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Liam Black

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Todo lo publicado por Liam Black

  1. Era su primera vez en aquella planta, pero ya era un lugar que debía empezar a frecuentar si quería acoplarse completamente. De la misma manera, con su uniforme azul de siempre, pasó del otro lado del mostrador que era un poco diferente a todos los demás mostradores que frecuentaba normalmente, y atendió a la fila de clientes que se acercaban a comprar... En realidad, solo era un empleado por el momento y es que tampoco se resaltaba mucha actividad en esa planta normalmente, al menos no siempre. Era una cosa difícil si ahora tenía que mantenerse siempre en esa posición o lugar, pero sabría sobrellevarla con el tiempo, como había sabido hacer con todo. No era por creerse ni sentirse más capaz que los otros, sino porque cabía destacar que él también hacía bien las cosas y les prestaba cierto empeño cuando del trabajo se trataba. Y eso que al principio le resultaba tedioso. —Buenos días —saludó a Cillian, tomando sus papeles—. Todo está en orden señor, gracias por su compra. ~~~ * ~~~ Compra aprobada. Saludos.
  2. Luego de un largo descanso de las instalaciones del Mall, volvía a su trabajo. Se había mantenido distante porque con el problema que había enfrentado respecto a Ishaya le parecía algo tedioso y cansino tener que hacerse cargo de las cosas que ya sabía desde lejos que debía resolver. A pesar de haber tenido la razón esa vez, molestaban ciertas actitudes. Sin embargo ahí estaba, con su uniforme azul marino y la franca sonrisa que se había acostumbrado a dibujar cuando se encontraba tras el mostrador. ¿Estaría Zack por ahí? Tampoco lo había vuelto a ver luego de su encuentro en el Castillo Hawthorne, lo cual resultaba algo peculiar dada la situación en la que habían terminado las cosas, pero no quería ni presionar ni acabar siendo una molestia para su acompañante. ¿Se lo podría llamar así en verdad? —Buenos días —saludó a Ethan, un cliente reciente que parecía manejarse bastante bien dentro del ámbito—. Déjeme que revise eso —y dicho y hecho cercioró que todo lo que había escrito estuviese en orden. Lamentablemente, no era así—. Mhm, puedo aprobarle el Pensadero pero no el Águila. Quizá fue un error del Librero, pero Águilas de la Sabiduría ya no nos quedan, están agotadas. ¿Desea algo más en su lugar? ~~~ * ~~~ Como dije en el rol, te apruebo el pensadero y las águilas no. Saludos!
  3. —¡Sectusempra! —Repitió poco antes de que sanara las heridas del primero. Arya volvería a estar empapada en sangre porque no pudo, evidentemente, evitar el rayo de Liam que se intercaló entre sus hechizos. Se quedó quieto en el lugar, a la espera de que sus poderes surgieran algún efecto en la entonces mencionada, que a pesar de no estar defendiéndose de ninguna forma, parecía librarse siempre de sus planes. Se volvía molesto a la larga, pero eso le daba más ganas de atacar y olvidar la buena visión que tenía acerca de su personalidad. Volvió a ponerse en posición y apuntó una vez más a la chica, es decir, a Arya. —¡Obliviate! —Ése había sido, quizá, el más leve de los hechizos que pretendió enervar. Si bien no era tan potente como —por ejemplo— un Expelliarmus, el rayo color azul lograría meterse con la mente de Arya para desorientarla por unos cuantos momentos. Actuaría como un Confundus pero mucho más leve, siendo que la confusión no duraría demasiado y podría superarse con un simple Finite. Pero a falta de grandes hechizos, recurría a los medianos.
  4. Como Arya se encargó de desestabilizar al troll de roca que se levantó del suelo poco tiempo después, el Hawthorne solamente acomodó los pies en la arena y siguió levantando su varita mágica contra la contrincante. Al parecer el Silencius no había sido lo demasiado útil, por lo que debía concentrarse en usar hechizos más potentes en ella, a pesar de que le caía bastante bien. En cuanto su Zancadilla invalidó a la gigante criatura y volvió a preparar su varita para atacar, Liam se adelantó. —Sectusempra —los dos hechizos salieron juntos. El de él y ella. Se cruzaron en el medio, sin tocarse, pero uno le produjo heridas sangrantes a Arya, mientras que el otro desfiguró el rostro de Liam, volviéndolo alguien irreconocible y con la vista mucho menos práctica que antes. Maldijo por lo bajo. No fue difícil para él, sin embargo, notar que alguien más se acercaba en su dirección. Tal vez por el tamaño, o por la costumbre, pero borrosamente y con los ojos de un chino alcanzó a distinguir que un hipogrifo agazapaba en su dirección. ¿Un hipogrifo? ¿Agazapaba? «Oh, no... ¡Orbis Bestiarum!» El efecto se produjo en su cabeza, sin la necesidad de palabra alguna, y se materializó posteriormente con la ayuda de su varita, la cual apuntó a la única cosa que veía oscura y en movimiento hacia él. Un anillo dorado lo suficientemente grande como para envolver a la criatura, actuó inmediatamente en el hipogrifo tomando el control y dejándolo —una vez más— bajo las órdenes de Liam Hawthorne. —Atácala —Murmuró. Consciente de que él no veía, pero su hipogrifo sí. Con suerte picotearía y rasgaría la cara de Arya.
  5. Lago. De alguna forma, se lo había imaginado. Quizá por el hábitat que previamente habían tenido que recorrer o porque siempre había tenido instintos predicadores, pero lo cierto era que el contacto con las criaturas del lugar sí que no lo había visto venir. Pensó que solo sería un duelo común y corriente, intercalado con la magia del libro, tal vez, pero nunca que debía interactuar con lo salvaje. En parte, tenía sentido, pero por otro lado le generaba terror... ¿Y si no pasaba la prueba? Aguardó durante la explicación hasta que le presentaron a su acompañante. Más bien, contrincante. No se movió del lugar, Arya le caía bien pero algo le decía que sabía tanto de duelos como él, o incluso más (sí, otro instinto), así que no sería un objetivo nada fácil de derribar. Además, lo corto que había convivido con ella logró hacer que le agradara. No quería peleas. Estaba raro. Sin darle mucha más vuelta ni al asunto ni a sus presentimientos, sacó la varita mágica de espino que sostenía entre los dobleces de su túnica y barrió con la vista toda la superficie del lugar. Estaba bastante equipado con todo lo que necesitaría para un duelo mágico. Intentó mentalizar lo que había aprendido hasta el momento, no sólo en esa clase, sino en toda su vida. Todo lo que sabía sobre batallas y lo que podía usar en una de ellas. Listo, estaba preparado. —Silencius —susurró, apuntando a la Macnair, de la cual ahora se distanciaba por siete metros. Era lo más leve que le podía lanzar.
  6. Ni siquiera su indiferencia pudo ignorar aquel momento. Eran como una estampida de Billywigs que se dirigían a ellos sin siquiera la previa consciencia de los profesores y nadie tuvo tiempo para idear un plan, o al menos recurrir a uno. A una de sus compañeras se le ocurrió lo que él hubiera pensado con más retraso: intentar entenderlas. Fue buena idea, o lo era, antes de que la cantidad de pensamientos dispuestos a ser entendidos se amontonaran en la cabeza de Arya. Liam suspiró, como si una parte de él deseara ayudarla. ¿Quizá si utilizaba la curación? Pero la bruja se volvió transparente mucho antes de que el vampiro pudiese detectar herida alguna. Él era el que iba tarde. Ahora la manada se dirigía a su posición, como si por mucho que desearan huir buscaran refugio en todos los presentes, pero no entendían que estaban pensándolo incorrectamente. Una vaga idea del Espejo de Niebla cruzó su mente, pero no, sabrían que él era mortífago. No le convenía. —Salvaguard... Ups. Demasiado tarde. Su cuerpo flotó como unos tres metros hacia arriba y cayó en la punta filosa de alguna roca mucho más atrás de su posición inicial. Claro, no solían mover al objetivo, pero eran tantos que cualquier efecto que poseyeran aquellos insectos azules, se vería triplicado en cualquier circunstancia. Liam despegó el mentón del suelo y al instante rogó no haberlo hecho, porque casi pudo ver el iris del Billywig que voló en su dirección a toda velocidad e insertó el aguijón sobre la espalda del Hawthorne, girando varias veces. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba flotando a mucha distancia del suelo, así que parpadeó varias veces intentando que al abrirlos volviese a estar sobre la tierra, pero no fue así. Maldita clase. No conseguía pensar en algún hechizo que lo hiciera bajar y la multitud estaba bastante lejos como para ayudarle, sin embargo, cuando planeó gritarles con el amplificador de voz, su cuerpo empezó a descender. Exacto... no había pensado en el descenso. —Espejo... de... Niebla —titubeó ante las precipitaciones de la caída. Automáticamente sintió, además del viento, un extraño y potente poder recorrer todo su ADN. Enfocó la vista en la tierra a la que se aproximaba y calculó cuánto le quedaba para el impacto; no eran más que un par de metros. Tal vez cuatro, ahora dos... uno.... »¡Arresto Momentum! Sí, había ascendido mucho, pero satisfactoriamente logró detener la caída, como lo había hecho con el amuleto momentos atrás. Claro que hubiera repetido la enseñanza de sus profesores si no fuera porque el colgante se le había caído cerca de Arya, gracias al impacto. »Y aún falta saber de qué huían...« pensó para nadie, porque sus compañeros —además de invisibles— habían quedado mucho más allá.
  7. Quiso preguntarle a Zack con la mirada si sus cualidades vampíricas no servían para amortiguar el golpe de la caída. Obviamente no pudo, porque el profesor se movía dinámicamente y poco tiempo de margen le dejaba al rubio para permitir algún encuentro cercano. Además, si estaban ahí para aprender a dominar las cualidades y objetos adosados al libro, era muy poco probable que las vías alternas realmente fueran de utilidad para aquellas situaciones. Le asintió a Jessie y dejó que fuera la primera, después de todo parecía estar más decidida que él y podría ser algo factible que se animara antes. Si no respondía cuando Liam pegara un grito, entonces podía olvidarse de la prueba suicida. Para su mala suerte, la vista la captó en el suelo un par de minutos más tarde, sin mucho rasguño. Rodó los ojos y aferró el amuleto a su mano derecha. No lo iba a tener colgado en el cuello porque a) podía caérsele y b ) no iba a funcionar, pero además porque c) se sentía más seguro de su efecto si lo presionaba bajo el puño. Tronó los huesos de su cuello y colocó un pie primero y el otro detrás, como si estuviese preparándose para una maratón. En realidad, apenas corrió, simplemente se lanzó con los brazos abiertos esperando así planear un poco más la caída. No abrió los ojos, pero estuvo seguro de que la magia no estaba haciendo nada distinto. No se atrevía a mirar, porque si para activarla tenía que tener miedo siempre, entonces no le iba a servir de mucho en futuras ocasiones. La idea era controlarla, no temerle. Frunció el ceño y sintió el aire, con ello el vaivén del empujón alto y acto seguido sintió la distancia a la que estaba de impactar, como si la estuviera midiendo. En ese mismo instante algo se deslizó por su mano derecha, como una onda gomosa que se esparcía por todo el cuerpo y lo sostenía, haciéndolo más pesado y deteniendo la velocidad. Casi no sintió el golpe cuando calló sentado contra una especie de roca, desgarrando parte del lateral de la túnica esmeralda. Relamió su labio inferior y lo mordiscó un poco antes de pararse y buscar con su mirada al Ivashkov, casi como acto reflejo fue lo primero que hizo—. Estoy bien —pensó manteniendo el cruce de miradas lo más que pudo. Pero no supo si entendió. —¿Y ahora qué? —Blasfemó tras oír, no los ruidos, sino a su otro profesor protestar.
  8. —Solo nos queda la moto en stock. ¿Desea algo más? Con una sonrisa recibió los formularios del hombre y anotó los datos cuando verificó su completa corrección. Era casi ilógico cómo lograba estar en una planta y a los pocos segundos, en otra, pero eso tenía que ver con el transporte mágico y la vía que albergaba cada una de las plantas de la edificación, permitiendo el libre circulamiento de empleados. Además de resultar un poco más práctico para el proceso por el cual se necesitaba agilidad dentro del Mall. Quizá era prudente que comenzara a comprar objetos y/o criaturas él, o al menos que lo considerara, porque hacía ya bastante tiempo que no invertía galeones en su mismo ámbito laboral, como si fuese externo a ello. De todas formas, la mejor opción seguía siendo ahorrar. Pasara lo que pasara. ~~~*~~~ @@Cillian perdón, error mío. Armarios no hay más, pero motos sí.
  9. «¿Acaso nos van a enfrentar?» Liam no tendría problema en derribar algunas cabezas, pero tampoco parecía estar del todo de acuerdo. Sus demás compañeros parecían ser personas tranquilas, no le habían molestado en lo absoluto en el trayecto de las tres primeras pruebas, ni tampoco él a ellos. No quería tener problemas de más con gente que no conocía y que podía llegar a ser mucho más razonable de lo que aparentaba. Pero si de eso dependían los profesores, iba a respaldarse en el único rostro conocido: Jessie. —Me llamo Liam Hawthorne —comentó, y cuando se dio cuenta que su tono de voz había salido débil, enseguida lo incrementó—. Soy jefempleado del Magic Mall —había naturalizado tanto la opción de quedar como jefe, que lo estaba asumiendo más de lo que debería. Caminó hasta quedar junto a Jessie e intercambió miradas con ella antes de asentir y volver a fijarse en los profesores del frente, quienes continuaron con la explicación que poco dejaba al entendimiento. Como siempre, todo era un misterio, todo era cuestión de "ver cómo seguía el desarrollo". Supuestamente acudían para aprender a manejar los poderes del libro y amuletos, no para demostrar cuánta capacidad de lógica sobre entendimiento de acertijos tenían. Desperdicio. De todas formas, ya estaba acostumbrado a la forma de manejo de la Universidad y había podido experimentarla más internamente cuando desempeñó un trabajo de corto tiempo como profesor de Encantamientos en la misma, siendo él mismo quien se regía bajo las mismas normas que ahora criticaba en su pensamiento, pero jamás había estado del todo de acuerdo. —Sólo te conozco a ti. No me falles —murmuró entre dientes.
  10. Volvió con una taza de café en mano y la trastienda de pronto se vio repleta de gente que requería comprar más criaturas. Enderezó su postura y caminó hacia el mostrador, depositando la bebida caliente sobre la barra de la parte de atrás y alisando su uniforme azul marino -un hábito que hacía muy seguidamente-. Carraspeó un par de veces y comenzó, extendiendo la mano al primer formulario entonces, dispuesto a corregir si era necesario cualquier error habido y por haber. —Bienvenida Mary, todo está en orden, gracias por su compra. Así de seco y sencillo debía ser cuando se trataba de tal magnitud de personas. Era una manera rápida y efectiva de despachar a todos los clientes sin ser irrespetuoso (como lo caracterizaría Ishaya). Anotó los datos de la primera y esperó a que los demás depositaran todos los demás papeles, incluyendo también los de Amya quien había solicitado otro formulario más. —Muy bien señorita Macnair, todo parece estar en orden, ¿desea alguna criatura más? —No le prestó mucha atención a la niña que acompañaba a la bruja, solamente se limitó a sonreírle, a ambas—. Sí. Se registran en el librero de aquí a mi derecha —le respondió ahora a Amya—. Y todo en orden, con gusto se la enviamos a su hogar. ¿Podría especificar la dirección y apellido de su familia en el formulario de aquí? Y dicho eso saltó a los demás en fila. —Un error de sumatoria, pero todo en orden. Gracias —le sonrió a su directora y pasó al próximo—. Muchas gracias por su compra, Anne, espero disfrute de las criaturas. Lyra, ¿ya te has decidido? ————————— ~ ———————— Compras aprobadas hasta acá! Cissy, te confundiste en la sumatoria de ambos productos pero te lo arreglo yo ^^ y Lyra, espero a que postees de nuevo. ¡Saludos!
  11. La llave que había en el interior de la caja le permitió abrir el candado que amarraba a la costa uno de los botes restantes, así que sin mucho cuidado libró a la construcción de madera rancia para subirse encima. No necesitó remos ni magia para conducirlo, porque en el momento que puso un pie dentro el bote emprendió viaje, haciéndolo caer hacia atrás gracias al impulso del movimiento. Cuando se acomodó, aun con la varita en mano, mantuvo su mirada fija en el lago. Exactamente no se veía nada al frente, ni al costado ni atrás, porque todo lo que lo rodeaba era agua y en el aire predominaba un olor peculiarmente asqueroso, lo que era indefinido porque ni Liam ni —probablemente— alguno de sus compañeros sabían de dónde provenía. ¿Sería la cuarta prueba? De lo que sí estaba seguro era de que había seguido los pasos "correctamente", porque en el fondo del horizonte una luz dorada destellaba indicando que hasta allá debía navegar, lo que a la vez era contradictorio porque no era él quien manejaba el bote. Literalmente, nadie lo estaba manejando. No obstante, la pequeña embarcación se detuvo cuando su parte baja tocó tierra y el vampiro no tardó en bajarse y apuntar con la varita mágica a todas las direcciones. Hubiese sido mucho más fácil llegar hasta allá con el hipogrifo, un total desperdicio del Orbis Bestiarum. Al asegurarse de que ningún peligro lo estaba amenazando bajó un poco la retaguardia y continuó camino, buscando qué cosa debía hallar ahora entre la arena, pero antes de siquiera poder fijar la vista en la nada misma que lo rodeaba algo transparente lo atrapó desde el estómago, retorciéndolo, creando una sensación similar a cuando se viaja mediante traslador. Comprendió, a los pocos minutos, que dejarse llevar era la mejor opción por la que optar, así que dejó que la extraña magia lo llevara. Como si no hubiera tenido suficiente mala suerte, apareció nuevamente en el lugar de inicio. Pero algo estaba cambiado, algo era diferente esa vez y lo pudo comprender en cuestión de segundos: allí estaba él. De manera abstracta, o concreta, o lo que sea, pero estaba él y él también. El Hawthorne quedó bastante sorprendido al encontrarse frente a lo que parecía ser una proyección de sí mismo repitiendo todo lo que necesitó para deshacerse de las pruebas propuestas por Zack y Elvis. —Podría haberlo hecho mejor —comentó, realizando una mueca, dudando de si alguien lo escucharía. Después de observarse a él mismo realizando todas las mismas cosas que había acabado de hacer horas antes, una puerta apareció frente a él y su ambiente se transformó rápidamente en la base de una montaña pedrosa. Liam frunció el ceño y presionó la varita mágica entre los nudillos, sintiendo sobre el brazo el rocío de la noche que cada vez iba afianzándose más. No tenía manijas, tampoco paredes que la sostengan, ni mucho menos podía ser hechizada de alguna forma. Era de suponerse si se observaba con detenimiento las talladuras de runas que poseía la madera como único detalle además de no tener nada consigo. El rubio entendió con agilidad lo que debía hacer y lo hizo sin mucho preámbulo, no era nada de otro mundo producirse un corte en la mano izquierda, tan solo uno, mientras que a diario recibía muchos más en las batallas o incluso en aquella clase misma, gracias a uno de los hipogrifos. Sin embargo, la herida no sanó. Él esperaba que el vampirismo surtiera el mismo efecto que había sanado el rasguño de hipogrifo, pero por el contrario lo que la daga había abierto en su mano seguía ahí, derramando sangre sin indicios de sanación. Le llevó bastante tiempo y bastante pérdida de sangre comprender entonces que su amuleto en forma de sol tenía algo que ver con el desafío, ya que poseía los mismos colores destellantes de la esfera de luz dorada. Pensó en la curación de su mano, presionando ambos párpados con la imagen de su mano abierta fija en la mente. Y al instante sucedieron dos cosas; su herida se cerró y la puerta se abrió, abduciéndolo a la cima de la montaña.
  12. Nunca había hecho uso del anillo ni de sus poderes, por lo que los efectos del mismo le sorprendían el doble. Se sentía como si estuviera volando él mismo, por su propia cuenta, porque el control que tenía sobre el hipogrifo era tal que apenas necesitaba estirarse para virar o esquivar copas de árboles grandes. No estaba seguro del tiempo que poseía antes de que la criatura recupere su propia posesión del cuerpo, pero tampoco preveía él la velocidad del vuelo. A medida que se fue alejando de la concentración forestal, la luz cobre se fue atenuando y en su lugar, un poco más atrás, apareció otra pero que destilaba tonos plateados. Liam supuso, o más bien estuvo seguro, de que a ella tenía que acudir para la segunda prueba y hubiera llegado sin ningún problema de no ser porque a mitad de viaje el animal sobre el que volaba comenzó a girar y retorcerse en el aire, descendiendo con rapidez. Esto lo pudo prever gracias al anillo de entendimiento, así que centímetros antes de estrellarse contra el suelo, volvió a aplicar el Orbis Bestiarum y recobró altura. —Menudo carácter, eh —exclamó, estando consciente de que el bicho le entendería. Una costa rodeada por un lago apareció un par de aleteadas más, así que el descenso esta vez fue intencional y luego de eso ambos quedaron libres, independientes el uno del otro. Al instante un chirrido demasiado fuerte e irritante se esparció por sus oídos, siendo esto intensificado gracias al vampirismo que Liam poseía. Presionar sus orejas con ambas de las palmas fue el primer auto reflejo que tuvo mientras analizaba lo que estaba sucediendo. No le costó entender que alguno de sus nuevos anillos sería el culpable, aunque no recordaba cuál hacía qué cosa, pero seguramente era una señal de lo que requería para saltear al siguiente nivel. No había criaturas, no había objetivos, era obvio que necesitaban encontrar algo para continuar el desafío. Primero quitó un anillo, pero el insoportable sonido continuó, hasta que sacó uno segundo, el del medio, y todo se calmó de repente. Suspiró pausadamente y retomó su postura, empezando a caminar con el anillo en su mano. Era imposible que continuara de pie si un chillido así lo aturdía. —Accio... cosa —Mala idea, nada se movió. Entendió entonces que primero debía saber lo que buscaba. Caminó diez pasos y volvió a colocar el anillo en su dedo; el sonido disminuyó. Volvió veinte pasos para atrás y otra vez pasó el anular por la circunferencia de oro; esta vez se percibía más alto pero no demasiado. Repitió el proceso hacia el costado y lo que se transmitía hacia sus oídos era tan ensordecedor que tuvo que retirarlo al instante. Estaba cerca, pero, ¿de qué? Analizó el territorio minuciosamente prestándole atención hasta a la más insignificante marca en la arena, pero nada. Se estaba empezando a molestar. Respiró hondo y tomó el anillo, señalando con él hacia cualquier parte, hasta que en un momento justo cuando estaba apuntando hacia el cielo, el metal brilló y otra cosa más a lo lejos le continuó el brillo. Liam achicó los ojos para enfocar la vista, pero solo vio un árbol, un árbol con la copa brillando. Y una caja en la copa brillan... —¡Accio caja! —Y efectivamente, la caja contenía lo que le permitiría continuar, porque cuando volvió a colocarse el anillo el silencio se mantuvo.
  13. El día transcurrió medianamente normal. Después de ese suceso un poco incómodo e irritante por el cual habían tenido que pasar todos los presentes en el momento, cualquier cosa era normal en comparación. Un par de clientes por aquí, un par por allá, todo tranquilo. De lo único que podía preocuparse Liam (o más que preocuparse, quejarse) era de la cantidad de trabajo que estaba teniendo, aunque eso era lo que requería semanas atrás. Sin trabajo, él no funcionaba... Ni nadie. —Juro que intento evitarlos —respondió a Lyra con un gesto de inocencia, dando por terminado el tema—. Lo mismo que habíamos estado hablando antes de que nos dejes, pero ya sabes, nada de otro mundo. Y gracias, espero de verdad ganarme el puesto. El joven se había estado esforzando de verdad para reemplazar la vacante que había dejado vacía Selwyn, lo cual requeriría de un mago que esté a la altura de la excelencia aportada por la bruja. Pero constaba y mantenía presente en su consciencia que a pesar de lo que personas como Ishaya dijeran, él amaba lo que hacía y le había dedicado tanto trabajo como podía. Si no se lo ganaba esta vez, volvería a intentar, hasta lograr su objetivo. —Me parece bien, creo que estos libros resultan ser de bastante ayuda. Aquí tienes Lyra, todo en orden, gracias por volver a visitarnos y espero disfrutes las criaturas, todas son domesticables, pero tú eso ya lo sabes —le sonrió antes de anotar los datos—. Ah, y sobre el soborno, creo que podemos hablarlo en mi oficina en un par de días —y luego de una guiñada de ojo pasó al siguiente en fila. Frunció el ceño al recibir los papeles y pronto esclareció el rostro para aclarar:—. Todo en orden señorita. ¿Puedo ofrecerle algo más? Esperó a que la bruja decidiera, a veces cuando las personas tenían en mente algo que al final adquirían, les llevaba más tiempo pensar en otra cosa para suplantar el capricho, por lo que tomó los papeles de Keaton y se dispuso a revisarlos en el ínterin de segundos que a Amya le llevaba decidirse. —Muy bien señor Ravenclaw, gracias por su compra. ~~~ * ~~~ Compras aprobadas hasta acá. ¡Saludos!
  14. La luz solar se reflejó en los tres anillos que el Hawthorne poseía en la mano derecha e impactó justo en su rostro, impidiendo de esa manera que lograra continuar la lectura del pergamino que sostenía con la misma mano. Elevó la vista entonces, interrumpido, analizando su alrededor. El aroma a bosque siempre le había gustado, especialmente porque le traía muchos recuerdos y porque solía ser ese su lugar preferencial para la caza en su época de licántropo. No estaba solo, pero actuaba como si lo estuviese. Cualquiera que lo encontrara así, sentado en el suelo con el ceño fruncido y fijado en cualquier parte, lo tomaría por antisocial. Y lo era. Le gustaba más estar aislado que compartir palabras con gente que no conocía en absoluto, al menos cuando debía concentrarse en lo más importante y, por el momento, lo más importante era él. Y las pruebas, claro está, pero las pruebas eran para él y por el libro que había comprado él. Que iba a usar él. Decidió ponerse de pie haciendo fuerza corporal con la otra mano libre, la que casualmente también poseía dos anillos más. Nunca le había gustado usar joyas, pero ahora teniendo en cuenta los cilindros metálicos que se repartían en cinco de sus diez dedos y los dos amuletos que colgaban de su cuello podría decirse que aquel gusto había quedado completamente anulado. Al parecer esas eran las consecuencias de ser un mago y querer usar la cantidad de habilidades que no incluye la varita. Con tan sólo percibir la luz cobre que brillaba a lo lejos y las miradas de los varios hipogrifos encima suyo, entendió el mensaje. Era predecible que iban a tener que pasar pruebas y que luego de eso alguien iba a enseñarles algunas leyes aburridas sobre el libro que probablemente olvidara al poco tiempo, pero debían estar rellenando la clase. Como en Hogwarts. Como en la vida. Una de las presentes se movió primero y pareció haberse llevado un hipogrifo con la iniciativa. Eso era lo bueno de dejar a los demás que actúen primero, porque Liam ni se hubiera imaginado que debían usar hipogrifos para salir de ahí, él habría hecho las cosas de otra manera. Sacudió entonces su túnica color esmeralda que casualmente lo camuflaba con el trasfondo del ambiente, y usó la mano derecha para escurrir su varita mágica entre cuatro dedos. Se podía hacer uso de cualquier método para acercarse al objetivo, ¿verdad? Se acercó a uno de los hipogrifos y el resultado fue bastante obvio. En su iris se reflejó el pico de una de las criaturas quien emitió un fuerte quejido que también fue seguido por un par más, el de sus compañeros. Ni siquiera atinó a cubrirse, porque estaba concentrado en el sentimiento del animal y lo que éste proyectaba emotivamente. Un corte se abrió sobre la mejilla del rubio y algo de sangre fue derramada hacia el césped, pero rápidamente la herida se cerró y Liam dio un paso hacia atrás. Hizo una reverencia y el hipogrifo detuvo el segundo ataque que ya iba en camino. Ambos entes se observaron por un largo período de segundos, pero el mortífago supo que no había sido suficiente. Tales criaturas eran respetuosas con el que respetaba, pero normalmente esta regla se adaptaba mejor en un ámbito apartado, no cuando estaban en manadas y siendo —quizá, quién sabe— controladas por los profesores. »Orbis Bestiarum, pensó. Y el montarla fue mucho más preciso sin la necesidad de una reverencia.
  15. Dejó que Zack y Leah hicieran su trabajo, al igual que él lo estaba haciendo. Claramente tenía mucho por aprender todavía y los encargados de casos como ése eran los Ivashkov y Niko. Bueno, y Jank y Cissy, pero no estaban presentes en el momento. Así que Ishaya tendría que estar conforme con su respuesta, sin embargo, parecía no ser así. De cualquier forma y como su tía había mencionado; el desubicado estaba siendo él, por lo que Liam ya no volvería a meterse. —¡Lyra! Buenas noches —saludó con cierto tinte de sorpresa en su voz—. Yo he estado... normal —respondió a su ex jefa señalando con la mirada el disturbio de centímetros más allá, dejando que entendiera el mensaje—. ¿Y tú? ¿Tienes nuevas metas en la vida o algo así ahora que ya no dependes de nadie? Se te echa de menos. Mientras le hablaba, el empleado corregía con la mirada los papeles que la minina había depositado cerca del mostrador, era como si hubiese hecho un mundo aparte entre los berrinches de Ishaya y lo que a él le respectaba en cuanto a su trabajo. Esa era la lección que había aprendido de Lyra y así era como debía ser. Algunas personas necesitan madurar de vez en cuando y su madurez había llegado a la larga, porque por más 21 años que poseyera, le gustaba ser algo travieso de vez en cuando. —Todo en orden, como siempre —proclamó con una sonrisa y anotando los datos—. ¿Desea algo más? ~~~ * ~~~ Compra aprobada minina. La próxima recuerda dejar también tu rango social. Saludos! <3.
  16. El vampiro, que observaba todo casi boquiabierto, no podía creer hasta el punto y nivel de inmadurez que habían llegado las cosas. Era común en él irritar a las personas, pero esto ya era algo completamente diferente. Niko tenía razón, quizá Liam había sido "irrespetuoso" en su momento, pero ya no lo había vuelto a ser y de los errores se aprende, decían por ahí. Porque justamente su problema había sido dado cuando él ingresaba al puesto de empleado y Lyra le había enseñado a separar sus emociones. —Te diré algo —espetó tomando los formularios de Ishaya—. Lo que diga sobre mí una persona que no me conoce en lo absoluto, no me va ni me viene —le explicó, recordando en su mente las maneras que había tenido el cliente de dirigirse hacia el Hawthorne. "Alguien como él"... nunca habían cruzado palabra antes del Mall y, claro, se notaba en ese momento quién estaba siendo el tal alguien y quién no—. Y lo mismo deberías aplicar hacia tu persona, mis antiguas opiniones sobre tu compra no deberían importarte. Haces mucho drama por nada. Estaba, nuevamente, en lo cierto. Quizá le parecía agradable armar una especie de obra de teatro, pero ese no era el lugar adecuado ni la forma, por lo que como bien había aclarado Niko, si deseaba arreglar el inconveniente de manera duelística, sería fuera del establecimiento, como dos magos adultos y maduros que resolvían sus problemas con el único método que siempre habían trabajado, desde hacía ya años; la magia. —Tus compras están aprobadas... Por lo otro, creo que tres de los cuatro miembros de la Logia han sido claros contigo, y sino puedes seguir preguntándoles, pero ahora le voy a solicitar como empleado del Magic Mall, parte del Concilio de Mercaderes, que si no va a comprar nada más, se retire del establecimiento, porque esto no es el ambiente que se desea —continuó, con una sonrisa. —Ah. Y gracias por el piropo (niño)... Tengo más de 500 años, pero supongo que algunos son más ancianos que otros. ~~~ * ~~~ Compras de Ishaya aprobadas.
  17. —¿Insulto? Señor Tonks, ¿está seguro que tiene presente en su diccionario personal el significado de la palabra? Porque que yo recuerde, en ningún momento le he insultado. Solamente hacía una acotación, en mi opinión los productos que usted había adquirido no eran de mi agrado, al igual que otras cosas, ¿acaso se me prohíbe mi opinión personal? ¿Me veo reducido a usar el libre derecho del habla? Creo que no y mucho menos lo determina eso usted. Para tal cosa están dos de los cargos más altos dentro del Mall quienes le están aclarando cómo y de qué forma son las cosas, por lo que tampoco veo la necesidad de citar a más de ellos, porque así como yo, cumplen un rol en este lugar y ese rol lo conocen. No necesitan que alguien se lo enseñe. Estaba hablando de más, o quizá no, pero estaba en lo cierto. Liam no había objetado ningún comentario agresivo en contra de Ishaya, más que unas palabras despectivas que intentaban demostrar su superioridad, pero nada más. Y en aquellos tiempos Lyra estaba presente en el lugar y en el momento, y en aquellos tiempos ella misma había sido la que dada la conversación con el joven Hawthorne decidió no tomar ninguna medida al respecto. Lo obvio, ya que ninguna regla se había infringido. —¡Buenos días! —Saludó a Keaton y luego a Amya y a Mery—. Pueden dejar todos los formularios juntos aquí, de inmediato los reviso. Y eso hizo, les pasó la vista minuciosamente intentando que la lectura y aprobación de las compras no se vea interferida por el malestar que le causaba aquel sujeto, conocido en la comunidad mágica por estar armando y molestando con conflictos e improperios de cualquier tipo y sobre cualquier empleo. ¿Sería esa la razón por la que todos los trabajos le rechazaban en la cara? Muy probablemente. Una lástima, si aprendía a hacer lo que le decían todo sería mucho mejor. ~~~ * ~~~ Compras aprobadas. Saludos!
  18. Liam elevó la vista y puso los ojos en blanco instantáneamente al ver la reacción del cliente que tenía enfrente. Creyó que al trabajar en un empleo así iba a compartir el ambiente con gente adulta y madura y no con menos, pero quizá se había confundido y a pesar de su antigüedad en el puesto —que no era demasiada— le seguía sorprendiendo las pequeñas escenas que se creaban de vez en cuando en cualquiera de las plantas del Mall. —Lamento informarle, señor Tonks, que usted como cliente no tiene atención preferencial —narró con tranquilidad mientras le revisaba de todas formas su formulario, sin dar demasiada importancia a sus caprichos—. Desde luego que si prefiere no comprar nada, el Mall lo va a entender. ¿Quiere mejor hablarlo con un miembro de la Logia? ¡De inmediato! Y Liam presionó un botón mágico que comunicaba por una especie de vociferador cualquiera de las plantas del Mall, incluida una comunicación con los miembros de la Logia por si empleados tenían problemas como este. —Disculpen la interrupción, ¿algún logia libre que se dirija a la planta baja? Muchas gracias, buenas tardes —y Liam volvió a mirar con una sonrisa a Ishaya—. Aguarde por aquí, señor, enseguida le atenderán sus incomodidades. Liam anotó los datos del problemático mago que usualmente y hacía ya un par de meses se había encargado de dar la nota en lo que al vampiro le respectaba. Estaba totalmente en lo cierto, Liam no lo había tratado de la mejor manera, pero en ningún momento le había faltado el respeto ni había omitido procesar sus compras, solamente tenía un mal día. El único en toda su instancia como empleado del MM. Claro que en un mes todo iba a cambiar y ya no necesitaría llamar al personal para hacerse cargo él mismo de los clientes que generaban disturbios en cualquiera de las plantas. Con suerte. —Todavía tenemos, aquí tiene. Gracias por su compra —continuó, haciéndose cargo del otro mago—. ¡Claro! Más que en orden señorita —le dijo a la tercera cliente en fila, y aprobó su formulario antes de pasar a la otra—. Sírvase, dama. Y le dio una ficha para que rellenara con los debidos datos antes de revisarlos y, al ver que todo estaba correcto, aprobarlos. ~~~ * ~~~ Todo correcto chicos. Bodrik, cuidado con la fecha para la próxima.
  19. Luego de una larga jornada en el Magic Mall, Liam se encontraba nuevamente en forma (tanto física como psicológica) para volver al trabajo. Y por mucho que el tiempo pasara, algunas cosas no cambiaban en absoluto, como por ejemplo los clientes. Apenas se cambió con el uniforme predilecto y se colocó tras el mostrador, dos personas ingresaron a la planta deseosas de adquirir alguna que otra criatura de las nuevas que el Concilio había puesto en stock. Sin decir mucha palabra, tomó el primero de los pergaminos y lo revisó muy por arriba; aquel día no estaba en su mejor ánimo. A simple vista parecía correcto, así que luego de un largo bostezo del que -se encargó- nadie notó, aprobó y certificó la compra, anotando los datos en el librero. Despidió a la bruja y recibió al siguiente, que se le hacía familiar. Tiempo atrás quizá lo hubiera enfrentado, pero de nada servía. Algunos de sus compañeros, incluida su antigua jefa de plantas, le habían comentado que el mago intentaba evitar a Liam en cualquiera de sus acontecidas compras. Qué inmadurez y... qué mala suerte, porque ahora le atendía él. Con la misma cara de dormido que la de antes tomó su ficha y la aprobó luego de una más detallada inspección. Tal vez por el solo hecho de ser él. Lo despidió también y anotó todo. -Necesito un café. ~~~ * ~~~ Compra aprobadas chicos, saludos.
  20. —A ver, ya lo reviso —dijo en un tono medio, mientras tomaba los papeles del nuevo cliente que aparentemente cerraba su jornada laboral. Claro, después de atenderlo correctamente—. Parece que todo está en orden, gracias por su compra señor. Masajeó su cien con un solo dedo y se dejó caer sobre uno de los mullidos asientos que decoraban la parte interna del mostrador. Literalmente, decoraban, porque nadie además que Liam ahora mismo usaba esos asientos. Había visto a la minina un par de veces estar sentada allí, pensando, o rasgando la avejentada tela con sus garras de gato, pero la mugre y el polvillo que se divisaban a simple vista espantaba a cualquier otro. Eso era todo, ni un cliente más, al menos no para él, porque sus compañeros lo iban a reemplazar. Y realmente necesitaba un descanso en esos momentos, lo anhelaba más que nada, porque de la necesidad al hecho hay un largo trecho. ¿O no era así? Daba igual. ~~~ * ~~~ Compra aprobada. Saludos.
  21. Nuevamente el muchacho que había sido previamente atendido por Liam efectuó una compra. Al parecer, el nuevo stock lograba conquistar e interesar a los clientes, por más que hasta ahora uno solo sea el que aviste todas las pociones. De nuevo tuvo todo correcto y de nuevo el Hawhtorne le aprobó la compra, sin decir mucho esta vez. Más que un «gracias por su compra, vuelva pronto». Sentía que estaba recobrando lo poco de ausencia que había estado teniendo a lo último en el Concilio, y se sentía bien con ello. Con y por. Porque también era mérito de él que volviera a hacer lo que tanto le gustaba a hacer, y si ganaba galeones por eso entonces ¿qué era lo que estaba mal? Nada. Quién lo hubiera pensado. Lo que tanto comenzó odiando ahora le apasionaba. Supongo que las cosas sí cambian. ~~ * ~~ Compra aprobada.
  22. Luego de atender la segunda planta, bajó hasta la primera. Creyó que hubiera sido más conveniente hacer al revés, pero en el momento en que pasó desde la de abajo hasta la de arriba, nadie estaba en ella. Extrañamente, ni empleados tampoco. ¿Había llegado muy temprano? Imposible, porque todo estaba abierto. Bueno, con todo se refería a las plantas. —¿Reviso eso? —Y aunque la pregunta era muy obvia, no esperó una respuesta de su contraparte para hacerlo—. Muy bien Stephanus, todo en orden. Vuelva pronto. Por favor pensó, porque ya nadie compraba desde... bastante tiempo atrás. Quizá, con la salida de Lyra, él tampoco tenía muchas ganas de atender igualmente, porque la extrañaba y además de Ashley -a quien no veía demasiado- era la única persona con la que se hacía agradable compartir un empleo. Y no quería ni pretendía preocuparse de socializar con los demás. ~~~ * ~~~ Compra aprobada. Saludos.
  23. Liam no había concurrido al Mall como lo deseaba últimamente y es porque, como cualquier persona normal, también se enfermaba. No obstante, su ausencia no era algo que se sentía mucho porque con los nuevos cupos de clientes que se encargaban de seguir aprendiendo el trabajo que Liam ya sabía de sobra, las compras quedaban equitativamente atendidas. Y eso era bueno, para él y para el resto de la planta... supuestamente. De igual forma, con la misma suerte que había corrido los demás días, al haber puesto nuevamente un pie en la planta, todo se reparó de nuevo y ya había un par de clientes esperando a ser atendidos... Se peguntaba dónde estarían ahora los empleados, pero bueno, como él tenían derecho a... ¿enfermarse? Algo así. Tal vez una enfermedad psicológica, y no por decir que estén locos. —Buenos días —masculló tras colocarse detrás del mostrador con su pintado uniforme azul—. Deje que le revise eso. Como usualmente, la ficha no tenía ningún error. Parecía que los magos habían estado aprendiendo durante sus cortas vacaciones o que al fin y al cabo ya sabían cómo debían manejarse ante una compra del Mall, ya que tanto frecuentaban estas... —Todo en orden, gracias por su compra —y anotó todo. ~~~ * ~~~ Compra aprobada, saludos.
  24. A pesar de que estaba compartiendo un momento ameno con mis compañeros, era hora de irme. Si mal no recordaba, tenía cosas pendientes y usualmente eran más importantes que malgastar el tiempo en un bar... o lo que sea. Contradictorio teniendo en cuenta que era inmortal, pero muy peligroso si lo miramos por el lado del ámbito laboral, porque a pesar de no contar con ninguna jefa en el Mall actualmente, mis obligaciones seguían intactas. Me puse de pie corriendo la silla con cuidado, porque la mesa en la que me encontraba con Ashura se veía un poco inestable, y luego comencé a saludar a todos. Me detuve en el segundo y pensé que era una mejor opción hacer un saludo general, porque iba a demorarme más en despedirlos de lo que había tardado en recibirl... Saludarlos. —Realmente fue un placer, compañeros —dije observando a la nada pero fingiendo que con mi vista los contemplaba a todos—. Hasta la próxima —repuse y, luego, desaparecí por la puerta para próximamente volver a desaparecer, pero rumbo a mi castillo.
  25. Por alguna razón al editar mi otro post se borró todo y me doy cuenta hasta recién o_o no tengo ni idea de por qué pasó eso porque estoy seguro que cuando guardé el mensaje editado estaba todo bien, pero bueno, debió ser algún fallo o algo. Supongo que se dieron cuenta de los puntos de las criaturas solos porque me editaron esa parte, pero quería preguntar sobre los puntos de objetos... Deberían ser 1220, contando objetos mágicos que son 80 y pociones que son 1140... En mi perfil sale 520, por qué? Por eso me sorprendí cuando solo subí al nivel 5. En fin, esta es mi bóveda trastero: http://www.harrylatino.org/topic/107695-boveda-trastero-de-liam-hawthorne Gracias, un saludo.

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