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Mica Gryffindor

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Todo lo publicado por Mica Gryffindor

  1. “Es que acaso no lo ves Mica?” ¿Cuántas veces lo había escuchado decir eso? ¿Acaso él si veía todo con mayor claridad? No lo creía. Él veía lo que creía ver en todo eso, siempre la mirada estaría sesgada por sus propias expectativas y ambiciones. Claro que no se lo iba a decir, él era inteligente y se daría cuenta de ello, pero nunca lo expresaría para no darle a ella lugar de que cuestionase sus decisiones, al menos no en forma consciente. Bien sabía él por dónde abordarla para convencerla, bien sabía cuáles eran sus deseos más intensos. Jugaba por momentos con su necesidad de venganza. Él, poco a poco, fue cediendo. Tal vez la nueva forma de interpretar aquella maldición que Mica proponía no estaba tan errada, a fin de cuentas, salvo que Mael estuviese ocultando información respecto a la misma. ¿Sería solo el texto que le había presentado? Esperaba que sí, quería confiar en él completamente. -No titubearé, siempre y cuando me escuches… -sonrió, sintiendo la batalla ganada, al menos en parte. El pedido de que la acompañara a la Gryffindor la desestabilizó un poco, pues no lo esperaba. Sus palabras dejaron entrever que estaba por revertir parte de lo que había hecho, mas no quería convencerse de que sus sospechas eran ciertas. ¿Para qué ilusionarse? Asintió de todos modos, claro que lo acompañaría, claro que aprovecharía cada momento a su lado. Se quedó pensativa frente a la seguridad que él expresaba respecto al desenlace de la maldición. Sin poder decir nada, lo vio ponerse de pie, teniendo que enderezarse para darle lugar, abrazándolo también cuando sus brazos la rodearon. -¿Qué pasa si la maldición nos separa? ¿Qué pasa si nos aleja en forma irreparable como parte de sus efectos? -no pudo evitar soltar las dudas que acababan de formarse en su mente y le retorcían el corazón. No le dio tiempo de responder, temiendo que él creyera que estaba dudando. Claro que lo hacía, pero si él lo quería continuaría con el objetivo común. Tal vez para no dejarlo responder, hizo que en pleno abrazo ambos desaparecieran del recinto, cambiando el aire estático del lugar por el de la fría tarde que estaba cayendo sobre los jardines de la Gryffindor. No se separó de él rápidamente, esperó a que fuese él quien lo hiciera. Cerca, muy cerca, estaban de la cripta donde, según le había permitido saber, estaba el corazón de aquel mago. ¿Sería ese el destino a elegir? @ Mael Blackfyre
  2. -Pues sí -dijo tras pensarlo unos segundos- puede decirse que siempre estuve interesada por la seguridad de la comunidad mágica… desde diferentes lugares. -no era aún momento de hablar de sus tiempos en la Orden del Fénix. -Y sí, últimamente la seguridad mágica puede no estar pasando por su mejor momento, aunque confío mucho en las últimas reformas del Ministro… si es que lo dejan llevarlas a cabo -recordó la incomodidad sentida minutos antes en la oficina del Malfoy, de donde había salido poco tiempo antes. La idea de que Ludwig supiera sobre su pérdida de memoria la incomodaba un poco, realmente no podía recordar haber conversado al respecto con él. ¿Acaso la había estado investigando? Sería algo que le quedaría pendiente para charlar con él. Se intentó enfocar en lo que el joven pedía, quería ser lo más clara y concreta posible, para poder llegar a la raíz de todo ese asunto. -¿Síntomas? Pues… recuperé mi memoria hace casi dos años ya, tras un tiempo similar “en banco” respecto a mi vida. Claro, no todo lo he recuperado, hay personas a las que puedo haber conocido y que no recuerdo y siempre hay más cosas que despiertan un poco más de mi pasado. -no, no estaba logrando su objetivo, no era del todo clara. Bebió un poco de café, mientras aclaraba más sus pensamientos. -No puedo recordar qué hacía cuando perdí mi memoria, ni qué sucedía entonces en mi vida. Quienes estaban entonces conmigo no están ya… así que no tengo con quién indagar al respecto -era una verdad importante, todo el círculo de sus amistades había cambiado, sobre todo tras la muerte de su mellizo. @ Amit Lockhart
  3. No se le escapó el gesto de Ludwig de encargarse de aquellas gotas de bebida que le habían caído en e rostro. Era evidente que la temperatura de la charla escalaba poco a poco. La mano que se mantenía cómodamente en la pierna del Malfoy fue hacia la rodilla de éste, para recorrerla con las uñas, a modo de arañazo sutil. Su pregunta pareció impactar los un poco, aunque no tanto como a quienes se hallaban en mesas cercanas. El tono carmín en las mejillas de Ludwig le imprimió cierta ternura a su amigo, previamente a una respuesta que despejaba aquel matiz. Pudo contar al menos cinco tragos. Mefistófeles pareció requerir ampliar un poco la preguntas, sugiriendo dos interpretaciones que ella también contemplaba, pero admitiendo haber experimentado ambas. No pido evitar morderse el labio, necesitaba saber más sobre las experiencias de ambos, pero no era una alternativa el hacer preguntas, no al menos durante la dinámica. El hecho de imaginar los en tales situaciones la invitaba a verse a sí misma en sus brazos, siendo compartida o compartiendo... Empezaba a serle difícil centrarse en el "aquí y ahora"... La pregunta de su amante, le resultó un poco esquiva. Cómo si intentara apagar un poco el fuego interno que estaba volviéndose hoguera. Negó tranquilamente, no había experimentado eso... @ Ludwig Malfoy @ Mefistófeles Evil.
  4. Su piel y la del Malfoy parecían reconocerse desde siempre. Sentía tal conexión con él que le era difícil pensar que aquello no se repetiría. Sabía que pasaría, o al menos deseaba que así fuera. Su voz, entrecortada por la respiración agitada, solo contribuía a aumentar el éxtasis del encuentro. Cada palabra demostraba reciprocidad en sus sensaciones del momento, la hacía feliz saber que también se sentía de ese.modo, pleno, feliz... Aquel se volvió su deseo más intenso, hacer que él fuera feliz, más allá de todo. El fuego se intensificó, el que ambos cuerpos parecían producir. Las sensaciones volvieron imposible que ambos dijeran más, no lo necesitaban, eran sus cuerpos los que se comunicaban en un modo mucho más intenso. Se dejó ir en sus brazos, temblando en su momento de mayor vulnerabilidad, sus voces se unieron en un mismo grito que demostraba la intensidad de todo aquel encuentro. -Te amo- susurró. Era real, lo amaba. Tal vez no en el modo convencional que lo haría una pareja pero ¿Quién puede definir cuándo es amor y cuándo no lo es? Ella estaba segura, lo amaba, a su modo. @ Ludwig Malfoy
  5. “Vamos” la voz no supo de dónde salía, pero la obligó a abrir los ojos. Fue entonces cuando se vio a sí misma salir corriendo tras el Ministro, quien llevaba ya cierta distancia. Pudo escuchar el resonar de los acelerados pasos en el ascensor. Se puso en marcha, detrás de aquella Mica que, ahora, demostraba un semblante fuera de sí. No lo alcanzó en el elevador en que subió su ¿amigo? debiendo tomar otro. La secuencia pareció acelerar y, pronto, se vio bajando en el piso correspondiente al Atrio y moviéndose hacia él. Ludwig apenas volteó, llegando casi hacia una de las chimeneas. Estaba segura de que era muy tarde en la noche, tal vez de madrugada, era la única explicación de que ambos se encontraran a solas en el edificio. Pudo sentir en el pecho la desesperación que su visión de sí misma estaba experimentando. No sabía el motivo, pero sí era consciente del desborde de emociones. -Bombarda -fue la única palabra que logró escuchar en todo ese tiempo en forma nítida, antes de divisar el rayo que fluyó de la varita de aquella Mica. No, no estaba atacando al Malfoy, el rayo se dirigió directamente a la enorme estatua, la cual se hizo pedazos… Entonces, todo empezó a desvanecerse alrededor. Instintivamente, tocó aquel anillo en su mano, el cual había cambiado de forma notoriamente. ¿Era todo? ¿Cómo lo sabría?
  6. Asintió ante el comentario respecto a lo que pasaba cuando un “gringo” hacía algo. El último tiempo las interrelaciones con Estados Unidos se habían intensificado, la comunidad mágica había tenido que abrirse a sus contactos e, inevitablemente, perdido su autonomía en muchas decisiones. Sin embargo, el Ministro actual, estaba rompiendo esos vínculos, sobre todo con el descontento de por medio entre ambas naciones. Le agradó el modo en que él veía las cosas, era cierto que en el día a día había que ser agradecido y no tomar solo 24 horas al año para hacerlo. No pudo evitar sonrojarse ante su gesto galante de besarle la mano y aquellas bonitas palabras, recordando el primer encuentro de ambos, gracias al cual estaban allí juntos esa noche. Le dio unos momentos a su amante de observar al hombre que estaba en la barra, y lo miró algo sorprendida por su comentario respecto a las apariencias, sin poder evitar reír tontamente con el final de su frase. -Tal vez ha hecho lo correcto en dejarme ir… -nunca tuvo la oportunidad de volver a hablar con él, de conocer los motivos de su alejamiento. No tuvo demasiado tiempo de pensar en ello, puesto que el caballero a su lado insinuaba que era extraño que ninguna de sus ex estuviese cerca, fingiendo preocupación al respecto. Alzó una ceja ante el chiste respecto a que si hubiese allí una ex estaría tratando de envenenarlo. -¿Debo preocuparme? -claro, no se refería en absoluto al veneno. Miró alrededor, a las mujeres presentes, que eran pocas. ¿Acaso alguna de sus conocidas era ex de aquel hombre? ¿qué tal si más de una lo era? Por un momento se sintió intrigada y algo celosa. El hecho de que pudiesen estarlo buscando, aunque sea para dañarlo, podría querer decir que aún estaban involucradas… Notó que Darla se movía hacia la barra, pero ocupaba un lugar bastante alejado de Illidan, pero no tenía tiempo de preocuparse por un posible encuentro entre ambos. -¿En caso de que no me hubieras encontrado esa noche en el bar… a quién te hubiese gustado encontrarte? -estaba jugando claro, podría verlo en la travesura de su mirada, que bien conocía. @ Mefistófeles Evil.
  7. Fue allí cuando escuchó un susurro casi ininteligible, como si una voz muy muy lejana le estuviese hablando. “Ludwig” le decía, pudo comprender en forma nítida cada una de las sílabas del nombre del Ministro. De inmediato, abrió los ojos, sintiéndose algo sobresaltada. Miro alrededor, pero nadie se encontraba allí. ¿Acaso lo había imaginado? Se convenció de que no era así, de que era su habilidad poniéndose en marcha. Debía moverse, cuanto antes, sin pensarlo. Se dirigió, entonces, rápidamente hacia los ascensores, para ponerse en marcha rumbo al despacho de su amigo. Le resultaba sumamente extraño no encontrar nadie en su avance, ni en los diferentes despachos ni en los pasillos. ¿Todo aquello era real? ¿O estaba teniendo una visión muy vívida de lo que podría suceder? No tuvo tiempo de encontrar respuesta a aquellas preguntas, puesto que empezó a oír dos voces discutiendo en forma acalorada. Una, claramente, la del Malfoy, la otra le costó más reconocerla. Notó que la puerta estaba entreabierta, cuestión por la cual la discusión llegaba tan nítida hasta ella. Con paso sigiloso, se movió hasta la rendija que se producía entre el umbral y la puerta, para poder visualizar desde allí a los interlocutores. Quedó boquiabierta al verse a sí misma, con lágrimas en los ojos, intentando convencer al Malfoy de valla a saber qué. Solo entonces se dio cuenta de que, pese a estar escuchando las voces, los fonemas eran ininteligibles, como si algo los distorsionara. La escena terminaba con Ludwig saliendo, con el rostro congestionado y, aparentemente, muy molesto. No tuvo tiempo de moverse del sitio en que estaba de pie, pues la acción fue muy repentina, pero se vio traspasada por el fenixiano, como si no estuviese realmente allí. Con más confianza, sabiendo que nadie podría verla, o más bien suponiéndolo, se asomó para verse a sí misma. Estaba de rodillas en el suelo, sosteniéndose el vientre que, desde donde se encontraba, parecía levemente inflamado. ¿Qué podría significar? Sintió su corazón latir con demasiada fuerza, quedándose paralizada en el lugar por un momento. ¿Era posible? Cerró los ojos nuevamente, esta vez para intentar ordenar las ideas. Respiró profundamente una, dos… tres veces…
  8. Aún podía sentir la suave mordida de Mael en sus labios, cuando éste empezó a hablar. Lo miró, intentando volver a concentrarse en la charla. Era claro que sus ideas le sonaban algo irreales, y tal vez así eran. Ella no estaba acostumbrada a pensar en maldiciones, para ella los sacrificios eran por algo mucho más noble, pero no por ello más importante. Sabía que cada mago o bruja tendría sus motivos para justificar el modo de proceder en cada caso. La idea de que se tratara de aminos diferentes hacia el objetivo final le resultó extrañamente cómoda, aunque era la primera vez que se encontraba con una posibilidad de ese estilo. -Pues, debemos elegir qué camino seguiremos… si quieres continuar haciendo sacrificios y comprobar que es ese el camino, te sigo y me sacrificaré cuanto sea necesario. ¿No ves que es lo que estoy haciendo desde el principio? Dejando de lado hasta mis intentos de vengar la muerte de mi hermano para acompañarte y buscar cumplir tus deseos, o negándome a la posibilidad de que me amen y amar, porque solo quiero amarte a ti… -podía dar otros ejemplos, claro, pero estaba empezando a hablar de más. Se incorporó, pero solo para acercarse, apoyando las manos en los brazos del sillón en que él se encontraba para dejar su rostro a la altura del del joven, a pocos centímetros, centrando su mirada en los negros ojos que siempre intentaba leer sin éxito alguno. -Deja de creer que no estoy a la altura -murmuró muy suavemente -y empieza a confiar en mí, a contarme lo que supones que debo saber. No puedo leer tu mente o ir a tus espaldas avanzando sobre algo que, se supone, nos pertenece a ambos. -cerrando los ojos, volvió a darse el gusto de besarlo con dulzura -Estamos juntos en esto, yo doy todo por ti, todo lo que esté a mi alcance… @ Mael Blackfyre
  9. Las palabras de él se sintieron como una daga en su pecho, comprendió que ese dolor quedaría ahí instalado hasta que resolviese algo respecto a lo que acababa de ver. Y no, ya sus sospechas se habían disipado respecto a que sea algo meramente emocional, si bien había mucho emocional de por medio, ese dolor era físico. Mientras veía cómo con su varita borraba los restos de recuerdo que aún se veían en el aire, cerró los ojos por un segundo, permitiendo convencerse por un instante de que ese “te amo” era real, aunque aún sin comprender por qué la idea de regresar a su sitio aquel corazón y vivir ese sentimiento mutuo juntos resultaba incompatible con lo que él quería. Al abrir los ojos, no pudo evitar permitirse avanzar hacia él, acortando la distancia entre ambos y robándole un suave beso. -“Sacrificios” -tras su explicación, la cual intentaba que descarte la nueva interpretación que le había dado, repitió esa palabra. -¿Cómo puedes estar seguro de que solo “sacrificando” puedes acceder al poder? -la idea era propia de alguien que había perdido y arriesgado todo en más de una situación. Si bien Mael no le había confiado nada de su pasado, ella suponía que había ido por ese camino. Sin embargo, tras un momento, él pareció sentirse intrigado por la forma de ver las cosas a la que Mica estaba llegando. -No puedo estar por completo seguro, pero puede tener que ver con experiencias que adquirir… “vivir el amor verdadero”, “renacer” en algún sentido… “luchar, o enfrentar, algún fantasma del pasado”, claro no un “fantasma” literalmente, eso creo… -intentó delimitar algunas de las “situaciones”, pero le era imposible asegurarse de que se trataba realmente de eso. Podía imaginar aquella maldición como un camino hacia la “sabiduría”, un recorrido que podría hacer al mago o bruja más fuerte para poder acceder a aquella maldición. -¿Qué tal si estuvieras luchando por alejarte de este amor, cuando en realidad deberías vivirlo para poder cumplir lo que tanto quieres? - sonrió ante la idea y buscó su copa y la vació, empezaba a experimentar los efectos de aquella bebida extraña. @ Mael Blackfyre
  10. Se sintió de repente algo extraña al ser, aparentemente, la única en no haber hecho travesuras al aire libre. Sintió la necesidad de saldar aquella deuda, y sabía que estaba sentada a la mesa con dos grandes candidatos para ello. Ludwig, por su parte, casi se atraganta con su bebida ante la sorpresa de aquella consigna, sosteniendo que estaban devolviéndole por lo que les había hecho beber antes. Mefistófeles, pareció regocijarse por sus respuestas y pareció tomar como un desafío llevar a la Gryffindor a igualar las condiciones. Fue turno del Ministro de continuar el juego, disparando a pleno en dirección a ambos, puesto que su “yo nunca” refirió a tener intimidad con un Malfoy. Enseguida, se ruborizó, puesto que era con el mismo Ministro con quien había realizado tal acción, por lo cual supo que estaba queriendo exponer aquella verdad. Mefistófeles fue el primero en beber, vaciando su vaso tras casi ahogarse con el trago que estaba bebiendo con anterioridad. -¿Un Malfoy? Mmmm -fingió pensar unos momentos antes de vaciar su vaso, haciendo señas para que éste fuera rellenado- Con el mejor de los Malfoys… -sonrió, mirándolo a los ojos, divertida, y se acercó, esta vez, hasta Ludwig para robarle un beso dulce. -Aunque, puede que haya habido otro Malfoy antes… -agregó, volviendo a beber de la copa que volvía a estar llena frente a ella. Era su turno de continuar, por su mente pasaban varias consignas y sus posibles resoluciones, el alcohol y las circunstancias empezaban a elevar la temperatura de su cuerpo, llevando a desear más que solo besos de ambos… -Yo nunca, nunca… he estado con más de una persona durante la misma noche… -alzó las cejas, mirándolos a ambos. -Oh, perdón, sí pasó… -agregó divertida y bebió, recordando esa preciosa noche en que, sin quererlo, ambos la habían compartido. @ Ludwig Malfoy @ Mefistófeles Evil.
  11. Sonrió y cerró los ojos, disfrutando aquella suave caricia en su mejilla. Con él sentía que el mundo se detenía, todo se extinguía para solo dejarlos ser. Claro, no era el único por el que sentía algo similar, pero poco a poco la confianza mutua y la comodidad a su lado empezaban a ganar terreno. No se avergonzaba de mostrarse cariñosa con él en público, ni por lo que pudieran creer o pensar de su relación, algo tormentosa pero que fluía perfectamente. -¿“Por nada en el mundo”? ¿Estás completamente seguro? -indagó, mirándolo en forma algo traviesa. -Aún me resulta algo raro realizar una celebración de Estados Unidos aquí… y no veo a nadie del MACUSA como para justificarlo… -agregó, en tono bajo para que solo él la escuchara. Su amante pasó a saludar al resto de los presentes, alejándose un poco para también saludar a Ada y Darla, quienes estaban cerca de las copas de la entrada. Indagando respecto a lo que estaría preparado para esa noche, antes de dedicarse a susurrarle al oído. No pudo evitar sonreír y ruborizarse un poco, al tiempo que buscaba su cálida mirada. -Puedes demostrarlo de todas las maneras que quieras… -respondió, divertida, sabiendo que de seguro encontrarían algún rincón en la mansión Malfoy donde perderse un rato, pero eso podría ser con la celebración más avanzada y permiso del Ministro. Con la mano que sostenía la copa, señaló sutilmente hacia el rubio que se encontraba en la barra, con intención de que tan solo Mefistófeles notara aquel gesto. -Mi ex marido, te lo presento… -murmuró con una sonrisa algo irónica, antes de alzar la copa hacia él, como brindando con el caballero que le daba la espalda, concentrado en su cerveza, y beber el contenido. @ Mefistófeles Evil.
  12. Sintió que su propio corazón se detenía ante aquellas palabras. No tenía idea de cómo se sentía no tener corazón, si acaso se sentía algo, y el hecho de que él admitiese que la amaba “con o sin corazón” simplemente la hacía querer lanzarse a sus brazos. Sabía que tenía razón. La había visto ya en múltiples situaciones en que sus sentimientos habían hecho estragos con su vida. Amor, tristeza, enojo extremo, apatía… en cada uno su conducta había cambiado al punto de volverla impredecible, o tal vez demasiado predecible, dependiendo del caso. Asintió cuando cambió de tema, o más bien enfocó el rumbo de ambos hacia aquella maldición. Ella había asumido un compromiso y debía respetarlo, aunque con ello dejara de lado sus propias necesidades. Contempló aquel recuerdo que salía de la mente de Mael, hasta que el mismo se convirtió en imágenes y palabras frente a sus ojos y oídos. Intentó retener las palabras que enunciaban los presuntos ingredientes de aquella poción. En principio, las palabras parecían no tener que ver con nada concreto, tangible, por lo que supuso que sería más difícil aún de lo que pensaban. Pero las imágenes se transformaron, dejando de mostrar el raído pergamino para mostrarle a Mael en medio de la cripta de la mansión Gryffindor. ¿Qué hacía allí? Solo había visto antes en ese sitio al joven en plena reunión mortífaga, pero solo no tenía sentido puesto que no tenía realmente familiares entre los que allí descansaban. Por un momento estuvo a punto de reclamarle, hasta que logró comprender el movimiento que estaba haciendo. Se cubrió la boca con una de sus manos, incrédula, mientras veía el recuerdo de cómo Mael se había quitado el corazón para esconderlo en ese silencioso sitio. Sintió un dolor en el pecho, como si su propio corazón estuviese siendo arrancado. Comprendió que aquella acción cometida por el muchacho lo había herido realmente, pese a que no lo viese de ese modo, y, ahora que tenía conocimiento del lugar en que su corazón se hallaba, no hacer nada era contribuir a ese daño… con lo cual, el juramento de sangre la dañaría también, aunque no sabía en qué medida. -¿Por qué lo has hecho? ¿Por qué me muestras eso? -reclamó. No se trataba solo del juramento, claro que no, su deseo de que Mael volviese a sentirse atraído por ella, por ser receptora de ese amor que equívocamente había rechazado… era demasiado fuerte como para lidiar con la información. No podría quedarse tranquila, no con ese conocimiento y sin hacer nada. -¿Cómo sabes que son “ingredientes” a juntar y no diferentes situaciones por experimentar? -intentó desviar el tema hacia la maldición, necesitaba ignorar por un momento sus sentimientos y el dolor instalado. @ Mael Blackfyre
  13. El primero en reaccionar ante la consigna que había dado fue Mefistófeles, quien también bebió dos veces tras explicar que era por alguna relación de por sí mala y por otra que él había dañado. Se mordió el labio para no repreguntar, puesto que no se trataba de ello el juego y no correspondía en ese momento hacerlo. Tampoco supo si tenía el derecho de hacerlo, ya que desde un inicio ambos habían aspirado a no hablar sobre su pasado. Lo mismo hizo Ludwig, comentando que se había casado tres veces, pero tras dar tan solo dos tragos a aquel licor. No quiso especificar de cuáles de esas veces, dejándola con mucha intriga. Sintió que tenía mucho aún por saber de su amigo, ya que ni siquiera sabía que ya había estado casado antes. ¿Le confiaría información al respecto en otra circunstancia? Esperaba que sí. El ministro, entonces, reclamó a Mefistófeles su turno de indagar. El ambiente entre los tres se sentía tan relajado que deseaba que nunca acabase, de hecho, estaba intrigada por cuán íntimo podía tornarse todo. Su amante pidió un momento para pensar. Ella aprovechó para beber un poco de su copa antes de que el juego se lo volviese a demandar. Cuando el caballero habló, la hizo sonreír. Él siempre le generaba ganas de ir por más, en todo sentido. Alzó la copa y fingió que la llevaría nuevamente a sus labios, pero sonriendo la volvió a dejar en la mesa, negando con tranquilidad.- Inocente… queda anotado en la lista de pendientes -respondió, volteando hacia el Malfoy para saber si él sí había hecho lo enunciado por Mefis. @ Ludwig Malfoy @ Mefistófeles Evil.
  14. No pudo evitar ruborizarse al escuchar el halago de Ludwig hacia su persona. -También tu, te ves muy guapo – respondió con una sonrisa. Contempló el sugerente modo en que Ada halagaba el traje de Illidan, un poco incómoda por la situación, pero ya conocía esa forma de manejarse de la bruja. Ya había sucedido que la muchacha se había comportado de esa manera con Mael, saludándolo con un beso en los labios para molestarla. ¿Acaso estaría haciendo lo mismo con su ex marido? Suspiró. No se involucraría en un conflicto nuevo con la bruja, de nada valía si su afán era, como sospechaba, solo incomodarla. A fin de cuentas, Illidan no pareció darle demasiada importancia al asunto y se había alejado del grupo para dirigirse a la barra. Por un instante, la Gryffindor, estuvo a punto de seguirlo. Se debían una charla, claro estaba, puesto que no habían logrado encontrar un momento de aclarar las cosas tras su divorcio. Sin embargo, se contuvo de ir tras él, puesto que el rubio no había mostrado interés alguno de acercarse y conversar. ¿Qué ganaría con ser ella la que lo siguiera? Nada, solo hacer una vez más el ridículo. Su vista se vio bloqueada de pronto por unas suaves manos que la cubrieron. No pudo evitar una sonrisa al escuchar aquella voz en su oído, y todos los demás pensamientos quedaron atrás al instante. Tomó con delicadeza aquellas manos y las retiró con suavidad, volteando hacia su amante y dándole un cálido beso. - Pues mejor que me mire de frente -murmuró finalmente, acariciando con ternura su rostro- temí que no vinieras… @ Mefistófeles Evil.
  15. Turno 19 y 20 - HH Tras aquella atajada perfecta, Navir Monteiro se vio llena de seguridad. Sostuvo la quaffle en sus manos, al tiempo que contemplaba cómo sus compañeros se desplegaban en el campo de juego. Podría haber ido a lo fácil, podría haber hecho un pase a Altaira que se encontraba más cerca y que fuese ella quien debiera vencer la defensa rival para lograr pasarla a quien estuviese mejor posicionada para lograr un lanzamiento. Sin embargo, la guardiana, tomó una decisión diferente. Tras ver a Akihiro Momo bien ubicada, cerca de los aros rivales, realizó un tiro largo directamente hacia la cazadora. La trayectoria de la pelota fue una parábola perfecta que a Momo no le costó leer, recibiéndola sin dificultades y disponiéndose de frente a Elian Valenzuela, quien intentaría presionarla para que retroceda. La muchacha ni se inmutó, realizó un muy buen lanzamiento hacia el aro central que el guardián rival no logró retener. La multitud estalló en gritos de aliento alrededor. Akihiro voló hacia sus compañeras celebrando el nuevo tanto en favor de sus compañeras Arpías. Nada estaba dicho, claro estaba, pero eran conocedoras de que necesitaban lograr ganar por una diferencia importante de goles si querían clasificar a la siguiente etapa. No sería fácil pero no se darían por vencidas hasta el último minuto.
  16. -No me obligues a utilizar la Oclumancia contigo, Malfoy -advirtió Mica, aunque el hecho de que él pudiese leer sus intenciones le resultó interesante, tal vez podría de ese modo lograr con mayor facilidad algunos de sus objetivos. La primera pregunta la señaló sin miramientos, estaba claramente dirigida a despejar toda duda que el Ministro pudiera tener respecto a la intimidad que había entre los dos. Se mordió el labio, en medio de un breve silencio, que fue roto de inmediato por la bromista aclaración de su amante, quien se excusaba de beber de aquel modo. -¿Haber besado a Mefistófeles? ¿Cómo? ¿Así? -miró traviesa a Ludwig antes de voltear hacia el otro caballero, tomando su rostro con la mano que tenía libre decidida y dándole un rápido pero intenso beso. -Culpable- agregó juguetona volviendo la mirada al rubio mientras bebía un sorbo de su copa. Su mano restante se mantenía en la rodilla de Ludwig, como si hubiese encontrado un cómodo sitio allí. -Bueno, mi turno… Yo nunca nunca… -empezó, pensando un segundo antes de agregar -me he arrepentido de contraer matrimonio -fingió un instante de seriedad antes de entregarse a una carcajada y alzando ella misma la copa para beber no uno sino dos sorbos de su contenido. @ Ludwig Malfoy @ Mefistófeles Evil.
  17. Cerró los ojos entregándose a esa sutil caricia que le recorría el rostro, sintiendo su piel estremecerse solamente con la suave sensación. Al abrirlos, lo vio sonriendo y por un momento pensó que su pedido sería posible, mas sus palabras habían asegurado que no lo era. Aquella frase había sonado en sus oídos y otra vez, siempre en voz del muchacho “el amor es debilidad”. Probablemente era cierto, pero el amor era mucho más que eso. El amor era fortaleza, era deseos de perseverar, era entrega, era incondicionalidad. Era todo lo que ella firmemente le demostraba. -¿Manejarte? ¿Yo manejarte a ti? -murmuró extrañada, era claro que no lograba encontrar alguna situación en que eso fuese posible. -A mi mellizo el amor lo llevó a la muerte, pero también lo hizo hacer cosas maravillosas: construir una familia, luchar por sus ideales, rodearse de seres amados… claro, las personas podemos fallar ¿eso nos quita el derecho a ser amados? -no podía apartar la mirada de los negros ojos de aquel joven. -Igualmente Annick, quien no está sola, tiene a su hijo, el mejor fruto que el amor puede otorgar… yo, soy un tema aparte, lo perdí todo y ya no tengo forma de encontrar lo que busco. La mía es una historia muy distinta a la de ellos. -sonrió con amargura, notando que él desviaba su atención a la bebida. Alzó las cejas cuando él sostuvo con seguridad que ella sabía respecto a los ingredientes. Se encogió de hombros. De seguro él esperaba que ella fuese más allá de la información que había dado, pero no era así. Era muy difícil saber con Mael hasta dónde tenía permitido avanzar y dónde el terreno era restringido, por ende había esperado a que fuese él quien brindara la información necesaria. -Te equivocas, tú te alejaste y yo no supe por dónde comenzar a buscar…- dijo simplemente, volviendo a retorcerse de celos nuevamente, ante una nueva mención de la Dumbedore. ¿Cómo osaba comparar su relación con la que ella podía sostener con Mefistófeles o Ludwig? ¿Dónde recaía la diferencia? En el simple hecho de que los caballeros no buscaban hacer sufrir a Mael con el vínculo que pudiesen tener o no con la Gryffindor. Tomó el talismán que representaba su juramento al mismo tiempo que él lo hacía, más como un reflejo que como una señal. Quedaba en ella decidir el camino que Mael podría tomar, pero la decisión la sobrepasaba. -Tú me pides que elija, y yo llevo meses eligiéndote. Me has dicho que es simplemente imposible que vuelvas a sentir, que recuperes el corazón y me ames nuevamente, lo cual me lleva a pensar que no es tu deseo. ¿Cómo obligarte a que lo hagas? -esta vez fue ella la que alzó su mano para acariciarle el rostro con suavidad. Internamente, estaba gritándole, estaba suplicándole intensamente que ese fuese el camino, estaba lanzándose en busca de un desesperado beso de esos labios. Pero se contuvo, se mantuvo firme para evitar una nueva crítica. Estaba intentando demostrar una fortaleza que no le pertenecía ¿para qué? Si él la conocía por completo… @ Mael Blackfyre
  18. La explicación de Mael respecto al puesto que le había asignado sonó coherente, aunque estaba casi segura de que también tenía que ver con las grandes capacidades que el Ministro había observado en él. Como sea, le parecía grandioso que él se encontrara en tal lugar, puesto que su situación era de poder y le permitía movilizarse a gusto entre nuevas influencias. Lo vio beber todo el contenido de su copa mientras evaluaba sus preguntas. Era evidente que el de las mismas le había incomodado. Negó por completo el tener una relación con Ada, lo cual la alivió, pero procuró no demostrarlo. No pudo evitar sentirse incómoda al oírlo decir que estaba utilizando a aquella muchacha. -Nadie me dijo nada, los vi besarse, y me ha refregado cuantas veces ha podido la cercanía que tienen. -sabía que la chica no la quería en absoluto, aunque no bien el por qué de ello. -¿”aprovechándote”? ¿Acaso no se te ocurrió pensar que ella ha sido la que te ha utilizado para generar esto? Creo que estás todo el tiempo subestimándola, es una chica muy inteligente como para simplemente dejarse usar… -suspiró, no queriendo responder ante su siguiente pregunta, pues estaba herida. Claro que para ella todo era amor, no solo romántico, amor por sus amigos y familia, por las causas en que se inmiscuía. No lograría cambiar eso en ella, pues sería cambiar su esencia. Lo siguiente de él fue insinuar que era por ella por quien había cometido aquel acto terrible de quitarse el corazón, haciéndola responsable de sacrificios que ella no le había pedido que haga. No pudo evitar sentirse herida al momento de oír de sus labios en aquel modo tan despectivo el hecho de que hubiese estado “refregándose” con cualquier mago que se cruzase por su camino. ¿Así la veía? ¿Así creía que había estado actuando? Prefirió no responder al respecto, a sabiendas que él intentaba un simple golpe bajo. Alzó las cejas cuando él atacó por el lado del trato que tenían en común y aquel objetivo que ambos se habían puesto para llevar adelante. -¿Cómo ponerme a buscar ingredientes si no me has confiado la maldita fórmula? Quiero ayudarte, quiero acompañarte en esto, pero solo te alejas y me dejas pensando que soy un elemento más en tu juego, pero que me descartarás apenas cumplas tus objetivos -bajó la mirada hacia la copa que el mago estaba llenando para ella. Lograba dejar de lado, de a poco, los celos y el enojo para poder expresar lo que realmente le estaba sucediendo. Lo próximo la dejó de inmediato sin palabras. Él estaba dándole dos alternativas, dos caminos que parecían no ser compatibles, al menos no según lo planteaba. Se puso de pie y rodeó aquella mesita que se hallaba entre ambos, moviendo la copa de él para hacer espacio para sentarse en ella frente a Mael. -Quiero ambas opciones. Que recuperes tu corazón y avanzar juntos, que sigamos el plan hasta el final… -se acercó de a poco, mirándolo a los ojos, muy cerca… @ Mael Blackfyre
  19. Ludwig se mostró complacido ante la idea. Realmente era algo nuevo para la comunidad y podría despertar muchas expectativas para los magos y brujas de la misma. También, el trato diplomático con nuevos ministerios podría trazar lazos internacionales más fuertes que los actuales. Además, el poder escapar por algunos días del frío invernal podría estimular los ánimos y generar mejores energías. Sonrió ante el pedido de apoyo de Mefistófeles para organizar el trabajo que tendrían por delante. Entrelazó sus dedos con los de él tranquilamente. Sabía que era totalmente capaz de encargarse por sí mismo de toda la burocracia, pero era también consciente de que ambos buscaban excusas para reencontrarse en su campo laboral y poder pasar tiempo juntos. De igual modo, hacía ella con el Ministro. Con ambos se sentía tan cómoda que podía pasar sus días compartiendo el tiempo y sin necesidad de apartarse ni de uno ni del otro. La idea de ir los tres a visitar las instalaciones y ver que todo estuviese en orden le gustó mucho. Estar sola con ambos en una isla lejana sonaba más que tentador. Además, había que estar seguros del producto que estarían poniendo al alcance del resto de los magos y brujas, debía ser seguro y saciar los requerimientos que éstos pudiesen tener. La invitación a celebrar Acción de Gracias la sorprendió un poco, puesto que en el continente no se celebraba generalmente esa fecha. No pudo evitar sentirse algo incómoda al saber que la organización estaba en manos de Ada, puesto que las cosas no estaban del todo bien desde su ingreso al bando tenebroso. -Claro que sí, allí estaremos… -sonrió, asintiendo ante la poco protocolar invitación de su amante, aunque sabía bastante bien que terminarían mezclándose con el resto de los invitados… o al menos con aquellos con que se sintiesen cómodos. Soltó con dulzura la mano de Mefistófeles para tomar la copa que tenía en frente y beber su contenido, antes de pedir que la rellenen. -¿Quieren que juguemos? -se mordió el labio inferior, necesitaba lograr que ambos se relajasen un momento, dejando los temas laborales de lado. Se sentía con la obligación de hacer que liberasen algo de estrés, pues no era sano continuar con la cabeza siempre conectada al trabajo. -Deben conocerlo, se llama “yo nunca, nunca” quien inicia dice la frase, seguida de algo que puede o no haber hecho, si alguno de los de la mesa lo hizo, debe beber. ¿Se entendió? -sonriendo, volteó hacia Ludwig. -¿Nos hace los honores, señor ministro? -le guiñó un ojo en forma traviesa, invitándolo a comenzar la jugada. @ Ludwig Malfoy @ Mefistófeles Evil.
  20. Aquella invitación la había tomado por sorpresa, sobre todo al reconocer en ella el toque distintivo de Ada, con quien últimamente la relación era canto menos tensa. Llamó bastante su atención el hecho de que se tratara del festejo de Acción de Gracias, puesto que no solían celebrarlo de ese lado del globo, aunque supuso que tendría relación con un intento de simpatizar con los múltiples miembros del MACUSA que iban y venían. No había estado en la Mansión Malfoy desde el último cruce con la Orden del Fénix. Regresaban los recuerdos a su mente: la desesperación por lograr liberar a Mael en modo diplomático, tratando de no perder la confianza de Ludwig, frente a una Darla claramente demasiado enojada como para entrar en razón. Recordaba plenamente los sentimientos. Cómo su amistad pasaba a pender de un hilo mientras daba argumentos contrarios a la Orden del Fénix y cómo había Mael por su cuenta logrado escapar de la fenixiana para luego regresar y actuar en su contra. También recordaba la frustración. El haber llamado a los suyos y no recibir respuesta, su antebrazo ardiendo debido al llamado inútil. Aquello no había cambiado, sabía que aún hoy recibiría la misma apatía por parte de la mayoría de los mortífagos, pero ya se había cansado de intentar demostrar su lealtad. Intentó alejar los recuerdos, pues no serían buenos aliados esa noche. Se dispuso a buscar en su armario la vestimenta más adecuada para el evento, decidiéndose por un vestido largo color verde con estampado de flores. Completó el atuendo con calzado marrón claro y peinando su cabello con una cola baja, algo informal. Tratándose de la residencia Malfoy, supuso conocer a gran parte de los asistentes a la celebración, lo cual la tranquilizaba. Estaba lista para encontrarse con Ludwig, por supuesto, y sus hijas. También estaba segura de que allí estarían varios de los directores ministeriales, entre los que esperaba ver a Mefistófeles y Mael. Pero era hora de dejar de especular y, por fin, ponerse en marcha. Tras dejar atrás su residencia, apareció frente a la mansión Malfoy, la cual lucía iluminada y lista para recibir a los múltiples invitados. Avanzó por los jardines, sabía que llegaba temprano por lo que el camino estaba despejado y las amplias puertas de la mansión abiertas. Atravesó el umbral para encontrar la mesa de entrada, donde una copa de champagne la esperaba con su nombre e indicaciones del lugar en que le correspondería sentarse. No dio mucha importancia, sabiendo que sería solo protocolar. Con su copa en la mano, dio un vistazo al lugar, divisando un grupo de gente que se hallaba cercano a la barra. Una sonrisa se instaló en su rostro al ver allí a Ludwig ya, pero la misma se borró enseguida al observar al joven que lo saludaba. Dudó un momento si debía o no acercarse, pero se convenció de que no era ella la que tenía algo de qué arrepentirse allí. Vació de un solo trago la copa y la dejó en la mesa, acortando la distancia que la separaba de aquel grupo con paso seguro. -Buenas noches, bonita decoración -saludó en forma general, decidiendo no mostrarse influenciada por aquella presencia. @ Ludwig Malfoy @ Noeline Malfoy McFarlan @ Darla Potter Black @ Ada Camille Dumbledore @ Illidan Burke
  21. Sus palabras parecieron motivar al Malfoy, quien comprendió que su “bienvenida” no hacía alusión simplemente a la cama que les daba abrigo, iba mucho más allá. Se sintió plena cuando sus cuerpos llegaron a aquel contacto tan íntimo, perdiéndose en la hermosa sensación de dar y recibir placer. Sus manos recorrieron el perfecto torso de su amigo, mientras la luz de la luna se dedicaba a resaltar aquellas hermosas facciones del rubio. Para ella, era un momento mas que especial. No se trataba tan solo de una fuerte atracción física la que él le despertaba, el cómo con total facilidad hacia que su cuerpo reaccione y quisiese más de él. También el intenso cariño que ambos compartían, la confianza, la incondicionalidad. Por momentos, era algo muy parecido al amor, un amor diferente, especial y único respecto a los que había sentido antes. Comprendía que la amistad muchas veces no era compatible con ese tipo de trato, sin embargo, funcionaba por completo entre ellos, y le costaba pensarse sin el privilegio de besar esos labios o encontrarse nuevamente piel a piel con ese hombre que tanto le gustaba. Eran uno solo, dos cuerpos fundidos en un mar de sensaciones únicas. Alternaban ubicaciones y posiciones, buscando más intensidad a cada momento. Se sentía cuidada y deseada, se derretía en sus brazos cada vez que él la miraba y sonreía, sin poder evitar sonreír como respuesta. -Me encantas -susurró agitada, recuperándose tras el momento de mayor intensidad de aquel encuentro. Sentía que la vida podría seguir así por siempre, sin mayores complicaciones. -No solo tus labios me volvieron adicta a ellos, a ti soy adicta, a todo de ti -su corazón bombeaba con mucha fuerza, mientras abrazada a él buscaba su mirada. @ Ludwig Malfoy
  22. @ Eterno Black Triviani El motivo de que hayas desaprobado la clase, sin derecho a pasar a la prueba del libro, es que la misma se revisó y hemos visto que no seguís con el rol que la Uzza plantea. Una cosa es postear y otra seguir un rol, para "cumplir" hace falta responder a las consignas que se van proponiendo. No hay una solución en esta instancia, simplemente volver a inscribirte y cursar de un modo más participativo. Saludos.
  23. ID: 41347 Bóveda: 78342 Grupo A Países Bajos Ecuador Grupo B Inglaterra Gales Grupo C Argentina Polonia Grupo D Francia Dinamarca Grupo E Alemania España Grupo F Bélgica Croacia Grupo G Brasil Suiza Grupo H Uruguay Portugal
  24. Allí estaba nuevamente, de pie en la Fortaleza preparada para una nueva misión. Fue la tercera en responder al llamado, viendo ya presentes a dos mortífagas con sus respectivas máscaras. Ella también llevaba la suya, la cual le cubría el rostro con su plateada estructura. “Nemesis” ese era su nombre como mortifaga, aunque no se había dado a conocer aún de ese modo ante muchos. “Némesis” lo había escogido en base a su necesidad de venganza, de lograr cobrarse por cuánto habían hecho a los suyos. De manera lenta, a pequeños pasos, pero sabía que solo podría descansar cuando su revancha se hubiese efectuado. La idea de vagar entre residencias y generar destrucciones “porque sí” poco le agradaba, pero no era quién para cuestionar los ideales mortífagos ni sus métodos. Era una más, independiente y algo renegada, pero una más, y así debía comportarse. Sus objetivos eran claros: lograr allegados, seguir haciéndose poderosa y conociendo magia a la cual de otro modo no accedería. Cuando el silencio reinó en la fortaleza fue Hysy la primera en hablar. Sus frases le helaban la sangre, el rumbo que las acciones de esa noche tomarían la perturbaba bastante. Entonces escuchó el destino que más temía, enunciándose la familia Malfoy como primera destinataria de sus “visitas”. Ludwig, Ashley, Noeline… aquellos nombres vagaron por su cabeza, no obstante se mezclaban con ellos el del patriarca Crazy y Tazz, quien podría estar incluso entre los que concurrirían a la misión. -La Familia Malfoy ha sido mortífaga desde siempre. No entiendo en qué basan sus dichos -soltó, molesta. Si bien ella conocía a quienes habían estado en el bando contrario, no comprendía de dónde habían aquellas mujeres obtenido tal información. -Dudo mucho que a Crazy o a Tazz agraden mucho sus afirmaciones. Pero, si así lo desean, vamos y luego nos enfrentamos a las consecuencias. -no iba a imponerse conta la decisión, al fin y al cabo parecían estar más que de acuerdo. Invocó El Colmillo, aquella arma que tan solo los Caballeros de Wlapurgis podían ostentar. El suyo tomó la forma de una daga originalmente pequeña que iría en su mano izquierda mientras con la diestra llevaría la varita. -Fulgura Nox- sentenció, abriendo el portal para dirigirse hacia la mansión Malfoy. Cruzándolo en primer lugar a la espera de que el resto también lo hiciese. Los jardines de la Malfoy aguardaban, silenciosos, toda la mansión parecía ya estar dormida. Suspiró. No le agradaba tener que hacer eso, pero debería mantenerse con el grupo y simular que atacaba al igual que el resto. Pronto se marcharían, ya que deberían acudir a aun total de cinco residencias en una sola noche.
  25. Despacho de Mica Gryffindor Él comentó poco sobre su pasado, pero era lo suficiente. No quería realmente meterse en donde no era llamada. Si bien era una persona curiosa por naturaleza, no era el momento de indagar y no le correspondía en su rol. Aunque la experiencia le había enseñado, no sin varios errores cometidos en el camino, que no debía fiarse de las primeras impresiones, él le inspiraba confianza. Evidenciaba en sus palabras que no tenía muchos contactos allí y sus experiencias se hallaban en viajes por otras comunidades. Eso le pareció interesante, puesto que siempre le había resultado interesante lo que podía aprender fuera de allí. Ella misma valoraba mucho sus aprendizajes de aquel tiempo vivido entre muggles. -Claro -respondió con amabilidad, agregando el azúcar y la crema que habían sido requeridos por el muchacho, antes de acercarle la taza. -Aquí tienes – puso la taza frente a él e imitó la fórmula para el suyo, antojada de pronto de un café con las mismas características. No pudo evitar sonreír cuando él preguntó respecto a su relación con el Ministro. No podía evitar emocionarse al saber que Ludwig se preocupaba tanto por ella, de verdad sentía algo muy especial hacia él y era bueno saber que era recíproco. -He trabajado como Auror hace muchos años y me incorporé como Secretaria del Ministro apenas él asumió en el cargo, hace un par de meses. -afirmó- Podría decirse que somos amigos bastante cercanos el Ministro y yo -agregó, evitando caer en detalles. Era totalmente cierto. Con Ludwig tenían un vínculo de total confianza y una cercanía que pocos comprenderían. Bebió un sorbo de café. Se sentía muy cómoda conversando con aquel joven. Era algo apresurado el pensamiento, pues apenas habían pasado escasos minutos, pero intuía que podría abrirse y hablar de su problema con suma tranquilidad. -Siéntete libre de preguntarme lo que quieras. Imagino que debes saber bastante de mí para poder hacer tu trabajo. -continuó con tono completamente amigable, pues él le inspiraba eso- ¿Quieres que empecemos? Ludwig no sabe mucho sobre mi amnesia ni su causa, te pido discreción al respecto. No me agrada hablar mucho de ello, no quiero que sientan lástima o me vean incapacitada para alguna función -sintió necesaria la aclaración, puesto que tal vez todo el tema llevaría a tocar momentos de su vida que no conocía todo su círculo. @ Amit Lockhart

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