Morrighan McKenna

El único rastro que quedaba de la mordida del oso era un agujero en su remera y la sangre que había decorado la tela con tintes rojizos luego de que Morrighan hubiera pensado un Episkey. Con eso ya podía decirse que estaba en perfectas condiciones de continuar el duelo, si no hubiera sido que mientras ella se ocupaba de curar esa herida, un rayo llegaba hasta ella, impactándole de lleno. Ya no tenía un oso ni nada que pudiera protegerla del ataque de su padre. Al instante comenzó a sentir cómo su estómago se revolvía, desesperado por expulsar aquello que tanto le molestaba.

Una tras otra las incontables babosas que escalaban por su garganta terminaban en el piso luego de que la bruja las escupiera. Una pizca de orgullo de ella misma le recorrió el cuerpo, no totalmente opacado por el asco que le daban aquellas criaturas provenientes de su interior. Si se hubiese dejado llevar por el instinto y curado la mordida primero, en ese momento tendría grandes problemas y probablemente el veneno ya habría formado parte de cada célula de su cuerpo. Sin embargo se había tomado un minuto para pensar, y a pesar de que los insectos le impidieran hablar, había logrado curarse del ataque anterior y eso le dejaba vía libre nuevamente para actuar a gusto.

Le dedicó una sonrisa a Elvis ante el comentario y asintió. Su padre lógicamente no esperaría una respuesta después de haberla silenciado pero ella estaba de acuerdo con su opinión. Los hechizos iban y venían de un lado a otro logrando sus objetivos o destruyendo cosas a su paso. Dentro de todo podía considerarse que iban parejos, por lo cual sospechaba que pronto la generosidad de su padre terminaría y los hechizos comenzarían a ser más engañosos o mortíferos. Aunque podía considerarse que los ataques de ambas partes eran suaves, al menos ella no se estaba aburriendo, ya que en todo momento había tenido que estar atenta y, a juzgar por el comentario de su padre, ella tampoco lo estaba haciendo mal.

- Crece-uñas - cualquiera que hubiese mantenido un duelo con ella sabría cuánto le gustaba ese hechizo, pues era uno de los que nunca le faltaba. No le había hecho falta decirlo en voz alta para que se dibujara una sombra violácea tras el hechizo que viajaba en dirección al auror. Cuando le impactara sus uñas comenzarían a crecer de manera grotesca, haciendo que inmediatamente perdiera la puntería y si no hacía algo al respecto, al ratito sus dedos ya no podrían cerrarse alrededor de la varita y ésta caería lejos de su dueño. Guardar silencio era algo que se le daba bastante bien en cualquier ámbito, por lo que enmudecerla no era la mejor estrategia. Realmente, no marcaba demasiada diferencia.

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Bueeeeenas *-* Me alegro de verte por acá de nuevo, @@Seba Granger, sí que te extrañamos, espero que te recuperes pronto. Gracias @@Lisa Weasley Delacour por avisarle y también me alegró mucho que se lo tomara bien y volviera a hacer los roles. @@Bodrik no te preocupes, siempre pasa. De hecho yo también lo había olvidado, tuve que ir a preguntar antes de postear el reporte xD

Según lo que nos dijo Anna, se reiniciaron todas las curaciones y a todos los que estaban en San Mungo se los considera curados, así que pongo el reporte en cero. Saludos o/

Con bastante tiempo de anticipación se había despedido de su habitación para dirigirse a Grimmauld Place y sin embargo, ya era la hora de llegada y seguía dando vueltas. Solía necesitar un tiempo a solas para poder pensar con claridad. Miles de preguntas y excusas surgían en su mente y se arremolinaban nublando su sentido común. Disfrutaba viendo y sintiendo la nieve caer sobre su piel mientras caminaba lentamente. No sabía si era sólo el clima lo que le gustaba o si era tener una excusa para seguir parada allí en vez de dar los últimos pasos y cruzar la puerta. Luego de meditarlo había tomado la decisión de ir a la clase y no se acobardaría, por algo había llegado hasta ahí, sólo faltaba un útimo empujón.

Que era una tutoría no más, eso se repetía. Confiaba en que todo saldría bien, pero todavía tenía el sabor amargo de la única clase de perfil a la que había asistido: la de la Academia. En realidad, no había sido la gran cosa, pero haber dejado su mente al desnudo frente a todos sus compañeros era mucho más de lo que ella podía tolerar, sumándole el hecho de que había tenido que revivir sus peores momentos y enfrentarlos. Las personas a las que estaba dispuesta a mostrarle realmente lo que pasaba dentro de su cabeza podía contarlas con los dedos de una mano, e igual le sobrarían dedos. Con suerte la mayoría habría olvidado lo que vió, si es que no habían estado demasiado preocupados con sus propios recuerdos, pero ella jamás olvidaría la sensación de sentirse expuesta y vulnerable frente a todos. No estaba dispuesta a revivir nada de eso de nuevo.

Recién en ese momento se dió cuenta de que ya no había nada que la atara, no necesitaba de esa tutoría más que para crecimiento personal ¿De qué se preocupaba? Ya había concluído sus estudios, entrado a un bando y tenía trabajo. Si no quería hacer la tarea, diría que no y listo, al diablo al que no le guste. Ni siquiera en San Mungo, que consideraba su mayor responsabilidad, hacía cosas que no quería hacer; ni aunque le costara su puesto. Con lo que tenía ahorrado no volvería a necesitar ayuda tan urgente de nuevo, ya no tenía que preocuparse por ser una carga para su familia. Quizás no sería tan fácil negarse siendo su padre el profesor y lo sabía, ya que siempre lograba sacar una parte de ella que nadie más podía, pero sospechaba que esa sería una de sus mayores dificultades.

Dobló a la esquina y a tan sólo una cuadra pudo ver el bloque de edificios perfectamente ordinarios que escondían el lugar de reunión. A medida que se acercaba más se cuestionaba el pensamiento de los primeros propietarios. Siempre pensando en la pureza de sangre y en ostentar la calidad de la familia, le extrañaba que no fuera una vistosa mansión que dejara a todos saber quiénes eran ellos. Seguramente hubieran tenido mejores motivos para elegir ese lugar, motivos que ella desconocía o no se preocupaba lo suficiente por recordar. Lo que sí recordaba era la legendaria entrada pero no se detuvo a pensar en ella. No sería un problema, sus días de magia oscuras se habían terminado y no tenía dudas de su fidelidad en ese momento.

Se había cruzado ya con varias personas en el corto lapso de estadía, algunas conocidas y otras no, pero no se había detenido a observar a ninguna. Socializar no estaba entre sus planes y ya llevaba suficiente retraso como para detenerse en cosas que no fueran específicamente la tutoría. Como le había ocurrido en cada clase de la Academia, al llegar se encontró con varias personas ya reunidas, ¿otra vez habría llegado última? Hizo un paneo general de la habitación hasta posar sus ojos en Elvis y dedicarle una sonrisa. Tras eso, se sentó en una silla, dispuesta a aguardar las próximas instrucciones.

¡Hola! Me pasaba a agradecerte las respuestas, me aclararon MUCHO. Como anduve de vaga no tengo más preguntas, salvo una sola que no terminé de entender de las que contestaste. En la pregunta 4, la del avis, vos dijiste que se los considera seres vivos, pero yo había basado mi pregunta en la definición de otro hechizo:

- Evanesco (efecto): Hechizo capaz de hacer desaparecer objetos no más grandes que una mesa. No puede usarse en seres vivos, ni en Morphos (la única excepción es el avis, que al ser seres de magia no se consideran tal cual como seres vivos.) Elimina flechas, medias lunas y cuerdas, siempre que vengan juntas ya impactadas solo desaparecería una (en el caso de que dos de ellas estén próximas entre sí, desaparecerían las dos)

 

Entonces ¿son seres vivos o no? Y si no, entonces repito mi pregunta anterior xD "4. ¿Se puede morphear un avis y convertirlo, por ejemplo, en una araña? En caso de que el avis estuviera dando vueltas sobre el contrincante la araña caería sobre su cabeza pudiendo envenenarlo al instante ¿no?"

Gracias de nuevo y espero las siguientes tareas, que esto me tiene emocionada *O*

"¿En qué rayos estabas pensando?" Tan dura como pretendía ser con los demás era con ella misma cuando de duelos se trataba. ¿Acaso se estaba autoboicoteando inconscientemente? Sabía la importancia que tenía hacerlo bien y tenía siempre presente lo importante que era para ella hacer sentir orgulloso a su padre, y sin embargo, a unos minutos de comenzado el duelo ya había cometido el primer gran error. Sospechaba de que Elvis, a pesar del acuerdo que habían hecho, era un poco más suave de lo que podía ser y sólo por eso es que ella aún seguía viva, aunque ya corría con desventaja. En una situación normal lo más probable era que Morrighan ya hubiera muerto "Y bien merecido me lo tendría".

Todavía no muy segura de encontrarse sana nuevamente vió cómo el oso y su padre se disponían a darle una nueva ronda de ataques. - Petrificus Totalus - dijo, aunque ya había sido tarde para parar los primeros golpes. El oso, quien se disponía a hacerse a un lado luego de arrancarle un pedazo de hombro, había quedado petrificado frente a Morrighan. La trayectoria del rayo había sido tan corta que el efecto fue casi inmediato, dándole tiempo de aplastar contra su vientre a la araña que acababa de envenenarla y cubriendo a la bruja casi por completo.

Concentrada en el dolor de su hombro y el veneno que rápidamente estaba haciéndole efecto no fue hasta que escuchó cómo el rayo verdoso impactaba en la estatua del oso que se dió cuenta de que su padre seguía atento al duelo y aprovechando cada segundo de su distracción, tal y como hubiera hecho ella. Para conservar su honor siempre alegaría que todo había estado planeado, pero en confidencia con ella misma sabía que no había sido más que una mera coincidencia la que le había salvado de un destino fatal en esa ocasión. Se dió unas palmadas en la cara antes de continuar, en un intento desesperado de recuperar la lucidez perdida. ¿Qué le pasaba? ¿Acaso había perdido la habilidad para los duelos? Trató de hacer a un lado los pensamientos que la mantenían enfocada en otras cosas.

Tenía el paso libre, podía atacarlo ahora si lo deseaba, pero hacerlo implicaría negar que tenía algunos asuntos urgentes que tratar antes de poder continuar. Todavía le quedaban fuerzas, pero pronto irían consumiéndose, una mordida así y un envenenamiento no eran poca cosa. Debía deshacerse de uno lo más rápido posible ¿pero de cuál? No tardó más de un segundo en resolverlo - Morphos - dijo con su mano ya colocada sobre el zapato que acababa de convertirse y tirando el bezoar dentro de su boca antes de que algo pudiera impedírselo. La mordida dolía más, sí, pero si a Elvis se le ocurría silenciarla de nuevo, con el veneno no habría tenido escapatoria. Quizás después de todo todavía tenía una oportunidad.

A cada paso que daban el ruido decrecía, indicando que se acercaban cada vez más a una zona despoblada. Todavía se encontraban cerca de los demás, a sólo una escalera de distancia, pero ya se sentía aliviada de dejarlos atrás. Mientras terminaba de subir los últimos escalones escuchaba con atención lo que le decía su padre. No se había dado cuenta hasta el momento pero con su preocupación no estaba haciendo más que preocuparlo también a él, y por algo que no merecía la pena de ninguno de los dos. Aún delante de él se esforzó por cambiar su expresión, aprovechando que no podía verla. Había decidido omitir sus comentarios sobre el negocio y no hacer más menciones al respecto.

Después de todo, y por mucho que quisiera evitar el tema, no sabía cuánto de su malestar se debía al desorden y cuánto era realmente por el comentario de su tía. Hacía ya un rato que había pasado y no había sido más que un intento desesperado por recuperar la botella de ron, pero bastaba un segundo para darse cuenta que en ese momento fue que su humor cambió. Por mucho que odiara admitirlo, ciertas palabras todavía tenían una rápida reacción en ella y aunque tratara de ocultarlo, siempre por algún lado se filtraba. Su padre, quien por cosas más importantes que la sangre se había ganado ese título, seguía hablando a pesar de su silencio.

- ¿Duendecillos? Eso no es nada comparado con Sirius y James, los gemelos fantasmas. Todavía no encontramos la manera de pararlos. - una sonrisita sincera se había dibujado en su rostro al imaginarse el desastre que podrían haber generado en el negocio de su padre aquellas criaturas. Sabía que esa había sido su intención al contárselo, y una vez más había logrado distraerla aunque fuera un poco de lo que la estuviera molestando. - Lo inauguramos hoy con Cirse y Memi. Nos tomó un buen trabajo pero tenemos grandes expectativas puestas en él. - Hizo una pausa pensando en el negocio de su padre - Cierto, algún día voy a ir a visitarte. Cuidado con tus cosas.

Era el primer día que el público podía acceder al local, pero ella ya había pasado más horas de las que podía contar ahí adentro y se había acostumbrado al pase brusco que indicaba la llegada al tercer piso a tal punto que por poco se olvidó de avisarle a Elvis. Con tranquilidad continuó caminando a pesar de que sus pelos y su ropa habían caído hacia lo que hace unos segundos era el arriba. Los objetos amenazaban con escaparse de sus bolsillos, pero la jóven se había asegurado de que se quedaran en su lugar antes de entrar en la habitación y si su padre había entendido a tiempo la advertencia, habría seguido sus pasos.

Ambas brujas estaban con varitas en alto, mirada firme y cuerpo rígido, atentas al movimiento de la otra. Su propia posición le recordaba a los felinos cuando acechan a una gacela, buscando el punto débil o la distracción perfecta que les otorgue la ventaja que esperan. A veces se preguntaba por qué se tomaba tan en serio el tema de los duelos, siempre se encontraba un poco más despiadada de lo normal cuando entraba en batalla. Sería impresión suya quizás, o que se concentraba demasiado en obtener la victoria costara lo que costara. "Es una práctica, sólo practicamos" se repetía una y otra vez en su interior.

Viendo reflejado su propio error en el contrahechizo de su hermana se limitó a patear a la serpiente que ella misma había invocado y ahora venía en su contra. Requirió un poco de fuerza de su parte ya que la serpiente era un tanto larga pero al ser poco musculosa no pesaba más de dos kilos, lo cual le permitió volar unos cuantos metros para finalmente aterrizar inconsciente cerca del arroyo. Morrighan siempre había tenido fuerza en sus piernas a causa de las largas caminatas y su afición a trepar pero en ese momento se dió cuenta de lo fácil que habría sido para Ley deshacerse de su hechizo si así lo hubiera querido. La próxima debería pensar mejor antes de invocar cualquier serpiente.

- Morphos - inmediatamente luego de que la bruja pronunciara estas palabras, el zapato derecho de Ley comenzó a achicarse hasta convertirse en una araña bastante pequeña que inmediatamente inyectó su veneno sobre el pie descalzo. Luego de haber concluído su tarea y dejar la sangre de la víctima infectada con su ponzoña, la pequeña de ocho patas corrió por el cuerpo de la bruja como quien acaba de cometer una travesura y quiere evitar que la señalen como responsable. Con gran agilidad se movió entre los ropajes de un lado a otro hasta llegar a la cabeza, donde la cabellera le proporcionaría un escondite perfecto.

- Disparo de flechas - era la primera vez que usaba ese hechizo, pero no había mejor momento para innovar que en un duelo de práctica. No podría saber si tal hechizo sería de su agrado o no hasta que no viera las consecuencias, pero la idea de que una docena de flechas se clavaran directo en el pecho de Ley le sacaba una sonrisa que trató de ocultar. Viajaban a tal velocidad que el aire que cortaban emitía un zumbido quejumbroso y casi podía imaginarse las heridas que provocarían si su hermana no actuaba a tiempo.

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Bodrik, según las reglas tiene que poner el lugar en el que está Y el número de rol que es, o se considera inválido. Lo dice en el primer post de San Mungo.

Los pacientes tendrán que poner al comienzo de su rol la planta en la que se encuentran y sus etapas de curaciones, es decir:

• Llegada a San Mungo, o esperando ser atendido.
• Siendo atendido por X sanador
• Dado de alta o saliendo de San Mungo

No tiene que ser exactamente así, pero si algo por el estilo que lo defina de forma adecuada.

El proceso para que sea válida una curación/resurrección, es el siguiente:
1er Rol – Llegada a la planta mortifaga o fenixiana por medio de un encantamiento.
2do Rol- Proceso de transición entre la vida y la muerte.
3er Rol – Heridas sanadas. Pueden salir del hospital.

 

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No me pude resistir, eran los últimos posts de la versión :B Ya cerraron el topic.

Sexta Planta - Dando el alta a Starling

- Está bien, mi nombre es Morrighan. - Era la primera vez que la confundían con Arya, pero era entendible para alguien que aún no había abierto los ojos y observado las evidentes diferencias. Todos estaban acostumbrados a que la pelirroja fuera la sanadora principal de la planta, y a menos que fueran a curarse muy regularmente o por algún motivo lo supieran, era muy probable que desconocieran a los nuevos sanadores. Ella misma se sorprendía al darse cuenta de que había algunos a los cuales aún no conocía.

El frasco que contenía la poción, pese a las ideas de Morrighan, se encontraba vacío y sano sobre la mesada. Las fuerzas aunque parecían haberlo abandonado lograron un último impulso que lo había ayudado a completar la sanación. La vitalidad invadió de inmediato al auror haciendo que recuperara el brillo en sus ojos y enseguida cambiara su actitud a una que no hizo más que aumentar la cara de pocos amigos de la sanadora. La pregunta llegó tan repentinamente que Morrighan tuvo que tomarse un segundo para procesarla ¿Realmente le acababa de preguntar sobre su vida amorosa o había escuchado mal? Una ceja se enarcó sin que pudiera evitarlo y se limitó a contestar sin mirarlo mientras firmaba con rapidez todos los papeles necesarios para que se retirara.

- No, y no planeo tenerlo. - No sabía sus intenciones, podría ser como él había dicho y que fuera mera curiosidad pero su experiencia le dictaba que no debía confiarse ni un momento de alguien que hiciera tal pregunta, ya que siempre era para problemas. - También disfruto de patearle el trasero a los que me molestan. - le dijo con una sonrisa falsa mientras le entregaba el papel con el alta. Poco le importó si él le creía o no, después de todo ella sabía que había una gran parte de verdad en lo que había dicho aunque sus compañeros muchas veces no lo aprobaran. Podría haberle contado sobre las cosas que realmente disfrutaba si le hubiera interesado, pero realmente no tenía intenciones de mantener una conversación. - Ya estás en condiciones de irte. No olvides hacer reposo y tomar mucha agua.

Sexta Planta - Recibiendo a Starling

Tras los gritos que se oían desde la sala de espera, Morrighan dejó todos los frascos que estaba rellenando con pociones en el boticario y salió corriendo para encontrarse solamente con una camilla que apenas soportaba el peso de aquel mago. Por la cantidad de sangre que estaba perdiendo era evidente que no había sido él quien había pedido ayuda, pero quien hubiera sido ya no se encontraba a la vista. - Esto sí que es raro - dijo para sí misma. - Bueno, vamos, hay bastante trabajo que hacer con eso. - Tras un movimiento desganado de la varita la camilla comenzó a moverse hasta llegar a la habitación en donde el auror podría recuperarse.

En general no le gustaba que la interrumpieran cuando estaba haciendo algo, por lo que el tedio se filtraba por su voz. Sabía que en ese trabajo la gente llegaba y se iba de un momento al otro, obligándola a abandonar cualquier otra actividad para correr a sanar, pero igual cada vez que ocurría el paciente en cuestión debía enfrentarse a un lado no muy amistoso de la sanadora. - Episkey - se limitó a decir una y otra vez hasta que el gran corte que dividía su cuerpo casi en dos terminó de sanarse, dejando solamente una zona de la piel rojiza. Repitió el procedimiento hasta que cada uno de las heridas del paciente estuvieron sanadas y el cuerpo ya se encontraba dispuesto a trabajar de nuevo.

- Tomá esta poción, te va a ayudar - le dijo luego de revolver el armario y entregándole sin mirar una poción que ayudaría al mago a recuperar un poco de la sangre que había perdido. Una vez que volvió a clavar la vista en el dudó de sus propias palabras "¿Podrá tomarla solo?" Su aspecto no era fiable, ni siquiera podía estar segura de que el auror estuviera consciente y escuchándola, temía que tirara el frasco al intentar beber de él, pero esperaría a ver lo que pasaba. Herir su orgullo dándole la poción en una mamadera sonaba divertido pero no recomendable.

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¡Hola! Bueno quería pasarme a dejar algunas (MUCHAS) dudas que me venía guardando específicamente para cuando empezara la tutoría <3 No tuve mucho tiempo así que sólo hice las de hechizos neutrales y algunas otras que se me fueron ocurriendo mientras leía, pero seguramente después me pase con otro centenar que me surgan de los hechizos de la OdF o andando por ahí

Traté de ser lo más clara posible y perdón si no se entienden bien algunas, el sueño ya me está pegando duro xD En estos días seguramente mande la tarea de la Fase 2 y sin copiarme de tus respuestas (?) *Le deja milanesas*

Hola :B Vengo a ser la primera en inscribirme oficialmente a la tutoría de perfil, qué bello *-* Obviamente ya leí este todo lo que posteaste y me interesó, así que vengo a hacerme totalmente legal con este post (Si falta algo más me avisás). Te me escapaste como profesor de perfil en la academia, pero ahora no podés huir, muajaja (?) No, enserio, sé que va a ser genial.

Por las dudas y porque me va a dar una vagancia monumental tener que volver, digo que también me inscribo a la de duelo si es que no estaba completamente inscripta xD Acosadora mode ON (?)

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Hank Rosier
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Vrael Myrddin
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Bel Evans McGonagall
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Kirara
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Catherire (Pandora)
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Hola *-* Bueno, vengo a hacer mi primer post :3

Sexta Planta ~ Dando el alta a Kirara

- Ahh, acá están - La botica era un lugar grande y estaba repleto de cosas. Probablemente algunos sanadores en su afán por encontrar lo que buscaban habían mezclado los frascos, ya que cada cosa tenía su lugar asignado, pero había mucho desorden. Revisó la hora, atenta a los minutos que pasaban antes de ir a revisar a su paciente, pero aún le quedaba tiempo. Meticulosamente organizó cada frasco y cada pote hasta que al final todo había quedado en perfecto orden, y ella había encontrado 10 pociones revitalizantes esparcidas por doquier. Con orgullo cerró la puerta luego de admirar una vez más el cambio en el lugar. Justo a tiempo llegó a guardar los frascos en el armario de la habitación antes de que Kirara despertara. - No te preocupes, en cuanto te recuperes podrás irte.

Aún acostada en la camilla y habiendo dicho sólo eso, apenas moviéndose, la bruja parecía estar recuperándose un poco más lento de lo esperado. Morrighan se acercó un poco para observarla pero por la manera en que se comportaba no estaba segura de si realmente había despertado o seguía en una ensoñación. Movió sus manos para examinar los reflejos de Kirara, pero esta parecía reaccionar como era esperado. Quizás sólo le estuviera costando despertar de un buen sueño y pronto estaría de vuelta. "Que raro, ya debería haberse despertado" casi como si hubiera podido oír sus pensamientos, en ese momento los ojos se abrieron sin posarse en ningún lado, como tratando de aclarar la visión.

Morrighan aguardó a una distancia prudente mientras la paciente terminaba de despertar. A juzgar por su apariencia dudaba mucho que pudiera pasar algo desagradable, pero habiendo aprendido de casos anteriores prefería tomar sus precauciones a la hora de revivir a alguien. Una vez que se aseguró de que Kirara estaba tranquila y permanecería así, concluyó la curación dándole una poción energizante que la ayudaría a recuperar la vitalidad que aún le faltaba. Todavía algunas partes de su cuerpo se encontraban enrojecidas y no dudaba de que más de un lugar le dolería pero eso no impediría que pudiera terminar de curarse en su casa una vez que estuviera en condiciones de manejarse sola.

- Parece que todo está bien - le dijo una vez concluídas las pruebas finales que medían sus reflejos, sensibilidad, equilibrio y todo lo que debía recuperar una vez que su cuerpo había vuelto a funcionar. - Acá está el alta, cuando te sientas bien podés retirarte - con la mano estirada le entregó un papel que certificaba que Kirara se encontraba nuevamente en condiciones de volver a sus ocupaciones. - Por unos días evitá los trabajos duros y descansá lo más que puedas.

6

Sexta Planta ~ Recibiendo a Kirara

Aún con los músculos algo adoloridos de su última vez en el hospital de Ottery Morrighan avanzó relajadamente hacia la sala de espera, donde tenía la ilusión de no encontrar ningún herido, pero como esperaba, había varios haciendo fila para atenderse. Los enfrentamientos con los mortífagos cada vez eran más frecuentes, dejando víctimas de ambos lados que los sanadores debían atender. Como ya era costumbre, a los primeros que atendía era aquellos que se veían al borde de la muerte o ya muertos, de manera que Kirara era la siguiente. Con una floritura de su varita hizo que la camilla en donde se encontraba el cuerpo ya casi sin vida de la bruja se moviera hacia una habitación.

Morrighan se movía como si hubiera pasado toda su vida haciendo las mismas cosas en un movimiento mecánico, pero no era por eso sino por su reciente reanimación que su paso era tan tranquilo que rozaba el aburrimiento. - No creo que vayas a necesitar esto - le dijo aunque no pudiera escucharla. Con un movimiento de varita reemplazó la ropa casi deshecha por una bata médica que le facilitaría el trabajo. No sabía cuánto tiempo llevaba muerta, pero su cuerpo, como el de casi todos los que llegaban ya sin vida, se encontraba magullado al punto de que fuera imposible reconocer dónde terminaba una herida y comenzaba otra. Esto no sería un impedimento a pesar de que la jóven era bastante novata en la profesión médica, ya que una vez más su varita hizo la magia que Kirara necesitaba para recomponer sus huesos rotos y la piel desgarrada.

Había pasado un buen rato de tratamientos hasta que el cuerpo de la bruja se encontraba de nuevo en condiciones de albergar vida. Luego de abrir el armario, un frasquito de poción revitalizante destacaba por ser el último entre una gran variedad de cremas. Soltó un bufido y deslizó el líquido por la garganta de la bruja ya adelantándose al momento en tuviera que fabricar más. Esperó unos minutos en los que la paciente no reaccionó y decidió dejar a cargo a una enfermera para que le avisara cuando hubiese despertado. Mientras tanto, Morrighan se dirigió hacia el área restringida, donde estaba la botica. Si tenía suerte alguno de sus compañeros se habría puesto manos a la obra y las pócimas estuvieran listas, pero si no era así sería trabajo de ella volver a rellenar los estantes de San Mungo.

Había asentido ante el aviso de su padre. Ya sabía que en los duelos y ese en particular no iba a haber sentimentalismos a la hora de atacar pero de cualquier manera, y aunque Morrighan le hubiera dicho que lo trataría como un oponente cualquiera, no estaba segura de hasta qué punto podría cumplir su palabra. No se imaginaba lanzándole un sectusempra por mucho que lo intentara, pero suponía que a medida que transcurriera el duelo las cosas se irían dando de manera que no le quedara más opción. Era bien sabido que Elvis era un gran duelista y luego del acuerdo que habían hecho no dudaba en que la llevaría hasta el límite. Sólo esperaba que no tuviera un resultado demasiado desastrozo.

Después de unos segundos de deliberar decidió cuál sería su siguiente movida. Si había algo que odiaba era repetir hechizos, le parecía una falta de originalidad y hasta le molestaba en el oído, pero no le había quedado más opción. Ni siquiera a su padre le permitiría robarse la fidelidad de su oso. - Oppugno - En segundos, tal y como había cambiado de dueño la primera vez, sus ojos volvieron a apaciguarse y su pata delantera, que se encontraba dispuesta a atacarla de nuevo, bajó inmediatamente al darse cuenta a quién amenazaba. No había tenido de defenderse completamente del primer ataque, pero en un acto reflejo había logrado que el zarpazo afectara solamente su brazo izquierdo.

- Episkey - pensó aprovechando el voto de silencio que debía mantener. Los tres cortes que había provocado su animal eran bastante profundos y con rapidez se tornaban violáceos hasta que la varita de Morrighan hizo su magia y la piel volvió a regenerarse hasta quedar como nueva. Con una mirada desconfiada posó sus ojos sobre el oso, que aún se comportaba de manera culposa, y le ordenó que se alejara hasta quedar más cerca de Elvis que de ella, siempre en el medio de ambos. No tenía sentido que lo atacara ahora, además de que sería demasiada repetición como para considerarse un duelo divertido, así que esperaría a ver qué tenía el auror planeado para ella y recién ahí dejaría ver su estrategia.

Ya habían logrado deshacerse de Kirara y aunque todavía le quedaban varios contrincantes, al menos le había quedado de herencia un león que aunque tenía las fauces algo ensangrentadas todavía estaba sediento de más, de manera que Morrighan le indicó que fuera a atacar a Luna en la muñeca que agarraba su varita, y luego, igual que como había hecho con su víctima anterior, al cuello. El dragón de Komodo también había hecho un buen trabajo, pero aún estaba a tiempo de lucirse antes de partir con toda su gloria, de manera que le ordenó que fuera a atacar a Romina en ambas muñecas. La ventaja de ese animal, era que una vez que mordía no sólo desgarraba la carne, sino que todas las bacterias que abundaban en su boca ingresaban al torrente sanguíneo provocando que el cuerpo comenzara a pudrirse aún en vida. Un veneno de lo más potente.

- Incarcerus - dijo al tiempo que tres sogas viajaban en dirección a Romina. En el aire ya se iban separando en dirección a sus objetivos. Una ataría las piernas, dificultandole el equilibrio, y definitivamente impidiendo que se moviera; la segunda iba a su boca, para que no pudiera hablar mientras la tuviera; y la tercera iba a sus brazos, atándolos firmemente contra su torso.

Un rayo voló hacia Morrighan mientras ella estaba muy ocupada tirando hechizos a diestra y siniestra pero casi no se dió cuenta ya que las aves que tenían como único objetivo defenderla se habían unido por una causa común que era salvar a su creadora del sectusempra, que al final no había logrado tocarle ni un sólo pelo. - Morphos - dijo apuntando a su zapatilla derecha convirtiéndola en un bezoar. Adryanie se había ido, de manera que no podría vengarse, pero le había dejar un lindo regalito de despedida que luego de comer su creacion, había sido erradicado todo veneno y el cadáver de la abeja yacía sin vida en el suelo.

- ¿Pero qué ...? - En el tiempo que Morrighan había tardado en hacer sus ataques Kirara había aprovechado para escurrirse de ellos y dirigirse hacia otra habitación. Maldiciendo por lo bajo y ya con algo de resentimiento siguió sus pasos. Había tenido un buen día, sino seguramente iría directo a maldecirla. Realmente no había hecho nada malo, pero no le gustaba que le dieran la espalda.

- ¡Sectusempra! - repitió ahora gritando mientras un nuevo rayo escarlata viajaba hacia el cuerpo de Kirara buscando desgarrar su piel y derramar toda la sangre que pudiera escurrirse por las heridas. - ¿Creíste que ibas a poder escaparte de mis ataques? - le dijo con resentimiento. No podía negarle el placer de atacarla a su dragón que adelantándose a sus pasos se encontraba un poco más cerca que Morrighan, dispuesto nuevamente a morderle la pierna y con sus filosos dientes impulsar a que el veneno corriera por su sangre y luego pegarle un buen golpe en el pecho, para abrir más heridas en caso de que el sectusempra no fuera suficiente.

- ¡Oppugno! - iba a alertar a toda la mansión si seguía gritando, pero el impulso la podía más. El león de la bruja Kirara paró en seco y con una especie de cortocircuito se dio vuelta dispuesto a enfrentar a la que había sido su creadora y ahora sería su víctima. - A la mano y el cuello - el animal que se encontraba a un metro no tardó en actuar conforme Morrighan le decía y atacó la mano que sostenía la varita para luego saltar y lastimar su zona cervical.

Luego de recorrer algunos salones, a veces vacíos y a veces con una sola persona, continuó caminando hasta encontrar a alguien con quién pudiera batirse a duelo de igual a igual, y a aquella la encontró al fin en la biblioteca. Estaba a unos 8 metros de donde estaba Morrighan y también había optado por defenderse como ella, teniendo a un buen grupo de animales bajo su poder. Un gran león portaba orgulloso su melena, estableciendo contacto visual con el dragón mientras la bruja examinaba el lugar y a su oponente.

- Sectusempra - dijo apuntandole al pecho a Kirara. No iba a esperar a que el león viniera a atacarla, sería ella quien hiciera la primera movida. Un rayo escarlata salió de la varita de la bruja hacia su contrincante. La piel de la víctima se separaría en unos grandes cortes en caso de impactarle y provocarían que la sangre comenzara a escaparse de su cuerpo hasta dejarla sin vida. Su dragón ya había recibido órdenes e iba en camino hacia morder la pierna de Kirara y con toda la podedumbre de su boca contagiarle de un veneno que también la dejaría sin vida, pero remataría con un zarpazo en el pecho en caso de que lograra esquivar sus anteriores ataques.

- Floreus - dijo como queriendo alivianar el hecho de haber saludado a Kirara con un sectusempra. Ya habia marcado su punto, de manera que ahora sólo la ayudaría a adornar un poco la habitación. Había muchos libros y muebles para contenerlos y leerlos, pero unas flores a la hora de tratar de atacarla le darían el toque justo.

Nada más y nada menos que un huargo albino había venido a interrumpirla y en un momento no muy cómodo. Ya reconocía a la criatura y Morrighan trataba de relajarse con un buen baño cuando la llamaron, luego de deliberar unos segundos decidió que no podía ignorar el pedido. Casi de un salto salió rápidamente, se secó como pudo y luego de ponerse una remera y un jean con zapatillas negras, partió hacia donde la esperaban. Su aspecto era bastante desarreglado, con la remera que luego de salir notó que tenía un pequeño agujero en el borde y sus pelos que no había llegado a secar ni peinar. La preocupación le duró menos de dos minutos hasta que llegó al castillo Crowley, caminando los metros que le faltaban para estar a aproximadamente 100 metros de la verja.

- Buenas - saludó como hacía normalmente a todos los que se encontraran a su alrededor. Sin importar la situación, los modales era lo último que quería perder.

Cirse muy amablemente había invitado a Elvis a pasar al local, por lo que ambos habían ingresado. Morrighan quería mostrarle el lugar a su padre, quizás hasta encontraría esa faceta traviesa de él que los había unido en aquel primer encuentro, pero el lugar en ese momento no era para nada acogedor. Le habría gustado que, al menos la primera vez que iba, el negocio estuviera ordenado y hubiera menos gente, así podía revisar todo tranquilamente y no tenían que andar cuidándose de que les caiga algo en la cabeza. Una vez más la bruja se encontraba en esa posición de estar molesta y tratar de ocultarlo para no preocupar al auror y opacar su alegría, así que haciendo una mueca rara que pretendía ser una sonrisa se dirigió a él:

- Marruecos suena genial, me encantaría saber más pero ¿Te parece si te muestro los otros pisos? El Jardín botánico es un lugar bastante interesante - y por lo bajo, sin que nadie más la escuchara, agregó - y no es tan fácil el acceso, así que podremos estar tranquilos. - Volviendo el tono a la normalidad, e incluso un poco más fuerte para disimular el secreto de la frase anterior concluyó - Te lo agradezco, pero no. No quiero que te molestes. Es nuestra responsabilidad ordenar el local.

Tenía ganas de poder hablar con su padre, y quería evitar confrontaciones que se veían muy próximas, dadas las órdenes de Cirse y la respuesta de Romina mientras que Memi... - ¿Y Memi? ¿Se fue? - Preguntó al aire. Hasta ese momento no había vuelto a prestar atención pero su tía había desaparecido. No estaba segura de qué tan mal pudiera resultar eso, pero el lado positivo era que al parecer ya podía mantenerse en pie sin ayuda de nadie. Elvis al menos se había ahorrado la visión de la bruja en un estado de embriaguez avanzado y su tía se había ahorrado lo que podía ser una situación embarazosa. - Bueno, en un rato vuelvo - anunció a todos los presentes mientras se dirigía a la escalera.

Tenía intenciones de limpiar el lugar, pero primero atendería a su padre como se debía. En parte había sido su culpa el desorden, pero al fin y al cabo ella sólo había colaborado dándole un caramelo a una de las chicas. Lo único que esperaba era alguna transformación extraña y unas risas, luego todo seguiría su curso, jamás se imaginó que terminaría en semejante desastre. Sólo tomaría unos minutos limpiar todo y quizás para cuando volviera ya estuviera hecho, pero si no, ella se haría cargo. No de buena gana, claro, pero lo haría. Mientras tanto caminó esquivando unas bolitas rosas que todavía estaban esparcidas por algunos lugares del piso y se dió vuelta para corroborar que Elvis la siguiera, pero los problemas no.