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Andromedario

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Todo lo publicado por Andromedario

  1. http://i.imgur.com/rbxWIXW.jpg Revisaba minusciosamente los papeles que llevaba en la mano mientras comía una deliciosa dona. Su trabajo demandaba despertarse bastante temprano en las mañanas y su estómago no despertaba hasta bien entrada la misma, por lo que era usual que cuando llegaba la hora de activar u ofrecer servicios fuera comiendo o tomando algo. A llegar a la puerta del negocio, supo que era el correcto pues hacía un par de días atrás había estado allí dejando la solicitud de servicios. Abrió la puerta con su codo al tener ocupadas ambas manos, y tragó con fuerza el bocado que se había llevado a la boca. Cómo la útlima vez se acercó hacia el mostrados y dejó allí los papeles y los últimos pedazos de aquel desayuno rápido. - ¿Buenos días? - preguntó dudosa. Como le solía suceder, no veía a nadie por allí y tenía que hablar alto por si los dueños o empleados se encontraran en otra parte. -¡Servicios Ministeriales! - exclamó. Se quedó expectante. Había enviado una lechuz ahacía poco a la dueña avisando que se pasaría por allí de un momento a otro. Esperaba no llegar en mal momento. @
  2. La presencia de su padre la inhibió y descolocó. ¿Cómo debía actuar? ¿Qué debía hacer? Sinceramente, no podía creer que estuviera allí, y a pesar de su aspecto, oírse tan jovial y dispuesto como siempre. Volvieron a sentarse a la mesa, y por extraño que parezca, se sentía en el lugar como la calidez volvía, como si los colores volvieran a tomar vida y la chimenea a llenarse de carbón. Aún conmocionada oyó a su padre hablar con tranquilidad a Revi, para después mirarla de lleno a ella. Sus palabras fueron como un balde de agua fría a la vez que una llama intensa que calentaba su corazón. —Papá…— susurró sintiendo como las lágrimas se agolpaban en sus ojos pero sin dejarlas salir. Agarró su mano con fuerza y dejó un dulce beso, transmitiéndole todo lo que significaba para ella que él esté allí, retomando el lugar que había dejado a la deriva. Todo parecía marchar bien, no obstante Andrómeda sentía que una tormenta aún más grande faltaba por llegar. Sus presentimientos acertaron debidamente en el momento en que su hermano mayor, Demian, aparecía campante y con una postura que indicaba agresividad plena. Cada palabra que soltó su hermano hirió su corazón al tiempo que subía la rabia en ella. Se puso de pie y camino derecho hacia él, propinándole una bofetada que recordaría por varios días. —Cómo te atreves… — susurró con rabia y de forma entrecortada. Durante meses, Andrómeda se sintió completamente sola y devastada. Su madre había desaparecido en un abrir y cerrar de ojos sin dejar nota o explicación alguna, y su padre completamente devastado no pudo hacer más nada que no fuera…sentir la pena. Y mientras ella se encargaba de mantener aquel lugar en orden, ni una sola vez se cruzó a su hermano o hermana. La palabra sola y responsabilidades quedaban chicas para todo lo que había vivido en aquel tiempo. —¡Nadie tiene la culpa de nada! — gritó con furia. Sentía sus mejillas enrojecer de la ira y mojarse lentamente con un río de lágrimas. —¡No recuerdo haberte visto por aquí desde que ella se fue! Sus palabras quedaron flotando en el aire. De hecho, no recordaba ver a muchos de sus familiares desde que JunnyCo y Kutsy desaparecieron de la noche a la mañana. El tema no había sido tocado desde entonces, y aquello se había acumulado en su interior con el tiempo. Sin embargo, con tantos acontecimientos recientes, la represa que llevaba en su interior explotó. Sin decir más nada, salió corriendo de la sala, internándose en el castillo.
  3. La caída fue corta pero dolorosa. No recordaba ningún acontecimiento en su vida que le haya quitado el aire como el impacto contra el fondo de aquel agujero. Lo primero que sintió fue la necesidad imperante de respirar cuanto antes. Sin embargo sus pulmones no respondieron pasados varios segundos después. Tosió varias veces en un intento desesperado por volver a sentir su respiración normal. Por poco y no oye los gritos de Madeleine, quien sonaba como la usual compañera preocupada en una misión de bando. —¡Estoy bien! — gritó con voz rasposa y en medio de toses aún. A medida que el dolor en su pecho disminuía sentía como otras partes de su cuerpo se activaban alertándole que posiblemente tenga un par de moretones y dolores por el resto de la noche. — Maldito hijo de … No era est****a y sabía a la perfección que la actitud de su “compañero” de Defensa no había sido pura casualidad. <<Me las pagarás idi***>> pensaba al tiempo que se daba cuenta que ella había actuado erróneamente. No debía haberse adentrado así como así al lugar y ponerse a investigar como si nada ocurriera. Se suponía que debía esperar a que Madeleine los orientara un poco, más aun sabiendo que estaban allí para enfrentarse a las fuerzas oscuras. —¡No… no sé si todo está en su sitio! No veo nada y me duele todo.— respondió a la bruja preocupada. No movió ni un músculo, por miedo a notar que algo estaba fuera de lugar y se llegase a desmayar en medio de aquella oscuridad por la impresión. Así mismo, su voz se reprodujo un par de veces a su alrededor, indicándole que la extensión de aquel lugar era mayor a lo que esperaba. Intento buscar su varita tanteando levemente a su alrededor. No recordaba si la había soltado en medio de la caída o con el impacto. Mientras procesaba aquella información, el frío volvió a hacerse más fuerte y notable que antes. Algo rondaba por aquella cueva subterránea, y no le gustaba en absoluto la situación desventajosa en la que se encontraba. —¡Algo anda mal aquí! ¡Apresúrense!
  4. Luego de una limpieza rápida, un par de reproches y muchas risas, Edward, Revi y ella se encontraban preparando la mesa para una cena diaria. A ella no le gustaba recargar el trabajo de los elfos, por lo que usualmente era quien elegía los manteles, vajillas y decoraciones. Aquel día, por una linda coincidencia, estaban los tres en casa y decidieron hacer el trabajo en conjunto. —¿Darian no querrá bajar a comer esta vez?- comentó distraída al tiempo que colocaba un lindo centro de mesa de color rojo, lleno de velas y flores silvestres. Las cenas solían ser solo de dos o como mucho de tres personas hacía ya bastante, y aún no podía acostumbrarse a ello. —Juro que algún día iré a su torre a pegarle una patada en… La interrumpieron justo a tiempo para que no soltara alguna palabra mal mencionada, mientras que mezclaban el reto con un par de risas. Negó divertida, y miró con orgullo el trabajo que habían realizado en conjunto. —¡Quedó muy bonito! — apenas terminó de expresarse, ya llegaban los elfos del hogar con las bandejas repletas de comida. Su estómago rugió levemente y se sentó a la mesa. —Edward, ¿Crees que Bel aparecerá para cenar? Salió muy apresurada esta tarde y no dio ninguna señal de vida… Apoyando su rostro en una de sus manos, se quedó mirando fijamente al vacío. ¿Qué la habría hecho salir corriendo, tan apresurada? Le gustaría poder averiguar más de aquella bruja, se le hacía que tenía una gran historia por detrás, llena de aventuras y momentos icónicos. Sin embargo, sentía que aún faltaba para que aquel momento de confianza llegara. Apenas y llevaban un par de meses entablando una relación. Decidió no divagar más entre sus pensamientos, y atacar finalmente la carne asada y el montón de papas que tenía en el plato. Todo lucía y olía de maravilla, pero luego de un par de bocados comenzó a sentir algo que le trababa la comida en la garganta. Los asientos vacíos en la mesa parecían estar acosándola, para no dejarla disfrutar de aquella improvisada velada familiar. Tuvo que esforzarse por tragar lo poco que tenía en la boca, para luego deslizarse sobre la silla, perdiéndose en su mundo una vez más. Quizás pasaron segundos, o quizás minutos. Pero un sonido extraño la sacó de su ensimismamiento. Se levantó alterada, tomando su varita y apuntando a aquel desconocido quien había proferido una oración quejica. ¿Acaso habían dejado de funcionar los hechizos contra los intrusos? ¿Cómo era que se encontraba allí ese hombre? Era alto, canoso y tenía un aspecto bastante descuidado. No pronunció mucho más, ya que miraba fijamente la varita que ella sostenía. De pronto desvió su mirada hasta los ojos de Andrómeda. El brazo de la joven comenzó a temblar. Tenía la boca seca y sentía que su temperatura corporal había descendido un par de grados. Respiró profundo, al tiempo que cerraba sus ojos. Había reconocido al instante ese iris oscuro y el brillo friolento de las pupilas de aquel extraño no tan extraño. —¿Papá? @SameasEthan jajajajaja
  5. Finalmente llegaba quien sería la última integrante de aquel grupo. La noche seguía avanzando, pero parecía que ellos no se moverían por un largo rato de aquel lugar. La intriga iba en aumento al no saber exactamente a lo que se enfrentarían. ¿Qué sucedería en el interior de aquella famosa casa? ¿Algo relacionado con espíritus, criaturas malignas o sólo algún fiasco de alguien que dejó su huella mágica? Como nadie parecía dispuesto a adentrarse a la aventura, se encogió de hombros al tiempo que abría con un chirrido algo escandaloso la pequeña verja que los separaba de la casa de Bathilda Bagshot. Sin querer realmente, a su cabeza vino el recuerdo de la historia del famoso mago que tuvo que enfrentarse en sus épocas al Señor Tenebroso en ese mismo lugar. Para descargar sus nervios, tomó definitivamente su varita, y susurrando <<Lumos>> abrió la puerta de la casa. Un pequeño vestíbulo, seguido de un pasillo y un gran revoltijo de papeles, adornos, tierra y olores que no deseaba identificar, la recibieron. A su izquierda se encontraba una habitación con una chimenea, cuadros viejos y un sillón raído, a su derecha una escalera que llevaba a los pisos superiores. Cerró los ojos tratando de contener las lágrimas por la peste que había en aquel lugar. Al parecer, más que una atracción nocturna, era utilizada como baño para los borrachos. Sin esperar respuesta o comentarios de sus compañeros, ingresó y comenzó a revisar la primera habitación, en búsqueda de algo que indicara actividad oscura. Cuando los minutos comenzaron a correr, se dió cuenta que estaba titiritando sin parar. ¿Cómo era eso posible? Llevaba ropa para los fríos más crudos de Republica Checa y aún así sentía como sus músculos se agarrotaban helados. Levantó la vista de los cuadros que estaba husmeando y se fijó en los otros integrantes del grupo. Bajo la luz mortecina de las varitas, todos se veían pálidos y friolentos. -¿S...sienten e..el frío?- habló entre dientes y viendo como el vahó de su aliento se materializaba en frente de ella. Repasó mentalmente que podría estar causando aquello. Lo único que venía a su cabeza era un Dementor, pero debería sentirse raramente melancólica si así fuera... ¿No? Una alfombra raída se encontraba mal colocada en el suelo, y no pudo evitar llevar su atención allí. Fue entonces que notó que, en comparación al resto de la casa, aquella sala se veía raramente ordenada y sin mucha presencia de polvo. Se acercó hasta la misma y con una sacudida de su varita, salió despedida hacia un costado. Como lo sospechaba, la alfombra estaba mal cubriendo una puerta trampa, la cual se podía abrir tirando de un pequeño gancho. Dio un pequeño tirón, pero la puerta no se movió ni un centímetro. Se alejó un par de pasos y miró a Arcanus, quien parecía entretenido con la escena sin hacer un comentario. -¿Podrías ayudarme? - dijo media molesta por la inactividad de su compañero. - Prepara tu varita, voy a hacer un agujero en el suelo. Sin esperar respuesta alguna pronunció -¡Deprimo! Instantáneamente, las maderas comenzaron a caer con un ruido estrepitoso dejando a la vista de todos, un subsuelo. Se acercó con cautela para espiar el fondo, pero nada podía verse desde allí. -¿Madeleine? -preguntó dubitativa. - ¿Debería....? Sin poder terminar la oración, sintió que algo la empujaba, y soltando un grito de sorpresa, descendió en la oscuridad.
  6. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes Mágicos Empleada Una mujer apareció en la puerta, y de inmediato se percató de que se encontraba interrumpiendo los que eran diferentes preparativos. <<Oh rayos, bendita inoportuna eres Andrómeda>> se dijo a sí misma. Últimamente, se estaba volviendo en experta para encontrarse en las situaciones más incómodas y extrañas con las personas menos indicadas. -B...buenos días - tartamudeó levemente, sintiendo como el rubor llegaba a sus mejillas. El rostro de la mujer que la atendía se le hacía vagamente familiar y no recordaba muy bien por qué. -Lamento la interrupción señorita Dumbledore, puedo regresar otro día... Sólo venía a instalar la red flú, pero veo que están en una celebración... no se preocupe, de verdad puedo llegar en un momento más propicio y... Mientras más habalaba peor se sentía así que decidió cerrar la boca y dejar de tartamudear disculpas. Sin poder evitarlo, espio hacia el interior unos momentos, curiosa por saber de quienes eran las voces que iban y venían a través del viento. @
  7. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes Mágicos Empleada Estaba por irse, pero un par de preguntas vinieron de la señorita Ivashock. Se quedó pensando unos instantes. Se había hablado hace poco de este tema que ella preguntaba, sobre los portales, pero aún no sabían exactamente como asegurarse de aquello. -Lo siento pero la verdad que sobre los portales no sé mucho. En el departamento andan tocando el tema. Pero aún no se sabe nada. Sin embargo, apenas haya alguna noticia, puedo hacerselo saber. - los agradecimientos no se hicieron esperar y sonrió complacida. - Por favor señorita, es mi trabajo cumplir con sus peticiones de seguridad. Muchas gracias por los deseos. Estrechando su mano y una vez su taza de café estuvo vacía, finalmente se fue del lugar, quedando tranquila de que ya estaba protegido. El día aún continuaba, por lo que caminando con prisa, se movió entre la multitud para llegar al próximo negocio en su lista. @@Lyra Katara Selwyn
  8. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes mágicos Empleada -¡Buenos días señorita Ivashock! Es un gusto verla otra vez. La puerta fue bastante buena, la verdad.- mientras la saludaba se movió un poco de sulugar para mirar la extención del terreno. No sería demasiado complicado, pero esta vez seria conveniente apuntar mejor hacia el suelo así el hechizo no se estancaba por algún motivo sólo en ese lugar. -Si, el procedimiento es exactamente el mismo que el anterior. A veces varía un poco su ejecución por el tamaño del lugar. Sin embargo nunca fallan, delo por hecho. Esta vez estoy bien señorita, es el primer negocio que visito así que el desayuno sigue en su sitio. - una sonrisa se dibujo en su rostro. Extrajo su varita del interior de su capa, y se movió hacia una zona despejada del lugar, mientras iba murmurando las características del hechizo a aplicar. -Sólo la dueña puede aparecerse y desaparecer de cualquier lado y puede realizar aparición conjunta. Miembros de la familia sólo aquí. El resto, no puede aparecer ni desaparecer. Siempre estarán estancados en la puerta mágica del callejón Diagon si lo intentan. Tampoco puede desaparecer desde aquí, si o sí deben volver allí. - mientras las oraciones salian de su boca, finos hilos de plata casi imperceptibles se desprendian de su varita de haya que apuntaba hacia el suelo del lugar. Como la última vez, el pequeño hilo se volvió una fina corriente que se agrandó y multiplicó varias veces. Si uno era atento, podía ver como viajaba el hechizo del recinto de ingreso hacia los diferentes lugares de la isla, encargandose de aplicar todo lo dicho por la bruja que aú miraba concentrada el suelo mientras aún caian de su mano pequeños hilos. Luego de unos minutos el hechizo se cortó y supo que todo el terreno estaba asegurado. Movió su mano adormecida y guardó con pereza su varita. -Todo listo señorita Ivashock. Como la última vez, desde el día de hoy el hechizo ya está vigente y dura un año. Luego deberá volver a pedir su activación. En fin, ahora debo irme. Muchas gracias por la amabildiad de siempre, y espero que no haya ningún problema. Luego de estrechar la mano a la bruja, la joven se dirigió nuevamente a la puerta mágica. En un abrir y cerrar de ojos ya se encontraba en Diagón, y comenzó a caminar por sus abarrotadas calles para llegar al siguiente negocio que requerían de su presencia. @@Lyra Katara Selwyn
  9. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes Mágicos Empleada No pudo evitar sonreír divertida ante la actitud de la elfina. A veces por cumplir su deber, esas pequeñas criaturas eran bastantes impredecibles, lo que bajo su criterio las volvía adorables. Extendió su mano saludando a la dueña del lugar y no pudo evitar volver a sonreir ante la amabilidad de su ofrecimiento. La verdad era que estaba tentada de tomar un poco de café, pero primero lo primero los servicios. -Por favor, un café estará bien. Ahora, señorita Ivashock, usted ha solicitado lo siguiente, y por favor corríjame si algo está mal - dijo mientras las palabras comenzaban a salir automáticamente de su boca, recordando las peticiones del formulario:- La dueña del negocio podrá aparecerse o desaparecerse con una persona desde cualquier parte del local, los miembros de la familia se apareceran y desapareceran del segundo piso, pero no pueden hacer desaparición conjunta. El resto solo entra por la puerta principal, nada de aparecerse en ninguna parte del negocio. O desaparecerse. Después de asegurarse que era correcto, tomó aire, al tiempo que urgaba en el interior de su capa que había comenzado a utilizar para ocultar su usual ropa muggle. Era comoda y bastante calentita para aquellas epocas, así que lo más probable era que la usara de ahora en adelante para todo. Concentrada en los detalles del hechizo, apunto hacia una de las paredes del local, donde una rana saltó disparada ante la visión de su varita de haya. Inmediatamente, y casi de manera imeprceptible, de la misma comenzó a desprenderse un hilo plateado que chocó contra la construcción y viajó multiplicándose por las paredes y suelos de todo el recinto. El aire a su alrededor pareció modifficarse imperceptiblemente por unos momentos, y tal como comenzó, el acontecimiento finalizó. Volvió a guardar su varita, al tiempo que la elfina con quien se había topado en primer lugar llegaba con una taza de café rebosante. La tomó no sin antes decir un "Gracias". -Bueno, señorita Ivashock, la instalación ya está hecha. Desde el día de la fecha, tiene un año de efectividad. Luego de ese plazo deberá hacer la activación nuevamente. ¿Tiene alguna duda o necesita de mis servicios para algo más? Si no es así, en cuanto termine este café paso a retirarme, aún quedan más lugares por atender. @@Lyra Katara Selwyn
  10. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes mágicos Empleada La semana recién comenzaba y con ella la pila de pendientes por hacer desaparecer de su cabeza. Hacía un par de días atrás había ya visitado uno de los locales de Lyra, el cual pedía instalación del hechizo antiaparición y ahora sólo quedaba uno más. Sin embargo, se le había sido advertido que llegar a aquel espacio era bastante complicado para algunos, por lo que si tenía algún tipo de dificultad con la puerta mágica, sabía d einmediato que enviaría una carta a la dueña para poder concluir con sus trabajos. Luego de una corta caminata después de la desaparición que ya casi no causaba más sintomas que una extraña presión en su cuerpo, llegó al lguar dónde en la puerta se colocaba un curioso cartel. Estaba segura que en cualquier otra circunstancias, lo que iba a realizar sería un acto completo de locura, pero en aquel mundo, casi nada era considerado no lúcido. -Buenos días, espero que hoy estés bien. Soy una empleada del ministerio, y me gustaría realmente llegar al negocio. Por favor, ¿Crees que podría pasar? Los segundos pasaron, y la puerta se mantuvo cerrada. Comenzaba a fruncir su entrecejo pensando que había dicho mal, si sus intenciones no eran para nada malas, es más, eran acciones favorables para el lugar. Pero de pronto sus cavilaciones se detuvieron por el ruido chirreante de la puerta abriéndose. Sonrió e ingresó para terminar parada en medio del local. En un mostrador, uan joven se encontraba preparando algunas cosas para la mañana, y se acercó con cuidado de no estropear su trabajo. -Señorita, buenos días. Vengo por trabajo ministerial, ¿Estaría Lyra presente? Debo activar los servicios antiaparición. @@Lyra Katara Selwyn
  11. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes Mágicos Empleada El edificio de tres pisos se elevaba imponente frente a ella, quien acababa de aparecerce en las calles de Diagón. Cerrando su capa para ocultar su ropa muggle, se acomodço un poco los cabellos y repitió mentalmente las peticiones para instalar el hechizo pertinente. Le estab tomando cierto gusto a ver los efectos que el mismo causaba en la atmósfera y construcciones mismas. Ingresó al local, observando la planta baja. Era un bonito lugar para pasar la mañana o la tarde, bebiendo algo caliente y con una buena compañía. Las paredes le ofrecían la imagen de varias ranitas, que de vez en cuando, pegaban un brinco y le causaban cierta gracia. Justo en aquel momento una Elfina pasaba frente a ella, y se acercó con amabilidad. --Buenas tardes, disculpa que moleste tu trabajo. Estoy buscando a la dueña, vengo del ministerio para activar servicios y proteger el local. ¿Estará ella por aquí? @@Lyra Katara Selwyn
  12. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes Mágicos Empleada Mentalmente iba repitiendo los lugares por los que tendría que pasarse para dejar todo en orden para la señorita Dumbledore. Un suspiro se escapó de sus labios al llegar finalmente al Castillo. Su mirada, ávida por acapararlo todo como siempre, pasó de un extremo al otro, sin poder contener la emoción al ver tanta decoración árborea. Amaba, definitivamente, todo lo que tuviese que ver con plantas. Luego de observar un cartel en el que dejaban explícitos los cuidados del lugar, comenzó a caminar por el sendero sin atreverse ni siquiera a respirar sobre el cesped. Sonrió divertida, relajandose momentaneamente mientras se iba acercando a las escaleras que la dejarian en frente de la entrada al castillo. Las extravagancia de los magos siempre le sacaban una sonrisa sin importar qué. Una vez en frente de la puerta, alzó su brazo golpeando tres veces, a la espera de que alguien llegara a atenderla. El apellido Dumbledore era claramente reconocido en diferentes partes del mundo mágico, sin embargo, conocía a pocos integrantes de aquella familia. Como novata en aquel mundo, aún le costaba adaptarse a la gran cantidad de nombres, apellidos e incluso conocer a todos los integrantes de su propia familia. @
  13. Apareció en medio de la noche ya entrada en horas y despejada, realizando como único ruido un susurro con su capa. Debajo de esta, llevaba su usual ropa muggle, oculta claramente para evitar preguntas innecesarias como la última vez. Miró a su alrededor, respirando para seguir apaciguando los efectos de la desaparición que ya manejaba cómo si fuera caminar. Mientras avanzaba con paso seguro, no podía evitar sentir como su piel se ponía de gallina. No era por el miedo, no. La verdad era que la historia de los lugares le fascinaba. Lo mismo ocurrió en su viaje en el tiempo en Hogwarts. Respirar el pasado, las acciones, los misterios y todo aquello que era tan famoso en el presente la dejaba extasiada. Pasó de largo el cementerio donde sabía que se encontraban varias tumbas famosas. No estaba aquel día de turismo, sino para aprender y enfrentarse contra aquella magia contra la que lucharía en un futuro cercano. Acomodó mejor su capa, cuando ante sus ojos aparecieron dos figuras femeninas. Aceleró un poco más el paso mientras que el vaho se escapaba de su boca y la ansiedad comenzaba a circular por su sistema. Exactamente no sabía a lo que se enfrentarían, pero sabía a dónde se dirigían. <<Fascinante.>> se repetía mentalmente una y otra vez. Carraspeó un poco al oír el comentario ofensivo que había dirigido una de las mujeres a Madeleine. Le hubiese gustado decir algo en su defensa, pero sabía que debía mantener sus elecciones en secreto. Que aún no supieran cual era su bando, sus valores y pensamientos era una ventaja. Debía mantener aquella fachada lo más que pudiese, a pesar que varias de sus acciones demostraran parte de su ser interior. La duda era su mejor aliada en aquellos momentos. —Buenas noches. — dijo algo seca, aún enojada por las palabras desubicadas de aquella mujer desconocida. Trató de suavizar un poco sus palabras, sin mucho éxito.—¿Quién es Madeleine? Yo soy Andrómeda. Vengo por las clases de DCAO. — saludó como si realmente fuera la primera vez que veía a ambas. Palpó con cuidado el bolsillo interno de su capa sintiendo allí su varita de haya, la cual siempre la reconfortaba en momentos de tensión. Su mente volvió a divagar por unos momentos. ¿Qué tendrían que hacer? ¿A qué se enfrentarían?
  14. La sonrisa en su rostro se fue ensanchando con cada beso de su novio. Si su padre llegara a aprecer en ese preciso momento estaba segura que les caería una buena rabieta de su parte con muchas miradas de -te matare-. Sin embargo estaba extrañamente tranquila y triste, porque sabía que se mantenía confinado en un rincón del castillo, a la espera de que algo sucediera. Y Andrómeda no sabía exactamente qué estaba esperando. Suspiró cuando el moreno se separó de ella y se sintió extrañamente vacía una vez más. Sin embargo la palabra <<sorpresa>> la dejó aturdida, y al mirar lo que Edward le tendía, no pudo conectar muy bien sus ideas. Reconocía la forma y las palabras que leía, pero su mente tardaba demasiado en procesar. -Mi...¿Minneapolis? Eso no es precisamente a la vuelta de Londres, ¿No es así? - pronto comenzó a entender el por qué del escenario aquel y el desayuno tropical. Muchos recuerdos se cruzaron por su cabeza, varios de ellos relacionados con su reciente viaje a China. Sus mejillas se sonrojaron por completo a la vez que miraba fijamente los pasajes. Con cuidado los tomó observando la fecha de partida. No faltaba demasiado, por lo que cancelar o realizar cambios ya casi era imposible. -¿Por qué? - preguntó desconfiada. No entendía muy bien la causa de aquella actitud. Sabía que en otro momento hubiese recibido la noticia con una alegría desmesurada... sin embargo, el presente era completamente distinto. El castillo estaba muy solo, y en cierta manera sentía que sobre ella recaía el deber de cuidar el mismo y de sus hermanos más pequeños. -Es decir... es muy lindo el gesto pero... ¿Por qué? Oyó todo lo que su chico tenía para decirle. Comenzó a sentir un nudo extraño en su garganta, y no pudo evitar alzar la vista para toparse con la mirada azúl que tantas veces la había acompañado de noche, confortandola, intentado que no llorara más, que no sufriera más. Quizás esta sea una nueva oportunidad para volver cambiada y renovada, para un viaje de nuevas experiencias y limpieza espiritual. -Bueno... la idea no me desagrada tanto. - susurró algo tímida mirando a cualquier lado que no fuera a él. Tenía miedo de regresar y encontrarse conque alguien nuevo faltaba, de que algo malo ocurriera en el camino; tenía miedo de volverse a sentir como ella... y volver a caer en picada. Suspiró una vez más y pateó a su conciencia hacia un rincón. -De acuerdo. @@Syrius McGonagall
  15. Luego de una actividad simple de trabajo, se despidió de su compañera con simpatía; al observarla irse respiró hondo dejando soltar levemente la tristeza que estaba en su interior por unos minutos. Vivir con aquello oculto no era saludable; sabía que las personas notaban un pequeño cambio en su actitud diaria, más aún sus más cercanos. Pero no gustaba de hacer notar al resto aquello que ni ella misma podía controlar o terminar de entender a veces. Masajeo levemente sus pomulos y sienes, los cuales se encontraban tensionado por la constante de mantener una sonrisa en su rostro con el plan de fingir que todo estaba bien. En estos últimos tiempos los mejores momentos eran aquellos, en los que dejaba salir su verdadero interior… pero eran demasiados pocos porque sabía –entendía- que si aquello ganaba contra su fuerza de voluntad… ella no seguiría siendo Andrómeda, la pequeña sensible pero calculadora. Al ingresar al castillo, se extrañó con ver un par de moscas volando por allí. Era curioso que en pleno invierno y con temperaturas bajas aquel lugar tuviera tales insectos… más aún sabiendo el cuidado que los elfos daban en la limpieza del castillo. Encogiéndose de hombros, dejó aquellas mosquitas en paz, pues si morían no sería su culpa. (*) Avanzó un par de metros hasta llegar a la sala… Y la sorpresa se dibujó en su rostro. — ¿Edward? — miraba como desquiciada el escenario que su novio había preparado. Arena, pelota y sombrilla más su ropa de playa. Podía pensar en varias ideas de lo que estaba ocurriendo allí, pero la más sostenible era que su novio se había tomado una pastilla equivocada aquella mañana. Sin poder evitarlo, soltó una carcajada, una realmente verdadera. —¿Qué rayos es esto? — la diversión invadió sus ojos al tiempo que se descalzaba y metía los pies en la arena. Debía de ser mágica, pues transmitía una temperatura cálida constante. Volvió a reír bajito mientras que sus dedos se hundían más y más entre los granitos y tomaba de la mesa del desayuno una fruta que no reconocía pero tenía muy buen color y olor. —Creo que van a matarte. Empezando por Revi. Ella mantiene muy bien el orden. Pronto se oyeron un par de pasos apresurados y vieron pasar a Bel casi corriendo por los pasillos ,casi de forma alterada, detrás de un elfo. Aquella actitud tampoco era demasiado normal en la que era su suegra, ya que en el poco tiempo que llevaba en el castillo se había demostrado bastante tranquila. —¿Qué se han tomado esta mañana todos? @@Syrius McGonagall @ @@Reviguelle Fiorentini S. Off: (*) no hay que olvidar el protagonismo de las mosquitas xDD Ellas son seres vivos que merecen la atención de todo ser humano . ¡Gracias por los roles! Me reí bastante
  16. Andrómeda Lenteric Departament de Transportes y Deportes mágicos Empleada Ante la eficacia de su compañera y sus medidas precautivas, no pudo hacer otra cosa que sonreír orgullosa. Se notaba que deseaba colaborar con ahínco y empeño y aquello no podía hacer más que sacarle una sonrisa. Oyó que alguien más se presentaba por los terrenos, y supo de inmediato que se trataba de su novio. Sin embargo, al tener allí a su jefe y a una compañera expectante por realizar su labor se contuvo de salir corriendo para besarlo. Saludo dedicándole una de sus mejores sonrisas al tiempo que tomaba la mano de June y salía disparada de la entrada; decidiendo concentrarse en la actividad para poder liberarse con rapidez y poder meterse finalmente en la calidez del castillo y pasar un buen rato con Edward. -Muy bien... ¿Te han enseñado alguno de mis compañero ya cómo realizar el hechizo? - le pregunto con parsimonia mientras sacaba su varita y se arremangaba un poco. El terreno plagado de una naturaleza dormida por el invierno era el único expectante de aquellas dos muchachas, y este hecho agradó a Andrómeda. Sintiéndose cómoda trabajando en su propia salsa, no podía pedir más. Se concentro en recordar cada uno de los requerimientos, a sabiendas que debería moverse a su vez por la larga extensión del terreno para dejar todo en correcto orden. -En todo caso... puedes ver ahora cómo hacerlo. No es nada difícil, pero necesito de tu ayuda ya que el tamaño de este lugar no se cubrirá así de simple - hablo chasqueando los dedos. Pronto las palabras fueron nulas para dejar paso a la acción del hechizo. En el ambiente se notaba casi imperceptiblemente comos se iba modificando el aire, como si se le aplicaran diferentes capaz de burbujas a medida que movía su varita. Pensó que cuando aprendiera DCAO quizás podría aumentar aún más la seguridad de aquel lugar. Sin saber si su compañera la seguía o no, comenzó a moverse, realizando una y otra vez el mismo movimiento con su varita. Al cabo de varios minutos, volvió a toparse con June y sonrió al ver su concentración. Ya casi estaban terminando, sólo quedaba realizar un par más de apliques en algún que otro sector y podría ir a su hogar a beber chocolate caliente. @imkup
  17. Andrómeda Lenteric Departament de Transportes y Deportes mágicos Empleada. Quien la había atendido era justamente la propietaria del local, y como era costumbre realizó preguntas acerca del servicio. Estaba acostumbrada a escuchar siempre los mismos planteos, por lo que las respuestas se desprendieron de su boca casi automáticamente. - Bueno, cada quién tiene sus preferencias. Sin embargo, no dejo de recomendarle los hechizos antiaparición. Son muy fiables para proteger el lugar de personas no deseadas, al menos por un corto período de tiempo ya que no evitan que ingresen al edificio. Pero en fin. >>Este es un trámite personal que sólo los dueños pueden hacer. Yo no puedo recibir nada lamentablemente, por lo que si desea reactivar el servicio, debe llenar el formulario y luego presentarlo en la Ventanilla ministerial. Allí el encargado de turno revisará si todo está en orden, hará los descuentos pertinentes y luego se le asignará a algún empleado el trabajo de conectar los servicios. Terminó de hablar y sintió la boca reseca. Palpó en el pequño bolso que llevaba, pero notó que había olvidado llevar una botella con agua. >>Tendré que ir por un café<< pensó mientras revisaba en su lista de pendientes si faltaba algo. -Bueno señorita... - su oración quedó en suspenso al notar que no sabía el nombre de la propietaria. Decidió continuar ya que el tiempo corría y aún quedaban demasiados lugares por visitar. - Disculpe las molestias generadas y espero verla pronto. Si tiene alguna otra duda, no tema en enviarme una lechuza. Ahora... tengo que dirigirme a otros locales. ¡Qué tenga buen día! Casí tan veloz como entró, Andrómeda se alejó del lugar pensando en la larga jornada que aún tenía por delante. >>Necesito unas benditas vacaciones.<< @
  18. Andrómeda Lenteric Departament de Transportes y Deportes mágicos Empleada El día había sido corto pero agotador. Mientras caminaba por las calles de Ottery buscando el árbol donde encontraría el traslador, pensaba en cómo estaría su hogar, en sus hermanos esperando su llegada... Un suspiro se escapó de sus labios cuando recordó a su padre. Literalmente, no lo veía desde hacía demasiado, y no lo culpaba. El dolor había sido dificil de controlarlo al irse su madre, y su padre no parecía estarlo tomando bien... Vamos. Que ni siquiera ella lo estaba tomando bien, sin embargo lo ocultaba, porque la necesitaban... porque aún estaban sus otros familiares que en cierta forma rellenaban su corazón marchitado. Luego de un tirón en su estómago y un viaje algo corto, finalmente llego a los terrenos del castillo. Si bien su día laboral ya había terminado, aún debía activar el bendito hechizo antiaparición allí, y lo debía realizar junto a su compañera June. Cómo era una habitante del castillo, decidió no molestar a sus padre o Darian, ya que sabían perfectamente lo que debía realizar allí. Mientras esperaba, decidió caminar un poco por los terrenos, acercándose lentamente a la puerta del castillo. Para su sorpresa, Dave se encontraba allí, pero no parecía estar en calidad de Director. - ¡Hola Dave! - saludó con un grito desde la lejanía en el preciso momento en que June hacía su aparición en el terreno. Se volteó y sonrió hacia ella. -¡June! Qué bueno verte. Vamos a activar los servicios de mi hogar así terminamos rápido. Dime, ¿Recuerdas que pedían los dueños del castillo? Al ser aprendiz, deseaba saber si conocía como activar los servicios y si estaba aplicando correctamente sus conocimientos. Sonrió recordando la vez que su padre la llevó a realizar el mismo trabajo cuando era aprendiz. El tiempo corría, pero las circunstancias parecían repetirse, aunque algo modificadas. @imkup @
  19. Andrómeda Lenteric Departament de Transportes y Deportes mágicos Empleada. La atención fue rápida y se sorprendió de inmediato. Estaba acostumbrada a esperar más de unas horas a que alguien llegara por lo que aún miraba sorprendida a la muchacha que llegaba a recibirla. - Buenos días. Disculpe la molestia, vengo del Departamento de Tranportes y Deportes. Mi nombre es Andrómeda - hablo como usualmente solía hacerlo con quienes serían sus futuros clientes. - Estoy aquí porque me han notificado que sus servicios de red flú y antiaparición han caducado... y bueno venía a entregar esto. Depositó en la mesa una copia del formulario que usualmente se debía rellenar en la ventanilla ministerial. - ¿Estaría aquí la dueña para hablar del tema? Verá, aquí deja especificado todo sobre los servicios a instalarse, pero tal vez tenga alguna duda o pregunta al respecto. @
  20. Andrómeda Lenteric Departamento de Transportes y Deportes mágicos Empleada Luego de un desayuno rápido y varios saludos y recomendaciones a sus hermanas pequeñas, Andrómeda tomó el traslador que la llevaría a Ottery, y de allí desapareció, surcando espacio y tiempo para llegar a las calles de Diagon. En su mano era visible un montón de papeles y una lapicera, lo que indicaba que aquel era otro día laboral y no una visita de vacaciones o esparcimiento. Al llegar al primer negocio que indicaba su lista, acomodó sus abrigos. Aquel días, particularmente, estaba siendo hermosamente frío, y las nubes en el cielo anunciaban nieve de un momento a otro. Al abrir la puerta una pequeña campanilla se hizo sonar, caminó con seguridad hacia el mostrador al mismo tiempo que no se perdía detalle alguno del lugar como era su costumbre. Varias cajas se amontonaban, y recordó la vez que compró por primera vez su varita, unos pocos años atrás apenas llegó a Londres con su padre. --¿Buenas tardes? -- habló dubitativa mientras intentaba espiar por detrás del mostrador. El lugar parecía vacío, sin embargo nunca se fiaba de aquello. @ Dumbledore @@Joaquin Granger
  21. Buenas tardes! o/ Vengo a solicitar cambios en mi ficha +o+ aquí abajito dejo. Datos Personales Nombre del Personaje: Andrómeda Amelín Leneric Sexo: Femenino Edad: Joven (18-19 años) Perfil del Personaje Aspecto Físico Andrómeda luce como cualquier joven de su edad, no resalta por su físico por lo que fácilmente puede perderse en grandes multitudes y pasar desapercibida. Es relativamente alta, (1,70) y su figura no es de modelo pero tampoco está descuidada. Su cabello es castaño claro con tendencia al rubio o a veces al colorado (dependiendo de la luz del sol), largo hasta su cintura y lo usa suelto la mayoría del tiempo. Su piel suele ser pálida, pero puede adquirir color tostado con facilidad. Sus ojos son marrones como la tierra. Cualidades Psicológicas La timidez y el silencio en un primer momento son sus mejores amigos. No habla demasiado y no confía en las personas hasta que no pasa demasiado tiempo junto a ellos y puede asegurarse de que no van a clavarle un cuchillo por la espalda. Entusiasta y curiosa, se deja llevar por la aventura y está dispuesta a ayudar ante cualquier problema o encrucijada. Piensa demasiado y se guía muchas veces por sus emociones y pasiones. No le molesta el trabajo pesado ni la rutina diaria. Ama con locura a sus familiares, quienes fueron sus primeros amigos dentro del mundo mágico. Está dispuesta a dar su vida por ellos si es necesario. Siempre intenta dar lo mejor de sí y está dispuesta a encontrar sus ideales y defenderlos hasta la muerte. Historia Nació en la familia Lenteric en el castillo Karlštejn, en República Checa . Sin embargo su estancia con ellos es breve por culpa de sus ancestros: su familia tiene una historia que los condena a sufrir y vivir alerta por causa de la rebeldía y el amor. Fue separada de sus padres apenas nació. Hasta el día de la fecha no sabe que la causa de este acontecimiento fue su abuelo materno, quién aún sigue causando estragos dentro de su familia. Su padre, ante el temor de que muriera o fuese encontrada por su suegro, decidió dejarla al cuidado de una familia campesina italiana, quienes le dieron su nombre, su nacionalidad y la criaron durante 16 años. Aprendió las tareas básicas del campo y ayudó a sus padres muggles adoptivos lo más que pudo siempre, para salir adelante con lo justo y necesario. Cuando tenía ocho años, comenzó a descubrir la magia. En su pueblo corrían las historias de brujas y hechiceros que aparecían cada tanto, raptando niños, destruyendo hogares y provocando pestes y pérdidas de productos agrícolas. A causa de esto creció en ella el temor a demostrar sus habilidades, volviéndose así una niña tímida y separada del resto de sus iguales. Luego de ayudar en su casa, prefería siempre pasar tiempo a solas, dejando fluir su esencia mágica, antes que ir a jugar con los otros niños. Siempre logró pasar desapercibida y que nadie se fijara en ella o la molestara. A la edad de diez años conocía de memoría los lugares más desolados para practicar su magia, pero su lugar favorito era la represa comunal para campos, ya que siempre se podía ver diferentes animalitos que aprovechaban el agua para vivir. Una tarde, dos muchachos se acercaron en silencio y decidieron darle un susto empujándola a las profundidades del agua. Andrómeda no sabía nadar y se hubiese ahogado si no fuera porque un peón que por allí pasaba, vió lo ocurrido y se tiró a salvarla. Desde entonces se mantiene aún más alejada de los muggles y sólo se dedica a ayudar a sus padres adoptivos. A los 16, su casa en invadida por personas vestidas de negro que hablaban en un idioma desconocido y realizaban, como las leyendas que allí corrían, hechizos extraordinarios y maléficos. Sin poder hacer nada vio morir a sus padres luego de una tortura cruel y despiadada. Poco después su hogar fue incendiado. Escapando como pudo, supo que las historias eran reales y que el pequeño pueblo donde había vivido toda su vida había sido masacrado por completo. Pasaron días y noches hasta que finalmente, Ethan, su padre sanguíneo, la encontró escapando del terror vivido. Juntos volvieron a Inglaterra, pero aún ante el temor de su padre de que algo malo sucediera, dejó que la joven viviera un tiempo en el Castillo Rambaldi, siendo adoptada por Kyttara y dónde conoció a la que sería su hermana y mejor amiga: JunnyCo. Poco después conoce a quién será su novio y amigo, Edward Smith, con quien comparte una de sus primeras aventuras de viaje. Pronto llegó un período de paz y calma para la joven, y en un abrir y cerrar de ojos volvía a su hogar en República Checa, conociendo a su madre Kutsy, sus hermanos y primos. Luego de algunas pruebas, ingresa a Hogwarts, logrando controlar su magia y obtener los títulos correspondientes. Termina trabajando junto a su padre en el Ministerio, en el departamento de Transportes y Deportes mágicos. El tiempo corre, y bajo la influencia de sus familiares termina dentro de la Orden del Fenix, apadrinada por su propio padre. No tiene muy en claro si realmente aquel camino la conducirá a su felicidad, pero está cómoda dentro del bando y participa constantemente en búsqueda de mejorar el mundo que la rodea. Por el momento, considera que los ideales fenixianos se ajustan a su forma de ver el mundo y la dejan satisfecha. Allí comienza socializar con nuevas personas y a descubrir más sobre sus familiares y parentesco. Actualmente lucha con sus sentimientos de desolación a causa de dos golpes inesperados: tanto su mejor amiga como su madre han desaparecido dejando un vacío en su corazón. Su padre se ha retirado a la soledad y no se comunica demasiado con ella, por lo que busca refugio en su tía y su novio. Intenta salir adelante llenando sus días con actividades y trabajo, pero a pesar de ello en el castillo se respira el silencio de la pérdida. ---- Listillo, saludines o/
  22. Las comidas y bebidas iban y venian en la mesa junto con la charla amena y divertida que se desarrollaban entre los familiares. Andrómeda no esperaba conocer aquella anoche a su suegra; es más, esperaba más una escena llena de nervios caras raras y metidas de pata. Sin embargo, se sentía a gusto como nunca antes, y su sonrisa no desaparecía de su rostro. —Quodpot es un deporte americano. — respondió automáticamente. Casi toda su familia se basaba en miembros del departamento de transportes y juegos mágicos, por lo que podría decirse que era un rayo en el tema. —Verás tía, en vez de Quaffle se utiliza una pelota hecha de material de quod; esto implica que la pelota está hecha para explotar. — satisfecha con la comida, ahora solo se dedicaba a beber con tranquilidad, su segunda... o tal vez tercera copa de champagne. Sus mejillas se habían puesto algo sonrojadas ya y sentía esa extraña alegría que iba invadiendo su cordura. —Entonces, el miembro de un equipo debe salir de la punta del campo y volar lo más rápido que pueda hacia el otro extremo para depositar la pelota en una cesta... sino — empezó a hablar realmente emocionada—¡BUM! — golpeó con fuerza la mesa haciendo mucho ruido. Soltó una risa divertida ante el respingo de todos en la mesa. Los minutos siguieron corriendo, y pronto Revi se levantó. Supieron al instante que era hora del brindis y sonriendo todos se pusieron de pie alzando sus copas. Las palabras de su tía fueron hermosas y caragdas de cariño; por unos segundos, creyó que soltaría algunas lágrimas reveldes, sin embargo se contuvo. Era cierto que la mesa no estaba llena. Faltaban personas, muy importantes para el entorno familiar. Sin embargo, se contentaba y acariciaba su alma pensando en lo que Revi había dicho: <<Están con nosotros en nuestros corazones>> —¡Por la Familia Lenteric!— gritó llena de euforia. Al instante agregó en otro grito —¡Y Evans! @Bel Evans McGonagall @@Reviguelle Fiorentini S. Fiorentini S. @@Syrius McGonagall @@Darian Mcnair @ArielRichiesXD
  23. http://i.imgur.com/UjoGd65.png Al llegar al comedor, miles de guirnaldas colgaban del techo, haciendo cosquillas algunas sobre sus cabezas… y claramente tapando un poco la visión de Edward. Soltó una carcajada ante aquel hecho, y soltándose un poco de su mano comenzó a girar alrededor de la sala, con sus manos extendidas tocando todos los detalles. Revi la miraba con cuidado; obviamente no iba a destrozar nada de lo producido, pero la tentación de nadar en medio de aquel mar plateado y lleno de brillo era mayor a no tocar nada. Antes que su tía pudiese reprocharle nada, llegaba al castillo una nueva persona. La bruja de bajita estatura saludó a todos alegremente y no pudo evitar soltar todo el aire de golpe. Bel, la conocía, pero no sabía que tenían parentesco alguno. <<Demasiado nueva en este mundo aún.>> —¡Buenas noches a todos! — exclamó para saludar a los presentes. Una sonrisa se formó en su rostro al percatarse que sería una de las primeras fiestas que pasaría con sus familiares, ya que por decisión propia los últimos años la pasaba en las inmediaciones de Hogwarts. —Revi, amo tus decoraciones. Podría llevarlas al registro para casarme con ellas lo juro. — bromeó mientras se sentaba y elegía uno de los tantos platos para comenzar a rellenar su barriga, la cual hacia minutos había empezado a rugir. —¿Planes? — respondió mirando a todos en la mesa. —Bueno, no sé cuál es la tradición Lenteric, la verdad es una de las primeras fiestas que paso aquí. —se encogió de hombros mientras devoraba los diferentes tipos de carnes con sus respectivas salsas. Todo sabía delicioso y era una experiencia única y espectacular para sus papilas gustativas. — Podríamos realizarlo todo si es que la noche nos alcanza — comentó divertida. @@Reviguelle Fiorentini S. @ @@Syrius McGonagall @@Darian Mcnair @ArielRichiesXD
  24. Holitas de mar! o/ espero no llegar tarde para las clases de enero T_T sino bueno dejenme para febrero (?) :vivallegarfueradetiempoyey:. Allí abajo dejo mis datitos Un saludito o/ Nick: Andromeda Amelin Lenteric ID: 120467 Conocimiento: Defensa Contra las Artes Oscuras Nivel de Magia: 2 Link a la Bóveda: link Link a la Ficha: link
  25. http://i.imgur.com/UjoGd65.png Engalanarse para las fiestas era de las actividades más difíciles para la joven. <<Creo que prefiero mil veces tener mil encuentros de duelo o con mortífagos antes que esto.>> pensaba para sus adentros refunfuñando mientras intentaba cerrarse debidamente los tacos. A pesar que el exterior lucía extremadamente blanco y friolento, en los pasillos y habitaciones del castillo Lenteric todo se caracterizaba por ser cálido y acogedor. Incluso solía andar descalza por los diferentes pasadizos de la construcción; lo que le llevaba a pensar que aquel lugar tenía vida propia, y el día en que muriera seguramente todo se volvería helado. Se miró sin ánimos hacia el espejo. No se veía mal, lo reconocía; sin embargo en su interior se notaba que no estaba bien. Los últimos meses pasaron de ser perfectos a catastróficos en cuanto a sus emociones. Pensó que podría reponerse de inmediato, pero ante la desaparición de dos personas de su círculo cercano y la actual lejanía de su padre provocaban que se sintiera perdida en medio de un mundo demasiado grande. Alisó su vestido, el cual era suelto y largo hasta sus rodillas. Respiró hondo y abrió la puerta del baño con cuidado, y se encontró con la imagen de Edward. Estaba en un traje que no dejaba espacio a la imaginación, mientras que su postura y todo él gritaba sexi. No pudo evitar soltar una risa a la vez que se mordía el labio cuando su novio se acercó a ella. —Vos tampoco lucís tan mal. — le devolvió el cumplido al tiempo que enroscaba sus brazos alrededor de su nuca. Se puso en puntitas de pie para besar lentamente sus labios, y luego de unos segundos saltó veloz para enroscar sus piernas alrededor de la cintura del mago. Sonriendo con picardía, dejó una pequeña mordida en su cuello. —Tengo muchas ganas de darte tu regalo de navidad. Lástima que quieras esperar para mantener la tradición — comentó divertida mientras acariciaba el rostro de Edward. Sabiendo que los minutos corrían y que seguramente se estarían preguntando donde estaban, se deslizo hacia el suelo y tomó la mano de su novio para encaminarse por los largos pasillos del castillo hacia la sala donde se celebraría la cena. —Vamos, Revi debe estar impaciente. Hace un gran trabajo con la decoración siempre, seguro debe estar todo hermoso. @@Syrius McGonagall

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