Jump to content

Mistify Malfoy

Magos Expertos
  • Mensajes

    10.568
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    12

Todo lo publicado por Mistify Malfoy

  1. Ahí pude ver el caos que reinaba en Hogwarts. ¿Será que cada vez que aparecía en la institución sucedía algún problema? Trolls, estudiantes lanzando hechizos a diestra y siniestra. Era increíble. Mistify sacudió la cabeza y se agachó en el preciso instante en que un rayo impactaba sobre la enorme puerta de madera de la entrada del castillo y un estudiante la atropellaba haciéndola caer al piso. - ¿Acaso no ves por dónde corres? - le reprochó a Antoni para luego empujarlo hacia un lado con vehemencia puesto que un garrote de tamaño considerable había salido lanzado en la justa dirección del muchacho. - Incarcereus - dijo la bruja de cabello rubio para que tres cuerdas gruesas...
  2. Mistify Malfoy se abrió paso, varita en mano, a través del sendero apenas visible. Sus ojos comenzaban a acostumbrarse a la oscuridad y aunque no veía con claridad, al menos podía discernir entre un camino o un obstáculo atravesándole el paso. La luz emitida por su varita mágica no era suficiente para apartar las sombras empeñadas en obstruir la luminiscencia blanquecina que se desprendía de la punta, era más como la llama oscilante de una vela que estuviera a punto de consumirse por completo. Nuevamente había dos caminos. Giró para observar a su alrededor. Ni rastros de su compañera. Por unos minutos se quedó allí parada sopesando las posibilidades, habría dado cualquier cosa por que Chávez se apareciera con una de sus humeantes tazas de té caliente. El frío se había adueñado de ella y a estas alturas le comenzaba a parecer eterno, incluso dudaba que aquella sensación pudiera desaparecer de su cuerpo alguna vez. Quizás fuera ese una de los resultados de involucrarse en el Mundo de los Muertos. Exhaló el aire y nuevamente se formó frente a ella una nube de vapor. - Adelante - se dijo a sí misma como infundiéndose ánimo. No faltaba mucho, o eso quería creer. Tomó el sendero de la derecha. Ni bien lo hizo la oscuridad se volvió espesa y agobiante, como si fuera un manto que hubiese caído sobre sus hombros y tuviera que soportar el peso. Y literalmente lo parecía, puesto que su andar erguido desapareció. Incluso respirar le costaba trabajo ahora. Recordó las intensas clases de las últimas semanas: pasar demasiado tiempo en el Mundo de los Muertos puede acarrearte la muerte. Debes salir cuando sientes que tu mente ya no soporta la presión. ¿Pero cómo salir, si por más que avanzara parecía no llegar? Arrastró los pies por lo que le parecía un siglo, por delante de ella el paso se abrió, aquello debía de ser la entrada al laberinto. ¿Dónde estaba la esfinge? Se suponía que debía de haber una allí. Se detuvo una vez más, respirando profundamente y con lentitud. Dando aire a sus músculos y un poco de serenidad a sus pensamientos revolucionados. La opresión parecía ser menor y la luz de su varita brilló con mayor intensidad. - ¿Maestro Báleyr? - Había una figura a unos metros por delante de la hechicera, pero por más que lo intentaba no lograba ver quién era. Pensó que quizás el Nigromante estaría esperándolas para darles más instrucciones y por eso el peso del Más Allá no era tan agobiante como en un primer momento. Sin embargo nadie respondió. - ¿Maestro Báleyr? - Su voz cobró más fuerza a la vez que se adelantaba con la varita mágica frente a ella. Era una mujer rubia y estaba de espaldas. ¿Otro fantasma? ¿No habían lidiado ya lo suficiente con Almas en pena? No se acercó. Llevaba una túnica esmeralda, como antaño usaba ella misma, larga, con bordados dorados en los bordes y de mangas tan amplias que rozaban el suelo a pesar de que la figura parecía tener los brazos cruzados bajo el pecho. - ¿Señora? - Mistify no tenía idea de quién era y porqué estaba allí, pero si era parte de la prueba sería mejor no enfadar a la aparición. El fantasma siguió sin moverse de su lugar. La cabellera larga y rubia oscilaba de un lado a otro movida por el mismo viento inexistente que la Malfoy notó al otro extremo del lago. Sin lugar a dudas había sido una mujer de la nobleza, cuando viva. Pensó. Se notaba en su porte. Sin embargo ninguna de las dos se movió. - No puedes pasar hasta que me mates - la otra voz le sonó demasiado familiar. - ¿Cómo podría matar a un fantasma? Ya estás muerta - respondió Mistify - No soy un fantasma - La Malfoy enarcó una ceja. Ese tono de voz arrastrando las palabras era propio de un miembro de su familia. ¿Pero quién? ¿Quién era y porqué le parecía tan conocida? - ¿Qué eres? - No creo que esa sea la pregunta adecuada - la otra mujer se giró hacia Mistify. Los ojos esmeraldas, la tez blanca y el rostro afilado inconfundible. Era ella misma. - No puede ser posible - retrocedió. La túnica blanca se enredó entre sus piernas. - Aquí todo es posible - sonrió el espectro. Aquella sonrisa letal que le había dirigido a más de uno, ahora era para ella misma. - Ya te he dicho lo que tienes que hacer, si quieres pasar. - No puedo matarte - los ojos de Mistify parecieron recobrar su antiguo brillo - Si te mato, moriría yo. - ¿Quién dice que sigues viva? - se tomó el largo cabello, para trenzarlo desinteresadamente, como si lo que le decía fuera lo más aburrido del mundo o estuvieran hablando de la cena de la noche anterior. - Lo estoy - - ¿En serio? - la bruja de túnica esmeralda se alzó de hombros - Si tú lo dices... - - Si yo.. si tú... - cerró la boca. ¡Qué bella se veía! Era joven y hermosa, y las malas decisiones aún no parecían pesar sobre ella. Aunque... si esa aparición era ella misma ¿significaba que estaba muerta? ¿Acaso pensaba que había superado las anteriores pruebas pero no había sido así? No. Las había superado, lo sabía. Esto no era más que otra etapa a superar. Alzó la varita hacia el espectro. - Si me matas, podrás pasar - le volvió a decir - ¿Estás dispuesta a dejar morir esta parte de tu pasado? La observó. Le gustaba ese pasado y durante mucho tiempo había luchado por conservarlo, aunque poco a poco se le fue escurriendo como agua entre los dedos, y por más que lo intentaba poco quedaba de él. Aún así lo poco que aún tenía, lo guardaba con celo. Negó con la cabeza y el espectro soltó una carcajada jovial. - Solo apártate - le pidió, aunque sabía que aquello no iba a tener resultados - Tengo que pasar. - ¿Porqué? - la imagen se acercó - ¿Estás dispuesta a dejarme ir? - le susurró al oído. - Por favor - suplicó. - ¿En serio suplicas? - susurró al otro lado - Antes nunca hubieras suplicado. ¡Mistify Malfoy! ¡Antes muerta que dar el brazo a torcer! - se elevó en el aire y volvió al suelo con potencia - ¡Muerta! Una lágrima descendió por las mejillas de la bruja, corrió a través de sus labios apretados hasta el mentón y desapareció. - ¿Y ahora lloras? ¿Por quién? - La varita se alzó hacia la aparición. Ni siquiera supo que hechizo salió de ella, pero un rayo azulado y más helado que la muerte impactó de lleno en el espectro haciéndolo desaparecer. - Lloro por mí...
  3. Mistify giró su cabeza hacia el lago, no había señales de la hechicera de cabello violeta. Alzó la mirada hacia el bosque, estaba rodeado de un halo sobrecogedor, incluso para la mortífaga. Apretó la mano derecha y su varita mágica se materializó en medio de zarcillos oscuros del mismo tono que el objeto, alargado y sin ningún elemento ostentoso. Se sintió más segura con ella, era como una vieja amiga a la que podía recurrir en cualquier momento a sabiendas que estaría allí. Eso la reconfortó. Suspiró, irguió la cabeza como si fuera una reina a punto de entrar a la Sala de Tronos y dio un primer paso en dirección a los árboles. Ni bien puso un pie dentro del bosque, la entrada se cerró tras ella. - Lumus - murmuró como si temiera despertar a alguien. A pesar del encantamiento, la oscuridad reinante parecía engullir a la luz, no podía ver más que a un par de pasos por delante, pero lo inquietante era la falta de sonido, como si incluso los árboles estuvieran muertos, algo que la Malfoy sabía que no era posible. Pero ¿Qué era posible y qué imposible para el viejo Arcano? Avanzó con cuidado. La varita al frente mientras las ramas intentaban alcanzarla arañando su piel. Tironeó de la túnica cuando quedó prendida de un arbusto y la tela blanca se rasgó. Unos días atrás se hubiera vuelto loca solo con eso. Pero aquella bruja no parecía ser ella y si lo pensaba poco quedaba de Mistify Malfoy en este momento. Oscuridad y frío. Solo el ruido que producían las hojas secas cuando las pisaba o el sonido apagado de su respiración cuando exhalaba el aire contenido. Aire que se condensaba frente a su rostro formando una pequeña nube de vapor. Sus músculos se tensaron nuevamente. Se hizo un claro. ¿Cuánto tiempo había transcurrido? Miró hacia arriba, pero el sol aún no parecía asomarse. ¿Minutos? ¿Horas? Nunca se sabía, puesto que el tiempo era demasiado relativo en el Mundo de los Muertos. Bajó la varita, la oscuridad se había disipado dando lugar a lo que parecía un pantano frente a ella. instintivamente buscó el círculo en la orilla y negó con la cabeza un segundo después. Báelyr no iba a dejarles la misma prueba dos veces. Esto era otra cosa. ¿Pero qué? Esforzó la vista. El pantano parecía estar vivo, paradójicamente. El agua estancada emitía el mismo efluvio que la muerte. Mistify arrugó la nariz. - ¿Estás perdida? - La voz femenina la hizo saltar a un lado, empuñando la varita. - No has perdido la agilidad - La conocía muy bien, pero solo veía una figura borrosa delante de ella. No podía ser. La observó con precaución. - ¡Vamos, preciosa! ¿Vas a decir que no me reconoces? Mistify abrió la boca, pero no pudo emitir sonido. - Sabía que serías tú quién me volvería a la vida - Dejó caer los brazos, aunque algo en su mente, un sonido lejano intentaba que permaneciera en alerta. Esto no estaba bien. Ella estaba muerta, de la manera en que el Nigromante había dicho que no había forma de volverla a la vida. ¿Habría sobrevivido su alma? - Tú me la quitaste, tenías que ser tú quien volviera a por mi- Vete de allí. No es ella. No es real. Gritaba la voz lejana en la mente de la bruja de cabello rubio. - ¿Tú? - el sonido de la voz de Mistify produjo un eco, como si estuviera en una caverna que no podía ver. - Claro. He venido a ayudarte a encontrar lo que has perdido. - Vete de allí. No es ella. No es real. Esta vez la voz interior sonó mucho más cercana. - ¿Lo que he perdido? - la figura extendió una mano para que ella la tomara, pero dio un paso atrás al mismo tiempo que Mistify adelantó - ¿Qué he perdido? - Lo sabes bien - persuasiva - Te lo enseñaré. - - Yo,,, - ¡Vete de allí! decían las voces - En realidad quisiera... - ¡No lo hagas! ¡No es ella! A pesar del frío, la Malfoy comenzaba a sudar otra vez. - Ven conmigo... - No se había dado cuenta, pero en el intercambio había avanzado hacia la figura para intentar sostenerle la mano y se acercaba peligrosamente al pantano, cuyas aguas gelatinosas parecían a punto de entrar en ebullición - No - retrocedió apenas. - ¿No? ¿Porqué no? Mistify abrió la boca, pero por algún motivo no podía encontrar respuesta a aquella simple pregunta. ¡Porque no es ella! ¡Es una trampa! le gritaba algo en su interior con mayor fuerza. Agachó la cabeza, intentando buscar una respuesta. - Porque... no eres tú - le dijo finalmente alzándola de nuevo. - ¡Nooooo! - gritó la aparición cuando algo similar a una gigantesca mano de agua putrefacta salió del pantano y arrastró a la figura dentro de él. Cuando se hubo sumergido, todo desapareció. Todo, excepto el frío que le daba a entender que no había terminado. Vislumbró un camino al otro lado, tomo coraje y lo siguió.
  4. Aquel atardecer lo había pasado descansando. Tal cuál los días anteriores no podía probar bocados sólidos, le daban náuseas al solo tener proximidad con ellos y su único alimento consistía en tazones de té con leche que apretaba con las manos intentando que el calor se le metiera al cuerpo. Había seguido el rastro etéreo del Arcano y detenido junto al lago. La túnica blanca que llevaba puesta se agitaba con un viento inexistente, al igual que la cabellera rubia, era la magia que el Nigromante desató en la zona. Magia oscura, perversa y peligrosa. Cada vello de su piel se erizó y los músculos se tensaron como si estuviese al acecho y pronta a saltar sobre la presa. Era como una aparición, un fantasma más de los tantos con los que había interactuado las últimas semanas. La otra bruja ya estaba allí. El sol se había escondido por completo en el horizonte y todo estaba apenas iluminado por una luz incorpórea, mortecina, de la cual no supo su procedencia, aunque la intuía. No se movió cuando las aguas se removieron bajo la canoa que la mujer había conjurado, ni cuando estuvo a punto de quedar atrapada por las manos fantasmales que se erizaban tras la bruma oscura. Solo observaba, con esos ojos verdes, sin brillo. La escuchó gritar. La vió luchar y salir recuperando el aliento. La vió arrojar su calzado y también algo más que se cernió sobre el zapato atrayéndolo inexorablemente a las profundidades. Pero no se movió. ¿Cómo iban a cruzar? La Habilidad a la que aspiraban era la Nigromancia, por tanto si el viejo hechicero les había puesto pruebas, tendrían que estar relacionadas. Los ojos de Mistify Malfoy se volcaron hacia el pequeño círculo, apenas visible. Sagitas ya se había adelantado nuevamente. No era uno. Eran dos. - Buenas noches - la voz sonó rara en aquel ambiente, incluso a ella le pareció lejana - ¿Te estás divirtiendo? - pretendía ser un comentario irónico, pero sonó casi apenado. ¿Qué le estaba pasando? Señaló los sectores sobre la arena que parecían dispuestos para ellas. - Supongo que tenemos que ir por ahí - ¿Titubeo? Apretó las manos, si comenzaba así, no habría un final para la mujer de tez blanca. Aquella que alguna vez creyó ser poderosa e invencible, parecía ahora una niña de once años a punto de tomar el Expreso a Hogwarts. Tomó aire y lo exhaló con fuerza. Cuando apoyó ambos pies sobre el pequeño círculo, no vió más a su compañera. Frente a ella se erguía un puente estrecho formado por ¿almas? Parecía que los cuerpos se entrelazaban entre ellos, manos, pies, dedos, torsos, enredados entre sí en formas grotescas. Apretó los labios e intentó dar un paso, pero su propio cuerpo se negó a responder como si estuviera atado a aquel círculo, prisionero en el pequeño sector. Volvió a respirar, obligando a calmar a su corazón acelerado. El frío. Esa sensación ya conocida que le daba la pauta de saber con exactitud que estaba en el Mundo de los Muertos. Lo volvió a intentar. Saber en dónde estaba era esencial para moverse. Esta vez sus pies respondieron y aventuró un paso. - ¡Cuidado! - gimió una voz por debajo. - ¿Me reconoces? - la otra. - ¡Asesina! ¡Tú me mataste! - mas allá. Habia pisado un rostro deforme. Era como caminar sobre una porción de flan. Los pies se enterraban en un brazo regordete, en una nariz demasiado pequeña, en el trasero lechoso de alguna mujer. A cada paso recibía un insulto diferente, pero la bruja no se detuvo. Tenía la sensación de que si dudaba eso sería todo para ella y formaría parte de aquel puente de almas en pena para toda la eternidad. ¿Acaso eran aspirantes que no habían podido pasar la Prueba? No quiso pensar en ello. Plaff. Plaff. Parecía que sus pies fueran succionados por una ventosa y tal el sonido que emitían cuando los levantaba y liberaba para dar la siguiente pisada. Y el frío que se le introducía por cada poro de su piel y comenzaba a helar sus huesos. El aire condensando de su respiración frente al rostro. No faltaba demasiado. Ya casi podía ver la otra orilla. Apuró la marcha. Cayó al suelo hacia adelante al salir al otro lado. Gotas de sudor recorrían su sien hasta llegar a la barbilla. Apretó las manos, aferrando la arena entre sus dedos, recuperando la tranquilidad. Se puso de pie dejando que la arena se escurriese de sus manos, como una especie de reloj improvisado que contaba sus pocos segundos de descanso. Cuando hubo acabado sacudió su túnica y llevó la cabellera rubia hacia atrás, irguiéndose nuevamente como si absolutamente nada hubiera sucedido. Alzó la mirada, el bosque se alzaba ante ella. Amenazador y lúgubre, recién habían comenzado.
  5. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Había escuchado hablar de las Pruebas de Habilidad y de las pruebas que los Arcanos debían de desarrollar para sus aprendices en torno a la isla. Eran muchas las noches que su hija había pasado en vela discutiendo estos asuntos y cientos más antes de dar por terminado el proyecto. Lo que ella no sabía era qué Pruebas determinaría el Nigromante, ni lo que efectivamente le depararía entrar al Portal de las Siete Puertas. - Estoy preparada - respondió la Malfoy. El tono solemne de su voz le recordaba los momentos en los que el Ministro de Magia debía comunicar algo a la Comunidad. ¿Lo estaba? ¿De verdad? Había tomado aire antes de responder y lo exhaló al decir aquellas palabras. Por algún motivo se sintió aliviada. No por probar que podía obtener la Habilidad, sino por dar término a aquella rutina de días completos sumergida en el Más Allá que le estaba consumiendo sus propias ganas de vivir. No escuchó lo que sus compañeras en aquella travesía efectivamente respondían. Tampoco le interesaba demasiado. Era solo ella y el Arcano. Como lo habían sido los sucesivos días pasados en los que el viejo mago le ayudaba a reconocer un Alma o a permanecer inmune a los engaños. - Por supuesto que estoy preparada - susurró. Fue algo así como una confirmación para sí misma. Una respuesta que se dio en voz alta a sus propios interrogantes. Lo estaba. Y lo que restaba de esta noche y el resto del día la pasaría descansando en la Mansión Malfoy. Se lo debía.
  6. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Habían sido días particularmente difíciles para Mistify Malfoy. Adquirir aquella habilidad le había resultado mucho más complejo de lo que esperaba y a pesar de sus avances diarios, al llegar a casa sentía que no eran tantos y que debía esforzarse más si realmente lo deseaba. Aún así llegaba agotada, no era un agotamiento físico, sino mas bien mental. Se sentía agobiada como jamás lo había sentido antes, como si cargara un gran peso sobre sus hombros que aún no alcanzaba a comprender. ¿Quizás el peso de optar por la vida o la muerte de alguien? ¿De elegir entre dejar almas en paz o eliminarlas para siempre, la nada misma? - Ama, no ha probado bocado - Era cierto. En la mesa de noche aún estaba la fuente con comida, ahora fría, que le había alcanzado Chávez hacía ya más dos horas. Las últimas semanas había adelgazado, el rostro estaba más afilado de lo normal y los pómulos parecían más prominentes, al mismo tiempo que los ojos verdes perdieron el brillo habitual que le daba ese tono esmeralda intenso con el que solía sorprender. - No tengo apetito, Chávez - Estaba recostada en la cama sin desarmar. Se había duchado y aún permanecía envuelta con la toalla húmeda y el pelo rubio enmarañado. Chávez entrecerró los ojos, a pesar de las eternas discusiones con su Ama, la bruja era especial para él. No quería que nada malo le sucediera. Por eso insistió. - Si el Ama desea obtener todo ese poder, quizás debería conservar su cuerpo en condiciones óptimas, para que el cansancio no la aprese cuando menos lo desea. Ella sabía que el viejo sirviente tenía razón, pero tenía un nudo en el estómago, apenas podría tragar sin sentir náuseas después de hacerlo. Sin embargo, quiso contentarlo. - Quizás estaría bien un té caliente, con leche - Chávez desapareció después de asentir, al menos era algo. Se obligó a ponerse de pie. El Nigromante la esperaba al amanecer en la mazmorras y no quería hacerlo esperar. La luna proyectaba su luz pálida y blanca dentro de la habitación y ella no necesitaba más que eso para encontrar lo que necesitaba. Secó su cuerpo, peinó su cabello y se puso una túnica blanca aterciopelada con bordados azules en torno a la cintura, el escote y el borde de las mangas. Para cuando hubo terminado de arreglarse, el elfo irrumpió de nuevo en la habitación de la Mansión Malfoy. Sostenía entre sus manos una bandeja con una taza de té espumoso y humeante y un plato con galletas de chocolate. La depositó en el mismo lugar en el que había estado la anterior y se alejó prudentemente, sin dejar de observar a la Malfoy. - ¿Chávez puede decir lo que piensa? - el elfo doméstico sostuvo la mirada de la bruja. - ¿Desde cuándo pides permiso para decir algo? - La mujer de cabellera larga y rubia aferró la taza de té. La notó caliente, demasiado, comenzaba a habituarse al frío intenso del Mas Allá. Ese que te quemaba las entrañas y parecía deshacerte los huesos en pedazos, cada vez que intentabas pasar el límite o explorar algo más. No la soltó, era reconfortante. - Chávez cree que obtener este poder acabará con su Ama. Cree que hay cosas que deberían de quedarse como están y no deberían de cambiarse. - ¿Crees que no soy lo suficientemente fuerte para adquirir esta Habilidad? - la voz sonó algo peligrosa. Sin embargo, Chávez no se amedrentó. - Chávez cree que no es necesario ese tipo de habilidad - lo dijo con firmeza, cruzando los brazos - Los muertos, muertos están, tuvieron su oportunidad de vivir y lo hicieron a su manera. ¿Que alguien los mató siendo jóvenes o teniendo cosas por hacer? Pues no se merecen vivir entonces, hubiesen cuidado la vida mientras la tenían. - cerró la boca por un instante, como conteniendo palabras que no quisiera decir y midiendo las que saldrían a continuación - ¿Para qué tanto sacrificio? ¿Qué pasa si al día siguiente que mi Ama los regresa a la vida, vuelven a sucumbir ante las garras del Más Allá? - hablaba muy seguro de sí mismo, como si sus palabras fueran irrefutables. - No entiendes nada, Chávez, no se trata de regresar o no regresar del Más Allá. Se trata del conocimiento mismo - Tomó un sorbo más del té y dejó la taza casi llena en la bandeja - Se trata de saber que tienes el Poder de que alguien retorno, o no - giró su cuerpo dando la espalda a la criatura para observarse en el espejo. Volvió a girarse, no le gustaba la imagen que tenía en aquel momento - Se trata de que podrás eliminar el Alma de alguien para siempre, que no viva ni siquiera en el otro lado, que se extinga para toda la eternidad, como si jamás hubiera existido. El elfo chasqueó la lengua. Era cierto, no la comprendía. Ella meneó la cabeza negativamente, no esperaba que lo hiciera. - Tengo que irme, me espera antes de que salga el sol. Chávez se apartó de su camino. ¿Era un dejo de tristeza lo que podía leerse en los oscuros ojos de la criatura? Tal vez.
  7. ¿En serio? ¿Otra vez? Cuando el viento comenzó a tomar fuerza nuevamente, Mistify frunció el ceño. Comenzaba a enfadarla aquella situación. Creía que ya habían probado con creces que sabían utilizar los nuevos poderes ¿Qué necesidad de montar la misma prueba de viento una y otra vez? Tal parecía que su compañero estaba utilizando los animales que se habían conjurado, en cambio ella alzó la varita y tras su conjuro, unas cuerdas surgieron de la punta de la misma. Dos cayeron al piso, pero la tercera arrojó hacia atrás a la Malfoy y la ató con firmeza a uno de los postes de luz, bastante alejada ahora de donde estaba Ishaya, Eso tendría que servir, aunque el viento hacía de las suyas, y el polvo se le metía en los ojos. A esta altura no creía que hubiera parte de su cuerpo que no lo tuviera. - ¡Ishaya! - el mago estaba escondido, aferrado fuertemente al Lobo, pero el león reaccionó ante la voz de Mistify, estaba bajo su control - Me parece que tienes un lindo gatito a tu lado - el animal abrió la boca dispuesto a darle una buena mordida. De la avispa, ni señales, seguramente había sido arrojada hacia cualquier lado producto de la acción del viento huracanado. Miró a su alrededor. Escuchaba voces a lo lejos, pero no lograba comprenderlas del todo. - ¿Hasta cuándo vamos a tener que lanzarnos hechizos? - levantó la voz, pero aún así esperaba que sus profesores en esta etapa estuvieran utilzando sus respectivos anillos de escucha. Ella no lo hacía, puesto que al hacerlo le llegaba tanta información que comenzaba a dolerle la cabeza, seguramente habría un modo para concentrar su uso en una sola conversación, pero aún no había aprendido a hacerlo. Se observó a si misma. Si no fuera porque todo aquello le servía para obtener mayor poder, seguramente comenzaría a gritar histérica, odiaba la suciedad, la odiaba sobre todo en sí misma, y su túnica era gris ahora en lugar de blanca, el cabello estaba enmarañado y pegoteado de tierra y la piel... Cerró los ojos y contó hasta tres. Cuando los volvió a abrir realizó un movimiento con la varita para soltarse de la soga que la aprisionaba y puso los brazos en jarra. - Me niego a seguir lanzando hechizos - la varita desapareció de entre sus dedos - hasta que me digan con exactitud qué demonios se espera de toda esta situación - los ojos esmeraldas de la mortífaga se dirigieron a Hades aún en el piso, luego a Elvis que parecía muy feliz desde su lugar lanzando instrucciones y a Mónica..
  8. Ops, pues yo acabo de utilizar un hechizo de otro grupo en mi beneficio xDD Pensé que aunque era 1 vs 1, se podía interactuar con el resto, por lo que decía de la curación y asumí que entonces se podrían usar otras cosas. Ishaya, no pienso cambiar mi rol xD Así que rebúscate para hacer algo con eso (?) Sabes que te quiero *-*
  9. - Orbis Bestiarum - pensó Mistify. A su alrededor sucedía de todo al mismo tiempo, lo que no predijo fue la zancadilla de su compañero de duelo, cayó al piso mientras la avispa marina que había conjurado un miembro del otro equipo se veía rodeada de un anillo dorado cuando sobrevolaba libre del influjo de Thomas.. La Malfoy enarcó una ceja mirando a Ishaya. - Sé que te apetece verme tumbada en el suelo, pero si solo pidieras por favor... - Aquel no era un duelo tradicional, la vida o la muerte no estaban en juego, por lo que la bruja estaba relajada y disfrutaba de todo lo que acontecía en torno a ella. Olas, vientos huracanados, animales de todo tipo, un mago que hacía que otro tragara piedras, todo era posible, incluso que un hipogrifo casualmente pasara por el lugar. Quizás debió encantar al bello ejemplar en lugar de la avispa. Se encogió de hombros al tiempo que se puso de pie. Realmente estaba en un estado deplorable, muy poco propio de la bruja de cabellera rubia, por un segundo se le cruzó por la cabeza desaparecer directamente hacia la Mansión Malfoy y abandonar todo, aunque ya había llegado hasta allí y si no conseguía lo que quería tendría que atravesar por toda la situación una vez más. Ni hablar. - Morphos - murmuró una vez de pie. La varita en dirección a uno de los bancos, que parecía tener el tamaño apropiado para realizar el conjuro. Y fue así. La piedra comenzó a moverse y en segundos tomó la forma del animal que Mistify tenía en mente: un león. La bestia lanzó un rugido hacia Ishaya y comenzó a adelantarse con intensiones agresivas. El lugar en el que estaba el asiento, ahora estaba vacío a excepción de un amasijo de piernas y manos y ¿palomitas de maiz? Seguro era Hades, quién estaba utilizándolo para observar lo que sucedía. Si no fuera porque el viento comenzó a arremolinarse a su alrededor otra vez y la elevó en el aire azotando la túnica blanca y el cabello en torno a su cuerpo, pensó inmediatamente en un Arresto Momentum, pero por algún motivo descendió plácidamente y sin lastimarse antes de realizar el conjuro, aunque completamente llena de tierra. ¿Qué había pasado? Quizás el amuleto con las alas hubiera funcionado a la perfección.
  10. Frente a ella, el mago con lo que había tenido interminables charlas en el Ateneo de la Universidad, se erguía con una sonrisa estampada en el rostro. ¿Se estaba riendo de ella o de la situación? De cualquier forma no le gustó y apretó los labios en señal de disgusto al mismo tiempo que la varita. Parecía que le cedía el lugar para atacar. Todo un caballero, eso tenía que concedérselo, si no tuvieran opiniones tan dispares, quizás hasta podrían ser amigos. ¿Amigos? ¿En serio? Definitivamente el aire de la caverna le había afectado el cerebro, no serían amigos jamás, ella no tenía amigos a excepción de Gatiux. - Ishaya - La Malfoy se colocó en posición de duelo. Una mano por detrás de la cintura y la derecha con la varita en ristre, jugando con la situación. - Tal parece que tendremos que lanzarnos unos hechizos ¿Te apetece? - Al final no tenía porqué ser aburrido, podría divertirse un rato y de paso obtener el certificado del Ministerio de Magia. La varita de Mistify rasgó el aire frente a ella, cualquier mago experto se daría cuenta por el movimiento qué ataque vendría a continuación, no le haría falta ver el haz de luz carmesí, ni notarlo impactado para saber que de los labios de la bruja de cabellera rubia, bastante despeinada, había salido una palabra más: - Sectusempra - Y no había sido un grito, tan solo un murmullo apretado dificil de ser escuchado. En torno a ella, el viento se había apaciguado. Se podía ver el cielo tormentoso, los bancos de piedra y las luces de neón iluminando la desierta calle londinense. Desierta de muggles, porque hechiceras y magos sobraban en aquel lugar. El cuerpo de la Malfoy volvió a la normalidad, el efecto del encantamiento conjurado con anterioridad había cesado. Si se hubiera visto en un espejo en ese momento... la túnica ya no era blanca, sino del gris de las prendas sucias, el cabello enmarañado y un rasguño dividía la larga manga en dos trozos que se agitaron con claridad tras la maldición de la bruja.
  11. - ¿Qué está pasando? - Mistify no entendía absolutamente nada de lo que estaba pasando, salvo que de una cueva en Hawaii, con basilisco y enano, saltó sin pausa a una calle londinense, de esas que los muggles utilizaban habitualmente. Se escucharon voces, los separaron en grupos y todo eso sin explicación de por medio. ¿Qué exactamente tenían que hacer allí? ¿Qué pretendían? Su verde mirada recorrió la escena, el otro grupo había quedado alejado al otro lado de la calle, mientras a ella la habían enfrentado con un mago que conocía muy bien. Ishaya ¿en serio? Realmente estaba desconcertada. A uno y otro lado de la bruja de cabello rubio, tenía sendas parejas, habían quedado en medio del caos. ¿Porqué tenía que enfrentar al hechicero? No tuvo mucho más tiempo para pensar en ello, puesto que en torno al grupo comenzó a girar una ventisca que pareció salir de la nada misma. Afirmó los pies sobre la calzada, pero eso comenzaba a no ser suficiente, puesto que el viento amenazaba con arrastrarla y la arena los azotaba incrustándose en la piel como si estuvieran en medio del desierto. ¿Arena? ¿En el medio de Londres? Esto seguramente tendría que ver con los Uzzas, Sus compañeros parecían tan desconcertados como ella, a juzgar por las expresiones de sorpresa dibujadas en los rostros. Seguramente querían que utilizáramos los nuevos poderes y había uno que encajaba perfectamente en la situación. Ya lo había utilizado antes y sabía que tenía que concentrarse para no acabar en una gruta subterránea, puesto que podía atravesar cualquier cosa o viceversa, ser atravesados sin ser golpeados. Apretó su mano derecha. La varita mágica se hizo presente. Larga, negra y sin adornos ostentosos. Simple, pero poderosa. - Salvaguarda Mágica - pensó. El efecto fue inmediato, fue como si el viento hubiera cesado, su cabello largo dejó de batirse en torno a su rostro como si estuviera endemoniado y cayó lacio sobre la espalda de la bruja al igual que la túnica blanca que la vestía. El efecto era sorprendente, puesto que todo a su alrededor parecía girar, volar y aplastarse contra el suelo de cemento o los pocos bancos que cada tanto parecían desaparecer entre el polvo. A pocos metros por delante estaba Ishaya, se planteó atacarlo, pues se encontraba indefenso y alzó la varita, ahora intangible al igual que ella misma. ¿Qué hacer?
  12. Hola chicos. Ya ví que pusieron la prueba final para el libro, el tema es que yo sábado y domingo me es imposible rolear, voy y vengo y es día de familia xD Por tanto, si es posible me pondré al día el lunes e intentaré recuperar estos dos días de falta. Asumo que no habrá problema, pero por las dudas aviso, que no se me ocurrió otro lugar en donde hacerlo. Muchas gracias
  13. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Las palabras de advertencia del Arcano resonaron en la mente de Mistify como si fueran producto de una ensoñación, como si no fueran reales y lo único que importara ahora fuera el rostro de esa pequeña niña que se escondía una y otra vez, alejándose de la bruja. ¿ Qué había querido decir con un tiroteo? ¿Qué era eso exactamente? ¿Debía de tirar de algo para alcanzar el alma que quería? - ¡Ven! - trató de que su voz sonara firme y decidida, pero fue solo un susurro. Su aliento se condensó en el aire formando un vaho de vapor, como si estuviera respirando aire helado. - Te llevaré con tu madre - Cuando extendió la mano algo más la aferró. Sintió que el frío tomaba sin permiso su cuerpo y que comenzaba a elevarse sin razón. - ¡No! - gritó, o eso pensó que hacía. Retiró la mano abruptamente y su mirada se detuvo en sí misma, tenía la misma apariencia etérea que el resto de las almas. Giró para ver a su alrededor y retrocedió al verse sentada sobre la lápida, los ojos mirando sin ver y la mano extendida como queriendo atrapar algo que era inalcanzable. Su corazón se aceleró. ¿Tenía corazón? Al menos era la sensación. - ...recuerda los obstáculos - la voz de Báleyr la acompañaba. - ¿Has visto a mi mamá? - la voz de la niña la sobresaltó aún más. Estaba frente a ella y la miraba con esos ojos enormes que conocía tan bien. - Yo soy tu mamá - Mistify se puso en cuclillas, para quedar a la altura de la jovencita. La niña sonrió. - ¿Papá también está acá? - - Papá está en el Ministerio, ya sabes... ser Ministro de Magia le lleva mucho tiempo - ¿Qué estaba diciendo? Ella extendió su mano, pequeña y de dedos alargados. Era su Mackenzie. ¿Mack? Pero si ella no estaba muerta ¿Porqué estaba allí? Se llevó las manos al rostro, cubriendo los ojos. Eso no era real. Esto no es real. - ¿Mami? - sin embargo lo era. ¿Qué sucedía? ¿Ella estaba muerta? No podía ser posible. - ¿Ya no me quieres? - el rostro de congoja de la pequeña Mackenzie era demasiado para Mistify - ¿Por eso siempre se van tan lejos? ¿Hice algo mal, mami? La bruja retrocedió. - No eres ella - Se volvió hacia su cuerpo tangible, las lágrimas cubrían aquel rostro. - Siempre me dejan - las palabras cubiertas de reproche. - Eso no es cierto, cariño - se puso de pie. - Y tú no eres ella - movió ambos brazos como intentando disipar la aparición, que se disolvió. - Ella es mala - la voz provenía ahora de la niña que había estado buscando - Se lleva a los visitantes. Mistify asintió. - ¿Cómo te llamas? - le preguntó. - Sophie - respondió - ¿Echas de menos a tu madre? - Ajá - era solo una niña. Su mirada se volteó al piso. - ¿Crees que pueda encontrarla? ¿Tenía que mentirle? Ella era solo una niña muggle. No iba a ayudarla a encontrar a su madre, lo único que quería era sacarla de allí, necesitaba aprender el arte de revivir a los muertos. - Por supuesto - mintió tomándola de la mano. Retrocedió hacia donde estaba su cuerpo, lentamente. Tras las dos figuras etéreas el velo que dividía el mundo de los vivos del de los muertos comenzaba a cerrarse. - Solo tienes que entrar a tu cuerpo mortal, Sophie, acompáñame - Y Mistify hizo lo suyo. Su ser incorpóreo se sentó en el mismo lugar que su cuerpo y la bruja de cabello rubio abrió los ojos. A su lado, sobre la camilla, un par de ojos marrones parpadearon presa del terror. - ¡Noooooooo! - el grito de la niña erizó la piel de la mortífaga - ¡Déjenme morir! - volvió a gritar - ¡Nooooo! - el pequeño cuerpo se retorcía presa del dolor. ¿No había dicho el nigromante que había curado las heridas y que estaba en condiciones? ¿Qué sucedía entonces? La hechicera se puso de pie. ¿Tanto era el dolor que preferían seguir muertos a enfrentar la vida? Buscó con la mirada al viejo Arcano, no tenía idea de qué hacer.
  14. - Conjuntivitis - Era un hechizo simple. Cualquier alumno recién ingresado a Hogwarts podría emplearlo sin dificultad. El basilisco desató su furia contra todo lo que estaba a su alrededor. No podía ver, el rayo carmesí de la Malfoy había impactado de lleno en su rostro dejándolo ciego, aunque su sentido del oído no menguó y el muchacho que había sido capturado, ahora estaba de pie hablando muy plácidamente con un duende, o eso le pareció a Mistify, mientras el resto había entablado una batalla campal lanzando hechizos a diestra y siniestra como si no estuvieran en una cueva que podría derrumbarse encima de ellos en cualquier momento. ¿Qué estarían pensando? Lo que si sabía era lo que pensaba ella y no necesitó de más para conjurar nuevamente Salvaguarda Mágica, logrando una vez más que su cuerpo fuera intangible. - Amo - los silbidos provenían de la criatura - Ssson magosss - siseó lanzando un coletazo que dejó a Mónica a varios pasos de la bruja de cabello dorado a lo que Elvis prestó inmediata ayuda ¿O había sido el puma? Se frotó los ojos, los sucesos se mezclaban un poco, quizás producto del polvo producto de las rocas desmoronadas. Crazy en su forma animaga seguramente podría hacer algo con la vista menguada del basilisco. Ahora lo que le preocupaba era el pequeño hombrecito, puesto que Enrick parecía no haber sufrido daño alguno de la mordedura. ¿En serio el veneno no le había afectado? Si fue así, había tenido demasiada suerte. ¿Acaso era un hechicero? Tendría que serlo para dominar aquella bestia, puesto que intentó controlarla con su Anillo, pero le fue imposible. Esperaba que quien sea al fin había ayudado a la Malfoy de cabello rojizo curara sus heridas. Se puso de pie justo cuando un enorme trozo de roca se partió al medio y cayó en el preciso lugar en donde se encontraba. Aquello era demasiado. No entendió muy bien lo que habían ido a buscar, pero seguramente estaba en ese sector. Su túnica blanca ya era gris y apretó los dientes al comprender que iba a ponerse peor. La varita mágica seguía en la mano derecha de la mortífaga que observó atentamente la escena antes de actuar. El hombrecillo junto a Enrick tenía aspecto amenazador. ¿Era un duende? Entrecerró la mirada. ¿El objeto que buscaban había sido fabricado por uno de ellos? Si era así, debía de ser poderoso y quizás estuviera resguardado entre toda esa cantidad resplandeciente de oro que rodeaba a las figuras principales. Para entonces su cuerpo había recuperado el aspecto habitual y activó el anillo de escucha de su dedo anular. Saber lo que el pequeñito tenía que decir al respecto, estaría muy bien, aunque el factor sorpresa se había perdido hacía varios minutos y sabía perfectamente que estaban allí. - lfi´f or fogpr dpgoghe gie´g ahíh a - gruñó el diminuto hechicero elevando sus brazos y al mismo tiempo el agua de la catarata acompañó el movimiento, suspendiéndose en el aire como un enorme puño dispuesto a aplastar lo que hubiera bajo ella. Y lo hizo, ni bien el desconocido realizó un movimiento cortante en dirección a los recién llegados.
  15. - Nadie sssse acercará - el sonido siseante no estaba demasiado lejos y el anillo azulado de Mistify brillaba insistentemente en su mano izquierda - Asssesssinar a quienesss ssse atrevan a entrar. - La hechicera de cabello rubio dejó de escuchar todo el palabrerío absurdo de Elvis, estaba claro que no iba a lograr nada de él, pero la verde mirada se tornó hacia Mónica, claramente se leía "decepción", la familia y la Marca era lo primero para aquellas brujas, exactamente en ese orden, quizás la mujer de cabellera roja lo había olvidado. Tras ella ya estaban Evarela que lucía completamente confundida y Ashley cubierta de polvo de pies a cabeza. - Losss mataré - - ¿Lo han escuchado? - el sonido de su voz se duplicó a través de la cueva. Giró el Anillo de Escucha como un acto reflejo. La advertencia se oyó una vez más y se repetía tras cada minuto acercándose a ellos proveniente del pasadizo que había dejado atrás. Entonces entendió. La mayor parte de los magos presentes no comprenderían lo que estaba a punto de decir, pero Mistify dirigió su siguiente pregunta a Mónica - ¿Lo hass essscuchado? - Y no fueron palabras, sino una mezcla de suaves silbidos y susurros - Esss un bassilisco y lo ssabes ¿qué esstá protegiendo?. Si bien los Malfoy tenían al menos tres basiliscos considerados por ellos mismos como mascotas, lo más probable es que no pudiera controlar al que los acechaba tras la pared de piedra y que algún poderoso mago oscuro estuviera tras él. No tenía ninguna relación de amistad con esa bestia y dudaba mucho que su recién adquirido anillo hiciera mella en semejante criatura. La hilera de arañas que escapaba por las hendiduras del reciente derrumbe, confirmaban sus sospechas. Si Crazy, el Ministro de Magia, se hubiera presentado a la clase, quizás podría ayudar, no conocía a otro mago vivo con su experiencia en estos gigantescos animales. Estaban atrapados en una caverna no demasiado grande y cuyas salidas estaban taponadas. Traspasar la piedra no era difícil, aunque estaba segura de que había varios cientos de metros desde su ubicación al aire libre y dudaba que el hechizo resistiera mucho tiempo. No quería saber qué pasaría si dejara de hacer efecto cuando aún no terminara de traspasarlo. La hilera de arañas se perdió por un pequeño agujero en la superficie que vendría a ser el "techo". Mistify se volvió hacia donde provenía el sonido sibilante y luego hacia Mónica. Tenían que salir de allí.
  16. Por un momento se quedó paralizada mientras los acontecimientos se sucedían uno tras otro, era como un sueño al que intentas seguir pero siempre llegas tarde por motivos diferentes. Cuando se quiso acordar Mackenzie había roto una silla en pedazos, el armario, media clase gritaba cosas tan incomprensibles como su hija y un monstruo afloraba del lugar en del que había salido no hace mucho la Viceministra de Magia. ¿De veras no era un sueño? Los ojos esmeraldas se voltearon de uno a otro lado, estaba estancada y por primera vez no sabía qué hacer. - Mackenzie, recuerda a Ares - le gritó a su hija atropellándola para que quede lejos del fuego cruzado que parecía inminente entre la bestia y Spectum, cuya varita ya estaba en ristre. Quería comunicarse con ella, quizás si hablara en pársel pudiera entender lo que estaba sucediendo. Ambas cayeron al suelo. La Malfoy de túnica blanca se raspó las manos contra la dura superficie y seguramente más de un moretón aflorarían de su cuerpo tras la próxima ducha. - Tlll ha soego chcoosfwad soggghj el - las palabras provenían de la boca de la criatura o eso le pareció a Mistify - Hll jheu poerk eirn aeor rh e rpaw´ sej e´ - No tenía idea de lo que significaba pero la advertencia iba impregnada en aquellas palabras. - Recuerdame escribir mañana una carta para quejarme de la enseñanza en la Universidad - se puso de pie alzando la varita. Su túnica estaba arruga y un desgarrón recorría la parte inferior - No es la primera vez que una clase termina en una batalla campal. - Lo que parecía un humano de fuego comenzó a avanzar en una habitación que era demasiado pequeña para intentar cualquier cosa arriesgada - Y que termino cubierta de harapos en lugar de una túnica decente ¿Voy a tener que pasarle una boleta al Ministerio de eso también? Obviamente bromeaba, le gustaba picar a su hija en cuanto a la calidad de la educación mágica desde que ella no estaba a cargo de la Universidad (XD). Lanzó un hechizo hacia lo que sea fuera que se irguió frente a los magos. Lo primero que se le ocurrió fue combatirlo con agua. ¿Acaso el agua no apagaba el fuego? ¿Y cómo era que eso estaba encerrado allí bajo tan poca vigilancia? No creía que una silla estampada contra un armario pudiera desencadenar semejante caos. Vaya fuerza tenía su hija, la próxima iba a pedirle le recomiende un gimnasio (XDD)
  17. Hola chicos. Ví ayer tu mención, pero no pude responder. Sé que se necesita mucha actividad, pero por mi parte no vas a lograr mas de un posteo diario de rol, no me da para más el tiempo xD Por otro lado y como no tenemos PM de organización como se suele hacer frecuentemente, voy a postear aquí mis... críticas, por así llamarlo de alguna manera. Que no lo son, sino más bien como aclaraciones al rol que llevamos adelante en el topic del Libro. Por un lado, estaría bueno que todos, incluidos los profesores leyeran los roles antes de postear. Porque veo que uno pone una cosa, y luego el otro va y rolea otra diferente pasando por alto al anterior (o al menos la mitad del posteo del otro usuario), y uno viene por detrás para seguirlos y no sabe para que lado retomar. Y esto no es cuestión de ser buen o mal rolero, pero me hace sentir que dejo afuera gente o ignoro sus roles, por optar por algo en particular y eso no me gusta. Segundo, rolean como si fueran superpoderosos. Vas y pones algo de acción en el rol y el siguiente que rolea se salva de todo porque es súper genial y valiente. ¿Le podemos dar un poquito de suspenso? Digo, al menos intenten dos post antes de ser héroes al completo. O desarrollen la trama, adelanten, agreguen acción, amenazas, incertidumbre, lo que sea. Pero no solucionen todo a la primera, que no somos los Uzzas, pero al final lo parecemos xD Tercero, Evarela ha roleado que se desprende del grupo por si no lo han notado. Hay que ir a por ella, creo xD No quiero ofender a nadie, ni es mi intención hacerlo. Pero me parece que el espíritu de estos topics es crear roles, divertirnos con ellos, crear alguna aventura o lo que sea,para que nuestros personajes aprendan sus nuevos poderes, pero si vamos a rolear un problema y al siguiente post ya le dan solución sin agregarle ningún tipo de "condimento" es aburrido (al menos yo me aburro) y por tanto no se puede pedir que los usuarios se interesen o roleen demasiado ¿no?G Gracias por leerme y de nuevo, perdón si alguien se siente agredido, no es mi intención.
  18. Mistify se cruzó de brazos escuchando atentamente lo que Elvis tenia para decir, pasando el peso de una pierna en señal de impaciencia. Sopesó las palabras y los gestos escondidos tras ellas, no cerraba. - ¿Qué clase de Conocimiento recibirán ellos a cambio? - su pregunta iba dirigida a Elvis mientras la varita mágica de la Malfoy repiqueteaba lanzando minúsculas chispas rojas cada vez que ella la golpeaba sobre la túnica - Has dicho que cambian Conocimiento por Conocimiento ¿Qué pueden ellos obtener de nosotros si se suponen han recabado poderes y saberes durante siglos? A menos que por aquí esté oculto algo que desean tener. - lo que explicaría las runas y las trampas, posiblemente habría más. Pensó para sí. Se sentía inquieta en aquel lugar. Era una sensación de peligro inminente quizás aumentado por el color azul de su anillo que seguía resplandeciendo en su mano izquierda y aquel murmullo ahogado, palabras ininteligibles que a pesar de su poder recientemente logrado no conseguía comprender. - Por otra parte, los trolls no utilizan magia - Su verde mirada se deslizó ahora hacia Mónica - y que las paredes de una cueva intenten aplastarte es magia ¿no? - se volvió hacia el otro profesor y luego al resto de sus compañeros de viaje - Además está este cosquilleo permanente que me eriza la piel como si me hubiera bañado en agua helada ¿Me están diciendo que no pueden sentir la magia en el aire? Su tono de voz no era alto, pero las palabras se arrastraban como serpientes en sus labios, lo que las hacía sonar peligrosas, como si hubiera siempre una advertencia por detrás de ellas, un rasgo común en los Malfoy. - Por mi parte o me dicen ahora mismo lo que está pasando aquí o tendré que ir a quejarme de su particular modo de dar clases con la Viceministra de Magia - alzó las cejas - Y no creo que necesite ninguna cita para ello, seguro la veo en la Mansión al regresar. - No le gustaba apelar a ese tipo de ardid para lograr lo que quería, pero menos le gustaba que la utilizaran para cualquier cosa que ella no quisiera ser utilizada. ¿Qué había pasado con la Black? Odiaba en mayor o menor medida a todos los que provenían de aquella familia rival, pero Evarela era una mortífaga antes que una Black. Entrecerró los ojos buscando en el lugar en el que la había visto la última vez, pero ni señas de la joven bruja. ¿Qué estaría pensando?
  19. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Mistify había leído que todo lo que moría iba a parar al Límite, un lugar en donde nadie podía quedarse demasiado tiempo puesto que aquello podía acarrear la muerte. ¿Acaso era eso lo que habían presenciado? Se le puso la piel de gallina, era arriesgado, si algún alma los pillaba desprevenidos incluso podría arrastrarlos con ellos para toda la eternidad. Demasiado tiempo. Pensó la bruja. No pudo vislumbrar mucho más, puesto que el manto de niebla se deshizo y estaban ahora en medio del viejo cementerio. ¿Un cliché? Enarcó una ceja observando al Arcano, para después escuchar su explicación, tenía sentido que fuera en aquel lugar, que el velo entre los muertos y los vivos estuviera rasgado, aquel era uno de los lugares más embrujados de Inglaterra, o al menos eso decían. Báleyr prosiguió con sus enseñanzas. Si el día anterior todo le había parecido aburrido y que transcurría demasiado lento para su ritmo, hoy cambiaría de opinión. El viejo mago dibujó cosas, puso otras, cantó en idioma antiguo, hizo aparecer cuerpos y les pidió que le cantaran a Anubis, todo eso en cuestión de menos de una hora. ¿Estaría de broma? Si cualquiera de esas cosas le salía mal se perdería para siempre. Sin embargo concluyó con un "los ayudaré" que aunque a Mistify no le pareció muy esperanzador al menos le dejaba claro que si se equivocaba, el viejo le ayudaría. O eso quería creer. Eligió uno de los cadáveres. ¿Porqué? Nada en particular, era el que estaba más próximo a la mortífaga. Una muchacha que no conocía, de cabello oscuro y la tez pálida que proporcionaba la muerte. Estaba tendida en la camilla, con una sábana blanca tendida sobre ella, dándole privacidad a su cuerpo que se adivinaba desnudo bajo ella. Repitió el procedimiento dibujando el círculo en torno a una lápida rota que utilizó como banca. No iba a sentarse en el suelo. Apoyó la cabeza en una de las patas de metal y cerró los ojos, intentando concentrarse en el cántico y el resto de advertencias del Arcano. De repente se sintió llena de confianza en sí misma y las palabras que su Maestro había pronunciado eran perfectamente entendibles. Anubis, Guardíán del Portal del Inframundo revélame las puertas de lo invislble que mis oídos y mis ojos sean los tuyos. Las manos de Mistify se extendieron hacia adelante, como si estuviera corriendo una cortina invisible, un velo que solo ella podía ver. Permanece conmigo mientras busco en tu reino. Revélame el alma que perdió este cuerpo. Los ojos esmeraldas se abrieron de par en par, solo que ya no tenían ese color. Eras oscuros por completo. Las manos aún estaban extendidas, intentando atrapar algo que no podía ser capturado. Que tus ojos sean los míos, que tus oídos sean los míos. Se puso de pie. Mientras una de sus manos se hallaba estirada, la otra se posicionó sobre el cuerpo de la niña. Parecía que la bruja se había vuelto loca, pero ella veía e intentaba comparar los rostros que desfilaban frente a ella, con el de la niña fallecida. ¿Dónde estás? Se preguntó. Se sentía etérea, casi como si pudiera volar. Sus ojos oscuros miraban sin ver la realidad. ¡Ven aquí! El rostro de la jovencita se escondía de ella y un centenar de almas en pena intentaban infructuosamente ser las elegidas. A su alrededor los símbolos brillaban con nitidez.
  20. En un segundo estaba sola y en medio de la oscuridad casi absoluta y al siguiente rodeada de magos y hechiceras que lanzaban hechizos y hacían conjeturas de las inscripciones que a duras penas se podían leer. Suspiró profundamente ¿un troll? Lo que le faltaba. No tenía idea si la criatura había sido puesta allí por uno de sus profesores, aunque a juzgar por la expresión de Mónica no era así, o estaban allí con alguna otra intención. Ese tipo de criaturas eran torpes y casi siempre obedecían las órdenes de algún hechicero. - Mónica ¿estás segura que no hay algo que quieras contarme? - la pelirroja no tuvo oportunidad de responder ¿o si? Mistify no tuvo oportunidad de escucharla. La varita oscura de la Malfoy de cabello rubio estaba de alguna manera nuevamente en su mano derecha y de la punta surgían un par de cuerdas producto de un Incarcereus que había conjurado. El hechizo impactó en la criatura que se vio rodeada de sogas enrollándose en torno a su enorme cuerpo, apretándolo y tensándose cada vez que el troll hacía un nuevo movimiento intentando zafarse de ellas. Las esferas de luz creadas por Elvis eran como dos tenues soles que iluminaban la escena, pero aunque la criatura ahora estaba tendida en el suelo, bufando cada vez que se movía, el anillo de Mistify seguía emitiendo un fulgurante color azul y el ronroneo que anteriormente era solo un sonido lejano, ahora parecía ser emitido por la misma roca que los rodeaba. Mistify apretó su varita, los ojos esmeraldas se entrecerraron observando las sombras proyectadas por ellos mismos y las curiosas formas de las estalactitas y estalagmitas. Si no fuera porque el anillo le transmitía esa sensación de peligro inminente, a la bruja de túnica blanca le hubiera parecido un lugar bonito, por así decirlo. - Aquí hay algo más - su voz casi un susurro se escuchaba ampliada por la resonancia del lugar.. Dió un paso hacia adelante, a pocos metros de donde se revolcaba el troll y del agujero que uno de los magos había socavado para mantenerse a salvo. ¿Era sensación suya o las paredes se movían hacia ellos achicando poco a poco el hueco en donde estaban parados? Cuando un pedazo de piedra que bien habría podido partirle la cabeza se desprendió del techo de la cueva en su dirección, lo primero que pensó fue en la Salvaguarda Mágica. Y esta vez lo controló, el elemento se estampó contra el suelo en medio de su cuerpo fantasmal que volvió a recuperar la forma habitual en cuanto la bruja se movió de lugar.
  21. A Mistify comenzaba a impacientarla el hecho de que los dos magos frente a ellos los trataran como si fueran magos novatos, animándolos a participar en la clase como si estuvieran en Hogwarts presenciando Artes Oscuras o fuera su primera vez en los exámenes de Aparición. ¿Acaso estaban de broma? No dijo nada, por el momento, solo se limitó a hacer lo que le pedían, aunque por supuesto el atravesar una cascada con la vestimenta que llevaba puesta no iba a ser una tarea fácil. Apretó su mano derecha, la varita mágica se hizo presente en ella, formándose tras la concentración de intrincados zarcillos oscuros. Era larga, lisa y apenas tenía un borde que indicaba cuál era el lado por el que debía portarse. Rasgó el aire un par de veces y la dirigió hacia las botas que llevaba puesta. Su altura se vio reducida en una cuantos centímetros cuando los tacos desaparecieron. Lo mismo la túnica blanca, ya no era tan holgada, ni tan larga, sino notoriamente más estrecha y con una rasgadura que iba desde poco más arriba de la rodilla hasta finalizar la prenda, lo que hacía que fuera mucho más fácil moverse para ella. Enarcó una ceja en señal de aprobación y la varita desapareció. Estaba lista. - Salvaguarda Mágica - pensó. Extendió los brazos, eran traslúcidos y podía ver a través de ellos como si fuera un cristal algo nublado. Miró hacia abajo, a sí misma, todo su cuerpo tenía la misma semitransparencia. No fue tan difícil . Se dijo a sí misma, mientras comenzaba a andar, esta vez con mayor facilidad, hacia la cascada que precedía a la entrada de la cueva. Puso un pié en el agua y para sorpresa, fue como si el elemento líquido no estuviera allí. Así que se metió a la especie de laguna no profunda, que se formaba bajo la potente caída. Es genial. No me mojo en absoluto, es como si mi cuerpo fuera etéreo, similar al de un fantasma. En su mente se formaron los mil y un usos que podría darle a aquella habilidad. Cuando giró su cuerpo para quedar de frente al resto del grupo, desapareció de la vista de todos. - ¿Qué diablos? - la voz se vio replicada por el eco cavernoso. Su cuerpo de la misma manera que el agua la atravesaba y que podía traspasar paredes, había cedido bajo los pies. O al menos eso fue lo que Mistify creía, puesto que fue como si estuviera en un elevador del Ministerio de Magia y lo último que observó de sus acompañantes fueron los pies. ¿En dónde se encontraba? Se puso de pie con dificultad. La caída había sido abrupta y cuando quiso apoyar la pierna derecha, sus labios se entreabrieron para pronunciar un quejido. Estaba oscuro, por completo. Lo único que iluminaba con un brillo azul era uno de los anillos. ¿Cuál era? ¿El de detección de enemigos o el de escucha? ¿O era el de...? Demasiados anillos, tendría que aprenderse el color de cada uno. Aguzó los oídos intentando escuchar, más solo se podía entrever el sonido distante de la catarata de agua y otro, un murmullo similar al ronroneo de un gato que no podía especificar de donde provenía. - ¿Hay alguien ahí? - Gritó. Quizás alguno de los que estaban arriba tuviera activado el Anillo de Escucha y pudiera oirla. El sonido se multiplicó por mil. No tenía miedo, se había visto en peores situaciones, lo que la incomodaba era que no sabía exactamente qué esperar de aquel lugar y en principio, aún no le explicaron qué hacían allí.
  22. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Mistify no tenía dudas de querer saber más. El conocer, su afán en busca de sabiduría, la había llevado a viajes interminables alrededor del mundo. Pero el mundo era demasiado pequeño, tenía que haber algo más. Y sabía que lo había. Sabía que en algún otro "mundo" tenían que residir las almas, otro lugar en la que los espíritus seguían su rutina, acumulando vivencias. Tenía claro que la vida no terminaba con la muerte del cuerpo, pero lo que más claridad tenía para la bruja de cabello rubio, era que no dejaría de luchar por encontrar lo que le pertenecía. Por restaurarlo, para mitigar la sed de sangre, de asesinato que la dominaba. - No tengo dudas de querer saber - le dijo al Arcano, depositando su mirada esmeralda en el único ojo de su Maestro - No tengo dudas de que podré sacrificar lo necesario si así me lo piden - ¿Habría algo en ella que no sacrificaría? Si, si lo había. Su punto débil siempre había sido su hija, pero nadie tenía porqué saber aquello. Las tres hechiceras esperaban frente al viejo mago. Tres mujeres demasiado diferentes y a las que sin embargo algo las unía. Estaban listas. O al menos decisión es lo que parecía reflejarse en sus respectivas miradas.
  23. Mistify recorrió velozmente el último trecho que la separaba del grupo principal y llegó a tiempo para sentir el tirón en su ombligo y que todo comenzaba a girar, indicándole que el traslador hacía efecto. No pudo ver quienes estaban en el lugar, pero abría tiempo para ello. Abrió los ojos. La Universidad había desaparecido. Suspiró, debió suponerlo. El paisaje era imponente, pero si le hubieran avisado que iría de vacaciones a una isla en medio del Pacífico, quizás hubiera utilizado otro tipo de vestimenta. Su túnica blanca era demasiado larga para la ocasión, rozaba el piso al caminar y ya de por si era complicado hacerlo con botas de taco alto en aquel lugar repleto de rocas. Llevaba consigo los diversos amuletos que le dieron en conjunto con los dos Libros que compró días atrás en el Magic Mall. Anillos y collares. Aunque no le gustara en lo absoluto utilizar ese tipo de artefactos. Sin embargo, las últimas notificaciones procedentes del Ministerio de Magia advertían que serían sancionados todos aquellos magos y brujas que utilizaran aquellos poderes sin el correspondiente certificado otorgado por la Universidad. Padre e hija debieron de haberse vuelto locos al firmar aquel decreto. El cabello de Mistify Malfoy era rubio y largo hasta casi la mitad de su espalda y el viento oceánico lo arremolinaba en torno al afilado rostro. La bruja hizo un gesto de fastidio y lo recogió en una cola de caballo, mientras escuchaba como gritaban los dos hechiceros a quienes se les había otorgado la facultad de enseñar el conocimiento Uzza. - Bueno - ella no gritó. Jamás lo hacía. No hacía falta gritar para imponer respeto, lo había aprendido hace mucho tiempo - Todos estamos usando el Anillo de Escucha o eso creo- alzó su mano izquierda. Varios anillos ceñían los dedos alargados, pero desaparecieron cuando la bajó. Mistify los había encantado para que no se vieran si no quería que lo hicieran - Por tanto no hace falta que levanten la voz, podemos escucharlos con claridad sin necesidad de eso. Supongo que esto responde a la pregunta de si he estado o no experimentando con las nuevas adquisiciones. Ladeó su cabeza, los ojos esmeraldas se toparon con la cueva desde donde salió Elvis oportunamente. ¿Qué demonios estaba haciendo allí dentro? Esperaba no tener que meterse como parte del procedimiento. - ¿Porqué estamos aquí? - Recién entonces observó a sus acompañantes. Sabía quiénes eran algunos de ellos, conocía al resto y a uno en especial hubiese preferido no conocerlo (XD). Saludó a todos con movimientos de cabeza y le sonrió a su hijo adoptivo, siempre era un placer estar en su compañía.
  24. Mistify Malfoy

    Nigromancia

    Chávez tenía en la mano una toalla blanca y se la ofreció a Mistify en cuanto salió de la ducha. - Te he dicho un millón de veces que no entres cuando me estoy duchando - le espetó ella tomando lo que le ofrecía para envolverlo en torno a su cuerpo. - Chávez lo siente - dijo el elfo. No lo sentía en absoluto, lo que sentía es que su Ama se rodeara de todos esos impuros y que no le dejase hacer el trabajo sucio por ella. ¡Él estaba perfectamente entrenado para hacerlo! Agachó las orejas y entornó los ojos oscuros, dio media vuelta y camino como anadeando en dirección a la habitación de Mistity. La bruja secó la larga cabellera rubia después de su cuerpo. Había estado inmersa en el agua hasta que se enfrió por completo intentando quitar todo rastro de lo que había estado haciendo las últimas horas en la Universidad. Cuando se vistió y si tiró a la cama, el cansancio la venció, ni siquiera escuchó cuando el elfo doméstico terminó por limpiar la habitación en medio de una sarta de protestas y los permanentes picotazos de Jazil, el ave oscura que siempre la acompañaba, hacia la anciana criatura en la que tanto confiaba la Malfoy. ***** El sol comenzaba a teñir el horizonte con sus colores rojizos cuando Mistify tomó el mismo camino que el día anterior en los recovecos de la Universidad. Se sentía renovada, nada podía ser peor de lo que había pasado ayer. Vestía de la misma manera, a excepción de que la túnica blanca estaba bordada con intrincados detalles en hilos esmeraldas. Rodeaban el cuello, el borde de las mangas y estrechaban la cintura hasta llegar a la falda. El pelo estaba recogido, supuso que no había sido inteligente de su parte llevarlo suelto, pues podría incomodarle si tenía que realizar otra inspección de un cadávez maloliente. Aunque dudaba mucho que pasaran otro día en ello. Sus pasos bajaron las escalinatas en dirección a las mazmorras y el eco la acompañaba a través del largo corredor, en donde al final podía verse la puerta de madera de la que el Arcano había colgado unos cuantos amuletos que cualquiera hubiera juzgado amenazantes. ¿Qué pensaba de aquel viejo? Aún no lo tenía del todo claro. Si se había presionado a si misma para lograr lo que el viejo mago les pedía, no era por mérito de Báleyr, sino de ella misma. Siempre lograba sus objetivos y aquella vez no sería la excepción. Cierto era que algunos puntos se habían clarificado para ella y que le proporcionó ciertos datos que quizás tardase demasiado en conocer. Pero hasta ahora nada era extraordinario, nada la había sorprendido y esperaba con ansias que lo hiciera. Hasta entonces, no podía decir que aquella era una habilidad difícil de aprender. - Buenas tardes - esta vez simplemente había empujado la puerta que giró sobre sus goznes sin oponer resistencia. Entornó la mirada, verde como el mar, intentando encontrarle en la semipenumbra de la estancia ¿Estaba allí? - Espero que los espíritus estén despiertos esta noche, no quisiéramos que se queden dormidos - hubiera agregado "como usted el día anterior", puesto que el anciano en un primer momento parecía sumido en alguna especie de sueño que no le permitía despertar y sus tres alumnas habían esperado largo rato a que lo hiciera, pero no le pareció tener aún la suficiente confianza para hacerlo. Tampoco creía tenerla alguna vez.
  25. Mistify se puso de pie. En su rostro sin expresiones fue raro ver la sorpresa dibujado en ella. ¿Qué hacía Mackenzie encerrada en ese lugar y porqué traía esa fachas? Y lo que era más importante ¿Porqué hablaba de esa manera? ¿Estaría borracha? No, no podía ser, ella no hacía ese tipo de cosas. Aunque su apariencia dejaba mucho que decir. - ¿Qué te ha pasado? - el tono de voz dejaba entrever claramente su preocupación - ¿Estás bien? - se acercó olvidándose del resto, incluso del joven mago que se había caído hacia atrás en cuanto la vio aparecer. - ¿Y porqué hablas de esa manera? - Sacó su pañuelo blanco de entre los pliegues de la túnica para limpiar con él la sangre reseca que cubría un lado de la cara de su hija, mientras que con la otra le retiraba el cabello hacia atrás como si la Viceministra de Magia fuera una niña pequeña. Quizá fuera el golpe en la cabeza lo que hacía que se expresara de aquella manera. ¿O acaso se había ido de nuevo con su padre a unas de esas expediciones en las que arriesgaban la vida por un objeto legendario o un antiguo papiro repleto de conjuros de magia primigenia? Frunció los labios. Si Crazy Malfoy se había atrevido a poner la vida de su hija en peligro por enésima vez se las iba a ver con ella. Notó que todos miraban la escena y se apartó. El rubor que apareció en su rostro bien podría haber sido por la vergüenza de que la viesen actuar de esa manera o por el enfado que crecía dentro de ella con toda la situación. Se volvió hacia Spectum. Decidió que el mago de pelo violeta seguro tenía la culpa, después de todo se suponía que estaba a cargo de la clase, fuera o no profesor titular. - No habías dicho que no ibamos a utilizar el armario? - los brazos en jarra, por muy adulto que fuera seguía siendo su sobrino. Bueno, no su sobrino sino su... ¿Nieto postizo? ¿El hijo de su amiga? ¿De su amiga que era como su hija? ¿Que no era su hija pero era hermana de sus hijos? Sacudió la cabeza, los líos familiares de la Malfoy eran el cotilleo de los domingos por la tarde de las brujas más ancianas del pueblo. - ¿Qué es lo que le ha pasado a mi hija y porqué la tenías encerrada allí dentro? - seguía sin entender absolutamente nada de lo que Mackenzie intentaba decir o explicar. El armario había quedado abierto y se escuchaban voces provenientes de su interior. Ninguna conocida para la Malfoy ¿o quizás si? Se le antojaban familiares, pero sin embargo no lograba comprender su significado por mucho que lo intentara.

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.