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Rosália Pereira

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Todo lo publicado por Rosália Pereira

  1. - El famoso sexto sentido - Rosália siempre escuchaba eso pero seguía sin entender por qué la gente todavía podía seguir creyendo en la existencia del mismo y más en el Mundo Mágico. Sin embargo, no dijo nada y solo pensó en las palabaras que acababa de decir la mujer - Claro que tiene razón, el uso de la Legilimancia se ha concentrado solo en leer mentes pero eso es solo para aquellos menos capaces y que no logran desarrollar completamente sus habilidades - La gente no terminaba de comprender el gran alcance de la Legilimancia y siempre intentaba darlo a conocer. - Seguro no es tan complejo como crees, a veces no tener tanta experiencia es mejor para aprender - Mackenzie no necesitaba demasiado de la arcana porque su conocimiento hablaba por si mismo y sabía que solo necesitaba un par de empujones para poder lograr dominar bien la habilidad y ser una de las nuevas portadoras del anillo de la Legilimancia. - Entonces me puedes ayudar a ponerles agua y con el abono - Mía había logrado encontrar algunas necesidades de las plantas que la arcana no lograría completar a tiempo así que le pondría a ayudarla - Toma, esto será suficiente para que me ayudes a terminar - Primero debía garantizar que todas las plantas tenían agua suficiente antes de empezar a buscar lo necesario para la poción que tenía en mente o eran varias pociones. - Reducir el estrés y el cansacio emocional - Rosália conocía bastante bien esa planta pero no pensó que una de sus alumnas lograría avanzar tan rápido en las primeras veces. La arcana le sonrió en señal de aprobación y asintió con la cabeza para hacerle saber que estaba en lo correcto pero que tendría que terminar con lo del agua y el abono antes de continuar con los aprendizajes. La arcana deseaba una poción para lograr relajar los músculos y tenía los ingredientes en mente pero sus alumnas tendrían que encontrarlos sin su ayuda. - ¿Locura? Eso está interesante - Las palabras de Mackenzie hicieron eco en los oídos de la arcana - ¿Creen que esto nos servirá para un filtro que ayude a relajar los músculos? - Había llegado la hora de asignarles su siguiente tarea y esta vez sería una en conjunto - Espero que sí. Ahora quiero que vayan por todo este lugar y me traigan las plantas que creen que pueden servir para un filtro de relajación - Muchas de las plantas eran conocidas pero era una poción que no existía así que tendrían que tener un diálogo abierto y continuo con las plantas para entender la mejor manera de combinarlas e incluso para conocer los usos de aquellas menos conocidas por ellas. - Adelante - Una nueva alumna había llegado hasta su vivienda y tendría que encontrar el camino hasta el lugar en el que se encontraba junto con Mia y Mackenzie. Eso sí, esperaba que con ella tuviera todo lo necesario para irse de viaje, tal vez la enviaría de expedición al Callejón Diagon para leer un par de mentes por ella o tal vez era algo demasiado peligroso para una aspirante.
  2. - Sí, yo soy la arcana de Legilimancia - Escuchó atentamente las palabras de Mackenzie sin entender un poco la referencia a un discurso sobre la paciencia pero lo dejó pasar y siguió en su proceso de cuidado de las plantas mientras pensaba la nueva receta para su poción. Tal vez podría poner a las alumnas a pensarla con ella pero lamentablemente no habían acudido a su vivienda para crear una nueva poción o al menos intentarlo. - ¿Eso crees? - La sugerencia de Mackenzie con respecto a las plantas le sorprendió porque no esperaba un comentario así tan pronto de parte de una de sus alumnas - Efectivamente la podemos utilizar en plantas y animales, no solo en humanos pero es mucho más fácil aprenderla primero en humanos. Solo los mejores y más capaces logran mejorar sus habilidades y no se quedan en el terreno humano - Sus anteriores alumnos no parecían tan interesados como ella y eso le llamaba mucho la atención a al arcana. - Así es Mia - Rosália estaba sorprendida por lo bien informadas que estaban sus alumnas. Al parecer el nivel y el acceso al conocimiento sí tenía retornos. Seguramente tener alumnos mejores preparados era lo que más le agradaba a la arcana - Tenemos que aprender a escucharlas, pero no solo en palabras como los humanos están acostumbrados - Los pequeños detalles también importaban en la Legilimancia, no solo era una habilidad de leer mentes y ya, debían comprender que ellos le darían una lectura basados en sus propias experiencias. - Ahora díganme, ¿han tenido alguna experiencia con la habilidad? - Era una pregunta importante - Así como Mackenzie ha notado que hay unas plantas más sedientas que otras, quiero que usen su concentración e intenten identificar algunas otras necesidades que puedan tener las plantas, o incluso usos no conocidos que ellas les puedan indicar - Al final decidió ponerlas a ayudarle con su nueva poción y para ello necesitaría entender un poco de los usos de cada planta, algunos incluso no descubiertos.
  3. Rosália sabía que pronto habría cambios en el mundo mágico y en sus propias condiciones pero no le molestaba en absoluto. Siempre había preferido pensar en el presente y no le agradaba adelantarse a los hechos del futuro. Algo que a veces podía resultar mejor para su propia tranquilidad pero tal vez su gran desventaja es que los cambios a veces la tomaban por sorpresa o con poca preparación pero sabía que ese no era el caso. - Adelante - Las nuevas alumnas habían llegado hasta su vivienda, aquella que pronto dejaría de serlo pero tampoco le molestaba porque siempre lograba encontrar la manera de vivir en donde más se adaptaba o una forma de adaptar el lugar al que llegaba. La arcana estaba arreglando sus plantas mientras buscaba los ingredientes para una de sus nuevas pociones, una aún no probada y que estaba intentando inventar gracias a su gran inteligencia y amplio manejo de las pociones. - Las plantas nos enseñan mucho sobre la comunicación - La mujer, bueno no tan humana, tenía una gran conexión con la vida y tal vez gracias a esa conexión es que había logrado llegar a ser la arcana de la Legilimancia porque había aprendido muchas más cosas y podía ver más allá de lo evidente - ¿Se les ocurre algo? - Las plantas no necesitaban palabras para comunicarse como los humanos y en ello radicaba en parte la importancia de la Legilimancia: la ausencia de palabras y de sonidos producidos por la boca humana. ¿Cómo era eso importante y relacionado con las plantas? Sería tarea de las brujas entenderlo. - Perdón, ¿ustedes si vienen a aprender de Legilimancia? - La arcana estaba tan concentrada y emocionada con sus plantas que había olvidado preguntarles la razón por la que estaban allí - Si es así, por favor me podrían decir sus nombres - No es que no los supiera ya pero nunca debían perderse lo modales y la cortesía. Eran dos brujas muy buenas con las que sabía podría tener un intercambio de conocimiento bastante interesante.
  4. Rosália no tenía prisa alguna, pero en su fuero interno reconocía que la espera se le estaba haciendo eterna. No necesitaba concentrarse para saber porqué estaba pasando Gatiux a cada momento, ni tampoco dudó ni por un instante que no tardaría en alcanzar la pirámide. Aún así, esperó todo lo pacientemente que pudo paseando con lentitud por la sala, con ambas manos sobre su regazo. Se detuvo en el centro cuando la mente de su pupila estuvo más cerca y, finalmente, miró hacia la entrada en el preciso momento en que la bruja llegaba. Le sonrió suavemente, casi con cierta ironía. No había esperado menos de ella en ningún instante. — Bien —le dijo. Gesticuló suavemente con la cabeza para que la siguiera—. Ven aquí. Conservas el anillo que te di, ¿cierto? No lo pierdas, porque ahora es cuando más lo vas a necesitar —se detuvo junto al portal que daba acceso a la prueba de Legilimancia, el cual había visitado ya innumerables veces junto a otros aprendices—. Bien, mi deber es preguntártelo una vez más. ¿Quieres enfrentarte al Portal, querida? De ser así... solo entra, no tienes más que hacer aquí fuera. Pero recuerda... Dejó que el silencio las envolviera por un momento, intentando que la bruja fuera consciente de la importancia que tenía lo que iba a decirle a continuación. — ... recuerda que si entras y no consigues que tu anillo de aprendiz se convierta en el de habilidad no tendrás más oportunidades. Yo confío en tus capacidades, pero eres tú quien debe estar segura. Así que piénsalo por un momento antes de tomar una decisión. Recuerda también que ese anillo nos mantendrá unidas y, si lo necesitas, yo iré a por ti. Pero eso conllevaría lo mismo que te decía antes... así que reservémoslo solo para una emergencia muy grande —guardó silencio por un instante, mirando fijamente a la mujer—. Y bien, ¿te animas a entrar? Demuéstrame lo que has aprendido, Gatiux. Confío plenamente en tu poder. Y dicho aquello la dejó decidir en silencio y con los brazos en jarras. Había llegado el momento de la verdad.
  5. Rosália creía que lo curioso de la mente era cómo se desenvolvía a través de los años. Tipo, existían muchas dudas, claro. Partiendo desde el imaginario del cerebro como igual a la mente, hasta la concepción de un alma como si fuese la misma conciencia para ciertos filósofos. Aquella capaz del intelecto. Y de ahí, buf, un montón de otras cosas más. Criticarla a Rosália por filósofa, o demasiado teórica o lo que fuera, tenía su cuota de verdad. Pero, medias verdades. Y no hay nada más peligroso que una media verdad. Ignorar, excluir o suprimir la posibilidad de las preguntas, conducían a un solo camino de la delimitación del conocimiento. Es como si ella no se hubiera preguntado sobre los injertos. Los hibiscos rojos con bordes blancos no existirían en su patio trasero. Aquellos a los que Rosália les estaba cambiando la tierra. Con un par de jeans con unos pitucones de color crema. Del borde de la gorra de paja caían gotas de sudor. Era un bello día primaveral. Se había recostado a un lado mientras tomaba un poco de agua cuando vio a una muchacha entrar al invernadero, a lo lejos. Entrecerró los ojos y cuando la vio golpear la puerta, con la derecha dio un tincaso al aire para que Binny pudiera pasar. Tenía trabajo que hacer. Se sacudió la ropa. Guardó sus cosas. Dejó el sombrero a un lado de las flores y se arregló la cola de caballo. Finalmente entró a la gran cúpula y la vio interactuando con un hada. Hablándole de alguna manera. - ¿Sabes? Las hadas siempre me han resultado curiosas. Seguramente la trajiste contigo, no me gusta que ciertas criaturas estén por el invernadero. Se escudó con las dos palmas arriba. - ¡No me malinterpretes! No es por gruñona. Creo que con ciertas plantas en el invernadero... corren peligro. Y sí, le pegó una mirada incriminatoria a una de sus plantas carnívoras. - Te reconozco de algún lado… ¿Ya has estado por aquí verdad? Soy Rosália… y si estás, asumo que tienes una razón importante.
  6. - ¡Llegaste! Habían pasado los días que Rosália indicó en su momento. Así, estaba ella con los pies chapoteando en el lago. Sentada en lo que parecía ser un muelle bajo, con un par de zapatos a su costado. Había vuelto a su estilo personal, un vestido claro. Le estaba sentando tan bien la primavera que hasta se ponía un poco perezosa, sólo para tomar un poco más de sol. Y eso que los días en Inglaterra estaban siendo estupendos: cielos despejados, vientecillo leve, temperaturas templadas. - Por lo que vi hace unos días, este no es tu primer rodeo precisamente. Generalmente son tres pruebas hasta llegar a la pirámide ¿sí? Todo es bastante simple, verás. Se Levantó de donde estaba sentada y llevó a Gatiux hasta la punta del muelle donde había un pequeño barquito. En el centro del mismo había un recipiente. Lo podríamos describir como una maceta de hierro oscuro, con una tierra de igual tonalidad. - A lo largo de tu camino existen tres guardias. Para que te dejen pasar y puedas seguir caminando tendrás que activarlas. ¿Con qué? Con agua de conciencia. Imagínala como un recuerdo, pero como sabemos, la conciencia no está hecha solamente de memorias. Ahora, hay una condición. Cada una responde a una pregunta en específico sobre tu experiencia en estos tiempos, verás: La primera maceta, una vez regada se expandirá en un gran árbol que te llevará a través del lago. Lo que ella quiere saber es, ¿qué elementos en tu primera visita se compartían entre John, tú y yo? La segunda se encuentra a la entrada de un sendero a través del bosque. Cuando la actives, un túnel de ligustrina se expandirá para protegerte. En este caso, la pregunta es ¿qué elementos de lo exterior te llevaron a cortar la primera vinculación? Por último, en la entrada del laberinto, una enredadera te guiará por el mismo hasta la pirámide si le cuentas lo siguiente: ¿qué elementos eran sólo tuyos en la última intervención? Y, ¿cómo pudiste darte cuenta qué era verdad y qué era mentira? Suspiró. - Recuerda nuestra pequeña aventura y te será sencillo. Te estaré vigilando. Sigue cuidando el anillo que te di.
  7. Se notaba que no era el primer trabajo de Gatiux. Capaz y con otras seis personas más y podían alcanzar a hacer esas grandes estafas de grupos criminales en la pantalla grande. Al principio fue una fiesta de elite, claro, por la relación que tenía Rosália con eso. Ella llevaba un siglo viviendo y esa era su realidad al momento de encontrarse con ese tipo de fiestas. Gatiux por otro lado, tenía presente hacia dónde buscar. Una boda donde encontrar el rostro de John. Perfecto. Y así todo fue sobre ruedas, en realidad. Pasaron a donde estaban los invitados y la novia cruzando la larga pasarela. Hasta que… bueno, la conciencia de John buscando a los intrusos. La clave de haber podido cruzar el puente construido era ubicar eso mismo que antes los había unido. Y así Gatiux se encontró de bruces en el suelo, para luego ser la viva imagen de la rubia que habían visto momentos atrás. Rosália sonrió satisfecha. Ya se veía ella misma con una de esas semillas entre los dedos. - Y sí, John. Te diría que estás en grandes problemas. Es que, ¿has visto lo que esta mujer acaba de hacer? Puso los brazos en jarra y se giró para Gatiux. De su escote sacó un pequeño vial con un líquido transparente de una consistencia similar a los líquidos plateados de los recuerdos. Se acercó y se lo dejó en una de las manos. - Con esto podrás eliminar las últimas dieciséis horas y media, aproximadamente, de la vida de este tipo. Úsala con precaución obviamente. Te dejaré sola, que yo tengo ganas de salir nuevamente para Londres. Apaga las luces al salir ¿sí? Ahora se había guardado las manos dentro de la campera de cuero y se dirigió para el marco de la puerta. Se paró en seco y vio a la Malfoy. - ¡Casi me olvido! ¿Quieres realizar la prueba de Legilimancia? Ve con ese anillo a las orillas del lago de acá a tres días. Si quiere seguir practicando, mañana te espero a horas… bueno, más normales. Pero, tranquila, yo creo que si estás preparada. En fin, ¡nos vemos! Y desapareció.
  8. Rosalia actuó rápido. Volvió en sí, conjuró su vara de cristal y disparó rayos hacia el tipo que había atacado a Gatiux. Aseguró lo más que pudo John Doe y con un portal que abrió a sus pies desapareció hacia su cabaña. No seguía tan ebria. Que se haya encontrado de bruces con el suelo tenía que ver más con su incapacidad de coordinación más que otra cosa. Se limpió un poco las prendas e inspiró profundo. - Estuvo cerca esa… ¡me gustaría volver! Pero, cierto, tenemos al tipo este. Gatiux había preguntado sobre los siguientes pasos. Le indicó con un movimiento de la cabeza que se volviera a acercar. - ¿Recuerdas un poco lo que viste? Estábamos en una fiesta. Lo que él llevaba colgando es el concepto de lo que queremos alcanzar. Saber específicamente qué se quiere saber ayuda, pero no es posible alcanzarlo tan fácil. Suerte que estás con la arcana de legilimancia. Si vamos a buscar en una fiesta de casamiento, lo mejor es que te enfoques en una. En cuanto posibilite el puente, tú construirás parte de la realidad que veremos. Soltó una risita. - Entonces, estábamos en una fiesta y la gente rompía un poco con los estereotipos comunes. Ya sabes, el alcohol, las ganas de fiesta, la post verdad y todas esas patrañas. Ahora, shall we? Sus ojos avellanas se volvieron a encontrar con los de él. Un casamiento, eso había propuesto Gatiux. Ella tendría que ser la que le daría forma al puente que posibilitaba Rosalia. Ella tendría que enfocarse en una fiesta para poder entremezclar las experiencias de ella con las de John Doe. Por eso es que Rosalia se sintió en viva en medio de una calle. Un auto viejo tocó bocina lo que hizo que se diera cuenta de donde estaba parada y se moviera, junto con Gatiux, de lugar. Ahora llevaba un largo vestido dorado con una boa de plumas del mismo color. Maquillaje, peinado en rodete y una cartera tipo sobre. La gente estaba entrando en una especie de club bien al estilo ArtDeco de los años veinte en Estados Unidos. Todos bebiendo y riendo. ¿Cómo conseguirían señales de John Doe?
  9. Los ojos de la arcana comenzaron a mojarse. Un par de lágrimas bajaron por sus mejillas. Lo que estaba escuchando era de las cosas más hermosas del mundo. Gatiux no necesitaba utilizar conceptos super científicos o de muchas sílabas para dar en el punto entre todos los factores que influyen en el arte de la legilimancia. Y ella supo que estaba lista ¿para la prueba? por Morgana, no todavía, pero sí para practicar en el cuerpo desdichado del famoso John Doe. - Ay Gatiux, ¡ay! Sí, tal cual. Es que, nosotras no solo somos memorias ¿sabes? También nos somos las conexiones mentales que hacemos, cómo pensamos, la forma de ver, nuestra perspectiva y lo que cuestionamos. Somos todo y a la vez cada una de esas cosillas. El champange pasó de una mano a la otra sin tantos problemas. Rosália bebía como si lo hubiese hecho siempre a esa hora. Algo completamente natural. Y nada podía estar más lejos de la realidad. Como Arcana se había vuelto algo estirada y seria, aunque la realidad iba más que no podía salir de su cabaña a vivir la vida. Tenía que aparentar de alguna manera. Por eso… bueno, se comportaba un poquito no tan arcana. - AHhora sí mi queridísima amiga. ¡Party! Golpeó su vara de cristal con el suelo. Chispitas verdes salieron de la base. Una en particular se fue transformando en un anillo transparente, parecido al de Rosália. Con todas sus magias poderosas, había preparado ese pequeño artefacto temporal para que Gatiux la acompañara en el momento de visitar a mentes ajenas. Con la misma vara le pegó una cachetada a John Doe que se despertó con cierto susto. Seguía un poco borracho. - Shhhhhhhheshhhh querido, no te va a pazar nada. TE lo prome-to -dijo una Rosalia picada colocando su índice sobre la boca ya amordazada del empresario. La tomó a Gatiux de la cintura y la acercó a su cuerpo. No le dijo nada, simplemente clavó sus ojos avellanas en los de John Doe. Y no pasó nada. Salvo que pasó todo. Estaba devuelta Rosália bailando en ropas de hombre en una discoteca muggle. Estaba con Gatiux que llevaba también un traje. Los hombres iban todos de mujer. Y al otro lado de la discoteca estaba John Doe, con un pendiente particular, llevaba la semilla y el anillo que buscaba la Malfoy. La música era ensordecedora, pero que te obligaba a bailar sin pensarlo. Era como cuando estabas borracho. Porque, es que las dos lo estaban, él también. Toda la comunicación legilimántica apestaba a alcohol. - ¡Shots! ¡shot! Lo que Rosália no sabía era que uno de los matones se estaba despertando para ir a chequear en John Doe.
  10. Todo aquel pequeño viaje a Londres representaba un escape de su rutina: invernadero, cabaña, invernadero, cabaña. Como Arcana de Legilimancia, no había dudas en que su poder iba un poquitito más allá. Por eso, cuando se aparecieron, sintió la inmensidad de voces mentales de una ciudad y pasó de sentirse abrumada, a estar fascinada con todo lo que le estaba ocurriendo. Desde que había llegado a Reino Unido no había pisado Londres, para nada. No conocía esos mundos de los que todos sus alumnos hablaban. De las guerras civiles, de las tiendas, de lo tedioso del Ministerio de Magia o lo aburrido que estaban siendo los últimos días. Asintió ante las primeras instrucciones de Gatiux. Seguía mirando para todas partes un poco curiosa. Iba con actitud desenfadada y con las manos en los bolsillos. Estaba por responderle a su pregunta inicial cuando se encontraron con el elfo. Rosália se extendió sobre el mismo, apoyada en su codo. Sus ojos iban de un lado al otro con el intercambio de conversación. La soltura de la Malfoy le daba entender una sola cosa: no estaba con una principiante. Rosália le guiñó el ojo a la criaturilla cuando se pidió el champange. Recibió la botella, se pegó a la pared, desmayaron a los guardias. Siguió a Gatiux con cierta fascinación. La realidad estaba en que la arcana no estaba manejando mucho su sentido de supervivencia porque… era como todo muy nuevo. ¿Saben? Es como cuando no mides la línea entre lo realmente peligroso y tus propias capacidades. Ella tan sabia, tan usadora de libros de los Uzzas. Con varas de cristal y toda la parafernalia. Tenía entendido que le podía jugar en contra en cualquier momento: eso de estar tan segura de sus posibilidades. Mientras que su compañera iba cerrando la puerta, Rosália se adelantó inspeccionado la habitación. El tipo durmiendo con fuerza. - ¿Recuerdas lo que me preguntaste antes? Pues, sí, conozco a muchísima gente que ha pensado que podía saberlo “todo” del otro. El peligro aumenta exponencialmente a mayor tiempo se mantenga la conexión. Se quedó pensando un poco. Tomó una de las sillas de la habitación y la puso a los pies de la cama. Sin que le importase, levantó al ebrio por las axilas. La indicó a Gatiux que la ayudara. Juntas lo sentaron. Con la mano abierta invocó su vara de cristal, enredaderas que se iban entrelazando hasta formar un cetro esmeralda. Con la punta de la misma comenzó a trazar líneas sobre el cuerpo inconsciente. Enredaderas comenzaron a crecer para atar John Doe a la silla. Mientras, le quitó la funda a una de las almohadas y amordazó al cuerpo. - Para poder aplicar legilimancia, hay que estar en un estado de conciencia igual al otro. Tiene que estar despierto y nosotras… -miró la botella de champagna- Un poquitín borrachas. Tomó la botella que había dejado en una de las mesas y con las manos la descorchó. Le dio un largo trago y se lo pasó a Gatiux. - Cuando entramos en contacto, no hay que olvidarnos que seguimos viendo a través de nuestra conciencia. Lo que vea yo será diferente de lo que veas tu, Gatiux. Te pondré un par de ejercicios mentales, tranquila que el tipo no se irá a ninguna parte. Si yo tuviese que ver uno de tus recuerdos más privados, ¿qué elementos podríamos nombrar que me hagan ver, a mi, algo diferente si hago legilimancia? ¿Por qué es peligroso mantener un contacto legilimántico de forma prolongada? Si entramos ahora en la mente del tipo ¿veremos específicamente una sucesión de memorias y recuerdos? ¿O veremos algo más? Clave que Rosália supiera estas cuestiones antes de despertar a John. Era la forma en que podía guiar a Gatiux a través de una conciencia… borracha.
  11. @Gatiux Querida Gatiux, ¡Me encantó! Como verás, ya acepté tu propuesta. Si tienes una moto voladora o un Ford Anglia podemos ir escuchando Beyoncé o esas cosas que escuchan las jóvenes muggles antes de salir de fiesta. Lo único que te pediré es que, en cuanto postees en el tópico externo a este subforo, dejes el link este tópico para que pueda contestarte. Seguimos en el rol
  12. Entrecerró la mirada y enarcó una ceja, ¿de verdad aquella muchacha se estaba tomando ese atrevimiento? Le gustó. Generalmente, las personas con las que interactuaba eran todos alumnos bastante sumisos a lo que ella podía enseñar. Asintió mientras se levantaba, buscó una pequeña bata de seda con diseños florales. Bajó las escaleras estudiando el movimiento de la Malfoy. Llegaron a la sala y de ahí, cruzaron el arco que conectaba la cocina. Se sentó en una de las puntas de la mesa de roble y cruzó las piernas. Apoyó el codo en el borde y reposó la cabeza en su palma. La dejó moverse como si fuese su casa. Preparó el agua, el conjunto de hierbas y lo sirvió todo con gracia. Alguien le tendría que haber enseñado los modales del té. Se sirvió ella un poco y se calentó las manos con la superficie de la taza. Aún era una primavera muy temprana y las madrugadas solían ser frías.Para el tiempo que Gatiux terminó, ella ya se había bebido una taza y media. - Primero, nada de señora, señorita, o símplemente Rosália que seguramente tenemos casi la misma edad. Mentira, pero no vamos entrar en ello… - Me encanta todo lo que me estás contando. No conozco al tal John Doe. Verás, hacía mucho tiempo estaba más metida en el mundo del comercio. Ahora mi vida se redujo al cuidado de mis plantas, enseñar legilimancia y leer libros muy interesantes. Y, me vendría bien esa semilla de sauce boxeador. Llevó la comisura de sus labios hacia abajo denotando un una sorpresa leve aunque en sus adentros estuviera gritando de emoción. Tenía que guardar un poquito las apariencias, no mostrarse tan interesada. Se acomodó devuelta en el asiento y le pegó con tincazo a la taza de Gatiux para que volviera a tener una temperatura deseable. Le guiñó el ojo. - Bien, Gatiux. Me parece que has sido extremadamente clara. Me sorprenden los ovarios que tienes para venir a pedirme esto a las dos de la mañana. Así que… Se levantó, se quitó la bata y la dejó en el respaldar de la silla. Encarnó nuevamente la ceja y negó con la cabeza. Chasqueó la lengua. Aplaudió dos veces y comenzó la magia. Unos remolinos cubrieron su cuerpo. Lo que eran unos pijamas pasaron a ser unas botas Dr. Marteen, unos leggins de simil cuero, remera blanca, campera de cuero ceñida al cuerpo y unas cadenas con púas. Sacó de uno de los bolsillos un espejo de mano y se tiró un poco de maquillaje. Su cabello rojizo estaba atado en una coleta ajustada a lo Ariana Grande. - Y debo decir que me encanta la maldita idea. Vamos a rompernos la cabeza. Noche de chicas, ¿verdad? Habían dos razones por las cuales Rosália había decidido tan rápido. La primera, esa semilla era demasiado tentadora para dejarla pasar. La segunda, hacía tantísimo tiempo que no salía de esos terrenos que necesitaba emborracharse un poco tomar un par de malas decisiones. Sin embargo, antes de seguir levantó el dedo frenando un poco a su improvisada alumna. - Hay un par de cosas que debes saber. La única mente con Oclumancia que no puedo penetrar es la de Sauda. Ya sabes, la arcana de esa habilidad. Ese tal John Doe no va a saber lo que lo va a golpear. De todas maneras, no todo lo que ves durante la legilimancia puede que sea verdad. Imagínate que es como leer algo en tu propia lengua, a veces hay fallos en la traducción ¿sabes? Es imposible saberlo todo con la habilidad. Se vio nuevamente en el espejo y se acomodó el cabello. - La legilimancia es peligrosísima. Básicamente es saber cómo canalizar tus energías mágicas en un puente entre tu consciencia y la del otro. Y ese puente necesita que los dos estén… bueno, conscientes. Conozco idi***s que se han perdido para siempre en el otro. Aunque… -pasó del espejo a mirarla a ella- eres del tipo que sabe los riesgos y que los asume. No te preguntaré nada más. Ya estoy lista. Igual, Gatiux, ¿cómo tengo el maquillaje? Ay, es que hace tanto que no salgo, ¿estoy bien?
  13. Con Gatiux, la intrusa que despertó a Rosália de su sueño reparador. Rosália estaba durmiendo plácidamente en su cama king size. Estaba con la boca abierta, babeando una de sus tres almohadas mientras que abrazaba la otra. Es que Gatiux había entrado en el mejor momento. - Mmmmm… Ródney Shantiagooooo… molha sua camiseta, por favvv.. Sintió que alguien la estaba moviendo de un costado y se dio vuelta mientras abría lentamente los ojos. Estaba medio atontada. Frunció el ceño. ¿Acomp…? - ¡MEU DEUS! Se levantó rápido de la cama, resbalando una de sus manos con una de las sábanas. El otro brazo salió revoleado por la caída, desprendiendo una de las lámparas de su mesita de noche. Un flash de cortocircuito iluminó la habitación mientras que la luminaria voló a la cabeza de Gatiux. Rosália gritó, sus plantas gritaron, la Malfoy un poco más. ¿Pero qué diablos estaba esperando? ¡Colándose en la casa de los arcanos, así como así! Estando en el otro extremo de la cama, soltó las sábanas para cruzar el colchón a los pies de la misma para ver quién era el intruso de esa noche. - ¡Oh, cariño! ¿Te encuentras bien? Se alivió de que se trataba de una mujer. Ya saben, sororidad. Prendió el velador con un movimiento de muñeca y observó sus ojos amarillos. - Querida… ¿has fumado algo? ¿tomaste alguna pastilla? ¿te obligaron a hacer algo que no querías? ¿Te parece si te preparo una taza de té y me cuentas un poco mejor? Supongo que tienes una buena historia que contar. Claro, Rosália estaba preocupada por la mujer. Si se enteraba de que todo resultaba ser un plan elaborado para que la Malfoy robe un objeto precioso, no le iba a gustar tanto. Si analizamos indirectas, la arcana estaba siendo clara en lo que buscaba. De alguna manera, u otra, Gatiux tenía que convencerla para que se uniera a un problema ajeno a ella. ** Con Keaton, en la sala A Rosália le subió el interés cuando Keaton afirmó que era una excelente pregunta. Se preguntó que podría ser desde el momento en que lo vió, capaz le iba a contar cosas interesantes, opiniones fuertes de temas contemporáneos o simplemente compartir una charla profunda con una taza de té. Pero se quedó congelada cuando la respuesta quedó en segundos. Le movió la mano derecha como para que continúe, pero... - Te puedo contar algo yo, y no, no me interesa si te importa. Tras negar con la cabeza le guiñó el ojo. Le dio el beneficio de la duda: supuso que estaba un poco nervioso y se había olvidado de seguir la conversación. - Estoy feliz que inicia la primavera. El sol tiene ese no-se-que… Me llena de energía y puedo hacer más cosas. Pude trasplantar unas plantas que me trajeron unos colegas de Sudamérica. Pude terminar unos libros bellísimos que me quedaban pendiente y disfrutar de una vida tranquila lejos de complicaciones. Normalmente iría a buscar ella misma la tetera y las tazas con el té, pero había un punto de la conversación que no quería dejar pasar. Chasqueó, así, los dedos, para que el set se moviera flotando a la sala. ¡Por fin las dos tazas estaban servidas! - ¿A qué te refieres con misiones de bando? Buf, es que es la primera vez que lo escucho. Y eso que usualmente soy de… enterarme de las cosas.
  14. Rosália se había quedado mirando esperando una respuesta… El té se enfrió, ella se aburrió y Axel se durmió. Estiró todas sus extremidades. Con sus uñas golpeó la superficie de porcelana de la tetera. Se agitó con cierto carácter y flotó devuelta a la cocina. Se levantó de su sillón y convirtió su varita en un plumero. Iba tarareando una canción sacando el polvo de los muebles, la mesa de té, de la cabeza de Axel. Estaba esperando a su segundo alumno del día y… ¡Ya había llegado! Dio un pequeño saltito y con un par de saltitos llegó a la puerta de su cabaña. Se asomó primero y vio a un tímido joven buscándola. Sonrió de lado. Encontraba bastante curioso que varios magos en Inglaterra se interesaran tanto por la botánica. - Tampoco puedo revelar todos mis se-cre-tos ¿verdad? Le guiñó el ojo. - Encantada, Keaton, bienvenido a mi humilde hogar. Llegas justo para un poco de té. Don’t mind Axel, se está relajando un poco antes de viajar nuevamente. Chasqueó los dedos y un portal apareció debajo de donde el Rexdemort estaba sentado. Con cierta ironía, la arcana le ofreció el mismo asiento. Dependía de Keaton compartir el mismo destino o no. Cerró la puerta luego de que el nuevo alumno entrara. -Y… ¿Entonces? ¿Qué me contarás hoy, Keaton?
  15. Tarareaba una canción animada mientras regaba sus plantas interiores. Era un día bello en Inglaterra, de esos de cielo claro y con un sol que rara vez se explayaba en el cielo. Se sentía bien, vamos que la primavera se estaba acercando. Inclusive había preparado una tetera con una de sus mejores mezclas personales. Suspiró satisfecha mientras estiraba los brazos hacia atrás. Ya había terminado con la cocina y ahora tenía que pasar a la sala. Antes de tomar la bandeja con la tetera y la taza, su mirada se giró hacia una de las enredaderas que se enroscó en su dedo. Ante el taco con la planta, ella sonrió. Dejó la bandeja en la mesa y buscó dentro de los armarios otra taza de té. Seguía tarareando levemente mientras llegó a la sala. Dejó la bandeja en la mesita ratona y escuchó el golpe de la puerta. Sin cambiar de expresión buscó atender al recién llegado. Después de todo lo estaba esperando. Sonrió sincera ante Axel. - ¡Buen día! Llegas justo para el té. Vamos, pasa. Cerró la puerta tras su ingreso. Reconocía su rostro… - Esta no es la primera vez que vienes ¿no? Es que te recuerdo de alguna vez. ¿Cómo te llamas? ¿Te sirvo una taza? Con pasitos cortos corrió para echarse sobre el sofá de tres cuerpos. Se quitó las sandalias de entre casa y se encogió en uno de los extremos del mismo. Quedó acomodada sobre el apoyabrazos, esperando a que su nuevo alumno hablara. --- En el invernadero con Bodrik y Melrose Si bien Bodrik realmente pensaba que la Arcana no hacía ningún esfuerzo por entender su mente, la realidad no era así. No es que la Arcana no quería sino, que hasta ahora, no podía seguirle la línea de pensamiento a su alumna. Además, Rosália no tenía porqué entenderla. Esa no era su posición. Ella era guía para los que aceptaban que ella lo fuera, proponiendo un camino nuevo al acostumbrado por todos sus alumnos. Si ellos se rehusaban, ella no podía hacer nada. Y sí, un reparo levantó mágicamente todos los vidrios rotos y los unió como estaba antes. Rosália así se acercó a la pared y pasó la yema de sus dedos. Suspiró un poco triste. Cuando las cosas se rompen, no siempre se tienen que volver a como estaban. Es como… negar las mil y un posibilidades nuevas de la existencia de una cosa. Después de todo, y como lo había dicho ya, la pared se iba a arreglar cuando conectaran pensamientos no conectados aparentemente. No pasó. - ¿Reflexiones de lo ocurrido? –preguntó a la fuente cuando volvió.
  16. La Arcana sonrió de lado al ver como Binfeyd salía del invernadero. Supuso que era una tarea un poco complicada el de enfrentarse a las conciencias ajenas. Después de todo, la habilidad necesitaba una claridad de intención y mensaje. Los cuestionamientos eran el camino, pero para llegar a una decisión específica. Una acción. Algo que hiciera avanzar a las personas y no dejarlas estancadas en una pregunta constante. Suspiró. - Supongo que tendré que ponerme manos a la obra. El problema que planteó desde que entró al invernadero por la pared rota era el de la linealidad temporal de las memorias. Buf, qué oración complicada. Rosália les pidió que arreglen la pared de vidrio por la que había entrado de una forma peculiar. Tenían que unir lo que aparentemente parecía desconectado. Ejemplo rápido: Rosália desayuna un tazón de frutas y una tostada con palta, luego corre un poco y a la noche se pone a leer un poco de psicoanálisis lacaniano. Una rutina común. Lo que está unido es: primero el desayuno, luego el ejercicio y por último el estudio. La pregunta interesante era, ¿qué sucede cuando intentamos conectar el desayuno con el estudio? ¿Qué sucede si quitamos al ejercicio de en medio? ¿Qué nos encontramos? Podemos pensar que la persona es una sucesión de vivencias. Pero nos podemos permitir conectar situaciones y esa misma conexión mental era la que iba a posibilitar la unión de los cristales. Las conexiones mentales son parte de la mente. Como el oro en el kintsugi. Nuevas conexiones son también nuevas formas del ser. Nuevas formas de ser. No entendió bien qué sucedió entre sus dos alumnas restantes. Se acompañaron cada una a la fuente y se metieron en la misma. Se llevó la mano al mentón y se quedó mirando a la situación sin entender mucho. Desde donde estaba, justo frente del hueco del invernadero, no podía aplicar una legilimancia intensa. Pero sí tenía como una sensación de lo que estaba sucediendo y aun así no lo entendía bien. ¿Capaz las chicas necesitaban más tiempo?
  17. - Binfeyd, ¿verdad? Un gusto tenerte en mi invernadero. Espero que no hayas esperado mucho en la cabaña. Le devolvió la reverencia. - Entre nos, ¿no crees que debería tener la costumbre de poner un cartelito para cuando no esté? –dijo mientras le guiñaba el ojo en tono cómplice, se sorprendió por las hojitas que se le habían quedado pegadas en su cabellera rojiza-. Pero, ¡mira mi descuido! Las desventajas de trabajar en un invernadero. Le indicó a su nueva alumna que la siguiera. Dejó a Mei que rehaga los primeros pasos. Capaz así la Delacour podía conectarse con las memorias dispersadas de una forma más concienzuda para luego pasar a la siguiente parte. Tuvo que enviar a Bel a descansar nuevamente a través de un portal. Fueron hacia una de las esquinas del invernadero, donde se encontraba un pequeño armarito de madera oscura. - Espero que no me odies, te pondré a trabajar. Verás Binfeyd, Legilimancia es una habilidad complicada que inicia con un mismo proceso mental del que necesito formar parte yo también, ¿sí? Que sea personal no quiere decir que pueda ser compartido. Verás, hay plantas específicas en este invernadero que contienen la memoria más importante de las cuatro estudiantes que se acercaron antes de ti. Se refería a Mei, Catherine, Bodrik y Bel. Le sonrió, dejándole una tijera de poder en las manos. - Necesito que me traigas exactamente una rama o parte de las plantas. Descríbelas con tus dedos, siéntelas. Capaz… puedas ver desde otra perspectiva lo que te dicen de ellas. Búscame en la fuente y haremos algo bonito con ellas ¿te parece? Las plantas específicas cargadas de la memoria más importante seguían con la magia intacta. Binfeyd encontraría allí su primera gran tarea. Tenía que traerlas y describir sus propiedades, físicas lo que veía con sus ojos y mágicas, lo que sentía cuando las tocaba. Volvió tarareando hacia la fuente. Con respecto a Catherine, la vio más cuestionada, sonrió con aprobación. Era obvio que recibía de vez en cuando el proceso mental de ella. Lo veía claro, pero aun lineal. ¿Qué sucedería si conectaba dos memorias que aparentemente no encajaban? ¿Una de Pandora y una de Catherine? Capaz así el vidrio roto se encontraría sano nuevamente. Porque, por más de ser dos cuerpos diferentes y memorias ajenas y externas, pasaron por la misma conciencia. Aquella que le permitió la reflexión anterior. Bodrik seguía cerrada en la idea de una estructura familiar que a veces no se condecía con el accionar. Ciertamente, describir un problema a veces no lo hacía más verdad que la propia manifestación. Seguía recibiendo confusiones por su parte y también un poco aislada. La solución para los acertijos de Rosália no eran tan rebuscados. La alumna necesitaba respirar y releer sus acciones antes de hacerlas. Capaz así encontraba la confusión que se generaba entre ella y su interlocutora, la Arcana. La legilimancia no es entrar en un pensadero. Eso era un objeto que casi todos los magos tenían en sus casas. La habilidad iba un paso más allá. Presenciar una memoria significaba quedarse corto. Como lo dijo una vez con Fined, la información podía ser mentira, creada, incluso interpretada mal. La lectura de mentes iba un paso más allá porque causaba efectos dentro de la misma conciencia. ¿O es que uno podría vivir la vida de otro sin problemas? No, claro que no. Como cuando Rosália sintió el embarazo de Mei, o vomitó el cielo profundo de Bodrik. Ella no leía mentes como un libro. Las sentía. Resonaba su conciencia con la ajena a un nivel que sólo la habilidad lo permitía. Y esperaba realmente que las alumnas se ayuden entre ellas. Que hablen con Rosália. Que compartan entre ellas y se reconozcan como Catherine hizo al principio. Recaer en la habilidad en su uso telepático traía consecuencias negativas.
  18. - Oh Mei… La Arcana esperó un poco si las otras chicas salían del proceso mental del que seguramente estaban metidas. Sacó los pies de la fuente y se acomodó un poco la cabellera rojiza. Siempre era demasiado precavida con lo que realmente era. Todo por su instinto de supervivencia. Si la comunidad mágica no lograba discernir hasta qué punto llegaba su magia, no la considerarían una amenaza y la dejarían en paz por única vez en su vida. Soltó un largo suspiro. No había raíces, pero sí sacó un par de hojitas, capaz se le habían quedado enredadas cuando entró al invernadero. No le dio importancia. Se acercó hacia la alumna que planteaba el círculo. Curioso. Nietzsche también hablaba del eterno retorno. Hermoso. Graficaba parte del problema. Si el pasado y el futuro dejaban de ser puntos en una línea horizontal y comenzaba a doblarse hasta formar un círculo, obteníamos el ouroboros. Aquel que estaba en el suelo de la pirámide. ¡Qué hermoso es presenciar esa conexión! Y más aún, para Rosália, ver cómo de a poco, la duda iba guiando a sus alumnas. Se paró a su lado y la tomó del brazo. La comenzó a guiar hacia el hueco del invernadero. - Qué tal si te digo que tienes razón. Que el círculo no tiene principio ni final. Pero, porque los términos “principio” y “final” los inventamos nosotros. Y como toda construcción social, las podemos moldear a nuestras necesidades. Tomaron un giro hacia la izquierda, llegando hacia la planta de olivo de Bel. - Este puede ser tu principio. Caminó un poco más hasta la Maranta Leuconeur. - También puedes empezar por aquí. La digirió ahora hasta la enredadera con la que tuvo contacto Melrose. - Todas estas son posibilidades a las que puedes volver Pasaron nuevamente frente a la puerta del invernadero. Los vidrios se fraccionaban más con el paso del tiempo. Buscar una solución podía incluso llegar a ser imposible. Y era en esa unión imposible entre piezas que aparentemente no encajaban donde se encontraba la respuesta del enigma. Era difícil. Mas no imposible. Sobre todo, tras las declaraciones escuchadas en ese lugar en el mundo. Llevó a Mei a la fuente. - Es imposible fallar en ser porque uno es y la sustancia no tiene principio ni fin. Todo lo que nos ocurre es contingente y puede unirse y desunirse a placer. ¿Nos condiciona y nos configura? Claro que sí, somos sustancias blandas después de todo, pero, ¿eso quiere decir que vivimos a merced de la tiranía historicista? Claro que no. Es una doble relación. Ahora, dime, qué sucede contigo Mei. Piensa, reflexiona y experimenta con las plantas de la forma que yo experimenté con sus recuerdos ¿Qué sucede? ¿Qué existe en común? ¿Qué puedes accionar luego de todo eso?
  19. La arcana se descalzó y metió los pies en el agua. Las movió con ciertos ánimos inocentes, chapoteando un poco. Parte del invernadero seguía destruido. No había que ser legililmante para entender que las cuatro mujeres estaban pasando por experiencias mentales. Es decir. O se quedaban quitas palpando plantas como si fuera escritura braile o preferían girar sus ojos y mirar sus cerebros. Bueno, tampoco podía decir mucho. Después de todo estaban en una habilidad mental. De todas maneras, sintió curiosidad, después de todo, ninguna de las cuatro había pronunciado palabras Catherine fue la primera en estar abierta. Las memorias que fluían eran todas… lineales. Y parecían más un monólogo que otra cosa. Y es que, narrativamente hablando, la introducción de nuevos elementos ajenos a una trama específica implica una explicación necesaria. De alguna manera, los lugares vividos, las experiencias marcadas, los nombres propios (que no son menos), están sueltos dentro de un caldero. Y, a su vez, obligando al lector a darle un sentido con elementos y herramientas que no tiene, ¿Helen? ¿Ania? A Jank sí lo conocía, pero ¿Richard Stark luego Moody? Inclusive un Káiser y violencia doméstica. Que si bien, planteaban una conexión, la misma era lineal. Pasaba una cosa, luego otra, y así, sucesivamente, pasando el tiempo, los años, como aquella pregunta que le había hecho, la Arcana, a Eileen, sobre los anillos de un árbol. Y es que, claramente la Catherine del pasado era la misma del futuro. Esa conciencia del yo funciona como afirmante, pero, no implica una actitud performática. - Claro que el ser no es complicado. Pero, más allá de ello, ¿qué sucede cuando juntas piezas con bordes irregulares? ¿qué rellenas en los espacios? Reconocer la propia existencia de la conciencia, saber-se, no sirve de nada si no se practica el ser. Con Bodrik le costó. No le podía seguir el hilo. Sus pensamientos estaban muy desordenados y había tensiones un poquito, demasiado, freudianas. La rebeldía contra sus padres y sujetos que nunca se habían traído a colación dentro de la trama como si fueran dados de forma lógica. Las explicaciones, capaz aparentes dentro de aquellos relacionados con la historia de la adolescente, reposaban sobre el aire. Y es que, aun así, tampoco lograba distinguir cómo unía piezas con encastres diferentes, al igual de las reacciones ante memorias ajenas, o aquella que era la más importante. Así es como, Rosália se quedó con lo más contundente de sus pensamientos, la conflictividad familiar ¿era esa la piedra angular de Bodrik? ¿o que era demasiado joven para traer bebés al mundo? Capaz, si lo intentara nuevamente, con una claridad más sutil y con un vaivén entre el mecanismo exacto de un reloj y la suavidad de una bailarina, podría avanzar en la habilidad. - Bodrik, tienes que tomar un respiro. Da un paso, o varios, atrás. Vuelve a la puerta del invernadero. Medita un poco, aclara tu mente y continúa. Si aún te cuesta, pide ayuda. Son cuatro presentes en este lugar y no las he visto hablarse en nada. A Mei, al contrario, le faltaba profundidad. Sentía todos sus pensamientos como cuando estás en una lancha y bajás la mano para tocar el agua. Es rasgar la superficie. Una que, estaba segurísima, se extendía, leguas y leguas hacia abajo. Si mirarse y recordar despertaba el sistema nervioso y traspasaba en tantísimos niveles al umbral del dolor, entonces no era una habilidad para ella. Al menos, no por ahora. Y, teniendo en cuenta su conexión con los pasillos de San Mungo, ¿para Bodrik era lo más importante su trabajo? - Mei, entiendo que “avanzas” pero, ¿hacia dónde? Estás girando en círculos dentro del invernadero. Vuelve al inicio. Respira. Nadie, nunca, podrá fallar en “ser”. Y, “ser”, es la primera clave de la habilidad. Y ya, girando con Bel, sintió un pequeño dolor de cabeza. Demasiada información, al igual que Catherine, pero, en esta oportunidad se centraba solamente en ella. Era un monólogo extensivo donde las conexiones se daban en sí mismas dentro de una linealdad de recuerdos. Podía apreciar unas leves diferencias entre los procesos mentales de Catherine y de ella. Sin embargo, a gran escala parecían los mismos ¿será que estaban emparentadas de alguna manera? Había algo en el concepto de la linealidad temporal de memorias que no iban acorde con el resultado final de la declaración de Bel. Lejos estaba del error. Había algunas cosas que pulir y Rosália se encargaría. - Me encanta todo este empoderamiento, pero ¿y entonces? Tu eres tú. Genial. ¿qué harás con eso? ¿Qué harás con esa información? Y, si vamos cambiando ¿para qué sirve tener nombres? ¿De qué nos ayuda la conciencia? Si todo es mutable. Volátil. Si hoy no seré mañana, ¿para qué hacer cosas? ¿Para qué incluso tomar estas clases? Rosália se veía forzada a realizar estas intervenciones antes de seguir. Era como un respiro. Una pausa estratégica. Más allá de que en las últimas dos actividades se veía completamente aislada de las cuatro, como también las cuatro estaban aisladas entre ellas. Traer esto a colación es necesario para tensionarlo con el concepto de construcción narrativa. Una construcción no se da si son monólogos donde cada uno se “da cuenta” que es, sin una acción. El hecho de narrar una cantidad determinada de sucesos o memorias, no tiene una incidencia total en la vida de las otras personas dentro del invernadero. Mucho menos cuando se encerraron en procesos puramente mentales. La mentalidad es sólo un paso. Un paso de autocontemplación. Uno necesario, importantísimo, imperante y que marca el ritmo del aprendizaje. Y es que así venía la pregunta luego, ¿entonces? ¿Qué pasa con todo eso?
  20. Al cerrarse la puerta con la última en entrar, Bodrik, la arcana decidió acercarse a las puertas de vidrio. Suspiró, dejando un poco empañada la superficie. Su magia era poderosa y sabía que, si incluso ella entraba en contacto con la misma, perdería incluso sus memorias. Tentadora oferta, la verdad. Se puso un poco nostálgica. Estaba impaciente y sus alumnas no salían del lugar y la brasilera era de las que tomaban el toro por las astas. Recorrió la periferia de la estructura, rozando la yema de sus dedos con el vidrio frio. Su cabellera rojiza, atada en una coleta alta, iba de un lado para el otro. Sintió algunas gotas en sus mejillas. Ya comenzaba a llover. Extendió su derecha para invocar la vara de cristal. Entrecerró los ojos y se paró en posición. - Uno, dos… ¡TRES! Con un swing certero, estalló su vara de cristal contra una de las paredes del invernadero, resultando en casi una explosión. Su vara, a consecuencia, también quebró, desmaterializándose con la acción. La niebla espesa comenzó a escaparse por el gran hueco que había dejado hacía unos momentos. Le encantó lo que hizo. Le gustaba romper cosas. Sólo que, bueno, tenía que arreglarla luego. Problemas para la Rosália del futuro. Entró con cuidado cuando vio que no quedaba más rastros de su magia. Con sus dos manos estrujo un poco el agua de lluvia y caminó sin cuidado por los cristales rotos. Se asomó por los diferentes caminos que se habrían a su paso, a ver si reconocía a alguna de las mujeres. Nada. Capaz, habían tardado demasiado tiempo. Llegó hasta la fuente rota en medio de su segundo hogar. El agua reflejaba los verdes perfectamente y, sin medida, Rosália metió el dedo donde se encontraba el anillo de Legilimancia directamente, rompiendo el espejo. Abrió los ojos como platos. Sintió primero la presión en el pecho y las ganas de morir. Y se llevó las manos al estómago. Levantó su camisa y palpó la superficie, cerca del pupo. Sentía objetos, regalos, inclusive dibujos de moños se dibujaban en la piel. Llegaron las náuseas con un blanco que la enceguecía. Así, no pudo más, y vomitó cielo. Sobre su ropa, un celeste profundo, que la llevaba a días muy diferentes como esos de invierno. Sacó la mano del agua y tosió. Con el pulgar se limpió la comisura de los labios. Se fijó bien. No estaba manchada. Pero el problema real era que solamente dos alumnas se habían acercado a sus memorias reales. Mientras que otras dos, estaban todavía en una especie de trance. Había 4 plantas con la memoria más importante de cada una y todo quedó en un vórtice donde solamente la confusión reinaba. Y nada mejor que un sacudón de agua clara y frío para llegar un poco a la claridad. Fue cuando sonrió un poco malévola. Podía enseñarles a sus alumnas y que… ¡ellas hicieran el trabajo sucio! Claro, ¡cómo es que no se le había ocurrido antes! Para eso tenía que mandarles un mensaje claro. - Muchachas… la respuesta de una mente abierta es una conciencia edificada. Busquen su identidad más allá de las memorias. Los hechos… el presente, sucede todo al mismo tiempo, pero ¿qué las diferencian ustedes del resto? ¿Qué las hace ser-consientes? Canturreó un poco, moviendo los dedos. Su voz llegaría al interior de sus alumnas, estuvieran donde estuvieran. Existía algo específico entre las memorias y es la relación con las mismas. Es muy interesante pensar que nosotros no estamos hechos solamente de recuerdos, de sucesos, ni mucho menos de una historia sucesiva. No somos un día a día. Somos lo que nos pasó, cómo reaccionamos ante ello y lo que reflexionamos. Esa mezcla. Ese entrecruzamiento entre pasado, presente y futuro y sus límites borrosos hacen a una conciencia preparada para usar la mente como una herramienta en desenvolverse. Rosália levantó los brazos y los movió con fuerza hacia el hueco que había dejado. Un fuerte viento de tormenta entró por el mismo, cargando lluvia y frío. El invernadero era una metáfora de las conciencias de cada una. Los cristales rotos tenían que ser reparados y varios estaban fragmentados. Unirlos implicaba juntar piezas que antes no estaban juntas. Y ella no podía esperar en ver qué sucedía al respecto.
  21. Se cruzó de piernas y con un movimiento de muñeca sirvió un poco más de té. Supuso que ya habían respondido a sus preguntas. Esperaba más de Mía, la verdad. El tema de los recuerdos es que, además de que uno cambia, la clave está en entender cómo esos cambios influyen también en como vemos los recuerdos. Es decir, un cumpleaños tiene sus partes, entre ellas soplar las velas de una torta ¿verdad? Bueno, ese momento puede ser incómodo para el cumpleañero, pero, luego se puede recordar el momento con cierta nostalgia, de esas que te calientan un poco el alma, sin embargo, la persona que hizo el pastel puede terminar siendo alguien dañino, convirtiendo la memoria en algo triste. Un ejemplo un poco básico, pero directo al punto. Nosotros mismos cambiamos en la forma de revisar nuestra historia. Y, justamente, ¿no sería igual al ver la historia de los otros? Por eso es que Rosália justamente se negaba a pensar en la legilimancia como una simple lectura de la vida ajena. Y que algunos pupilos que pasaron por su cabaña pensaran directamente eso la ponía un poco mal. - La clave está en entender los cambios que suceden, Mía. Por ejemplo, no vi específicamente tu historia, si no que la sentí como sí lo mismo me hubiese sucedido a mí. De alguna forma, ciertas cosas que capaz no te resonaron con tanta fuerza a ti, lo hicieron conmigo. Lo complicado de la legilimancia es discernir entre lo real y lo percibido. Es algo que se adquiere con el tiempo e incluso me puedo perder en esa línea. Luego, la estudiante se fue por el fulgura nox. Capaz, se tenía que perder para volver a encontrarse. - Tendrás tu segunda oportunidad ahora Jank, vamos a hacer esto, en el invernadero preparé algo especial para hoy. Puedes sumarte con la señorita Black Lestrange, no me molestaría. Pero creo que te va a… Se acercó a la puerta y tomó su abrigo de una de las perchas. Sacudió un poco su cabello para quitarse cualquier rasgo de mujer planta, odiaba exponerse así con brujas y magos que no conocía. Ella se daba cuenta que no era común, incluso para la comunidad británica, su propio ser. - Pero ¡qué me ha traído el viento! Bel, Melrose y Bodrik nuevamente en mi cabaña. Y una señorita que no conozco, vaya. Justo estoy yendo al invernadero y creo que Jank se sumará, algo me dice que lo conocen también. Carraspeó un poco y tomó el camino de la derecha que daba hacia el invernadero. De un momento al otro dio media vuelta y puso las manos en su espalda, comenzó a caminar al revés. Conocía el trayecto tan de memoria que lo podía hacer con los ojos cerrados. - Me presentaré nuevamente, mi nombre es Rosália y soy la Arcana de Legilimancia. Supongo que vienen a aprender la habilidad, lo cual me parece excelente y emocionante. De todas maneras, cada historia es diferente y, a su vez, las motivaciones; con esto, espero que me puedan traer un conflicto lo suficientemente emocionante para trabajar en la clase. De alguna manera, la habilidad les tiene que ayudar a resolver un problema ¿para qué la aprenderíamos si no fuese útil? En el transcurso del día vamos a ir viendo cómo reaccionar ante la conexión de mentes. Volvió a darse media vuelta e invocó su vara de cristal. Golpeó dos veces con el suelo mientras estaban llegando a su segundo hogar. Así, un velo mágico ámbar cubrió de a poco toda la periferia. Sonrió con cierta satisfacción. - Una de las cosas que veníamos hablando dentro de la cabaña es la necesidad de apreciar las diferencias entre lo que uno experimenta en la conexión entre conciencias y lo que realmente sucedió en algún punto. Nunca vamos a tener la certeza suficiente de lo que vemos es real. Lo que, por ejemplo, lo que a Bodrik le sucedió una mañana en su trabajo, a ella le puede resultar placentero, y a mí, un poco de grima. Lo que vemos es diferente. Sus memorias e identidad se mezclan con las mías, dando a lugar a un caos hermoso que es la Legilimancia. Se acercó al vidrio de la puerta y puso las manos como binoculares. - Dentro del invernadero encontrarán una espesa niebla que seguramente los hará perderse. En el momento de entrar perderán todas sus memorias. Lo último que recordarán es que tienen que buscar algo. Las plantas son las que tienen sus memorias y seguramente se encontrarán con alguna que sostenga una parte de otro u otra. Busquen la suya, la más importante. Era inevitable que se encontraran con alguna memoria ajena y era allí donde Rosália vería cómo reaccionarían, dando una primera introducción a la habilidad.
  22. Le sonrió levemente a Jank al escuchar una respuesta positiva. Ella como Arcana no era nadie para indicarle como tenía que ser el recorrido de cada estudiante. Muchos comenzaban por la Animagia, como si fueran a encontrar alguna pieza faltante en su ser. Otros en la Metamorfomagia, para sentirse más comodos en su propia piel. Y así. Su habilidad era diferente. No se extendía como una modificación de uno para uno mismo, sino una forma nueva de experimentar la comunicación. Entrecerró los ojos cuando Mia propuso el mostrar. No le gustaba aplicar legilimancia a sus alumnos. Se sentía invasiva en una situación donde no se la necesitaba. Suspiró y se concentró. No era la culpa de la alumna, supuso, nunca decía sus preferencias igual. Miró más allá del iris de la mortífaga. Lo primero que sintió fue un cambio en su lengua; un portugués natal dejó lugar a un francés. Se sintió débil y a la vez observadora. Se vio ella misma nuevamente en las amazonas, cargaba al bebé de alguien en brazos. Púas de color dorado la atacaron para verse a ella misma sanarse. Estaba experimentando la perspectiva de Mía que tenía de su recuerdo y a su vez de aquella de la nigromante sobre la muchacha que ayudó. Parpadeó dos veces y volvió a su cabaña. Se volteó a Jank. No era legilimante así que no lo podría ver, en realidad. - Bueno, básicamente un encuentro de ayuda sanitaria con una desconocida. Y ahora, justamente ¿qué me podés decir de ese recuerdo hoy? ¿Ves algo diferente? Pasado y presente se solapan de alguna manera. El pasado define al presente, como una suerte de sucesión histórica que da lugar a la memoria y a la identidad. Pero, a la vez, el presente es el que visita el pasado y le da sentido; que, en un juego dialéctico, se entrecruzan nuevas perspectivas y relaciones y le da lugar a esto, una resignificación constante. - ¿Y tú Jank? ¿Qué nos puedes traer a la mesa?
  23. Para un día de frío, te chai con canela en rama extra. Preparó las hierbas por un lado y las puso en el colador; por el contrario, las ramitas reposaban dentro de la tetera. Escuchaba a Mía con cierta cautela. Se dio vuelta mientras esperaba que se terminara de preparar. Carraspeó un poco y miró hacia la puerta, llevó su boca para un costado y buscó otra taza más. Esperaba no quedarse corta con el té. - Entonces, disfrutas de la filantropía y viajar por el mundo. Me recuerdas a… ¡Amara! Sí, la de metamorfomagia. Espero que la conozcas, es una persona increíble. Se giró para servir el té. La puerta abriéndose no lo sorprendió en nadas, mas la actitud de Jank, completamente opuestam, a la que había tenido la última vez que lo vio. Le sonrió y le pidió que se sentara junto con su otra alumna. - Mia, este joven es Jank, no sé si se conocen. Por lo visto vuelve a terminar la habilidad, lo que indudablemente me alegra mucho. Siempre y cuando, él haya reflexionado lo que hablamos la última vez. Le dedicó una mirada de soslayo y una sonrisa cómplice. - De todas maneras, te iba a preguntar, ¿por qué no nos cuentas algo de tus viajes? Me has dicho que te gusta ayudar a los otros y visitar otros lugares exóticos. Seguramente tienes muchas historias. Es importante que pueda saber algo de ustedes para comprender cómo funciona su ser.
  24. Dentro de los quehaceres cotidianos de la Arcana, se encontraba el cuidado intensivo de sus terrenos en la Universidad. Era como una disciplina autoimpuesta pero que obviamente le servía de respiro entre tanta lectura y producción de conocimiento. Después de todo, formaba parte de un respetado grupo de magos y tenía que vivir a ciertas expectativas. Todos en la comunidad mágica estaban al pendiente de sus pasos. O no, y simplemente era una mera excusa que se ponía a sí misma. Soltó un suspiro cuando clavó la pala en la tierra. Removió un poco por aquí y por allá y emparejó los canteros de lado a lado del camino. Pasó el antebrazo por la frente sudorosa y sacudió sus guantes con tierra. Estaba observando un poco más para el oeste cuando una voz interrumpió sus pensamientos. Se giró de repente, levantando un poco el sombrero de paja que llevaba. - Oh, querida. No, si te soy sincera no, pero si estás aquí debe ser porque buscas aprender sobre la habilidad. Fijándose en su vestimenta, se percató que el viento estaba más frío del que había imaginado. Un escalofrío recorrió su espalda. Se sacó los guantes y cargó la pala. Con un pequeño gesto con la cabeza, le indicó que la siguiera hasta la cabaña. Dejó los utensilios que precisaba tiempo atrás y se paró en el marco de la puerta de su cabaña. - Lamento que me encuentres así, estaba trabajando. Mi nombre es Rosália. Pondré a hacer un poco de té, pero anda, cuéntame un poco de ti. Espero que me sorprendas.
  25. - ¿Y ahora qué? - You tell me. Rosália quedó un poco confundida de qué era lo que estaba pasando. Haciendo un recuento de hechos desde su perspectiva, lo único que pudo ver es la entrada en trance de toda su clase alrededor de un muchacho bastante extraño. De ahí, moverlo a la fuente no fue tanto problema y justo cuando iba a volver a revisarlo, volvió en sí. Asumió que el shock fue lo suficientemente importante como para tener la necesidad de enviar a Hobbamock a su casa. Ahora, estaba completamente desconcertada. Es que, después de tanto tiempo ¿era verdad que ese muchacho le dedicaba una oración seca? La mente de la Arcana se disparó en teorías. Se sentó en el borde de la fuente viéndolo y cruzó las piernas. Llevó su boca a un costado de forma insatisfactoria. - ¿Sabes por qué tuve que sacarlos a todos de tu cabeza verdad? Fue una imprudencia bastante grande. Es imposible realizar Legilimancia sin un contacto visual fijo. El puente comunicacional se tambalea y no es fijo. Sólo imagina que alguna de tus voces haya vuelto con la conciencia de alguna de estas personas. Fue un reto. Claramente. Con la Legilimancia no se jugaba. Menos si se concentraban en las memorias solamente. Hacer un reduccionismo hacia las vivencias emocionales podía llevar a una pérdida de identidad casi directa. El razonamiento era muy simple: estar en contacto directo con vivencias directas, desde el ojo espectador, no era igual a un pensadero. La mente no es un pensadero. Y revivir, de esa manera, afecta la identidad, una identidad que poco a poco desaparece hasta no ser más que un deja vu repetitivo. Ahora, estaba preocupada por lo que habían sucedido en sí. Nadie entraba en su invernadero sin su permiso. Su instinto de supervivencia de a poco iba aflorando. - Entonces, dime, ya que la información es poder, ¿qué me puedes decir? ¿qué me puedes vender? ¿qué sabes de lo que sucedió?

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