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Arya Macnair

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Todo lo publicado por Arya Macnair

  1. LANZAMIENTO DE DADOS: 1- SI EL RESULTADO ES CERO: Los caballeros de Walpurgir se verán atacados por una neblina gaseosa que pronto adoptará la forma del animal que más temen, pero de tamaño gigante. Si no le temen a nada se convertirá en un oso o un lobo Los senescales de Caronte descubrirán que las almas corruptas de Mortífagos muertos querrán hacerse con sus cuerpos para impedirles encontrar la salida al próximo escenario. Los discípulos de Nosferatu se enfrentará a su propio reflejo, creado mediante un encantamiento que le dará vida a su sombra, por lo tanto sabe cuáles son sus fortalezas y debilidades. 2- SI EL RESULTADO ES PAR: Escogerán a cualquier otro miembro de La Marca Tenebrosa que esté jugando y deberán atacarlo con un solo hechizo ¡cuidado! puede que también deban defenderse o curarse de acabar heridos. Sin abusos, por favor, un solo ataque arrobando al objetivo para que este sortee el obstác.ulo 3- SI EL RESULTADO ES IMPAR: Un ejército de sombras aparece de la nada y comienza a atacarlos con hechizos de tipo rayo. A elección, dos para cada participante de la aventura. UNA VEZ QUE SE LIBREN DEL RESULTADO DEL DADO QUE TIRARÉ A CONTINUACIÓN SUCEDERÁ LO SIGUIENTE. Como un hechizo aturdidos, salido de la nada, alguien logra desvanecerlos. Al despertar lo primero que notan es que NO están donde recuerdan haber estado, sino en un sitio total y completamente OPUESTO. Allí deberán hacer todo lo posible por encontrar una irregularidad en el ambiente, como un pomo de puerta en la corteza de un árbol o similar (? para dar con la salida y así enfrentarse al reto final.
  2. Puntos de Vida: 100 Puntos de Poder: 8 La túnica completamente negra desentonaba con el paisaje color pastel. Shelle había escogido un sitio que todos querríamos para batallar, primer error que le marcaría si no lograba volcar hasta el último de los factores a su favor. Árboles frutales y algunos arbustos florales, el ambiente estaba cargado en aromas y especias, pequeñas criaturas escapaban a mi paso, con cada pisada de la suela oscura sobre el sendero pedregoso les hacía huir. Para ésta ocasión había dimitido de la máscara, nos conocíamos un poco, sabíamos quiénes éramos y por lo tanto el sitio donde practicaríamos estaba apartado de cualquier ojo curioso. Estando a siete metros de la pelirroja hice una educada reverencia y ella, sin esperar más, me atacó. Astuta, rápida. Aun no había erguido por completo mi espalda cuando un toque pequeño pero seco invadió mi garganta. Le sonreí, enseñé todos mis dientes mientras a lo lejos el ruido del agua corriendo me causaba placer. —Disparo de flechas. Pensé No podía sentenciar de una sola vez a quien había decidido, por propia voluntad, ser mi alumna en el arte de la batalla. Por lo que con una simple y delicada floritura de la mano izquierda conjuré una andanada de doce flechas que surcarían la distancia para dar con el objetivo. No todas se incrustarían en la suave piel de Gryffindor, quizás algunas se perdiesen metros más allá, asesinasen a algún pobre conejo o nos regalasen un pájaro para la cena, como premio al final del enfrentamiento. Pero al menos la mitad de ellas impactaría en el cuerpo de Shelle causando heridas críticas de no detenerlas o quitárselas para luego curarse. —Rictusempra. Exclamé Un rayo plateado brotó de la punta de la varita y se dirigió hacia le pecho de mi rival. Si la bruja acababa siendo víctima de aquel ataque su cuerpo no sería capaz de soportar la risa y pronto acabaría retorciéndose en el suelo, dando un cómico espectác.ulo. —Buenas tardes, señorita Gryffindor. Saludé, por fin, mezclando el tono grave de mi voz con el cantar de los pájaros. @
  3. PV: 100 - 30 = 70 + 30 = 100 PP: 8 Quiero despertar, le dije. Por poco lanzo mi varita por los aires y me arrodillo en una alfombra de neblina que suavemente comenzaba a ascender por mis piernas descubiertas, suaves garras condensadas que me lastimaban la piel. Le pedía con los ojos que encontrase la manera de devolvernos al mundo donde éramos colegas y no queríamos sacarnos los ojos, el cariño que forjé para con Aaron a estas alturas de mi vida resultaba invaluable y sólido, años nos llevó, peleas, gritos, verdades, palabras hirientes; él siempre sería un desgraciado Black y yo una traidora a la sangre, el tiempo que nos tomó ganarnos nuestra respectiva confianza se dicipaba en aquella pesadilla cíclica. —Da-ñar. Susurré En la zurda apareció segundos antes una fina daga con mango de cristal azul. La misma que rápidamente provocó una cortada profunda y dolorosa en la palma de la mano que, en espejo, era la mano con que el Mortífago sostenía su varita. El filo, frío beso de acero, cortó piel, carne y músculo. Tuve que morderme los labios mientras una simple lágrima representaba todo el dolor que sentía. Solté la daga, cayó al suelo golpeando mis pies mientras pensaba un curación para parar el sangrado y curar mi cortada. —Levicorpus. Murmuró mi mente. Una mano fantasmal me había tomado por el cuello penetrando piel y tráquea, secando mi garganta como una pasa al sol. El daño que le hube causado a Aaron fue lo último que se oiría de mi en todo el enfrentamiento, el sueño, la pesadilla. Ya no podría pedirle que me pellizcase hasta despertar. Nuevamente nos enfrentaríamos a muerte, lo azaroso de aquel evento compartido era que no siempre tenía el mismo final, unas veces él me mataba, otras yo lo hacía, más el sentimiento de vacío y la sensación de desasosiego persistía en cualquiera de los casos. Lo vi flotar, pender de tu tobillo y dirigirme una mirada furibunda patas para arriba, varita en mano, si es que había logrado cambiar de agarre, goteando sangre por la herida. @
  4. PV: 100 PP: 8 Volví a donde todo comenzó, sin saber por qué, sin un motivo aparente. Revivir el recuerdo no estaba en mis planes, aquellas proyecciones de atardeceres seguían presentes como rollo de película en mi memoria. Y aunque no lo sabía aun, algo dentro de mi, luego de la visita al Tártaro gritaba eufóricamente que él si había olvidado absolutamente todo, incluso la intromisión del hipogrifo, Jank, y los amaneceres posteriores. Aunque los años hubiesen pasado, no podía negar que un poco me dolía, no pretendía ser un mártir o la única mujer en su vida, pero el egoísmo era nato en el ser humano. Varita en mano crucé los límites de la casona Weasley, sitió que jamás me acogió, donde nunca fui bienvenida si no era de la mano de Nathan. La matriarca de aquella familia, la mujer desaparecida tras la máscara, madre del susodicho, y yo, teníamos grandes diferencias. Divisé el manzano, aunque carente de fruto, casi pude verlo allí leyendo aquel grueso libro mientras disfrutaba de la sombra, un precioso día soleado nos sonreía, ahora la nieve se acumulaba en mi cabello rojizo. —¿Recuerdas cómo nos conocimos?. Sonreí Pude sentirlo incluso antes de que abriera la boca, todo un hombre de su casa, protector de los suyos, preparado para atacar a la Mortífago que osaba irrumpir la calma de la tarde. Pero era Mortífago era yo, era la mujer que había olvidado alguna vez amó. —Anular Cinaede Susurré, quería que m escuchara, que me recordara, aunque fuese más doloroso que la enfermedad mágica que casi le mató alguna vez. El hechizo haría un crack bastante claro en su varita, la tuviera donde la tuviera, haciéndome saber que desde ahora hasta el final del enfrentamiento ya no podría afectar mi garganta, al menos con ese poder de libro en particular. —¿Recuerdas los jazmines? Agregué. @@Nate Weasley
  5. Los tres líderes de clan solicitaron reunión con Aaron Black Lestrange, después de todo él era responsable por todos nosotros, más tanto Cissy como yo permanecimos a su lado. Alegaban que había sido muy fina la brecha por la que casi no morimos en conjunto, puesto que ninguno fue capaz de prever la trampa que El Santo y los ambiciosos duendes nos habían puesto, por poco perdemos la memoria colectiva y acabábamos como vegetales en un bosque poco frecuentado; incluso presentes brujas y magos poderosos, no conseguimos ver más allá. Entonces, lo que bien pudo haber sido un diálogo tranquilo y unilateral acabó más prendido que una antorcha. Con gritos, golpes de puño a la mesa y cruce de amenazas. No por ello los clanes se dividirían o La Marca le daría la espalda, como toda persona que velaba por el bien de un gran grupo a veces tocaba interpelar. —¡Están listos, solo les falta seguridad! Alegué. —¡Los emboscaron! Gritó Lucan, bastante fuioroso conmigo, particularmente. —No podíamos prevenirlo, confiamos en esos asquerosos duendes.... codiciosos Cassian miró a Sybilla y esta negó con la cabeza, parecíamos dos perros rabiosos enfrentados con una mesa de por medio —gracias a Merlín— a punto de caerse a mordiscos. Asra, como quien posee la calma en sus manos, o la brutalidad, dejó caer la palma violentamente sobre el hombro del Alpha y lo obligó a sentarse. Expresó, al igual que todos los demás, salvo por nosotros, que los miembros de La Marca Tenebrosa habían conseguido dominar los conocimientos de sus respectivos clanes, pero que aun les faltaba practica para enfrentar a El Santo sin morir en el intento. —Entonces pónganlos a prueba. Exigí, fastidiada. Y eso hicieron. Decidieron, con la aprobación de Black, alzar en medio de una explanada de la Fortaleza Oscura, un escenario camaleónico en donde cada Mortífago fuese puesto a prueba de manera individual y conjunta a la vez, pues lo principal para vencer al enemigo era no tener en paralelo peleas con tus demonios interiores, y además, saber trabajar en equipo, pues no solo dos cabezas pensaban mejor que una, sino que un lobo solitario jamás sobreviviría al frío invierno. Al alba, una lechuza, un cuervo y una paloma blanca llevaría la nota a cada miembro del clan. Cuervo para Cassian, paloma blanca para Lucan y la lechuza ávida de Asra. El sobre poseía dentro un pequeño traslador en forma de prendedor. El escrito explicaría los motivos por los cuales se les citaba, que no estaban obligados a asistir, pero que aquello definiría su valía a la hora de batallar; serían transportados luego de pincharse el dedo pulgar con el alfiler del prendedor, y sin preámbulos acabarían dentro de la arena. La finalidad de tan pequeña herida era poseer una gota, una porción de cada uno de ellos, así la magia antigua actuaría en sus obstác.ulos personales, los cuales deberían vencer con ayuda, la mayoría. * * * * * * * * * * * * * * Misión: Habiendo conseguido el recuerdo secreto de El Santo, por poco y caemos en una trampa que tanto éste como los engañosos y ambiciosos duendes no pusieron, es que los líderes de Clan no creen que estemos preparados para en enfrentamiento final ¿Seremos capaces de demostrar lo contrario? nos pondrán a prueba, prepárense para el combate. Deberán ocupar dos roles para utilizar todos sus conocimientos adquiridos hasta llegar al que actualmente cursan, es decir. Luego de su rol de entrada, aplicarán el conocimiento 1 en dos roles, el conocimiento 2 en dos roles y el 3 en dos roles, así sucesivamente. Esto con la intención de ayudarlos a hacer los 5 roles y que no se agobien en el proceso. Avisos y Otros datos: El Máster de esta aventura seré yo en ésta oportunidad. Así que espero que me tengan paciencia. No voy a meterme en la trama como participante ni tampoco les pondré parámetros, solo trataré de que no se estanquen y les daré escenarios, además de introducir los PNJ (personajes no jugadores) para enriquecer la trama. Para aprobar necesitan hacer un mínimo de 5 roles en la Aventura y usar el poder de clan al que se han apuntado. El rol es cooperativo, así que se espera que intenten rolear entre todos, aunque tengan más afinidad con unos que con otros. Todo Mortífago que lo desee puede rolear, incluso aspirantes, esté cursando conocimiento o no. La Aventura es abierta a todos. Pero sólo los inscritos obtendrán el Conocimiento al completar la Aventura. El rol es libre. Esto quiere decir que pueden inventarse obstáculos y cómo los superan sin necesidad de esperar a que el Máster intervenga. Pero deben estar atentos a los roles de éste, ya que irá marcando pautas además de lanzar, en ésta ocasión, dados. Cualquier duda pueden dirigirse a la Guía Mortífaga. Recuerden que la Aventura dura 1 mes (y unos días). Modalidad de dados: Habrá 3 tiradas en toda la aventura. Las mismas cambiarán el escenario como en la la película The Hunger Games - 1er tirada: se dará después de su primer rol para definir escenario - 2da tirada: luego de su tercer rol para cambiar el escenario - 3er tirada: luego de su quinto rol, para la batalla final LISTA DE INSCRIPTOS Discípulos de Nosferatu @@Sybilla Macnair (conocimiento 3) @@Kraven Von Alexandros (conocimiento 3) Caballeros de Walpurgis @@Eterno Black Triviani (conocimiento 1) @@Lisa Weasley Delacour (conocimiento 1) Senescales de Caronte @@Hades Ragnarok (habilidad) @@Idylla Macnair T. (conocimiento 1) @ (conocimiento 1) @ (conocimiento 1) @@AZRAEL Licaón (conocimiento 3) @@Juv Macnair Hasani (conocimiento 2) @ (conocimiento 3)
  6. Ariadna rápidamente actuó, eso hablaba muy bien de sus reflejos médicos. Sonreí por una fracción de segundo pues la situación no lo meritaba, sentí que la medicina corría por las venas Macnair mucho más fuerte de lo que solía sospechar cuando nos veía a Sybilla y a mi trabajando, o cuando notaba la curiosidad de Ámbar y Rohanna con respecto a las pociones y primeros auxilios. Pero luego me saqué completamente de onda, como si el suelo fuese un tablero de ajedrez y las palabras de Von Alexandros una patada a mis piezas, las cuales salieron despedidas por toda la sala. Me giré, dejando lo que estaba haciendo por un momento y lo tomé por los hombros con fuerza. —Mira, no te estés despidiendo de ella como que no volverás a verla jamás— clavé las uñas en su ropa, estaba molesta —Eso no ayuda absolutamente en nada, si estoy aquí es porque al final de todo esto habrá personas en ese sofá y no solo una o dos, por favor, te callas o te vas... No solía hablarle a mis pacientes así, ni a sus familiares pues por shock, desespero o conmoción las personas solían reaccionar de muchas maneras impredecibles. Para fortuna nuestra Kraven no era violento, solo estaba asustado y enamorado al parecer. Y en cuanto a mi, el hecho de que el último parto al que asistí hubiese terminado mal y por consiguiente se recurrió a métodos poco ortodoxos para que la madre y los bebés sobrevivieran me tenía aun trastocada. No permitiría que sucediera esta vez. La bruja de cabellos azules colocó una vía en el brazo de la parturienta mientras yo terminaba de discutir con el Patriarca, había que estar atentos a los signos vitales de Alessandra pero también resultaba urgente el suministrarle poción re abastecedora de sangre y herborevitalizante para evitar que se debilitase con cada pujo que diese. La mujer comenzaba a ponerse pálida pero aun respiraba, tenía los brazos flojos y los ojos cerrados. Ariadna volvió a colocarse a un lado del sofá e hizo presión descendente sobre su abultado vientre para estimular a los bebés. Por mi parte ya colocada entre ambas piernas, le pedí a la rubia que siguiera conmigo, pues era ella la madre y debía hacer eso por los pequeños que estaban en camino. Era la única forma. @Kraven Von Alexandros @Leslie Von Alexandros @Idylla Macnair T.
  7. http://i.imgur.com/55Nqaee.png?1 Luego de la revisión realizada sobre las posesiones en bóveda trastero se procede a certificar que la bóveda contiene los títulos de propiedad de todos los bienes adquiridos (aunque no estén dentro de ésta). Además que estos se encuentran en la web del Magic Mall y los puntos han sido actualizados en el perfil. Atentamente, Arya Macnair Moderador Global de HarryLatino.org
  8. http://i.imgur.com/55Nqaee.png?1 Luego de la revisión realizada sobre las posesiones en bóveda trastero se procede a retirar los campos de puntos en objetos, criaturas y el índice de bienes de la ficha de personaje. Atentamente, Arya Macnair Moderador Global de HarryLatino.org
  9. Descuentos por Conocimientos y Habilidades de Bando Noviembre 2020 CONOCIMIENTO 2 Nick: Juv Macnair Hasani ID: 31143 Conocimiento: 2 - Temporis Link a la Bóveda: Click Galeones: 500 G CONOCIMIENTO 3 Nick: Feyre Rhiannon Macnair ID: 109211 Conocimiento: 3 - Rituales de sangre Link a la Bóveda: http://www.harrylati...showtopic=85617 Galeones: 1000 G Nick: Kraven Von Alexandros ID: 117029 Conocimiento: Conocimiento 3 - Rituales de sangre Link a la Bóveda: http://www.harrylati...howtopic=100224 Galeones: 1000 G Nick: Azrael Licaón ID:120408 Conocimiento: 3 - Hielo del averno Link a la Bóveda: Bóveda Galeones: 1000 G Nick: Aaron Black Yaxley ID: 115687 Conocimiento: 3 - Hielo del averno Link a la Bóveda: http://www.harrylati...lack-lestrange/ Galeones: 1000 G HABILIDAD Nick: Hades Ragnarok ID: 109828 Conocimiento: Heraldo del Infierno (Habilidad) Link a la Bóveda: Bóveda Nº 86948 Galeones: 5000 G
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  12. Cuando estuvimos en la cabaña permanecí detrás de Sybilla, como una niña, con el estómago en la mano vuelto un puño. Supe desde el primer momento en que pisamos el interior que no me haría caso, estaba convencida de que su esposo también era consciente de ello más nos separaba una brecha muy grande que se llamaba orgullo, el talón de Aquiles de los Macnair, una vez la castaña se dispusiera a actuar en efecto dominó para con nosotros, sería la última vez que le dirigiese la palabra, hasta que considerase tiempo suficiente del enojo. Asentí, sin mucho más remedio, luego de que —al menos— tuviera la decencia de mirarnos a los ojos y esperar unos segundos para asegurarse de que la apoyaríamos o no conseguiría la bendita llave. Estábamos allí por eso, pero internamente no sabía si actuaba como una madre, como Lugarteniente o como alguien que necesita deshacerse de los residuos que algunos recuerdos podían dejar en la cabeza, aquellos que dolían o molestaban. Temía perder el conocimiento, había una mesa cerca de mi a la cual me aferré luego de que con la punta de la varita extrajese el tercio de memorias que en mi cabeza anidaban para que formasen parte de aquel hermoso huevo platinado. Lo mismo hizo Hades, copiando a Cissy. Evité mirarlo a los ojos porque me aterraba que descubriese mis intenciones y las sacase a la luz, necesitaba locamente quitar el puñal que llevaba clavado en el alma hacía más de seis años. Y con el movimiento de la muñeca que guiaba mi varita comencé a oír gritos, risas, llantos. Amenazas, sentí odio, rabia. El miedo se apoderó de mi, me temblaron las manos. Estuve a punto de caer mientras el escenario se sucedía a sí mismo más rápido que un perro de carreras persiguiendo al conejo hasta la meta. La voz de Leah, su tono tan brutal, su sinceridad —la echaba de menos, pero eso no se lo admitiría a nadie— el balbuceo de un bebé, el crepitar de las llamas. La marca de un ruiseñor a fuego vivo en la piel que precedía al refulgir de una hoja de cristal, la daga impregnada en sangre demoníaca que acabó con la vida de Sybilla Macnair. Cerré los ojos y me llevé la mano libre a la garganta, luego a la boca, no sabía si iba a vomitar o no pero la pareja de duendes lo estaría disfrutando. Pasé años, vivencias con Castalia, el internado de Ámbar, el surgimiento de Juliette y la desaparición de Pik. Pero el fantasma de la Matriarca Macnair siempre presente en mi vida, me volví una mártir. La depresión se escurrió por mis dedos, la culpa, las noches en vela, los terrores nocturnos, las lágrimas, el eterno arrepentimiento. Pronto me invadió un frío gélido, como el que sentí cuando en el Tártaro me despojé de todos los recuerdos que me ataban a Aziid, estaba vacía, como una hoja en blanco, un lienzo virgen. Caminé hasta Sybilla, estábamos listos para partir. Puse una mano en su hombro, guardé la varita y aceptamos el camino que nos tocaba para reunirnos con nuestros compañeros. —Lo siento— Le susurré al pasar, dejándola atrás, dándole tiempo con su esposo, rompiendo mi propia, absurda, regla de no volver a hablarle. Percatándome de que quien me esperaba allí era Juv. —¿Tienes mucho tiempo esperando? Le pregunté. @@Sybilla Macnair @@Hades Ragnarok @Juv Malfoy Croft
  13. —¿Qué está qué? El tono de mi voz fue exageradamente alto. Primero, el que mis sospechas fuese confirmadas al ver quién era el dueño de aquella morada y por consiguiente el causante de todo el griterío me perturbó. Y segundo, Jayden había temido que Alessandra hubiese sido atacada por alguien, pero no se trataba más que de un parto, un parto excesivamente doloroso por lo que podía apreciar, aunque no juzgaba a mi sobrina, siendo niña yo también hubiese interpretado la situación como algo brutal. Me giré, incrédula buscando a mi primera, mis ojos enormemente abiertos gritaban ¿Te lo puedes creer? señalando la escena, pero no sabía si Ariadna estaba al tanto de la relación entre ese par. Caminé hasta donde la sobrina de Aziid yacía, con calma, ignorando que se retorcía en dolor, para arrodillarme a su lado y tomarle el pulso. Se la notaba pálida, y tenía el ritmo cardíaco por las nubes, podría estar sufriendo de presión y aquello era riesgoso tanto para ella como para su bebé. Entonces, arrastrando mi maletín cerca me percaté de lo que hacía y miré con el ceño fruncido al padre de la criatura por nacer, podría nadie habérmelo dicho, pero mi buen olfato jamás fallaba. —¿Qué hace en el suelo? debemos trasladarla a una cama, necesito agua caliente, toallas... muchas toallas, Ari, ayúdame aquí Hice un ademán fugaz para que la peliazul me ayudase a recostar a Alessandra en uno de los sofá que más cerca teníamos, le quité el cabello del rostro, completamente sudado y congestionado y le sonreí aunque no podía quitar esa mueca de reproche del entre cejo. Como una película recordé el día que me la encontré por primera vez en una pizzería, tenía una barriga inmensa y mucha hambre, era una muchacha feliz, llena de vida, pero con una profunda tristeza anclada en los ojos, por culpa del hombre que ahora nos acompañaba siguiendo las órdenes que le había dado segundos atrás. Que ciego y tonto era el amor, pensé. —Debemos controlar que todo esté bien con el bebé ¿vale? Pronto te daremos algo para calmar el dolor ¿Tú puedes buscar alguna poción en mi bolso? creo que están etiquetadas, y sino, habrá que prepararla... Comencé hablando a la parturienta y terminé dirigiendo mis palabras a la otra Macnair en escena. Tomé un estetoscópio y retiré las ropas inferiores de la rubia pues el pequeño tenía ansias de conocer el mundo. Pronto localicé su latido, se oía fuerte, acelerado, era el momento perfecto pero.... otro, otro latido ¿el bebé tendría problemas al corazón, sería un soplo? me mordí el labio inferior, no sabía a cuántas consultas habría ido mi sobrina pero arriesgué la pregunta hacia el camino de mi peor pesadilla. La miré a los ojos, me quité de las orejas el aparatejo y alzando una mano le enseñé dos dedos en tono de pregunta, la mujer asintió confirmando que se trataba de gemelos o mellizos y me estremecí. —¡Ari, debemos actuar ahora! Tú...— señalé a un elfo —Las toallas, ahora ¡ya! y ¿Dónde está el agua? debemos estimular a los bebés para que atraviesen el canal de parto. Eso le iba a doler bastante a la mamá, pero no tenía otra opción, una de las dos debería comenzar a ejercer presión en la zona alta del abdomen para que el primer bebé asomase la cabeza. @@Kraven Von Alexandros @ @@Idylla Macnair T.
  14. Una fina neblina se apoderó del campo de batalla. Me pareció, al principio, un encantamiento efectivo para aturdir y confundir a tus oponentes, sobre todo después de haber leído que tras la invocación, el mago o bruja tenían el poder de decidir qué hechizos lanzarían éstos a continuación, de manera contraproducente, como quedar ciegos o mudos, o tragar babosas. Pero en vista de dónde estábamos, temí por un instante caer al vacío o tropezar con alguna imperfección de la falla rompiéndome un hueso. Aguardé paciente a que Matthew le sacase provecho al aura de confusión pero no fui capaz de oír su voz a continuación. Maldije por lo bajo. Aferrada a la varita afiancé los pies en el suelo, necesitaba avispar mis sentidos para encontrarlo en el campo de batalla, no porque no creyese que podía solo, sino porque en terreno desconocido nunca era bueno que el grupo se separase; todos morían en las películas muggle cuando sucedía aquello. Y yo no pensaba morir ni tener que entregar a La Zíngara los restos de su hijo favorito. Fue el mejor, lo sé, pisa sus pasos. Me dije. Le había dado tantas clases que podría confiar en Triviani con los ojos cerrados, y eso haría. Cerré los ojos. Cuando la nube mágica se disipara una de las inmensas rocas que estaban a cuatro metros de mi compañero vibraría hasta mutar en lo que parecía ser un toro. Sus pezuñas de roca rojiza, un par de huecos por ojos y nariz, humo le salía por las fosas. De repente era como si nuestros atacantes tuvieran la capacidad de emplear hechizos sin usar varita, quise advertirle, pero no lo sabía, no tenía idea de que un vitae estala listo para lanzarlo por los aires. Si eso sucedía con él, qué pasaría entonces conmigo. Tosí, de invocar otro aura, truncaría los efectos de Matthew
  15. —Alohomora. Susurré Cuando Ariadna irrumpió en escena casi me da un infarto. La varita voló unos centímetros lejos de mi mano pero fui lo suficientemente ávida como para atraparla antes de que se separara más de mi. Volteé, oculté el sonido mecánico de la cerradura encantada con el eco de mis botas y le sonreí, le había dicho que podía acompañarme, o mejor dicho le indiqué que me urgía su asistencia, en una nota que garabateé cruzando los jardines Macnair pero no creí que aparecería tan rápido dejándome así el corazón de moño. Guardé el arma y dejé el maletín en el suelo, a un lado del tobillo. Desistí de amedrentar la puerta con los nudillos después de tres minutos en que nadie me respondió, le expliqué a mi prima que la situación era grave porque Jayden —mi ahijada— había escrito una nota desesperada en donde alegaba que alguien le había hecho daño a su madre, que la escuchaba gritar de dolor. No solo era nuestro deber cómo médicos, sino también como compañeros de bando ya que Alessandra era Mortífago. —Entremos y luego damos explicaciones de cómo lo hicimos. Alegué, restando importancia a la invasión de morada sin autorización del Departamento de Seguridad Mágica. @
  16. Sostuve mi forma animal aun cuando Demian creyó haber escuchado algo. Torcí sutilmente mi cabeza perruna y paré las orejas, nada. Es decir, un susurro entre la maleza nos había acompañado, haciendo eco de las pisadas del mago desde hacía menos de dos minutos, cuando se nos unió ¿A qué se refería con que había escuchado algo? miré a Hades, miré a Sybilla que había logrado descender con un par de esplendorosas alas negruzcas que se batieron entre ráfagas verde esmeralda; toda una entrada digna de los Macnair. Me pegué a sus piernas como un gato, aunque era consciente de mi tamaño, y traté de marcar mi esencia en ella, casi haciéndola caer. Oír su tch, como si fuese la mascota del grupo me causó gracia. Frente a nuestros propios ojos una turba de extraños ¡payasos! rodea a Demian y comienza a atacarlo sin piedad, no pude dar crédito a lo que veía y en un santiamén recuperaba mi forma humana, completamente desnuda al grupo, restándole importancia y aferrándome a la varita para cubrirme pronto de lo que canta un gallo, después de todo allí se encontraba mi cuñado —mal que me pese— miré a Cissy, totalmente confundida y absorta en lo que pasaba, aquellos seres parecían marionetas que arañaban la carne y arrancaban los cabellos platinados de Luxure. Me mordí el labio, la sorpresa me dejó una extraña opresión en el pecho. —¿Es que ya no hay mortífagos normales? Dije casi gritando. Hastiada. Añorando los viejos tiempos Agité la varita con violencia al tiempo que nuestro repentino atacante buscaba deshacerse de nosotros y partí el aire en dos, así como —de haberme dejado— le habría partido el cuello. Sí, era la violenta de la familia, por ello no actuaba mucho. El haz de la noche surgió a centímetros más de mi, cuando apreté los dientes y conjuré un Fulgura Nox. Lo siguiente, con pocas pulgas, y eso que ya no era un perro, tomé a la castaña por el brazo a sabiendas que su esposo no la soltaba para nada y la empujé provocando una reacción en cadena; ella caería en el vórtice al igual que el vampiro, sabía que el golpe del otro lado me lo reprocharían pero ya más tarde pensaría cómo lidiar con la pareja. Por último entraría yo y el vórtice se cerraría dejándonos a los pies de la cabaña de los duendes. Si había trampas para apariciones mágicas también lo sabríamos en ese momento. Lo único que me importó, por una fracción de segundo, fue mirar a la marioneta a los ojos y mascullar unas pocas palabras que sabía perfectamente llegarían a buen puerto. —Tú nada más espera que de con tu creador... Tendrían que maniatarme para que no le cayese a golpes.
  17. PV: 100 PP: 8 Link a tirada Bien podría estar soñando. También lo pensé, es decir, noches y noches repitiendo el mismo camino. Saliendo de la Mansión Macnair, descalza, sintiendo las pequeñas y disformes rocas bajo la planta de mis pies fríos. La noche albergando mis pensamientos y luego, entre matas y árboles florales lo veía a él ¿Por qué él? quizás desde hacía algunos meses pasábamos tanto tiempo juntos que ahora lo veía hasta en sueños, pero la respuesta no me convencía, algo en mi sospechaba un dejo de rencor hacia Black, como el él fuese el causante de todos los males que acabaron por sucumbir el pobre espíritu de mi hermana Juliette. Y como si me conociera el sueño de memoria, en casa ocasión intentaba algo diferente, quería modificar el final, quería evitar la sangre. Rueda del tiempo. Pensé ésta vez, pero nada pasó. El escozor en mis ojos indicó que Aaron había acertado su ataque. De un momento a otro la no podía ver nada, solo oía sus pasos, ramas resquebrajándose bajo el peso de su cuerpo. Me aferré al mango de mi varita. Quería hablarle, decirle qué estaba haciendo allí aunque ni siquiera lo sabía. En algún momento, despierta, llegué a pensar que tal vez en alguno de nuestros viajes como Líder y Lugarteniente de La Marca Tenebrosa habríamos sido víctimas de una maldición del sueño, y por ello estábamos conectados, no conocía las reglas, pero si alguno de los dos moría en sueños por ahí ya no despertaría. —Cantar del Eleboro. Musité Mi varita vibró y una dulce melodía melodía me hizo sonreír al tiempo que me confería visión nuevamente. Parpadeé con cuidado, era de noche, la luna nos vigilaba, estábamos a siete metros de distancia. Aaron se veía pulcro, impoluto, consciente de lo que hacía. Yo solo me limité a echar una ojeada al camisón que reflejaba la luz de las estrellas y volví a alzar mi varita, casi por inercia, como si un par de hilos invisibles tirasen de mi muñeca. —Anular confundus. Esperaba que Black recordase el nivel mágico que controlábamos desde su ascenso, del que debíamos disfrutar, respetar y aprender. Y si eso hacía, sabría que con un movimiento estaba a punto de quitarle de la baraja un hechizo importante para él e insoportable para mi o cualquier rival. @
  18. Con el último bocado de comida, despedí a mi familia y me enfundé en una gruesa capa de viaje. El broche frío que la cernía al cuello tintineó cuando Ámbar me besó y se atrevió a preguntarme como alguien tan grande como yo, su madre, aun debía ir al colegio. Recuerdo haber reído tan fuerte que Aidan desvió la mirada de la edición dominical de El Profeta solo para saber qué me sucedía, no era normal oírme reír en éstos tiempos. Aun me cosquilleaba el estómago mientras descendía de mi escoba en la cima del Machu Pichu. La edad jamás debe ser un impedimento para seguir ampliando tu biblioteca, le dije, dando un suave golpecito en su cabeza. Me cobijé esperando ver a mi compañero pronto, aquel lugar, aunque iluminado por un centelleante sol no dejaba nada por sentado. Incluso la presencia de Runihura, en completo silencio, me perturbaba. Algo en mi interior siempre repetía que cuando más algo el poder más costoso el precio que uno pagaba por obtenerlo, y no me refería ciertamente a galeones u oro, sino más bien a consciencia o incluso a vida misma. Con un silbido la Nimbus 4000 desapareció, conocía el camino a casa tan bien como una lechuza, así que volvería en un santiamén a estar descansando en el jardín de la Mansión Macnair, mientras yo, con el ceño fruncido, aguardaba por Matthew, quien se presentó no mucho después. —Algo me dice que no será lo que esperábamos— Susurré a mi compañero con una media sonrisa, imitando su accionar y sacando la varita. Desde que decidimos apuntarnos juntos a aquella clase de poder, obteniendo el libro de las auras y aprendiendo de él, o tratando de hacerlo al menos, había aguardado con ansias el duelo final, en donde nos enfrentaríamos hasta sacarnos alguna extremidad, porque así éramos, aunque guardábamos respeto por nuestros respectivos cargos, violentos y pasionales a la hora de batallar. Más las palabras que la guerrera nos dedicó dejó en claro que seríamos un equipo contra la adversidad. Una adversidad en forma animal, cliché. Pensé —Aura de poder. Musité No sabía contra qué me enfrentaría pero iba a estar preparada, seguramente Triviani pensaba igual, pero me le adelanté. Rápidamente una fugaz lluvia de estrellas tiñó el cielo de un blanco cegador, como si sobre nuestras cabezas nos hubiesen colocado un domo protector y gracias a la magia que este aura dejó caer sobre mi, ómra vibró en mi diestra indicando que estaba lista para la acción, al igual que el suelo bajo nuestros pies comenzó a temblar, como si se tratase de una estampida. Por el rabillo del ojo pude ver que algo se arrastraba desde el centro de las ruinas, el vello de los brazos se me erizó y ardió mi garganta al conjurar sin separar los labios. Confundus. Sea lo que fuera, víctima de mi ataque, cayó por donde vino. Pero por allí, más y más sombras se alzaban en contra del sol, monstruosas. Miré a Matthew, le enseñé los dientes en una macabra sonrisa y me dispuse a su lado.
  19. Miré a Hades ¿Cuándo acabaría su guerra interna hacia mi? luego rodé los ojos en una clara señal de que ya no me importaba si fruncía los labios o la nariz en presencia mía, como desagradado por mi olor, lo mismo daba. Después de todo Sybilla sabía que no estaba tan loca como para intentar matarla dos veces, o mejor dicho, era consciente de que Lúthien ya no compartía cuerpo y pensamientos conmigo, por tanto nadie a mi alrededor corría peligro alguno, siempre y cuando no amenazase a mi familia. Los caballos relinchando me sacaron del debate interno y volví a mirarlos para llevarme una curiosa sorpresa que me dejó una sensación de escalofríos en la espalda. —De-demian...— Balbuceé, señalando por sobre el hombro de Ragnarok. Me puse blanca como un papel, no hacía falta tener un espejo de frente para saberlo. Pero es que tras un parpadeo el mortífago había aparecido de la nada, ni siquiera con todos mis sentidos alertas preví su llegada y la escalada hasta la superficie del risco le debería haber llevado un buen rato, el mismo que a Cissy y Hades. Más no era nadie para juzgar los métodos con los que se nos unió y por lo tanto le sonreí haciendo ademán para que se acercase, al parecer todos buscábamos lo mismo así que no hacíamos ningún mal en formar un grupo, después de todo varias cabezas pensaban siempre mejor que una sola. —Voy a bajar por aquí, repito, pueden utilizar el haz de la noche para llegar a la cabaña, pero algo no me suena del todo con ese bosque de allí. Es probable que los equinos conozcan un sendero seguro, ellos son animales intuitivos. Señalé hacia abajo para que Luxure pudiese ver a lo que me refería y sonreí un poco más al trío con picardía. Quien allí me conocía con pericia era la Matriarca Macnair por lo que supo de inmediato, tras aquella pícara mueca, que estaba por realizar un accionar arriesgado y loco, típico de la primogénita de Pik Macnair. Sacudí todo mi cuerpo para ponerme a tono con el ambiente y lentamente fui perdiendo altura, ganando pelos y deformando mis extremidades así como encorbando mi espalda, de los cuatro al menos dos éramos animagos y podríamos descender sin problema alguno. Acto seguido me deslicé por el borde del risco haciendo contrapeso con mis cuartos traseros para ralentizar la caída. Los caballos corcovearon al sentir mi presencia pero me mantuve en posición defensiva a todo momento para que evitasen salir huyendo y perdiéramos la guía hasta la cabaña. Ya habíamos perdido demasiado tiempo y el escozor, anterior a la mutación, me decía que algunos compañeros estaban necesitando apoyo, quizás porque ya habrían llegado y estarían pagando el precio por obtener la llave a la tierra del olvido. Lucan me había comentado algo luego del palo con que me pegó en medio de la cabeza, pero solo piezas a juntar. "Cuando sea el momento, déjame hacerlo por las dos" Le pedí. Miré a Sybilla, sabía que podía leerme los pensamientos aun estando en mi forma animal, aun siendo un chacal del desierto. Entre su mente perturbada y la mía, con lo bonita que por fin era su vida ahora, los oscuros recuerdos pesaban más sobre mis hombros que sobre los de ella, y desde que logramos desligarla del cuerpo de Castalia había buscado en cada libro, pergamino y caldero, la forma de arrancarme aquellas vivencias de la corteza cerebral, quería dejar de sentir la punzada de dolor cuando me miraba directamente a los ojos, acusadora, agresiva, aun y cuando no fuese así, lo seguiría viendo de aquel modo. @@Hades Ragnarok @ @
  20. —¿Puedes cuidar de tus hermanos? Mi tono fue serio, Ámbar me miró preocupada y asintió. Hacía cinco minutos irrumpí en su habitación con un golpeteo suave, era entrada la noche por lo que no me sorprendió que me recibiese en pijama y con los ojos chinos, pero con una sonrisa en los labios. Desaparecí dentro del cuarto cerrando con pericia tras de mi, Aidan descansaba después de una ardua lucha con los gemelos y el resto de la Mansión se encontraba sumida en un profundo silencio. También yo lo hubiese estado de no ser por la perturbadora nota que acudió a mis manos mediante lechuza, sospechoso, pensé al principio, pero luego de leer se me heló la sangre, además de sentir un enorme enojo recorrerme los músculos. Jayden me había escrito, asustada por una extraña situación que se estaba dando en su casa, una Mansión a la que su madre le hubo llevado a vivir y quizás también a su hermano, no lo especificaba. Von Alexandros Manor. Era mi ahijada, después de todo, por lo que ante la menor situación de peligro fui quien se le cruzó por la mente y no perdió tiempo —gracias a Merlín— en notificarme lo que sucedía, o lo que ella creía que estaba sucediendo. Alguien había atacado a mi compañera y ésta se retorcía de dolor en el ala principal del recinto, aferrada a Kraven, casi sin poder respirar entre alarido y alarido. No estaba segura de que Alessandra supiera que, a pesar del tiempo transcurrido, la adolescente y yo compartíamos correspondencia diaria o semanal para ponernos al tanto de nuestras vidas. Quizás estar más pendiente yo de la niña que al revés, aunque ésta había demostrado una madurez superior a la edad con la que contaba, mayor que Ámbar y que Rohana. —¿Paso algo malo mamá?— me cuestionó la pelirroja antes de que le diera la espalda, negué —¿Entonces por qué debes llevar eso? Señaló el maletín médico con el que solo partía si se trataba de una emergencia. Me mordí el labio inferior y regresé a su lado para abrazarla, no podía decirle contra qué me enfrentaba sin yo saberlo a ciencia cierta, más quería transmitirle un poco de seguridad, que estuviera tranquila, que pronto volvería. Y eso le prometí, que cuando el sol se pusiera yo estaría de regreso para desayunar con todos los Macnair, puesto que de un momento a otro muchos habían retornado, mucho excepto Pik. Se me encogió el corazón de pensarlo y sumé un motivo más a mi enfado. Pero no podía perder tiempo, si memi corría peligro sería mejor que me apresurase. Desaparecí sin hacer ruido, y con un tremendo estruendo, golpeé violentamente la puerta de la Mansión Von Alexandros. Las nubes amenazaban con dejar caer sobre mi un torrente insoportable de lluvia, cosa que también quería evitar así que me afané con la puerta. @ @
  21. Lo primero que noté fue que me observaban. Acomodé el cuello exageradamente largo de mi cárdigan e ignoré sus ojos acusadores, Sybilla consideraba que me exigía por demás sin encontrarle motivación suficientemente necesaria para los morados, los magullones y los cortes que demoraban en cicatrizar por los métodos poco ortodoxos que Lucan poseía. Les sonreí nerviosa, pues estaba con su esposo ¿Sino con quién más? a veces estaban siempre juntos, como la luz y la sombra, cosa insoportable porque por mucho que lo intentara, Hades seguía cayéndome mal, era la única persona que sin mediar palabras me veía feo antes de saludar. Estaba segura que él conocía la verdad, el secreto entre Cissy y yo, pero ya no me importaba. —¿Nos han convocado por un recuerdo? Arrugué la nariz oyendo las palabras que me dedicaba la castaña y el desprecio en mi voz se tuvo que notar porque rápidamente ,y sin darme tiempo a defenderme, una vara de fina madera golpeó el centro de mi cabeza. Por reflejo me encogí de hombros y me llevé la mano hacia el núcleo del dolor, se que mis compañeros se pusieron alerta pues los veía por el rabillo del ojo pero mis músculos no se inmutaron. Estos tenían memoria y reconocerían el regaño de su Alpha aun dándole la espalda, una media sonrisa deformó mis labios, como si nada hubiera pasado eché mi cabello para atrás con el dorso de la mano y aguardé su dura voz. Al parecer la información que obtendríamos de aquel recuerdo era fundamental y nos ayudaría a saber más del Santo, tanto como para poder atraparlo. La Matriarca Macnair habló, parpadeé y negué con la cabeza. —Ustedes adelántense, los veré cerca de la cabaña... Los decibeles de las cuerdas vocales fueron extinguiéndose al acabar la frase. Me alejé de la feliz pareja dando unos pasos al frente, acercándome entonces al centro de reunión de los Caballeros de Walpurgis, sentí como la sangre comenzaba a hervirme en las venas , aullé al cielo despejado y mientras mi anatomía humana mutaba y adquiría forma canina me lancé a la carrera que me facilitaría subir el risco que a continuación Sybilla y Hades escalaron con astucia. Arriba los esperé, mi tía siempre hacía su aparición con alguna frase necesaria, o indicación, no lo podía evitar, era madre de muchos dentro y fuera de la familia e incluso en el bando. Giré mis orejas de lobo color terracota de manera adorable cuando la escuché. Ella no me soportaba cuando hacía tales cosas pero no podía evitar reírse, le causaba gracia mi comportamiento animal, o mejor dicho, mi actuación de cachorro. —No, espera— de sopetón le puse la mano en el pecho, tenía el olfato agudizado. —Ahí abajo hay algo que no me cierra ¿No hay forma de llegar a al río sin atravesar el bosque? Me asomé por el acantilado, la distancia hasta la copa de los árboles era considerable, cualquiera se rompería un hueso, mínimo, si caía desde allí. Ragnarok se nos unió pronto así que repetí la pregunta, era obvio que podíamos desaparecer o utilizar el portal mágico, pero algo me decía que también había trampas para la canalización mágica que utilizábamos para tales acciones. Desde donde estábamos se veía la fina columna de humo que indicaba el punto exacto a donde teníamos que llegar, la cabaña de los duendes que albergaban una llave especial, la cual nos permitirían adentrarnos en las tierras del olvido, sitio que por su nombre no me agradaba en lo más mínimo. Y para ello deberíamos entregar un recuerdo ¿Otro más? me mordí el labio con fuerza, hacía no mucho, para vincularme con la Nigromancia había tenido que admitir a viva voz el haber asesinado a Sybila y anterior a ello, dejé ir todos los recuerdos que aun poseía sobre Aziid, con el correr de los días me sentía liviana pero no liberada, sino más bien, vacía. De pronto mi vida era un lienzo en blanco que podía volver a teñir con colores bonitos, o no. Los tres escudriñábamos los alrededores, buscando una forma de cruzar sin ser detectados, por mi parte había recuperado mis sentidos y formas humanas, por lo que no podría aportar demasiado. Volví a mirar el abismo, el viento amenazó con empujarme, sentía la tibieza del cuerpo de Cissy cerca, oí el resquebrajar de las rocas bajo cascos, me asomé un poco más, casi resbalando y noté que a unos pocos metros existía una especie de fino camino que bordeaba el acantilado hasta la explanada, y allí, un grupo de caballos salvajes se debatía sobre cómo bajar. Los ojos me brillaron con malicia, me llevé el índice hasta los labios y con ademán le indiqué al mago que también se acercara para que los dos lo vieran. —Si nuestra esencia se mezcla con la de esos caballos, llegaremos sin problemas, pero debemos actuar rápido. @ @@Hades Ragnarok
  22. —Estoy confundida Dije luego de permanecer con la boca abierta unos instantes, Runihura continuó con lo que planeaba decirnos y no le interrumpí incluso cuando sus palabras finalizaron con la perfecta invocación de una de las auras más bellas que había visto hasta el momento. La teoría nunca ganaría a la practica, y hasta los momentos solo fui capaz de imaginar en mi mente cómo sería materializar tanto poder y energía procedente de uno mismo, sobretodo con el potencial mágico que algunos poseíamos en batalla, en éste caso, Triviani y mi persona. Miré a la guerrera intentando, después de la pausa eterna, hilar mi confusión para exponer la duda y no llevármela en los bolsillos. —Usted acaba de decirnos que un aura no surte efecto al instante de ser invocada sino más bien al final del accionar de nuestros ataques o defensas, es decir que durante la vida útil de un morphos, por ejemplo, un aura no serviría. Le sostuve la fría e impenetrable mirada, porque la información otorgada era sumamente importante y antes de comenzar con las florituras rimbombantes prefería tener todo eso en orden. De estar ahora mismo en batalla y haber conjurado algún animal para protegerme u atacar a Matthew, según lo dicho, ningún aura de poder surtiría efecto hasta que no acabasen los tres turnos de dicho morphos ¿estaría en lo correcto? aguardé un instante por si decidía responderme a tiempo, más el muchacho que me precedía dio inicio al show. Triviani, pensé, rodando los ojos y viéndome obligada a copiar su accionar. Saqué la varita, respiré profundo inhalando el aire por la nariz y soltándolo por la boca cuando mis pulmones dijeron basta, serenándome. —Aura de muerte. Musité Alcé la vara de nogal negro por sobre mi cabeza e hice un movimiento envolvente al tiempo que una especie de halo pequeño caía sobre nuestra presencia como un velo verdoso. Parecía la aurora boreal con tantas ondas, verdaderamente hermoso de apreciar, más con cada destello me quitaba un poco de energía. La zurda me tembló, intenté mantenerme firme, lo que sucedió fue que el aura fantasmagórica de Matthew suprimió la belleza del fénix que nos bañó en luz clara segundos antes, pero así como los espectros surgieron a su alrededor, el halo verde que nos cayó encima los hizo sucumbir. Sonreí, recordaba haber leído aquella advertencia en las páginas del libro aunque no estaba cien por ciento segura de haberla comprendido, ahora sabía que sí. —No puede existir en un campo de batalla más de una de ellas. Dije, el tono claro y seguro, de no ser así la guerrera Uzza estaba allí para corregirnos más no me cabía duda.
  23. DEPARTAMENTO DEL WIZENGAMOT Entré a la sala de juicios siguiendo sus pasos, me daba cierta risa la ironía del momento. Sabía que tarde o temprano tratarían de llevar a Aaron a juicio, buscarían la manera de condenarlo, y dadas las últimas noticias ¿Cómo haría en mis zapatos para impedir todo aquello? Black se mantuvo en silencio, uno tan perturbador que casi sospeché que leyese mis pensamientos, por ello los desvié hacia sus primeras palabras, no tenían sentido; qué podría haber en el Wizengamot que le sirviese para enfrentar al inquisidor y acabar con sus seguidores, a veces me confundía, pero no por ello dudaba de su instinto. —Respecto a eso... Se me fue la voz un poco. La R con que comencé rebotó por las paredes y regresó como un pacman a tragarse el resto de las palabras hasta que nuevamente nos sumimos en vacío auditivo. Los chimentos volaban rápido pero por la forma en que el hombre me trataba, esas alas aun no habían afincado en su hombro. Me detuve a una distancia prudencial, tomé asiento en el lugar del acusado o víctima, dejando que él siguiera caminando tras bajar la breve escalinata, y suspiré, tenía la varita cerca, el corazón latiendo desesperado y una pequeña punzada en el lado izquierdo de las costillas, tenía tiempo sin ver a Lya. —He sido llamada por el staff de la nueva Ministro de Magia, Aaron. A partir de éste momento soy su nueva Directora de Imagen y Prensa mágica. Quise decírtelo antes, pero no encontré el momento. Tragué en seco, por un segundo me quemó la garganta temiendo lo peor, pero desde el momento en que sucedió, que me tomó totalmente por sorpresa, supuse que podría trabajar como un doble agente infiltrado. No sacaría información del bando, pero sí podría ser una pieza crucial para que Sagitas condenase a Black por su posterior mandato, y así mismo, la persona que pudiera luego sacarle de ese aprieto. Mis ojos brillaron, me pus rápidamente de pie y tanteé la varita, de pronto me sentía extraña, como ahogada, aplastada por la atmósfera que nos rodeaba. No estábamos solos y en el rostro del Líder Mortífago supe que también lo presintió. —No he tenido noticias de Castalia luego de su partida— susurré, aun no tomaba la varita —En su última carta me informó que los magos del Norte te apoyaban en cuanto a la caída del estatuto, pero no creo que sirva de mucho ahora que ya no eres Ministro ¿Me puedes decir qué demonios hacemos aquí? El tono empleado era brisa hacia los oídos del hombre, pero aun así se notó la exasperación en la pregunta, detestaba sentirme asechada. @
  24. Lucan me lo había advertido, luego de demostrar que merecía la pena tenerme dentro de sus filas, el entrenamiento se volvería casi violento. Y no mintió. Esperó paciente a que regresase después de tener a los gemelos y sus enseñanzas me apalearon, tanto física como moral y psicológicamente, según él, para sacar lo mejor de mi. Regresé a casa, durante semanas, con el cuerpo magullado y totalmente exhausta a cumplir mi rol de madre pues ambos gajes de mi personalidad no debían llegar siquiera a rozarse; sería fiel a La Marca Tenebrosa y su Líder —mi líder— pero también tenía una familia a quien llenar de amor y devolver sonrisas, no podía hacerlo con la máscara ocultando mmis facciones. —Demasiado tarde. Le oí decir, la lanza que surcó la distancia cortó el aire en dos y se clavó bajo mis costillas arrancándome un grito de dolor. La piel fue recuperando su color natural, excesivamente pálido, y pude verme entre tanto follaje. La misión de aquel día era poder camuflarme, o caso contrario, volverme mi propio escudo, pero estaba tan desconcentrada que cada ataque hubo dado en el objetivo. Alpha no se cansaba y repetía una y otra vez lo mismo, "vamos de nuevo", "muy lento", "aun te estoy viendo", "eres un desastre, Macnair". Nos llevó casi media tarde lograr una mejoría, y como la sangre era más fuerte, mis carcajadas entre jadeos resonaron por todo el bosque. Una vez conseguí desaparecer entre el verde oscuro de los arbustos y el marrón grisáceo de los árboles, escabullí mis pasos rodeando al moreno hasta encontrarse a sus espaldas y silbé. Atraje su atención para que pudiese captar el momento exacto en que mi cuerpo mutaba adquiriendo características animales y me lancé sobre él. Forcejeamos, Lucan cayó al suelo llevándome con él y giramos levantando nubarrones de tierra hasta acabar agotados. A horcajadas lo tomé por el cuello, de un soplido desaparecí un mechón rojizo que se inmiscuyó haciendo cosquillas en mi nariz y le sonreí enseñando una hilera de blancos colmillos. —La clase terminó. Me dijo con cierta dificultad y de un solo movimiento me dejó caer a su lado, sobre mis cuartos traseros. Sentí como me miraba y mis mejillas se ruborizaron, una buena pelea le haría hervir la sangre y las hormonas a cualquiera pero ambos teníamos mejores cosas que hacer y límites claros. Las vísperas de boda me tenían la mente vuelta loca, al igual que Aaron, pero eso no lo sabía ni siquiera Cissy, por alguna extraña razón habíamos conseguido mantenerlo oculto aun, y eso que nunca estábamos solos. El líder de los Walpurgir me dejó, entonces, completamente sola cerca de la cabaña. Teníamos una reunión importante, me lo había dicho, dentro del grupo de miembros tenebrosos éramos pocos los que compartíamos el fervor por aquel clan, el de la fuerza bruta, el de la conexión animal y sensorial, por lo que nada pasaba por alto en cuanto a mi persona. No por ser Lugarteniente conocía uno que otro secreto de más, sino porque, al pasar tanto tiempo con Lucan, éste comenzó a confiar ligeramente en mi, así también como en Anne, nuestra compañera de entrenamientos. —Nos vemos más tarde. Le grité, pero él ya no estaba. Y si la escena se miraba con detenimiento, tampoco yo. Desaparecí instantes después, debía cambiarme, quitarme la suciedad y limpiarme las heridas antes de alimentar a los gemelos, conversar con Ámbar y regresar al ponerse el sol, los clanes tenían algo importante que resolver, aunque ésta vez —particularmente— no supiera de qué se trataba.

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