— Tengo que aceptar que no lo pensé demasiado en un principio, pero espero no haberme equivocado.
Lo cierto es que no conocía del todo a quienes había citado para acompañarlo en aquella misión, eso sin contar a Mica, claro está. De todo el grupo Mica era la única de quien tenía realmente una referencia, pero le habían hablado bien de los otros tres así que esperaba haber realizado una elección correcta. Se acercó hasta Mica y le extendió una de sus manos, buscando saludarla de una forma más formal, aunque sabía bien que no hacía falta para nada.
— Creo… Solo creo que he citado a tres personas. Candela, Jeremy y ¿Lukyan? No estoy del todo seguro de su nombre, solo sé lo que me han platicado de ellos y dicen que son buenos para este tipo de trabajo.
Sabía bien que no podía confiar en las recomendaciones aleatorias, pero es que no tenía en realidad demasiadas opciones para llevar a cabo ese tipo de misiones. Dejó escapar un resoplido, se estaban tardando en llegar, les había dado una hora y la única que había cumplido con ella había sido Mica. ¿Qué les habría pasado? ¿Habrían recibido su carta? Esperaba que sí, las había enviado justo a donde le habían indicado.
— ¿Crees que sea un reto bastante duro? No sé porque últimamente me ha dado por meterme en este tipo de cosas, pero las recompensas son tan jugosas… Que bueno, uno no puede decir que no, ¿cierto? No importa poner nuestras vidas en peligro con tal de obtener un par de esos ingredientes tan raros y caros, así como unos cuantos galeones.
Mantenía la conversación con Mica mientras veía de un lado a otro, esperando que los demás llegaran como por arte de magia. Los minutos pasaban y cada minuto que pasaba aquel mago oscuro estaba por conseguir lo que estaba buscando y con ello el mundo corría un grave, grave, grave peligro. Suspiro, ¿de verdad era necesario el tener que destruir el mundo para aquellos magos oscuros?