por pura corazonada y le atinó así que tal vez fuera sólo suerte.

 

—La verdad no se Legeremancia, fue una simple corazonada y vaya que le atine—

 

Comenzó a verla con curiosidad, tratando de averiguar su chocolate favorito. Aunque después de un tiempo mientras la miraba ella lo hacía igual y no podía dejar de notar los tatuajes que llevaba en todo el cuerpo, eso lo hacía parecer más varonil y sus ojos azules sin duda le ayudaban a olvidarse en donde se encontraban.

 

Parpadeo regresando a la realidad y escuchando cuando el decía el sabor correcto de los chocolates — Bueno pues parece que has ganado. Entonces puedes elegir el reto— el elfo que los estaba atendiendo escucho sobre los chocolates y les trajo algunos de alalmendras que ya estaban ahí cerca. Tomó uno sin dudarlo y lo probó cerrando los ojos y delitandose por el sabor —Enserio ddeberías probarlos, son deliciosos—

 

Le dio otra mordida al chocolate mientras esperaba la respuesta de su acompañante, volteó a mirar a la ventana y afuera parecía queque caía un aguacero. Bueno mejor por ellos, aún tendrían mucho tiempo para poder seguir platicando y conociéndose.

 

@@David James Dumbledore

[David Augustus Lestrange]

Lentamente, movió su cabeza de un lado a otro con una sonrisa. Le hacía gracia cómo había cambiado la situación por ambas partes.

—Antes los dos queríamos ser invitados, ahora los dos queremos pagar. —comentó con una sonrisa. Lo que proponía de pagar cada uno cada cosa parecía justo, pero en esos momentos no le preocupaba tanto quién pagase qué. Cando llegase el momento de abrir el monedero para sacar los galeones ya acordarían quién lo hacía. Aún así, el caballero seguía con la idea de pagarlo todo. Cuando algo se le metía entre ceja y ceja era complicado hacerle cambiar de opinión.

Reto. ¿Por qué le sonaba tanto la palabra reto? Durante unos segundos estuvo en silencio pensando sobre aquella cuestión y fue cuando se dio cuenta.

—¿Qué te parece si jugamos a verdad o reto? —le preguntó. Podría ser una buena forma de conocerse mutuamente. Si decidía contestar alguna pregunta, eso le ayudaría a descubrir más cosas sobre su vida. Si, en cambio, prefería hacer algún reto, podría descubrir qué tan hábil o valiente podría llegar a ser para hacer determinadas cosas. En cualquier caso, todo lo ayudaría a conocerla bien.

Las veces que había jugado con alguien había sido con personas que conocía de antemano, así que había que hacer un pequeño cambio.

—Si eliges verdad, más que contarme un secreto puedes contarme un dato personal de tu vida que me sirva para saber más de ti, ¿qué te parece? ¿Te atreves a jugar?

Preguntó. Aquel juego era una buena excusa para conocer a su acompañante. Agarró uno de los chocolates que ella insistía en que probase y se lo llevó a la boca. Al darle el primer bocado supo que estaba delicioso. En lo que no había caído ninguno de los dos es que posiblemente de comer tanto les acabaría entrando sed. No podían tomar nada fuerte ahora si luego iban a ir a tomar unos tragos, así que lo más sencillo era:

—¿Preguntamos si tienen cafés o algo así que acompañe muy bien al chocolate? —cuestionó mientras se terminaba el trozo de chocolate que había metido en su boca segundos antes. No estaba mal, la mujer tenía buen gusto para los alimentos. Estaba más rico que el de fresa que había comido anteriormente.

@@Idylla Macnair T.