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Rosália Pereira

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Todo lo publicado por Rosália Pereira

  1. ~Eso es. Eso es, Nathan~ Comentó la Arcana cuando pudo observar detenidamente a Nathan por cómo se concentraba para enfocarse en Anne, una jovencilla que estaba más distraída de lo que le gustaría a Anne, pero que a Rosália le servía porque la utilizaba para que su pupilo pudiera realizar su labor. Vio las mismas imágenes que estaba mirando el Weasley. La cruz, las paredes rasgadas y la vieja arrugada. La vida de Anne estaba siendo visualizada por el joven. ~Ahora quiero que te mantengas con ésa concentración, Nathan. ¡Mantente asi! De la misma manera, con el paso del tiempo, vas a ver que esos recuerdos, esos pensamientos se vuelven más físicos si tú lo deseas. Quiero que tomes uno de ellos y lo manejes a tu antojo. Quiero que seas el causante de reparar una catástrofe en la vida de alguien o de provocarla. Quiero que uses toda tu habilidad para ello~ Rosália ni siquiera le había estado hablando para ése entonces. Todo era comunicación mental, ya que Nathan se había enfocado más tiempo en ésa figura. ¿La conocía? ¿Por qué había llamado su atención? Por eso es que Rosalia le habia dado aquellas indicaciones. Podia agarrar un recuerdo de Anne o uno suyo. O de cualquier persona, el objetivo solamente estaba en conocer cuánto uno podia manipular la cabeza de la otra persona, y ser consciente de ello. @
  2. Rosália miró hacia atrás, cuando Thomas nombró a su padre, la persona que en ése momento estaba realizando la prueba dentro del portal. Cuando regresó la mirada, el joven alumno estaba un poco más cerca. Ella le hacía creer a todos que éstos podían leer su mente, conocer sus facciones para saber lo que le pasaba. Y no era ni cerca lo que podían hacer. Pero en parte, sus preguntas tenían cierta razón. ¿Qué era lo que podía decir y qué no? ~Quería saber lo que era una familia. O como ser parte de una~ Rosália casi llegaba a los cien años, aunque no lo pareciera. La única familia que había tenido, había sido tan lejana que no recordaba los rostros. Por eso que en el tiempo que había pasado con Thomas, lo había sentido alguien en quien podía confiar, al menos. Pero algo no la dejaba acercarse más de lo que quisiera. No podía decir que le molestaba lo que dijeran los demás, porque ella hasta sabía sus peores secretos, asi que no tenía de qué preocuparse. ~Solamente quería saber que contaba contigo. Eres un excelente hombre, Thomas. Estoy segura que luego nos volveremos a cruzar~ Rosália recurrió a lo único que sabía hacer. Usar sus encanto. La manipulación. Se acercó un poco más al joven y apoyó una mano en su pecho, notaba su pectoral, su respiración. El latido de su corazón. Y aunque tal vez los deseos fueran diferentes, por más que ése cosquilleo interno casi la hiciera realizar una locura, le regaló un cálido beso en la mejilla con una sonrisa. Pero ya Rosália conocía su alrededor y se alejó de su pupilo en el tiempo que el portal se abría. Elvis regresaba. ~Elvis. Excelente trabajo. Es... algo de familia al parecer~ Exclamó la joven Arcana, olvidando por completo a su antiguo alumno para recibir al nuevo. Aunque ya su trabajo terminaba. Le dijo que el anillo ahora le pertenecía. Ahora era todo un Legeremántico. Incluso hasta se acercó para darle algunas palmaditas en su hombro. Rosália respiró profundo, miró como el portal se iba y se dió la media vuelta. ~Otros me esperan, jóvenes magos. Estoy segura que volveremos a vernos pronto~ Guardó su vara de cristal luego de abrirles la puerta a Thomas y Elvis para que se fueran. Y en un estallido verde esmeralda, desapareció.
  3. ~Thomas~ Murmuró la Arcana cuando Elvis ya se encontraba dentro del portal. Se giró de repente y apenas hizo visible una sonrisa en su rostro. El joven pupilo se habia presentado tras el llamado. Debía admitir que eso había sido rápido, o por lo menos esa era la concepción que tenía del tiempo. Avanzó unos pasos aunque se quedó mirando el Ouroboros, aquella serpiente que se mordía la cola. El resto de los anillos brillaban dentro de la estrella de cinco puntas como si fueran luces en el cielo, esperando que oscureciera para brillar aún más. ~Debo decir que me cuesta decir ésto. Y nunca creí que iba a decirlo, pero necesitaba compañía. ¿Te molesta?~ Preguntó Rosália con una sonrisa tonta, aunque se giró, jamás se había rebajado de aquella manera. Siempre había sido una mujer hermosa, los hombres caían a rendidos a sus pies, aunque en la última decena de años, le había cansado que muchas veces aquello fuera una pantalla. ¿Cuánta verdad había cuando ella era la que modificaba la cabeza de ésas personas? Volvió a mirar a Thomas, pudo ver algo más en ése muchacho, al menos la reconfortaba saber que a éste le agradaba estar con ella. Se quedó un poco en silencio. Movió la mano. La misma puerta que habia cruzado Elvis volvió a brillar, pero no para abrirse, sino para convertirse en una especie de espejo, donde mostraba cada segundo de lo que hacía su alumno. Había empezado a avanzar en la prueba. Era el padre de Thomas, abrió un poco su boca, había olvidado su detalle, aunque supuesta completamente lo que sucedía con Elros. Sabía lo del giratiempo y los problemas que eso había traído. Se iba a girar para hablarle al chico, pero no sabía por donde empezar.
  4. Rosália espero a que éstos terminaran con el sitio esperado. No había podido ocultar su sonrisa y le agradaba sus dos pupilos, porque tenían muchas cosas en común y aquello sería mucho más fácil. Asintió a sus preguntas y le hizo una seña, para que primero empezaran a relajarse, la Arcana no podía permitir que se alertaran entre tantas preguntas y respuestas, asi que se enfocó en los pensamientos de ambos para ver cómo lo hacían. ~ ¡Buen trabajo, muchachos! No creí que lo lograran a la primera~ El tono de Rosália era despectivo pero de una buena manera, como incrédula por ver aquellos buenos resultados. Ambos se habían enfocados tanto en aquel lugar, que para Rosália era tan real como lo habían sido las hojas de los árboles que había tocado. Nuevamente tenían algo en común, el hogar, asi que estaba segura que aquello sería lo que seguía. Miró a Nathan. Miro a Anne, y empezo a caminar alrededor de ellos, pensando en cómo iba a seguir. ~ Están en el sitio correcto, entre los tres lograremos que logren manipular la Legilimancia. Respondiendo a sus preguntas, es algo imperceptible. Es extraño saber si alguien está leyendo nuestras mentes o no. La diferencia está en saber usar la Oclumancia, porque en ése caso, alcanza con cerrar la mente y ya nadie podrá penetrarla. Asi que déjenme corregirlos, y más que saber si alguien la usa contra ustedes, serán capaces de hacerlo con otros.~ Mientras comentaba aquellas respuestas, había llegado a caminar un circulo en completo. La brisa acariciaba cada centímetro de aquella terraza. Las diminutas flores que portaba la Pereira, se movían como agradecidas por aquel oxígeno. El sol brillaba intensamente sobre el pelo rojo fuego de la Arcana y la respiración de los tres parecía coincidir de a poco. Los chicos habían empezado a sincronizarse, asi que lo siguiente era meramente acción. ~Asi que terminando de contestar a sus preguntas, en vez de explicarlo, vamos a causar que lo vean con sus propios ojos. ¿Les parece? Ponganse frente a frente y vuelvan a concentrarse en aquel sitio. Quiero que lo visiten cada vez que esten a punto de utilizar la Legilimancia. Cuando esten seguros, salten dentro de la cabeza del otro. ¿Entendieron? Anne, invadirás la mente de Nathan y éste en la tuya. No los quiero presionar tanto, pero espero que como mínimo, puedan ver algo del otro. Sea un dato superficial o un secreto escondido. Eso contestará la pregunta de Anne. ¿Listos? Respiren y empiecen...~ Y así empezaba la lección. La Arcana estaba segura que no la lograrían a la primera, porque ninguno había recurrido antes en ella, pero la magia del Arcano y la Vara de Cristal, ayudaba de más a la conexión que ellos necesitaban. De hecho no se habían dado cuenta, pero había usado ésta última para crear un vínculo. Era magia extrema, magia Uzza que aún nadie allí dentro de la comunidad mágica de Londres había aprendido, pero era una mágia que los ayudaría a vincularse mentalmente. Además de sus propias habilidades, éste poder ayudaba a conectarlos, a recrear en su corazón lo que sentía el otro. Nathan vería básicamente la vida de Anne. Lo mismo que ella, Anne vería todo lo que había vivido Nathan. ¿Pero qué se animarían a ver? Rosália casi les comenta que no había problema con ello, que nada saldría de allí, pero sabía que la adrenalina jugaba un buen papel en sus clases.
  5. ~Buen trabajo, Gryffindor. Pero podrías haber tardado menos. ¿No crees?~ Rosália le indicó que estaba bromeando con una media sonrisa. De todas maneras, recurría a las bromas para esconder gran parte de la verdad. Aunque confiaba en que su último alumno iba a lograr con aquella tarea, siempre le gustaba mucho más presionarlos para que mejoraran, le causaba más gracia ver que hacían más de lo que se les pedía. Se movió tan sensual como una leona, tan sigilosa como la sombra misma, para acercarse a la estrella de cinco puntas y tomar un aro plateado, simple. ~El Aro de la Habilidad. Es tuyo. Entrarás a la prueba y será un comunicador entre nosotros dos. Será la marca que te servirá luego para indicar que eres todo un legilimántico. Cuando vuelvas a cruzar por el portal, èste se convertirá en una réplica del mio. Pero antes que todo debes realizar la pruebas, debes demostrar que vale la pena todo lo que hiciste. ¿Estás preparado? El portal te espera~ En el momento que Rosália señaló la pared vacía, apareció una puerta, gris como la luna, dura como el roble más fuerte y con algunas decoraciones violetas, runas y jeroflígicos que formaban círculos, medias lunas, dibujos que contaban la historia de cada persona que atravesaba el portal. Incluso la suya propia. Apoyó una mano en el hombro de su alumno. Había aprendido a apreciarlo. Tal vez la comunidad aquella no era tan mala como parecía desde un principio. Su primera alumna no había sido el gran ejemplo, pero los dos que habían seguido, habían cambiado las cosas. Y sabía que iban a llegar más. Por eso que tocó su anillo e inconscientemente llamó a @@Thomas E. Gryffindor. Tal vez necesitaba alguien con quien hablar. Pero aquello lo hizo ni bien Elvis Gryffindor atravesó el portal.
  6. Rosália negó levemente con su cabeza. Estaba cansada de que creyeran que tenía que saber todo. Lo sabía, de eso no tenía duda, pero las personas no hacían nada para disimular aquello, y los magos de ése pueblo no parecía que contradijeran sus criterios. Aún así se mantuvo sin decir nada, con la mirada hacia el joven que esperaba que dijera algo más. Y Rosália podía explayarse todo lo que quisiera, era su clase de todas maneras. ~¡Claro que soy quien usted cree, señor Weasley! Y también se quien es usted. Conozco sobre su enfermedad. Sobre sus temores y sobre sus amores. Sobre la mancha en el pecho que le duele como mil demonios queriéndose meter dentro suyo. Pero me gusta escucharlo con las palabras de los demás. ¿Saben una cosa? A veces la Legilimancia es un poco abrumadora~ Les dirigió una especie de media sonrisa y se dio la vuelta, mirando por segunda vez las aguas claras. Sobre su costado izquierdo, caían algunas ramas de un árbol demasiado verde. Pero le faltaban colores, un poco de vida. Solo bastó para tocarlo con un dedo, para que desde el medio, explotando hacia la punta de las ramas, varias flores rojizas, anaranjadas y amarillezcas lo decoraban como si fueran manchas de fuego, pero que no quemaban. La brisa se inundó con un agradable olor dulce. ~Por eso me gustaría saber realmente que están buscando. ¿Alguna vez utilizaron la Legeremancia? ¿O la usaron contra ustedes? ¿Qué es lo que esperan o qué buscan llegar a hacer? Verán, la mente es como un libro. Y cualquier persona es capaz de leer. Pero pocas personas son las que realmente pueden encontrar los detalles, incluir una trama o cambiar el final de un cuento. ¿Me explico?~ La Arcana de la Legilimancia sonaba más tierna de lo que acostumbraba mostrarse. Pero no sabía realmente si estos dos nuevos alumnos habían realizado el manejo del arte de leer mentes. Los tres primeros si, y habían podido avanzar un poco más rápido tal vez. Pero no sabía de lo que ellos eran capaces. Como había divisado aquellos pensamientos de Nathan, también había visto algunos de Anne. Vidas complicadas. Preocupaciones por doquier. Y todo empezaba por el comienzo, asi que esperó sus respuestas y les hizo otra pregunta, pero esperando que empezaran a actuar. ~¿Cuándo fue la última vez que visitaron su lugar preferido? O que pensaran en él. ¿Tienen uno? ¿Lo conoce alguien más? Podemos empezar por eso. Pueden sentarse donde quieran. Relajarse. Poner la mente en blanco. Y que ése sitio los invada por completo. Claro, que no será ningún secreto para mi, asi que no teman en compartirlo conmigo~ La terraza era lo suficientemente tranquila como para que se sentaran juntos o alejados. En el suelo, en un banco de piedra, sobre el balcón que daba al agua o arriba de un árbol, eso era lo de menos. Rosália se encaminó cerca de la pequeña fuente, que había empezado a escupir agua lentamente. El ruido del agua, el olor de las flores y la tranquilidad del lugar, ayudaba mucho a que la tarea fuera aún más fácil.
  7. Rosália se había metido dentro de la cabeza de Elvis Gryffindor como si fueran sus propios pensamientos. Estaba tan segura que la única manera de que fueran obstáculos verdaderos, era que ella manipulara todo desde el momento cero. Claramente que todo eso serviría justo hasta antes de entrar al portal, pero también su trabajo además de enseñar, era en ver que sus pupilos fueran fuertes. Si no salteaba todas sus barreras, no podría hacer la prueba, aún no estaría preparado. Era un juego mental. Rosália lo había creado simple pero sería tan dificil que la realidad era dudosa, todo parecía como si fuera real. Elvis Gryffindor estaba sentado dentro del mismo ateneo, dentro de aquella sala circular. Pero no lo sabía porque estaba perdido entre sus pensamientos. Para él, estaba parado en el mismo lugar donde había desaparecido en el portal. Y tenía un pergamino que recitaba todas las normas que necesitaba saber, como si fuera un contrato por firmar. ~Una vez que tienes todo claro, Elvis, puedes empezar. Los puntos son el lago, los árboles, los setos y la pirámide. No es para nada dificil. ¿No crees? Pero cualquier fallo te hará ser lo último que hagas.~ La voz de Rosalia jugaba en su cabeza. Tanto el Elvis dormido en la Sala Circular como el que estaba en su cabeza, asentían como intentando entender todo. Lo gracioso es que parecía que entendía de verdad. No estaba segura, pero los pensamientos del joven mago eran sus propios obstáculos, ella solamente se había encargado de manejar ése sueño, pero para todos era igual: el miedo se encontraba dentro de uno mismo, asi que éso usaría como arma. En resumidas cuentas, la Arcana le comentó que lo esperaba dentro. Y que debía conseguir aquellas cuatro piedras preciosas a costo de cuatro pensamientos. No aclaró cuáles ni cómo, pero ella lo hacía parecer como si fuera una obviedad. ¿Serviría lo verdadero o lo inventado? Eso no le importó. Rosália también se sentó, pero del otro lado del ouroboros, esperando a ver qué sucedía. Una esfera azulada brilló en cada punto. Ésas serían las guías del joven alumno.
  8. Rosália rio de una manera demasiada tonta. Le gustaba jugar, le agradaba obligar a que las personas hicieran lo que ella quería. Muchos se pensaban que era una tarea por una moral mejor, pero los magos y brujas de Ottery eran demasiado crédulos, no se imponían ante ella, no le decían que era más importante su familia. Ella estaba segura que podía entender que alguien no quería enfrentarse a sus peores miedos. Sin embargo, ellos lo hacían. Y tal vez era eso lo que admiraba de ésas personas. Que además de tener mucho jugo donde exprimir, podía observar la variedad que existía. Aunque hasta ahora solamente dos personas habían llegado hasta allí, sabía que pronto habría más. Y como si fuera por arte de magia, levantó su cabeza de golpe. Voces. Pensamientos. Miedos. Preocupaciones. Dos personas se acercaban y no necesitaba escuchar más. Un joven hermoso. Una bruja poderosa. Rosália no sabía si se tenía que sentir mejor porque la otra directora presenciaría su clase o por su belleza. ~Ni siquiera el roble más viejo, pesado y grande, se tuerce ante el frío y furioso viento. Asi que no hay tiempo que perder. Llegó la hora, Gryffindor~ Para éste entonces, la Arcana había preparado todo lo que necesitaba. Lo primero, era que el joven alumno tardaría un buen rato. No solo que tenia que practicar, sino que justamente tenía que enfrentarse a emociones encontradas. No lo conocía pero si había escuchado todos sus pensamientos. Cuando desapareció, la Arcana aprovechó a realizar los preparativos para la prueba, ya que cuando terminara con éste, se acercarían Anne y Nathan. ~~~~~~~~ ~~~~ ~~ Y así fue. Envió directamente a Elvis Gryffindor al Ateneo donde estaba enfrentándose a algunos obstácul0s para poder enfrentarse a la prueba. Rosália estaba nuevamente ansiosa, porque ahora, eran dos los alumnos que la habian elegido como maestra. Ella quería encontrar su punto débil. Ella quería poder jugar un rato con sus aprendices para saber hasta dónde llegaban. Pero sus distracciones la habían obligado a darse cuenta que ya era tarde y la estaban esperando juntos. Se acercó en forma de viento. Se acercó como parte de los árboles moviéndose por la brisa. No solo podía leer las mentes. Sino que tenía a la naturaleza a su favor. Se camuflaba tan bien con el follaje, que hasta si la miraban fijamente parecía ser un árbol. O una roca. O las hojas caídas, o el viento que cruzaba los arbustos con sus bellas flores. Allí pudo ver más de cerca a Anne. Y a Nathan. Se estaban encontrando cuando apareció justo delante de ellos. ~¿Quiénes son? ¿Qué hacen aquí? ¿Qué quieren?~ Agregó la jóven híbrida mientras a cinco pasos de los dos chicos, explotaba decenas de diminutas hojas verdes, dándo lugar a su figura. Incluso una docena de flores tan rojas como el fuego, cayeron como lágrimas y se hundieron sobre la tierra como si fuera agua. Se acomodó el cabello sobre el hombro derecho. Rozó su anillo y su Vara de Cristal y los miró como si fueran horribles criaturas. Le gustaba jugar. Le gustaba demostrar que podía ser más hermosa que cualquier mujer y conquistar a cualquier hombre. Debían ganársela para que ella accediera a enseñarles. La respuesta equivocada podía causar que desapareciera y tuvieran que buscarla durante horas.
  9. ~Exactamente, señor Gryffindor. Ha escuchado muy bien. Y aún hay demasiadas cosas que no sabe de mi~ Rosália rió de una manera muy tonta, tapándose la boca como si tuviera vergüenza, mientras se corría el cabello a un lado, sobre su hombro como hacía cotidianamente. Se giró media vuelta, para ésta vez alejarse un poco ella, mientras caminaba rumbo al lago, actuando como si estuviera pensando. Ella ya sabía lo que tenía pensado y lo que quería. Ahora tenía que plasmarlo luego de que el joven alumno había recitado lo que quería. Se volvió hacia Elvis. ~Y eso es lo que aprenderá de mi, no más. Manipular recuerdos y crear ilusiones. Pero claramente que una clase es muy aburrida, así que me permitirá que haga unos simples movimientos con mi varita, y será agente libre de hacer lo que quiera. Oh si, no tema que no duele. Y estoy segura que si piensa tan solo un poco, podrá aprender a hacer eso~ Rosália se había ido acercando de a poco. Primero jugaba con los pequeños pétalos rosados que crecían sobre su hombro. Algunos iban descendiendo pero también cambiaban de color, de rojo a escarlata, luego a anaranjado y terminaban de un tono tan amarillo como el sol de las mañanas. Justo sobre su ombligo. Aprovechó su momento para sacar la vara de cristal y enarbolarla contra Elvis, pero a favor. No necesitaba leer ni escuchar monólogos, solamente dejarse arrastrar por la magia que ya contenía, por el poder que sabía controlar. ~No me gusta estirar demasiado cuando no corresponde, así que cuando termines, Gryffindor, si puedes, nos encontraremos e n el Ateneo. Solamente si logras realizar mi petición. Sino, no pierdas tu tiempo~ Aquello último lo había dicho con una sonrisa bastante malvada. Su intención era ayuda, pero a costa de otras cosas. A ella era una de las pocas que le gustaba la acción, las charlas y debates eran aburridos. La legeremancia se aprendía realizádola, no teníamos una manera más fácil, así que la Arcana realmente esperaba que eso funcionara, porque sino hubiera desperdiciado demasiado tiempo. Cuando pudo irse, desapareció en un estallido de hojas y flores rojas. Directamente al Ateneo. Tal vez el aspirante necesitaba más indicaciones pero Rosalia se las haría llegar cuando fuera el momento. Ella básicamente sabia todo lo que estaba pasando.
  10. ~Asi es, señor Gryffindor. Veo que le han hablado como corresponde. Aunque no me gana con sus halagos. Le falta aprender mucho. Demasiado~ Rosália había empezado a hacer de las suyas. Jamás se dejaba llevar por lo que decían los alumnos y siempre intentaba minimizarlos, porque era una manera mucho mas factible para poder controlar todo. Aquel suspenso, ésa meta inalcanzable de la habilidad, producía en los jóvenes aprendices que de verdad pensaran donde estaban parados. A algunos les tomaba aquello como una meta personal, pero para otros lo veían tan lejanos que se retiraban. Elvis Gryffindor ni siquiera pensó en eso. De hecho estaba esperando mejorar a cada segundo. ~Aquellos recuerdos fueron satisfactorios, joven. Ha sabido encontrar el objetivo justo para demostrar que realmente merece ésto. Encuentro muchas cosas curiosas. Muchas cosas sin sentido. Muchas cosas que deben resolverse. Ése es el cambio que siempre existe, entre la maestra y los alumnos, sobrepasar algunas barreras y seguir adelante~ Rosália estaba en aquella terraza cuando Elvis apareció por allí. Las piedras tenían diferentes lineas talladas como pequeños rostros sobre la barrera, que impedía que aquellos barrotes de roca, se cayera alguien por asomarse. La vista ahí era espléndida y el Guardián del Lago parecía como si los mirara. El alumno estaba expectante. Rosália tenía muchas ideas para comenzar pero no sabía bien cómo hacerlo. Ya había demostrado el objetivo. ~Dime qué sabes sobre la legilimancia, Gryffindor. Dime qué cosas sabes hacer y qué cosas no. Cuáles te gustaría aprender y cuáles ni siquiera conoces. De ésa manera podremos saber de dónde empezamos~ La Arcana hizo un gesto con la mano para que éste tomara asiento. Tenían un buen rato en la terraza por lo que Rosália fue la primera en sentarse. La brisa revoloteaba con cabellos tan rojos que parecían desprender luz.
  11. La Arcana de la Legilimancia levantó la cabeza cuando escuchó su nombre. Resonó como si alguien le hubiera gritado a su lado pero ella sabía que un mago estaba pensando en ella. Intentaba todos los días cerrarse, no le agradaba que tantas personas invadieran su mente. La confundían. Por más que lo intentara una vez más, su poder la frustraba, porque no la dejaba tranquila. El mundo mágico, especialmente ésa comunidad, estaba atándole los pies a la tierra. Con un movimiento de su Vara de Cristal desapareció en un estallido, brillando intensamente su anillo como una muestra de señal que un alumno nuevo la buscaba. No había necesitado ningún anuncio. La Híbrida Pereira sabía quien iba a tomar la clase y cuando, antes de que éstos se animaran a anotarse. La habilidad no había sido tan concurrida aunque la joven no tan joven, sabía encontrarle el lado bueno a las cosas. No le agradaban los pupilos blandos. Siempre intentaba por todos los medios de interponerlos a diferentes situaciones para saber si realmente estaban listo. "Deben preguntar tres veces si están listos" ¿Qué clase de prueba era eso? Los magos de Ottery St. Catchpole, y estaba segura que de todo el país, eran soberbios, no les importaba gastar unos galleones de más aunque el Ministerio se aprovechara de eso. Para Rosalia importaban otros factores y no le molestaba estar impartiendo sus conocimientos si tenía que hacerlo durante un año. Lo que le importaba era que aprendieran como correspondía. ~Si quieren aprender la habilidad de leer las mentes como corresponde, señor Gryffindor. Necesito que demuestre su interés. Tiene una hora. ¿Está listo para empezar el camino hacia la prueba?~ Rosalia había vuelto a aparecer en aquella terraza que tanto le gustaba y que para su suerte, ninguno de los otros seis compañeros Arcanos lo había tomado como escenario. Por eso que ella se había podido apropiar de cada centímetro. Nuevamente estaba mirando hacia el lago. De fondo tenía al Guardián del Lago, que despedía humo desde su nariz y boca. Había gente dentro. La brisa acarició su cabello, el césped creía y las flores se abrían, mientras la Arcana se implantaba en la mente de Elvis Frasier Gryffindor. El joven sabía utilizar la legeremancia, pero no como ella. Era bueno, pero podía mejorar un 200%. Rosalia lo había tomado como un reto personal. Pensaba que de los tres pupilos, éste tendría su potencial. ¿Le diría donde estaba y cómo llegar? No, eso se lo dejaría en sus manos.
  12. Rosália tenía razón, era Elros que se estaba acercando a la puerta, ya que había finalizado la prueba. Se acercó unos pasos aunque quería ver desde allí, tomando un poco de distancia. La figura del joven de cabello tan rojo como el fuego y unos ojos verdes, apareció tras el umbral. La puerta brilló intensamente con una luz violeta y desapareció, dejando detrás solamente la pared. Rosália asi lo vio, había conseguido aprobar ésa peligrosa prueba. Todo se resumía al anillo, era una copia exacta al de la Arcana. “Thomas es más fuerte de lo que creía” Rosália no solo era legeremántica, sino que también dominaba el arte de la oclumancia. Nadie podía leerle la mente, por lo que aprovecho a implantarle un pensamiento a su joven pupilo, por darle alguna especie de incentivo, para recompensar por todo el trabajo realizado. Aquello le costó caro porque le dio paso a que el joven se acercara a darle un beso en su mano. A Rosália no le agradaba el contacto humano, porque no era humana, pero la pequeña parte que si lo era, le había dicho que lo permitiera. ~No tengo demasiado para decirte, Thomas. Solamente he sido el medio para las profundas y peligrosas aguas de la Legeremancia. Ahora estás solo, pero podrás enfrentarte a todo tipo de problemas, estoy segura~ Rosália se limpió la mano disimuladamente, como si estuviera ansiosa por irse. El anillo estaba completamente ligado a Thomas Elros Gryffindor. La piedra de jade era del mismo tono que sus ojos, un lindo gesto que lograba ver la Híbrida. Le dirigió una reverencia y como siempre, sin más expresiones que las que había dicho, explotó en miles de pequeñas hojas verdes que se esfumaron como si fuera humo. Lo único que quedó fue una flor tan roja como la sangre, que empezó a penetrar en la piedra de la sala, como si fuera agua sobre la arena. Rosália se había ido y allí empezaba Thomas un nuevo camino con su Aro de la Habilidad.
  13. Rosália pudo ver como su anillo vibraba. No era como las otras veces, donde hacía aquello y despedía un aroma a rosas, se estiraba como las mismas plantas y brillaba como si el propio sol lo estuviera iluminando. Eso significaba una sola cosa y Rosália no pudo evitar sonreír. Su alumno estaba a punto de terminar la prueba. Si le hubiera ido mal lo sabía. Ella no podría hacer nada pero se enteraría quisiera o no. Cuando una persona fallaba, dejaba de existir en ése plano. "Thomas es más fuerte de lo que creía" Rosália no sabía que hacer, si mantenerse apoyada en la pared, si caminar alrededor del Ouroboros o irse fuera de la pirámide para dejar de pensar en lo que podía pasar. Tenía miedo de que Elros saliera de la puerta y no la encontrara, o lo que era peor, que quisiera volver a atravesar el umbral y algo peligroso sucediera, claramente que siendo asi no podría hacer tanto. Decidió caminar nuevamente alrededor de la serpiente que se comía su propia cola. Estar en ése sitio le dió esperanzas. Se dijo a si misma que podría repetir ésa experiencia con otros alumnos. Se dió vuelta de golpe, como si alguien la hubiera llamado. ¿Era Thomas?
  14. Lo último que vio Rosalia Pereira fue a Thomas atravesando el umbral de la puerta. Era el primer joven en ése Ateneo y ése país, que cruzaba aquella puerta. Muchos alumnos ni siquiera habían llegado a la mitad de las enseñanzas de la Arcana, porque se perdían dentro de su cabeza. Y era lo que Rosália esperaba del joven aprendiz, aunque automáticamente rompió con los prejuicios que la híbrida tenía. Allí mismo pudo entender como el Consejo de Arcanos tenía razón, el predisponerse a las personas podía volver todo más tenso y tedioso, pero los convertía en mejor persona o eso quería creer. Su anillo verde esmeralda brilló, por la piedra del mismo color. Aún Thomas no había terminado la prueba pero aquellos anillos estaba ligados. De hecho, cuando Thomas regresara a la Sala Circurlar, y si todo salía bien, el anillo del joven le daría más poder al de Rosalia. Más recuerdos a los que apropiarse, más pensamientos que podría modificar. Ésa era la ventaja, que enseñar Legeremancia la volvía incluso más poderosa. ~Resiste. Concéntrate~ Rosália le habló a su Anillo. Le murmuro aquellas palabras suavemente, depositando sus labios sobre la piedra de jade. Sabría que ésas palabras le llegarían a los oídos de Thomas Elros Gryffindor, aunque éste no tuviera idea alguna. Se depositarían en su cabeza como si las acabara de pensar como si se estuviera dando ánimos él mismo. Rosália estaba un poco menos nerviosa, pero se dispuso a ver como iba Thomas. Rosália sabía que el joven debía enfrentarse a unas situaciones en particular para salir victorioso de la prueba. La Legeremancia era el tema allí, asi que toda la prueba debía estar relacionado al Arte de las Mentes.
  15. ~Ya era hora, Thomas~ Rosália ya había escuchado que su alumno se acercaba cada vez más. Era sabido que si había pasado dos barreras, pasaría las otras sin problema. Pero había visto perder la cabeza a muchas personas. Todos conocían sus miedos a la perfección, pero por ésa misma razón, la gente se acostumbraba a subestimar cualquier cosa, por lo que muchas veces les jugaba en contra. Aunque La Arcana de Legilimancia no podía estar todo el tiempo negada. Era maestra. Alguien la había elegido para aprender de ella. Como tenía que recalcar lo malo, su deber tambien estaba en resaltar lo bueno. Ya no había tanto más que hacer. ~Aunque debo admitir que has hecho un gran trabajo, joven aspirante~ Rosália le dedico una sonrisa. Se irguió, dejando atrás la pared que le había servido de apoyo, mientras las hoja de su vestimenta se estremecían. Su Vara realizó algunas chispas verdosas aunque ambos la ignoraron. Ésta volvió a rodear el Ouroboros, pero ésta vez dedicada a estiró suavemente sobre aquella estrella. Con dos de sus dedos tomó aquel anillo plateado, simple, sin nada especial. Se lo acercó a su boca y le dio un soplido, para quitarle un poco de polvo. ¿Cuántos años habían pasado desde el último aspirante? No lo sabía. Tal vez allí la magia no era tan poderosa como el verdadero Ateneo. ~Pero ésto recién comienza. Solamente queda saber una cosa. ¿Estás preparado para atravesar la Puerta? ¿Estás listo para realizar la prueba? No hay vuelta atrás. Una vez dentro, te enfrentarás a más que a éstos obstácul-s de recién. No hay comparación~ La Arcana continuó caminando por el borde de aquella serpiente, para acercarse a su alumno. Esperaba que la respuesta fuera afirmativa, porque sino sería más que tiempo perdido. Pero si había llegado hasta allí, era porque al menos su intención era realizarlo. Sabía muy bien que nadie era consciente de las cosas que ocurrían allí dentro. De hecho había magia especial, Elros no tenía noción de nada, irían apareciendo situaciones, pruebas y más barreras hasta que la misma sala lo quisiera. Pero no estaría solo, por eso le comentó antes que respondiera. ~Pero no vas a estar solo. Éste anillo será el medio que utilizaremos para comunicarnos. No se me permite entrar, solo pude entrar cuando crucé las Siete Puertas para convertirme en la Arcana que soy hoy en día. Lo harás tu solo, pero estaré aquí, pendiente, por si necesitas un consejo, una ayuda. Cuando te lo coloques, se mantendrá así, pero si pasas la prueba, el anillo mutará y se transformará a una copia del mio. No será el mismo, pero si una pequeña representación de lo que es la Legilimancia. Solo tú podrás usarlo.~ Rosália Pereira le tendió su futuro anillo para que se lo colocara. Luego le mostró el de ella para que pudiera observarlo, pasaría ser un aro plateado a aquel tan vivo como las plantas. Verde, con forma de enredadera y aquella hermosa piedra de Jade. Éste lo aceptó y estaba segura de que aceptaría. Antes que atravesara el umbral de la Puerta de la Legilimancia, le advirtió. ~Una última cosa. Cuando entres, olvidarás el porqué estas allí. No recordarás nada de la habilidad. Nada de mi. Nada de que estás en la prueba. La Prueba se encargará de todo lo que pase allí. Asi que ten cuidado, porque si te ocurre algo, no podrás salir nunca.~ Ésta se alejó unos pasos después de dirigirle una reverencia. Su trabajo había terminado allí. O perdía a un alumno o se ganaba a un pupilo.
  16. Rosália miró la puerta nuevamente. ¿Tan segura se encontraba al llamar la puerta de antemano? La Arcana quería asegurarse de alguna manera, que su pupilo si llegaría dentro del la pirámide. Estaba segura que al cabo de algunos segundos más, la figura de Thomas atravesaría el umbral de entrada para poder definitivamente, entrar a lo que sería su prueba. Rosália estaba pensando que era lo más dificil, los obstáculos que ella misma había colocado fuera de la isla eran solamente un bocadillo de lo que debía hacer dentro de la puerta de Legilimancia. "Al menos el camino se empieza con el primer paso" Pensó la pelirroja, mientras terminaba de caminar por aquella vuelta que había empezado, volviendo donde había estado esperando a su alumno. Se volvió a apoyar contra la pared, mientras entrecruzaba sus brazos. Por ahora no había otro Arcano, eso quería decir que la pirámide no era tan visitada como ella creía. Ése sitio era tan mítico, tan antiguo y tan poderoso, que tenían que hacer algunas cosas antes de poder encontrarlo. Lo primero era invitar a los alumnos, y lo segundo era que demostraran su fuerza. Por último tenía que corroborar que Thomas de verdad quisiera entrar. Ya luego no había marcha atrás. Miró la entrada. Pudo sentir la presencia de aquel recuerdo fugaz que atosigaría a su pupilo. Sabía muy bien cuáles eran los puntos débiles de las personas y su trabajo consistían en utilizarlos, en modificarlos y si era necesario, en obligar a las personas a que se arrodillaran delante de ella. Rosália movió su varita. La puerta violeta desapareció y las runas-jeroglíficos quedaron atrás. Cuando Thomas entrara, no vería ninguna puerta, solamente la pared circular, dentro de aquella sala circular. Aunque claramente la estrella con las cinco puntas y el Ouroboros estaría fijamente en el centro. No quería decepcionarse o tendría que tomar represalias por ello.
  17. "Thomas" Rosália levantó la cabeza, mirando a la nada misma, aunque realmente estaba mirando con su mente. Pudo sentir claramente los pensamientos que estaba teniendo en ése momento su pupilo, Elros Gryffindor. A veces era una desgracia, escuchar casi todo lo que estaba a kilómetros a su alrededor. Otras veces era de gran ayuda, como en ése caso al darse cuenta que al parecer, su alumno estaba logrando sortear aquellas barreras que le había impuesto, para ver que tan preparado mentalmente estaba. Rosália se irguió y se cruzó de brazos. La espera la estaba matando. Pero debía ser paciente. E hizo lo que había aprendido hacía decenas de años, silenciar su cabeza. Uno a uno, fue bloqueando aquellos mensajes que le llegaban. Lo último que había sentido de su alumno, fue la preocupación, el miedo, las ansias y el enojo por aquella Sofia Granger. Había servido, sería un digno obstácul0 para saber si realmente podría llegar a obtener el Aro de la Legeremancia. Hasta ahora había hecho todo bien. ~Puerta...~ Murmuró para matar un poco sus ansias, y aquella Puerta, una de las Siete, se materializó, con un extraño símbolo violeta en su centro. Era una mezcla de runas y jeroglíficos. Contaba la historia de todas las personas que habían atravesado el umbral de aquel marco, hubieran aprobado la prueba o no. Lo que importaba es que cada alumno que llegaba a ésa instancia, convertía la siguiente prueba mucho más real. Y habían pasado unos 4 milenios desde entonces. Por eso estaba ansiosa, porque Rosália quería saber a qué se enfrentaría Thomas y como realmente saldría de eso. Caminó alrededor del Ouroboros, y apenas rozó aquellos anillos tan simples, tan plateados y observó el suyo. Aquel anillo tan verde como la ropa que llevaba, con una piedra realmente hermosa.
  18. Rosália estaba nerviosa. Hacía años que no se encontraba en aquella situación y le costaba admitirlo, pero caminaba en circulos, por aquella sala circular, bordeando el Ouroboros mientras éste brillaba por cada paso que daba. Su andar era imperceptible, parecía como las plantas cuando crecían sin que nadie lo notara. Su cabello tan rojo como el fuego, estaba acomodado sobre un hombro, mientras que la vestimenta conformada por hojas, ropa tan exótica, se estremecía cada vez que pensaba en Thomas. No estaba nerviosa por la situación, sino porque su pupilo la defraudara, temía que luego de tanto tiempo de vivir sola, después de tantos años de alejarse de las personas, le costara tanto trabajo establecerse dentro de una comunidad y que la decepcionaran. Dentro de su mente, en el rincón más oscuro de su cabeza, sabia que si llegaba a pasar eso, se alejaría sin dudarlo. ¿Que diría el Consejo de Arcanos? Claramente que para cuando se darían cuenta, Rosália ya estaría lejos de allí sin que pudieran hacer nada. Miró la estrella de cinco puntas, donde los aros plateados estaban esperando ser tomados por los Arcanos. Ella tenía que esperar que su pupilo llegara a la pirámide, y para eso, debía demostrar que era apto para poder enfrentarse a la prueba. Solamente esperaba que pudiera sortear aquellos obstácul0s porque la verdadera prueba estaba traspasando la puerta, no antes. Cuando recorrió el circulo por completo, se detuvo y se apoyó en la pared. Tenía que concentrarse un poco más para que pensamientos ajenos no invadieran su mente.
  19. Habían pasado algunas horas para que Rosália pudiera estar satisfecha con el trabajo que había realizado. Le gustaba la tranquilidad, así que se había tenido que encargar de muchas cosas. Lo primero y más importante, eran las personas que se encontraban merodeando dentro del Ateneo, la pirámide era cada vez más concurrida por lo que sus encantos la ayudaran a que en ése momento no hubiera nadie. Ni Arcanos ni aspirantes. ~Todo está listo~ Aquellas palabras se materializaron dentro de la cabeza de Thomas Gryffindor, como si él mismo las hubiera pensado. ¿Y cómo se daría cuenta? De hecho aquello no importaba, porque el alumno pensaría que alguien le había avisado, por lo que dentro de unos minutos estaría llegando. Las indicaciones de Rosália habían sido cortas pero tan precisas que esperaba que el joven las pudiera entender. No era tan difícil, pero como la Arcana le había comentado, la prueba había empezado y debía atravesar algunas cosas antes de llegar a La Puerta. El lago era lo que se encontraba más lejos de las Siete puertas. Rodeaba la gran isla. Era sereno, hermoso y tan profundo como para contener un calamar como Hogwarts, el Colegio de Magia y Hechiceria. Pero allí no había nada de eso, o eso parecía. Lo que tenía que prestar atención Thomas, era en las pequeñas señales que Rosália había dejado. No era de manera tácita pero si su cabeza le diría que tenía que buscar por allí. En el borde del lago se encontraba la figura de Arabella Gryffindor. Era extraño que en ésa zona hubiera personas ajenas. Pero todo era un juego dentro de la cabeza del joven mago, aunque para él, iba a ser todo demasiado real. Eran barreras y debía atravezarlas. La tía del chico lo miró, con un gesto que parecía haber visto a la misma muerte que se acercaba de a poco. Parecía desesperada pero pensaba en lo que iba a seguir. Solamente le dijo algunas palabras: ~No hagas que su sacrificio sea en vano, ahijado mío~ La pelirroja lo miró a él, luego observó a sus lados y salió corriendo por el borde del lago. Debía encontrar la razón por lo que le decía eso, y al finalizar su tarea, Arabella le entregaría una llave, objeto que le permitiría desencadenar un bote que había en la orilla del agua y asi llegar hasta la isla. Pero no era todo eso. Tal vez eran recuerdos. Tal vez eran situaciones nuevas, pero debía solucionarlas. No desaparecerían y no podría llegar a La Puerta hasta que transcurra todo eso. Por eso cuando llegara al circulo de tierra en el medio del lago, entre los grandes árboles que había sobre el borde de éste, se encontraría con una segunda persona. Era totalmente opuesta a la primera, sin embargo era lo mismo: debía ver que le decia, tratar de solucionar el problema y asi obtener una llave. La primera era de cobre y ésta nueva, de plata. ~Ellos lo merecían. No eran más que escoria, como tú~ La voz de Sofia Elizabeth Granger lo retó a mucho más. La mujer rubia, estaba allí, vestida con su túnica tan negra como la noche y la máscara plateada que portaba en su mano libre. La llave la llevaba en su cintura y no estaba tan dispuesta a entregarla. Pero en caso de hacerlo, le daría acceso a la entrada a los setos. Eran casi tan altos como los árboles. Formaban pasillos que se cruzaban con otros pasillos. Algunos tenian un paso hacia el centro mismo, y otros no tenían salida. Era una especie de laberinto y Thomas podría cruzarlo cuando abriera la puerta plateada que se encontraba fuera. Dentro del laberinto no había peligro alguno. Era dificil de cruzar pero no imposible. Aunque ésta vez, la tercera barrera y llave dorada, serían los padres de Thomas: Elvis Gryffindor y Annick Poulain. Éstos parecían perdidos. Su mente no era coherente en esos momentos. Sus figuras no eran tan reales como Arabella y Sofia, asi que el joven aspirante se daría cuenta que si los tocaba, los traspasaría, eran fantasmas. Se preguntaban donde estaban, notaban cosas extrañas, pero lo último que recordaban eran las 20 figuras que los rodeaban y les quitaban sus vidas. ~Elros. El pequeño Elros. Nuestro hijo.~ ~Otra vez. La Familia Gryffindor cayó otra vez.~ Era una situación exclusivamente para Thomas, un problema que debía enfrentar para que la llave apareciera ante sus ojos y ésta, le diera paso a la pirámide, que se encontraba justo en el centro del laberinto. Ese especie de centro o claro, era demasiado grande. La magia del lugar hacía parecer que fuera más grande que la misma isla y se podía observar desde la puerta con ornamentaciones doradas. Por último, la pirámide estaba más cerca. Pero había un último obstácul0 y llave por apropiarse, la violeta. Una joven bruja se encontraba en la entrada de la edificación como si fuera una estatua. Su piel estaba marcada en varias zonas. Su rostro estaba quemado y sus ojos miraban a la nada misma. En su mano brillaba un anillo plateado, con la forma de un león, pero al parecer la piedra que éste portaba, ya no lo hacía más, no estaba. En su otra mano estaba la llave que necesitaba Thomas, pero Millie Diggory exclamó casi en un grito. ~¡Fue tu culpa, Thomas! ¡Me dejaste sola! ¡Mirame!.~ Rosália se encontraba dentro de la pirámide. En la Sala Circular, donde se encuentra la estrella de cinco puntas rodeada por aquella serpiente que se mordía la cola, el Ouroboros. Estaba ansiosa. No quería decepcionarse. Podría encontrarse con su pupilo cuando éste obtuviera la última llave. Tal vez el chico pensaba que la prueba ya había finalizado. Pero era el comienzo. La verdadera prueba se encontraba una vez atravezada la Puerta de Legilimancia, que estaba justo a la derecha de la Arcana.
  20. Rosália se había limitado solamente a observar al joven Thomas. Era tan manipulable que no podía creer lo fácil que había sido conseguir que se concentrara en esos pensamientos. Para la Arcana de Legilimancia no era necesario pedir las cosas, ya había analizado centímetro a centímetro cada parte de su mente, sus mejores recuerdos, sus peores pesadillas, sus miedos, sus secretos ocultos. Toda persona que se cruzara con Rosália terminaba siendo un cachorrito recién nacido. Pero lo que ella tenía que hacer, era corroborar que la persona resistiera a todo eso. Muchos podían leer la mente, pero la prueba se encontraba después de ése momento. ~No necesito que hagas eso, Thomas. Pude ver esos recuerdos antes que volvieras a ésta plataforma~ Se había ablandado lo suficiente para aguantar la presencia de un humano. Pero no iba a soportar que la trataran como alguien inferior. Si ella quería, hasta podía reemplazar todos los recuerdos de Elros y olvidarse hasta de cómo se llamaba. Pero lo básico ya el pupilo lo lograba manejar. Sabia como concentrarse. Sabía como buscar en la mente de las personas pero aún le faltaba un poco más. Por eso tenía que seguir el protocolo. Le había preguntando una vez, antes de llegar a ésa isla donde se encontraba la pirámide, debía volver a preguntar. Incluso faltaba una vez. Rosália ya sabía la respuesta. ~Hemos logrado atravesar por algunas situaciones donde demostraste que reconoces lo básico de la habilidad. Pero lo importante no es eso, sino usar lo que vimos acá para enfrentarte a la prueba. ¿Estás seguro que vas a poder enfrentar tus miedos allí dentro? ¿Estás seguro que abrir tu mente a otros va a ser una buena opción? ¿Estás preparado para realizar la prueba dentro de la Pirámide en el Ateneo? No hay marcha atrás y si abandonas o sucede algo malo, nunca más vas a poder aprender Legeremancia~ La voz de Rosália era neutra. Se había logrado volver a poner de pie y miraba atentamente a su pupilo. Estaba segura que podría haber sido mejor, pero al ser el primero podía admitir que lo habían hecho bien. A Thomas le faltaba siempre algo para satisfacer a la híbrida, pero estaba segura que bajo presión, podría actuar de una mejor manera. Tenía que esperar a Thomas, pero no se quedaría allí a tomar sol, no. Continuó con algunos pasos. Lo primero que hizo fue mover su Vara de Cristal una vez. La pared de enredaderas, arbustos y flores se fue desenredando para dejar el paso libre por donde había llegado. Se podía volver a ver el camino que iba directamente a la Universidad. Con un segundo movimiento, la pequeña fuente se hundió en el cemento y dejó de escupir agua. La paz volvía a invadir el lugar. Y por último, Rosália movió su arma mágica, y apareció entre ellos una especie de portal. Era tan verde como los árboles que los rodeaba. Y lanzaba brillos dorados como diminutas luciérnagas que esperaban ansiosas revoloteando alrededor de aquella prueba. ~Ésto te llevará directamente a la Isla donde se encuentra la pirámide. Cuando estés listo, debes atravesarlo. Allí te encontrarás con algunos obstáculos antes de poder entrar donde se encuentran las Siete Puertas. La prueba comienza en éste momento. Si tu respuesta es afirmativa a que estás listo, nos vemos allí en tres horas~ Rosália asintió con la cabeza. Estaba segura que lo vería dentro del Ateneo, aquel sitio donde se encontraba rodeado por diferentes cosas. La Arcana debía ir a preparar el sitio mientras Thomas se preparaba mentalmente. Necesitaría de toda su fuerza si quería obtener el Aro de la Habilidad. Volvió a desaparecer en un estallido de pequeñas hojas verdes y diminutas flores rojas.
  21. Rosália movio su mano y las aguas dejaron de mostrar el reflejo de ella misma, para mostrar como se estaba desenvolviendo Elros Thomas. Su mente estaba enfocada en tratar de conseguir aquellos recuerdos, asi que la Arcana había decidido por unos segundos, no invadir su cabeza. Luego tendría tiempo para eso. Miraba fijamente como realizaba su trabajo, aunque Rosália sabía que aún le faltaba mucho para aprender. ¿Como iba a enfrentar la prueba si su pupilo aún no sabía disfrutar aquellos recuerdos? La Arcana de la Legilimancia dejó de observar a Thomas para desaparecer aquel encantamiento que le permitía ver con sus propios ojos lo que hacía. Se dió la media vuelta y desapareció nuevamente. Por momentos, jugaba como si fuera el viento. Se movía tan rápida como una gacela pero invisible, como un fantasma en pleno día. Podía moverse entre los árboles como un espíritu de la naturaleza. Era fácil y ningún mago o bruja se podía dar cuenta. Incluso llego por detrás de Thomas, mientras que éste invocaba un Patronus. ~Ése recuerdo al que recurres para invocar el encantamiento patronus. ¿Es siempre el mismo? ¿Funciona diferente con diferentes pensamientos?~ Rosália no pudo llamar mejor la atención que aquella, a escasos dos metros por detrás, mientras el animal tan plateado como la luna escapaba en búsqueda de ella misma. Estaba segura que el mono regresaría, aunque su alumno ni se daría cuenta. Las lecciones continuaban pero antes debía hacerle al menos alguna observación sobre lo que había hecho. Pudo ver a las tres personas. Pudo aferrarse a aquellos recuerdos pero para Rosália eran inútiles. Sabia que Thomas podría cada vez mejorar y hacerse con mejores cosas. ~ Podemos decir que fue un buen comienzo. Pero necesito que te concentres más. Que te esfuerces más. Que no dejes de practicar ni un segundo. Vamos a volver a concentrarnos en nosotros. ¿Te parece? Presiento que algo te molesta, algo te incomoda en tu vida y no puedes permitirte poner la mente en blanco.~ Rosália le hizo una seña para que éste volviera cerca de la fuente. La Arcana volvió a sacar su Vara de Cristal y la apuntó hacia la cabeza de Thomas. Hasta que no viera lo que ella quería, no podían avanzar. ~Leer las mentes es algo complejo, pero no imposible. Asi que ahora quiero que nos centremos en tu peor recuerdo. El que no te deja dormir por las noches, el que te acecha todo el tiempo. Vamos a entrar en él y voy a enseñarte a cómo se puede manipular los recuerdos de la persona. Pero primero debemos ubicarnos en él~ Comentó la híbrida, poniéndose nuevamente del otro lado de la fuente. Thomas solamente tenía que hacer su parte, Rosália para todo ésto, ya se había sumergido en la mente del joven. La Maestra sabía que nadie podía leer su mente, salvo Sauda. Pero ella sabía técnicas para ocultar la mayor parte de sus recuerdos. Ésta vez la pelirroja se mostró apenas más social, por lo que decidió sentarse en el suelo. Los rayos del sol pegaban sobre Rosália de una manera única. Sus ojos cerrados mostraban su figura como si se tratara de una especie de estatua de mármol.
  22. Rosália se encontraba justo en la orilla opuesta al Guardían. ¿Cómo habían hecho los magos londinenses para realizar aquella réplica tan hermosa? La Arcana de la Legilimancia estaba maravillada por toda la naturaleza que había alrededor. Sobre el borde del agua se deslizaban peces de diferentes colores que esperaban encontrarse con alguna miga de pan que los alumnos de la Universidad les lanzaban. También la raíces de los árboles llegaban al agua, como arrastrándose sedientas en búsqueda de libertad. Por encima, Jobberknoll, lechuzas y hadas revoloteaban por todo el sitio. Si todo el mundo fuera como aquel espacio tranquilo, verde y puro, entonces Rosália tendría mas libertad para moverse, más tranquilidad para pensar y más espacio, ya que había escuchado rumores de que las personas vivían apretadas. Apretadas en el Callejón Diagon, en el Banco Gringotts, dentro de las salas de sus mansiones y en el mismísimo Atrio. Muchos sitios le llamaban la atención pero había demasiadas personas. Además. ¿Qué sería la vida sin el sol? ¿Como se iluminaba Gringotts sin los rayos del Rey Astro? Era mejor no meterse adentro de un agujero lleno de monedas de oro y plata, no le interesaban para nada. La Arcana sacó su Vara de Cristal, hacía aquello demasiado a menudo, con un movimiento de ella, un manto de flores rojas, naranjas, azules y violetas, iba recorriendo su alrededor para embellecer el Lago. Un segundo movimiento hizo que el Guardián se estremeciera y sus ojos brillaran con un fuego dentro. El humo empezó a salir por sus fosas nasales. —Es hermoso— Pensó la híbrida Pereira, maravillándose por el poder que tenían los Arcanos en ése sitio. El Consejo había sido un enorme revuelo cuando llegaron a las tierras de Inglaterra. Les había costado llegar a un consenso pero lo habían logrado. Cada Arcano tenía su hogar, cada Arcano daba clases bajo sus comodidades aunque ninguno había salido aún de la Universidad. O eso creía Rosália. Por el momento, ella solamente saldría a sitios similares en el que estaba ahora. Por eso cerró sus ojos, tomando bocanadas de aire. Sus ropas se vibraron y algunas florcitas que portaba como parte de decoración se abrieron. —¿Dónde demonios voy a conseguir esos ingredientes?— —Oh, no, oh no no, llegaré tarde a clase...— —No creo que se de cuenta...— Esos pensamientos se infiltraban en la mente de la pelirroja sin que ella lo quisiera. Aún estando a muchos metros, ella tenía el poder de leer las mentes. Era algo molesto, porque ésos pensamientos preocupantes y ansiosos interrumpían su tranquilidad ¿No podía callarlos? Negó con la cabeza y se cruzó de brazos, corriendo un poco su cabello. Se quedó observando un poco más al Guardián del Lago. Los espirales de humo habían alcanzado muchos metros de alto.
  23. Rosália negó con la cabeza mientras leía la mente de Elros al hacerse todas aquellas preguntas dentro de su mente. La Arcana no entendía como alguien podía concentrarse con todos esos pensamientos que pasaban tan rápidos como una Snitch. Para la Maestra parecía como si el joven estuviera diciendo todo eso en voz alta. Pero de a poco, o eso debía admitir, su alumno estaba tranquilizándose, buscaba la paz y al parecer, los magos se conformaban con tener un problema y buscar una manera de vivir mejor. Eso Rosália no era de su agrado pero tendría que ignorarlo. ~Éste sitio es al que tendrás que concurrir cada vez que quieras dejar pensamientos que te afecten demasiado. ¿Cómo enfrentarás la vida sino? ¿Cómo podrás leer la mente tranquilo si tu cabeza no se detiene un segundo?~ Rosália se había estado aguantando para no decir muchas cosas pero si habíamos llegado a aquella habitación, entonces era cierto que no necesitaban dejar la mente en blanco, al parecer. La Arcana caminó unos pasos mientras Thomas intentaba descubrir donde era que nos encontrábamos. Tal vez no era lo mejor aclararle que todo era real, o que podía ser un sueño. Debía aprovechar la predisposición del alumno para seguir avanzando o jamás estaría preparado. Por eso Rosália tenía que estar segura de lo que tenía que responder. ~¿Estás seguro que quieres aprender el uso de la Legilimancia para al finalizar, poder entrar a hacer la prueba? Es algo complicado pero no imposible~ La bruja híbrida se junto el pelo que caía en cascada sobre su espalda, y lo llevó todo por encima del hombro izquierdo. En el otro la ropa parecía brillar cada vez más por los rayos del sol. Incluso algunas flores crecían y se movían cada vez que Rosália las rozaba con sus dedos. Parecía que todo eso tuviera vida. Estaba segura que nadie conocía los secretos que un Arcano podría llegar a tener. ¿O por alguna razón es que había pasado las Siete Puertas? Por eso debía estar segura que Elros Thomas Gryffindor, quería y podía enfrentarse a una de ellas. ~Si tu respuesta es si, entonces me gustaría que empecemos con alguna tarea. ¿Te parece? Primero debo enviarte solo, para ver cómo es que te desenvuelves y como te puedes llegar a equivocar. Quiero que recorras fuera de éste sitio y me traigas el recuerdo de tres personas. Los que quieras. ¡Pero recuerda! la Legeremancia es un arte silencioso. Y de mucho cuidado. Así que nos encontramos aquí en una hora. Yo estaré por allí vigilándote~ No estaba segura si su alumno había entendido, pero Rosália había sido clara. Ella quería que Thomas recorriera el exterior de ésa habitación. Sea la mansión, las calles o algún negocio y que recurriera a la Legilimancia contra alguna persona. La Arcana podría ver esos recuerdos robados porque ella misma se los sacaría a su pupilo. Era como una cadena. Así que era cuestión de recorrer, de analizar mentes y de hacerse los recuerdos como si fueran propios. Cuando su alumno entendió lo que tenía que hacer, ella asintió y se esfumó. Estalló en miles de flores tan rojas como la sangre y se desintegraron con el viento.
  24. Rosália miraba atentamente al joven aprendiz porque no se detenía ni un segundo, estaba hablando todo el tiempo. Reformulaba todas las palabras que la Arcana le comentaba y añadía un montón de información innecesaria. Rosália sabía que los hombres podían volverse incómodos por su presencia. Incluso estaba segura que aunque les dijera su edad verdadera, a casi nadie le importaría. ¿Cómo podía darse por aludida cuando podía cambiar los pensamientos a su gusto? La única que podía negarse a ella era Aailyah pero después de pensarlo, no podía contra ninguno de sus camaradas. ~Elros. Eso era lo extraño en tí. Demasiado secretos que ocultar~ Rosália le dirigió una sonrisa un poco maquiavélica. Le encantaban los secretos porque eso le permitía saber más sobre las personas. No porque le interesaba, para nada, sino porque tendría mucha más información que manipular. No causaría daño pero su clase hacia su aspirante, se volvería mucho más interesante. ¿Y si su aprendiz se volvía realmente fuerte? Esperaba que asi fuera. Elros empezó a concentrarse. Rosália podía observarlo, estaba tranquilo, se empezaba a calmar, pero su cabeza no paraba un segundo. ¿Acaso le parecía fácil? ~No, claro que no lo estás. Si no dejas de pensar en Sofia. Si no dejas de pensar en su relación con las Artes Oscuras. Si no dejas de pensar en la muerte de tus padres, entonces jamás estarás listo para poner la mente en blanco, Elros~ La Arcana tal vez se estaba sobrepasando, pero en el momento que Elros firmaba la inscripción a su clase, estaba autorizando a que ella lo manejara como mejor quisiera o como mejor creería que funcionaría. Cada persona era diferente, cada alumno aportaría su poder al anillo que ella misma portaba, asi que debía exprimirlos como si fuera lo último que conseguiría. Su anillo brilló a la luz del sol. Las ramas que parecían una pared, apenas se movían con la brisa. Rosália suspiró. Debían bajar las aguas. ~Debes respirar. Debes realmente olvidarte de todo. No es fácil, Elros. Necesitas más concentración. Cierra los ojos y déjate llevar. Tal vez si piensas en tu lugar favorito, sea mucho más facil olvidarte de tus problemas~ La Arcana de la Legilimancia se escuchaba rara. Estaba dándole consejos de una manera como cualquier maestra tenía que hacerlo. Pero algo la estaba guiando hacia ello. Algo le decía que si el joven continuaba así, llegaría a lo que ella necesitaba. La bruja híbrida le comentó que ella le diría cuando él estuviera listo. Por eso que cuando cerró los ojos, volvió a sacar la Vara de Cristal sin que su aprendiz la viera. No tendría manera de saber que ella lo estaba encantando en ése momento. Un simple movimiento de su varita especial y la mente de Elros se abría como nunca. Estaba ayudando a que su poder aumente. Por eso, que cuando el joven imaginara ése lugar que Rosália le comentaran, viajarían a él. Sería tan real, que parecería que estarían allí. ~Abre los ojos~ Le comentó la pelirroja, invitándolo a que se diera cuenta de dónde se encontraban. ¿Qué sitio era aquel? ¿Realmente habían viajado hasta allí?
  25. ~ Tu padre seguramente fue como cualquier hombre. Muchas personas pueden usar la habilidad. Pero se creen semidioses y no es asi ~ Rosália se había puesto a pensar que no ganaba nada con poner aquella actitud de rechazo. Si una persona había puesto en interés por aprender, entonces debía mostrar tal vez un poco más de compasión. Aunque continuaba habiendo algo en aquel hombre que a Rosália no le gustaba. ¿Su postura? ¿Su actitud de sabelotodo? El monólogo que hizo el joven Gryffindor fue en parte verdad, pero había una parte que no era tan asi y la Arcana debía cambiarlo por la imagen que correspondía a la Legilimancia. ~ Ser digno, es una característica casi obligatoria. La Legilimancia no se trata de emociones. Tampoco se trata de algo que imitar. Es muy bueno que el ejemplo de tu padre te haya servido a tí para querer convertirte en eso y más. ¿Pero que crees que pasa cuando empiezas a ver los pensamientos de las personas? ¿No crees que algo va cambiando en tí? ~ Mientras que Rosália iba comentando todo aquello, se fue alejando un par de metros de Thomas, de hecho se colocó al sitio donde éste había llegado, mientras él se ponía sobre la baranda. En otro momento y en otro lugar, tal vez hubiera hecho desaparecer aquel pilar para que el joven cayera al agua. Rosália pensaba cómo proseguir. No sabía si empezar por el principio o ir directamente a la acción. El joven se había presentado y le había dicho porqué estaba allí. Ahora tenía que demostrarle qué era lo que sabía. ~ La legilimancia, es la herramienta que te permite entrar a la mente de las personas. Es como leer un libro, pero que te permite no sólo leerlo, sino cambiarlo, borrarlo, agregarle cosas. Incluso añadirle una hoja. La mente no es un juego. Es algo sumamente importante, Thomas. No es como si espiáramos por el agujero de una cerradura. Sino que conectamos nuestras mentes con las víctimas y las vinculamos ~ Rosália sacó su Vara de Cristal. El brillo del sol impactó de lleno en ella, produciendo que ésta despidiera algunos destellos dorados y plateados. Siempre que la Arcana hacía aquello, las plantas y flores del lugar parecían responderle. Las flores se abrían más y la copa de los árboles se movían, ansiosos, como esperando una respuesta de su dueña. Formaban una parte de su ser. El anillo de la bruja híbrida brillo también. E hizo un movimiento con su varita. Necesitaba mover algunas cosas para entrar en clima. El camino que llevaba a aquella terraza, empezó a cerrarse por las ramas de los árboles. Las enredaderas, los arbustos y césped formaban una especie de pared impenetrable. Cualquiera que quisiera ingresar, lo empujaría hacia fuera. Cualquiera que quisiera derribarlo lograría que ésta volviera a formarse. La naturaleza no era tan manipulable para magos y brujas comunes como los que vivían en aquel pueblo. Estaba segura Rosália, que cualquier otro aspirante que llegaría, vería la terraza tal cuál la había visto Thomas. En el centro de aquel piso, donde estaba conformada por piedras, lineas y dibujos, emergió un pilar no más alto que nuestra cintura. Tenia algunos agujeros que empezaron a despedir agua y ésta, caía en las líneas y se perdía entre ellas. Era una fuente extraña, pero hermosa. El ruido invadió la terraza y Rosália respiró aire puro. El camino a la Legilimancia empezaba y esperaba que Thomas no la decepcionara. Se cruzó de brazos luego de haber guardado su varita. ~ Para que ésa vinculación sea exitosa, tenemos que estar seguros que nuestra mente no sea vulnerable. No hablo de la Oclumancia. Eso es otro arte diferente. Sino que debemos ser fuertes. No debemos perdernos en la mente de los que elegimos navegar. ¿Qué sucedería si te encuentras con algo allí dentro que deseabas? ¿Qué sucede si quieres intentar cambiar algo que no se puede, por más malo que sea? Hay que ser digno. Hay que pensar en nosotros y en la otra persona, aunque sea nuestro enemigo. Si fallamos dentro de la mente de alguien, puede que nos quedemos parados en una especie de limbo, por la eternidad. Asi que el primer paso es poner la mente en blanco. Hay que ejercitar eso todo el tiempo. Tener la habilidad de no pensar en nada para luego enfocarnos en nuestro objetivo. ¿Estás listo? ~ Rosália le pidió a Thomas que cerrara los ojos. Que de a poco empezara a sacar todos sus pensamientos. Que se concentrara en el ruido de la fuente y de la naturaleza, para ayudarse. Claramente que lo prepararía para lo que seguía, pero tenía que dejar totalmente inofensivo a su pupilo. ~ Si, puedes llamarme Maestra ~ Le comentó aunque no mostró la sonrisa que debería haber realizado.

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