Cuidado de Criaturas Mágicas - Enero 2022

[Kahlan Blackthorn]

 

— No todo es lo que parece—sujetaba con firmeza las riendas que llevaba entre sus manos. Agradeciendo el dominio que su hermana Kahlan, le enseño a tener sobre los unicornios desde que era pequeño. Nunca tuvo que cambiar su aspecto para montar alguno, ya que siempre llevaba consigo la fragancia que usaba su gemela y era capaz de cautivar al dragón más salvaje que existiera dentro de la comunidad mágica. Aceptando que su alumno ahora fuera una pelirroja que les acompañaría por el resto de la clase— No me molesta en lo absoluto, no puedo negar que el toque femenino hacia falta dentro de la clase—respondió reconociendo vagamente a la mujer que ahora estaba montando aquel caballo con soltura y facilidad.

Mordred se había quedado mudo ante la petición del Holandés, quizás sus planes de hacer maldades o hurtar algunas criaturas. Ya no le resultaban del todo tentadores, ahorrándole al Ángel Caído tener que tomar medidas severas con respecto  a ese asunto, desviando la vista hacia la entrada de la montaña. Aquel hueco era lo suficientemente amplio para acceder montado en el lomo del unicornio— Es un volcán que ha permanecido dormido muchos años, pero puede que hurtar lo que resguarda tan celosamente, le haga despertar sin remedio—advertía apareciendo en su zurda su varita negra como la noche más oscura que se hubiera conocido dentro de Londres. 

Dándole un golpe en los dos costados al caballo, le incitaba a perderse en ese agujero negro que lo engullo como lo hace un lobo con su presa recién cazada—Los estaré esperando—su voz se perdió en medio del eco. Desvaneciéndose como lo hacen las líneas de un camino al ser abrazado por una violenta ventisca, sintiendo el aire un poco más viciado y difícil de respirar para un muggle. Empero, no para un ser de su condición, dándole gracias falsamente a la herencia que le legará su padre Pik Macnair, corriendole por las venas la sangre de una vampira y un demonio que la sedujo dando como resultado la existencia del Vidente.

Agudizando sus sentidos intentaba dar con la señal adecuada, fijando con atención sus ojos en las marcas que estaban impresas en las paredes. Al parecer no eran los primeros de meterse en la cueva del oso, echando por tierra la posibilidad de haber descubierto la morada de un dragón que perdiera la vida y dejará como obsequio los huevos que serían muy bien apreciados por el vampiro y sus alumnos. Bajándose del caballo recorría con paso firme y seguro el terreno, olisqueando el ambiente como lo haría un venado moteado— Estás más cerca de lo que parecen—pensaba invocando un par de manos tras soltar ese conjuro en su cabeza—Necrohands—brotaron de su espalda sujetando con firmeza al caballo que le seguiría como un fiel guardaespaldas. 

Dedicándose exclusivamente a continuar con su andar, palpando con las yemas de los dedos una de las paredes—Tienen grabadas runas—cerraba sus ojos escuchando a lo lejos el chillido de un dragón bebé. Impresionado por la forma tan peculiar en que se comunicaban con quienes tenían un nexo especial con ellos, asintió aceptando al nuevo compañero de andanzas de su fiel amigo Meraxes. El tener nueve dragones en su colección, no era menos de lo que se merecía y quizás la flota aumentará de tamaño en poco tiempo.

@ Sean -Ojo Loco- Linmer  @ Ludwig Malfoy Haughton