Darla G Dumbledore

Título de la canción: Te felicito Nombre del cantante/grupo: Rauw Alejandro, Shakira Genero musical: Reguetón, Electropop, Urbano latino A quién la dedicas: para ti, ya sabes, no puedo evitarlo y para mí que no soy la mejor pero lo intento y para la emperatriz del tema. La letra de la canción (opcional): Por completarte me rompí en pedazos Me lo advirtieron pero no hice caso Me di cuenta que lo tuyo es falso Fue la gota que rebasó el vaso No me digas que lo sientes Eso parece sincero, pero te conozco bien y sé que mientes Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas Su filosofía barata no la compro Lo siento, en esa moto ya no me monto La gente de dos caras no la soporto Yo que ponía las manos al fuego por ti Me tratas como una más de tus antojos Tu herida no me abrió la piel, pero sí los ojos Los tengo rojos de tanto llorar por ti Y ahora resulta que lo sientes Suena sincero, pero te conozco bien y sé que mientes Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas Hey, dice, Ra-Rauw Hablándote claro, no te necesito (eh) Perdiste a alguien auténtico Algo me decía por qué no fluíamos Te vo'a picar cuando recuerde cómo nos comíamos (yeah) Como antes (ey) Tú, de espalda, apoyándote del volante (ey) Quemando el tranquilizante No te bloqueé de las redes pa' que vea a la otra en la Mercedes No me cuentes más historias, no quiero saber Cómo es que he sido tan ciega y no he podido ver Te deberían dar un Óscar, lo has hecho tan bien Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas De eso no me cabe duda Con tu papel continúa Te queda bien ese show Te felicito, qué bien actúas

Hola, no pude con mi genio, así que vengo a avisar que acabo de enviar mis firmas, espero que no estén tan mal porque las acabo de hacer luego de cenar y, no es por la cena, es por el tiempo xDDD aunque ayer ya tenía las ideas y bue, es lo que hay, saben que no es mi favorita la fecha de Halloween. Saludos pues.

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Tess escuchó con sorpresa la respuesta del hombre bajo su cuerpo, que la deseaba, que se deseaban, era algo un poco más que obvio, pero él no buscaba solo que le complacieran de una manera en particular, él buscaba complacer y por lo que expresaba de todas las maneras posibles, algo mutuo de hecho. Un gemido escapó de sus labios cuando él la giro y qué decir, no era fácil conseguir alguien que le mordiera de la manera que él lo hacía haciéndola poner los ojos en blanco y emitir suaves sonidos con sus labios que se iban profundizando cada vez más, fue consciente de que su rostro reflejaba el gran placer que cada mordida y cada beso provocaban en su cuerpo. Sus labios y sus manos correspondían besando, mordiendo y arañando cada centímetro de la anatomía del hombre junto a ella. Sus cuerpos se habían enredado en una contienda rítmicamente armónica que buscaba llevar al límite máximo el cumplir lo que él había propuesto, de hecho, casi sobrepasaban esos límites cuando por el rabillo del ojo la vampiresa notó un movimiento sutil: no estaban solos. No quiso preocupar al mago y ya planeaba estrategias cuando de pronto una criatura cruce de Kneazle se terminó de materializar. Era el patronus de alguien, ella logró reaccionar a tiempo, aunque su mano buscaba la varita entre el lío de ropas y sábanas cuando Ludwig emitió un grito y no precisamente como los que venía ahogando en su piel. El salto que dio en ese momento hizo que la que gritara ahora fuera Tess, preocupada, esperaba no se hubiera hecho daño. Las palabras del patronus hicieron que la joven belga emitiera un par de insultos en francés, ¿cómo podía haber sido tan descuidada de permitir que él corriera más riesgos? No se lo perdonaría jamás si algo malo le ocurría. —Par Dieu Lud, luego de lo que escuchamos no debes disculparte —instintivamente su mano acarició la mejilla del mago —así es, es muy importante —reconoció para luego ponerse en pie, buscando cada prenda desaparecida, algunas de las cuales debió invocar con accio y a otras aplicarles un par de reparo. Cuando ambos habían terminado de vestirse él invocó un portal, Tess no era muy ducha en el tema aunque había estado practicando un par de veces. —Claro —respondió ante la invitación, de hecho no planeaba dejarlo arriesgarse solo, y avanzó, varita en mano tras de él, casi pegada a sus espaldas, observando todo a su alrededor, había descuidado por unos momentos la seguridad de Ludwig, pero no volvería dejar que ello ocurriera. El lugar era más grande de lo que esperaba, una réplica en un carpa de lo que parecía una tienda de reparaciones. O quizás una tienda de antigüedades, hasta le pareció distinguir en uno de los rincones un piano de pared. Ludwig saludó a una mujer a la que conocía y que Tess esperaba fuera realmente la que le había llamado, porque odiaría caer en una trampa. Podía manejarlo, pero se alegraba de que estuvieran en lugar aparentemente seguro, o al menos con gente que parecía de confianza. La Brower no conocía aún a la gente de la Orden, solo había tratado con Luna, Noeline y Ashley, las jóvenes que estaban en el Ministerio el día que atraparon a Goldor, pero solo al momento de irse del Ministerio, de hecho era Ludwig con quién más íntimo trato había tenido. Se mantuvo cerca del Malfoy y saludó a la mujer a la que él había llamado Madeleine, estudiándola con un cierto dejo de curiosidad y una leve admiración. La mujer parecía una luchadora nata. Sin embargo la bruja no era la única presente en el lugar y Tess casi se ahoga ante el saludo de la otra bruja en el lugar, recordando en ese momento que aunque había arreglado su ropa no había hecho lo mismo con sus cabellos que por el reflejo en un extraño objeto metálico parecían un nido de caranchos, llevó discretamente su mano para arreglarlos un poco. Lo bueno es que la bruja estaba más atenta al tema de la convocatoria: la real amenaza sobre la vida del Malfoy. Frunció el ceño, varias organizaciones, era cuestión de ver quién estaba a cargo de cada una y quizás neutralizarles. Al menos había llegado la información a los oídos correctos para poder advertir a su compañero. —¿Un falso atentado? Estoy segura de que están bien preparados para ello pero ¿qué tipo de atentado prevén? Dudo que a su familia o a la guardaespaldas de Ludwig le haga mucha gracia ¿qué tan arriesgado sería para él? Debemos cubrir toda contingencia —demonios, sonaba realmente histérica. —No dudo de sus capacidades,—se apresuró a aclarar —pero es mejor prever toda contingencia y además —suspiró con gesto resignado —confieso que no se me ocurre mejor idea, pero me gustaría que no dejáramos nada al azar —sí, estaba actuando algo exagerada quizás, hasta tal punto que ni se había presentado sino que había saltado queriendo saber los detalles para evitar que Ludwig corriera riesgo alguno. @ Ellie Moody @ Kaori M. @ Hobb Graves @ Ludwig Malfoy

La llegada de Luna fue una bocanada de frescura, un huracán de emociones y una situación que no podía negar mostraba su deseo de sembrar paz. Aunque Darla amaba el caos y los cambios y las variaciones que podían producirse en la vida, era consciente del precio de que los demás debían pagar por ello y por eso, en su propia ingenuidad, intentaba evitar que ello no ocurriera. Aunque de momento debía reconocer que ella estaba siendo un poco más ingenua al pensar que algo cambiaría de lo que podía ser nadie más. Miró de reojo al hombre que volvía a pullarla, cómo se notaba que no la conocía, Goldor jamás había estado atado ante ella, de hecho cuando lo estuvo ella misma lo liberó. Incluso él tenía acceso, aún sin varita a las necrohands, no, no era un pobre hombre desarmado e indefenso el que había sido víctima de sus crucios, pero la única respuesta que obtuvo el mago al respecto fue una carcajada de la Potter Black que la acalló con un —disculpen —mientras aún una risita se le escapaba por lo bajo, justo antes del carraspeo de Matt. Las palabras del Blackner eran como casi siempre, lógicas y tranquilas, Darla se preocupó cuando él hizo mención a los niños. Bajó la mirada y trató de recordar, por algún motivo la mención a las criaturas le traía un vago recuerdo de algo, pero en su mente no terminaba de formarse aquella idea, es como si hubiera un vacío y de pronto la pelirroja se dio cuenta que quizás formara parte de los recuerdos a los que había renunciado el seis de octubre. Cruzó las piernas, algo tensa por primera vez, pero más por sus decisiones en la vida personal que por lo que pasaba allí. Alguna vez había sentido miedo y había sido que algo malo le pasara a Seba, ahora no le importaba para nada ni menos temía a la venganza de nadie como había insinuado el mago frente a ella. Era gracioso que él hubiera asumido que era de la Orden cuando ella ni había hecho alusión a dicho bando ni lucía como otros el fénix. A Goldor lo había enfrentado casi siempre sola, sin apoyo de nadie, dudaba fuera a ser distinto en el futuro, ella se consideraba casi una paria independiente. Miró a Ludwig, no sabía si esperaba que dijera algo más, aunque era consciente que debía agradecer su intento de defensa y confianza hacia ella. Darla se preguntó si él era consciente de que con sus movimientos iba hacia donde ella le había advertido era peligroso ir. Claro que esperaba que a su lado estuviera alguien, al que él realmente escuchara, y que le hiciera ver los posibles errores que podía cometer y que los evitara. Obviamente ella no iba a ser, todo apuntaba a ello. En cierta forma tenía razón el mago desconocido, desde el momento en que había lanzado al público sus decisiones Ludwig había firmado ya la sentencia de lo que haría, al mejor estilo Sagitas. Sí, no veía diferencia entre ellos, al menos ella al principio había tenido como excusa al nigromante, el recordarlo la hizo estremecer y por un momento se preguntó si no sería “la” después de todo, ella misma estaba ahora jugando con esa magia hasta el límite.

La pelirroja se apresuró a terminar de arreglarse, aunque el cabello en esa oportunidad lo llevaba más corto y lacio de lo habitual, tenía que luchar con el hecho de que debía pasar por Ranas Lunares a recoger los pasteles que había escogido para la oportunidad pero más luchaba con los fantasmas. La Tienda Ollivanders le traía agradables recuerdos de cuando ella y Seba la mantenían arreglada y limpia para recibir clientes mientras la madre de su prometido, su sobrina Selene, estaba fuera del país. Darla miró la hora y se apresuró a calzarse las sandalias doradas, el vestido lo había escogido su elfina, Lualú, el naranja siempre había sido uno de los colores favoritos de Dash. Tomó el bolso a tono y se desapareció rumbo a Ranas Lunares y luego, una vez que tuvo los pasteles, hizo lo propio hacia Ollivanders. —Espero no llegar demasiado tarde —susurró mientras se apresuraba a ingresar al local, varita en mano, con los pasteles flotando dentro de sus cajas frente a ella —no me decidía —explicó cuando algunos de sus “complices” en la organización la observaron llegar con dos pasteles. La vampiresa miró a su alrededor, el lugar había sido magníficamente decorado por Malum Luxure y sabía que su querido Anthony había puesto de lo suyo, en ideas y complicidad. Lo buscó con la mirada pero de momento no le vió, pero notó a la muchacha de cabellos morenos y se acercó a ella, por fin pasarían de ser simples nombres en esquelas a ser un rostro la una para la otra. —Malum Luxure, imagino, un placer conocerte al fin, Darla Potter Black, la cuñada de Ada —dijo tendiendo la mano hacia la bruja cuya pista había observado un año atrás al iniciar a jugar Quidditch y que ahora por fin luego de largo tiempo de oír hablar de ella, al fin conocía en persona en coincidencia de organizar la fiesta de aniversario de su cuñada.

Sus ojos brillaron, esta vez una sonrisa cruel se dibujó en sus labios y todo lo que había llegado a ser en seis largos y magníficos años, dónde ella misma eligió qué puesto quería en la vida, dieron lugar a que con suavidad pasara su lengua por sus colmillos antes que éstos volvieran a su lugar. –No proyectes en mí tus pensamientos y sentimientos Mica, pocas personas pueden disfrutar como yo el torturar, lo viste mientras llorabas pidiendo te devolvieran al mortífago al que torturé –Darla cambió su expresión a una más cálida –¿Ya lo curaste? ¿Ves? Tú llorabas y no tenías estómago más que para gritar acusaciones cómo ahora, eso le iba a recordar a Ludwig y no me parecía necesario decir ante todos que debí devolver a un asesino la libertad porque secuestraron a tu sobrina para que él volviera bajo tu cuidado –Darla suspiró al ver levantarse a la Gryffindor y retirarse con expresión compungida. –Eso señores y señoras hace que considere que no puede ser una buena idea y prefiera retirarme, la libertad de herir a alguien puede provocar dos cosas, venganzas en cadena o culpa de por vida, no todos saben manejar la culpa y no todos tenemos la libertad de hacer lo que se debe cuando se debe –miró a Ludwig y a aquellos que compartían ideales –no siempre podemos actuar amparados por la ley y no siempre la ley nos da la libertad de actuar, no porque pueda hacerlo debo hacerlo, es tu decisión, sé que cuentas con un equipo que te respalda, las razones de mi elección de no hacer estas expresiones más públicas es porque no quiero influenciar con mi objeción de conciencia, no soy una santa, nunca lo fui ni pretendo simular serlo pero la mente humana es frágil y creo que es un error llevarla a la prueba más sutil –suspiró, había hablado más de lo que deseaba –hay otros puntos que te haré llegar por escrito, a veces se ve mejor de afuera que de adentro, tú decides qué es lo que realmente quieres en tu gabinete, terminaré de escuchar a los demás jefes y ya el destino dirá cuál es el camino correcto de cada uno y si es juntos o separados –negó con la cabeza, aunque a su secretaria personal no le gustara, si no era allí, sería en el templo blanco dónde tendría esa charla en privado con el Malfoy, por lo pronto esperaba no ser la más activa en una situación que merecía más gente que brindara su opinión y apoyo al Ministro de Magia y ex lugar teniente de la Orden.

Kimberly Black en el Departamento de Seguridad con @ Ernest Dumbledore Prior Kimberly escuchó el apellido del mago y se tensionó levemente, no por temor, sino por atención, ya que el mago parecía ser familiar del prometido de la Potter Black. Sus ojos azules lo observaron con detenimiento y una suave sonrisa estilo Gioconda se mantenía flotando en sus labios. Escuchó atenta lo de la historia larga y con un rápido movimiento hizo aparecer de uno de los cajones una vuelapluma que se ubicó sobre un cuaderno de registros donde iba tomando nota de lo que el mago le contaba. —Tranquilo Señor Dumbledore Prior, estoy lista para oír cada detalle de su historia, cuente tranquilo —aunque parecía que no era necesario lo invitase a hablar, él estaba tan ofuscado y ofendido con lo ocurrido que las palabras surgían de sus labios con la velocidad de la luz pero la vuelapluma lograba seguirle el ritmo sin ningún problema, tal cual ella misma lo estaba haciendo. —Ahora lo sé —comentó mientras el vuelaplumas tomaba nota del negocio de colecciones mágicas. Vaya, no imaginaba que necesitasen doxycidas para los locales de objetos, Kim se preguntó si Darla también lo aplicaba en su local de libros, claro que eso era algo que no le hubiera comentado a ella, seguro sus elfos estaban a cargo de esos temas particulares. El vuelapluma hizo una nota marginal “pro expiación”, no por nada, pero era uno de los lugares que deberían luego ir a limpiar seguramente, porque, aunque el edicto del Malfoy nada decía, Kimberly pensaba en la “limpieza” del día siguiente. El tema iba por ahora, doxycida, policía ministerial, noche de la expiación, mala experiencia. Pero ahora venía lo interesante “Robin Wood”, una nueva nota marginal “buscar expediente laboral para confirmar”. De pronto a Kimberly se le había ocurrido una idea muy particular, primer día, policía trabajando, gente sin conocer aún del tema. ¿Y si había inescrupulosos haciéndose pasar por la policía ministerial para robar a los magos y brujas desprevenidos? Por no decir otra cosa. Soborno… aquella nota con un signo de admiración al lado, más bien coimear diría Darla se imaginó en ese momento Kim, pero la cuestión es que lo que él decía parecía reforzar sus temores. ¿Podrían haber engañado al joven Dumbledore Prior para robarle? El tema era interesante, los magos confiaban en la palabra y que hubiera un cambio de cajera no había favorecido al Dumbledore Prior, pero ¿era causa suficiente para confiscarle no solo los productos adquiridos, sino los personales y más su varita? Kim estaba cada vez más alarmada. Necesitaba tener más detalles del funcionamiento de la policía ministerial, pero no podía decírselo al mago, lo bueno es que agradecía ser tan buena oclumántica y metamorfomaga como Darla para ocultar sus emociones, aunque eso ya le venía de su entrenamiento militar. —Señor Dumbledore Prior, entiendo su ofuscación, entienda que recién iniciamos el funcionamiento de la policía ministerial y esta deberá irse aceitando a medida que pasen los días mmm… estoy segura que hay alguna explicación razonable para la actuación del policía Robin Wood —horrorosamente al pronunciarlo en voz alta le sonaba tanto a Robin Hood, el ladrón, que su mala espina cada vez se volvía más intensa pero siguió disimulando —en caso de comprobarse de que ha querido pedir un soborno estoy segura que será sancionado, le pido por favor nos tenga paciencia y le agradezco por ello, haremos un reporte que se tratará con la prioridad y celeridad acorde a la situación —que Merlín lo ayude si lo engañaron pensaba por dentro la rubia vampiresa. Kim se detuvo de pronto y repasó lo que había tomado nota el vuelapluma y esta vez su expresión de horror fue algo obvia pero desapareció de inmediado. —Me podría confirmar señor Dumbledore Prior si ha dicho ¿dólares? ¿Le cobraron en dólares? ¿no en galeones o a lo sumo libras esterlinas ni siquiera euros? —la rubia no podía entender cómo le habían cobrado en una moneda de otro continente, podría haber creído, que dada la interrelación actual con los muggles le podrían haber cobrado en la moneda de ellos, pero ¿dólares? —dólares ¿americanos, canadienses o australianos? —preguntó con una sonrisa delicada, no, quería llorar, ¿quién le explicaba al hombre que lo habían estafado? —Vamos a tratar de que pronto se reuna con su varita, su amuleto, el que me gustaría me describa mejor para poder identificarlo y sus doxycida Señor Dumbledore Prior ehmm… solo necesito tener esos detalles y un mago del área de aurores vendrá a hacer un retrato hablado de su policía ministerial ¿sí? —ya, Kimberly no quería admitirlo pero aquello no funcionaba bien, no pintaba para nada bien.

Hobbamock habló y la pelirroja sonrió mientras observaba a cada uno de los presentes, el ministro de magia, la directora de misterios y él, un miembro del MACUSA, pero líder de la Orden. Bueno y ella, además de los que aún no se hacían presente, ¿por qué sentía esa animosidad a la lentitud con que el bando parecía desarrollar sus distintas actividades? Ni siquiera la muerte parecía moverles, bueno, ella no era la más adecuada para juzgarles, sus acciones, sus egoístas acciones les habían puesto también en un pequeño sumidero. —¿Tenemos bastante gente para colaborar con los hechos del otro lado del Atlántico? —preguntó la pelirroja ante la noticia de que en Estados Unidos estaba ocurriendo algo similar que en Gran Bretaña —una de mis socias está aún allá y estoy segura que ella pudiera llegar a ayudar —ofreció, pensando además que había gente con un enemigo común y por ende una necesidad de defenderse de él. Aunque claro, no había sido muy específica al hablar de socias, ya que se trataba de una de las vampiresas del clan Akane pero ahondar en su pasado no era el plan. La preocupación por la poción matalobos la hizo tensionar, conocía los efectos que podía tener sobre los lycans si no la tomaban a tiempo, había tenido un gran amigo lycan, recordaba sus encuentros y sus preocupaciones, o quizás falta de ellas en la juventud. Su mirada se volvió del vacío de los recuerdos hacia Ellie Moody, a quién estaba segura se dirigía la pregunta sobre la poción. Darla dejó pasar de momento el tema del Simposio de ladrones , durante años había oído hablar sobre ellos e investigado un poco sobre los mismos, pero jamás se había inmiscuído demasiado a fondo en el tema. Se preguntó qué tanta relación tenían con sus compañeros de la Orden, no le molestaban, pero la tensionaba un poco la relación con los ladrones, quizás por unos conocidos que no eran del bando y que se dedicaban a dicha profesión, en el pasado había ido tras ellos. Pero dejó de volar en sus preocupaciones y observó a la Directora de Misterios, esperando con ansiedad su respuesta sobre la poción y la seguridad de los lycans, claro que quizás deberían dividir esfuerzos si aún no estaban listos.

Sheila Bennett con Lualú, la elfina de Darla, en el stand de Sheila había llegado se apresuró a encaminar sus pasos hacia el stand de la librería House of Books, mientras llegaba se sorprendió al cruzarse con una joven oriental que, varita en mano, parecía perseguir a alguien, aunque sinceramente ella no había notado la presencia de nadie en particular que corriera delante de la mujer. Se había entretenido viendo una tienda de moda y un lugar en el que parecían a punto de tocar el piano, pero ahora que prestaba atención a la joven oriental se daba cuenta que era una de las integrantes de la pareja que había distinguido de lejos en la librería, su compañero no se veía a la vista, quizás iba tras él. ¿Se habría escapado? Esperaba que no le fuera a atacar con la varita por ello. —Buen día —saludó mientras traspasaba el umbral de la tienda y observaba el lugar, de un lado una cafetería y del otro los estantes de la librería, en el centro un mostrador donde una elfina con un vestido azul aguardaba para atender al público. —Bienvenida a House of Books, Lualú con gusto la atenderá —dijo la elfina y la joven Bennett sonrió, ella no solía tratar con elfos en su hogar, pero le encantaba poder interactuar con ellos, su familia no había tenido a su servicio ninguno el último tiempo. —Hola, soy Sheila, Sheila Bennett, había enviado mi curriculum para ayudar con la tienda mientras estuvieran en Nueva York y me han citado, la Señorita Black —explicó la morena sacando de su bolso la carta que le había llegado por lechuza. —Oh —la elfina miró la carta y luego la cafetería de dónde había desaparecido la Black junto a su acompañante —Lualú le explicará todo, la ama Black tuvo que salir —de hecho la elfina no sabía por qué ni cómo se habían desaparecido ella y el hombre que había llegado con la oriental que había salido corriendo, todo había sido muy raro para ella, pero bueno, el último tiempo todo era muy raro en su familia. —Está bien Lualú, me encantará que me enseñes los detalles del trabajo —dijo la bruja Bennett y así fue como ella y Lualú recorrieron la tienda, la elfina enseñándole cada detalle, explicándole cómo funcionaba la parte de la cafetería, como la gente podía tomar algo y leer o simplemente disfrutar una infusión. Luego le mostró los estantes de los libros muggles, no maj, un pequeño lío de términos que finalmente terminó con una risa de ambas, cosa que en mucho tiempo no se había oído de los labios de Lualú, cosa que Sheila no podía saber. Los libros mágicos fueron más fáciles de mostrar y finalmente el agregado especial para la ocasión: la computadora no maj, esta vez el término coincidió con la forma americana. —Entiendo, que buena idea y lo mantienen con magia —comentó Sheila al notar que la energía de la computadora parecía no ser no maj, aunque sí había algunos aparatos, como el extintor, que sí lo eran. La muchacha estudió la computadora e hizo un par de pruebas con ella, los libros aparecían en sus estantes o en el catálogo según se pudiera llevar en el momento o más tarde, podías seleccionarlo por tipo, mágico o no maj, autor, título, por materia o editorial, muy al estilo de lo que parecían ser las librerías no maj. —Perfecto —dijo Lualú —la señorita Sheila puede atender la librería mientras Lualú se ocupa de la cafetería —dijo la elfina y la bruja estuvo de acuerdo, aunque no le parecía justo para con la elfina que le tocara el tema del servicio, a ella parecía no desagradarle. —Podemos cambiar luego si gustas —dijo la joven, sonriendo y haciendo que sus bellos ojos verdes destellaran con esa luminosidad propia de la familia Bennett.

Donaciones desde y hacia Bóvedas Personales: Nombre con link de Bóveda Familiar que permite la donación: Familia Luxure Nombre con link a Ficha: Darla Potter Black Bóveda con link de la que se extraerá la donación: 78114 Cantidad total de Galeones de la donación: 5.000 Galeones Nick del usuario con link a ID (perfil): Eterno Black Triviani Relación Familiar con Donante: somos Luxure Nombre con link a Ficha: Eterno Black Triviani Número con link a Bóveda Personal: Bóveda Nº 78498 Cantidad de galeones: 2.000 Galones

Luna había elegido un capuchino, el dulce aroma del chocolate y el café se mezclaba con el de su té y la vainilla provocando una agradable sensación en su olfato. Las palabras de la bruja llegaban con una cadencia que le asombraba dada su tranquilidad, ella no hubiera podido soportar tan calmadamente lo ocurrido, aunque, vamos, casi era lo mismo, la habían echado a su manera, con actitudes, no con gestos, sí, las falsas sonrisas y los puñales por la espalda eran peores que el ir de frente de la tía de Luna. Que diferencia entre una y otra. Lo bueno es que los pensamientos de Darla no saldrían de su hermética barrera oclumántica. —Entiendo Luna, podemos llevar una mediación, quizás incluso podrías aprovechar la nueva policía ministerial, aunque ellos tienen un nivel más operativo, estoy segura que un departamento legal podría delegar sus funciones a los encargados de aplicar la ley ¿no crees? —por un momento pensó en la noche de la expiación y deseó de todo corazón no llegar hasta ella, porque ¿qué podría pasar con Luna si decidían que ella era una usurpadora a pesar de su derecho por herencia de estar en la mansión? Recordó las viejas épocas en que cada miembro del Wizengamont se ocupaba de dirimir aquellos sencillos hechos como lo era la mediación, había un encargado de los problemas de las Familias mágicas y un reemplazo, ahora… pensó que quizás debería recordarle a Ludwig que lo más lógico sería que por fin alguien derogara o modificara cada edicto que había promulgado Sagitas, entre ellos el del Wizengamont, al cual la pelivioleta se había negado, tácitamente, devolverle su derecho a pertenecer a él. Lo otro que dejó helada a Darla fue que, siendo matriarca de la Dumbledore, no estuviera enterada que su cuñada había refugiado en el Chateau a la joven Gryffindor. Quizás se debiera a que ella estaba allí poco tiempo en el último año o tal vez por lo grande del castillo, suspiró, lamentaba que la tuvieran al margen de aquellas cosas. —Estoy segura que tu padre podrá hacer un escrito para la mediación, que se puede remitir a tu tía y tu sobrino para citarles ante el Ministerio, ¿crees que él pueda hacer eso? Así se podría ir iniciando la mediación y en ella se mencionarían los testigos para que, de ser necesario llegar a una instancia superior puedan hablar en tu nombre, mmm… también ellos, la contra parte, deberían estar enterados de a lo que se enfrentan y de esa manera acordar algo en forma más tranquila, estoy segura que si pueden llegar a un acuerdo Luna —la Potter Black sonrió a su compañera y le tendió una mano con gesto afectuoso. —¿Crees que debamos reunirnos antes con tu padre o que él prepare primero su propuesta de negociación? —sentía cierta curiosidad hacia el primer padre de Luna, aunque el nombre le sonaba, creía haberlo visto entre los papeles que le había alcanzado Kimberly con las reformas, pero en ese momento no se puso a pensar demasiado en ello. @ Luna Gryffindor Delacour

Darla Potter Black en la reunión ministerial. Escuchó a Mia presentarse e hizo un gesto de reconocimiento hacía la joven bruja. Sus posteriores palabras le parecieron tan de diplomática que sospecho la bruja había errado de carrera. Pero la frutilla del postre estaba por venir, o quizás no, después de todo no eran tres los únicos involucrados del Ministerio, muchos faltaban por hablar, o callar, aún. La mirada de Darla se posó en la figura masculina que solo conocía por referencias de Kimberly, quién le había comentado sobre los permisos de nuevos empleados y jefaturas en el gabinete del nuevo Ministro. Era en verdad un engreído que creía que todos le conocían, quizás como ella que no se había tampoco presentado, claro que ella había dejado en claro sus funciones, al contrario de él. Su opinión sobre la noche de expiación le hizo gracia, olvidaba dos instituciones que serían más que necesarias al final, San Mungo y Santos Mangos, sobre todo las áreas de psiquiatría. El siguiente error del mago fue hacer contacto visual con ella, la rápida y nada discreta incursión de Darla en su mente y todos sus recuerdos hicieron que la bruja sonriera y hasta se podría haber sonrojado por las damas cuyos rostros alcanzó a distinguir, por lo cual desvió decorosamente hacía otra información. La bruja correspondió la sonrisa que se amplió ante sus palabras, ¿en verdad quería provocarla? El encargado de transportes que parecía más especialista en movimientos, hasta le podría haber hecho competencia al antiguo secretario, ya se los imaginaba comparando colecciones de hecho. –Como dije, estimado caballero, mis capacidades o falta de ellas, mis razones para renunciar son solo de interés del Ministro, no de las redes flu –no pudo evitar guiñarle un ojo y girar dejándole seguir hablando con sus "puyas" sin acierto en ningún flanco. Lejos estaba Darla de saber que estaba fuera esperándole a ella, el primer damnificado de la policía ministerial, que solo Noe y Ludwig sabrían a quién respondían en realidad. Kimberly Black en el Departamento de Seguridad y Cuartel Auror La rubia esperaba fuera de la reunión, mejor dicho, en el Departamento de Seguridad y Cuartel de Aurores. Habían preferido cubrir de esa manera la situación, claro que ni la Potter Black ni la Black estaban enteradas de las reformas al llegar. Cosa que la Black descubrió al abrir El Profeta mientras esperaba y supo que su amiga iba a trinar, no tanto por sentirse ofendida ante una realidad que ya la tenía cansada, cómo por un hecho que en la memoria de Scarlet estaba más que fresca y clara. La rubia tiró el periódico sobre el escritorio y consideró dirigirse a la reunión, pero el sonido de la voz de la secretaria interpelada por alguien que buscaba dejar una queja ante la Potter Black cambió sus planes. –Buenos días, Misha, yo me ocupo –dijo apoyando cálidamente la mano en el hombro de la secretaria para luego dirigirse al mago que buscaba a Darla. –Mi nombre es Kimberly Black, trabajo con la Directora Potter Black, ella se encuentra en una reunión en este momento, si gusta acompañarme yo lo atenderé ¿señor…? –le señaló el camino hacia su escritorio y dejó espacio para que él pudiera presentarse, claro que al tomar su reclamo seguro tendría aún más datos que darle, lo de la varita en verdad la tenía sorprendida. @ Mefistofeles Evil @ Ernest Dumbledore Prior 🤭😈👻

De los estertores de un agape post asunción pasaban a la intimidad de una reunión de gabinete. Darla se había mostrado sorprendida ante la invitación a la reunión apenas a un día de la llegada del nuevo ministro. Ludwig parecía tomarse muy en serio iniciar las reformas La pelirroja se vio una vez más en el espejo, sus cabellos estaban mucho más cortos, apenas por debajo del hombro en un corte Carré lleno de rizos. Tenía una camisa blanca y un conjunto borravino de saco y pollera de terciopelo por arriba de la rodilla, mismas hasta las que llegaba la caña de sus botas negras. Tomó su varita que colocó en el bolsillo lateral de la falda y el monedero de piel de moke en el del saco. Llevaba sus dos anillos inseparables y los de las habilidades, los de los libros los lucía en una cadena al cuello junto a los amuletos, salvo el prendedor en el pecho que era el Caudex que había pasado por su corazón antes de engancharlo en la camisa. Cuando Darla llegó al Ministerio por la Red Flu aún no sabía lo que le esperaba, pasó por el cuartel, saludó a la secretaria y fue al despacho en que Ludwig los había citado. –Buenos días –saludó comprobando que no había llegado tan tarde. No había leído los periódicos de la mañana, por eso se sorprendió de que le hubiera mandado a publicar. Claro que eso no le sorprendió tanto como el hecho de que en cierta forma esa primera reforma involucraba a su departamento. Buscó con la mirada a Luna, aunque en sí, a medida que Ludwig leía, el Cuartel Autor a cargo de la joven Gryffindor, era el menos afectado. Darla no era una mujer de hacer dramas, de hecho los detestaba. Menos en público, pacientemente esperó que el Malfoy terminara su lectura antes de abrir la boca. Su mirada había ido paseando por los rostros de los presentes, claro que ella misma recurría a oclumancia para ocultar sus pensamientos y metamorfomagia para que su rostro no reflejara sus sentimientos, sin embargo, tras acabar la lectura y dado que les daba pie. –Pues creo que siendo la principal involucrada antes de presentarte mi renuncia por lo desastrosa que consideras mi gestión,me gustaría saber quién exactamente estará a cargo de esa policía ministerial, cómo la piensas solventar y sobre todo ¿qué demonios es la idea de la purga en Halloween? ¿Es en serio Ludwig? Creo que si no tienes mi renuncia por inoperante la tendrás porque… –buscó palabras, ella hubiera matado a la inquisidora en el pasado, ella estuvo a punto de matar a Goldor, ella eligió hacía años el clan de los oscuros por ser la mano ejecutora de la Orden ¿con qué cara le iba a reclamar que llevara a manos de todos ser la espada ejecutora cuando ella misma lo había sido y sin vergüenza? –...no creo que sea para cualquiera convertirse en un asesino… además de que… –suspiró, miró al resto de los presentes –sepan disculparme porque el resto de lo que debo decir prefiero hacerlo en privado, así que cuando termine la reunión y tú puedas necesito una reunión a solas con el Señor Ministro de parte de su saliente Directora de Seguridad –tras terminar la frase la pelirroja volvió a sentarse, no sabía en qué momento se había puesto en pie, casi clavando las palmas de sus manos sobre la mesa de la reunión, su rostro se volvió más inexpresivo que nunca mientras escuchaba al resto cruzada de brazos y enfurruñada en su asiento.

Tessa Brower con @ Ludwig Malfoy Si había algo de lo que estaba segura es que el alcohol a ella no la afectaba. De quién no estaba segura era del Malfoy y sus impulsos 'carnales'. Ella se había dejado llevar y él le respondía elevando la apuesta pues había pasado de lo íntimo a la ropa, o mejor dicho a tener menos ropa. Tess empezaba a dudar de su cordura y de que no hubiera hecho algo efecto en ella. ¿Y si Ludwig estaba utilizando en ella el mismo hechizo que en su guardaespaldas? Se ruborizó, o al menos tuvo esa misma sensación. Él parecía más que inquieto, Tess sabía que Darla no le perdonaría si dejaba que algo malo le ocurriera. Pero antes de que pudiera pensar en algo lógico ya la estaba llevando de la mano hacia un nuevo destino. Lo más que ella se atrevía a hacer es cuidar lo que ocurría a su alrededor, después de todo habían perdido a su guardaespaldas ella fungiría de tal. Para cuando reaccionó estaban en el local cuyo cartel apenas reconoció esta vez sintió el rubor sobre las mejillas. No tuvo claro cómo pasó ni en qué momento la chaqueta que llevaba quedó en el camino, agradeció no sentir el calor que esta le provocaba pero comenzaba a sospechar que eran más bien los besos y mordiscos los que le hacían subir la temperatura de todo el cuerpo. –Ludwig –alcanzó a murmurar en el momento que cayeron sobre la cama, sus labios volvieron a unirse a los de él y sus manos se colaron bajo su camisa, en algún punto del camino había volado su disfraz cambiante junto con varias prendas de ambos, de hecho a ella le sorprendía conservar su blusa amarilla y… no, ya estaba a punto de perderla, se dio cuenta cuando un par de botones volaron cerca. En ese momento le vino a la mente el recuerdo más inapropiado: Darla diciéndole '–Que bueno que conocieras a Ludwig, no lo veía desde que oficié su boda con mi cuñado Cillian'. Pero, ella no conocía a Cillian y Ludwig no estaba actuando como un hombre felizmente casado y… se giró sobre la cama quedando sentada sobre él, lo miró a los ojos y se inclinó, con sus manos apoyadas en el pecho de Ludwig, sus labios rozaron los de él y luego despacio los deslizó por su mejilla hasta su oído. –¿Qué es lo que deseas? –su lengua recorrió despacio el contorno de la oreja del Malfoy mientras escuchaba su respuesta, dándose cuenta que iba a ser él quien manejara la situación de ahora en más.

Había pasado la noche en la Dumbledore, tenía planes de hablar con su cuñada pero sabía que la Ministra Francesa era más inquieta de lo que uno podía esperar. Se levantó despacio, casi sin ganas y preparó el baño, los elfos sabían que prefería hacerlo ella misma. Tras un relajante y prolongado baño en el que dejó volar su imaginación la pelirroja finalmente salió envuelta en una bata de toalla, lamentaba aún la desaparición de su bata roja, aunque dudaba algún elfo la hubiera tocado, seguro la tenía en su otro hogar o en algunas de las habitaciones en los lugares seguros de la Orden si no la olvidó en la Riddle, en cuyo caso échala al olvido se dijo. Unos jeans, una zapatillas sin cordones y una remera mangas largas, todo en tonos de azul y turquesa fueron las prendas elegidas para cubrir su cuerpo y la tanga. Se asomó a la ventana que daba a los jardines y se sorprendió de los cambios que se producían a diario en el castillo. En ese momento el graznido de un hipogrifo se escuchó a lo lejos y a la Potter Black le entró nostalgia de su pasado por unos breves instantes. Un suspiro bastó para borrar esas ideas de su cabeza y se giró, iría a la cocina a prepararse algo para desayunar, necesitaba ocuparse en algo. La pelirroja salió de sus habitaciones, el silencio en el interior del castillo era algo diferente pero no desagradable, al menos no para ella, aunque sí le sorprendía un poco, atravesó desde el ala noreste el segundo piso y comenzó a bajar las escaleras, cómo matriarca podría haberse aparecido directo en donde deseaba pero optó por hacerlo de esa manera, pensando que a su prometido le gustaba utilizar más medios muggles que la magia. Suspiro pensando que ese mes iba a ser muy largo. Le resultaba divertido imaginar lo que podría llegar a hacer y sorprendente en cierto modo que fuera gracias a lo que más había odiado toda su vida: Halloween. Pero no creía encontrar un momento en que las puertas al más allá estuvieran más liberadas, salvo que ella misma entregara más de sí, para mantener esas puertas abiertas. La experiencia iniciada unos días atrás había sido más fructífera y agradable de lo que jamás esperara y, después de todo, era algo de familia ¿no? Había preparado ya ese argumento ante las posibles quejas de terceros, más bien de Kimberly, a los demás no tenía intenciones de revelarles nada, bueno, quizás a Ada, aunque la que mejor la podía entender era su sobrina Selene.

Por su expresión era obvio que Luna no se encontraba del todo bien. Darla sonrió más relajada ante la respuesta de su compañera y se alegró cuando ésta ingresó a su despacho tras su invitación, haciendo que la Potter Black por instinto activara su anillo de salvaguarda contra escuchas indiscretas. –No hay problema con la antelación cielo, me preocupé pero tranquila, cuéntame que ha ocurrido –dijo mientras se acercaba a la mesita donde varias tazas estaban apiladas, magia que le había enseñado Tenés hacía algunas décadas –¿quieres tomar algo? –preguntó tomando dos de ellas, una para sí y otra para Luna. Aunque la pelirroja se quedó desorientada y sin esperar respuesta se ubicó en su asiento dejando una taza frente a Luna, la cual se llenaría con lo que ella deseara y depositando la otra taza frente a ella,la cual se llenó con una mezcla de té de tilo y vainilla. –A ver, déjame entender, tu abogado y… padre, Mefistofeles –primera vez que escuchaba de él –te ha sugerido que hagas una mediación para recuperar la casa que te dejó tu padre Elvis… ¿me estás diciendo que te han echado de la Gryffindor y buscas regresar a ella? –rumores no es lo mismo que certezas, pensó, había creído que Mica no tenía tanta falta de tacto y tanto… ¿materialismo? Para echar a su sobrina y quedarse con el hogar que ella había mantenido durante su larga ausencia. –Cuentas conmigo para ayudarte en la mediación, aunque por lo que me dices tienes otro padre abogado –tener más de un padre no era raro en las actuales familias mágicas o eso le parecía últimamente –sinceramente creo que él puede estar más preparado, el tema es para acudir a los miembros del Wizengamont o una instancia inferior de ellos, no tanto al departamento de seguridad ni al de aurores –miró a su amiga y tendió su mano derecha hacia ella, --te ayudaré en todo lo que esté a mi alcance pero aunque tengo cursos de leyes mágicas están más orientados hacía el tema seguridad que de herencia o mediación cielo –la Potter Black aún estaba asombrada por la situación –asi que otro padre y abogado, es un buen comienzo, ¿no? @ Luna Gryffindor Delacour