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Crónicas vampíricas parte 2


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Moscova, Milan

Ryder Maestro Vampiro

Al ver aproximarse la negrura de la noche espesa,en esta ocasión sin Luna,se envuelve en su amarga alegría el Vampiro, con las ansias por delante de apagar la sed de sangre que tiene desde hace cientos de años y la conciencia reprimida por las almas suspendidas en el limbo.
Con los ojos rojos hirviendo por el deseo de tomar sin duda a la elegida, una doncella con tan mala suerte. La Criatura la acechaba cual león a la gacela en la pradera.

-Es la noche más cálida aunque muero de frío, porque no siento el abrazo del viento.- Musitó el vampiro sin inmutarse mientras la observaba. -Tal vez ella sea justo lo que necesito para reavivarme.-

Con un agil movimiento el espectro descendió de los tejados y con una celeridad sobrenatural se abalanzó sobre la joven bruja que esperaba impaciente, ligeramente reclinada sobre el pórtico del condominio. Al encontrar su cuerpo rapidamente colocó una de sus frías garras sobre su boca y la otra rodeando su cuello con fuerza.

-Lamentablemente no soy quien esperas, soy mejor, en todo sentido, así que puedes sentirte afortunada y a la vez agradecer este cálido recibimiento a él.- Susurró el vampiro en tono sobrador, mientras estudiaba con detenimiento el cuerpo de la fémina debido a su escaso ropaje. -Todo es su culpa y ahora tal vez tu debas pagar el precio de su triste accionar.- Comentó en un tono jocoso con los ojos totalmente inyectados de sangre. -Descubrirás que nuestra amada reina no se toma a la ligera las decepciones, así que ahora aguardaremos juntos el regreso de tu "amiguito", para recibirlo con honores. Realmente espero que no me causes problemas o me veré obligado a convertirte en mi cena y quien sabe en que más.-

@ Mica Gryffindor

 

Hoia Baciu, Bosque encantado, Rumania

-Has entrado a los dominios de la reina de los condenados, madre de todos los vampiros, futura emperatriz del mundo mágico y soberana de Europa, El castigo por invadir sus territorios es la muerte por supuesto- Comentó el maestro Nathan al ver que el joven comenzaba a recuperar el conocimiento, sin perder de vista a la hermosa criatura que se mostraba impasible frente a él.

-Han hecho un buen trabajo mis niños, pueden llevarlo al castillo, la señorita Cordelia decidirá su destino.- Exclamó el maestro vampiro, dirigiéndose hacia los gemelos.

-Pero maestro, ¿no deberíamos finiquitar el asunto aquí mismo?, se ve sumamente apetecible el ratoncillo. -Manifestó uno de los gemelos.

-Mi hermano tiene razón Maestro Nathan, no podemos enviarle esta basura a nuestra señora.- Exclamó el otro espectro.

-Sin peros chiquillos, hay algo muy peculiar en él, tal vez uds no puedan notarlo, pero mi experiencia me dice que hay que examinarlo minuciosamente y nadie mejor que nuestra querida reina, si estoy en lo cierto nos recompensara, si me equivoco yo aceptaré las consecuencias y el ratoncillo se convertirá en un snack de media noche.- Comento el líder distendidamente. 

-En cuánto a nuestra formidable invasora, yo me haré cargo- Dijo estirando los brazos al mismo tiempo que caminaba hacia la magnífica bestia.

-Como te he comentado antes de la inoportuna interrupción, este bosque ahora pertenece a nuestra señora y a ella no le agradan los visitantes inesperados, así que creo que deberías buscar un nuevo hogar, ya que si decides quedarte las consecuencias podrían ser funestas.-

El viento rugió de las profundidades del bosque, agitando los árboles y arremetiendo contra las dos figuras que esperaban imperturbables a la orilla del río, pareciendo ser el preludio de lo inevitable.

@ taison logan greyback  @ Agatha Andrómeda Abbott

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Esperando respuesta, abrazó su propio cuerpo, el frío nocturno empezaba a apoderarse de su cuerpo. Había sido una mala idea ser tan impulsiva como para salir de su hogar sin tomarse el tiempo de cambiar su atuendo. Los segundos parecieron prolongarse, la quietud a su alrededor daba la impresión de un tiempo totalmente detenido, o al menos así parecía al estar su atención por completa puesta en aquella pueta que no se abría.

Fue así que aquellos brazos que la rodearon repentinamente, tomándola totalmente por sorpresa, imposibilitando cualquier reacción posible. La frialdad de aquellos dedos cubriendo su boca y su cuello la alertaron respecto al desconocido origen del ser que la sujetaba.

Las palabras que resonaron cerca de su oído fueron frías y poco empáticas, como si se tratase de alguien con todo resuelto en su haber. Por la cabeza de la Gryffindor pasaron varias alternativas, incluso sabía que tenía el poder de escapar rápidamente de aquel inapropiado agarre, pero sabía que huyendo sin más poco podría ayudar al joven que realmente buscaba molestar aquel individuo.

Sin poner resistencia alguna, como abandonándose al accionar del desconocido, decidió darse chance de jugar a ser una presa fácil, negando tranquilamente con la cabeza ante su última amenaza. Tal vez así tendría chance de saber más sobre lo que amenazaba a Kaiser, tal vez así encontraría una manera de ayudarlo… mientras tanto, solo llevó sus manos con suavidad a las de su captor, recorriendo con suavidad los fríos dedos, invitándolo a soltarla, intentando mostrarse en paz. Dudaba que funcionara, pero sabía que nada perdía con intentarlo. 

@ Kaiser Lord Pilu

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El aire acariciaba los suaves pelos blancos de los belfos de la enorme loba, quien observaba silente todo lo que acontecía. Optó por sentarse sobre sus patas traseras y olfatear un poco el aire, respondiendo con la suavidad característica de su mirada. 

- Estoy buscando a alguien. Es una persona... Fuimos separados hace unos años debido a terribles circunstancias. Puedo sentir que está vivo, pero... - La loba pausó sus palabras al recordar cómo, ese terrible día, las cosas se salieron de control para todos los humanos y habitantes del baile. No quedó nadie vivo. Los pocos que quedaron, fueron llevados a lugares irreconocibles y nunca más se supo de ellos. Ni siquiera aquel por el que esperó durante años, ni el apareció. Su instinto le decía que el seguía vivo de alguna manera, en algún lugar de ese mundo si es que quedaban esos sitios en pie, pues en el transcurso de su viaje, muchos desaparecieron por los terremotos, desastres naturales y diversas circunstancias provocadas por los humanos. Era poco lo que se podía saber. Otros sitios, con el cambio de la historia, las estaciones y el tiempo, ahora estaban abandonados y en ruinas. 

Su recorrido la había llevado a través de tierras conocidas y desconocidas, selvas vírgenes, bosques exuberantes, ciudades repletas de humanos, ciudades escondidas de criaturas y reinos casi en desventaja. Incluso aquellos mares poco explorados, escondían enormes secretos, mientras el cielo cada día y cada noche, mostraba el intacto manto de estrellas como una ofrenda a la existencia irrepetible de las criaturas humanas. La magia se disipaba, pocos quedaban ya que podían aplicarla. 

Por un momento le dirigió una mirada. Una duda reflejada en sus orbes azules como dos trozos de cielo puro. Entonces, como si obtuviera una respuesta, sintiendo la necesidad, se acercó hasta su anfitrión, ignorando el ruido armado por los gemelos hasta romper los espacios, olfateando con la punta de la nariz las ropas de este, como si leyera atentamente la historia impregnada en su aroma. Aquel olfateo subió de sus costillas hasta su cuello y allí se quedó un rato, sin importarle la impresión que pudiese causar, soltando en un repentino susurro un pensamiento que quizá, pudo ser percibido por la persona explorada por sus belfos. - Hueles como él... Su mismo aroma... Perfume... Nostálgico... 

El enorme animal, inmóvil en su posición, de pronto alzó la cola y la bajó lentamente, sus párpados se cerraron. Se escuchó un lánguido aullido junto a un fenómeno curioso. Un movimiento bastante extraño, ya que el sonido que esto causó fue como de huesos partiéndose mezclado con la melancolía gélida de la nieve al caer. Al igual que si un grupo de carámbanos bailoteasen en un techo de madera o contra una ventana antes de aterrizar en el suelo. Lentamente el cuerpo de la loba se desintegró en miles de pedazos de cristal, que se desvaneció en el aire, quedando una persona en su lugar, una joven, de largos cabellos verdes, ojos azules, piel pálida como la nieve y labios carnosos. Su cuerpo esbelto de cintura delgada, caderas pronunciadas, pechos redondos. Las manos y pies pequeños. Aquella doncella miraba fijamente a su anfitrión, quien era unos tres dedos más alto que ella. Lo observó fijamente sin importarle su desnudez, el frío que les rodeaba o el peligro que suponía el que dos adolescentes revoltosos estuviesen cerca. Para ella no existía el pudor, pues para los lobos solo existe la libertad, la naturaleza y el amor de la propia madre Luna. 
 

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El viento gélido sacudió sus cabellos, caídos como cascada sedosa cubriendo sus pechos. La punta rosada de estos quedó al descubierto, aun así, la doncella guardó silencio ante ellos, antes de pronunciar con una voz tierna, suave y humana, de nuevo sus sentimientos, abrazándolo, sin importar que el fuese una raza distinta o que fuesen vistos. Se quedó un rato en esa posición, soltando pequeños suspiros ante el aroma que inundaba sus fosas nasales, trayéndole de nuevo tristeza a su pequeño corazón. Mas nada apareció en sus ojos. Sentía paz al abrazarlo, aunque solo pudiese hacerlo por un breve momento. Su instinto fue poderoso, por lo que se puso de puntillas y dejó un casto beso en la zona izquierda del cuello. 

@ Kaiser Lord Pilu  @ taison logan greyback

Editado por Agatha Andrómeda Abbott

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Moscova, Milan

Las manos de la joven bruja alcanzaron los fríos e inanimados dedos del maestro vampiro y por un momento, solo por un momento, logró sentir su calor, aquel que solo podía provenir de un corazón vibrante. Hacía siglos que el maestro Ryder había dejado de sentir el arrullo del agua, el tacto de la hierba, el sabor de un vino añejo, se encontraba desnudo en la oscuridad ante un velo, un velo de fuego. El único propósito que quedaba de su existencia permanecía en ser esclavo de la sed y ahora también en cumplir cada capricho y deseo de la flamante reina.

-Así que piensas cooperar después de todo.- Comentó el espectro mientras iba retirando sus manos del cuerpo de la joven. -Es extraño, conozco demasiado bien a los de tu clase, no dan puntada sin hilo, siempre han hecho y deshecho a sus ansias, uds y esos malditos no mágicos, pero créeme cuando que te digo que su tiempo se está acabando, es nuestro momento ahora, su momento.- Exclamó mientras la iba empujando por el camino hasta la entrada de un callejón lindero.

Antes de que la aparición pudiese ingresar en el pasadizo, una sombra emergió del mismo y con un movimiento excelso logró cercenar el brazo derecho del maestro vampiro, desde su codo hacia abajo. Al tocar el suelo el miembro amputado se convirtió en cenizas que desaparecieron en el aire, sin dejar rastro alguno. 

-Parece que estás perdiendo el toque Ryder, ¿tú?, un maestro de siglos bajando la guardia gracias a la influencia de esta hermosa dama- Comentó el black mientras envainaba su katana. -Tienes suerte de que sea yo, ella te haría pedazos.-

El maestro vampiro retrocedió varios pasos con presteza, casi sin inmutarse, pero separándose de la fémina.

-Tú!, maldita basura humana, estarías muerto de no ser por nuestra amada señora- Bramó el espectro mientras su extremidad comenzaba a regenerarse.

El ojiverde caminó tranquilamente hacia la joven bruja ignorando totalmente los gritos del espectro, se quitó su túnica negra y la envolvió completamente en ella.

-Lamentablemente este no era el recibimiento que tenía planeado, pero en ocasiones debemos adaptarnos.- Expresó el black al mismo tiempo que la tomaba de la cintura para luego plantarle un tierno beso en los labios. -Bienvenida a Italia-

Una densa neblina comenzó a cubrir la avenida, el poblado y la ciudad, seguido de un olor a putrefacción que inundaba cada rincón. Una voz siniestra pero a la vez suave comenzó a resonar en el aire.


"Qué esconderá la niebla
en esa densidad impenetrable
que flota al anochecer
como un aquelarre de espectros

En su seno se juegan cosas
que no son de este mundo

Y cuando se va la niebla
también se van con ella
impensables posibilidades"


La reina de los condenados emergió impasible desde la bruma, observando serenamente el panorama y antes de que los presentes pudiesen percatarse de sus movimientos, la cabeza del maestro ryder había sido separada de su cuerpo y su corazón ahora yacía en la acera, su errada existencia por fin había terminado.

-Dolor.- Exclamó la reina observando al black y este se desplomó en sus rodillas tomándose el pecho.

 

@ Mica Gryffindor

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Sintió lentamente el agarre en su rostro soltarse hasta liberar sus labios, mas prefirió continuar en silencio, escuchando el parloteo de aquel ser despreciable que no dejaba de hablar con desprecio de su comunidad y de los muggles. ¿Acaso servía de algo ponerse en plan desafiante y llevarle la contraria con sus dichos? Claro que no y, a fin de cuentas, eran meras palabras que poca importancia tenían si no llegaban a la acción.

Su preocupación en ese momento estaba en otra parte. Se dejó dirigir hacia la entrada del desconocido callejón, un poco preocupada pues no sabía si allí habría más seres como el que la sujetaba, o si simplemente se trataba de un escondite momentáneo.

De los verdes ojos de la castaña escapó la secuencia siguiente. Pudo apenas percibir que su captor la soltaba de repente y algo caía en el suelo a su lado. Se alejó unos pasos antes de atreverse a voltear, justo al instante que aquel miembro cercenado se convertía en simples cenizas que se esparcían por la oscura noche. La mirada de la Gryffindor no buscó entonces a su secuestrador, sino al caballero que estaba hablando en ese momento.

Una muy leve sonrisa se dibujó en sus labios al hallar allí a Kaiser, sus palabras le transmitían seguridad pese a la situación, apagando los alaridos del otro individuo, volviendo nulo su significado para la muchacha que solo veía al caballero acercarse con una paz poco creíble en ese momento.

La calidez de aquella capa que la cubrió entonces la hizo volver un poco a la realidad.

-Soy experta en adaptarme… -susurró con calma, dejándose guiar por las manos del Black y correspondiendo al suave beso. -Lamento mi atuendo, acudí con prisa y suponiendo que no tendríamos visitas…- agregó en tono coqueto.

Estuvo unos segundos perdida en aquellos ojos que le daban la bienvenida, los suficientes como para no captar la neblina que se apoderaba del lugar, para no darse cuenta de ningún cambio hasta que el hedor llegó a sus fosas nasales, obligándola a apartarse y cubrirse el rostro. Entonces llegó aquella voz que brotaba de todas partes y a la vez de ningún sitio, o eso pareció a la muchacha que no encontró su origen de inmediato.

La aparición de la extraña fémina puso claridad tan solo en quién era artífice de todo aquello, sin embargo, no pudo suponer de qué se trataba, no al menos hasta ver a su compañero retorcerse de dolor frente a ella ante aquella simple y mal intencionada palabra.

No pudo evitar caer de rodillas a si lado, tomando sus brazos como intentando encontrar alguna solución a lo que pasaba.

-¡Basta! ¡Déjalo! -exclamó con desesperación hacia aquella impiadosa aparición. -¿Qué quieres?

@ Kaiser Lord Pilu

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El joven pelirrojo sintió  que aquellos seres  que aquellos seres acercaban a el de nuevamente, te miendo por su vida busco algo entre sus ropas  con lo que defendenderse pero en ese instante escucho la voz de aquella loba contando un poco de su historia, al oír aquella voz algo se disparó en su memoria, sin darse cuenta que las criaturas  lo levantaban nuevamente por el aire, cuando iva a decir algo escucho a aquel hombre hablar diciendo que su suerte sería decidida por alguien más. El aire gélido del bosque le auguraba cual podría ser suerte pero aún así el cumpliría su misión. 

Mientras era transportado dio un último vistazo aquella hermosa loba y luego miro a los espectros que lo llevaban -disculpen mis estimados caballeros... -dijo mirando a las criaturas con curiosidad- uds son seres majestuosos para ser simplemente lacayos, por qué obedecen órdenes? - pregunto con curiosidad, mientras tomaban altura en su vuelo. 

Miro levemente por debajo viendo los árboles formando un hermoso paisaje visto desde arriba, luego miro de nuevo a los espectros que parecían para el tener ganas de devorarlo, miro de reojo la Bolsa que colgaba en uno de sus costados bamboleandose de un lado a otro por la forma en que el era llevado. 

@ Kaiser Lord Pilu  @ Agatha Andrómeda Abbott

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-Ya veo... Seguramente debe ser una criatura magnífica como tú, pero en este bosque ya no hay espacio para bestias de su tipo, cómo verás ahora le pertenece a los muertos y los muertos lo vigilan, le pertenece a ella- Comentó el Maestro vampiro tranquilamente sin perder de vista los ojos de la loba.

El bosque guardaba su asombro ante el encuentro de dos criaturas tan diferentes, iguales en cierto sentido, pero diferentes al fin.

La cuadrupeda comenzó a moverse de forma extraña y sin decir una palabra empezó a recorrer la distancia que la separaba del espectro. Mientras contemplaba su accionar el maestro Nathan sintió una conexión inexplicable con la criatura, un sentimiento que iba más allá de cualquier palabra, un nexo que solo ambos podían comprender y esa sensación fue la que transportó al maestro vampiro a sus años de vida como humano.

Varios siglos antes el espectro había conocido el abrazo de la llamas del amor, por un corto período de tiempo, ya que ese calor había sido arrebatado por una alimaña que lo transformó en la existencia maldita que era ahora. Nathan comprendió rápidamente que estaba condenado a una vida eterna, miserable y sin sentido, a vivir preso de una sed que nunca sería saciada. Durante años vivió sin un propósito, alimentándose de los débiles, bajo las órdenes de aquel que lo había transformado, hasta que un día descubrió una pequeña nueva pasión, aprender y recopilar todo conocimiento y experiencia posible y de esa forma aumentar las capacidades de esta nueva forma. Así fué como Nathan se convirtió en uno de los vampiros más poderosos, temido tanto por híbridos como por vampiros puros. Los siglos pasaron y el maestro vampiro estuvo presente en cada evento significativo que iba moldeando el destino del mundo, incluso en el nacimiento de la reina Cordelia, aquella que logró unir a todos los clanes de su raza.

-Hey! Bola de pelos, al maestro Nathan no le agrada el contacto físico, Aléjate de él ahora mismo- Grito uno de los gemelos que estaba atento a la situación.

El otro por su parte estaba observando detenidamente al recién capturado que desde el suelo emitía sonidos extraños y al parecer convulsionaba.

-Qué diablos le sucede a este sujeto, parece estar en una especie de trance, vaya a saber que diablos está soñando-. Comentó mientras intentaba mover el cuerpo -Oye despierta, aún no vas a ningún lado-

En ese pequeño ínterin la bestia sufrió una extraña transformación y ahora presentaba una forma humana, una joven esbelta de cabellos dorados, pero a pesar de ese cambio, la conexión entre el espectro y la loba solo iba en aumento.

Cuando sintió el calor de su cuerpo junto al suyo el maestro Nathan no pudo evitar recordar a su amada.

-Te pareces tanto a ella, a mi gabrielle.- Exclamó mientras rodeaba con sus brazos la cintura desnuda de la joven. -Pero bien sabes que esto nunca podría ser, nunca funcionaría- Comentó telepáticamente a la mente de la criatura.

-Tu nunca serás ella y yo nunca seré el que buscas- 

A unos pocos metros de distancia, desde las sombras, una nueva figura emergía

-Asi que a esto se debía la demora Nathan, a una sucia alimaña impura que juega con tu mente- Aclaró la recién llegada

Al escuchar su voz el maestro vampiro cortó el nexo con la criatura y se despegó varios centímetros de ella

-¿Que haces aquí Ryella?- consultó el espectro claramente sorprendido

-¿No es obvio?. nuestra señora me envió a buscarte porque te tardabas demasiado y te encuentro aquí jugando, acaso no te alcanzó lo de anoche...-

 

@ Agatha Andrómeda Abbott  @ taison logan greyback

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La doncella disfrutaba de su aroma, de la melancolía que le causaba y los recuerdos. Parecía que por un momento no lo había perdido, lo tenía en sus brazos. Como si nada hubiera ocurrido, como si el mundo no los hubiese separado. Se sintió en paz y a la vez se sintió triste, porque sabía que aquella efímera ilusión no era real, que aun debía buscarlo y que su viaje seguiría sin terminar. Los pasos por la tierra buscando aquello que le había sido arrebatado, con la pequeña esperanza mundana de encontrarlo. O quizá no. Alzó la mirada con ligera tristeza, asintiendo pues lo entendía. Pero ese pequeño momento compartido, le había llenado el corazón de ánimo para continuar. Suspiró al separarse, pues una nueva voz se hizo presencia junto a ellos. 

Le bastó voltearse, para mirar a la recién llegada cuyo carácter parecía agriarse cada minuto por algún desconocido motivo. Lo único claro que tenía, es que posiblemente ambos se conocían y que, por alguna razón, la atmósfera se tornaba hostil a su alrededor. Cerró los párpados, manteniéndose impasible y entonces, apenas dijo unas palabras. - ... Me sorprende que no sepas diferenciar a los tuyos... Tu corta edad... Es entendible. 

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El cuerpo de la doncella se cubrió de nieve. De esta manera se ocultaba su desnudez, dando la suave apariencia de una elegante vestimenta sin mangas, de un tono blanco inmaculado. Su mirada se dirigió a los gemelos, de nuevo a Nathan y después a la doncella a quien parecía no agradar según su lenguaje corporal, pero tampoco temía. Suponía que lo que la molestaba, era su presencia como extranjera en esas mismas tierras. Su vista volvió a Nathan, a quien, en cierto sentido, había cogido aprecio, pues nunca se mostró hostil con ella, contrario al par de sujetos revoltosos que lo acompañaban, un poco mal encarados, algo vulgares y quizá, un tanto divertidos. Hubiesen sido dos espléndidos juguetes si la oportunidad se hubiese dado. Puede decir, después de observarlos un tiempo, que esos dos jóvenes eran leales al mayor, obedientes y supone, un par de personas agradables. 
Sus orbes irradiaron suave candor al mirarlo. Podía ver la incomodidad en sus ojos, pero aquella mujer no tenía nada que ver con ella, por lo tanto, le prestó muy poca atención a sus palabras. 

Con la elegancia caracterizada de años, se acercó de nuevo a Nathan y levantó sus manos de forma femenina, como dos brotes de bambú joven que crecen lentamente hacia arriba o como dos botones de flor, que se hierguen hacia el cielo, para abrir las corolas de sus centros, mostrando sus dulces caras al sol. Los dedos, cual cogollos de loto en desarrollo con hilos cristalinos de plata, afirmaron con suavidad las mejillas morenas de su anfitrión, mientras los azules orbes cielo de la doncella, reflejaban su rostro como dos lagos puros y vírgenes. Los gajos sonrosados de sus labios húmedos dejaron escapar palabras susurradas solo para él. - Nathan... querido... Lamento haber causado inconvenientes... Permíteme seguir vagando durante un tiempo y luego me iré. Este bosque... me trae recuerdos. Si alguna vez necesitas ayuda... Solo... di mi nombre... Y vendré. - Apenas había terminado su oración, se levantó sobre las puntas de sus pies y depositó un casto beso en sus labios. Tan delicado, que no sería ni invasor, ni brusco. Un beso que parecía decir mucho y nada, pero que reveló en la mente ajena dos cosas: aquella persona no era una loba real como todos creían y una constelación, la constelación del dragón que se erguía orgullosa en el cielo con el brillo innato de las estrellas en fulgor. 

Dos secretos apenas revelados y una ternura impropia pero muy propia a la vez en los labios de la misteriosa doncella, cuyas acciones ignoraban completamente el ambiente enconado, dándole importancia a uno y, en cierta manera, burlándose de otros. 

@ Kaiser Lord Pilu   @ taison logan greyback

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Luego de unos instantes reacciono el joven dándose cuenta que todo había sido producto del golpe que se había dado cuando la criatura lo sometió, se limitó al a estudiar a aquella criatura que se situaba sobre, el muchacho como pudo se liberó de la criatura, procediendo a acomodar su ropa con muy poca sutileza y sin mirar por donde caminaba  -vaya hospitalidad tienen uds los vampiros- camino un poco más hasta que se chocó con aquella loba que de alguna parte le era conocida. 

Entonces guardo silencio observandola con detenimiento tratando de recordar para luego dedicar una rápida mirada al vampiro mientras llevo su mano a su bolsa que por suerte aún estaba junto a él, casi por instinto metió su mano en la bolsa  ,  pero Inhalando profundamente aire se detuvo a solamente ser testigo de lo que acontecía en esos momentos, por lo pronto se limitaría a esperar a ver quién era podría ser parte de su misión y trataría de recordar de donde conocía a aquella criatura que sin dudas no era una loba.

-vaya que este es un espléndido bosque- dijo más que nada para si mismo que para nadie más, mientras se sentaba despreocupadamente en el suelo y dedica daba una rápida mirada a los árboles que los rodeaban. 

@ Kaiser Lord Pilu  @ Agatha Andrómeda Abbott

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Moscova, Milan

La reina de los condenados comenzó a rodear lentamente a los hechiceros, cual tiburon cuando hay sangre en el agua, con una gran sonrisa de autosuficiencia en el rostro y sin dejar de mirarlos atentamente.

-¿Que quiero?- Preguntó sonriente mirando hacia el horizonte. -Lo quiero todo mi niña, quiero lo que me corresponde por nacimiento, por destino y por elección.- Contestó clavando su mirada en la bruja -Pero para empezar, lo quiero a él.- Exclamó señalando al Ojiverde. -Mi marioneta mas exquisita, mi mano derecha, mi esclavo, mi amante, mi propiedad-.

La pelirroja detuvo su andar circular justo delante de ambos y se agachó con gracia y de forma femenina ante ellos.

-o ¿Acaso tu piensas que el te elegiría sobre mí?, ¿Que te miraría como a mí?, ¿Que te tocaría de la misma forma durante las largas noches de lujuria?- Comentó en tono burlón en dirección a la maga.

-Pobre niña est****a, tan segura de si misma como el resto de su raza.- Clamó mientras se alzaba
-Pronto aprenderás tu lugar en el nuevo mundo que estoy creando.-

La voz de la reina retumbó con un sonido metálico por todo el lugar, haciendo que los murciélagos que se encontraban en los techos y en los árboles del poblado comenzarán a volar de forma descontrolada.

Mientras la colorada disfrutaba la danza de los hijos de la noche, el pelinegro por fin logró ponerse de pie con mucha dificultad tomando la mano de su compañera.

-Antes que volver a ser tu lacayo prefiero morir cordelia.- Exclamó con muchísima dificultad, llamando su atención.

-Disfrutaste cada segundo a mi lado Kaiser, la pasión, la adrenalina, cada muerte, cada gota de sangre derramada, o te olvidas acaso que yo conozco a la perfección la oscuridad que habita en tu corazón y esa misma tenebrocidad es la que te hace perfecto para mí.- Dijo acercándose a la pareja con los ojos inyectados en sangre

-Ahora es momento de partir mi  amado..., a menos que quieras experimentar otra vez la palabra mágica y que juegue con las extremidades de tu nueva amiga-

 

 

@ Mica Gryffindor


 

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