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Morrighan McKenna

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Mensajes publicados por Morrighan McKenna

  1. Un escalofrío recorrió su espalda con las palabras de Memi: "Yo no soy tía". La expresión de Morrighan enseguida reflejó el desprecio que sentía ante aquella oración que había sido usada por sus padres tanto tiempo atrás y aún así todavía le causaba dolor. Alessandra no paraba de zarandearla pidiéndole más alcohol y si no hubiera sido porque Emilia, más oportuna que nunca, le tiró un chorro de agua encima, lo que las hubiera separado habría sido el buen golpe que Morrighan ya le estaba preparando. ¿En qué pensaba? ¿Desde cuándo perdía la cabeza por una botella de ron? Ninguno de los presentes parecía comprender ese cambio de comportamiento, y menos viniendo de Memi. No necesitó decir nada, sólo una mirada bastó para que entendieran que les había delegado el trabajo de cuidar de su tía hasta que se le pasara un poco la borrachera.

    Apretó con fuerza la carta que tenía en la mano refunfuñando por lo bajo mientras se acercaba a la puerta de salida. ¿Qué le habría pasado a su tía? ¿Cuál sería su excusa para llegar al día de apertura del negocio en ese estado? Daba igual, nada justificaba ese acto irresponsable. ¿O sería que el enojo estaba pensando por ella? Una carcajada resonó en la habitación interrumpiendo sus pensamientos luego de que Cirse hechizara a Memi "Ah, lo que faltaba...". Con el ceño fruncido se giró y dedicó unos segundos a evaluar la escena. En cualquier momento su padre le daría señales de que había llegado y ¿con qué se encontraría? La habitación llena de humo, Alessandra toda despeinada, empapada y riendo histéricamente mientras los gemelos seguramente hacían de las suyas, varias personas desorientadas y en resumen, locura y caos.

     

    El humo ya comenzaba a disiparse gracias a Cirse pero los rastros que aún quedaban crearon una red rojiza que comenzaba y terminaba en las ventanas del local. Morrighan previniendo este momento se había encargado de que con un sólo paso quedara en la puerta de salida. No iba a permitir que alguien más recibiera al Gryffindor, y menos en esas condiciones. Su carta no había sido alarmante, tenía el mismo estilo calmado que lo caracterizaba, pero una especie de sexto sentido le decía que algo más estaba pasando. Quizás no fuera más que el producto de su imaginación y lo que el auror en realidad quería era conocer su negocio pero el viaje, la carta y la visita inesperada la hacían dudar.

     

    - ¡Papá! - dijo mientras se abalanzaba sobre Elvis, sin dar tiempo siquiera a cerrar la puerta - ¿Cómo estás? ¿Cómo estuvo el viaje? Supongo que querrás conocer el local, pero debo advertirte que está patas para arriba. - Apenas terminaba de decir eso y una música a todo volumen se escapó del interior confirmando lo que acababa de decir, mientras que a través de la puerta se podía ver a Romina y Alessandra girando por todo el lugar. Recién en ese momento se percató de que sus pelos probablemente se vieran parecidos a los de su tía y estaban casi igual de mojadas. Con las manos trató de arreglar un poco el desorden de su cabeza pero al fin y al cabo no estaba haciendo mucha diferencia, así que se rindió. - ¿Seguro que querés entrar?

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  2. Sexta Planta ~ Dando el alta a Adryanie

     

    Pasaron unos minutos que parecieron mucho más largos de lo que realmente habían sido hasta que la bruja al fin despertó de su letargo. No sabía si había quedado completamente inconsciente o si se había dormido o si oía lo que pasaba pero no podía contestar. La verdad, daba igual, porque ahora había abierto los ojos y parecía más despierta de lo que debería. De hecho sus primeras palabras la sorprendieron. No dijo nada acerca de si le dolía o no, o si se sentía bien. Lo que más pareció sorprenderle era encontrar a Morrighan allí ¿Sería que ya estaba tan acostumbrada a estar en San Mungo que lo primero que notaba eran las caras nuevas? Quizás sólo fuera que todavía no terminaba de reaccionar, después de todo había perdido mucha sangre.

     

    - Desde hace unos pocos días, honestamente. - Trataba de hacer memoria de dónde la conocía hasta que un nombre llegó a su mente como golpeándola "Adryanie". La había visto alguna vez en la Gryffindor y algunas veces más por asuntos del bando, pero realmente nunca habían tenido mucho trato, o al menos no lo recordaba. - No tengo idea de qué te pasó, pero llegaste con una herida bastante grande y estuviste un rato desmayada. ¿Te sentís mejor ahora? - Hizo una pausa escudriñando los movimientos de la bruja. Parecía bastante firme al hablar y no tenía aspecto de caerse en cuanto se pusiera de pie. La herida ya había desaparecido dejando solamente un rastro rojizo y todo iba por buen camino. - Bueno, creo que ya hemos terminado. Cuando te sientas bien podés irte.

     

    En parte le resultaba admirable la poca importancia que le daba a todo el asunto. Cualquiera creería que era parte de una rutina diaria ya que se comportaba casi como si nada hubiera pasado. Había visto en Arya que había cosas mucho peores y seguramente la bruja las hubiera vivido pero realmente era un alivio encontrarse con que había sido más fácil de lo que se había imaginado cuando pensaba en los heridos de San Mungo. Esperaba que los pacientes en situaciones como la de Adryanie abundaran más que los otros. Cerrar una herida, por más profunda que fuera, no podía ni acercarse a lo que era tener que traer a alguien de entre los muertos. Era bien sabido que la guerra de bandos era así, y suponía que quienes sanaran a los mortífagos se encontrarían con las mimas cosas, pero le llevaría un tiempo poder acostumbrarse.

     

    Miró a la bruja mientras terminaba de recuperarse y se levantaba, atenta a lo que pudiera pedirle y atenta también a lo que pasaba en la habitación de al lado. A pesar de estar curándola, en todo momento había estado tratando de agudizar el oído en caso de que Arya se levantara. Ya había pasado un rato desde que había hecho su curación y en cualquier momento abriría los ojos, o eso quería creer. La verdad era que no estaba segura de si había seguido bien todos los procedimientos, así que cada segundo que pasaba le pesaba como si fueran agregándole rocas a la mochila que llevaba a cuestas. "Vamos Arya, despertate rápido".

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  3. Sexta planta ~ Recibiendo a Lúthien

     

    Luego de un tiempo de esperar Morrighan ya comenzaba a impacientarse. Esperaba poder encontrarse con Arya, quien estaba enseñándole todo lo que debía saber sobre San Mungo y llevaba un tiempo de retraso. ¿Ya estaría llegando? Habría sido imposible que pudiera curar a alguien si no hubiera tenido su guía. Desde hechizos de curación, pociones y ungüentos hasta dónde encontrarlos y cómo manejarse por el hospital eran lo primero que había necesitado saber pero todavía la necesitaba para que siguiera enseñándole todos sus secretos y un día de esos pudiera al fin ponerlos en práctica. Muchas veces la vida misma de las personas estaba en riesgo y hasta que no supiera todo no atendería a nadie. O eso era lo que creía hasta que la aguda alarma entró por su oído y llegó hasta su cerebro.

     

    Ya sabia lo que significaba esa alarma, un paciente nuevo estaba llegando. Se escuchaban los murmullos de la gente mientras veían pasar el cuerpo que yacía inerte en la camilla. Morrighan se acercó un poco, pensando que quizás Arya fuera detrás para curar a aquella pobre víctima, cuando se encontró con un panorama inesperado. El cuerpo quizás no lo habría reconocido ni en un millón de años, pero el pelo color fuego era inconfundible. "Arya ¿qué te hicieron?" Fue lo único que atinó a decir. Quemaduras, golpes, cortes y heridas de todo tipo hacían que el cuerpo de la bruja hubiera cambiado completamente. Miró alrededor buscando ayuda pero no encontró a ningún sanador que estuviera disponible, sólo quedaba ella. "Vamos, Arya te necesita"

     

    Decidida y dejándose guiar por sus impulsos condujo la camilla hasta una de las habitaciones y con mucha prisa, repasando todo lo que le habían enseñado revolvió el mueble. Había todo tipo de frascos, jarros, tubos y hierbas. Agarró el ungüento para quemaduras y lo apoyó al lado de ella. "Bien, primero hay que cerrar estas heridas" Realmente no sabía cómo es que todavía le quedaba sangre en el cuerpo, pero sabía que así era porque no dejaba de salir. "Episkey" dijo una y otra vez, cerrando uno por uno los cortes que tenía. Ahora sabía lo que significaba salir perdiendo en un enfrentamiento, y no era una escena nada esperanzadora.

     

    Una vez que que la sangre ya estaba limpia y se había asegurado de que se quedaría dentro de Arya, pasó las cremas sobre las quemaduras, que pronto comenzaron a sanarse. El efecto no sería inmediato, pero si todo salía bien, en un tiempo la bruja se encontraría como nueva. "Y ahora sólo falta una cosa" decía, aunque sabía que no había nadie allí que la escuchara. Una vez más revolvió el mueble con cuidado, buscando la poción que haría que su paciente volviera a la vida. "Ah, aquí estás. Ahora, Arya, bebe esto" dijo agarrando un frasquito pequeño y vertiendo el contenido por su garganta. Ahora sólo restaba esperar.

     

    ~ Recibiendo a Adyanie

     

    No quedaba más nada que pudiera hacer por Arya si es que lo que ya había hecho no daba resultado. La miró unos minutos impaciente y al final resolvió que de nada servía que se quedara allí mirándola. Por más que lo deseara el tiempo no correría más rápido sólo por ella, así que salió de la habitación para tomar un poco de aire y volvería inmediatamente cuando por fin hubiera despertado. En la sala de espera todavía había una buena cantidad de personas pero una en particular le llamó la atención. No estaba segura de haberla visto antes pero se encontraba sentada en una silla, con un trapo ensangrentado y la apariencia de que en cualquier momento se caería al piso desmayada o muerta. ¿Cómo es que nadie había ido a ayudarla aún? Parece que otra vez le tocaba a ella hacer las cosas, pero luego de ver el cuerpo inerte de la pelirroja, esto ya no parecía tanto problema.

     

    - ¿Necesitás ayuda? ¿Estás esperando un sanador? - Qué boba ¿para qué le preguntaba? Era obvio que si estaba allí desangrándose era porque necesitaba ayuda. No esperó una respuesta. Realmente no creía que la bruja tuviera la fuerza suficiente como para poder articular palabras así que la tomó de un brazó y la ayudó a levantarse - Vamos, yo te voy a ayudar con eso.

     

    La condujo con la mayor rapidez que pudo hasta la habitación contigua a la que se encontraba su otra paciente y miró de reojo para corroborar que aún no se hubiera levantado. La ayudó se acostara en la camilla y retiró el trapo lleno de sangre con un movimiento de su varita. La herida se veía bastante fea, pero al fin y al cabo era sólo un corte, por más profundo que fuera. "Episkey" dijo al tiempo que pasaba su varita por la herida y veía cómo ésta se iba cerrando. Luego de unos segundos la bruja ya estaba curada. La revisó con la vista asegurándose de que no tuviera alguna quemadura o corte que ella hubiera pasado por alto y esperó a que se recuperara un poco.

     

    - Bien ¿Ahora estás mejor? - todavía se la veía bastante débil, por lo que no quiso apurarla - No te preocupes, quedate ahí acostada el tiempo que necesites. - Nuevamente movió su varita e hizo aparecer un vaso con agua que se apoyó en la mesa justo al lado de la camilla.

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  4. No necesitó decir más, que Roxanne apareció con una escoba que Morrighan atajó torpemente y otra que se quedó ella. No sabía si era porque debía comenzar el examen de nuevo o simplemente por falta de memoria, pero la profesora comenzó a darle instrucciones sobre los primeros pasos, tal y como lo había hecho la vez anterior. Le hubiera gustado poder saltearse esa parte, pero ya que la tenía que hacer al menos la consolaba saber que sería más fácil que la primera vez. Sólo un "arriba" y una mirada amenazadora bastó para que su escoba, luego de titubear unos cuantos segundos, llegara hasta su mano. Probablemente la mirada no hubiera influido en nada pero de algún modo le daba la impresión de que así la saeta resultaría más obediente.


    Luego de levantar la escoba ya sabía cuál era el siguiente paso: montarla. Ah no, pero esta vez no iba a engañarla. Sabía cómo no debía hacerlo si quería comenzar adecuadamente con el vuelo y no iba a repetir su error. Con un golpe suave logró levitar aproximadamente el metro que le pedían y no mucho más. Le costaba mantenerse estable, pero con obediencia imitaba a su profesora mientas le mostraba diferentes movimientos que le serían útiles a la hora de volar. Sabía que pronto llegaría la prueba final y tendría que meter tres quaffles por los aros, estos nuevos consejos eran justo lo que necesitaba.


    Luego de descender ya sólo le quedaba escoger una escoba e igual que como había hecho la vez anterior, su elegida fue la Flecha de Plata. Roxanne le había planteado cuál sería el desafío que tendría que enfrentar para ganarse lo que tanto anhelaba y, aunque le asustaba bastante tener que enfrentarse a la bruja que aparentemente era una experta en el tema, ya no podía retractarse de su decisión. Observó las quaffles a su lado, luego la escoba que sujetaba en su mano derecha y luego a la que sería la guardiana, ya ubicada en la posición defensiva. Luego de una respiración honda, remontó vuelo nuevamente.


    Uno, dos, tres, y hasta seis intentos fueron necesarios para que Morrighan al fin pudiese embocar la primer quaffle. Le había llevado un buen tiempo poder evaluar las estrategias de defensa de Roxanne, pero al final le pareció que comenzaba a entenderla. Todos tienen movimientos preferidos, puntos débiles y tendencias hacia cierto aro, eso era lo que la bruja tenía que descubrir para poder cumplir su prueba con éxito.


    Escuchaba vagamente las exclamaciones de la profesora cuando logró que una segunda quaffle se burlara de sus defensas y pasara a través del aro más alto. Quizás debería haberle prestado atención en caso de que le dijera algo importante, pero sólo podía concentrarse en la pelota y la prueba. Seguramente gracias a eso fuera que el segundo y hasta el tercer tanto hubieran sido más fáciles que el primero. Roxanne había dado una buena batalla y una gota gorda de sudor corría por la frente de Morrighan cuando ambas descendieron de sus escobas.


    - Bueno, eso estuvo difícil - tuvo que admitir una vez que ambas ya se preparaban para el siguiente paso. - ¿Y ahora?

  5. ¡Hoooooooola! Bueno, vine porque me dijeron que acá vendían pizzas baratas (?) Okno, obviamente vengo a inscribirme :3 Me gustó la idea del juego y Mia me obligó y creo que nunca lo he jugado ni siquiera mugglemente, así que me intriga ver qué onda. Suena genialoso, no puedo esperar para que empiece :D

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  6. ¡Hola! Vengo súper feliz porque pensé que los cartones eran sólo para los que jugaron y yo pude jugar una sola vez y encima salí segunda ¬¬ Pero ahora me entero que por haber votado me toca cartoncito ¿no? *O* Pau de mi corazón ¿hay cartoncito pa Morri? *-* Acá te dejo el link

     

    PD: No sé si a los MP también hay que dejar link, por las dudas intento poniendo este :3

  7. Desde allí abajo tenía una nueva perspectiva del duelo y, aunque es cierto que ese suelo en particular le generaba un poco de desagrado, estaba agarrándole cierto gustito al duelear sentada. Podía decirse que la escena era bastante inusual, pero Morrighan jamás se había destacado por su convencionalismo, así que a nadie habría sorprendido encontrarla en esa posición. Se sentía cómoda así y eso importaba más que lo que los fantasmas comentaban, de manera que continuó con su plan de ignorarlos a pesar de que a ellos les molestara un poco.

     

    No le tomó demasiado tiempo darse cuenta que su rival tenía talento. Había sido su compañera en algunas clases de la Academia pero no había tenido la oportunidad de tener un duelo, ni de relacionarse casi en absoluto con ella. A pesar de sus buenos movimientos y todos los esfuerzos, lo que Romina no sabía es que Morrighan era una estratega, y había tenido todo planeado desde el momento en que la había envenenado. Se había metido en un callejón sin salida. Si bien le gustaba la gente habilidosa y quizás, si luego del duelo salían bien paradas, le interesaría conocerla más, en ese momento lo único que realmente importaba era hacer el movimiento final.

     

    - Silencius - repitió fragmentos de segundo después de que su contrincante comenzara a lanzar su primer hechizo. Ya nada podría hacer con el rayo que venía en camino pero tampoco Romina tenía más opciones, ya que sus cuerdas vocales nuevamente se secaron, impidiendo que conjurara su segundo hechizo. Ambas sabían que necesitaba curarse urgentemente del envenenamiento pero ahora ya no podría, debido a que ningún sonido salía de su boca y su tiempo se había acabado.

     

    Pocos segundos duró la sonrisa triunfal en la cara de Morrighan hasta que el rayo que le habían lanzado finalmente impactó en ella. La sensación de que una babosa se deslizara por su garganta y a través de su boca era definitivamente lo más desagradable que le había pasado en su vida. No tardó un segundo más en pensar un "Finite Incantatem" que hizo que escupiera una última babosa. "Recordatorio: no permitir que un Babosas me impacte. Jamás." Pensó con asco mientras se agarraba la garganta, todavía resentida por aquellos animales que acababan de salir de su interior.

     

    Aquello le había quitado un poco de sabor a la victoria, pero aun restaba ver cómo el cuerpo de Romina hacía su último intento por mantenerse activo antes de que el veneno la consumiera por completo. Su propio envenenamiento había dolido bastante porque lo había dejado avanzar, así que no quería imaginarse lo que debía estar sufriendo ella. Poco le importaba ante el pensamiento de que pronto caería anunciando su victoria, pero esperaba nunca encontrarse en ese lugar.

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  8. ¡Hoooola! Me tomé mi tiempo pero al fin vine acá a hacer acto de presencia :D Chusmeé las respuestas de Arya, así que más o menos entendí qué es esto, creo xD En estos días trataré de pasarme por The Hunters para rolear. Tengo una duda (leí poquito xD) ¿este topic es organizativo de ese rol o de todo el area de roles dentro de almas? No sé bien pero ya que estoy aviso que si necesitan una mano con cualquier cosa me dicen y estoy a disposición :3

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  9. ¡Hoooola! Bueno pensé que había contestado acá pero veo que no xD Pa, obvio que acepto tu tutoría, ya estoy ansiosa de que empiece. Y la de perfil también, necesito pulir muchísimos aspectos todavía porque me es difícil a veces saber como actuaría Morrighan así que un tutor que me ayude sería lo más :D Espero haber llenado las líneas y bueno espero a que me avisen cuando empezamos :D

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  10. Sorprendida contempló su reflejo, "¿Qué me sucede últimamente? Tanto arreglarme para ocasiones especiales y van a comenzar a pensar que soy una impostora". Hablar consigo misma era algo que hacía muy a menudo, incluso podía llegar a tener largas discusiones, y sobre todo cuando algún evento importante se acercaba. "Bueno, está bien. Por esta vez me voy a poner un vestido pero después voy a terminar con esta tontería" se decía a si misma. Un vestido simple y unas zapatillas del mismo color que sus ojos la vestían "Y no pienso peinarme." fue su resolución final. Estaría bien vestida, pero no podía perder ese toque desarreglado que la caracterizaba.

    Las calabazas guiaron su camino desde la entrada hasta el salón entre parloteos. Algunas cotilleaban sobre su manera de vestir y como no lucía como una egresada, otras la halagaban y otras tantas se limitaban a felicitarla. Aunque a más de una le habría gustado propinarle una pequeña patadita, agradeció que le indicaran dónde debía ir. Nunca se había dedicado a estudiar el lugar en profundidad y seguramente se habría perdido de no tener guía. Llegó con bastante rapidez y observó el lugar, apreciando que el espíritu de Halloween todavía no se hubiera extinguido, era su festividad favorita.

     

    Podía ver muchas caras conocidas que habían llegado antes que ella y esperaba poder saludarlas luego de que la ceremonia terminara. Uno a uno nombraron a los graduados que se acercaron a tomar sus pergaminos. Con gran orgullo observó cómo la cinta que lo cerraba cambió de marfil a rojo brillante, indicando al bando al que le era fiel. Se preguntó si todos podrían verlo y atinó a observar los de los demás, pero la siguiente parte de la ceremonia comenzaba. Los nuevos prefectos de casa estaban siendo anunciados y aplaudió con entusiasmo al oír el nombre de su gran amigo Sherrinford. No lo había visto, pero seguramente estaría en la ceremonia y luego iría a saludarlo.

     

    - Felicitaciones, hermanita - dijo respondiendo al abrazo de Ley. - La Academia fue toda una aventura, pero ahora nos esperan unas mucho más grandes - una sonrisa de complicidad se dibujó en sus labios. No necesitaba mirar la cinta de su pergamino para saber que seguirían el mismo camino que su padre, quien ya se acercaba a felicitarlas primero que nadie - Qué bueno que estés acá -mencionó al tiempo que escuchaba las explicaciones sobre un regalo que les había traído a ambas. La descripción de aquel collar la fascinó - no podrías haberme dado un mejor regalo, gracias - le dio otro abrazo, esta vez con un poco más de fuerza, antes de abrir su mano y descubrir que la piedra gris se había transformado en una trisqueta, imitación exacta del collar de su hermana.

     

    Ya se había colgado el collar en el cuello cuando apareció Arya y tras saludar a toda la familia, llevó a Morrighan aparte. Tenía una misteriosa caja en la mano que portaba como si fuera un tesoro ¿que estaría tramando? Cuando se la entregaron, lo primero que hizo fue tratar de ver algo por uno de los agujeros, pero sintió como si algo le tocara el ojo y con sorpresa se alejó. Apoyó la caja en el suelo y comenzó a abrirla con delicadeza hasta encontrar dos ojos que la miraban expectantes. Se llevó una mano a la boca para contener un gritito de emoción y contempló al pequeño felino que emitía un maullido agudo. Sus ojos se cristalizaron y lo alzó llevándolo a su pecho para que ambos le agradecieran a Arya con un fuerte abrazo. - Me encanta, muchas gracias. Debo encontrarle un buen nombre.

     

    Su tía Memi se acercó unos minutos después con un paquete con el logo de la familia Targaryen en la mano - No te hubieras molestado... - comenzó a decir. Sabía que acababa de concluir una etapa importante pero con que se encontraran allí para Morrighan ya era más que suficiente. El gatito olisqueaba la bolsa curioso de ver qué contenía, así que ni bien reveló el anillo que contenía, se lo puso, antes de que el pequeño decidiera apropiárselo. - Muchísimas gracias, es hermoso. Ahora puedo tener todas mis cosas favoritas cerca siempre - Dijo refiriéndose a la familia Targaryen, a la Gryffindor, a los animales, y a sus antepasados celtas, mientras le daba un abrazo.

     

    Memi siguió su camino para felicitar a Ley y Morrighan con su gatito en brazos se dirigió hasta Cirse, que también estaba con mucha gente deseosa de felicitarla. - Perdón que interrumpa, pero debía venir a saludarte - le dijo con una sonrisa en la cara - Al final logramos graduarnos juntas como tanto planeábamos ¿eh? - una patita blanca se estiraba hasta la mano de su madrina y logró robar más de una sonrisa - Parece que él también quería saludarte. Felicitaciones.

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  11. Estaba en busca de nuevas estrategias y para eso debía desprenderse de las cosas que había hecho antes, aunque hubieran funcionado a la perfección. Su tobillo estaba hinchándose cada vez más, tanto que casi se lo podía escuchar gritando "¡Auxilio!". Era la primera vez que había dejado tanto tiempo que el veneno se esparciera por sus venas y sentía como si estuviera a punto de caer a causa de un tobillo que no podía mantener su peso. Sabía que estaba a un paso de la muerte y vio cómo Romina ahora también enfrentaría los mismos problemas luego de ser picada por la araña.

    - Morphos - dijo y con un movimiento de la varita logró que su zapato izquierdo se transformara en su mismísima salvación. Rápidamente metió el recién creado bezoar dentro de su boca y sintió cómo su sangre escocía al tiempo que cada gota de veneno iba siendo eliminada de su cuerpo. Pequeñas puntadas en la zona de la mordida le indicaban que pronto la hinchazón bajaría hasta volver a su estado normal.

     

    No fue a causa de su mal tobillo que Morrighan cayó de bruces al piso, sino por un lazo transparente que había salido de la varita de Romina y mantenía sus piernas pegadas. Se movió un poco tratando de liberarse, pero sabía que no sería tan sencillo, así que se acomodó un poco hasta quedar sentada y planeó continuar el duelo de esa manera. Sentada o parada no hacía una gran diferencia y, después de todo, era bien conocido que no tenía problemas en ensuciarse un poco.

     

    - Silencius - dijo ahora contra Romina. Ya conocían bien el hechizo, no era la primera vez que Morrighan lo utilizaba en el duelo, y probablemente no sería la última. De la garganta de su contrincante ahora no saldría ningún sonido y ¿quién podía culparla por repetirlo? Disfrutaba mucho el silencio.

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  12. SEXTA PLANTA - Llegando al primer día de trabajo.

    Con algo de nervios Morrighan terminaba de alistarse frente al espejo de su cuarto en la Mansión Gryffindor. Había llegado el gran día que tantos años había esperado: su primer día de trabajo en San Mungo. Ahora era ella quien tendría el poder de salvar vidas, y nadie moriría mientras pudiera hacer algo al respecto. Tendría que ser paciente y estudiar mucho antes de que pudieran confiarle el cuidado de alguien, pero se tenía confianza. Lo importante es que ya había comenzado a andar su camino, y no dejaría que la historia de su hermana se repitiera.

     

    Con nostalgia se puso el collar con forma de trisqueta celta que le pertenecía a la menor de los McKenna y ella se había quedado tras su muerte. No lo había usado jamás para evitar que se arruinara o perdiera, pero la memoria de Muirín tendría que acompañarla en un día como ese. Todo el camino que había transitado en Ottery había sido por ella, sabía que si pudiera verla estaría orgullosa. Alisó un poco la falda de su vestido negro, preguntándose si estaría suficientemente arreglada o si sería excesivo. Como nunca se había llevado bien con la moda se resignó y salió así como estaba.

     

    Fuerte y claro pronunció "San Mungo" mientras tiraba los polvos flu al suelo y con una llamarada verde aparecía en la sala de espera. Agarró uno de los bordes de la chimenea para ayudarse a salir "Eso fue... interesante" pensaba luego de haber probado un medio de transporte nuevo. Enseguida al lado de donde estaba vio a los ascensores. Ignoró a todos los que se encontraban en su camino, no necesitaba preguntar nada. Ya sabía a qué piso debía ir y no tenía interés en retrasarse.

     

    Cuando las puertas se abrieron pudo ver una gran cantidad de gente que estaba esperando. En su mayoría debían ser visitantes de los pacientes que estaban curándose, supuso. Echó un primer vistazo en el que no pudo reconocer a nadie. ¿Y ahora qué? ¿Tendría que ir a buscar a alguien? Quizás a Arya, quien ahora además de su mentora, era su jefa. El movimiento de la planta la hacía dudar, sería mejor no molestarla ¿y si estaba ocupada? No quería empezar su primer día con el pie izquierdo, así que decidió que esperaría allí hasta que alguien se desocupara.

     

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  13. ¡Hola, hola! Hace como dos días que puedo ver los topics de La Orden y ya estoy spammeando por todos lados xD Se van a hartar de ver mi nombre, recuerden lo que les digo (?) Bueno, en fin, paso a lo serio. Vengo a pedir tutorías, que ya hace bastante que estaba esperando poder tomarlas *O*

     

    Tutoría que se solicita: Todas :rolleyes:

    Nivel que se posee de dicha: Básico. (Por ahora, muajaja)

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  14. 1d10
    Un poco avergonzada luego de su inesperada partida en el medio del examen, Morrighan se acercó al Centro Regulador de Escobas con la esperanza de poder continuarlo. La idea de tener que pedir la ficha de nuevo, llevarla a firmar, entregarla y recién ahí poder comenzar desde cero con el examen resultaba tan agotadora que la invitaba a directamente no rendirlo. Sabía que su lado responsable no le dejaría tener esa cuenta pendiente así que realmente esperaba poder continuar con el que ya había empezado. Jugando con sus dedos ingresó al lugar donde sabía que debía rendir el examen con la esperanza de encontrar a la profesora.

    - ¿Roxanne? - dijo para llamar su atención - Lamento tener que haberme ido tan pronto. Hubo un problema en la familia y tuve que ir a verificar que todos estuvieran bien. - Hizo una pausa. No creía que fuera ni el momento ni el lugar para andar hablando de los terribles acontecimientos, mejor ir directamente a lo importante - ¿Todavía estoy a tiempo de continuar el examen?

    Miró a su hermana Luna que estaba rindiendo el examen. Pronto con algo de suerte las tres hermanas tendrías sus licencias y podrían jugar con tranquilidad ese partido de quidditch que estaban planeando en la Mansión. Probablemente no se necesitara la licencia para un juego casero, pero para no tener problemas Morrighan se abstendría de jugar hasta no tener el permiso explícito. Una vez más sus pensamientos volvían hacia el "espero poder continuar con el examen que dejé a medias". Le resultaba simpática la coincidencia: comenzaba su examen con una hermana y lo terminaba con la otra.
  15. Luego de agradecerle a Roxanne, quien le había tomado el examen de vuelo, tomó el pergamino que le daban, asintiendo. Ya sabía lo que debía hacer así que sin demorarse más corrió hasta la Mansión Gryffindor, donde sabía que encontraría rápidamente a algún responsable que quisiera firmar. Apenas pisó la entrada encontró a quien buscaba y sin siquiera saludar le entregó el pergamino. Una vez completo se despidió con un "Bueno, adiós" y partió tan rápido como había llegado, camino nuevamente al Departamento de Transportes.

     

    Cuando tuviera su examen de aparición aprobado, todos esos tramiteríos tardarían unos pocos minutos, pero de cualquier manera el tiempo que había tardado en ir y volver fue poco al parecer porque en el departamento todo seguía más o menos igual. Miró a la recepcionista, que de tanto haberla fastidiado ya se había aprendido su nombre, pero como recordaba que la ficha debía entregársela a quien se la había dado en primer lugar, no se acercó. Caminó directamente con el brazo extendido hacia Roxanne, que aún se encontraba ahí, entregándole el pergamino.

     

    - Acá traje mi ficha firmada - le dijo ansiosamente. - Ah, y hola de nuevo - Saludar era lo primero que olvidaba cuando tenía otras cosas en mente. Trataba de mantenerse en calma para no agobiar a la bruja, pero la emoción se escapaba por su garganta, impidiendo ocultarla del todo. - ¿Y ahora qué? - Como no quería parecer maleducada, le dedicó una sonrisa. Si tenía un poco de suerte, la directoria del departamento comprendería su situación y no se ofendería por sus atropellos.

     

     

     

    Consentimiento Informado:

    La aparición/desaparición es un conjuro avanzado que permite al que lo dice desaparecer de un sitio y reaparecer en otro instantáneamente. Para lograrlo se debe pasar por un entrenamiento exhaustivo y poseer un gran dominio de las 3 D's: Destino, Determinación y Deliberación.
    Cabe destacar que el aprobar el examen de aparición es vital dentro de la vida de todo mago, es por este motivo que es tan importante que los alumnos se preparen bien para que rindan un buen examen.
    Yo, Elvis Frasier Gryffindor, padre de Morrighan McKenna, he leído y comprendido el presente informativo.
    Firma del responsable
  16. ¡Hola! Ya llegué o/ Como seguramente ya se la veían venir, vengo a inscribirme primero a la bella brigada de Almas *O* Como no recuerdo las divisiones y todavía no exploré demasiado (no pude aguantarme, necesitaba postear :B) me inscribo a la brigada en general, igual todas las áreas me interesan creo :D Sé que ustedes me van a enseñar mucho y acosarme invitarme a redadas así que bueno, creo que no queda más que decir (?) *huye* :ninja:

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  17. ¡Hola! Me gustaría venir a pedir un cambio en mi firma. La hice de cero, ya era hora de que me modernizara un poco (?) Aprovecho el cambio para pedir mis dos conocimientos: Artes Oscuras y Primeros Auxilios. Ya los agregué a la ficha para ahorrarles trabajo, espero que esté bien. Muchas gracias a quien la actualice :3

     

     

    http://i.imgur.com/dVTBFV6.png

    http://i.imgur.com/uvPQp4n.jpg

    http://i.imgur.com/V2K6MrW.png

     

    Nombre del Personaje: Morrighan McKenna

    Sexo: Femenino

    Edad: 20


    Nacionalidad: Rumana

    Familia(s):

    Padre(s) Sanguíneo: Eveleen y Dragomir McKenna*

     

    Padre(s) Adoptivos: Elvis F. Gryffindor y Annick Poulain.

    Trabajo: San Mungo. Planta 6. Aprendiz.


    http://i.imgur.com/zthjWNo.png

     

    Rango Social: Unicornio de Bronce

    Bando: Orden del Fénix

    Rango dentro del Bando: Initié

    Nivel de Poder Mágico: 0

    Puntos de poder en objetos: 20

     

    Hechizos adicionales: Los pondrán los moderadores

     

    Puntos de poder en criaturas: Los asignarán los moderadores

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos: Los pondrán los moderadores

     

    Habilidades Mágicas: --

    Conocimientos Especiales:

     

    * Primeros Auxilios
    * Artes Oscuras


    http://i.imgur.com/qZnSfTL.png

     

    Raza: Humana.

     

    Aspecto Físico: Jóven de pelo largo, ondulado y negro. Ojos grandes de color celeste. Es de tez blanca y rasgos algo infantiles. Más bien menuda, mide aproximadamente 1,60. Lleva un tatuaje en la parte posterior de su cuello en forma de “V”, marca distintiva de Angra Mainyu*, siempre oculto por su pelo. Suele vestirse de manera informal: un vestido negro con bolsillos donde guarda la varita o una remera negra y un short, siempre acompañado de zapatillas, son su elección más habitual.

    Cualidades Psicológicas: Intenta mantenerse alejada de los problemas, aunque eso implique muchas veces ignorar los pedidos de ayuda. Hacer amigos no es algo que le interese pero a palabras amables responderá con amabilidad y eso muchas veces la lleva a desarrollar cierto afecto por las personas que frecuenta. Puede describirse como una persona reservada pero tranquila, aunque en situaciones puede volverse feroz y despiadada. Esta amante de la naturaleza podría matar y morir por las personas que ama.

    Historia:

    Eveleen* y Dragomir McKenna* vivían en un pueblito cerca de Cluj-Napoca, Transilvania. Eran una familia convencional, nunca hacían nada inesperado o fuera de lugar. Nadie habría sospechado que en realidad eran magos. Hacía muchos años que vivían allí cuando nació la pequeña Morrighan, su primera hija. Cuatro años más tarde nació su hermana, Muirín*, quien se volvió su persona favorita desde el primer minuto.

    Con ella Morrighan aprendió todo lo que los libros que sus padres les hacían estudiar no enseñaban. Ellos eran magos muy reconocidos, siempre preocupados por su imagen y por lograr la excelencia en todos los aspectos. Morrighan había heredado mucho de esos valores, a diferencia de su hermana, quien poco a poco fue contagiándola.

    La conexión de Muirín con la naturaleza era innata. Desde muy chica había comprendido sus misterios y tenía gran facilidad para hacer amigos de cualquier especie. Ella fue la encargada de transmitirle todo su conocimiento a su hermana mayor. Juntas pasaban la mayor parte del día jugando en el bosque: trepando, nadando o explorando nuevos lugares, desconocidos o inalcanzables para otros humanos. Todo esto cuando no estaban con sus padres aprendiendo lo necesario para ser un mago destacado, claro. Morrighan, a medida que pasaban los años lograba conectar lo que le enseñaban sus padres con lo que aprendía de su hermanita con mayor rapidez, logrando resultados cada vez más asombrosos.

    Años de tranquilidad pasaron cuando, luego de su décimo cumpleaños, Muirín fue llevada de emergencia a un hospital donde le diagnosticaron una enfermedad que no tenía cura. Ese fue el día en que su familia empezó a desmoronarse. Desesperados sus padres fueron de hospital en hospital tratando de encontrar algún modo de curarla, y pasaban cada vez menos tiempo en la casa. La distancia tanto entre ellos como con la hija mayor, crecía diariamente. Luego de dos años, de los cuales Muirín había pasado buena parte en cama, tuvo una grave caída para luego mostrar una milagrosa recuperación.

    La esperanza de haber encontrado una cura definitiva creo en la familia McKenna una felicidad que duró sólo tres días. Esa tarde los padres habían salido a hacer unas compras y las niñas se encontraban en el living cuando de repente Muirín se agarró el pecho y cayó al piso. Con horror Morrighan corrió hasta ella pero al verle la cara se dio cuenta: ambas sabían que todo había terminado.

    -No te asustes, todo está bien – Susurró Muirín
    -No, no, por favor no me dejes – Le contestó su hermana
    -Nunca te voy a dejar. En la cara de cada animal y en la hoja de cada árbol voy a estar, en cada roca y cada gota de agua. – No parecía algo que una niña de 10 años pudiera improvisar en un momento de tensión. Esa frase había sido planeada y ensayada durante mucho tiempo, era evidente que había sido la elegida para que Morrighan llevara en su recuerdo siempre – Te amo. – Concluyó, y con esas palabras se fue su último aliento.
    Morrighan la abrazó fuerte y luego se sentó a su lado, incrédula, hasta que sus padres llegaron.

    -¡¿QUÉ HICISTE?! – Le gritó Eveleen.

    Su padre se quedó en la puerta de entrada, mirando la escena sin poder emitir palabra, con la mirada perdida.

    -¡No fue mi culpa! ¡Yo no le hice nada! ¡Lo juro! – Respondió Morrighan desesperada.

    -¡Ya se estaba curando! Cuando nos fuimos estaba perfecta y cuando regresamos está muerta. ¡¿Cómo puedo creer que no tuviste nada que ver?! ¿Eh? – La ira de Morrighan crecía junto con la de su madre, ¿cómo podía culparla de algo así? ¿Acaso estaba tan ciega? – Siempre le tuviste envidia. Era mucho más poderosa que vos y cuando viste que se empezaba a recuperar no te dejó opción. Claro.

    Unos momentos de silencio pasaban mientras la jóven trataba de encontrar una explicación a la situación o una posible respuesta. ¿Qué hacer para que su madre entrara en razón? ¿Realmente había algo que pudiera revertir un odio tan alimentado?
    -Andate. No quiero volver a verte. – Dijo su madre luego de unos segundos de silencio, y se tiró sobre el cuerpo inerte.
    Morrighan miró a su padre en busca de ayuda pero él se limitó a mirarla con expresión de desaprobación y fue junto a Eveleen.

    No había nada más para decir ni hacer. Sus padres no eran ese tipo de gente que desdijera las cosas, eran demasiado orgullosos. Morrighan subió corriendo a su cuarto, agarró la mochila y se fue de su casa para no volver. Esa noche y las siguientes encontró refugio en una cueva que habían encontrado con su hermana en el bosque y habían nombrado “El Cuartel MuMo” por las dos primeras letras de sus nombres. Estaba acondicionado y decorado por ellas, de manera que tenía lo que necesitaba, pero aún necesitaba comer. Los primeros días les robó a sus padres mientras no estaban, pero luego pusieron un hechizo protector y debió encontrar nuevas víctimas en la ciudad más cercana.

    Después de aproximadamente una semana de tener que vivir como un animal salvaje, cuando intentó robarle a un turista, este la descubrió. Para sorpresa de Morrighan, él encontró la situación un tanto divertida y la invitó a comer. Luego de ella contarle brevemente su historia, el hombre se mostró conmovido y le habló sobre un grupo que la ayudaría a expandir sus conocimientos y le serviría de apoyo. Sin dudar, Morrighan accedió a acompañarlo.

    Pasó casi tres años viajando de un lugar a otro con este grupo, llamado Angra Mainyu (A.M.), que se caracterizaba por marcar a sus integrantes con un tatuaje en la nuca. En él había aprendido artes oscuras y, dejándose llevar por la tormenta de su interior, había cometido atrocidades de las que poco tiempo después se arrepentiría. Ellos le enseñaron a manejar sus sentimientos: cuándo debía estar en calma y cuándo debía desatar toda su ira. Las palabras de su hermana resonaban constantemente en su cabeza como un eco hasta que un día decidió que había perdido el rumbo. Cuando la luz de Muirín dejó de guiarla, se perdió en la oscuridad, pero era momento de reencontrar su camino hacia la luz.

     

    Ese día, con el poco dinero que tenía fue a la estación de tren más cercana, entregó todo el dinero muggle que tenía y pidió un pasaje a Ottery St. Catchpole. Ahora que ya no contaba con el apoyo de A.M. necesitaba encontrar a alguien que la ayudara y si algo le había quedado bien grabado de su madre, era la frase que siempre repetía: "Si alguna vez algo nos pasa a mi o a tu padre, busca a mi hermana Alessandra, ella te cuidará.".

     

    Fue un largo proceso el de encontrar a su tía perdida, pero en el camino tuvo la suerte de toparse con la maravillosa familia Gryffindor y su patriarca, Elvis, quien se había encargado de integrarla mientras ella se ocupaba de cumplir su misión en Ottery. Luego de varios meses se reencontró con Alessandra y se hicieron muy cercanas. Es el día de hoy que Morrighan todavía vive en la mansión perteneciente a quien ahora considera su padre.

     

    http://i.imgur.com/ImZUMr4.png

     

    Objeto Mágico Legendario: --

    Objetos Mágicos:

    Objeto 1: Varita
    Clasificación: AA
    Puntos de poder: 20

    Mascotas y Criaturas: --

    Criaturas en la Reserva: --

    Elfos: --


    http://i.imgur.com/nixWz7T.png

    Licencia de Aparición: --

    Licencia de Vuelo de Escoba: --

    Registro de XXX: --


    http://i.imgur.com/Y0gF9D8.png

     

    Otros datos:

     

    * Ahijada de Cirse en la familia Atkins.

    * Ahijada de Vrael Myrddin y Mei Black Delacour en el bando.

    * Arya T. Macnair es su mentora.

    Cronología de cargos: --

    Premios y reconocimientos: --

    http://i.imgur.com/dTxnTkk.png

    Link al Perfil de Comprador MM: --

    Link a Bóveda Personal: Bóveda 104620

    Link a Bóveda Trastera: --

    Link a Bóveda de Negocio: Bóveda Moco de Troll

    Link a Bóveda Familiar 1: Boveda Nº 104490 - Gryffindor

    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda N° 103883 - Targayen

     

     

     

  18. La sonrisa que Lisa le había dedicado, aunque probablemente fuera para darle seguridad, sólo había logrado revelarle una realidad desagradable. Con el tiempo, a pesar de no haber sido mucho, Morrighan se iba volviendo cada vez más predecible. Cualquiera que hubiera luchado algunas veces con ella sabría más o menos qué movimientos haría a continuación. Puede que fueran correctos y funcionaran a la perfección, pero ya comenzaban a aburrirle. Debía encontrar nuevas estrategias en pos de mejorar como duelista. Pensó qué podría hacer mientras veía cómo su creación se desvanecía luego de un movimiento de varita. ¿Valdría la pena? ¿Realmente existiría algo que pudiera sorprender a esa duelista experimentada? Lisa seguramente ya lo había visto todo, tanto lo bueno como lo malo.

     

    - Morphos - dijo apuntando a una mesa maciza que se encontraba tras su profesora. El objeto mutó hasta convertirse en un lobo adulto del color del polvo que cubría casi todo lo que se encontraba en la habitación, incluyéndolas a ellas. Con la poca iluminación apenas se lo podía distinguir del fondo, pero su profunda respiración delataba su presencia. El animal con largos pasos acortó la distancia que los separaba con sus fauces abiertas y pegó un gran salto directamente al cuello de la bruja.

     

    El gran león que había creado su contrincante tenía un porte envidiable, pero no era por envidia que Morrighan decidió decir - Oppugno - y hacerse con la fidelidad del felino, sino porque en la poca experiencia que tenía, los animales habían sido los mejores amigos de la bruja hasta para los duelos. Probablemente no fuera lo más innovador de todo, era el camino conocido, pero no podía permitirse que una bestia así estuviera en el equipo contrario. Con la misma orden que había tenido el lobo, el león se abalanzó sobre Lisa con garras y dientes para desgarrar la carne y quizás quebrar algunas cervicales.

     

    Esperaba no romperle el corazón a su maestra arrebatándole eso que tanto admiraba. Podía verse en su cara la adoración que había desarrollado en tan poco tiempo por la criatura, pero ahora debía hacer algo al respecto si no quería perecer en el intento. Morrighan admiró el espectáculo, preguntándose cómo haría aquella bruja para liberarse de ambos animales con un tiempo tan limitado. En parte esperaba que sacara un as de su manga y con un ágil movimiento de varita se librara de los ataques, para que así ella pudiera adquirir una nueva estrategia, y por otra realmente deseaba haberla acorralado y que no encontrara la forma de salir de la situación.

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  19. Con los ojos bien abiertos acercó su mano hasta posarla entre las manos de Sira que delicadamente vertió el líquido verde en su muñeca. Los tatuajes eran un arte y, aunque la lágrima de dragón supiera cómo hacer su trabajo a la perfección, debía hacerse con precisión y cuidado si se quería lograr un resultado óptimo. Como si fuera una muggle sin conocimiento alguno de la magia, al escuchar que la jefa le decía "Notaras como la fuerza del dragón recorre tu cuerpo" pensó que serían simples exageraciones o metáforas para sentir el orgullo de la pertenencia. Sólo unas fracciones de segundo tardó en darse cuenta lo equivocada que estaba.

     

    Aquella pequeña gota empezaba a fluir por su torrente sanguíneo, quemándolo todo como si fuera fuego líquido. Su sangre estaba incendiada y sentía a cada una de sus venas, por más insignificantes que parecieran, sucumbir ante el poder de la magia. No sólo lo sentía, también veía cómo destellos verdosos se veían a través de su nívea piel a medida que el líquido se esparcía por cada milímetro de su ser. Inspiró una gran bocanada de aire con la ilusión de poder apagar un poco la sensación de que su cuerpo se encontraba consumido por las llamas, aunque sabía que no había nada que pudiera hacer para detenerlo.

     

    Cuando la sensación se empezó a apaciguar un poco, Morrighan se sentía como si fuera capaz de hasta lo imposible. Al instante supo que ese fuego interior que acababa de encenderse había llegado para quedarse y jamás se extinguiría completamente. La fuerza del dragón la llevaba en la sangre ahora. La criatura había presenciado toda la situación con mirada escrutadora, probablemente evaluando si el valor de la bruja era digno de aquel honor, pero ahora que la imagen verdosa había terminado de formarse en su muñeca y volvió a mirarlo, notó que el semblante del dragón había cambiado por completo. Los ojos rojos la miraban atravesándola con su tranquilidad. La joven se sorprendió como la primera vez al experimentar la expresividad que podían tener los animales aunque no pronunciaran palabra. Casi pudo oír su voz ronca y profunda decirle "Bienvenida".

     

    Bastante emocionada por la experiencia vivida le agradeció a Sira y se alejó de ella, volviendo a la fila. Era hora de que el próximo estudiante viviera su propia experiencia. Se preguntó si todos sentirían lo mismo y si alguien sería rechazado por el creador de aquella lágrima. ¿Sólo sería ella quien tenía la sensación de que se había transformado en una especie de superheroína? Se acercó a su tía y le dirigió una sonrisa de esas que hacen los nenes pequeños cuando creen que han logrado una proeza, aunque realmente no fuera mérito suyo. Ahora sí estaba lista, su graduación estaba a sólo un paso, y no tenía más cuentas pendientes.

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  20. "Incluso una brisa podría tirarla en esa posición" No pudo evitar que una sonrisa de maldad se dibujara en su rostro considerando las posibilidades que tenía ahora. Dos de las cuerdas que la bruja había enviado habían sido inevitables para su contrincante que había quedado atada de manos y pies. Aún se mantenía en pie, casi por milagro, pero quería ver cómo se las arreglaría cuando tuviera que hacer el más mínimo movimiento. Secretamente deseó que uno de los fantasmas intentara pegarle un buen susto y al tratar de retroceder la bruja cayera sentada al piso.

     

    - Morphos - dijo apuntando al zapato derecho de su contrincante, que inmediatamente se convirtió en una araña marrón oscura con varios pares de ojos y largas patas. No era muy grande a comparación de algunos de sus familiares, pero su veneno era mortífero. Con un rápido movimiento la araña inyectó una buena dosis en el pie desnudo de la bruja que comenzó a tornarse ligeramente violáceo.

     

    - Expelliarmus - un rayo celeste salió de su varita directamente hacia la varita de Romina. Cuando impactara, el arma mágica volaría a unos cinco metros de su dueña, dejándola imposibilitada de hacer magia. En su opinión el expelliarmus era tan temible como un mismísimo sectusempra. Ella preferiría mil veces morir desangrada antes que tener que imaginarse toda una vida sin poder conjurar hechizos. Por suerte había algunos magos que no lo consideraban así y Morrighan esperaba que su contrincante fuera una de ellas en caso de que no decidiera parar el rayo.

     

    Con una expresión de dolor, la morocha le pegó una buena patada a la serpiente que acababa de morderla, provocando que quedara inconsciente y bien lejos de ella. Así se aseguraría de que no volviera a hacer de las suyas. Sentía unas fuertes puntadas donde el veneno había sido inyectado, pero no había de qué preocuparse, todavía estaba a tiempo de curarse satisfactoriamente.

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  21. Rápidamente y con algo de sobresalto Morrighan gritó - ¡Protego! - cuando vio el rayo escarlata salir de la varita de su padre hacia ella. El escudo mágico se formó frente a ella absorviendo el sectusempra que pronto haría estragos en su cuerpo de no haber sido defendido. Con un movimiento de la mano se secó el sudor de la frente. Su padre sí que estaba aumentando la intensidad de los hechizos, mejor sería que estuviera lista. Al principio comenzó tratando de desarmarla o tirándole flores y en sus últimos movimientos una sola distracción provocaría que el cuerpo de Morrighan quedara totalmente descuartizado.

     

    Antes de que pudiera volver a atacarla dijo - Morphos - apuntando al zapato izquierdo de Elvis que rápidamente se transformó en una pequeña araña. Sin dar tiempo a reaccionar inyectó su veneno letal en el pie desnudo del auror.

  22. Estaba agotada pero debía apurarse si quería sacar un poco de provecho. Si había algo que la caracterizaba era el pensar demasiado antes de actuar y eso a veces le servía para hacer las cosas más eficientemente, pero ahora había llegado el turno de actuar. Apenas había podido liberarse de los ataques de los tres magos cuando veía que su padre ya estaba invocando un hipogrifo para atacar a Lune y a ella. Lo miró con admiración deseando poder hacer algo así mientras dijo:

     

    - Sectusempra - el rayo escarlata salió tan rápidamente que casi era imposible seguirle el rastro. En seguida impactó en el animal que había invocado Elvis, evitando que lastimada a su hermana y luego a Morrighan misma. Unos cortes profundos aparecieron en todo su cuerpo y luego de unos instantes ya no había rastros del animal, había quedado en el recuerdo.

     

    - Sectusempra - repitió ahora apuntando al animal invocado por Lestat. El billiwing sufriría la misma suerte que el hipogrifo y luego de unos segundos desaparecería sin dejar ningún rastro de veneno ni en ella ni en su compañera.

  23. Con el pasar de los minutos el humor de Morrighan iba empeorando. Si estuvieran dentro de una caricatura seguramente su cabeza estaría echando humito. El equipo contrario eran mayoría, y todos eran magos experimentados, no había manera de que ella tuviera una oportunidad. "Vamos, vamos, hay que pensar positivo" trataba de convencerse, aunque la grieta entre sus cejas fuera imposible de apaciguar. Muchos ataques se acercaban directamente a Morrighan y a causa de Lisa el veneno de la viya todavía corría en sus venas.

     

    - Morphos - dijo, repitiendo la acción y comiendo el bezoar en el cual se había transformado su zapatilla izquierda. Ahora sí estaba completamente curada y no tendría más veneno de viya del que preocuparse. - Lástima, campeón, llegaste tarde. - Dijo dirigiéndose a Lestat al ver cómo apuntaba a su zapatilla izquierda tratando de hacer un morphos inútilmente, ya que esa zapatilla era la que había transformado en bezoar.

     

    Recién en ese momento se percató de que su padre había llegado y ni se había preocupado en ponerse una máscara de luz. Se veía su habitual calma en cada fibra de su ser, pero no por eso se quedaría sentado. Ni bien el rayo salió de la varita del auror, el lobo que había jurado protegerme corrió a interceptarlo. "¿Qué podría hacerle un expelliarmus a un lobo sin varita?". Con la misma carrera y a una velocidad nunca antes vista el animal que tenía casi el mismo tamaño que Morrighan se interpuso ante las cuerdas que le había enviado Lisa. Entre las tres amarraron al animal por completo, pero había dejado a Morrighan ilesa. "Nada más fiel que un animal" dijo mirándolo con lástima mientras se combatía para liberarse.

     

    Con los ojos en blanco luego de escuchar el segundo ataque de su padre dijo - Desmaius - apuntándolo. Sabía que de su varita sólo saldrían flores, así que mejor deshacerse de eso pronto. Es más, si tenía un poco de suerte quizás a su padre le llegaran algunas para hacerse un ramo.

  24. Entornando los ojos visualizó a sus contrincantes, pero no tardó demasiado en saber en quién se focalizaría. Una bruja vestida casi de la misma forma que Morrighan pero con el color opuesto. El negro y el blanco, la confrontación, los opuestos. Parecía que el destino mismo estuviera llamándola así que no hizo caso omiso.

     

    - Oppugno - dijo apuntando al lobo oscuro como la noche que había invocado Lisa, y se dirigía hacia ella. El animal se detuvo en seco tres metros antes de realizar un espectacular salto que la llevaría a una muerte certera y aguardó por más órdenes. "Protegeme" fue la única palabra que necesitó para que el inteligente lobo se posicionara a 4 metros de ella, a la espera de cumplir con su objetivo.

     

    - Morphos - dijo apuntando a su zapatilla izquierda. Cada vez que se encontraba en situación de batalla se preguntaba si no sería mejor ir descalza, el contacto con la tierra era algo apreciable, pero en momentos como ese es que reafirmaba que prefería ir calzada. En seguida donde se encontraba su zapatilla había un bezoar que en pocos segundos se encontraba dentro de su boca y disolviendo todo el veneno que pudiera encontrarse en su sangre.

     

     

    No era el mejor día. Nada extraordinario había pasado, era de esos días en que uno sencillamente se levanta con el pie izquierdo y para desgracia de la jóven, Morrighan ya había encontrado dónde descargarse. Siempre apreciaba una ocasión para entrenar sus habilidades, pero hoy lo que más quería era dormir una buena siesta. Con bastante enojo pisó a la viya que se había atrevido a picarla y de un pisotón la regresó a su estado original: su vestido. Con un movimiento rápido se lo volvió a colocar. Podría ser imprudente, pero no iba a permitirse andar desnuda como mortífaga.

  25. - Avis - dijo al tiempo que 12 cuervos negros con destellos azulados salían de su varita y la rodeaban, jurando protegerla de cualquier hechizo que le enviaran. - Morphos - dijo ahora apuntando a un gran banco que se encontraba cerca. El objeto mutó hasta convertirse en un lobo adulto de proporciones descomunales y color grisáceo. Al igual que sus compañeras emplumadas por ahora sólo tenía la orden de protegerla.

     

    Con varita en mano y sus animales guardianes Morrighan ingresó al lugar, donde ya varias personas se encontraban. Inspeccionó todo a su alrededor, en busca de algo que pudiera serle de utilidad, había muchos objetos como sillas, mesas, floreros y grandes cosas que debería tener en mente para su próxima jugada. Tomó las precauciones necesarias como si tuviera su manual en mano. A 10 metros de los demás magos y brujas y a 5 de cualquier objeto que pudieran mutar y usar en su contra. "¿Me olvido de algo?"

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