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Callum Triviani

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Mensajes publicados por Callum Triviani

  1. La excusa del Triviani llegó a sus oídos como un eco mientras se fijaba en que Maida aceptaba su mano pero seguía sin querer tener contacto visual con él. Miró a su hermano de soslayo y le dedico una expresión que el rubio sabría traducir perfectamente: "Si, claro". Pese a la renuencia de la Yaxley, el rumano no soltó su mano hasta estar dentro de la cafetería del museo, y acercarle una silla en una mesa desierta como gesto de caballerosidad, aunque bien ella lo ignoraba por completo.
    —Tranquilo, ya vendrá alguien —trató de apaciguar la impaciencia de Jeremy, pero sabía que habiendo entrado la comida en sus pensamientos, el rubio se pondría peor a cada segundo que no estuviese masticando algo. El Askar se asomó detrás del mostrador, e incluso se asomó por la puerta de servicio de la cocina. Nada. Ni un alma. Entonces, al mirar a su alrededor, se le ocurrió una idea —Solo denme un segundo.
    Fue hacia el frigorífico primero, lo revisó y encontró todo lo necesario para preparar un jugo de moras de lo más orgánico. Mientras se batía, busco cortes de carne marinadas, encendió la plancha y le dejó un momento mientras éstas se cocinaban para vaciar el jugo de la Yaxley en un vaso y llevárselo hasta la mesa —¿Segura que es todo lo que querrás? —hizo un último intento, mientras regresaba y volteaba la carne en la plancha.
    Le buscó a su hermano la bebida que quería, y entonces tomó una servilleta de tela con la que envolvió un par de cubos de hielo que colocó sobre el golpe que Jeremy le había propinado, sintiendo alivio al instante. Se había quedado en silencio, pero tener las manos ocupadas aclaraba y ordenaba sus pensamientos. Sabía que tenía la mirada encima del Triviani, pero Callum solo se dedicó a prepararle sus tacos.
    —Lo siento —dijo, por fin, mientras picaba la carne y algunos aditamentos para la ensalada y el picante —. Siento haberte dejado solo. Siento haberme ido y no haber estado contigo; comprendo que lo pasaste mal, y he sido un pésimo hermano.
    Sabía que la Yaxley estaba escuchando, pero estaba dejándose el orgullo a un lado. Lo que había dicho arriba, sobre no querer que se involucrara, lo había dicho solo para protegerla, pero ahora entendía que quizás ella lo había tomado de otro modo. Había sido grosero, pero ya se había disculpado dos veces. Solo quedaba demostrarle que de verdad lo sentía, y quedaba en ella si aceptaba sus disculpas o no.
    —Mi padre —sintió una punzada en el pecho de solo acotar a que no era más el padre del rubio, recordándole que el único lazo que les unía era el cariño que se habían tomado el uno al otro mientras se sabían hermanos de sangre —, tu sabes lo complicado que es. Pero esta vez cruzó un límite, y yo me he cansado de tratar de descifrar sus propósitos. De ser su títere.
    Miró a su hermano, en sus verdes ojos se distinguía la urgencia de su deseo. La razón por la que había vuelto —Quiero extirparlo de mi vida —Su mirada se desvió a Maida un segundo, para regresar después sobre su hermano —, y necesito de vuestra ayuda porque, sinceramente, no sé cómo.
    Bajó la mirada a la carne, y terminó de preparar la comida del rubio.
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  2. *mandando lechuza desde las mazmorras del castillo*

     

    Yo, Callum Goldstein a.k.a. Callum Askar, estando bajo perfectas facultades mentales (tienen todo el derecho a dudar) quisiera que se me permitiera solicitar mi adopción oficial a la familia Triviani para rolear y conbeber con la familia, así como torturar, mutilar y despreciar a todo aquel incauto/a que no pertenezca al círculo o sea indigno de toda consideración. Dicha decisión derivada de mi reciente decisión de alargar mi estadía foril por un largo tiempo, sin plazo fijo.

     

    Ante lo anterior, me dedico a llenar el formulario correspondiente, aquí mismo anexado.

     

     

     

    Planilla de Registro:
    Nombre de Usuario: Callum Goldstein
    Preferencia sobre por quien quieres ser adoptado: Candela
    ¿Sanguínea o Adoptiva?: Sanguínea
    Seudónimo Mafioso: Il Vagare
    Favor de mandar la respuesta a las mazmorras del castillo Triviani, con un poco de leche de cabra y algunas galletitas. Os agradecería enormemente.
    Atte: pues yo.
    ^_^
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  3. Hola, vengo a solicitar una actualización en mi ficha en cuestión de mis familias.

     

     

    Deseo que sean borradas las dos que tengo registradas: Askar (sanguínea) y Rambaldi (adoptiva), igual que sus correspondientes bóvedas. No sé si sea necesario llenar un formato para eso, pero no quiero agregar nada por ahora, solo ese cambio. Gracias de antemano, estaré atento a cualquier cosa.


  4. Callum no recibió una respuesta directa por parte de la Yaxley, de hecho, la bruja apenas le dedicó una fugaz mirada y toda palabra que salieron de sus labios fueron dirigidas solo a Jeremy. ¿Había dicho o hecho algo malo? La respuesta era obvia, por supuesto; después de la escena que ambos magos habían montado en plena sala, cualquier señorita respetable se rehusaría a acompañar a un par de bravucones. Al menos el Triviani tenía su boleto de disculpa, él era su sobrino. Era su familia.


    Por primera vez en mucho tiempo el Askar se sentía avergonzado y, con pesar, presintió haber perdido una amiga. Se sorprendió a sí mismo lamentándolo, pero ante una situación como aquélla jamás se había enfrentado antes y no tenía idea de cómo actuar. Si fuese cualquier otra chica sabría como, era un experto contentando a sus intereses amorosos: palabras dulces, coquetería, ligera sumisión y promesas románticas, era infalible. Pero, mientras observaba a Maida con la mirada perdida en aquella pintura de la pared, podía darse cuenta de que...


    Jeremy le arrancó de sus pensamientos, alzando la voz para cortar con las intenciones de la bruja e insistir en su compañía, tomando su mano para tirar de ella con nosotros. El rumano estaba a punto de pedirle que la dejara tranquila, pero entonces no tendría la oportunidad de arreglar su conducta, de modo que lo permitió y encabezó la marcha al primer piso del museo.


    Al acercarse a la cafetería se percató de que el Triviani tenía sus propios planes y le descubrió acercándose hacia la salida del Museo. Callum rió un poco, con ganas de patear al rubio fuertemente; le vio salir, mirar la tormenta que azotaba el exterior y dudar de sus intenciones; le miró regresar, y escuchó su idea de comer dentro del museo con gran paciencia. Entonces el Askar, alzando una mano, apuntó con su indice hacia una esquina del interior del museo, donde se encontraba la entrada a la pequeña cafetería del lugar.


    —Sabes leer, ¿no? —sonrió a su hermano, con aquél arco ladino asomando por sus comisuras —Por mucho que me atraiga la idea de ser echado de cualquier lugar, podremos comer algo allí —miró hacia Maida entonces, y se acercó a ella para extenderle una mano y volver a hacerle la invitación —Por favor, acompáñanos, no habrá más peleas, te lo aseguro. ¿Que tal si empezamos de nuevo?




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  5. La bruja se rehusó a marcharse y era claro que ambos hermanos no iban a agarrarse a golpes allí frente a ella. Podían parecer muy pendencieros pero, aunque era cierto, no lo hacían frente a cualquiera y menos frente a una dama. Sin embargo, Callum esperó la respuesta del Triviani, aún afectado por sus palabras, aunque el coraje y el temblor de su cuerpo habían aminorado bastante apenas había sacado un poco de su frustración.


    El rumano no respondió a ninguna de sus preguntas. En aquél momento no creía que Jeremy mereciera una sola respuesta de su parte. El rubio daba muestras de haber sido afectado demasiado por su ausencia, pero en ningún momento mostró señal de mover un dedo para buscarlo o hacer el intento de mandar una carta; a su hermano le habría sido muy fácil localizarlo si hubiese tenido la intención de hacerlo, pero ya habría tiempo de hacerle drama por eso.


    Finalmente, el Triviani puso tregua, aunque el Askar sabía que el asunto no iba a quedar allí y, además, no le iba a perdonar el puñetazo que le había metido. No, definitivamente habría de cobrarse aquél golpe.


    —Lo encontré, si. —respondió, sin emoción alguna, habiendo recobrado todo su aplomo. Desvió la mirada hacia Maida, analizando lo que Jeremy acababa de señalar sobre ella. Si mal no recordaba, la última vez que había sabido de la Yaxley aún trabajaba para el ministerio de magia de Londres, ¿ahora era periodista? Era un cambio de carrera muy drástico —Pero no voy a hablar de esos asuntos aquí, y sin ofender —agregó, volviendo de nuevo hacia Jeremy —, tampoco voy a permitir que alguien externo se involucre en esto.


    Dio media vuelta y comenzó a caminar hacia la salida de aquélla galería —No sé ustedes, pero yo muero de hambre y tengo entendido que aquí hay una pequeña cafetería —se volvió, sin detenerse, caminando de espaldas —sabes bien lo hambriento que me pongo después de una riña y... señorita —se dirigió a Maida —, después de tan vergonzosa escena lo menos que puedo hacer es invitarle un café... ¿que dicen si me acompañan?



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  6. La Yaxley se había referido al rubio como su sobrino, y las palabras revolotearon en la cabeza del Askar durante un rato, confundido y sin saber cómo reaccionar. Parecía ser otro asunto en el que estaba totalmente perdido; era evidente que el Triviani no solo había acrecentado sus influencias, sino que sus lazos familiares y sociales también, en gran número.


    Callum conocía lo suficientemente a Jeremy como para notar que su hermano estaba furioso: una vena le palpitaba en la cien, y sus orejas estaban completamente rojas, algo que siempre había concebido muy anormal en un vampiro. El rumano podía anticipar desde ese momento una pelea. Ya habían tenido tantas en el pasado, pero en ese momento era lo que menos se le antojaba ¿A eso era lo que había venido el Triviani? ¿A buscar pelea?


    Al igual que él, Maida se mostró confundida y sorprendida con la relación entre ambos magos, solo que ella no quiso quedarse con la duda, pero antes de que el rumano pudiese responderla, Jeremy atajó la pregunta y respondió de tal forma que el Askar se quedó helado. Por primera vez en tanto tiempo sintió que el corazón se le encogía hasta doler; el rubio había dado en el clavo. De todo lo que había descubierto, de todos los cambios que el tiempo había efectuado, de todas las pérdidas que habían afectado la vida de Callum, Jeremy era su mayor dolor.


    Pero no era un tonto, sabía que el Triviani también estaba dolido y furioso con él, y por eso se le plantó enfrente, sin moverse y sin decir nada, dejando que Jeremy sacase todo lo que traía dentro de si. Lo único que el Askar lamentaba, era que Maida tuviese que ser espectadora de todo aquél numerito. De pronto, todo se puso borroso. Había ido a parar al suelo de un golpe. El lado izquierdo del rostro le punzaba y sentía un sabor metálico en la boca.


    Se levantó rápidamente y sin dificultad, limpiando con el dorso de su mano la sangre que brotaba de su labio —Aún golpeas como una niñita —caminó hacia él, con las manos echas puños. Pero Callum no quería golpearlo, solo quería contener el dolor antes de que éste lo traicionara —¿Qué esperas, niñita? Suelta otro golpe, porque vas a tener que soltar muchos para hacerme pedazos —le empujó, retándolo —, total ya lo estoy por dentro...


    Callum no se había dado cuenta de que temblaba y su voz se había quebrado un poco, de modo que siguió provocando al Triviani —!Pobre y desdichado remedo de hombre! ¿Lo has perdido todo, eh? ¿No sabes quien eres? ¿Te has quedado solo? !Cuéntame porqué te estas quejando! —lo empujó aún mas fuerte —!Vamos! Dame lo que merezco por haberme ido, por haber salido a buscar respuestas mientras tú estabas aquí, lamentándote con tu familia nueva y con tu novia... !pero qué mal la has pasado!


    Lanzó una fugaz mirada a Maida, aún consiente de que estaba presente. Imaginaba que, después de aquélla escena, la bruja tendría sus razones para no querer volver a acercársele o volver a hablar con él —Lo siento, pero mejor que salgas de aquí —le advirtió, esperando la golpiza del vampiro.





    OFF: Lamento el drama... se escapó de mis manos

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  7. El rumano hizo un gran esfuerzo por no parecer divertido con la reacción de Maida, sobre todo después de haberle atropellado con gran descuido, pero le fue imposible a sus labios no curvarse para dibujar una perfecta sonrisa en su rostro. Tanto su irritación, como su sonrojo, fue suficiente para que Callum se olvidara de todo lo que traía en la cabeza por un instante.


    Bien era cierto que, a excepción de un encuentro planeado, las veces que se había topado con la Yaxley habían sido torpes y desatinadas, pero a pesar de ello el demonio siempre sintió que entre los dos había nacido algo. No sabía qué, pero era algo; y curiosamente, el museo en el que se encontraban ahora, había sido lugar también de viejos encuentros. Dicho de otra manera, al Askar le daba gusto verla allí, y por un breve momento sintió la sensación de que las cosas seguían en su lugar, y que todo marchaba bien.


    Sonrió de forma mas abierta cuando ella mencionó de forma indirecta la forma en que se habían conocido, aludiendo aquélla cena en que habían tenido la oportunidad de conocer un poco el uno del otro. Callum inspiró aire y asintió, ya acostumbrándose a que todos hicieran hincapié en sus constantes desapariciones —Bueno, sucede que, como tú misma lo has dicho, mis faroles no están encendidos —se disculpó.


    Ella volvió a colocarse la capucha para desazón del Askar, que no había apartado sus almendrados ojos ni un segundo del rostro de su amiga. No sabía realmente si podía llamarla de tal manera, pero si lo pensaba, ella era lo más cercano que tenía a una. Entonces la Yaxley levantó una mano, acercándosela al rostro, y por muy extraño que pareciera el mago deseó tanto aquél contacto físico que no se llevó a cabo; antes de que pudiera responder, una voz demasiado familiar le devolvió a la realidad.


    Generalmente el rumano podía sentir la presencia de su hermano a un kilómetro de distancia, pero se vio sorprendido por su repentina presencia en el museo. ¿Cómo lo había encontrado?, se preguntó, notando que las influencias del Triviani por el pueblo habían crecido demasiado y ahora no podía darse el lujo de ocultarse un poco, aunque jamás había sido esa su intención. Evitándolo, sería mas apropiado. De cualquier manera, cómo cada maldita vez, ver a Jeremy siempre le resultaba reconfortante.


    —Si, he estado pensando sacar dinero de tus pinturas nudistas —bromeó, no pudiendo evitarlo aún en presencia de Maida, a quien su hermano parecía conocer muy bien —, pero para mi mala suerte nadie quiere comprarlas. No se los reprocho.


    Callum hubiese querido abrazarlo como siempre hacía cuando lo veía, nunca le había importado esas demostraciones de afecto con él. No había tenido oportunidad de hablar con su hermano desde su regreso, y todo se había vuelto demasiado confuso; pero reprimió sus ganas, y entornó la mirada hacia la Yaxley, dedicándole una sonrisa —Harías bien en escuchar a este "hombre de bien", él sabe lo que dice.




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  8. Las calles estaban vacías en aquélla hora del día, cuando el sol refulgía sin nubes que le ocultaran en el cielo y te causaba picazón en cualquier tramo de piel que tuvieses al descubierto. Bajo aquél impertinente sol, Callum deambulaba sin un rumbo fijo por Diagon y las callejuelas aledañas, en un forzado intento de encontrar algo en que distraer aquellos pensamientos que sólo le hacían querer irse nuevamente de Inglaterra.


    Su silueta, carente de sombra, se detuvo ante una edificación ya conocida. Bajo la capucha de su capa, los verdes ojos del rumano inspeccionaron el museo ante el cual, por alguna razón desconocida, siempre paraba cada vez que se encontraba en la ciudad; pese a ello, al mago le parecía curioso que jamás había terminado de recorrer todos sus pasillos, ni conocer todas las obras de arte e historia que allí se exhibían.


    Mientras se acercaba y se adentraba en el vestíbulo, le pareció que no habían hecho muchos cambios desde la última de sus visitas. Algo que, sin duda, le reconfortó. El Askar ya se había enfrentado a tantos cambios, a tantos golpes de realidad, que ya todo le parecía tan desconocido y le estaba causando esos fastidiosos cuadros depresivos que siempre había odiado y evitado; pero el museo estaba allí, aguardando, sin cambios y sin nada que le provocara en el momento otra crisis existencial.


    "Robó" un panfleto con el esquema de las exhibiciones del museo y decidió empezar por la segunda planta, que era hasta donde siempre había llegado. Trató de vaciar sus pensamientos y dejarse llevar por cada pintura frente a la que se detenía, pero ninguna de ellas tuvo tan buen efecto como cuando levantó la mirada al techo y se percató de los detalles de la arquitectura del edificio. Era más sencillo volcar todo lo que sentía sobre paredes blancas que en cuadros llenos de representaciones de lo que él trataba de sacar fuera de si mismo.


    Una representación parecida al techo de la capilla sixtina fue recreada de pronto sobre su cabeza, llenando el techo con todas aquéllas escenas que se reproducían en su mente tantas veces hasta que le quitaban el sueño y le vaciaban de toda alegría. Si, definitivamente se estaba convirtiendo en algo que él siempre había odiado. Alguien que no había sido jamás en su vida. Un hombre al que ya no reconocía.


    Bajó la mirada, dejando las representaciones trágicas de su vida en el techo, para seguir admirando las obras del museo. Fue entonces cuando vio la figura en el suelo, pero lo hizo demasiado tarde. Tropezó, y trastabilló hasta que la pared que tenía enfrente le detuvo y le evitó la caída, pero sin duda la bruja, que diligentemente había decidido que sentarse en el suelo, a mitad del camino era una buena idea, se había llevado un buen golpe por la torpeza del rumano.


    —Oh no, por favor, disculpe mi torpeza —exclamó, recuperando el equilibrio y acercándose a la joven, que con el golpe se le había caído la capucha de su capa. Cuando se enfrentó a su rostro, Callum se detuvo en seco, dándose cuenta de que conocía ya a la bruja.





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  9. Callum deseó haber elegido cualquier otro día para decidir visitar a su hermano. Apenas había escuchado los pasos de alguien acercándose tras de sí, el Askar se había hecho a un lado, escogiendo apropiadamente un rincón entre las sombras que proveía el castillo para quedar envuelto en ellas y evitarse la incomodidad de tener que esperar a ser recibido junto a un desconocido.


    Una mujer, ataviada con un disfraz muy renacentista, fue a parar a la puerta en compañía de su elfo doméstico. Si la extraña y altiva dama había advertido la presencia del rumano, ésta no lo demostró, y aguardó hasta que las puertas le fueron abiertas. Tras ella, al menos otras dos brujas entraron en el nido italiano, quienes descuidadamente dejaron la entrada expuesta para que Callum pudiese escuchar, sin quererlo, lo que estaba pasando allí dentro.


    El primer pensamiento de Askar fue salir de allí y regresar cualquier otro día. Quizás nunca. Tal vez enviarle una lechuza a su hermano, citándole en cualquier otro lugar sería lo más apropiado; no obstante, la voz encolerizada de Jeremy desde el interior hizo que se olvidara de sus vacilaciones y decidiera entrar al castillo sin ser anunciado o invitado. ¿A quien podría estar dirigiendo su hermano todo aquel resentimiento?, se preguntó, adentrándose hasta donde se estaba llevando a cabo una "cena familiar", listo para entrar a los puños por el vampiro si era necesario.


    En cambio, la escena con la que se encontró no parecía ser mas que un melodrama familiar que parecía encaminarse al desastre.


    —Mírate —exclamó, interrumpiendo con aquélla voz grave y serena, cuando su hermano lanzaba improperios a la mujer renacentista. El demonio pensó que tal vez se estaba inmiscuyendo demasiado, pero pocas cosas le importaban demasiado, y Jeremy estaba en los primeros sitios de la lista —, como siempre... !la reina del drama!


    Callum se acercó a la mesa, haciendo acopio de su desfachatez —Me he cansado de esperar afuera y he decidido que me invites a cenar... ¿o es que también querrás adornar la mesa con mi cráneo?

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  10. CALLUM ASKAR




    El rumano lograba percibir una fragancia diferente en el ambiente del pueblo desde que había regresado. Era un aroma mezclado de sueños frustrados, esperanzas de cambio y ambiciones ocultas que probablemente emanaba de cada habitante de Ottery y se acumulaba en la atmósfera, siendo arrastrada en el aire por cada rincón de aquél enjambre mágico, hasta llegar al mismísimo escondite improvisado donde él ahora se hallaba, tratando de evitar sin éxito que ese mismo aire impertinente atestara su olfato con tan odioso aroma.


    Probablemente, pensó para si mismo, el odioso era él, que ahora hasta en el viento proyectaba su propia amargura. Tantos cambios en tan poco tiempo, tantos planes que habían sido arrastrados por el carruaje del indómito destino y se había llevado consigo, a quien sabe dónde, a personas importantes para él.


    Encendió un cigarrillo, notando lo que el maldito viento estaba haciendo con su aplomo, y esperanzado a que el aroma del tabaco incensara hasta sus propios pensamientos. A medio cigarrillo ya podía notar que volvía a ser él mismo, más despreocupado y menos dramático, por lo que aprovechó aquél instante para salir de las sombras y encaminarse hasta la entrada del castillo.


    Aquélla era la primera vez que el Askar pisaba los terrenos de la familia Triviani. Si bien, siempre había tenido el conocimiento de que la madre de su hermano Jeremy era la cabeza de la familia, jamás había tenido contacto con alguno de ellos con anterioridad; no obstante, era el único lugar en el que al rumano se le ocurría que podría contactar a su hermano. Callum tenía demasiadas ganas de verlo; más que ganas, se había vuelto una necesidad. Extrañaba al cabrón, tanto como para hacer a un lado sus desencantos y volver al lugar que se había dicho no regresar.


    Terminó el cigarrillo apenas llegó a la puerta y exhaló el humo sobre su cabeza, el cual se desvaneció en la tenue oscuridad del crepúsculo. Se acomodó la chaqueta, y pasó sus dedos por los mechones de cabello rubio sucio que, tras falta de un corte, se le desordenaban y caían sobre su rostro, largo hasta el mentón, y ocasionaba que a cada rato tuviese que acomodarlos hacia atrás. Sus verdes ojos escrutaron el relieve de la puerta antes de llamar en ella con dos golpes de nudillos.


    Ojalá Jeremy esté en casa, deseó.

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  11. @@Candela Triviani que bonito que alguien se acuerde de mi *-* vuelve a mi mente un par de cucharazos que alguna vez me diste :honor: jajaja aquellos tiempos fueron muy buenos *inserte música de nostalgia*

     

    Volviendo al tema (y agradeciendo la pronta respuesta) no quería ahondar en un vínculo familiar dado que no estoy seguro de cuánto tiempo voy a quedarme en el foro, y además vengo sin ser invitado jaja pero si tú me quieres adoptar como hijo yo mas que encantado, aunque sería bajo tu propio riesgo (?

     

    Ya que me has dado luz verde para rolear, me pasaré por allá tan pronto como la cabeza me dé para un buen rol. Gracias.

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  12. Buenas noches, Trivianis

     

    Para quien no me conoce, soy Callum, y vengo por aquí a solicitar cabida en su castillo como amigo de la familia, aunque me gustaría aparecer también como hermano de Jeremy, dado que venimos siéndolo desde la familia Askar y es un lazo que tenemos prácticamente irrompible aunque a veces se fume mi hierba sin permiso. No creo que sea necesario llenar una ficha ¿o si? Dado que estoy de paso en el foro, no quiero solicitar aún un lazo adoptivo, pero si me lo permitieran me gustaría mucho rolear con ustedes. Espero estén de acuerdo.

     

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  13. Me hallaba indeciso sobre qué galería visitar primero, posiblemente porque no lograba concentrarme en absoluto en el folleto. Era curioso cómo cuestiones tan triviales se tornaban más difíciles a la hora de tomar decisiones; podía tomar una decisión de vida o muerte en un segundo, pero decidir qué exposición artística recorrer primero parecía un asunto sumamente mas delicado y exigente con mi tiempo. Justo en el instante en que me decidí por no darle demasiada importancia y pasearme por todas, escuché mi nombre pronunciado por una voz femenina.


    Entorné la vista hacia ella, sorprendido en verdad porque alguien me reconociera en público pese a mi casi nula actividad social. La mujer se acercó y se descubrió el rostro, fue entonces que la reconocí y mostré una afable sonrisa —Lamento decir que no lograste ahuyentarme la última vez, Yaxley —le respondí, dando un paso hacia ella e inclinar mi cabeza en un saludo.


    Aquél sería mi tercer encuentro con la bruja, lo que ya era decir demasiado aunque las circunstancias no habían sido del todo óptimas. Casi me asesinaba en el primero solo por haberla asustado, y aunque podría decir que en el segundo las cosas no habían salido mal, no podía jactarme de haber hecho buenas migas con la mortífaga. Me sorprendía en verdad que tuviese ánimos de saludarme cuando bien pudo haberme evitado y seguir con su camino sin que yo me hubiese percatado.


    No obstante, me era muy agradable volver a ver su rostro; quizás a un punto que no entendía del todo.


    —Si quieres puedes intentarlo de nuevo —dije, acompañando mis palabras con un guiño —. ¿Cómo has estado?



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  14. Brayan


    El squib parecía perdido mientras rondaba los terrenos de los Askar. Había escuchado que el lugar era inmenso pero su imaginación no había dado para tanto; apenas había salido del campo de visión de su nuevo y joven protector no había perdido la oportun idad de fumarse un churro, pero ahora estaba más que nervioso. Con sus irritados ojos miraba y miraba hacia el cielo, preocupado por la rápida traslación del sol, consciente de que pasaba el tiempo y él aún no empezaba con la tarea que el Askar el había encomendado.


    Al escuchar que alguien se acercaba se tiró al suelo y se fingió muerto. Aquéllo había funcionado con anterioridad, cuando vagaba por las calles sin un lugar en el cual resguardarse, sobreviviendo de sobras y las limosnas de la gente; si se metía en algún problema buscaba un lugar y se fingía muerto... regularmente las personas solo le sacaban la vuelta, ahuyentados por el aroma o por no tener la responsabilidad de encargarse de él. Era un maldito cobarde. Una vil zarigüeya. Pero para él, que se creía en un nivel alto de inteligencia, aquélla era su mejor cualidad.


    Nadie se acercó. Parecía que su movimiento evasivo había dado frutos, de modo que se levantó. Con sus sentidos alterados por la droga no daba dos pasos sin escuchar algo de nuevo y tirarse al suelo de la misma forma; hacia el final, cuando sus narices se impregnaron de un intenso y delicioso aroma, dejó la cautela atrás y se acercó a donde parecían encontrarse las cocinas. Animado por la glotonería no se percató cuando el elfo le interceptaba, llamándolo "señorito".


    Por mucho que sea de sorprender, el squib entendió a la perfección el mensaje del elfo ¿Hablaban quizás el mismo idioma? Tal vez, y posiblemente también estuviese acostumbrado a escuchar hablar de esa manera a su círculos de amistades. No obstante, el mensaje, le desilusionó bastante, al grado de tornarse amarilla verdosa la expresión de su cara. Tenía cinco minutos para verse con su protector y ni siquiera sabía donde estaba parado ahora. Tuvo que dar media vuelta, y correr por el camino ya recorrido pensando en que, el lugar en el que había empezado sería el mejor lugar para recomenzar.



    Gaspacho


    El elfo se había quedado atrás por un encargo de su amo. Le satisfacía hacer las cosas de manera rápida y eficiente para el gusto del Askar pues su amo regularmente le recompensaba muy bien, además últimamente gustaba de hacer de las suyas con el squib que el rumano había "acogido". Había una nueva jerarquía en mando, y Gaspacho se hallaba orgulloso de estar por encima del squib idi***; no podía imaginar mejor recompensa que tener un poco de poder sobre un humano.


    Justamente fue a quien se encontró cuando apareció en los terrenos del refugio. El squib estaba agitado, con los ojos colorados y todo el color de su rostro se había esfumado pese a ser de piel morena; seguramente estaba drogado, lo cual era mejor aún para el elfo, que solía aprovecharse de sus alteraciones. ¿Porque corría? Era muy fácil adivinarlo.


    —Estás en problemas, squib —sentenció. El pobre hombre se puso mas blanco, como un polvorón, y el elfo supo que había acertado en los temores del tipo.


    —Ca-catacumbas...


    —Si, catacumbas... descuida, es un buen lugar para morir, squib —agregó, con voz solemne y procurando no mostrar la satisfacción en su rostro. Se acercó y alzó la mano hacia el hombre —Vamos, te llevo.


    Aparecieron un segundo después en el lugar donde ya su amo les estaba esperando. Callum les dedicó una mirada a ambos, deteniéndose un segundo en el rostro del squib para después mirar a Gaspacho con cómica reprobación como diciéndole "¿y ahora que le hiciste?" —Que bueno que llegan, vamos a estar ocupados el resto del día —el mago entornó la mirada hacia la entrada del lugar, parecía emocionado —, solo esperemos a que traigan nuestros víveres... muero de hambre.


    Brayan parecía haber advertido ya la broma y notar que Callum no estaba molesto con él en lo más mínimo, pues el color le regresaba al rostro y había comenzado a respirar de nuevo. En ese momento apareció otro elfo llevando consigo tantas bolsas como podía en los brazos... parecía simplemente haber vertido en ellas todo lo que se había encontrado en la alacena, sin haber preparado nada de comer en absoluto. Gaspacho se le quedó mirando, confundido y atónito, y desvió la mirada hacia su amo con una pregunta en los ojos. El Askar sonrió, negando con la cabeza —Encárgate —le pidió, para después dirigirse al otro elfo — Descuida, traeremos a los demás. Que la cena esté lista para cuando regresemos.



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  15. No contemplé tener un rato libre, pero a mitad de la tarde me encontré sin nada que hacer y deambulando por entre los negocios del Callejón Diagón. Aquello me molestaba, pero dado mi largo viaje por la mitad del continente me había quedado sin grandes responsabilidades en Inglaterra y con demasiado tiempo para perder en lo que se me diera la gana, como ahora, que había pasado a visitar a mi hermano en uno de sus nuevos negocios y el muy cabrón se había largado pese a que le había avisado.


    Volvería a intentar entrar al Ministerio de Magia para mantenerme ocupado pero eso aún iba a tomar un par de semanas más; en cuanto a mis otros asuntos... era imprescindible mantenerme enfocado en mis objetivos y, por suerte, aquello comenzaba a tomar un buen rumbo. Las cosas no estaban tan mal, después de todo, pese a los resultados obtenidos en mi último viaje.


    El sol comenzaba a ponerse en el horizonte, y el clima se hacía mas agradable como para seguir caminando, no obstante no fui el único que se dio cuenta de ello y la afluencia de gente aumentó. El paisaje dejó de ser interesante para mi. Andar entre el gentío, chocando hombros con magos distraídos y estar evitando niños corriendo solo me ponía de mal humor, y nadie necesitaba eso ahora.


    Cruzaba un espacio abierto en ese momento y miré. Dos alamedas boscosas franqueaban un edificio de buena arquitectura, marcando una diferencia de los demás establecimientos aledaños; a veces me parecía curioso el ingenio de algunos empresarios, metiendo tanta cosa a una callejuela como aquélla, tan apretada y angosta, pero estaba hablando de personas que sabían sin lugar a dudas aprovechar la magia que corría por sus venas así que, realmente, no era tan sorprendente después de todo.


    Averigüé que el lugar era un museo. Interesante.


    Caminé hasta la entrada, bajando la capucha de mi capa y dejando ver mi despeinado cabello que solo hice para atrás de forma despreocupada. Subí la escalinata, y me adentré al recibidor. Ignoré el mostrador de información y me concentré en una pequeña cafetería que se escondía al fondo; pensé en pasar a tomar algo primero, pero decidí que me daba mas gana de recorrer el lugar yo solo, pese a que pude notar que un grupo para una visita guiada se estaba formando.


    Subí al primer piso después de solo tomar un folleto, pero al descubrir que se trataba de una exposición animal me seguí mejor hasta el segundo. El arte se me antojaba más, ya que tenía mas que comprobado lo mal que me iba con animales y, pese a ser un museo, aquéllos estaban "vivos", por lo que no quise andar por allí provocando accidentes pues era común que las bestias se ponían tensos y bravos con mi presencia.


    —Veamos, que tenemos aquí? —me concentré en el folleto, el cual mostraba un pequeño croquis de las exposiciones, buscando algo interesante por donde empezar.

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  16. No había dado ni cinco pasos cuando una voz chillona casi hace estallar mis tímpanos como una sirena muggle desafinada. Miré desconcertado alrededor hasta dar con Pantricia, quien no satisfecha con dejarme sordo también intentaba desnudarme jalando mis pantalones. Parecía angustiada, con el pánico reflejado en sus ojos y una risa inquietante que se escapaba de sus labios entre alaridos y erizaría el pellejo a cualquiera.


    —Por todos los infiernos, ¿a ti que es lo que te sucede? —pregunté, sin saber si debía apartarla con brusquedad, dormirla de un golpe o tratar con suma delicadeza de tranquilizarla. Pero no, definitivamente no me iba lo último. Lo más inquietante era lo que decía, que a pesar de no entender nada, el instinto me hacía tratar de verdad traducir cada una de sus palabras — Pero... espera ¿Khá?


    Era inútil.


    Afortunadamente el otro elfo doméstico de mi hermano llegó corriendo en mi ayuda... o en su ayuda. No sabía exactamente que pasaba con la elfina loca. ¿De donde sacaba Jeremy estas criaturas? Por fin Rambaldo se apiadó de mi y me explicó lo que pasaba, no pude menos que soltar una tremenda carcajada. Eso al parecer hizo a Pantricia reaccionar y dedicarme la más frías de las miradas; se limpió los mocos y se dio media vuelta indignada murmurando cosas ininteligibles.


    Intercambié miradas con Rambaldo —Los traeré de regreso, no te preocupes —asentí, dejando ver mi rostro mas serio y comprometido —. Esas catacumbas son legendarias, y por lo que sé, abarcan demasiado territorio y mucha magia... no me sorprendería que entrasen y salieran por algún otro lugar lejano. Cuba, tal vez —agregué, pensativo y divertido aún. Le miré de nuevo —. Ve a la cocina, que me preparen algo de comer para el camino... no pienso entrar allí con el estómago vacío. Y dile al hombre que vino conmigo que lo quiero en la entrada de las catacumbas en cinco minutos... vamos a ver en que líos están metidos esos Askar.



    @

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  17. Me inscribí hace meses y no pude pasarme por las tutorías, pero acá estoy de nuevo... listo y dispuesto c: no sabía si solo debía avisar o inscribirme de nuevo pero creo que es la misma cosa una y la otra, así que por eso vengo acá aún sabiendo que las probabilidades de que Hades me torture son muy altas (?

     

    Nick: Callum Goldstein

    Tutoría de Rol?: Si

    Tutoría de Duelo?: Si

     

    Yastá

    #QuieremeYaHades

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  18. Hola, vengo con varias peticiones de actualización de mi ficha :3

     

    1. Datos de personaje

     

    Dice así

     

     

    Nombre del Personaje:

    Callum Goldstein Evans-McGonagall
    Familia(s):
    * Evans McGonagall
    * Rambaldi
    Padre(s) Sanguíneo:
    Bel Evans McGonagall
    Sandor Goldstein**
    Padre(s) Adoptivos:
    Kamra Rambaldi
    Alessandra G. Delacour

     

    Lo quiero así

     

     

    Nombre del Personaje:

    Callum Askar Rambaldi
    Familia(s):
    * Askar
    * Rambaldi
    Padre(s) Sanguíneo:
    Kamra Rambaldi
    Sandor Goldstein**
    Padre(s) Adoptivos:
    Alessandra G. Delacour

     

    2. Links de bóvedas familiares, las cuales no tienen ningún link

     

    Que quede así

     

     

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Askar

    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Rambaldi

     

     

    3. Aún me queda un conocimiento por escoger y deseo Runas Antiguas

     

     

    Por el momento sería todo, gracias.

    *dejo chocolates*


  19. Relatividad, ese parecía ser el tema regente de este año. Todo era y, al mismo tiempo, nada. Un concepto se volvía una opinión, una creencia se volvía una hipótesis, una imagen se volvía una percepción... todo lo que veía, escuchaba, olía y tocaba tenía un trasfondo diferente; igual que el tiempo ahora. Allí, parado de nuevo frente a las verjas del refugio de mi familia tras un periodo de ausencia, me daba cuenta que los meses lejos del hogar me habían parecido una eternidad.


    Una eternidad para mí... quizás también para Jeremy y Rachel pero eso era demasiado pretencioso de mi parte dados los eventos que se habían suscitado en este periodo de tiempo. Mi prima ya era una mujer casada e imaginaba que estaría muy ocupada haciendo "cosas" con su esposo (en las cuales prefería no pensar, muchas gracias) en vez de extrañar al vago de su primo. En cuanto a mi hermano... ese tarado ya se había conseguido una novia (que los dioses la tengan en su misericordia), de modo que era la misma cosa. Para los demás, seguramente al entrar por la puerta y verme dirían "¿apoco estabas ausente?"... todo era relativo.


    Al final daba lo mismo porque estaba entusiasmado con volver. Las noticias que traía eran buenas y malas, dependiendo de la percepción de mi familia (para mi eran pésimas), pero ya no planeaba ir en busca de mas respuestas por lo que esta vez volvía a Inglaterra para quedarme.


    Una fuerte corriente de aire proveniente del noreste agitó mi capa y logró hacer que diese un paso adelante; la inercia hizo que mis pies siguieran hasta la puerta principal y la ansiedad por ver si mi familia estaba presente en el refugio en aquél momento la hizo abrir y hacerme entrar al fin. Eché una ojeada atrás, hacia los jardines que rodeaban el castillo, y por donde Jeremy Jr. había desaparecido apenas habíamos doblado el recodo de los terrenos; mientras que Brayan, el squib malacara que había acogido como sujeto multiusos se había mantenido a una distancia prudente a mi espalda.


    —Ya sabes que hacer —le indiqué, y sin hacer gesto alguno tomó su propio camino. El tipo hacía todo cuanto yo le pedía sin chistar y eso me agradaba; le había ofrecido protección, refugio, comida y satisfacer de vez en cuando su necesidad de alcohol a cambio de trabajo y obediencia cuando le encontré fuera de un establecimiento del Callejón Diagón en el que una tarde me había citado con alguien. Ni siquiera tuve la necesidad de usar un Imperius, el tipo no dudó en venir conmigo. Parecía aquélla una escena demasiado lejana ahora, pero antes de ponerme a pensar en ello regresé a los asuntos que ahora me urgían.


    Antes de cerrar la puerta uno de los elfos beduinos apareció ante mi haciendo una leve reverencia. Le di mi capa de viaje y él se deshizo de ella enseguida, mirándome como si esperara alguna orden de mi parte. Me fijé que a su mano izquierda le hacia falta un dedo.


    —Tu nombre...?


    —Samas, señor.


    Asentí, en aprobación.


    —Mi habitación...


    —Lista para su uso, y limpia... señor.


    Asentí de nuevo, y el aguardó... ¿qué más quería de mi?


    —Bien... eh... puedes anunciar mi llegada a la familia si es que están por aquí — me encaminé hacia el único lugar del que estaba seguro que conocía el camino: mis aposentos —Que me lleven un poco de comida si es que no hay nadie para la hora de comer, y hazme el favor de avisarme en caso contrario, gracias.


    Fue suficiente para que Samas desapareciera, y yo seguí mi camino con una ligera sonrisa en mis labios. Callum Askar estaba de vuelta en casa.

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  20. "En la taza se asienta mi botella

    como un enano que espera ganarse mis oraciones,

    bebo y toso como un idi.ota en una sinfonía,

    luz del sol y aves enloquecidas por todos lados

    el repiqueteo del teléfono hace saltar su sonido

    contra los pronósticos del mar atormentado;

    bebo profundamente e incluso ahora,

    bebo por el paraíso

    y la muerte

    y la mentira del amor."



    Desvíe la mirada del pequeño libro que tenía en manos hacia las puertas abiertas de la terraza. Leer al viejo Charles siempre me provocaba sed, y parecía hacer un buen día allá fuera para ello. Me levanté del cómodo sofá de mi habitación, y me acerqué hasta el balcón desperezándome en el camino; el aroma de los jardines reventó en mi olfato mientras trataba de encender un cigarrillo, mezclando el humo del tabaco con la fragancia de la naturaleza nocturna.


    Estimulado por mi antojo de alcohol, recordé que Jeremy me había invitado a una cantina que él había encontrado en el callejón Knockturn; parecía el perfecto plan para des afanarme de la pereza que me evocaba el día, y para poder divertirme un rato con mi hermano y las chicas. No entendí cómo se me había pasado, pero esperaba que ellos estuviesen más entretenidos que esperando mi llegada.


    Regresé adentro y me busqué la cazadora de piel para colocármela encima del jersey de los Murciélagos de Ballycastle; no era mi equipo favorito de quidditch, pero el murciélago escarlata que estampaba en el pecho del uniforme negro me parecía bastante genial. Me cambié los vaqueros por unos más limpios y oscuros, y tras calzarme las botas llamé a uno de los elfos para que me sirviera como medio de transporte.



    No me fue difícil ubicar la cantina; mi hermano había sido más que preciso en sus indicaciones, lo cual era algo un poco anormal. El cambio de entorno era profundamente notable pues definitivamente ya no estaba en un lugar bonito que evocaba "buenos" pensamientos, y al fijarme a lo largo de la barra y de las mesas, ubiqué a mi hermano en una de ellas acompañado por dos brujas que en definitiva no eran Rachel ni Cyrsse.


    Me acerqué, terminando de fumar mi cigarrillo, pero antes de que me dispusiera a encender otro me percaté de que una de las mujeres llevaba en sus brazos a un pequeño niño ¿Acaso era una broma? En instantes, y mientras terminaba de acercarme, varias imágenes de mi propia infancia llenaron mi mente; pareciera que no solamente mi padre tenía la mala costumbre de arrastrar a infantes a lugares como este.


    Pero lo importante ¿Qué hacía Jeremy con ellas?


    Llegué, y apagué la colilla del cigarro en la mesa —Hola hermano —le saludé primero a él, dirigiendo la mirada después hacia las brujas. La que se hallaba sentada junto a Jeremy tenía el cabello familiarmente rosa, y aunque me recordaba de algún lugar en ese instante no logré saber de donde. La otra, de cabello blanco y muy corto, era quien sostenía al pequeñuelo en brazos. Éste, por último, se me quedó mirando.


    —Buenas noches, señoritas —sonreí de manera afable, mientras me sacaba una de las golosinas que siempre llevaba en los bolsillos para quitarme el sabor del cigarro. Encontré una paleta de cajeta, y se la extendí al infante —Hola amiguito... ¿te gustan estos? —Acto seguido miré a Jeremy de nuevo —¿Es mal momento o...?



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  21. Habiendo saludado y felicitado a la matriarca, me dispuse a saludar mejor a los otros dos. Me acerqué a Hades y le extendí la mano —Hola Hades, me recuerdas de la gala ¿no? —no habíamos intercambiado muchas palabras entonces, por lo que no quise pretender que el mago me reconocía.


    Ya le había visto la cara a mi hermano cuando felicité a Rachel. Supuse que al tarado se le había pasado, y le iba a dar un golpe en forma de saludo cuando salió dispuesto a atender la puerta tan comedido después de que habían llamado a ella. Pensé en seguirlo para sacarlo de aquélla, además de que me daba curiosidad de quién mas había llegado.


    Era raro que llamaran a la puerta, pensando en que todos podían entrar como yo, así como "San Pedro por su casa" como decía el dicho. Pero obviamente ésta ya era mi casa.


    —Yo lo acompaño —avisé a Rachel y Hades, siguiendo a mi hermano hasta la puerta.


    Del otro lado del umbral estaba una joven bruja de cabello moreno y ojos grises. No la reconocí, pero llegué de un salto al lado de Jeremy dándole un zape — ¿Pero qué forma de preguntar son esas, hermano? —le reprendí, riéndome sin poder evitarlo. Entonces me dirigí a la bruja —Discúlpelo, papá lo dejo caer de cabeza de la cuna. Callum Askar, un placer —le extendí la mano —, seguro eres amiga de Rachel ¿no es así?




    @ @@Rachel Ravenclaw @Zoella @Hades Ragnarok

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  22. Hola, apenas me entero que tenía que pasarme por acá a dejar links

     

    Lugar Visitado: El Caldero Envenenado

    Participantes: Jeremy Barton, Louise, Rachel Ravenclaw...

    Fecha: 22 enero

    Link: http://www.harrylatino.org/topic/108989-el-caldero-envenenado-mm-b-92561/page-51?do=findComment&comment=5134993

     

     

     

     

    No he podido más porque tuve mucho trabajo la semana pasada y me he perdido bastante :c creo que me he perdido por tal motivo las asignaciones y ahora no sé como volver al rol... pero igual seguiré subiendo roles :3

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  23. Me quedé unos instantes contemplando la placa redonda con la estrella de ocho puntas de la entrada principal con un cúmulo de sensaciones alojándose en mi estómago. Se trataba de un momento clave en mi vida, por más despreocupado que me hubiese mostrado frente a Rachel cuando descubrí quien verdaderamente era ella y lo que representaría de ahora en adelante.


    Decirle "Hey, te he estado esperando por mucho tiempo ¿porqué demonios tardaste tanto? Me habrías ahorrado muchos sacrificios", o "eres la hija que mi padre siempre quiso obligarme a ser" no era del todo alentador. Seguramente el viejo se estaba retorciendo en su tumba, percatándose de que había muerto un poco antes de la llegada de la "gran promesa" de nuestro linaje. Un momento que él siempre esperó y del cual no paraba de hablar.


    Pero ya estaba cinco metros bajo tierra, y yo solo esperaba que se hundiera otros cinco más.


    Pese a ello, y en contraste, me sentía feliz y entusiasmado. La rigurosa y dolorosa existencia que mi padre me había hecho llevar desde mi nacimiento no habían hecho mella en mi orgullo y el amor que sentía por la sangre que corría en mis venas. Yo era un Askar, y siempre lo había llevado en alto; yo descendía de una élite guerrera, guardianes de los conocimientos más fantásticos de la tierra y con una genuina pureza de sangre.


    Una sonrisa satisfecha curvó mis labios, y di el primer paso dentro de la propiedad. Al ver los terrenos, cabía destacar que era una edificación magnífica la que se erigía en el centro de estos; era mejor que cualquier cosa que hubiese imaginado. Allí estaba, frente a mi, el icónico hogar del "Círculo de Ishtar" que alguna vez se había asentado en Egipto y había sido desmantelado tras la muerte de la última gran Maestre, Nibiru.


    Si, me sabía toda la historia; mi padre no se había guardado nada.


    El paisaje, el aire, el aroma, el aura antiguo y místico que rodeaba nuestro nuevo hogar... todo era perfecto. Un fénix de esperanza emergiendo de siglos de cenizas, marcando el inicio de una era anhelada y prometedora. Pero para mí representaba aún más que eso: el encuentro con mi familia. La consumación de mi maldita soledad, y la promesa de tener a mi lado a personas en quien podía confiar incluso mi vida, así como ellos a mi las suyas.


    —Hola, ¿llego muy tarde? —saludé, cuando por fin encontré a Rachel y Jeremy, acompañados por Hades. Posé la mirada en cada uno, con una sonrisa en mis labios hasta detenerme en el rostro de mi prima; me acerqué y la abracé — !Que magia la tuya!... Feliz cumpleaños, por cierto. —añadí, depositando un tierno beso en su mejilla.




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