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Vladimir Karkarov

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Todo lo publicado por Vladimir Karkarov

  1. Observó atónito a la mujer que tenía en frente ¿hijos?, ¿él?. Fue entonces cuando un pequeño flashback regresó a su mente, donde conocía a una mujer en un jardín hermoso, no podía ver su cara perfectamente pero si recordaba ese momento. Dudó un momento, podría tratarse de alguien que sabía de ese momento en su vida, aún así le dio el beneficio de la duda. —Disculpa...—,comentó aclarándose la garganta.—Mi vida ha sido algo tensa en los últimos meses... no creo que entiendas cuan difícil es que te borren toda tu memoria.— guardó su varita y volvió a rellenar su copa, ya a la botella no le queda demasiado liquido como para guardarla, así que tomó el último trago a pico de botella. La música prosiguió una vez que el ambiente estuvo calmado de nuevo. —¿Cómo que tuve hijos?— preguntó aún con mucha sorpresa, abriendo levemente los ojos y alzando sus cejas. No podía creerse que eso haya pasado. —Esa tal... Binfeyd... creo que la recuerdo... tenía una forma de ser muy divertida, ¿no?— preguntó. Luego de eso, prosiguió lentamente limpiando algunas áreas del mostrador, mientras escuchaba las respuestas de la mujer que tenía en frente, observando sus ojos, notando como un poco, se humedecían, no sabía que pensar ni sabía si era cierto todo lo que decía, pero la forma en la que lo decía le comenzaba a convencer. @@Ania Evans Weasley
  2. La mujer se notaba sorprendida ante la mirada tranquila y escudriñadora del mago. El lo notó de inmediato pero lamentablemente por más que trataba de recordar de dónde la había visto no podía hacerlo con certeza. Fue entonces cuando escuchó sus palabras y su voz, tan tierna y calmante, a pesar de haber tomado un trago largo de la bebida. Mientras tanto, tomaba una de las jarras de cristal y la limpiaba con un trapito blanco y seco. Esbozó una pequeña sonrisa mientras tiraba levemente su cabeza hacia atrás, con un poco de ironía y a la vez costumbre. -Si supieras cuantas veces me han dicho eso. "¿No me reconoces?"... No, probablemente no me has confundido. Sé cuando estoy hablando con una persona que debí conocer. Te diría mi nombre pero estoy cien por ciento seguro de que ya me conoces.- se aclaró la garganta levemente y prosiguió. -Disculpa, a veces mi garganta se traba con lo seco que anda el clima últimamente. Creo que hay que refrescar el gaznate.- alcanzó una botella de refresco burbujeante en una botella de vidrio. -Es un placer conocerte de nuevo, Ania.... Verás...- comenzó a decir mientras tomaba un trago de su botella y luego la observaba. -Tengo muchos enemigos, tu podrías ser uno de ellos, dime una buena razón para no sacar mi varita en este momento.- Se quedó observándole con una mirada fija y retadora. Pensaba que sería uno de sus enemigos haciéndose pasar por una vieja amistad como ya le había ocurrido anteriormente. Era un cuento viejo para él. Apenas había perdido la memoria podía decirse que comenzaron a aprovecharse de eso para acercarse y atacarlo. A los varios intentos fallidos aprendió a prevenir dichas cosas encarando a todos y viendo su reacción. Esperaba que si era una buena persona no se enojara o por si el contrario, comenzara el ataque de inmediato, sea como sea, Vladimir mantenía su mano firme en su varita.
  3. Era hora de reabrir las puertas al publico una vez más. Hacía ya varios meses que Vladimir no aparecía por el local, por suerte había entrenado a sus elfos a proteger y cuidar de éste mientras él no estuviera. Lamentablemente su ausencia se había prolongado por demasiado tiempo, por lo que estuvo algunos días cerrado. Aún así apenas hace alguno días regresó, por lo que el local estaba de vuelta en funcionamiento. Todas las noches, a partir de las 7 de la noche los músicos se reúnen para tocar sus propias composiciones. Algunos tocan la flauta, otros el tambor y otros el harpa. Algunos, solamente amenizaban la noche con sus voces, contando historias antiquísimas. El ambiente volvía a ser lo usual, hombres y mujeres iban y venían de un lugar a otro, entraban y salían, hacían sus negocios adentro, disfrutaban de su bebida y se marchaban. Era bueno ver de nuevo aquel movimiento en el lugar. De vez en cuando, muy de vez en cuando se peleaban entre ellos, parte por el aguamiel y parte por el carácter del hombre bretón y anglosajón. Un día sin más, Se abrió la puerta del local dando paso a una esbelta y mística figura femenina, la cual se dirigió directo a la barra, no sin antes apreciar el fuego con su cálida bienvenida. Eran ya las siete y media de la noche por lo que el ambiente apenas comenzaba a ser amenizado por la música. La dama pidió la mejor de las bebidas, por lo que rápidamente captó la atención de Vladimir, quien se encontraba adentro de la barra de espaldas. Volvió su cara levemente y le indicó al barman que él la atendería. Con un movimiento de su varita acercó una copa de cristal y una botella negra cuyo contenido no se alcazaba a ver. . -Así que eres una cliente de esas...-comentó tranquilo mientras observaba lentamente la cara de la mujer, al no recibir respuesta, prosiguió.-Hay varios tipos de clientes como podrás imaginar, pero para mi, los mejores son los que piden siempre lo mejor... usualmente son los que mejor pagan.- esbozó una pequeña sonrisa y continuó, sacando hielo y agua, para luego mezclar con canela, ron y jugo de naranja, batiéndolo bien y luego sirviendo en la copa. -Este lo invita la casa....- dijo.-Porque estoy seguro que he visto tu cara en algún lugar...- Estaba seguro de conocerla o de por lo menos haberla tratado, la desventaja es que no podía recordarlo debido a su incidente con la memoria. Aún así, permaneció en silencio levemente... -¿Cómo te llamas?-
  4. -Aún no puedo creer que la vi de nuevo...- dije entre dientes para mi mismo, mientras caminaba con un paso tranquilo y meditabundo por la enladrillada acera, de colores grises y muy limpios. Las vitrinas de las tiendas relucían y reflejaban el sol de un hermoso día de primavera, mientras que los arboles comenzaban a brotar sus nuevas hojas, las aves cantando de un lugar a otro y todo en un matiz de vida nueva. A pesar de todo eso, seguía pensando en el fortuito encuentro en el centro del callejón que había tenido con Alexis, dos días atrás, en el cual solamente hubo un pequeño momento para decidir en dónde podíamos charlar y tomar alguna buena bebida. Me parecía raro encontrarla de nuevo en esos rumbos ya que hacía muchísimo tiempo que pensé que había emigrado a otro lugar. Sentía que de cierta forma había cambiado. Aún así esperaba poder ponerme al día con todo y trazar una pequeña amistad de nuevo. Entré al bar, un olor agradable llegó a mi nariz, parecido a la fresa. No dudé en tomar una de las mesas más alejadas. Pude reconocer la canción en el fondo, ride em on down, The Rolling Stones. La verdad tenía mucha afinidad por la música muggle en especial el rock and roll y sus derivados. No voy a ser menos mago si la escucho, ¿o sí? en fin, pedí rápidamente una cerveza de malta con hielo para entretenerme, mientras esperaba a Alexis. No hacía calor, pero la cerveza me estaba cayendo demasiado bien. Finalmente opté por ojear uno de los periódicos aposados en una pequeña mesita al lado de la puerta, el cual atraje con mi varita.
  5. Un día sin más comenzaba a aburrirme sin mucho que hacer, casi no llegaba gente nueva con la cual chismorrear, incluso se podía decir que había una temporada bastante baja en estos días. Aún así tras mantener todo el inventario lo mejor posible la campanilla tintineó en la puerta, alguien había entrado a la taberna, así que salí inmediatamente vistiéndo una gabardina negra y unos vaqueros del mismo color. Observé al chico mientras caminaba en su dirección, parecía distraído, leyendo su periódico. No sabía si interrumpirlo para hacer algo de conversación. Mientras me acercaba pude notar la pagina que estaba leyendo, se trata de las Brujas Oessed que embaucan a los jóvenes del colegio prometiendoles sexo y fiestas. -Buenos días joven... bienvenido a la solitaria taberna The Winking Skeever!- aclaré mi garganta y saqué una jarra de madera del mostrador.-No sé que edad tienes chico, pero de seguro tienes la suficiente para saber que es lo que haces, así que toma, una jarra del más deliciosa aguamiel, no encontrarás otra mejor en todo Londres...- le serví la pesada jarra con espuma en el tope mientras ojeaba un poco más lo que hacía el chico. -¿Sabes? esa noticia la leí hoy en la mañana... lo que hacen esas brujas es pervertir a los chicos, algunos incluso han decaído tanto que se han suicidado...- comenté con un deje de nostalgia. Al parecer esas noticias eran algo común hoy en día. -Pero dime tu, ¿que haces por aquí?.. claro si se puede saber.- pregunté a la vez que limpiaba la barra ya reluciente. @@Neil Graham
  6. La primer prueba había sido bastante sencilla para Vladimir, una sola acromantula no suponía mucho riesgo para un mago experimentado como él, sin embargo en cuanto la profesora notó que todos habían terminado su tarea, siendo él el último gracias a tu tardía llegada (culpa de una mala correspondencia) se acercó al escritorio aún con su varita en la mano. El tintineo de los tenedores de plata vibrando en el aire le pareció hipnotizante, sin embargo prestó atención a las palabras de su profesora. Al parecer y era un hecho, el transportador lo llevaría hasta un bosque siniestro en Bulgaria, dónde según se conocía el gran mago Gellert había realizado sus más escalofriantes y terroríficos estudios de las artes oscuras, las cuales se sabía bien que seguían merodeando el lugar. Era un ejercicio perfecto para demostrar sus habilidades, pero algo le hizo preguntarse si todos los presentes en el salón estaban capacitados para eso. -¿De verdad, profesora?... ¿enviará a todos así a un lugar tan peligroso sin dar tan siquiera una introducción? ¿Un pequeño repaso o nuevos hechizos?... esto raya la negligencia.- comentó mientras lanzaba una mirada a sus compañeros más nuevos. Sin embargó simplemente se limitó a negar con la cabeza y tomar el mapa en su mano, mientras que con la otra agarraba la cuchara. Sintió como el mundo comenzaba a dar vueltas y a difuminarse hasta que en un segundo estuvo aterrizando en algún lugar del espeso bosque de cipreses, abetos y robles, con arboles muy muy viejos, que contaban leyendas con solo su presencia. Sus hojas estaban oscuras, casi muertas, pero algo mantenía a esos arboles con vida, haciendo que su espesa savia saliera de sus ramas, roja cual sangre simulando el peor de los escenarios a cualquier incauto que se atreviera a atravesar sus dominios. -Lumus maxima- susurró mientras apuntaba su varita al aire. Esta rápidamente vibró y emitió una potente luz que luego de unos micro segundos se transformó en una espesa masa de plasma luminiscente que proyectaba sus rayos con una increíble fuerza, haciendo que el camino y el lugar fuera más sencillo de ver. Abrió su mapa para conocer la ubicación exacta de la cabaña y el lago, dándose cuenta que el traslador lo había dejando en lo más alto y lejos del bosque, para su suerte. Esperó cinco minutos para saber si alguno de sus compañeros había topado con la misma suerte, pero al parecer él había sido el único. Comenzó su larga caminata cuesta abajo con algo de dificultad, ya que el camino se distorsionaba en múltiples bifurcaciones y para un senderista poco experimentado hubiera sido una tarea titanica. La esfera de luz seguía al frente del joven mago, iluminando sus pasos mientras que el mantenía su varita en la mano en caso de que alguna criatura intentara hacerle daño. Apenas tenía diez minutos de caminar cuando de pronto escuchó el gruñido grueso de algún animal o un grito espeso de dolor y rabia en medio de la noche. Luego de su campo de visión limitado se encontraba la más negra y tenebrosa penumbra, en donde no se podía ver ni el más mínimo detalle, aún así logró divisar una pequeña luz a lo largo y a la cual se acercó, con algo de miedo pero imaginando que sería alguno de sus compañeros de clase. Era extraño ver una luz en ese entorno, no habían muchas cosas en el medio natural que la pudiera crear y menos en ese lugar lleno de energía maligna y oscura. Siguiendo el pequeño sendero hasta la luz de dio cuenta que se trataba de una antorcha clavada en el suelo, exhalando una pequeña cantidad de luz y algo de humo. Vladimir la contempló con incredulidad, por lo que abrió sus ojos y sus oídos para darse cuenta de algún movimiento a sus espaldas. Un poco de humo espeso llegó hasta los pulmones y tosió involuntariamente al recibir la cantidad de carbono, inmediatamente escuchó las fuertes pisadas que parecían el sonido de altos árboles cayendo al suelo mientras morían, y los gruñidos que había escuchado mientras descendía de la montaña. Se dio cuenta casi a instante que se trataba de dos troll adultos, ambos cargando sus característicos mazos de madera y metal. Se espantó del susto y tomó la antorcha en sus manos y la arrojó hacia los troll, pero al parecer esos nos los intimidaba en lo absoluto. Alzó su varita y apuntando al más alto y feo, con piel pálida y llena de granos, tirando saliva por su boca y con pocos pelos pero gruesos cual alambres de cobre, lanzó un hechizo contra el -Sectusempra.- el rayo viajó hasta el troll, pero este usando su garrote se protegió del rayo, desviándolo y aterrizando en el suelo. Ya no podía lanzarle otro ataque, no tenía tiempo, dado que ya estaba a menos de diez metros de distancia de él mientras que el otro comenzaba a acercarse algo más despacio. Con gran temor por su vida corrió en sentido contrario, sabía muy bien que los troll a pesar de ser tontos y torpes, por su gran tamaño podían registrar una gran velocidad, por lo que enfrentarse a una de esas criaturas en una carrera de cuarto de milla no era buena idea. Tenía que intentar algo, correr le daría algo más de tiempo mientras su cerebro concebía una idea. El sonido de los árboles siendo tumbados por el troll se venía acercando cada vez, más fuerte y más rápido, el terreno le ayudaba algo ya que estaba en una especie de planicie llena de arboles secos. Pensó que eso le serviría de algo, así que se detuvo hasta que el trol pudiera atacarlo, éste le tiró un porrazo con toda su fuerza, pero siendo más ágil que él, lo esquivó rodando hacia un lado, haciendo que el pesado garrote aterrizara en la tierra simulando un pequeño temblor en la zona. -Incendio... incendio.. incendio..- lanzó tres grandes llamaradas por su varita hacia algunos arbustos y otros árboles, estos comenzaron a quemarse y a producir una gran luz. Corrió a ocultarse a un arbusto que estaba en llamas, llamando la atención del troll y este comenzó a darle porrazos al arbusto en donde creía que se encontraba en mago, sin embargo lo único que consiguió fue que su garrote se incendiara y se quemara los pocos cabellos que tenía su calva. Enojado lanzó un grito de seguramente maldición a por como se escuchó y con sus propios puños comenzó a golpear troncos y rocas, buscando al escurridizo mago que corría por su vida. El troll se cansó y chamuscado por las llamas, se tranquilizó, mientras que el otro se mantenía alejado del fuego con precaución. Karkarov había logrado su objetivo, no quería matar al troll pero tampoco podía dejar que lo atrapara por lo que en sigilo salió arrastrándose por entre ceniza y tierra, sin que ninguno de los dos lo viera de nuevo. El bosque había empezado a arder con fuerza y ya se podía notar en cualquier lugar del bosque. Solo esperaba que sus compañeros no se vieran atraídos con las llamas o estarían en un grave peligro. La luz del lumus se había extinto hacia tiempo, por lo que caminaba a tientas en la oscuridad, no se arriesgaría a revelar su presencia de nuevo y ser atacado por sorpresa, sin embargo un olor fétido comenzó a golpear su nariz de pronto y se dio cuenta que el suelo se hacía cada vez más pegajoso y acercándose a éste se dio cuenta que se trataba de espesa tela de araña, repartida en todo el lugar. No escuchó nada moverse a su alrededor, pero si se concentraba, podía divisar unas diminutas y fatuas luces que se movían en la oscuridad con un vaivén interesante que se asemejaba al de las luciérnagas, pero hasta ese momento no se había percatado de la existencia de estas en ese bosque maldito, por lo que su malicia se incrementó y se pudo dar cuenta que se trataban los ojos alguna otra criatura que probablemente ya lo estuviera acechando desde las fauces de la oscuridad. Pero como bien sabía, no se arriesgaría a lanzar luz de nuevo, por lo que caminó a oscuras un tramo algo corto hasta que sintió el golpe de algo que lo empujó hacia adelante como si de un porrazo se tratara. Llevaba su varita en la mano y por suerte no se había quebrado. -Fuego maldito- pronunció sin miedo alguno. De su varita salieron dos llamaradas con forma de serpiente, pensando así que las arañas se asustarían aún más siendo estos los depredadores naturales. Las criaturas rápidamente comenzaron a cazar las arañas y a dejarlas calcinadas en el suelo. Las telas de araña comenzaron a arder y el bosque también, por lo que un nuevo incendio se alzaba en la oscura noche. ¿Otro incendio? al parecer tiene instintos piromanos y aunque así fuera al parecer había logrado su objetivo y ahora estaba a salvo, logró controlar las llamas del fuego maldito y estas se consumieron a si mismas, dando lugar de nuevo a la inmensurable oscuridad que reinaba hacia apenas unos minutos, ya las arañas no serían problema para el, así que continuó su camino algo acelerado y con algo de temor de encontrarse algún otro peligro en el camino que de seguro lo haría, solamente esperaba estar preparado para ello y ser lo más apto posible para salir con vida. Una vez emprendido el camino de nuevo, encontró un pequeño lago que lo rodeaba de una pesada niebla espesa y gris, que reflejaba los pocos rayos de la luna que podían llegar. Dirigió su varita en dirección a la niebla y con una floritura susurró -Finite incantatem.- rápidamente la niebla comenzó a disiparse en lo que dejaba ver una tranquila agua grisácea, en donde no se veía actividad alguna de ningún ser viviente. Al finalizar, en el centro del lago se encontraba la cabaña en soledad, con un árbol a su lado y construida a base de madera de pino. Era una cabaña rustica y de color negro, con apenas un pequeño puerto y un bote al otro lado, estaba calculando la situación de como atraer el pequeño bote a la orilla contraria cuando de repente sintió cogerlarse la sangre y el agua del lago se congeló en una gruesa y pesada capa de hielo. Vladimir no se percató de sus espaldas, cuando sigilosamente un dementor se acercó a él y de un golpe lo tumbó en el suelo y comenzó a succionar los pocos recuerdos felices que tenía. Rápidamente quedó tendido inconsciente en el suelo, le enseñaría a estar más alerta de los vuelos silenciosos de los dementores. Así que su única salvación sería esperar que por un milagro se volviera a levantar o por otro gran milagro alguno de sus compañeros lo encontrara justo antes de entrar a la cabaña y le ayudara a levantarse.
  7. Su túnica azul ondeó levemente cuando la puerta a sus espaldas se cerró de pronto, dejando a las personas encerradas en aquella clase por seguridad. Asintió levemente cuando la profesora le indicó que debía hacer. Detrás de él se encontraba un baúl de madera robusto, con perchas de metal y un un pequeño picaporte como seguro. El baúl se movía frenéticamente, conteniendo un animal en su interior más grande de lo que se imaginaba Vladimir. De su interior saltó una enorme araña negra, con largas patas peludas y un enorme aguijón en su vientre. Vladimir sin pensarlo dos veces sacó su varita y apuntó hacia el animal en un movimiento rápido y seguro. Ya tenía el hechizo que utilizaría en su mente. -Reducio- un rayo blanco impactó a la araña en la cara, aturdiendo momentáneamente, para luego comenzar a convulsionar mientras esta se reducía de tamaño tan rápido y efectivamente que quedaría del tamaño de una pequeña pelota de golf, por lo cual así no dañaría a nadie. El mago solamente tomó una pequeña hoja de papel del escritorio de su profesora y haciendo una pequeña pala con ella, rejuntó a la araña aún aturdida y la depositó en el baúl, cerrando éste de un golpe. -Espero que venga algo más interesante...- pensó para si mismo mientras sacudía unas cuantas motas de polvo de su costado. Si bien la clase le estaba pareciendo prometedora, esperaba encontrarse con unas criaturas más salvajes, inferis, basiliscos boggarts, lo que fuera. Pero de cierto modo le decepcionaba que haya escogido una simple araña. Sin más se paró enfrente del escritorio, observando como movía tres cucharas de plata sobre ella. -Está lista... ya no molestará.- se limitó a decir, con carácter taciturno.
  8. ¿Qué debía motivarlo a continuar su carrera, su vida y sus conocimientos? acaso, ¿Ser el mejor mago desde los tiempos del gran Dumbledore o el señor tenebroso? o ¿solamente era por tener su mente ocupada y olvidar los horrores que había pasado? no lo sabía muy bien a decir verdad, su mente, envuelta aún en tinieblas no recordaba demasiado de su vida en general, envuelta en pequeñas memorias abstractas. Despertó, un día más se alzaba por el horizonte, uno que iba a prometer algo más de acción al Karkarov. Una lechuza inmediatamente susurró desde la ventana, avisandole de la carta que yacía en el suelo. La casa de madera sonó bajo los pies desnudos y palidos, mientras caminaba a tomar la carta de la universidad, su clase de conocimiento estaba por empezar. -¿Leiste esto, Pukwudgie?- le dijo a su lechuza color marrón, con algunas plumas levantadas en su cabeza blanca que se asemejaban a las cejas de un pukwudgie. -No... por supuesto que no pudiste... eres una lechuza...- comentó mientras verificaba su reloj. -¡Santo Merlin! ¿Ya viste la hora?- se apresuró al baño para tomar una rapida ducha, secarse el cabello y medio vestirse con la tunica azul que colgaba del perchero. Su desayuno consistió en una tostada del día anterior con una vaso de leche. -Se me hizo tarde, Puk, te veo cuando regrese.- tomó su varita y la colocó en su brazo -Ah, y trata de no romper mi almohada de nuevo. - inmediatamente se desmaterializó en una nube blanca para minutos más tarde aparecer en los terrenos de la Universidad. No recordaba muy bien dónde se encontraba la sección de ateneo de conocimientos, así que se acercó a un mapa que le costó interpretar. Luego de caminar durante cinco minutos, dio con el aula indicada. Alisó su túnica y trató de colocar una pequeña sonrisa, aunque no le salió. Tocó la puerta varias veces, pero al notar que nadie salía, decidió entrar. Al abrir la puerta, observó que varias personas ya se encontraban en la clase, además de un baúl en medio de ésta. Inmediatamente detectó lo que sería un olor a quemado. -Veo que ya se están divirtiendo.- Se acercó lentamente hasta los demás mientras sacaba su varita, estaría listo en caso de que su profesora decidiera darle una sorpresa con alguna criatura. -Soy Vladimir Karkarov... lamento llegar tarde.- dijo mientras hacía una pequeña reverencia.
  9. Bueno, lo ocurrido hacía unos momentos me dejó algo pensativo. Cuando el joven había terminado de defenderse del ataque que le mandé frenéticamente, sentí como algo me punzaba en la pierna, por lo que al bajar la mirada observé que se trataba de una avispa marina. Sonreí, las toxinas del veneno lentamente invadían mi cuerpo y asentí con una gran sonrisa mientras le lanzaba una mirada a mi oponente, eso sí, me encontraba sin pantalón alguno. La quité de mi pierna, asegurándome que no quedara nada que volviera a envenenarme y la tiré de un patada hacia abajo de la plataforma. Donde no representaría daño a nadie, además que ya estaba muerta. Al menos, así sabría donde rejuntar mis pantalones más tarde. Apunté mi varita hacia mi camisa y tras pronunciar morphos esta se convirtió en un bezoar que ingerí automáticamente para purgar mi sistema de cualquier toxina o veneno que haya quedado en mi cuerpo, el cual ahora estaba desnudo en vista de todos los presentes. Ahora me comenzaba a sentir algo avergonzado, sin embargo los entrenamientos físicos me habían ayudado a mantenerme en buena forma. Al final estaba planeando mi jugada, estrategicamente, y no llevarme por los impulsos que me daban. -Tengo que admitir que eres bueno... sin embargo no dejes que eso se te suba a la cabeza, al igual que tu, te puedo dar varias sorpresas.- sonreí levemente, luego volví a mi postura de defensa. -Vamos, chico, empieza de nuevo.- Sabía que lo que estaba haciendo era bastante riesgoso, sin embargo me enseñaría aun más sobre mi oponente y sobre los duelos en general. @
  10. -Hmm entiendo... - respondí mientras me quitaba la capucha de mis espaldas y le decía con un movimiento de manos a los hombres y mujeres presentes en el local que se fueran, después de un rato de sillas chillando y de mesas moviéndose, el local quedó en completo silencio, un silencio triple, su silencio, el mío y el del local... un silencio incomodo. Aclaré mi garganta un poco después de escuchar lo que me decía. Al parecer venía con buenas intensiones, aunque claro está, no se podía confiar del todo. Tomé un taburete y me senté a su lado. -En dado caso... no creo que quieras atacar a un hombre indefenso...- comenté mientras la veía mover su varita -Estoy sin varita...- dije mientras arrimaba otra jarra y la rellenaba con la misma bebida. -Y lo de la caída... pues recuerda que tengo sentidos agudos... aunque claro, el bullicio del local casi no me dejó percibirlo.- sonreí levemente, para luego suspirar. Escuché lo último que dijo, haciéndome recordar miles de cosas. Amigo... así que después de todo solo me consideraba un amigo. Tomé su mano delicadamente y acerqué mis labios junto a los de ella, dándole un inesperado y fugaz beso con sabor a vodka de ambas bocas, su calidez me hizo estallar en miles de pensamientos pero el último fue el que me advertía que lo que había hecho era algo est****o. Así que me separé de ella impetuosamente y desvié la mirada. Con voz pensativa le dije: -Lo siento...- luego de eso volví a suspirar, y acomodé mis largos cabellos, para continuar mi conversación con ella, algo más aliviado. -La verdad Mery... es que puedes venir cuando quieras, puedes quedarte cuanto gustes... mi casa es tu casa.- Dije, amablemente. -En cuanto a mi vida... no sé si sabrás que hace poco estuve a punto de morir y la verdad es que no recuerdo nada más que los momentos en los que me arrastraba por el lodo para estar a salvo. Dicen que fue una caída mientras estaba de excursión en la montaña.. otros que un ataque de oso, otros que los mismos mortifagos estuvieron torturándome... - suspiré mientras negaba con mi cabeza.-La verdad es que no estoy seguro de nada... lo único fresco y fuerte en mi memoria eres tu... y si ya sé que vas a decir que cursi. Pero es la verdad, no recuerdo mucho luego de la academia...-entrecerré mis ojos levemente-Incluso este local a veces se me hace extraño... pero qué va, ya me acostumbré.- -En cuanto a ti, ¿qué puedes decirme? ¿trabajas en el ministerio aún?- pregunté delicadamente mientras rellenaba las jarras. @@Mery Gaunt Karkarov
  11. Buenas, paso a hacer una compra rápida, espero que todo esté en orden. ID: 116055 Nick: Vladimir Karkarov Link a la Bóveda Trastero: 75080 Link a la Bóveda de la cual se hará el descuento: 97830 Nivel Mágico: 2 Fecha: 2017-07-17 Nombre del producto: Libro del aprendiz de brujo Consumible o Libro de Hechizo: Libro de Hechizo Nivel (del libro): AAAAA Precio: 1000G *deja chocos y vodka para el duendecillo*
  12. Bueno, a ver si me llevo un conocimiento más, que al final lo estaba aplazando demasiado. Gracias a todos, saludos.
  13. Era interesante como el duelo comenzaba a tomar forma ya en algo más peligroso para ambos. Y como las constantes exclamaciones de los presentes hacían vibrar las paredes de piedra, parecía más un coliseo romano que un duelo de aprendizaje, querían ver acción y para eso estábamos ahí. Para mero entretenimiento...salvo por el profesor, a él si le interesaba que sus estudiantes aprendieran algo, aunque sea los hechizos básicos. Mi garganta comenzó a secarse a tal punto que desee desesperadamente tomar algún liquido. Sabía muy bien que ahora me había devuelto la jugada y ahora era yo el silenciado, sonreí y lo miré directamente a los ojos sin pestañar, había firmado su sentencia a sufrir. Si bien yo era un aspirante a las filas de la orden del fénix, algo me indicaba que la energía emanada de aquel joven no era del todo buena, así que no tendría compasión por él. Fruncí mi ceño y cerré los labios, observé como el joven comenzaba a pronunciar su siguiente hechizo y de inmediato me di cuenta que era un expelliarmus. Como estaba incapacitado verbalmente, dejé que su rayo impactara en mi, sintiendo un cosquilleo en todo mi cuerpo. Su hechizo hizo que mi varita saliera despedida en dirección hacia el techo, de forma fugaz y fuerte, ni siquiera sentí el momento en que lo salió de mi mano. Como el techo estaba a tan poca altura, la varita rebotó en él y cayó apenas a un metro enfrente de mi, haciendo que solamente diera un paso y recuperarla tranquilamente. Ya el efecto del silencius había terminado, sentía las cuerdas vocales en plena condición, sin embargo una leve tos apareció y carraspee mi garganta de forma enérgica. -¿Eso es todo lo que tienes?- le dije de forma desafiante y con una leve sonrisa en mi rostro, si bien había cometido el error de subestimarlo, ahora era completamente consciente de contra quién me enfrentaba. No quería suscitar una enemistad con el joven, sin embargo agregarle algo de emoción al duelo sería optimo para llegar a ser una leyenda. Ademas, que sería un poco más interesante. Alcé de nuevo mi varita en su dirección y sintiendo el poder brotar de mi sangre, corriendo por todo mi cuerpo hasta canalizarse en mi varita, me di cuenta que el hechizo que le lanzaría estaba listo para ser pronunciado. -Sectusempra- el hechizo básicamente causaría heridas sangrantes en su carne y piel, a la altura de su pecho, donde ardería inmensamente y de ellas brotarían chorros de sangre al mejor estilo de pelicura gore de bajo presupuesto. Increíblemente, sabía de casos que el hechizo lanzado, ya sea por el nivel de su mago o el poder de la varita, hacían cortes que llegaban hasta los huesos del afectado. Sin embargo ese no sería el caso, obviamente. En todo caso, lo más logico es que se defendiera, así que no tenía mucha importancia cual hechizo utilizara.
  14. Una jugada tranquila revelaría muchísima información sobre mi adversario. Por eso, en primera instancia solamente hice un simple efecto para ver la reacción del Luxure. Rápidamente observé como alzaba su varita con intensión de atacarme, de ella salieron desprendidas varias medias lunas con intensión de perforar mi torso, en primera instancia pensé en defenderme, pero sin más, dejé que estas impactaran, llegando ser unas seis a incrustarse en mi pecho, haciendo que saliera muchísima sangre de mis heridas, sin embargo las cortaduras eran superficiales y fácilmente me podía curar, luego de arrancarlas. -Silencius- rápidamente impedí que su segundo hechizo se realizara, justamente cuando lo observé moviendo sus labios para lanzarlo. Llegando apenas a pronunciar un "moh..." su cara de asombro me sorprendió, lo más seguro es que no se esperaba esa jugada, o a lo mejor solo fue la impresión de quedar mucho de un momento a otro, a mi mismo me había sucedido. Comenzaba a arder mis heridas, aún brotando pequeñas gotas de sangre por ellas, sin embargo ya había removido las medias lunas, por lo cual no seguían cortándome. Mentalmente, me encontraba sorprendido, ver mi sangre tan pronto en un duelo me daba una mala señal, sin embargo daría lo mejor de mi para demostrarle que no seré un oponente fácil. Le lancé una mirada y una sonrisa de satisfacción, mientras al mismo instante, el efecto del hechizo sanador curaba las heridas provocadas por las armas filosas que me impactaron. Dejándome como nuevo para seguir la batalla. -Vaya vaya... creo que te subestimé... error que no volveré a cometer.- dije mientras me tragaba parte de mi orgullo. Además de que no había tomado en serio el duelo, estaba experimentando algunas lagunas mentales con muchos hechizos y comenzaba a perder confianza en como utilizarlos. Era normal, no sabía de lo que había sido mi vida en los últimos dos años. @
  15. Hola a todos, espero que se encuentren bien. ¿Te gusta el sistema actual de duelos? En general sí, pero hay ciertas cosas que no. ¿Se te hace complicado? ¿Por qué? Tuve un buen profesor en la academia, que entendía sobre duelos, tuve buenos tutores dentro de la OdF que me enseñaron todo lo que sé sobre asaltos/redadas. Por eso, primero que nada les agradezco (si es que alguno de esos me lee). Ahora, gracias a eso no se me hace complicado, primeramente porque tiene reglas claras y segundo porque como dije, hay personas con vocación para enseñar. Pero si fuera una persona que quisiera entender los duelos, necesitaría de sí o sí de alguien y eso ya le quita fluidez al sistema de aprendizaje y al juego en general. ¿Qué le mejorarías? Nivelar los hechizos primeramente. No me parece lógico que un neutral no sea capaz de poder defenderse de ni siquiera los bajos rangos de alguno de los dos bandos. Los neutrales deberían ser considerados como una estirpe más del foro, tambien, imagino que para eso también están los libros. Sin embargo piensen en las personas que no son capaces de costearse los libros que realmente representan algo de peso en los duelos. El sistema de asaltos/redadas debería ser por puntos iniciales, y no por movimientos/acciones. Cada hechizo debería costar una cantidad de "maná" por así decirlo. Esto evita, por ejemplo, que en un asalto se envíen tres FM seguidos como si nada. Si se aplicaran puntos, los hechizos estarían mejor planeado en base a las capacidades de cada usuario. Así, en el inicio de cada posteo o turno, se pensaría bien en que gastar los puntos. Obviamente los puntos en el siguiente turno regresarían, pero no completamente. Esto siguiendo la regla de que la magia siempre tiene un precio. Haría más realista el sistema. Los duelos. Le mejoraría el hecho de que el rol tenga más peso en los posteos inciales. Que se sea exacto en lo que se quiere desde un inicio y no después. "mágicamente apareció una piedra a la par de su zapato luego de haber hecho la descripción del del escenario." También, Tomar en cuenta que los hechizos SE PUEDAN ESQUIVAR y de igual manera pierder una acción o puntos como lo mencionaba arriba. Esto además de agregarle fluidez al juego lo haría más interesante. ¿Se te hacen complicados los asaltos/redadas? Nos gustaría que nos explicaras qué parte exactamente. En lo personal, no. Pero sí he visto a algunos que se les hace bastante complicado. El punto que creo preciso son las negociaciones. Se ha demostrado durante muchísimo tiempo que los lideres de ambos bandos no han sido capaces de resolver las diferencias de forma madura e imparcialmente, siempre teniendo en cuenta los objetivos de forma imparcial, siguiendo las reglas. Por eso, siento que el punto imperante y por el cual se vino abajo el juego de duelos son las negociaciones. Aquí propongo a una persona imparcial, un juez, alguien que tenga clara la idea de los duelos y que por supuesto, sea neutral sin ninguna inclinación a alguno de los bandos. ¿Por qué? Muy fácil, favoritismo. Creo que si se cambiara/implementara eso, se me haría más fácil de entender los desenlaces de cada uno de los asaltos, que cosas mejorar, que cosas no hacer. Que está bien y que mal. ¿Consideras que las normas de asaltos/redadas están bien explicadas? ¿Le cambiarías algo? ¿Piensas que es necesario agregar algo? Primero que nada: 6.- Si el oponente al lanzar el hechizo no rolea como es que afecta o podría afectar a su adversario, éste podrá describir en su turno los efectos del hechizo como mejor le convenga. Este punto da mucho para hablar, si ya los hechizos tienen una descripción. ¿De qué sirve entonces que se lo vuelva a escribir? baja la calidad de rol, obviamente, pero se evitaría muchisimas mal interpretaciones si solamente se apega a la descripcion del hechizo y listo. Lo mismo con esto 1.- Los hechizos tanto verbales como no-verbales deberán destacarse del resto del rol poniéndose en negritas/cursiva. En caso de que sea un no-verbal y quieras rolear la acción en lugar de mencionar el hechizo en cuestión, esta acción que realices deberá ser la que está en negrita. Si ya se sabe una descripción de un hechizo, de qué sirve entonces tener que estar poniendo negritas? Quita tiempo principalmente. Se sobre entiende. 12.- En el caso de que un mago acabe de atacar a otro, no podrá postear atacando a nadie más hasta que hayan transcurrido quince minutos. Imaginen un campo de batalla real. Ataco a alguien y me quedo ahí de pie 15 minutos para atacar a otro? No tiene mucha logica para mi. ¿Te gustaría que agregáramos más hechizos a cada uno de los rangos o a alguno determinado? Sí. Para los rangos bajos más hechizos de defensa, para los AR que se más difícil defenderse haciendo que los hechizos de defensa sean más dificiles de realizar para estos. Esto añade una una nivelación al juego. He notado que entre más alto sea el rango más potente se vuelve, cuando lo ideal sería cambiar de rol. Aquí propongo una cosa: especialización. Rangos bajos: Defensa. AR: Escoger entre ser un alto rango de ataque, uno de defensa, uno de control de criaturas o un sanador de campo. ¿Tienes alguna sugerencia para el juego de bandos en general? Que regresen las carceles/san mungo. Siento que esto le quitó todo el salseo al juego. Rotación de lideres. Votación de los mismos calificarlos por sus actos y capacidades de llevar el bando. No caer en lo que se ha caido en favoritismos y ascensos lineales amiguistas. O porque llevo aquí mas tiempo y por eso debo ser lider. Desensos de rango por inactividad. Eso debería desaparecer. Ahora, si estoy en total acuerdo que se realice una baja de rango por alguna acción. Creación de un consejo de ancianos para cada uno de los bandos, integrado por todos aquellos que no desean formar parte de asaltos porque no les gusta o no son buenos o no tienen tiempo, así, se rescata el rol que tanto carece en estos tiempos y se mantiene en control las acciones de los lideres. Otras sugerencias: Ninguna, por el momento. Sin más, me despido. Saludos.
  16. Ya era momento de ponerse de nuevo la túnica de duelo. Luego de recibir la amable invitación por parte de Yunure, acepté sin dudarlo, más de que se trata de una practica de duelo para los alumnos, además que me servía enormemente para refrescar lo que ya había olvidado. Siempre atentos, sabía que sería bien recibido en la enfermería, así que no me preocuparía de nada más que del momento que estuviera ahí. Siempre manteniendo mi dignidad, me coloqué la capucha azul con la que solía salir, los pantalones del mismo color y unas botas altas hasta la rodilla. Sabía muy bien que una técnica en el combate era ir desnudo por ahí, pero no me rebajaría a ese nivel de artimaña para ganar ventaja. Coloqué la capucha en mi cabeza y me dirigí con paso lento hacia las mazmorras. El improvisado lugar de duelo era un túnel en las mazmorras, construido a base de piedra cortada robustamente, cada bloque podía pesar media tonelada y todos estaban muy bien calzados el uno del otro para que formara así las paredes de unos ocho metros de alto, mientras que el ancho del túnel variaba, pero en el sección en la que nos encontrábamos tenía exactamente una distancia de seis metros. Dicha distancia de pared a pared estaba ya ocupada por el público, la pasarela de duelo y las barreras mágicas colocadas por el profesor, por lo que al final teníamos apenas dos metros hacia ambos lados para desenvolvernos. La pasarela era a base de madera, con una alfombra roja que la cubría de lado a lado. Tenía una longitud de 12 metros de largo por metro y medio de ancho. Algunas de las banderas ondeaban por dentro de las barreras mágicas, que se cerraban como burbujas para proteger a los espectadores. Sobre nuestras cabezas solo había pesadas capas de piedra, por lo que un daño a estas sería insignificante. Al entrar al lugar, percibí a mi compañero de duelo a una distancia de unos doce metros, al final de la pasarela. Sin embargo, caminé hasta él, para darle la mano y saludarle. -Agradezco tu invitación. Lo que ocurra aquí, no será nada personal. - dije mientras le hacía una pequeña inclinación hacia adelante y paso seguido caminaba hacia el lado contrario, hasta quedar a una distancia de ocho metros de él. Saludé al profesor con una leve inclinación de cabeza y acto seguido materialicé mi varita en mi mano derecha, sin embargo la pasé a mi izquierda, ya que se me hacía fácilmente usar ambas manos. -Silencius- murmuré levemente mientras mantenía mi varita en alto apuntando hacia el chico, por lo que el efecto actuaría inmediatamente sobre él, haciéndole imposible hablar ni pronunciar palabra alguna durante un periodo de tiempo. -Empecemos esto tranquilo...- me dije para mis adentros.
  17. Comenzaba a desesperanzarme de que alguien conocido llegara, ya habían pasado algunas horas desde que la taberna estaba abierta y la monotonía de siempre estaba haciendo mella en mi espíritu. Comencé a limpiar una vez más las jarras de cristal debajo de la barra con un paño blanco, dándole vueltas hasta hacerlas sonar, luego las colocaba de nuevo boca abajo en perfecto orden hasta formar tres filas bien formadas de jarras. Una pequeña brisa entraba por las ventanas mientras movía alegremente las llamadas de la candela, acto seguido, escuché un estruendo afuera de la puerta principal, como si alguien tirara un saco de patatas de un segundo piso. Sonreí para mis adentros sabiendo que se trataba de alguien llegando y por su aura, sabía de quién se trataba. Caminé unos pasos hacia atrás y me oculté por detrás de la pared que divide la barra de la cocina, es hecha de madera robusta y me acomodé detrás de ésta mientras me sentaba en un taburete y tomaba un largo trago de vodka. -Genial... lo que faltaba...- dije para mis adentros y tomé otro trago. No sabía si sentir preocupación o sentirme alagado que Mery me visitara, su carácter era volátil y el mio no se le quedaba atrás. La ultima vez que llegó a mi local, obtuve grandes perdidas ya que destruyó la mitad de todo. Algo que no iba a olvidar, eso de seguro. Aunque... no sé en que momento sucedería, ya que mi memoria esta tan mala que padezco de lagunas mentales cuando intento acordarme de hechos concretos luego de que salí de la academia. Puedo escuchar su respiración, sentir su perfume abrazar mi nariz y mi alma se partía en miles de pedazos al recordar tantas cosas vividas. Aún recordaba la alegría en su sonrisa, el impulso recorrido en nuestros nervios al vivir tantas aventuras juntos... cosas que quedaron en el pasado, pasado que vive presente en mis cicatrices, en mi memoria. Tomo un ultimo sorbo del licor y con un pequeño suspiro me encamino hacia la barra, hasta que me topo con la figura encapuchada. Me arrecuesto en una viga fuerte de la pared, tomando instintivamente una jarra y el paño que andaba en la mano para limpiarla, controlando un poco los nervios. Aclaro mi garganta, dispuesto a hablar. -Espero que esta vez no vengas a destruir mi local...- esbozo una pequeña sonrisa y desvio un poco la mirada de la figura allí en la barra. Casi podía sentir el momento en el que estallara, lastima que soy un hombre desarmado ya que mi varita se encuentra en estado de perdida. -Pero claro.... ¿Dónde están mis modales?- le coloco la jarra enfrente con un movimiento tranquilo, seguía inmóvil y rígida cual tempano de hielo, típico de ella. Automáticamente relleno la jarra con una bebida a base de vodka, no era vodka puro, pero sabía bien que compartíamos el gusto por el buen vodka. -Toma, esto es para lo de la caída.- una pequeña sonrisa quiere aparecer en mis labios, pero rápidamente me doy la vuelta para disimular. -Y dime... ¿En que puede ayudarte tu viejo amigo?... si es que aún me consideras tu amigo.- pregunto, de espaldas hacia ella. @@Mery Gaunt Karkarov
  18. Luego de un largo, largo tiempo de no visitar a la familia que lo había acogido en su forma más cariñosa, se encontraba de nuevo ante los jardines que tantas vivencias había recogido para si. Ahí había amado, luchado y llorado en varias ocasiones. Los terrenos de la familia Lockhart son los que más memorias guardadas tienen para el nombre de Vladimir Karkarov. Sentía orgullo al recordar a la noble familia a la que perteneció y a la cual defendió de los enemigos más temibles del mundo mágico. Podía sentir un deje de nostalgia, aunque al parecer no sabía el porqué... su memoria había estado fallando luego de que regresara de la casi muerte. Se preocupó entonces por verse con su ropa acomodada, alisó un poco su camisa solapada negra y ató el nudo de su corbata del mismo color. Colocando sobre su hombro el saco de seda liso y brillante caminó seguro hacia la puerta, desde donde escuchó los primeros murmullos de algunas personas ahí reunidas para la especial ocasión. No dudó en colocar el sobre con una carta escrita a mano para Bodrik en el umbral de la puerta, conteniendo en ella un collar de plata finamente trenzado con un pequeño colgante en forma de rubí. Querida Bo, Lamento no poder acompañarte en tu cumpleaños, no me reconocerías al verme, he cambiado demasiado y creo que ya no soy el mismo que conociste. Aún así, la distancia no impedirá el que te felicite por el hecho de tener un año más de vida y tampoco ocultar el amor que te tengo. Espero, profundamente que el cachorro que te regalé hace unos años te siga acompañando, espero que ese sea el recuerdo que siempre guardes de mi. Sin más, espero pronto poder verte de nuevo. Con eterno cariño, Vladimir. Sonrió, mientras intentaba que no se escapara una lagrima de sus ojos, pero recordar tantas cosas le era demasiado confuso y pesado. Su pasado aún no estaba desvelado todavía, no en su totalidad, aún tenía muchas preguntas que contestarse y muchas que averiguar de si mismo. Suspiró, para luego colocarse el saco de nuevo, abrochándose los botones lentamente mientras daba media vuelta y se disolvía en el camino pavimentado del jardín.
  19. -Vale...- Suspiró agudamente luego de dejar la pesada bolsa de viaje que cargaba en su mano en un piso de madera sucio, lleno de papeles y al borde de podrirse. Su local no era ni la sombra de lo que fue hacía unos meses, ahora era un posada para los animales salvajes, ratas, magos inescrupulosos. Su peor error fue salir de viaje sin antes dejar un hechizo protector o algún guardián que cuidase el local en su ausencia, lastimosamente los menesteres que le atañeron esa pronta salida no podían hacerse esperar. Luego de un largo viaje por Viena, persiguiendo pistas dejadas por su abuelo, Vladimir llegó a un callejón sin salida, al parecer las intensiones de su abuelo de seguir las migajas dejadas en ese país no serían contestadas de inmediato, así que había retomado el rumbo a su casa. Comenzó por sacudir el mostrador que en otro tiempo estaba pulido, para luego barrer y recoger la basura del suelo. En ese momento algo de magia le habría ayudado pero de momento su varita estaba perdida y no lograba encontrarla, luego de que unos bandidos los asaltaran y robaran todo en un oscuro callejón por el cual transitaba a altas horas de la noche, investigando una de las pistas. Al terminar de limpiar el local lo siguiente sería reabastecer la despensa y comprar algunas cosas de nuevo para volver a tener la imagen que tenia antes. Colocó candelabros y antorchas en las paredes y luego de eso se marchó hacia el mercado a comprar todo lo que hacía falta. Al final ya eran las 6 de la tarde y estaba listo para reabrir las puertas del local, todo había sido muy rápido para él y pensaba que le tomaría más tiempo del habitual. Pero la costumbre le ayudó a acomodar todo de nuevo en menos de un día. Los primeros clientes entraban meditabundos, preguntándose si realmente estaba de vuelta la taberna que tantas buenas memorias les había traído, efectivamente estaban acostumbrados a ver el local cayéndose a pedazos. Luego de un rato dejó de ingresar personas, habían unas diez entre viejos magos barbudos y brujas con sus excéntricos vestidos. Era bueno empezar de nuevo, su taberna era una de las cosas más preciadas para él, así que no dejaría que se cayera tan fácilmente. Ahora estaba rehabilitado para cualquier mago que quisiera pasar a su local a comprar un aguamiel o una cerveza de malta.
  20. —No hay de que preocuparse— dije aún sintiendo la suela del zapato en mi frente. —Lo importante es que usted se encuentre bien, ¿No se a torcido alguna extremidad en su practica de deportes extremos?— comenté sonriendo mientras sacudía mi tunica azul turquesa y bajaba la capucha de mi cabeza, dejando ver la cicatriz azul y el cabello oscuro que bajaba de ella. Sonreí amablemente al escuchar su disculpas y respondi con una inclinación de cabeza. —Así que Selene... hmm.. me gusta tu nombre. Y...—dije viendo su rostro lentamente y tratando de inspeccionar un poco a la joven.—El placer a sido mío.—Respondí tranquilamente mientras veía sus movimientos, algo torpes debido a la verguenza, que hacía para ir a recoger sus sandalias, sonreí y le esperé a que se las colocara de nuevo. Me aproximé a ella y suspiré. —¿Qué tal si damos un paseo y así nos conocemos mejor?— le ofrecí mi mano para que se apoyara y caminara mejor en las irregularidades del terreno, mientras que el sol permitiera aún ver por donde andabamos, ya el día estaba cayendo y el sol se colocaba sobre el horizonte con un color naranja oscuro, haciendo que a su alrededor las nubes se tornaran de colores pastel anaranjados y celestes. @
  21. —¿Ramen? —Sí... creo que eso nos hace un poco de falta. Di un pequeño salto desde la terraza del castillo Karkarov para descender hasta los jardines sin hacerme ningún daño, mis poderes cada vez más se perfeccionaban y se hacían más estables. Desde que perdí la memoria hacia unas semanas atrás, había olvidado como controlar la magia y el poder que fluye en mi sangre. Me encaminé al callejón Diagón, para observar las cosas que extrañamente se me hacían muy familiares aunque en mi memoria nunca estuve allí. Sentía cada aroma, cada mirada extraña que me dirigían, escuchaba las palabras de los vendedores, todos brujas y hechiceros. La autoconfianza comenzaba a ser de utilidad para no titubear ante la mirada de los extraños. Luego de mucho andar y cansado, decidí entrar al primer lugar que vendiera ramen, así fue como di con The Ramen Kingdom, abrí las puertas del lugar y lo primero que impactó mi cara fue el olor delicioso de los fideos, estaba ambriento y no pensaría dos veces en comerme una olla completa de aquella sopa deliciosa.
  22. —¡Cuidado! Grité con rapidez al sentir el calzado de alguien sobre mi cabeza, pero al parecer no fue suficiente con jalarme el cabello y pisotearme la cara sino que también se cayera sobre mi rostro y golpeara mi estomago. —Al parecer hoy estoy de suerte...— susurré con la extraña persona encima mio, para luego levantarme y tenderle la mano a la chica que al parecer se había distraído de su camino, culminando en un accidente que por poco me deja sin aire. —¿Ahora llueven chicas? ¡El meteorólogo no habló sobre esto hoy...!— bromeé esbozando una pequeña sonrisa, el acontecimiento recién sucedido me sacó totalmente de los profundos pensamientos que el bello día me hacía mantener, la meditación por decirlo de esa forma. Observando mejor a la chica me di cuenta que se me hacía totalmente familiar y que tenía el sentimiento de que ya le había hablado en el pasado. ¿Pero quién era? —Disculpe usted, joven hermosa, por interponerme en su camino—. hice una pequeña reverencia mientras que a la vez tomaba su delicada y nívea mano para besarle como un saludo. ¿Solo esperaba que mi barba no picara su piel? —Aunque tengo el leve presentimiento de que la conozco, o al menos que hemos dialogado en algún momento, en este momento no recuerdo su nombre— pregunté mientras examinaba los ojos violeta lentamente. —Por cierto, mi nombre es Vladimir Karkarov, para servirle— hice una pequeña reverencia y seguí observando su belleza, era la mejor coincidencia que me ocurría en el año. @
  23. —Al fin un poco de aire libre...— Caminaba lentamente por los prados verdes y llenos de color del campus universitario, luego de una pequeña clase a la que asistía de magia. El sol comenzaba a bajar lentamente por entre los arboles altos y robustos de cedro, pino y demás especies. El aire corría frío y rápido, avisando que las primeras nevadas estaban cerca. Me aproximé a las raíces de un sauce y me senté allí, a pasar el tiempo viendo a las personas caminar, a las pequeñas aves ser alimentadas por sus padres y a la distancia el bosque que se alzaba imponente en el firmamento. Tenía mucho que pensar, muchas memorias habían sido borradas de mi cabeza y me sentía sin lugar, un autómata por la vida, lo único que me alentaba a seguir adelante era la magia, el poder hacer cosas sin igual. Comprendía que seguramente mi paso por la vida iba a ser inadvertido, posiblemente nulo, sin embargo lo importante era ser feliz con lo que el destino deseaba darnos. Así que ahí estaba, sentado viendo las horas pasar. @
  24. —¿Cissy?— Contuvo un poco la respiración, a la vez que se quedaba paralizado en la entrada de la puerta, le parecía extremadamente curioso que se cruzara con ella luego de que desapareciera misteriosamente de la trama en donde ambos estaban trabajando para resolver un misterio. Aunque la primera impresión fue un poco impactante, la voz de Juv le trajo los pies a la tierra, siendo la primera que saludase con un pequeño beso en su mano cortezmente. —Señorita Malfoy, señora Mcnair. Un placer estar acá con ustedes.— les dijo a ambas mientras daba unos paso dentro de la estancia oscuramente decorada, al menos el lugar parecía una verdadera guarida de las Artes Oscuras. Se sentó donde le indicaba la Malfoy, sintiendo un escalofrío recorrer su espalda luego de que le tendiera un cuenco con un liquido negruzco. Lo olió, pero solamente tenía un olor algo rancio y añejo, parecía una poción a base de plantas. Así que primero espero a que su profesora terminara de hablar, mientras sotenía la sustancia en su mano. —Muy bien señorita Malfoy, le seré sincero y extremadamente resumido: las artes oscuras simplemente es la rama de la magia que estudia las diferentes formas de hacer el mal...—hizo una pequeña pausa—Aunque claro está, mis intensiones con la materia no son esas, siempre he sido inequivoco partidario de que el conocimiento debe ser universal. Una persona instruida es una persona que no va ser burlada, ni amenazada ni mucho menos va a ser tomada de menos.— Observó las cosas que rondaban por el oscuro cuarto, algunas las reconocía como en el caso de la mano de la gloria, los grindylows, y otras partes de animales algo prohibidas en el mundo mágico, por suerte, para esa clase, esas cosas se mantenían lejos del publico. —Y como le decía, joven hermosa, las formas de hacer el mal son muchas, criaturas, hechizos y pociones... pero si lo ve de esa manera puede que catalogue el tema como tabú, como actualmente se hace en la sociedad mágica londinense. — tomó un poco de aire mientras escuchaba lo que decía Cissy sobre las leyes. —Realmente me parece un tema bastante controvertido lo de las leyes... en Durmstrang no son así. Le daré mi punto de vista: las leyes están hechas para romperse. Una persona que se someta bajo cualquier ley que le coloquen sobre las narices, es una persona que se sometió a la esclavitud, y prefiero morir mil veces libre que como esclavo.... Ahora, bien, hay ciertas intensiones malevolas que pueden ser penadas, como atacar a personas inocentes— hizo una pausa mientras se dirigía hacia Juv de nuevo. —Y cuénteme ¿Qué debo hacer con ésto?— preguntó, alzando el recipiente en dirección a la Malfoy. **off: perdon por ser tan escueto, ando sin inspiración u.u
  25. —No...no se preocupe usted, joven mago, ya me iba.— Respondió con lentitud, esbozando una pequeña sonrisa mientras tragaba a duras penas las palabras que deseaba responder. Observó lentamente por encima del hombro del mago que le recibía, para observar si podía ver a Jessie una última vez. Le tendió la mano y se la estrechó, mientras que a la vez depositaba en él el único objeto que tenía de su pasada vida con ella, la joya que se había negado a olvidar, ahora estaba en manos de alguien que no conocía. Era el final de una historia. —¿Me harías el favor? Dáselo a Jessie...— le pidió, con una mirada relfectante por el brillo que las lagrimas de sus ojos esbozaban, el mago cuyo nombre es Thomas observó el objeto alumbrando en la palma de su mano, siendo responsable por él a partir de ahora, mientras tanto, Vladimir gracias a sus poderes de aparición, se esfumó con el viento, para ya nunca más regresar a ese lugar, salvo en ocasiones que lo meritaba. <<Gracias, por todo...>> pensó, en su viaje a la taberna más cercana.

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