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Mey Potter Black

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Todo lo publicado por Mey Potter Black

  1. Habiéndose cerciorado que el cuerpo de aquel mortífago, Near, se encontraba ya sin vida, Mey le indicó a Arya rápidamente que debía llevárselo rumbo a Abaddon, luego de esto volvió a dirigirse a los jardines delanteros de la Mansión Malfoy, donde se encontraban buena parte de sus compañeros. El mortífago había sucumbido a los poderes de sendas Demon Hunters, obviamente no pudo tener oportunidad alguna una vez que estas lo hubieran atacado. Fue en ese momento cuando notó la presencia de más mortífagos, quienes aparentemente no sabían moverse con sigilo. Hades se ubicaba a diez metros de todos los fenixianos, por lo cual Mey se adelantó hasta ubicarse a unos siete metros de él y apuntándolo... -Tripio Sectusempra! Exclamó entonces la Demon Hunter, haciendo surgir tres rojizas luces de la punta de Nefertiti, su varita mágica. Los tres rayos viajaron hacia un objetivo: Hades, impactando en él y comenzando a desangrarlo de forma automático. Fue entonces cuando envió su viuda negra a Afrodita para que la picara y envenenara. Gladius! Dijo a continuación invocando la espada legendaria que clavó en el suelo para que limitara sus acciones, quitándole la primera del segundo turno. -Limitate! Fue lo siguiente que dijo apuntando a Lisa, de cuya varita mágica no podría surgir ningún tipo de invocación o rayo a partir de ese momento.
  2. En esos momentos Mey estaba decidiendo qué estatua del jardín de la Mansión Malfoy sería conveniente revivir para poder utilizar ante una supuesta batalla, cuando al fin los escuchó. Alertada por sus sentidos, la bruja agudizó la vista y el oído para poder comprobar dónde se encontraban. Tras poder ubicarlos, Mey corrió hasta la parte posterior de la Mansión, junto a una de las paredes posteriores, donde ya se encontraba Near. Al llegar luego que este, Mey se pudo posicionar a una distancia de siete metros de él, para así poder desenvainar su arma mágica, la delgada vara de negue africano que había guardado en su bolsillo y comenzar el hechizo con un... -Ardius! Que le otorgó inmediatamente una mayor velocidad de respuesta. Apuntando a Near fue que pensó un Confundus, que sumió a Near, en un instantáneo estado de inconciencia. Confundus, repitió el mismo pensamiento sin dejar de apuntar a Near, quien cayó nuevamente en el mismo estado de confusión. -Tripio Sectusempra! Exclamó a continuación sin dejar de apuntar a Near, enviándole así tres rojizos rayos que impactaron de lleno en el pecho del confundido mortífago, desangrándolo.
  3. Luego de considerar que sus compañeritos initiés se encontraban mínimamente protegidos, Mey continuó su camino siguiendo de cerca a Mei Black Delacour, quien aparentemente ya había estudiado el panorama antes de enviar el llamado; un movimiento inteligente, si le preguntaban a Mey, aquellas viejas familias siempre tenían trampas, fáciles de superar, pero realmente molestas para las personas apuradas. Fue entonces cuando notó ciertos movimientos en la aquellos jardines y decidió que también sería conveniente protegerse a sí misma. Aún no había guardado a Nefertiti, por lo cual no le costó nada desenvainarla y mumurar un... -Corpus Patronus! Mismo que dio vida a un fénix adulto al tiempo que salía de su varita mágica una extraña sustancia muy parecida al gas. El ave legendaria la protegería ante cualquier ataque y, así mismo, atacaría y la curaría las veces que fuera necesario. -Morphos! Dijo a continuación apuntando a una piedra del suelo junto a una planta, convirtiendo la misma en una araña viuda negra. El mortífero arácnido tenía como misión esconderse de la vista de cualquier mortífago, y solo respondería a la más mínima señal de Mey para atacar. -Bonita estatua... Mei, junto a ella, acababa de dar vida a una de las estatuas más grandes del lugar. Más tarde quizás ella hiciera lo mismo...
  4. Sendas Demon Hunters resultaban terriblemente rápidas para caminar, o por lo menos eso le pareció a Mey quien, en comparación al resto de sus compañeros, ya se encontraba traspasando los jardines a una velocidad vertiginosa. Al ver a un par de initiés rezagarse en la contemplación de la belleza del lugar, se giró sobre sus talones para gritarles... –¡Se ponen en marcha en este mismo maldito momento! Estos se detuvieron en el acto con cara de pocos amigos. Aparentemente no se encontraban acostumbrados a que les levantaran la voz, pero a Mey poco le importó esto, los necesitaba atentos y rápidos, en otras palabras, los necesitaba vivos. Así fue como sacó su varita mágica, Nefertiti, del morral que colgaba de su pecho y apuntando a Arya murmuró un... -Morphos! Convirtiendo el enterizo de la joven para que mutara su grueso material en piel de dragón, de esta manera, ningún rayo podría traspasarlo y esta se encontraría protegida. -Morphos! Repitió cambiando rápidamente de objetivo y apuntando así a Groter, cuyo material de la parte superior del conjunto deportivo cambió convirtiéndose así en piel de dragón, al igual que había hecho con Arya, aquel material lo protegería ante cualquier rayo.
  5. Durante un tiempo la Mansión Malfoy había desaparecido del mapa de Ottery St. Catchpole; Mey nunca supo qué clase de magia la antigua familia había empleado para lograr tal cosa, sin embargo tuvo que admitir a fin de cuentas que se alegraba por tal acontecimiento. Grande fue su decepción al recibir aquel nuevo patronus de Mei, un fantasmagórico Jobberknoll que le comunicó sobre una nueva misión de cateo en la residencia Malfoy. Al menos les serviría para entrenar a los nuevos ingresos del Bando, aquellos neófitos fenixianos... un peligro, según Mey, para ellos mismos si no recibían ningún tipo de adiestramiento mágico. Así fue como tomando la capa de viaje, la abrochó en torno a su cuello cubriendo buena parte de su vestido negro. Llevaba botas para la nieve y medias largas de lana, aunque no tuviera la menor idea sobre el clima en el pueblo mágico, supuso que sería endemoniadamente frío. Y así lo comprobó al aparecerse minutos más tarde fue de los terrenos de la Mansión Malfoy, justo en frente de la verja de entrada, la cual ya deformaba sus gruesos hierros para adquirir de esta manera cierta horrenda semejanza con un rostro humano. Allí ya se encontraban Mei y Jank, a quienes saludó con un leve movimiento de la cabeza, para luego acercarse a su compañera Demon Hunter. –¿La inauguramos? Inquirió Mei, a lo cual Mey lanzó una larga mirada a la nueva entrada de la residencia. Encogiéndose de hombros le contestó: –Linda ¿eh? –sonrió al notar cómo la verja comenzaba a... ¿hablar? – Yo me encargo de la verja molesta esa. Aseguró Mei, y así lo hizo, asegurándose de que la puerta de entrada permitiera el acceso de los miembros de la Orden del Fénix. Ocultando su sonrisa bajo la sombra de la capucha de su capa, Mey se adentró a los jardines de la Mansión Malfoy, no sin antes apagar el filtro de su cigarrillo con uno de los vertiginosos tacones que llevaba puesto.
  6. Al escuchar la escueta respuesta del mago, Mey bufó infantilmente apoyando la mejilla contra la fría barra y lo observó de reojo; sus uñitas pintadas con laca negra tamborileaban sobre el mármol negro de forma constante, como si intentara distraerlo. Pero sus ojos se encontraban fijos en la figura de Carlomagno, estudiándolo con malhumorado silencio. No es que Mey aún sintiera cosas por él.... era simplemente aquel arraigado sentimiento de propiedad que tenía sobre las personas a su alrededor, y este había abofeteado su autoestima al abandonarla así. –Las personas cambiamos siempre. Si tenemos algo de suerte, mantenemos nuestra escencia. Respondió con brusquedad, enderezándose nuevamente, como si algo la alertara. Con dedos ágiles sacó unos cigarrillos del morral que colgaba de su pecho y se cruzó de piernas, revelando sus las medias de red que cubrían sus muslos bajo la falda plizada de su vestido negro. Casi con la misma rapidez, el Malfoy le encendió el cigarrillo que aguardaba entre sus labios. Por un momento, un brevísimo instante, sus ojos azules se mantuvieron fijos en los verdes del otro, mientras recordaba fogosos encuentros de antaño. A decir verdad, de no haber sido porque Mey jamás se sonrojaba, aquella podría haber sido la ocasión perfecta para hacerlo. –Whiskey de fuego, por favor. Le respondió dulcemente. Fue en ese momento cuando Mey notó que la mano del mago rosaba apenas algo que bien podía tratarse de una varita mágica. Sin poder evitarlo, lanzó una cantarina carcajada. Aquello le resultaba de lo más divertido... El amor o el odio. No había términos medios para él aparentemente... –Yo que tú dejaría mi varita apartada de todo esto –le advirtió quedamente, como si sopesara las posibilidades del otro –. Jamás podrías conmigo, y no lo digo por alardear. Realmente no podría conmigo. Le mantuvo la mirada, aunque su boca se contrajo en un mohín demasiado cruel para tratarse de una sonrisa y, por un momento, se vio nuevamente esa luz depredadora en sus ojos, mezclada con enfado aquella vez... hacia ella misma. Abrúptamente, con aquella bipolaridad característica en ella, convirtió su mohín en una verdadera sonrisa y levantando el vaso que el mesero acababa de llevarles, le ofreció un brindis al hombre. –¡Por los viejos tiempos!
  7. Eran noches solitarias como aquella las que Mey elegía para encontrarse con sus informantes. El Callejón Diagón caía a aquellas horas en un manto de oscuridad ideal para encontrarse con aquellas criaturas de la noche, brujas y magos solitarios y peligrosos... casi casi tan peligroso como la Potter Black. Ella siempre resultaba la encargada de lidiar con aquel tipo de personas, los espías, los infiltrados de la Orden del Fénix, las fuentes... –Lacras mentirosas capaces de vender a sus propias madres para obtener así un poco de oro. Gruñía por lo bajo la muchacha al pensar en el hombre con quien debía encontrarse, mientras los tacos de sus altas botas negras que le llegaban hasta los muslos no paraban de taladrar los adoquines de la callejuela. No muy lejos de allí, un mago gordo y sudoroso también pensaba en Mey, con casi el mismo aprecio que esta hacia él... –Maldita niña psicópata, enferma del control. Al menos se encuentra cabando su propia tumba. Se esperanzaba el mago, acelerando el paso. Sabía que la chiquilla Potter Black no soportaba el retraso, y por mucho que la odiara (y que le costara admitir), la perspectiva de aquella endemoniada varita mágica bailoteando entre los dedos de la furiosa bruja, no le hacía una maldita gracia. Mey había llegado a la Dumbledore´s Night con tiempo de anticipación, más por inercia, que por la preocupación de llegar temprano a su cita. A ella nunca le importaba llegar temprano a ningún lado, ella no esperaba a nadie, ellos debían esperarla. Pero había terminado una misión de captura mucho más rápido de lo que había supuesto y no tenía ningún lado a donde ir luego de ello. Con paso seguro y mirada altiva ingresó al local. Su manera de caminar, como una pantera en búsqueda de su presa, y la misma concienca total de su propia atracción, otorgaban a la bruja cierta aire de superioridad nada agradable ante las miradas femeninas, pero inequívocamente interesante ante los hombres. Nada de esto le importaba a Mey, cuyos ojos se desplegaban por el lugar, cual foco de luz, estudiando el escenario ante ella. Porque sí, todo aquel lugar al que se dirigía Mey, lo veía como un escenario de batalla. Algo la distrajo... Junto a la mesa una cabellera rubia y un porte incofundible la sacaron de su estado de ensimismamiento. ¡ÉL! Solo dudó una fracción de segundo antes de reconocerlo por completo. Cual acto reflejo, Mey bajó la capucha de capa de viaje, revelando así su pálido rostro expresando una mezcla de furia, incredulidad y diversión poco conocida en ella. Sin pensarlo demasiado -aunque Mey era del tipo que pensaba mucho antes de hacer algo -, se cruzó con un par de largas zancadas el salón, hasta ubicarse junto a Carlomagno Malfoy, justo en el momento en que este pedía su bebida al barman. –¿Seguro que eres capaz de tolerar lo más fuerte que puedes encontrar en este lugar? Inquirió con falsa dulzura obligándolo a alzar el rostro para observar a la bruja frente a frente. La sorpresa del mago duró tanto o más de lo que tardó en en propinarle una rápida cachetada en su mejilla. PLAF! escuchó el cantinero, volteando los ojos automáticamente a ellos; al reconocer a Mey, este no dijo nada y siguió su trabajo (el cual consistía en limpiar monótonamente unos vasos). La mano le ardía a Mey, por lo que supuso que la mejilla colorada del Malfoy debía sentirse igual. Antes de que este pudiera dedicarle un improperio, Mey respondió a la pregunta que aún no había pronunciado con un... –Te fuiste –lo acusó ceñuda, sentándose en la banqueta de altas patas junto a él –. Sin despedirte –agregó respirando dificultosamente. Se podría decir que la mayoría de los miembros de la Orden del Fénix que habían estrechado una buena amistad con Carlomagno le habrían recriminado el hecho de traicionar al Bando, de volver a la Marca Tenebrosa, de fallarles... Pero no Mey, el hilo de razonamiento de la chica siempre iba por otros lares diferentes al del resto de las personas. Y allí estaba ella, echándole en cada una obviedad, años después de lo ocurrido incluso.
  8. La misión era capturar a Darla Potter Black y nada más. Por mucho que a Mey le hubiese gustado sumar a la mujer un par más de enmascarados, se hacía tarde y no quería poner en peligro a sus compañeros. Razón por la cual, Mey se limitó tomar el cuerpo sin vida de Darla y arrastrarlo junto a ella a la saliad del local The Arabic Place. Por suerte no habían provocado mayores daños que la mesa desaparecida y que ahora constituía el alma del fénix que sobrevolaba sobre los fenixianos. Por un instante Mey se planteó la idea de dejarle una nota a Bodrik disculpándose, pero luego la descartó al instante. -Gracias, compañero -haciendo especial énfasis en la última palabra. Sus ojos se encontraban fijos en la copa de Gitax -. Aunque la salud... Creo que se encuentra sobrevaluada estos días... ¿No crees? - Le sonrió con descaro -. ¿Te la llevas tú? Inquirió cuan orden a Jank, señalando el cuerpo sin vida de Darla su lado. Este la tomó y se fue con ella. Aquel muchacho, a quien reconoció Mey como fenixiano aunque nunca lo hubiese visto luchando por la Orden del Fénix se mantuvo ajeno a lo que sucedía allí. Dicho esto, Mey volvió a dirigirse a Gitax; sus ojos pasaban de hito en hito desde el hipogrifo de este, hasta él mismo. Pero no dijo nada, su mirada entre alegre y nostálgica lo decían todo. -¿Nos vamos? Dijo a continuación, tomándolo por el brazo y arrastrándolo fuera del local. Una vez en el exterior, se desapareció con Gitax rumbo al Número 12 de Grimmauld Place, dejando en el aire las palabras "se te extrañó, compañeritos de aventuras", antes de haber desaparecido por completo OFF Darla Potter Black es capturada, tras haberse impactado todos los hechizos dirigidos a ella . Por otro lado, todos los miembros de la Orden del Fénix logran salir completamente ilesos. Saludos!
  9. Si no hubiese sido porque las batallas en donde corría sangre nunca le hacían una maldita gracia, Mey se hubiese sonreído al ver a Darla intetando escaparse cuando aún era demasiado pronto para ello. -Al fin llegan -fue todo el saludo que les brindó a sus compañeros, Jank y Gritax, con su brusquedad habitual -Suerte que soy rápida... Morphos! Exclamó en ese momento apuntando con su varita mágica auna pesada mesa de madera, convirtiendo la misma en un maravilloso ave fénix, el animal se dispuso a su lado dispuesto a protegerla, curarla o atacar. Lo que fuera necesario. -Corpus Patronus! Dijo a continuación, mientras una voluta de una extraña sustancia materializaba al instante a un hipogrifo adulto, el animal también se ubicó junto a Mey, dispuesto a proteger a la bruja ante cualquier ataque. -Aqueora! Dijo al final, materializando a su vez una gruesa capa de agua en torno suyo. Sabía que aquello era inútil, nadie vendría a rescatar a Darla, pero extrañaba dicho hechizo, siendo así que los mortífagos nunca respondíana sus ataques, no solía invocarla con habitualidad. OFF Darla:
  10. Con aquella rapidez característica en la bruja que solo años de experiencia en batalla le habían podido otorgar, se dispuso a una distancia de seis metros de Darla, desenvainando a una velocidad de vértigo a Nefertiti, varita se apareció en su mano en ese mismo instante. Sus enormes ojos azules no se separaron ni un instante de Darla, mientras la apuntaba directamente y murmuraba un... -Ardius... Iniciando el proceso de un hechizo que le otorgaba una rapidez inhumana, y finalizando así con un Confundus, que sumió a Darla en un profundo estado de ensoñación. Confundus, volvió a sumirla en aquel mismo estado de confusión. Esperando que aquello fuera rápido, y sabiendo que la mujer era una mortífaga luego de su escape la última vez, Mey ni pestañó al exclamar su... -Sectusempra! Enviándole un rojizo rayo a Darla, misma que impactó de lleno en su pecho, provocándole profundas y mortales heridas que no podría curarse ya que el tiempo para ella había finalizado.
  11. No era la primera vez que iban por aquella mujer, y si bien la perspectiva de atrapar a alguien que alguna vez perteneciera a su familia no atraía en absoluto a Mey, no podía negarse: Darla Potter Black era una traidora a su bando, y después de todo, hasta la propia Mey seguía órdenes de arriba, siendo así que ella también tenía sus propios jefes. La última vez se les había escapado entre sus manos, aunque claro, aquella vez no era la ex Potter Black la que comandaba aquella misión, por lo cual no podía hacerse responsable -por lo menos no del todo -del desastroso resultado. Así se había aparecido en el Callejón Diagón, justo frente al local de su amiga Bodrik, The Arabic Place, lugar donde le había comunicado su fuente directa con la Marca Tenebrosa, se encontraban la mortífaga en cuestión. Solo por un momento a Mey le extrañó que el lugar elegido por Darla para pasar la tarde, temiendo que esta continuara relacionándose con gente de su bando. Pero la duda se disipó ni bien hubo enviado su patronus (un imponente y fantasmagórico nundu adulto) y entrado al local, para encontrase así con la figura de Darla allí. -Lamento interrumpir... Mintió sin remordimiento, acercándose a esta.
  12. Al bajar la capucha negra de su capa, los ojos de Mey de un azul glacial, barrienron como una lámpara de luz la figura desarmada de Sophie y el lugar a su alrededor. Era una estancia bonita sin lugar a dudas, un lugar donde una familia podría ser feliz; lamentablement, la maldad de su matriarca echaba a perder todo aquello. Dando un profundo suspiro, Mey se acercó a Sophie, quien siquiera había atinado a defenderse y la tomó por el brazo, arrastrándola con ella hacia el final del jardín. Mei la seguía de cerca, en silencio. -Rápido ¿eh? -un asomo de sonrisa apareció por una fracción de segundos en su rostro pálido de rasgos suaves -. Menos mal que nadie más llegó, hubiese sido una pérdida de tiempo -reconoció mientras seguía avanzado por los terrenos de la Granger -. Aunque eso no quita que deba realizarles un llamado de atención. Tienen un deber después de todo. Habían llegado hasta el final de la Mansión, allí donde el enorme portó dividía los jardines de la acera de Ottery. Mey la traspasó y en el mismo instante tomó a su compañera, la otra Mei del brazo, y junto a Sophie desaparecieron de allí rumbo a Abaddon. Probablemente su compañera no esperaba que esta la condujera con ella, pero esto a Mey no le importaba en absoluto, no sufriría sola el martirio de tener que pasar por Abaddon nuevamente. OFF Sophie Liz Granger es desarmada y capturada tras haber pasado la hora desde el envío de los ataques sin recibir respuesta alguna de su parte, razón por la cual se dan los mismos como impactados. Por otro lado, los miembros de la ODF salen completamente ilesos. Saludos!
  13. Bajando la capucha de su capa hasta ocultar prácticamente todo su rostro, Mey avanzó unos pasos hasta ubicarse a una distancia de seis metros de Sophie. La mujer no se percató de la presencia de las brujas hasta que Mey la llamó por su nombre de pila. El rostro de la Demon Hunter se encontraba impasible, como si fuera completamente consciente de su propia seguridad. Aquello para ella no era más que un simple trámite, y así lo resolvía. -Sophie Granger -la saludó fríamente, alertándola sobre su presencia -. Tenemos pruebas de tu ayuda al Bando mortífago, temo que tendrás que acompañarnos -bastó una simple mirada a su compañera para que pudieran coordinas ataques -Ardius Expelliarmus! Exclamó Mey desenvainado su varita mágica en un abrir y cerrar de ojos, apuntando así a Sophie y enviándole un rojizo rayo que impactó de lleno en el pecho de la mujer, lanzando su varita mágica a cinco metros a su derecha. Confundus, pensó a continuación Mey, sin dejar de apuntar a Sophie, la mortífaga cayó de esta manera en un profundo estado de ensoñación. Mey se sonrió, aún sin ayuda del confundus, Sophie no sería capaz de defenderse. -Incárcerus! Dijo a continuación, invocando tres gruesas cuerdas: la primera impactó en los tobillos de Sophie, impidiendo que esta pudiera así caminar con libertad. La segunda en torno a sus muñecas, sujetándolas alrededor de sus gruesas caderas para que no pudiera utilizar sus manos, mientras que la tercera y última amordazó su boca, de esta manera, ningún sonido podría surgir de sus labios.
  14. En cuanto sus fuentes le informaron de la presencia de Sophie Liz Granger en la Mansión de su familia, Mey no dudó dos veces en enviar su Patronus (un fantasmagórico y feroz nundu adulto) en búsqueda de sus compañeros de Bando informando sobre la nueva misión. La Directora dudas sobre la ayuda que prestaba la directora del departamento auror al Bando mortífago ya casí se habían despejado por completo; y sin bien nadie podría catalogar a Sophie como una bruja con importante ni mucho menos, al menos las trabas burocráticas que brindaba al esclarecimiento de los crímenes en Ottery ayudaba a los mortífagos en gran medida. Durante su última visita a dicha Mansión, la bruja y su compañera de batallas la habían llegado demasiado tarde para poder encontrarla. Pero aquella vez... ¡Vaya que Mey se había apresurado! La muchacha había tardado menos de dos minutos en ponerse la capa de viaje encima del vestido y calzarse las botas, para luego aparecerse justo frente a la residencia Granger, en mitad de la calle. Mei, quien parecía casi tan apurada como ella en llegar a la misión no tardó en aparecerse junto ella. -¿Qué dices? ¿Entramos ahora o esperamos al resto? Inquirió la Delacour. Sendas Demon Hunter lanzaron una mirada al mismo tiempo, el perfil de la Mansión Granger las parecía llamar. Fue entonces cuando Mey se encogió de hombros y dio un paso adelante, acercándose al portón de entrada a los terrenos. -Vamos, no quiero perder tiempo. Cuando lleguen que ingresen. Mey no dudó en avanzar con cuidado atravesando la puerta de entrada; muchas personas le habían advertido sobre los supuestos peligros de dicha Mansión ante los intrusos, pero teniendo en cuenta que ninguna de las Matriarcas de dicha familia se caracterizaba por su poder mágico, Mey no se preocupó demasiado. Al llegar a la entrada de la Granger, la bruja giró sobre sus talones y le dijo a Mei: -Sígueme, está por aquí. Luego de un par de vueltas más, las mujeres encontraron a Sophie y se ubicaron detrás de ella, sorprenidéndola de la nada.
  15. -Vaya, creo que llegamos justo a tiempo. Observó con ironía al observar a su alrededor el desastre acumulado. Rayos, explosiones y extrañas invocaciones se iban sumando a los gritos y protestas. Pero Mey no tenía tiempo para aquello, les gustaban más las batallas silenciosas, los discursos baratos la aburrían. Lanzando una afirmativa mirada a su compañera, las dos brujas se ubicaron cercanas, pero de forma tal que pudieran atacar desde distinto flancos. Recorriendo junto a Mei el lugar, se dispusieron cercanas a los mortífagos, en el caso de Mey, a unos seis metros de estos, misma distancia que mantendría durante toda la batalla. Desenvainando rápidamente a Nefertiti, Mey susurró un... -Ardius Expelliarmus! Una rojiza luz surgió de su varita mágica en ese momento, al apuntar a Zack, la varita de este voló a cinco metros a su derecha por los aires. -Incarcerus! Fue lo siguiente que dijo, invocando tres gruesas cuerdas que se ataron en torno a sus tobillos, imposibilitándolo para caminar, sus muñecas a sus caderas, evitando que pudiera mover sus manos y la última en su boca, para que no pudiera hablar. Confundus, fue lo siguiente que pensó Mey, sin dejar de apuntar a Zack, sumiendo al hombre en un profundo estado de ensoñación.
  16. Como tantas otras veces, Mey se apareció en el Callejón Diagón luego de recibir el llamado del patronus de Mei, un fantasmagórico y poco agraciado puma concolor. Aparentemente habían atacado a un miembro de la Orden del Fénix, sin embargo Mey no había recibido ningún llamado de ayuda hasta el momento. Al detenerse frente al local "El Refugio Mágico", la bruja no tardó en percibir el alboroto en su interior. -Umh... Tal vez no nos necesiten -le sonrió con ironía a Mei al llegar junto a ella -. Pero ya sabes, el deber es el deber... Después de usted, compañera. Guiñándole un ojo, Mey se adentró en el local propinando una patada a la puerta de entrada, ya que tenía sus manos ocupadas buscando en el interior del morral que colgaba de su cadera su varita mágica. Para aquella ocasión el vestido que llevaba puesto no le servía de nada puesto que no tenía escote en donde esconderla; tampoco le servía su calzado, ya que para la ocasión, en lugar de sus cómodas botas, llevaba unos zapatos de vertiginoso tacón. El interior del local era el conocido caos que Mey no extrañab en absoluto, apenas pudo distinguir a sus compañeras en el interior, pero su atención se encontraba fija en el grupo de enmascarados a su alrededor.
  17. Al recibir el patronus de Mei, la bruja no pudo evitar sonreírse con autosuficiencia. Sabía que aquel día llegaría, tarde o temprano. No tardó mucho en tomar su capa de viaje y salir de los Terrenos de la Orden del Fénix para poder desaparecerse finalmente de allí. Minutos después aparecía Mey Potter Black fuera de los límites de la Mansión Granger, en mitad de una adoquinada acera. Su compañera de Bando aún no se encontraba allí, lo cual sonsacó su repentino malhumor. Un mohín de disgusto tensó automáticamente sus rasgos. Automáticamente sacó un cigarrillo del morral y, llevándoselo a los labios, lo prendió con suspiro. La sombra de un olmo le otorgó la protección que necesitaba para no ser vista y pasar disimulada. La capucha de la túnica de seda negra caía también delicadamente sobre su rostro, y solo cuando los rayos de luna se filtraban entre el techo de hojas se dejaba ver la palidez de la mujer. -Menos mal que fuiste tú la que envió el patronus -se quejó al verla llegar -. Yo también tenía cosas que hacer y aquí estoy. Apuntó ceñuda, pisando la colilla de su cigarrillo, ya completamente consumido. Sin mediar palabra, se marchó de allí desapareciendo con un fuerte crack, que hizo lanzar un maullido de queja a un gato callejero que intentaba dormitar en la rama del mismo árbol.
  18. -¿Gustarme? -repitió las palabras de Mei -. Me fascinan... Luego de luchar tanto tiempo contra las magia oscura, el sentimiento de atracción es algo inevitable. Murmuró más para sí misma que para su interlocutora. Aún cuando la eléctrica mirada de la Potter Black se encontrara en las demoníacas estatuas que la custodiaban, su hilo de pensamiento corría por otros rumbos, centrándose en el atractivo perfil de aquel demonio que últimamente la hacía sucumbir en las inquietas aguas de la perdición espiritual. -Lo importante es saber detenerse a tiempo. La autodeterminación, Delacour -susurró el apellido de la Demon Hunter a su oído, de forma tal que solo esta pudiera oírla -. Supongo que esta vez debo llevármela yo ¿verdad? A regañadientes se acercó hasta el cuerpo reducido de Gyvraine y la obligó a acompañarla, arrastrándola prácticamente del brazo para que la siguiera a duras penas, con la cuerda en sus tobillos dificultándole el paso. Detrás suyo iba Mei muy campante por haberse ahorrado un viaje a la cárcel fenixiana. Con el latente malhumor surcando nuevamente su semblante, Mey no olvidó invocar un fénix de luz azul de tamaño real en el cielo raso del local mortífago. http://i43.tinypic.com/30a9csj.jpg -Tú no te alegres tanto, que vendrás conmigo... Advirtió a Mei, una vez hubieran salido del local, en un lugar en donde ya podían desaparecerse. Antes de que la mujer pudiera hacer o decir algo, Mey la tomó por el brazo también, y junto a Gyvraine, desaparecieron juntas rumbo a Abaddon, donde la mortífaga sería finalmente juzgada. OFF Saldos Gyvraine C. Sullivan es capturada con vida luego de caer bajo el efecto de sendos confundus, haber sido desarmada y atada, de forma tal que no pudiera defenderse. Aún hacer, y tras haber transcurrido una hora desde el ataque y sin haber recibido respuesta, se da dichos hechizos como impactados. ODF: tanto Mei como Mey salen ilesas del lugar. Saludos, y disculpen las molestias, cosas del deber (?) .-. xD
  19. -Encantador. Murmuró con falso entusiasmo al tomar un camafeo de pesado oro del montón y sopesarlo en su mano. En el interior descansaba el atractivo rostro de Mistify Malfoy: un artículo robado sin lugar a dudas. -Vaya, no se salvan sus sus propios Altos mandos -se sonrió volviendo a depositar en su lugar Aún no llegaban los refuerzos de Gyvraine en el local Stomrmride Ghost Ship, un nombre bastante complicado si le preguntaban a Mey. Pero la bruja tenía la corazonada de que en aquella ocasión sí llegarían a salvarla. Sin prestar atención al impacto de sus propios hechizos (los cuales ya prácticamente tenía asegurados), Mey no perdió el tiempo.... -Corpus Patronus! Invocó aparatosamente, invocando la presencia de un magnífico ave fénix adulto. El animal se dispuso junto a su ama con la misión de protegerla ante cualquier ataque, y así mismo curarla a ella o a su compañera de ser necesario. -Morphos! Dijo a continuación apuntándose a sí misma. Su ajustado vestido de cuero mutó para convertirse así en piel de dragón. Este nuevo vestido repelería la mayoría de los rayos que pudieran dirigirse a ella. -Piertotum Locomotor! Dirigó su varita mágica esta vez en dirección en donde se encontraban las estatuas talladas en hueso del demonio Belial. Sendas esculturas se separaron de su lugar, adquiriendo vida propia y se dispusieron junto a Mey, protegiéndola. -Muy bonitas ¿eh? Podría quedarme a vivir aquí -le sonrió ladinamente a Mei -. Y si sus compañeritos no se dignan a aparecer, al menos procuremos no tratarla mal. Razonó mientras observaba con detenimiento los filosos cuernos y colmillos de sus estatuas.
  20. Ubicándose a una distancia prudencial de seis metros de la mortífaga, Mey desenvainó al instante a Nefertiti, su delgada varita de negue africano antes de que la mujer tuviera tiempo de prepararse. Aquella noche la bruja no quería perder tiempo en trivialidades como presentaciones, acusaciones o defensas. La aburrían de sobremanera de una u otra manera. -Ardius... Susurró para luego pensar un Confundus dirigido a Gyvraine. La mujer cedió al instante ante el efecto del hechizo, el cual la sumió en una completa enajenación. Confundus, repitió el mismo pensamiento, logrando que Gyvraine volviera a caer bajo el mismo efecto, dándole tiempo a su compañera, Mei, de que hiciera lo suyo. -Ahora te toca a tí... Adivirtió sin dejar de apuntar Gyvraine con su arma mágica. -Incárcerus! Dijo finalmente invocando tres gruesas cuerdas: la primera fue impactaría de lleno en las muñecas de Gyvraine, atándolas en torno a sus caderas, la segunda haría lo mismo con sus tobillos, impidiéndole caminar (la primera le impediría tomar la varita correctamente) y la tercera se dirigiría a la boca, la cual no la dejaría hablar.
  21. La capa de viaje cubría su rostro de las miradas curiosas en aquella traquila tarde de octubre. Era de común conocimiento el hecho de que los aurores continuaban buscando a la bruja, aún cuando su trabajo se remitiera a las artes oscuras y esta en ningún momento las hubiera combocado, pero claro, era de común conocimiento el acuerdo oscuro entre dicho departamento y las fuerzas de la Marca Tenebrosa. Su paso era rápido y lánguido al mismo tiempo. Su ceño continuaba fruncido todo el tiempo, y de vez en cuando intercambiaba alguna que otra palabra con la bruja a su lado, otra compañera Demon Hunter, Mei Black Delacour quien, al igual que ella, no se encontraba muy a gusto allí. Sobre todo porque la Potter Black no resultaba una buena compañía nunca. -Aquí estamos... Murmuró al llegar frente al local Stormride Ghost Ship. No necesitaron intercambiar ninguna palabra más, luego de invocar su patronus, un feroz nundu adulto, llamando por refuerzos, sendas brujas ingresaron al local para encontrar allí sin ningún problema a Gyvraine C. Sullivan. La batalla recién comenzaría.
  22. Ya les han dicho que el skin blanco está dejando ciego a los usuarios? xDDDD Bien, no sé si ya respondieron estas dos dudas, pero ya llevan 14 páginas de dudas y no creo poder leerlos a todos, así que bueno... Son las siguientes. 1) Horario del foro ¿pondrán la hora? Durante los duelos, en los cuales hasta unos segundos entre posteo y posteo hace la diferencia para la vida o le muerte de nuestros personajes (sonó muy dramático y freak, lo sé xD) es realmente necesario. Ahora se me ocurrió postear la hora en el tag para calcular, pero bueno... revela mis verdaderas intenciones (???) 2) Las nuevas dos líneas de este skin, son las mismas que en el predeterminado anterior??? Lo pregunto porque se me hace que no, me parecen más largas e.é 3) La tercera, y la más importante de todas antes de que arroje mi lap sobre la ventana y comience a llorar en posición fetal en mi cama... ¿Por qué no puedo ver tópicos más allá de la página dos del subforo de mi Bando? ¿se han perdido/borrado? ¿se ha perdido la historia del bando? ¿el foro me discrimina por rubia? (? wtf?!) No, sinceramente, es terrible... Hay tópicos importantes que tengo que leer y no puedo. O lugares donde quiero rolear... Antes me aparecía la opción de filtrado más allá de los 30 días o wtv... pero ahora no. Creo que es todo... Aunque lo que más me interesa es la última pregunta xD Saludos!
  23. Su propia ave fénix, Eowen, vio la amenaza incluso antes de que los afilados reflejos de la Potter Black pudieran captarla. El ave detuvo justo al corpus patronus de Mei antes de que llegara a este, y si bien no lo atacó, sirvió de escudo entre esta y Mey. Su varita mágica aún rosaba el rostro de Vrael cuando la otra Demon Hunter llegó a ella, dispuesta a hacer lo que debía hacer para separarla sus garras de Vrael. -¡Déjame! -exclamó empujándola. Pero finalmente desistió y lo dejó caer a un lado, soltando la pechera de Vrael -. La sangre sobre las manos de este inútil inecruspuloso pesa más sobre las mías como su alto mando que sobre las de él mismo, y lo sabes bien -señalando a Mei con un dedo acusador -. Y no me haré responsable de esto ¿lo quieres hacer tú? ¡NO HE ACABADO CONTIGO! -exclamó al verlo escurrirse en medio del desastre -. Maldito mocoso ¿es así como quieres ingresar a la Orden del Fénix? Yo, maldita sea, junto a todos ellos -señalando a su alrededor -, he jurado proteger a los inocentes, implantar la justicia en esta corrupta sociedad mágica ¿qué diablos debo hacer contigo, eh? ¿Crees que esto es divertido? ¿crees que me divierte tener la vida de otro ser humano en mis manos? Su voz había pasado de un bramido a un peligroso susurro. Nuevamente se encontraba acorralándolo, no solo con su lenguaje corporal, sus ojos llameaban al contemplarlo. -No sabes nada... -escupió finalmente entrecerrando los ojos -. Haz algo útil y llévala a Abaddon -apuntó en ese momento al cuerpo de Gyvraine, ya sin vida -. ¿De dónde sacarona este tipo? -explotó finalmente cuando Vrael hubo desaparecido del castillo -. ¿Del club de fans de Patrick Colt? -Tocaya tranquila... Se acercó Mei en aquel momento. Claramente no era el mejor momento para querer generar un contacto directo con la Potter Black, quien apartó la mano de su hombro de un manotazo airado. La cara que le lanzó a Mey era todo menos amistosa. Ella no pensaba igual, para ella nunca había tiempo suficiente... Por lo menos ella no lo tenía. -Las personas mueren en cuestión de segundos -argumentó con el ceño fruncido caminando junto a Mei -. A veces no hay tiempo para aprender, o para enseñar, y el camino es más corto de lo deseamos. ¿Sabes que lo tendré entre ceja y ceja hasta el fin de la humanidad por culpa de lo ocurrido esta noche, verdad? -como respuesta, lo único que obtuvo de Mei fue una sonrisa -. Cuídalo de mi. Advirtió por último tomando a su tocaya por el hombro, ya en las afueras del Castillo Crowley y despareciendo al fin con rumbo desconocido. Posiblemente una taberna, si había algo que las Demon Hunters necesitaban aquella noche era un trago. OFF Saldos: Captura/muerte: Gyvraine C. Sullivan. Muere pasada la hora al no defenderse ante múltiples ataques. El resto de los miembros de la Orden del Fénix logran salir ilesos. Perdón por las molestias Gyv xD, y buenas noches!
  24. Teniendo su atención completamente dirigida a la batalla (o pseudo-batalla) Mey apenas notó la irrupción de la muchacha al Castillo Crowley. Así fue como Billie pasó por completo inadvertida para Mey hasta el momento en que aquel muchacho aspirante a la Orden del Fénix se dirigió a esta. Momentos antes había estado a punto de echarle una fuerte reprimenda por haber roto el portó de entrada, pero aquello había sido demasiado.... ¿Quién rayos le daba autoridad para hablar de aquella forma con un neutral que ninguna relación con la guerra de bandos tenía? Su mirada no dejaba de estudiar de hito en hito cada punta de la enorme sala donde se encontraban, pero de vez en cuando se posaban en este, hasta que... -¡NOOOOOO! Rugieron Mei y Mey al unísono apenas escucharon el ataque de Vrael. Una sola mirada de la Demon Hunter bastó para enviar a su fénix hacia Billie, pero Mei había sido más rápida, y ya un poderoso aqueora se erigía en torno a Billie, justo a tiempo para interceptar el Sectusempra de aquel muchacho. Levicorpus pensó con furia contenida apuntando a Vrael, y el muchacho fue suspendido en un abrir y cerrar de ojos de un tobillo en el aire, justo antes de su morphos. Aún así la ola de agua pudo repeler al instante el poder de dicho hechizo, y Billie se encontraba sana y salva. No así Vrael... -¡¿Pero quién rayos te crees para atacar así a una civil desarmada?! Liberacorpus! Cayó Vrael de bruces al suelo. Su pecho ascendía y descendía al compás de una agitada respiración, cuando pudo llegar hasta su ubicación lo alzó de la pechera con una fuerza inaudita para una muchacha tan menuda como ella. Los ojos de Mey, enormes y de un azul hipnótico se enfocaron en los del aspirante sin clemencia.
  25. Aún no llegaban los refuerzos de Gyvraine, pero Mey no dudaba que no se demorarían demasiado en arribar. Cambiando de ubicación, se detuvo esta vez a cinco metros de Gyvraine, quien había sucumbido también bajo los efectos de los hechizos de su compañera, Mei, pero esta vez a su derecha, a unos sietes metros de la entrada. Sin perder tiempo, Mey se decidió por comenzar a preparar sus defensas. -Corpus Patronus! Como solía ocurrir, de su varia mágica surgieron una serie de hilillos de platada de una sustancia casi gaseosa pero que al instante se condensaron dando forma a un fénix adulto. El ave legendario se dispuso junto a Mey, cual guardián, dispuesto a protegerla ante cualquier ataque, así como de curarla de ser necesario. -Morphos! Dijo a continuación apuntándose a sí misma. Su ajustado vestido de cuero mutó para convertirse así en piel de dragón. Este nuevo vestido repelería la mayoría de los rayos que pudieran dirigirse a ella. Luego se dirigió a Mei, su compañera de batallas; normalmente entre ellas no necesitaban demasiadas palabras para comunicarse, y aquella vez no había sido diferente.

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