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Syrius McGonagall

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Mensajes publicados por Syrius McGonagall

  1. Matt Ironwood.

     

     

    La repentina lluvia otoñal que tan inesperadamente comenzó a caer sobre la ciudad se acabo de la misma manera que comenzó, súbitamente. El mago guardó su varita en el bolsillo de su pantalón de vestir negro y siguió caminando por la calle empedrada principal del Callejón Diagon mientras esquivaba los pequeños charcos de agua. Se estaba comenzando a acostumbrar al clima británico, siempre y cuando no olvidara el encantamiento paraguas estaría bien.

     

    El castaño aceleró un poco el paso al ver que la hora de inició de la fiesta a la que fue invitado estaba por acercarse, conocía muy bien el significado de la frase “puntualidad inglesa” y no quería darle mas motivos a los británicos para que siguieran manteniendo aquella imagen de “impuntualidad” de los americanos.

     

    También se esmeró un poco en cuanto a presentación se refiere, lucía un prolijo traje azul oscuro casi negro, una camisa blanca impecable debajo y una corbata sin una sola arruga, para Matt los europeos solían vestirse mejor en la vida en general que ellos y el Ironwood no quería desentonar en aquella celebración.

     

    Dos cuadras delante llegó por fin al local donde celebrarían la fiesta de Halloween a la que fue invitado, sorprendiéndole que el lugar se tratara de una especie de veterinaria. Preguntándose si tendrían algún salón dentro del local comenzó a subir los tres escalones de piedra que conducían de la acerca a la puerta de entrada cuando un extraño movimiento que apenas percibió por el rabillo del ojo izquierdo le hizo detenerse.

     

    Se giró hacia el lugar donde percibió aquella especie de sombra que con tanta rapidez desapareció por el costado del edificio. ¿Qué acaba de ver? Curioso el castaño caminó hacia el pequeño pasaje lateral que conectaba la entrada con el fondo de la veterinaria y allí no encontró nada, salvo un portón de madera al final del mismo, el muro de material que separaba el negocio del contiguo y un pasillo de baldosas naranjas que brillaban húmedas bajo la luz del sol poniente.

     

    Estaba por volverse cuando notó que el portón del final se encontraba apenas entreabierto, alguien había pasado por allí ¿sería la fiesta en el fondo? Si lo fuera de seguro habría una señalización que lo indicara pensó internamente el mago pero quizás movido internamente por la curiosidad de saber que era aquella sombra que vio instantes atrás y de la cual estaba convencido de haber visto avanzó hacia el pequeño portón de madera prolijamente pintando.

     

    Del otro lado se encontró con un hermoso y exuberante jardín, hermosas flores y verdes árboles brillaban cubiertos por una capa de gotas de lluvia que reflejaban la luz del ocaso como si de pequeñas gemas se tratasen. Pero nuevamente ni rastros de la misteriosa sombra ¿realmente estaba seguro de haberla visto? El sonido de unos voces y el de una ventana al abrirse lo hizo torcer el cuello hacia el fondo de la veterinaria propiamente dicho donde se encontró con varios rostros de conocidos compañeros de la orden observando con curiosidad el jardín.

     

    Sonriendo Matt abrió el portón y se acercó hacia ellos – Pensé que la fiesta era aquí atrás – olvidando por completo la extraña sombra que perseguía.

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  2. Matt Ironwood.

     

     

     

    El mundo bajo el mar se abre antes los ojos del castaño, sus pies ahora palmeados se apoyaban sobre la suave arena blanca del fondo, no se encuentran todavía a mucha profundidad la superficie esta a tan solo unos centímetros por encima de su cabeza y los rayos del sol iluminan con intensidad el ambiente.

     

    Matt se gira a su derecha para observar a la bruja que se acerca nadando hacia él, estaba preocupado de que algo saliera mal ya que no parecía muy convencida al tomar las branquialgas siendo lo más probable que jamás las hubiera probado.

     

    Matt levantó su pulgar izquierdo tratando de saber si se encontraba todo bajo control, la primera vez con branquialgas era una sensación extraña e imposible de olvidar pero las probabilidades de que fuera peligrosa eran muy bajas siempre y cuando uno lograra mantener la calma.

     

    La sirena aguarda por ellos un par de metros delante, en su bello rostro Matt era incapaz de leer nada, se mantenía recelosa y poco comunicativa siempre manteniendo una distancia prudente de los magos.

     

    La siguieron mar adentro, cada vez descendiendo y alejándose más de la costa. Matt era un gran nadador pero era incapaz de alcanzar la rapidez y la elegancia con que la sirena se movía por el agua, aquel mundo era tan parte de ella como el océano lo era de su especie, ellos eran los extraños, un pueblo de la tierra y pese a que los Ironwood por siglos se consideraban a si mismos hijos del mar, jamás tendrían esa conexión y pertenencia como la gente del agua.

     

    Nadaron quizás por mas de media hora, rodeados de aquel silencio tranquilizador y típico del océano, siempre siguiendo la larga y verde cola de la sirena que danzaba con delicadeza un par de metros delante, guiando el camino… ¿Hacia donde?

     

    De la nada, como aparecidos por arte de magia una serie de picos rocosos emergieron del fondo marino iluminando por la difusa luz del sol, eran enormes elevaciones de cientos de metros de roca oscura. El inicio de los mismos era imposible de notar, la negra oscuridad del fondo marino reinaba cincuenta metros debajo de ellos, y solo sus picos coronados por corales de varios colores brillaban bajo la luz.

     

    La sirena se detuvo por fin y se volvió hacia los magos ¿Habrían llegado? ¿Aquel era su emplazamiento? ¿Dónde estaba el resto de su pueblo? ¿Se esconderían dentro de la serie de cuevas y galerías que el ojiazul podía observar que de adentraban dentro de aquellas moles de roca?

     

     

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  3. Matt Ironwood.

     

    Honolulu, Ohau.

     

     

     

    Desde la mesa de madera que eligieron se podía ver la ciudad extendiéndose debajo, estirando sus dedos hacia las montañas y besando al mar en el lado opuesto. El sol brillaba con fuerza en un cielo sin nubes pero una fresca brisa soplaba desde el océano haciendo que el calor no se sintiera.

     

    -Gracias – sonrió Matt a la morena camarera que llegó con las dos pintas de cerveza helada que pidieron, a lo que la mujer respondió devolviéndole la sonrisa antes de regresar nuevamente al foodtruck por los camarones.

     

    -¿Y que dices? – preguntó Alan desde el otro lado de la mesa. El Ironwood se tomó todo el tiempo del mundo antes de contestar, se llevó su pinta de cerveza a la boca y dio un largo trago que le refrescó todo el cuerpo.

     

    -Que estas loco – sonrió a su amigo mientras baja la pinta y aguardaba por la perorata del otro auror, que no se hizo esperar.

     

    -Vamos hombre, hace mas de medio año que terminaste tu relación, suficiente duelo – el otro mago dio un corto trago a su cerveza – Anne Marie es prima de Amanda, es sanadora y se muda desde Portland la semana que viene, es linda, inteligente, divertida – comenzó a enumerar con sus dedos –No entiendo porque no aceptas aunque sea un café –

     

    -No conozco a esta chica, ella se acaba de mudar a Hawaii con todos los enormes cambios que eso implica y lo primero que hacen es arreglarle una cita con un completo desconocido - el castaño negó con la cabeza antes de tomar nuevamente su cerveza y darle un segundo tragó.

     

    -Amanda dice que ella acaba de salir de una relación complicada y que para este nuevo cambio de vida que esta realizando conocer a otras personas le haría bien, entonces ¿que dices Matt? –

     

    -Que el próximo viernes estoy libre –dijo al final el mago, quizás no fuera una mala idea, después de todo ¿Qué podía salir mal?.

     

    -¡Eso! – el otro mago festejó la decisión de su compañero –No te arrepentirás, verás qu… - Alan se interrumpió a mitad de frase y se observó el bolsillo de su pantalón, Matt también lo sintió, fue como si algo le quemara seguido inmediatamente por una igualmente veloz sensación de frescor. Sabía muy bien de que se trataba, era su placa del FBI, algo pasó y los estaban llamando.

     

    -Tenemos trabajo – dijo Matt mientras se levantaba del banco y dejaba unos dolores para pagar por la cerveza a medio tomar y los camarones que jamás probaría, de seguro se enojarían pero al menos dejaban una buena propina.

     

     

     

    Oficina del FBI en Honolulu.

     

     

     

     

    -Tienen trabajo de campo, en Utah – fue la primera frase que dijo el director de la oficina en Honolulu del FBI, Eric Jacksonpoint – Una serie de homicidios contra magos y brujas están sucediendo desde hace un mes en el pueblo de Garden City al este del estado -

     

    -El método que utilizan los homicidas es la quema en una pira, clásico ataque de odio contra magos y brujas desde hace siglos, no es la primera vez que sucede en este país, y ni siquiera en ese pueblo… como verán en el otro archivo en los años 70s siete magos y brujas murieron quemados en la hoguera, tres meses duraron los ataques y después de aquello simplemente se desvanecieron-

     

    -Nunca se encontró culpable alguno y el caso se clasificó como inconcluso, hasta ahora –

     

    -¿Piensan que se repetirá el patrón? – preguntó Matt mientras leía el informe sobre los tres homicidios actuales.

     

    -No estamos seguros, pero ya ven tres homicidios en un mes y no queremos otra cacería de brujas en este país – Eric sentenció mientras se sentaba frente de los tres oficiales elegidos.

     

    -¿Rastreadores? – cuestionó Alan levantando la vista de sus informes.

     

    -Posiblemente, la oficina del FBI en Salt Lake City solicita ayuda a las otras oficinas en el país para investigar el caso y ponerle un fin antes de que se llegue a repetir una masacre como la de 1970, el MACUSA también se encuentra preocupado por el caso y enviara un congresista, John Lestrange a investigar en la zona, se encontraran con él en Salt Lake City antes de partir a Garden City-

     

    -Agentes Ironwood, Bay y Lee son los elegidos por la oficina del FBI en Hawaii para participar del caso, partirán hacia Utah en una hora – finalizó el mago antes de levantarse de su silla, desearles buena suerte y salir de la pequeña oficina contigua al despacho principal del director.

     

    -Utah… el estado mormón… ¿Sabes? No me sorprende para nada que una secta de enfermos religiosos este de cacería allí – se encogió de hombros Alan y Matt no pudo mas que reír.

     

     

    @@Edmund Browsler

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  4. Nooo, vuelve el viejo, querido y confiable John jajajajaja, el ex jefazo jajaja, me encanta la idea vamo a ver que trae el congresista del MACUSA entonces xD, bueno demas que te copara el rol Edmund! sentite como en casa y con libertad de rolear que esta trama la hacemos entre todos y recien comienza por ahora solo somos dos ojala se sume mas gente estaría copado, hubo varios me gusta esperemos que se traduzcan en mas participantes para la historia.

     

    Nos andamos leyendo entonces!

  5. Rol aqui

     

     

    Titulo: Cacería de Brujas.

    Género: Terror/Policial

    Premisa: Bueno el rol trata sobre una serie de asesinatos estilo secta religiosa xD como el que aparece en el primer rol en el pequeño pueblo de Garden City en el este de Utah, Estados Unidos.

     

    Estos ataques son contra supuestos magos y brujas que esta nueva secta lidera por un misterioso hombre ve como un peligro para la gente “normal” del pueblo. No es la primera vez de una situación de histeria masiva como esta en el país pero el MACUSA se comienza a preocupar cuando de 7 muertes, cinco eran realmente magos y brujas.

     

    Aparte Garden City y sus alrededores concentra una gran población mágica que coexiste con la población no mágica. Por estos motivos la Oficina del FBI: División de Asuntos Mágicos (los aurores) de Salt Lake City solicita ayuda a otras oficinas del país para investigar la situación y saber si esta serie de eventos tiene alguna relación con una cacería de brujas similar que sucedió también en Garden City en los 70s.

     

    Todos invitados a participar!

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  6. Garden City, Utah.

     

    El viento helado bajaba desde las montañas aquella noche provocando que las ramas de los grises centinelas se mecieran y entrechocaran entre si produciendo un extraño sonido que se asemejaba a miles de murmullos que se extendían por el oscuro bosque.

     

    El grupo trabajaba silencioso en el claro, solo los gritos, súplicas y llantos de la mujer quebraban la tranquila atmósfera. De largo cabello rojizo y ensortijado se encontraba de pie atada a un largo y ancho poste de madera que se enterraba profundamente en el suelo negro del bosque.

     

    -¡No! ¡por favor! – Su cuerpo se agitaba incontrolable mientras sollozaba -¡No soy una bruja! ¡Por favor! – repitió por enésima vez mientras pisoteaba con fuerza la plataforma de madera en la que se encontraba parada con desesperación. Las cuatro personas encapuchadas que se movían alrededor derramando aceite sobre el abundante heno seco que cubría la superficie tanto por encima como por debajo, jamás levantaron la vista hacia la mujer que rogaba por ayuda, es más parecía que ni siquiera sentían su presencia, estaban absortos en su labor.

     

    Otro grupo de alrededor de veinte personas todas con largas túnicas blancas y cubriendo sus rostros debajo de puntiagudas capuchas, sostenían largas y delgadas velas negras mientras mantenían la vista clavada en sus pies formando un círculo entorno a la pira.

     

    Solo una figura tenía ojos para la mujer que sufría, se mantenía de pie frente a la estructura de madera y parecía estar pendiente de cada palabra, gesto y facción de la pelirroja pero no mostraba intención alguna de interactuar con la cautiva.

     

    Cuando terminaron de echar el aceite que cargaban los cuatro encapuchados se dieron medio vuelta ocupando sus lugares en el círculo humano y el observador encapuchado se giró hacia el grupo y habló.

    -¡Hermanos y Hermanas, siervos del señor! - su grave voz llenó el claro y logró acallar las desesperadas súplicas de la mujer maniatada al poste detrás de él.

     

    -El diablo puso sus ojos sobre nuestro pueblo y sus seguidores caminan entre nosotros, demonios, herejes que venden su alma por poder abandonando el camino de la luz y haciendo el mal al prójimo -

     

    -¡Brujas! ¡Magos! - el encapuchado elevó su voz casi en un grito mientras señalaba a la mujer que sollozaba y negaba a su espalda -Practicantes de las artes sobrenaturales nos amenazan a nosotros, a nuestros vecinos, a nuestras familias, y esta mujer… esta bruja, es uno de ellos -

     

    -No por favor, ¡Ayuda! ¡Ayuda! - el lamento desgarrador de la mujer era en vano.

     

    -La prueba - exigió el encapuchado girándose hacia el expectante público. Uno de los seguidores le tendió la vela que sostenía a la mujer a su izquierda y levantó una caja de madera que se encontraba entre sus pies.

     

    Manteniéndola lo más lejos de sí como sus brazos le permitieran avanzó en silencio hacia el hombre que dirigía aquella reunión y le cedió con sumo cuidado el objeto. -He aquí el instrumento maldito que esta bruja utilizaba para realizar prácticas retorcidas y antinaturales - vociferó el hombre mientras abría la pequeña caja y extraía de ella un delgado objeto.

    La caja cayó al suelo en tanto el pregonero alzaba ambas manos al cielo y la luz plateada de la luna se reflejaba en la pulida superficie de madera de la varita que sostenía por ambos extremos.

     

    -No más - apenas fue un susurro pero todos fueron capaces de oirlo seguido por el “crack” de la madera al quebrarse. El líder arrojó la varita partida a la pira e hizo un gesto con la mano e inmediatamente todo el grupo avanzó con las velas en la mano. Una a una todas fueron arrojadas a la pira y esta encendió inmediatamente.

     

    La bruja comenzó a gritar incoherencias mientras su cuerpo se agitaba violentamente presa de la desesperación, cuando el fuego lamió sus pies las súplicas se volvieron espantosos gritos de dolor que crecían a medida que fuego reptaba por su cuerpo. Al final el fuego la envolvió completamente poniendo fin a sus alaridos dando paso al atronador sonido del crepitar de las llamas alimentándose que inundó el claro mientras decenas de pares de ojos observaban en completo silencio el tétrico espectáculo.

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  7. Matt Ironwood.

     

     

    Tan inesperado como la aparición de más miembros de la Orden de Nox, todo el piso de la Sala de Conferencias es cubierto por una capa de hielo. Matt se encuentra entre los que perdieron el equilibrio por aquel cambio pero en esta ocasión no hay nadie para detener su caída, cae tan largo como es con un golpe seco sobre la fría superficie. Si la refriega estaba por terminar la repentina aparición del hielo aceleró el proceso, ya no se escuchan más intercambios de encantamientos y los destellos desaparecen oscureciendo la sala.

     

    Torpemente el auror lograr incorporarse mientras el hielo comienza a derretirse bajo ellos cubriendo de agua la elegante alfombra. Ya no quedan muchos miembros del Orden del Nox entre ellos, la mayoría desapareció al verse rodeados por las fuerzas de seguridad del MACUSA ¿En sería aquella organización era tan torpe para intentar atacar el edificio cuando se encontraba en máxima alerta y con prácticamente todos los aurores del estado de Nueva York y Nueva Jersey presentes?

     

    Sus compañeros se estaban encargando de aturdir y desarmar a los pocos encapuchados que no huyeron o quizás simplemente no tuvieron la oportunidad. El castaño se llevó la diestra hacia la mejilla derecha de su rostro y notó un corte, no era grave, suspiró, por suerte su uniforme especial hecho en piel de dragón absorbió la mayoría de los hechizos.

     

    -¿Todos bien? – Preguntó a nadie en particular –Al quien se le halla ocurrido la idea del hielo se merece un ascenso – se obligó a sonreír pero la misma desapareció rápidamente al ver a dos compañeros en el suelo. Cruzó velozmente los metros que los separaba y se agachó junto a los cuerpos, Susan una bruja de mediana edad y cabello rubio corto ya se encontraba junto a ellos –Están vivos – le informó –simplemente están inconscientes –

     

    Aún así el Ironwood llevó su dedo incide y del medio al cuello de la agente Reyes, como si necesitara la confirmación directa de lo que Susan le comentó y tenía razón, sintió el débil pulso de María bajo sus dedos, observó de refilón a Cedric y el pecho del mago subía y baja con dificultad –Susan ¿podrías llevártelos al Presbiteriano? que los atiendan rápido, por favor – solicitó el mago mientras se erguía nuevamente.

     

    -Claro Matt, pero me los llevaré hasta la calle y desde allí nos haré desaparecer, no se si aún sigan activados los encantamientos protectores pero no me arriesgare a que sufran alguna departición – alegó la bruja antes de llevarse flotando con cuidado sus colegas inconscientes.

     

    -Tres, tenemos tres cautivos – comenzó diciendo el voz alta Manalang –todos inconscientes y desarmados – informó el veterano auror.

     

    Chad preguntó por el presidente y por primera vez desde que comenzó la refriega Matt recordó que el presidente se encontraba tan solo a unos metros de ellos cuando comenzó todo, levantó la vista hacia el estrado y no vio rastro alguno de O’Brien ni de los aurores que lo custodiaban. ¿Lo habrían sacado a tiempo?

     

    Madeleine cerca de el comentó que el presidente fue evacuado de la sala y el Ironwood respiró con alivio mientras escuchaba la sugerencia de la bruja –Tampoco creo que la Orden de Nox sean los autores de la amenaza de atentando, simplemente son una organización que trató de sacar provecho de este momento de confusión, el MACUSA es muy atractivo – de eso no tenía duda, eran uno de los países mas poderosos e influyentes del mundo mágico, más de alguno querría una porción de todo eso.

     

    -Muchachos lleven a estos tres a la sala de detención, después nos encargaremos de las interrogaciones – aquello no había terminado, lo presentía, todo lo que acaba de suceder no era más que el comienzo. Caminó hacia Chad y apoyó su mano derecha en el hombro del mago -¿Te encuentras bien? ¿Cómo te lleva tu pierna? -

  8. Matt Ironwood.

     

     

    Se bajo de la tabla a menos de un metro de la costa donde las suaves olas lamían con timidez la arena blanca. La calzó bajo el brazo izquierdo y caminó hacia donde la azorada mujer le contestaba que no sabía italiano –No te disculpes, tampoco se italiano – contestó sonriendo por el alivio de saber que no tendría que hacer malabares para comunicarse con ella.

     

    Clavó la tabla entre la arena dejándola completamente erguida y se volvió hacia pecosa mujer – Matt Ironwood – estiró su mano para estrecharla pero en ese preciso instante algo caen en el espacio que hay entre ellos, el castaño baja la mirada extrañado y se encuentra con un pequeño paquetito mojado con algas saliendo de su interior sobre la arena.

     

    Desvió su mirada nuevamente hacia la mujer a su lado pero esta parecía estar atenta a otra cosa, algo en el agua. El Ironwood se hace una pantalla con la mano para cubrirse del brillo del feroz sol del mediodía mientras otea en la dirección que la pálida bruja a su lado observa. Y la ve, ¡por fin una sirena!

     

    Apenas se ve por la luz del sol reflejada en la superficie del mar, pero allí esta, nota su largo cabello rubio y las escamas verdosas de su cola, la sirena gesticula en dirección a ellos, especialmente a él y repite más de una vez el señalar alternativamente la bolsa de algas sobre la arena y al mago. ¿Quería que tomara aquella bolsa?

     

    Siente un movimiento extraño a su lado y al girarse ve como la mujer saca una varita de su falda lentamente, instintivamente el agente especial lleva la diestra hacia el bolsillo de su bermuda mientras pregunta – ¿Qué haces?- sorprendido de que la mujer fuera una bruja y no una nomaj pero más aun de que hubiera sacado su varita en dirección a el.

     

    -¿Qué si soy un mago? Si, si lo soy – contesta mientras saca la varita de su bolsillo para demostrárselo –Y estoy aquí para ayudarlas – asintió a las dudas de la bruja, aunque no negaría en prestar socorro a nadie todavía no lograba entender del todo la insistencia de su padre en que fuera ayudar a un grupo de sirenas perdidas al otro lado del mundo.

     

    La sirena seguía allí, observándolos mientras su bello rostro subía y bajaba al compás de las suaves olas. Matt se agachó y tomó la pequeña bolsa con algas entre sus manos, el penetrante olor a la salitre del mar empapaba las largas hojas verdes –Branquialgas – las reconoció al instante no era ni mucho menos la primera vez que las tenía enfrente.

     

    Tomó con cuidado una hoja, la textura viscosa y algo babosa era inconfundible -¿Quería que las tome no? – Se giró hacia la bruja –Hay para los dos… ¿Has tomado branquialgas alguna vez? – Preguntó mientras se llevaba la hoja a la boca y tragaba, frunció el seño – El sabor es asqueroso – tosió mientras tomaba una segunda hoja y le pasaba la bolsa mojada con las dos últimas branquialgas a la mujer.

     

    Sabía que el efecto no tardaría en aparecer por lo que Matt caminó hacia la sirena, el mar lamió sus tobillos una vez más dándole la bienvenida mientras comenzaba a sentir como su garganta picaba, el agua ya le llegaba a la cintura cuando comenzó a sentirse mareado, conocía la sensación y solo sabía que se le quitaría una vez metiera la cabeza debajo de las olas, lo hizo y un viejo y querido mundo se abrió ante él.

     

     

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  9. Matt Ironwood.

     

     

    El sol ya se encontraba en lo más alto de su recorrido cuando Matt se dejó caer bajo la sombra de unos delgados árboles que crecían en el límite entre la zona de dunas y la playa propiamente dicha. Estaba sediento, el mar siempre provocaba sed. Deslizó la mano hasta su varita y se apuntó con ella al rostro

     

    -Aguamenti- dijo.

     

    Un chorro de agua fresca y dulce le lavó la sal de los labios para después saciar la resequedad de su garganta, ya hidratado se sentía mucho mejor. Se incorporó sobre la tabla y clavo la vista en las aguas azul verdosas del Mediterráneo mientras distraídamente removía un poco de arena con su mano derecha.

     

    Había pasado toda la mañana en el mar, cada vez alejándose más y más del hotel a zonas muchos menos frecuentados con esperanza de encontrar con las sirenas, pero hasta el momento lo único que Matt vio fue gaviotas y un par de nomajs disfrutando de aquel día veraniego.

     

    Logró aprovechar alguna que otra ola para surfear pero la mayor parte del tiempo solo remó sobre su tabla cada vez más hacia el oriente. Bajó su vista al sentir el estomago gruñir con fuerza, había logrado saciar su sed pero no podía hacer nada para eliminar el hambre, lamentaba no haberse llevado aunque sea un poco de pan y algo de jamón del desayuno pero el mago no pensaba volver al hotel todavía.

     

    Podía pescar, sabía como y hacer un fuego contando con la magia era muy fácil, pescaría decidió el Ironwood una vez cruzará la enorme zona de acantilados que tenía a unos doscientos metros a su izquierda. Espera que del otro lado de aquella saliente tuviera más suerte con el tema de las sirenas.

     

    Una vez se sintió descansado salió de la fresca sombra y con la tabla bajo el brazo regresó nuevamente al mar. Pequeñas olas le refrescaban la espalda mientras remaba hacia el oriente bajo el achicharrante sol mediterráneo, con cada brazada se acercaba más y más hacia el enorme acantilado de calizas que se alzaba aproximadamente cuarenta metros por el mar.

     

    Farallones de piedra blanca se alzaban como guardianes del paredón coronados por pequeños arbustos, allí la corriente parecía ser más fuerte. El hawaiano tenía que esforzarse más para mantener su trayectoria y en no ser arrastrado hacia los promontorios, las olas batían con fuerza contra el acantilado a su izquierda, la caliza desgastada mostraba entradas a cuevas que se hundían en la pared rocosa.

     

    Por un momento a Matt se le cruzó por la cabeza la idea de que quizás allí podría encontrar a las sirenas pero la descartó rápidamente al pensárselo mejor, no era un lugar que la gente del agua optaría como asentamiento. Aquella zona de costa accidentada se extendía alrededor de unos cien metros más adelante el castaño observó una nueva zona de playa de arenas blancas, resguardada en occidente por el acantilado y tierra adentro por una zona de suaves sierras.

     

    La vegetación crecía más exuberante en el límite más distal de la playa y no había ni una sola alma en toda la extensión de arena que tenía en frente… o eso creía hasta que vio a unos metros de distancia la figura de una mujer observando con una especie de catalejo el mar.

     

    Aquel lugar parecía tan prístino y de difícil acceso que a Matt le pareció curioso encontrarse con una persona. ¿sería local? Sabía que no pasaría desapercibido por lo que viró hacia la costa y comenzó a remar hacia la mujer, de seguro el parecería tan fuera de lugar como ella le resultaba al castaño, al menos saludaría y quizás hasta podría averiguar alguna que otra cosa que le ayudaría con las sirenas.

     

    -¡Buonasera! – saludó estando a tres metro más o menos de la mujer, en un intento de su más básico italiano.

     

     

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  10. Matt Ironwood.

     

     

    Releyó una vez la carta de su padre a la luz de la aurora, estiró sus largas piernas al llegar al punto final y se incorporó del todo de la cama. Matt caminó hasta el pequeño escritorio que tenía junto a la ventana de su habitación de hotel y observó la hermosa postal que le regalaba aquel nuevo día con el sol elevándose por sobre el Mediterráneo.

     

    Una enorme bola de fuego elevándose por sobre un manto oscuro con destellos rojizos donde las olas se alzaban, empujó hacia fuera la pequeña ventana para abrirla de par en par y dejó que el aire salado inundara sus fosas nasales. Era un hijo del mar, era un Ironwood y pese a que el océano en el que se crió era otro, los olores, los sonidos y las dinámicas del mar que tenía frente le provocaban la sensación de estar en casa.

     

    Se apartó de la ventana con la promesa de que en menos de una hora estaría junto a “kai” de nuevo. Matt se pasó una musculosa por sobre la cabeza, se calzó un par de bermudas y se colocó las chancletas que se encontraban debajo de su cama. No tenía espejo en aquella pequeña habitación pero de seguro se vería como cualquier turista americano disfrutando de las playas sicilianas.

     

    Tomó su varita que reposaba junto con la carta responsable de que estuviera en aquel lugar y bajó al comedor a desayunar. Mientras saboreaba su taza de café acompañado de pan y jamón y se lamentaba de que no hubiera frutas en el menú, repasó una vez más lo que haría aquel día, básicamente: “Tratar de dar con las sirenas”.

     

    Se sentía completamente ciego en aquella improvisada misión, no sabía hablar sirenio, no tenía una clara ubicación en donde dar con la gente del agua y apenas ayer se encontraba tranquilo en Inglaterra hasta que recibió la carta de su padre, totalmente ajeno a la situación en la que ahora se encontraba envuelto.

     

    Dejó su taza vacía y salió al exterior donde el sol ya comenzaba a calentar prometiendo una calurosa jornada. Un camino de pavimento cubierto por una fina capa de arena blanca conducía desde el hotel hasta el pequeño cobertizo de madera donde los inquilinos podían guardar las pertenencias que no cabían en las reducidas habitaciones.

     

    Dentro el ojiazul encontró su viejo longboard, el primero de varios que tenía y también el que mas carga sentimental llevaba encima. Lo tomó con sumo cuidado y salio del cobertizo con ella bajo el brazo. El hotel se encontraba a tan solo una cuadra de la playa, un pequeño camino de tablones de madera desgastadas por el tiempo pasaba por entre dunas de arena blanca y pequeños árboles espinosos que aprovechaban la humedad que se acumulaba en el ambiente de interduna.

     

    La canción de las olas rompiendo en la orilla aumentaba en intensidad con cada paso que daba, interiorizándose en el muchacho hasta casi acompasar el embate ciclo de las ondulas con los latidos de su propio corazón. La brisa marina salada acarició con calidez su piel mientras sentía el sabor tan familiar de la sal en los labios. El camino ascendía por una última gran duna y por fin tuvo el espejo azul verdoso del océano que se extendía hasta el horizonte frente al mago.

     

    La sonrisa le afloró involuntaria.

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  11. Por acto de magia todo el contingente de las fuerzas de seguridad y los miembros de la Orden del Fénix recientemente llegados se encontraban ahora en la sala de conferencias del MACUSA.

     

    El ataque de luces que recibió desde su espalda lo tomó por completa sorpresa, el brillo de aquellos destellos sumado a la reacción instintiva de querer apartarse de aquello casi le hicieron perder el equilibrio pero la firme mano de Manalang le ahorró la caida.

     

    -¿Te encuentras bien? – escuchó preguntarle por encima de personas que daban la voz de alto y discusiones. –Creo que si – contestó Matt mientras se refregaba los ojos en un intento para quitarse la encandilamiento y se erguía. Poco a poco su visión regresaba a la normalidad pero el sentimiento de que se encontraba totalmente vulnerable pese a estar rodeado de sus compañeros no se iría hasta que pudiera volver a ver.

     

    Escuchó el intercambio de palabras entre Madeleine y un desconocido ¿su atacante? Impotente trató de distinguir entre las formas borrosas que tenía a unos metros de distancia cuando sintió una mano en su espalda y la voz de la agente Reyes preguntándole si se encontraba bien.

     

    -Si – mintió en parte, su visión estaba volviendo poco a poco a la normalidad. Fue cuando sintió la voz de Sofía que por fin pudo ver nuevamente con claridad. Delante de el había un sujeto rodeado por sus dos compañeras de la orden y sus tres compañeros del FBI todos apuntándolo con las varitas.

     

    Un nuevo agente de seguridad se acercó hasta ellos ¿Era Chad? Creyó reconocerlo –Al parecer ser no – contestó el hawaiano la duda del recién llegado – Llegó junto con un grupo de aurores – la Orden Nox de Fulguromagos, conocía lo básico de aquel grupo su presencia en América nunca fue notoria pero ahora mismo en plena alerta de atentando contra el MACUSA tenían uno delante.

     

    -Escucha amigo, no me importa a quien le debas lealtad, atacaste a un oficial en funciones, ingresaste sin permiso alguno a un edificio totalmente cerrado y estas entorpeciendo un procedimiento de evacuación e investigación sobre un posible atentado contra nuestro gobierno, razones más que suficiente para no considerarte aliado nuestro y un problema extra con el que lidiar –

     

    -Agente Willbrook – se volvió hacia Cedric – Agente Reyes sáquenlo del edificio e interróguenlo – tenían que saber cuales eran los motivos reales de la Orden Nox para estar revoloteando como buitres por sobre el Woolworth Building.

     

    Levantó la vista hacia donde parte de sus compañeros se encargaban de sacar al presidente de la sala -¿Se logró evacuar a todo el personal del MACUSA? – preguntó a nadie en particular.

     

     

    @ @@Lucrezia Di Medici Di Médici @ @

  12. Grata fue su sorpresa cuando la mujer llamada Taurogirl afirmó entusiasmada a la duda del castaño, al parecer Matt no se había equivocado al escoger aquel lugar para encontrar los que posiblemente fueran los únicos Tiki en toda Inglaterra. Siguió en silenció a la bruja por estrechos pasillos junto a altísimos estantes que parecían casi tocarse en sus cimas debido a la inclinación que tenían.

     

    La sensación que le provocaban al castaño era de que en cualquier momento podían ceder bajo su propio peso y enterrarlos bajo madera y objetos posiblemente malditos, por eso agradeció internamente cuando salieron de aquel entramado de cerrados callejones a una amplia zona abierta donde en la pared de enfrente una enorme vitrina de vidrio relucía a ojos vistas.

     

    Fue inevitable para Matt dar unos pasos hacia la misma mientras observaba los distintos objetos que en ella se exponían. La mayoría le resultaban vagamente familiares, no solo encontró figuras hawaianas, sino también de Tonga, Kiribati, Samoa, Rapa Nui, entre otras, las historias y leyendas detrás de algunas de ellas le resultaban tan conocidas como su historia propia mientras que otras (las menos) no le sonaban de nada.

     

    Sus ojos inmediatamente ascendieron hasta un metro por encima de su cabeza donde tres figuras resaltaban por su exquisito tallado y sus brillantes ojos enjoyados. Lono, Kane y Kanaloa, tres de las cuatro deidades principales de las creencias hawaianas. Conocía sus rostros, sus grandes hazañas, sus mitos y los cultos detrás de cada uno de ellos, casi pudo volver a sentir el sonido del batir de las olas sobre la costa, el trinar de las cientos de especies de aves de las selvas, el aroma de la brisa marina en su nariz y el vibrar profundo de la tierra misma capaz de opacar todo lo demás cuando un volcán entraba en erupción. Todo aquello le recordaba a casa.

     

    Pero pese a esa abrumadora impresión fue incapaz de ignorar que allí faltaba Ku, estaba por preguntar por aquello cuando la bruja volvió a retomar la palabra y el Ironwood se giró para observarla –Woow, es una sorpresa que conozca y halla participado en el Festival Makahiti – se asombró Matt a escuchar lo que Taurogirl le contaba –No muchas personas de este lado del mundo conocen nuestras tradiciones –

     

    -Son hermosos Tikis – se volvió una vez mas hacia la vitrina – Veo a Kane, Lono y Kanaloa pero ¿No tienen a Ku? – Observó de perfil a la bruja –Quisiera comprar a las cuatro si es posible -

     

     

    @

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  13. Matt Ironwood

     

    La mujer no tardó nada en contestar su duda enumerando la larga lista de opciones de diferentes tacos que tenía para ofrecer, mientras mas nombraba más hambre y agua en la boca le provocaba al mago y a aquella lista se le debía agregar los agradables aromas que no paraban de salir del carro y no hacían otra cosa que intensificar todo lo anterior.

     

    -Suena todo delicioso – se sinceró el castaño mientras pensaba cual el elegir -¿De que consta el suadero o el maciza? – preguntó, de la larga lista aquellos dos no los conocía ni le sonaban de nada y que mejor lugar para probar nuevos sabores que una Feria Gastronómica Internacional.

     

    Mientras la pequeña bruja le ofrecía otros platos a parte de los tacos no paraba de cocinar, se movía con mucha seguridad y soltura por la cocina muy concentrada tanto en la elaboración de los diferentes platillos como en atenderlo. Sintió el sonido del aceite hirviendo y un delicioso aroma de algo fritándose llegó hasta la nariz del agente especial.

     

    -¿Es usted de México? – quizás la respuesta fuera demasiado obvia debido al marcado acento de la mujer pero uno nunca podía estar del todo seguro, había estado en una cuantas ocasiones en el vecino del sur, amaba aquel país – Tienen una de las mejores culturas gastronómicas del mundo y eso que apenas conozco lo básico, va a pensar que soy un ignorante pero ¿Qué es el pozole? – preguntó a la mujer antes de decidirse por su taco.

     

    @@Nicole Evans Crowley

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  14. -Buenas – saludó a la bruja de un llamativo cabello color azul que se acercó hasta el para recibirlo –Muchas gracias, Matt Ironwood – dijo mientras se adentraba un poco más en la tienda luego de explicarle que no había necesidad de esperar –Estaba buscando algo para mi apartamento y me dijeron que este negocio era el mejor lugar para encontrarlo en todo Londres – manifestó Matt mientras pasaba junto a un altísimo estante con distintas figuras de lo que parecía ser arcilla con rostros que parecían no quitarle los ojos de encima mientras se movía.

     

    -¿Qué tanto trabajan aquí con la magia del Pacífico? – preguntó a la mujer que caminaba a su lado justo mientras pasaban junto a una enorme exposición de relicarios que brillaban decorados con grandes gemas y metales de todos los colores pero que bajo ninguna circunstancia el Ironwood tocaría a mano desnuda.

     

    -Quería saber si ustedes tienen en su colección unas estatuas Tiki, cuatro en particular – explicó Matt mientras se detenía frente a un mostrador cubierto por diferentes y muy llamativas piedras preciosas que lo cubrían en toda su extensión. En su hogar en “Big Island” sus padres tenían unas cuantas figuras Tiki en el jardín, algunas eran tan altas como seres humanos pero también había pequeñas que su madre tenía en el gran mueble de madera de la sala.

     

    El castaño aguardó en silencio por la respuesta de la mujer, mientras pensaba en que hasta aquel momento estando tan lejos de su hogar, nunca sintió que aquellas figuras talladas en madera le hicieran tanta falta.

     

    @

  15. El cielo amenazaba lluvia.

     

    Matt recorría las empedradas calles del Callejón Diagon aquella gris mañana de Setiembre, el otoño aunque no oficial, aquel día parecía querer dejar en claro que su presencia se encontraba a la vuelta de la esquina. Un viento frío del norte agitaba las hojas todavía verdes de los pequeños árboles que acompañaban en algunas zonas el callejón principal, el Ironwood se prendió un botón más de la chaqueta negra que llevaba por encima de la camisa al sentir el viento arreciar.

     

    Esperaba que al menos no lloviera, no mientras estuviera aun en las calles ¿faltaría mucho para llegar al local? Aquella mañana no tenía que ir al curso con los aurores, las clases serían por la noche por lo que el resto del día estaba liberado de responsabilidades.

     

    Su pequeño apartamento en Penzance era cómodo pero no le hacia sentir como en casa, Matt sabía que aquello también era cuestión de tiempo, hacia tan solo dos semanas que se mudó a Inglaterra y todo le resultaba nuevo y ajeno. Pero estaba seguro que lo que estaba por comprar le haría sentir más “cerca” de las islas.

     

    El pequeño negocio se encontraba entre dos imponentes hoteles que prácticamente parecían consumir al local en el medio, pero Matt podía ver claramente el negocio y su verdadera naturaleza que solo se presentaba a los que realmente tenían interés en encontrarlo.

     

    “Voodoo Dolls” rezaba en la entrada. Los pocos casos en los que tuvo que ir a Louisiana fueron todos relacionados con el vudú, aquella rama de la magia tenía un mal estigma en la mayoría de la población mágica y no mágica de los Estados Unidos, pero era extensamente practicada en el sur y muchos de lo que expresaban su “disgusto” por la misma en secreto eran los primeros en acudir al vudú por soluciones.

     

    Matt no era practicante del vudú, pero tampoco la despreciaba, simplemente la respetaba como cualquier otra de las tantas ramas que la magia a la largo del mundo existían. Pero en aquella ocasión el Ironwood no estaba por el vudú, buscaba otra cosa y esperaba poder encontrarla.

     

    Abrió con cuidado la puerta del local y se encontró con grandes estanterías repletas de distintos objetos de los cuales en su mayoría desconocía, ya dos magos y una pequeña elfina se encontraban en unos pequeños sofás en el centro del cuarto.

     

    -Buenos días – saludó desde la entrada -¿Espero? – preguntó al ver al pequeño grupo.

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  16. Matt Ironwood.

     

     

    Se comentaba que por el inicio de Setiembre se realizaría una Feria Internacional Gastronómica en Londres, aquello era una de las tantas cosas que le gustaban de aquella ciudad, siempre había algo para hacer si uno se aburría viviendo allí era porque lo quería.

     

    Llevaba apenas dos semanas en Inglaterra y ya había visitado varios museos, festivales, eventos y fiestas tanto mágicas como nomajs y parecía que el calendario de actividades de la capital británica no tuviera fin.

     

    Primero de Setiembre amaneció soleado pero fresco, Matt seguía negándose a llamar aquel tiempo verano, catorce días de cielos encapotados y temperaturas que jamás pasaron los veinte grados fueron su marco atmosférico desde que puso pie en la ciudad. Pero no hizo oído sordos a las conversaciones de los londinenses de que aquel fue un verano muy caluroso ¿Bajo que parámetros? Reía internamente al escuchar aquellas declaraciones.

     

    Pero el sol salió por fin de entre aquellas mantas grises y amenazadoras aquel día bañando a la ciudad con otra luz y dotándola de un aire revigorizante que se respiraba por las calles, las personas parecían de mejor humor, con sonrisas más fáciles y mejor trato hacia los demás.

     

    El Ironwood no era ajeno a ese nuevo ambiente y todo aquel positivismo lo acompañaba mientras caminaba junto a la rivera del Támesis. El sol se reflejaba en las aguas del río que en aquella ocasión lucían azules un cambio contrastante con el color grisáceo al que se había acostumbrado el castaño, decenas de barcos de pasajeros se movían pesarosos perturbando la superficie del curso viniendo desde el este o llegando desde occidente.

     

    Una fresca brisa agitaba las ramas de los distintos árboles que acompañaban el serpenteante camino que se movía junto con los meandros del río, los londinenses parecía querer aprovechar al máximo aquel clima, el castaño pudo observar a oficinistas y banqueros de traje almorzando en los bancos junto al Tamesis, estudiantes riendondose y tomando foto bajo los árboles, personas de todas las edades trotando en uno u otro sentido. Era un hermoso día.

     

    Matt se subió un poco mas el cierre de la fina campera deportiva que llevaba mientras aceleraba el paso para llegar a la Feria antes de que se congregara más gente, no estaba en sus perspectivas para su día libre del curso hacer fila.

     

    Llegó al edificio semi - abandonado y en decadencia donde se realizaría el evento, estaba al tanto de la apariencia externa de la edificación era una fachada para evitar que la población no mágica entrase. El interior por otro lado era prácticamente un hermoso espacio verde improvisado, el césped recién cortado cubría toda la superficie, pudo ver a los lejos un pequeño escenario donde alguna banda tocaría mas adelante, los foodtrucks ya se encontraban repartidos por todo el lugar cada uno con los colores del país que representaban dandole al lugar una colorida apariencia.

    Ya había magos y brujas recorriendo y deteniéndose a dialogar con los dueños de los carros pero por suerte no eran suficientes para llamar muchedumbre al lugar. Una mujer a su derecha pregonaba comida mexicana, Matt adoraba la comida mexicana o por lo menos los grandes clásicos que se internacionalizaron.

     

    -Buenos días – saludó alegremente a la bruja - ¿De que sabores tiene los tacos? – preguntó.

     

     

    @@Nicole Evans Crowley

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  17. Matthew Ironwood.

     

    Matt fue el primero en materializarse en las afueras del Woolworth Building, el imponente edificio blanco sede del gobierno mágico americano en pleno corazón de Manhattan. Las luces del atardecer jugaban con la apariencia exterior del edificio tiñendo su sobria y prístina apariencia de tonalidades rojizas y amarillentas, pero lo que llamó la atención del mago no fue espectacular juego de iluminación natural que les regalaba el sol sobre el edificio sino encontrar la calle Brodway prácticamente vacía.

     

    A unos metros de la entrada se encontraban compañeros del FBI a los cuales llamó su atención mientras enfilaba sus pasos hacia ellos. -¿Matt, no estabas en Inglaterra? – preguntó Cedric apartando la vista del mapa que flotaba enfrente de su rostro.

     

    -Bien dicho, estaba – se apresuró a contestar antes de ir directamente al grano -¿Qué esta pasando? – observó alternamente a los rostros de los tres magos que tenia cerca, los conocía y ellos a él, compañeros o tutores en la Academia.

     

    -Alerta de atentando en el MACUSA, contra el presidente creemos, hoy daría un discurso a la Comunidad Mágica Internacional – tomó la palabra Manalang, un auror ya curtido en años con colores plateado dominando su cabello pero mantenían la figura y rectitud de un hombre mucho más joven, fue profesor suyo mientras se formaba en el FBI.

     

    -El mensaje era anónimo – la agente especial María Reyes se apresuró a persuadir la duda que se debió formular involuntariamente en el rostro de Matt.

     

    -¿Decía de que se trata? – formuló el castaño mientras sustraía su varita y se apuntaba a si mismo e inmediatamente su ropa se convertía en el uniforme de trabajo, que emulaba casi en exactitud el traje que las fuerzas especiales nomajs utilizaban. El propósito era doble, primero un uniforme como aquel llamaría poco la atención de la población no mágica si se tenía que actuar rápidamente en una zona concurrida por los mismo y por otro lado era algo practico, las capas y demás ropas holgadas que los magos solían utilizar eran más que una complicación cuando se tenía que ser rápido y ágil. Aunque se lucía igual que su homologo nomajs tenía sus diferencias, como por ejemplo que los guantes y el chaleco estaban hechos con cuero de dragón resistente a los hechizos y en su hombro izquierdo aparecía bordado el escudo del MACUSA y en el derecho la bandera estadounidense.

     

    -No especificaba, solo decía que abría un ataque, el lugar y la hora, llegó recientemente no contamos con el tiempo para investigar si se trata de una treta – contestó el viejo Manalang mientras enrollaba el mapa –Activamos todas las medidas de evacuación necesarias, en un radio de dos cuadras ningún nomajs se acercara, y ya hay grupos encargándose de la evacuación de los civiles tanto los empleados del congreso como los cientos de periodistas extranjeros que vinieron por el discurso presidencial –

     

    -Parte de la población será evacuada por el sistema de la red flú y otra será conducida hasta aquí donde podrán desaparecerse –

     

    El Ironwood asintió – ¿El presidente? –

     

    -Tenía su escolta, de seguro ya fue conducido a aun lugar seguro – complemento el mago canoso.

     

    -¿Quienes son ellos? – preguntó Cedric señalando hacia sus espaldas. Matt se giró y se encontró con sus recientes compañeros de la Orden del Fénix –Vienen conmigo… son…. Aurores británicos – se apresuró a mentir.

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  18. Boa Noite!

     

    Pido los siguientes cambios si es posible, desde ya muchas gracias. Saludazos!

     

     

     

    Necesito actualización en el campo Nombre de Personaje:

     

    Dice así “Matthew “Matt” McGonagall”

     

    Debe ser: “Matthew Ironwood”

     

     

     

    Necesito actualización en el campo Nacionalidad:

     

    Dice así “Canadiense”

     

    Debe ser: “Estadounidense”

     

     

     

    Necesito actualización en el campo Familia:

     

    Dice así “Familia 1: Evans McGonagall”

     

    Debe ser: “Familia 1:”

     

     

    Necesito actualización en el campo Aspecto Físico:

     

    Dice así “Matt es un chico de sonrisa fácil. Es un joven alto y en buen estado físico, delgado pero tonificado, de cabello castaño y corto; con una mirada muy expresiva capaz de delatar todo lo que esta sintiendo si el observador esta atento. Y hablando de su mirada, sus ojos son de color azul algunos dicen que tiene el mismo tono que el del cielo en un día despejado o de un lago en verano, Matt solo esta seguro que son la parte de su cuerpo que mas le gusta.

     

    A pesar de ser un mago y haber sido criado en una familia completamente constituida por hechiceros, viste siempre como un nomajs, como le dicen en Canadá a los no brujos, su familia se viste de igual forma ya que viven en una comunidad donde la mayoría de sus habitantes pertenece a este grupo.

     

    Desde que su abuelo, al cumplir los 17 años le regaló su sombrero de vaquero para su primer rodeo oficial es normal que Matt lo utilice en su vida cotidiana siempre que se lo permitan.

     

    Debe ser: “Matthew es un joven muy alto, es de familia, mide exactamente 1.92m y al igual que el resto de los Ironwood posee el cabello castaño claro y los ojos de un brillante color azul. En Big Island sus habitantes tienen que estar en forma y Matthew no es la excepción, cuida su cuerpo como un buen Wampus.

     

    La sociedad mágica América es mucho más laxa a la europea en lo que se refiere a la forma de vestirme, siendo no raro que magos y brujas en los Estados Unidos vistan a las últimas tendencias del mundo nomajs, o muggles para nuestros queridos amigos británicos, misma situación se repite en Matthew que prácticamente solo viste ropas nomajs a no se que una ocasión lo requiera y tenga que vestir como un mago.

     

    Como dato a destacar de su físico, Matt lleva tatuada una manga en su brazo izquierdo al estilo Etua de la cultura polinesia.”

     

     

     

    Necesito actualización en el campo Cualidades Psicológicas:

     

    Dice así “Matt es una persona que encara la vida con ganas y positivismo. Criado en una familia de magos pero muy abierta con su comunidad mágica vecina, Matt conoce muy bien ambos mundos y se siente parte de los dos.

     

    El es de la Provincia de Alberta en Canadá y como buen paisano de su tierra, es sumamente orgulloso de representar bien la cultura cowboy del oeste canadiense.

     

    Su familia posee un rancho en las afueras de Edmonton, donde crían caballos entre otros animales tanto no mágicos como mágicos y son conocidos en la comunidad mágica canadiense como la única familia de magos que participa asiduamente en rodeos nomajs.

     

    Por haberse visto sumergido en un mundo así desde pequeño, Matt es una persona que adora pasar tiempo en exteriores, en grandes espacios verdes abiertos, lejos de los bullicios de las grandes ciudades.

     

    Obviamente siente una enorme y fuerte conexión con los caballos y son su forma de escape del mundo cuando lo necesita.

     

    Vive una vida sencilla, mientras este con familia y amigos y haciendo lo que le guste ya se siente completo.”

     

    Debe ser: “Matt es una persona que encara la vida con ganas y positivismo, de sonrisa fácil y muy extrovertido es una persona que suele causar un buena primera impresión. Criado en los extensos y salvajes terrenos de la familia Ironwood es más una persona de exteriores que interiores, realmente disfruta de estar al aire libre y es donde prefiere estar cuando puede darse una escapada de la rutina.

     

    Quizás sea por ser Wampus pero Matt puede llegar a ser alguien muy impulsivo, si no esta de acuerdo con algo o con alguien lo va a dejar muy en claro, eso lo ha llevado a tener ciertos problemas en el pasado, no puede contra esa naturaleza es más fuerte que él. Frente a un problema no se quedará jamás de brazos cruzados esperando que alguien lo solucione, tomará la iniciativa.

     

    Esa impulsividad, es espíritu guerrero que lo dota de iniciativa, coraje e intensidad también le juega malas pasadas, en esos momentos de sangre caliente puede no tomar la opción correcta como la solución al problema y empeorar aún más la situación.

     

    Los Ironwood son una de las familias sangre pura mas antigua y conocidas de los Estados Unidos pero siempre han estado abiertos a la comunidad nomágica, por lo que Matthew conoce a la perfección el mundo nomajs y no cree que los orígenes, la apariencia de alguien sean determinantes y clasificatorios del valor de una persona.

     

    Necesito actualización en el campo Historia:

     

    Dice así “Matt nació en el Hospital Mágico de Edmonton un día caluroso de verano, sus padres fueron Meghan y John McGonagall. Ambos brujos manejan un rancho familiar a las afueras de la ciudad donde crían caballos para competencias ecuestres, tradición familiar que se remontaba hasta su bisabuelo escocés que después de la segunda guerra mundial y al haberse enamorado de una medimaga canadiense en Francia se mudo junto con ella a su Alberta natal y empezó con aquel criadero.

     

    Matt desde pequeño estuvo inmerso en aquel mundo y aprendió mucho sobre la vida en el campo.

     

    Su familia siempre fue muy abierta con su comunidad nomajs vecina, por lo tanto Matt se crió también en aquel mundo, asistió a una escuela nomajs desde los 4 años hasta los 11 y se hizo amigos verdaderos que duran hasta el presente. Al cumplir los 11 años fue aceptado en el Colegio Ilvermorny de Magia y Hechicería y se formó allí los 7 años correspondientes.

     

     

    Eligió pertenecer a la casa Thunderbird durante la ceremonia de selección pese a que también la casa Wampus trató de captarlo, decisión de la cual no se arrepiente ni por un segundo.

     

     

    Por cuestiones académicas se encuentra una temporada en el Reino Unido actualmente.”

     

    Debe ser: “En Construcción”

  19. Buenas Noches!

     

    Bueno primera vez que hago una cosa como esta (... segunda ahora que lo recuerdo jajaja) pero si se quiere volver y como mi antigua familia como que murio... como que pues bueno nuevo comienzo con nueva familia, asi que me gustaria poder unirme a esta familia son de las que veo activas de las que mas me gusta y me gustaria que mi nuevo personaje (que esta en tratamientos :ninja: ) sea parte de esta.

     

    El lazo no se... ¿Primo lejano? Gusta? asi no hay entreveros entre como acomodar el nuevo miembro y despues se vera. Espero que se lea mi mensaje que los ultimos de aca son de principio de marzo jajaja, no voy atomizar arrobando gente pero creo que algun rambaldi lo vera y contestara (eso espero)

     

    Nos vemos familia!

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  20. Matt McGonagall

     

    -¿Por el mago de Oz? Mis padres me la leían de pequeño – dijo a la bruja que acaba de revelarle que su nombre era por la protagonista de aquella historia –es más en la escuela la actuamos… me tocó ser un árbol pero creo que lo hice muuy bien – era gracioso y doloroso en parte admitir aquello pero siendo justos el no se destacaba por ser un buen actor.

     

    -¿Misterio? De seguro por aquí deberá de haber algún libro que te interese – le comentó mientras la invitaba a recorrer las distintas estanterías que se repartían por toda la habitación -¿Yo? Me gusta la literatura del estilo épica, histórica… el misterio también me entretiene – observó la contratapa del libro que había escogido

     

    -Esta historia parece estar basaba en hechos históricos, trataba sobre Groendür Gur de un clan de gigantes durante la guerra entre magos y gigantes en Gran Bretaña, suena interesante – levantó la vista hacia Dorothy, se sentía cómodo hablando con la bruja

     

    -Allí – señaló un par de estanterías delante, donde un pequeño cartel rezaba “Misterios”, el par de magos se detuvo allí y Matt espero a que Dorothy hiciera una elección.

     

    Escuchó la pregunta que le hizo la bruja mientras ella buscaba un libro que le llamase la atención – Llegué a Londres por estudios, nada muy interesante era un curso de Derecho Deportivo Mágico Internacional, dos semanas… después conocí a mi familia aquí los McGonagall británicos y al conseguir empleo en el Departamento de Transporte y Deportes Mágicos del Ministerio decidí mudarme – le resumió su vida desde hacia un mes en Inglaterra, estaba orgulloso de que lo hubieran aceptado era algo que no se esperaba al llegar al país después de todo solo planeaba estar tres semanas de las cuales dos serían de estudio.

     

    -Si obvio, se extraña sobretodo a la familia y amigos pero estoy muy contento viviendo aquí, por suerte se me están dando bien las cosas… ¿Y tu que haces aquí? – le preguntó a al bruja.

     

     

    @@Dorothy Anne

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  21. Matt McGonagall

     

     

    Pudo notar que la chica se sentía algo incómoda con la idea de mantener la charla y el castaño no pudo más que sonreír, para el hablar con completos desconocidos jamás había sido un inconveniente se le daba fácil lo de entablar conversaciones, se consideraba alguien bastante extrovertido.

     

    No pudo evitar reírse con lo de si era de Texas, era un comentario que había recibido bastante desde que decidió mudarse a Londres –Pero la versión canadiense, más agradable y un poco más fría, soy de la Provincia de Alberta el oeste de Canadá, nací en la ciudad de Calgary – le explicó

     

    -¿Tu eres de aquí? ¿De Londres? – le preguntó antes de estrechar su mano –Un gusto Matthew, pero todos me llaman Matt – le volvió a sonreír a la bruja –Bonito nombre por cierto –

     

    -¿Y ya es escogido un libro? ¿Algún genero en particular? Esta biblioteca es enorme debe haber de todo un poco, pobre del bibliotecario que tiene que hacerse cargo de esto – bromeó – En Ilvermorny había dos encargados y para ser personas que trabajaban en un lugar tan silencioso vivían muy estresados – sonrió al recordar a la pareja de ancianos que se encargaban de la biblioteca en su colegio, los rumores decían que llevaban mas de 100 años solo trabajando allí, quizás fuera cierto.

     

    @@Dorothy Anne

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  22. Matt McGonagall

     

     

    Entró detrás de la chica que le agradeció con un <<gracias>> el gesto, cerrando con cuidado la puerta de entrada detrás de sí Matt se encontró con una habitación que no esperaba para nada. Parecía una enorme biblioteca, los techos eran altos y hasta ellos llegaban elegantes estanterías de madera cargados de miles de volúmenes de todos los colores, tamaños y formas.

     

    Y para dar un toque aún más novedoso repartidas por toda la habitación distintos tipos de plantas colgaban desde los estantes dándole un toque verde y de aires frescos al lugar. El canadiense estaba realmente sorprendido con todo aquello, al entrar al café no esperaba encontrarse con una biblioteca, observó la escalera que se perdía hacia el piso superior y dedujo que quizás llevara al “café” propiamente dicho.

     

    Pero si tenían semejante espacio delante no era para simplemente ignorarlo y pasar directamente al siguiente nivel, querían que escogieran algo para disfrutar de la tarde. El ojiazul se dirigió al primer estante que tenía a su derecha y comenzó a repasar con la mirada los lomos de los distintos libros que ocupaban la estantería leyendo los títulos.

     

     

    Eran todos de literatura mágica y parecían ser del género épico, algunos títulos le sonaban otros no e incluso algunos estaban escritos en idiomas que el castaño desconocía. Tomó uno que le llamó la atención “Crónicas de Gigantes”

     

    Lo sostuvo con una mano mientras que con la otra se quitaba el sombrero y lo hacia desaparecer (era mala educación entrar a un lugar con el sombrero puesto) y justo cuando terminaba que realizar aquello una voz lo hizo girarse.

     

    Era la chica de cabello castaño a la que la abrió la puerta hacia tan solo unos minutos –No, no se necesita una invitación, es entrada libre – le sonrió a la bruja -¿Llegaste de casualidad? –

     

    -¿Es sorprendente no? No esperaba encontrarme con una biblioteca así al entrar en un café, es enorme – la chica parecía ser más a o menos de su edad y tenía un fuerte acento británico, a Matt le encantaba aquel acento y estaba seguro que después de cierto tiempo algo de aquella manera de hablar se le terminaría por quedar en el.

     

     

    @@Dorothy Anne

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  23. Matt McGonagall

     

     

    Últimamente pasaba mucho tiempo recorriendo aquel callejón, era sin lugar a dudas su lugar favorito en Londres. No importaba cuanto tiempo pasase allí siempre había algo nuevo por descubrir, probar, gente que conocer era una de las arterias principales de la vida mágica no solo de la ciudad sino en todo Gran Bretaña y el como extranjero recientemente llegado lo agradecía.

     

    Era una tarde muy agradable, hacía frío si pero nada muy extremo, el sol se dejaba ver por momentos cuando se lograba hacer paso entre las perezosas nubes que cubrían el cielo y durante esos momentos bajo los rayos del mismo la temperatura aumentaba unos deliciosos grados más.

     

    Matt se prendió el primer botón de la chaqueta abrigada que llevaba puesta en el momento que el sol volvió a desaparecer tras las nubes, metió su mano izquierda dentro del bolsillo de su jean mientras se observó el reloj que tenía en la muñeca derecha, estaba bien de tiempo.

     

    Días atrás descubrió que estaban por abrir una especie de café – restaurante con muchas opciones culturales en el callejón y aquella tarde sería la fiesta de inauguración y todo el mundo estaba invitado para disfrutar de aquella velada que se extendería hasta bien entrada la noche.

     

    El ojiazul estaba libre y no tenía ningún otro compromiso y como reciente miembro asiduo del callejón no se iba a perder aquella oportunidad. Llegó a dicho lugar unos minutos mas tarde para encontrarse con una muy atractiva fachada que destacaba por sobre las tiendas vecinas por su arquitectura y aires parisinos que contrastaba con los demás edificios ingleses.

     

    Cuando estaba por entrar al local para descubrir que lo esperaría dentro una bruja se acercó también, criado como había sido por su familia el castaño se hizo a un costado mientras que con una mano abría la puerta caballerosamente para que ella pasara primero y con el dedo índice de la mano libre se levantaba un poco su infaltable sombrero estilo vaquero que mas de una vez había arrancado miradas curiosas de transeúntes del callejón.

     

    @@Dorothy Anne

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