Addison Evanik Haughton

Departamento de Misterios

Addison Evanik Haughton

No tenía idea de cuanto tiempo había pasado, pero de lo que estaba segura era que ya habían pasado un par de minutos y que su abuela, justo en ese preciso instante, no se encontraba en su oficina, pero Kath no le decía nada, de modo que prefirió esperar, en ese momento era lo mejor que podía hacer. Se acomodó en su asiento y abrió la carpeta que sus pálidas manos sostenían, dentro de ella se encontraba el informe que redactaba la última investigación que se había realizado en el departamento mientras ella estaba a cargo.

Abrió la carpeta y sus ojos grises recorrieron con la mirada las primeras líneas, había escrito el informe una semana atrás, pero siempre había sido minuciosa respecto a cualquier cosa que respectara al Departamento de Misterios de modo que lo leyó completo, quizás en algún punto encontraría algo que no fuera de su agrado y aún estaba a tiempo de corregir.

Inmersa en su lectura escuchó como unos pasos se aproximaban antes de que alcanzaran la estancia, por inercia cerró la carpeta y observó al recién llegado desde su lugar. Enarcó la ceja al verlo y escucharlo, aunque apenas le llegaban trozos de las palabras que le dirigía a Kath alcanzó a escuchar y ver lo suficiente como para querer echarse a reír, pero no lo hizo, se limitó a esbozar una sonrisita de suficiencia y hacer un gesto negativo con la cabeza.

Desvió la mirada y miró sus manos, se aferraban a la carpeta la cual no abriría en ese momento, era bastante quisquillosa respecto a su trabajo, sus manos parecían exactamente las mismas de siempre, finas y pálidas, como siempre lo habían sido, pero sentía un vacío en ellas, y sabía la causa, pero no decía o expresaba nada al respecto, se limitaba a no pensar en ello. Se encontraba aún cavilando respecto al tema cuando Kath se acercó hasta ella, la Evanik levantó la mirada y le dirigió una sonrisa seca a la secretaria la cual le informaba que tendría que esperar antes de pasar al despacho de la Black.

— Claro Kath, esperaré, gracias — respondió la castaña al tiempo que asentía.

Soltó un suspiro y miró de nuevo la carpeta, al menos podría continuar con su análisis minucioso mientras esperaba, al fin y al cabo, debía de esperar, la reunión con la directora en esos momentos era algo que le interesaba de sobremanera,

El ascensor se detuvo en la primera planta, y como en repetidas ocasiones, de el salía una persona o dos, en esa ocasión, solo salió una mujer. La fémina recorrió el pasillo sin mirarlo, como si lo conociera de memoria y supiera que fuera a encontrar en cuanto atravesara la puerta, y es que así era, quizás la castaña se había ausentado durante un tiempo, pero aún era capaz de recordar a la perfección el sitio en el que había trabajado durante años.

Observó con sumo interés a su alrededor cuando llegó al Hall Circular, en el cual ya comenzaban a moverse las puertas. Mientras aquel movimiento cesaba la castaña soltó un suspiro y talló ligeramente sus ojos. Unas manchas violáceas se marcaban en la parte inferior de sus ojos debido a la falta de descanso, había bajado de peso, algo apenas perceptible pero fuera de ello, seguía mostrándose igual de altanera que siempre.

Cuando al fin todo dejó de girar se dirigió a la puerta y comenzó a atravesar los laberínticos pasillos hasta llegar hasta su oficina personal. Al internarse en la misma la Evanik se encontró con que la habitación estaba sumida en una penumbra, pero todo estaba tal y como lo había dejado antes de ausentarse. Sus libros en sus respectivas estanterías, al igual que los respectivos artículos de valor que poseía.

Se dirigió hasta la silla y desde ahí se dedicó a quitar la capa de polvo e iluminar la habitación con un simple movimiento de su varita. Hecho eso observó su escritorio, sobre el mismo tenía una serie de carpetas y sobres los cuales estaban ordenados pulcramente, abrió los memorándum uno a uno y los leyó con cuidado, algunos ya no eran de su interés pues su ausencia había hecho que se perdiera de ciertos acontecimientos, mientras que otros los guardó en un cajón.

Cuando hubo terminado observó la carpeta que tenía enfrente, se trataba del informe de la última investigación que había estado a su cargo, lo había terminado de redactar, más nunca se lo había entregado a la directora, y en ese momento debía de ver a la misma. Tenía que darle una buena explicación a su abuela sobre su ausencia, además de comentar algunos temas delicados y prefería hacer eso antes de dar el siguiente paso.

Tomó la carpeta y caminó con lentitud por los pasillos, ni siquiera tuvo la necesidad de fijarse por donde caminaba, sus pies ya conocía el camino de memoria, así que sin darse cuenta ya se encontraba frente a Kath, la secretaria personal de la directora. Observó a la asistente y le dirigió una sonrisa, ya tenían tiempo de encontrarse en aquel lugar de modo que el trato resultaba más cordial.

— Buenas Kath, que gusto verte —le saludó— necesito hablar con la directora, ¿me puede recibir en este momento? —le preguntó.

La mujer le indicó que esperara tras el típico intercambio de palabras y la castaña se dirigió a una de las sillas que se encontraban ahí habitualmente. Observó la carpeta que tenía entre sus manos y se dedicó a juguetear con ella mientras esperaba.

Off: perdonen el mal rol, pero llevo un rato sin rolear, sabrán comprenderme ._.

Clint Rustikov

Oficina Privada de la Directora

Soltó una risita mostrando la diversión que sentía al ver la reacción de Alia, parecía que había logrado provocar la reacción que deseaba en ella. Y además de eso, tenía algo de su parte, la inefable no podía hacer nada sin autorización de la directora del departamento y por lo tanto, aquello causaba más frustración en la empleada. Continuaba riendo y esa razón fue la que le costó la herida en su rostro.

Apretó la mandíbula evitando emitir un grito de dolor, pero aún así no pudo evitar gemir un poco, pero aún así agregó algo:

— Muchas gracias cariño, tendré un recuerdo de ti en el futuro —dijo en un murmullo.

El grito de John fue lo que enseguida captó su atención, <<mi****>>, fue lo más coherente que logró pensar, si el Weasley estaba ahí, probablemente estarían acabados, necesitaba hacerlo callar y probablemente el único modo de poder hacer eso, era provocando que lo mataran. No era la clase de persona que le gustaba traicionar, pero si querían salir todos los demás vivos de allí, alguno debía de sacrificarse.

De momento, permanecería callado, pero no pudo evitar observar de arriba a abajo a la vampira que recién acababa de llegar, se trataba de la misma chica que había intentado provocar, pero no podía negar que al resaltarse sus facciones de los de su raza se veía mucho mejor.

— Vaya, parece que este departamento esconde algo más interesante que cerebros y pociones —dijo en un murmullo.

Off: lamento la tardanza, pero me perdí en algún momento ._.

Recibió el consentimiento de Leah para usar sus notas para comenzar a formar el informe que sería entregado a la directora y reservado en el acervo de la oficina. Enseguida la Evanik, tomó las muestras que había recolectado en la bandeja, las etiquetó y las resguardó, más tarde las colocaría en su respectivo lugar. Enseguida observó el panorama general, el lugar era un desastre, y la idea de usar magia era muy tentadora, pero teniendo en cuenta lo que habían manejado, prefería únicamente utilizarla como auxiliar.

Comenzó con los cadáveres, se acercó primero al de la niña y enseguida comenzó a cerrar las heridas, se ayudó de su varita y de las pinzas e hilo que tenía a la mano, pasó al otro cadáver y pronto ambos estuvieron intactos. Tenía órdenes específicas de entregar los cadáveres como habían sido recibidos, es decir, presentables para los familiares muggles, y aunque no le importaba mucho lo que les pasara o pensaran, era un protocolo que debía de cumplir.

Con ayuda de su varita limpió los cuerpos y enseguida los tapó con mantas limpias, se encontraban tal y como los habían encontrado cuando habían entrado por primera vez en aquella morgue improvisada. Enseguida comenzó con lo demás, recolectó todo el material utilizado y que no se iba a volver a utilizar más, necesitaba ser incinerado y además el lugar debía de ser esterilizado, nada de eso podía volver a ser usado.

Estaba abstraída en su trabajo, ni siquiera notaba al recluso que se encontraba amarrado aún en su lugar, este apenas se movía, respiraba lentamente, pero por momentos se agitaba. No le importaba, la imagen que había visto le había causado asco, y hasta que no estuviera completamente restablecido no volvería a dirigir la mirada hacia el mismo.

Clint Rustikov

Oficina Privada de la Directora

Sus compañeros comenzaban a llegar, de uno, del recién llegado John era el único del que podía sentir un recelo, no sabía si el sería capaz de soportar y retar a los demás para orillarlos a deshacerse de los ladrones. Alia fue una de las primeras que le respondió, y al tiempo alcanzaba a escuchar a Steve retar a la jefa de oficina. El Rustikov comenzó a reír ante la amenaza de Alia, no pudo evitar continuar riendo hasta que finalmente se calmó.

— Claro querida, usaras Legeremancia, y ¿con qué conocimiento? —soltó una risotada y enarcó una ceja— y tranquila, llama a los dementores, somos viejos conocidos, pero antes respóndeme algo ¿de qué te sirve matarme si no tendré alma? No me causarías ningún sufrimiento —sonrió para sí mismo y se relamió los labios.

Las rencillas entre los mismos inefables comenzaban a surgir, chasqueó la lengua y ensanchó más su sonrisa, aún cuando proponían soluciones, seguían mostrándose más alterados que en un principio. Negó con la cabeza para sí mismo y enseguida llevó toda su atención hacia la Malfoy. No borró la sonrisa de su rostro y antes de responder dejó que pasaran algunos segundos y comenzó.

— Bien, si tan sólo necesitas a uno y tus inefables son capaces de matarnos ¿por qué no lo haces? Nos tienes a tres de nosotros aquí, estamos amarrados y nos puedes matar cuando quieras Aiiden ¿qué esperas? Si no te soy indispensable mátame en este mismo momento —mostró sus asquerosos dientes y enseguida observó a los inefables.— Y ustedes se creen tan valientes como para matarme, no son capaces de hacerlo, son simples marionetas de la mujer que tiene la amabilidad de tratarnos con tanta cortesía

Continuó con su sonrisa y observó a Alia, su reacción hacia que la adrenalina corriera por sus venas y que su lengua se soltara con mayor rapidez.

— Vamos Aiiden, ¿qué es lo peor que me puede pasar? ¿Morir? —volvió a reír y se giró hacia Alia— basta de amenazas niña ingenua, tú lo has dicho, sólo esperas la orden para tocarme, ¿por qué no en vez de jugar a la chica mala te vas por ahí a jugar?

Sabía que se estaba ganando un boleto directo para que comenzaran a torturarlo, pero no le importaba, se la estaba pasando en grande. Fue en ese momento en que una chica, Aicitel, pidió permiso para salir y enseguida la acompañaron otras dos más. El Rustikov sonrió y enseguida dijo en voz alta:

— Que débil —comenzó a parafrasear— que vulnerable

Miró hacia arriba y sonrió para sí, sus sonrisas ni siquiera iban de acuerdo al momento, pero por alguna razón se sentía complacido. Le estaban dando la importancia que nunca había tenido, si no fuera necesaria su presencia, estaba segura de que Aiiden ya lo hubiera matado, pero ese era el punto, no estaba muerto, aún lo necesitaba, y sabía que por más amenazas que pronunciaran, no se atreverían a hacer mucho.

La amenaza pronunciada por la directora hacia los ladrones lo hizo quedarse pensando, en realidad morir no era algo que estuviera en sus planes, pero ¿por qué no pronunciar un par de palabras que posiblemente provocarían un poco de ira?

— Vamos Aiiden, veremos que pasa en cinco horas ¿no chicos? —dijo seguro de sí mismo, aunque no estaba seguro de la respuesta de los otros, algunas veces le habían parecido un poco más débiles...

Sonrió al ver a su sobrina y enseguida buscó con la mirada a algún vendedor, aunque no era muy clásico verlos en los partidos de Quidditch en ese partido de exhibición si se presentarían. Le solicitó una cerveza de mantequilla y mientras se acercaba comentó.

— Sí, el verano no es cómo lo estaba esperando, pero no está tan mal, ha habido peores calores en otros lados —dijo mientras tomaba la cerveza que le ofrecía el vendedor y la pagaba— no quiero que te mueras de sed linda —le entregó la bebida a la Lockhart y volvió su atención a los jugadores.

— A nadie le gustaría, no creo ni siquiera que tenga amigos, no se como convive con ella el equipo —comentó a su sobrina. De verdad que aquella mujer parecía detestable.

Enseguida el juego comenzó a tornarse más interesante, comenzaba a sentir la adrenalina de un partido. La castaña se movía en su asiento constantemente al ver como la pelota iba de un equipo a otro, era el modo en que reflejaba la frustración que sentía por no querer ver a su equipo perder.

— ¡Sí! ¡Vamos! ¡Wooo! —gritó ante la anotación de los Chuddley, movía su banderín enérgicamente y no perdía de vista a los jugadores, sus ojos viajaban de la quaffle, a las bludgers y en los momentos necesarios a los buscadores. — ¡Oh, vamos! —gritó frustrada al ver que los Arrows anotaban.

El partido continuó, y perdió de vista la quaffle cuando inició la lucha entre los buscadores, pero enseguida se desvió la mirada hacia la jugadora del equipo contrario que estaba perdiendo el control. Aquel asunto despertaba su curiosidad, pero en ese momento por su sangre corría el deseo de ver ganar a su equipo, por lo que comenzó a festejar de nuevo cuando los Chuddley hicieron sus respectivas anotaciones.

— ¡Sí! —gritaba, pero de nuevo su atención volvía a la golpeadora que había perdido el control de su escoba— ¿qué crees que le pase Boo? No es normal, parece que alguien la ha hechizado, es eso o no es capaz de mantener el control de su escoba —comentó— mira Boo, ahí van los buscadores de nuevo, y la quaffle la tienen los Chuddley, parece que todo apunta a que será una victoria para ellos

Se encontraba ya al borde del asiento, ya no seguía la quaffle, el constante movimiento de los buscadores era lo que captaba su atención, en cualquier momento, cualquiera de ellos atraparía la snitch y el partido finalizaría.

El hombre parecía atontado, quizás la dosis de poción había sido demasiado, le habían administrado la cantidad suficiente para tres personas y al parecer había bastado para que el hongo retrocediera. A decir verdad, resultaba bastante asquerosa la imagen que ofrecía aquello, pero ya lo habían logrado, sólo debían de poner cómodo al recluso y de eso ya se había encargado Leah. Lo había colocado sobre una camilla, aunque aún seguía atado, la Evanik, con un movimiento de su varita apareció una sábana sobre él.

Quizás aquel gesto parecía demasiado "amable", pero lo hacía para evitar mirar el hongo y que el hombre mantuviera la misma temperatura corporal, por más que sintiera aversión hacia su condición muggle, no podía dejar que muriera por cualquier tontería.

— Bueno, será quizás por la excesiva cantidad de poción o el mutágeno comenzaba a actuar rápidamente sobre su cerebro y esta comenzando a recuperar las pocas facultades mentales que tenía —dijo— aunque parece que no hay mucho de que preocuparse— finalizó en un murmullo.

Observó la morgue improvisada y miró los cadáveres medio abiertos, era hora de poner todo en orden, realizar el informe necesario y colocar las pociones en la respectiva reserva que había en el Departamento de Misterios. Finalmente aquello llegaba a su fin, y aunque el aparente trabajo más pesado ya había finalizado, aún debían de concluirlo.

— ¿Quieren hacer el favor de vaciar las pociones en sus respectivos frascos y llevarlos a su lugar? — les pidió y enseguida sonrió— yo limpiaré aquí, pero necesito los informes respecto a las pociones que realizó cada uno, y Leah, si no te importa, podemos utilizar las notas que tomaste para comenzar a redactar el informe que se entregará a la directora ¿te parece?

Esperaba la respuesta de la Ravenclaw, pero mientras tanto, para no perder el tiempo, tomó una bandeja y colocó ordenadamente las muestras que se habían tomado de los cadáveres. Lo más coherente era que se deshiciera de ellas, pero las guardaría, quizás en algún momento les serviría de algo tenerla, por el momento, lo único que le importaba era terminar el informe y entregárselo a la directora, para enseguida distribuir las respectivas pociones para los muggles infectados.

Off: Espeor a que alguien me haga puente para dejar el rol de Clint

Hola(?) Yo vengo porque a mi me dijeron que si me pasaba por aquí, me regalarían algo, así que vengo por mi regalo(?) Bueno no, pero ya vine Monopolio u_ú (el referido me entenderá(?)) tarde pero vine, así que dejo la ficha, aunque ya sabes que quiero mi lugar cómo lo tenía antes, no recuerdo que lugar tenía, pero lo quiero o.ó

~•~ ╬ Ficha de Registro ╬ ~•~

 

 

Nick: Addison Evanik Haughton

Fecha de Cumpleaños: 07/07

¿Predilección por alguien para ser tu padre/madre?: ._. creo que quiero ser amiga o familiar lejano de la familia ._. quiero a Kurt como mi padrino o.ó(?)

¿La Ravenclaw será tu familia adoptiva o sanguínea?: Ninguna xD

¿Perteneces a otra familia? ¿Cual?: Felagund-Evanik y Haughton

Facebook (para agregarte el Grupo): ya me tienes agregada pez /o/

Bando (si no tienes bando, poner neutral):neutral

Elfos: Kermit y Ellie

Mascotas (que hayan sido registradas y pagadas al MM): 1 Lechuza, 1 Micropuff, 1 pulpo y 2 caballos

Link a tu ficha de personaje: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=85336

Link a tu bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=86162

Ya cumplí lo que me pidieron xD

Saludos

El Estadio New Trafford era un lugar en el que la castaña nunca se había presentado, más aquella ocasión lo conocería. El Quidditch era un deporte que le causaba una especial pasión, y aunque no tenía una escoba propia o no practicaba el deporte como tal, a la joven Evanik le gustaba ver los partidos de vez en cuando, pero en aquella ocasión asistía por su sobrina, habían acordado de encontrarse en el lugar.

Se trataba de un partido amistoso según le había comentado Bodrik, Chuddley Cannons vs. Appleby Arrows, si se trataba de apoyar a algún equipo la castaña prefería mil veces apoyar a los Chuddley Cannons, y esa era la razón por la que llevaba guardada entre la capa, unos banderines del equipo para mostrar su apoyo.

Llegaba tarde ya al estadio, diversas circunstancias la habían hecho salir tarde de casa y se había entretenido un poco en la entrada, pero en ese momento ya corría hacia las gradas, donde había acordado encontrarse con su sobrina. Por supuesto, aún a pesar de la habilidad recién adquirida para correr con tacones, se le dificultó moverse por entre esos sitios, y por eso mismo aminoró el paso y al final acabó caminando con toda tranquilidad, dejando que la ligera brisa despeinara sus cabellos castaños. Al menos, esa era la única dificultad que le había presentado su atuendo, debajo de la capa negra que la cubría, llevaba unos jeans y una blusa de color rojo, que se ceñía mostrando su delicada figura.

Cuando localizó a su sobrina con la mirada se acercó hasta ella y depositó su mano sobre su hombro para llamar su atención y enseguida le dio un beso en la mejilla a modo de saludo.

— Hola linda, parece que he llegado justo a tiempo —comentó mientras observaba como las pelotas salían al campo.

Por un momento observó la snitch y enseguida la perdió, y enseguida comenzó a seguir el camino de las bludgers y de la quaffle, de la cual había tomado posesión un miembro de los Chuddley Cannons y enseguida comenzó a pasar a otras manos. El furor de ver el partido, el conocer aunque fuera un poco del mismo y la emoción de apoyar a un equipo e intentar encontrarle defectos al otro, era algo que formaba parte de Addison cuando veía un partido y aquella ocasión no sería la excepción.

Sacó los banderines del bolsillo de la capa y le ofreció uno a Boo y enseguida al ver una jugada sin poder evitarlo gritó:

— ¡Vamos! ¡Ustedes pueden! —gritó. Sabía que era un encuentro amistoso, pero eso no evitaba la emoción. Enseguida observó a la golpeadora de los Appleby Arrows y no pudo evitar sentir aversión hacia ella— parece que si alguien pierde, no le gustará nada, ni siquiera aunque esto sea un partido amistoso —le comentó a Boo.

La agresividad del hombre y el no ver del todo la reacción al derramar la poción sobre el brazo del recluso, la hizo quedarse quieta por apenas una fracción de segundo, pues no tuvo tiempo para más. Leah se unió de nuevo, y aunque su semblante parecía de nuevo el mismo, podía alcanzar a notar la palidez. Era obvio que el asco que había soportado durante ese largo tiempo había alcanzado su límite, y era obvio, no era muy agradable ver ese espectáculo si no se estaba habituado a ello.

Aún a pesar de ese suceso, la Ravenclaw se encargó de someter al hombre y enseguida, tras golpearlo, lo obligó a tragar la poción que había preparado. El hombre no pudo evitar tragar, el pobre ya no podía hacer más por si mismo, ya ni siquiera tenía el privilegio de caminar debido a su agresividad.

— Por lo menos, además así permanecerá un poco más tranquilo —hizo una pausa y agregó— espero...

Murmuró esas palabras mientras Derek vertía su poción en la boca del hombre. El mortífago se había comportado con mucha más amabilidad a comparación de la Ravenclaw. De algún modo u otro, quizás por la actitud del mismo o por el efecto de las cuerdas o las distintas pociones, el preso había tragado obedientemente y no había tratado de resistirse.

Las pociones usualmente tenían un efecto rápido, eso era en absolutamente la mayoría de los casos, un efecto instantáneo, el hombre tenía una combinación de tres pociones en el organismo, y por lo tanto, quizás debían de actuar más rápido o quizás no. Se trataban de un experimento y no tenían ningún parámetro con el cual guiarse.

Se cruzó de brazos y pasaron largos minutos, el hombre no se movía, reposaba pasivamente sobre el suelo sin hacer el más mínimo movimiento. Los minutos parecían eternos y en un principio parecía ser que ninguna de las pociones había funcionado, la Evanik incluso llegaba a temer la muerte del hombre, después de todo, le habían administrado tres pociones sin pensarlo, simplemente habían reaccionado por instinto.

Por un momento el hombre se quedó inmóvil, la Evanik pensó que ya estaba muerto, y por simple precaución se acercó y lo movió con la punta del pie. Tardó varios segundos en reaccionar, pero el recluso dio muestras de vida, al menos ya se notaba su respiración. Al observar aquello la Evanik se alejó a una distancia un poco más prudente pero observó el sitio donde anteriormente había aparecido aquella especie de hongo sobre la piel del hombro.

El aparente hongo parecía haberse detenido, si sus ojos no la engañaban, parecía que retrocedía lentamente. En ese momento a la Evanik poco le importaba que retrocediera, si no el hecho de que hubiera dejado de avanzar era lo más importaba, quería decir que alguna de las pociones. Quizás una hubiera funcionado o la combinación de las tres hubiera provocado el cese del mutágeno, no lo podían comprobar y no le interesaba comprobarlo, pues había funcionado.

Aún no sabía si lograban desaparecer el mutágeno por completo, tendrían que dejar pasar varios minutos, quizás algunas horas para observar el resultado final.

— Nos merecemos una felicitación, al parecer lo hemos logrado —dijo en voz alta mientras señalaba el cuerpo del recluso.

Había dibujado una sonrisa de satisfacción en su rostro, no estaba demasiado segura de cuál poción había dado en el blanco, o si las tres funcionaban por igual, fuera cual fuese el caso, las tres en conjunto parecían hacer un buen trabajo.

Clint Rustikov

Oficina Privada de la Directora

Siguió con la mirada el rostro de Steve, el cual se movía, había sido capturado también y si él estaba ahí, pronto los otros estarían acompañándolos, aunque dudaba mucho que alguno revelara alguna información, o al menos eso esperaba. Él se encontraba seguro de sus ideas, de que no abriría la boca ni siquiera aunque estuviera al borde de la muerte, pero sabía bien que no lo dejarían morir, servía más vivo que muerto y eso era algo que no podían negar.

El ruso escuchó a Aicitiel, la chica se encontraba segura de que hablaría si Alia comenzaba a administrarle ese veneno, cosa que sería un completo error, quien sabe, quizás en una de esas acabaría muerto por culpa de una inefable y con ello, todo lo que tenía por decir se iba a la tumba. Mostró los dientes en una sonrisa grotesca al escuchar el grito de la Crouchs, el gesto deformaba su rostro, nunca había sido demasiado atractivo y con el paso del tiempo la vida se había encargado de demacrar más su rostro.

— Tú eres la que no quiere que muera, si no ¿por qué me mantienes vivo a mí? —preguntó en tono retador.

Ya se encontraba cómodo en su silla, aún a pesar de las ataduras, mostraba relajación, sus músculos claramente habían dejado de apretar la silla pues la tortura se había acabado, o al menos por parte de la Slytherin. Se encontraba plácido escuchando, hasta que observó a la Black, la jefa de oficina le hablaba en tono amenazador, claramente intentaba asustarlo, pero era un ruso, por naturaleza no sentiría temor alguno.

— Tú eres la que las complica, si tantos deseos tienes de que muera ¿por qué no lo haces de una buena vez? O qué ¿acaso no tienes lo que se necesita para matar? —dijo en ruso.

Sabía que la Black entendería su idioma natal, y quería provocarla, ya le había formado heridas y sus inefables también, pero ¿qué mas daba un poco más de sufrimiento? De todos modos, podía estar ahí todo el día, toda la semana, todo el mes, aguantaría hasta que su vida se viera consumida o hasta que se cansaran, cualquiera de las dos opciones resultaba buena.

Clint Rustikov

Oficina Privada de la Directora

El dolor parecía invadir cada una de sus terminaciones nerviosas, su pulso se había acelerado y se sentía como si su corazón de un momento a otro se fuera a salir de su pecho. Deseaba gritar con todas sus fuerzas, soltar un alarido de dolor que se escuchara por todo el lugar, pero su orgullo y lealtad eran demasiados. De modo que simplemente se limitó a morder su lengua y a tensar la mandíbula cada vez que le clavaban alguna de las varillas.

Sus ojos viajaban de un lado a otro, analizaba los rostros de los que alcanzaba a ver en cuanto no le aplicaban una tortura y trataba de no perderse ninguna palabra. Las reacciones eran lo que más captaban su atención, el enojo que comenzaba a provocar su silencio, sí, aún a pesar del dolor que sentía se podía regodear de aquello, aún podía causar desesperación y ver la conmoción en los rostros de los inefables.

Su situación no era la más favorable, viendo el panorama en general, no se encontraba en posición para poner resistencia, pero aún así lo hacía. Lo habían atado, cortado, torturado, casi lo habían envenenado y curado y aún continuaba ese suplicio pero ¿acaso le importaba? ¿Acaso se redimiría ante aquel grupo de inexpertos que no sabían utilizar la mina de oro que tenían detrás de esas puertas?

Sí, él que había ayudado a los otros hombres a realizar aquel robo les había hecho ver a aquellos hombres desde un principio que sus ideas podían llegar mucho más lejos, que se estaban limitando tanto o incluso más que los propios inefables, de tal modo, habían logrado maquilar un plan que los haría imparables si todo salía como deseaban.

Volvió su mirada hacia dos de las chicas llamaban su atención, la ansiedad parecía estar a punto de superarlas, se dejaban llevar por sus emociones con tanta facilidad, y ya lo había visto. Le parecían débiles, pero parecían capaces, todas podían llegar a tener un enorme potencial, más no le interesaba, sabía que por más que saliera vivo de ahí, no lograría hacer de ellas unas aliadas.

Alia, fue la última en hablar, entendía a la perfección sus palabras y lo único que se limitó a hacer fue esbozar una sonrisa irónica, deseaba provocarla y ver que tan lejos podía llegar. No le importaba morir, y no pretendía decir nada, con el tiempo había aprendido del modo más duro a ser leal, leal a sus actos, a sus aliados, a aquellos con los que se veía implicado en actos que no eran considerados del todo honestos.

— Quiero ver que lo hagas —fue lo único que dijo.

Había roto el silencio, aún a pesar de haber decidido abrir la boca, no lo había hecho exactamente para hacer lo que los inefables deseaban, no les iba a dar tan fácil lo que querían.

— Quizás... —dijo en voz muy baja ante las palabras de Derek.

Tenía la firme esperanza de que así fuera, pues no podía ser que el único muggle que había llegado vivo hasta ese laboratorio, resultara ser inmune ante aquel extraño mutágeno. Observó su caldero e hizo unos cuantos movimientos más, agregó, mezcló, observó hasta que finalmente bajo el fuego para dejar una poción de color violacia que apenas dejaba salir unas volutas de humo. Se aseguró de que el fuego fuera adecuado y enseguida se acercó al mortífago para observar la historia clínica más de cerca.

Se trataba de un hombre que al parecer había sufrido de traumas desde muy pequeño, no sólo en el ámbito físico, si no también en el psicológico, lo que probablemente había causado en gran parte de todo el daño que había sufrido su cuerpo. Lo que más captó su atención fueron las convulsiones, de algún modo aquello podía ser un factor para que lograra un medio de contagio, las víctimas que estaban sobre la plancha tenían algún antecedente que se relacionaba con su sistema neurológico.

Los antidepresivos no le parecían extraños, y si los había dejado probablemente les convenía debido a que con una continua depresión toda reacción inmune ante un virus como el que tenía enfrente sería débil. Nunca había anhelado tanto que la depresión existiera, en ese momento parecía de lo más ideal que el recluso tuviera ideas suicidas.

— Pareciera que todo lo apuntara para que fuera un buen candidato... —comentó mientras con sus ojos seguía leyendo el resto de la historia.

Más adelante no había nada interesante más que los desmayos, que quizás lo podían atribuir a otra cosa, pero el esfuerzo física seguía siendo más probable. Se alejó de nuevo de Derek y se acercó a su caldero mientras prestaba atención a las palabras del inefable, no entendió su frase y escuchar como tronaba su cuello por un movimiento violento hizo que la Evanik levantara la mirada.

El Lucien tenía la mirada clava en el cristal que separaba el laboratorio de la morgue improvisada, enseguida Addison dirigió su vista hasta aquel sitio y bastó solo una ojeada para comprender el por qué del súbito silencio. La imagen que presentaba el hombre podía resultar perturbadora, pero más que eso, resultaba grotesca, era simplemente algo asqueroso, pero aquello podía ser toda una fortuna para los inefables.

— El mutágeno se está expresando físicamente —dijo sin pensarlo dos veces— debemos de hacer algo o el morirá más rápido que los demás —comentó al ver la rapidez con que el hongo se expandía. Enseguida se giró hacia los calderos y tonó un frasco— cada uno llene un pequeño frasco con la poción que ha realizado, quizás no este listo, pero es mejor comenzar a experimentar antes de que nuestro conejillo de indias muera

Mientras decía aquello había tomado una especie de cucharón pero de tamaño muy pequeño y un embudo, el último lo había colocado sobre el frasco y con el cucharón había vaciado parte de la poción hasta que el frasco se hubo llenado. Enseguida se colocó con rapidez el traje que utilizaban como protección y se internó en la morgue. Se acercó al hombre, el cual ni siquiera parecía notar su presencia, estaba más preocupado por intentar parar a aquella especie de hongo que se extendía rápidamente por su piel.

— ¿Ingerido o aplicado? —dijo en voz alta. Tenía la poción en su mano enguantada, pero había un problema, podía ingerirla, pero en ese caso, el hongo estaba explícitamente en su piel, quizás podían utilizarla en su piel y ver qué era lo que sucedía, pero no estaba demasiado segura.

Dudo un momento antes de dar un paso, su poción aún a pesar del color violáceo temía que por esa misma razón no fuera demasiado buena al ingerirla, de modo que tomó con fuerza el brazo del recluso, el cual forcejeó e intentó zafarse, pero aún así antes de que soltara un golpe contra ella, la Evanik dejó caer unas gotas de la poción en el antebrazo del hombre. Enseguida tuvo que alejarse, había estado a punto de recibir un golpe en el estómago por culpa de la paranoia del recluso.

Sí, quizás podían realizar un imperio para controlarlo, pero no quería meterse con ningún asunto que tuviera que ver con la mente o cerebro de la persona, en ese momento lo mejor era no hacer ninguna intervención más que con la poción, o al menos eso pensaba la castaña.

Off: Derek, juraba que no me habías contestado, perdón u_ú

Oficina Privada de la Directora

Reunión con los Inefables

— Las personas... —agregó a la pregunta de Alia.

Le había sorprendido la reacción de Jessie, nunca había esperado ver a la chica hablar con tanta firmeza, pero aún así sonaba demasiado dulce para su gusto. Quizás la costumbre de convivir con mortífagos a los cuales no les importaba ver derramada la sangre, pero aún así, el trabajo que hacían las chicas por intentar obtener la información era admirable, pero prefería utilizar algo más agresivo que una doxy.

Alzó las cejas al escuchar la idea de Alia, la chica la había tomado realmente por sorpresa, ella tenía las mismas ganas de aplicar una maldición imperdonable, pero no lo creía conveniente. De todos modos, las ideas de la chica le resultaban bastante agradables.

— Quizás a falta de maldiciones imperdonables podamos ocupar otra cosa... —dijo en un murmurllo y se acercó hacia el hombre. Colocó su zurda sobre su hombro en un gesto aparentemente casual— hay cosas que te pueden hacer sufrir mucho más, y que te dejarán marcas por mucho más tiempo —finalizó en un susurro.

No pudo evitar esbozar una sonrisa de suficiencia, finalmente se puso de frente al hombre y en su mano izquierda apareció un pequeño frasquito, poseía una poción incolora, pero los conocedores sabrían que se trataba de Veritaserum. Se acercó con lentitud al hombre y colocó su mano sobre su cuello, de un segundo a otro hizo presión sobre su cuello sin llegar a hacerle ningún daño.

— Tú prefieres el método, abrir la boca por ti mismo o ver que método del todo los propuestos funcionan mejor —hizo una pausa y se acercó al oído del hombre —si elijes lo segundo, créeme que me aseguraré de que te arrepientas —se alejó del hombre y se cruzó de brazos.

Levantó las cejas ligeramente al escuchar las palabras de Derek, al parecer el comportamiento del recluso era enteramente normal, claro esto respecto a la situación. Al parecer el hombre al verse sometido en una situación de presión reaccionaba de aquel modo, su cerebro pronto no sería capaz de soportar la situación y comenzaría la agresividad, de modo que no podrían tomar en cuenta aquello como un síntoma.

Observo su reloj de muñeca y tomó la cuenta el tiempo que había pasado desde que el recluso había sido encerrado y además, se cercioro de que su poción no estuviera demasiado tiempo bajo el fuego.

— Bueno, parece que el mutágeno no actúa demasiado rápido, o no tan rápido como pudimos pensar. Quizás se trate de una variante de una persona a otra, dependiendo de sus antecedentes médicos y demás —comentó. Hizo una pausa y enseguida le pregunto a Derek algo que se le había pasado por alto— por cierto, ¿el hombre tiene alguna historia clínica? Es importante tenerla...

Tras decir aquellas palabras dio un último vistazo al recluso y enseguida volvió la mirada a su caldero, enseguida coloco otros cuantos ingredientes y revolvió. Apago el fuego y volvió a manejar los ingredientes con sus manos, las cuales parecían moverse con experiencia, más no era así, aún a pesar de su conocimiento la castaña lo veía insignificante. Las pociones eran tan complejas y diversas que nunca terminaría de conocerlas. Y aquel que pudiera jactarse de decir que conocía todo acerca de ellas las consideraba podía llegar a ser incluso la persona más ignorante en el tema.

Continuó moviendo sus manos y se dio cuenta de que ya estaba en la recta final, después de tanto movimiento al fin lo había logrado. Quizás no funcionara por completo pero al menos no había ocurrido ningún accidente hasta el momento.

Observo el interior del caldero, la poción ya había adquirido un color verde brillante, era un buen indicador, al menos no seguía un mal camino, aunque no podía definir en realidad que color podía adquirir o cuál sería el efecto de la misma, quizás en lugar de ayudar empeoraría la situación del enfermo.

Off: perdón si tiene errores pero lo hice desde el cel

Oficina Privada de la Directora

Y enseguida pasó, la voz de su abuela llegó hasta sus oídos y acto continuó la joven Evanik abrió la puerta. En el interior se encontró con la figura de su abuela detrás de su escritorio y una figura más sentada del otro lado, solo alcanzaba a ver la espalda del hombre, pero aún a pesar de que sabía que algo estaba mal ahí se adentró en el despacho. Cerró la puerta tras de sí y enseguida tomó asiento en una de las sillas.

Alcanzó a ver al hombre y asintió ante las palabras de la Black, no mostró ni sorpresa ni desagrado al escuchar o ver las acciones de la directora del departamento. Más en su interior, comenzaba a cuestionar esa situación, ¿cómo era que aquel hombre estaba sentado ahí tranquilamente? Y ¿por qué su abuela era la única que había descubierto a aquel hombre? ¿Por qué nadie más había encontrado pistas? ¿Cómo ella había adquirido esa información? ¿Cómo ella era capaz de afirmar todo aquello?

No tenía ni la más mínima respuesta a esas preguntas, pero su gesto y su mente eran impenetrables, simplemente se limitó a asentir y responder las preguntas que le solicitaba la Black.

Había abierto la boca para informarle a su abuela respecto a los recientes descubrimientos hechos en su oficina, pero el tiempo no alcanzó, pues enseguida Jessie y sus empleados irrumpieron en la habitación. Esta vez conoció el nombre del hombre y cuál era la verdadera razón de su estancia ahí. Su rostro no reflejó ningún gesto al enterarse que habían sido tres ladrones, pero eso hizo que en su mente surgieran más preguntas ¿cómo era que su abuela había encontrado a un hombre que sabía todo del robo? Resultaba mucho más fácil encontrar a los ladrones que a un informante.

La Evanik observó con desaprobación a la chica que se había alterado ante la presencia del hombre, había perdido todo decoro o todo indicio de madurez que podía haber en ella. Finalmente su abuela la hizo guardar la compostura y enseguida le ordenó tanto a Jessie como a ella misma hicieran abrir la boca del hombre.

— De acuerdo —murmuró. Su voz había sonado fría e indiferente.

No reaccionaría como la otra chica, si temperamento era mucho más calculador, mucho más calmado, prefería utilizar una tortura psicológica y enseguida recurrir a la física.

— Por cierto, de momento es Erumpent y algo bastante ancestral, demasiado difícil de conseguir —comentó a la Black en referencia a su lo robado en su oficina.

Enseguida sacó la varita y se cruzó de brazos observando a Jessie, la miró y esbozó una sonrisa maliciosa, enseguida desvió la mirada hacia el hombre que había quedado malherido y dejó que una risa escapara de sus labios. Aún tenía preguntas, pero más tarde respondería a estas, encontraría las respuestas.

— El honor de comenzar es tuyo —le indicó a Jessie en un gesto teatral.

Oficina Privada de la Directora

La Evanik, sin demorar más tiempo y tomando las carpetas comenzó a recorrer la habitación que almacenaba las pociones y los pergaminos con las descripciones de los hechizos. Primero que nada tomó la carpeta que contenía el inventario del último mes, este contenía varios pergaminos y enumerados y ordenados alfabéticamente se encontraban los nombres de las pociones que había en el Departamento de Misterios.

En las estanterías las pociones se encontraban resguardadas tras un vidrio delgado pero resistente, se necesitaba utilizar magia para poder tomar una poción. Estas pociones al igual que el inventario se encontraban organizadas por secciones y dentro de las mismas se encontraban ordenadas alfabéticamente, tal y como se encontraban en el inventario.

La castaña se acercó a un extremo de la habitación y comenzó con el trabajo ignorando a todos, tardó varios minutos en pasar de una poción a otra y finalmente cuando se encontró frente a los frascos de ingredientes encontró un vacío. Lo primero que notó fue que faltaba el cuerno y la cola de Erumpent. Tomó el frasco vacío y lo colocó sobre la mesa que se encontraba debajo de las repisas, enseguida tomó otro frasco más, se trataba de uno que contenía tármica.

Ambos frascos los dejó en la mesa y continuó con su trabajo, como ya suponía encontró que faltaba la solución para mantener vivos los cerebros que se encontraban en la Oficina de Investigaciones Alternas. Continuó revisando, no tenía ni la más mínima idea de cuánto tiempo había pasado, pero había llegado a la cuarta parte cuando encontró que no había ni un sólo frasco de una vieja poción utilizada para mantener con vida a alguien.

La Evanik meditó por un momento intentando encontrar relación alguna entre los ingredientes y las pociones faltantes. No encontraba relación aparente, pero no pudo pensar o investigar más en los estantes pues una misiva había ingresado a la sala y llegado hasta sus manos. La Evanik la leyó con rapidez y enseguida salió de la habitación. Dejó la carpeta sobre la mesa y dejó todo en orden, sin mover absolutamente nada y enseguida se dirigió a la oficina de la directora.

Después de recorrer varios pasillos se encontró con el conocido rostro de Kath, la secretaria personal de la Black, enseguida le anunció a la mujer que se dirigía a ver a su abuela y esta le dio carta libre para poder tocar la puerta. La mortífaga se acercó a la puerta de caoba y tras un simple "toc, toc, toc" esperó, al parecer las noticias eran buenas.

La base de aquella poción estaba lista, el antídoto para la poción multijugos yacía en su caldero burbujeando, bajo el efecto de un fuego muy bajo. Había ido y venido por diversos ingredientes para poder completar la poción, había removido y revisado que todo saliera a la perfección, no quería dejar escapar ni un minúsculo detalle.

Ahora que ya tenía el antídoto preparado era hora de pasar a lo siguiente, tomó los ingredientes de la siguiente poción y al tiempo que apagaba el fuego comenzó a agregarlos lentamente. Con un agitador en mano iba removiendo y observaba el cambio de coloración que se presentaba, al verlo lo anotaba con rapidez para enseguida continuar. Continuó así hasta que hubo concluido con todos los ingredientes de la segunda poción, nada había sucedido y parecía que podría ser un éxito.

Tomó las plumas de Jobberknoll y las agregó, aquel paso era uno de los que más le causaban interés, las había machacado en el mortero hasta crear un polvo fino y tener la cantidad necesaria. Todo aquello lo había realizado de un modo muy minucioso y en ese momento removía la poción y observaba los efectos, la poción adquirió una tonalidad verde pálido. El color no le dio buena espina pero era mejor continuar, de modo que volvió a poner el fuego bajo y dejó que la poción se calentara un poco, las plumas eran un ingrediente que podría resultar difícil de manejar.

En ese momento dejó a un lado su concentración y observó al hombre al otro lado del laboratorio, parecía encontrarse en un momento de ensoñación y la castaña no sabía si aquel sería su estado natural o el mutágeno comenzara a hacer efecto. Observó el reloj de arena que había aparecido Leah y enseguida el suyo propio.

— Derek, ¿llegaste a ver al hombre en su estado "natural"? —preguntó al chico— tenemos de dos, puede que esté a punto de pasar algo, o se está volviendo loco, ese comportamiento no se acerca ni remotamente a lo normal —murmuró.

El hombre aún continuaba tirado en el suelo, no había cerrado los ojos y apenas si se notaba que parpadeaba, de vez en cuando se le notaba un espasmo, quizás se tratara de un tic debido a la presión de estar encerrado o quizás no. Mordió su labio y negó con la cabeza al imaginar que pasaría por la mente del hombre ¿qué era lo que imaginaba que lo rodeaba? Por como movía sus manos y las acercaba al cadáver más cercano a él, estaba segura de que sus ojos ya no le mostraban la realidad.

La castaña observó la reacción de Arthur, parecía que el esperaba otra cosa y no una investigación en ese momento. La Evanik no haría eso, aquella oficina tenía si no trabajo en exceso, pero si el suficiente para mantener a todos sus empleados ocupados y no podían darse el lujo para perder el tiempo por el departamento, después de todo, el mejor modo de conocer el Departamento de Misterios era explorando y perdiéndose.

— No Arthur, aún no sabemos que cosas se han robado, es por ello que en estas carpetas —hizo un ademán con la mano— se encuentra el inventario realizado en los últimos meses, esto lo cotejaremos con lo que tenemos en físico para comprobar que se han llevado —explicó.

Abandonó su silla y les indicó a Vane y a Arthur que la siguieran, irían al sitio en el que se encontraban todas las reservas de las pociones que albergaba ese departamento. No dejaría a los chicos solos, por supuesto que no lo permitiría, tenía confianza en ellos, pero el asunto era delicado y además eran nuevos en aquello. Asintió ante las palabras de Arthur, estaba segura de que darían lo mejor de sí.

Abrió la puerta de madera y esperó a que los chicos la siguieran, cerrando la puerta de su despacho tras de sí, antes de abandonar la habitación había tomado las carpetas y ahora los guiaba por una serie de pasillos. Sus pies conocían el camino a la perfección de modo que no tenía que pensar si quiera cuál sería su siguiente paso. Después de recorrer lo que parecía ser un laberinto llegaron frente a una puerta de madera, era simple y sencilla a la vista, no tenía ningún grabado ni alguna placa que indicara que albergaba la sala, simplemente se encontraba ahí.

La Evanik abrió la puerta y atravesó el umbral, les indicó a los chicos que la siguieran y cuando pasaron cerró la puerta tras de sí, la habitación se encontraba tenuemente iluminada, las paredes estaban cubiertas de estanterías y todas estaban repletas de pociones. Las estanterías estaban cubiertas por una especie de vidrio que los protegía del ambiente, debajo de estas repisas se encontraban una serie de mesas que parecían estar pegadas a las paredes.

El almacén era grande y las pociones estaban clasificadas, el sistema era rudimentario pero bastante efectivo. Además de las pociones había calderos y una sección donde se encontraban archiveros cerrados bajo llave con distintos pergaminos, en estos se encontraban descritos los distintos hechizos, su descripción así como su creador y su función. Todo se encontraba pulcramente organizado y parecía que nada faltase, pero los ojos podían engañar.

— Aquí tienen el almacén de pociones y algunas otras cosas que tenemos en nuestra dependencia —comentó— volviendo a la investigación, lo único que tengo entendido es que de otra oficina fue robado un cerebro, de modo que no sería sorprendente que se hubieran robado la solución para mantener el cerebro con vida —dijo— pero no creo que haya sido lo único que hayan robado —soltó un suspiro y retomó la palabra.— Antes de comenzar ¿tienen alguna idea o comentario respecto a qué camino sea el más adecuado a seguir?

La respuesta que le dieran los chicos a esa pregunta era bastante importante para la Evanik, ella sabía que camino podían tomar, pero al ser ellos nuevos debían de estar seguros qué camino seguir. No sólo porque fuera la jefa de esa dependencia significaba que siempre se iba a realizar lo que ella quisiera, el trabajo en aquel departamento era en equipo y aunque todo parecía ser un secreto a voces, cuando trabajaban en equipo era importante estar de acuerdo en todo momento.

Había mantenido la posición que había adoptado, observaba a las chicas en espera de una respuesta, podía continuar así durante un largo tiempo pues no tenía la mayor prisa por enfrentarse a los demonios, al contrario, quería disfrutar lentamente el placer de enfrentarse a los de su raza. Escuchó la pregunta que le planteaba Maia y esbozó una sonrisa de suficiencia. Nada le hubiera gustado más que sacrificarse.

— Supongo que nunca has estado frente a un demonio puro ¿cierto? —comentó— y creeme que con gusto tomaría tu lugar, pero para su desgracia también soy un demonio, ¿de qué le sirve la sangre de un demonio a un demonio? —dijo y negó con la cabeza.— Para que te hagas una idea de lo difícil que es enfrentarse a un demonio para un mago te contaré algo, necesitaron de tres magos expertos para controlar al demonio que habita en una persona que conozco, y el demonio ni siquiera había terminado de tomar el cuerpo de su humano por completo —hizo una pausa y enseguida continuó— ¿ahora comprendes que ni siquiera el mejor de los magos podría enfrentarse a dos demonios solo?

Dejó que la chica asimilara las palabras, recordaba su llegada a Londres, anteriormente a ella había llegado su sobrina a casa, una vampiro que había provocado que la demonio que habitaba en el interior de la progenitora de la Evanik comenzara a aparecer. Recordaba la debilidad del cuerpo de su progenitora después de revertir aquello y las heridas que se habían llevado su padre, su hermana y su sobrina, y además los estragos que habían provocado en la mansión. Controlar un demonio implicaba algo más que ser diestro con la magia, se necesitaba de la fuerza física y mental de dos o tres hombres en uno solo.

— Bueno, ya que han decidido ir con Aimé creí que su carácter sería más débil —comentó con crueldad y tras escuchar las palabras de Maia agregó.— Bueno, si gustan esperar no tengo ningún problema, yo tengo todo el tiempo del mundo —comentó y observó sus uñas como si hablaran de simple manicura y no de cómo salir vivas de aquello.

Podía notar como Maia se negaba rotundamente a sacrificarse, no la culpaba, literalmente se tenían que ofrecer como comida para un montón de demonios, pero en ese momento no le importaba eso, ella estaba deseosa de ver la sangre correr. Iba a agregar un comentario más, pero en ese momento el estruendo inundó la habitación, no se tapó los oídos ni cambio de posición, simplemente se dedicó a observar el estrago.

Justo frente a ella había aparecido Tania acompañada de una catapulta y rodeada de un montón de hielo hecho añicos. La chica enseguida se paró y se acercó a sus compañeras, se colocó frente a ellas en un intento protector y levantó la varita hacia Aimé y la Addison, al mismo tiempo que lo había hecho la mortífaga había levantado su varita y la observó con dureza.

— Ni se te ocurra —espetó con frialdad.

Su voz estaba cargada de seguridad, si la Weasley la atacaba ella no dudaría ni un segundo en responder, sabía como provocar daño e incluso la muerte con una simple y sencilla floritura, no conocía el remordimiento al matar. Escuchó los titubeos de la chica y sonrió con satisfacción, si atacaba no sería una gran oponente, pero al verla bajar su varita, bajo también la suya, no atacaba sólo por atacar.

— Bien, si eso crees y ellas deciden esa opción, no hay problema —comentó.

Comenzaba a entrar en razón de nuevo, aún a pesar de haber levantado la varita contra Tania veía de nuevo que la principal razón era sacarlas de ahí, pero aún así su mente aún seguía enfocada en su objetivo, enfrentarse a los demonios.

Observó a Tania y enseguida a Maia y a Jeanne, las tres parecían de acuerdo, pero eso no fue lo que hizo que su mente volviera a ser sensata. Ni siquiera las palabras de Jeanne la habían vuelto a la realidad, estaba cegada por el odio hacia aquellos demonios que casi la habían matado, pero tras ver la niebla que cubría los cuerpos de todas, la curiosidad la invadió, haciendo que volviera a su estado “natural”.

Observó con interés su propio cuerpo, sentía una extraña sensación, completamente ajena a todo lo que la rodeaba y tras escuchar el pedido de Maia comprendió lo que quería decir, no fue necesario ver lo que pasaba cuando Tania le lanzaba a Maia un trozo de hielo, sabía lo que pasaría. Alejó la mirada de su figura y enseguida observó a las chicas, con varita en mano se acercó hasta ellas y sin subir en la catapulta comenzó a hablar con rapidez.

—Bien, salgamos de aquí lo más rápido posible antes de que este sitio se haga pedazos, los demonios no nos darán mucha ventaja, les gustan los juegos pero no saben lo que es "perder" —comentó. Se giró observando a Aimé, aunque la profesora no le cayera nada bien, merecía vivir. Le extendió la mano en señal de tregua y además para ayudarla a subir a la catapulta— es hora de largarse de aquí— murmuró esbozando una sonrisa.

Finalmente subió a al catapulta y ayudó a Tania a subir, de algún modo que aún desconocía la chica la hizo accionar, suponía que la palabra que había pronunciado tenía algo que ver. Sintió el impulso que la llevó hacia arriba, no cerró los ojos ni mostró ninguna emoción al sentir el movimiento, únicamente dejó que el alivio y la frustración de salir del templo la invadieran.

Por un lado aún continuaba con el deseo de enfrentarse a los demonios para realizar su propia venganza, por otro, agradecía poder regresar a las chicas sanas y salvas a su hogar. Finalmente aterrizaron sobre la fría nieve, de modo que su caída no resultó tan dolorosa. La Evanik se paró, se sentía adolorida, como si un camión la hubiera arrollado.

Se sacudió la nieve del cuerpo y observó a las chicas, parecían encontrarse inconscientes, al parecer las únicas conscientes en ese momento eran ella y Aimé. Observó a su compañera y enseguida desvió la mirada hacia los cuerpos que yacían frente a ellas, debían de ocupar la aparición conjunta para poder llevarlas de regreso y despertarlas, los trasladores no serían una buena opción. Tomó por las manos el cuerpo de dos de las chicas y enseguida desaparecieron, volverían a casa al fin.

¡Hola chicas! Bueno, es el final de la clase /: me causa pesar porque de verdad ver lo que han hecho en esta semana, como resolvieron todo me ha encantado, pero la clase no es eterna (gracias a Voldemort e.e) y ya no tienen más tareas de nuestra parte(?) pero bueno, muchas felicidades por el trabajo que han mostrado estas semanas, han seguido los consejos y han progresado mucho.

Pero pasemos a otras cosas más serias xD Como es la última semana tenemos correcciones por hacer y además pasamos a entregarles sus calificaciones finales y obviamente no hay tarea, pasemos a las correcciones que me corresponden:

Y bueno, por mi parte es todo lo que me corresponde, me dio mucho gusto trabajar con ustedes y se que pronto nos encontraremos, quizás a algunas las veré en el bando mortífago /o/ o quizás en la Orden, y si no, espero rolear con ustedes en alguna ocasión, un gusto trabajar con ustedes y muchas felicidades por el progreso que han tenido, cualquier cosa que necesiten ya saben como pueden encontrarme.

Saludos y ¡nos leemos pronto!

La castaña se había sumido en sus pensamientos, su mente maquinaba con rapidez mientras observaba al hombre que interactuaba con los cadáveres, observaba sus reacciones mientras Derek y Leah habían comenzado a mezclar, cada uno de diferentes modos y en un caldero diferente, utilizando distintas técnicas. La joven Evanik lo iba a hacer también pero antes quería observar más de cerca al muggle. Conocían el desarrollo del mutágeno, pero no conocían el inicio de esta, era completamente incierto y algo desconocido, era esa la razón por la que quería observarlo.

Se tomó una pausa cuando Derek llamó su atención, se acercó hasta el caldero de cobre y observó el contenido, la mezcla había adquirido una tonalidad grisácea, eso indicaba que todo estaba por buen camino más de todos modos la castaña tomó un agitador y revolvió ligeramente la sustancia para observar su consistencia. Dejó a un lado el instrumento y meditó por unos segundos y enseguida le comentó a Derek:

— Tienes razón, de momento no es necesario, pero ten un poco de cuidado pues si quizás agregamos un poco más de la cuenta podría arruinarse la poción —murmuró.— Pero todo va bien

El color y la textura le indicaban que todo estaba en orden, pero las pociones que utilizaban en su mayoría eran complicadas de hacer, se necesitaba atención y cuidado, y la Evanik temía que eso afectara el desarrollo de aquella poción. Se alejó del caldero de Derek para dejarlo trabajar y volvió la mirada hacia el muggle, yacía apacible en el suelo, parecía tranquilo y tal como había dicho Leah parecía que algo se aproximaba. Lo observó por unos minutos hasta que finalmente logró despegar la mirada.

Se dirigió hasta el lugar donde se encontraban los calderos y tomó uno de latón, se colocó en su respectivo espacio y enseguida tomó un pedazo de pergamino y una pluma. Su mano comenzó a deslizarse por el pergamino con rapidez, cuando se detuvo se pudieron observar claramente varias columnas, en el encabezado se podía leer el nombre de las pociones que habían elegido utilizar y debajo de estas había enumerado cada uno de los ingredientes que las conformaban.

A comparación de lo que la Ravenclaw o el Haughton hacían, ella comenzaría a hacer las pociones desde cero, agregaría los ingredientes en un orden específico utilizando las bases de cada una de las pociones, sabía que el resultado sería distinto al de Leah o Derek, todo lo que hacían eran variantes para llegar al resultado final.

Se acercó hasta la estantería donde se encontraban ordenados pulcramente los frascos y tomó los que necesitaba en ese momento y enseguida puso manos a la obra. Acercó el mortero y tomó un agitador y comenzó con su labor, tenía claro cual era el principio de todo aquello pero lo que haría enseguida aunque ya lo tenía planeado, pero podía cambiar aquello, por desgracia simplemente eran planes, no hechos.

Off: Chicos, lamento mucho la tardanza, tuve problemas de salud y bueno, no pude rolear y como ven mi rol no es lo más bello xD No agrego otra cosa porque creo que ya sería demasiado, cuando alguien haga puente me pongo al corriente con todo lo demás.

De algo estaba segura, no era invencible, pero si había aprendido a luchar y a defenderse a muerte, incluso estaba segura de que en algún momento la había conocido, pero su memoria se había vuelto confusa. Quizás esa era la razón por la se sentía lo suficientemente preparada para pelear con un par de demonios. Lo más probable era que acabaría muerta y finalmente Abrahel podría tomar su cuerpo, esa parte nunca le había preocupado o preocupado, la demonio que habitaba en su interior era lo suficientemente digna para hacerlo, y morir ahí no sonaba mal, pero no había llegado hasta ahí para hacer eso.

Caminaba por los pasillos sin darse cuenta en realidad, había dejado que su instinto decidiera qué camino tomar, simplemente dejaba que sus pies la movieran. Un silencio sepulcral la rodeaba, parecía que era provocado a propósito, el único ruido que interrumpía esto era el de sus propios pasos y el de su respiración acompasada. Si aquello era con la firme intención de sacarla de quicio no funcionaba, ese mismo silencio la rodeaba en el Departamento de Misterios y estaba ya acostumbrada.

Llevaba la varita de nogal en la mano, aunque en esta ocasión no apuntaba a ningún sitio, apuntaba hacia el piso, como si se encontrara despreocupada porque algo pudiera pasar de un momento a otro. Aún a pesar de esta actitud aparentemente indiferente sus sentidos se encontraban alerta, sus ojos se movían lentamente de un lado a otro observando a su alrededor con interés, esperando ser atacada para responder.

Ese momento al parecer nunca llegaría, llevaba un largo rato caminando cuando al fin escuchó voces, y por desgracia conocía una de las voces. Tomó un poco de aire y se detuvo para escuchar, se escuchaban más respiraciones y todos parecían cansados, parecía ser que algo les había afectado aunque la Evanik no lograba comprender qué. Finalmente prestó atención a la conversación, identificó la voz de Aimé entre todas y sus últimas palabras aclararon todo.

Se tomó unos segundos antes de salir y reunirse con los demás, se encontraba alejada del grupo pero aún así los alcanzó observar, parecía ser que la mayoría había llegado hasta ahí, pasando por distintas pruebas, pero la castaña no se había topado con ninguna a pesar de que lo anhelaba. Se acercó con lentitud al grupo, con pasos lentos y con un semblante arrogante, aún a pesar de que mostraba la misma fachada que al inicio de la clase, en ese momento había desaparecido toda conciencia de que estaba tratando con estudiantes que probablemente se encontraban preocupados o asustados. No, en ese momento los veía como magos a la altura de la situación, con los cuales no tenía ninguna consideración.

— Vamos Aimé, no les mientas, diles que quien sea que haga el sacrificio probablemente no salga con vida —observó fijamente a la Westrong y les mostró una sonrisa— diles la verdad, coméntales que a un demonio no le basta con un poco de sangre y que las heridas provocadas por un sacrificio a alguien de nuestra raza no sanan fácilmente, puede llevar semanas o años curarlas —decía con frialdad.

Observó a la Westrong y le dirigió de nuevo una sonrisa, aunque estaba claro que no era por intentar ser agradable ni mucho menos, sus grandes diferencias eran provocadas, a consideración de la Evanik, por la poca capacidad de mantenerse en calma en una situación crítica por parte de la Westrong. Suavizar las cosas no le parecía una solución, más había otras vías que probablemente nadie había analizado.

Observó a Maia y a Jeanne, a ella le hubiera encantado sacrificarse, al fin y al cabo deseaba enfrentarse a los demonios. Poseía un alma humana, sí quizás tenía aquello, pero era demonio de nacimiento, su cuerpo únicamente era un envase que servía para contener una demonio ancestral.

— Quizás yo no sea todo un amor —dijo y esbozó una sonrisa de suficiencia— pero si quieren salir vivas de aquí, probablemente las dos tendrán que hacer un sacrificio, aunque con gusto cambiaría el lugar de alguna, si lo hacen las heridas serán más fáciles de sanar, los dos demonios se saciarían con su sangre y ninguna de las dos moriría... —comentó y enseguida puso los ojos en blanco.

Colocó una de sus manos en su cintura y con la otra continuó sosteniendo la varita, esperaba ver las reacciones de las chicas, la noticia no era fácil de digerir, pero el resto de los chicos que habían aparecido al inicio no llegaban, de modo que todo estaba en manos de Jeanne y Maia de momento.

¡Hola chicas lindas! En esta ocasión me toca decir chicas xD Bueno y estamos de vuelta, ya esto es lo último, están ya más cercanas a Avanzados que aquí y me alegra ver que tienen un muy buen rol +.+ Y pues no quiero darles mucha bola, pasemos a las correcciones tareas y demás formalidades que todos odiamos(?)

La tarea, en esta ocasión tienen hasta el día 6 de Mayo para entregarla y va a consistir en una parte on rol y en una parte off rol:

En la parte on rol deberán seguir la trama, esta vez como ya estamos a prácticamente una semana de terminar tendrán que tratar de llegar a un fin, hemos llegado a la parte del sacrificio y tanto Aimé como yo hemos aportado nuestra parte (lamento que Addi las trate así(?)) y ahora les tocará a ustedes, ¿harán el sacrificio? ¿Aparecerán sus compañeros? ¿Qué pasará si hacen el sacrificio? Es algo que sólo ustedes lo pueden rolear, Aimé y yo les dimos las dos opciones, acabar heridas de un modo inocente o casi morir en el intento, ustedes deciden que final darle. Claro todo esto aplicando los consejos que ya les dimos antes, aunque ustedes van muy bien e.e

En la parte off rol deberán dejar el producto final de su ficha, ya con todos los cambios que les gustaría hacerle y con las correcciones hechas en esta clase. Además deberán traer el examen de vuelo, ustedes dos chicas ya trajeron el link a la parte en la que solicitan el trámite, a nosotras nos gusta ver mejor la parte en la que rolean cuando ya presentan el examen de vuelo.

Eso sería todo respecto a las tareas, pasemos a las correcciones:

Maia Black Evans

10 puntos rol + 10 puntos Off Rol

¡Hola Maia! Espero estés muy bien, en esta ocasión me toca corregirte a ti, respecto al rol veo que no andas con mucha imaginación, yo tampoco ando con mucha imaginación y se lo difícil que puede resultar, pero me parece que aún a pesar de eso has logrado plasmar y agregar un poco de tu parte a la trama, te felicito, sigue así con el rol. Respecto a la ficha, Aimé no te hizo más que una sola corrección y pues ahora se encuentra a la perfección, ya lo único que quedaría es si gustas darle color a tu ficha, pero eso es completamente innecesario. Te felicito Maia, excelente trabajo, me gusta tu rol ¡sigue así!

Dicho esto creo que me despido, pronto nos veremos y como ya es costumbre decirlo, cualquier duda que tengan ya saben dónde me pueden buscar.

¡Saludos!

Observó con detenimiento el reloj de arena que había aparecido Leah, marcaba el tiempo que era justo lo que parecía no tener. Prefirió hacer caso omiso del objeto, al fin y al cabo tenía cosas más importantes en las que centrarse antes de volver a pensar en la hora marcada.

Prestó atención, hilando las ideas que cada uno de los mortífagos exponía hilando las ideas unas con otras, buscando posibles fallas o algo que se les escapara. Ambas ideas resultaban prometedoras y como había dicho Derek, tenían que crear varias opciones y ante ellos había aparecido esa posibilidad. Mordió su labio y desvió la mirada hacia la morgue improvisada para observar al recluso gritar por la mano inerte de la niña, había hecho un desastre y ahora todo se encontraba tirado en el suelo. Todo se comenzaba a tornar interesante, parecía un ratón encerrado en un minúsculo laberinto lleno de monstruos a punto de comerlo, pero no podía centrarse en él.

— Ambas ideas me parecen buenas, aunque al agregar Felix Felicis como dices Leah, debemos asegurarnos de controlar ese subconsciente para que tenga el resultado esperado, tendríamos que utilizar algo muy parecido al imperio para asegurarnos —sonrió con cierta malicia y enseguida volvió al tema.— Derek me parece que estás en lo correcto, debemos de tener más de una opción y ambas opciones son completamente viables

Hizo una pausa y comenzó a ordenar las botellas que había bajado y dejó a un lado las que servirían y las que no, además bajo un frasco con esencia de murtlap, tenía casi la misma función que la esencia de díctamo, aunque esta era mucho más fácil de transportar y de conseguir. Si el díctamo no funcionaba podría ser una alternativa.

— Creo que estamos cubriendo todo —comentó y observó la pizarra, cubrían al mutágeno, la transformación, el dolor, en términos generales estaba todo— es hora de comenzar a mezclar a menos que se nos escape algo más —una sonrisa de satisfacción se dibujo en sus labios y enseguida desapareció.

Miró a los dos chicos, antes de comenzar debían de estar completamente de acuerdo, los calderos estaban listos para usarse, del lado derecho del laboratorio se encontraban el par de calderos que estaban a su disposición, todos y cada unos se encontraban limpios y con todo el instrumental necesario. Los ingredientes estaban ya a su disposición y las pociones que utilizarían también, sólo restaba mezclar y saber si daría resultado.

Al parecer no era la única con la idea de dejar a aquel muggle lo más alejado posible, pues enseguida Leah y Derek se mostraron de acuerdo con meterlo junto a los cadáveres, aunque claro Leah hizo los honores. Casi suelta una risotada al escuchar a la Ravenclaw decir que no se lanzaría a tocar los cadáveres, este no lo haría, pero probablemente si tocaría todo lo que se encontrara a su alcance.

Se acercó hasta el vidrio para ver más de cerca, el hombre había despertado y posaba sus manos por todo lo que fuera brilloso o llamativo, parecía un niño pequeño, aunque apareció algo que le asustó. Los cuerpos reflejaban los daños provocados por el mutágeno y sentir la textura no había sido agradable para el hombre, si tan solo imaginara que aquel sería su destino probablemente no los miraría de aquel modo.

Leah le comenzara a dar un resumen de lo que habían estado haciendo mientras el conseguía a su conejillo de indias, la Evanik escuchaba mientras observaba al hombre, su comportamiento le llamaba la atención pero más que eso quería ver qué era lo que pasaba. El recluso ya había metido las manos en los cuerpos por lo que probablemente el mutágeno ya tuviera una nueva presa, si es que su teoría era correcta, pero si no era así probablemente el tiempo de desarrollo sería distinto al que podrían haber calculado.

— No, aún no podemos mezclar —respondió a Leah y enseguida agregó,— Tenemos algo para combatir la transformación física, agregamos algo para la parte "mental" es decir, para poder prevenir y restablecer cualquier capacidad motriz o intelectual que se haya visto afectada, pero aún no tenemos con que destruir el mutágeno

Observó a Derek el cual la había mirado con un gesto de extrañeza, como si le hubiera estado preguntando aquello, la castaña no estaba segura de si pensaba en lo mismo o no, pero aquel simple gesto le recordó la parte más importante que estaban a punto de pasar por alto.

Se acercó hasta el estante que contenía las distintas pociones e ingredientes y comenzó a tomar de ellas distintos frascos, entre ellos se encontraban la poción fortificante, poción herbovitalizante y fortificante, además de unos cuantos ingredientes de aspecto seco o viscoso.

— El cuerpo tiene que tener la suficiente fuerza para combatir el mutágeno, si se encuentra débil como el de estos hombres no aguantará, como hemos visto —soltó un suspiro y levantó un poco las cejas mientras observaba a través del cristal de nuevo.— Aunque no es lo mejor, puede funcionar, y si no la única otra cosa que se me puede ocurrir mezclar es el elixir de la vida, los mantendría con vida aunque en condiciones deplorables —guardó silencio en espera de las opiniones de los dos mortífagos, aún quedaba un corto camino por delante.

El juramento había concluido y la castaña esperaba en silencio lo que sea que tuvieran que decir los dos nuevos empleados. Una de ellos, Vane, comenzaría como empleada del lugar, mientras que Arthur entraba en calidad de aprendiz. Ambos chicos habían llegado justo en el momento indicado, justamente los necesitaba a ellos más que nunca, alguien completamente ajeno al Departamento de Misterios.

Tras varios minutos del silencio la castaña habló por fin, al parecer ninguno tenía que hacer preguntas por el momento, de modo que les comenzaría a explicar cual sería su misión, para ello tendría que obtener los archivos que Kath le había entregado y cotejarlo con el que ella misma había obtenido.

— Bien, ya que no hay preguntas se integrarán a una investigación que ya ha dado comienzo, por desgracia no hay más inefables en esta investigación, únicamente trabajaremos nosotros tres en esto —comentó.

Dejó que los chicos asimilaran las palabras y mientras tanto, de una gaveta sacó distintas carpetas. Kath, la secretaria personal de la directora, le había entregado una enorme cantidad de información, pero la castaña ya la había clasificado. Había desechado la información recopilada por su abuela, pues la antigüedad en ese momento no le ayudaría, lo que necesitaban eran los registros más recientes para poder encontrar lo robado.

Colocó las carpetas sobre el escritorio y además les entregó una carpeta a cada chico con la misma información que Juve le había entregado. La información era escasa y lo más relevante que podía decir era que en las distintas dependencias del Departamento de Misterios habían sido robados ciertos objetos.

— Este es un asunto sumamente delicado chicos, confío en ustedes para llevar esto a cabo. —Hizo una pausa y continuó— ha habido un robo en el Departamento de Misterios, cosa que de por sí es extraña, pero más extraño es que se ha robado algo de cada oficina existente. A nosotros de momento no nos enfocaremos en la otras, debemos enfocarnos en qué ha sido robado —murmuró y señaló las carpetas.— Esos son los inventarios de los últimos meses, debemos revisarlo y cotejarlo con lo que contamos actualmente y ver que es lo que nos hace falta —llevó una mano a su barbilla y continuó— aunque si me permiten decirlo, creo que todo lo que ha sido robado junto debe de ser un peligro para la comunidad

Tras decir ese comentario esperó alguna respuesta por parte de los chicos, era mucha información que analizar y procesar, ella ni siquiera terminaba de creer que alguien hubiera logrado pasar el Hall Circular. Era por esa misma razón por la que confiaba en los chicos, porque ellos de ningún modo podrían haber robado algo, y aunque confiaba plenamente en el resto de sus empleados, no podía dejar que los demás dudaran de los resultados.

— Auch —dijo en apenas un murmuro.

Sus ojos se habían abierto y a penas si observaba a su alrededor, pues entre la oscuridad y su vista nublada no podía alcanzar a enfocar algo. Le tomó varios minutos que su vista se aclarara y al hacerlo pudo ver la única fuente de luz cercana a ella, la cual se encontraba a aproximadamente dos metros de ella. Tras varios segundos se dio cuenta de que la luz venía de su varita, intentó recordar cómo había llegado hasta allá, su mente se encontraba confundida por el golpe y tardaría otro par de minutos para reaccionar.

En la parte posterior de su cabeza sentía una punzada constante, por lo cual llevo su pálida mano hasta el sitio donde se había golpeado, pero no había herida, lo único que captaron sus dedos fue la húmeda sangre que había bañado parte de su melena castaña. Se miró los dedos extrañada, intentando capar como era que se había herido y como se había curado si acababa de despertar.

Sacudió la cabeza por instinto, cada vez que algo no encajaba en su mente lo hacía, pero aquello no funcionó. Observó a su alrededor, intentando aclarar sus ideas, pero fue hasta que observó un montón de trozos de hielo que obstruían la salida que reaccionó. Todo había vuelto de golpe a su memoria y por lo tanto se paró con un movimiento ágil y tomó su varita.

Sabía quien la había curado, era obvio que se trataba del único chico que la había acompañado, pero lo no tan obvio era en donde se encontraba aquel infante. Por un momento pasó por su mente <<puede cuidar de sí mismo>>, pero luego se dio cuenta que se trataba de un niño, común y corriente como cualquier otro, que probablemente se encontrara atemorizada. En el tema de los infantes no era nada experimentada, pues su propia infancia se había visto marcada y su hija se había alejado de ella, no había modo de que la Evanik pudiera predecir como era un niño “normal”.

Mordió su labio y miró hacia la entrada del túnel, tenía que encontrar al chico, era su responsabilidad mantenerlo con vida. Al ver los posibles caminos que pudo haber seguido fue demasiado obvio cual debió de seguir, era imposible que hubiera atravesado la barrera de hielo sin dejar rastro, de modo que comenzó a correr a través del túnel.

No alcanzó a llegar ni a la mitad del túnel cuando se detuvo en seco, su rostro inexpresivo ahora mostraba una mueca que reflejaba el horror, sus manos comenzaron a temblar ligeramente y una lágrima de dolor rodó por su mejilla. Se dejó caer de rodillas y llevó su zurda para cubrir su boca. Sabía que lo que sus ojos veían no era real, lo entendía a la perfección, pero al igual que en el pasado, no podía evitar el dolor que sentía al recordar aquello.

Muchas veces había pasado por lo mismo, ver aquellas imágenes irreales y reales que parecían formarse únicamente en su mente. Todo aquel pasado que había jurado enterrar, que había jurado olvidar tal y como lo hacía con las cicatrices que marcaban su cuerpo. Pero después de todo aún era débil, no soltó ni un gemido, ni aun cuando Abrahel comenzaba a parecer más agitada que nunca, la había acompañado el tiempo suficiente como para saber que ese momento era el preciso para apoderarse de su cuerpo.

Por alguna extraña razón, el demonio que habitaba en su interior no lo hizo, no fue al encuentro con sus iguales, se mantuvo en calma, como si estuviera dispuesta a librar una batalla para ganar dignamente aquel cuerpo mortal. Darse cuenta de aquello fue lo único que le dio cuerda a su mente para reaccionar, para apartar de sus ojos aquellas imágenes que parecían querer grabarse con fuego.

Se paró con más decisión que nunca, tal y como lo había hecho la última vez, ocultando de nuevo todo su dolor tras una máscara de frialdad, agradeciendo que nadie la hubiera observado, que se encontraba ahí sola, como tantas veces lo había estado. Tomando su varita con más fuerza de la necesaria comenzó a caminar con paso altanero por el túnel, sin dejar que los demonios la afectasen, evitando hacer caso a todas aquellas ilusiones que se formaban a su alrededor y mostrando la sonrisa infantil que siempre solía dibujar cuando estaba a punto de matar.

Era hora de que ella jugara también, y no le importaban las consecuencias, habían intentado jugar con su mente y ella les respondería con algo similar.

El templo en el que se encontraba aquel grupo de estudiantes era un lugar bastante peculiar, únicamente tenía un nivel aún a pesar de su gran tamaño. Los techos eran altos y las salas eran variadas, parecía no tener un fin. Cada una de las salas era diferente la una de la otra, pero todas tenían algo en común, tenían la peculiaridad de “cambiar”, algo muy parecido a lo que sucedía en la sala de menesteres en Hogwarts, con la peculiaridad de que la habitación se adaptaba a sus propias necesidades, no a la de los habitantes.

Aunada a esta capacidad, las salas cambiaban constantemente de lugar, pero aún a pesar de esto todos los caminos que se tomaran llevaban a un solo lugar que servía de punto de encuentro. Con aquello los antiguos habitantes de aquel lugar se aseguraban de que pasara lo que pasara siempre habría un punto al cual volver y en el cual podrían retomar su camino, pero justo en ese momento, eso no resultaba un beneficio para los visitantes.

Cada uno de los caminos que llevaban a aquel inicio estaba minado de trampas, mismas las cuales son controladas por los guardianes del templo, es decir, los demonios. Para cualquier persona que no fuera considerado un intruso estas trampas no representarían ningún peligro, pero tras la muerte de los fundadores toda persona ajena era un intruso, y por lo tanto el riesgo de morir era alto.

Estas trampas son de lo más variadas, desde tortura psicológica a un simple pie atorado, se podía esperar cualquier cosa en cualquier momento. Si los intrusos lograban recorrer todo el camino y llegar hasta el final, se encontrarían finalmente con el centro de todo, se encontrarían cara a cara con aquellos demonios ancestrales que estaban deseosos de ver correr la sangre.

Off Rol:

¡Hola chicos lindos! ;O; Bueno ya estamos aquí de nuevo para una tarea /o/ y porque queremos torturarlos *-*(?) Ok no ._. Pasando a lo serio, espero que estén bien y antes que nada, me da gusto ver los roles de todos aquí *-* Ahora pasando a los anuncios importantes y calificaciones hay varias cosas que debo pedirles o decirles, como gusten tomarlo xD Primero que nada, no modifiquen su ficha, para que así al tener el producto final en la clase, puedan modificarla si gustan (lo más lógico es eso ._.)

Antes de pasar a las correcciones les hablaré un poco del Ministerio de Magia, muchos lo conocen, algunos pueden incluso trabajar en él y ya hasta tienen trámites realizados, pero por si las dudas les debemos de hablar de los trámites que se pueden realizar en las distintas dependencias del Ministerio. Todas estas funciones las hemos enlistado a continuación, del modo más breve y conciso posible:

~ Servicios Administrativos del Wizengamot (SAW): registro de nacimientos, defunciones, bodas, divorcios. En este sitio es donde se hace el trámite para utilizar el subforo de eventos.

~Departamento de Cooperación Mágica Internacional: registro de nacionalidades o adquisición de pasaporte.

~Departamento del Cuartel General de Aurores: se realizan denuncias o solicitud de cateos.

~Departamento de Misterios: Registro de profecías.

~Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas: registro de criaturas mágicas y no mágicas, solicitud de servicios médicos a criaturas, registro de gigantes, medio-gigantes, licántropos, vampiros, demonios, banshees, elfos, fantasmas. Solicitud a la agencia de plagas.

~Departamento de Accidentes Mágicos y Catástrofes: registro de animagos

~Departamento de Transportes Mágicos:registro de medios de transporte como escobas, trasladores, red flú. Adquisición de la licencia de vuelo y aparición.

De momento eso es lo que hay que decir del Ministerio de Magia, si quieren saber más o tienen dudas pueden mandar un MP, preguntar por el skype, yahoo, MP, etc. Ahora pasemos a la parte que más me gusta *o* bueno no o.ó a la parte menos divertida pero más importante, sus correcciones:

Chicos eso es todo de mi parte, ya se que se cansan de que les diga lo mismo, pero cualquier duda pregunten, me dio gusto leer que les agrade el rol, el punto es que lo disfruten, ustedes pueden darle un giro a la trama, el rol lo hacemos todos, no es necesario siempre seguir lo que Aimé y yo roleamos, nosotros les tratamos de dar un ambiente, pero ustedes deben de complementarlo.

Me inspiré un poco, eso es todo y ¡nos vemos pronto chicos!

Saludos

La castaña observó como el Haughton se alejaba y enseguida volvió la mirada a Leah la cual ya había puesto manos a la obra, en mente ya tenían una base la cual usar: la poción multijugos, más aún había cosas que no resolvía la poción. Únicamente lograría actuar en contra de la transformación, contrarrestar sus efectos, pero dudaba mucho que eso habilitara las capacidades mentales y motoras que se habían perdido.

— Sí, hay varias cosas que creo que deberíamos agregar, además de que tenemos que poner algo como calmante, si es como todo pasa por mi mente, el dolor debe de ser insoportable —comentó.

Se acercó hasta una de las estanterías y tomó tres frascos, en cada uno de ellos se podía ver un líquido con color y consistencia diferente, en cada una de las etiquetas decía algo distinto, como "pócima para dormir", "poción calmante" y "filtro de paz. La castaña colocó los tres frascos y el último fue el que señaló con su dedo índice.

— Me parece que lo debemos incluir, si suponemos que la transformación es dolorosa, el proceso para revertirlo debe de ser igualmente doloroso —murmuró.

Recordaba los efectos de la poción crece-huesos, aquello era algo realmente doloroso. Se recargó sobre una mesa y observó la pizarra en la que habían anotado los síntomas, el antídoto para la poción multijugos se encontraba y un analgésico capaz de calmar los dolores también había sido planteado, pero ¿la capacidad mental de verdad volvería a ser la misma? Esa duda aún rondaba su cabeza y algo en su interior le decía que no era así.

—Necesitamos hacer algo con la infección provocada en los huesos y con su capacidad cerebral, aún a pesar de que podamos hacer milagros con esas pociones, no creo que vuelva a ser la misma —le comentó a Leah— —quizás si agregamos plumas de Jobberknoll pueda funcionar... —dijo pensativa.

No tuvo tiempo de comentar más pues justo en ese momento la puerta se abrió y entro Derek con un bulto sobre sus hombros, la joven Evanik observó con desagrado al hombre que ahora se encontraba en el suelo. Aún a pesar de cual sería su destino, la simple idea de tenerlo en aquel lugar le parecía repugnante. No pudo evitar dibujar un sonrisa irónica en su rostro al escuchar las palabras de Derek, en realidad poco le interesaba si el sujeto tuviera compasión o no, así fuera el muggle más bondadoso de la tierra a ella no le causaría ningún remordimiento acabar con su vida.

— Agg no, entre menos sepa de él mejor, no me interesa su vida, pero ¿alguien lo ha notado? —preguntó con más interés.

Por la vestimenta del hombre alcanzaba a imaginar de dónde había salido aquel hombre, más por esa misma razón no alcanzaba a comprender del todo como había hecho el mortífago para entrar y salir de aquel lugar sin ser notado o causar alguna sospecha. Mordió su labio y observó al hombre, habría que llevarlo a la cámara donde se encontraban los cadáveres para asegurarse de que se contagiara.

—Habrá que meterlo ahí —comentó y señaló la sala que se encontraba al otro lado.

Observó a sus empleados en espera de alguna respuesta, por su parte el hombre podía quedar encerrado ahí desde ese mismo instante, pero no estaba realmente segura de que debiera de ser así, necesitaba la opinión del par de mortífagos para estar de acuerdo. No quería que las cosas salieran mal y que aquello simplemente fallara por algo tan simple como dejar entrar al preso a la morgue improvisada.