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Mistify Malfoy

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Todo lo publicado por Mistify Malfoy

  1. ¿Cuál trabajo @Beltis? xD Si me pagas por rolear en la Mansión, entonces es trabajo, pero pasarse por placer en mi país se le llama... eh.. dar una vuelta porque te da la gana? xD No, en serio, necesito galeones, me estoy quedando en la más absoluta pobreza. Tendré que postularme a moderadora, para molestar gente!!! Quiero trabajo remunerado!!! Eso de adoptar hijos, mantenerlos y que encima no te den nada, no es lo mío, soy una persona mayor que necesita tranquilidad en sus días de retiro. ¿Ya has visto que mi perfil pone Mago Jubilado? Deberían mantenerme!! Quiero mi jubilación por los años de servicio T_T *Patea a Darius*
  2. Gabriela observó a uno y otro, sin saber qué decir. Lo que tenía claro era que conocía a la chica que acababa de llegar. Hacía ya muchos años de eso, habían congeniado y pasado genial juntas o hablando por largos períodos de tiempo por msn, algo parecido al ws y que llevaba tiempo ya sin utilizarse. - ¿Ro? – Preguntó sorprendida y alegre a la vez. Tener a alguien conocido en aquella casona repleta de personajes locos y encima, dueños de prostíbulos, si su amiga no se equivocaba. Se alejó un poco de Darius, arrepentida de haberle dicho que lo ayudaría para su casamiento y cansada de las miradas de ¿miedo? que le arrojaba constantemente. Que ella supiera nunca había matado a nadie. Además, ¿Qué clase de fiesta darían? Decidió no preocuparse por eso, tenía cosas más importantes en las cuáles pensar. La muchacha llevaba el cabello violeta y estaba algo cambiada, pero era ella estaba segura. O casi, puesto que la llamo “Misty” en lugar de Gaby y para peor, el tal Chávez la conocía. ¿Era un sirviente? ¡Qué rapidez!, en lo que ella alcanzó a dar unos pasos para acercase a Rocío, el monstruito apergaminado volvió a aparecer con dos vasos de whisky. Uno para su amiga de antaño y otro para ella misma. - No, gracias, no me apetece a estas horas – le dijo a Chávez agachando la mirada para no verlo a la cara. Qué criatura tan espantosamente lúgubre, le daba escalofríos. – Ro… ¿En dónde estamos? – - A Chávez le gustaría saber en dónde estuvo el Ama anoche y qué ha tomado, parece ser que tiene efectos prolongados – murmuró el sirviente, lo suficientemente fuerte como para que ella lo escuchara. - Créeme que yo quisiera saber lo mismo – le respondió con un suspiro, de nuevo sin mirarlo. En verdad había que tener coraje para hacerlo. ¿Tenía los dientes amarillentos? Que asco. Cuando Rocío la miró se sobresaltó. Sus ojos estaban cambiados, eran de un color azufre, casi le dio la impresión de estar mirando a un gato. Además tenía un par de buenas amigas, mucho más grandes de las que recordaba haber visto en Madrid y sus curvas se habían acentuado. Era realmente atractiva, más de lo que le había parecido aquellas veces, si es que eso podía ser posible. Parpadeó. Lo era, efectivamente lo era. - Ahm… lindo color de pelo ¿cuándo lo cambiaste? ¿Cómo está Diego? Y…. ¿Cómo sabes que me llaman Mistify aquí? ¿Llegaste hace mucho? – las preguntas salieron de su boca una detrás de otra, sin pararlas y si no fuera porque Chávez le alcanzó un palito de madera realmente bonito, hubiese seguido un largo tiempo más. Según la criatura se lo había dejado olvidado en la habitación y su Ama, o sea ella, no podía salir por allí desprotegida - ¿Esto que es? No creo que pueda protegerme mucho – preguntó otra vez tomando el objeto con su mano derecha y agitándolo levemente. A unos pasos de ella, Darius salió despedido violentamente hacia atrás. Gabriela abrió los ojos como platos. ¿El chico volaba o qué?
  3. Hola gente! Veo que por aquí andan algunos, pero a ver si se pasan por la mansión, que para llevar el nombre de esta familia hay que pasarse cada tanto (yo no soy ejemplo xD). Y como estoy de vacaciones y tengo ganas de rolear, vengo a buscarme algún hijo activo. Nath no cuentas, no me das bola en el rol, te odio, sabelo xD Y... nada más. ¿Cuántas líneas hay que rellenar? ¿Sigue siendo lo mismo? Bueno... cuéntenme como novata, no me sé las reglas del foro actuales xD Los extraño, en serio. A veces, para ser sincera xDD Pero eso cuenta! ¿o no? Naty, dame trabajo!!. Sé que me desaparezco, pero al menos estoy un mes o dos!!!
  4. La mujer rubia quedó petrificada cuando se dio cuenta que dos de aquellas extrañas personas de alguna manera se habían acercado hasta donde estaba ella y le dirigían la palabra. ¿Cómo llegaron hasta allá arriba tan rápido? Se mordió el labio y enderezó su cuerpo lo más que pudo, intentando esconder el susto muy adentro. Para cuando volvió su mirada hacia ellos, una sonrisa sacada de vaya a saber dónde, le iluminaba la cara. O al menos eso era lo que ella creía. - Si, Mistify Malfoy, esa soy yo – dijo Gabriela con una amabilidad infinita – Soy… eh… la misma, Mistify, ya saben – acentuó. Esperaba que no hubiesen escuchado la cantidad de barbaridades que le dirigió el cuadro parlante. Todo esto al tiempo que seguía estrechando la mano del joven que se presentaba, moviéndola de arriba hacia abajo demasiado abruptamente. Hasta que se dio cuenta y lo soltó. – Ahm… el placer es mío - El joven de aspecto algo tenebroso, ¿acaso eran colmillos lo que asomaba entre sus labios cuando hablaba? No, no podía ser. A lo mejor le habían crecido demasiado, algún trastorno raro de alimentación, seguramente era eso. ¿Dijo matrimonio? Estaba tan nerviosa que las palabras que le dirigían le caían a cuentagotas. ¿En este lugar? ¿Y quién era ella para decir que no podían hacerlo? Se encogió de hombros. A lo mejor era la dueña o algo así. La otra chica la llamó tía-abuela. Al mirarse al espejo hacía un rato nomás, no parecía tan vieja como para ser abuela, pero con los tratamientos cosméticos de hoy en día, todo podía ser posible. - Si, claro, no hay problema con lo de la fiesta… puedo ayudarte si quieres – aventuró, esperando que la respuesta fuera negativa. A saber que clase de fiesta organizaban allí. Además ella tenía que encontrar la manera de regresar a Camilo Aldao, su pueblo natal. Eso si lograba primero saber, cómo es que había amanecido en este lugar. Por cierto ¿Dónde era aquí? - ¿Estamos en… Argentina, todavía, verdad? – y por las dudas agregó – Disculpa es que anoche me he tomado unas cuantas cervezas y no estoy muy bien ubicada – le guiñó el ojo al muchacho en signo de complicidad. Esperaba que significara eso también. Suspiró. A unos metros por detrás de ella, sin que la mujer se hubiera percatado, Chávez la observaba entrecerrando la mirada. Algo andaba mal. Su Ama jamás le hubiera dado la bienvenida a un novato, y mucho menos organizaría una fiesta. ¿Quién era esa mujer?
  5. La mujer atravesó sigilosamente, o al menos todo lo sigiloso que aquel vestido largo lo permitía, el corredor hacia la escalinata. - Mistify Malfoy ¿quién iba a decir que se la iba a ver de nuevo por aquí? – Ella contuvo la respiración. Evidentemente la conocían allí, no tenía que hacer ningún escándalo y aparentar indiferencia si la criatura que desaparecía volvía a hablarle. Exhaló y giró hacia el lugar donde provenía la voz, pero no había nadie. ¿Quién le había hablado? - Los años te alcanzaron, tal parece, ¿te has vuelto sorda o solo ciega? - El retrato de un hombre le estaba hablando. ¡Un momento! ¿¡El retrato le estaba hablando!? Gritó, pero se llevó la mano a la boca intentando de alguna manera ahogarlo, a la vez que salía corriendo despavorida hacia la escalinata de mármol. - ¡ Loca! ¡Más loca de lo normal! ¡Eso te trajeron los años! – le gritaba por detrás la fotografía. Esto no estaba pasando, era un sueño. No podía ser real. Respiró entrecortadamente al llegar a la baranda de la escalera, sosteniéndose de ella como si de eso dependiera su vida. La mirada bajó hacia la sala de estar. Un grupo de personas, vestidos algo extravagantes, charlaba animadamente. Uno de ellos amenazaba a otro con un palito de madera ¿tenía los ojos dorados? . El otro, le resultaba extrañamente familiar y más aún, era como si pudiera sentir la ira del hombre dentro de ella. ¿Porqué estaría tan enfadado? Era por su hija, quería ser auror. ¡Espera! ¿Cómo sabía eso ella? Parecía estar conectada de alguna manera con el individuo que decía ser el dueño de aquel fastuoso lugar. ¿Auror? ¿Quería ser auror? Gabriela se había acuclillado y los espiaba a través de los gruesos barrotes, sin perderse detalle. ¿Auror como los de Harry Potter? ¿Qué clase de juego estaban jugando? Porque evidentemente aquello era un juego, no podía ser de otra manera, a menos que siguiera soñando. Aunque para sueño se sentía bastante real. La otra pareja estaba en lo suyo, no alcanzaba a escuchar esa charla, pero veía que entablaban conversación con una criatura similar a la que a ella se le había aparecido en la habitación. Si era un juego, faltaban los mortífagos. Pensar en ello la llevó por un segundo a otro lugar, una torre alta y sombría, en un lugar alejado, en donde el cielo parecía eternamente obscuro y las voces de una taberna lejana le llegaban como una canción familiar. Parpadeó. ¿Porqué todo le era tan familiar y extraño a la vez? Tal vez aquella fotografía tuviera razón y estaba loca, porque era imposible darle una explicación lógica a toda la situación.
  6. Se estiró en la cama sin abrir los ojos. Como todas las mañanas, deseó que los escasos minutos que quedaban hasta que el reloj diera las siete, se extendiera infinitamente en el tiempo. Apretó los párpados, obligándolos a permanecer cerrados un poco más, como si aquella simple acción pudiera concederle el deseo. Se extrañó de que aún no hubiera ruidos en la habitación contigua, donde dormían sus hijas, pero luego recordó que la noche anterior se habían quedado despiertas hasta tarde, chateando con sus amigas en la cama. No importaba. Era época de vacaciones y podían permitírselo. Distendió los brazos perezosamente, bostezó y finalmente dejó que sus párpados se abrieran, encandilados por la luz que provenía del amplio ventanal. ¿Qué ventanal? Tomó asiento sobre la cama, enorme, su pareja no estaba allí. ¿Dónde está? Era demasiado temprano. Parpadeó un par de veces. ¿En dónde demonios estaba? Era una habitación blanca, mucho más grande que su casa entera. El corazón le galopaba. Los muebles del mismo color: la cama enorme en la que estaba sentada, las mesas de noche a cada lado, un enorme espejo que parecía una puerta entreabierta por la que se veían vestidos largos. Su respiración se agitó. - ¡Valen! – gritó, llamando a una de sus hijas. Quizás no fuera más que un sueño. - ¡Agus! ¡Guille! – nadie respondió. Pero para entonces se había levantado y acercado a la ventana. Lo que vio la dejó sin palabras: un jardín magnífico, con estatuas de vaya a saber quiénes eran y, entornó los ojos intentando ver mejor, ¿enanos recogiendo las hojas muertas? ¿Era acaso ese perro con tres cabezas algo real? Se retiró del ventanal, no quería que la vieran. ¿En dónde estaba? Su mente le decía que se había quedado dormida mirando series aquella noche, junto a su novio. El capítulo 16 de la cuarta temporada de Vikingos. ¿Ragnar había muerto? Resopló. ¿Qué importaba eso ahora? ¿En dónde estaba? - Ama Mistify – la voz provino desde detrás de ella, pero tardó en reaccionar, puesto que parecía hablarle a alguien más. – Chávez pensó que esta vez no regresaría – Giró su cuerpo y tardó en darse cuenta que tenía que bajar la vista. Ojalá no lo hubiese hecho. Gritó. Una especie de enano viejo, de aspecto maligno y mirada tan amarillenta como su sonrisa la observaba desde abajo. Retrocedió espantada, gritando alocadamente, hasta que su espalda dio abruptamente contra la pared de fondo haciéndola caer en cuclillas hacia adelante. La criatura no se movió, sin embargo parecía divertida. - Es cierto que Chávez se ha vuelto más feo con los años, pero no hacía falta dejarlo tan en claro – extendió una mano alargada, de uñas negras hacia la mujer que se incorporó para volver a pegarse contra la pared. Chávez frunció el ceño. - ¿Ama Mistify? - - No.. te acerques… - alcanzó a balbucear la mujer, vestida con una bata etérea en color azul. Puso las manos frente a ella como intentando escudarse de esa forma. - Para broma ya estuvo bien, Ama – la criatura se cruzó de brazos con aspecto hosco. Y desapareció. La mujer abrió los ojos desmesuradamente. ¿Qué era todo esto? ¿Acaso había desaparecido? ¿Qué estaba pasando? Se incorporó lentamente, sin dejar de mirar el lugar del que el se había desvanecido, temiendo que volviera a aparecer. ¿Quién era Chávez y porqué pensaba que no regresaría? El único Chávez que le venía a la mente era el fallecido expresidente de Venezuela. Al otro lado de la habitación el espejo le devolvió un reflejo. Miró a su alrededor esperando que esa otra mujer estuviera allí, pero por el rabillo notó que en el espejo, su imagen volteaba de la misma manera. Era ella, pero no. Caminó lentamente, obviando el sector en donde estuvo la criatura, hasta quedar frente al cristal. Su color de ojos había cambiado, al igual que su cabello, incluso su cuerpo era más espigado, pero... esencialmente era ella, con un par de buenos retoques, había que decir. Con el corazón sobresaltado y respirando entrecortadamente deslizó el espejo, dejando ver otra habitación más pequeña, repleta de vestidos de época, mayormente blancos y azules, botas, accesorios y muchas cajas, cajones y cajitas que no estaba dispuesta a abrir. Cogió uno de los vestidos y se lo puso. Encajaba a la perfección en él. Mejor vestida como una mujer de siglos pasados que con ese camisón semitransparente que dejaba muy poco a la imaginación. ¿Quién la habría vestido así? ¡¿Cómo llegaste aquí!? Le gritó su interior. ¿Porqué tienes el cabello rubio? ¿Y porqué esa criatura te hablaba como si te conociera, llamándote Ama Mistify? ¡Eres Gabriela! No supo responderse. Estaba intranquila, se sentía amenazada, pero a la vez, era como si todo aquello le perteneciera. Vestida de blanco, aunque aún descalza, entreabrió la puerta de la habitación y espió. Era un corredor largo, cada tanto había una puerta, pero al fondo se veía el inicio de una escalinata. Tenía que salir de allí.
  7. Cuando Tau saludó para irse, Mistify se levantó de la piedra redondeada que había elegido como asiento provisorio para realizar con comodidad el dibujo de las runas. Y no era que fuera del todo cómoda, si tenía que ser sincera hubiera preferido que las clases prácticas, por así llamarlas, se llevaran adelante en un lugar al menos provisto de comodidades mínimas. Y si aquello no fuera posible ¿tan dificil era adecuar mágicamente para que quienes se presentaran estuvieran cómodos? A lo mejor era que estaba demasiado cansada. Entre las clases de Nigromancia que la tuvieron rondando por días enteros entre el Mundo de los Vivos y el de los Muertos, sus clases en la Universidad y la que estaba tomando actualmente, las horas de descanso se le antojaban algo escasas. ¿Aunque cuándo había dormido por más de seis horas seguidas? Suspiró. El cabello rubio se ondulaba con el viento casi mágico que se respiraba en aquel lugar. La bruja dedicó largos minutos a repasar que la túnica blanca se mantuviera impecable y luego, como el profesor parecía inmerso en sus propios pensamientos, conjuró una luz propia para iluminar la runa que tanto le había llamado la atención. - Supongo que puedo llevarla ¿verdad? - le dijo señalando el trabajo que había realizado - Me gustaría probarla in situ, para ver si da resultado y cómo puedo potenciar los mismos. El mago no respondió y Mistify enarcó una ceja. El viento soplaba fuerte y las luces del ocaso habían dado paso a las primeras constelaciones. Era tiempo de ir a casa. Alzó su varita mágica y le dejó un mensaje al joven mago, quizás lo leyera cuando sus pensamientos lo dejaran salir. "Si necesitas darme alguna otra instrucción importante, estaré en la Mansión Malfoy" Y lo firmaba con la misma pulcra y estilizada caligrafía "Mistify Malfoy". Las palabras brillarían en el aire hasta que su destinatario las leyera, luego desaparerían de la misma manera en que la hechicera de cabello dorado lo hacía en aquel preciso momento. - Hasta luego - murmuró a quién quisiera oirlo.
  8. Mistify asintió al mismo tiempo que retrocedió en dirección a Katara que para entonces se había sentado en una de las innumerables sillas. Dió varios pasos hacia atrás, sin dejar de esconder el pergamino en su mano derecha. ¿Qué quería aquel mago? No podría quitarle lo que era suyo. Cuando chocó con el respaldar de la silla pareció volver a la realidad, parpadeando muchas veces como si no supiera exactamente lo que estaba pasando. - Yo... - dijo confundida. Sabía perfectamente quién era el Uzza y los poderes que conllevaba. Era uno de los de Larga Vida, tantas que seguramente ni ellos mismos sabían cuántos años hacía que circulaban por el mundo. Seguramente tendría respuestas. Pero por más que quería enseñarle lo escondido, su mano se negaba a obedecer en aquel sentido y las palabras parecían no querer salir de entre sus labios, atoradas en algún lugar de la garganta. - Solo... buscábamos información de idiomas antiguos - dijo finalmente. Los ojos esmeraldas no sostuvieron la mirada atenta del guerrero y se desviaron hacia Katara que intentaba quitarse una mancha de la mano, una que antes le había estado mostrando a Valentina. - ¿Qué es lo que tienes ahí? - le pareció que la salpicadura que la bruja intentaba remover, era algo más que eso. Sely, el mago sirviente del Uzza se acercó a ambas, Mistify alzó el rostro hacia él, no le gustaban las intromisiones - ¿Se le ha perdido algo? El mago pasó sus enormes manos velludas sacudiendo la estridente túnica a rayas. - Por supuesto que no - pareció ofenderse - Pero es que me pareció conocido el símbolo en la mano de la joven bruja - señaló a Katara - Creo haberlo visto antes. - ¿Qué símbolo? - ahora la bruja de túnica blanca había vuelto su atención a la joven sentada. El hombre continuó. - Mi Señor justamente estaba revisando unas inscripciones similares hace un momento. - estiró una mano hacia la bruja que permanecía aún sentada - ¿Me permite verificarlo, señorita?
  9. *Mira para todos lados insegura, había gente tirando piedras por todos lados* xD Hola, yo venía a hacerle companía a Leah y a Mia a la clase de Pársel. Espero que se solucione lo del Arcano y mientras tanto les puedo hacer la vida imposible a ellas (?) Nick: Mistify Malfoy ID: 29991 Habilidad: Hablante de Pársel Rango Social: Orden de la Cruz Dorada Nivel de Magia: 22 Fecha aproximada de aprobación EXTASIS o de salida de la Academia (versión anterior): Nunca cursé la Academia Nº de conocimientos que se poseen: 7 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78280 Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78527 Voy a tener que trabajar extra para pagar esto -.-` No lo tomes en cuenta porque no voy a poder postear este mes
  10. Mistify escuchaba lo que intentaba enseñarles el mago frente a ellas, mientras sus ojos esmeraldas se paseaban entre la variedad de runas del lugar al que estaban visitando, comparando con el apunte que le habían entregado las que estaban dispersas. Pasaba el dedo índice por las piedras, sintiendo el poder que emanaban e intentando dibujarlas en su mente para conseguir memorizarlas. ¿Cuánto tiempo había pasado? No lo supo con certeza, pero el sol comenzaba a teñir de añil el horizonte anunciando que muy pronto iba a oscurecer. Se preguntaba si pasarían la noche allí o aquel muchacho tenía idea de llevarlas a algún otro lado para continuar la clase. Su estómago rugió de hambre, esperaba que al menos tuvieran tiempo para cenar, le hacía falta. Se detuvo en una en particular, ya la había visto antes, grabada en la entrada de la Mansión familiar. Enarcó una ceja, no le sorprendía en absoluto que el viejo Malfoy transformado hoy en fantasma hubiera utilizado algunas runas para proteger y asegurar el poder de la familia, tanto mágico como material. Tomó nota mental, tendría que agregar una de esas a su Bóveda de Gringgots que contenía secretos que era mejor que jamás fueran revelados. Suspiró y se agachó para recoger un trozo pequeño de piedra. Era plano y alargado, pero Mistify le apuntó con su varita hasta que duplicó su tamaño, ahora similar al de la palma de su mano. Pareció satisfecha con ello y su siguiente paso intentar copiar al objeto, una de las runas que había llamado su atención, siguiendo los procedimientos que les habían inculcado ese mismo día. La varita se deslizó por la piedra de la misma forma que anteriormente lo hizo su dedo sobre la superficie grisácea. El dibujo desprendio un brillo dorado cuando lo hubo acabado y supo que estaba bien. Era uno de esos símbolos que había visto también en la Mansión y que según las explicaciones de su profesor se utilizaba para aumentar el poder mágico. - Parece estar bien - dijo casi en simultáneo con Tau como si se hubiesen puesto de acuerdo para ello.
  11. Mistify seguía el recorrido atentamente, inmersa en esa bola de luz que las trasladaba a través del tiempo, admirando cómo la magia se inmiscuía en cada rincón del planeta sin que los muggles siquiera pudieran darse cuenta de ello. No había momento en que no se sintiera orgullosa de ser una bruja, de ser una Malfoy, pero ciertas cuestiones hacían que su pecho se inflara aún más y rebosara. ¿Qué sería de la raza humana sin los magos? Absolutamente nada, seguramente se hubiera extinguido hace miles de años ya. Sus ojos verdes se detuvieron en Tauro, sobre todo cuando mencionaba el nombre de algunas runas, una de ellas le hizo especial gracia. - ¿Me estás diciendo que se llama Sigel? - enarcó una ceja divertida - ¿Cómo Sally? - cruzó los brazos bajo el pecho - Ahora entiendo muchas cosa, de haberlo sabido antes... - recordó viejas anécdotas con la bruja perteneciente a la familia Dumbledore. Era muy curioso que tuviera el mismo nombre de una runa y que esa misma significara la fuerza del sol. Todo aquella divagación le llevó a hacerle una pregunta a su profesor. - Dígame ¿Cree que si se pone el nombre de una runa a un mago, puede que el rumbo de ese mago se vea torcido hacia el significado de la runa misma? - quizás por eso aquella bruja se había convertido en una auror y se había alejado del grupo unido que junto a otras hechiceras formaron hace mucho tiempo atrás. - ¿Cree que pueda ser posible cambiar el destino solo con este "pequeño acto"?
  12. Mistify alcanzó a invocar uno de sus nuevos poderes recién adquiridos y cuando Elvis se abalanzó sobre ella su cuerpo se volvió incorpóreo, similar al de un fantasma, por lo que el Director la atravesó de lado a lado y la bruja de cabello dorado se volteó hacia él. Tal y como había imaginado, el trozo de papel antiguo tenía los mismos efectos cegadores que a ella misma la envolvía. - Supongo que hay algo que no les he dicho - dijo aquellas palabras como si se hubiese olvidado de pasarles la lista de materiales a traer o cualquier otra nimiedad sin sentido - Si pueden guardar la compostura hasta que lleguemos a destino - Su mano derecha se había ocultado entre los pliegues de la túnica, el grupo no podía verlo, pero la bruja sostenía aquel trozo de pergamino como si de ello dependiera su vida. - Hay que apresurarse - No se le había escapado las palabras de Valentina, ni el extraño comportamiento de Katara. Había jurado que a ella no le había hecho efecto alguno, quizás estuviera equivocada. Apresuró el paso, ya no era tranquilo y las esferas que los acompañaban iluminando el paso se adelantaron al grupo ahora precedido por la Malfoy de cabello rubio. No habían transcurrido más de unos pocos minutos, pero cada uno de ellos parecía estirarse, como si todo transcurriera en cámara lenta, jugando con las mentes, las luces y las sombras de los presentes. - Creo que llegamos - ella tenía la boca reseca y empujó con su mano libre la brecha que tenía frente a sí, pero el muro no cedió. Giró su rostro hacia Elvis y cuidó que su espalda quedara junto a la pared, teniendo a sus alumnos al frente. Las esferas parecieron impactar contra las paredes de ladrillo y al hacerlo volvieron por el mismo lugar del que venían, dejando a los magos inmersos en una peculiar semipenumbra. Al otro lado se escuchaba bullicio ¿No se suponía que en una Biblioteca reinara el silencio? ***** Aquel mago parecía tan viejo que su piel había tomado el tinte de papiros ancestrales y arrugados. Había pasado varias noches sin dormir, las estrellas le develaban oscuros presagios, destinos que podrían ser si se cumplían las condiciones o quizás no podrían... Nada estaba del todo claro y eso no le gustaba. - Mi señor - una mano velluda sosteniendo una taza de té inglés le sacó de sus pensamientos. - Hace días que no sale de este lugar, huele a viejo y a... - ¿No estarás diciendo que apesto, verdad Sely? - No, mi señor, yo jamás diría... - el mago metió las manos en una túnica holgada, de colores llamativos impuestos es rayas verticales. El viejo sacudió la mano apremiándolo para que se calmara, una sonrisa arrugó aún más aquel rostro, si es que eso podía ser posible y apresuró la bebida caliente. No apreciaba las costumbres inglesas pero tenía que admitir que el té era demasiado bueno como para desaprovecharlo. Apoyó la taza a un lado de la pila de libros que consultaba en la Sección Prohibida. Se había metido a hurtadillas en la Sección de los Arcanos, si alguno llegaba a verlo se armaría el despiporre. - La Madre Uzza nos proteja - al dejar la taza notó algo que no había visto. Una cierta conjunción estelar, una alineación celeste que no se daba desde hace miles de años. - ¿Sucede algo, mi Señor? - - Aún no...
  13. Eso la alegraba, que no pudiera dañar a Katara estaba bien, pero la bruja estaba ahora en la clase y conociendo su testarudez, seguiría hasta el final. Ver que Juve entró a su despacho la hizo entornar la mirada, tampoco a ella quería dañarla, pero tal parecía que no le hacía efecto. ¿Porqué? ¿Sería que solo podía alcanzar a solo un mago o hechicero con la misma sangre? Tendría que ser. - Esto es perfecto - le dijo a Elvis al mismo tiempo que se ponía de pie y doblaba el pergamino para hacerlo desaparecer entre los pliegues de su túnica. - Seguramente nos vendrá muy bien aprender lenguaje antiguo. Del mismo lugar en donde el trozo de pergamino había desaparecido, sacó su varita mágica. No era demasiado larga, ni tenía grandes ornamentos, muy por el contrario a lo que se hubiese supuesto de la Malfoy, estaba libre de ellos, oscura como el interior de una caverna y solo una muesca pequeña dejaba saber cuál era el mango. La agitó en dirección a una de las esferas que iluminaban el ambiente y el objeto se movió por delante de ellos iluminando con luz clara el sendero a tomar. - ¿Nos hace los honores, Director? - le dijo con una sonrisa más cansada que forzada, tal vez las dos cosas al mismo tiempo. Y el grupo se adentró al pasadizo secreto. - ¿Vas a dejar que esa nariz respingona se adueñe de lo que es tuyo? - Tales palabras se formaban una y otra vez en la mente del Director de la Universidad - Sabes bien que no es de confiar ¿porqué confiarle algo como esto? - proseguía insistentemente mientras los magos y hechiceras se dirigían a la Sección Prohibida de la Biblioteca de Alejandría. La luz blanca iluminaba las paredes por delante de Valentina, las sombras que proyectaba su imagen se desdibujaban y formaban el extraño símbolo que encabezaba el pergamino. Solo ella podía verlo y la incentivaba a apropiarse del mismo, como si fuera una parte demasiado importante de la jovencita. Ella tenía que poseerlo. Katara y Juve cerraban el grupo. La primera ajena a lo que estaba pasando, en la mano con la que había intentado tocar el objeto se formaba poco a poco la misma imagen que veía la Ricci: un círculo conteniendo dos pirámides invertidas entre sí, en cuyo centro se duplicaban los símbolos del pergamino. Mistify estaba impaciente, aunque no podía explicarse el porqué de su impaciencia. Por momentos deseaba nunca haber puesto una mano en ese maldito trozo de papel, pero era tarde ahora para arrepentimientos o imaginarse diferentes posibilidades, tendrían que llegar al final. Todos estaban inmersos en sus propios pensamientos, el taconeo de los zapatos y el frufrú de las telas contra las superficies estrechas era todo lo que se alcanzaba a oir.
  14. ¿Porqué sus lágrimas mojaban la tierra revuelta si estaba muerta? Su mirada llegó hasta el anillo que brillaba en su mano izquierda. Era un brillo esperanzador, pero Mistify no tenía esperanza alguna. ¿Cuándo había muerto? Intentó recordar lo que había sucedido, pero no le fue posible, su mente era un caos, repleto de sombras grises que no alcanzaba a comprender. - Hola - Era una voz aniñada. Una jovencita que la observaba a pocos pasos acompañada por un muchacho un poco mayor que ella - ¿Porqué lloras? - ¡Métete en tus asuntos! - - Tú eres mi asunto - la niña no parecía enfadada, sino que parecía darle pesar el estado de la hechicera. - No soy asunto de nadie ahora mismo - Mistify se puso de pie y le dió la espalda para ir... ¿adónde pensaba ir? ¿Se convertiría en uno más de esos patéticos fantasmas de la Mansión? No quería eso para ella, no estaba preparada para morir. ¿Qué decía? ¡Estaba muerta ya! - ¿No nos recuerdas? - que el joven la interrogase hizo que se volviera. Ambos se sostenían la mano, aquello le resultó conocido - Soy Tomás y ella es Elsa- - No, no los recuerdo - ¿No los recordaba? ¿Seguro? Ambos niños se miraron. - No tengo porqué recordar muggles - - ¿Muggles? ¿Qué son muggles? - preguntaron al unísono como si se hubieran puesto de acuerdo para esa pregunta en particular. Mistify puso los ojos en blanco y meneó la cabeza. Lo único que le faltaba era vérselas con un par de niños muggles siendo ella misma un fantasma. Por Voldemort... era un fantasma. Todo había terminado ¿o comenzaba? Se tomó la cabeza entre las manos, las sombras de su mente no se iban, estaba confundida. - No te preocupes, ya pasará - le dijo Elsa - Pero ¿en verdad no nos recuerdas? Nos hemos visto hace muy poco. Por entre la bruma de sus pensamientos asomaban los rostros felices de los niños, cerca de una colosal pirámide ¿Qué era eso? El anillo volvió a infundirle esa sensación esperanzadora. Se sentó sobre su propia lápida, mirándolos con atención. - Si... quizás... - - ¡Sabía que no ibamos a pasarle por alto Señora Malfoy! - en el laberinto de su mente aquellas palabras parecieron cobrar algún sentido. - ¡ No grites, Elsa! - bufó su hermano y la niña se encogió de hombros, como si no le importara su opinión. - ¿Qué quieren? - Ayudarte, tú nos ha ayudado antes - - ¿Yo les he ayudado? - enarcó una ceja, no podía ser que lo hubiera hecho ¡eran muggles! Jamás ayudaría a un par de muggles, ni por todo el poder mágico del mundo. - Bueno, si... pero no. - Ya... - Mistify suspiró. - ¿Recuerdas el laberinto? Iba a preguntarles qué laberinto, pero la palabra no salió de su boca. Por supuesto que no lo recordaba. Lo que si recordaba era que los niños habían muerto hacía siglos atrás y que ella los había vuelto a la vida en la clase de Nigromancia. ¿Fue en la clase de Nigromancia? ¿Porqué no podía apartar la maldita bruma de su mente? No le permitía pensar con claridad. - ¿Ya murieron de nuevo? - había rastros de sorna en su tono de voz. - Bueno... es que... - ambos se miraron como si no quisiesen decir algo, la bruja se puso de pie, aunque todavía sin saber dónde ir. Se restregó los ojos, agotada. ¿Acaso un fantasma podía agotarse? Miró a los niños, un rastro de culpa pasó entre las sombras, pero lejos de querer verla, ella la ocultó. - Nos han explicado porqué lo hiciste y que en realidad no lo hiciste. ¿Qué dice? Volvió a llevar la mano derecha a sus ojos. Lo hice para pasar la clase, para aprender, por supuesto. "Pero no te importó que ellos ya no pudieran cuidarse por sí solos ¿verdad? No te importó que eran solo niños. Solo te importó el poder, la necesidad de saber que eras dueña de la muerte y de la vida de esos niños. ¿Cómo puedes ser tan malvada?" - ¿Quién dijo eso? - ¿Qué cosa? - dijeron ellos otra vez al unísono. Mistify tardó unos segundos en comprender que la voz provenía de su interior. "Debes aprender que no eres dueña de la muerte de nadie, ni de su vida". - Soy dueña de lo que quiero ser dueña - se dijo a sí misma. "Vas a perder la poca bondad que te queda en esa alma partida". - Yo no tengo alma - "Todos tienen alma...a veces en pedazos, pequeños trozos como los tuyos, que no te animas a juntar, por temor a volver a amar". - Me da igual en qué condiciones está... - De algún modo la varita mágica apareció en su mano derecha y apuntó con ella al par de niños, que se abrazaron entre si. - Con esto al menos ya no sufrirán ¿eso es lo que querían, verdad? - y mientras de sus labios surgía un cántico que alguna vez había aprendido, y de su mente algunas de las sombras comenzaron a develarse, de la punta de su instrumento mágico salían zarcillos de tinieblas que se enroscaron en las dos criaturas como una serpiente, y a pesar de que gritaron y pidieron clemencia, la oscuridad fue absorbiéndolos, conduciéndolos inexorablemente a la desaparición total. Cuando Mistify bajó la varita, la pequeña pareja ya no estaba allí y el escenario cambió.
  15. - ¿Otra clase? - Mistify se encogió de hombros ante el comentario. - Chávez cree que su Ama no tiene necesidad de clases . El elfo doméstico de la familia Malfoy parecía ofuscado. Daba vueltas alrededor de Mistify mientras lanzaba diatribas a su Ama acerca de su nuevo ingreso a la Universidad. La bruja parecía no escucharlo, de tanto en tanto hacía algún comentario, como intentando calmarlo. Quizás fuera que sabía que aquello era imposible y que la vieja criatura tenía demasiadas mañas adquiridas a estas alturas de su vida. - Chávez, necesito certificado para unos trámites y... - Mi Ama no tiene que hacer trámites. Si quiere algo lo pide y se le da, como ha sido siempre - Chávez se cruzó de brazos, pelos canosos asomaban de sus orejas y la prominente nariz. - Eso intenta decírselo a Mackenzie o a Crazy - respondió Mistify, empezaba a molestarse - Ellos son lo que han puesto un mil trabas con sus nuevas normativas. - Pero mi Ama es su hija, una buena hija no debería dejar que su madre... - Si, si... - la bruja de cabello dorado puso los ojos en blanco - Para la próxima intentaré el camino fácil, por ahora necesito respirar un poco, y ver gente viva las clases de Nigromancia me han dejado exhausta. El elfo siguió murmurando por lo bajo, algo acerca de que no todas las personas vivas eran dignas de que su Ama le dirigiera la palabra, pero al menos Mistify logró que se calmara, un poco. Le dió una última mirada al espejo que le devolvió una imagen algo cansada y ojerosa, al menos la túnica lucía tan blanca como siempre y el cabello descendía por su espalda como un río de tinta dorada. Desapareció. ***** El lugar era conocido para Mistify, pocos magos o hechiceras no sabían de aquel lugar. Era místico y la magia podía respirarse por doquier. Sintió que su cuerpo se llenaba de esa energía invisible, dejando atrás los días pasados de arduo trabajo en el Mundo de los Muertos. Se enderezó, Taurogirl era nuevamente su compañera. Le dedicó un movimiento de cabeza a modo de saludo, no necesitaban más para profesarse respeto, las palabras casi siempre sobraban entre las dos mujeres. Escuchó al joven mago que tenía ante ella. Como todo joven, parecía impulsivo y ardía de ganas de enseñar a las dos brujas todos sus conocimientos. Si supiera que al menos ella, iba solo por el certificado. Si supiera por lo que había pasado en sus muchos años de vida. Alzó su verde mirada, una que había visto demasiado, hacia el muchacho cuando éste las interrogó. - Soy Mistify Malfoy - le dijo - Gracias por la bienvenida - abrió los brazos como intentando contener la fuerza invisible que los envolvía - y sobre todo por el lugar que has elegido - No tenía idea de si él, por ser tan joven podía siquiera saber el poder mágico que se acumulaba aquí, aunque seguramente lo intuía, cualquier mago, aún un niño, podría hacerlo. - Sobre las Runas - continuó - Se sabe que sus símbolos tallados y ordenados de la manera correcta han servido a través de los siglos para elaborar talismanes, hechizos, conjuros y cualquier tipo de fórmula mágica. Pero tú vas a enseñarnos eso ¿correcto?
  16. - Director, no esperaba encontrármelo hoy - le dijo como todo saludo. Habitualmente tenía un trato cordial con el resto de los profesores y Directores de la Universidad, algunos porque los sentía de ese modo y el resto por pura conveniencia. Pero este día, como los anteriores, no podía expresarse a voluntad, era como si poco a poco, aquel viejo trozo de papel fuera ocupándose de ella. Observó al grupo. Elvis y Valentina parecían ser afectados por el pergamino, pero de algún modo Katara resultaba inmune, o al menos menos perjudicada que el resto. ¿Porqué sería? ¿Acaso sería por ser parte de su familia? Tal vez, fuera eso. En todo caso le resultaba buena la novedad. No quería que ella saliera dañada en lo absoluto. Revisó la lista que Elvis le dio, mientras ellos hacían las presentaciones de rigor. Notó que Juve estaba en ella y arrugó el entrecejo. No esperaba que dos Malfoy`s la acompañaran ese día, pero no podía hacer nada al respecto si se presentaba. - Hace unos días atrás, este pergamino me fue confiado en circunstancias que no será necesario explicar - la bruja de túnica blanca seguía en el mismo lugar, en la misma posición, como atraída por una fuerza invisible. - He intentado durante horas y horas descifrarlo - explicó girándolo hacia el grupo, pero sin despegar la mano del papel - Pero me fué imposible a pesar de haber revisado todo libro de idiomas al que tuve acceso - los ojos verdes observaban con un anhelo casi peligroso el objeto - Por eso lo he traído, he creído prudente y en vista de que el profesor de Idiomas no ha podido dar la clase, que sería incluso catedrático poder investigar en la Sección Prohibida y que todos aprenderíamos mucho allí - sacó otro trozo de papel arrugado de entre los pliegues de su túnica. Estaba cubierto de enmiendas y tachaduras, tantas que al final lo único legible, en una caligrafía pulcra aunque algo apurada era "catástrofes y fin de la magia". - Seguramente no es más que alguna charlatanería de un vidente antiguo - les mostró el papel y señaló uno de los símbolos que parecía una varita mágica con dos puntas, atravesada por otra - La varita significa magia y atravesada como está asumo que es el final de la misma - señaló un poco más arriba, incluso la pintura en sus uñas estaba evidentemente descuidada y los largos dedos manchados de tinta, algo que Mistify no pasaba por alto jamás - Esto otro - señaló algo similar a una serpiente más arriba - es un símbolo de calamidad. Empujó la hoja escrita por ella misma hacia el mago y las dos hechiceras para que pudieran verlo, sin embargo tendrían que acercarse más si querían ver de cerca el antiguo papel. Si era como le había sucedido a ella, a estas alturas no podrían negarse a la posibilidad de descubrir el significado completo del pergamino. ¿Con qué objetivo? No tenía la menor idea de eso, solo que necesitaba saberlo, tanto como necesitaba respirar. Alzó su mirada cansada hacia Elvis. - Asumo que tendrás algún modo rápido de llegar a la Biblioteca ¿verdad? Después de todo eres el Director - ella sabía que sí, que había métodos rápidos que solo los Directores utilizaban y esperaba que la ansiedad de Elvis fuera tan fuerte como para acceder a llevar a todo el grupo hacia allá.
  17. ¿Darle la mano a ella? Sin dudas el Nigromante estaría de broma, ni que fuera una chiquilla para ir de la mano con nadie a ningún lugar. Ni hablar. ¿Qué podría tener ella en común con aquella bruja? Absolutamente nada. Tenía vagos recuerdos de ella cuando se unió al grupo de La Marca Tenebrosa, pero la hechicera lo había abandonado poco después. ¡Era una traidora! No había nada que detestara más que a un traidor, a alguien que abandona los ideales mortífagos por seguir a la preciada Luz. ¡Já! No le alcanzaban los dedos de las manos para contar luego a los arrepentidos, aquellos que habían optado por seguir el camino del "bien" y que transcurrido un tiempo se daban cuenta de cuán equivocados estaban y querían regresar. Si fuera por ella los aceptaba y luego los mataba. Quién traiciona una vez, vuelve a hacerlo. O al menos esa era su teoría. Traspasó el Portal inmersa en aquellos pensamientos, hasta que no supo en realidad qué estaba pensando. ¿Qué tenía que atravesar exactamente? ¿Qué estaba haciendo allí? Parpadeó. La luz brillante del sol entraba por sus retinas. Hubiese sido perfecto, sino fuera por el lugar en el que se encontraba. Era un cementerio. ¿Qué hacía allí? Avanzó hacia tres figuras que estaban realizando un rito funerario. Su mirada se paseó por los alrededores y supo que estaba en los dominios de los Malfoy's. ¿Quién había muerto? El anillo en su dedo brilló, pero la bruja no lo notó. - ¿Qué ha pasado? - las tres figuras por delante de ella no se movieron de su lugar, observaban la lápida sin hablar. - Ha sido una tragedia - la bruja de la derecha pareció responder a la pregunta. Llevaba el cabello violeta recogido, Mistify la conocía muy bien, era Gatiux. - No debió ser así, no lo merecía - se lamentó. - ¿Estás bien? - Mistify se preocupó por su amiga. - Todo estará bien - la bruja del medio, de elegante túnica esmeralda era Mackenzie, que abrazó a su acompañante. Mistify cruzó los brazos. ¿Quién era tan importante que merecía las lágrimas de las personas más importantes de su vida? - Chávez le advirtió - el tercero era un elfo doméstico de piel apergaminada y mirada peligrosa - Chávez sabía que era peligroso. - ¿Qué cosa era peligrosa, Chávez? - preguntó una vez más la bruja de cabello dorado, pero el elfo no giró para responderle, la ignoró. ¿Qué se creía ese maldito elfo ahora? ¿Desde cuándo no le respondía? - Chávez irá a hablar con el Arcano, él puede volverla a la vida. - ¿A quién hay que volver a la vida? Elfo presumido ¡Yo puedo hacer eso! Puedo revivir a quien sea! He practicado días enteros la Habilidad. - Su cuerpo se ha perdido, es imposible - respondió Mackenzie, el tono de voz cargado de pesar. - No hay nada que podamos hacer. - No sabía eso - dijo a su vez Mistify, como si aquella respuesta fuera dirigida a ella y no al viejo sirviente familiar. - ¿Pero de quién estamos hablando? - No debía ser muy importante si tan poca gente había concurrido a despedirse. En aquel momento las tres figuras giraron hacia Mistify, caminando hacia la bruja que les sonrió. - Mack, llevaba tiempo sin verte, te eché de menos - le dijo a su hija dando un paso para abrazarla, pero sus brazos se cerraron en el aire y cayó al piso con las manos sobre la tierra removida, mientras los tres seguían rumbo hacia la Mansión sin percatarse de su presencia. Mistify alzó la mirada. Su expresión pasó de la sorpresa al terror en pocos segundos mientras el anillo le infundía esperanza. ¿Esperanza de qué? Aquella lápida rezaba: "Mistify Malfoy".
  18. Mistify alzó la cabeza. Su mirada esmeralda se detuvo en Lyra. ¿Qué hacía ella en este lugar? Entonces reparó en que sería una de sus alumnos y suspiró. No era su intención dañar a la poca gente a la que apreciaba y que la bruja estuviera presente no era una buena manera de empezar. - Kata... - le respondió con una sonrisa desganada. Las ojeras grisáceas dibujadas con claridad en su rostro - ¿Qué haces aquí? - Tenía la esperanza de que se fuera de inmediato, pero ya era demasiado tarde. Detrás de ella llegó la siguiente, al menos no la conocía. - Buenos días, Señorita Ricci - Ya vería más adelante si le daba gusto de estar ahí. Pensó. Las dos recién llegadas llevaban puestas prendas demasiado muggles para la ocasión. Mistify siempre se lamentaba de que sucediera de esa manera. En un futuro pensaba hablar con su hija Mackenzie de ese tema, los alumnos de la Universidad Mágica, tendrían que admitirse vestidos como magos y hechiceras. Alguna clase de uniforme, similar al de Hogwarts podría valer. Claro, eso si las promesas de calamidades y fin de la magia que presagiaba el pergamino situado sobre el escritorio, no se hacían realidad. - Aquí... - las palabras se formaron en las mentes de las dos brujas. - Debes encontrar la respuesta... - susurraba - Aquí... - era la misma llamada que días atrás había escuchado la Malfoy. Aquella que la había vuelto descuidada y cuya fuerza no pudo eludir. La que la puso a indagar noches enteras en viejos libros, a rebuscar en la biblioteca familiar e incluso entrar a hurtadillas en la mazmorra de Crazy Malfoy, a sabiendas que aquello podía acarrearle la muerte misma. - Vamos a esperar al resto, tenía entendido que eran cuatro, tal vez cinco - la bruja de cabellera rubia no se movió de su lugar, las manos sobre la madera oscura, sosteniendo con la derecha la punta del viejo pergamino, como si tuviera temor de que alguien pudiera robarlo, o más bien, como si fuera imposible separarse de él. - Tenía pensado que la Biblioteca de Alejandría sería un buen lugar para empezar la clase, hay ciertos libros que los Arcanos han traído consigo que nos serán de utilidad - se había asegurado conseguir los permisos necesarios para entrar a la Sección Prohibida antes de la clase. Alzó nuevamente el rostro hacia las dos muchachas, esperando una respuesta y supo entonces que las dos mujeres sentían el mismo tipo de atracción por el viejo papel.
  19. Se le erizó la piel a medida que la oscuridad comenzaba a rodearla y esta vez no era por la Magia cuya fuerza podía percibirse hasta al respirar. Supo que no eran solo tinieblas, sino la Muerte misma rodeándola. - ¿Están dispuestas a enfrentar la prueba de la Habilidad de Nigromancia? Hasta tres veces puedo preguntar, nunca más de tres. Si tres veces se niegan, el portal tampoco se abrirá. Si ahora el portal se abre, no existe vuelta atrás. A Mistify le pareció que el Nigromante había realizado aquella pregunta un millar de veces, puesto que la recitó de un tirón, como un alumno en su Primer Año de Hogwarts recitaría el nombre de las cuatro casas y sus fundadores. Solo entonces notó la presencia de Sagitas, había llegado en algún momento y estaba parada muy cerca de ella. La miró de arriba a abajo ¿acaso ella llevaba la misma desprolijidad encima? Para cuando quiso bajar la vista hacia su atuendo la oscuridad era completa, no veía nada que estuviera más lejos de su propia nariz. Sin embargo escuchó fuerte y decida la voz de su compañera. - Ya que estoy aquí... Sigamos... La hechicera de cabello rubio asintió al mismo tiempo, le tomó unos segundos darse cuenta que seguramente Báleyr no podía verla. Sagitas tenía razón, habían pasado demasiadas cosas para volver hacia atrás, no se lo perdonaría jamás. - Por supuesto que estoy dispuesta . Su tono alto y tan decidido como el de su compañera. Soltó el aire de una vez cuando terminó de hablar, fue como quitarse un peso de encima, a pesar de que nada había comenzado aún y todo lo anterior solo era un preámbulo. Intentó relajarse, calmar los latidos de su corazón que parecía intentar escapar de su pecho. Volvió a respirar, esta vez pausadamente, una y otra vez. Solo le restaba esperar a lo que el Nigromante y su Portal tenía esta vez preparado para ella.
  20. Mistify Malfoy

    ~ Idiomas ~

    EL PERGAMINO http://oi63.tinypic.com/2cqfceu.jpg Mistify se echó hacía atrás, apoyando la espalda en el respaldo de la silla. Sobre el escritorio de caoba descansaba un pergamino amarillento, quemado en partes y sobre el que se dibujaban inscripciones que la bruja de cabello rubio, no alcanzaba aún a descifrar. Al lado, una hoja de papel repleta de garabatos, tachados y vueltos a tachar en los que sobre el final, se leía: “… catástrofes y fin de la magia.”. El trozo de pergamino había llegado a sus manos unos días atrás y desde entonces, se convirtió en su obsesión. No podía sacarlo de su mente, de sus sueños e incluso cuando intentaba alejarse, la atraía irremediablemente. - Está hechizado – le había dicho Chávez – Debe deshacerse de él. * Pero aunque Mistify sabía que el viejo elfo doméstico de los Malfoy tenía razón, no podía atenerse a ello. Incluso su mascota, un ave negra no mayor que un cuervo, largo cuello similar a un flamenco, pico demasiado grande para su cabeza y unos ojos negros que brillaban de inteligencia, intentó sacarla del escritorio, pero una fuerza mucho más grande que el poder de la bruja, la mantenía firme en su lugar. Solo podía moverse, si lo llevaba con ella y destruirlo, ni siquiera pasaba por su cabeza. ***** Había decorado su despacho de la Universidad, casi a semejanza del que ocupaba en La Fortaleza Oscura. Eligió una de las torres más altas, por lo que era circular y el sol entraba por una ventana con la misma forma, cuyo diámetro alcanzaba el tamaño de una persona. El escritorio de caoba ocupaba el centro de la escena, frente a la puerta de entrada y la pared por detrás estaba tapizada por una estantería repleta de libros de diversos tamaños y colores. Los del nivel superior parecían más ajados y antiguos y a medida que descendías la vista, notabas que eran volúmenes mucho más recientes y actuales. Estaba flanqueada por dos esferas que parecían contener hadas en miniaturas que desprendían una luminiscencia peculiarmente blanca. En el resto, el ladrillo de la construcción podía verse con claridad y sobre él, pequeños estantes con objetos mágicos que no se dejaban tocar, puesto que se movían de su lugar si algún extraño intentaba curiosear demasiado. Mistify estaba sentada. Vestía una túnica blanca, con amplias mangas cuyos bordes rozaban el suelo y un cinturón esmeralda ceñido a la cintura con los mismos bordados que se dibujaban en torno al cuello y la terminación de la falda. Su mirada verde parecía sumergida en el pergamino que tenía frente a sí y aquel rostro, que pocas veces mostraba emociones, se veía tensionado y ojeroso debido al cansancio. Esperaba a sus alumnos de una improvisada clase de Idiomas, aunque aún no sabía quienes serían. Dejó el pergamino a la vista, necesitaba saber si tendría en ellos los mismos efectos de apego. No lo enseñó a nadie de su familia hasta el momento, si era adverso conocer de su existencia, no quería que se dañara alguien a quien tuviera aprecio. ¿Qué mejor práctica para una clase de Idiomas que intentar resolver las piezas que le faltaban?
  21. ¿Cuánto había pasado? Otra vez esa sensación de que el tiempo se le escapaba, parecían haber pasado días. - Señora Malfoy - dijo Tomás - En la próxima encrucijada es a la derecha. - Está bien - Llevaba a los niños de la mano, a pesar de la notoria sensación de que dejaba de ser ella misma con aquellas actitudes, las manos templadas de los pequeños envolviendo a las suyas se sentía demasiado agradable como para retirarlas. Si tenía que ser sincera, era lo más agradable que había sentido desde que comenzó la Prueba. La Prueba aún no ha comenzado. Se interrumpió a sí misma. Esto eran solo obstáculos a superar antes de llegar a lo que era realmente importante. Las sombras comenzaron a disiparse y el césped bajo sus pies tomó el color verde de la vida. Los niños salieron corriendo a través del claro. ¿Cuántos habían pasado ya? Aunque este era diferente. - ¡Mistify! - gritó Elsa al otro lado - ¡Ya casi llegamos! ¡Apúrate! ¡Quiero ir con mi mamá! No supo porqué, pero un nudo le apretó el estómago en ese momento. No vería jamás a su madre, al menos no la vería con vida. La mujer llevaba siglos muerta. Elsa estaba radiante, tenía una túnica blanca, similar a la de Mistify y el cabello tan rubio que casi parecía plateado. Las mejillas regordetas y los ojos abiertos de par en par, absorviendo con ansias todo a su alrededor. - ¡Por aquí! ¡Por aquí! Giró a la derecha en el próximo túnel que se le antojó demasiado oscuro, aunque la luminiscencia al finalizar la hizo apresurar el paso. Tomás seguía de cerca a su hermana, con esa actitud protectora tan peculiar en los hermanos mayores. También llevaba una túnica, pero era negra, al igual que su cabello y la profunda mirada. No parecían familiares. Eran como poner a un Black y a un Malfoy, uno al lado del otro, las diferencias eran demasiado notables. ¡Ohhh...! - ambos se tomaron de la mano y alzaron la mirada hacia la estructura delante de ellos, visiblemente sorprendidos. Mistify se detuvo tras ellos, pero su verde mirada volteó en busca del Nigromante. Parpadeó muchas veces, sus ojos acostumbrados a la semipenumbra se quejaban de la intensidad de la luz actual. Tomás y Elsa señalaron la puerta de entrada a la bruja, pero no se movieron de su lugar. - Baélyr nos dijo que teníamos que esperar aquí - Tomás se sentó en el suelo y Elsa se volvió hacia Mistify. - Regresa pronto, Mistify, tenemos que ir a ver a mamá - la niña se abrazó a las piernas de la mortífaga que quedó petrificada en el lugar. ¿En serio se estaba sintiendo culpable? No respondió, tan solo le abrió el abrazo y sin volver la vista atrás se encaminó hacia la luz azul-dorada que emitía la edificación., justo en donde la puerta de cristal había quedado abierta para ella. A pocos metros por delante estaba el Nigromante, pero Sagitas aún no había llegado allí. Era una sala circular y el Arcano se había posicionado justo en una de las puntas de una estrella que tenía siete picos. Mistify pudo ver a las más cercanas, cada una poseía un grabado que recordaba a una de las siete habilidades de los magos. Supuso que en donde estaba el viejo, sería la que tenía que ver con la Nigromancia. Cuando iba a dar un paso al frente, la oscuridad comenzaba a envolver todo el sector una vez más. ¿Hasta cuándo? Pensó.
  22. Y ahí estaba el laberinto. Finalmente. Se erguía ante ella, con sus muros de árboles enrevesados, con sus miles de encantamientos y aquella magia primigenia que le penetraba la piel y sacudía su interior. De alguna forma se sintió renovada, como si le hubieran inyectado magia en lo más profundo de su ser. Bien sabía ella que lo necesitaba o no podría seguir. Aún así, sabía que había traspasado sus propios límites, mismos que ni siquiera imaginaba que podía alcanzar alguna vez. Respiró con ansias, llenando sus pulmones con aquel aire frío que seguía rodeándola. Era curioso que la muerte estuviera presente, pero que a su vez, el laberinto pareciera rebullir de vida. Había una sola entrada que abruptamente se cerraba a escasos metros, asi que apretó la varita en la mano por delante de ella, intentando a duras penas iluminar el trazado del camino y se adentró a las profundidades del laberinto. Perdió la noción del tiempo tras voltear por cuarta vez consecutiva en la dirección equivocada, aquella que la llevaba a un pequeño claro con cinco bifurcaciones. Solo le quedaba probar la última, tenía que ser la salida hacia otro lugar o definitivamente estaría perdida. Apretó el paso una vez más, pero se detuvo cuando estuvo a punto de entrar. Alguien la llamaba.. Bajó los hombros en señal de desasosiego, si tenía que vérselas con otra aparición conocida, acabaría perdiendo el juicio. - ¡Mistify! ¡Aquí! - Era una voz infantil. Ella suspiró sin darse vuelta. - ¡Señora Malfoy! - esta vez era la de un varón de corta edad - ¿Estás segura que dijo que se llamaba así? Mistify enarcó una ceja, escuchando, pero sin girar. - Dijo que ella nos ayudaría. - - Nos engañó, no sería el primero - - Pero yo quiero ir con mi mamá - la vocecita parecía a punto de llorar ¿Acaso lloran las Almas? pensó la bruja de cabello rubio, aún en el mismo lugar. - Niñas... - susurró el otro para luego volver a gritar- ¡Señora Malfoy! - Mistify cerró los ojos al girar. Por algún motivo temía abrirlos y encontrarse con su hija, con una réplica de ella misma o algún mago que quería olvidar. Lentamente los abrió, mientras que dos figuras etéreas se dirigían hacia ella deslizándose sobre el césped sin brillo. La rodearon y se elevaron en el aire hasta quedar a su altura. La hechicera bajó la varita. Aquellas dos criaturas proyectaban luminiscencia propia, pero cálida y atrayente, muy diferente a las que había visto hasta ahora. - ¿Quiénes sois? - No podemos decírtelo - dijeron ambos al unísono, como si lo hubieran practicado mucho tiempo. - ¿Quién les dijo mi nombre? - Nadie, lo averiguamos solos - dijo la niña. Su cabello era blanco y largo, se ondeaba producto de una brisa invisible en torno a un rostro redondeado. - Cierto - dijo el otro. Ambos se miraron asintiendo. - ¿En serio? - la bruja observó a uno y a otro - Porque a mi me dijo que iba a decirles - mintió. - ¿Y entonces para qué nos dijo que no te dijéramos? - la jovencita puso los brazos en jarra y él los cruzó bajo el pecho, indignados. - No lo sé, a lo mejor quería probarlos - volvió a mentir la Malfoy - Seguro pasamos la prueba - asintió orgulloso el muchacho, la sonrisa amplia y el cabello grisáceo. Mistify casi podía adivinar cuál había sido su apariencia estando vivos. - Bueno, yo no le diré que me dijeron - - ¡Ohh! Señora Malfoy ¡Usted es buena! Báleyr nos dijo que nos cuidáramos y que no confiáramos. - ¡Tonto! - la niña codeó al niño con fuerza - ¡Está claro que eso también era una prueba, para que nos acerquemos! - Por supuesto - les dió la razón Mistify. Aquello iba a ser más sencillo. - Bah... entonces mejor te digo lo que tenemos que hacer y ya - - Si, mejor ahorramos el tiempo ¿no? - les apremió la bruja - ¿Cómo dijeron que se llamaban? - No lo dijimos - - ¡Ufa, Tomás! ¡Dijimos que no ibamos a dar más vueltas! Tomás se encogió de hombros mirando a Mistify, sus ojitos deslucidos la observaban con suspicacia. - Yo soy Tomás y ella es Elsa ¿ya sabes lo que tienes que hacer? - Claro - afirmó Mistify. Por supuesto que no tenía la menor idea, pero era mejor mentirles y hacer que las cosas tomaran su rumbo. Eran niños pequeños y bien sabía que si les pillaba una rabieta no habría forma de contentarlos, y quería salir lo más pronto posible. ¿Cuánto tiempo habría pasado ya? - Bueno, síguenos - le ordenó Elsa. - Para mi que no sabe nada - susurró Tomás al oído de su compañera. Ella volvió a darle un codazo de impaciencia. - Solo digo... - Para sorpresa de Mistify, retomaron el camino por el que había venido, pero en dirección contraria. ¿Cómo no se le había ocurrido? En lugar del pasillo que había recorrido en varias oportunidades, se abrió ante ella un sendero estrecho que concluyó en un espacio abovedado, y aunque no podía distinguir con claridad el techo, era evidente que las ramas habían seguido su recorrido y se entrelazaban entre ellas, impidiendo ver el cielo. Para sorpresa de Mistify había dos cuerpos, en sendas camas, similares a las que habían utilizado muchas veces ya con el Nigromante. ¿Tenía que traerlos a la vida? - ¿Cuándo murieron? - preguntó la bruja. - El 23 de julio de 1483 - respondió Elsa deprisa. - Hubo un incendio y el humo hizo que nos asfixiáramos - ¿En 1483? ¿Acaso tenían idea de en qué año estaban ahora? ¿Quién iba a cuidarlos después de tanto tiempo? ¿Y porqué rayos se estaba preguntando eso? ¿Desde cuándo le importaba lo que le sucedía o dejaba de suceder a dos pequeños? Tomás adivinó la mirada de la bruja, aunque aún así estaba lejos de imaginarse la realidad. - ¿En qué día estamos? - - Espero no hayan pasado demasiados días. Mamá seguro nos estará esperando. Mistify abrió la boca a punto de decir la verdad. Si la decía ¿Qué pasaría? Observó a los dos niños. Cada uno se había posicionado al lado de su cuerpo mortal y la miraban con ansias. - Solo... - ¿qué decir? - Nos llevará solo un momento - Los dos sonrieron, al unísono otra vez. - En cuánto termines, sabremos como salir del laberinto y tenemos que llevarte con nosotros - la niña irradiaba felicidad. Que no durará demasiado. Pensó la Malfoy.
  23. • Nick: Mistify Malfoy • Conocimiento que quiere dar: Conocimiento de Maldiciones • Motivo: La Universidad es mi lugar dentro del foro xD • Cargos y responsabilidades desempeñadas con anterioridad y actualmente en el foro: Anteriormente: Desde Moderadora hasta Líder del Rol, de todo lo que hay en el foro (Hoy tenía el ego por las nubes xD) Actualmente: Estoy desempleada u_u (Ya me bajaron el ego de un hondazo -.-) • Estado del plan de estudio: Hice uno con anterioridad cuando estuve dando esta misma clase hace unos meses atrás. Así que, si no hubo cambios, supongo sigue el mismo plan de estudios, que estará en mi antiguo topic de organización. Muchas gracias!
  24. Hola, quisiera anotarme a un nuevo Conocimiento. Nick: Mistify Malfoy ID: 29991 Conocimiento: Runas Nivel de Magia: XXII Link a la Bóveda: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78527 Link a la Ficha: http://www.harrylatino.org/index.php?showtopic=78280 En caso de que Runas Antiguas no esté disponible este mes, me gustaría anotarme en Astronomía. Gracias
  25. - Petrifucus Totalus - gritó el jovencito. Mistify enarcó una ceja en señal de aprobación, puesto que el hechizo fue lanzado directamente hacia otro de los trolls dejándolo fuera del juego. Ahora solo quedaba uno, que se le había dado por golpear una de las estatuas, antiguos vigilantes de la escuela. La bruja de túnica blanca dió un paso atrás cuando la mole de piedra cobró vida y lanzó al gigantesco troll a través de una ventana en dirección al Bosque Prohibido como si fuera una pelota de fútbol. Los trozos de vidrios de colores cayeron estrepitosamente al suelo, se había arruinado un precioso mural. ¿Quién había ordenado a las estatuas que protegieran a Hogwarts y porqué? Los alumnos comenzaron a...

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