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Syrius McGonagall

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Mensajes publicados por Syrius McGonagall

  1. La ceremonia había dado paso a la fiesta y Edward aún no pudo saludar a los novios, tenía que aprovechar la mínima oportunidad o con el pasar del tiempo perdería a los recién casados. Caminaba por los pasillos del castillo de la Familia Lenteric rumbo nuevamente al salón principal donde la celebración se llevaba a cabo.

     

    Las risas, la música y las luces lo conducían por los silenciosos pasillos hacia el corazón de la fiesta. El pelinegro se sentía elegante con el traje que llevaba pese a no ser para nada igual a la ropa deportiva que estaba acostumbrado a usar, pero aquella noche lo amerita y además quería verse bien para cierta persona.

     

    Empujó con suavidad las puertas dobles de madera del salón y Edward se sumergió en la vorágine de la fiesta. Miró por encima del mar de gente y encontró a los lejos a los novios, pero estaba ocupados saludando a otras personas, no creía que fuera momento de ir a saludar no quería interrumpir.

     

    Pero cuando se giró hacia el otro lado la vio y se quedó sin palabras. Estaba hermosísima esa noche, con su largo cabello rubio, sus impactantes ojos café y aquel vestido muy provocativo. Estaba hablando con su hermana mientras bebían. Ni siquiera había decidido ir hacia ella cuando ya se encontraba a medio camino.

     

    -Buenas noches- las saludó tratando de no sonar muy nervioso, miró a Junny y después fue inevitable que pudiera apartar la vista de Andrómeda.

     

     

    @ @

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  2. BOM DIAA GENTE!!!!! vine a unirme como amigo de la familia creo que mi primer rol puede llegar a ser muy divertido por las amenazas ideas que me dijeron jajaj saludos!

     

     

     

    Nombre: Edward Smith (Syrius McGonagall)

    Link a la Ficha y Bóveda de personaje: Ficha de Ed y Boveda

    Parentesco con la familia y con quien (sanguíneo, adoptivo, amigo): Amigo de la familia, amigo de andro…… :rolleyes:

    jajaj en realidad amigo de casi todos a casi todos los conozco

    Inclinación de bando (Neutral/Orden del Fénix/Marca Tenebrosa): Neutral

    Mascotas o elfos: Nop

    ¿Por qué deseas ser parte de la familia?: Porque conozco a la mayoría y tengo la re buena onda con ustedes y quiero otra familia.

     

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  3. Buenas Noches, Alegna me recomendó este lugar para pedir una firma y despues de ver las realizadas me encantó el trabajo, aca dejo el pedido cualquier cosa que este complicada osea otra imagen o que sea mas especifico en algo avisenme que lo mas pronto que pueda me pasare a buscar soluciones

    Imagen: http://121clicks.com/wp-content/uploads/2012/10/wildlife_nature_11.jpg
    Texto: WILDLIFE WARRIOR, Edward Smith

    Avatar: No
    Observaciones: Rectangular.

     

  4. Buenas Noches, solicito los siguientes cambios

     

    Aspecto Físico: Edward es un joven chico del centro oeste de los Estados Unidos, con una estatura imponente (2.08m) acompañada de un cuerpo atlético podría resultar intimidante, pero lejos esta de eso... Bueno siempre y cuando no lo provoquen.

     

    De tez blanca y cabello negro como la noche, de unos ojos azules brillantes,no hay nada que denote que no es un chico rural promedio.
    Criado 19 años por muggles ajeno del mundo mágico oculto su vestimenta lejos esta de las modas y estilos de los magos y brujas. Viste camisas a cuadro, musculosas blancas y jeans gastados como todo muchacho del interior de Minnesota.

  5. - ¿Madre? – se giró al sentir una voz conocida que se dirigía al él, y si era Bel su madre biológica (en cierta manera). Lucia idéntica al personaje de River Song de la conocida serie británica Doctor Who y con su acento británico la semejanza era aún mayor.

     

    -Los calzoncillos rojos al parecer se ven geniales en chicos de granja del centro de los Estados Unidos – le bromeó antes de distraerse con el desfile de tan conocidos personajes que no paraban de llegar al Comic Con, si seguían a ese ritmo pronto todo La Liga de la Justicia estaría reunida sonrió.

     

    Estaba tan absortó y maravillado por la realidad que cada uno le imprimía al personaje que poco a poco se terminó por alejar del resto hasta que una voz conocida nuevamente llamó su atención. Edward se topó con Jean Grey de los X-Men – No es problema, lo siento – se disculpó mientras levitaba lentamente hacia Jean, River, Hawkeyes y Deadpool.

     

    -¿Cómo te llevaba eso de meterte en la mente de otros? – le preguntó el Hombre de Acero , miró a Deadpool que se agarraba la cabeza como con dolor (sabía que era su compañero de trabajo Darian) pero también estaba al tanto de las múltiples personalidad de su personaje así que no creyó que fuera nada serio.

     

    Mientras tanto ya el The Joker y su compañera comenzaban hacer de las suya ¿Lograría provocar a Batman? – Espero que esto no se vuelva ciudad Gótica – soltó con una leve carcajada.

     

    @@Ethan Lenteric @@Darian Mcnair @ @@Binny Evans

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  6. Jamás se perdería algo como aquello, tal vez fuera porque le recordaba al mundo muggle donde pasó toda su vida o quizás porque aquel tipo de reuniones era una especie de deuda que estaba dispuesto a saldar. Se cual fuera el motivo Edward despertó esa mañana a pasar un buen momento y se encaminó a la espaciosa cabina azul que era el medio para llegar al Comic Con.

     

    Una vez el pelinegro tomó el teléfono en sus manos y se colocó el mismo en la oreja la voz clara de una mujer muy conocida le habló - ¿Es un pájaro es un avión? - a lo que el ojiazul respondió a Lois – No es ¡Superman! – contestó riendo e inmediatamente el piso bajó.

     

    Fueron pocos segundos y una campanilla le indicó que llegó. Descendió y se encontró con tremendo espectáculo, un enorme cartel con letras chillonas rezaba “Magical Comic Con” acompañado por coloridos y estridentes fuegos artificiales. Pero más sorprendente aún eran la cantidad de disfraces que había por escoger, estaban todos, no faltaba ni uno, cada superhéroe de su infancia y villano estaban para elegir.

     

    A pesar de la enorme cantidad de opciones su elección ya estaba decidida, no se lo tenía que pensar dos veces. Edward escogió el traje de su superhéroe favorito, el que le marcó parte de su vida en el que basó sus acciones antes de descubrir que lo que él llamaba poderes no era sino magia. Ambos criados en una granja, ambos con el mismo deseo de proteger a otros y porque no, hasta físicamente eran similares.

     

    Por lo que tras un par de minutos en el vestidor el que salió no era Edward, sino el más grande héroe de todos los tiempos, el primer superhéroe…. ¡Superman!

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  7. -Claro como un simple paseo en escoba por el parque- dijo tras escuchar cuál sería su siguiente tarea, claro que fue con ironía, pero pese a que podría no salir jamás de una habitación estaba emocionado y con ganas de demostrar que podía hacerlo. No tenía tiempo de mentalizarse ni idear un plan ya que ni sabía que podría encontrarse del otro lado de aquella puerta y sus compañeros de Transformaciones trabajaban rápido, ya dos relucientes escobas de carrera lo esperaban para la elección.

     

    Una Saeta de Fuego y su sueño… La Nimbus 3000, era increíble que la tuviera cerca y más que podría usarla, no era una real era una transformación pero para lo que venía el caso era lo mismo, le serviría de igual manera. –No es una difícil elección- bromeó mirando a su profesor y colocando una mano sobre el lustrado mango de la Nimbus e inmediatamente notó como esta comenzaba a temblar ligeramente, quería volar tanto el como la escoba no la dejaría esperando.

     

    Pasó una pierna sobre la misma, se colocó en la forma correcta y se sujetó con la zurda –Gracias – le dijo al chico de transformaciones y dio una patada contra el duro y frío suelo de piedra y voló.

     

    Estaba a poca altura, si estiraba sus pies podría tocar el piso el ojiazul se adelantó sobre la escoba y se lanzó como una flecha hacia la puerta. Era increíble la velocidad que apenas alcanzó en esa fracción de segundo, el viento le aullaba en los oídos mientras viaja hacia el otro lado de la habitación, quería gritar de la emoción mientras la adrenalina tomaba control sobre su cuerpo, su corazón se aceleraba y sus ojos estaban fijos no solo en la puerta sino en el reto que se le avendría.

     

    La puerta se abrió a tiempo y Edward ingresó como un infierno del otro lado. Oscuridad completa por unos momentos mientras seguía avanzando como flecha y a lo lejos lo notó un punto de luz que a medida que se acercaba aumentaba en dimensiones. A escasos centímetros de la abertura la luz lo cegó y el pelinegro se detuvo.

     

    No podía creer lo que estaba viendo, debajo de él se extendía inmensa la ciudad de Nueva York. Podía verlo todo, el Central Park, la Estatua de la Libertad, Time Square, la Biblioteca Nacional, todo. Edward ya estuvo en la ciudad de visita con sus padres pero nunca la vio desde aquella perspectiva, sobre los cielos la Gran Manzana parecía pequeña.

     

    Pero no podía distraerse, tenía una misión y solo le quedaban 3 minutos, bueno.. 2:57, un reloj gigantesco marcaba con números rojos la cuenta regresiva. ¿Cómo encontraría al ave? Y como si le estuvieran leyendo la mente un reflejo dorado paso como flecha cercana a su oreja, era el Snidget y bajaba con mucha velocidad hacia las calles de la ciudad.

     

    No podía malgastar los escasos minutos que le quedaban y se lanzó tras él. El descenso era vertiginoso y a mucha velocidad y en una completa línea recta, podía hacerse puré contra el suelo si no lograba estabilizarse a tiempo, pero el Smith se sentía confiado demasiado quizás, en su mente no había cabida para lo negativo él estaba seguro de que ganaría.

     

    Pero de la nada dos sombras montadas en sendas escobas aparecieron por sus costados - ¿Qué? - maldijo Edward totalmente sorprendido. No tenían rostros, ni ropa, solo eran siluetas oscuras que estiraban sus manos hacia el Snidget, al parecer no solo sería una cacería solitaria. Se inclinó a un más sobre la Nimbus , aumentando la velocidad de su caída libre ya casí podía sentir las plumas del Snidget en sus dedos de su mano estirada pero el ave cambió el sentido de su vuelo a dos metros del suelo enderezándose.

     

    Edward se vio obligado hacer lo mismo sino quería quebrarse todo al impactar contra el suelo, se irguió y con ambas manos levantó un poco el palo de su escoba. No fue necesario mucho esfuerzo la escoba parecía responder a sus intenciones con apenas solo un roce y ya estaba fuera de peligro ahora avanzaba tras el Snidget en línea recta paralelo a la calle.

     

    Miró por sobre su hombro a las sombras que lo seguían, una no tuvo tanta suerte y se estrelló contra el suelo al estrepitoso sonido de la madera al quebrarse, pero la otra seguía en carrera y se acercaba peligrosamente a su altura. El ojiazul aceleró y comenzó a serpentear por la avenida mientras esquivaba autos, camiones y autobuses, en muchas ocasiones estuvo a punto de chocar, pero la suerte parecía estar de su lado aquel día.

     

    El dorado Snidget estaba a un par de metros de Edward pero era muy veloz e impredecible, en ese momento dobló en una esquina en el preciso momento que la luz del semáforo se ponía roja y el enrome camión de basura que tenía delante se detuvo en seco, viró tan rápido como sus reflejos se lo permitieron y apenas logró evitar el impacto deslizándose por la izquierda del vehículo.

     

    Ahora de nuevo iba tras el pájaro, pero estaba vez a un poco más de altura ya lo autos no era un problema, pero eso no quería decir que todo fuera más fácil. El Snidget además de veloz parecía ser listo, como si entendiera que algo lo estaba persiguiendo. El Smith aceleró nuevamente sobre la escoba y estiró la diestra hacia el animal – ya casi, ya casi – apretó los dientes, pero el pájaro descendió en picada nuevamente y para cuando el ojiazul levantó la vista el techo de un túnel se le acercaba a apremiante velocidad.

     

    -No- maldijo y como pudo colocó todo su peso sobre la escoba y se pegó cuando pudo al mango, rozando con los pelos de la cabeza el techo ingreso al túnel. Bajó un poco más su altura y serpenteó nuevamente entre las brillantes luces de los autos, buscando con sus ojos el Snidget que había perdido momentáneamente de su panorámica. Lo encontró nuevamente prácticamente al final del túnel cuando tanto ave como mago salieron nuevamente a la luz del día y a sus pies se extendió una complicada zona de cruces de avenidas y autopistas y al frente tras un complejo de edificios la verde extensión del Central Park les daba la bienvenida.

     

    El vuelo del ave continuaba en una sola dirección, hacia el verdor del parque y era en esos momentos que era más difícil atraparlo, en línea recta su velocidad era un infierno. Edward levantó la vista al cielo, desde cualquier parte de la ciudad solo con levantar la cabeza se podía ver los gigantescos números rojos que marcaban el paso del tiempo, 1:28 ya había gastado más de la mitad del tiempo.

     

    Atrás quedó el gris de las calles y bajo sus pies solo había verde, ahora sobrevolaban Central Park. Edward aceleró nuevamente acercándose cada vez más al Snidget, pero de la nada una sombra se cruzó en su camino y le hice perder el control. Giró sobre su escoba perdiendo altitud, pero rápidamente recordó el manual y se aferró con fuerza de la escoba y se recostó un poco hacia atrás, ya no avanzaba en ese incomodo espiral y con un poco más de fuerza todo se detuvo.

     

    Logró estabilizarse para observar como la sombra descendía de manera oblicua tras el Snidget sobre el lago central. Se había olvidado completamente de que quedaba otra sombra, estaba tan ofuscado con el ave que no notó como aquella cosa se acercaba hacia el con el único objetivo de dejaron fuera de la carrera, no podía perder y menos con la escoba más veloz del mundo y se lanzó de nuevo, seguía en competencia.

     

    Aceleró al máximo sabiendo lo peligroso que sería perder nuevamente el control a aquella velocidad, pero tenía que arriesgar sino podía dar por terminado aquel reto. Devoró lo metros que lo separaban de sombra y ave en un segundo, estaba encendido y furioso no iba a perder. Logró alcanzar a la sombra y se colocó por encima de ella, notó algo en el ave después de tanto tiempo persiguiéndola creía poder predecir su movimiento no era tan errático como pensaba estaba huyendo no moviéndose al azar.

     

    Y antes de que de que el Snidget hiciera algo el pelinegro se inclinó sobre un costado y se deslizó por la derecha de la sombra hasta quedar complemente de cabeza con el lago como cielo y el cielo como suelo. El ave descendió y Edward aceleró y estiró la mano y el suave plumaje dorado cayó sobre su palma, lo aferró con delicadeza y logró enderezarse.

     

    No había terminado pero estaba eufórico en su interior, levantó vuelo en un ascenso en vertical y se enderezó a unos metros por encima. El Snidget chillaba molesto en su mano y trataba de picarlo, pero el ojiazul solo tenía tiempo para el reloj que marcaba su tiempo, 20 segundos. Y el punto negro por el que entró parecía lejano – Veinte segundos no estoy fuera de juego todavía – se alentó a sí mismo y se lanzó como centella tras él. Miró por sobre su hombro cuando una sirena comenzó a sonar, 10, aceleró más solo estaba a 50 metros, 9, 8, 7, 20 metros, 6, 5, 4, 3, ya estaba casi, 2 e ingresó en la oscuridad del túnel. Una luz del otro lado se le apareció y al cruzarla la puerta de la habitación se cerró con fuerza, aterrizó con un poco de rudeza y se bajó de la escoba –Uff, aquí tienes el ave – le sonrió a Edmund mientras le tendía la palma y unas gotas de sudor frío le bajaban por la nuca.

     

    @@Edmund Browsler

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  8. Después de haberse llevado terrible sorpresa con el movimiento de las paredes de aquella particular sala, uno de los dos magos ya presentes se acercó hasta Edward y se presentó como Edmund Browsler, aquel mago sería su instructor en la Maestría con Escobas. El pelinegro lo saludó educadamente y lo siguió hasta un solitario escritorio que había en aquel lugar, el profesor se sentó detrás de el mientras que Edward usó una silla solitaria que había delante.

     

    Colocó su mochila entre sus pies y se dispuso a escuchar lo que Edmund tenía que decirle, estaba seguro de que sería una primera parte teórica y después irían a la esperada sección práctica, estaba listo para ponerse aprueba en los cielos. Y tal como pensaba fue lo que paso, el Browsler dedicó un momento el repaso de la teoría, mucho de lo que dijo Edward lo leyó previamente en “El Mundo de la Escoba” pero era sorprendente la manera en la que su profesor recordaba todo aquello.

     

    Tendría que darse un paseo por el Museo de Quidditch de Londres, nunca escuchó de el pero ahora que lo sabía le parecía un lugar que no podía no visitar, vivía en Londres tenía que conocer su nueva ciudad. Y al final de un poco de recuento sobre la historia de las escobas llegó la primera pregunta. No era tan complicada como pensó que podría ser la primera evaluación, pero era la primera y si de algo estaba seguro Edward era que no sería la última.

     

    -El último modelo de escobas voladoras es la Nimbus 3000, es muy similar a la Nimbus 2000 con la diferencia que puede alcanzar velocidades de 200Km/hora en tan solo 8 segundos, es mucho más veloz que la Saeta de Fuego y básicamente la utilidad que se le da es como Escoba Voladora Deportiva – como olvidarse del mas nuevo modelo, horas podría pasarse en el escaparate del Magic Mall bebiéndose con los ojos aquella belleza. Pronto se la compraría, estaba ahorrando desde hacía un tiempo.

     

    -La Saeta de Fuego, la Saeta de Fuego Suprema, Nimbus 2001, 2000 básicamente se utilizan con un objetivo deportivo, pero por ejemplo las Cometas que pueden estar algo obsoletas en lo respectivo a lo deportivo son buenas para usos familiares, cotidianos – se explicó con seguridad el ojiazul.

     

    Luego de la parte teórica por fin dio comienzo lo práctico, o eso pensaba Edward hasta que ambos descubrieron que la puerta donde se suponía que estarían las escobas estaban vacías –No pueden desaparecer ¿o si? – lo que sabía de aquella sala lo conocía por lo que dijo Edmund – Podría estar en otra puerta – sugirió, aquel era tan confuso parecía ser una trampa no creía nada de aquello

     

    -Han desaparecido las escobas – le comentó al otro mago que estaba la sala, de seguro otro profesor para otra materia y en el preciso instante que decía aquello una puerta se abrió y otro mago ingresó, el estudiante que faltaba. Y como era lo esperado la puerta del cobertizo se cerró y comenzó a girar junto con las otras hasta detenerse de nuevo – Genial acabamos de perder la única pista que teníamos – maldijo el ojiazul.

     

    @@Edmund Browsler

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  9. La figura de Edward surgió de la nada en un suave susurro que apenas fue notado por alguna criatura de aquel lugar. El mago trató de despejar la horrible sensación de la desaparición y estar completamente en la situación a la que pronto se enfrentaría, tendría un duelo y aprovecharía al máximo la oportunidad de haber elegido lugar.

     

    El sol pegaba con mucha fuerza, como si quisiera incinerar toda planta, animal, objeto que se encontraba por debajo de él. Ni una sola nube había en un cielo completamente despejado y del más bello celeste, el poco frescor del lugar la daban unas solitarias acacias espinosas que poca sombra arrojaban. Más allá de donde el pelinegro se hallaba todo era un inmenso mar de color amarillo que se agitaba muy de vez en cuando por una suave brisa cálida.

     

    El pelinegro se encontraba en medio de una sabana en África Oriental, la zona precisa donde se llevaría a cabo el enfrentamiento estaba delimitada por un escaso grupo de acacias donde unos cuantos babuinos chillaban moviéndose de rama en rama, unos altos pastos resecos se extendían cubriendo todo el suelo, tanto de aquel pequeño bosquecillo de acacias como del resto de la sabana, la monotonía del suelo se veía interrumpida por rocas de tamaño medio que se alzaban como pequeños icebergs grises en un mar dorado.

     

    Todo estaba pronto, su contrincante aparecería dentro de muy poco tiempo bajo una nudosa acacia a unos metros del ojiazul. Edward sostuvo su varita con fuerza y aguardó.

     

     

    Mi estrategia sería (aparte de no morir jaja) utilizar los elementos que dije para mi provecho. Por ejemplo, la familia de babuinos la podría encantar con Oppugno y tendría un pequeño ejército con dientes y garras para atacar o defender, en cuanto a las rocas que detalle que se esparcían por el lugar las podría hechizar con Morphos y tendría algun nuevo animal para usar en mi beneficio, y sobre el pasto alto y reseco lo aprovecharía con un Incendio, podría crear una especie de barrera de llamas y humo que podría ocultarme un poco de mi rival y más o menos eso es lo que me imagino.

  10. Por supuesto que estaba nervioso, la noche anterior apenas si pudo pegar un ojo y cuando lo lograba sueños en los que caía de una escoba lo ponían en alerta y lo volvían a despertar. Por eso no era de extrañar que Edward abandonara su habitación horas antes de los previsto e irse rumbo a la Universidad Mágica a matar el tiempo antes del que el nerviosismo que lo atenazaba terminara por consumirle.

     

    El pelinegro bajó la vista del libro que estaba leyendo (releyendo para ser sinceros) y se enfocó en su desayuno, al contrario de a lo que muchos les pasaba los nervios no le hacían perder el apetito sino todo lo contrario por eso el ojiazul se había pedido un desayuno completo en el comedor y lo disfrutaba sentando en una de los centenares de mesa que se repartían por la gigantesca habitación.

     

    Lo bueno de aquel comedor era la gran variedad de comidas que se preparaban, una mixtura entre occidente y oriente que se complementaba a la perfección, por eso el mago tenía enfrente clásicas tostadas inglesas, con un poco de café, acompañado de frutas frescas exóticas y unos pastelitos árabes que eran un manjar. No podía negar que moverse fue la mejor medicina para los nervios, estando en actividad lo obligaba a uno a pensar en otras cosas, distraerse.

     

    Miró el reloj que llevaba en la muñeca y se dio cuenta de que la clase estaba por comenzar, tragó rápido lo que tenía en la boca y guardó el libro que estaba leyendo en la mochila que estaba entre sus pies “Manual de mantenimiento de la escoba voladora” rezaba el título del ejemplar, uno de los libros que su profesor de conocimiento le recomendó enfáticamente que leyera, y como buen chico que era lo hizo, ambos y dos veces cada uno. Demasiado para el ojiazul.

     

    Dejó lo que quedaba de su desayuno sobre la mesa, se colgó la mochila al hombro y tratando de mantener la calma Edward enrumbó sus pies hacia la clase. Pese al nerviosismo estaba muy interesado en la clase que iba a tomar, desde su arribo al mundo mágico hacia dos meses uno de los aspectos mágicos que más le encantó fue el hecho de poder volar.

     

    No podía creer que estuviera 19 años de su vida sin saber lo que era una escoba voladora y haber perdido tanto tiempo de algo tan maravilloso como lo era volar. Aún no tenía escoba propia, pero había utilizado las escobas de la familia Evans McGonagall y logrado sobrevolar los terrenos de la familia llenándose de las sensaciones de felicidades más plenas, era otro en los cielos era una persona sin ninguna preocupación y con el cielo como único límite.

     

    Aparte comenzó a enamorarse del deporte mágico por excelencia: El Quidditch. No estaba seguro si a nivel de futbol americano, pero con el pasar del tiempo se estaba volviendo un apasionado más, ya conocía todas sus reglas y jugado algún que otro partido con la familia, pero el Smith quería más y probarse en algún equipo del pueblo para seguir explorando esa nueva pasión.

     

    Recorrió un tramo de los jardines y giró a la izquierda tras una gran fuente que representaba un halcón gigante con sus garras sobre el planeta y con sus alas prestas para despegar que al parecer estaba hecha completamente de oro y tras recorrer un camino de grava rodeado por parras que cubrían todo creando la sensación de un túnel llegó hasta la puerta que su nota indica sería la clase.

     

    Sin más giro el pomo y empujó la puerta de madera para encontrarse del otro lado con una habitación de forma hexagonal con paredes, suelo y techo de piedra. En cada pared del hexágono había una puerta de madera idéntica a la por la cual entró. Dos magos ya estaban adentro, uno debería de ser el profesor y el otro algún estudiante más – Buenos días, soy Edward Smith, vengo por la Maestría con Escoba – no tardó en presentarse, pero apenas dio un paso las paredes comenzaron a girar con velocidad por unos segundos hasta detenerse y quedar como si nada hubiera sucedido. ¿Dónde estaban?

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  11. El segundo en aparecer :P al segundo día.

     

    Creo que todos saben mi nombre por el grupo jaja pero si no lo sabían de todas formas me llamo Marco. Pero a diferencia de Revi yo no curse Duelo en la Academia por lo tanto, bueno en realidad hice el principio de una clase hace unos meses pero no la termine nunca hice nada solo leí algunas reglas pero como no le preste mucha atencion jaja. Y bueno eso no mas y con todo el power para la tutoría, nos veimos prontelli

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  12. El mago le contestó que también era su primera vez en aquel lugar, el pelinegro se pensó que posiblemente se viniera una sola vez aquel lugar, era demasiado maravilloso, demasiado tranquilo que podría extasiar a cualquiera que pasara mucho tiempo en el haciéndolo olvidar la vida que lleva del otro lado del pozo.

     

    Un estremecimiento acarreado por aquel pensamiento mientras la cálida brisa de aquel lugar le removió el oscuro cabello. Recién comenzaba a comprender la magia y se daba cuenta de que podría ser tan bella como peligrosa. – Es el primer rumor que escuché cuando llegué a la Universidad Mágica – le contestó al mago que luego se presentó como Nathan Weasley.

    -Soy Edward Smith, estoy hace poco tiempo en Inglaterra tengo un lazo de parentesco con la Familia Evans McGonagall – contestó a la ligera, la historia con aquella familia era muy compleja y el ojiazul recién comenzaba a descubrirla y podía asegura que existían cientos de temas que aún le permanecían escondidos.

     

    Apenas terminó de decir eso un estruendoso trueno resonó por todo el lugar como una explosión tomando por sorpresa a Edward. La luz comenzó a bajar en intensidad al tiempo que unas oscuras nubes se arremolinaban sobre sus cabezas, un viento fuerte y frío se levantó desde la otra orilla del río y el agua turquesa del rio se tornó oscura mientras comenzaba agitarse con violencia.

     

    - ¿Pero qué demonios? – se preguntó en alta voz el pelinegro totalmente confundido por el repentino cambio del clima, las centellas cruzaban en complejas bifurcaciones el cielo tormentoso, pero aún no llovía.

     

    Estuvo a punto de preguntarle a Nathan si eran normales esos cambios repentinos del tiempo cuando recordó que el mago estaba como él, era su primera vez en el Pozo de Amarna. Los finos granos de arena comenzaban a molestar contra la piel por el viento – Sería buena idea movernos hacia la vegetación de allí – señaló la formación arbórea que se agitaba con el viento.

     

    Pero un enorme rayó cayó con violencia metros delante de ellos encegueciéndolos por unos segundos y para cuando pasó el destello una figura con dos pares de alas se encontraba en su lugar.

     

     

     

    http://i.imgur.com/J2frxm2.png

  13. Las presentaciones dieron fin del mismo modo que la fuerte tormenta sobre ellos, el cielo seguía cubiertos por negras nubes, pero la actividad eléctrica se detuvo y la lluvia caía cada vez más de una forma suave. Pero el clima no era el aprieto mayor con el cual se tenía que afrontar, la profesora había escogido a Edward para que la acompañase a buscar agua.

     

    No conocía a la mujer, pero el título de profesora de la clase imponía mucho respeto y el ojiazul estaba seguro que lo estaría evaluando a cada momento. El ya poseía el conocimiento, solo estaba en esa clase para reforzarlo, pero de cualquier manera estaba un poco nervioso.

     

    Se alejaron en silencio del grupo mientras el Smith pensaba que tendría en mente la mujer, estaba seguro que le impondría un inconveniente que solo pudiera resolver aplicando sus conocimientos en Encantamientos. No solo irían en busca de agua, elemento que podrían creer simplemente con un movimiento de varita y las palabras indicadas, aquello era una prueba individual.

     

    Tantas horas de vuelo en escoba dejaron entumecido los músculos de las piernas del mago, quería poder estirarlas un poco pero debían seguir caminando. Sin dudas se encontraban en medio de una floresta tropical, el sendero lodoso por el que avanzaban estaba rodeado por altas palmeras y arboles lisos que se alzaban varios metros por su cabeza. Y la humedad. El pelinegro estaba sintiendo los efectos de aquel clima agobiante, si arriba en los cielos se estaba congelando en la tierra gotas de sudor comenzaba a humedecer la ropa seca por la que cambió la anterior.

     

    Una sinfonía de cantos de diferentes pájaros se oía por la selva, se cantaban los unos a los otros en una canción que solo ellos entendían pero que maravillaba a Edward. Estaba seguro de haber visto a unos pequeños animales moviéndose por las altas ramas de los árboles, observando el pasaje de los magos.

     

    No sabía si la mujer le dirigiría la palabra en algún momento, pero justo se estaba preguntando si sería mucho pedir algo de conversación cuando la pelinegra se giró y le realizó una pregunta. Lo tomó tan desprevenido que tuvo que repetir las palabras dentro de su cabeza e inmediatamente su mente voló hacia el polvoriento libro en su carpa – Oriéntame – contestó – colocaría la varita sobre la palma de mi mano, de esta forma – se colocó la varita horizontalmente en la palma – y diría las palabras, e inmediatamente la varita apuntara hacia el lugar donde quiera ir – complementó la respuesta.

     

    Estaba seguro de lo que decía, ya con anterioridad utilizó el encantamiento y con buenos resultados. Terminó de contestar cuando se dio cuenta de otro sonido, un murmullo suave pero constante unos metros por delante – Es agua, un curso de agua ¿lo oye? – le preguntó a la profesora.

     

    Juntos recorrieron un par de metros y detrás de unos arbustos de hojas redondeadas un pequeño río de poca profundidad de aguas claras y rápidas corría en dirección sur. – Lo que estábamos buscando – le sonrió a la mujer – Accio – conjuró apuntando con su varita al cielo y unas cuentas botellas vacías y cuencos volaron hasta los pies del muchacho, cruzando la selva desde su carpa.

     

    -Con esto llenaremos varios litros – comenzó diciendo mientras se arrodillaba en la orilla llena de piedras de diferentes colores y tamaños, pero todas de formas redondeadas – Parece limpio, pero por las dudas hervirlos un poco nunca esta demás – aconsejó el ojiazul, llenando la primera botella.

  14. Un mes pasó desde que bajó del avión y se emprendió en la aventura más compleja de su vida, un mes de muchas emociones y demasiadas asimilaciones. Ser un mago hecho y derecho en un lugar como Inglaterra necesitaba mucha preparación si se empezaba de cero y Edward se percató de aquello apenas pisó el Castillo Evans McGonagall.

     

    Y ahora se encontraba caminando por el campus de la Universidad Mágica como si fuera uno más, sin los temores y dudas que lo devoraban por dentro cada vez que se enfrentaba a algo como aquello, ya no temía hacer el ridículo o quedarse en blanco cada vez que magos hablan de cosas que él no tenía ni remota idea de que se trataba.

     

    Estaban en plena primavera, la temperatura era agradable, los arboles florecían y las personas parecían ponerse a tono con la temporada, se escuchaban más risas, se veían más colores en las ropas como si se despertaran del letargo que imponía en invierno. La Universidad Mágica no era la excepción, pero en aquel lugar traído desde Oriente las temperaturas no eran simplemente agradables sino tórridas, siempre arriba de los treinta grados, los arboles florecían, pero con flores exóticas y del río que delimitaba los terrenos se levantaba una brisa con olor dulzón y fresco.

     

    El pelinegro deseaba poder ir hasta la rivera y dejarse caer sobre el verde pasto y embriagarse por el frescor del lugar, quizás mojarse los pies en las claras aguas y endulzarse la boca con los jugosos dátiles que pendían de las palmeras ¿Quién no querría aquello? Pero no podía, tomaría su primera clase Universitaria no de manera oficial, ya que poseía el conocimiento en cuestión, sino como oyente para reforzar lo sabido.

     

    El punto de encuentro era fuera de los edificios, no se encontrarían en un salón y por lo que decía el pergamino que dejó arrugado en un rincón de su habitación, la clase no se desarrollaría dentro de uno. En el mismo bolso con el que llegó a Londres cargaba muchos utensilios para lo que parecería ser un campamento, una carpa, comida para varias semanas, gasas, alcohol, vendas en fin un pequeño botiquín de primeros auxilios, varias mudas de ropa, y un libro viejo y polvoriento que parecía fuera de lugar junto al resto de las cosas.

     

    El sonido de un grupo de voces lo precedió mientras cruzaba un seto repleto de pequeñas flores doradas y frente a una fuente encontró a su clase. La mujer que estaba enfrente no podía ser otra que su profesora, parecía muy joven y era muy atractiva, ojos claros y cabellos negros como la noche y cuerpo muy torneado. No era para nada lo que se esperaba el ojiazul, no era la vieja exigente y olvidadiza que se imaginó. Cargaba a un pequeño niño en brazos ¿Su hijo acaso? Su sorpresa fue enorme cuando se dio cuenta de que uno de sus dos compañeros, el de ojos oscuro y cabello negro no era otro que su padrino, le sonrió desde su posición a manera de saludo.

     

    El otro chico era desconocido, pero tenía los ojos más particulares que hubiera visto, amarillos y con pupilas dispares de formar muy extrañas. ¿Sería humano? Todos eran una sorpresa para el pelinegro y él también podría serlo para el resto, con sus casi dos metros de estatura el chico de diecinueve años se alzaba por muy encima del resto. Ventajas en ciertas cosas y desventajoso en muchas otras.

     

    -Escoba – susurró e inmediatamente su bella escoba voladora (regalo de Bel) saltó a su mano. Pasó una pierna sobre ella y golpeó con fuerza el duro suelo, en segundos la inmensidad de la Universidad y el desierto rojizos se extendió a sus pies mientras tomaba altitud en el claro cielo.

     

    Volar fue de los placeres que lamentó no haber conocido antes, amaba volar se sentía libre, un halcón, podía ver todo y más estaba enamorado de la sensación del viento mientras agitaba sus cabellos con violencia cuando tomaba velocidad, de lo silencioso que se podía volver el mundo desde las alturas, en los cielos Edward era otro.

     

    Horas de vuelo a alta velocidad, y el desierto dio paso a los campos verdes de la campiña inglesa, montañas irlandesas y alguna que otra mancha gris que representaba una ciudad para después enfrentarse al infinito azul del océano. ¿Chichen Itzá? Cruzaban el Atlántico ¿Pasarían por su país de origen? ¿Volvería a los Estados Unidos?, volar tanto tiempo y en silenciosa formación dejaba mucho tiempo para pensar y hablar con un mismo.

     

    La tormenta les llegó sin aviso, los tomó por sorpresa. Los cielos eran negros, los rayos cruzaban el aire y la lluvia les empapaba los cuerpos y les dificultaba la visión, la voz de la mujer se oyó por sobre los truenos y el ojiazul se apuntó con la varita y dijo con esfuerzo por la lluvia que entraba por su boca – Impervius – y el efecto fue inmediato. La lluvia seguía cayendo sobre el pero ahora no lo mojaba lo recorría como si lo envolviera una capa protectora y caía al mar tormentoso de abajo.

     

    Ya no podía mojarse más, pero eso no significaba que estuviera seco, la velocidad y altura a la que iban hacia que el agua en sus cuerpos se volviera fría, muy fría notaba como temblaban sus manos levemente entorno a la escoba.

     

    La profesora parecía pensar lo mismo que Smith, era una locura seguir volando con aquel tiempo, por lo que ordenó descender hacia la isla que ahora se extendía bajo ellos. Sin dudarlo Edward siguió al grupo y pisó tierra firme, la temperatura en aquel lugar pese a la tormenta era cálida, la vegetación que los rodeaba era tropical lo que le hacía pensar que se encontraban en alguna isla del Caribe.

     

    Siguiendo las órdenes Edward sacó su varita y comenzó a murmurar – Salvio Hexia, Protego Totalum, Muffliato, Repelio Muggletum – notaba como el aire cambiaba ligeramente donde estaban mientras los encantamientos protectores hacían su trabajo. Una vez finalizado aquello, armó su carpa y se cambió de ropa por algo que estuviera seco. Fuera la lluvia seguía cayendo, pero tras una nueva tanda de encantamiento impermeabilizador no fue más problema.

     

    Salió fuera y comenzó la ronda de presentaciones, el chico de peculiares ojos se llamaba Andrew y era sanador en San Mungo – Me llamó Edward Smith actualmente no tengo empleo y hace poco menos de un mes que estoy en Inglaterra, vengo de los Estados Unidos, pero tengo lazos con la Familia Evans McGonagall, sobre esta clase al igual que mi compañero espero reforzar los conocimientos ya obtenidos y claro esta aprender algo más – concluyó de hablar.

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  15. - Si primera vez en Londres, soy de Minnesota en los Estados Unidos de un pequeño pueblo rural – se presentó a la chica de cabello rosa, un color muy peculiar creía haber visto ese color la vez que visitó Los Ángeles con sus padres. El ojiazul dio el primer bocado a sus papas y pescados su primer plato cien por cien británico, primer impresión sabores que jamas esperaba probar juntos pero no era desagradable unas semanas mas y se acostumbraría.

     

    No sabía que contestar a su segunda pregunta, no estaba seguro de como reaccionarían otros magos al descubrir que jamas piso una escuela de magia hasta aquel momento y mucho más que no supo que era un de ellos hasta cinco días atrás.

     

    - Nunca fui a una escuela de magos.... - no sabía como continuar – de hecho hasta hace unos dias no sabía que era mago – trató de sonreír como para restarle importancia a la confesión, era prácticamente un muggle con la diferencia de que siempre estuvo consiente de su magia y desde niño la utilizaba solo que totalmente ajeno al mundo mágico que lo rodeaba y tambien estaba su ADN de vampiro.

     

    - Gracias Mery - se rió de la gracia de la bruja.

  16. No estaba solo, al parecer no era el único curioso que siguió las indicaciones de aquella leyenda milenaria y se lo pensaba un poco no era para nada anormal. Si tan solo llevaba tres días en Londres y logro llegar hasta ella era seguro que los londinenses estaban mas que familiarizados y probablemente el hombre que tenía enfrente estuviera por segunda vez en aquel peculiar pozo. El sol brillaba alto en el cielo pero no hacia calor, la temperatura era agradable y el aire del mar vitalizaba el ambiente.

     

    Contadas veces estuvo en el mar, vivir en el centro del país lejos de cualquier costa hacia que las ocasiones que viajaba hasta el océano sean muy especiales y recordadas. Estrechó la mano que el mago le ofrecía y entendió aquello como una invitación para charlar, necesitaba hacerlo con alguien desde su llegada poco y nada tuvo de tiempo para conocer personas y aquel lugar era para relajarse y tomar la vida con mas calma.

     

    El pelinegro se descalzó y dejo sus zapatillas a un lado mientras tomaba asiento, observó el horizonte azul a lo lejos y mojó sus pies en el agua fresca – Primera vez aquí, de hecho primera vez en Londres. ¿Y tu? Eres de los que viene seguido a este lugar? - comenzó la conversación.

     

    @

  17. La chica no sonaba tan feliz después de haberle robado por unos segundos el sol que tomaba, además de provocarle un involuntario ataque de tos... ¿Quería pasar desapercibido y eso era lo que lograba? - Lo lamento – se disculpó nuevamente el chico al ver que la tos de la chica de cabello rosa desaparecía.

     

    Dispuesto a tener un almuerzo tranquilo y en solitario y claro sin interrumpir a nadie mas el ojiazul enfiló los pasos en otra dirección pero un grito detrás lo hizo detenerse. Era la misma chica a la que incomodó, quería que le compartiera un poco de su agua por la tos y era lo menos que debía hacer después del incidente.

     

    - Perdona – se disculpó alcanzándole el vaso de agua a la chica – soy nuevo en el país y estoy con la cabeza en los infinitos tramites y acostumbrarme a otra cultura, nueva familia – se estaba explayando demasiado con un tema que posiblemente no le interesaba remotamente a la chica – disculpa, me llamo Edward Smith – se presentó mientras se sentaba sobre la hierba junto a la chica.

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  18. Estaba constantemente moviéndose entre Hogwarts y la Universidad Mágica, eran de los pocos lugares que podía decir que no se sentía tan perdido y tenía cierto conocimiento de ambos, pero de todas formas su acento americano lo revelaba como un extranjero con pocos días en Londres y su poco conocimiento sobre el mundo mágico lo dejaba en evidencia a cada rato.

     

    El pelinegro acaba de salir de una charla con la administración de la Universidad sobre algunos temas referente sobre sus futuros estudios y como pudo comprobar no existía diferencia entre la burocracia de aquella institución de magos y la Facultad de Leyes de Minneapolis para su disgusto. El ojiazul se detuvo en la cafetería y pidió una bandeja con el menú del día, papas fritas y pescado (la primera vez que probaba aquel plato británico) y al comprobar que todas las mesas estaban ocupadas y afuera reinaba un hermoso día decidió comer en la tranquilidad del Campus.

     

    Con 1,93 de altura y con esa inconfundible aura de chico nuevo era difícil no llevar miradas y si a eso se le sumaba su acento de chico de granja americano era como un nuevo espécimen poco natural en ese lugar. El campus estaba practicante vacío perfecto para poder elegir lugar, y una zona cercana a un estanque parecía la opción correcta. Edward se paró en seco a escasos metros de una chica que fumaba acostada sobre la hierba, la mujer había elegido el mismo lugar que el.

     

    Había espacio para los dos pero el chico no quería molestar – Disculpe, no la vi – se disculpó el ojiaul. - No quiero molestarla – y se dispuso para darse la vuelta y encontrar un nuevo lugar.

  19.  

    Mejor tarde que nunca jaja como estuve fuera del foro tanto tiempo y el tema de Nintendo es totalmente desconocido para mi pensaba en no pasarme a pedir ( Y Bel me insistió mucho) pero al final dejare pedido. Como dije se poco y nada sobre Nintendo apenas jugue a Mario o Don pero algo si me marco la infancia y eso es Pokemon y sobre ellos voy a pedir por eso...... ¡CHARIZARD YO TE ELIJO !!! xDD

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  20. La Magia no tiene explicación sino deja de ser Magia, el pelinegro trataba de aferrarse a la afirmación para detener el torrente de dudas que se arremolinaban en su cabeza desde que llegó a Londres. A veces era mejor dejarse llevar sin preguntar y una semana con su nueva familia se lo demostró.

     

    Por eso avanzaba por los irreales jardines de la Universidad Mágica tranquilamente, aferrando un viejo trozo de pergamino que en teoría lo llevaría a un antiguo paraíso oculto a los ojos de los impuros, todo muy rutinario, muy normal.

     

    Las palmeras de los jardines protegían a los estudiantes de las altas temperaturas del desierto de arenas rojas que rodeaba la escuela, tal como un oasis. Y era un alivio, se respiraba un ambiente perezoso y relajante, el aire tenia aroma a dátiles y arroyo totalmente opuesto al desierto del otro lado.

     

    Unos metros delante de el se topó con lo que buscaba, a simple vista no era mas que un viejo pozo de barro cocido en los lindes del terreno pero según el pergamino en su mano era la entrada a un pequeño paraíso.

     

    Edward se acercó hasta el borde del mismo y hecho una mirada hacia el interior, nada más que una perfecta oscuridad silenciosa que se extendía a donde llegara la vista. El ojiazul guardó silencio y observó con mas detención, esperando.

     

    Lentamente y como en un sueño la oscuridad comenzó agitarse como si fuera agua negra y una sensación se apoderó de la mente de Edward, una que lo mantuvo aferrado al borde del pozo sin poder moverse. Y como si fuera una pluma lo levantaron y lo sumergieron en la oscuridad.

     

    Sensaciones y una perdida total del tiempo fue lo que sucedió en la larga caía, pero dela nada sus pies tocaron tierra y un hermoso paisaje se manifestó delante de el.

     

    Era una pradera del mas puro verde con plantas y dulces aromas embriagantes por doquier, solo estaba el y un mago - Buenos dias - saludó con educación ¿Seria un visitante como el o un habitante permanente de aquel paraíso?

  21.  

     

     

     

     

    Solicito los siguientes cambios de ficha, si fuera posible me gustaria que mantuvieran el formato anterior, los colores y eso gracia

     

     

     

    Datos Personales:

     

    Nombre del Personaje: Edward Smith

     

    Sexo: Masculino

     

    Edad: Joven

     

    Nacionalidad: Estadounidense

     

    Familia(s):

    * Familia Evans McGonagall

     

    Padre(s) Sanguíneo:

    Bel Evans McGonagall

     

    Padre(s) Adoptivos:

    --

     

    Trabajo:

    Departamento de Cooperación Mágica Internacional, Aprendiz.

     

     

     

     

    Poderes Mágicos:

     

    Rango Social: Aprendiz

     

    Bando: Orden del Fénix

     

    Rango dentro del Bando: --

     

    Puntos de poder en objetos:

     

    Hechizos adicionales:

     

    Puntos de poder en criaturas:

     

    Criaturas controlables en asaltos y duelos:

     

    Habilidades Mágicas:

    --

     

     

    Conocimientos Especiales:

    * Encantamientos

     

     

    Medallas:

     

    Perfil del Personaje:

     

    Raza: Humano, pero con un poco de ADN vampírico.

     

     

    Aspecto Físico:

     

    Edward es un joven chico del centro oeste de los Estados Unidos, con una estatura imponente (1,93m) acompañada de un cuerpo atlético podría resultar intimidante, pero lejos esta de eso... Bueno siempre y cuando no lo provoquen.

     

    De tez blanca y cabello negro como la noche, de unos ojos azules brillantes,no hay nada que denote que no es un chico rural promedio.

    Criado 19 años por muggles ajeno del mundo mágico oculto su vestimenta lejos esta de las modas y estilos de los magos y brujas. Viste camisas a cuadro, musculosas blancas y jeans gastados como todo muchacho del interior de Minnesota.

     

    Cualidades Psicológicas:

     

    Desde descubrió que era dueño de ciertos poderes a temprana edad se vio sujeto a tomar una decisión muy importante.

     

    Esa decisión marcó sus acciones y forma de ser, ese nuevo y gran poder debía ser utilizado para ayudar a los demás y volver el mundo un lugar mucho mas seguro y justo.

    Cuando coloca una meta en su cabeza es ciento por ciento probable que la alcance no importa el tiempo, jamas se rinde. Luchador incansable de demasiadas causas y esa sensación abrumadora de que tiene que actuar frente a cualquier situación lo atormenta cada vez que le falla alguien.

     

    Justo, su amor por la equidad y la verdad lo llevaron a estudiar Leyes para convertirse en Juez Criminalista a futuro.

     

    Pero todo lo anterior es solo un aspecto de su vida, el aspecto "serio", el de héroe pero Edward tambien es un joven estudiante de 19 años, de fácil risa y sonrisa, leal a sus amigos y familia atesorando cada momento que puede pasar junto a ellos.

    Enamorado de la vida de campo, creció en la granja de sus padres apartada a unos kilómetros del pequeño pueblo mas cercano. Gusta de cabalgar y trabajar la tierra junto su padre y la tarta de manzana de su madre es su plato preferido.

     

    Historia:

     

    La historia del nacimiento de Edward tiene un trasfondo oscuro. Un grupo clandestino de magos del Reino Unido desesperados frente a la decreciente población de magos Sangre Limpia comenzaron a explorar un campo completamente desconocido por el Mundo Mágico pero ampliamente estudiado durante décadas por muggles: La Genética.

     

    Irónicamente la solución a su "crisis" provenía de los seres que veían como la amenaza. Tras un período de tiempo lograron obtener el conocimiento necesario para iniciar su siniestro plan y lo pusieron en marcha.

     

    Secuestraron bebes de familias de sangre pura de toda Europa y las sometieron a retorcidos procesos para obtener sus óvulos y luego matarlas.

     

    Muchos de esos óvulos fueron sujetos a nuevos procesos antinaturales antes de ser distribuidos sobretodo en Gran Bretaña para generar una nueva generación de niños probeta sangre pura.

     

    Jimmy y Martha Smith eran una pareja de granjeros del estado de Minnesota, tras varios años de intentos infructuosos el esperado hijo que buscaban no llegaba, desesperados encontraron la solución en un Hospital especializado en temas de infertilidad en la ciudad de Chicago.

     

     

    Dos meses de mucho sacrificio y gastos duro el tratamiento al que se sometió Martha a la cual implantaron óvulos fértiles de una muestra proveniente de Gales.

     

     

    Nueve meses después en el hospital comunal de Woodtown, Martha dio a luz a un pequeño niño al que nombraron igual que su abuelo paterno muerto durante la Segunda Guerra Mundial, Edward Smith.

    El pequeño Edward creció como cualquier niño en una zona rural en la mitad del país, sino tenemos en cuenta las extrañas habilidades que atemorizaron a sus padres.

    Consciente de los poderes de su hijo, dejaron que Edward experimentará con ellos protegiéndolo de ojos extraños por temor que se lo llevaran para investigarlo.

     

    Y de ese modo Edward creció como todo niño de campo pero con unas habilidades fuera de lo normal. Lo que nadie sabía era que uno de los óvulos que le fueron implantados a Martha años atrás, pertenecía a los de una bruja que fue conejillo de india de aquel grupo clandestino británico.

     

    Las habilidades a las que Edward llamaba poderes no eran sino magia, de un mundo oculto al que estaba completamente ajeno. Y no solo eso, su agilidad, fuerza, velocidad y sentidos extra humanos provenían de algo mas retorcido... Aquel ovulo no era simplemente un ovulo aquel grupo de magos experimento con algunos de sus materiales e implemento otros tipos de ADN (vampiros y licántropos sobre todo) para generan una nueva generación de magos y brujas mas fuertes y resistentes.

     

    Con esas peculiaridades Edward alcanzó la adolescencia y tomó una decisión. Sus habilidades no debían ser desperdiciadas, debían ser utilizadas para el bien de los demás y con solo trece años se convirtió en el héroe de su comunidad.

     

    Trabajando desde el anonimato y tratando de mantener sus dos vidas comenzó a formarse una leyenda en torno a ese altar ego poderoso que vigila y velaba por la seguridad de las personas.

     

    Y fueron durante esos años que el control sobre su magia se fortaleció y pronto descubrió que existían mas amenazas que simples ladrones y derrumbes, criaturas peculiares como vampiros y fantasmas esperaban el momento para saciar sus intereses a costas de la vida de otros.

     

     

    Al terminar la secundaria, Edward se vio obligado abandonar Woodtwon para estudiar Leyes en la gran ciudad de Minneapolis. Les prometió frente a las tribulaciones de sus padres que enterraria sus años de héroe y seria un ciudadano normal en la gran ciudad.

     

    En Minneapolis alquilo un pequeño apartamento a dos cuadras de la Universidad y comenzó a trabajar como ayudante en un importante buffet de abogados. Allí se encontró con Mary Kent una antigua amiga de la infancia que costeaba sus estudios en medicina trabajando como camarera en un café céntrico y la amistad dio paso al romance.

     

    Dos años de relativa tranquilidad vivió Edward hasta que una noche en la que venia acompañada de su novia después de disfrutar de una obra una explosión de gas incendio un sistema de condominios en el momento que pasaban frente a el.

     

    Edward no tuvo mas opción que romper la promesa de sus padres y utilizar sus poderes para rescatar a las personas dentro y controlar el incendio. El incidente no le fur ciego a Mary a la que Edward llevo a su apartamento para explicarle lo que sucedió y revelar su secreto.

    Ella le juró que jamas revelaría su secreto a nadie pero le recrimino no haber actuado cuando era necesario los dos años que se mantuvo inactivo.

     

    La noticia de una sombra protectora, de un héroe que salvo a todo un edificio no tardo en salir a la luz, y el noticiero pocas horas después mostro imágenes del suceso. No existía imagen alguna que lo mostrara a la perfección por el humo y las llamas pero eso fue motivo suficiente para recibir una llamada de sus padres.

     

    Estaban preocupados por la inconciencia de sus acciones, Edward trataba de explicarles cuando unos gritos se escucharon detrás y la llamada se cortó. Lo presintió sus padres estaban en grave peligro, no lo pensó dos veces y desapareció rumbo a Woodtwon.

     

    Al reaparecer se encontró con la visión de sus padres siendo arrastrados por unos encapuchados fuera de la casa.

     

    Actuó de inmediato y comenzó a luchar contra las tres figuras, pero estas demostraron tener unas habilidades muy parecidas a las suyas y a la vez superiores, nunca vio tal gama de habilidades pero con fuerza de voluntad logro salir vencedor y rescatar unas ultimas palabras de los hombres, lo buscaban a el.

     

    Ayudo a sus padres que solo tenían heridas menores y le contaron la verdad sobre su concepción. Dolido por tantos años sin conocer la verdad pero a la vez comprendiéndoles les perdonó con la condición que le dieran la dirección del Hospital donde obtuvieron los óvulos.

     

    Esa misma noche viajó hacia Chicago, deseoso de entender sus orígenes y conocer mas sobre aquellos hombres que lo buscaban.

     

    Obtuvo lo que buscaba y mas, el archivo sobre sus óvulos era una fachada y sus poderes le ayudaron a encontrar el verdadero oculto por una especie de energia que ocultaba lo importe de los ojos de todos, su madre biológica era una inglesa de nombre Bel Evans McGonagall y era una bruja, un nuevo mundo se abrió ante sus ojos, un mundo oculto y del que en cierta forma era parte.

     

     

    Su partida a Londres no podia esperar mas, al dia siguiente contacto con sus padres y les explicó todo y ellos le comprendieron.

     

    Compró un pasaje a Londres y minutos antes de abordar el avión desapareció con dirección al apartamento de Mary.

     

     

    Se la encontró y le explicó todo, le dijo cuanto la amaba y que debían ponerle fin a su relación por el bien de ambos, que su búsqueda de la verdad le podría llevar meses, años y no podía permitirse dejarla atrás esperándolo, ella debía continuar con su vida, cumplir sus metas y ser feliz.

     

    Le quedaba poco tiempo, su avión partiria en segundos y el ultimo contanto con ella fue un largo beso que cesó su relación.

     

    Llegó a Londres con una clara misión, conocer a la mujer que le dio parte de su vida y conocer ese nuevo mundo que se mantenía oculto.

  22. Un congelante viento del norte arañaba con fuerza el agreste paisaje de aquel lugar desolado. Su padrino le dio la oportunidad de elegir el lugar donde se realizaría el duelo que mantendrían como practica y el Evans escogió las Tierras Altas Escocesas, era uno de sus lugares favoritos en el Reino Unido y además eran terrenos poco concurridos por muggles por lo que no tendrían porque preocuparse de ellos.

     

    El pelirrojo avanzaba por un sendero rocoso que ascendía flanqueado por altas paredes de rocas grises que culminaban en un cielo aun más gris. Pronto iba a llover y si eso sucedía prefería que lo alcanzara en el lugar del duelo y no el aquella especie de callejón en bajada. Por sobre el buzo y los pantalones deportivos llevaba una larga capa de mago negra que en los bordes se elevaba unos centímetros del suelo cada vez que las ráfagas de aire helado lo alcanzaban.

     

    Unos metros mas adelante la pendiente del camino desaparecía para darle espacio una un especie de planicie rodeaba por los picos de las montañas. No crecía mucho en aquel lugar, acompañando la tierra yerma y las rocas sueltas crecían unos pocos arbustos espinosos que se mecían tétricamente a merced de las ráfagas de viento que en aquel lugar eran más fuertes.

     

    El sonido de un trueno quebró el silencio de las Tierras Altas y comenzó a llover con fuerza, Syrius observó con el seño fruncido los cielos tormentoso sobre el mientras retiraba su varita de las profundidades de su capa. El sonido de unos pasos que se aproximaban logró oírse por sobre el de la tormenta y la figura de Jank, su padrino apareció a unos metros del pelirrojo.

     

    - Jank – lo saludó con voz fuerte para lograrse hacerse escuchar por sobre la lluvia, los truenos y el viento – Lamento el clima, pensé que se retrasaría una par de horas mas – rió – pero no se puede predecir a la naturaleza, ni siquiera con magia… ¿Estas listo? – escuchó su respuesta y lo apuntó rápidamente con su varita, era su primer duelo tenía lo teórico pero era el momento de darle un uso practico.

     

    - Desmaius- un rayo de color rojo partió de su varita hacia el pecho de Jank que de impactarle lo dejarían inconsciente por un rato.

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  23. Es hora de elegir padrino, este movimiento va a parecer raro pero hable con el que ojala sea mi padrino y dijo el que lo podría solucionar jaja, así que dejo todo en sus manos jaja, Jank manifiesta tus poderes xD y create un lugar en la lista sino tendré que hacer otra elección jaja.

     

     

     

    ~ Nick del aspirante: Syrius McGonagall

    ~ Área del foro de interés (rol, duelo o ambas): Duelo

    ~ Clase de la academia que cursas / Graduado: Séptimo Curso

    ~ Nombre del padrino que eliges: Jank Dayne

     

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