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Andy Greyback

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Mensajes publicados por Andy Greyback

  1. Los pasos del licantropo eran insonoros, a pesar de su rápido movimiento al caminar, era como si quien intentase hallar su cuerpo por el sonido de sus movimientos perdiera el tiempo. La razón de la visita del Greyback a la academia de magia y hechicería era desconocida incluso para él. Buscaba un lugar donde beber y que le trajese buenos recuerdos, no había mejor lugar que la taberna de la academia, donde había conocido a algunas personas que aun permanecían en constante comunicación con el ojinegro. Al llegar a la entrada encendió un cigarrillo rápidamente, para luego adentrarse en el local.

     

    A tan solo segundos de ingresar dejó salir una larga linea de humo que salía disparada de sus labios. Aunque había dejado un poco el vicio del tabaco, era casi imposible para él dejarlo por completo, se había resignado a darse cuenta de que su cuerpo siempre pediría la nicotina y que en cierto sentido lo relajaba, se sentía mas tranquilo luego de un cigarrillo y un par de tragos. Se acercó a la barra dispuesto a comenzar con un trago no muy suave para cualquiera que no lo frecuentara.

     

    - Un vaso de Vodka - espetó mirando al mesero a los ojos antes de que este pudiese articular palabra alguna. Se apoyó de espalda a la barra mientras esperaba el vaso con su licor favorito. Intentaba buscar rostros conocidos, sin embargo logró divisar uno no muy lejos de él, pero parecía estar acompañada y no era la intención de Andrés interrumpir alguna conversación, nunca se sabía si estaban ante una noticia mala y no querían ningún tipo de compañía que no fuese familiar.

     

    Luego de unos minutos su trago se dejó ver del lado derecho de su cuerpo mientras el cigarrillo que rápidamente se consumía en sus labios, se movía de un lado a otro entre los mismos. Agarró el vaso de vidrio y le dio unas movidas suaves como si intentase dejar que el olor del licor saliese, para luego dar una sola bebida, suficiente para ingerir por completo el liquido que a bajar, calentó por completo su garganta. Se quedaría ahí solo para disfrutar un poco de la soledad y así comenzar a integrarse nuevamente a las cosas que dejó de hacer hace mucho.

  2. No había mucho que esperar, el momento de atacar llegaría y el defenderse lo sucedería, siempre había un orden que cumplir, así que el Greyback apuntó a una biga de piedra lo suficientemente grande con medidas aproximadas de dos metros de alto por 1 de ancho. -Morphos - susurró, la roca comenzó a cambiar rápidamente y se convirtió en un lobo gris, que se encargaría de defender al licantropo en caso de que este lo necesitase. Sin esperar mas, apunto a otra roca, con las mismas medidas que la anterior.

     

    - Morphos - repitió, haciendo que esta se convirtiese al igual que la de antes, en un lobo aunque esta vez de color negro. Ambas bestias estaban dispuestas a dar la vida por su amo, o atacar si este se los ordenaba. Todo parecía estar listo y pronto comenzaría el ataque por parte de los fenixianos. Esperaba una buena batalla al menos, no como la última que había presenciado. Sin mas solo se mantuvo en posición de ataque, listo para comenzar con el siguiente orden de los patrones que era acabar con la vida de todo ser que intentase oponerse al poderío mortifago.

     

    - listo - susurró por ultimo mientras esperaba con ansias.

  3. Mientras en su mente divagaba la idea de asesinar fenixianos, su mirada se posaba en el fuego de la chimenea. Sentado en un sillón, el cual ahora frecuentaba para pensar a pronfundidad disfrutando de la tranquilidad de una habitación en lo mas recondito del castillo Crowley. Ahora que se había dedicado a si por encima de todo salía menos, de hecho no bebía fuera del castillo y salía única y exclusivamente para asuntos de la marca tenebrosa. Contempló su tatuaje por unos segundos, mientras en su mano derecha descansaba un vaso de cristal con whisky en su interior, aunque no quedaba mucho del licor.

     

    El ardor se invadió de su antebrazo izquierdo, su momento de meditar había terimnado, ahora era el momento justo para asesinar y cumplir con dejar a la marca como el mayor poderío del mundo mágico. Sin mas se puso en pie y dejó el vaso en el brazo del mueble, seguro al volver seguiría ahí, pues nadie había llegado hasta el lugar aun.

     

    - Hora de jugar - susurró justo antes de cerrar la puerta y desaparecer del castillo, rumbo al lugar donde sus compañeros mortifagos lo necesitaba. No pasó mucho tiempo para encontrarse en Numengard, donde al parecer los fenixianos intentaban rescatar a los prisioneros. Era bastante osado de su parte, sin embargo ya les demostrarían que no era tan fácil llevarse a las personas ahí presas. Posó su varita frente de él y se preparó para comenzar con la acción.

  4. La silueta del mortifago se materializó en la prisión mortifaga, su sombra se veía diferente a causa de que en su hombro reposaba el cuerpo de un fenixiano que había capturado antes con ayuda de uno de sus compañeros mortifagos y una de sus líderes. El mismo se había atrevido a insultar a los mortifagos al momento de estos presenciarse en la mansión Rambaldi y lo pagó con su muerte. El odio que había creado en Andrés era aún mas agudo que el resto de fenixianos, pues este en su insulto les había llamado "gusanitos", sin embargo ahora sabía que no era realmente bueno para él ser tan insolente. Sin esperar mas lo lanzó de bruces al suelo, haciendo que el estruendo resonara en eco por los pasillos de la cárcel.

     

    - Bienvenido a tu infierno - susurró Andrés para luego respirar profundamente, disfrutando del aroma a miedo que se sentía en el recinto. Esperaba ubicar a Lestat en una celda bastante sucia y pequeña, donde se encargaría de enseñarle como debía tratar a los mortifagos de ahora en adelante y así quizá su muerte sería menos drámatica y su castigo sería con menos tortura. Aunque eso último lo dudaba en realidad, pues no había forma de menguar los castigos para aquellos que intentaban intervenir en el poderío mortifago. Tomó al mago por sus cabellos y comenzó a arrastrarlo tras el, mientra buscaba con detalle la celda que cumpliera con las características que antes se había planteado.

     

    - Aquí es - dijo dibujando una sonrisa en sus labios mientras se adentraba en el nuevo hogar del Rambaldi. Lo lanzó contra la pared, logrando hacer que rebotara solo un poco y cayese boca abajo, luego de esto le apuntó con fijeza. - Incarcerus - dijo para invocar tres gruesas cuerdas que se encargaron de atar el cuerpo del mago de tal manera que le imposibilitaría sus movimientos motores comunes. La primera se ató en sus tobillos, impidiendole el movimiento normal de sus piernas e impidiéndole mantenerse en pie; la segunda se encargó de unir sus muñecas a su cadera, imdiendole el movimiento de sus brazos con naturalidad. La ultima se ató en su boca e imposibilitaría su capacidad de articular palabra.

     

    Sin embargo el Greyback tenía curiosidad sobre lo que el mago pudiese decir luego de haber sido asesinado, por lo que apuntó a la ultima cuerda <<Evanesco>> pensó, haciendo que la atadura desapareciera y permitiese hablar al mago que aun permanecía muerto, aunque no sería por mucho tiempo. - Enervate - soltó el mortifago apuntando al cuerpo de lestat, que pronto reaccionó. Sin mas apuntó con su varita hacia su espalda, haciendo una fortuita que cerró la reja de la celda con magia. Ahora era el momento de demostrarle a Lestat lo que para los mortifagos significaba ser fenixiano.

  5. Uno de los prisioneros parecía bastante simple, por lo que no habría mucho que hacer en contra de él, sin embargo no se le daría la oportunidad de escarpar, así que apuntó a Gaspard para mantenerlo quieto.

     

    - Zancadilla - el efecto inmediato unió los tobillos del mago, haciendolo caer de bruces al suelo. Era un poco sencillo, por lo que no había que esforzarse para encargarse del pequeño. Apuntó al mismo objetivo y sonriendo decidió mantenerlo aun mas quieto de lo que ya se encontraba.

     

    - Incarcerus - tres gruesas guerdas viajaron hacia él. la primera se ataría en su boca, impidiendole hablar, la segunda uniría sus muñecas a su cadera, impdiendole mover las manos de aquella posición y la tercera uniría sus tobillos impidiendole levantarse. Todo parecía estar calmado, sin embargo no era el momento para confiarse, pues los fenixianos tenáin un objetivo y tal como los mortifagos, harían lo que fuese necesario para cumplirlo.

     

    - No te irás - espetó mientras miraba a Gaspard, el chico que intentaba escapar en ese momento.

  6. El ardor en su antebrazo solo significaba una cosa, acción. Sus orbes se cerraron y sus labios formaron una sonrisa única, la misma que aparecía en casos como estos, donde su varita y sus ansias de asesinar, eran lo primordial. Caminó hacia la salida del castillo y desapareció rumbo al lugar donde sus compañeros de bando le llamaban.

     

    Luego de unos segundos pudo ver que el lugar donde le solicitaban era nada mas y nada menos que la prisión mortifaga, donde al parecer un grupo de presos intentaba fugarse. No tenía idea de porqué, el lugar era lo bastante cómodo para lo que ellos merecían, sin embargo no dejaría que cumplieran con su objetivo pues debían pagar su insolencia al enfrentarse al poderío de la marca tenebrosa.

     

    - No podrán irse tan fácil - susurró el ojinegro, quien se preparó colocando su varita enfrente para comenzar el ataque.

  7. Hola, vengo para una edición de ficha.

     

    http://i.imgur.com/ITniI.png

     

    Datos Personales:

     

    Nombre del Personaje: Andrés Greyback Crowley.

     

    Sexo: Masculino.

     

    Edad: Adulto.

     

    Nacionalidad: Colombiana.

     

    Familia(s):

    • Crowley |Patriarca|
    • --

     

    Padre(s) Sanguíneo: Ryuk Greyback** & Violeta Greyback**

     

    Padre(s) Adoptivos: --

     

    Trabajo: --

     

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Unicornio de bronce.

     

    Bando: Mortifago.

     

    Rango dentro del Bando: Base.

     

    Nivel de Poder Mágico: --

     

    Puntos de poder en objetos: 20 puntos.

     

    Hechizos adicionales: --

     

    Puntos de poder en criaturas: 0 puntos.

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: --

     

    Habilidades Mágicas: --

     

    Conocimientos Especiales:

     

     

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Licántropo.

     

    Aspecto Físico:

     

    Alto, de 1.80M de estatura aproximadamente. Tés morena y de rasgos faciales marcados; tiene los ojos negros y el cabello oscuro y largo hasta sus hombros. Se mantiene delgado, aunque es bastante fornido gracias a su estructura y a los ejercicios físicos que realiza.

     


     
    Cualidades Psicológicas:
     
    Tiene una gran determinación por hacer las cosas bien. Es coqueto y alegre aunque con un marcado carácter y es algo compulsivo. No sabe cuando rendirse aún cuando sea obvio hacerlo. Tiene un pasado que no descubrió hasta hace poco.
     
    Historia:
     

    Bosques de Galloway, Escocia, Otoño de 1986.


     
    La noche se mostraba oscura y amenazante sobre los bosques que colindan con la región de Hampshire, en nueva Escocia. La luz de la luna mostraba un claro contraste con el fuego de las antorchas que se acercaban al castillo del Baron McGrith. El pueblo estaba cansado de los repentinos asesinatos que suceden en el pueblo y en las poblaciones lejanas. Algunos testigos aseguraban que haber visto una cruz plateada antes de que las victimas aparecieran literalmente desgarradas de sus vestiduras.
     
    Al principio, los pueblerinos desconocían el origen de estos ataques y le fueron asignados a las bestias que desde tiempo antiguos rondaban el bosque. Así transcurrieron los primeros meses hasta que los testigos comenzaron a afirmar la existencia de un brillo y unos ojos rojos en las victimas. Una noche una de las victimas pronunció el apellido del Barón. El pueblo enfurecido tomo represalias y salió con antorchas y trinchos en dirección al castillo. El motivo fue confirmado al notar que el símbolo que veían los testigos era la insignia característica de la McGrith, quien no era otro que el Rey Ryuk Greyback: uno de los pocos patriarcas de Hombres Lobo que aun quedaban en el territorio escocés.
     
    Propietario de un castillo a la orilla del río Wye, al sur del bosque de Galloway, Ruyk Greyback había llegado allá tras salir de la quema de hombres lobo privada en Irlanda del norte, a manos de los seguidores de Slyver, reconocido cazador de Licántropo. Una vez más, la condición de su naturaleza lo había dejado en evidencia a él y a su familia. Su mujer Irene y su único hijo Andrés se encontraban en el interior de la mansión al llegar la muchedumbre.
     
    - Mujer, toma el niño y váyanse de acá - dijo el rey.
     
    - No te dejaremos acá. Somos una familia y moriré...
     
    Irene no alcanzó a terminar su frase cuando una gran roca golpeo su cabeza, dejándola inconsciente en el suelo. Con la aterradora imagen de su mujer en el suelo y su hijo llorando incansablemente junto a ella, el patriarca Greyback, tomó a su hijo en brazos y a su mujer, desapareciendo del lugar no si antes tomar un baúl que tenia bajo la escalera. Cuando la multitud iracunda entro al castillo, no vio más que un pequeño remolino rojo y negro donde había desparecido la familia. La multitud lanzó improperios y trinchos pero al parecer fue en vano.
     
    Unos kilómetros más al sur, bajando por el río, un pueblo en su mayoría latino, recibía un sonido seco proveniente de la plaza principal. Un hombre de capa roja y pantalón negro caminaba por la plaza con una mujer en un brazo y un bebe en el otro. Con su varita apuntó al baúl y este levitó tras él. Avanzó por la plaza del pueblo caminando cada vez más lento y comenzando a cojear y a debilitarse. Al percatarse de su notable falta de energía, nota que una daga de plata había alcanzado a herir su pecho, justo al lado de su corazón. Se desangraba por dentro y necesitaba asegurarse de que el heredero del trono quedara en buenas manos.
     
    Avanzó casi a rastras y golpeó en el alfeizar de una ventana. Una casa pequeña y humilde mantenía la chimenea prendida y el calor del interior se sentía desde la puerta. Una mujer de tés morena y ojos negros se asomo por la ventana y al ver el barón, lo reconoció inmediatamente. Abrió la puerta velozmente y se apresuró a arrastrarlo al interior de la casa. Al notar que el baúl se balanceaba en el aire, no dudo que el barón fuera de la comunidad mágica. Llamó a su elfo Belsebú y lo ingresaron en la casa. Una cálida manta posó sobre el cuerpo del Greyback. Mirando a los ojos de la mujer pronunció expresó su última voluntad.
     
    http://i1301.photobucket.com/albums/ag108/MonicaHaughton/Andreacutes.png- Tienes unos ojos nobles y haces parte de la comunidad mágica. Por favor mujer, cuide a mi hijo. Su nombre es Andrés y es...-titubeó un poco antes de terminar su frase-, es un hombre lobo.
     
    Lo ojos de la mujer no daban crédito a la información que sus oídos captaban. María como era su nombre, miró los ojos negros del bebe que estallaba en llanto al sentir la vida de su padre partir. La bruja tomó al niño en brazos y notó que la mujer en brazos del barón ya había perdido demasiada sangre como para continuar con vida. El acaudalado caballero, movió su varita y acercó el baúl a los pies de la ojinegra. Este se abrió mostrando un tesoro incalculable.
     
    - Ahí hay más dinero del que un hombre promedio pudiera tener. Tómalo y huye de acá. Vete lejos y cuídalo.
     
    El gran hombre lobo retiró la daga de su corazón, acelerando la respiración mientras lo hacía. La colocó sobre un pañuelo que contenía el escudo de la familia y conjuró unas palabras. La daga se encendió en color ocre y la insignia de la familia se dibujo en ella. Mirando al elfo a los ojos se la entregó.
     
    - Cuando tenga la edad para entenderlo le contareis la naturaleza de su condición. Le entregaras esto. Solo él podrá abrir el pañuelo.
     
    - Así será mi señor - respondió el elfo tras recibir el pañuelo aun caliente.
     
    Sintiendo que su momento se acercaba, estiró la mano hacia el niño y con su mirada pidió a la pelinegra que se lo acercara. La mujer le acercó el bebe dejandolo a la mirada del hombre; tras acercarse un poco mas, le susurró algo al niño.
     
    -Aghaidh do cinniúint.
     
    Con el último aliento de su ser, tomó a la mujer y desapareció a morir juntos, solos en algún lugar del bosque.
     
    María tomo al pequeño y el baúl y mirando a su elfo, desapareció del lugar para no volver nunca más.
     

    *************************


     

    Barranquilla Colombia, Agosto de 2011.


     
    La playas del mar Caribe en la costa atlántica colombiana, servían de escenario para la familia Balza. Un núcleo familiar, conformado por una mujer y su hijo Andres de 24 años vivían en un barrio humilde de la ciudad atlántica. El muchacho había crecido como los demás muchachos de su clase. Había notado perfectamente que su fuerza y su agilidad eran notablemente superiores a los de sus compañeros y aunque no sabía de su condición de hombre lobo, conocía a la perfección el mundo mágico y su importancia de mantenerlo oculto ante los muggles.
     
    Su madre adoptiva María era una bruja poderosa y había creado una fórmula que controlaba sus transformaciones. Sin saberlo, Andres tomaba dicha formula todo los días con el desayuno, disimulada con un pocillo de chocolate que todas las mañana Belsebú le llevaba hasta su habitación. Hasta el día en que las cosas no salieron como de costumbre en la familia Balza.
     
    Andres se levantó muy temprano en la mañana, incluso antes de que el sol saliera en su totalidad. Salió de su casa con la intención de trotar por la orilla del mar y pensar un poco. Sabía y notaba cambios esporádicos en él. Algunas noches sentía como sus músculos del pecho y de las piernas le quemaban por dentro y su genio cambiaba dramáticamente. Corrió por la orilla mientras pensaba sin darse cuenta de la velocidad que llevaba. Cuando se percató de que iba a la velocidad de una gacela se tropezó y cayó a la arena de golpe. Miró a su alrededor y no logró visualizar a nadie que hubiera contemplado tal hazaña. Se enojó consigo mismo y retomó la carrera de nuevo a la casa.
     
    Una vez mas su velocidad no era normal y notó como su brazo se tornaba oscuro y una gruesa capa de pelo comenzaba a salir en sus piernas. Sintió como sus ojos ardían y su respiración se tornaba agresiva y constante. Al llegar, su madre lo esperaba sentada en una vieja butaca de mimbre en la puerta de la casa. Andrés con sus ojos llenos de ira se plantó frente a ella mientras Belsebú salía de la casa con un cofre blanco en sus manos.
     
    - Mamá, ¿qué me está pasando?
     
    - Te lo contaré todo hijo. Siéntate y recibe la caja que trae el elfo.
     
    Andrés se sentó junto a su madre y recibió el cofre en sus manos mirandola con un desconcierto absoluto. Abrió el cofre y encontró allí un pañuelo con un símbolo de plata que había visto antes en algún libro, pero no lograba reconocer. Se disponía a abrir el pañuelo cuando su madre lo tomó por la muñeca y lo hizo detener.
     
    - Hijo, antes de que abras eso hay algo que debes saber. Yo no soy tu madre biológica.
     
    - ¿Que estás diciendo mamá?
     
    Tras superar el desconcierto de la noticia inicial, María le explicó la naturaleza de su condición y el cómo había llegado hasta sus manos. Su ojos denotaron una mezcla de tristeza por la noticia e ira del por qué se la decían hasta entonces. Caminó un poco por la playa tratando de despejar su mente y calmar su enojo. Volvió minutos más tarde con su madre que ya no estaba tan seguro de como decirle. La miró y tomó el pañuelo en sus manos, en su interior una, daga con el mismo símbolo plateado brillaba. Acercó sus manos al objeto y su cuerpo fue halado hacia adentro por una fuerte fuerza centrífuga. De pronto todo fue oscuridad. La daga era un traslador.
     
    Se encontraba en la mitad de una sala de lo que parecía ser ruinas de una casa. Las paredes se encontraban negras, probablemente fruto del incendio que evidentemente había sucedido allí. Los pocos muebles que quedaban habían sido quemados y destruidos. Avanzó por el pasillo central de la casa en ruinas hasta llegar a la cocina que no demostraba signos de haber sido usada en muchos años. Las paredes presentaban el mismo aspecto de la sala principal. De repente, la daga que el adolescente tenía en sus manos comenzó a arder y se elevó en el aire apuntando en una dirección específica.
     
    Avanzó la flecha lentamente en dirección a un enorme cuadro que se encontraba tapado por una sabana negra. Andrés la siguió hasta que la flecha comenzó a brillar de manera intermitente. Retiró el muchacho la sabana y se encontró con la imagen de una habitación y una silla en la mitad. El mago sabía que algunos cuadros tenían movimiento y que los retratados se mantenían vivos allí. Se acercó a la pintura tratando de ver a alguien en ella. Carraspeando su voz llamó la atención pero nadie se asomaba.
     
    - Hola, ¿hay alguien ahí? - repitió mirando fijamente el cuadro.
     
    - ¿Andy? - se escuchó una voz al otro lado del cuadro.
     
    Una mujer con un deslumbrante vestido blanco iluminó por completo la habitación. Sus ojos eran expresivos y su mirada inspiraba una ternura enorme. Tenía un cepillo de plata en su mano y un espejo en la otra. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando vio a aquel muchacho con la punta de plata en su mano y el pañuelo en la otra. Se acercó lo más que pudo para verlo con detenimiento.
     
    - Andy, ¿sabes quién soy?
     
    - No, pero lo supongo. Debes ser mi madre.
     
    - ¿Y sabes porque estás acá?
     
    - Eso si no lo sé. Mi mad..- retuvo sus palabras antes de continuar-, la mujer que me cuido al morir mi padre me lo dio explicándome algo. Pero aun tengo muchas dudas.
     
    - Ven conmigo Andy, tal vez yo pueda ayudarte - dijo la mujer y el cuadro se giro sobre su eje y dio paso a una escalera que daba a una amplia habitación bajo la casa. La mujer apareció una vez más en un cuadro que se encontraba al inicio de esta. Iluminó la habitación con un movimiento de sus manos, dejando ver una gran cantidad de libros, retratos, pergaminos y cofres.
     
    En silencio, caminó absorto por lo que veía, todo con el mismo símbolo: una cruz que ahora recordaba, era parecida a la cruz que representaba a los nazis. Cuadros de la altura de una persona normal se veían colgados a lo largo de la habitación. Uno en particular llamó la atención del joven. La mujer se encontraba sentada en la misma silla que estaba en la imagen de la cocina con un niño en brazos y un alto caballero tras ella con una mano en su hombro. En su guante se veía claramente el emblema de plata.
     
    - ¿Él es mi padre?
     
    - Si, Ryuk Greyback, yo, Violeta Greyback y su hijo Andy Greyback
     
    - Greyback. Ese es mi apellido.
     
    El joven pasó algo más de media hora leyendo la historia de su familia y enterándose del linaje de su sangre. Como habían emigrado y el por qué de lo que le había pasado. Reconoció entonces que María le había ocultado la verdad por solicitud de su padre y se arrepintió por ser tan cruel con ella. Escuchó todo lo que su madre tenía que decirle. Tomó un poco de aire para no llorar y después de unas largas horas decidió volver a su casa en Barranquilla y disculparse con María. Tomó algunos libros y pasó frente al cuadro de su madre biológica.
     
    - Si no te molesta, me llevaré algunas cosas.
     
    - Andy, todo lo que hay acá es tuyo ahora. Tu eres el encargado de erguir una vez más, la mansión Greyback.
     
    Andy sonrió ante la idea de formar su propio castillo y levantar una vez más su apellido. Se acercó a una mesa donde había algunas joyas y piezas de oro. Las tomó junto con el cuadro pequeño de Ryuk y Emily con el pequeño Andy en brazos. Se disponía a marcharse y pasó una vez más por el cuadro de Violeta. Besó su mano y una lágrima atravesó su mejilla.
     
    - Gracias por confiar en que volvería. El apellido Greyback volverá a ser lo que era. Un apellido de reyes, mamá.
     
    - Andy, cada vez que quieras volver, solo debes pensarlo con la daga en tus manos y esta te transportará hasta acá y de vuelta a donde estés.
     
    Apretó la daga con fuerza en su mano y pensó en María, su otra madre y la daga lo llevó hasta allí. Con algo de emoción y lagrimas en sus ojos, saludó a la mujer con un fuerte abrazo. Sabía que había obrado mal en dejarse llevar por el momento y la impactante noticia. Tomó la bolsa que tenía en las manos y sacando los libros y el cuadro, le entregó la bolsa a su madre adoptiva. María sorprendida abrió la bolsa y abrazó a Andy.
     
    - Madre, me voy a hacer mi vida. Hay muchas cosas por hacer. Ahí hay lo suficiente como para que vivas como lo mereces. Prometo no abandonarte. Y disculpa mi comportamiento de hace un momento. Hay algo que quiero preguntarte... Si soy hombre lobo, ¿Por qué no me transformo?
     
    - Andrés, la noche en que tu padre, el señor Ryuk, llegó a mi casa, llevaba consigo un baúl con muchas cosas. Una fuerte cantidad de dinero y una posible poción que te permitiría transformarte a tu antojo. Lamentablemente no he logrado hacerla a la perfección, solo logro que no te transformes. Cuando no la tomas tus habilidades se incrementan. Tu enojo brota con facilidad. Todas las mañana Belsebú la hacía y te la daba en el chocolate. Por eso es indispensable que lo lleves contigo, yo conseguiré otro.
     
    El Greyback se despidió de su madre tras empacar algunas cosas. Tomo al elfo de la mano y juntos desaparecieron de allí para buscar futuro en Londres.
     
     

    Pertenencias:


     
    Objeto Magico Legendario: --
     
    Objetos Magicos:
     
    Objeto 1: Varita Mágica: Madera de sauce y núcleo de nervios de corazón de Dragón. Rígida, 25 centimetros.
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20
     
    Total puntos de poder en objetos y pociones: 20 puntos.
     
    Mascotas y Criaturas:
    Criatura 1:
    Clasificación:
    Puntos de poder:
     
    Total puntos de poder en criaturas: 0 puntos.
     
    Criaturas en la Reserva: --
     
    Elfos:[list=]

    Belsebú: Elfo joven de 75 años. Perteneció a su madre y ahora es de su propiedad. Prepara su poción para controlar sus transformaciones. Fiel y educado.

     

     

    Licencias, Tasas, Registros:

     

    Licencia de Aparición: Obtenida.

     

    Licencia de Vuelo de Escoba: No.

     

    Registro de XXX: --

     

     

    Otros Datos:

     

    Otros datos:

    • Tiene su transformaciones controladas mediante una poción que desarrolló su madre en colaboración con los conocimiento y documentos privados de su padre biológico.
    • Lleva un tatuaje en el hombro derecho que trata de una gota de sangre que cae sobre un charco que cubre el centro del musculo. Esto representa su relación con Mónica Malfoy Haughton
       
    • **Personaje o dato inventado.
    http://i.imgur.com/d0w6f.png

     

    Nombre: Selim Van Ewen*

    Edad: Indefinida, se dice que cuenta los 5 siglos.

    Nacionalidad: Hungara.

    Raza: Vampiro.

     

    Aspecto Físico: Es alto y de construcción delgada. De rasgos masculinos pero armoniosos y atractivos. Tiene tés pálida, el pelo castaño oscuro casi negro, largo, a unos centímetros sobre su nuca y ojos de un llamativo color violeta que se tiñen de rojo o negro según su estado de animo o sed. Sus labios son delgados y expresivos, su sonrisa es galante y presumida al igual que todos sus gestos. Viste con trajes oscuros por lo general, quedando normalmente en solo una camisa desaliñada, y los correspondientes pantalones.

     

    Cualidades Psicológicas: Es descaradamente vanidoso en todos los sentidos y muy interesado. Hace todo por conseguir sus metas, aunque para ello tenga que andar por encima de otros. Es mentiroso y avaricioso, le encanta discutir y llevarse la razón en todo, sin importar si la tiene realmente o no.

     

    Sigue enamorado de su ahijada, Mónica, aunque se empeña la mayoría del tiempo en hacerla sentir insignificante, dándole a entender que solo él la quiere. A causa de este sentimiento su relación es completamente insoportable con Andrés Greyback, por lo que cada vez que se encuentran, terminan discutiendo o incluso peleando.

     

    Historia: Desconocida hasta encontrase con la Malfoy y convertirla en contra de su voluntad a la inmortalidad. Desde ese momento comienza a ser como la sombra de la bruja; siempre, aunque ella no es consciente de ello, la sigue desde cerca. Sabe cada uno de los pasos de la mujer. Se puede decir que esta obsesionado con ella, y por eso, cuando la pelirroja era apenas una neófita, se empeñó en perfecionarla y en entrenarla en todos los campos posibles.

     

    A pesar de mantenerse a su lado, Mónica jamas lo ha correspondido, hecho que ocasiona en el vampiro una enorme frustración. Aunque pocos lo saben, teme el descontrol producido en su ahijada por la consumición del alcohol, por lo que intenta evitar que lo ingiera en todo momento. Aunque la única preocupación de Selim ha sido siempre el bienestar de la bruja, actualmente ha llegado otra figura a su vida: Andrés Greyback Crowley, pareja sentimental de Mónica. La relación de ambos es insostenible, habiendo llegado incluso a tomar una fijación por molestar al mortifago y hacer que pierda el control.

     

    La historia de su vida sigue siendo desconocida, aunque se dice que guarda parentesco con los Bathorys. A pesar de esto, no hay ninguna prueba de que dicho rumor sea cierto. Nadie sabe realmente si es mago o no; nunca ha usado la magia en presencia de terceras personas aunque por lo que Mónica ha comentado alguna vez, es un gran hechicero. Ella tampoco sabe el motivo por el cual no usa la magia.

     

    *Personaje inventado por Mónica Malfoy Haughton;

    Dato compartido en ambas fichas.

     

    Cronología de cargos: --

     

    Premios y reconocimientos: --

     

     

    Links de Interés Referentes al Personaje:

     

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    Link a Bóveda Personal: Bóveda 94945

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  8. - ¿Crees que tengamos acción? - Preguntó con abnegación a su compañero mientras el pensaba en que hacer, si esperar a que entrasen y atacar o dedicarse a hacer las muy normales defensas. Luego de un momento no lo pensó mas y simplemente apuntó a un mueble lo suficientemente grande para crear un lobo, asi que sin dudarlo decidió crearlo.

     

    - Morphos - tal y como lo deseaba, rápidamente se creó un lobo negro que se ecargaría de defenderlo de cualquier ataque que intentasen lanzarle. No era suficiente, así que apuntó a otro mueble con las mismas dimensiones.

     

    - Morphos - al igual que el anterior, un lobo se hizo presente, aunque este era de color gris. Ambas bestias estaban listos para defender al Licantropo mientras este llevaba a cabo el ataque.

  9. -A jugar- se escuchó la voz del licantropo resonar luego de que su cuerpo se materializara a las afueras del castillo Lestrage Lupin, donde su compañero Near se hallaba. Su vestimenta era oscura como la mayoría del tiempo y su mirada se fijaba con interés en la bruja que iban a capturar. No dio mas vueltas y sacó su varita al aire, portandola en su mano derecha mientras tomaba posición defensiva.

     

    Estaba ansioso por comenzar el asesinato, tenía algunas cosas que cobrar de la última vez que estuvo en un ataque y las cosas que tenía pensado hacerle al fenixiano o fenixiana que cayera en Nurmengard eran tan crueles que su sonrisa no se borraba de su rostro cada vez que lo imaginaba.

     

    - Listo - siseó luego de hacer un gesto con la cabeza a Near.

  10. El cambio en el canino se sintió inmediatamente luego de que Hector usara el hechizo controlador sobre él. No sabía que pasaba por la mente del mago, ¿Creía que podía usar las criaturas del Greyback en su contra? Eso si era realmente triste. Era momento de defenderse, pero no lo haría él. El oso rápidamente se posó frente a Andrés y usó su cuerpo como escudo pero en envestida, pudo evitar que el lobo ocasionase algún daño y lo retiró de la linea de hechizos entre el Licantropo y el Weasley.

     

    Justo después de hechizar a su lobo pudo ver que el hombre intentaría realizar otro hechizo, y Andrés no se lo permitiría. Sonriente agitó la varita apuntando a Héctor.

     

    - Séneca - dijo en un tono tranquilo. El efecto sería inmediato así que luego de lanzar su siguiente hechizo su garganta se secaría a tal grado que solo podría usar hechizos no verbales. Luego de eso pudo ver como su pantalón, que era lo único que cubría sus piernas, cambiaba rápidamente, convirtiéndose en una diminuta araña que inyectó su letal veneno en la vía sanguínea del licantropo, este solo sonrió y tomó su zapato.

     

    - Morphos - dijo apuntando al calzado, el cual cambió rápidamente para volverse un Bezoar, el cual ingirió rápidamente para quedar libre del liquido que ahora ya no recorría por su sangre. Tomó su otro zapato para apartar la araña y acabar con la vida de la misma.

     

    - Vaya, esperaba que eso lo hiciera una chica, pero ya veo que tenías ansias por dejarme en ropa interior - dijo riendo un poco. Héctor no podría responder, pues el hechizo que acaba de usar sería el único verbal que podría usar por el momento. Pronto el lobo volvería a estar bajo su mandato y ambas criaturas se encargarían de el Weasley.

  11. Ahora todo estaba perfecto, custodiado por su par de lobos se dirigía la salida mientras uno de los lobos que había mandado a atacar asesinaba brutalmente al oso de lestad, el otro se encargaba de arrancarle la carne sin piedad al fenixiano. Pronto estuvo fuera, así que acarició al par de caninos.

     

    - Vayan a cenar - susurró con una sonrisa macabra mientras el par de animales rodeaban el cuerpo del mago, y atacaban brutalmente al mismo. La sangre se hacía ver de manera explicita mientras el licantropo tocaba la marca en su antebrazo, para hacer que la misma apareciera en lo alto del cielo, dejando ver que esta vez los mortifagos se llevaban la victoria.

     

    - Semper fidelis - gritó por ultimo, antes de por fin desaparecer del lugar, rumbo a san mungo para mejorar su situación, no estaba lo suficientemente fuerte para continuar así.

  12. - Morphos - repitió apuntando a otra columna, pues al parecer era lo único que se podía usar en aquella prisión. Esta pasó a ser un tercer lobo, este blanco, que al igual que los dos anteriores defenderían al licantropo con su vida si era necesario. Pronto salió de la Celda acompañado de Erath, quien nuevamente se encargaba de ayudarlo a recuperarse.

     

    - Ataquen - susurró mientras dos lobos rodeaban el cuero de lestad, dispuestos a atacar y matarlo. El tercero seguía pendiente a que ningún ataque afectara a Andrés, para poder salir de ahí pronto.

     

    - Morphos - repitió, esperando que fuese la última vez, apuntando a otra columna, que al igual a las anterioes se convertía rápidamente en un lobo gris, para continuar con el legado de los lobos(?. Este segundo al igual que el tercero cuidaban del Greyback, brindandole suficiente seguridad para por fin salir del lugar.

  13. - Morphos - repitió apuntando a otra columna, pues al parecer era lo único que se podía usar en aquella prisión. Esta pasó a ser un tercer lobo, este blanco, que al igual que los dos anteriores defenderían al licantropo con su vida si era necesario. Pronto salió de la Celda acompañado de Erath, quien nuevamente se encargaba de ayudarlo a recuperarse.

     

    - Ataquen - susurró mientras dos lobos rodeaban el cuero de lestad, dispuestos a atacar y matarlo. El tercero seguía pendiente a que ningún ataque afectara a Andrés, para poder salir de ahí pronto.

  14. El cuero inerte del Greyback yacía en el suelo, abandonado luego de haber sido usado como guardían por un fenixiano que solo entró para eso y luego salió huyendo del lugar. Su fría piel se tornaba pálida a la vez que su mirada se fijaba en la nada, en su mano yacía aun la varita de sauce que quedó apretada en sus ultimas fuerzas, al estar muerto estaba tan rigido que nada podría hacer que sus articulaciones sedieran para poder quitarle su varita. Pronto comenzó a sentir dolor intenso, había vuelto a la vida y sus ropas estaban demacradas, con ayuda de Erath se puso en pie y agitó su varita.

     

    - Morphos - siseó apuntando a una columna, la misma que pasó a ser un lobo gris que lo defendería. - Morphos - repitió para que una segunda columna acabara igual en un lobo, esta vez de color negro. Ambas bestias lo defenderían, para pronto salir del lugar.

  15. No había mas que hacer, una simple sonrisa se dibujó en sus labios al recibir todos los hechizos que los fenixianos lanzaban hacia él. Se sentía como una diana de puntería, era obvio que no querían que saliera, y lo conseguían de a poco mientras su corazón paraba de latir. Su varita permanecía firme en su mano derecha, no la soltaría por nada del mundo. Su mirada se nubló de a poco mientras su palpitar se hacía cada vez mas lento.

     

    - Semper fidelis - susurró en ultima instancia antes de morir en consecuencia de tantos hechizos dirigidos a el.

  16. Cayó de bruces al suelo y negó por lo bajo mientras pasaba su varita sobre sus tobillos. Ahora recordaba cuanto odiaba aquel hechizo.

     

    - Finite incantatem - dijo para que sus piernas quedaran libres nuevamente. El lobo parecía no haber funcionado a pesar de que los fenixianos solían crear criaturas de mayor tamaño y poder con apenas un mueble. Sin embargo rápidamente apuntó a una columna.

     

    - Morphos - la misma se convirtió rápidamente en un lobo negro que se posó frente al mago para protegerlo de cualquier ataque que le lanzaran. Ya era momento de irse, solo esperaba que no interrumpieran su escape nuevamente. Se puso en pie y se preparó para salir del lugar de una vez y por todas.

  17. Los deseos del licantropo se cumplían de apoco, ahora que sus compañeros de bando estaban en el lugar podría irse de la carcel y comenzar a planear aquella venganza que en su mente ya estaba completa. Se levantó mientras agradecía a Erath quien se encargaba de regresarle su varita, la misma que vibró al sentirse nuevamente bajo las ordenes de Andrés.

     

    - Evanesco - susurró para quitarse la ultima atadura que cubría sus pies, ahora podría estar en equilibrio para su proximo hechizo.

     

    - Morphos - susurró apuntando a las rejas que cubrían la celda, que juntas hacían la masa suficiente para hacer aparecer un lobo negro, el mismo que defendería a Andrés de cualquier ataque fenixiano. Luego de esto estaba listo para salir del lugar. Solo era cuestión de tiempo para dejar de estar en aquella apestosa prisión.

  18. Podía notar en ella un cambio, no era la misma bruja que había asesinado aquella noche, era mas fuerte y decidida. Se notaba en su caminar, en su mirar e incluso en su forma de hablar, sentía esa misma sed que todo ser llegaba a sentir en determinado momento, la sed de venganza. Su alma se había impregnado del deseo de asesinar a tal punto que en su mirada reflejaba el deseo de acabar con la vida del ojinegro, el cual la miraba con detenimiento, intentando adivinar su siguiente movimiento.

     

    - Escudan sus ideas en un supuesto bien común, pero si tan buenos son no deberían asesinar como lo hacen, ¿Acaso no hay métodos menos extremistas? Son tan culpables de la violencia del mundo mágico como nosotros, saben que la salida a esta guerra es la muerte de una de las dos partes y por eso tambien asesinan mortifgos, los cazan y torturan en este asqueroso lugar - sus palabras iban como puñaladas a la mente de la Evans, sabía que sus ideales estaban claros, pero quizá ahora que su alma estaba vulnerable sería mas fácil penetrar en su mente.

     

    - No, la sangre no es solo sangre Bínfeyd - susurró luego de ver el rostro de la bruja que confirmaba lo que su olfato le dictaba. - Tal vez porque su sangre sera menos importante que la de muchos mortifagos puede caer en la idea de la igualdad, pero no, no todos merecen manejar la magia; algunos solo tienen ese don para desperdiciarlo haciendo cosas ridículas y defendiendo un ideal que no es mas que muerte cubierta con una luz así como lo son ustedes. - terminó de responder mientras escuchaba su comentario de las celdas de personas no peligrosas.

     

    - Tu sabes lo que soy capaz de hacer, tu misma has probado mi varita en repetidas ocasiones y esta insolencia la pagarás - hizo un esfuerzo por levantarse mientras su ira aumentaba, sus ojos comenzaron a tornarse mas oscuros y sus dientes crecían de a poco. No pretendía transformarse, hacerlo solo sería agotar energía y perder la conciencia, dejándolo vulnerable nuevamente.

     

    Sintió la punta de la daga que portaba la mujer, sabía que sus deseos de matarlo se hacían mas agudos con cada segundo que pasaba y eso le agradaba, comenzaba a ceder ante la tentación, así que pronto podría perder la cordura de sus actos. Al verla alejarse volvió a tomar la palabra.

     

    - ¿Ves? No eres tan diferente a mi, solo nos diferencia que yo si hubiese tenido el valor de clavarte esa daga hasta que suplicaras morir - sonrió ampliamente mientras miraba la molesta luz que cubría el rostro de Bínfeyd, era molesto no poder verla a los ojos mientras le hablaba, tenía ganas de explorar en su mirada lo que su mente creaba, solo así sabría la verdad de lo que ella quería.

  19. La bruja parecía molesta, era increíble que la misma chica que una vez intentó cazar, sería la encargada de cuidar su celda. Su venganza llegaría mas temprano que tarde, pues Andrés no pretendía quedarse con la molestia que le causaba estar encerrado en aquella celda, esperaba poder capturar algún fenixiano para encerrarlo y torturarlo de tal manera que suplicara morir. Todas las ideas cruzaban por su mente mientras esperaba con ansias que sus compañeros irrumpieran en la prisión fenixiana.

     

    Cerró los ojos por unos momentos, quería imaginar a la perfección todos y cada uno de los métodos de tortura que aplicaría en Bínfeyd, que ahora disfrutaba de mantenerlo en aquella celda, atado de manos y pies. Empuñaba sus manos mientras en su rostro se dibujaba una sonrisa de placer al imaginar como serían los gritos de la bruja, iguales o quizá mayores a los que una vez lanzó cuando el Greyback la mató aquella noche en el callejón Diagón.

     

    Solo posó la mirada sobre la bruja, ella no imaginaba siquiera lo que el Greyback planeaba para ella, sin embargo estaba seguro de que pronto sus deseos se haría realidad y que los papeles estarían intercambiados, que sería ella quien estuviese atada y él quien disfrutaría al máximo la situación.

     

    - Muy pronto - susurró sin quitar la vista del cuerpo de la Evans, su deseo se hacía cada vez mayor con el pasar de los minutos.

  20. Comenzaba a perder la paciencia, si seguía sin conseguir lo que quería no pensaría dos veces en la opción de convertirse en licantropo y romper las cuerdas. La única desventaja es que su cuerpo estaba muy débil para completar una transformación. Frustrado se sentía al estar en aquella situación, era como si fuese un animal al cual ataban sin ningún problema y lo dejaba a su suerte hasta que fuese el momento de morir o quizá algo peor, ser torturado.

     

    Pronto pudo escuchar a una mujer que pronto se encargó de quitar la cuerda de sus ojos, el marcaje de la atadura se notaba a plenitud en su rostro, pues el mortifago no llevaba mascara. Cerró los ojos con fuerza y sacudió su cabeza luego de recuperar de golpe la capacidad de ver, el lugar era casi tan degradado como la prisión mortifaga, pero era obvio que aquí faltaba el toque que Nurmengard tenía. La bruja parecía amable, no entendía del todo lo que quería hacer, sin embargo no se confiaría del agua, podría tener una pócima de la verdad y no pensaba decir nada de la marca.

     

    - No, quiero que me sueltes las cuerdas, así verás que con las mismas capacidades no sobrevivirás - dijo de manera agresiva mirando a la bruja que cubría su rostro con luz. Eran cobardes, eso era obvio pues cubrían sus rostros para que Andrés no pudiese notar quienes eran. Habían pocos quienes podría reconocer con su aroma, pues su agudo sentido del olfato se encargaba de guardar la esencia de cada individuo que el Greyback deseare.

     

    De repente una bruja irrumpió en la habitación, su aroma era tan conocido que no dudó ni cinco segundos en reconocerla, era Bínfeyd. Luego de cazarla por tanto tiempo, su aroma se había hecho muy familiar para el mortifago. El teatro del "neutral" no tendría sentido, además de que la idea de mentir sobre quien era y sus aspiraciones de bando no era algo que estuviese en la mente del licantropo, por eso no portaba la mascara desde el día que quitó la vida a la Evans.

     

    - Pues no grito porque si, solo quería ver para estar seguro a donde podría.. - Antes de terminar lanzó un escupitajo a las piernas de la bruja - para saber a donde debía lanzar eso - agregó mientras en sus labios se creaba una curvatura llena de hipocresía para la fenixiana. Luego de escuchar aquellas palabras que cumplían la función de que el puente no cayera en el río de lava, no hizo nada mas que reír de manera burlona.

     

    - Oh, vamos. - Dijo aun riendo - ¿Lealtad y sacrificio? Entiendo lo de sacrificarse, pues bastantes cadáveres fenixianos se ven en cada batalla - sus palabras iban llenas de odio y su mirada confirmaba aquel sentimiento, sus deseos de soltarse se hacían cada vez mayores pero necesitaba al menos un poco de agua para recuperar fuerza suficiente para al menos continuar aquella discusión que apenas comenzaba.

     

    - No tienes idea de lo que dices, seguro eres una sangre sucia, como la mayoría de los fenixianos - lanzó el comentario con fuerza suficiente para que la voz retumbara incluso en los pasillos. - Vamos Bínfyed, conmigo no debes usar esa luz cubriendo tu rostro, conozco perfectamente tu aroma - susurró sonriendo, esperaba ver una obvia expresión de sorpresa en la chica, pero no sabía que ocurriría a continuación.

  21. El dolor se apoderaba por completo de su cuerpo, mientra de a poco comenzaba a sentir cada una de sus extremidades. Sabía lo que eso significaba, pues aunque era su primera vez como prisionero, había empleado antes estas ataduras a algunos fenixianos. La ira se hizo presente en su rostro mientras apretaba sus labios y fruncía el ceño. Odiaba que le quitaran la vista, en especial porque quería al menos saber a donde dirigir los escupitajos que lanzaría a cualquiera que se encargase de vigilar su cuerpo.

     

    - Maldita sea - dijo con suavidad para sí, mientras se arrastraba por la celda como una oruga, intentando buscar la pared para así al menos descansar la espalda, al llegar a su objetivo se sentó y posó la mirada hacia arriba, aunque no pudiese ver. No podía creer aun que estuviese preso, era casi increíble para él, pero sabía que ese día podía llegar en cualquier momento, ya habían intentado apresarlo antes, así que no pasaría desapercibida la situación donde los fenixianos tuviesen la ventaja como en aquella noche en el castillo Evans.

     

    - Quitenme esta porquería, al menos déjenme ver - gritó el ojinegro con fuerza, esperando recibir una pronta respuesta por parte de los intengrantes de la orden del fenix, pues la cuerda comenzaba a cortar un poco su rostro y el ardor se volvía insoportable incluso para él. Movía sus manos intentando safarlas, pero asbía que sus intentos por liberarse eran fallidos, no había forma de liberarse sin magia, las cuerdas eran muy gruesas incluso para la fuerza del licantropo.

     

    - No lo puedo creer - susurró mientras bajaba la cabeza esperaba paciente que sus opresores respondieran, aunque fuesen a torturarlo, prefería eso a que lo dejasen sin ver, odiaba el no poder observar su entorno. Sentirse ciego era lo peor que podían hacerle a Andrés, aunque usaba muy bien sus agudos sentidos, se guiaba de su vista para confirmar las cosas que sus otros sentidos le mostraban.

  22. - Morphos - susurró firme apuntando a una de las rocas, las cuales tenía una medida de mas de un metro de alto y aproximadamente dos metros de ancho. Rápidamente comenzó a cambiar, terminando de convertirse en un lobo gris, la bestia mostraba sus dientes afilados de manera agresiva mientras se posaba a cuatro metros frente al licantropo, su misión era defenderlo con su vida o atacar si así lo ordenaba Andrés.

     

    - Morphos - repitió apuntando a la roca siguiente de las mismas medidas. Esta se convirtió en un oso pardo, el cual se ubicó cuatro metros atrás de la posición del Greyback. La misión que le otorgaba a este animal era mas defensiva, así si intentaban atacarlo por la espalda no tendrían la victoria y si intentaban atacarlo directamente el oso se encargaría de interceptar cualquier ataque.

     

    - Bien muchachas, espero que estén listas - dijo en un tono amable, no era común en él ser amable con personas desconocidas, pero toda la vida había tratado con cortesía a las mujeres, solo exceptuaba cuando de una fenixiana se trataba. Ahí podía ser igual de despiadado que siempre y no sentir culpa. Sus contrincantes no parecían muy entusiasmados a adentrarse a la actividad, sin embargo ya pronto comenzaría la acción.

  23. El agua corría con rapidez sobre la piel desnuda del pelinegro mientras sus cabellos cubrían en gran parte su rostro. Su mirada estaba dedicada al suelo mientras que el helado liquido seguía cumpliendo la función de relajar los músculos de Andrés. No pasó mucho tiempo para ver como una leve capa de vapor se hacía notar sobre el cuerpo del patriarca Crowley, su razón era que al tener una temperatura mayor a la del agua, esta tendería a evaporarse o al menos la mas fría, hasta neutralizar la temperatura entre ambos.

     

    Tenía una cita, hacía mucho no sabía de la academia pero su compañero de bando Near le había hecho llegar una invitación a participar de una clase de Duelo Avanzado. ¿Volver a pisar los terrenos de la academia? Era una pregunta que no paraba de rodar en su mente, pues su estadía no fue la mejor ahí. Encontrarse quizá con rostros desagradables no era su intención, sin embargo había otra cosa en la balanza. Los duelos siempre fueron la pasión del Greyback, no dejaría pasar la oportunidad de mostrar esa habilidad que tenía para usar los hechizos en el momento indicado.

     

    - Es hora - susurró haciendo salpicar un poco de agua con su aliento. Luego de cerrar el grifo de agua se dedicó a cubrir su desnudez con una toalla que antes se encargaría de secar el cabello y rostro de su propietario. Se acercó al espejo para observar un momento su antebrazo izquierdo, contemplando con devoción su marca, era una de las razones por las cual mejorar día a día su habilidad para duelear y estaba orgulloso de eso. Pasó a su armario y pronto se vistió con lo habitual, un traje negro que denotaba elegancia, no había nada mejor que aquel detalle.

     

    - Belsebú, si me necesitas sabes donde hallarme - dijo a su elfo mientras ajustaba las mangas en sus muñecas y salía por la puerta trasera, en camino al bosque. Estando por completo en el centro del bosque respiró por un momento el aire salvaje del mismo y en un momento desapareció entre los arboles.

     

    Al llegar al cementerio pudo observar a Near quien dejaba que su compañera en la enseñanza de la clase diese las instrucciones. Debía admitir que atender a las palabras de la misma no tomaba mucho esfuerzo, era algo que a cualquiera le saldría con naturalidad. El paisaje no era del todo alentador y el frío invadía de a poco el fúnebre lugar, el hecho de ser un cementerio le causaba naturalidad estar rodeado de muerto luego de asistir a tantos asaltos a los fenixianos.

     

    - Es un placer para mi estar aquí - su voz se hizo notar luego de que la maestra terminase de instruir y presentar las reglas a los estudiantes. Pronto sería el momento justo para actuar, pero todo tendría su momento. Pasó su vista buscando los objetos necesarios para un buen duelo; las lápidas no serían un poco mas grande de 60 centímetros, sin embargo habían algunas rocas mas grandes, que alcanzaban mas de un metro pero menos de cinco de altura, mientras su ancho lograba a un máximo de dos metros.

     

    Quitó su chaqueta y su camisa, sentir el frío era algo que no dejaría pasar de largo, en especial cuando los cuerpos inertes comenzaran a caer. Saludó con su cabeza a sus compañeras de equipo, era el único hombre en el grupo así que eso le daría la tarea de defender a cualquiera de las chicas en caso de caer en peligro, aunque estaba seguro de que se sabrían defender, nunca estaba de más otorgarles un poco de ayuda.

     

    - A jugar - fue la ultima frase que salió de los labios del ojinegro mientras sus cabellos cubrían en parte la mitad de su rostro y en sus labios una siniestra sonrisa se dibujaba a plenitud con su varita enfrente de su cuerpo, era obvio que lo que sucedería sería de total agrado para el mortifago.

  24. Un par de dragones se acercaban a la bruja y al Greyback. La reacción de lisa fue inmediata, haciendo que una ala de cada animal se quebrara y cayeran el no poder volar. Todo parecía ir bien hasta el momoento que dos ciclones se acercaban a los magos. Andrés no dudó mas al ver un par de rocas de un tamaño aproximado de 5 metros de ancho por dos de alto, nuevamente era el momento de actuar.

     

    - Morphos - dijo rápidamente para que una de ellas se volviese un elefante adulto que se encargaría de recibir el impacto del hechizo que luego de impactar desapareció por completo. Aun quedaba uno, así que nuevamente apuntó a la otra roca con las mismas dimensiones de la anterior.

     

    - Morphos - nuevamente pasó a ser un elefante adulto que rápidamente interceptó el ciclone y así desaparecería al igual que el anterior. Todo había terminado, y entraron a la prisión, ahora solo era cuestión de tiempo para acabar con aquella misión y llevarse a sus compañeros de bando del lugar.

  25. Uno a uno los mortifagos llegaban con sus rostros cubiertos por la mascara que normalmente les acompañaba. Lisa se encargaría en primera estancia de dormir a la bestia de tres cabezas que defendería en primer instancia la cárcel. No pasó mucho tiempo para que la Weasley durmiera al animal y así continuar el camino hacia las celdas. Un puente se hizo presente así que era momento de que el licantropo actuara.

     

    - Lealtad y sacrificio - dijo. Esto haría que el puente se mantuviera en pie para que los magos tenebrosos continuaran el camino. Era muy tedioso e incluso le parecía ridiculas algunas de las pruebas que los fenixianos se habían encargado de poner para obstruir el camino de los mortifagos, sin embargo eso solo dejaría que los rescates no fuesen tan complicados.

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