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La Cueva del Horcrux


Orión Yaxley
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- Yo no llevo esas porquerías en el bolso. Un rosario… qué ocurrencias tienes.

 

- Sí, no vaya a ser que nos prendamos fuego, ¿eh? –dijo, pegándole un leve codazo en chiste, intentando romper su cruce de brazos.

 

Todo era risas y diversión hasta que, bueno, lo que fuera que protegía la barca se empezó a materializar frente a lxs dos. El propio vapor, energía o lo que fuera que rodeaba a la barca se desplazaba lentamente hacia el centro del lago. De a poco, lo que parecían botas empezaron una marcha lenta pero incesante. Luego, unas piernas esqueléticas nacieron desde las mismas y se entrelazaron cual zarcillos traslúcidos. Se hizo presente la cadera, que llevaba cadenas de prisionero. Una columna con escoliosis unía la pelvis con el resto del tren superior.

 

Si alguien musicalizara estas escenas, la opción coherente era el tema de una batalla contra algún jefe de videojuegos.

 

Y así Orión se aferró a su varita.

 

- Me preguntaba cuándo nos íbamos a topar con compañía…

 

Giró rápido su muñeca mientras pensaba en unas Flechas de Fuego. Desde la punta de la misma se dispararon filamentos brillantes de color naranja que se desprendieron hacia todas partes frente a los dos magos. Se detuvieron unos segundos y cambiaron trayectoria hacia la amenaza que se avecinaba. Sin embargo, como se imaginaba, los filamentos atravesaron el cuerpo traslúcido del fantasma.

- ¿Quién se atreve a profanar nuestra tumba? –la voz casi que gutural perforó sus oídos. Pasó de ser una mandíbula moviéndose al aire a una calavera completa con dos rubís brillantes como ojos-. Encontrarán… su muerte. El lago, su descanso.

 

Orión frunció el ceño, no estaba acostumbrado. Se estaba encontrando con enemigos demasiado charlatanes.

 

- ¿No compramos un grimorio antes de venir verdad? –le dijo a Gatiux sin quitarle la vista al fantasma. Le lanzó otro hechizo que tuvo la misma suerte como el primero.

 

El Fantasma ahora estaba frente a la pareja, dando el primer paso sobre la orilla de piedra. Tanto Gatiux como Orión retrocedieron unos pasos. Había algo curioso, la cadena que salía de su cadera estaba conectada con el pequeño farolito de la barca. Como si el mismo fantasma estuviera atado a lo terrenal. Y si bien, Orión sabía que la mayoría de los fantasmas dependían de cuentas sin resolver o alguna maldición, quería probar todas las instancias antes de tener que razonar con él.

 

- Buenas, señor Fantasma, ¿podemos ayudarlo en algo? ¿Alguna cuenta pendiente? Ya sabes para que… -hizo señas con la mano como si lo estuviera echando-. Se vaya al más allá y eso.

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Intentó fingir estar ofendida, cruzando los brazos bajo el pecho, pero no le salió bien porque Orión le hizo soltar una carcajada, rompiendo toda su estrategia de mentira. Le resultaba gracioso imaginarse a sí misma entrando en una iglesia y rompiendo en combustión instantánea al detectarla como persona non grata por múltiples razones.

La relajación duró poco, por supuesto, lo que en un principio era algo indeterminado, conforme se fue acercando se aclaró como un espíritu fantasmal que quería ahuyentarles. Orión hizo que unas flechas de fuego iluminaran lo que tenían al frente. Alguna de esas flechas atravesaron el cuerpo del fantasma que permaneció inmutable ante el ataque inicial. El fantasma pretendía sumarlos a la colección que descansaba al fondo del lago.

- ¿No compramos un grimorio antes de venir verdad?

- Sí, compramos uno pero lo dejé en casa, junto a la botella de agua bendita.

Gatiux puso los ojos en blanco. Solían llevar a aquellas expediciones lo básico para que una persona no muriera desangrada, quemada o cuando se salía un hueso, junto otros objetos que pudieran ser útiles para mantenerte con el estómago lleno o el calor en el cuerpo. Llevar un grimorio no estaba en los planes de la banshee, y al parecer tampoco en los de Orión. Ella planeaba acerca de los imprevistos más comunes. No todos los días encontrabas espectros.

- No creo que vaya a irse ni que tenga nada por cumplir. -dijo Gatiux- Sólo creo que está cabreado. Y quiere unos huesos nuevos para su colección.

Habían retrocedido unos pasos, pero no podían hacerlo ad infinitum o acabarían en el principio de la cueva y esa expedición no habría servido para nada. Tal vez si se dividían, uno por un sitio y el otro hacia el contrario, podrían distraer al fantasma y echar la barcaza al agua.

- ¿Quieres correr un rato a ver a quien prefiere matar primero el Señor Fantasma? -preguntó Gatiux- Tal vez así el otro pueda echar la barcaza al agua mientras esté distraído y en el último momento el que corre que se monte en la barca.

Sonaba más o menos como un plan, un poco a la locura como todo lo que hacían, pero si se le ocurría algo mejor estaba abierta a sugerencias. Quizás el fantasma dejara de perseguirles una vez estuvieran en el lago, o quizás se pusieran a tiro para la colección de huesos que descansaban al fondo del mismo. Alguna forma tendría que haber para pasar hacia las islas sin nadar en aquellas infectas aguas.

«I'm a villain, and villains don't get happy endings.»
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Captura Gatiux 115 + (Dado Orión inválido por error en la tirada) = 115

 

A Orión sí le parecía una buena idea el uso del grimorio en ese momento. O haber profesionalizado más sus estudios de la Nigromancia. Pero ya estaban en el ruedo y, en esos momentos, el plan de Gatiux era el que mejor se parecía a una verdadera solución. Capaz que ella lo había lanzado al aire, con todas las intenciones del sarcasmo, y él… bueno, estaba asintiendo, comprometido con el plan.

 

- A la cuenta de tres, tú ve por tu lado y yo por el mío.

 

El equipo que formaba la pareja tenía esa fina ambivalencia de cuándo se necesitaba estar unida y cuándo trabajan mejor las partes separadas. Gatiux se especializaba en todo lo que requería una destreza milimétrica, con una astucia brillante y una agilidad práctica envidiable. En crisis sabía cómo responder con un plan simple y aplicable. Orión por otro lado, su fuerte estaba en su sabiduría en la magia, en su visión holística y en la fuerza bruta siempre que se requiriera hacer explotar algo.

 

Dio un giro cerrado, pasando al fantasma de lado que intentó atacarlo con una de sus cadenas. Luego de esquivarla llegó a la embarcación y se puso a desatarla. Sin muchos resultados, sacó su varita y la prendió fuego. Soluciones fáciles para problemas fáciles. Invocó a su vez el primer Círculo de Fuego para que los ayudara a sobrellevar la travesía del lago sin problemas con los inferis. Se dio vuelta, con ojos triunfantes para comunicar la buena noticia. Su cara se desfiguró en un estado de confusión cuando vio a Gatiux sola y sin rastros del fantasma. No había escuchado pelea, ni forcejeo. Tampoco ninguna demostración de magia, ni ataques, ni bombas. Nada, simplemente la gran amenaza había desaparecido.

 

- ¿¿Qué hiciste?? –Había alzado las manos en forma de incredulidad, buscando algún tipo de indicio coherente de cómo un espectro que amenazaba con llevarlos al fondo del lago simplemente había dejado de existir-. ¿¿Cómo??

 

Levantó la varita, la apuntó hacia atrás e invocó el Segundo Círculo de Fuego. Bueno, aliviado al final porque era otra amenaza menos. De todas maneras, algo dentro le decía que faltaba la peor parte.

Editado por Orión Yaxley

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  • 2 semanas más tarde...

Tenían un plan. Solía ser así, a veces un comentario sarcástico lanzado con mala idea se convertía en la mejor alternativa. Peor era quedarse quieto sin hacer nada. Gatiux corrió hacia un lado, y Orión en dirección opuesta. El fantasma prefirió a la mujer de cabello violeta, se fue tras de ésta, intentando darle alcance.

¡Demonios! ¡Cuanto me pica la nariz!»)

Al correr, con el cambio de aire, a Gatiux le había entrado picazón en la nariz. Se frotó con la mano que no sostenía la varita. Sentía como se le acumulaban las ganas de estornudar en el puente de la nariz, por dentro. Se giró por un segundo, el fantasma estaba intentando darle alcance, y entonces estornudó. Al abrir los ojos no había rastro alguno del fantasma que la seguía hasta hacía unos instantes. Gatiux parpadeó confusa.

Invocó un Tercer Círculo de Fuego a su alrededor, como si quisiera cerciorarse que no tenía nada que la rodease y que fuera a agarrarla en su modo invisible. Fue caminando hacia Orión, que estaba desatando la pequeña embarcación que les llevaría a través del lago. Fue divertida de ver la confusión en el rostro del mortífago.

-¿¿Qué hiciste?? ¿¿Cómo??

Gatiux se encogió de hombros mientras volvía a mover la varita a su alrededor, invocando un Cuarto Círculo de Fuego.

- La lógica me dice que era un burdo truco para ahuyentar a los viajeros que quisieran tocar la embarcación. -decía Gatiux- Es eso o resulta que tengo el estornudo mágico más poderoso del mundo, porque después de que estornudase desapareció.

Había llegado hasta la barca. Ahora ayudaba a Orión a empujarla hasta que dejara de estar encallada en la orilla. Después se subió a la barcaza y se agarró a ella cuando Orión hizo lo propio. Dudaba que aquel trasto destartalado aguantara toda la travesía por cómo se estaba bamboleando en aquel momento. Gatiux apuntó hacia el lado cuando la barca se movía, invocando un Quinto Círculo de Fuego.

- Lo del fuego lo hace un poco más acogedor, casi hogareño, ¿no crees?

Gatiux rio. Por supuesto que no pensaba así, pero el humor servía para consolar sobre el hecho de que en cualquier momento una mano pútrida podría intentar subir sobre la barca en la que estaban, y luego otra más. Así hasta que les hundieran para formar colección en el fondo del lago. Invocó otro, el Sexto Círculo de Fuego.

El fuego tenía algo de maravilloso, en los colores, en la capacidad destructora. En cómo podía hipnotizar a alguien que se queda sentado junto a la chimenea. Confiaba en que gracias al fuego los inferis se mantendrían alejados de ellos dos. Por eso seguía conjurándolo.

Ojalá ese paseo hubiera sido por un lago cristalino cuyo fondo se ven las piedras redondeadas, y no un tétrico paseo en el que vas esquivando a la muerte por los pelos, conjurando círculos de fuego por temor a que los miles de inferis que vivían bajo aquellas aguas sintieran curiosidad por aquellos dos aventureros que habían decidido aventurarse en la cueva. Gatiux suspiró, y pudo ver el vaho por delante de su cara debido al frío. Decididamente necesitaba unas vacaciones en un lugar con arena y sol abrasador, desde que había vuelto a Ottery sólo se encontraba envuelta en situaciones llenas de peligro, bosques húmedos y poco alcohol allá donde iba. Necesitaba dormir al sol, sin duda.

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