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Wendolyn Maxwell

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Mensajes publicados por Wendolyn Maxwell

  1. kcQgsMr.png

     

    Mi visita a la Madriguera fue mucho más corta de lo que me hubiera gustado realmente. Aparte, no había podido disfrutar ni un segundo de la película “Casablanca”, asuntos más importantes reclamaban nuestra atención; el extraño comportamiento de los responsables de llevar a cabo la actividad era algo que debía ser atendido con prontitud, antes de que ocurriera algún tipo de accidente que se pudiera lamentar.

     

    Con un ligero estallido aparecí en los límites de terrenos de la mansión Gryffindor, lugar en el que suponíamos estaría la joven desaparecida, y giré la cabeza a ambos lados para observar mis acompañantes, @@Dennis Delacour, @ y @. Esperaba que alguna conociera la mansión, o sería bastante complicado encontrar a Kassandra debido a la enorme magnitud de la edificación.

     

    - ¿Listas para el mayor juego de las escondidas de toda su vida? - dije con una pequeña sonrisa-. Vamos, lo mejor será empezar a indagar.

     

    Sin más que decir, crucé el extenso sendero hasta la entrada principal, tal y como muchos otras personas habían hecho minutos antes, para iniciar nuestra búsqueda.

     

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  2. Al parecer, eran pocas las personas que buscaban un poco de diversión con los artículos de broma. La tienda llevaba un par de semanas sin mucha actividad comercial, esta era reanudada ocasionalmente por algún niño en edad escolar en busca de un objeto que le ayudara con una travesura para sus amigos o familiares. Pero a pesar de la ausencia de clientes, la tienda seguía tan bulliciosa y llena de actividad, y sobre todo de las sonoras carcajadas de mis queridos hermanos fantasmagóricos, James y Sirius, y yo.

     

    Cada tarde teníamos una sesión dedicada enteramente a planificar, elaborar y evaluar travesuras, y tal como se espera, las risas no faltaban. La tarde de hoy no había sigo la excepción, luego de planificar cuidadosamente una broma para el resto de nuestros hermanos y hacerles prometer que me traerían un sinfín de fotos con los resultados, los gemelos se marcharon a la Mansión Delacour para preparar el espectáculo, dejándome tras el mostrador y, como era de suponer, a cargo de la tienda.

     

    Minutos más tarde una joven de cabello oscuro entró en la tienda. Esperaba ver en ella al típico cliente sorprendido por la lluvia de burbujas o siendo víctima de nuestras escurridizas hadas, pero extrañamente no me encontré con nada de eso. Como si ya lo esterara realizó un simple movimiento de varita, dejando paralizadas a las pequeñas criaturas, y siguió su camino con total tranquilidad.

     

    - Buenas tardes, bienvenida al Moco de Troll- dije reconociendo a la tía Saori.- Eso fue increíble, es la primera persona que veo que no cae en sus trampas. ¿En qué puedo ayudarla?- Pregunté mientras con un giro de la varita removía el encantamiento de las hadas.

     

    @

  3. ¡Ya estoy aquí! :D

     

    Hola Familia hermosa. Ya van como unos quince días desde mi registro, pero quisiera decir que obviamente me encantaría seguir en la familia. Y como una joven muy juiciosa pondré la ficha para probarlo.

     

    Nick: Wendolyn Maxwell

    Familia Sanguínea o Adoptiva: Sanguinea

    Hijo/ahijado/sobrino/primos de quién: Hija de la bella y mordelona Alessandra G. Delacour

    Generación: Cuarta Generación.

     

    Bien, lo que sigue.... @@Mia Zoeh ¡Hermanita! *La abrazo y lleno de amor* :love: :love: Que alegría verte aquí +u+ como ya dijeron todos los demás por allá arriba, eres más que bienvenida a la familia. Por ahora te espero en la mansión, hay que divertirnos con la tía Dennis ¬u¬

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  4. Llevaba ya un rato practicando el encantamiento de cambio de color y, por el momento, estaba contenta con lo que había logrado, pero sentía que era algo muy sencillo; ya comenzaba a aburrirme de tan solo encantar los objetos uno por uno. Aun no me atrevía a realizar el encantamiento sobre más de un objeto al mismo tiempo, no sabía si resultaría efectivo. Tenía serias dudas con respecto a eso.

     

    Pero al parecer no era la única con ese tipo de preguntas rondando por la mente. Escuché como Heberth se acercaba a la profesora Evans para preguntar sobre si era posible la movilización de varios soldaditos, y la respuesta dada fue más que suficiente para disipar no solo sus dudas, sino también las mías.

     

    Observé las esferas durante un segundo, lo mejor era intentarlo ahora que estábamos practicando. Apunté al conjunto de esferas canalicé la magia a través de la varita y me concentre para que cambiaran sus colores una vez más. En menos de un instante todas presentaban un color azul Prusia con una línea gruesa en medio de color amarillo. Sonreí al ver este cambio y durante la siguiente hora seguí experimentando con diversas formas y colores.

     

    Esferas verdes con franjas plateadas, violetas con puntitos celestes, rojas con leones dorados… Ahora si me estaba divirtiendo al crear estos diseños.

     

    El chasquido de los dedos de Bel hizo que dejara mi forma de entretenimiento a un lado. Al parecer tendríamos que viajar para nuestra siguiente asignación y nuestro medio de transporte sería nada más ni nada menos que un armario evanescente. Nunca había viajado en uno, pero tenía entendido de que eran objetos muy caprichosos. A pesar de eso no dude ni un segundo en entrar.

     

    - ¡Auch! Ese es mi pie, Heb.- Susurré al sentir un pisotón sobre mis dedos.

     

    Una vez todos dentro del armario la profesora realizó el hechizo que nos llevaría a nuestro destino, pero, para horror de todos, al hacerlo grandes llamaradas salieron de su varita y terminamos siendo expulsados violentamente del armario. Con un quejido y el brazo adolorido, después de un aterrizaje forzoso sobre este, observé como las llamas consumían lentamente el armario. No me explicaba como aquello pudo haber salido tan mal.

     

    Bueno, este no era el momento para averiguarlo. Debíamos enfocarnos en nuestra próxima tarea. Observé las piezas de la armadura y la viga en el techo que señalaba Bel. En teoría, lo que nos proponía hacer al Evans no era tan difícil, lo complicado era canalizar toda esa magia en conjunto para que no se cometieran errores.

     

    Quien tomó la iniciativa fue Dennis. Rápidamente hizo que levitaran las piezas a unos pocos centímetros del suelo y procedió a explicarnos el plan. Asentí para demostrar mi acuerdo con lo planteado y alcé la varita hacia los objetos metálicos.

     

    Fruncí ligeramente el ceño al concentrarme en enfocar mi objetivo, esta vez eran muchos más objetos que en la práctica anterior y de tamaños muy variables.- Colovaria.- De a poco cada una de las piezas se tornó de un plateado brillante, nada que ver con ese tono opaco de tenía hace unos segundos.

     

    @ @@Dennis Delacour @@heberth portillo

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  5. Luego de terminar la exposición de las infinitas razones para tomar esta clase y que la profesora validara y agradeciera cada una de ellas, se decidió que esa hora de pasar a la parte divertida de esta lección, que según mi criterio era la parte práctica. Bel buscó por unos segundos en su bolsillo hasta sacar tres pergaminos cuidadosamente doblados para que no se viera su contenido y los dejó sobre el escritorio. Cada uno de ellos contenía un encantamiento que debíamos realizar.

     

    Mi hermano se apresuró a tomar uno de los pergaminos sin dejarnos tiempo a Dennis o a mí de terminar de procesar la información proporcionada por Bel y se dirigió a su puesto de trabajo totalmente concentrado en su tarea. Aquello era tan típico en él que solo atiné a sonreír, sobre todo después de escuchar el comentario de mi tía ante su comportamiento.

     

    - Dudo que te escuche.- Murmuré divertida mientras que con un ligero encogimiento de hombros me acercaba al escritorio para tomar el último pergamino que quedaba, justo el del centro.

     

    Al abrirlo descubrí que el encantamiento que debía practicar sería el de cambio de color. Había leído sobre él hace ya mucho tiempo en un libro especializado en la materia, pero no recordaba exactamente alguna ocasión en que lo utilizara o en que viera a un mago o bruja ponerlo en acción por lo tanto no pude evitar sentir un ligero retortijón en el estómago ante los nervios de fallar en algo tan simple.

     

    Tratando de apartar aquello de mi mente, me coloqué en el área designada para la práctica del encantamiento y observé los peluquines de color rosa chicle y pequeñas esferas blancas y negras a las cuales debía cambiar. Decidí que lo mejor era comenzar por los peluquines por lo que, después de sacar la varita, apunté al más cercano concentrándome en visualizar el objeto del color deseado.

     

    -Colovaria.- De inmediato el peluquín se tornó de un rojo carmín muy intenso. Sonreí ante mi acierto, no había sido para nada difícil. Con un poco más de confianza realicé el encantamiento al menos unas seis veces más con otro peluquín y en varias esferas hasta haber cambiado de color cada uno de los objetos por lo menos una vez.

     

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  6. Le sonreí al joven por su amable comentario hacia mi persona. Si ese era el trato habitual para los clientes no me extrañaría que, de un momento a otro, esto se llenada de personas con una gran preferencia hacia este local dedicado a la venta de pociones. Ahora con el permiso del pelirrojo me senté en la libertad de pasear por el local y curiosear los objetos que allí exhibían sin ningún tipo de pena.

     

    Observé detenidamente cada frasco expuesto en la gran estantería tras el mostrador, cada uno con una planta distinta o con sustancias de llamativos colores, que a pesar de encontrarse cerrados despedían ligeros aromas que se entremezclaban en el aire y producían un ligero picor en mi nariz. Presioné ligeramente ambas aletas de la nariz entre los dedos pulgar e índice para aliviar aquella pequeña molestia, lo último que quería era empezar una ronda de estornudos.

     

    En cuanto el caballero realizó su siguiente comentario con respecto al servicio de té, giré la cabeza en su dirección para prestarle atención. En sus manos tenía un frasco en cuyo interior se veía claramente un tipo de planta que no supe reconocer hasta que la nombró. Por un segundo sentí que podía notarse a leguas que la herbolaria no era uno de mis fuertes.

     

    - Suena bien, me gustaría una taza de eso.- Tal vez fuera buena idea beber un poco de té, sobre todo si este tenía tales propiedades. No es que tuviera miles de cosas rondando por mi mente que causaran tal malestar, el estrés era algo que difícilmente se cernía en mis pensamientos, pero ya que estaba aquí debía aprovechar tal oportunidad.

     

    Entre tantas cosas el joven terminó acusándose de maleducado al no presentarse, a lo cual hice un gesto con la mano para restarle importancia a ese hecho.

     

    -Tranquilo… Un gusto, Alexander. Mi nombre es Wendolyn M. Delacour.- Le tendí la mano al chico frente a mí a modo de saludo.- Aparte de la albahaca morada, ¿qué otra cosa recomienda en esta mañana?- Pregunté mirando con curiosidad el estante.

     

    @@Alexander Fox

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  7. Aún era temprano, el sol apenas calentaba la fría mañana y el callejón de a poco se llenaba con el ruido y alboroto de sus compradores habituales. A pesar de la hora ya me encontraba recorriendo la adoquinada calle sin rumbo fijo. No había podido dormir durante toda la noche, y la perspectiva de quedarme encerrada en casa me ponía enferma, por lo que apenas los rayos del sol se filtraron por la ventana de mi habitación partí rumbo al Callejón Diagon.

     

    Me acomodé la chaqueta para que me protegiera del frio mientras continuaba mi recorrido. Tal vez fuera a la tienda de bromas familiar a saludar a los gemelos… No, seguramente me convertiría en víctima de sus bromas al “despertarlos” tan temprano. Otra opción era el ir al museo, pero tampoco me apetecía pasar la mañana entre cuadros que solo hablaban de ellos.

     

    Tan distraída estaba en mis pensamientos que no me di cuenta de cómo llegué frente a aquel lugar hasta que el olor a limón y menta me trajo al presente. Observé la fachada de ladrillos y grandes ventanales que dejaban ver el interior del local. Alcé la mirada, sobre el techo rojo un letrero rezaba “Bótica Lockhart” en grandes letras doradas. Por lógica era más que obvio que venderían material de pociones, un conocimiento con el cual aún tenía ligeras dificultades.

     

    Bueno, si algo me había llevado hasta ese lugar lo mejor era entrar. Tal vez encontrara algo interesando allí dentro. Empujé suavemente la puerta y el dulce sonido de la campanilla delató mi presencia a un joven pelirrojo que apenas puse un pie dentro se acercó con una ligera sonrisa.

     

    - Buenos días, gracias.- Respondí con una sonrisa.- Disculpe, pasaba por aquí y me ha dado curiosidad el local.- Dije mientras me dedicaba a observar algunos de los frascos sobre los estantes.

     

    @@Alexander Fox

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  8. -Nombre de la Bóveda: Bóveda de Wendolyn Maxwell

    -Link a la Bóveda Personal: 111197

    -Trámite a Realizar: Cambios generales y agregado de familia y bóveda familiar

     

    Bóveda de Wendolyn M. Delacour Rambaldi

     

    1.- Link al tópico de su ficha de personaje: Ficha de Wendolyn

     

     

    2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el usuario: --

     

     

    3.- Link del tópico de registro de sus familias

     

     

    4.- Link a las bóvedas de sus familias:

     

     

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  9. Buenas Noches. Quisiera realizar algunos cambios en la ficha.

     

    Dice:

    Nombre del Personaje: Wendolyn Myrddin Rambaldi

     

    Debe decir:

    Nombre del Personaje: Wendolyn M. Delacour Rambaldi

     

     

     

    Dice:

    * Familia 1: Myrddin

     

    Debe decir:

    * Familia 1: Delacour

     

     

    Dice:

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Familia Myrddin

    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Familia Rambaldi

     

    Debe decir:

    Link a Bóveda Familiar 1: Bóveda Delacour

    Link a Bóveda Familiar 2: Bóveda Rambaldi

     

     

     

    Historia: La joven bruja nació una cálida tarde de verano del 7 de junio, en una pequeña casa de madera a las afueras de New York, propiedad del joven mago William Maxwell. Aunque las cosas no eran totalmente felices con la llegada de joven criatura; con apenas unas horas de nacida la pequeña Wen ya presentaba serias complicaciones de salud que amenazaban con arrebatarle su corta vida, por lo que durante sus primeros meses se vería atendida por todo tipo de medimagos, chamanes y curanderos que buscaran una solución a su extraña enfermedad, sin mayor éxito que detener el avance por unos pocos años más.

     

    Debido a que distintas obligaciones reclamaban a su madre Alessandra en Londres, esta tuvo que partir dejando a la pequeña bajo la tutela de su padre, quien durante años la llenaría de mimos y atenciones al ser su única hija. Gran parte de su infancia estuvo recluida en aquella casita sin poder hacer uso de su magia, la más mínima muestra de magia, así fuera accidental, tan común en niños pequeños, la dejaba completamente agotada y como consecuencia terminaba una semana guardando reposo en cama. Su padre frustrado al ver como su pequeña de nueve años sufría sin poder llevar una vida como bruja, decidió recurrir a magia oscura y antigua para que le diera vitalidad; pero como todo trato con este tipo de magia, se debería pagar un alto precio.

     

    Con el paso de los años la salud de Wendolyn se fortaleció hasta poder permitirle realizar hechizos sencillos y explorar el mundo fuera de las cuatro paredes de su hogar sin sufrir ninguna consecuencia. Ahora podría cumplir su sueño de estudiar en Ilvermorny y llevar una vida normal en el mundo mágico. Al mismo tiempo su padre empezó a debilitarse sin razón aparente hasta el día de su inevitable fallecimiento. Aquello fue un golpe muy duro para la joven, quien en plena adolescencia se había quedado sin la única persona que la cuidó durante todo ese tiempo. Sin ningún otro familiar en el continente, viajó a Londres donde le esperaba su madre.

     

    Durante todos esos años que se mantuvieron separadas, habían mantenido una larga comunicación a través de la correspondencia por lo que no se sorprendió al saber que tenía más familia de la podría pensar, puesto que por sus venas corría sangre Delacour y estaba emparentada con los Rambaldi. Lo que sí la dejó sorprendida fue el descubrir que descendía de magos tan poderosos como Merlín, ese tipo de imformación era tan delicada que no podría relatarse por medio de una carta. Entusiasmada por el comienzo de esta nueva etapa, empezó a recolectar toda la información que pudo sobre el pasado de su familia en la biblioteca del castillo Myrddin hasta el momento su clausura meses después.

     

    Por ahora no se sabe exactamente qué le deparará el futuro a la joven hechicera, solo se puede imaginar que será una gran aventura.

     

    Eso es todo, muchas gracias.

  10. Ver que compartiría una vez más una clase con mi hermano y con mi tía hizo que una ligera sonrisa asomara en mis labios. Al parecer éramos el inseparable trío Delacour, siempre juntos ante cualquier evento de gran importancia en nuestras vidas.

     

    Con los saludos ya terminados, Bel se dio a la tarea de ponernos al corriente, el profesor titular se encontraba incapacitado para atender el curso, por lo tanto ella se encargaría de impartir la clase. Aquello no estaba nada mal, quizás hasta era una suerte aquel cambio. Tenía entendido que la Evans era, por mucho, una de las mejores brujas de la época. Tenerla como profesora sería una gran oportunidad que no dudaría en aprovechar al máximo.

     

    En cuanto la profesora Evans realizó una pequeña pregunta para entrar en materia, mis compañeros se encargaron de responder con prontitud, Dennis en primer lugar seguida muy de cerca por Heb. Yo en cambio me tome mi tiempo para responder. Decir exactamente porqué escogí la asignatura de Encantamientos era algo que no me animaba. De todas maneras largue un suspiro antes de responder con total sinceridad.

     

    - Mi razón es la simple búsqueda de conocimiento. El saber algo tan esencial como el dominio de los encantamientos me llevará a crecer como hechicera. Pienso, y tal como mi compañera ha dicho, que los encantamientos las bases en la construcción del futuro de un buen mago.- Me encogí de hombros antes de continuar.- Di lo mejor de mi durante mi etapa escolar en Hogwarts y salí bastante bien, no voy a negar que muchas cosas me fueron difíciles de realizar pero pude aprender mucho de mis dificultades. Yo solo espero que este curso me dé el conocimiento necesario para lograr mis objetivos.

     

    Observé a los presentes uno por uno, esperaba que mi respuesta fuera más suficiente.

     

    @ @@Dennis Delacour @@heberth portillo

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  11. ¡Holaa! Buenas tardes. ¿Cómo están? Por cosas del destino vengo a solicitar el ingreso a la familia.

     

    Ficha de inscripción:

    Ficha: 111182
    Bóveda: 111197
    Sanguínea o Adoptiva: Sanguínea

    Mascotas u elfos domésticos: Aún no u-u
    ¿Por qué quieres pertenecer a esta familia? Ale me lo ha pedido de una forma muy convincente e-e ... Y se ve que es una familia interesante.
    ¿Con quién quieres tener alguna clase de parentesco y cuál? Pues obvio que mi madre sigue siendo @ (Si, con etiqueta y todo para que veas)

     

    Bueno, creo que eso es todo... espero ansiosa su respuesta.

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  12. Calor. Justo cuando piensas en eso, y más en esta época del año, te vienen a la mente un sinfín de actividades que puedes realizar al aire libre, desde ir al parque con amigos hasta realizar un viaje a la costa y disfrutar de la inmensidad del mar. Piensas también que ahora vas a poder deshacerte de ese montón de ropa que traías encima y lucir lindos atuendos un poco más ligeros de tela.

     

    Cuando yo pensaba en esa palabra, en este contexto veraniego, lo primero que venía a mi mente era la sensación de incomodidad que traía consigo, y de inmediato las pocas ganas que tenía de salir de mi hogar se evaporaban como un charco de agua en una calle bajo el inclemente sol. El único punto bueno de este clima cálido era que podría comer cuanto helado quisiera (justo como en ese momento) y nadie podría decir nada al respecto. Aparte de eso, los próximos meses serían un tormento para mí hasta que el frío haga acto de aparición en una muy lejana estación.

     

    Pero la vida debe continuar. No podía quedarme encerrada en casa durante los próximos meses, tenía otras responsabilidades las cuales no me eran posibles evadir.

     

    Saboreando una última cucharada de helado de vainilla, miré el reloj colgado en la pared de mi habitación, apenas eran las once de la mañana. Tenía justo una hora para alistarme y llegar a la universidad. No podía darme el lujo de llegar tarde como lo hacía en mi época escolar en Hogwarts, esa era una de las cosas que quería corregir con el paso del tiempo. Dejé el bol vacío en la mesita junto al sillón, (ya Acacio se encargaría de llevárselo más tarde) y me levanté rumbo al armario para seleccionar el atuendo del día de hoy. Tomé una típica camiseta negra, unos jeans holgados y mis zapatos converse antes de dirigirme a la ducha.

     

    Cuarenta y cinco minutos después recorría los pasillos de la universidad en busca del salón 412, lugar donde se impartiría la clase de Encantamientos a la cual estaba inscrita. Debía admitir que la magnitud de las instalaciones me dejaba sorprendida. Fácilmente podría uno perderse, aunque dar con el aula no fue tan difícil. Apenas puse un pie dentro del aula me di cuenta de que tanto mi hermano como mi tía se encontraban en medio de la habitación charlando alegremente con alguien a quien reconocí como la directora del cuartel de aurores Bel Evans.

     

    -Buenas… Qué alegría encontrarlos aquí.- Dije con una ligera sonrisa al acercarme.- ¿Saben exactamente quién es el profesor?- Pregunté observando por un segundo la puerta.

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  13. ¿De verdad tenía que ir? ¿Mi presencia era realmente necesaria en esa fiesta? Miré la invitación a la pool party una vez más mientras balanceaba mi peso de un pie a otro y meditaba la respuesta a esas interrogantes. Si, obviamente mi hermano me estaría esperando para celebrar juntos nuestra graduación. No podía decepcionarle aunque me pareciera un poco exagerado. Aparte, si no acudía, mi madre era muy capaz de aparecer y llevarme a rastras hasta el hotel, y justo detrás de ella estaría mi tía Dennis diciendo que debería salir a festejar tal acontecimiento con la familia y amigos.

     

    Dejé la carta caer sobre el sillón donde me encontraba sentada minutos antes de recibir la invitación y con un suspiro me adentré en el pequeño armario para cambiar mis ropajes por algo más apropiado. Esta vez utilizaría una franela de color azul y unos jeans oscuros junto con mis tennis desgastados. Dando un ligero toque de varita oscurecí los cristales de mis lentes para que asemejaran a unos de sol y tomé mi mochila. Con todo listo desaparecí rumbo al hotel.

     

    Apenas mis pies tocaron el suelo comencé mi andar sin siquiera detenerme para verificar si me encontraba en el lugar correcto. En el lobby mi hermanito daba la bienvenida a los invitados con aquella calidez tan característica de él. Me acerque por detrás sin hacer ruido mientras le hablaba a su elfina Bela.

     

    - Felicidades hermanito, no pensé que lograrías graduarte con nosotras. Creo que te debo un galeón.- Dije con una sonrisa burlona.- Veo que se destacaron al planificar la fiesta.

     

    Todo estaba exquisitamente decorado, se notaba que la realización de este tipo de eventos era el punto fuerte de los trabajadores del hotel.

     

    @@heberth portillo

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  14. La exposición iba de maravilla. Por los comentarios que captaba a mi alrededor, todos estaban encantados con la exhibición de estas obras maestras traídas de tierras francesas. Bueno, a decir verdad no solo con eso, sino también con la orquesta y los deliciosos refrigerios de los cuales se había encargado mi tía de mandar a traer para tan esplendida ocasión.

     

    Estaba esperando a que la joven de cabello azul a mi lado se presentara cuando escuché que alguien entre la multitud decía mi nombre. Curiosa alcé la mirada para ver de dónde provenía tal llamado, y enorme fue mi sorpresa al ver a mi compañera del Departamento de Accidentes acercarse hasta donde nos encontrábamos reunidas.

     

    La había invitado a la exposición de arte francés, pero dudaba mucho que fuera a venir. Tenía entendido que este tipo de eventos, muy elegantes y llenos de tantas personas, no era exactamente de su agrado, por lo que verla allí con su cabello trenzado y un deslumbrante vestido de encaje negro, hizo que una sonrisa apareciera en mi rostro y que, aparte, mi corazón diera un pequeño brinco y comenzara a ir a cien por hora. Seguramente se debía a la sorpresa, o al menos quería atribuírselo.

     

    - ¡Rhaella! Está bien, lo importante es que llegaste.- Hice un ligero ademan con la mano para restarle importancia.- Por Merlín, luces bellísima.- Le guiñe un ojo con una ligera sonrisa antes de girarme hacia mi tía quien ya se había adelantado un poco.- Linda, te presento a Dennis, ella es la principal organizadora de este evento. Tía, espero que recuerdes a Rhaella. Estudiaba en Hogwarts con nosotras.- Luego me gire para ver a la peli azul.- Y esta señorita de aquí… Eh… Bueno, lamento decir que aun no le conozco el nombre.- Ladee la cabeza un poco apenada al no poder hacer las presentaciones como correspondía al no conocer aquella información.

     

     

    - De verdad agradezco que vinieras. Si quieres podemos dar un recorrido por la galería y te muestro algunas de las obras que tenemos.- Dije regresando mi atención a la chica de ojos esmeraldas.

     

    @@Rhaella Triviani @@Dennis Delacour @@Ania Evans Weasley

  15. Las horas pasaron mucho más rápido de lo que pensé, la luz que entraba por la ventana de mi habitación iba desapareciendo hasta dejarlo todo a oscuras, cuando me quise dar cuenta faltaban cuarenta y cinco minutos para la apertura de la exposición. No podía darme el lujo de llegar tarde o mi tía me mataría, pero es que cuando te diviertes, medir el tiempo no se vuelve una de tus prioridades. Apague aquella consola muggle (no sin antes guardar el progreso) y la dejé en la mesita junto al sillón.

     

    Al levantarme solté un bostezo mientras estiraba los músculos. Quedarse sentada por un par de horas podía dejar el cuerpo algo agarrotado. Con un ligero movimiento de varita encendí las luces de la habitación y me dispuse a prepararme para tan importante noche.

     

    En el armario no tenía muchas cosas que se consideraran elegantes. Igual no me daría mala vida, por lo que me vestí con algo cómodo pero que aún puede utilizarse en un evento de tal magnitud: una camisa azul de mangas largas, un pantalón negro y mis muy queridas botas. Recogí mi cabello en una coleta alta y apenas me puse un par de anillos como accesorios.

     

    - Acacio.- Llamé y el elfo familiar apareció en menos de un segundo, con una exagerada reverencia, dispuesto a cumplir mis órdenes.- Llévame al museo, por favor.- Le dediqué una sonrisa amable a la criatura mientras tomaba su mano, y un instante estabamos frente al museo.- Muchas gracias, te llamaré si es necesario.- Con otra reverencia el elfo desapareció.

     

    Mi tía había hecho un gran trabajo repartiendo las invitaciones, el lugar estaba bastante concurrido. Hice una ligera mueca de incomodidad, estar en lugares rodeada de tantas personas no era algo de mi preferencia, aun así debía presentarme. Aparte no quería perderme de esta gran noche.

     

    Sinceramente la velada estaba saliendo mucho mejor de lo que esperaba, y eso que mis expectativas eran muy altas. La música, la comida y el arte visual se unían en un maravilloso festival de sensaciones. Reí ligeramente para mí al ver como Luis XIV, en su retrato, aclamaba ser descendiente del mismísimo Apolo a un par de invitados. A unos pocos metros de allí divisé a mi tía junto a otra joven a la cual no conocía, y me apresure a llegar a su lado.

     

    - Buenas noches, señoritas. Te ves muy bien Dennis, muy hermosa.- Sonreí mientras le guiñaba un ojo para luego centrar mi atención en la peli azul.- Wendolyn Myrddin Rambaldi a su servicio señorita...- Tomé su mano con delicadeza esperando a que se presentara antes de continuar.- Espero que esté disfrutando de esta noche.

     

    @@Dennis Delacour @@Ania Evans Weasley

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  16. Nota mental: Hacer ruido al caminar para que las personas noten que me voy acercando. Ya era como la tercera nota que ponía y siempre se me olvidaba. Sonreí divertida cuando Dennis giró a verme solo después de que le hable. Si, era cierto que por lo general hacía tanto ruido al caminar como una hormiga, pero ella cuando se concentraba en una cosa se olvidaba de todo lo demás. La podía entender perfectamente, a todos nos pasa en algún momento.

     

    - Muchas gracias, hice lo que pude.- Sonreí girando la cabeza para ver por sobre el hombro el lugar de donde venía. Realmente no fue tan difícil una vez que la idea estaba eh mi cabeza.- ¿Aperitivos? Oh que bien.- Esperaba que llevaran de esos pequeños sándwiches con rellenos variados, o brownies con nueces, o mis favoritas, tartas de limón. Mi mente divagó por unos segundos en los diferentes platillos que tal vez pusieran a nuestra disposición haciendo que, como era común cada vez que pensaba en comida, me perdiera en la conversación.

     

    - Disculpa... ¿Impecables?- Arqueé la ceja derecha mientras miraba a mi tía ligeramente apenada por no atender a lo que decía. De todas maneras pude captar el sentido del mensaje.

     

    Aún faltaban unas tres horas para la apertura, por lo que tenía mucho tiempo de sobra, alistarme no me llevaría más de cuarenta y cinco minutos, una hora si me distraía al pensar en la inmortalidad del cangrejo. Claro que tal vez a ella le llevara muchísimo más tiempo arreglarse y por eso el margen de tiempo tan largo. Pero lo que me llamó la atención era ese asunto que tenía mi hermanito, esperaba que no fuera nada grave. Me encogí de hombros y seguí a Dennis hasta la salida.

     

    - Vale, nos vemos a la noche entonces.-Me despedí con un corto y rápido abrazo antes de salir de la galería.

     

    @@Dennis Delacour

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  17. Nota mental: Hacer ruido al caminar para que las personas noten que me voy acercando. Ya era como la tercera nota que ponía y siempre se me olvidaba. Sonreí divertida cuando Dennis giró a verme solo después de que le hable. Si, era cierto que por lo general hacía tanto ruido al caminar como una hormiga, pero ella cuando se concentraba en una cosa se olvidaba de todo lo demás. La podía entender perfectamente, a todos nos pasa en algún momento.

     

    - Muchas gracias, hice lo que pude.- Sonreí girando la cabeza para ver por sobre el hombro el lugar de donde venía. Realmente no fue tan difícil una vez que la idea estaba eh mi cabeza.- ¿Aperitivos? Oh que bien.- Esperaba que llevaran de esos pequeños sándwiches con rellenos variados, o brownies con nueces, o mis favoritas, tartas de limón. Mi mente divagó por unos segundos en los diferentes platillos que tal vez pusieran a nuestra disposición haciendo que, como era común cada vez que pensaba en comida, me perdiera en la conversación.

     

    - Disculpa... ¿Impecables?- Arqueé la ceja derecha mientras miraba a mi tía ligeramente apenada por no atender a lo que decía. De todas maneras pude captar el sentido del mensaje.

     

    Aún faltaban unas tres horas para la apertura, por lo que tenía mucho tiempo de sobra, alistarme no me llevaría más de cuarenta y cinco minutos, una hora si me distraía al pensar en la inmortalidad del cangrejo. Claro que tal vez a ella le llevara muchísimo más tiempo arreglarse y por eso el margen de tiempo tan largo. Pero lo que me llamó la atención era ese asunto que tenía mi hermanito, esperaba que no fuera nada grave. Me encogí de hombros y seguí a Dennis hasta la salida.

     

    - Vale, nos vemos a la noche entonces.-Me despedí con un corto y rápido abrazo antes de salir de la galería.

     

    @@Dennis Delacour

  18. Ya habían pasado unas cuantas semanas desde aquella reunión sorpresiva en la pequeña oficina del museo. La idea de hacer una exhibición que reuniera distintas obras francesas de a poco había tomado forma hasta llegar a ser una realidad. Claro que todo eso se debía al esfuerzo y a las horas de trabajo que mi hermano Heberth, Dennis, y yo, realizamos para poder llevar a cabo tan ambiciosa muestra. No había sido fácil que nos prestaran algunas de las obras más famosas de aquel país, y mucho menos encantarlas para que se movieran y hablaran con los espectadores.

     

    En ese momento me encontraba chequeando que todo estuviera organizado en la sección dedicada a la época donde Luis XIV reinaba Francia. Si quería que todo saliera como se planeaba, se debía tener todo en su sitio para que las obras destacaran cada una a su manera, y así el espectador, en su recorrido, observara cómodamente y se pudiera adentrar a la época barroca.

     

    Había una gran variedad de cuadros para todos los gustos, desde obras como El rapto de las Sabinas, Puerto al amanecer, hasta La comida de Campesinos. Sonreí al llegar ante el retrato de Luis XIV pintado por Hyacinthe Rigaud. Sin duda alguna era uno de mis favoritos. Justo esta la habíamos puesto en el medio de la sala para que lo primero que se viera al entrar fuera al Rey Sol en todo su esplendor. Pero no solamente contábamos con cuadros, también había unas cuantas esculturas dispuestas estratégicamente por toda la sala. Una de las más chistosas (al menos para mi) era el busto del Rey Sol, que de vez en cuando chasqueaba la lengua o se daba aires de importancia cada que uno pasaba frente a él.

     

    Me encaminé a las otras secciones dedicadas a distintas épocas del arte francés para asegurarme de que todo marchara a la perfección. De esta área se habían encargado mi hermanito y mi tía, por lo que me asombre ligeramente al ver la perfecta disposición de toda la colección.

     

    -Se han destacado aquí.-Dije con una sonrisa mientras me detenía a admirar Paseo con sombrilla.- Ya está todo listo, ¿ya es hora de abrir al público?- Miré a Dennis mientras me cruzaba de brazos con una ligera sonrisa.

     

    @@Dennis Delacour @@heberth portillo

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  19. Sonreí ante la respuesta de Djvash, esperar no era uno de mis mayores fuertes. Podría ser paciente en ocasiones, pero cuando se trataba de esperar por algo o por alguien la cosa cambiaba radicalmente. Me aburría muy rápidamente lo cual me hacía irritable. Gracias a Merlín que mi compañera como aprendiz llegaba, la espera no fue tan larga.

     

    La joven Triviani estaba un poco agitada, por lo que deduje que venía caminando lo más rápido que podía. Conocía muy bien esa sensación de llegar tarde, anterior mente era muy común en mí. Así que posé suavemente una mano en su hombro, esperando que no se incomodara, y le dediqué una pequeña sonrisa.

     

    -Tranquila, no pasa nada.- Dije antes de centrar mi atención en el joven a cargo de nosotras y seguirlo a la entrada de la mansión.

     

    Tras tocar, un elfo abrió la puerta por lo que mi compañero nos presentó como funcionarios del ministerio. Acto seguido, una joven castaña, que supuse era la dueña de tan bello lugar, nos hacía pasar a la sala y ofrecía algún bocadillo mientras esperábamos, a lo cual negué ligeramente con la cabeza.

     

    -Muchas gracias, pero apetezco nada.- Susurre con una ligera sonrisa a modo de disculpa. No quería ser maleducada al rechazarlo.

     

    @@djvash Asturias @@Rhaella Triviani @@Shena Cindy de Ryvak M. @

  20. 2gURm31.png

     

    Una lechuza había llegado junto con un mensaje de @@djvash Asturias, requería mi presencia para el registro de una criatura a nombre de @. Sonreí ante eso, después de varios días como miembro del departamento de criaturas por fin podría ir a un “trabajo de campo”. No es que el papeleo me molestara, pero no era tan divertido como eso.

     

    Se suponía que para la ocasión debía ir presentable, por lo no podía vestir alguna de las camisetas de siempre. No me complique tanto la existencia y elegí algo cómodo sin llegar a ser informal: una franela azul de mangas largas y un pantalón negro.

     

    Como aún no tenía ningún tipo de licencia le pedí a Acacio, uno de los elfos familiares, que me llevara a la mansión Tonks. En el lugar ya se encontraba el joven djvash esperando, por lo que me acerqué con una sonrisa.

     

    -Buen día. ¿Qué haremos exactamente?.- Pregunté observando con atención los terrenos, se me hacía raro no ver a @@Rhaella Triviani aún.

     

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  21. -Nombre de la Bóveda: Bóveda de Wendolyn Maxwell

    -Link a la Bóveda Personal: 111197

    -Trámite a Realizar: Cambios generales y agregado de una bóveda familiar

    Bóveda de Wendolyn M. Myrddin Rambaldi

    1.- Link al tópico de su ficha de personaje: Ficha de Wendolyn

     

     

    2.- Link de las bóvedas de negocios que posea el usuario: --

     

     

    3.- Link del tópico de registro de sus familias

     

     

     

    4.- Link a las bóvedas de sus familias:

     

     

     

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  22. http://i.imgur.com/aYTv1JH.png

     

    Departamento de Criaturas Mágicas

     

    Después de solucionar el problema de la plaga de gorros rojos en la mansión Weasley había ido al Ministerio a asegurarse que el departamento de criaturas no fuera a inmiscuirse en ese asunto. Sabía que era su deber como funcionaria reportar esos casos a sus superiores, pero primero teníamos investigar los sucesos extraños que envolvían esa situación en las mansiones y castillos de los miembros de la Orden sin la intervención directa del equipo de plagas.

     

    Todo estaba tranquilo en el departamento, por suerte los rumores no habían llegado todavía hasta ese lugar, lo cual era un alivio. Suspiré mientras me sentaba tras el escritorio de mi pequeña oficina al tiempo que me quitaba los lentes por un segundo (a veces olvidaba que los traía puestos) y pasar una mano por mis ojos.

     

    Estaba a punto de colocarme los lentes de nuevo cuando un elfo apareció a escasos metros. Lo reconocí como uno de los elfos de mi madre, Toto si mal no recordaba su nombre. Por lo que decía la criatura, mi madre lo mandó a llevarme hasta el Chateau Dumbledore donde ella ya se encontraba esperando. Sonriendo tomé la mano que me tendía para desaparecer.

     

    Chateau Dumbledore

     

    Al llegar pude divisar a mi madre sentada en el suelo cerca de la reja de acceso, junto a ella se encontraba mi tía Dennis. Le agradecía al Toto por traerme, este simplemente hizo una reverencia antes de desaparecer, a lo cual sonreí ya que me causaba gracia, y me acerqué a las señoritas.

     

    -Hola bellas damas, ¿este es el último lugar infestado?- Pregunté mientras veía el castillo.

     

    No conocía a los dueños de aquel lugar pero no se podía negar que tenían estilo, el castillo y sus alrededores eran hermosos. El recorrerlo para acabar con la plaga podía ser algo complicado debido a su inmensidad. Me encogí de hombros y me senté junto a la rubia a esperar a los otros miembros del equipo.

     

    @Alessandra. G. Delacour @@Dennis Delacour @@Beryl Serenity Hawthorne @

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