Addison Evanik Haughton

La castaña entró detrás de Kath a la oficina de la directora, enseguida observó a su abuela, la cual se encontraba tras su escritorio. El despacho le era bastante conocido, pero nunca dejaba de haber algo diferente en aquel lugar, aquello era algo que admiraba de la mortífaga.

—No hay nada que agradecer, era mi obligación—respondió ante las palabras de la Black

Cuando la rubia la invitó a sentarse se sentó gustosa, esperaba con ansias saber el por qué del llamado de su abuela, siempre que acudía a una reunión con la mujer salía con algo bueno entre manos y no dudaba que en aquella ocasión fuera una excepción. La castaña escuchó con atención y observó la caja que había sobre el escritorio, parecía una caja de chocolates común y corriente, nada del otro mundo, si a ella le preguntaban, resultaba inofensiva, pero trabajar durante tanto tiempo en aquella oficina le había enseñado a no confiar en nada.

Tomó la nota que le extendió la directora y la leyó, levantó un poco las cejas, no tenía destinatario alguno y aquella caja la podía tomar cualquiera que pensara en tener una relación amorosa con alguien. Para ella aquellas eran simples ilusiones banales, nada de importancia, había cosas mucho más importantes que el amor a su parecer, y por esa razón nunca había tenido nada serio con absolutamente nadie.

—Es bastante extraño a decir verdad...—coincidió con la Black—pero no nos queda de otra más que experimentar—dijo.

Después de que la directora tomara uno y lo llevara hasta su boca tomó uno, por el gesto que la mujer ponía el chocolate debía tener un sabor exquisito. El chocolate era su debilidad, pero algo estaba mal por ahí, las cajas de chocolates no aparecían de la nada en el Departamento de Misterios, siempre las cosas tenían un destinatario y estas llegaban hasta sus manos personalmente, no simplemente quedaban ahí.

Miró el chocolate que había entre sus dedos y antes de llevárselo a la boca lo olió, el chocolate le causaba una especial fascinación, pero justo antes de probar alguno, lo olía, dejando que sus propios sentidos le solicitaran que lo comiera. El olor era exquisito y no dudaba que el sabor fuera igual. Bajó su mano y justo antes de que pudiera introducirlo en su boca para degustarlo la puerta se abrió.

Puso los ojos en blanco y bufó molesta, siempre le habían molestado las intromisiones y aquella no sería la excepción. Giró su rostro y observó a Ethiane, la cual entraba a la oficina de la directora con los dedos ligeramente manchados de lo que parecía ser chocolate y detrás de ella se encontraba un empleado de la oficina de la cual se encontraba a cargo. Observó a la Slytherin fijamente, como si esperara que esta se retirara o comentara algo de importancia.

La arrogancia de la Evanik se podía notar en sus ojos, más no decía o comentaba nada, se limitó a esperar. No tuvo que hacer demasiado cuando todo pareció estallar, no supo ni cómo ni cuando, pero de un momento la directora del Departamento de Misterios se encontraba sacando veneno con cada palabra que decía en contra de sus empleados.

Su mirada gris viajó hasta ella y la observó fijamente, con frialdad, en su interior, su mente comenzaba a trabajar con rapidez, de un momento a otro la Black se había transformado. Ella no solía mostrar emoción alguna, más que la arrogancia en todo caso, si es que aquello se podía definir como emoción, pero en ese momento, podía sentir la ira que irradiaba de ella. Parecía que el veneno salía con cada palabra intentando matar a todos con él.

—Dudo mucho que te tengas que preocupar por eso en un futuro Juve, no creo que quieras perder a tus empleados...—comentó con una sonrisa tranquila dibujada en su rostro.

Mientras Ethiane peleaba con la directora la castaña había dejado el chocolate del mismo sitio del que lo había tomado y con movimientos lentos había vuelto a tapar la caja. Nadie más debía de tocar esos chocolates, si continuaban comiéndolos iban a causar grandes estragos y aquello lo único que provocaría sería una lucha campal entre todas las dependencias.

De un momento a otro todo se tornó más agresivo, aunque en esa ocasión era por parte de la Slytherin, era consciente de que Juve a pesar de haber perdido el decoro que la caracterizaba podía herir primero con palabras antes que con hechizos. Más en cambio a la Slytherin no la conocía, pero le fue fácil suponer que esta era la que había actuado de tal modo. Un rayo de luz había salido disparado de la varita de la chica y enseguida se vio desviado, la castaña ya tenía su varita en mano cuando la mujer recapacitó un poco, al parecer todavía tenía un poco de lucidez.

Si no al detenía a ella, sabía que el resto de los empleados que se encontraban ahí no saldrían vivos, de modo que antes de escuchar sus palabras de su varita ya habían salido tres cuerdas que habían ido a atar a las Slytherin. Enseguida apunto con la varita hacia la caja y tras susurrar algunas cosas apenas entendibles, selló la caja de chocolates y esta voló hasta sus manos.

—Lamento eso Ethiane, pero lo agradecerás—murmuró con sarcasmo. Enseguida sus ojos grises se posaron sobre la directora, la reacción de ella podía variar, pero temía que ella podía ser mil veces más peligrosa que Ethiane.—Juve...—murmuró.

Miró a los empleados de Ethiane y aunque no le correspondía parecer una autoridad ante ellos, tendría que recurrir a su ayuda y tendría que buscar a sus empleados, estaba dispuesta a tomar los chocolates, pero sabía que sus empleados eran perfectamente capaces de buscar una solución a la situación.

—Alguno de ustedes, ¡ayúdeme!—dijo llamando la atención de los chicos—alguien llame a los empleados de la Oficina Creadora de Hechizos y Pociones, envíen un memo o lo que sea, no me interesa, pero los quiero aquí YA—espetó con frialdad.

Sin siquiera ver si alguien le hacía caso o no, apuntó con la varita hacia la otra caja de chocolates, la que había llevado Ethiane y la selló, nadie más podía tocar aquello. No sabía si había más desastres en todo el Ministerio de Magia, pero comenzaba a considerar la idea de llamar a San Mungo, los efectos que había tenido eran bastante inesperados y no podían atenerse a esperar cualquier cosa de ellas. Sólo esperaba que nadie más en el departamento hubiera ingerido los chocolates, si no, se vería en serios problemas.

La castaña había permanecido en su oficina por un momento, se encontraba sentada sobre la silla de piel, en sus manos reposaba lo que parecía ser un libro de pociones y sobre su escritorio había otros varios libros más que probablemente los utilizaba para consultar algunas cosas de cuando en cuando.

Se encontraba en ese lugar porque había varias cosas que debía de meditar, pero en algún momento se había abstraído en la lectura de uno de los libros que formaban parte de su colección. El campo de dicha materia era bastante amplio y aún, la misma oficina de la que estaba a cargo, buscaba nuevos métodos de investigación para innovar y conocer mucho más acerca de esa materia.

De momentos levantaba la mirada y esta se perdía en la nada mientras intentaba enlazar una idea con otra, y enseguida venía la consulta breve de otro de los libros que había frente a ella. Comenzaba a hablar en voz alta para ella misma, charlando consigo misma y con su demonio sobre el estudio de caso que estaba leyendo en ese momento.

Mientras intentaba enlazar alguna otra idea, notó que un memorándum se había deslizado por la alfombra hasta quedar dentro de su oficina. Dejó todos sus libros a un lado y lo tomó, no esperaba nada en ese momento, pero el trabajo siempre llamaba y no podía dejar de leerlo, sus responsabilidades habían aumentado con la adquisición del cargo que ostentaba y con ello, tenía que estar pendiente de todo.

Leyó el memorándum rápidamente y enseguida con un movimiento de su varita acomodó los libros que estaban sobre su escritorio y salió con dirección hacia el despacho de la directora. No sabía bien para que solicitaba una junta con ella, pero debía de ser algo importante.

Llegó al conocido lugar y se encontró con Kath, llevaba conociendo durante un tiempo a la asistente personal de la Malfoy y probablemente esta conocía el parentesco que unía a ambas mujeres, pero en ese momento no le dio importancia a aquellos pensamientos.

—Buenas días Kath, recibí el memo de la directora y vine de inmediato ¿me puede recibir?—preguntó a la mujer.

La castaña se había dirigido a la puerta con la esperanza de encontrar a quien había tocado la puerta y observó a Artemis, la cual parecía ausente. Le indicó que pasara y que cerrara la puerta tras de sí. Tenían mucho trabajo por delante y aún tenían que encontrar una solución al problema de la protección para evitar cualquier tipo de contagio.

Aquello era lo que más le disgustaba de la situación, no estar segura de como actuar ante esa enfermedad, tenían que andar a tientas con los cadáveres y simplemente no podían tener total libertad como ella hubiera deseado. Prefería hacer todo conforme a ella le gustara, pero en aquella ocasión no podría cumplir sus caprichos, se tenía que atener a lo ya propuesto y establecido por desgracia.

—En ese caso, hay que atenernos a los cadáveres que tenemos—soltó un suspiro y llevó la punta de sus dedos a una de sus sienes, había desde métodos mágicos hasta los métodos muggles más rudimentarios, pero no estaba segura de como combatir en realidad aquello—tenemos dos opciones, en una, podemos utilizar un método muggle—en su mente decir aquello solo hizo que su estómago se retorciera, no estaba muy a favor a esa idea—o podemos utilizar un método mágico, aunque no sabemos bien cómo es que funcionaría esto...—comentó.

No le había quedado más que exponer las opciones que tenía, por su parte prefería arriesgarse a contraer la enfermedad antes de ponerse aquellos trajes tan anticuados que parecían disfraces que utilizaban como "protección". De algún modo utilizarlo era una forma de herir su orgullo y no permitiría aquello.

Primera Planta

Con Kailey y Ginevra (?)

La castaña esperó pacientemente la respuesta de la enfermera que se hacia llamar Rita y cuando esta le hubo proporcionado la información que le había solicitado asintió con la cabeza y le dirigió una sonrisa cortés, aunque esta no alcanzó a llegar a sus ojos.

—Gracias señorita, ahora si me permite—dijo con cortesía y enseguida ingresó al box que le había indicado la enfermera.

El interior del box se parecía demasiado en los que había estado muchas veces, pero claro, cada uno tenía sus diferencias, pero en estructura eran básicamente lo mismo. Sobre la cama yacía la Black, parecía estar llorando, no la culpaba, pero ella no podía expresar sus emociones como ella. Se alegraba de verla, más no era capaz de llorar en frente de alguien. Notó como se encontraba amarrada, era algo que se había acostumbrado a ver debido a su condición, pero sus ojos se encontraban bastante hinchados y no alcanzaba a saber si estaba despierta o dormida.

A un lado de su amiga y sobrina se encontraba la sanadora, llenando suponía que era la historia clínica de la paciente. Parecía estar todo en orden y bastante tranquilo, de modo que habló con voz suave, estaba consciente de que Ginevra debía de descansar, más se removía constantemente.

—Lamento la interrupción—se disculpó con la sanadora—mi nombre es Addison Evanik y soy amiga de Ginevra ¿cómo se encuentra? ¿Qué es lo que sucedió esta vez?—preguntó a la mujer.

Primera Planta

La castaña había aparecido en las cercanías de San Mungo, en uno de los callejones más desérticos, antes de atravesar siquiera la entrada se aseguró de que nadie la viera y enseguida se encontró con el hospital. Miró el interior, ya lo conocía, aunque las mayorías de las veces que solía ingresar a aquel sitio era porque ella necesitaba ayuda. Al menos en aquella ocasión no era así, había acudido porque su sobrina le había dado una noticia sobre Ginevra y era su obligación acompañarla.

Se dirigió a la primera planta al instante en que entró, aunque no conocía el camino a la perfección sabía que camino recorrer. No tardó demasiado en llegar, al instante en que estuvo ahí miró a su alrededor, la planta parecía bastante tranquila, o al menos lo suficientemente tranquila que podía estar una sala de hospital.

Al encontrarse ahí buscó a una enfermera y en cuanto la vio se dirigió casi corriendo hacia esta.

—Buenas tardes—saludó con cortesía—buscó a Ginevra Black, me han dicho que se encuentra internada—comentó.

Sabía que eso bastaba para que la enfermera le diera indicación sobre su estado y si podría verla o en qué momento podría hacerlo. No estaba muy segura de que era lo que sucedía, pero imaginaba sobre que tema sería, sólo esperaba que esto no volviera a causar problemas como lo había hecho en el pasado.

Asintió ante la afirmación de la Ravenclaw, alcanzó a observar como un gesto de auto-suficiencia se plantaba en su rostro y no la juzgaba por ello, si hubiera estado en sus zapatos se estaría regodeando por su descubrimiento. Por su parte la castaña sintió son satisfacción, le complacía ver como las cosas iban progresando tan rápidamente, al paso que iban en un futuro próximo encontrarían una cura o estarían cerca de ella.

—Tienes razón Derek... el acto de caminar se ve especialmente afectado en los tres casos, en ese caso se explica bastante bien, pero en los demás, habría que indagar un poco más para cerciorarnos de que esas si serían verdaderas razones—comentó.

Sabía bien que había miles de causas para que una persona dejara de caminar y había miles de probabilidades en dos de los tres casos, podían descartar muchas cosas, pero prefería asegurarse de que había relaciones entre todo ello. Aquello era mucho más intricado de lo que parecía ser, pero habían quitado demasiadas marañas que había sobre la superficie y comenzaban a hacer descubrimientos.

Aún a pesar de estos les quedaba camino por delante en el que tenían que saber el verdadero origen de la enfermedad, al saber los orígenes podrían saber muchas más cosas acerca de la enfermedad, ahora ya sabían que área afectaba, faltaba buscar cómo era que la afectaba, eran demasiadas incógnitas, pero habían empezado de a cero y aquello que estaban haciendo era simplemente un enorme avance.

Miró a Leah y a Derek alternadamente, los dos habían dicho cosas bastante interesantes y que la habían dejado pensando, una enfermedad que se porta pero no se padece, pero como había dicho el Haughton, algo se estaba dejando pasar por alto, ¿qué era lo que la activaba.

—Podría ser... pero Derek tú lo has dicho, ¿qué es lo que la desencadena?—preguntó—tendríamos que hacer una investigación detallada acerca de la vida de estas personas... no se pudo haber desencadenado así de la nada y por la diferencia de edades no puede ser una causa. El entorno económico tampoco podría ser, ni siquiera el social, la diferencia entre nacionalidades es mucha—continuó y miró hacia el techo—tal vez...—se quedó callada por un momento.

La idea que se había planteado en su mente le parecía en realidad absurda y no tenía mucha razón de ser, pero para ello tenían que ver los cadáveres. Desechó esa idea y se sumió en sus razonamientos, ante sus ojos aparecían desde cuadros donde se resumían las teorías genéticas, hasta imágenes de libros que había leído en algún momento. Podía haber miles de posibilidades, cada una tan improbable como la otra.

—Tenemos cerca de seis cadáveres pero se pueden solicitar más...—respondió la mortífaga.—No se qué opinen ustedes, pero creo que es hora de ver esos cadáveres-dijo.

Tras haber dicho eso se escuchó como tocaban la puerta, la Evanik dirigió su mirada hacia la puerta y levantó un poco las cejas, no imaginaba quién podría ser y la interrupción simplemente no le agradaba, sentía que era como romper una especie de fina capa que se había ido tejiendo alrededor del grupo de inefables mientras iban razonando y de repente esta se veía rota.

—Adelante—dijo después de unos segundos con voz lo suficientemente alta para que la persona que esperaba entrara.

<<No, no puede acabar esto así>> pensó en algún momento de su inconsciencia, había sentido movimiento a su alrededor y sabía que algo estaba pasando. Entreabrió los ojos un poco, pero enseguida le vino un olor extraño, sabía que de seguir así no podía sobrevivir y Kass no estaba consciente aún, debía de hacer algo.

Muy en el fondo de su mente su vida estaba comenzado a pasar ante sus ojos, probablemente moriría en ese momento y de la manera más indigna posible. Aquel no era un modo de morir para ella, simplemente no era una opción, prefería morir enfrentándose a miembros de la Orden del Fénix que en manos de una fantasma que simplemente no tenía nada mejor que hacer con su existencia, porque claro, estaba demasiado aburrida como para si quiera pensar en un mejor hobbie que ni siquiera tenía base alguna. Al menos si los mortífagos mataban tenían una buena razón y era por una buena causa, pero ese espectro ni siquiera sabía la razón por la que mataba, sólo era un simple ente más con exceso de tiempo libre.

<<¿Qué otra cosa puedo hacer?>>, se repetía una y otra vez en la mente, sabía que algo se estaba escapando de su mente y justo en ese instante comprendió que. La mayor parte de su vida se había visto rodeada de libros de transformaciones, maldiciones, artes oscuras, pociones y encantamientos y su conocimiento era bastante amplio y además era capaz de manejarlos. Aquello le había valido gran parte de su estadía en la Academia pero era un buen precio por haber obtenido todos esos conocimientos.

Reunió toda la fuerza posible y abrió los ojos, todo estaba cubierto de gas y este producía una ligera niebla alrededor, las paredes que antes estaban en el laberinto habían desaparecido y podía ver a los chicos que antes se habían dirigido hacia ahí. Era una salida fuera de aquel edificio, pero más allá había terrenos y un bosque y aún continuarían bajo la presión de la fantasma. Se quedó meditando por un momento, a su lado Kassandra ya había recobrado la conciencia pero parecía un poco débil, aunque aún continuaba con vida.

Observó el sitio al que se dirigían, ya no eran demasiados y enseguida comenzó a decir palabras en un lenguaje extraño en apenas un murmullo, sólo eran palabras initeligibles, pero frente a ellos un portal comenzaba a aparecer. Continuó susurrando hasta que el portal fue lo suficientemente grande como para que salieran perfectamente.

—¡Todos salgan por ahí! ¡Los llevará a casa! ¡AHORA!—gritó lo más fuerte que pudo. Probablemente no alcanzaran a escuchar todos su grito, pero al menos llegarían al portal que los llevaría directamente a la Academia y después de ello probablemente una visita a San Mungo no les haría daño.

Observó a su compañera y le ayudó, ambas tenían que atravesar también el portal para regresar a casa y tomar un merecido descanso después de aquella tan extravagante clase.

¡Hola chicos! Bueno este es el final de la clase, y bueno, venimos con un rol pequeño y no muy imaginativo pero bueno ¿qué se le puede hacer? Me parece toda una lástima y bastante desmotivamente que muchos se hayan dejado de pasar y que solo unos cuantos hayan pasado hasta esta última etapa. A los que estuvieron durante toda la clase y aceptaron los consejos les quiero decir que muchas gracias, porque de mi parte hacen ver que estar aquí dando y planeando esta clase junto con Kass valga la pena +.+ a los que no, también hace que valga la pena, por qué no xD pero si algo les molestó o no les pareció están en total libertad de decirme lo que quieran, claro por MP porque esto es una clase de rol y no se deberían de hacer off's más que para dejar tareas xD Si me lo dicen por MP no me molestaré, detrás de mi imperfecto personaje hay un ser humano aún más imperfecto y cometo errores y los acepto, pero fundamento por qué lo hice así que si tienen quejas háganlas llegar(?) Igual si tienen felicitaciones también las acepto xD

Ahora antes de pasar a otra cosa les vengo a hacer una aclaración sobre su tarea, probablemente muchos ya lo notaron porque fueron al departamento de Transportes, pero cometimos un error al enviarlos también a hacer su examen de aparición, fue una triste confusión que no habíamos notado por errores técnicos que surgen de vez en cuando. Una disculpa pero se nos escapó esta vez.

Ahora pasemos a lo primero, las correcciones ;O;

Bueno chicos eso es todo de mi parte, ha sido un placer darles clase y espero que les haya gustado. Por mi parte me divertí con Kass planeando esto. Espero verlos en su graduación a muchos y sean muy felices *O* cualquier cosa que necesiten de mi parte pues mientras pueda ahí estaré.

Eso sería todo de momento y cambio y fuera

Las palabras que leían parecían tan diferentes y alejadas unas de otras y tan parecidas al mismo tiempo que sentía que había algo que no estaba viendo. Sabía que muy a pesar de parecer tener muy poca información había bastante, todo se relacionaba con el cerebro y estaba lo suficientemente claro que ni siquiera podía ver lo que debía de estar frente a sus ojos. Se comenzaba a sentir frustrada consigo misma, la hacía sentirse como parte de ese grupo de muggles que no habían logrado determinar ni siquiera la causa de muerte de las víctimas.

Antes de dejar que sus emociones intervinieran en su juicio le dedicó atención a las palabras que tanto Leah como Derek comenzaban a decir. Lo que decía Leah era bastante cierto, relación alguna si había, aún a pesar de las grandes diferencias eran claro que estaba. Pero el caso expuesto por Derek no le cuadraba del todo.

—Podría haber sido causado por ello, pero no creo que por más frecuentes que sean hayan afectado de ese modo tan especial sus habilidades psicomotrices, ciertos movimientos, vienen incluso de nacimiento, sería bastante extraño que todo ello fuera "borrado" o su mente lo hubiera suprimido...—comentó pensativa.

Leah mientras tanto escribía apresuradamente en un pedazo de pergamino, y no duró mucho hasta que mostró lo que había estado haciendo, en el se podía ver una clara figura de un cerebro con sus respectivas divisiones. Tan solo le bastaron escuchar las primeras palabras de la Ravenclaw para entender a donde quería llegar y sus razonamientos eran simplemente impecables, no había explicación alguna que diera razón contraria, a que podía ser lo contrario.

—¡Claro!—exclamó al ver ya ambos esquemas—es completamente lógico, en ninguno de los dos casos presentan suficientes afecciones en el hemisferio derecho, y aunque si han presentado algunas cosas que nos hacen hacer más referencia al hemisferio derecho, el izquierdo resulta ser más afectado.—hizo una pausa y observó una carpeta para contrastar los datos antes de comenzar a comentar de nuevo.

De ella extrajo una nueva hoja, se trataba la historia clínica de otro paciente, esta era un poco más extensa que la anterior, pero igual de corta que la primera. La leyó rápidamente para buscar lo que necesitaba y enseguida se mordió el labio, al igual que en los anteriores casos se habían mostrado malformaciones genéticas relacionadas de algún modo, y aunque este era menos directo, continuaba habiendo alguna relación.

—Claro, todos están relacionados de algún modo con alguna malformación genética y aunque en este caso no fue exactamente directo y no podemos saber cual, podemos deducir y suponer que fue algo de la misma clase—murmuró—lo que me llama la atención es su aparente retroceso en su estado mental, es como si hicieran un retroceso en cada una de las etapas de su vida, en cada una de las fases, dependiendo de su edad, este hombre pareció haber pasado de una etapa de operaciones formales a una pre-operacional, no suena nada lógico, pero parece serlo así—les dijo—es como si afectara específicamente toda área que dañe su capacidad de razonamiento.

Se quedó pensativa por un momento, volviendo en su mente para recordar todo lo que había leído en los libros acerca de todo lo que se relacionara con los medios de aprendizaje y memoria. En su mente las páginas que había recorrido comenzaban a aparecer, relacionaba todo lo que podía, aunque aún no había ninguna solución, lo que llevaban era un gran avance.

<<Castillo Triviani>>, pensó mientras caminaba por las calles de Ottery, rara vez visitaba esa familia por cuestiones de guardias, pero en aquella ocasión había tenido la suerte de ser enviada a aquel sitio. Los golpes secos de sus zapatillas resonaban contra el frío pavimento y hacían eco a los alrededores, las calles estaban solitarias, como solía verlas en la mayoría de las ocasiones que decidía hacer un recorrido a pie.

Hizo una pequeña pausa y dejó que el viento pegara directamente en su pálido y fino rostro, dejó que la sensación de libertad la invadiera por un momento para enseguida volver a la realidad. Soltó un suspiro y continuó con su caminata, no le quedaba mucha distancia por recorrer y tenía que continuar con sus labores.

Tomó un mechón que había caído sobre su rostro y enseguida notó como su melena castaña se había alborotado a causa del viento, sacó un listón de color negro y amarró su cabello, dejando libre su rostro. Mientras más se acercaba a los terrenos de los Triviani más pulió su presentación, hizo desaparecer arrugas invisibles de la capa de viaje que llevaba y lo mismo sucedió con la túnica que tenía debajo. Siempre había sido bastante pulcra con su presentación y a la hora de realizar sus respectivas guardias, resultaba ser más cuidadosa.

Observó el castillo y sus jardines al acercarse a la verja de entrada, los jardines estaban cuidados exquisitamente y le daban una apariencia bastante única al lugar. Atravesó la verja y recorrió con tranquilidad el sendero que llevaba hasta la puerta principal, no tenía demasiada prisa por apurar su visita, sobre todo si podía dedicar un momento a admirar la naturaleza que de un tiempo para acá le había traído tanta paz a su muy ajetreada vida.

Al llegar ante la puerta dudó por un momento y se miró a si misma, su aspecto era impecable. Tras haberse asegurado de estar presentable tocó varias veces la puerta. No estaba bastante segura de cuanto tiempo tardarían en atenderla, o si alguien podría salir a recibirla, fuese como fuese el asunto, ella terminaría por concluir su guardia.

Miró su propia carpeta y leyó de nuevo la primera ficha clínica que había registrada, no otorgaba la suficiente información como para poder encontrar una solución a simple vista, pero al menos podían hacer suposiciones. Sus ojos se desviaron de su lectura y observaron a ambos mortífagos para poner especial atención a sus planteamientos, eran bastante interesantes y aunque aún tenían mucha más información por analizar, aquello ya era un buen comienzo.

—Eso es exactamente lo que nadie tiene muy en claro, las causas de muerte se presentan tal y como una muerte "natural", más después de todo el proceso que pasaron parece bastante ilógico—comentó.

Se quedó meditando las palabras de Leah en su mente, sus palabras quedaron volando en su mente, varias ideas comenzaban a surgir, pero cada una parecía más absurda que la anterior. Aquello parecía ser un círculo sin fin, pero ellos se encargarían de darle fin a aquello. Despejó su cabeza al escuchar la voz del Haughton, había expresado parte de las ideas que su mente había formulado, pero que no había logrado decir.

—Derek tiene razón, en este caso, su cuerpo se volvió un arma, pero hay un caso en especial, en el que pareció suceder todo lo contrario—comentó mientras rebuscaba entre los papeles— se trata de una infante, apenas unos cuantos años de edad, la cual en vez de expresar algún indicio de fortaleza física demostró lo contrario. Aún a pesar de no poder hablar esta demostraba cierta clase de dolor o sufrimiento con su llanto, si es que lo podemos tomar de tal modo...

—En este caso la causa de muerte es bastante clara y se puede atribuir al daño neurológico, pero no hay explicación alguna de como este surgió y por si fuera poco, no se relaciona de ningún modo con el caso anterior, simplemente parece no haber relación alguna, más que el obvio daño al habla y lo que parecen enfermedades neurológicas—hizo una ligera pausa y agregó—lo más que podemos concluir de esto, es que está claro que esta afectando el sistema neurológico, el cómo lo hace es la incógnita

Tras decir eso guardó silencio y tomó una pluma para comenzar a escribir algunas cuantas notas sobre lo ya propuesto, aunque aquello estaba dando frutos, sabía que encontrarían más respuesta sen cuanto tuvieran los cadáveres frente a ellos. Tener el cuerpo de las personas infectadas era como tener una mina de oro, podían hacer lo que quisieran con ellos y podrían encontrar más que los muggles, ellos simplemente no encontrarían demasiado bajo sus métodos, en cambio ellos, tenían más a su alcance y podían realizar todo en tan poco tiempo que podría resultar sorprendente.

La castaña miró la carpeta que también había aparecido frente a ella, esta tenía una mayor cantidad de papeles que la de los empleados, pero prácticamente contenía la misma información que los demás, los únicos pergaminos extras que contenían eran los de sus propias notas, ideas absurdas que habían surgido de un momento a otro mientras comenzaba a armar todo aquello.

Ella sabría tanto como ellos, no podía reservarse ninguna información para sí misma, pretendía encontrar una solución a esa extraña enfermedad y si quería lograrlo tendría que otorgar ciegamente todos los elementos a los dos mortífagos que se encontraban frente a ella.

Escuchó las palabras tanto de Derek como de Leah, y su ego se vio satisfecho al escuchar que contaba con el apoyo de ambos. Ahora la cuestión era el principio, aquello simplemente no tenía principio ni fin, no tenía sentido alguno y parecía estar patas arriba, pero alguna vez alguien le había dicho "siempre se debe de comenzar por lo primero" y aquello era lo que haría.

Antes de responder la pregunta de Leah decidió responder la que había planteado Derek, al menos estar no sería tan complicada de responder.

—Sólo los miembros de esta oficina serán los involucrados hasta el momento, puede que el algún punto necesitemos auxiliarnos en las otras oficinas, pero de momento, sólo somos nosotros—comentó.

Guardó silencio por unos cuantos segundos más, en los que su rostro se volvió aún más inexpresivo. Sus ojos se posaron de nuevo sobre las carpetas <<comienza por el principio>>, repitió una voz en su mente.

—Antes de comenzar quiero decirles que tenemos varios elementos a nuestra disposición para comenzar, nos han dado las fichas clínicas de los pacientes enfermos, los primeros casos y los últimos y además los cadáveres de los mismos—comenzó—más sin embargo, debido a que el modo de contagio es desconocido deberemos de tomar medidas de seguridad—hizo una mueca de desagrado, la simple idea de no sentirse en total libertad no le agradaba-en las carpetas podrán encontrar las primera historia clínica para que se den una idea de a qué nos enfrentamos, como verán son bastante cortas, no dan información alguna, pues no hay información—hizo una pausa y enseguida agregó—las demás historias las encontraremos en el laboratorio con sus respectivos dueños

La idea de comenzar con aquello le agradaba, comenzar a trabajar en el laboratorio era algo que simplemente le parecía fascinante. Aún a pesar de tener otro puesto, le gustaba el trabajo sucio y ayudaría a sus empleados a hacer el mismo, salir del departamento y pasar largas horas en el laboratorio era algo que podía hacer sin necesidad de que alguien se lo pidiera.

Abrahel había comenzado su caza, era consciente de estar en un laberinto, pero no le preocupaba salir, le preocupaba cazar, podía oler a sus presas, sentirlas tan cerca que casi los podía tocar con ambas manos. En su mente aparecían imágenes de tortura continua que la hacían sonreír demostrando su verdadera naturaleza. Era una demonio, descendiente de los más grandes, los antepasados de la dueña del cuerpo que poseía, todos y cada uno de ellos habían sido demonios, sin excepción alguna.

De algún momento a otro se vio atacada por varias personas, se enfureció por ello, odiaba que intentaran sentirse mucho más listos que ella en cuanto no era así. Sus ojos negros y oscuros adquirieron una tonalidad violácea, en ese momento ya no mataría sólo por placer, lo haría por el simple deseo de sentir venganza por aquellos ataques que habían hecho aquellas personas.

Los dejaría ir, pero alguien sufriría las consecuencias por culpa de ellas, morirían por ellas sin siquiera saberlo y se arrepentirían de haberla tocado si quiera un poco. Desató todas las cuerdas que la habían atado con facilidad y con un movimiento ágil se deshizo de todo encantamiento. Comenzaría a utilizar las habilidades con las que había nacido.

Comenzó a caminar con rapidez por el laberinto, sabía exactamente a donde ir, podía sentir a su presa, se trataba de un hombre, no le importaba quién, pero disfrutaría de su venganza. Aún a pesar de lo apurada que caminaba no perdía la elegancia, aquello era característico de Abrahel, podría estar matando a alguien del modo más despiadado posible, pero nunca perdería ni la elegancia ni la belleza.

Siguió al chico a lo lejos, daba vuelta en los lugares justos y en ningún momento se encontró con un callejón sin salida, de modo que en pocos minutos se encontró a metros de distancia de su presa. Lo miró y le dedicó una sonrisa radiante, la más encantadora que pudo dibujar en su rostro y se comenzó a acercar a él. El chico se comenzó a alejar, se estaba dirigiendo justo al centro del laberinto y aquello simplemente le otorgaba una ventaja a la demonio.

Lo siguió dejando escasos metros de distancia entre ellos, hasta que hubieron llegado a su destino. En el centro del laberinto no solo se encontraban ella, si no se encontraba tendida en el suelo una mujer. Abrahel la observó fijamente, olvidando por completo a su presa, el sol había salido y ahora podía observar claramente de quien se trataba. Sabía que de un momento a otro, si no obtenía la sangre suficiente la Evanik volvería a salir, podía comenzar a sentir la lucha interna de ella por el deseo de obtener su lugar de nuevo, pero no lo permitiría.

<<Ni siquiera lo sueñes, no seas idi***>>, le dijo una sola vez la conocida voz de Addison. Era fuerte y no lo podía negar, el cuerpo en el que había sido condenada a vivir era demasiado fuerte y podía luchar contra ella, pero bajo muchos riesgos. Si quería salir de aquel lugar tendría que dejarla ganar o nunca podría volver al sitio que ella quería, un lugar que era su paraíso personal. <<Es tu lugar, pero algún día, tu serás la idi***>>, dijo finalmente Abrahel, antes de volver a su lugar.

El cuerpo de la Evanik de nuevo volvió a ser el de ella misma, sus ojos habían adquirido de nuevo su tonalidad grisácea, su cabello de nuevo era de color castaño oscuro, mientras que su cuerpo, aún a pesar de estar bien formado, no resultaba ser tan perfecto como el de Abrahel. Logró observar a Kass pero no supo más, pues se dejó caer de rodillas, en el cuerpo de la demonio no había alcanzado a sentir apenas nada, pero en ese momento se podían apreciar varias heridas serias en su cuerpo.

—Maldición...—murmuró arrastrándose por el piso acercándose a su compañera. Ella se encontraba aún en peores condiciones.

Miró a su alrededor, su vista estaba nublada, pero alcanzaba a observar el rostro de sus estudiantes, la mayoría se encontraba ahí, al menos estaban vivos, pero no le importó mucho eso. Con sus manos presionó alguna de las heridas de la Weasley intentando hacer que la sangre dejara de salir, sabía que no era lo mejor después de las quemaduras que alcanzó a ver, pero no tenía la varita a la mano, en algún momento de la carrera la había perdido.

Se intentó detener de cuando en cuando, sentía que su cabeza iba a estallar, no solo había sido un enfrentamiento a su alrededor, si no que también había sido uno interno. Había tenido que luchar contra su propia demonio, dejando heridas internas que sólo se podían sanar con magia oscura y lo debía de hacer rápido o si no, ella también moriría.

Alcanzó a escuchar la voz de una mujer, no sabía bien de que o quién se trataba, pero estaba segura de que no era absolutamente nada bueno. Por lo poco que alcanzaba a razonar en ese momento, se trataba de la misma cosa que los había llevado hasta ahí con el fin de matarlos y lo estaba logrando. De un momento a otro un olor llegó hasta su nariz, haciendo que se sintiera mareada.

Intentó enfocar a su alrededor, observó las distintas salidas que había del centro del laberinto, pero en cada una de ellas había aparecido un espectro, cada uno más horroroso que el anterior, sobre de ellos había un ejército de ellos, dispuestos a impedir que saliera o se alejaran de ahí. No permitirían que escaparan tan fácilmente, antes tendrían que pasar sobre de ellos y no podrían matarlos, nadie podía matar de nuevo a alguien ya muerto.

El gas había hecho efecto rápidamente en la Evanik, intentó pararse para ayudar a los chicos, probablemente podría ayudarlos aún a pesar de la ausencia de su varita, pero sus piernas ni siquiera se movieron, lo único que hizo su cuerpo fue caer. Ella sería de las primeras en morir y sin siquiera haber luchado, su ego estaba siendo lastimado en esos momentos, era la peor forma de morir para ella, la menos digna, pero no podía hacer más, pronto la muerte la abrazaría.

La única esperanza que podían tener ambas profesoras eran los chicos, ellos eran los únicos que podrían hacer algo para salvarlas y así finalmente lograr que todos salieran de ahí. Tenían que acabar con cada uno de los fantasmas que se acercaban a ellos con el fin de matarlos, encontrar una solución para no morir a causa de aquel gas y finalmente salir de ahí para poder volver a casa.

¡Hola chicos lindos! ¿Cómo están? Espero que bien *-* bueno, estoy aquí también para dejarles su tarea en on rol y sus correcciones. Primero que nada la tarea on rol:

Como es lógico deberán seguir la trama, aquí tendrán que aplicar todo lo que ya se les ha venido corrigiendo desde el inicio de la clase, es decir, queremos que den de su personaje todo lo que pueda. Ver que se desenvuelva bien en la situación que se le presenta, que se relaciona con los demás, que es capaz de adaptarse al contexto de la situación, etc. En esta ocasión les pediríamos que hagan más de un rol, pero como sabemos que muchos tienen ocupaciones, se les pide como mínimo un rol pero que sea de calidad y que también haya cantidad, que se esfuercen en él y si no en su defecto, dos roles donde demuestren verdadera calidad.

La trama queda muy sencilla, ustedes tienen que idear el modo de salvarnos a todos, por si no había quedado ya claro lo menciono xD.

Ahora las correcciones:

Ahora respecto a lo que mencionó Kass yo también les quiero hacer ese mismo comentario en general, muchas veces se nota quien lee el rol de los demás y quien no, créanos que se nota. No solo se trata de rolear uno mismo, porque para rolear solo pues se hace fácil, pero parte de rolear es relacionarse con los demás, tomar en cuenta sus acciones y no parecer el héroe de la trama, no se trata de eso. Cuando un personaje es todo poderoso no resulta tan interesante como un personaje que tiene mil y un defectos, que se equivoca y que sale herido en un enfrentamiento, esos personajes son los que hacen más interesante el rol, porque hacen que las historias den un giro.

Es muy importante que se lean entre ustedes, si no leen al de arriba la historia no va a concordar en algún punto como ya lo ha hecho, así que leanse entre ustedes ¡es importante! Y chicos, sinceramente, Kass y yo nos hemos esforzado mucho dándoles elementos para la clase, hemos intentando hacer todo más rebuscado buscando que pongan más interés, nosotras desde un principio les dijimos que nosotras no limitábamos la trama, que ustedes son los que la hacen diferentes y pueden poner elementos que creen que la hagan más interesantes, si creen que no es interesante es tan fácil como hacerla interesante. Espero que esta vez muestren más interés, es la última clase, la calificación final y donde deben demostrar más la calidad de rol que tienen y entre más muestren mejor. Espero ver su desempeño en la clase, todos tienen las capacidades y el talento, eso lo se u.ú

Bueno solo esa sugerencia, me extendí un poco, pero necesitaba decírselos, al igual que ustedes pueden decir lo que opinan n_n

Bueno sería eso de momento ¡saludos!

—Gracias—le dijo a la Ravenclaw mientras tomaba el pergamino que le había acercado.

Abrió el pergamino y observó el informe, no era nada largo pero por lo que alcanzó a ver a simple vista era lo suficientemente detallado para que alguien se informara bastante bien del tema. Se recargó contra el respaldo de la silla y comenzó la lectura formal de la investigación.

Al instante en que sus ojos comenzaron a leer su mente se desconectó del mundo exterior, sumergiéndose en un mar de información que se iba conectando en su mente para adquirir un sentido. Conforme avanzaba frente a sus ojos aparecían las imágenes de todo lo que podía leer, aunque no era lo mismo que haberlo vivido en carne propia, se estaba dando una idea acerca de lo que había tratado la investigación.

Cuando hubo terminado cerró el pergamino y lo dejó frente a ella, se mantuvo callada por unos cuantos segundos. Su rostro no había mostrado expresión alguna mientras analizaba el reporte y fue hasta ese momento en que su gesto se volvió pensativo. Tras varios segundos más parpadeó un poco y observó a la Ravenclaw.

—De nuevo te agradezco el reporte Leah, es perfecto—comentó y luego soltó un suspiro—pasando a otra cosa importante, quiero hacerlos partícipes de la nueva investigación de la que se hará cargo este departamento. Pero antes quiero decirles que probablemente sea algo larga e incluso tediosa, es un proyecto bastante ambicioso, pero es algo que si se logra, beneficiará a muchos magos y quizás en un futuro a algunos otros...—dijo.

Mientras hablaba una carpeta de color negro con el sello del Ministerio de Magia había aparecido frente a cada uno de los empleados presentes. Esta contenía varios papeles, pero al frente se encontraba uno que en el título rezaba "Mutágeno 09-074-38". Más adelante venía una breve explicación que resumía a grandes rasgos lo que implicaba aquella misión.

Asintió ante las palabras del Haughton, no esperaba mucho menos de él, ella estaba dispuesta a ayudar a sus empleados siempre que estos lo necesitaran y a apoyarlos siempre y cuando ellos mostraran el interés sobre su trabajo y sabía que no se decepcionaría. Había trabajado con la mayoría de ellos y podía confiar plenamente en que las tareas desempeñadas por cada uno se realizarían como se debía.

Observó como el mortífago se levantaba para salir por la puerta, pero se detuvo por un momento, la Evanik posó sus ojos grises sobre su figura y lo escrutó con la mirada, sabía que algo quería saber aunque no sabía si se atrevería a formular la pregunta. Por un momento, en su interior hubo un atisbo de curiosidad sólo por el hecho de saber de que se trataba, pero enseguida su curiosidad se vio saciada.

En cuanto su empleado había terminado de formular su pregunta en su mente se evocaron los recuerdos de un tiempo que parecía bastante lejano. Por un momento se sintió perturbada ante tantas memorias, pero se sintió satisfecha al saber que las tenía y las atesoraba como si fueran lo único que hubiera dentro de su vida, pues prácticamente eso eran. Estar en ese departamento había formado su carácter y había encaminado su vida por el sendero correcto sin desviarse por ningún momento.

—En realidad no...—contestó finalmente—de todos el tiempo que llevo laborando aquí, ninguna investigación ha causado suficientes estragos para ser digno de contar, pero si ha habido algunas inconclusas que se quedan en un estado intermitente debido a su complejidad, pero al menos nadie ha muerto en el trabajo... por el momento—terminó.

Enseguida se paró y caminó hasta la puerta, observó a Derek y comentó:

—Creo que también deberías venir, tendrás trabajo que hacer muy pronto—comentó para enseguida dirigirse a la sala de juntas.

Por alguna extraña razón, sabía que encontraría a Leah ahí, esperaba que tuviera el informe en sus manos, y tras darle un rápido vistazo comenzaría a informarles sobre la nueva misión de la que se encargaría la Oficina Creadora de Hechizos y Pociones. Esperaba pronto dar comienzo con ella, no quería dejar estancado nada y sabría que aquello tendría muy atareados a todos, incluyéndose a ella misma.

Se internó en la sala y dejó la puerta abierta, tras haber terminado la junta privada con Derek, le había solicitado a este que se dirigiera también a la sala. En la misma se encontró a Leah la cual descansaba tranquilamente sobre la silla.

—Lamento la tardanza—comentó y se dirigió a su asiento—¿ese es el reporte?—preguntó a la Ravenclaw con calma.

Oficina de Addison Evanik Haughton

Rol con Derek Kucien

Las palabras comenzaron a salir de la boca del Haughton hasta finalmente el sonido de su voz se apagó. La castaña lo miró con seriedad por un momento y enseguida extendió la mano para que posara sobre ella la daga que ahora se encontraba reposando sobre el pecho del mortífago. Probablemente este estaba esperando que algo extraordinario sucediera, pero ese extraordinario ya había sucedido pero era imperceptible ante sus ojos, un lazo se había formado entre esa daga y su vida, era la misma especie de lazo que se formaba entre los magos cuando se realizaba un juramento inquebrantable.

—Sí, lo has dicho bien—respondió cuando finalmente tuvo la daga en su mano—ahora no me queda más que darte la bienvenida al Departamento de Misterios, especialmente, a la Oficina Creadora de Hechizos y Pociones, ahora eres uno más de nosotros...—comentó sin quitar la sonrisita de suficiencia que se había dibujado en su rostro.

Volvió a dirigirse a su silla y se sentó para enseguida guardar la daga en su respectiva caja, para finalmente guardar esta del mismo cajón que la había sacado. Había cerrado el mismo bajo llave y con un par de sortilegios, aquel objeto no era nada interesante, pero debía estar seguro y ella se encargaría de que fuera así. Observó a Derek y con un gesto de su mano le pidió que tomara asiento de nuevo.

—Bueno, como has visto las labores que se realizan en esta oficina son variadas,[/i—comenzó—es mucho más complicado mostrarte cuáles serán tus labores aquí, pues en cada investigación todos tomamos distintos puestos. En cada investigación sabrás que parte tomarás y tendrás que trabajar en equipo a la vez que en solitario, es un trabajo bastante sencillo, pero implica mucha dedicación[/i]—le explicó.—¿Hay algo en especial que quieras saber respecto a la oficina?—cuestionó.

Esperaba poder resolver toda duda del Haughton y en cuanto terminara su junta tendrían que reunirse con Leah, tendría que revisar el informe que la Ravenclaw había realizado y además comenzar a informarles sobre la nueva investigación que se comenzaría a realizar.

Correr o detenerse y esperar que Kass la matara, aquello simplemente no era una opción. Sus piernas no se detenían y sentía que su cuerpo adquiría una fortaleza digna de un demonio, sus sentidos se habían agudizado y era capaz de captar hasta el más mínimo detalle. Podía alcanzar a escuchar a lobo, y por esa razón no se detenía, pasaba de un pasillo al otro sin importarle el aspecto tétrico del lugar, ella solo quería vivir y encontrar si había alguien con vida en ese lugar.

Escuchaba los pasos de alguien que iba en dirección contraria hacia ella y alentó un poco el paso, aunque no llegó a dejar de correr, no podía hacerlo, su instinto se negaba de modo que finalmente logró chocar con una de sus alumnas. Había chocado con la Weasley la cual la observaba algo agitada, al parecer ellos también habían pasado por algunas cuantas cosas, pero estaban vivos por lo que le decía, eso era lo más importante.

No quería decirle a Ania la triste realidad que la acechaba, sabía bien que su compañera era la madre de la chica y el hecho de saber que estaba huyendo justamente de ella y que si no corría la mataría no sería lo más agradable.

—Ania, no hay tiempo... —comenzó a decir, pero la loba ya se encontraba a escasos metros de ellos y comenzaba a aullar. —¡CORRE!—gritó al tiempo que lo hacía la Weasley.

Ya se habían alejado y lo único que le ocurrió hacer a la Evanik fue quedarse parada, justo ahí la varita la había guardado y esperó a que la loba la divisara para enseguida echarse a correr en dirección contraria a los chicos, la distraería en cuanto pudiera, pero usaría el último recurso que tenía, sabía que no era el mejor y dudaba mucho poder volver a ocupar su cuerpo después de que comenzara, pero no le quedaba de otra.

Ania y los demás encontrarían el camino, ellos se tenían que encontrar con el resto de sus compañeros, debían de mantenerse juntos, aún cuando todo fuera mal debían de cuidarse unos a otros para intentar sobrevivir, aún cuando eso implicara sacrificarse por otros. Ella estaba a punto de hacerlo por ellos, nunca había hecho tal más que por su bando, eran los únicos que provocaban que ella hiciera tales acciones, pero esa situación estaba alcanzando límites inimaginables.

Una sonrisa maliciosa adornó su fino rostro y un brillo peculiar apareció en sus ojos, <<vamos Abrahel, ¿qué esperas?>>, se dijo a si misma en su mente dejando a un lado todo rastro de resistencia mientras que en su mano, aparecía una daga de plata y con ella, cortó la piel de ambos brazos dejando que la sangre fluyera al exterior, eso sería suficiente para debilitarla y dejar salir a su demonio.

La carrera se había detenido, había perdido la conciencia por apenas cinco segundos, pero cuando volvió en si, su aspecto era diferente. Sus facciones se habían vuelto mucho más finas y su piel se había vuelto mucho más pálida, sus cabellos, ahora negros y ondulados, caían con una delicada naturalidad sobre sus hombros y le daban un aspecto feroz acompañados de sus ojos del mismo color, los cuales estaban cargados de malicia y pasión. Sus labios carnosos mostraban una sonrisa de satisfacción, mientras que su cuerpo, ahora perfecto, mostraba una postura de ataque. Era hora de que comenzara su juego.

—Pobre tonta, como si la fuera a dejar salir de nuevo—pensó en voz alta—ahora, vayamos por algunas víctimas y carnadas para esa linda lobita que esta por aquí —dijo Abrahel.

Sabía que Kassandra estaba cerca, podía sentirla y eso solo hacía que una corriente eléctrica la recorriera, por alguna extraña razón el juego de ser cazada le gustaba. Comenzó una caminata lenta, contoneándose y luciendo todos sus atributos con cada paso que daba hasta que finalmente viró en un pasillo, sabía que había jóvenes ahí, jóvenes que podría matar, que podrían estar bajo su poder, aunque sabía que eso a su parte humana no le parecería no le importaba, la intentaba controlar pero no podía, ya no quedaba nada de Addison.

Margaret Shilling

De un momento a otro, todo en el sótano se oscureció, el silencio invadió la habitación y nada en el interior se movió, ese juego se había tornado por demás interesante. No solo tenía a los chicos, en el edificio había un lobo y un demonio y eso aumentaba las posibilidades para hacer que todos sufrieran, pues aquellas dos criaturas no eran nada más y nada menos que las profesoras que había separado del grupo, parecía ser que de algo le servirían las dos mujeres.

Un silencio sepulcral invadió cada una de las salas, nadie era capaz de escuchar ni hacer nada, ni por más intentos que hicieran, serían capaces de realizar algo para salvarse de aquella oscuridad y ese silencio. No se sentía ni el más mínimo movimiento ni la respiración, parecía que cada uno se encontraba sólo en una habitación, pero de un momento a otro todo se volvió a iluminar.

Cada pasillo, cada habitación, cada sala, se había convertido en parte de un intricado laberinto, pero todo había cambiado. No se podía apreciar los rastros de las viejas paredes, animales o telaraña alguna, las paredes eran de cemento liso y eran de aproximadamente cinco metros del altura. El piso y el techo eran del mismo material que las paredes, la única diferencia es que en el último, colgaban pequeñas lámparas que iluminaban los aparentemente interminables pasillos.

Cada uno de los chicos había aparecido en una parte distinta del laberinto, ninguno se encontraba junto, todos se encontraban alejados aproximadamente por diez metros de distancia entre los que había miles de kilos de concreto que impedían que las voces se disiparan por todo el lugar. La única cosa en común que tenía el sitio en el que habían aparecido los jóvenes, era que se trataba de un pasillo cerrado, se encontraban con una pared que impedía el paso hacia otra dirección.

Aquello había formado parte de su plan desde un principio, pero la loba y la demonio formaban parte de su plan a partir de ese momento, la loba había aparecido en un extremo del laberinto, mientras que la demonio en el extremo contrario, ambas mataban por naturaleza y el hecho de oler carne fresca las provocaría al instante.

El laberinto tenía únicamente dos salidas, por ambas habían entrado las que eran las profesoras de la Academia, los jóvenes aprendices debían de encontrar la salida, pero no les sería tan fácil, no sólo debían de esquivar a sus profesoras, se enfrentarían a sus peores temores cada vez que estuvieran cerca del final y sólo los más valientes lograrían sobrevivir.

¡Hola chicos lindos! *-* ¿cómo están? Espero que muy bien, yo por mi parte estoy ahogada en miles de trabajos aún a pesar de que se supone ya terminó mi periodo de exámenes u.ú Pero bueno ni eso impide que vengamos aquí a dejarles un nuevo rol, su tarea y correcciones así que bueno primero quiero pasar a dejar su tarea ;O;

Antes de pasar a dejar sus tareas les daré una breve introducción a lo que es el Ministerio de Magia. Ustedes por la clase de generales, ya conocen lo que que es el Ministerio, cuántos departamentos tiene por sus clases de generales, pero ahora, les explicaré de que clase de registros se puede hacer en cada uno de estos departamentos, cualquier duda que tengan sobre la información no duden en preguntar *-*

~ Servicios Administrativos del Wizengamot (SAW): registro de nacimientos, defunciones, bodas, divorcios. En este sitio es donde se hace el trámite para utilizar el subforo de eventos.

~Departamento de Cooperación Mágica Internacional: registro de nacionalidades o adquisición de pasaporte.

~Departamento del Cuartel General de Aurores:se realizan denuncias o solicitud de cateos.

~Departamento de Misterios: Registro de profecías.

~Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas: registro de criaturas mágicas y no mágicas, solicitud de servicios médicos a criaturas, registro de gigantes, medio-gigantes, licántropos, vampiros, demonios, banshees, elfos, fantasmas. Solicitud a la agencia de plagas.

~Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes: registro de animagos

~Departamento de Transportes Mágicos:registro de medios de transporte como escobas, trasladores, red flú. Adquisición de la licencia de vuelo y aparición.

Ahora pasemos a la tarea:

Su tarea consiste en dos parte, la parte rolística como es lógico, continuar la trama del rol, involucren a su personaje con sus alrededores, eso es muy importante, es importante la descripción de su entorno y como afecta esto en su personaje *-* creo que les dejamos mucho material para rolear así que espero lo aprovechen y se diviertan

La segunda parte de la tarea es en Off Rol, pero deberán rolear, tienen que ir a realizar su examen de vuelo. Tienen que presentarse en el Departamento de Transportes Mágicos y ahí tienen que solicitar el formulario para el examen de vuelo, lo deben de llenar y continuar con lo demás.

En el mismo departamento les explican los pasos que deben de seguir para realizar su examen, pero en el Consejo Regulados de Escobas, también pueden encontrar los requisitos.

Su tercer tarea es dejar un borrador de su ficha ya como tal tomando en cuenta las correcciones, aclaro que NO hagan ningún cambio en las fichas porque si no, no la podrán cambiar más tarde.

Eso sería todo de momento, tienen hasta el día 31 de enero para entregar su tarea. No lo olviden ò_ó

Ahora dejo las correcciones.

Eso sería todo de mi parte chicos, cualquier cosa no duden en consultar y nos estamos leyendo pronto *-*

¡Saludos bellos!

Mazmorras, con Mathias

La castaña asintió agradecida al mortífago por su labor y tomó con delicadeza las botellas que le había entregado. Había reconocido las pociones sin necesidad de que se lo hubieran dicho, conocía sus efectos, su sabor y como se sentiría tan solo tomarlas, las había tomado una y otra vez en el pasado, además su madre era sanadora y ella misma trabajaba y le apasionaban las pociones.

Destapó con cuidado una de las botellas y la vació de un solo trago, los efectos de las pociones siempre resultaban hacer efecto bastante rápido, o al menos ya no sentía ese dolor de cabeza que a pesar de ser ligero podía resultar una completa molestia.

Observó al mortífago el cual le entregó una hoja en la cual la daba de alta, Addison sonrió para sus adentros y se bajó de la camilla con un movimiento grácil. Enseguida, destapó la botella que aún reposaba en su mano y la vació enseguida, tenía mil cosas por hacer y muy poco tiempo para terminar todo.

—Gracias de nuevo—le dijo finalmente la Evanik—ahora debo de retirarme para dejarlos continuar con su labor. Con permiso—se despidió.

Se alejó de la camilla y recorrió el ya conocido camino hacia la salida, a pesar de que había pasado un largo tiempo sin visitar el Hospital sus pies aún recordaban el camino hacia la salida.

Colocó sus manos con suavidad sobre el escritorio y las entrelazó mientras observaba con seriedad al Haughton. Prefería otorgarle el tiempo que necesitara para meditar su respuesta antes de que llegara a arrepentirse de sus decisiones, no quería que se tomara las cosas a la ligera, desde su punto de vista, ese no era solo un empleo más, era él empleo que muchos deseaban y que probablemente pocos tenían a su alcance.

Al ver a Derek no pudo evitar recordar como años atrás se había encontrado en su misma situación, había pisado los pasillos con una aparente seguridad intentando aparentar algo que no sentía pero se había visto recompensada con creces. Había hecho su juramento, la sensación de aquella fría pieza de plata contra su piel, las palabras dichas y la sensación de compromiso que había sentido la habían acompañado durante cada uno de sus días.

Finalmente el chico se decidió, lo escuchó con atención y asintió en silencio, creía en cada una de las palabras del mortífago, pues no había razón alguna para dudar de él. Abrió la caja de terciopelo y con cuidado extrajo una daga de plata del interior, enseguida se paró y dio vuelta al escritorio para colocarse frente al Haughton esperando que hiciera lo mismo.

—Extiende tu mano—cuando lo hubo hecho, en la palma de su mano colocó una daga de plata e hizo que la llevara a su pecho, justo donde se encontraba su corazón.—Repite después de mí—le indicó con calma—"yo Derek Lucien juro por mi vida rendirle fidelidad al Departamento de Misterios—comenzó a decir esperando que el mago contestara—juro por la sangre que corre por mis venas guardar los secretos y la información que me sea revelada—calló para dejar que Derek repitiera y cuando lo hubo hizo continuó—juro por mi alma y por mi honor velar por la información y los misterios que envuelven el Departamento de Misterios. Juro fidelidad y compromiso por el departamento y en caso de no cumplirlo pagaré con mi vida para enmendar mis errores—terminó de recitar y observó al Haughton mientras este terminaba de hablar.

Mazmorras, con Mathias

Se sintió de vuelta a la vida, aunque la boca le escocía un poco e inevitablemente comenzó a toser. Abrió los ojos de golpe y enseguida sintió como la luz la cegaba, parpadeó varias veces antes de adaptarse a la luz y cuando lo hizo observó a su alrededor. Se encontraba en la camilla y ya no sentía la sangre salir por sus heridas, instintivamente buscó con la mano su varita y la encontró entre los pliegues de su ropa, aún continuaba con ella.

—Gracias...—dijo finalmente con la boca seca al hombre que se encontraba frente a ella.

Probablemente lo habría visto en alguna ocasión o quizás no, después de todo en ese momento no tenía el propósito de recordar a las personas. Finalmente apoyó las manos sobre su costado y se sentó con lentitud en la camilla, no se sentía tan mal como esperaba, sólo un ligero dolor de cabeza y el típico mareo que sentía siempre que despertaba.

—¿Cuándo podré irme?—preguntó, deseaba salir ya, tendría que ir a casa y enseguida buscaría vengarse de sus captores, que ellos supuestamente tuvieran clemencia con ella no significaba que ella la tendría con ellos.

Mazmorras - En busca de ayuda(?)

El cuerpo de la castaña había aparecido en una camilla, se encontraba sin vida y se le podía ver lastimado. Tenía algunas heridas sangrantes y estaba ansiosa por volver a la vida después de haber estado encerrada en lo que consideraba un chiquero. Ni siquiera lograba comprender la mentalidad de la gente que custodiaba ese lugar, había una chica que le había dado buenos tratos con la supuesta esperanza de hacer que ella cambiara sus ideales.

Si esa era su intención, hubiera resultado mucho más fácil dejarla libre y hacerla creer que ellos tenían buenas intenciones, pero era claro que nunca cedería, ella no resultaría ser una traidora a sus ideales y menos a ella misma, ser mortífaga se había vuelto su razón de ser y sus compañeros de bando eran una especie de familia en la cual debía de confiar.

Pero, después de todo había salido, ahora sólo le quedaba esperar a ser vuelta a la vida o al menos eso esperaba.

El tiempo había pasado y lo sentía, incluso había pasado mucho más tiempo del debido, pero ya era hora, sonrió con satisfacción y arrogancia, no podría maldecirlos y jurar que iban a pagar por lo que le habían hecho, pero se iba a asegurar de que lo hicieran, así fuera lo último que podría hacer en su vida.

<<Lástima querida, me comenzaba a divertir tenerte de compañía>>,comentó en su mente, a pesar de todo Abrahel había sido una buena compañera, eran bastantes parecidas y podía llegar a ser agradable cuando se lo proponía, pero era hora de salir de ahí y volver a esconderla. <<Si claro, diría lo mismo, pero intentarás mantenerme alejada por el resto de tu vida o hasta que vuelvan por ti, y perdona que no me guste, pero lo detesto>>, le espetó con arrogancia.

Por un momento, la Evanik se quedó meditando, no era tan mala, no podía hacer tanto daño o eso pensaba ella de modo que quizás sería bueno para ambas. <<Si te portas bien, quizás te deje salir a seducir a unas cuantas personas...>>, le dijo finalmente después de un minuto <<resulta que estoy condicionada>>espetó enojada, si no la controlaba, Abrahel pronto ganaría esa batalla <<SI, lo estas, y si quieres tomar mi lugar en algún momento más te vale que te calles>>, le espetó arrogante y no le dio más lugar para que respondiera.

-Hora de irse-susurró finalmente para enseguida sentir como su cuerpo desaparecía en una densa niebla.

Nadie la notaba, los miembros de la Orden del Fénix estaban suficientemente ocupados peleando entre ellos como para prestarle atención, sin más ella y su demonio se dejaron llevar, saliendo por fin de aquel asqueroso lugar.

La demonio encaminó al Haughton hacia su oficina, solo unos cuantos pasillos y habían recorrido unos cuantos pasillos cuando llegaron a su destino. Abrió la puerta de madera en la cual había una placa la cual rezaba su nombre y su cargo, internamente sonrió, en el poco tiempo que llevaba en Londres ni siquiera había pretendido ver su nombre grabado en una placa y ahora se encontraba ahí frente a ella.

Dejó pasar a Derek y enseguida lo hizo ella, cerrando la puerta tras de sí, la decoración de la oficina era bastante simple, los muebles eran sencillos y lo que más se podía apreciar era su colección de libros de pociones a la cual iba agregando un nuevo ejemplar cada que encontraba uno que le interesase.

Se sentó al otro lado del escritorio y observó a Derek, el cual le mostraba una sonrisa la cual le devolvió. Antes de comenzar a hablar y decirle en que consistía todo aquello del cajón del lado derecho extrajo una caja de terciopelo negro, lo suficientemente grande como para guardar un libro.

—Antes de que comiences a laborar en el Departamento de Misterios, debes de realizar un juramento Derek, la fama de los inefables no ha surgido de la nada. Como debiste ya de suponer por todo lo que has visto u oído tras estas paredes se esconden muchos secretos que no pueden ser revelados a cualquiera y nosotros como empleados de esta dependencia tenemos el privilegio de tener ese conocimiento a nuestro alcance,—hizo una ligera pausa y continuó—es por eso que debes realizar un juramento en el cual jures por tu vida no revelar a nadie ajeno nada de lo que veas, escuches o hagas aquí.

Lo miró con seriedad, aquello no era cualquier cosa, para algunos guardar secretos no era su fuerte, pero sabía que como mortífago aquello lo podía hacer bastante bien, pero no por ello lo podía desestimar. Había aprendido a desconfiar, ahí todos eran desconfiados, muchas veces ni siquiera entre empleados confiaban pero no les quedaba más que ceder en muchas ocasiones.

—Entonces, ¿estás dispuesto a hacer el juramento?—le preguntó tras un minuto de silencio en lo que lo dejó meditar.

La castaña miró con frialdad a la chica que se había acercado a ella presentándose como la guardiana (Xell) que iba a hacerse cargo de ella mientras estuviera en ese asqueroso lugar. Estuvo a punto de pedirle que desamarrara las cuerdas que la ataban por las piernas y las manos pero se mantuvo impasible. Ya no soportaba estar ahí, eso era cierto, pero no se redimiría ante los cuidados de miembros de la Orden del Fénix que únicamente la habían capturado sin razón alguna.

Ellos no tenían ninguna prueba de que ella era un miembro activo de la Marca Tenebrosa, y aunque lo intentaran demostrar no tenían nada. Era discreta y su familia también lo era, y aunque fuera cierto que era una mortífaga no podían demostrarlo.

No sabía cuanto tiempo había pasado, pudieron haber pasado días o semanas, sus ojos se habían cerrado después de un rato y había dejado descansar su mente, escapando de aquel lugar y hablando con el demonio con el que rara vez conversaba. Siempre lo evitaba y sobre todo, evitaba cualquier situación en la que ella sucumbiera y Abrahel la sustituyera, pero en ese momento no tenía problema con hablar con ella.

<<Sabes que lo deseas... debes dejarme hacerlo>>, decía aquella seductora voz en su mente, haciendo que la castaña sonriera con satisfacción para enseguida responder en su propia mente <<se que tú lo deseas, y también lo deseo, pero no lo harás, es la situación más patética del mundo; aunque claro, pudiste haber aparecido en otro momento en el que hubieras sido bastante útil>>, le reprochó. Había momentos en los que sólo quería acabar con su vida y dejar que Abrahel viviera como se le antojara, en esos momentos le hubiera sido útil, pero en ese momento solo moriría de aburrimiento.

Sin poder evitarlo, sonrió con satisfacción al escuchar las palabras de Leah y de Derek, aunque Artemis aún permanecía callada. El apoyo de aquellos dos le sería incondicional y comprendía a la perfección las palabras que le había dicho Leah. Tanta monotonía en esa oficina podía llegar a aburrir, sobre todo siendo una oficina que debía de estar activa, podrían tener el mundo entero en sus manos si se lo proponían y ella se encargaría de que así fuera.

—Ten por seguro, que trataré de evitar a toda costa la monotonía Leah—le comentó—de nuevo, les debo de agradecer el apoyo y el entusiasmo mostrado. Por el momento de mi conocimiento que se había realizado una investigación con Galedra, si se concluyó o no la misma no es de mi conocimiento y por esa misma razón deseo que se realice un informe de la misma y en base a eso comenzaremos a trabajar.—

Ella misma no había participado en esa investigación, se había ausentado durante un tiempo, misma razón por la que había quedado fuera de ese asunto y por la cual se había dedicado a realizar otras actividades.

—Ahora si me disculpan, Derek y yo debemos de hablar en privado —comentó y enseguida observó al Haughton—Derek por favor acompáñame a mi oficina—se levantó y se dirigió a la puerta la cual mantuvo abierta para que el nuevo empleado saliera por ella.

Era el momento de que el Haughton realizara su juramento, cada uno de los empleados del Departamento de Misterios debía de realizarlo antes de comenzar a laborar como tal para cualquiera de las oficinas. A partir de ese momento, en cuanto sellara ese pacto pasaría a formar parte en su totalidad de aquella oficina, se volvería uno más de ellos.

La castaña observó a Kass por un momento, había iniciado una búsqueda desesperada de su bolso y ella le ayudaba. No encontraba una mejor solución, no había otra cosa que pudieran hacer a menos que quisiera morir en el intento de salir de ahí ilesa. Un licántropo no era cualquier cosa fácil a la cual enfrentarse y resultaba una gran desventaja encontrarse en un terreno desconocido en el cual no sabía hacia donde tenía que correr. Rebuscaba entre los arbustos, debajo de las piedras, levantaba la vista con la esperanza de verlo colgado en alguna rama de un árbol pero la búsqueda era inútil.

La Weasley y la Evanik lo sabían, el bolso no aparecía ni aparecería, pero aún había una pequeña y minúscula esperanza de que existiera una salvación para ambas. Continuó con la búsqueda, ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado cuando dejó de escuchar el sonido de los movimientos de su compañera mientras rebuscaba. Se giró y posó su mirada gris sobre la mujer, estaba claro que se rendía.

Ella estaba determinada a encontrar el bolso, aunque sabía que era una idea tonta no le quedaba de otra.

—¡No te rindas! Aún queda algo de esperanza—le dijo a la Weasley, aunque se estaba intentando convencer a ella misma.

Sabía que Kass tenía razón, no había esperanza alguna para ellas y tenía que hacer lo que le pedía, aquella idea simplemente no le gustaba. Tenían caracteres distintos y hacer aquello en otra momento hubiera sido algo divertido, pero consideraba a la Weasley algo un poco más que una compañera de trabajo y dejarla ahí sola a la deriva atada por cuestiones de seguridad no le agradaba, pero debía de hacerlo.

Ya había accedido, aunque continuaría con la búsqueda a pesar de ello. Encontraron un árbol que parecía lo suficientemente fuerte para resistir la fuerza de un licántropo, Kass se colocó en posición para ser atada y Addison con varita en mano le apunto y susurró con determinación:

—Incarcerus—tres cuerdas gruesas salieron de su varita y se dirigieron a las piernas de su compañera, a sus rodillas y a sus manos.—Incarcerus—volvió a susurrar con un tono de voz sin vida. De nuevo de su varita surgieron tres cuerdas, una de ellas iba al torso de la Weasley y las otras dos reforzarían las ataduras de las manos.—Continuaré buscando, tu bolso, o aunque sea un indicio que nos diga donde rayos nos encontramos, estaré cerca por si me necesitas—le comentó con tranquilidad.—Todo saldrá bien...—le dijo al sentir como su amiga se recargaba en su hombro. Le dirigió una sonrisa reconfortante y enseguida se alejó.

La noche se acercaba y debía de darse prisa, buscar una salida o alguna solución para salir de ahí. Corrió con la varita en la mano y se perdió entre los arbustos, miraba fijamente todo pero todo era idéntico, parecía que no se había movido ni un solo centímetro. Nada daba indicio de donde estaba y no podía ir demasiado lejos, dejar a su compañera atada de ese modo en el árbol era algo inhumano.

Su búsqueda no dio frutos, pero el momento llegó, la luna se alzó hasta alcanzar su punto más alto y enseguida supo que pasaría. Llegó corriendo hasta donde se encontraba la Weasley y escuchó su grito de advertencia, se quedó estática, viéndola, justo en ese momento se estaba transformando ante sus ojos, destrozaba las cuerdas con facilidad a medida que su transformación acababa. Quería intentar hablarle, intentar hacer razonar y salir a la parte consciente de Kassandra, pero sabía que aquello era la mayor tontería que se le podía ocurrir.

Sólo le quedaba una cosa: correr. Aún con la varita en la mano y con su pequeño bolso colgando de su hombro se echó a correr hacia el bosque. Sabía que la licántropo la seguiría, ya podía sentir sus pisadas tras de ella, pero eso no le importó. Sentía la opresión de sus pulmones los cuales le exigían que se detuviera a cada paso que daba, sus piernas parecía que no aguantarían más pero aún así continuaba. No sabía a dónde se dirigía, sólo sabía que se tenía que alejar.

Finalmente parecía que encontraría algo, la oscuridad se comenzaba a disipar, los árboles ya no cubrían su vista hacia el cielo y podría esconderse o detenerse y pensar en algo mejor. Cuando llegó a lo que pensó que sería un claro se encontró con lo que menos esperaba, frente a ella se encontraba el centro psiquiátrico al que habían planeado llevar a los chicos, pero tenía un aspecto diferente al que ellas habían visto.

Se detuvo por un momento, lo suficiente para que la licántropo se acercara lo suficiente, pero la imagen le parecía impresionante, el hospital estaba cubierto por una densa capa de niebla y de tan solo verlo pudo sentir que algo ahí andaba mal.

El sonido de las patas se escuchó detrás suyo, lo suficientemente cerca como para que sus sentidos demoniacos lo percibieran y se echara a correr de nuevo hacia el hospital. Entró por la puerta principal y enseguida de ella sabía que venía lo que había sido su compañera.

Un nuevo peligro acechaba ahora al hospital.

Margaret Shilling

El fantasma se regocijaba observando a sus víctimas, en su mayoría ya habían sanado, pero aquellos que no habían despertado habían sucumbido. ¿De qué le servían aquellos que no eran capaces de resistir una simple caída? Si no podían soportar aquello, no serían buenas piezas para su juego, debía de desecharlos como quien sacaba la basura de su casa.

Se había acercado a cada uno de los cuerpos y los había matado con rapidez y los había dejado ahí botados en cada una de las salas. Se enfriaban rápidamente y pronto el hedor comenzaría a molestar a los habitantes de aquellas habitaciones, que estos no le sirvieran en vida no significaba que no fuera a usarlos para su propio bien.

Los había aniquilado y comenzaba su diversión, en esos momentos nada la podía alegrar más, cualquiera que viera su perlado rostro huiría. Sus facciones eran finas, era delgada, pero su rostro mostraba verdadera demencia, como si todos aquellos años de encierro la hubieran vuelto verdaderamente loca. Una sonrisa demente adornaba su rostro, mientras que en sus ojos se podía apreciar maldad pura, probablemente en vida había sido una mujer bastante hermosa, pero estar en el hospital durante tantos años, incluso estando muerta, había hecho que se convirtiera en algo más que un fantasma, en un monstruo.

Su cuerpo fantasmagórico comenzó a deslizarse por entre los ya conocidos pasillos y habitaciones mientras tarareaba una canción infantil. Sus manos las tenía levantadas y en una aparente ilusión parecía ser que deslizaba su dedo índice por las paredes, su recorrido duró cerca de un minuto hasta que se quedó estática y sonrió con malicia. Lo siguiente que sucedió fue que se prendieron todas las luces, de cada una de las salas en las que se encontraban los estudiantes de la Academia y las puertas se abrieron.

Los dejaría libres, eran como pequeños ratones que introducía a un intricado laberinto y ella era la entrenadora de los mismos. Pero primero debía de hacerlos salir de las habitaciones, o al menos a la mayoría, todos debían de llegar a un punto, y ese era el sótano.

Los cuerpos sin vida que se encontraban en las distintas habitaciones se descomponían con rapidez, los cuerpos ya estaban deshechos y un calor sofocante invadió cada lugar haciendo que el hedor se volviera más intenso. Los ojos de aquellos adolescentes comenzarían a escocer y el sudor empaparía sus cuerpos, pero eso no sería todo. Los cuerpos además de descomponerse parecían sangrar, litros y litros de sangre salían de cada cuerpo provocando que los ríos de aquel líquido carmín corrieran bajo sus pies.

Los cuerpos sin vida se movían hacia cada chico, su rostro deshecho era lo único que podrían ver y una mirada penetrante y agonizante era lo que recibirían por parte de ellos. Las voces de los fallecidos retumbaba en la mente de cada uno, <<sálvame>>, <<ayúdame>>, los gritos desgarradores, se podía sentir el sufrimiento, el dolor, la angustia, y la agonía, deberían de salir corriendo de ahí si querían librarse de todo aquello.

El camino a seguir ya lo había marcado, había cerrado cada desviación que había logrado poner y en caso de que se desviaran, siempre podía hacer aparecer alguna ilusión en su mente para hacer que regresaran a su destino. Todo aquello no eran nada más que ilusiones producidas por Margaret, eran cosas que únicamente estaban en sus mentes, la realidad era la misma, nada había cambiado, lo único que había cambiado era lo que ellos creían tener ante sus ojos.

La cacería había comenzado y todos tarde o temprano llegarían al sótano y ella estaría ahí para esperarlos. Se había asegurado de que los chicos que se encontraban ahí aún no salieran, cuando se comenzaran a acercar los demás jóvenes, el sortilegio desaparecería y podrían entrar, pero en cuanto el último entrar la puerta se volvería a cerrar para no dejar salir a nadie.

Pasaron minutos, quizás horas, no estaba segura pero ya todos se encontraban encerrados en el sótano cuando las luces se volvieron a apagar.

—Hora de jugar—se había dicho a sí misma antes de comenzar con su diversión.

Cada grupo que había provenido de las distintas salas había adquirido una forma distintas para los otros, entre los distintos grupos se veían como enemigos, eran peligrosos para ellos y representaban una amenaza, pero entre los mismos del grupo eran ellos mismos. Sus únicos aliados serían las personas junto con las que habían despertado en el hospital.

En la mente de cada uno, sus rivales tenían formas de espectros, eran fantasmas, simulaban serlo, alguno probablemente habría sacado la conclusión de que había fantasmas en ese sitio y no era una mentira, la única diferencia es que en ese momento parecían enfrentarse a una horda de fantasmas y tendrían que intentar salvarse. Debían de detener a los fantasmas, ellos los habían enviado ahí, los habían lastimado y ocasionado el accidente y además los intentarían matar.

La voz de Margaret se escuchaba en la cabeza de cada uno, les susurraba distintas cosas que llegaban a su subconsciente, tales como “debes acabar con él”, “él te intentó matar y si no lo logró ahora lo hará”. Las palabras eran variadas, pero se podía sentir su gélido aliento a la hora de recibir aquellos “consejos”, su voz era de aquellas que hacían que la piel se erizara y que uno sintiera un profundo miedo y desesperación por acabar con él.

Margaret disfrutaba el espectáculo, haría que acabaran entre ellos, no se ensuciaría las manos matando a cada uno, sólo los mejores se enfrentarían a ella, aunque claro, no sobrevivirían, sus poderes eran mayores que los de unos simples magos que apenas estaban en etapa formativa. Después de todo, las profesoras parecían estar lejos, de momento nadie intervenía en sus planes.

¡Hola chicos lindos! ¿Cómo están? *-* Espero que muy bien, bueno, venimos aquí porque tenemos planes malévolos y macabros con ustedes(?) Okey no u_ú venimos a dejarles nueva tarea, sus correcciones para continuar con la clase *-* muchos de ustedes se están esforzando y espero que ese esfuerzo continúe, yo también me estoy esforzando con esto de la clase pero me da gusto hacerlo ;O;

Ahora pasemos a las correcciones, por mi parte estas me correspondieron, cualquier duda, queja o sugerencia que tengan respecto a las mismas pueden enviarme MP o buscarme por msn C: Las dejo en spoiler porque este posteo ya quedó muy enorme. Ahora sí, aquí están:

Pasando a la parte de su tarea me corresponde dejarles la parte de rol, como es lógico, deben de seguir la trama. Quizás ahorita se las complicamos un poco pero va así, primero que nada Margaret el fantasma de cierto modo los guía hasta el sótano, los hace ver ilusiones para guiarlos hasta el sótano y ya en este, se van a intentar acabar entre ustedes. Esta parte creo que es la más complicada, en los grupos que formamos (sótano,cementerio,morgue,etc.) todos los miembros que aparecieron en esa sala, pongamos como ejemplo, la morgue, todos los de la morgue serán aliados, y todos los demás grupos osea los del cementerio, sótano, área psiquiátrica infantil, etc. serán sus enemigos. Para esto se supone que Margaret los hace creer que ellos son fantasmas y esos fantasmas son los que los quieren matar y así los pone a todos en su contra.

La otra parte es que como ven Kass se transformó y de algún modo a causa de Addison acabamos en el Hospital Psiquiátrico, entonces ahora hay dos problemas, hay una licántropo sediento de sangre y ustedes se intentan matar entre sí. Tienen muchísimo material para trabajar así que no hay excusas, dejen volar su imaginación xD

Si tienen dudas ya saben cómo nos pueden contactar.

Sería todo por mi parte *-* tengan un lindo casi fin de semana.

¡Saludos!

El cuerpo de la castaña estaba siendo magullado por manos impuras, yacía sin vida en las manos de un miembro más de la Orden del Fénix y aquellos simplemente le causaba repulsión, no podía soportar la idea de que la estuvieran tocando con tal libertad, como si ellos fueran merecedores de siquiera observarla. Su enojo era demasiado y no podía externar absolutamente nada, era un simple espectro que se mantenía cerca de su cuerpo para cuando volviera a la vida.

Dejaron su fino y delicado cuerpo en una celda y ahí la ataron para finalmente revivirla ¿de verdad la chica le temía tanto? ¿Acaso pensaba que tenía tiempo para ocuparse de ella? Bueno, claro estaba que así pensaba y por ello habían ido a capturarla a su propio hogar, tenía miles de ocupaciones y todo era mucho más importante que estar ahí encerrada, pero ahora ya tenía una buena dosis de tiempo libre estando en un chiquero.

Sintió como volvía a la vida y enseguida observó a su captora la cual se encontraba frente a ella, aunque claramente era irreconocible. La miró con arrogancia mientras escuchaba sus palabras absurdas.

—Claro querida, cómo gustes-dijo impregnando a cada una de sus palabras una dosis de sarcasmo—por cierto, no olvides dejar de atacar gente inocente—le espetó con tranquilidad.

No había elevado la voz, su rostro se mantenía frío y en sus ojos se podía observar el enojo que crecía en su interior, si no se controlaba se transformaría de un momento a otro y aquello era algo que simplemente no pretendía hacer, no les daría el gusto. Soltó un suspiro y sintió algunas punzadas de dolor, probablemente eran sus heridas sangrantes, pero enseguida el dolor desapareció, una nueva figura apareció y la curó, aunque claro estaba, no entraría.