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Libro de las Auras - Febrero 2020


Runihura
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Días atrás.

—¿Entonces está en las Catacumbas? —preguntó la guerrera. —¿Y dices que esto me guiara? —añadió un poco incrédula mientras miraba una brújula cuya aguja no paraba de dar vueltas.

Estaba sentada frente a un escritorio y sobre él estaban varios pergaminos esparcidos por toda la superficie, el mago frente a ella tendría más de medio siglo, su rostro ya estaba marcado por las arrugas, tenía unos ojos verdes bastante expresivos y que denotaban la sabiduría que había obtenido con el pasar de los años. Parecía ser bastante poderoso ¿Entonces porque no iba él mismo a recuperar lo que tanto ansiaba?

—Si. Ya he pagado el precio por lo que pido, no me falles—Dijo mirando a la pelinegra. Ella le devolvió la mirada, evitando hacer la pregunta que rondaba por su mente, no tenía por que hacerla, después de todo preguntar no estaba dentro de su trabajo y si ya había pagado por el mismo, no era nadie para cuestionar las razones.

La noche anterior.

Luego de la última alumna que la guerrera tuvo, estaba un poco renuente a impartir una clase nuevamente, estaba de hecho, tentada a pedirle a algún otro guerrero que la impartiera. Pero tenían un pergamino firmado donde se comprometían a enseñar ciertos conocimientos y su pueblo tenía palabra, debían de respetarlo.

A la luz de una vela Runihura garabateo en un pergamino las coordenadas a las que debía dirigirse el nuevo aprendiz, las Catacumbas Egipcias sería el lugar elegido, le enseñaría el manejo de las Auras al mismo tiempo que realizaba un trabajo que ya había pospuesto en dos ocasiones. Quizá su nuevo alumno tuviera más potencial que la última.

Actualidad.

Aun no terminaba de amanecer, estaba en esa hora de la madrugada cuando la noche era más oscura, de pie cruzada de brazos estaba Runihura, esperando a un mago inglés. Esperaba que fuera puntual pues si quería ingresar a las catacumbas, debían hacerlo antes de que los primeros rayos del rol asomaras por el horizonte. Su rostro como de costumbre era sereno a pesar de que tenía la ligera sospecha de que recuperar el relicario que le habían encomendado, no sería tarea sencilla.

—Llegas a tiempo. Me gusta esa cualidad —dijo de pronto la Uzza, su voz como siempre era alegre y amable. Como había sabido que su aprendiz estaba cerca, sencillo, el manejo de las auras que poseía era muy fuerte, podía sentir que se acercaba. —Espero que no te resultara muy cansado el viaje —Comentó cuando por fin el mago estuvo en su campo de visión.

 

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Editado por Niko Uzumaki
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El vampiro había postergado mucho tiempo aquello. Hacía mucho que deseaba seguir ampliando sus conocimientos pero una cosa llevaba a la otra y entre sus ocupaciones en San Mungo y sus “trabajos extras” no había tenido el tiempo. Suspiro profundamente mientras observaba el horizonte. Estaba preparado, transportaba todo lo que pudiera necesitar, hasta aquel poderoso libro que había ojeado un par de veces para intentar familiarizarse con él. La verdad, es que lo había ojeado más de un par de veces, sus ansias de conocimientos habían vuelto, tal como cuando era un neófito sediento de poder.

 

*************

 

Una figura entre animal y hombre recorría aquel sitio entre las sombras. Recorrió el lugar en un radio de 360 grados y todo estaba en paz, demasiado tranquilo, aquello le gustaba. Justamente había viajado hasta Egipto para atender algunos asuntos importantes con sus negocios oscuros, así que cuando recibió aquel pergamino con las coordenadas no pudo más que sonreír mientras pasaba por los filosos y ponzoñosos colmillos su lengua.

 

-Casualidad o destino –susurro mientras recorría los pocos metros que le faltaban.

 

Sabía que el amanecer estaba próximo, observo la hora, vio las estrellas y supo que llevaba unos minutos de ventajas. Si había algo que odiaba el cainita era llegar tarde a un lugar, más si lo estaban esperando. Claro estaba, no le importa esperar, pero él, hacerse esperar era otra cosa.

 

Escucho las palabras de Runihura y sonrió amablemente haciendo una ligera reverencia de cabeza.

 

-Espero no haberle hecho esperar demasiado –dijo el cainita observando como el cielo comenzaba a cambiar de color- no se preocupe, no suelo cansarme mucho, a demás, por casualidad estaba por el vecindario –confeso- así que digamos que estoy… descansado y preparado para lo que ordene.

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Runihura sonrió, a juzgar por la respuesta del mago le dio la ligera impresión de que, al igual que ella, no estaba en esas tierras por pura casualidad. En todo caso los asuntos personales de su alumno no le importaban, ella estaba ahí para instruirlo en el dominio de ciertas auras a las que su pueblo se había comprometido a enseñar.

—Me alegro que no estés cansado, el viaje que haremos es un poco largo y algo cansado. —Le dijo empezando a caminar a través de la arena. Como siempre estaba descalza, con un peto de cuero cubriendo la parte superior de su pecho y una falta hecha de tiras de cuero. —Espero que hayas leído el libro... —le dijo sin dejar de caminar y ver la brújula — Es por aquí... —añadió girando repentinamente hacia la derecha.

Seguramente en el día la entrada a las catacumbas era menos tétrica, pero al haber poca luz las figuras talladas en las columnas y paredes de piedra parecían moverse y seguir a la extraña pareja con la mirada. Al fondo de un largo pasillo estaban dos estatuas del dios Anubis de gran tamaño, esa normalmente es la entrada para cualquier persona, pero ellos no eran cualquier persona, tenían magia y nada era lo que parecía.

—Las auras son energía...cada cosa y ser viviente tiene una, son tan variadas y las sensaciones que provocan son igual de diferentes. —El aura del vampiro sin duda oscura, la de la guerrera por el contrario era alegre como su personalidad.

Detuvo el andar y miró a su derecha a una pared que a simple vista parecía ser común y corriente, entonces coloco su mano sobre la fría piedra y al hacerlo una ligera luminiscencia gris, nada agradable, se hizo visible. Como era de esperarse si querían entrar tendrían que pagar un precio. Esperaba que el vampiro pudiera descubrirlo por su cuenta, parecía tener la experiencia suficiente como para poder descifrar el misterio.

— Esta es la entrada, por favor coloca tu mano sobre los grabados y concéntrate en sentir el aura que la rodea. Deseo que me digas que precio tendremos que pagar para poder entrar. —Dijo la morena retirando su mano, al hacerlo el tenue brillo gris desapareció.

—Tu turno...cierra los ojos, siente la energía, interpreta que es lo que te quiere decir, lo que quiere que sientas. Es importante que puedas hacerlo pues para darles forma como con el aura del Escudo Fantasmal, debes ser capaz de entenderlas… de controlarlas — Le indicó, no sabía que tiempo le llevaría, pero confiaba en que no fuera demasiado, parecía ser un vampiro antiguó así que probablemente sabía de lo que Runihura estaba hablando.

Se apartó un par de pasos y al igual que el mago se concentró en crear un vínculo con él, mientras el mago estuviera en compañía de Runihura, podría hacer uso de las auras sin que estas le significaran un desgaste físico, la guerrea se encargaría de proporcionarle la energía suficiente para que pudieran practicar y aprender.

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El vampiro comenzó a caminar junto a su nueva maestra. Recorrían aquellos caminos arenosos sin ningún tipo de problemas. El cainita había estado en Egipto varias veces, había estudiado un poco de aquella magia mística y ancestral, pero sabía perfectamente que quizás muchos de sus conocimientos no podrían ayudarle en aquella travesía. No había mucho visto y ya poco a poco la luz iba apareciendo por el lugar.

 

Al fin, al legar a las catacumbas, el lugar escogido por Runihura se detuvieron. La observo atentamente esperando. Si bien, no había respondido al comentario de la guerrera la respuesta de haberla dado era afirmativa, había leído aquel libro para luego preguntarse en que nuevo problema se estaba metiendo. Sin embargo, la respuesta llegaría mucho después, cuando llegaran al lugar indicado. Recorrió con la mirada la entrada del recinto, su instinto le decía que debía tener muchísimo cuidado, él se sentía vigilado.

 

-Esto es muy antiguo –dijo en tono serio- pareciera que o nadie ha descubierto esta entrada o hacia mucho que nadie pasaba por aquí –le comento a Runihura- la verdad, es que me pregunto ¿qué tipo de magia antigua, trampas y defensas existen en este lugar?

 

Escuchó sin interrumpir a la guerrera cuando esta comento o le dio su definición de las auras. Asintió entendiendo lo que ella deseaba decirle.

 

-¿eso quiere decir que el aura es como una huella digital? –Preguntó- no sé si me entienda, lo que quiero decir es que las huellas digitales son únicas para todos, no existen dos iguales, así sean gemelos no tendrán jamás las mismas huellas –la mito a los ojos- por lo que jamás podrían existir 2 auras iguales o sí? –Suspiro intentando poner sus ideas en orden- supongamos que existen 2 personas que tengan digamos –pensó con cuidado ya que no deseaba revelar que era o había sido un mortifago- un aura oscura, ¿cómo sería en ese caso, solo podemos sentir el aura escura de las personas o hay forma de diferenciarlas?

 

Guardo silencio. Siguiendo las instrucciones coloco su mano en los grabados. Cerró los ojos intentando sentir algo diferente a lo que ya sentía. Por un momento no hubo nada, quizás lo estaba haciendo mal. Se concentro un poco más, como cuando escuchaba aquellas antiguas cancones celticas que jugaban con su alma según la melodía, podría recordar la paz, la emoción, la guerra, una melodía que traía presagios de guerra, sangre y muerte, la esperanza, el nacimiento, de nuevo la paz. Quizás a eso era lo que se refería su maestra. ¿Qué sentías en aquel momento?, dejo escapar su mente, dejo que esta se colocara en blanco, que solo fueran ella y los antiguos grabados.

 

-El precio debería ser algo preciado, algo vital, lo más lógico es que fuera un pago de sangre –dijo en un susurro con los ojos cerrados- pero no estoy seguro, quizás el precio sea diferente para cada una de las personas que intenten pasar por aquí –comento.

 

Sabía que después, cuando siguieran su camino, Runihura respondería su pregunta sobre el aura, pero por el momento deseaba saber si su suposición era cierta. Ella había mencionado el aura del escudo fantasmal, pero no sabía aun como podría usarla en aquella situación. Si bien debían pagar un precio, el aura del escudo fantasmal si lo recordaba bien traía algunos fantasmas que los protegieran, o quizás la respuesta era que los fantasmas que él pudiera invocar serian el precio o abrirían la puerta de la catacumba para ellos?

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—Si se podría decir que si...pero, un aura puede cambiar, son energía y como tal puede transformarse. Por ejemplo, el aura de un niño, aunque es única suelen ser brillantes y llenas de asombro, pero conforme crece y las experiencias por las que atraviese la cambiarán… la transformará. —comentó la bruja antes de que el mago pusiera la mano sobre la pared. —Las puedes identificar claro, mientras más tiempo pases con una persona te puedes ir familiarizando hasta poder sentirlas a grandes distancias, aunque eso ya depende de la práctica y de cuan sensible seas...—Le respondió y añadió —No siempre un aura oscura puede ser mala, tan solo puede significar que ha pasado por muchas situaciones difíciles... sería más fácil diferenciarla por los sentimientos que estas te generen —Añadió.

 

Guardó silencio para dejar que su alumno se concentrara, luego de un lapso de tiempo el mismo resplandor apareció, notó algo de confusión en el semblante de Hades, como si estuviera tratando de resolver un acertijo y probablemente es lo que estaba haciendo. Cuando finalmente abrió los ojos y habló, Runihura sonrió.

 

—Interesante… A mí me pidió uno de mis miedos—le comentó encogiéndose de hombros—Pero creo que un poco de sangre es más seguro. —añadió invocando la daga Kansho en su mano— Bien, como has dicho este lugar es antiguó y estoy segura de que tendrá trampas, defensas y quien sabe que cosas más... así que no entraremos solos. — añadió.

 

En su mano estaba la daga, la morena la hacía girar entre sus dedos con maestría mientras miraba los dibujos del muro, intentando descubrir a que criaturas se podría enfrentar ahí dentro o si había quizá algún tipo de maldición, pero los grabados cambiaban de forma y lugar siempre que la pelinegra intentaba encontrarles algún sentido.

 

—Por favor, invoca un aura de escudo fantasmal...usa las auras que te rodean...siente la energía… dale forma, desea... imagina que aparecen para protegernos de lo que sea que encontremos dentro.—Le pidió. —Eso nos dará algo de tiempo...Cuando logres hacer que aparezcan entraremos. — Explicó.

 

Se paró frente a la entrada, bajó la mirada a la daga cuya parte filosa ya estaba sobre la palma de su mano izquierda y realizó la presión justa para hacerse un corte. Una mueca de dolor se dibujó en su rostro al mismo tiempo que la sangre comenzaba a emanar de la herida, varias gotas cayeron en el suelo formando una mancha, más no tocó el muro.

 

—Sin presiones Ragnarok...—Bromeo la morena moviendo su mano llena de sangre.

 

Estaba segura de que, si el mago pudo averiguar la forma de entrar, podría invocar a los fantasmas para que los protegieran, eso al menos les daría una leve sensación de seguridad. Para todos era conocido que los egipcios tenían una especie de obsesión con la muerte así que seguramente el interior de esa catacumba no sería nada agradable.

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Escuchó las explicaciones sobre el aura intentando asimilar todo lo que la guerrero le estaba diciendo. Se le había olvidado aquel principio tan sencillo que alguna vez muchos de quienes fueron sus guías le habían mencionado, ya podía escuchar a uno de ellos con su voz grave, potente, que podría causar terrible miedo diciéndole… “Ragnarooook”.

No sabía porque siempre se le olvidaba lo fácil que era aquellas palabras, que la materia no se destruye, simplemente se transforma. Aquel principio entonces era la base de las auras. El pudo tener un aura blanca o pacifica alguna vez, pero gracias a sus decisiones, porque si, aquello estaba encerrado en lo que solía decir siempre y se repetía como mantra… “Si elegiste un camino, acepta las consecuencias de tus actos”. Por lo que el cainita debía recordarse aquello siempre.

Ladeo la cabeza. Aquello era extraño e interesante, supuso que aquella barrera mágica entonces se adaptaba a lo que fuera necesario o a quien intentará pasar por ella. A él le había pedido sangre, a la guerrera uno de sus miedos, aunque lo más asombroso era darse cuenta o descubrir que aquellos seres que él pensó siempre que eran todo poderosos e invencibles también tenían miedos. No dijo nada, solamente lo guardo para si mientras observaba lo que la guerrera hacia. El hubiera elegido quizás la daga del sacrificio o su daga de plata que llevaba siempre con él, pero Runihura había elegido el Kansho.

-Debí haber sido yo, no usted –dijo en tono serio- le aseguro que su sangre es mucho más preciada que la mía –suspiro negando levemente con la cabeza mientras comenzaba a correr un hilillo de sangre por la palma de la mano de la mujer.

Cerró los ojos y se concentro. Intento sentir la energía de todo lo que le rodeaba. “Respiro profundamente concentrándose, como si quisiera meditar o poner la mente en blanco, buscando solo una idea en la cabeza. Aquello lo había hecho varias veces para intentar concentrarse, invocar algo o colocar su ira en el centro de su pecho para conjurar al mismísimo señor del caos, pero lo que la guerrera le pedía era muy diferente a lo que estaba acostumbrado.

-<<La energía se transforma, la energía cambia, siéntela Ragnarok>> -se dijo así mismo- <<puedes hacerlo, ¿qué esperas?>>

Se dejo guiar por sus sentidos, Una vez que no podía “ver” fue como si sus instintos comenzaran a agudizarse, se concentro en la respiración de ella, en e sonido de su corazón bombeando y en la gota de sangre que caía. Lentamente saco la varita y se concentro imaginándose lo que deseaba.

-Aura del escudo fantasmal –dijo con los ojos cerrados tomando fuertemente la varita con sus níveos dedos mientras apuntaba a la pared. Costó un poco ya que aunque era poderoso y temible era la primera vez que intentaba algo asi. De la varita del vampiro aparecieron lentamente 3 fantasmas que poco a poco se fueron haciendo corpóreos. Abrió los ojos y sonrió observando a quienes habían aparecido. Aquiles, Héctor y Perseo, 3 de los más grandes héroes de la mitología griega, los cuales iban con sus espadas y ropa de combate.

-Necesito por favor que nos protejan de lo que sea que encontremos allí adelante –pidió el vampiro.

Esperó que Runihuna abriera el portal y una vez que lo hizo traspasaron para comenzar a recorrer el sitio. Por unos metros todo estuvo tranquilo, pero el Ragnarok sabia que tanta tranquilidad no podía ser posible, más aun, en un lugar que debería tener innumerables trampas. Se detuvo y observo. Una vez que dio otro paso para nuevamente emprender el camino la primera de las trampas fue activada. Noto como unos chacales putrefactos comenzaban a correr hacia donde se encontraban ellos para quizás desgarrarles el corazón.

-La primera prueba –susurro.

Sin embargo, el choque de aquellos chacales con los fantasmas protectores no llevo mucho tiempo. Aquellos héroes invocados dieron con sus filosas espadas un rápido fin a aquellas criaturas.

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Sonrió satisfecha al ver como tres fantasmas poco a poco se iban haciendo corpóreos. Su alumno había entendido a la perfección lo que se debía hacer y aquello sin duda la tranquilizó, si podía invocar a los fantasmas, las otras auras serían pan comido para el mago, o al menos eso esperaba. Runihura pasó junto a los espectros y puso su mano ensangrentada sobre la pared, esta pareció temblar y absorbió el líquido rojo como si hubiese estado sedienta.

Se hizo para atrás mientras pensaba en un episkey para sanar el corte de su mano. La pared empezó a moverse, sonaba como roca rompiéndose, el polvo que salió les impidió ver por un momento, más cuando este se disipó, la catacumba estaba abierta para ellos. El interior estaba oscuro, silenciosa, emanaba un olor ha guardado y el aura que podía sentir era pesada, nada agradable.

Apenas ingresó hizo aparecer unas esferas brillantes de luz que se elevaron iluminando una parte del lugar en donde estaban, miró hacia arriba y estaba convencida de que el techo, si es que había uno, estaba demasiado alto para verlo. El camino por donde iba estaba repleto de grandes y fuertes columnas. Observó la brújula y al parecer estaban por el camino correcto, continuaron por unos metros más, entonces escuchó claramente los pasos de algo acercándose, hizo avanzar más las esferas y entonces los vio.

—Bueno, ya sabíamos que no iba a ser fácil. —Comentó sacando su varita —Normalmente solo se puede usar un aura ya que la energía que se usa es mucha...pero mientras estés conmigo podrás usar las que quieras. —Le dijo rápidamente, los fantasmas ya se habían puesto a la tarea de protegerlos —Te sugiero probar la de Poder...seguro que algún hechizo nos será útil... —dijo mientras se empezaba a alejar.

—Entretenlos...buscaré el lugar de donde provienen o esto será algo de nunca acabar. —Los chacales putrefactos seguían apareciendo, parecía que los fantasmas mataban a dos y aparecían tres más.

La pequeña guerrera se unió a la batalla con la daga Kansho en su mano derecha, era tan hábil y ágil en las peleas cuerpo a cuerpo que casi no uso magia para abrirse paso. Sus movimientos eran rápidos y cada golpe que asentaba era mortal, sin duda nadie se imaginaría que aquella mujer de apariencia frágil y sonrisa dulce, sería en realidad tan mortífera.

—Obsistens— dijo invocando un cerco de luz que envió a quien sabe donde a un grupo de criaturas. Aprovechó el momento y entonces se dio cuenta de que eran los grabados de las paredes, aquellos que se movían, que parecían seguirlos con la mirada, estaban cobrando vida.

La boca de la mujer se abrió para comentarle a su alumno sobre su descubrimiento, pero de ella tan solo salía arena, la estaba ahogando. Un rayó había impactado en su pierna, los chacales habían dejado de salir, pero en su lugar estaban cobrando vida unos entes que podían realizar magia —Finite incantatem—pensó para que el efecto del extraño hechizo parara, estaba de rodillas sobre la arena con los ojos llorosos y la garganta lastimada —Son los grabados...Ragnarok...los grabados... —dijo casi en un susurró.

Confiaba en que el vampiro supiera reaccionar, pensar en una forma de detener el ataque y así poder continuar. Ella por su parte estaba concentrada no solo en no dejar de transmitirle energía sino también en sanar su garganta. Esto gracias a que los fantasmas aún estaban con ellos dándoles un poco de tiempo, pero no podrían protegerlos de todas las agresiones y tampoco se quedarían para siempre.

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El vampiro observo atentamente a Runihura, cada uno de sus movimientos y asintió cuando esta comenzó a explicarle lo de las auras. No se sintió cansado hasta que ella menciono aquel detalle, solo que no sabía si aquel cansancio era más mental que otra cosa. Sin embargo, agradeció con un ligero asentimiento el ofrecimiento de su maestra con respecto a darle algo de su poder o energía para que él pudiera seguir aprendiendo.

 

Se centro en lo que tenia adelante. Sabía que aquellos fantasmas no estarían allí d e por vida, por lo que pensó en la recomendación de su maestra mientras esta se movía ágilmente terminando así con aquellos chacales sangrientos que habían aparecido como escuadrón de bienvenida. Respiro profundamente sabiendo que no tenía miedo a morir, sino a fallar, por lo que debía ser muy cuidadoso con cada uno de sus movimientos, claro estaba, muchas veces él solía pensar demasiado las cosas, planearlas, planificarlas antes de que pudiera suceder, solo que, la mayoría de las ocasiones todo le salía al revés.

 

-Flechas de fuego –dijo el vampiro apuntando a los chacales que se acercaban cada vez más a ellos para eliminarlos y distraerlos un poco de aquel objetivo en movimiento que era su maestra mientras Runihura seguía adelante. De la varita salieron 12 flechas que comenzaron a impactar en aquellas bestias inmundas- semillas de hielo –pensó el cainita apuntando a los chacales cerca de la guerrero para que así estos quedaran congelados, ella pudiera esquivarlos o destruirlos si así lo quería.

 

Siguió adelante pero noto algo extraño. Runihura estaba de rodillas, parecía estarse ahogando y estar herida. En qué momento había pasado aquello?, estaba tan pendiente de aquellas criaturas que no había visto como atacaban a su maestra y no había podido ayudarla?. Maldijo por lo bajo, sin embargo, escucho el susurro de esta intentando que este notara lo que ella quería, dándole una ligera pista de lo que estaba sucediendo.

 

Abrió los ojos y observo como aquellas personas comenzaban a materializarse, por lo que sabía que no había tiempo que perder. Usaría aquella aura que le había recomendado su maestra, aunque quizás podría usar alguna otra también, pero lo importante ahora era ayudarla y no fallar, esta vez no tenía tiempo de pensarlo o canalizarlo, era ahora o nunca.

 

-Aura de poder –dijo concentrándose lo que más podía. Ya había hecho aquello antes con el escudo fantasmal, por lo que ahora aquella aura debería ser más fácil, sin embargo casi no lo fue, tuvo que decirlo nuevamente para que al fin funcionara. De la punta de la varita salió una lluvia de estrellas que inundo el techo de aquel lugar iluminándolo extrañamente todo por un momento, se sintió mucho mas poderoso de lo que eras así que sin más volvió a mover la varita

 

-<<¡Necrohand!>> -Invoco sin decir una palabra. Inmediatamente del suelo salieron unas manos fantasmales que le protegerían de aquello que le fuera lanzado o atacarían según lo que decidiera el hijo de la noche. Estas habían colocado frente a él dispuestas a cumplir sus deseos.

 

-Tráela hasta aquí y no permitas que le pase nada –ordeno a las manos las cuales sin mas llegaron hasta Runihura para colocarla tras del vampiro y así pudiera recuperarse -está bien? –preguntó preocupado.

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—Si, estoy bien…—respondió.

Su alumno reaccionó rápidamente siguiendo el consejo que ella misma le había dado, el aura de poder siempre era útil pues te dejaba usar poderes a los que normalmente no podías acceder. Su garganta empezaba a sentirse mejor, aunque su voz probablemente sonara más ronca de lo que normalmente era. Las manos fantasmales que la habían llevado nuevamente cerca del Ragnarok se estaban encargando de proteger a la guerrera de las monstruosas figuras de los chacales que seguían atacando sin tregua.

<<necesito algo de tiempo>> pensó la bruja cuando observó que aquellos seres deformes que podían usar magia se acercaban hacia donde ellos estaban. Colocó sus manos en el suelo y cerro los ojos, la arena comenzó a moverse, fue juntándose grano a grano hasta formar un sólido escudo entre ellos y sus atacantes. Aquello no era nada que no hubiera hecho antes, después de todo la Uzza era tan poderosa que podría crear y mover montañas ahí donde antes no había nada.

Cuando abrió los ojos sonrió. El escudo en forma de circulo les daría tiempo, los fantasmas invocados y una de las manos estaban del otro lado intentando mantener a raya a sus atacantes.

—Van a seguir apareciendo...Salen de las paredes así que hay que descubrir la forma de evitar que sigan haciéndolo—Dijo la bruja levantando la mirada a su alumno. —Lo has hecho muy bien... necesitamos acercarnos y ellos no nos dejarán. Son demasiados y demás están lanzando hechizos… lo que te voy a pedir que hagas es algo un poco loco, pero necesito que hagas tres auras. La de confusión, la de la muerte y la llama del fénix —si su plan daba resultado quizá pudieran avanzar a la siguiente cámara.

Con esas tres auras en funcionamiento prácticamente ponía fuera de combate a los entes que les estaban lanzando hechizos tan antiguos como la magia misma. No podrían usar ni magia negra ni blanca y el aura de confusión les garantizaba que al menos un hechizo sería inútil.

—Cuando estés listo Ragnarok —Dijo la bruja sin bajar el escudo de arena, por el que a veces se podía ver manos intentando atravesarlo.

Una vez que su alumno invocara con éxito las auras, ella quitaría el escudó. Entonces su cuerpo se tensó, a la distancia podía sentir a algo grande acercándose. <<Bueno quizá obtener ese relicario no será tan fácil después de todo>> pensó. Por su cabeza ya estaba cruzando la idea de retirarse, era muy peligroso continuar solo los dos. Si sus investigaciones eran reales, había al menos seis cámaras más y si aquella era la primera, las otras serían peores. <<Como reconocimiento ha estado bien>> siguió pensando.

—Cambió de planes. Cuando invoques las auras y baje el escudo, nos vamos. —Sentenció.

 

@@Hades Ragnarok

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El vampiro dibujo una mueca mientras mantenía la varita entre sus níveos dedos. Miro de reojo a la guerrera mientras no perdía de vista a aquellos extraños atacantes que cada vez se acercaban más y atacaban sin ningún tipo de misericordia. Sabia una vez que había visto el lugar al que había sido llevado que la cosa sería difícil, si bien, en todos los años de sed de conocimiento se había metido en problemas y había estudiado aquellas maldiciones y magia egipcia, no pensó que algún día iba a tener que enfrentarse a ella.

 

-me tranquiliza saber que está bien, aunque no se cuanto tiempo podremos seguir así –dijo el vampiro de manera seria- dudo mucho que nos permitan seguir adelante, quizás en otras cámaras todo sea más tranquilo o evitemos las trampas, pero aun así para ello debemos pasar al escuadrón de bienvenida primero

 

Notó una pequeña vibración que poco a poco fue haciéndose mas fuerte hasta lograr que frente a ellos apareciera aquel muro. Descanso solo por un segundo mientras se mantenía alerta y revisaba con la mirada a la mujer. A primera vista parecía estar recuperándose y no haber sufrido ningún daño, aunque después de escuchar la petición de ella el Ragnarok pensó que un hechizo la había golpeado y la había dejado mal de la cabeza.

 

Ya de por si era difícil realizar un aura, pero Runihura deseaba que él realizara 3 auras? Y peor aún, cada una mucho mas difícil que la otra, sin embargo, estaba confiado de que podía realizarlas, solo debía concentrarse y creer en sí mismo para realizar aquella extraña y cansada tarea, al menos era un vampiro y no sentía el cansancio como las demás criaturas. Respiro profundamente sabiendo que no necesitaba el vital gas que pasara por sus pulmones, aun así, hizo aquel movimiento de inhalar y exhalar como si estuviera respirando para concentrares mucho mejor, dejo escapar su mente, intento colocarla en blanco, para que después vinieran a él las palabras que había leído en el libro de las auras que en aquel momento estaba dentro de su bolso de piel de moke.

 

-Aura de la llama del fénix –dijo serio esperando no tener que repetir aquello una vez más. De la varita del cainita salió aquella extraña figura que solía odiar. Pudo ver como frente a sus ojos se formaba un fénix que ilumino cual aurora boreal aquella cámara mientras su pico producía aquel fulgor anaranjado que envolvía a cada uno de los atacantes que estaban intentando alcanzarlos, por lo que estos no podían usar sus encantamientos o hechizos más poderosos además de que no podían usar magia oscura. –Aura de Muerte- dijo esta vez mucho más seguro de sí mismo ya que su alma, su aura y todos sus pensamientos estaban canalizados hacia la magia oscura, además pudo notar como aquella ira que solía acumular en el centro de su pecho como si quisiera invocar al señor del caos salía poco a poco e impregnaba cada una de sus células. Un brillo de intensa maldad apareció e los orbes oscuros como el abismo del vampiro cuando aquella luz fosforescente verde envolvió de nuevo atacantes que acababan de notar que su magia oscura no surtía efecto. Ahora con el aura de muerte su magia de luz, su magia blanca tampoco les iba a funcionar.

 

El cainita se estaba divirtiendo como en los viejos tiempos cuando solía atacar y matar a cualquiera que se cruzara en su camino. Recordó a Leafa, su eterna y mortal enemiga quien había muerto lenta y dolorosamente después de que él la venciera. Podía saborear su propia ponzoña cuando pasaba la lengua por los filosos y ponzoñosos colmillos vampíricos.

 

-quiero seguir peleando, quiero destruirlos, estoy en frenesí de caza, estoy sediento de sangre –dijo a la guerrera, sin embargo, sabía que quisiera o no debía obedecerla y ya después podría volver a jugar.

 

Asintió para darle a entender a Runihura que se preparara ya que iba a realizar la tercera invocación de aura que ella le había pedido y luego de ello salir de allí. Si todo salía bien, con vida.

 

-Aura de confusión –dijo el vampiro mientras apretaba los dientes concentrándose. De la varita del hijo de la noche comenzó a salir aquella extraña neblina gris que comenzó a recorrer los alrededores del lugar donde estaban los atacantes cubriéndolos sin que ellos pudieran evitarlo, provocando así que quedaran confundidos provocando que por un tiempo uno de aquellos hechizos de ataque fuera un Orchideus.

 

No había tiempo para mas, solo esperaba que con aquellas 3 auras tuvieran tiempo de salir de allí.

 

-vamos entonces, no tenemos tiempo que perder –le dijo a la guerrera viendo como desaparecía aquel escudo y comenzaban a recorrer los pasos que habían dado para salir de aquel sitio.

 

@Runihura

Editado por Hades Ragnarok

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