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Pik Macnair

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Todo lo publicado por Pik Macnair

  1. Pik Macnair

    Libro de los Druidas

    Sentía la brisa recorrer mi cuerpo de una forma que pocas personas eran capaz de experimentar. Descendía, planeando, usando el viento como una herramienta. El sol calentaba las negras plumas y me sentía parte de la naturaleza, envuelto en aquel poder mágico que recién había aprendido a dominar. El olfato del cuervo era sensible y de un útil que nunca pensé llegar a pensar. Desde la distancia podía saber quienes serian mis compañeras de clases, aunque nunca me había detenido a… olerlas. En cambio, un olor diferente y un poco viejo provenía de la figura del mago frente al Árbol de Fuego. Debía ser el Guerrero Uzza que impartiría la clase. Esperaba que, a diferencia de los anteriores, diera una lección en donde me enseñara la magia que encerraba el libro y no descubrirla por mi cuenta. Descendí de golpe cuando bajo a muchos metros abajo de mi estaba el pequeño grupo de la clase. Maldije a saber que posiblemente era el ultimo, pero no me arrepentí, la experiencia de viajar con ese tipo de magia era única. Cuando estuve a pocos metros del suelo me concentré en la forma humana y dejé ir al animal dentro de mi, cayendo de pie entre Beltis y mi hija. —Hola —las saludé en voz baja para que solo ellas me escucharan, aproveché ese momento para acomodarme el cabello tras el vuelo y escuchar lo que decía el guerrero. ¿Que seria capaz de dar para los conocimientos? No debía detener idea a lo que era capaz de hacer, los límites eran pocos cuando se trataba de alcanzar algo. Lo sabía y él, como los demás Uzzas, seguro lo sabían. Conocían bastante a cada alumno, más de lo que uno pensara. De todas formas supuse que debía exponerlo. — Haría cualquier cosa menos tocar a mi familia y amigos —respondí, era sencillo y no necesitaba más explicación. Hice silencio y reposé mi peso sobre el pie izquierdo, dandole un pequeño empujón con el hombro a Beltis antes su carencia de respuesta. Ella no necesitaba palabras para demostrar lo que era capaz de hacer.
  2. Nick: Pik Macnair ID: 109213 Libro de Hechizos: El Libro de la Druida Justificante de compra del Libro: http://www.harrylatino.org/topic/106722-boveda-trastero-de-pik-macnair/?p=5012533 Rango Social: Dragones de Oro Nivel de Magia: XVI Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): En el 2010 Link a la Bóveda: Bóveda Link a la Ficha: Ficha
  3. Vengo a poder orden en quienes son los padres de Pik, ya basta de ser hijo del viento. @@Nathaniel Malfoy y @Mónica Malfoy Haugton serán mis padres, lastimosamente Pik tendrá deseos incestosos con su padre u_u pero eso es un tema a que los Malfoy están acostumbrado, así que nada nuevo. También leí que tendría una hermana regicnada (? pero obviamente el hijo favorito seré yo Eso es todo @@Beltis <3
  4. Hola! @@Apolo Granger Estas respuesta te la puedo facilitar yo o/ Te explico cada punto ya que algunos tienen especificaciones distintas. Avatar. El foro recomienda que el avy sea mayor a 200x200 pixeles, el único limite que te da es el peso del archivo que no puede sobrepasar los 100 KB. Firma. El tamaño máximo de una firma es de 250x500 pixeles, este tamaño aplica para el conjunto de todos los elementos que llevas en tu firma. Es decir, que entre la imagen, blinkies y frases no puedes sobrepasar ese tamaño. Imágenes para post de un topic. No hay un tamaño máximo para las imágenes de un post en un topic, lo único recomendable es que no sea gigante para que de esta manera se cargue rápido la imagen y no deforme el topic. De todas formas el foro reduce el tamaño de estas imágenes excesivamente grandes, aunque no es necesario si uno lo hace de un tamaño decente. Por ejemplo yo he usado banner hasta 700 pixeles en horizontal y se ven bastante bien. Header Subforo de Celebraciones. El tamaño del header es de 1000x179 pixeles.
  5. No sabía cuanto tiempo pasó desde que lloró encima del cuerpo de Luke. Extrañaba a su hermano mucho más de lo que la gente pensaba, era un recuerdo que siempre reprima para no hacer que sus emociones salieran a flote. El día había pasado y el sol ya no se encontraba encima de él, ahora amenaza desde el horizonte con ocultarse mientras teñía la cabaña Macnair de tonos naranjas y rojizos. Se separó y se sentó en el suelo, intentando pensar que sucedía. Recordaba varias cosas pero todo era como el encuentro entre el mar y un río, eran una laguna entre dos diferentes composiciones las cuales no lograba separar. Estaba confundido, cansado y sus emociones eran un desastre, nunca antes nadie lo había visto así. Alzó las rodillas y clavó su cara en ella, dejando correr lagrimas que no podía terminar de comprender. Miedo, tristeza y soledad era lo que lo dominaba. Quería estar junto a Alyssa y Massimo, su hijo, sentir su calidez del hogar junto a ellos. En cambio se encontraba en un lugar frío, con el cuerpo de un Luke que nunca conoció sin vida y sin ninguna respuesta de lo que estaba pasando, ¿se estaba volviendo loco? Consideró ir a San Mungo y ver si se encontraba bajo una maldición o una enfermedad, pero no podía levantarse. Sus piernas no reaccionaba, eran unas extremidades frías que no respondían su llamado. —¿Pik? Si bien no sabía como sentirse, aquella voz lo dejó helado. Alzó solamente el rostro y dirigió la mirada a la puerta de la casa para encontrarse a un Luk joven, como la ultima vez como lo vio en su infancia. Como debía ser. No entendía que estaba pasando, cual magia lo había tocado y porqué lo hacían vivir aquello. Eran los recuerdos de su pasado junto a sus sueños más profundos de un manera retorcida. —Mamá está dentro esperando todavía, vamos. Giró para ver el cuerpo de su hermana adulto y ya no se encontraba. No se sorprendió con aquello, lo que le sucedía no tenía una explicación para él. Intentó ponerse de pie y pudo, por lo que siguió a Luke y entraron a su anterior hogar. Adentro el ambiente era salido y con un exquisito aroma, la sensación que invadía su cuerpo era una paz que había tenido muchos años sin experimentar. A pesar de los sucesos que acaba de experimentar se encontró relajado entre las paredes conocidas. Luke lo tomó de la mano y el primer instinto de Pik fue retroceder un paso ante el tacto, pero dejó que lo agarrara ante el gesto de intento de molestia de su hermano. Cada segundo que pasaba recorriendo su hogar se reprendía por lo que había hecho, atacar a su familiar de la manera que hizo no era la adecuada que le habían enseñado, pero sus emociones para defenderse pudieron más que él. No debía volver a dejarse llevar por sus emociones tan a la ligera, debía controlarse. —¡Al fin haz llegado! No debes hacer esperar tanto a tu madre y menos a tu esposa —lo reprendió su madre de tono amable, con una sonrisa en el rostro y haciendo flotar platos, cubiertos y comida hacia la mesa— ¡Vamos, vamos! No te quede ahí parado, solo faltaba tu por llegar. No habló, solamente se quedó de pie mirando a sus familiares. Estaban todos los que importaba para el Malfoy, desde su primera Cissy hasta sus padres, incluso Alyssa ahí. Su comprensión estaba al límite y tuvo que buscar una solución sana para su mente, tenía que hacer lo mejor para él aunque le costara aceptarlo. No tenía una respuesta a lo que sucedía y solamente tuvo que agradecer que pasara, debido a que en ningún momento llegó a soñar tener a todos su familia reunida incluida a la que por naturaleza no debían de estar ahí. Algo mayor que su comprensión lo rodeaba y aceptó que pasaba, sin buscar un porqué. Quizás no estaba lo suficientemente maduro para encontrar la respuesta a esa pregunta, quizás era una pregunta que no necesitaba respuesta. Decidió hacer lo único que iría contra su lógica y su instinto de supervivencia: disfrutar del momento. Ninguna persona consiente lo haría, pero por alguna razón estaba sucediendo eso en la vida del Ángel Caído. Se sentó entre Massimo y Luke, disfrutando de la charla, del ambiente y la calidez del hogar. Cerró los ojos un momento y simplemente disfrutó de la compañía, de sentirse seguro entre los suyos. Sabía que, a pesar de todo, lo que sucedía era momentáneo y en alguna parte de su confusa mente sabía que más de la mitad de ellos no seguían con vida. Massimo, Alyssa y Cissy eran los únicos familiares con vida que recordaba en los últimos años de su vida y, a pesar de no ser la misma cantidad de personas, su amor era igual de profundo. —¿Quien te regaló eso? — preguntó Luke, mirando hacia el brazo de Pik. —¿Regalarme qué? No tengo nada de nuevo. Massimo en ese momento colocó sus brazos encima de la mano de Pik y cogió su dedo indice, captando la atención del Mortífago por primera vez lo que tenía en el dedo. Reluciente, de color plata, con detalles de diferentes tonalidades de grises y dos rubíes brillante, un anillo con la forma similar a la de un cuervo miró detenidamente al Macnair. Era su anillo de la prueba de Animagia.
  6. El Macnair apareció en aquella planta de nuevo, era momento de adquirir el próximo libro. Eran los últimos galeones que quedaban en su bóveda y, para ser sinceros, obtuvo mediante donación de su hija el dinero que le faltaba para poder inscribirse en la Universidad. Maldecía al Ministerio de Magia por los precios tan poco accesibles y el poco monto de pago a sus empleados, ¿como los magos podían vivir así? Se acercó al mostrador y antes de entregar el pergamino con lo que compraría lo recibió, últimamente los vendedores del concilio eran muy delicados y con el mínimo error rechazaban la compra. Tras revisarla aclaró su garganta y llamó la atención del vendedor. —Buen día, deseo comprar este libro —entregó la hoja y todo lo que necesitaba verificar. ID: 109213 Nick: Ficha Pik Macnair Nivel Mágico: XV Link a la Bóveda Trastero: Bóveda Trastero Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: Bóveda Fecha: 2016-10-27 Nombre del producto: Libro del Druida Objeto, Criatura, Poción, Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (Solo para los libros): XV Precio: 15000G Precio total: 15000G
  7. La ultima frase que soltó Luke lo golpeó sin la necesidad de tener contacto físico. Se quedó helado, quieto, con la mirada fija en su hermano y sin terminar de comprender como podía decir aquello. La crianza de ambos fue siempre en contactos con los animales y la familia Macnair siempre se había relacionado con estos a pesar de su fama de asesinos, pero que su propio hermano no valorara la vida de ellos no terminaba de encajar en su mente. Aquel que se encontraba frente a él no era Luke. Lo sabía, aunque no podía terminar de comprender aquello. Sentía una presión en la mente, como si algo le estuviera ocultando la verdad de todo. No sabía que estaba pasando, pero sabía que no era correcto lo que estaba sucediendo. Así no debía ser. —Los animales tienen tanto valor como uno mismo, Luke, lo que estás diciendo no tiene ningún sentido. —¿Sentido? ¿Te estas escuchando? —Luke soltó una carcajada fría, algo que Pik no pudo asociar con él— ¿estás diciendo que la vida de un simple animal tiene el mismo derecho que la nuestra? Lo normal seria meditar su respuesta como lo hacia con cada debate con su hermano, pero simplemente, lo que decía carecía de lógico y de los principios que le enseñaron a valorar. No respondió al instante aunque sabía su repuesta, solamente la indignación que sentía no lo dejó a hablar con la fluidez necesaria. —La vida tiene un valor, Luke, sea la vida que sea. Solamente por tener magia y sentirte un ser superior no te otorga el derecho de asesinar a lo que te complazca —Pik alzó su arma, desafiando a su hermano—. No sé quien eres o que haz hecho con mi hermano, lo único que sé es que Luke nunca diría eso. Crucio. Pik era un asesino, eso lo sabían sus compañeros de bando y la mayoría de los miembros de la Orden del Fénix aunque no supiera que se trataba de él. Solo asesinaba a los que iban en contra de sus principios y atacaban contra su familia. Ver a Luke frente a él y a pesar de saber que no era su hermano, asesinar a alguien con el rostro de él era difícil. Enseñarle una lección de una forma poco ortodoxa era para él mejor opción. —Luke nunca asesinaría por placer, ¿¡quien eres y donde está Luke!? Sentía su magia recorrer cada centímetro de su cuerpo como una vibración eléctrica que invadía cada poro de piel. Imágenes de una ventisca, un laberinto, un cuervo y una anciana llegaron a su mente. Reconocía todo esos recuerdos aunque no terminaban de encajar. Luke, gritando de dolor en el suelo, empezó a soltar unos gruñidos que poco a poco terminaron convirtiéndose en risas cortas y pausadas. Pik no aguantó y se lanzó sobre él, sentándose sobre su pecho y clavando su arma en el cuello del más joven de los Macnair. Podía sentir como sus ojos echaban chispas y las lagrimas amenazaban con salir por la impotencia que sentía. Escuchaba las palpitaciones en su mente y como la sangre fluía con fuerza. —Soy yo, Luke —soltó una risa tranquila tras la culminación del hechizos— simplemente soy diferente a ti o como pensabas que era. Sin aguantar más el Malfoy hizo lo único que le provocaba. Soltó su arma y le clavó un puñetazo en la mandíbula en su hermano. Fue un golpe en seco y se sorprendió de su reacción, en algún momento deseó matarlo pero esa idea era un poco primitiva para lo que él era. De lo que debía convertirse. Viendo a Luke bajo, sangrando por la nariz y casi inconsciente, una marea de recuerdo invadió su mente. Vio a su hermano morir en una noche de invierno en los bosques de Suecia. Se vio a él volando por el cielo, sintiendo una libertad como nunca lo había hecho. Se vio meditando en silencio absoluto, comprendiendo sobre su animal interior. Se vio como un cuervo, surcando el cielo. Cayó hacia atrás y se llevó ambas manos a la cabeza ante la mareada de recuerdos que lo invadieron. —¿Suluk? —fue lo único que dijo, el primer nombre que le vino a la cabeza junto al rostro de la anciana que, como recordó, era su tutora— ¿Esto es la prueba? Se le secó la boca al decir las palabras, mirando a un Luke inconsciente en el suelo que, como recordaba en su mente, había muerto hace muchos años. Las emociones se apoderaron del Macnair y aunque sabía que aquel ser frente a él no era en realidad su familiar, Pik se lanzó sobre y se echó a llorar sin importar que aquello era una ilusión o un truco de magia. Aunque nunca fue lo que esperó, compartir minutos o segundos con alguien que parecía su hermano de adulto fue una prueba a la cual sus emociones nunca pensarían encontrarse.
  8. Escuchó a Suluk con atención, sin interrumpirla en ningún momento. La prueba que estaba por hacer no se asemejaba a lo que tenía en mente, en algún momento pensó que todo seria únicamente en su forma animal, pero se trataba de todo lo contrario. Aquello lo incomodó al darse cuenta de las limitantes que tenía tras acostumbrarse a contar con su animal interior cuando lo necesitaba. Las instrucciones eran sencillas: entrar al portal y sobrevivir con lo que se encontraría en su interior. La magia arcana sabía lo poderoso que era y no dudo en lo que era capaz de llegar a crear, solamente pidió a una fuerza desconocido que no lo regresaran nuevamente a cuando su hermano había muerto. Recordar su muerte era un peso que, aunque no lo recordara todos los días, vivía presente y colgando con un peso inexplicable. Tomó el anillo que le ofreció Suluk y se lo colocó en el dedo indice de la mano derecha. — Haré que te sientas orgullosa de mi, arcana Suluk. Fue lo único que dijo, decidido y dedicándole una fina sonrisa a su maestra antes de girarse hacia el portal e ingresar en el. Cuando tocó el portal sintió frío, era una magia que se veía espesa como el agua pero no mojaba y cuando tuvo medio cuerpo dentro esta sintió como una fuerte presión lo absorbía, llevándolo a un remolino de oscuridad en el cual solamente cayó. Pik despertó, manteniendo los ojos entreabiertos debido a la claridad del lugar. Se cubrió con la mano un poco de la luz y tras no reconocer el lugar se incorporó de golpe, notando como el heno de la cama lo tenía pegado por todo el cuero. Se quedó quieto, acostumbrando la vista a la luminosidad para empezar a identificar el lugar. No lo conocía, pero parecía un granero. No olía mal, pero se podía ver montañas de heno por todo el lugar, el sol entraba por huecos en la parte superior y en el exterior se podía ver el cielo azul. Sentía una punzada de dolor en la cabeza y podía recordar absolutamente nada, como había terminado ahí y porqué estaba vestido como un campesino. Se levantó y se sujetó con una pila de heno cercana, no había caído en cuento en lo mareado que estaba. — Al fin despertaste, Pik, mamá ya estaba preparando un viaje para San Mungo si no despertabas en las próximas tres horas. Mentí por ti sobre anoche —acotó de unos segundos— la fiesta en el pue… ¿me estas escuchando? ¿vas a vomitar? Con el rostro arrugado, algo jorobado, con dolor de cabeza y la garganta seca, Pik veía frente a él una imagen que ni en sus sueños habían ocurrido. Luke, contemporáneo con él, lo miraba con ojos juicios y preocupado por los pensamientos del Macnair. Sabía que había estado viviendo con Luke desde hace muchos años… pero algo no estaba bien, la impresión de verlo no era normal. — ¿Luke? —dijo con la voz quebrada, sintiendo como las lagrimas lo amenazaban por salir. Su hermano lo vio con gesto confuso y tras un gesto con las manos, se acercó a Pik y lo rodeó por el hombro, haciendo que apoyara su peso en él. — ¿El golpe fue más fuerte de lo que aparentaba, no? Aunque tengo que decirlo —Luke soltó una fuerte risotada y abrió la puerta del granero— estar tan borracho para saltar de un segundo piso y no usar tu magia para detenerlo fue un verdadero acto de estupidez, ni que pudieras volar. Las palabras de Luke no tenían sentido para el Macnair, no recordaba absolutamente nada y la vista frente a él no lo ayudó a recordar. La granja de la familia Macnair en las colinas de Irlanda nunca se habían visto tan vivas como en esa ocasión, o así recordaba él. En la distancia, en la cima de la colina, se encontraba la cabaña de su familia. Ambos Macnair empezaron a caminar hacia la cabaña. Luke le explicó que anoche en vez de aparecer en casa apareció en el granero, había demasiado alcohol de por medio para hacer una buena aparición. Su hermano habló de temas variados, Pik más que todo asentía y se lo quedaba mirando embobado, como si nunca antes lo hubiera visto. Algo estaba mal, lo podía sentir. Simplemente aquello no encajaba con lo que él era pero, ¿qué era? Siguió el camino sin hablar hasta llegar a la puerta de su hogar, desde el interior llevaba un aroma a comida que pudo identificar. Solamente existía una persona en la tierra que podía crear esos platos. Estaba por empujar la puerta cuando Luke me detuvo el brazo. — Hay que buscar primera una calabaza, mamá hará para la noche. Asintió y ambos rodearon la casa, llegando a un pequeño huerto que contenía varias verduras. Pik dejó que Luke fuera a coger la calabaza y mientras lo veía un sonido lo sacó de mismo, un graznido proveniente de un par de cuervos que volaban encima de ellos, esperando por comida. — ¡Eh, fuera! —Luke sacó su arma. pero antes de que pudiera hacer algo el mayor de los Macnair se lanzó hacia él y le quitó su arma— ¿¡Que mier** haces, Pik!? Esos pájaros lo único que hacen es destrozar el huerto y cada centímetro de comida que vean por la granja. — No los ataques —se limitó a decir el Malfoy, con la voz entrecortada. — ¿Que importancia tienen? Son solo unos pájaros carroreños que buscan destrozar nuestra granja. — Te dije que no los ataques, Luke, solo por ser unas aves no se merecen el derecho de ser asesinadas a sangre fría. El menor de los Macnair no se esperaba esa respuesta. Pik cogió la calabaza y se dejó a Luke atrás, dirigiéndose hacia la puerta trasera de la cabaña. Abrió la puerta y entró, dirigiéndose a la cocina. —…sempra! Un frío recorrió la espalda del Ángel Caído, dejando caer la verdura al suelo y dándose media vuelta desde donde venía. Vio como el hechizo de su hermano asesinó a uno de los cuervos y este cayo de golpe al suelo. Un sentimiento de dolor incompresible se apoderó de Pik, sin saber de que se trataba todo aquello. En ese momento solamente quería asesinar a su hermano, un sentimiento que nunca llegó a pensar pero que se sentía correcto. — Te dije que no lo hicieras, Luke, ¿¡es que no haces caso!? Con varita en mano Pik se dirigió hacia Luke, dispuesto a enfrentarlo por lo que hizo. Sin prestarle atención a lo que sucedía a su alrededor, se le fue imposible detallar que el anillo de plata que antes era plano empezó a cambiar, adoptando en el centro de este el rostro de un cuervo con los ojos rojos y el pico en apuntando a la punta de su dedo. La parte de atrás del anillo no se llegaba a tocar, pero adoptó la forma de un par de alas que rodeaban el dedo del Macnair. — ¿Por qué lo hiciste? —preguntó Pik, apuntando directamente a su hermano con su arma. Se hizo silencio incomodo en el ambiente, interrumpido por una risa profunda que provenía de Luke. — Lo hice porque no merece vivir, es un simple animal sin valor.
  9. Una de las tantas cosas que había aprendido de su forma animal es que el cuervo siempre tenía hambre, cosa que se apoderaba del Macnair luego de estar en esa forma durante un largo periodo de tiempo. Tenía hambre y se sentía cansado, pero aun la prueba no había terminado. No veía donde terminaría, solamente esperaba que estuviera más de la mitad del recorrido avanzado. Caminó durante casi veinte con una temperatura fría, a pesar de alejarse de la tormenta todo el recorrido había quedado repleto de nieve y la brisa hacia que los copos se metieran entre su ropa. Desde la distancia pudo notar que, en el cielo, empezaba a aparecer una gran estructura de metal en forma de laberinto. Flotaba por el aire y conectaba directamente hacia una montaña a varios kilometros de distancia. —Está muy fácil, Arcana Suluk. Nunca se había arrepentido tan rápido de algo. Una sombra descendió del laberinto de un salto y Pik corrió hacia atrás, notando como lo que caía estaba por aplastarlo. Casi sin hacer ruido una esfinge apareció frente a él, dejando una nube de copos de nieve volando alrededor de ella. Sabia que estaba en aprietos ante esa aparición, nunca traían algo bueno. —Supongo que… —Una pregunta bien respondida equivale al precio de salvar tu vida, una pregunta mal contestada y tu vida será arrasada —se comunicaba mentalmente, sin mover sus labios y con una voz fría, áspera y sin tacto. La cola en forma de serpiente miraba al Macnair fijamente, saboreando el aire—. Soy el estanque de los sueños, el pozo de los lamentos y el río de las emociones ¿que soy? Se quedó callado esperando mas información para poder responder, pero solo recibió silencio. Desafió con la mirada a la esfinge y esta no respondió, aunque el brillo de sus ojos era ardiente, viva. Todo en esa experiencia que había tenido estaba relacionada su animal interior, por lo que tenía que estar relacionada a la respuesta. Tuvo varias ideas en mente, pero ninguna lo convenció. Duró un par de minutos pensando, eligiendo un máximo de diez opciones y empezó a justificar cada una, eliminando cada una hasta que solo restaba la opción final. Era su respuesta y a pesar de su sencillez, le costó llegar a ella. Tuvo que pensar y analizarse en los últimos días, en como había cambiado desde que aceptó al cuervo y como este estaba relacionado a la esfinge. —La respuesta es uno mismo, el humano. Uno mismo es el estanque, el pozo y el rio, el lugar donde uno se queda estancado, el lugar donde las emociones se contienen y como las emociones pueden fluir.. La esfinge asintió, haciéndose a un lado y dandole paso al Macnair a que siguiera el camino. No lo pensó dos veces, dejó que la magia fluyera dentro de él y tomó la forma del cuervo nuevamente, aleteó y empezó a volar, directo a la entrada del laberinto flotante y empezó a volar por sus caminos. Podía caminar el laberinto ya que contaba con piso y antes de ingresar notó que estaba conectado con una montaña, pero volando era más fácil y el instinto animal le proporcionaba más sentido. Podía evitar las trampas del laberinto y las paredes en falsos, por lo que esa ultima prueba haciéndola en su forma animal fue la más fácil, lo único complicado fue encontrar el camino correcto. Duró casi veinte minutos en hacerlo, cruzando de una esquina a otra y sintiendo el cansancio por su cuerpo. Finalmente cuando cruzó por un pasillo vio un camino de cerrado de piedra distinto a los demás, ingresó a este y empezó a descender. Abajo, pudo ver finalmente a la arcana. Cuando estuvo lo bastante cerca del suelo volvió a su forma a original, tropezando un poco al caer. —Arcana Suluk —la saludo, haciendo una leve reverencia, con la respiración un poco alterada por todo lo que tuvo que volar— deseo realizar la prueba —. Se encontraba emocionado a pesar de todo, se podía notar en cada centímetro del rostro del Macnair, sus ojos brillaban emocionados y se sentía listo, había aprendido más de lo que pensó en aquel tiempo.
  10. Suluk le informó sobre la prueba a su manera, directa. Le agradaba que fuera así, sin hablar más de la cuenta y sin adornar cada oración como muchos magos hacían. Había completado la primera parte de su habilidad hace casi dos semanas y había descasado como se le ordenó, poco, pero lo hizo. Los primeros días de su estadía en la mansión Macnair consintió en convertirse en cuervo cuando el lo necesitaba y no a su antojo, pronto descubrió que aquello era una necesidad entre ambos, no solo entre el Macnair. Había mejorado mucho pero aun le quedaba camino por recorrer, tenía una prueba por delante y tenía que demostrar que era merecedor de la habilidad de Animagia. Pik se encontraba en una isla y tenía que llegar al otro extremo. El clima de la isla era poco calurosa y no le impidió el caminar sin mucha dificultad. Notaba como el aire era seco y carente de humedad, extraño para tratarse de una isla y de la cantidad de poder mágico que se encontraba concentrado, se podía notar hasta en las raíces de los arboles. Una nube cubrió el sol y alzó la vista, sorprendiendose por el cambio que observó. Copos de nieve empezaba a descender, cubriendo poco a poco cada centímetro del suelo, cada piedra y amenazando con teñir de blanco cada árbol a su alrededor. A medida que avanzaba podía notar como el piso la nieve del suelo tomaba más nivel y la nevada empezaba a volverse más fuerte. Sacó su arma del pantalón e intentó convocar una defensa mágica para protegerlo del frío, pero parecía que su varita no reaccionaba. Siguió su camino y todo era blanco a su alrededor, parecido a la primera vez que vio la cabaña de su maestra. Si no podía usar su magia debía deducir que era parte de la prueba y solo podía contar con su ingenio y su forma animal, ahí se encontraba la clave de todo. Sabía que era así, pero tenía que resolver como llegar a su meta. Cuando logró caminar lo más que pudo y notó a la distancia una sombra tan alta como las nubes se quedó de pie, sin poder encontrarle fin tanto en alto como en ancho. Intentó hacer un Incendio para derretir el hielo, pero de su arma no salió más que una simple chispa de fuego. Intentó otro hechizo de las clases de la academia, lanzó unas flechas de fuego y no pasó nada, el hielo ni amenazó con derretirse. Optó por usar un hechizo de bando y uso un Fuego Maldito, creando tres llamaradas de fuego que no hicieron efecto. Su magia no servia. Maldijo por lo bajo y se abrazó, sintiendo el frío filtrándose en sus huesos. Luego de tres intentos de magia sabía lo que tenía que hacer, era bastante lógico y había dejado esa opción para lo ultimo. Se conectó mentalmente con el cuervo que estaba en su interior y aquella magia antigua se apoderó de él, en un cerrar y abrir de ojos se encontraba aleteando hacia el cielo, luchando contra las corrientes de aire. Se acercó al muro y le dio un pequeño picotazo, creando un pequeño agujero que, si sacaba cuentas, tendría que durar horas en abrir un hueco de su tamaño. No era una opción. Solo había una. Voló y se alzó lo más que pudo, siguió volando hacia las nubes ignorando el cansancio, la amenaza del frío y los calambres que empezaban a dominar sus alas. Aleteó lo más que pudo hasta cruzar el limite de las nubes en donde pudo ver, a muchos metros bajo él, la isla tan pequeña como una ciudad. Al fin el muro de nieve tenía limite, se esforzó en cruzarlo ya sin energía y sintió como se desmayaba tras pasarla. Empezó a caer en un vacío oscuro que solo trajo recuerdos lejanos en él. Era esa noche en el bosque de suecia, lo único que se escuchaba eran el ruido de las ramas romperse y los pasos de tres magos corriendo en búsqueda de ayuda. Pik y su hermano corrieron como nunca, sin caerse ni ser impactado por ningún rayo del mago que seguía a ambos. Eran jóvenes, de 12 y 10 años respectivamente. No era la primera vez que tenía ese sueño y, a pesar de todos los cambios que su mente le podría dar, siempre terminaba de la misma manera. Algo en el sueño era diferente, se sentía más vivido que nunca. El ardor en su pecho por la falta de aire era tan candente como aquella noche. La preocupación y el peligro aun lo dominaba, pero a pesar de la falta de practica de sus hechizos y la magia, por primera vez Pik y Alec pudieron detener a su perseguidor tras hacer que unas ramas de un árbol cayeran sobre él, creando el tiempo suficiente para que ambos se escaparan de él. Se sentía bien ver un sueño cambiar y poder jugar con la mente, pero el graznido de un cuervo rompió el ambiente. Volvió a graznar, pidiendo ayuda. Pik, a pesar de que en aquel pensamiento tuviera 12, sabía que aquello estaba ocurriendo en su mente y la conexión con algo exterior, su forma animal logró sacarlo de aquello. Lo que estaba sucediendo no era más que una prueba y no era verdad, las cosas no debían de ocurrir así. En la distancia del bosque podía ver como la sombra de un hombre volvía a amenazarlos y, en vez de cambiar la historia, la aceptó y salió corriendo al lado contrario del bosque. Al abrir los ojos se encontraba en su forma de cuervo, descendiendo a toda velocidad hacia el suelo del lado contrario del muro. Abrió las alas y empezó a planear, descendiendo con lentitud al suelo hasta caer al piso y optar nuevamente con su forma humana. Desde la distancia podía ver que aun le faltaba recorrido, pero la ya tenía una parte recorrida. Off: no había visto que ya tenía topic la prueba, disculpa el retraso ;o;
  11. — Nadie se va de acá Goderic intentó salir con Madeline, pero el Macnair no dejaría que eso sucediera. Ambos fuegos negros estaban en su máximo nivel, por lo que indicó que la primera esfera de fuego descendiera hacia Goderic para robar su vida. La segunda esfera de oscuridad descendió hacia Madeleine e impactó en ella, robándole la vista. —Célerus Fuegos Malditos —exclamó seguidamente, creando dos llamaradas que fuego que, de salto en salto, fueron tomando forma de conejos. El primer conejo impactó en Madeleine y el segundo en Goderic, creando en ambos heridas sangrantes que causarían su muerte en aquel instante. Luego de aquello pensó Levicorpus hacia Goderic y tras otro movimiento de hechizo repitió el hechizo, haciendo un Levicorpus en Madeline. —Dije que nadie se sale de acá —. Ambos quedaron colgados con los tobillos al cielo a dos metros del suelo. Ninguno de los dos podría hacer algo contra la cantidad de hechizos en su contra. Pik asintió complacido y miró como otros mortífagos empezaban a atacarlos.
  12. Pik fijó la vista en Elvis, un miembro de la Orden del Fénix que llegó poco después que él. Su intención era atacar, pero el Macnair era mucho más rápido que él y era momento de empezar a asesinar fenixianos. Alzó su arma contra él e hizo un amplio movimiento con la varita. —Expelliermus Mortis —el rayo rojizo cruzó la distancia que separaba a ambos e impactó en el arma de Elvis antes de realizar el Incedian Din, haciendo que su varita volara cinco metros a al derecha. Alyssa debía seguirlo y buscar la varita para que de esta manera Elvis muriera tras su siguiente hechizo. Lo apuntó nuevamente y bastó con un hechizo para robarle la vida. —Morisoseo Ánima —invocó el hechizo más potente que tenía, haciendo surgir de su arma un aura de cráneos fantasmales que impactaron directamente en el pecho de Elvis hasta robarle la vida al fenixiano. Sin su varita poca cosa podía hacer, por lo que era cuestión de tiempo para que muriera.
  13. Aprovechó el momento que tenía y volvió a elevar su varita. —Fuego negro —dijo, concentrando su poder mágico en un punto en el cielo— Fuego negro —repitió, haciendo lo mismo. Dos bolas de fuego negro surgieron del cielo, entre ambas tenían varios metros de distancia. Ambas esferas empezarían a acumular poder mágico con la única orden de atacar cuando el Macnair lo ordenara. Si todo salía como planeaba aquel hechizo eran dos muertes seguras. Mei aun se encontraba herida y pronto moriría, por lo que esperó el siguiente movimiento de la Líder de la Orden del Fénix. Dentro de todos los mortífagos era Leah la cual se encontraba en mayores aprietos y decidió ser condescendiente con ella. La apuntó con su arma e hizo otro movimiento. —Detritus —una capa de gas transparente rodeó al Macnair y Leah en aquel momento, dejando a ambos mortífagos protegidos de cualquier ataque que se dirigiera en su contra. De aquella forma los dos Ángeles Caídos podían aprovechar un par de minutos para atacar sin necesidad de preocuparse de muchos hechizos que podrían caer en su contra.
  14. Tenía que aprovechar el tiempo a su favor, crear defensas y ayudar a sus compañeros los cuales lo necesitaban. Contaba con cierto poder mágico que otros magos carecían y debía de aportar aquel conocimiento a quien lo necesitaba. Alyssa había aumentado su poder y no necesitaba estar protegiéndola, ella sabía como hacerlo. Alzó su arma e hizo un nuevo movimiento con su arma —Expectro Protego — un manto de oscuridad surgió a varios metros encima de él, las sombras se acumularon en un punto y dieron forma a un fénix de oscuridad adulto. Con ojos rojos y una mirada penetrante el anima empezó a volar alrededor del Macnair, con la orden de defenderlo ante cualquier ataque y curar a sus compañeros que necesitaban su ayuda. El depositó una lagrima en Pik y voló luego hacia donde Leah, depositando una en sus ojos para curar a ambos del efectos del Strellatus. Mei empezó a curarse de las heridas provocadas por sus hechizos y, aunque se curara, aun debía hacer unas cuentas más debido al poder de sus ataques. Pik volvió a proyecta un primer corte en diagonal en el pecho de Mei, seguidamente proyecto un segundo corte en el mismo lugar, creando una cruz en su cuerpo que estaba conviertiendose en una cascada de sangre. Mei iba a morir pronto y su trabajo era robarle su vida.
  15. Los hechizos cruzaban los jardines e iluminaban con sus brillos a los magos. Desde su posición, aun sin atacar y nada sobre él, podía observar todo con claridad junto a Alyssa. Estudió con rapidez la situación y al llegar a la conclusión de lo más apropiado que hacer sacó su arma e hizo un movimiento con esta. —Célerus —dijo el Ángel Caído, sintiendo como sus pupilas se dilataban y todo sucedida más rápido a su alrededor. Asintió para si mismo e hizo otro movimiento con su arma.— Fuego Maldito Mortis. Tres llamaradas surgieron de la punta de su arma y mientras se dirigían a sus oponente empezaron a saltar por el aire, tomando la forma de conejos. La primera llamarada saltó encima de Mei, la segunda le dio en el pecho a Madeline y el tercero saltó en la espalda de Lisa. Los tres magos de no curarse tendrían heridas sangrientas que podrían causar su muerte. Pensó Confundus e hizo que Mei cayera en un estado de confusión del cual no podría salir tan fácilmente, su mente divagaría lo suficiente para que él pudiera aprovecharse de aquellos segundos. Alzó su mano libre e invocó la katana de plata oscura, del mismo color de su mascara. Fijó la vista en Mei y sonrió, aquella mujer sabia el poder de su poder. Proyectó un corte de katana en el pecho de Mei, haciendo que un baño de sangre empezara a surgir de la fenixiana y tiñera el suelo de rojo. De no curarse con rapidez moriría en el acto.
  16. El ardor recorrió el antebrazo del Macnair y este prácticamente no lo sintió, todos sus sentidos se encontraban fijos en la Triviani. Costó un par de minutos para que ambos se dieran cuenta el calor inusual que la marca estaba produciendo y la urgencia de la invocación. Alyssa como de costumbre saltó fuera de la cama como un gato y se vistió a una velocidad inhumana, por su parte se levantó con calma y disfrutó del ardor, sabía que Leah estaba sufriendo y aquel sentimiento lo reconfortaba. Cogió su varita e hizo aparecer un bata negra alrededor de su cuerpo, luego una mascara de plata oscura ocultó su identidad y miró fijamente a su pareja. Tras la mascara ambos mostraban una sonrisa y sabían el compromiso en el que se estaban metiendo. Él confiaba su vida en ella, por lo que no tenía nada que temer. La cogió de la mano y tras tener en mente su destino desaparecieron. Ambos mortífagos aparecieron en las afueras del hogar de la familia Tonks. El sol descienda hacia los limites de la vista y teñía todo lo que tocaba en un intenso color naranja. Pik asintió ante las palabras de su prometida yambos ingresaron hacia los jardines de la propiedad, el Ángel Caído estaba dispuesto a asesinar a quien tocara a sus compañeros.
  17. Pik Macnair

    Animagia

    Fue imposible disimular la sonrisa que atravesó el rostro del Macnair, los comentarios de Suluk y la felicitación era algo que no se esperaba luego de lo que había causado. Sintió que a pesar de hacer un desastre su cometido estaba cumplido hasta el momento y su razonamiento, aunque tuvo miedo de ese en algún momento, tenía resultado. La relación entre el animal y la persona no era algo que surgía de un día a otro. —Gracias, arcana Suluk, sus palabras me alegran y agradezco el camino que me ha marcado hasta el momento. De no ser por usted seguiría en el limbo, sin saber que vuelo tomar y como… empezar a comprender mi forma animal. Comprender era una palabra clave para él, era delicada y aceptaba que era un aprendizaje constante. La magia así lo era y en este caso más todavía, si prácticamente debía convivir con un ente interno. Suluk siguió hablando y sintió cierto escalofrío cuando empezó, imaginando que todo lo anterior dicho era para crear una ilusión perfecta en la cual podían derrumbarlo. No fue el caso, pero la costumbre de que la mayoría de los profesores fueran así era algo que no le sorprendía. Meditó solo la pregunta un par de segundos, el hecho de que estaba cumpliendo con éxito la clase era la motivación para alejar los pensamientos negativos. Debía enfrentarse a su animal y nuevamente volverse uno, terminar de comprenderlo y dominar la habilidad de una vez. Se acercó a Suluk cuando estuvo decidido y al terminar de hablar con Heliké se dirigió a su tutora. —Sí deseo presentar la prueba de Animagia, Arcana. Me siento preparado y si me haces la pregunta, pienso que tienes tanta esperanza como yo en que lo logre.
  18. Pik Macnair

    Animagia

    La sensación de volar era mejor que la del sueño. Sentía la libertad al moverse y de planear, la ligereza al dejarse llevar por la brisa y la visión que obtenía mientras más se alzaba. Todos los animales salieron del edificio dedicados a ellos y se alzaron hacia el cielo, dejando abajo de ellos los gritos de los muggles y las alertas llamando a los guardianes del zoológico. Para el Macnair lo relacionado a los humanos no tenía importancia en aquel momento, estas con los suyos. Al ser consciente de aquellos pensamientos, de que era un humano y un cuervo, sintió su magia vacilar y por poco perdía la conexión a la altura que se encontraba. Se calmó mientras debatía con su animal interior, el equilibrio entre ambos era importante si debía de sacar provecho de esa nueva habilidad que estaba aprendiendo. Era tanto animal como mago, un ser un poco más avanzado que otros hechiceros. Su aceptación lo ayudó, aunque al orgullo del cuervo no le terminó de gustarle aquella afirmación. Entendió en ese entonces a lo que se refería Suluk. Aunque el cuervo no podía hablar, solo eran sensaciones y deseos lo que transmitía, debía aceptar que eran similares a las suyas. Nunca había convivido con alguien parecido a él, simplemente tener a alguien con una personalidad similar era chocante, difícil de comprender y más que todo, de aceptar. El orgullo del cuervo lo recordaba a él en ciertas situaciones que, aunque sea difícil de aceptar, al ser la más lógica y comprensiva se tenía que ceder. Asintió para si mismo y empezó a descender. El aterrizaje no fue el esperado. Confió en que su parte cuervo y la naturaleza lo ayudarían a llegar la piso con agilidad, sin dificultad. Descendió atrás de una cabaña donde vendían comida y a dos metros del suelo se transformó en humano, cayendo de golpe y rodeando por el suelo. Casi podía escuchar al espiritu animal dentro él rindose, suponía que se trataba de una venganza ante lo antes ocurrido. Tenía mucho camino que recorrer ambos. Pensó en un Episkey para curarse del dolor en el pie derecho tras la caída y salió de la zona, dirigiéndose nuevamente a donde se encontraba la arcana. Desde la distancia pudo ver como Suluk clavó la mirada en él y reprobó lo que había hecho, no necesitaba explicarle lo sucedido. Ella ya sabia sobre la liberación de los animales. —Arcana Suluk —dijo al estar cerca de ella, haciendo una pequeña reverencia— disculpe por lo sucedido, pero simplemente no podía dejar a todos esos animales encerrados cuando sé que no es lo correcto —expliqué, aunque seguramente ella buscaba otra respuesta—. La conexión con el cuervo tras lo sucedido lo comprendí y, más que tener una conexión con el animal, tuve que comprenderlo a él y a mi, ya que nuestra forma de pensar en similar y nuestros luchamos por lo que queremos obtener >>A pesar de entender la conexión, siento el lazo entre ambos siempre está en constante ejercicio y es un trabajo que lleva muchos años dominar a la perfección. Es un lazo muy fuerte que nunca pensé tener… conmigo mismo —terminó de decir, meditando sus ultimas palabras. El cuervo y él eran uno, por lo que debía empezar a hablar como un solo ente capaz de ser dos al mismo tiempo.
  19. Madeleine parecía la única viva entre los dos magos, Hank al parecer había entrado en estado de shock con tanta luminosidad en la habitación, cosa bastante extraña teniendo en cuenta los rumores que corrían sobre él y su compañía en Ottery. Pik se adelantó y se sentó frente a Oromis, apoyando las rodillas al piso y descansado sobre sus pies. Con una seña indicó a la hechicera que se acercara y lo imitara —Como dice Madeleine —imitó la pronunciación tras la pequeña clase recibida minutos antes— venimos por parte de los Uzzas para conocer más sobre usted y… —Sobre mi maldición —Oromis cortó en seco la charla, jugueteando con sus dedos. Estaba sentado en forma de mariposa sin mirar ningún punto fijo, solo movimiento el rostro con movimientos lentos, detectando sonidos que solo él percibía—¿para eso lo mandan los Uzzas, solo para conocer sobre mi maldición? Pik cruzó la mirada con Madeleine antes de responder, el tono de voz del mago había cambiado y se sentía más rígida, dejando el tono cansino a un lado. —Sí —respondió el Macnair, dudando por un segundo— venimos a conocer a que nos hable sobre ella. El silenció se apoderó de la sala durante un par de minutos, Oromis parecía una estatua de carne y hueso, mirando un punto fijo entre la distancia que separaba a los magos. Tras casi cinco segundos se enderezó, llevándose las manos a la banda que cubría sus ojos y la retiró, dejando ver su rostro descubierto. —Si quieren saber sobre mi maldición —dijo, con los ojos cerrados y alzando ambos brazos, uno en dirección de Madeleine y otro hacia Pik— la mejor forma de conocerla, es viviéndola. La reacción de ambos fue demasiado tarde, al intentar moverse para atrás Oromis se lanzó sobre ellos y colocó su pulgar en la frente de ambos, al momento que abría sus párpados y mostraba sus ojos blancos carentes de expresión. El mortífago sintió al cruzar la mirada con él como la magia penetró en su cuerpo y lo envolvió en lazos invisibles que no lo dejaban mover, luego una sensación de embriagues lo invadió, haciendo todo borroso a su alrededor. De golpe se encontraba sentando en un banco de madera al lado de Madeline, rodeados de gente y de lo que parecía una iglesia. Se encontraba prácticamente a oscuras, siendo unos vitrales de colores la única luz que proporcionaba al lugar. Las campanadas sonaron y un cura salió de la parte delantera, vestido con ropaje blanco y llevando entre sus manos lo que pareció un basto bañado en oro. —¿Ese es… Oromis? —preguntó en voz baja, acercando su rostro hacia el de la hechicera. Aun recordaba que se encontraba bajo el efecto de una maldición, pero no se sentía mal ni lo rechazaba, simplemente se sentía complacido de lo sucedido.
  20. Hola \o/ Ultimamente no encuentro ninguna imagen que me guste para una firma, así que vengo a dejarle a mi primosa el trabajo de hacerme una +.+ xDDDD También puede tener un avy a juego para que ir combinado por el foro <3 y bueno, eso es todo huehuehue. Era momento de que me hicieras una firma de nuevo *-*
  21. Pik Macnair

    Animagia

    Asentí respondiendo su pregunta, asegurando que era un cuervo. Su mirada reveló asombro y cierta felicidad, y es que estaba seguro que Suluk con cada avance de sus alumnos se sentía tan complacida como uno. Podía sentir la ansiedad empezando a recorrer mi cuerpo por dar el próximo paso, darme a entender como mi animal interior y usar aquel poder mágico que estaba despertando dentro de mi. —El cuervo debe relacionarse a una situación cercana que me afectó e hizo que empezara a crecer dentro de mi, nunca antes me había pasado —empecé a deducir tras las palabras de la arcana, entendiendo la conexión que mencionaba. Debía describirla, pero más que eso, necesitaba comprenderla—. Entiendo, arcana Suluk, volveré cuando de por entendido la conexión que existe entre ambos. Di media vuelta y le dediqué pocos segundos de importancia a los demás alumnos, eran magos de Ottery que conocía a unos más que otros. Sin conocer el rumbo que debía tomar empecé a caminar por el zoológico encontrándome con varias zonas, pasando primero por un grande edificio dedicado a los reptiles. Seguí sin rumbo, caminando bajo el sol y pensando en el cuervo, buscando la posible relación que podía existir entre los dos y porqué a esta altura de mi vida. Existían dos cosas en los últimos meses que me habían cambiado por completo. La primera era que me casaría, cosa que nunca pensé en hacer. La segunda fue dejar el liderato de la Marca Tenebrosa, una labor que ni pensé llegar a tener. No podía compararme si me encontrara con una versión mía de hace un año, más joven, impulsivo y sin pensar en las consecuencias que traía cada acto que hacia. Había madurado más de lo que podía imaginar y lo podía notar en cada decisión que tomaba. —¡Craaaa! El graznido hizo detenerme, mirando hacia la dirección de donde provenía. Un cuervo negro estaba encima de un banco de madera con la mirada fija en mi, sabía que las casualidades no existían dentro de la magia y su llegada era una señal. Di un paso en su dirección y con eso bastó para ahuyentarlo, alzó vuelo y empezó a volar hacia la otra dirección del zoológico. Mi única opción era correr tras él y así hice. Pedí disculpa y tumbé a un muggle que se atravesó en el camino, solamente veía al cuervo rasgar el cielo sin ningún impedimento, mirando para atrás cada pocos segundos para comprobar que lo seguía. Me quedé enterrado en el suelo al vislumbrar en la distancia un gran domo de vidrio de varios metros de alturas, era el lugar a donde me estaba llevando. Caminé la distancia que me separaba de la edificación, notando como el ave se encontraba posado sobre un cartel de madera donde señalaba que en esa área se encontraban todas las aves. El interior, si se podía considerar un edificio, era totalmente de vidrio. Se sentía aun el cielo y el calor del encima de todos, era todo digno de admirar. Habían muchas especies de aves encerradas en grandes jaulas repletas de fauna, parecía una extensión de su habitad natural. Admiré a cada una de ellas, pero a medida que recorría el lugar una desagradable sensación se apoderó de mi. No eran libres, no se veían feliz. No querían estar ahí y sus miradas me lo decían, su sufrimiento era casi similar. Un par de graznido hicieron que todo quedara en silencio para mi y que todo mi mundo girara alrededor de la nueva zona, repleta con casi una docena de cuervos de todos los tamaños. Estaban encerrados en contra de su voluntad y aunque no se veían enfermos, sus ojos revelaban el poco agrado por esa decisión. Eso debía terminar. Desconocía si Suluk se molestaría por mis acciones, pero seguir mi instinto siempre me había traído buenos resultados. Suspiré y agarré mi varita, intercambiando mirada con los animales encerrados. Hice un movimiento con el arma sin que ningún muggle se diera cuenta y tras un leve click, las jaulas se abrieron al mismo tiempo. Luego, todo fue una conmoción entre gritos de terror, miles de aleteos saliendo de sus jaulas y diferentes sonidos provenientes de los animales. De mi cuerpo solo salió una risa nerviosa y un poco alegre, disfrutando del acontecimiento. El incidente saldría en las noticias y seguramente buscarían al culpable, pero no me arrepentía de mi decisión. Todas las aves volaban encima de mi, algunas dejando plumas tras su vuelo forzado. Se veían libres y decididas, conscientes de lo que habas hecho por ellas, dando vueltas alrededor de la cúpula superior de vidrio. Quería unirme a ellas y más que todos a los cuervos, quienes volaban separados pero a la misma altura, vigilando todo. Como en mis sueños no luché, solo me entregué a esa sensación de libertad, de caída y liberación, repleta de una magia conocida pero poco recorrida. Me alcé como nunca antes lo había hecho, en un salto envuelto en magia y con la misma sensación de mis sueños. Luché por volar, haciendo que mi cuerpo obedeciera mis ordenes y visualicé el cuervo que se me apareció libre de tomar decisiones, desde la mas tranquila a la más salvaje. Un choque de magia explotó dentro de mi y al bajar la vista, el suelo estaba a muchos metros abajo de mi.
  22. Pasé por alto el comentario de Madeline relacionado a su ambiente de trabajo, vivir metida en las casa ajena sin que los familiares de esta te deseen debe ser una verdadera maldición. Solo deseaba que en esta clase se librara de aquellos males que tenía encima. Escuché a ambos con atención, pero fue imposible no imaginar un par de respuestas ofensivas solamente por ser ellos. Sonreí y calle, siendo lo más parcial posible y viéndolos como un par de alumnos más los cuales desconocía por completo. —En esta clase conoceremos más sobre las maldiciones que afectan a las personas de una manera diferente, algo más allá de las maldiciones imperdonables que todo mago conoce desde que tiene uso de razón. Esos hechizos son muy banales y sencillos para lo que verán hoy. Si bien es cierto lo que dices, Madeline, hay ciertas maldiciones que están tan bien protegidas que ni un Specialis Revelio te dirá si el objeto está maldito. La mejor defensa para saber las maldiciones es empezar a conocer estas, como afectan y ver las huellas que dejan. Toda maldición deja un rastro, fácil o difícil de ver, siempre está. >>Jank —al mago no lo conocía como a Madeline, tenia la decencia de no interrumpir en la mansión Macnair como si se tratara de su casa(?— salud —dije tras su estornudo—. Tienes razón en parte, pero las maldiciones, las poderosas y que han marcado un antes y un después en la historia de la magia, no son aquellas que el mago lo hace por hacer algo negativo o un mal —hice una pequeña pausa, empezando a caminar hacia la catedral—. Las maldiciones mas efectivas son aquellas que el mago piensa que son buenas, que la hace con un propósito positivo y aunque sea un tema en que el se pueda divagar, la magia siempre será más fuerte si es para un propósito que uno ve importante y por el que deba esforzarse. Era casi irónico que mantuviera esa charla con ellos, se podría de interpretar de muchas manera, pero era así. —Estas maldiciones tienen un precio depende de donde se haga, las mas comunes son en objetos y la mayoría son por venganza, algo muy común. Lo que conocerán hoy es una maldición bastante diferente a las que han leído o imaginado. Los magos y muggles podían ver la catedral desde su exterior de la misma manera, el cambio se producía al anterior. Tras la cruzar la gran puerta se podía sentir la magia correr por el aire, los hechizos protectores y un peso desagradable en el ambiente. Dirigí a ambos hasta el lateral izquierda de la iglesia, donde al final de esta se encontraba otra puerta de madera que dirigía a los pisos superiores. —Oromis es… complicado —no había otra palabra para describirlo al mago—. Los guerreros Uzzas son quienes han protegido esta iglesia con su magia y lo mantienen encerrado acá para el bien de todos. Como bien ya deben saber los Uzzas le gusta el peligro y les agrada compartir sus secretos con los docentes de la Academia que consideren aptos, de esta manera se puede investigar temas que uno vería imposible. La escalera era en forma de espiral y piedra, con pequeños ladrillos faltantes que hacían rugir el aire al ingresar y dejaban ver cada vez más pequeña la ciudad. A medida que subimos se podía sentir más la capa de hechizos protectores y como estos nos dejaban ingresar sin ofrecer ninguna resistencia. En el punto más alto se encontraba otra puerta, solo que con símbolos en un idioma antiguo y piedras preciosas formando figuras. —La puerta es una defensa mágica para que Oromis no salga, la labor de loas joyas es mantener todo su poder mágico dentro de la habitación —me acerqué a la puerta y con un gesto hice que se acercaran a mi— cuando entremos deben tratarlo de Oromis, Gran Hechicero y miembro de la Orden de Merlin, no queremos que se altere. Empujé la puerta y entrecerré los ojos ante el brillo de la habitación, del blanco pulcro que que recorría el piso, las paredes y el techo. Todo era tan brillante como el mármol recién pulido, incluyendo las estantes, muebles y sillas. En el centro de la habitación, sentando en un cojín se encontraba un hechicero con con ropa gris, de aspecto joven, tatuado con una serie de lineas por todo su cuello y clavícula. Sus ojos estaban protegidos por una banda del mismo color y tras escuchar la puerta cerrarse, una fina sonrisa se marcó en su rostro. —Tres magos, jóvenes y con un futuro prometedor, una descripción que nunca le ofrecería a los guerreros Uzzas. ¿Quienes son, a que vienen y que impide que no use mi magia en ustedes?
  23. http://i.imgur.com/giSxJ2I.png Oromis vivía en Estrasburgo, una pequeño pueblo en la frontera de Francia con Alemania. Se trataba de un lugar con altos edificios de época, con ríos que servían de espejos y un frío que parecía nunca abandonar a los habitantes. Cuando nevaba parecía un pueblo sacado de un cuento de hadas y, aunque nos encontraremos al comienzo del otoño, la brisa helada susurraba entre los pasillos y la noche cada vez llegaba con más antelación. La catedral era famosa entre los magos por quien vivía ahí, Oromis, un mago que muchos consideraban maldito. Su magia era extraña y oscura, en más de una ocasión los organismos mágicos de toda Europa intentaron detenerlo por su supuesta implicación en varios casos relacionadas a las artes oscuras. Lo que lo rodeaba era un misterio y eran pocos los magos que podían considerarse sus amigos, debido a que por su longevidad a todos los que conoció ya se encontraban fallecidos. En el salón 312-B de Hogwarts era el asignado para el claustro de Conocimiento de Maldiciones, pero en aquella ocasión se encontraba vacío. Los alumnos al llegar solo se encontrarían con un viejo pizarron verde opaco en donde rezaba con tiza blanca: los estaré esperando frente a la Catedral de Estrasburgo, lleven abrigo. Me encontraba frente a la catedral, envuelto en una capa de viaje y admirando la edificación. Era pleno medio día y el sol estaba oculto tras las nubes grises, provocando que las farolas y las luces internas del edificio iluminaran sus alrededores. Poco después llegaron mis alumnos los cuales conocía, debía ser un castigo del universo tener que compartir mis conocimientos con aquel par. —Bienvenidos a Estrasburgo, soy Pik Macnair y seré su profesor en esta oportunidad —sabía que ambos conocían mi nombre, lo que hacia no era más que formalidad—. Hoy conoceremos a un mago al cual muchos temen o juzgan sin llegarlo a conocer, son solo historias que corren todo el mundo sobre él. Nosotros descubriremos si todo lo que dicen es verdad. >>Antes de comenzar e introducirlos al mundo de la cátedra de Conocimiento de Maldiciones necesito saber que tanto saben del tema, ¿que son para ustedes las maldiciones? —era una pregunta sencilla, ambos magos debían saberla pero esperaba que demostraran más de lo lógico— ¿Como creen que afectan estas a una persona u objeto? ¿es posible detectarla si una persona u objeto está maldito?
  24. Pik Macnair

    Animagia

    Escuché atentamente a Suluk y asentía ante sus palabras, en ningún momento la interrumpí. Lo que decía transmitían experiencia, sabiduría y conocimiento, por lo que no me negué a lo que planeaba hacer conmigo. Si ella pensaba que esa era el mejor método para descubrir mi forma animal la aceptaría a pesar de sentirme en desventaja con los otros alumnos que, en su mayoría, si contaba con experiencia es transformarse. —Como usted ordene, Arcana Suluk. Revivir los últimos sueños que había tenido no me entusiasmaba, los recuerdos eran borrosos y aunque eran recientes, me costaba dar con ellos en mi mente. Dejé que la magia de la arcana me invadiera y en pocos segundos cerré los ojos, sumergiéndome en un vacío de oscuridad que me rodeó por completo. Empecé a caer, sintiendo la brisa pasar con fuerza alrededor de mi. Todo era oscuridad y aunque sabia que estaba en sueño intenté luchar, ya sea para despertarme, poder ubicarme o hacer que la magia funcionara. Sentí que pasaron minutos cayendo en un vacío, acostumbrarme a la sensación del viento alrededor de mi, el dolor punzante del estomago, no tener el control sobre mi mismo y la carencia de la vista. Dejé de luchar, sintiendo que era lo correcto y me entregué a la sensación, sin más opción En el fondo logré ver pequeños destellos, algunos fijos y otros moviéndose. Las siluetas de formas altas se formaron alrededor de mi, primero borrosas, luego empezando a tomar forma. Con la vista era capaz de admirar las sombras volviendose más nitidas entre menos luchaba ante la sensación, todo era más claro y entendible para mi. Cerré los ojos y respiré, percibiendo olores, presencias y todo aquello que mi vista no captaba. Al abrir los ojos todo era claro para mi. Parecía como si hubiera estado ciego toda mi vida. Los colores eran vivos y más brillantes que nunca, podía percibir el comportamiento de las personas por su olor, algunas eran un tanto apetitosas debía admitir. Sabía que era de noche y Londres estaba bajo mis pies, percibía a los carros moverse como hormigas formando figuras entre las calles y autopistas. Volaba, era una sensación que era familiar mas no la asociaba a mi. La sentía lejana, vivida, como un recuerdo recurrente y no como sueño que quería cumplir. Todo lo que estaba viviendo había sucedido. Me detuve en una ventana oscura, cerca de un faro y con el murmullo de la ciudad cercano. Contemplé Londres como nunca antes, detallando sus perfectos e irregularidades. Aquellos puntos ciegos que nunca pude llegar eran míos si se antojaban. El reflejo de luz contra la ventana captó mi atención, al voltearme sentí una bocanada de aire y como si alguien me tomara por el pecho y me sacara del sueño. Abrí los ojos y apoyé mis brazos en las rodillas, sosteniendo mi peso mientras recuperaba el aliento. —Es… soy —corregí al final, mirando a Suluk, notando como otros alumnos habían llegado a su alrededor— un cuervo.
  25. Pik Macnair

    Animagia

    La arcana era un encanto como toda persona mayor, sabia y dispuesta a ayudar si se le trataba de buena manera. El respeto era un modal que se enseñó en la familia Macnair desde temprana edad, una norma que nunca podía pasar por alto y que siempre traía sus ventajas con personas con buenos modales. Por parte de Thomas se veía que tuvo una mala infancia y la carencia de modales en su hogar era palpable, solo faltó escucharlo hablar. Si bien las ganas de responder eran tentadoras, se trataba de un trabajo que Suluk debía cumplir y de muy buena manera lo hizo. Me limité a sonreír y disfrutar del espectáculo. — Sí, Arcana, he tenido varios problemas con mi forma animal, veras… —saqué del bolsillo del pantalón un par de plumas negras azuladas y se las mostré, dejándolas en la palma de mi mano por si quería examinarlas— desde hace casi tres semanas cada vez que desaparezco, uso magia o tengo una buena dosis de emociones, pues… simplemente aparecen alrededor de mi. Salen de mi cabello, aparecen dentro de mi ropa y no encuentro forma de detenerlo. >>Pensé que estaba enfermo, quizás una enfermedad extraña o las replicas de un hechizo mal usado. Por lo que fui al hospital San Mungo y me dijeron que no era una enfermedad en si… más bien era como el despertar de mi forma animal —esas ultimas frases la hice con cierto misterio, como si todavía no procesaba bien la información que me habían dado—. Nunca me he podido transformar en un animal, pero desde que comenzó todo esto he tenido sueños muy vividos. Sentí un leve brillo en la mirada de Suluk, como si hubiera dado en el punto clave. El recuerdo de los sueños eran placenteros al recordar ver Ottery desde la altura, sentir la brisa como una extremidad nueva y seguir el atardecer hasta que no podía mas. Si bien parte de los sueños eran buenos, también existían algunos que solo me provocaban arcadas. —En los sueños veo Londres como un mapa, a las personas como unos entes inferiores y en algunas ocasiones… los residuos y cadaveres de animales son comida —no me sentía cómodo hablando del tema, a nadie se lo había comentado— sé que usted es la única que me puede enseñar a como llevar esto y poder ayudarme —dije, mirándola fijamente— necesito que sea mi guía, por favor.

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