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Etoile Black

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Todo lo publicado por Etoile Black

  1. - Suena a algo que yo haría – Respondió ladeando su cabeza y dibujando una leve sonrisa en su rostro demacrado. – Niqui… antigua aspirante a la Marca Tenebrosa – sentenció- Ahora lo recuerdo… ¿qué te trae por aquí?- continuó preguntando y haciéndose a un lado para que su vieja amiga pasara. - He de pedirte una enorme disculpa por el servicio que hay aquí, como últimamente ninguno de los Patriarcas han estado pues… los elfos se tornan reyes de su tiempo – Se quejó fulminando con su débil mirada a Kiuksen. - ¡Deja de estar ahí parado y sirve té o algo, miserable sabandija! – Ordenó de mala gana. La Ravenclaw tomó asiento lentamente en uno de los muebles de la sala principal, dejando a un lado suyo el objeto que ahora le servía de mucha ayuda, quizá en unos años lo extrañaría puesto que se encontraba en recuperación. Acomodó su bata para que sus piernas moreteadas y flacuchas no se le vieran tanto, ya que ahora ella era una imagen de poco ver. - Sé que me recordabas con un cuerpo llamativo y un cuidado increíble de mi persona, pero pasé por unos eventos no muy gratos y he aquí… con un cuerpo de anoréxica golpeada – bromeó por unos segundos y bajó la mirada al suelo, luego la posó sobre su amiga y su cambió fue igual de drástico para su mirar. – Veo que a ti no te ha tratado tan mal la vida… ¿Quieres contarme? – preguntó curiosa. Justo en ese momento la criatura se aparecía con una charola de plata y una vasija de vidrió carmesí, en unos platos se encontraban unos dulces franceses y por supuesto, el postre favorito de Etoile, fresas con chocolate.
  2. Unos golpes provenientes de la puerta principal llamaron la atención de la matriarca, frunció el ceño y de la cocina camino con cuidado. Al encontrarse frente a la puerta, se sostuvo de la pared soltando un suspiro de cansancio, posó su mano diestra en la manija y tiró de ella con cuidado; el sol afectó sus ojos y los obligó a cerrarlos por unos segundos, por lo que no logró ver la figura de su visita de inmediato. Segundos después un elfo apareció tras de ella, se trataba de Kiuksen, su elfo personal, este sostenía un bastón de madera lo bastante fuerte como para apoyar el paso de la Ravenclaw. – Joven Etoile, usted no debe hacer fuerza extra- comentó la criatura ayudando a que la rubia se sostuviera aún más. - No es mi culpa que tu servicio sea un asco – se quejó agarrando el bastón y apartando al elfo de su costado. Levantó la cabeza y apartó los mechones opacos de su cabello para poder ver. - ¿Quién eres? – preguntó la matriarca un tanto insegura ya que no llevaba nada de armas consigo, porque el peso excesivo podría ocasionarle un insoportable dolor a su cuerpo huesudo y descuidado. - Te pregunto nuevamente… quién diablos eres?, ¿acaso viniste a ver el espectáculo? – Preguntó nuevamente, esta vez a la defensiva de su apariencia.
  3. Los orbes azules de la Ravenclaw no perdían movimiento alguno del Gryffindor; aquel hombre tan elegante, cuidadoso, caballerosos y pocas veces amoroso, le seguía atrayendo de cierta forma, por lo que había llegado el momento de averiguarlo. De momento cayó en cuenta que no le prestaba atención a lo que Kris decía hasta haber mencionado la palabra “hijas”, si… sus hijas, eran el mayor dolor de cabeza para la rubia. - No hagas esos comentarios sobre el amor – Musitó sin dejar de observar al mago, en ese momento el Gryffindor se fue acercando a ella, su corazón comenzó a palpitar en extrema exageración más aun cuando sus labios quedaron a escasos centímetros del vampiro, sus ojos mostraban cierto nerviosismo y no dejaba de ver aquellos labios carnosos junto con los ojos de su compañero. Justo en ese momento tan cercano se les interrumpió; Etoile se encontraba un tanto enojada e iba a explotar contra la criatura, sin embargo las palabras del vampiro vinieron antes. << ¿Nervioso?, ¿Era eso en serio? >> su cabeza comenzaba a crear preguntas est****as, pero al final decidió tomar la postura de tranquilidad para no incomodar más al es fenixiano. Ahora era el turno de contar la historia más aburrida de todo el mundo Mágico, la de Etoile. – Te diré… lo único interesante que ha pasado es que no pertenezco más a la Marca Tenebrosa – Aquellas palabras salieron tan tranquilas a base de la extrema confianza que había con el vampiro, por lo que continuó – Ahora estoy como Fenixiana y me es bastante agradable – sonrió al final. Extendió uno de sus brazos y sujeto una fresa bañada en chocolate, para en acto seguido, llevársela a la boca lentamente. - Del resto… la soledad me acompaña y las amistades son escasas, ya sabes… lo mismo – Soltó con una pequeña risa en lo que disfrutaba de aquella fruta. La posición en la que se encontraba era verdaderamente seductora, y aún más obvio las intenciones de la pelirrubia – La soltería es lo que me ha acompañado después de que te fuiste – Comentó fijando su mirar en el Gryffindor – Y sinceramente, pienso que no me vendría mal una compañía ahora… - Susurró. Lentamente sujeto la fría mano del vampiro y retiró con cuidado aquella taza de porcelana, dejándola sobre la mesilla, acercó un poco su cuerpo al de él y posó la mano sujetada en su mejilla, aquella sensación era realmente tranquilizadora. – Te eh extrañado Kris… - musitó un poco temerosa. Etoile estaba siento absolutamente cuidadosa, no quería arruinar el momento y mucho menos hacer que el hombre se alejara nuevamente de ella. Off: Bien cursi yo DDDDDDDDD:
  4. Con Kris Gryffindor ~ Las manos de los magos se juntaron en un suave apretón, pero las mejillas de la Ravenclaw tomaron un suave color rosa al recibir aquel beso del Gryffindor. Tal vez era un simple saludo, pero eso volvía débil a la rubia, ya que aún habían sentimientos encontrados hacia él; para reaccionar un poco pestañeó rápidamente y sonrió con travesura al escuchar las palabras del hombre. -¿Acaso no te gusta cómo me vestí para ti? - Preguntó con inocencia – Gracias por tus halagos, puedo decir lo mismo de ti – Soltó pasando su mano libre sobre la cabellera del hombre, en segundos ese impulso se vio detenido por ella misma. -¿Deseas algo de té o café para tomar? – preguntó mientras hacia tronar sus dedos para que su elfo llegase a ellos. Espero a que el Gryffindor ordenará lo que le apeteciera y prosiguió con su pedido – Tráeme un plato de fresas cubiertas con chocolate y una taza de café. Lo esperamos en la biblioteca, Kiuksen. – La criatura hizo una reverencia y prosiguió a retirarse. La pelirrubia dio otro apretón en la mano del Gryffindor y se acercó para susurrarle en el oído. – Sígueme, que aquí no podemos tener privacidad – Confesó. Ambos magos comenzaron su caminata a uno de los pasillos un tanto oscuro, pasaron unas puertas con el mismo acabado hasta llegar a la correspondiente. Etoile soltó la mano del mago y abrió con cuidado la puerta, inspeccionó el lugar y al ver que no había nadie, dio paso a que su compañero entrara. - Ponte cómodo, puedes estar seguro que aquí nadie más entra – Comentaba en lo que se ponía cómoda en el único sofá grande de la habitación, cruzó sus piernas con cuidado y apoyo su cabeza en una de sus manos, sin quitarle la vista al Gryffindor. - ¿Qué ha sido de ti en estos años de ausencia? – preguntó intrigada. En lo que esperaba su respuesta, el elfo apareció con una bandeja en sus manos, la dejó en la mesilla y se retiró seguidamente por la puerta en la que habían entrado los magos, este por seguridad y pedido de su ama, cerró con seguro de adentro para que ninguno d sus familiares pudiese pasar.
  5. Off Rol: No quiero desmadr** por esto eh ¬¬ así que... sho sus deditos, si rolean que no anden de troles T_T On Rol: Rol de Kris Gryffindor y Etoile Ravenclaw Como en un día común y corriente, el Castillo Ravenclaw se encontraba estacionada en una profunda tranquilidad, no se escuchaban pasos rápidos en el corredor, ni griteríos en el jardín o en el salón principal, por lo que se notaba que los integrantes de la familia habían recibido una dotación de diasepan o no se encontraban en el hogar. Sin embargo había una existencia guardada en una de las habitaciones, esta siempre calmada, silenciosa y observadora. Se trataba de Etoile, quien en muy raras ocasiones salía de su habitación, casi siempre para comer, otras veces por cuestiones de reuniones familiares, pero esta era una ocasión especial, después de tanto tiempo, la Ravenclaw se volvería a encontrar con Kris Gryffindor, hombre el cual su corazón y sentimientos habían pertenecido por mucho tiempo. La rubia había procurado que todo terreno de los Ravenclaw se encuentre en perfecto estado, los jardines bien podados y el interior de la casa en excelencia, por lo que no iba a dejar que ella y su apariencia fueran la excepción, así que decidió arreglarse lo mejor que pudo. Después de una larga y tranquila ducha se puso un batón blanco, arregló su cabello ondulado y rubio a un costado de su cabello, colocándose un collar largo y sencillo, por último se puso unas zapatillas de tacón medio para no quedar tan alta como el hombre. Se dio un último vistazo en el espejo y suspiro, su cuerpo estaba un poco huesudo gracias a sus descuidos alimenticios, pero eso no era impedimento a que se viera hermosa y sexy. - Kiuksen, quédate pendiente de cuando Kris llegue – Ordenó a su elfo en lo que se maquillaba los parpados con unas sombras tenues – Y si vez algún movimiento de mis familiares… te doy permiso de noquearlos. No quiero interrupciones esta noche - Finalizó . Tras una hora después escuchó el timbre del Castillo, asomó su rostro por la puerta de su habitación, la cual por suerte daba paso y vista a la puerta principal, y al ver al hombre parado ahí se paralizó por unos minutos. No se lo podía creer, después de tanto tiempo… Kris, estaba ahí. Tomó una bocanada de aire y decidió salir por completo, extendió las manos levemente en el barandal y cruzo los pies manteniendo el equilibrio, su intención era notoria, seducir al Gryffindor. - Bienvenido Kris, cuanto tiempo sin verte – Comentó sonriente y caminó en dirección a las escaleras, una vez abajo espero a que él se le acercara a saludar.
  6. *LLega con una escoba y se pone a barrer el lugar* ¿Como que últimamente las bajas sirven de mucho, no? Le da oportunidad a otros. Sin embargo esta última persona, si, tú Galedra, no haces más que llamar la atención en estos post innecesarios. ¿Por qué lo digo? Bueno, bien pudiste ignorar completamente a Kurt y mandarlo a recoger camotes en China (no existen ahí) por lo que se tardaría años en buscarlo, pero NO, vienes aquí a hacer un drama por algo que verdaderamente es un juego y que te duele el alma, vida y corazón porque, desgraciadamente, estás muy metida en esto. Es bueno que ni quieras regresar al foro, eso me diste a entender, para que diferencies la realidad con el juego. Ya sabes, eso afecta, de hecho... eso te ha afectado y te puedo decir que me tenía en duda el hecho de ser Matriarca por el simple hecho de cruzar palabra contigo, por qué? porque todo lo tomas personal y eso, aquí, no debe ser. Ten lindas y largas vacaciones Adiós mi estimada y digna bipolar.
  7. - Ama… - Habló Kiuksen. La atención de Etoile se movió hacia la criatura y quedo mirándole en silencio. – Keaton está en casa… - notició con una voz temblorosa, demostrando que le tenía miedo a esa persona. Una sonrisa apareció en el rostro de la joven y se levantó del sofá de su habitación, dejó asentado el libro que llevaba en sus manos en alguna parte del cuarto y se echó un rápido vistazo en el espejo. – Démosle la bienvenida que se merece. – Susurró guardando su varita en la tira de cuello que rodeaba su pierna derecha. Al salir de su habitación dio un vistazo desde el baranda, observó detenidamente la sala y no encontró movimiento alguno. - ¡¿Keaton?! – Gritó encaminándose a los escalones. - ¡¿Eres tú, perdido?! – Prosiguió evitando reír. Su elfo le seguí cauteloso, temiendo de que se arme una revolución de Fenixianos en ese lugar, cosa poco probable.
  8. Etoile Fiamma Triviani ~ Tras haber sido correspondida en su beso los regaños no pudieron faltar, sin embargo no fue por el incesto de ese momento, si no por el cambio de bando. ¿Quién había ido de chismoso con su padre?, ¿Había sido el famoso espía que hasta el momento existe en la Orden? O quizá el comunicado de los líderes hacia el bando Mortífago. Sea quien fuese, no cabía duda de que llevaba una lengua muy larga en su boca. En el momento en que la puerta se abrió, la mirada de los Triviani se posó en aquella visita. Extrañada, Etoile aflojó sus brazos en el cuerpo de su padre y quedó en silencio. ¿Era en serio esa propuesta?, ¿Boda?, ¿Leah y Etoile?, ante la escena Danyellus soltó en risa y se lograba entender el por qué a pesar de sus seguidas palabrerías. Ambos cuerpos fueron soltados en ese momento y la única acción por de parte de Etoile fue el cruzar sus brazos sobre su pecho. Una bandeja de té y galletas se hicieron presentes gracias a la esclavitud de un elfo, por lo que no dudó en tomar algo de ello, quedando a un lado de su progenitor para quedar atenta a cualquier acto que este haga indebidamente con la Atkins. Ese momento no tardó en llegar, la palabrería del hombre estaba siendo grosera ante la imagen de la rubia, por lo que un pisotón se dejó a notar en ese momento. – Gracias por limpiar mi imagen – Soltó un tanto enojada – Creo que ella sabe a lo que se está enfrentando conmigo – Completó apoyándose en una de las paredes. << Es increíble que lo esté haciendo, ni siquiera se puede comportar ante estas circunstancias, ni se toma la molestia de preguntarme… solo me regaló así como así >> Los pensamientos de Etoile se encontraban alterados y se podía notar en su mirada ida, no quería explotar en contra de su padre frente a Leah, entonces si iba a ser una locura. - ¿En serio quieres casarte conmigo, Leah?, mira el padre que me mando, se burló de la forma en la que llegaste y de tu petición, no te pareció grosero? – Preguntó retomando su postura a un lado del Patriarca. – Lo que puedo decir… es que no estoy segura de mi respuesta, a pesar de que él me está vendiendo a ti en estos momentos – Finalizó mandándole una mirada de enojo al hombre.
  9. Etoile Ravenclaw ~ Era de día y la luz del sol comenzaba a penetrar por los cristales de la habitación. Las cortinas comenzaban a ser insuficientes para sostener aquellos poderosos rayos y más con el viento que las comenzaba a levantar, pero esa era su misión, no sostenerlos tanto para que así pudiesen llegar al cuerpo de la Ravenclaw y despertarla de una vez por todas con aquel calor. Un rayo de luz se escapó de la cortina y dio contra los parpados cerrados de la rubia, haciendo que se tallara los ojos y estirara cada parte de su cuerpo para ir despertando. Al abrir los ojos soltó un suspiro, un día nuevo iniciaba y eso solo significaba una cosa, su boda estaba acercándose. – Demonios… - Soltó en susurro y llevó sus manos a su rostro. La matriarca no había olvidado de todo a Gerard, tampoco había perdido interés en Danyellus y aun así ya se había comprometido, lo peor del caso frente al Triviani, en qué estaba pensando Etoile? Nadie más que ella lo sabía y eso era estresante para sus amigos, sin embargo tenía que saberlo llevar ella sola. Se levantó de la cama y caminó hacia su ducha mientras que sus pensamientos seguían revoloteando en su cabeza. Al salir ya se encontraba vestida, lo único que le había falta eran esas sandalias que se encontraban cerca de la puerta, pero era lo de menos. Se acercó a su tocador y cepillo su cabello detenidamente, en ese momento fue donde descubrió que no había dormido bien ya que llevaba unas ojeras lo bastante marcadas en su rostro. – Lo que me faltaba – soltó quejica y colocó una coronilla de flores sobre su cabellera, para luego acercarse a sus sandalias y colocárselas para salir. En cuanto iba bajando por las escaleras escuchó el griterío que se traían sus familiares, frunció el ceño y negó con la cabeza, no quería más pleitos, contrabajo y podía con ella. Caminó a la cocina y se preparó una taza rápida de café, tomó asiento en las silletas altas y soltó un suspiro complicado. - ¿Qué estoy haciendo? – preguntó en voz alta esperando respuesta de alguien.
  10. Etoile Fiamma Triviani ~ Profundo y poco iluminado era aquel pasillo, tenían que doblar a la izquierda y caminar un poco más para llegar al final, dónde una puerta de madera de alzaba. Al abrirla, un salón con luces tenues, suelo de madera, grandes espejos, ventanales y un piano se alcanzaban a visualizar. Unos pasos corridos se hicieron presentes en aquel inmenso silencio, no era una presencia maligna como el resto de los Triviani, sino al contrario, era un alma llena de luz, amor, tranquilidad y pureza que había entrado al salón. Se trataba de Etoile, quien había ingresado a ese espacio para invocar a su padre. Sobre el piano yacía una copa de oro añejado, la familia la usaba para llamar a los cabezales de los Triviani, los patriarcas. Las reglas decían que con tan solo invertir un poco de vino en ella y unas gotas de sangre el poder comenzaba a surgir, acto seguido tendrían que pronunciar aquella frase que adornaba una orilla de las paredes del salón. Por lo consiguiente, Etoile prosiguió. De la falda de su vestido sacó una daga plateada, se la colocó en la palma de su mano y tiro de ella con gran brusquedad, haciéndose una cortada. La sangre fue invertida en la copa y acto seguido invirtió el vino, revolvió de ella y sonrió ladinamente. Asentó nuevamente la copa en el piano, dejando a un lado la daga y jaló del banquillo, tomando asiento delicadamente. Una melodía comenzó a escucharse, su principio era tranquilo pero luego se volvía nostálgico, levantó la mirada y se enfocó en leer detenidamente la oración. - Virtute duce legionum nomine Asmodæus Danyellus praecipio meam quocumque spiritus tuus. Quod iubeo pensamoentos Etoile meæ iuvet tua voluntate, uidero cadaver suum animum et cor meum mecum, et gaudium vestrum sit ac me esse meus. Ipse enim ex omnibus legionibus Asmodeus feci hoc ... – La melodía continuaba y el salón se llenaba de una neblina oscura. Sin miedo, Etoile cerró los ojos y escuchó las palabras claras de su padre, aquietó sus manos decorando su rostro con una sonrisa. – Cuanto tiempo sin verlo… - Comentó la pelirrubia levantándose del banquillo y caminando hacia el hombre. Sus ojos mostraban ese brillo de extrañeza combinado con amor. -¿Cómo has estado? – Preguntó rodeando el cuello del demonio con sus brazos y acercándose a su rostro. En aquel momento la puerta de la habitación se abrió y la posición en la que los Triviani se encontraban era algo comprometedora. Sin embargo no se dio cuenta de quién era y al momento de la distracción del patriarca le dio un beso en sus labios.
  11. No he estado perdida, no he estado perdida, no he estado perdida, NO HE ESTADO PERDIDA ññ les quedó claro? xDDDDD Solo que la novia, Gol y mi familia me toman tiempo y dedicación uwu pero ya, prometo agendarme y quedar bien con ustedes. *Saca el látigo* Bola de VAGOS! ññ ca***o, ponganse a rolear algo bueno, hagamos una fiesta, una muerte, una historia terrorífica, cualquier cosa xDDDDDDDDDDDD (terrorífica y ya tengo permisos de la Orden) SURE! +-+ Pero movamonos u_u please
  12. Al escuchar la recomendación de su amiga, no pudo evitar sonreír. – En ese caso… - Dijo al momento que empezaba a acomodarse en su cama, termino boca abajo y con los codos apoyados en la colcha para sostener su cabeza, sus piernas se encontraban elevadas, haciendo unos movimientos de vaivén. - Cómoda ya estoy – Dijo sonriendo – Dale, comienza, antes de que venga Kiuksen. Ese elfo es un chismoso de lo peor… - Susurró – Y más ahora que me dejaron como Matriarca, quiere saber todo… ¡todo! – gritó riendo y girando en su cama. La rubia quedó boca arriba, dejando colgar su cabeza de la orilla de la cama, así tal cual se encontraba en el sofá hace un par de horas. - ¿Más cómoda? – Preguntó apropósito y burlonamente, sabiendo que Niqqui solo esperaba a que la Ravenclaw se callara para que pudiese decir su historia. Cuando la Rambaldi comenzó a contar su historia, Eto se puso como la primera posición. En su mirada había un dejo de interés demasiado grande, junto con una emoción y unas ganas de regañar a su amiga, ¿qué cosas le estaba diciendo?, ¿acaso estaba loca y se imaginaba ese momento?, esperaba que así fuese.
  13. La pelirrubia escuchó con atención todas las respuestas de la chica sin dejar de sonreírle, comenzaba a parecerle entretenido todo el atrevimiento que aquella poseía, sin embargo sabía que debía tratar de ese tema con ella, pero quizá el momento no era ese. - Yo vine a pasar un rato aquí ya que en mi hogar no puedo tener tranquilidad y bueno, no creo que me pase algo, siento que para mí, después de todo lo vivido… ya no veo nada peligroso. – Respondió sonriéndole con amplitud y tranquilidad. – Por la interrupción no te preocupes, no es nada grave. – Completo su respuesta y luego bajó la mirada por unos segundos. Tal parecía que el último comentario creó una intranquilidad en Phoebe, lo que hizo que la Triviani dejara salir una risita poco común. – Es una broma que suelo hacerle a la mayoría de la gente – Contestó como excusa, en realidad habían tantas razas en aquel mundo en el que vivían que cualquiera podría morder sin responsabilidad y atrevimiento. - El mundo suele estar loco… - Comentó levantándose de su asiento y encaminándose al estante para dejar el libro que había tomado. Antes de alejarse acarició suavemente la pasta del libro y soltó una sonrisa. Giró sobre sus talones y regresó a su asiento. – Sueles ser muy atrevida, me equivoco?- Preguntó refiriéndose a varios sentidos.
  14. En cuanto finalizó los escalones notó que el lugar no se encontraba vacío, otra chica estaba ahí, sin embargo no le tomo mucha importancia en ese momento. Recorrió con la mirada el único estante de libros y se acercó para tomar uno de pasta vieja, lo abrió con cautela y comenzó a buscar entre las hojas una frase de importancia. De un momento a otro escuchó una voz un tanto infantil, se sobresaltó un poco y gió su cabeza a un costado, ahí se encontraba aquella chica hablándole. Etoile frunció el ceño por un momento y soltó un suspiro cerrando el libro con cuidado, pero dejando su dedo índice como marcador de la página en lo que se disponía a escucharla. - Si me encuentro sola y no hay problema porque me acompañes… pero, es un tanto raro que la gente haga eso – Comentó sonriéndole ladinamente, ya que en la sonrisa de la joven estaba un tanto extraña, ¿acaso intentaba ocultar algo?. Cerró por completo el libro y notó que ella ya no tenía el suyo en manos. - ¿Cuál es tu nombre, pequeña? – Preguntó ladeando un poco la cabeza hacia el lado izquierdo. - ¿Qué haces por aquí… sola? Sabes que hay peligros, no? – Continuó preguntando y sonrió con amplitud. - Pero yo no muerdo… al menos no a ti – Finalizó como broma.
  15. Las orillas de una túnica grisácea y vieja se arrastraban sobre el suelo rocoso del Callejón Diagón. Varios magos y brujas le avisaban a aquella persona de que estaba ensuciando sus ropas, pero solo hacía caso omiso ya que aquella túnica no le pertenecía en lo absoluto. La prenda era de su padre Danyellus Triviani, quien por haberle abandonado nuevamente en sus viajes, decidió agarrarle su ropa y usarla entre sus salidas. El destino de aquella figura era la Liberia “Hermana Quisquillosa” quien llamaba la atención la hermosa escultura sobresaliente de un ventanal del segundo piso. La edificación blanca llamaba la atención a comparación de otras librerías, la mayoría era de colores oscuros y apagados, por lo que muy poca gente iba a visitarla, sin embargo esta se encontraba siempre con gente. De la abertura de la capa salió una mano de tez blanca, aquella empujó la rejilla de entrada y prosiguió su camino sin descubrirse. Al entrar completamente a la edificación se desató el cordón de la túnica y se la apartó, dejando ver un atuendo lo bastante coqueto y el rostro de la Triviani. A los costados de su cuello caían unos mechones rubios y rizados a la perfección, llamando la atención junto con un collar con el dije de un Timón. Sus orbes azules pasearon por el lugar y dejó en el perchero su túnica, caminó hacia las escaleras y subió a la segunda planta donde ahí encontraría el almacén, dispuesta disfrutar de la comodidad de aquella zona prosiguió.
  16. -No quiero librarme de ti, tonta – Comentó devolviendo el beso en su mejilla al unísono, escuchó atenta el comentario de su amiga y sonrió con amplitud. – Estás en todo tu derecho, de igual forma tengo mucho que contarte pero… creo que aquí no será posible, las paredes son muy escurridizas y oyentes. – Soltó como indirecta para que entendiera el hecho de que no se encontraban solas. -Ven, vamos a mi habitación. – Sugirió apretando el libro sobre su pecho y rodeándolo con sus brazos. – Es el lugar más seguro que te puedas imaginar – Bromeó mirando de reojo a Niqqui mientras se encaminaba a las escaleras de mármol. Cuando sus pies comenzaron a subir por los primeros escalones se detuvo, giró un poco la cabeza y llamó a su elfo. – Kiuksen – Esperó paciente a que la criatura se apareciera - ¡Kiuksen! – Habló un poco más alto y en segundos él apareció. – Lleva a mi habitación una bandeja con un plato de fresas con chocolate oscuro y blanco, acompañado con dos copas, agua y wisky, por favor. – Finalizó, el elfo se inclinó haciéndole una reverencia y se encaminó a la cocina en lo que Etoile y Niqqui terminaban de subir las escaleras. -Creo que la que debería comenzar eres tú – Soltó al momento en que abría la puerta de su habitación. - ¿ O no? – Preguntó dándole paso a la chica para que se acomodara en donde quisiera. Eto se encaminó a donde se encontraba una enorme cortina de seda , levantó sus brazos para tomar las orillas de esta y las corrió con un movimiento brusco, la luz proveniente del sol entró tan rápido al cuarto que asustó un poco a la visitante. – Tranquila, es solo luz… deberías acostumbrarte – Comentó como indirecta. Abrió lentamente la puerta corrediza de vidrio y dejó que el aire entrara a su habitación.- ¿Y bien? – Preguntó sentándose en su cama.
  17. Esto es emoción! *-* Hola gente bonita que no se ha pasado a felicitarme ññ, gracias vagos TuT)9 me las cobraré caro como su matriarca(??) les haré una fiesta con mortios y odefos, haré que se emborrachen y les tiraré una bomba v.v ok no xD jajajaja bueno... qué más decirles? Si quiero planear una fiesta, pero con tiempo, para inicios del mes, ya saben para eso de los roles y así xD si me ayudan les daré mesada u_u (????) 5 centavos a cada uno *-* les alcanza para el chicle motita(??) xDDDDDDDDd ok ya... bueno, ahora con ustedes *sonido de tambores* Kurtoso anunciando al nuevo patriarca! \o/
  18. El Castillo de la familia Ravenclaw se encontraba completamente tranquilo, más de lo que acostumbraba. Tras haber recibido el nombramiento de Matriarca sus familiares desaparecieron, o al menos para la vista de Etoile así era. La joven se tenía pensado hacer una fiesta con todos los miembros, pero al parecer esa fiesta se propuso automáticamente hasta nuevo aviso. La pelirrubia se encontraba perdida en su lectura de un libro recién adquirido. Su cabello caía como una cascada ondulada a la orilla del sofá y al tenerlo tan largo llegaba prácticamente al suelo, su cuello se encontraba al aire junto con sus brazos, mientras que su cuerpo se encontraba reposando en el asiento, dejando a la vista sus pies protegidos por unas zapatillas y apoyados en el respaldo del mueble. Unos golpecillos llegaron a sus oídos desde la puerta principal, bajó un poco su libro y vio de cabeza a Ayline, uno de los elfos domésticos de su padre. Esta entendió rápidamente la mirada y se dirigió a la puerta para abrir con cautela. Desde la sala, Etoile se encontraba atenta, sin embargo escuchó una voz lo bastante familiar, aunque apagada. - Hazla pasar. – Pidió a la elfina y esta de inmediato obedeció. Llevo a la chica hasta donde se encontraba recostada, de una forma rara, Etoile. – Niqqui… que sorpresa, qué te trae por… - Su frase no fue terminada puesto que al intentar levantarse del sillón, cayó al suelo. De inmediato se incorporó y fingió que no pasaba nada grave, extendió los brazos y esperó a que la chica le abrazara. – Tanto tiempo sin verte. – Comentó sonriendo.
  19. Vine a pedir un cambio en mi ficha, me hicieron Matriarca de la familia Ravenclaw y solo necesito que pongan eso *-* plis!
  20. Sectusempra – Susurró sin perder tiempo. En segundos un rayo violeta salió de su varita e impactó con el cuerpo de Isaac Macnair, el mortífago cayó al suelo con severas y profundas cortadas por su pecho, brazos y abdomen. Sin duda alguna alguien iba a morir en ese momento y no dudaba que obtuviera diversión por ese lado. Sin embargo para asegurarse prosiguió con lo mismo. – Sectusempra – Repitió el mismo hechizo y esta vez salió un rayo de color diferente, era un tanto verdoso. El rayo impactó nuevamente en contra de Isaac Macnair y repitió los mismos daños por su cuerpo. – Es una lastima que seas tan sexy y a la vez tan id… tonto. – comentó mordiéndose el labio inferior y cambiando la última palabra por una más propia a la situación. El cuerpo del hombre se encontraba bañado en sangre y con su ropa ya desgarrada, se lograba ver un poco de su abdomen marcado y una cara de sufrimiento por el dolor, lo que le encantaba a la Triviani. – Esto se merece una foto – Soltó una risa y sacudió la cabeza en negación.
  21. - Qué tal… cuanto sin vernos – Soltó como un saludo y dio un giro a su varita entre sus dedos. – Morphos – Susurró apuntando directamente a uno de los zapatos de Isaac Macnair. Este comenzó a mutar lentamente hasta obtener una araña venenosa, la cual le picó de inmediato. Si no se curaba iba a salir envenenado de aquel lugar o posiblemente muerto. - Morphos – Volvió a hechizar, esta vez una roca comenzó a ser transformada a su velocidad propia. Le comenzaron a salir unas patas traseras y delanteras las cuales llevaba filosas garras lo suficiente fuertes para desgarrar algo, un hocico con filosos dientes se formó en la parte de la cabeza, dando como resultado un feroz tigre de bengala. Teniendo como única orden el proteger a la Triviani.
  22. La rubia recién salía de San Mungo y aparentemente iba a regresar, pero que más le daba… agradecía el hecho de estar en la Orden del Fenix y le gustaba eso de salir a pasear con ellos y hacer de las suyas con los mortífagos. Habían pasado horas de su salida y ahora iba de nuevo, definitivamente hoy era su día. Desapareció de los jardines del castillo y apareció a unos pasos del Castillo Crowley, rebuscó en su bolsa y sacó un poción multijugos, la cual se tomó al toque. Su cabello comenzó a cambiar de color, de rubio paso a un rojizo completamente llamativo, sus ojos se volvieron azules y su piel más blanca de lo normal, estaba completamente diferente a su transformación de horas atrás. - Bien que comience la acción – Dijo al momento en que entraba a los terrenos de los Crowley. Comenzó su paso rápido hacia los interiores del Castillo y ahí observó unas escaleras donde se lograba escuchar la voz de su Líder. Sonrió levemente y caminó un poco más para llegar a la zona de batalla. Al estar en ella se situó a un lado de Nathan y Boss.
  23. El momento había llegado y su hora de salida igua. Rápidamente corrió hacia las afueras de la edificación del Castillo Gaunt y aun que le enviasen un hechizo iba a salir si o si. Quizá se arrepentía de haber dejado a tres de sus compañeras en el lugar, pero estaba segura de que las vería nuevamente. - Este no es el fin de nadie… - Comentó entre jadeos mientras corría. Al llegar a la verja salió completamente de los terrenos Gaunt y sin duda cuando conociese a alguno de los patriarcas de aquel castillo les recomendaría el acortamiento de sus largos caminos. Ya a las afueras del lugar guardó su varita y la poción multijugos desapareció, una nubosa neblina blanca comenzó a rodearle el cuerpo hasta cubrirla completamente y así terminar lejos del lugar, sin dejar rastro alguno de su próxima parada.
  24. Etoile comenzó a sentir cierto ardor en la espalda y al darse cuenta había sido atacada por Juve con un Fuego Maldito. La castaña hizo un mal gesto aguantándose todo insulto en ese momento. Nuevamente se apuntó a si misma pero en ese momento una de sus compañeras de bando (Helen) le empezaba a curar. Su espalda comenzó a curarse de emergencia y sin perder el tiempo aprovechó el momento. - Esto es aun mejor de lo que imaginé – comentó tras carcajearse de la risa por el estado en el que Patrick Colt se encontraba. – es hermoso ver el estado en el que estás – soltó con cierto despecho y continuó, pero para su mala suerte un Hipogrifo se le fue mandado. Este comenzó a atacarla de cierta forma dejándole adolorida y herida a su momento. – tonto animal… - susurró estando aun de píe. – Episkey – nuevamente se curó, ahora se encontraba del todo bien, al menos para salir de ahí. La castaña tenía ya ordenes de irse por lo que sujeto de la mano a Bel Evans junto con Catherine, de una forma u otra tenía el tiempo medido para salir y si no lo cumplía iba a tener unas severas consecuencias por eso. – Vámonos ya… - soltó un poco desesperada, en ese momento se vio atacada por otro Fuego Maldito, esta vez proveniente de Isaac Macnair. Etoile ya se encontraba cansada de ese hechizo tan común y molestoso, parecía que para los mortífagos era el hechizo más favorito ya que salía a relucir en casi cada uno de ellos. – Episkey- susurró nuevamente curándose de aquel hechizo.
  25. - Nada de esto hubiese pasado si se comportaran – Soltó negando con la cabeza y enfocando su mirar en los Mortífagos. Sonrió levemente y dio un giro a su varita entre los dedos. Con un movimiento rápido se apuntó a si misma y susurró - Episkey – lentamente su muñeca comenzó a curarse del Celerus Absorvere y en segundos quedó completamente curada. La castaña pestañeó un par de veces, no podía haber creído que estuviese de nuevo en esas andadas, definitivamente había perdido un toque de como era estar presente en una batalla así, pero la ventaja que se tenía era que se acostumbraba más rápido que lo que otros pensaban. – Continuemos… - Susurró ya sabiendo sus indicaciones. Sin más, apuntó nuevamente a Patrick Colt, hechizando rápidamente. – ¡Incarcerus! – Tres cuerdas salieron disparadas de su varita hacia el cuerpo de Patrick. La primera se amarró en sus muñecas haciéndole una presión a ellas, la segunda se fue directamente a su boca, impidiéndole el hablar con facilidad y por último, la tercera cuerda se le amarraron en sus tobillos, haciéndola caer de bruces al suelo.

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