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Libro de la Sangre - Agosto 2022


Khufu
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En su larga vida, Khufu a menudo había tenido que enseñar los poderes de su pueblo a un sinnúmero de estudiantes; para él, el conocimiento era un preciado tesoro, y por lo tanto no debía compartirse con cualquiera, pero el Segundo Contrato los obligaba a dictar cátedra. Algo así como un intercambio eterno. 

⎯⎯¿Terminará lo que empezó? ⎯ se preguntaba a sí mismo el octogenario, mientras arrastraba los pies por el fresco concreto de Riverfront Park ⎯⎯. No la culparíamos si no se presenta, muchos no toleran tanta sangre. 

Recargó su cuerpo contra el barandal que separaba el pequeño recinto del cuerpo de agua frente a sus ojos, que a su vez servía de frontera natural entre los estados de Virginia Occidental y Ohio. 

Había enviado un mensaje a la única alumna de la clase a través de un gorrión, su fiel mensajero que le llevaría la ubicación en la que se desarrollaría el encuentro inicial. El guerrero del Libro de los Ancestros aguardó pacientemente por la llegada de su pupila, y en cuanto está dio señales de presencia, por fin dio la espalda al agua. 

⎯⎯La sangre, un elemento que antaño confería notoriedad, e incluso se le relacionaba con un derecho a gobernar por encima de otros que podrían haber sido mejores regentes. 

Así, crudo y simple, comenzaba su cátedra del Libro de la Sangre. Si bien solía ser más temperamental con lo que a la enseñanza de los Libros de Hechizos se refería, estaba consciente de que enseñaba un poder casi tan peculiar como el que habitualmente impartía. Y más aún, uno que exigía un alto precio a cambio de brindar al invocador su ayuda. 

⎯⎯¿Qué me podría decir de la sangre? ⎯ preguntó al final, prestando oídos atentos a la opinión de la Prince ⎯⎯¿La considera valiosa, o no le importaría derramar un poco, por un bien mayor? 

Aquel punto de partida le serviría para conocer la postura de su alumna, no sólo respecto a la importancia histórica de ese espeso fluido escarlata, sino también conocer si estaba dispuesta a pagar el más alto precio. Haciendo memoria, seguro hubo alguno de sus estudiantes que le temía tanto a la sangre, que se había negado. 

⎯⎯Aquí, en Point Pleasant hay rumores de la aparición del Hombre Polilla, una criatura extravagante. No obstante, no nos atañe tanto dicha leyenda, sino su grupo de fanáticos, quienes de hecho, tienen una opinión muy particular de la sangre y un gusto adquirido por purificar a los que no comulguen con el Sabio.

@ Veronica Prince Rambaldi

Editado por Goderic Slithering
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Me encontraba viendo jugar a mi pequeño junto a mi elfina, ambos sobre la alfombra de mi habitación, rodeados de juguetes y mullidos almohadones. No podía creer que ya en unos días cumpliría seis meses, era como si el demonio interior de mi pequeño le hiciera crecer más rápido de lo que yo deseaba. Mientras estaba en ese momento de relax en nuestro cuarto en la Luxure un gorrión atravesó la ventana abierta y fue a posarse frente a mí. El mensaje que traía me sorprendió, no tanto por quién me lo enviaba, que era un nuevo guerrero Uzza sino por el lugar elegido por el mismo para impartir mi siguiente clase. Me puse de pie y me dirigí a Nahir, mi elfina.

—Nahir, me temo que tendré que viajar, ha llegado la hora de mi clase —dudé muchísimo, no conocía a nadie capaz de abrir portales y no quería dejar tanto tiempo solo a mi hijo, no a tanta distancia —debo ir a Virginia, en Estados Unidos —la elfina me miró con la misma angustia que yo a ella, ambas entendíamos que dependeríamos de su magia para poder contactarnos y estar allí si Merlín necesitaba algo.

—Mi madre está de Luna de Miel y mis tíos y tías no sé —con angustia miré hacia mi hijo y luego el Libro de la Sangre sobre la cómoda.

La ama Vero puede estar tranquila, Nahir cuidará de Merlín —sonreí a mi elfina que me miraba con carita de pena.

Lo sé Nahir, confío enteramente en ti, pero me hubiera gustado no dejarte sola con tanta carga —mordí mi labio, había dicho que mi familia me ayudaría a criar a mi hijo, pero no había contado con que la vida nos trajera tantas responsabilidades.

Así fue que me acomodé a lo que vendría, me puse un jean desgastados y una chaquetilla hasta las caderas sobre un suéter de hilo, todo en tonos grises aunque el suéter era un tono más claro y similar al de las zapatillas tipo botitas para jugar básquet que me había calzado. Si íbamos a Estados Unidos imaginaba que ese atuendo era lo más adecuado, a lo que agregué una gorra con una C en el centro. Quizás era algo muggle, o no maj, como dirían los yanquis, pero que se le va a hacer.

Tras unos cuántos trámites burocráticos en el Departamento de Transportes por fin logré llegar al lugar en que sabía me esperaría el Uzza. Aunque no fue tan tarde, tampoco era tan a horario.

—Buenos días, me disculpo por la demora —comencé a decir pero él me lanzó su primer comentario sobre el libro que íbamos a desarrollar —entiendo, derecho de sangre, lo que llamaban algunos sangre azul —comenté, tomando nota mental más que escrita ya que no había tenido ni tiempo de sacar de mi monedero de moke adaptado ni mi libreta, ni mi vuela plumas ni mi copia del libro.

—¿Qué puedo decir de la sangre? Es vital, codiciada según su origen, analizada descubres en ella más cosas de las personas de los que uno pueda imaginar y sí, es más que valiosa creo yo y hummm, no me importaría derramar mi sangre por quien amo, especialmente mi hijo, por mi familia —fui consciente de que había dudado como no lo había hecho antes —y supongo que por un bien mayor estaría en una encrucijada, pero imagino no soy ni la primera ni la última que se encuentra en ella y todos la resolvemos llegado el momento —finalicé mirándole a los ojos.

No he de negar que me sorprendió lo siguiente que dijo, no había oído hablar del Hombre Polilla, pero debía reconocer que las criaturas o monstruos no eran mi especialidad, menos las del otro lado del Océano. Bueno, doble curiosidad, ahora tendría que averiguar sobre el Hombre polilla por mi cuenta, pero luego. Lo otro era más que interesante.

—¿A quién llaman ellos el Sabio? ¿Y de qué manera los purifican? ¿Son muggles o magos? ¿Acaso utilizan el Libro de la Sangre para ello o nosotros lo utilizaremos para enseñarles el verdadero respeto a la sangre? —sí, no puedo negar me había emocionado un poco y por un momento había olvidado todo lo que habíamos dicho antes pero supongo que era la parte de periodista que había en mí la que hacía que me mostrara tan ansiosa.

@ Khufu

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⎯⎯Creo que en la comunidad mágica nos caracterizamos por llegar, no tarde ni temprano, sino a la hora precisa. Pero en el caso de la guerra, quién llega tarde está destinado a perder. 

Dedicó una venia a modo de saludo para su única estudiante. Al ser una clase prácticamente personalizada, ella tenía esa flexibilidad de tiempo de la que otros no habrían gozado. Y se justificaba aún más, tomando en cuenta el entendimiento del concepto de la sangre y cómo brindaba poder al Libro que pretendía impartirle. 

⎯⎯Me agrada su concepto, porque me indica que está dispuesta a pagar el precio de la sangre por aquellos que le importan. Bastante se derrama ya en los conflictos de este mundo ⎯ invocó su Vara de Cristal, para usarla como un cayado, mientras invitaba a su estudiante a que la siguiera hacia su próximo destino ⎯⎯ Si cuenta con su copia física del libro, siéntase libre de sacarla. No necesitará tomar notas, al menos no de manera física, pues conforme vamos explicando, aparecerán anotaciones en su ejemplar. Por el momento, nos dirigimos al Museo del Hombre Polilla.

Recordaba algunos de sus pupilos que habían optado por hacer levitar el libro a un lado suyo, para no perderse ningún detalle. En el caso de la Sangre, eran pocos los hechizos que contenía, pues casi todo se centraba en cierta arma. Una vez que doblaron por una de las estrechas callejuelas que daban al recinto del que hablaba, se giró hacia su estudiante. 

⎯⎯El Sabio es precisamente este Hombre Polilla del que he contado, y suelen utilizar distintas dagas de sacrificio para venerarlo. Lo que es preocupante no es la sangre derrama, pues el universo siempre exige un tributo, pero cuando se derrama de forma tan… innecesaria, se debe tomar acción. Y justo es lo que haremos, a través del uso del Libro. 

Con el pensamiento, invocó la Daga del Sacrificio sin mover los labios, apareciendo esta en su mano libre. Era similar a la que se utilizaban en las culturas precolombinas para sacrificios, o también como las que se emplearon para marcar a los descendientes de muggles durante la Segunda Guerra Mágica. 

⎯⎯Esta es la Daga del Sacrificio. Puede invocarla de forma no verbal, y no le consumirá acción en caso de estar en un duelo. Sin embargo, para utilizarla, sí que debe emplear el habla. 

Señaló a uno de los mayordomos apostados a la entrada del museo, un sujeto bonachón y con bigote de morsa, que comenzaba a balancearse debido a que pasaba por un lapso de somnolencia. Aún los vigías eran sectarios del Hombre Polilla, como el resto de los que se encontrarían dentro del edificio, por lo que no tenía mucho caso ser cautos con estos. 

⎯⎯La daga la utilizará principalmente para dos cosas, Dañar y Proteger. Pero no necesitará de estar cerca de la persona para eso, pues será usted quien se haga el corte. Para Dañar, deberá pronunciar «Immolo Oppugnare», y efectuar el corte en dondequiera que desee, lo cual ocasionará que el mismo corte aparezca en su víctima. Por otro lado, si pronuncia «Immolo ad protegendum», que servirá para proteger a otro de cualquier daño, recibiéndolo usted en su lugar. 

Hizo una pausa para que su aprendiz pudiese procesar el funcionamiento de la Daga. Era, en esencia, bastante sencillo, pero el Uzza le permitía que expresara sus dudas al respecto. 

⎯⎯Si tiene alguna pregunta respecto a esta daga, siéntase libre de hacerla. Si no, me gustaría que la empleara para cortar a uno de los dos guardias ahí parados. Es fundamental hacer esto, pues nos ayudará a ingresar al museo y, posteriormente, purgar de este mundo a esos farsantes. 

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Las palabras habían sido en  cierta forma reconfortantes para mí. El hecho de que uno llegase a la “hora precisa” era para un punto extra que no lograba entender por qué me emocionaba, pero lo hacía. Sonreí y asentí, con una leve reverencia a las palabras del Uzza. Aunque lo de la guerra no me agradaba, las guerras de por sí no me agradaban, aunque había debido reportar sobre ellas en su momento.

Me sonrojé cuando el Uzza dijo que le agradaban mis conceptos y mi pre disposición. Aquello en verdad era halagador y esperaba con ansias poder estar a la altura de lo que él esperaba de mí. Miré con admiración la vara de cristal que acababa de invocar y seguí sus pasos según me lo indicaba mientras buscaba entre mis ropas la copia del libro para llevarlo flotando a mi lado, abierto en las primeras páginas, protegido con  magia ante los ojos curiosos.

—El hombre polilla es el sabio —repetí con asombro y sintiéndome frustrada por tener tan poco información previa sobre él, mala mía no investigar el lugar al que nos dirigíamos.

—Será un honor acompañarlo en las medidas que se deban tomar, espero demostrar mi interés y valía en ello —dije sin vergüenza en voz alta, en verdad quería lograr el conocimiento y que el Uzza se sintiera orgulloso de mí.

El Uzza había invocado la daga y vi como en el libro aparecían las aclaraciones respecto a que la misma no consumía acción y podía hacerse solo con el pensamiento, aunque no así su accionar. Cosa que fueron ratificando poco a poco sus palabras. Observé al hombre que estaba en la puerta del museo al que nos dirigíamos, parecía un hombre común y corriente, aunque algo cansado, fruncí el ceño.

Daga del Sacrificio, pensé extendiendo mi mano y viendo aparecer aquella arma tan finamente forjada, la hice girar unos segundos entre mis dedos como si supiera lo que hacía mientras escuchaba atenta las palabras que surgían de los labios del Uzza. 

—¿En ambos casos debo cortarme? Y supongo que luego debería curarme en ambos casos ¿verdad? —estaba hiperventilando, me daba cuenta, desde que me había dicho que debería elegir a uno de los guardias para cortarle si queríamos ingresar al museo a detener aquella secta. Asumí obviamente que los hombres presentes estaban involucrados, ya que no creía que el Uzza me hería herir a un inocente.

—¿Qué tan grande el daño? —pregunté mientras apoyaba en mi antebrazo izquierdo la daga que había invocado en mi diestra, por no tener en la mano la varita, en ese momento me di cuenta que si la tuviera lo óptimo sería invocar la daga en mi mano libre y que si uno quiere hacer daño, la lógica dice que no eliges la mano inhábil sino lo contrario y mis propios pensamientos me llevaron a elegir al de los bigotes de morsa como mi víctima y sin pensarlo casi repetí las palabras mientras deslizaba el filo de la daga sobre mi piel —immolo oppugnare —un ardor llenó mi brazo y me recorrió como una corriente eléctrica, mientras comenzaba a sangrar, no era una herida mortal pero sí muy molesta y sentí el grito del hombre junto a la puerta en que hacía guardia y viéndole noté como de su brazo, el mismo que yo me había cortado, comenzaba a notarse la sangre que manchaba su ropa, mientas su compañero le miraba asombrado y él se levantaba la manga, intentando entender qué es lo que había pasado y por qué tenía un largo y no tan profundo tajo en su brazo, episkey, pensé en ese momento por instinto, no quería desangrarme tontamente.

@ Khufu

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Khufu no se inmutó ante las acciones de su alumna, quien había tenido éxito con su primer acercamiento con la Daga del Sacrificio. Veía la sangre emanar no sólo de Verónica, sino del vigilante que había seleccionado para practicar los ataques con tan sangriento objeto. Al detectar la esencia férrea, su sentido del olfato se agudizó, cual depredador, como el tiburón hambriento que detecta que su presa se desangra a varios metros de distancia. Pero, a diferencia de los sectarios que estaba empeñado a destruir junto con su aprendiz, no mataría sólo por el placer de hacerlo. 

⎯⎯Cada que usa la Daga para Dañar, recibirá un daño grave, por lo que sí, le aconsejaría curarse. Ya sea con el encantamiento Episkey como ha realizado, o bien, con Curación, que es de los poderes del Libro de la Fortaleza. En caso de usarla para proteger, dependiendo del ataque del que proteja y el daño recibido, usted decidirá si se cura inmediatamente o no.

Aprovechando la confusión que resultaba la aparición de la sangre en uno de los vigilantes, el Guerrero Uzza aprovechó para explicar más de los poderes que conformaban la clase que estaba impartiendo, pues la Daga del Sacrificio no lo era todo. El otro centinela, que se podía considerar el opuesto del bonachón, más bien menudito y con ojos respingones, sacaba su varita y la apuntaba hacia sus atacantes, a quienes había descubierto más por suerte que por estar realmente atento a sus alrededores. Khufu, que era un duelista que gustaba de tener la ventaja sobre sus oponentes, no titubeó en lanzar el primer hechizo. 

«¡Maldición!»pensó, ocasionando que en lugar de que el vigilante les lanzara un encantamiento de desarme, de su varita saliera un ramo de geranios. Consternado por aquel fallo de su magia, comenzó a sacudirla en un afán de deshacer el hechizo, cosa que Badru aprovechó para desplazarse con una velocidad inhumana hacia donde estaba, para ponerse a un costado suyo. Lo tomó del cuello, donde la ropa no protegería su valiosa piel, y le impregnó una marca sanguinolenta, a la par que pronunciaba el encantamiento Obedire. 

⎯⎯Nos dejarás pasar con el Sabio, y no informarás a nadie de lo que ha ocurrido aquí. ¿Está claro?

Por fin dio un largo respiro, como si volviera en sí. Consciente de que Verónica tal vez se habría sorprendido por la brutalidad de sus movimientos, le invitó a que se acercara; no había peligro inmediato, pues el otro vigía se había desmayado de la conmoción por sangrar de manera inexplicable y luego observar a su compañero ser atacado de la nada por una figura misteriosa. 

⎯⎯Espero perdone mi agresividad, señorita Prince, pero no podemos permitirnos ser dóciles con estos farsantes. Seguro vio que el vigilante intentó atacarnos con su varita, ¿cierto? Pues no ha resultado, gracias al hechizo Maldición, que forma parte de los poderes del Libro de la Sangre. Es un efecto, que ocasiona que el encantamiento del rival, lo haya pronunciado o no, no funcione adecuadamente, por lo que será una versión graciosa del original sin mucha trascendencia. Y es no verbal, por lo que es útil si la han silenciado con magia. 

Con un toque de su Vara de Cristal, la entrada se salió de los goznes, dejando entrever una estancia que parecía más bien el enraizado de un árbol ancestral, con distintas ramificaciones que salían de las paredes, y una sensación de humedad que le conferían un aspecto tétrico al recinto, además de una serie de antorchas colocadas cada ciertos pasos, y una especie de crecimiento mohoso de tonalidad rojiza. Sin duda, el Museo del Hombre Polilla se había convertido en una pesadilla de Halloween. 

⎯⎯Avancemos, estoy casi seguro de que encontraremos al Sabio aquí ⎯ añadió mientras señalaba una escalinata de piedra, recubierta de ese material rojizo, que parecía dar al sótano del museo. 

Tenía fe en que su alumna le seguiría el paso sin problema, pues si ya lo había visto atacar de forma tan primitiva, y no había salido huyendo, era casi seguro que lo acompañara hasta el final de la travesía. Utilizando su varita como un faro en la oscuridad, continuó con la cátedra para la que lo habían hecho aparecer en Virginia Occidental en primer lugar. 

⎯⎯¡Cierto! Casi lo olvido. La Marca de Sangre, que es lo que empleé contra el otro vigilante, permite controlar a la persona durante una acción, a través de un hechizo verbal llamado Obedire, y que puede extenderse a criaturas u objetos que éste haya convocado. Claro está, que no es muy práctico en duelos, pues la distancia entre oponentes volvería casi imposible el tocar a la otra persona, que es el requisito principal para que la Marca funcione. 

Aún quedaba un último poder por explicar, y sintiendo la presencia del Sabio tan cerca, Khufu no dejaría pasar la oportunidad de completar el entrenamiento de la joven. 

⎯⎯Hay un último poder que le enseñaré, y es el Juramento de Sangre. Para que funcione, ya deberá haber cortado a alguien con la Daga del Sacrificio, ya fuere para proteger o dañar ⎯ explicó, invocando la suya en la mano libre, más por costumbre que por requerirla más adelante ⎯Esto ligará a ambas personas a que cumplan un juramento, y en caso de que alguno de los dos lo incumpla, se le ocasionará un corte de daño grave, por lo requerirá un Episkey. Usted podrá utilizarlo simplemente diciendo las palabras «Yo juro» seguidas de la prohibición. Estas prohibiciones pueden ser atacar, defenderse, usar hechizos verbales, no verbales, efectos, rayos, invocaciones, etcétera. 

 

@ Veronica Prince Rambaldi

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Me mantuve atenta a las palabras del Khufu. No lo había hecho mal entonces, aunque era verdad, debería haber aprovechado a utilizar los hechizos de libros. ¿Es que acaso no había aprendido nada cuando había cursado anteriormente el libro de la Fortaleza? Me sentí molesta conmigo misma por ese detalle, tonto quizás, pero que podía costarme en algún momento algo más que la vida, podía también costarme el aprobar o no ante los Uzzas. En verdad, luego del amor de mi hijo, la aprobación de ellos es lo que más me interesaba.Quería ser alguien en este mundo mágico, alguien más de lo que era ya. 

Pero no debía perderme ningún detalle, el Uzza ya estaba poniéndose en acción para ingresar al Museo y lo observé utilizar la magia y pronunciar algunos hechizos y otros aparentemente solo pensarlos. Él pareció de pronto recordar mi presencia y me llamó a su lado, no me había asustado, de hecho su actuación me había hecho admirarle más.

—No hay nada que perdonar —pronuncié con sinceridad, estábamos allí para cumplir una misión y era obvio que no se trataba de invocar lacitos de colores ni recurrir a dulces gestos para hacer valer nuestra postura. 

Una vez más escuché atenta mientras me explicaba la forma de utilizar el hechizo Maldición, asentí, mientras él nos habría paso hacia el interior del Mueso del Hombre polilla.

—Sí maestro —pronuncié casi en forma inconsciente al escuchar que me decía de avanzar, allá íbamos, en busca del hombre polilla, el poder ayudar a los Uzzas en sus aventuras me estaba resultando de lo más atractivo. Eso sí, casi me hace saltar hasta el techo cuando recordó que no me había explicado lo de la Marca de Sangre y el Obedire. Tenía razón, no era tan simple que alguien se dejara tocar tontamente.

—La marca de sangre y el obedire, difíciles de aplicar en un duelo mano a mano, el juramento de sangre lo más práctico, tras un corte con la daga del sacrificio, aunque implica obedecer el mismo juramento que al que hemos cortado —repetí intentando demostrar que sí entendía la diferencia.

—Ah, y obviamente la silenciosa maldición que puede ser útil para evitar que nos lancen algo indeseado, aún incluso no verbal —repetí recordando el hechizo que me había explicado antes de ingresar al lugar.

@ Khufu

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