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Caroline Ryddleturn

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Todo lo publicado por Caroline Ryddleturn

  1. —¿Dónde crees que vas? —preguntó Elaena, al ver como su expelliarmus había dejado desarmada a Adryanie. Rápidamente agitó su vara—. Accio varita —masculló y la varita de Adryanie fue a dar a ella. Con un ágil movimiento de su zurda la atrapó y le hizo un gesto de suficiencia a la odefa. Estaba en una notable desventaja y la Malfoy no la desaprovecharía por nada del mundo. Antes de que a la Fenixiana se le ocurriera huir de nuevo, la apuntó. <<Seccionatus>>, pensó, sin dejar de dirigir su varita hacia Adryanie. Doce medias lunas aparecieron y se incrustaron una por una en el cuerpo de la mujer. La sangre no tardó en comenzar a salir de las heridas. —Aun no te vayas, a penas empezamos —murmuró y comenzó a reír—. ¿Acaso nos temes? —Se cruzó de brazos y le mostró la varita que le había robado—. Si la quieres de vuelta tendrás que matarte —la desafió.
  2. Dentro del local no había mucho movimiento, ya que la mayoría había decidido quedarse en las afueras. Estaba casi sola frente a su oponente, provocando cierta adrenalina en ella. Necesitaba acabar con esa Fenixiana lo más pronto posible, así se daba el gusto de atacar a alguien más. Fue en eso cuando vio que sus compañeros como algunos odefos ingresaban al local. La oponente de Elaena finalmente respondió a los ataques, en un inútil intento de defenderse. El rayo le había dado y ya se desangraba. —Me parece que vas a morir —soltó la Mortífaga, con una falsa preocupación—. Tienes tu muñeca quebrada —agregó y en ese momento sintió una fina y gaseosa capa que cubrió todo su cuerpo. Zack le había hecho un detritus y no tardó en hacer efecto en ella. En eso vio que pensaba en retirarse, pero con el veneno que tenía y los cortes, cayó muerta al suelo. Había sido muy rápido y fácil, aunque también debía admitir que Zack la había ayudado considerablemente. Ya no tenía con quién más divertirse y necesitaba a alguien con urgencia. Suspiró y desvió su mirada hacia un Fenixiana. Rápidamente blandió su varita hacia Adryaine. —Silencius —murmuró y Adryaine quedó silenciada. Elaena caminó unos pasos y quedó a unos cinco metros de su oponente. Una vez más agitó su varita y apuntó a Adryaine. —Expelliarmus —conjuró y un rayo salió hacia el cuerpo de la Odefa. Al impactarle provocó que su varita volara a unos cinco metros de donde se encontraba.
  3. Por lo visto la situación se iba a poner entretenida y se podía ver por la cantidad de personas que habían ahí. Elaena estaba atenta a todo lo que ocurría, por si alguno de los hechizos iba hasta ella. Sin embargo, de momento no había sido atacada por nadie. De cierta manera un alivio y eso le daba margen para poder moverse con tranquilidad. Podía escoger a su oponente con calma y tras pensarlo unos segundos se decidió: sería una Fenixiana. Elaena avanzó hacia ella, sin quitarle la vista de encima. Ágilmente agitó su varita y la apuntó. —Sectumsempra —conjuró y un poderoso rayo escarlata surgió hacia Morrighan. Recorrió todo el trayecto y fue a dar directamente al pecho de la mujer. Con eso bastaría para provocarle graves heridas, que si no las curaba prontamente se desangraría, llevándola a la muerte. Luego de eso, le ordenó a la araña que yacía sobre su vestido que la fuera a picar. La criatura se dirigió hacia Morrighan y subió por su pierna, para picarla en la pantorrilla. —Morphos —susurró, apuntando nuevamente a Morrighan. La prenda que usaba se transformó en una avispa marina que le traspasó toda su ponzoña. Al estar fuera de su hábitat natural la criatura murió posteriormente a eso.
  4. Los presagios de Elaena de que nadie llegaría finalmente no fueron acertados. Eso le provocaba una mayor emoción, porque no se aburrirían con una sola Fenixiana. Había bastante con qué distraerse. Ella continuaba a diez metros de cualquier persona, viendo primero qué era lo que más le convenía. Pasados unos minutos decidió que era mejor que se protegiera con lo que encontrara. —Perfecto —susurró y blandió su varita de palisandro hacia una mesa de un metro y medio de alto y lo mismo de ancho—. Morphos —masculló y el mueble tomó la forma de un murciélago. La criatura se quedó levitando sobre la cabeza de su creadora, preparado para lo que ella le ordenara. A continuación se paró frente a la barra y apuntó un vaso que había sobre ella. —Morphos —repitió y el vaso transmutó en una araña. La viuda negra caminó hasta su creadora y se quedó enganchada de su vestido, bajo lo que ella le decía.
  5. —Justo ahora que quería descansar —murmuró Elaena con enfado. La Marca Tenebrosa que llevaba tatuada casi un año en su antebrazo derecho volvía a escocer su carne, y ella no podía ignorarla. No podía decir con exactitud las veces que asistió a una batalla, porque no lo recordaba; sólo sabía que fueron pocas. Aún recordaba los consejos que Caroline le había dado y no los desecharía, ya que su dopplegänger tenía más experiencia que ella en ese tipo de cosas. Elaena se quitó las botas de tacón y quedó solamente con el vestido rojizo que usaba. Buscó en su armario la máscara que había conseguido y, aunque no le gustara mucho, no tenía otra. Era de oro blanco, sin adornos. La puso sobre su rostro y a continuación sacó su varita de entre su escote. Cerró los ojos y fue envuelta por una oscura estela. En unos segundos desapareció. Casi instantáneamente, la Mortífaga apareció en las afueras de Doyle's. Desde afuera podía escuchar el ruido que provocaban sus compañeros en el interior. No esperó nada más y caminó hacia el interior. Su vista se clavó en la mujer que era atacada y no tuvo ni una sola pizca de compasión, a pesar de los ataques que estaba recibiendo. Ella estaba a unos diez metros de la Fenixiana. —Nadie vendrá en tu ayuda, querida —soltó la Malfoy con burla.
  6. Caroline Ryddleturn —Claro, a eso me refería —añadió, en respuesta a Leah—. Debe ser horrible estar solo aquí. Terminarías hablando con las lechuzas. —Caroline continuó riendo y escuchó lo que su amiga le decía. Tenía razón respecto a eso. Aún quedaba la mafia y allí podría obtener grandes ganancias. Pero no quería que sus amigas la ayudaran; eso dañaría indudablemente su ego. Además, siempre se las había valido por sí sola. Eso fue la que la llevó a abandonar los lujos del Castillo Ryddleturn a los dieciseis años. Quería dejar de ser la pequeña niña de Anna y ser una mujer independiente. Al principio lo logró y luego empezaron a llegar las consecuencias: huir de Francia, regresar al regazo de su madre y finalmente terminar quince años en un ataúd. Sí, todo había salido bien. —No te preocupes por eso, Leah. —Le hizo un gesto con su mano derecha—. Lo hago por diversión. Aunque sí, tengo ganas de regresar a las andanzas. Podríamos planear un gran golpe y tomar vacaciones luego —sugirió y sonrió ampliamente ante la posibilidad de irse al caribe. No había nada mejor que pasar unos días en la playa y ella lo necesitaba. Mucho estrés en los últimos meses y seguramente con el trabajo terminaría peor. Podría invitar a la Atkins y luego allá buscarían algo de compañía masculina. Era un plan agradable. Se lo iba a comentar a Leah, cuando ella cambió de tema y respondió que quedaba un dragón en la trastienda y que a pesar del bajo stock habían criaturas que podrían agradarle. Caroline se levantó de un salto del taburete y se quitó la fea túnica, ya que seguro que donde fueran nadie la vería. —Sí, yo quiero verlo —soltó, como una niña que añoraba un dulce. Siguió a la mujer hacia la parte trasera de la Trastienda. Llegaron a una amplia sala, poco iluminada y repleta de jaulas. Habían de todos los tamaños, como la diversidad de criaturas que allí había. El tamaño precisamente no indicaba la peligrosidad y Caroline lo sabía perfectamente. Avanzaron con cierto cuidado, siendo observadas por centenares de brillosos ojos. Sus tacones metían más ruido de lo que ella habría esperado y estuvo tentada a quitárselos, pero recordó que quedaría muy baja al lado de Leah. Justo ahí le comentó que en la jaula que le indicaba había un dragón. Había un dragón. —No lo haré —susurró, ante el miedo y la sorpresa de que la reja estuviera abierta y no hubiera nada—. ¿Cómo diablos se escapa un dragón de acá? Este lugar no es muy grande y de haber salido habría destrozado la trastienda —murmuró, intentando buscarle lógica a la situación. Y su lógica tuvo sentido. Un montón de jaulas volaron sobre sus cabezas y Caroline alcanzó a hacer a un lado a Leah para que no fuera aplastada. Su acto provocó que cayeran sobre el polvoriento suelo. Chillidos de todos los tipos llenaron el depósito, producto de las criaturas que se quejaban por el alboroto, mas ese no era el peor de sus problemas. El Ridgeback Noruego soltó una enorme llamarada muy cerca de ellas y por suerte no le dio a ningún ser vivo. El calor abrumó a la vamipiresa y como no, si era algo que la podía matar. Necesitaban detenerlo como fuera. —¡Aguamenti! —conjuró y apuntó a las llamas. El chorro de agua las apagó, aunque con eso no sería suficiente. Su magia era tan limitada y mucho no podría hacer con semejante animal.
  7. Caroline Ryddleturn Las ventas de ese día habían salido del todo bien. La joven a la que Caroline atendía le contó que ella trabajaba en el Departamento de criaturas mágicas, sólo que aún era nueva y por eso no se manejaba muy bien. Volvió a hacer una pregunta, respecto al registro de su gato, pero antes de que alcanza a responder, Leah se le adelantó y le dio toda la información que precisaba. Le dedicó una sonrisa en señal de agradecimiento y asintió hacia Luna confirmando lo que su compañera decía. Se despidió de ella y luego se sentó sobre el taburete, viendo como Akiza se retiraba. —Creí que este lugar sería aburrido —murmuró y se cruzó de piernas—. Aunque claro, debo admitir que si no fuera por ti, me estaría cortando las venas en este momento —bromeó y soltó una breve carcajada—. Nunca creí que tendría que trabajar. —Caroline resopló y miró sus manos que estaban sobre su túnica. Tantos años había robado para asegurar su futuro y al final mucho no le había durado. Los excesos, los viajes, gastos innecesarios habían ido acabando poco a poco con su pequeña fortuna. Tampoco es que estuviera en la quiebra, porque aún le quedaba un considerable monto, pero era consciente de que pronto se acabaría. Había invertido en una nueva colección de ropa y ni siquiera la podría estrenar, porque le cedió sus acciones de "La Vérité Ou Conséquénces" a Elaena y ahora ella se encargaría de eso; había escuchado que planeaba un lanzamiento a lo grande. Antes de comenzar a odiar a su dopplegänger porque siempre se llevaba lo mejor de todo, empezó a buscarle el lado bueno a su trabajo. Caroline se fijó en las criaturas que allí habían: gatos, lechuzas, ranas, serpientes. ¿Y los mágicos dónde estaban? —Leah, ¿dónde están las criaturas más grandes y poderosas? —preguntó y atropelladamente añadió—: Oh, ¡los dragones! ¿dónde los tienen? —concluyó con una particular emoción.
  8. Caroline Ryddleturn A penas Caroline le entregó la poción a Hayame y el formulario de compras a Sagitas, esta última comenzó a rellenarlo con una prisa que dejaba en claro su interés por el brebaje. Por lo que la Ryddleturn veía, las hermanas requerían del Veritaserum para usarlo con ellas mismas y precisamente fue por eso que empezaron a tener una pequeña pelea algo infantil. Ella se sonrió ante la escena, pues cuando fue pequeña se comportaba así con su ahora desaparecido hermano, aunque claro, las últimas veces que lo vio no habían cambiado mucho las cosas. Prontamente la Potter Blue le devolvió el pergamino a Caroline, con los datos que allí se le solicitaban. —A ver —murmuró ella, mientras lo recibía—. Sí, aun quedan algunos, no se preocupe. Tomó la pluma y realizó la misma acción anterior de ir haciendo una marca en los campos. Por lo que leía no iba directamente hacia la compradora, sino que a un negocio de su haber. El registro, la bóveda y todo estaba en perfectas condiciones. La Mortífaga buscó el sello del Concilio de Mercaderes y lo plasmó sobre el papel, para luego dejarlo junto a los demás que tendría que llevar a las oficinas. Levantó la vista en cuanto escuchó que Sagitas iría a la trastienda a comprar criaturas; esperaba que alguien estuviera allí o tendría que correr de nuevo. —El formulario está bien, señora Potter Blue —señaló y se volvió para sacar la botellita del estante de atrás. La envolvió y luego la depositó en una bolsa de papel para entregársela—. Aquí está su Veritaserum —dijo y agregó—: Muchas gracias por su compra. OFF: @ ningún problema con la compra ^^ me la llevo a las oficinas. ¡Saludos!
  9. Caroline Ryddleturn La mañana de Caroline estaba saliendo bien y ya llevaba su primer venta. Había sido simple, pues sólo fue un gato anaranjado. Se parecía a Chanelle, la gata angora que compró a los dieciséis años, aunque diferían en el color ya que la suya era violeta. La compradora, Lunatica, ya tenía su mascota en los brazos y en su rostro se podía ver lo feliz que la hacía. ¿Desde cuándo ella estaba para hacer feliz a las personas? Era una total contradicción, pero aun así no podía dejar de sentirse bien. Iba a preguntarle a la joven si necesitaba algo más, cuando ella le habló. —Debes registrarlo —respondió con una sutil sonrisa—, pero no acá, sino que en el Departamento de criaturas mágicas. —Caroline sacó un trozo de pergamino y le escribió la dirección en él—. Tome, allí está la dirección por si no sabe donde queda —señaló, mientras le entregaba el papel—. Puede llevarse a su gato sin ningún problema y luego ir a hacer ese trámite —concluyó sin dejar de sonreír. La Ryddleturn conocía perfectamente como se realizaba el registro de criaturas, ya que contaba con muchas a su haber y varias veces tuvo que ir hasta allá. También tuvo que hacerlo cuando Antoinette la transformó en vampiro, para no estar fuera de los márgenes legales del Ministerio de Magia. Se podía decir que eso era lo único legal que había hecho en su vida, porque todas sus demás actividades en Ottery eran ilícitas; desde ser Mortífaga hasta estar en una mafia. Precisamente estaba allí junto a Leah, su compañera que en ese momento atendía a Akiza. —¿Tiene alguna consulta más? Puede hacerla sin ningún problema. OFF: @ como dije on rol, el registro se hace en el Departamento de criaturas mágicas. Lo que sí, primero debes tenerlo en la ficha y un conciliador se pasará a certificarlo cuando Gringotts ya haya hecho el descuento en tu bóveda. Cualquier otra cosita puedes preguntar. ¡Un saludo!
  10. Caroline Ryddleturn A penas había terminado la venta en la trastienda, cuando sonó el timbre que provenía de la segunda planta: la de pociones. Como Leah le había dicho, aparentemente estaba de suerte, aunque sinceramente Caroline no lo creía así. Tuvo que correr por las escaleras y antes de entrar al local se dio cuenta que sus tacones rojos no combinaban con la túnica verde. Blandió sutilmente su varita sobre ellos y el color cambió al negro. Sonrió satisfecha e ingresó con naturalidad. Allí habían dos mujeres que entablaban una conversación, aunque una ya tenía un formulario y se aproximaba al mostrador para ser atendida. La Ryddleturn se adelantó a recibirlo. —Buenos días —saludó y estiró su mano para tomar el pergamino—. Veamos... —Caroline sacó la pluma del tintero y comenzó a marcar todo lo que estaba bien. A simple vista los datos eran correctos. Buscó el sello del Concilio de Mercaderes y lo puso sobre el papel. Lo dejó a un lado y alzó la cabeza cuando escuchó que la otra mujer que acompañaba a la compradora pedía un formulario también. La Mortífaga levantó uno de los tantos que había sobre el mesón y se lo extendió a Sagitas. Inmediatamente a eso se dio la vuelta y sustrajo la poción de Hayame del estante que estaba atrás de ella. —Es una suerte que acá se venda Veritaserum —señaló, al tiempo que regresaba a su lugar y envolvía la pequeña botella con papel; luego la metió dentro de una bolsa hecha con cartulina y se la entregó a Hayame—. Ahí está su poción —murmuró—. Muchas gracias por su compra. OFF: @ no hay ningún problema con tu compra. Me la llevo a la oficinas. ¡Un saludo!
  11. Caroline Ryddleturn «Esto es horrible —pensó—. Horrible.» A Caroline no le agradaba para nada su nuevo uniforme. Era una túnica verde que tapaba el escote de su blusa y que le llegaba justo a las rodillas; era mucho para ella. Pero sabía que no podía ponerse a protestar, porque ya había aceptado el empleo, minutos atrás en la reunión con Cissy. Además, su ego era tan grande que sabía que tan holgada prenda no le quitaría su sensualidad ni femineidad. Avanzaba con cierta lentitud, hasta que llegó a la primer planta, la de objetos. Atravesó el umbral con paso apresurado y fue entonces cuando se encontró con la mirada de Leah. Sabía que ella trabajaba ahí, pero no esperaba encontrársela en esa planta. A penas su amiga la vio, se apartó un tanto del hueco que había en el mostrador para que la ella pudiera entrar. También le dedicó unas palabras, en carácter de broma como siempre. La Ryddleturn se aproximó y la saludó de la misma manera: con un beso en cada mejilla. Tenía muchas preguntas para hacerle, porque aun se sentía algo descolada, pero dejaría eso para el final. —Oh, acabas de descubrirme —confesó con exagerada voz de preocupación, mientras colaba su mano sobre su pecho—. A mí también me alegra verte, Atkins —añadió con una amplia sonrisa. Todo se veía tan lustroso, como si cada mueble estuviera nuevo y Leah precisamente se había apoyado en uno de ellos. Por lo visto iba a hablar, pero entonces sonó una alarma y se levantó en el acto. Provenía de la trastienda, donde aparentemente habían dos clientes, como le comentó a Caroline y que era una suerte, porque llevaba días esperando eso. Rápidamente salieron de allí y bajaron las escaleras, hasta donde quedaba la planta baja. El local no era tan pulcro como el anterior y tenía un olor bastante particular. ¿Exótico como todo lo que había ahí? Quizá podía ser la definición, porque no era desagradable, mas tampoco era el mejor aroma que la Mortífaga había conocido. No tardó en posicionarse con su compañera detrás del mostrador, para atender a las dos mujeres que allí estaban. Leah se encargó de las compras de Akiza, mientras que por otra parte quedaba la otra muchacha. Carol carraspeó la garganta y esbozó su mejor sonrisa, con un esfuerzo casi abismal en dirección a Lunatica, que se había aproximado para saludar y realizar su compra. —Buen día, bienvenida al Magic Mall —señaló con una amabilidad nueva para ella. Escuchó lo que la joven pedía y tomó el formulario que le entregaba; al terminar respondió—: Allí está el gato que busca. —Alzó su mano derecha y se lo indicó—. El formulario está correcto, así que no hay ningún problema para que lo lleve. La vampiresa alcanzó una pluma y marcó con un tic la bóveda, además de los otros datos como los puntos. Plasmó el sello del concilio en el pergamino y lo dejó a un lado para luego llevarlo a la oficina. OFF: @ tu compra está en orden, linda ^^ Lo que sí, te recuerdo que para la próxima vez debes incluir la ficha de personaje donde va el nick. Yo la puse esta vez. Un saludo.
  12. Caroline Ryddleturn Unos de los objetivos ya estaba cumplido: matar a un odefo o bueno, en este caso a una pre-odefa. ¿Cuál era la diferencia? Un par de plumas menos, un par de plumas más, no marcaba la gran diferencia. Ahora necesitaba otro objetivo o se comenzaría a aburrir. Pero entonces vio la hora. <<¿Las dos de la madrugada?>>, se preguntó. Esa era la hora en la que estaba practicando su hobbie preferido y no iba a posponerlo por estar viendo cómo se tardaban horas en contar unas líneas o en hacer una logística. <<Cosas de pollo>>, pensó Caroline y ladeó la cabeza. Por lo visto le había llegado un strellatus; la especialidad de las luciérnagas. Daba igual, aún así se podía ir. Avanzó ciega como estaba (?) por todo el parque. En su paso aprovechó para manosear un poco a sus compañeros, incluso se quitó el vestido y lo tiró con la esperanza de que fuera a dar en alguna odefa. Rápidamente llegó a las afueras del parque, donde giró sobre sí misma y desapareció dejando una oscura voluta.
  13. Caroline Ryddleturn A Caroline le causaban mucha gracia los minutos que llevaba sobreviviendo. Al principio pensaba que sus capacidades se habían minimizado, luego del año que estuvo alejada de las batallas. Muy por el contrario, era como si se hubiera fortalecido. Se sentía satisfecha y orgullosa con ella, incluso su ya gigantezco ego había crecido un poco más. Pero de cierta manera ya se empezaba a aburrir, había sido atacada una vez y encima lo había disfrutado. Fue entonces cuando vio que su oponente anterior decidía despertarse. Inútilmente intentó hacer un protego que jamás salió, ya que había sido silenciada por Caroline anteriormente, por lo tanto, el sectumsempra le había dado de lleno; en unos minutos Lunatica estaría muerta. —Sectumsempra —conjuró, apuntando directamente al pecho de Lunatica. En una fracción de segundo surgió un rojizo rayo, en dirección a la mujer. En cuanto le diera se abrirían unos profundos cortes en su cuerpo. <<Seccionatus>>, pensó, apuntando nuevamente a Lunatica. Doce medias lunas surgieron de su vara, para ir a dar a la joven. Rápidamente se incrustaron en su cuerpo y le provocaron heridas sangrientas.
  14. Caroline Ryddleturn Ya había hecho su buena acción del día, que fue ayudar a Leah. No podría ser nadie más que ella, una de sus mejores amigas. Realmente el egoísmo de Caroline quedaba a un lado cuando se trataba de su círculo cercano. Aunque claro, después de su "buena acción" se había quedado sin un mosquito que la protegiera; estaba como un pollito mojado entre Mortífagos. ¿Qué haría entonces? Ingeniárselas para buscar algo que salvara su hermosa existencia. Pero no alcanzó a hacerlo, cuando fue presa de una confusión. Era muy rara, perversa y por ello placentera (?). Así como estaba la Ryddleturn se imaginó que sobre su cama estaba Zack desnudo. Ya no era dueña de su mente, por lo que todo lo que pasaba allí no era su responsabilidad. Por algunos minutos se imaginó como empleaba sus conocimientos de diversas posiciones con el nigromante (xD). —¿Qué me pasó? —se preguntó, cuando regresaba a la normalidad—. Ya fue... No podía ponerse a pensar en ello o le comenzaría a dar calor. —Morphos —susurró, mientras dirigía su varita de palisandro hacia una silla de playa, como había hecho antes. En unos segundos transmutó en un murciélago, que se puso al lado de ella con la orden de cuidarla de todo lo que la atacara.
  15. Caroline Ryddleturn Por el momento Caroline gozaba de completa impunidad, pero se suponía que eso no debía ser suficiente, porque había ido para ayudar a una compañera y aún no hacía nada al respecto. De cierta manera se avergonzó, pero ¿qué más podía hacer alguien con su rango? Eso sí que la avergonzaba. Algún lo recuperaría o quizá no; era algo realmente sin relevancia. Lo único relevante que le podía importar era al menos salir con un cadáver o por lo menos salir con vida. Justo cuando analizaba qué hacer, se encontró con la mirada de una Fenixiana. Era idea para volver a practicar sus encantamientos. Avanzó hasta quedar a seis metros de Lunatica. —Sectumsempra[/u] —murmuró, apuntando a Lunatica, luego de que conjurara un silencius. Un rayo escarlata surgió de su vara y de darle a la joven le provocaría graves cortes sangrientos por todo el cuerpo. Acto seguido, al ver que atacaban a Leah, le ordenó al murciélago que volara y que se pusiera frente Sectumsempra que Lestad le había enviado a la Atkins, antes de que llegara a ella. —Silencius —masculló, apuntando la boca de Lunatica. Con eso sería suficiente por unos minutos.
  16. Caroline Ryddleturn Los comentarios que Caroline había hecho minutos atrás ya casi no tenían cabida. Realmente debía preocuparse por su integridad y para eso tenía que usar un par de hechizos. Odiaba que tuvieran que ser tan básicos, cuando en un tiempo pasado hacía uso de unos con mayor poder, pero haberlos perdido era culpa de ella y no tenía de qué quejarse. <<Bien —se dijo—. Veamos qué puedo hacer con ésto>>. Blandió su vara de palisandro y apuntó una de las sillas de playa. —Morphos —masculló y la silla fue tomando la forma de un murciélago. Era la primera vez que usaba ese hechizo con un animal así. Le agradaban más las panteras. La criatura levitó a un costado de su creadora con la clara orden de protegerla de todo lo que la dañara. Con eso sería suficiente, pero no tanto como la Ryddleturn esperaría. Suspiró por lo que le tocaba y volvió a alzar su arma mágica, esta vez realizando una delicada floritura en el aire. —Avis —susurró y doce cuervos negros salieron de la varita. Las aves levitaron sincronizadas alrededor de Caroline, con la misma orden de la criatura anterior; dar sus vidas para protegerla a ella.
  17. Caroline Ryddleturn Se escuchó un estruendo que retumbó por todo el Callejón Diagón, producto de la negruzca voluta que aparecía sobre una de las veredas. El viento la fue consumiendo, para dar paso a la curvilínea figura de una mujer. Ésta no medía más de un 1,54 y se podía notar porque estaba descalza. La brisa revolvía sus cabellos y hacía que se golpearan sobre la exótica máscara de plata que cubría su rostro. Sus ropajes, todos rasgados y desgastado; un vestido negro que no era nada más que jirones, en donde las fisuras dejaban ver gran parte de su nívea piel. —Llegó la diversión del parque —canturreó, mientras avanzaba con su característico andar felino, pero a la vez delicado. Sin mayores problemas la Ryddleturn atravesó la reja blanca de el "Parque Acuático Witch" y caminó sin prisa hasta donde podía ver se estaba iniciando la batalla. Minutos atrás había sentido el escozor sobre su antebrazo derecho, producto de la invocación de la Marca Tenebrosa y ahora podía verla alzada en el cielo. Por lo visto la Orden del Fénix había decido aparecer y atacaban a una de sus compañeras: Valkyria. Ésta se hallaba cerca de una de las piscinas, entre una sillas de playa. El día estaba muy soleado, ideal para pasar una tarde en el agua. —Olvidé traer mi bikini —murmuró Caroline, cuando se situó a unos diez metros de cualquier persona u objeto—. Creo que a nadie le importará que me quité el vestido. —Sus labios carmesí esbozaron una sonrisa torcida, escondida bajo su máscara—. Aunque también olvidé traer ropa interior —confesó y añadió en el acto—: Bah, eso tampoco le importará a nadie. Por más que estuviera en una situación donde su vida podía correr peligro, no podía evitar ser ella misma.
  18. Caroline Ryddleturn Por más que intentara, Caroline no tenía control sobre su cuerpo. Podía pensar, pero la fuerza que ejercía el espectro de Amy le impedía moverse o hablar. Necesitaba pronto hallar una manera de librarse de ella o las consecuencias serían horribles. Por otra parte, Anne le gritaba a la cantante que se alejara de su compañera, sin embargo, ésta a penas le prestaba atención ya que estaba más preocupada de salir de allí con su nuevo cuerpo. Fue cuando Alba tuvo un mejor plan y usó un Imperius para dejarla bajo sus órdenes. Caroline seguía siendo dueña de sus pensamientos, sólo que seguía sin poder hablar. Entonces se le ocurrió intentar mover su mano. Al principio le costó mucho, hasta que finalmente pudo. Se apuntó a sí misma. <<Seccionatus>>, pensó y doce medias lunas surgieron del arma para ir a parar al cuerpo de la Ryddleturn. La sangre comenzó a salir por cada uno de los cortes y provocó que ambas cayeran al suelo. —¡¿Qué fue lo que me hiciste, bruja?! —gritó Amy, llena de dolor. <<Sal de mi cuerpo y no haré nada peor>>, amenazó en sus pensamientos la Mortífaga, <<No eres dueña de mí, no tienes ningún control, porque tendrás que hacer lo que Alba y yo queramos —continuó, sintiendo el extraño pánico que envolvió a Amy—. Vete ahora y no terminarás peor de lo que ya estás>>. No pasaron ni dos minutos y el espectro hizo caso. Enojada como estaba, pero más aún adolorida, la Winehouse recuperó su forma de fantasma y dejó en libertad a Caroline. Al salir, por un extraño motivo, el hechizo Imperius se rompió, aunque aún le quedaban las heridas. <<Episkey>>, dijo en su cabeza, mientras se apuntaba estando sobre el suelo. —Mucho mejor —dijo la vampiresa en cuanto se puso de píe—. ¿Viste lo que provocaste? Hazle caso a Anne y vive en paz. Puedes quedarte acá con ellos y que todos tengan lo que quieren —murmuró con un grado de impaciencia. —Bien, bien, haré lo que dicen —soltó aún con enfado—. Dejaré de tener una guerra con éstos dos, sólo si prometen que me dejarán cantar. —Yo no tengo problema —señaló Elvis. —Yo mucho menos. —Michael se quedó al lado de la interprete—. Todos cantaremos. Después de todo no les costó tanto arreglar la situación y antes de lo previsto libraron de sus problemas a Anne, quien se veía cansada de todo eso a más no poder. Habría sido una buena idea quedarse a tomar un trago, pues el ambiente era de lo mejor, pero a pesar de ésto, Carol estaba extremadamente agotada. De momento lo único que quería era ir a su hogar para tomar un buen baño e ir de cacería a recuperar la sangre perdida. Dejaría que Alba y Romina se quedaran si así lo deseaban, para también comprobar que los fantasmas cumplieran con el trato hecho y no siguieran dando más dolores de cabeza a la Gaunt. —Anne, creo que mis servicios por aquí ya no son requeridos —espetó con una sutil sonrisa en sus labios carmesí—. Fue un agrado venir a ayudar, sobre todo ser Amy Winehouse por unos minutos. —Soltó una breve carcajada y continuó—: Cuando nos necesites de nuevo, no dudes en escribirnos. Tras la despedida, se dirigió a la salida y llegó hasta las afueras del local. Ya comenzaba a oscurecer, por lo que se apresuró aún más. Caroline giró sobre sus talones y desapareció, dejando una oscura estela atrás de ella.
  19. Holiwi *-* Awwww, estoy tan emocionada por haber ganado una eminencia *o* y el cambio de nick, que vengo llorando por él desde hace meses xDDDD. No sabía muy bien si volver al viejo, pero bueno, ya me decidí por el de mi personaje secundario. Muchas gracias /o/
  20. Caroline Ryddleturn Todas llenaban de preguntas a los espectros, a la espera de que éstos dijeran lo que ellas querían escuchar: qué era lo que buscaban allí. Sin embargo, la respuesta que dieron no solucionaba nada, sólo las ponía en una situación aún más compleja. Caroline no tenía ni la más mínima idea sobre qué hacer y precisamente Romina acababa de preguntarle eso. En tanto intentaba responderle, vio que la aprendiz era blanco de vasos y cubiertos. Esa chica estaba bajo su cuidado y, por más que odiara estar de niñera, debía hacer algo. —Morphos —masculló, mientras apuntaba el extenso sillón con su varita de palisandro. El mueble se transformó en una pantera, el animal preferido de la Ryddleturn, y se situó frente a Romina. A la criatura le dio la clara orden de proteger a la joven, en todo momento y bajo cualquier circunstancia. Era lo único que podía hacer, ya que al menos ella tenía los reflejos suficientes como para esquivar lo que le lanzaran. Por otra parte, Alba ya era una Mortífaga y por ende Caroline la consideraba apta para defenderse. En caso de que la situación se pusiera peor y que su compañera corriera verdadero peligro, pondría su existencia en riesgo. —La rubia tiene toda la razón —murmuró, al tiempo que avanzaba frente al espectro de Amy—. Pueden hacer fama acá y ser admirados por todo el mundo mágico. ¿No les gusta la idea? —Sonrió ampliamente y agregó—: Nosotras los podemos ayudar. —No, no, ¡yo no quiero eso! —gritó Winehouse—. Lo que yo quiero es volver a vivir y ya sé como. Todo fue demasiado rápido, incluso para la vampiresa. Bastó que la cantante se lanzara sobre Carol para tomar posesión de su cuerpo. Ésto tampoco fue completo, porque ella seguía siendo consciente, solo que no tenía control completo sobre su mente; era como si la compartiera con Amy. Si antes había con qué preocuparse, ahora tenían mucho más. —Ahora sí me puedo ir de acá —soltó Amy, poseyendo el cuerpo de la Mortífaga—. Ustedes dos pueden quedarse con el local.
  21. Caroline Ryddleturn —No creo que tengamos tiempo de esperar —murmuró Caroline, mientras volvía a alzarse luego de haber esquivado otro vaso y alcanzaba a escuchar como Anne la prevenía de aquel—. ¿Más fantasmas? Esto se pone más divertido... —ironizó. Una sola ya era molesto, pero dos o tres era mucho peor de lo que imaginaba. A ella siempre se le había dicho que se le debía de tener miedo a los vivos, no a los muertos, sin embargo, ¿cómo combates algo a lo que no le puedes hacer daño? Caroline ya había pensado en una cosa, una cosa que precisamente no tenía y que era casi imposible de conseguir. Se sentía que estaba con las manos atadas, a pesar de sus capacidades y de que acababan de llegar sus compañeras; Alba y Romina. Sentía que ellas sólo eran más diversión para los espectros. La Ryddleturn ya veía que no había salida alguna y no quería decírselo a las demás. Por varios minutos se estuvo haciendo la desentendida, hasta que Alba mencionó que no se había presentado. Iba a decirle quién era, pero la joven resolvió ir con Romina a buscar al resto de los fantasmas. —¡Espera! —gritó Caroline y corrió hacia ella—. ¿No crees que es poco conveniente molestar a los otros? —Pero ya era tarde; ellos estaban ahí—. Genial... —soltó y puso sus manos sobre la cintura—. Michael Jackson y Bob Marley —Hizo una reverencia cargada de burla y señaló—: Creí que personas como ustedes iban a lugares geniales, no que terminaban cantando en un pub. —Se echó a reír y volvió la mirada hasta Alba—. Por cierto, soy Caroline Ryddleturn. Justo cuando la Mortífaga acababa de decir su nombre, apareció nuevamente la figura de Amy Winehouse. Se le veía más furiosa que antes y lanzaba todo lo que se le cruzaba por delante, en dirección a los dos cantantes. Por lo visto la rabia era con ellos, aunque de paso también se desquitaba con el grupo de mujeres. Si es que lograban la conciliación entre esas almas en pena, quizá los problemas se solucionaran. Era algo que no se podía resolver usando la fuerza o la magia, era algo que requería de un buen discurso y poder de convencimiento. —Veamos... ¿Por qué no pueden convivir de manera tranquila? Todos son leyendas de la música y admirados incluso en el mundo mágico. Dígannos lo que quieren y se los daremos. —¡Que ellos se vayan! —gritaron los tres al unisono—. ¡No me iré a ninguna parte! —continuaron. La situación era tan simple y tan compleja a la vez. ¿Cómo iban a sacar a dos de ellos si no podían ni con uno solo?
  22. Caroline Ryddleturn —Y aquí vamos de nuevo —murmuró Caroline, mientras se quitaba la capa escarlata. Estaba frente a un garage que no tenía nada de particular, a excepción de unas letras que lo decoraban. Se acercó a ellas y tocó justo donde decía "Elviris Pub", tal como le había explicado Anne en la lechuza. Casi en el acto se dibujó una puerta en el portón. Caroline pasó a través de ella y llegó al interior del pub. Buscó el pasillo que la llevaría más adentro, donde la estaba esperando la propietaria y al dar con él lo recorrió hasta la parte principal. Allí, quedó maravillada con la decoración y con la música de fondo; toda de su época de "juventud". —Este lugar es genial. —Se subió un poco las mangas de su blusa azul y sacó su varita que estaba sobre su jean, alrededor de su muslo—. Aunque no hay nadie y creo saber el porqué... Antes de que la Mortífaga llegara a más conjeturas, un vaso pasó volando sobre su cabeza y le habría dado, de no ser por lo rápido que se movió. Era por eso que estaba ahí, para ayudar a solucionar el problema de unos fantasmas que asechaban en el pub. Se habíam vueltos tan molestos que tenían vuelta loca a Anne, al punto de pedir apoyo a guardianes. Caroline era la primera que arribaba; aún quedaba que llegaran más. A simple vista creía que podría solucionarlo sola y que los demás no serían necesarios, sin embargo, ya era muy tarde como para avisar. —¡Hey! quien quiera que seas, muéstrate —soltó alzando la voz—. ¿O acaso me temes? —Se echó a reír, al tiempo que situaba sus manos sobre su cadera. —No te temo, morena —susurró la melodiosa voz de una mujer; luego apareció frente a la Ryddleturn. —¿Amy Winehouse? —Carol parpadeó rápidamente y volvió a hablar con otra pregunta—: ¿Qué hace el fantasma de una muggle acá en el Callejón? —¡Eso a ti no te importa! Totalmente enfurecida el espectro comenzó a lanzar más objetos sobre Caroline. Al principio ésta los esquivó, pero luego se dio cuenta de que no era suficiente y que debía hacer algo más para poder detenerla. El problema era que todo la atravesaría. Ningún hechizo de los que ella conocía podría surtir algún tipo de efecto. Lo único que sabía que afectaba a un fantasma era la mirada de un basilisco, mas ¿de dónde sacaría uno? No tenía ni la menor idea. Ahora que lo pensaba si necesitaba que sus compañeros llegaran. —Puedes lanzarme todo lo que quieras —espetó aburrida—. Nunca me vas a dar. —Alzó ambas cejas y se cruzó de brazos.
  23. Buenas madrugadas (?). Ha pasado muchísimo tiempo desde que no pido cambios en mi ficha y ya era hora de que le echara una arreglada xD. Dejo los codes acá --> http://pastebin.com/4PJP200H y espero que el foro no me los deforme tanto T_T xDDD. Desde ya muchas gracias a quien realice el cambio y perdón las molestias. Un saludo. *Dejo una caja de bombones* _______ Edito para cambiar algo que no me quedó bien u_u
  24. Hola ^^ @@Mei Black Delacour los premios del ranking de duelos ya fueron depositados. Lamento la tardanza. @ el premio de Maýs por el concurso del Bosque Prohibido también fue depositado (: Yo también estoy a dieta, así que gracias por el puré de zanahoria *-* xD Nos estamos leyendo
  25. http://i.imgur.com/Jo9rv.png Se le informa que se ha efectuado el descuento de 500 G de su bóveda de personaje, con respecto a las compras efectuadas en la Mall Mágica el 09-08-2014 por lo siguiente: 1 Gata atigrada gris con blanco y ojos verdes ~ (Criatura X a 500 G c/u) Atentamente, Elaena Ryddleturn Duende Acreditado del Banco Mágico de Gringotts

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