Libro del Equilibrio - Noviembre 2021

[Runihura]

Runihura permanecía en su pequeña tienda, erguida sobre una lomada frente al monte Catalina, aunque claro ella sabía que aquel no era el verdadero monte cuyo perfil había sido un gran protagonista durante mayor parte de su vida. Aun así esta réplica le daba cierta sensación de paz, pues era lo más cercano a su hogar que experimentaría en los terrenos universitarios. 

La tienda era muy sencilla, con pocas y necesarias posesiones. Y es que la guerrera no necesitaba más nada, todo lo que necesitaba vivía en su interior, el profundo e imponente poder de su magia que fluía como un río torrentoso esperando a ser liberado. Caminó al exterior de su campamento y se quedó observando el paisaje por unos minutos, con sus manos enroscadas entorno a una taza de humeante contenido. Dio un par de sorbos mientras pensaba en su cometido del día, pues una vez más tenía que tratar de impartir en sus alumnos los sagrados conocimientos de los Libros de Hechizos que su gente habían traído para los europeos. 

El nombre del alumno le era familiar, estaba segura de que ya le había enseñado en otra oportunidad y eso le dejaba más tranquila, pues era un indicativo de que aquel mago estaba realmente dedicado a su aprendizaje. Cuando sintió su presencia se giró hacia el recién llegado, hizo desaparecer la taza de sus manos y fijó una penetrante mirada en su pupilo.

- Bienvenido, una vez más, a mis dominios – comentó Runihura esbozando una pequeña sonrisa - ¿Estas listo para comenzar tu aprendizaje? 

 

@ Ludwig Malfoy Haughton

[Ludwig Malfoy]

Había permanecido más de una semana en cama debido a las heridas que la clase del libro de la sangre le habían originado, aquella ocasión por poco y muere desangrado y lo que menos quería era volver a pasar por un martirio así, nunca había sido partidario de autolesionarse y mucho menos arriesgando la vida sin embargo sabía que el camino al ascenso mágico tenía que ser con grandes sacrificios, no obstante y pese a todo el tiempo que tardó en recuperarse, recibió una lechuza informándole sobre su aceptación a cursar el libro del equilibrio el cual hacía tan solo unos días antes había conseguido y ahora debía vincularse con el. No vio con muy buenos ojos el nombre de la persona que sería su mentor, Runihura era sin duda una guerra increíble y llena de conocimientos aunque con medidas de enseñanza bastante extrañas, recordó cómo la última vez casi pierde la vida a mano de unos ninjas y ahora tendría que volverse a ver con ella.

Esta vez estaba solo por lo que desconocía los retos a los que sería sometido y sin embargo estaba muy emocionado por aprender los hechizos al lado de aquella persona. Se tuvo que quitar aquella pereza que había adquirido en esa semana y se preparó para su viaje. Nuevamente hacia decidido utilizar su alfombra voladora la cual prácticamente ya sabía el camino hacia Uagadou por lo que todo el camino hacia dicho colegio lo pasó igualmente dormido, al llegar incluso sabía a la perfección el camino hacia la tienda de la uzza por lo que tampoco tuvo problema alguno en llegar. 

Ella sin problema pudo detectar la presencia del Malfoy dando la vuelta de golpe y sorprendiéndolo, Ludwig sonrió pues estaba más que listo, tenía una gran sed de aprendizaje y no quería parar ahora que estaba ahí, guardó sus pertenencias en su bolsillo de piel de moke asintió con la mirada - nos volvemos a ver Runihura estoy listo para todo lo que me tengas que enseñar.

[Runihura]

- Muy bien, señor Malfoy – comentó la guerrera – Sígame por favor.

Eran momentos como este los que le recordaban porqué había elegido este camino, y es que enseñar el complejo arte de la magia de los Libros no es para cualquiera. Pero para Runihura valía la pena por cada alumno sediento de conocimiento que acudía a sus clases, tal vez porque ella misma se veía reflejada en esa sed insaciable por más poder y sabiduría. Guio a su pupilo hasta el interior de su tienda donde, sobre una pequeña mesa, encontraron una bandeja de madera que exponía con deliberado cuidado una serie de objetos.

- El Libro y la magia con la que buscas vincularte en esta oportunidad te ofrecen también una serie de poderosos e interesantes objetos, que sin duda te serán sumamente útiles – dijo Runihura indicando hacia la bandeja – Este de aquí es el Anillo Antiveneno, te protegerá de los efectos de los venenos más comunes, siempre y cuando lo lleves puesto, excepto por el veneno de basilisco. Este de aquí – señaló un pequeño frasco de cristal atado a una cuerda para poder llevarlo alrededor del cuello, cuyo contenido parecía ser una arenilla color blanca – Son las Semillas de Hielo, convierte en hielo cualquier superficie a su alrededor, una pequeña cantidad puede congelar una zona de más de 100 m2. Las semillas se agotan si uno las utiliza muy seguidas, pero se van reponiendo conforme pasa el tiempo. 

- Ahora este de aquí… - comentó la guerrera inclinándose para tomar una pequeña bolsita de tela marrón, al abrirla extrajo de su interior el pétalo de una flor – Son Pétalos de Pensamientos, son usados para la elaboración de perfumes que pueden ser tan venenosos como encantadores, dependiendo del concentrado. Si el perfume se propaga a través de una vela, alentado por el fuego, los efectos alucinógenos antes de que sobrevenga la muerte serán muy potentes. También son usados en la elaboración de pociones para estimular la agilidad mental o, todo lo contrario, hacer que una persona pierda capacidad de raciocinio o no pueda pensar con lógica. Por último tenemos este colgante – continuó Runihura, depositando la bolsita con los pétalos de pensamientos de vuelta en la bandeja, y tomando entre sus dedos un medallón con una esmeralda incrustada en su superficie – Este es el Amuleto de la Resurrección, como bien lo dice su nombre, este objeto te devolverá la vida siempre y cuando lo lleves puesto cuando seas asesinado. Consume mucha energía, por lo que tendrás que esperar un ciclo lunar antes de poder volver a usarlo. 

Depositó el colgante de vuelta en la bandeja y se alejó de la misma hacia un costado, dándole espacio a su alumno para que examinara los objetos y los guardara. En las pruebas que Runihura pensaba ponerle debería hacer uso de ellos, por lo que esperó hasta que Ludwig los hubiera recolectado para luego guiarlo fuera de la tienda. Se alejaron por un sendero que descendía hasta un pequeño anfiteatro natural que se formaba en la roca, una vez dentro del mismo la guerrera indicó al Malfoy que dejara entre ellos una distancia de 20 metros. Haciendo aparecer su Vara de Cristal en la mano derecha, golpeó el suelo 2 veces haciendo que la superficie entre ella y su alumno se abriese exponiendo una franja de distintos obstáculos. La primera sección se trataba de un pozo lleno de serpientes venenosas. La segunda, luego de un pequeño descanso de tierra, se trataba de una larga franja de agua profunda y misteriosa que transmitía una mórbida energía. 

- La primera prueba será sencilla, quiero que atravieses estos obstáculos haciendo uso de los objetos que has adquirido, para demostrarme que entiendes como utilizarlos – determinó Runihura, elevando su voz para que Ludwig pudiera escucharla. 

 

@ Ludwig Malfoy Haughton
 

[Ludwig Malfoy]

Algo que le gustaba de Runihura era la pasión con la que explicaba todo lo relacionado a lo que impartía, recordó a la perfección la manera en la que le enseñó a utilizar los anillos del libro de la fortaleza así como el amuleto de curación y ahora sacaba nuevos artefactos los cuales serían de bastante utilidad para el rubio en situaciones de peligro extremo, aquel anillo antiveneno era algo que nunca se imaginó que pudiera existir pero las semillas de hielo en el momento que las vio tuvo miedo de no cometer algún error, definitivamente su padre se enfadaría que por alguna negligencia congelara todo el piso de la mansión Malfoy.

Sin embargo lo que más le sorprendió fue el uso que le podría dar a los pétalos de pensamiento, eran tantos que tendría que anotar todas las maneras en que podría beneficiarse de ellos, también estaba consiente de que sus conocimientos en pociones le ayudarían aunque no estaba seguro que tan fuertes serían sus venenos. En cuanto al amuleto de la resurrección, se trataba de algo aún más sorprendente, ya sabía de magos que dominaban la muerte pero jamás pensó que algún día tendría un nivel para hacerlo.

Se acercó a la bandeja y tomó los cuatro objetos, mientras los miraba en su mente repetía para que servía cada cosa y en que manera los ocuparía, lo último que guardó fueron las semillas de hielo a las cuales les tenía mas miedo que a los pétalos de pensamiento. Una vez tomados la guerrera lo dirigió hacia un subterráneo para posteriormente distanciarse lo suficiente como para saber que pronto se enfrentaría a una prueba. Miró el piso en el que estaban distantes para posteriormente ver como un gran pozo de serpientes venenosa se presentaba ante él. Escuchó el siseo de todas ellas y como sacaban sus dientes para finalmente intentar morderlo.

Por un momento pensó en utilizar el anillo de amistad contra las bestias pero sabía que la Uzza estaba probando los conocimientos del libro del equilibrio y no quería quedar mal frente a ella así que se colocó el anillo antiveneno y se dispuso a cruzar el pozo lleno de serpientes. Caminó lentamente tratando de no ser detectado por ellas pero esa clase de animales eran tan perceptivos que no tardaron en morderlo, Ludwig sintió un gran dolor en sus brazos los cuales estaban desprotegidos y en sus piernas, mientras cruzaba miró a la guerrera con enojo pues no estaba muy de acuerdo con sufrir aquel dolor, pero lo más sorprendente era que no sentía daño alguno, posiblemente un poco de dolor pero nada más.

Terminó de cruzar el pozo y decidió utilizar curación para cerrar las heridas ocasionadas por las serpientes pues eran tantas que el sangrado era bastante, sin embargo no se sentía mal, el veneno que había entrado en su sangre no le había hecho daño alguno. Acto seguido miró la piscina que estaba frente a el, estaba profunda y emanaba un hedor extraño, posiblemente era producto de magia oscura. En ésta ocasión tomó una muy pequeña cantidad de semillas de hielo y las arrojó al agua, de inmediato el liquido se congeló en su totalidad creando una pista de patinaje.

El rubio se aventó hacia el hielo derrapando fácilmente hasta los pies de Runihura quien miraba todo de manera inexpresiva, le sonrió y dijo – bueno creo que eso ha sido más fácil de lo que esperaba pero el veneno no me protege del dolor o de las heridas ¿es necesario curarme de ellas?

[Runihura]

El hombre había realizado un trabajo casi impecable, pasando por alto un insignificante detalle. La mirada de la guerrera era inquisitiva y desafiante, justo antes de poder poner un pie en la tierra, gracias al poder que ella poseía resquebrajo el hielo que fuera creado por las semillas. Provocando que el Malfoy cayera dentro de este, aquellas aguas pestilentes liberaron de su interior criaturas que eran mucho más amenazantes que las serpientes que le dejaron los brazos calados hasta los huesos por las heridas que le provocaron cada una de esas mordidas

— Curar es desaparecer los síntomas que afecten a su cuerpo, el veneno puede hacerle perder el control de sus sentidos e impedirle que pueda distinguir con claridad lo que es real y lo que es solo producto de la toxina que lleva incrustada en su sistema—explicaba la Uzza— Sanar es mucho más  complejo y puede relacionarse con las emociones, la mente y el espíritu, considérelo un estado del ser. Porque es así, desaparece la herida, pero el daño que está le provoco, al causarle dolor. No se desvanece con un simple curación o Episkey—hacia referencia a las cicatrices que aparecían dentro de los aprendices.

Marcas que con el paso del tiempo podrían perder su nitidez, pero que dejaban marcas que nunca se erradicaban del todo. El tiempo había sido en extremo benevolente con el Malfoy, dándole la oportunidad de comprender el verdadero uso de cada uno de los amuletos y anillos que acompañaban al libro del Equilibrio. Era sencillo detectar que el conocimiento estaba enfocado a entablar un equilibrio entre mente y cuerpo, adoptando la capacidad de asimilar de la forma correcta cada uno de los daños o sacrificios que deberían sufrirse para lograr vincularse con ese poder que era mayor y conllevaba cierto grado de dedicación y entrega.

— Nada en la vida es gratis, aprenderá por las malas que los medios para ser más poderoso y sabio., No suelen ir de la mano de la paz o quietud, sino todo lo contrario—le miraba ascendiendo por un montículo de tierra— Hasta nosotros como Uzzas, pasamos por adiestramientos severos, duras enseñanzas que nos han forjado como lo que somos y seguiremos siendo. Seres más que aptos para enseñar lo que nos transmitieron los guerreros que ocupaban el sitio que nos legaron—la voz de la mujer era tan pesada como una loza que caía pesadamente sobre los hombros de su alumno— Aprender a sangrar y sanar del mismo modo, curando lo que debe ser curado de la forma correcta y con el conocimiento adecuado. No olvide sanar y curar, no es lo mismo—asentía preparándose para la prueba del Libro del Equilibrio.

— Flecha de fuego, filamentos de fuego que saldrán de su varita en andanada uno tras otro. Estos queman la piel y provocan heridas sangrantes—explicaba tratando de hacer que se imaginará cada uno de ellos— Debe usarse un aguamenti para apagar las llamas y luego proceder a la curación, el conjuro que las extinguirá debe usarse de emergencia y el siguiente antes del tercer turno, sino se desea perder la vida por un descuido—seguía subiendo para regresar a la carpa— Arena de hechicero, proviene de los huesos cristalizados de un mago que murió a causa de fuego mágico. Si se arroja al aire, impide que el rival pueda ver con claridad y le imposibilita apuntar con precisión, dejandole como única opción usar efectos o invocaciones que no requieren tener una puntería certera—sentándose sobre el suelo, le invitaba a secundarla.

— Semillas de hielo, ya se lo comente antes. Pero está es una variante, porque de su varita surge un viento helado que es capaz de congelar a una criatura, recubriéndola de hielo durante un turno. No puede lanzarse contra magos y tampoco criaturas de carácter ofuscable o sombras—cerraba sus ojos concentrándose en el último conjuro— Cinaede, veneno gaseoso que se extrae de los pétalos del pensamiento. Es capaz de cortar las vías respiratorias del rival, pasando al sistema nervioso y circulatorio usando la sangre como conducto para ello. Provocándole la muerte, pero puede neutralizarse el mismo con el uso de un Anapneo, liberando la presión causada por el gas—concluía su explicación dejándolo para que meditará la nueva información que recibió.

[Ludwig Malfoy]

Pensó que se encontraba a salvo y sin embargo no fue así, erróneamente había dado un paso en falso lo que le había provocado la ruptura del hielo por el que cuidadosamente había caminado, en su lugar se vio inmiscuido en las aguas oscuras que había conjurado la guerrera, no podía creer que no se había percatado, por un instante su mente divagó entre enojo y frustración, tenía que salir de ahí lo antes posible si no quería morir por los efectos de aquel liquido encantado sin embargo el daño estaba hecho, Ludwig pataleaba y levantaba sus manos en señal de desesperación, el agua entraba a sus pulmones causándole aún más estragos, finalmente pudo salir a la orilla y ponerse a los pies de Runihura pero era demasiado tarde.

El agua había tenido un efecto mortal en el Malfoy, su hechizo agotó todos sus puntos de vida dejando únicamente lo suficiente para poder escapar del estanque, se encontraba tirado y sin respirar, ahí acostado se notaba tan tranquilo hasta que finalmente su corazón se detuvo, había muerto. De la nada algo impresionante ocurrió, el amuleto de resurrección que se le había otorgado resplandeció rápidamente bridando al Malfoy de una descarga rápida de energía, estimulando su corazón para que volviera a latir, y expulsando de sus pulmones todo el líquido que había inhalado, se volteó rápidamente tosiendo aquella agua negra, se encontraba adolorido pero feliz de haber sobrevivido.

-Una ayuda no me hubiera caído mal – dijo a regañadientes levantándose poco a poco y escuchando todas las enseñanzas de su mentora, tenía razón en todo lo que comentaba pero tampoco había esperado que una experiencia cercana a la muerte le ocurriría en aquel momento, no le quedó de otra más que escuchar la lección y aprender todos los hechizos que le estaba enseñando – entiendo, así que esto supone el inicio de la prueba ¿verdad? – dijo sacando su varita, sabía que enfrentarse a una persona como ella sería difícil pero no se rendiría tan fácilmente.