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Susan V. Goldstein

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Todo lo publicado por Susan V. Goldstein

  1. El can dejó de servirle a Susan para divertirlo a él. Enarcó una ceja de ironía y negó con la cabeza mientras reía ¿Le regaló una sonrisa y como recompensa tiene un guiño y un robo? Se acuclilló para acariciar el can para luego mirarlo y tomar las flores. Susan nunca fue del tipo romantico, era demasiado pecaminosa y descarada como para darle tanto espacio a las situaciones romanticas. Pero entendía que era un regalo de caballerosidad y no de pretención. -Gracias por las flores...-Camino hasta una mesa y las guardo en un florero- Disimulan el robo de mi lobo.-Bromeó esperando que él también le hiciera gracia. Efectivamente el mago no quería un duelo, entonces su vestimenta era inapropiada. Trató de lucir amable pues Jeremy no tenía la culpa, destruiría algo luego en honor a eso. Se alejó un poco del mago y sacó la varita de su cabello, con una floritura y una demia vuelta cambió su atuendo por un vestido causal y blanco cabello hasta su cadera. -Lamento eso, esperaba tener un duelo amistoso -Se sentó en un sillón con piernas cruzadas- Pero aún así jamás me negaría a una copa de vino de sauco y una charla entretenida. Inspeccionó al mago con la mirada sin oportunidad de sutilezas ¿Como es que no lo había visto antes? Ni siquiera sabía cuál era el parentesco que tenía con él o de donde venía. Pero era de la familia y eso le importaba lo suficiente como para ser amable con el tipo. El lobo se acercó y Susan logró acariciarlo con ternura. -Entonces... ¿Cuando me dirás si eres primo o tío? Me siento carcomida por la incertidumbre Jeremy, y eso no me permite dejar las formalidades o darte confianza. -Dejó de mirar al can para luego darle atención al mago- Almenos que quieras permancer de esta manera. @
  2. Le causaba molestia tener que representar a su pequeña familia completamente sola, sin saber si su padre o madre realmente aparecerían para el nacimiento de Alex. Algo inmaduro de su parte. Entró a los terrenos de la mansión en carruaje, azul y plateado eran sus colores, como el de los principes de antaño. Sabía que a su hermana le gustaban este tipo de cosas y pensó que sería perfecto para que diera sus primeros paseos con su hijo en el. Dentro rebosaba de regalos para el cachorro, Susan no había esocgido ninguno, todos ellos fueron meticulosamente escogidos por un par de brujas madres que Susan había contratado. No era buena con esto y no le animaba en absoluto la idea de tener un sobrino. Un cruel pensamiento de su parte pero debía ser sincera consigo misma, sólo le importaba que Lady saliera bien del parto y luego se hablaría de la repartición de cariño. El carruaje paró y Susan bajó de el cogiendo uno de los regalos, sería un anticipo de lo demás. Entró a la masión y esta ya estaba en tensión, escuché la voz de Amelie y la voz de nostalgia de Albus, pero antes de si quiera quere ir a encontrarlos el llanto de un bebé llegó a los oidos del demonio. Ya había nacido Alex. Siguió el llanto del bebé y las voces que provenían de un lugra, no escuchaba la de Lady. Hasta que paró en frente de una puerta que la separaba de su hermana. Con pena la tocó escuchando aún el llanto del niño. -Lady, lo lagraste -Reí- Ya tienes a tu cachorro ¿Estás bien, querida hermana? @
  3. Había provocado el caos y el resultado que obtenía era más que satisfactorio. Aplaudió en cuanto la vajilla se estrelló con las copas. Lo cierto es que se necesitaba muchisímo más que un local roto para ganarse el apellido con honores, pero debía admitir que la ahijada de Louise sería una buena promesa de la Triviani. Zoella rompía todo lo que se interponía en su camino y Susan solo podía seguirla mientras reía. -Por supuesto. -Dijo con fingida modestia- Aunque soy más del café. Miró al elfo, notó que temblaba y sostenía sus orejas como si se las fuese a arrancar. El pobre estaba más que seguro que despues de eso no viviría. Esas cosas no le causaban ternura o ira, para Susan solo estaban ahí y ya. Se había acostumbrado a tratarlos con modales y modestias hasta que alguno de ellos hiciera algo que la enfadara, no podía sentir remordimiento por el elfo si se estaba divirtiendo. Se acercó a él. -¿Qué pasa? ¿No te gusta lo que ves? -El elfo negó repetidas veces con la cabeza- Entonces es mejor que te vayas, porque está apunto de ponerse peor. Se enderezó y le dió un par de tazas. -Trae café para mí y té para ella.-Demando y este enseguida se fue- Vamos a remodelar el lugar -Le sonrió a la bruja. Tomó su varita y se alejó una distancia moderada de la pared que daba al callejón, le hizo señas a su acompañante para que hicera lo mismo. - Me siento ahogada, le hace falta más luz a esta cosa. -Hizo una floritura con su varita- Bombarda. Segundos luego... ya no había pared y todo temblaba. @Zoella
  4. Mientras los matices de la habitación se volvían cada vez más rojizos por el atardecer ella tarareaba una canción. Canción de la cual no recordaba el nombre. Sentada en un banco subía aquellas medias que llegaban casi hasta sus rodillas, el traje de esgrimista siempre le pareció que le quedaba hermoso. Estaba en una de las tantas habitaciones del castillo, amplia y alta, con un ventanal que cubría toda una pared lleno de mosaicos de figuras. No necesitaba de la iluminación mientras tenía el atardecer en ese ventanal. Había ordenado a los Chucks que despejaran esa habitación lo suciente como para que dos magos pudieran tener un duelo en paz. Sonrió para sí misma con ese pensamiento ¿Desde cuando hay paz en este castillo lleno de locos? De igual manera, había arreglado que uno de sus familiares viniera a verla. Hacía mucho que Susan no entablaba algo más que una mirada con alguien más de la Triviani y ya comenzaba a fastidiarle. Lo había conocido por casualidad, cerrado y peligrosamente atractivo, como todos aquellos con nuestro apellido. No sabía si apreciaría un buen duelo con ella o si era más de tomar el té en las tardes, pero lo cierto es que no podía ocultar su naturaleza por mucho más tiempo. Era una Triviani, criada y acogida por Alyssa Black Triviani, debía hacerle honor al apellido. Se levantó del banco y amarró su blanca cabellera en una coleta alta. Le gustaba el esgrima aunque fuera algo muy muggle de su parte, pensó que sería buena idea cambiar el espadín por la varita ya que no sabía si su contrincante le gustaba tanto como a ella. Tomó su varita y la incrustó en su cabellera como un adorno inofensivo. Miró a su alrededor y supo que no podía esperar al mago con tanto silencio. -Morphos. La banca donde se encontraba sentada tomó la forma de un lobo de ojos azules que enseguida empezó a corretear la habitación. Hizo un par de trucos para la bruja mientras esta reía como resultado, hasta que a sus espaldas escuchó a la gran puerta de caoba cerrarse. Había llegado. Sin girarse ni soltar la pata del can lo miró por encima de su hombro y le dedicó una sonrisa sutil. -Barton. @
  5. La bruja había entendido su indirecta, a el hombre no pareció ni siquiera importale que la varita de Susan lo apuntara. Tal vez eso provocó algo de cinismo en ella ¿Acaso no le temía? Su acompañante había acertado, las cosas fragils serían un buen entretenimiento. Lo sigo con la mirada cuando subía al la siente planta. Escuchaba el italiano de sus bocas y realmente no le provocaba hablarlo. Mientras los magos subían Susan caminó a paso ameno atras de ellos, no le apuraba ver la fina habitación que suguramente ella misma destruiría. Rió en el monmento en que Zoella jugó con los nervios del mago, por supuesto que Susan lo haría tambien, pero ella no era de asustar. Lo destruiría todo si le daba la gana. Antes de poder seguir observando la escena alguien llegó al local y nuestro anfitrión cometió el error de dejarlas completamente solas, con todas las cosas delicadas de la habitación. Antes de que el mago se fuera le susurró ''Descuida, cavaliere, nosotars cuidaremos muy bien de tu local.'' Aquelló habpía sido con ironía y aún así el mago se largó a sus asuntos. Se acercó a una mesa con finos platos de postres que le recordaban a las espigas de los dioses, guardó su varita y tomó una de ellas examinandolos, tan pequeños y finos. Buscó alguna cosa que combiaran con ellos y entonces encontró una hilera de copas con las mimas espigas ordenadas en una mesa. Este sería el momento perfecto para desquitar sus cinismo. Se alejó lo más posible de las copas con dos de esos platos en mano para luego lazar uno y estrellarlo en una de ellas ¡Bingo! Los había destruidos a ambos y esparcido sus pedazos por el lugar. - Te toca, veamos si eres material para los Triviani... - Alzó una comisura de su labio y le lanzó uno de los platos a Zoella. @Zoella
  6. El demonio apreció en lago de la mansión, justo donde había aparecido la primera vez que se fue. Ya era costumbre de Susan desaparecer por tiempos poco efímeros, tampoco había mandado una carta de su regreso pero tenía la esperaza de ver a su madre. Había pasado mucho lejos de ella y realmente la hacia falta su cariño. Sabía a ciencia cierta que lo había pasado mal en su ausencia, Romalo se había ido y fue un golpe muy duro para nuestra familia. Fue un poco corbade de su parte haber vuelto depues de una decada y por razones egoistas irse y dejarla llorando y vacía. Sabía que ella misma desaparecía, pero lo hacía por un bien en común. Varios de sus negocios la obligaban a no estar en un lugar por mucho tiempo y su madre y padre lo habían entendido hace muchisímo tiempo. Quería ver caras conocidas, como sus primas y tíos. Pero ninguna se asomaba a la vista, estaba ansiosa por ver sus expresiones al nuevo clor en su cabellera. Sus blanquecinos bucles habían dejado el sombrío azabache por un tiempo, una decisión radical pero ya no importaba. Caminó con paso ameno hasta adentrase a la mansión, miró a la elfina de su madre limpiando un jarrón y se apresuro para saludarla. ―¿Me recuerdas, Bipa? Por supuesto que sí ―Al elfina solo asintió con alegría― ¿Tienes idea de donde esta tu ama? Deebe saber que ya estoy en casa. La elfina supo decirle que estaba en su habitación y que no había salido por días. Agradeció a la elfina y se dirigió a subir las escaleras, era de esperarse. Tal vez no había salido en días. Miró en su mano la elegante caja de terciopelo que contenía un collar jaspes que combinaría perfectamente con su pelirroja cabellera. También se había enterado que su hermana adoptiva Lady estaba en la espera de un bebé ¡Por Voldemort! Jessie debía estar debastada. Se acercó a al puerta y tocó con cuidado. ―Madre, he vuelto de mi viaje ―Sonreí a la puerta sin saber― Te he traido algo y no pienso irme en mucho tiempo. @Jessie Black Lestrange
  7. Y todo lo que decía una vez más era corecto. Jessie podía hacer lo que quisiera con el niño y dejar ilesa a Lady pero ¿Por qué no lo hizo antes? La esperanzas de Lady la hacía enternecerse y era la verdad. Arrebatarle el hijo era algo que ella quería de forma irracional pero no lo hacía porque su hija estaba de por medio. A Lady le hacía mucha ilusión ser madre y aunque ni siquiera el padre había venido a dar la cara a ella no le importaba. Todo era muy lindo y demás, pero la realidad es que falló y ahora Jessie no sabe que hacer. Lo mejor sería quitarle al bebé antes de que lo pueda tener en brazos, es más distintos cuando sufres por algo que nunca tuviste. Darlo en adopción era una buena opción, sería menos sanguinario que un peligroso aborto a sus nueve meses. Negó con la cabeza cuando de mala gana tomó una pelota e hizo su magia. Estaba claro que no estabamos comprando un regalo por el bebé, lo haciamos por Lady. Jamás se enteró de lo que opinaba su padre de esto, él tal vez lo dejaría pasar pues se trata de su hija pero... ¿Qué haría con el padre desaparecido? Es cierto que Lady tiene toda la culpa de su embarazo, era una mujer adulta y sabía en lo que se metía, pero eso no le quitaba el peso de que tipo desapreció sin dejar rastro. Admitía que necesitaban tomar medida en el asunto. No podíamos permitir que le nombre de la familia cayera tan bajo. ―¿Qué hay del padre? Algo debemos de hacer con él, simplemente se fue y la dejó sola con la carga de ese niño. @@Jessie Black Lestrange
  8. Efectivamente había un nuevo miembro en la familia, no le sorprendía que Louise no la hubiera presentando, ella siempre solía ser algo... recía al respecto. Escuchó su ironica pregunta y casi ríe por su gesto, una cosa era ser parte de la familia y otra era relamente tener el espitirtu. Miró a los mismos lugares y se dio de cuenta que el lugar era apacible, no te tentaba a destruirlo.― ¿Como quebrar cada una de las botellas? Será como darle una armarga bienvenida al local al callejon. Terminó de beber su copa y se sirvió una vez más, miró que la chica pedía uno más de su bebida ¿No era licor? Su maraschino la hacía lucir como toda una alcohólica. Hizo una mueca suave y con su varita logra hacer un ademan y atraer una de las copas que estaba en frente. Tal vez la chica no bebía pero ¿Qué perdía con intentarlo? ¿El rechazo de una copa que ella misma puede beber? ―Bebe algo que valga la pena.―Sirvió de la botella y escuchó su pregunta― Soy del sur de Europa, de Grecia. Allí conocí a mi madre adoptiva, Alyssa, y desde entonces pertenezco a esta familia ―Le acercó la copa― Me llamo Susan y soy prima de Louise. No era buena para las presentaciones pero creía que había lucido agradable, antes de que pudiera hacer otra cosa un hombre se acerca a darnos la bienvenida con su perfecto Italiano y par de postres. Se veía emocionado y lleno de energía, al parecer eran sus primera clientas. Miró a su acompañante con algo de complicidad, él podía ser el entretenimiento esta noche. Probó del tiramisú y enarcó una de sus cejas, estaba delicioso. ―Gracias, pero el Italiano está demás. ―Bromeó con suavidad y tomó la osadía de apuntarlo con su varita― Dígame, cavaliere ¿De qué parte de Italia es? Debe convencernos a mi amiga y a mí de no hacer un desastre en este lugar ―Le sonríe― Podemos llegar a ser muy agradables, y admito que haz empezado bien con ese Tiramisú. Off rol: Djvash, todo es con amor <3 @Zoella @@djvash Asturias
  9. Estaba airada ¿Cuanto más tenía que tolerar ese comportamiento de su parte? Le parecía completamente ridiculo no poder contener los impulsos de matarlo aún despues de todo lo que hizo. Caminó por la calles del Callejón con animos de un buen bar y algo de discordia. Era vergonzoso admitir que estaba tan impulsiva como para dejar todo en manos del licor. Caminó sin esperanza de encontrar un lugar apacible pues los bares nunca estan en paz ¿Por qué no beber en la mansión y ya? Porque todo le recuerda a él y hoy no quería parecer asesina. Miró de soslayo unos bares que apenas parecían abiertos y otros que rebosaban de gente, ninguno llenaba sus espectativas. Tres colores le iluminaron el rostro ¿Desde cuando había un local Italiano en esta zona? Se acercó y se dió de cuenta que solo una persona estaba en el, una mujer para ser exactos. El local tenía que ser nuevo, lo hubiera recordado ¿Hace cuanto no probaba un plato de su Italia? O ¿Bebía hasta sentir nostalgia? Había olvidado todo eso en cuanto decidió no volver a Italia. Con sntimientos de duda entró al local y un elfo de apresuró a atenderle, pero antes de que este hablara Susan hizo ademanes con su mano que le advirtieron que no quería nada del menú. ―Solo vino de sauco, una copa y una botella. Acarició la cabeza del elfo sonrosado y caminó hasta la barra, se sentó a un puesto de la mujer que ya estaba bebiendo algo. Al principio no le prestó la mas minima atención pero algo en su rostro le parecía familiar. Susa pensamientos fueron invadidos por la botella de vino que le entregaban junto con una copa fina. Susan se sirvió a si misma su copa y la bailó en sus manos para luego prestarle atención a la chica. Bien, ya la recordaba. ―Perdona por interrumpir tu paz, te vi en nuestro castillo una vez junto a Louise. ―Volvió a beber de su copa―Tengo entendido que es tu madrina ¿Eso es verdad? @Zoella
  10. Caminó por los pasillos con su madre al lado, toco cada uno de los posibles regalos para su primer sobrino reconocido. Alex estaría con nosotros pronto y los modales la obligaban a darle una buena bienvenida al cachorro, como le decía Lady. Desafortunadamente nada de lo que veía terminaba de convencerle, y no porque no hay algo perfecto para él, era sólo que nada le parecía remotamente divertido de regalarle. En momentos girba y le preguntaba a su madre si tenía algún consejo pero ella se mostraba recía ante la idea. Jessie era una madre ejemplar, jamas dudaría de su temple aunque carezca de cordura pero su comportamiento con respecto a Alex y el embarazo de Lady es cuestionable. No le sorprendería la idea que fuera la autora de alguna tragedia que le ocurra al bebé. Desde un punto de vista retorcido era comprensible. Lady apareció con su vientre lleno de vida de la noche a la madrugada y la familia no tiene idea de quien es el padre, ademas de que será el primer nieto de Jessie. Habrá un niño recordandole que no pudo hacer nada para contener a su hija y que aparte es el reflejo de sus canas. Susan cogió una caja de musica que era llamativa y con muchas lunas, tal vez ese sería un buen regalo. -¿A ti que te parece, madre? -Le mostro el regalo con una sonrisa suave pero lo unico que recibió de vuelta fue una mueca de desinterés. Susan suspiró harta de la situación volviendo a colocar el juguete en su lugar para luego enfrentar a su madre. -¿Sabes? Si el mocoso te estresa tanto -Trato de sonar suave- Matalo antes de que llegue a este mundo y regalale un Kelpie a Lady. Eran palabras duras y lo admitía, tenía aún más peso cuando se trataba de su hermana. Pero no podía soportar ver a su madre de esa manera. Amaba a su hermana y aceptaría al niño con gusto, pero su madre esta en otro nivel de respeto y nunca podría detenerla si decidía hacer algo como eso. Se colocaría junto a papá y actuaría de forma imparcial hasta que todo volviera a la normalidad, esa es la triste realidad. @@Jessie Black Lestrange
  11. Dante Lo Bue, penitente de Susan. Poco pasó despues de que el demonio esperara a la Matriarca Luxure, se había quedado embobado con la vista de la habitación. Dante pudo haber pisado lugar suntuosos y llegado a tener muchos lujos, pero jamas se cansaba de la madre naturaleza. Aquella que era tan cruel con él y a la vez tan hermosa. La había conocido aun estando el en purgatorio pero cuando su ama lo sacó de allí para ser su guardian todo tuvo más relieve y significado. Pasó su lengua por la comisura de sus labios en cuanto olió el perfume de la vampiresa, realmente atrayente a decir verdad. Escuchó sus pasos acercandose y la puerta abriendose. Tomó su sorpresa con cinismo y se giro para darle la cara pero antes que eso acabara ella ya tenía la punta de su varita en la garganta del demonio. Hostil, tal cual como le gustan. Estiró su cuello y con un dedo llevo a un lado su varita. ―Tenga cuidado, señorita, podría sacarle un ojo a alguien ―La inspecciono como lo merecía y la miró a los ojos al terminar, los ojos carmesí del demonio no pretendían soltarla tan facil― Soy Dante Lo Bue, guardian y feliz esclavo de Susan Van Goldstein, su prima. Al mirar los duros ojos de la Matriarca supo que con eso no bastaría. ―Las señoritas Lady y Susan me han encomendado la dura misión de cumplir todas y cada una de sus fantasías en esta habitación, y debo admitir que... ―Dió un paso hacia ella y tomo de su hombro la lencería que había cogido de la Matriarca para enrollarlo entre sus dedos― Me siento emocionado con la idea. @ @
  12. OMG *-* Estan hermosas, todo esta en su lugar y por fin tengo una firmahecha por ti e.e muchisímas gracias Ashura. En algún momento la presumiré como se debe.
  13. Tenía una voz aterciopelada, Susan no sabía si reir o dejar que él riera sólo para saber de su risa. No lucía como un delincuente, era alto y de buen gusto. Escuchó su halago a la tienda y era verdad que su tía tenía buen gusto, pero todo aquello tenía más magia de la que se admiraba. Cosas muy raras pasaban de vez en cuando. ―De nada, me hubiera dolido verlos caer al suelo. —Negó con la cabeza y miró el estante en busca de más volumenes— La conozco, fue mi delirio en el colegio por un tiempo. Tomó de su cabellera y la ató en una coleta alta, varios mechones salvajes quedaron sueltos pero su rostro estaba suficientemente más despejado para buscar más libros como ese. Por un instante giró su cuerpo y buscó entre los tomos alguno que se pareciera al que él tenía en la manos. El libro que la peliblanca había utilizado en el colegio era un mejor volumen ¿Donde estaba? Camino con lentitud por el pasillo mirando cada uno de los libros hasta que su mente recordó en donde lo había dejado por última vez. —Creo saber de uno que te puede interesar. —Miró al chico y le hizo señas con su mentón para que la siguiera. Dos estantes luego y divisó el tomo en una repisa de nombre ''Hogwarts'', miró el libro y calculó que ni siquiera de puntillas podría tomar. —Ese fue el libro que tanto insomnio me causó —Lo señaló— Creo que tú sí podrás tomarlo. Se sorprendía de sí misma al darse cuenta de lo amable que estaba siendo con él, tal vez era porque la biblioteca le había proporcionado algo de paz —O porque el chico la conmovía— y con eso ya era suficiente. Su nombre jamás lo había escuchado, de seguro era extranjero. Enarcó una ceja y subió la comisura de su labio cuando lo vió hacer la pequeña reverencia, se deleitó con el gesto y decidió que tenía que compensarlo. —Soy Susan. —Imitó la reverencia de las damás victorianas y volvió a su postura riendo de lo que había hecho. Le dió a entender que el apellido de cierta forma debía de ganarselo, decirle a un extraño que era una Black Lestrange podría tener sus desventajas. El apellido tenía una fama variable y realmente no quería arruinar los 5 minutos de charla que llevaba con Aery. —Supongo que ahora tengo el poder de preguntar algo. —Frunció los labios con gracia, era una clase de trampa para peguntar de donde venía, pero tal vez podía sacar algo mejor de eso— ¿Podrías acompañarme en mi mesa? ¿O prefieres leer Historia de la magia por tu cuenta? @@Aery Geiser
  14. Susan escribió aquella carta con delicadesa, cuidando de que nada se escapara de las lineas. Mandarles cartas a sus conocidos no era algo que el demonio hiciera con regularidad pero hasta ella se había dado cuenta del olvido masivo en el que les había metido. La biblioteca de su tía Ashura era perfecta para sentirse en paz, su piel picaba por ir a buscar a alguna de sus primas pero era demasiado tarde para hacer desastres y menos en la biblioteca. Aún así, pronto debía mostrarles que había dejado de ser una rebelde pelinegra para ser solo una rebelde con el cabello blanco, sus ojos lilas iban a la perfección con la cabellera y el vestir de colores pasteles la volvía casi una extraña para la mayoría, pero era una nueva etapa y tenía que demostrarlo de alguna manera. Miró hacia la ventana, tanto había pasado sentada en esa silla que nunca notó al sol ocultarse. Volvió la vista a la mesa y encontró que su lechuza apenas despertaba, tocó ligeramente su ala y luego ató la carta a su pata. —Esta vez no tardes mucho... —Le susurró al ave antes de abrir la ventana y dejar que se fuera. Tomó el libro que estaba en la mesa y por fin se levantó de ese lugar, aquellas paginas la mantuvieron entretenida por mucho tiempo. Llevó el manuscrito a los estantes del Latín y encontró su lugar antes de que un sonido llamara su atención. Alguien había dejado caer un libro. Se acercó al lugar del sonido y efectivamente había un chico tomandolo del suelo, notó que un par de libros también caerían del estante así que sacó su varita y los hizo levitar con Wingardium Leviosa. —Debería ser ilegal dejar caer un libro. —Bromeó con gracia mientras se acercaba al chico y terminaba de colocar bien los libros. Miró al joven y descubrió lo apuesto que era, tenía una cabellera tan roja que hasta la sangre envidiaría ese color. Además de su vestir joven y arreglado notó que tenía un parche en uno de sus ojos mientras que el otro se mantenía en un color esmeralda bastante hipnotizante. Jamás lo había visto antes, hubiera recordado ese rostro pero sin embargo había rasgos en su cara que le eran peligrosamente familiares. Se tomó la molestía de sonreírle al chico. —¿Es la primera vez que vienes a Requiem? Hubiera recordado ese rostro de haber sido así, aunque me eres familiar. —Miró el libro que tenía en la mano—¿Qué lees? Si buscas alguna categoría poría ayudarte a encontrarla. @@Aery Geiser
  15. Dante Lo Bue, penitente de Susan. Aquello ya estaba mal antes de que él llegara, pero Susan no había tenido compasión. Su ama estaba molesta y su presencia sólo lo empeoró y ahora tenía que pagar las consecuencias, debía ayudarla con una broma a una integrante de su familia en donde su hermana también era complice, solo así podía entrar a la mansión y a la habitación de su victima. Ama fue bastante meticulosa con su plan de diversión. Debía entrar a la habitación de Cissy Luxure y en el momento en que ella llegara debía seducirla para hacerla gritar de placer luego de que cayera en sus redes. La idea no le desagradaba, había escuchado que la matriarca tenía curvas sacadas del infierno y que era toda una diosa en lo que se proponía, pero a sus oidos también había llegado que sus gustos se inclinaban a curvas del mismo calibre. Eso era un problema, Dante era un metro noventa de tetosterona pura, su cuerpo era marcado por tatuajes en los brazos que le recordaban de donde venía y a quien servía. Su musculatura era hasta el punto de volverse intimidante y sus ojos rojizos brillaban aún en la claridad del día haciendo resaltar sus rasgos viriles en el rostro. Era de barba espesa pero ese día la había afeitado para la ocación, su cabellera negra estaba peinada y sus colmillos relucían al momento en que la sonrisa debaja de ocultarse, todo retocado con un traje de vestir de Fioravanti. Era el demonio más apuesto que Susan tenía a disponible para aquel chiste y ella misma sabía de lo que era capaz de hacer con una mujer tan linda entre sus brazos. No esperaba ser recibido, así que terminó de fumar aquel puro y sacó la nota de su pantalón de vestir. '' Tercera planta Lo Bue, espero salga satisfecha de esa habitación o tu condena se alargará. Mi hermana Lady ha despejado el camino para ti así que no te entretengas con algo más, espera a Cissy en su habitación y haz lo que te pedí, esperaré por ti y tendrás tu recompensa si todo sale como lo planeamos.'' Tan linda letra para tan duras palabras, soltó el humo acumulado en su laringe y devolvió la nota a su lugar. Entró a la mansión y sintió varías miradas sobre él, debía admitir que aunque su alma ya tuviera dueña el plan era atrayente, hacía mucho que no gozaba de una vampira y muchos menos siendo familia de su ama, se sentía con pedigrí. Subío las escaleras y entro en la habitación sin hacer ruido. Definitivamente era alguien que le gustaba la vida entretenida, quito de sus hombros el saco y subió sus mangas pero algo rojo y delicado resaltó antes de que terminara. ― Vaya lencería Luxure. Alzó las cejas al mismo tiempo que tomaba de la prenda y la examinaba. Una sonrisa lasciva se enmarcó en su rostro. ― Realmente espero que no le gusten las damas, ya me he emocionado. Rió pasa sí mismo y colocó la delicada prenda en su hombro mientras se acercaba al ventanal, deseaba que su victima no se hiciera esperar. @ @
  16. Sentada en las escaleras del castillo leía su tercer libro del día, había tanta calma en aquel lugar que solo podía pensar en qué hacer para derretir el frío silencio. Hacía mucho que no hablaba con su madre adoptiva o veía a su hermano Marco rondar por ahí, ella estaba sola en aquel gran lugar y eso comenzaba a fastidiarle. Extrañaba las noches en que los aduladores se sentaban en los aterciopelados muebles y aportaban infinidades de cosas para la mafia, cuando el castillo se vestía de gala para ocultar la fachada de saguinarios. Añoraba las cosas que hacían ver a su hogar tan imponente, extrañaba a su familia. De una forma algo retorcida, pero lo hacía. Susan lucía inmarcesible, los años eran vanos para ella. Su nuevo color de cabello la hacía parecer más joven, había llegado el momento en que el color negro de sus bucles la aburría así que invirtió aquella tonalidad dejandólo tan blanco y suave como las nubes. Era algo radical y tal vez no duraría mucho con ello pero lo disfrutaría en su pequeño momento, debía aprovechar que el cambio lograba ocultarle gran parte de su impía naturaleza. Sería vilipendíar su dinastía si dejaba de ser quien era por un nuevo color de cabello. Suspiró con la esperanza de que eso le quitara parte de su pereza, se levantó del escalón y terminó de bajar las escaleras. Sus pies sintieron el frio suelo y la tunica de su pijama se arrastró por el, lo bueno de la soledad es la confianza que te brinda. Aquel suelo reflejaba su silueta mientras andaba, los Chucks habían hecho un buen trabajo ese día, pero ¿Donde estaban? ― Chuck, tráeme una copa de vino de sauco. Aquellos elfos estaban tan bien domesticados que ni siquiera tuvo la necesidad de gritar, la pequeña criatura de no más de medio metro traía la bandeja con una copa del vino, tomó de la copa y en su lugar colocó el libro. ― Dime Chuck ¿Donde están todos? El elfo solo pudo señalar un ventanal que estaba cerca, alguien había tomado prestada su lengua como castigo. Asintió en forma de agradecimiento y acarició una de sus orejas para que se retirara. Al acercarse al ventanal efectivamente miró a Candela con una nueva persona a su lado ¿Una nueva integrante para la mafia? ¿O solo otra aduladora? Bebió de su copa esperando ver la respuesta en algún momento.
  17. Mientras veía el espectáculo aflorar apareció mi padrino, quien también había notado su presencia al pasar pero no decidí acercarme. Hacía él y Maida estaban aquí y sin embargo no me había decidido en hablar con ellos. Tal vez tendría la oportunidad de volver todo esto un caos con su ayuda. Sonreí en el momento que beso mi mejilla y me despedí de mi con un gesto de mi mano. Un mesero se nos acercó él tomó una copa para mí y bebió de la suya. Comí el ultimo pedazo de mi bocadillo y lo imité. —Supongo que Cye no se sentirá en familia por más que trates de mezclarla con serpientes—Bebí de mi copa una vez más— Una vez la conocí ¿Te conté de ello? Tu hijo Noah me invito al castillo y ella se presentó, debo admitir que es encantadora. A Keaton no lo conocía pero varias veces había escuchado de él, el mundo suele ser pequeño—No, pero de seguro lo conoceré pronto. Miré alrededor notando que poco a poco todo volvía a la normalidad, la única atracción ya no estaba y los presentes seguían en sus típicas charlas, para ser élites eran algo aburridos. —¿Estas reuniones permanecen así hasta el fin de la noche? — Bromeé a mi padrino— ¿Que te parece si buscamos a Maida y hacemos un desastre? Lo lamento, pero tengo sed de discordia. Tal vez era el efecto del vino mezclándose con lo dulce del bocadillo lo que me volvía tan deseosa de un espectáculo. Pero no podía hacerlo sola, destacar de ese modo no era mi fuerte y además estaban mis dos padrinos aquí, ellos decidirían si sería lo correcto. @ Zamolódchikova
  18. Sí, era seguro que tenía un montón de mascotas ¿Como le pueda dar atención a todas? Supongo que ya es un talento de su parte. Había tantas cosas en la mansión que no se había percatado de los animales, tal vez porque nunca los busqué. Pase mi mano por mi cabello llevándolo hacia atrás, después de lo que dijo se formó un momento incomodo en donde no sé que responder mientras ella seguía acariciando a Cian. —Entonces... la habitación—Vacilé—Será por una noche y me encantaría que fuera en una de sus habitaciones del ultimo piso. Claro, si alguna está disponible. Amaba las alturas, era algo irónico, ya que nunca merecería el cielo pero mirar a todo estando tan cerca de el me proporcionaba algo de paz. —Amelie ¿Como está tu hija? ¿Ella está aquí? @
  19. Había leído de las historias y leyendas de esta biblioteca, tan grande y prometedora de conocimientos. Los muggles antes de Cristo habían creado la primera y los mismos muggles la destruyeron varios años después, como todo lo que crean. Era un paraíso para mí pero no estaba aquí por los viejos manuscritos, tenía programado un encuentro con Maida en donde de seguro tenía que hablar sobre el hecho de mi desaparición. Mis ganas de hablar sobre ese tema habían finado hace mucho pero es imposible huir del Señor Tenebroso cuando ya estás en sus manos, debía rendir cuentas y demostrar que ahora sí era de fiar. A ella la recordaba vivaz e inteligente, era digna de un perfil mortífago en aquel entonces. Su ambición era letal y sabiendo que ahora es mi tutora puedo suponer que nadie se interpuso en su camino. Las cosas habían cambiado tanto desde la ultima vez que la vi que había olvidado varios de sus rasgos, no era para menos, muchos años habían pasado desde la vez en el casino apocalipsis. A espaldas de Jessie, Alyssa era mi mentora y madre al mismo tiempo para luego ser la madrina de Maida. Y aún así nunca fuimos tan unidas. Divagué entre los estantes, deleitándome con los nombres y figuras en ellos. Tenía puesto un vestido que rosaba mis rodillas, lila al igual que mis ojos y con bordes negros en las mangas y falda.Sabía que ella ya estaba aquí pero estaba buscando una excusa para retrasar el momento incomodo de mi llegada, con suerte me perdería en la biblioteca y me volvería una de esas leyendas que habitan entre tanto polvo. Mis plegarías no fueron escuchadas esta vez, Maida estaba sentada en uno de los viejos estantes caídos leyendo sobre Calderón de la Barca. Había poca luz desde donde yo estaba, podía escoger irme y librarme de toda la pesadez de las explicaciones cuando ella aún no se percataba de mí. Lo hubiera hecho si no tuviera sentido de responsabilidad y si ella no estuviera en algo de lo que estoy comprometida. Pude haber pertenecido a cualquier otra familia, pero mi genealogía provenía de familias mortífagas reconocidas, se enterarían de toda mi rebeldía si no cumplo con mi deber. Deber que estaba complacida en cumplir. Salí de mi escondite y le sonreí—Maida. Me senté a su lado y miré la hojas del libro—No sabía que te gustaba la literatura española. A mi juicio, Cervantes y Góngora fueron los mejores. @
  20. Reí ante el chiste de Jorah, claro, ni mi risa se escuchaba en aquel lugar. Bailar era algo que se le daba bien solo cuando bebía lo suficiente. Tenía muchos recuerdos de las noches en las discotecas de Grecia cuando se decía a salir de su zona de confort. Todo aquello lo había aprendido por su cuenta, al principio creía que bailar podría ser vergonzoso hasta que descubrí que era buena en ello, eso fue lo necesario como para que lo demás no importara. Miró al mago mover las caderas y rostro tornarse un circo ¿Eso era una señal de vergüenza? Sería muy vil de mi parte aprovecharme de eso y aunque todo aquello fuera muy gracioso, debía admitir que fue ella quien lo metió en esto. Le sonreí con confianza, alcé los brazos para luego mover mi caderas con sutileza siguiendo el ritmo de la música. Ladeaba la cabeza siguiendo la melodía y movía mis ´pies de lugar para que el movimiento de mi cadera se viera mejor. Tomé de su mano para influenciar confianza y giré bajo de ella, reí cuando lo volví a mirar y acerqué mi rostro para que pudiera escuchar lo que diría.—Deberías olvidarte de hacerlo bien, sólo hazlo como quieras. Te aseguro que todos están tan borrachos que no notarán que estamos haciendo el ridículo. Tomé de sus manos y me alejé un poco para copiar sus movimientos y reírme luego de ello. @@Kira Black
  21. Cian se sentía encantado con el tacto de Amelie, tanto que algo de mi, por más pequeño que se sintió me pellizco de celos. Una bruja como Amelie debía tener un millón de mascotas, o quizás ninguna, pero estaba seguro que no se separaba de los animales. Era algo diferente a mí en ese aspecto, los animales eran increíbles pero me costaba tener la presencia de alguien cerca todo el tiempo. Era buena protegiendo pero no sabía si era buena cuidando hasta que tuve a Cian, y hasta ahora era la única mascota que pretendía tener. —Aún así pienso que un dragón es mucha responsabilidad, pero estoy segura que tendría un millar de beneficios. La respuesta de Amelie fue certera, hasta ahora ningún hotel de los que había pisado aceptaba mascotas en las habitaciones o tendría tanto cuidado con ellos. Este era un hotel especial para mascotas y aunque la idea parecía descabellada se notaba que en el negocio le había ido bien. —Te felicito por esta idea tan revolucionaría.—Sonreí—Tú personalmente debes de tener un montón de mascotas. @
  22. Saboreé el vino y con ojos sosegados miré unos cuantos detalles de la noche, varios integrantes de mi familia habían comenzado a llegar y aún así no pensaba comenzar entablar una conversación con alguno. Este entorno comenzaba a tener forma cuando diferentes magos comenzaron a tomar de copas y comer una que otra cosa. Sus palabras y risas llegaban hasta mis oídos sin ningún significado mientras que vaciaba mi coa con el paso del tiempo. Reconocí a una de mis tías cuando sus rasgados jeans y su vestir desaliñado pasaron por las puertas del gran salón. Coloqué mis labios en el vidrio de la copa para ocultar la sonrisa de discordia que le provocaba aquella escena, miró a Mía y efectivamente había notado su presencia. Con ese acto de rebeldía por fin obtendría lo que quería, algo con lo que divertirse. Baje la copa en cuanto noté que Eobard me saludó, alce la comisura de mi labio en respuesta para luego volver a beber y prestar atención a la tensión de Mía hacia Romina. Poco después una elfina se acercó a mi con un bocadillo y una reverencia, más una invitación al circulo casi familiar donde estaba Mía y Eobard. Era de ese tipo de bocadillos con polvo de azúcar que tanto me gustaban, tentador, casi lo acepto hasta que noté como otra elfina iba en dirección a Romina. Esta por accidente la baño en cerveza y mi ceja se alzó de inmediato para luego tirar la mirada a Mía, todo había producto de ella. Sonreí y negué con la cabeza para luego beber mi último sorbo en la copa, tomé el bocadillo y di un pequeño tirón de la huesuda mejilla de la elfina como agradecimiento. Me acerqué al circulo sin poder borrar la sonrisa de emoción. Me posicioné al lado de Saori y y me interpuse en su conversación— Familia, buenas noches.— Miré a la bruja al lado de mi tío y le dediqué un asentimiento.— Soy Susan y es un placer. Mordí del bocadillo y me dirigí a mi abuela.— Bien jugado, pero ahora tu hija viene con toda su furia hacia ti. Gracias por el bocadillo. Le guiñé el ojo a Mía justo en el momento en que Romina apreció y soltó riñas. ——— @@Eobard Thawne @@Juliette Macnair @@Mia Black Lestrange @@Romina Black Lestrange @
  23. Las personas alguna vez dijeron que tenía un agujero en el corazón y que en mis manos guardaba los sentimientos partidos de est****os que se dejaron engañar, que mi sangre era fría y mis nervios de piedra. Que tenía cuernos invisibles y que respiraba fuego como el diablo. Tantas cosas dijeron de mi ser que aunque algunas fueron ciertas otras no significaban nada, pero desde hace un tiempo, todas ellas eran ciertas. Maldigo el día en que ese tipo piso mi hogar. Todo era perfecto desde que él decidió volver. Tenía a mi pequeña familia y no debía compartirla, sé que me fui por tanto tiempo que de seguro ya nadie recuerda cuanto fue, pero no estaban obligados a mentirme por eso. Entré al local deseando que apenas hubiera magos con quienes cruzar miradas, con cada paso me acercaba más a la barra y dejaba atrás cualquier idea cuerda. Hace mucho que no bebía en un bar y me sentía tan mundana al darle cabida a estos impulsos, pero era irresistible, algo de licor en mi fría sangre me recordaría que aún puedo tener el control de mi temperatura. Me senté en la barra y amarré de mi cabello para luego hacerle señas al encargado—Dame cualquier cosa que queme mi garganta, no tengas piedad. Se fue a buscar lo que pedí sin chistar, cualquier apariencia que tenía hoy estoy segura que no era buena ¡Por Merlín! Hasta yo misma sentía la mala vibra que salía de mis poros ¿Cómo pude perder el control de esta manera? Bufé, esto se acabaría con unas horas aquí. El encargado trajo mi pedido, un pequeño vaso que brillaba por el engaño de su apariencia, se notaba que el liquido ardía. Suspiré y bebí del liquido a fondo. Quemó como debía, tan fuerte que todo lo que recorrió ardió. Hice una mueca e hice una seña para que trajera otro, apenas comenzaba.
  24. Hola Ashura :3, te pediré el inmenso favor de hacerme una firma *-* Imagen: https://i.pinimg.com/564x/2c/da/d0/2cdad03e625c1af3d6e841f54c1e3069.jpg Texto: ''Whenever stars go down and galaxies ignite, i'll think of you each time they wash me in their light.'' Será un firma compartida, así que a una puedes ponerle la palabra KING y a la otra QUEEN, invisible en una esquina para que no se interponga en tu trabajo. Avatar: Sí, la parte de la chica será uno y la parte del chico será otro. Espero se pueda. ¡Gracias de antemano Ashura!
  25. Pasé la mano por mi cabello soltándolo, la música cada vez sonaba más fuerte y sus palabras era un poco más difíciles de escuchar. Claro que sabía sobre las diputas de los bandos, son de tiempos míticos, inclusive antes de que yo pisara esta tierra. Lo miré a los ojos, signo de que le prestaba atención.Tenía cara de felicidad cuando hablaba de su familia, habían cuidado bien de él y se notaba que se sentía agradecido. Tomé de mi copa un trago largo y vacié lo que quedaba de mi botella en ella. —Claro que lo harán, son Mortífagos, querrán que entres en el bando—Bebí de mi copa—Pero está muy bien que tengas todo en claro. En mi familia había alguien que pertenecía a la Orden, una muchacha que siempre causaba problemas pero era tan querido por nosotros que apenas lo notábamos. Quizás lo mismo pase con él y su familia. Pero a la final, el Fénix que teníamos en la familia cambio sus lumas por escamas. Rió en cuento entendió que no teníamos parentesco, sería mucha casualidad si así fuera. Bebí lo que quedaba de mi copa, Jorah me ofreció otra copa. Quería aceptarla pero, aquella música merecía un merito. Hacía mucho que no bailaba y era demasiado alentador cuando la pista estaba llena de gente. Podría invitar a Jorah a bailar y con suerte nadie notaría su presencia, miró al chico sonriente y relajado, nadie se había negado en bailar con ella antes. Sin embargo, pedírselo no sería una opción, sus modales le habían enseñado que el caballero proponía y la dama disponía. En mis oídos resonaba la música doblegando mis creencias y avivando el licor en mi sangre. Tal vez no debería de pedírselo. — Jorah, espero que seas bueno bailando—Tomé a Jorah del brazo y lo jalé hasta la pista de baile, nos adentré hasta el centro de la multitud y lo solté cuando creí que era suficiente, me giré para verlo y le sonreí— Lo lamento, tenía que hacerlo. En este instante me preguntaba si debía esperar algún tipo de respuesta de su parte o sólo comenzar a bailar sin importar que él me siguiera. Lo sabría pronto. @@Kira Black

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