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Anna T. Ryddleturn

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Mensajes publicados por Anna T. Ryddleturn

  1. QUINTA PLANTA - Recibiendo a Bel

     

    Mientras me estaba despidiendo de Sira y creía que iba a tener un ratito para mi, para descansar tranquila y escabullirme de la gente, al parecer un nuevo ataque había tenido lugar en Ottery y un cuerpo había aparecido en la quinta planta del hospital de San Mungo. Puse los ojos en blanco resignada. Me encantaba sanar, desde luego, pero llevaba casi un día entero atendiendo a pacientes que llegaban a la quinta planta. De todas formas me quedaba muchas horas de guardia, y las pasaría mejor con un paciente que sola.

     

    - Dale saludos a Hades de mi parte ahora cuando lo veas, yo voy a ver de que se trata.- me despedí de Sira antes de llegar al encuentro del cadáver de Bel. Tardé unos segundos en reconocerla, de todas formas prácticamente solo la había visto en la foto de su ficha, y sabía que actualmente era sanadora de la sexta planta, pero ahora se encontraba como una paciente más.

     

    Revisé su cuerpo, como era de costumbre estaba desangrada. Los sectusempra siempre eran uno de los hechizos que más vidas terminaban segando. Quizás porque cualquier persona podía utilizarlos, no requería un dominio demasiado grande sobre la magia para poder atacar a otra persona con aquel hechizo.

     

    Su elfo estaba lloriqueando por todos lados, él había sido el que me había alertado con sus voces y gritos al aparecer en la planta con el cuerpo de su ama, acusando a los mortífagos del ataque, cosa que ni aunque no hubiera sido partidaria nunca de ese bando, a aquellas alturas del día y de mi trayectoria laboral ya no me afectaban demasiado, estaba más que acostumbrada a reparar los daños que habían realizado los fenixianos como los que habían echo mis propios compañeros de bando.

     

    - Tranquilo, yo ya me encargo de ella, pero por favor, no des esas voces, hay más pacientes en la planta y necesitan estar tranquilos y poder descansar.- le pedí a la criatura mientras me colocaba los guantes de látex para evitar mancharme con la sangre o poder introducir alguna bacteria que tuviera en mis dedos en el organismo de la mujer.

     

    Coloqué una bolsa de sangre boca abajo, le introduje una aguja en el brazo. Con ello podría ir recuperando algo de la sangre que había perdido, pero sabía que de momento no sería mucha la que pasara, sin un corriente sanguíneo habría un determinado momento que la sangre dejara de entrar. Procedí a cerrar todas las heridas, aplicando episkeys y extendiendo una poción sobre ellas para que no le quedara ningún tipo de cicatriz.

     

    Una vez me aseguré de que ninguna seguía abierta le hice ingerir la poción que le devolvería a la vida, ayudándome de la magia para que la pudiera tragar, obligando a su corazón a empezar a bombear de nuevo la sangre, pronto terminaría reaccionando y podría dejar de aplicar aquella magia, puesto que por si misma se valdría.

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  2. QUINTA PLANTA - Con Sira

     

    - Pero es que si que tiene derechos- comenté arqueando la ceja sin comprender del todos sus palabras, aunque sabía que aquellas palabras no serían del agrado de mi sobrina. No pude evitar sonreír al saber que ella había registrado a su hijo como solo de ella, yo había hecho exactamente lo mismo con los míos. No porque tuviera dudas de quien fuera el padre o que quisiera impedir que ellos tuvieran contacto con mis hijos, simplemente me era más cómodo y quería ser independiente. - De todas formas él puede pedir en cualquier momento las pruebas de paternidad, y si dan positivo, que lo darán, podrá pedir derechos sobre el niño.

     

    Si Sira no pensaba algo mejor para defender tener ella la custodia absoluta de su hijo estaba segura de que no se la darían. Kritzai no tenía antecedentes, no había maltratado nunca a nadie, y tampoco había sido malo con su hijo. La defensa de la Loveless no tenía de muchos lugares de los que sostenerse.

     

    - No, ve tu si quieres a visitarlo, si voy yo creerá que voy a reñirle por como tiene el laboratorio, seguro que casi todo manga por hombro - dije bajando la cabeza. Muchas veces se me olvidaba que yo ya no era la encargada, si no él, pero no podía evitar ese sentimiento, de haber estado durante tanto tiempo metida entre aquellas paredes trabajando. - Yo la verdad es que tenía pensado subir a la sexta planta a ver como se encontraban las nuevas incorporaciones, pero con tanto movimiento por aquí me fue imposible.

  3. QUINTA PLANTA - hablando con Sira

     

    - ¿Pero qué os pasó para que no le dejes ver ni a su propio hijo?, por regla general solo veo lógico que una madre impida que su hijo tenga contacto con su padre cuando este es un maltratador o cree que puede abusar de él, pero no creo que Kritzai sea de esas personas. ¿Qué te hizo para que estés tan resentida con él?- le pregunté a mi sobrina. La verdad es que me había enterado del caso del divorcio por casualidad, y por supuesto no tenía ni la menor idea de las razones de la ruptura.

     

    Había algo que estaba más que claro, tras una boda, las parejas terminaban rompiendo, no había ninguna que aguantara demasiado, o bien habían decidido seguir casados pero cada uno tener sus amentes. Era como si pasar por el altar fuera el fin de la vida en común de los cónyuges. Yo prefería poner por mi misma fin a mis relaciones antes de llegar a ese punto.

     

    Se notaba a la joven aún enfurecida con los fenixianos que la habían asaltado y la habían terminado matando, haciendo que su cuerpo apareciera en aquella habitación, esperando a ser resucitado, en aquel caso a mis manos. Y su lado mortifago salía con cada una de las palabras que estaba pronunciando.

     

    - No se, yo normalmente las denuncias las he llevado yo misma en mano, nunca me dio por mandarlas por lechuza, porque te tendrías que estar carteando si no me equivoco para que te dieran todos los datos y te confirmaran que la denuncia fue llevada a cabo. Y bueno, la verdad no hace falta que te tomes día libre, pero al menos deberías tomarte el día con calma.- le sugerí.

  4. QUINTA PLANTA - Charlando con Sira.

     

    Sira estaba decidida a ir a dejar la denuncia sobre el ataque, y me sorprendió conocer que también tenía pensado dejar otra sobre mi sobrino Kritzai, el cual parecía no estar cumpliendo de una forma adecuada con la custodia del niño. Realmente no sabía lo que había llegado a pasar entre ellos y porqué habían terminado de aquella forma, la boda había durado más bien poco tiempo.

     

    - Parece que no ha sido una buena separación, suele pasar, pero deberíais intentar cambiar las cosas para el bien del niño, no es bueno que esté entre dos frentes, le terminareis dañando a él.- le respondí a Sira, aunque sabía que ella debía de conocer ese dato, para ser sanadora había que tener algunos conceptos básicos de psicología.

     

    Me encogí de hombros ante el enfado de mi sobrina con los comentarios que le había hecho a cerca de lo que había dicho Adryanie en su última visita en San Mungo. No había logrado averiguar los motivos que le habían llevado a pensar aquello, solo que suponía que si la orden tenía ayuda dentro de San Mungo la marca probablemente no fuera menos.

     

    - Pues ni idea, yo por supuesto lo negué, o al menos dije que no estaba en mi conocimiento, que que yo supiera esa planta era para realizar las autopsias y algunas investigaciones y poco más. De todas formas sabes que normalmente no tienen motivos claros para atacar a alguien.

     

    Mientras ella hablaba empecé a recoger el lugar, limpiar todas las herramientas que habíamos empleados, las pociones..., al fin y al cabo parecía que ahora si nos habíamos quedado sin pacientes a los que atender en la planta.

     

    - ¿Irás ahora mismo o piensas descansar? Recuerda que por un ataque lo que damos libre de trabajo es un día, no más, quien tarda más es un vago.

  5. La verdad es que yo le dije a Sira que fuera a reportarlo, que cuando la atacasen tenía que hacerlo aunque no se defendiera, pero supongo que como el foro iba mal y demás al final se le pasaría cuando se volvió a conectar. Hades, habla con los líderes para decirles si puedes avisar de que deben de hacer eso en el tablón de anuncios, porque luego si no te van a terminar volviendo loco cuando veas que hay gente que se va a curar y sin saber la razón.

  6. QUINTA PLANTA - Con Sira

     

    Me encogí de hombros ante la pregunta de Sira. Ella mejor que nadie sabía que a veces las pociones eran muy importantes y no las podíamos dejar de lado, debería de terminar resignándose a ello. Pero como de costumbre, los sanadores solían ser los peores pacientes, aunque esperaba que ella no pusiera demasiadas pegas sabiendo lo que podría pasar con su salud.

     

    Me senté junto a su camilla para que me explicara lo que había sucedido. Normalmente no le daba tanta importancia, a no ser de que se tratase de alguien a quien conocía y tuviera tiempo para estar junto a ella. En aquellos momentos se daban ambos casos, ningún paciente me estaba esperando y ella era mi sobrina.

     

    - Supongo que irás a poner la denuncia ahora en un ratito, ¿no?, pero bueno, los dos son fenixianos confesos, de hecho muy pronto juzgarán a Adryanie por ese motivo, así que si sería bueno que dejaras la denuncia cuanto antes para que la tengan en cuenta durante el juicio.- le aconsejé a la Loveless.

     

    Me mordí el labio pensativa, pues Sira también desconocía la razón por la cual se le había atacado, con el ataque hacia Valkyria, ahora a Sira..., no me extrañara que alguno de sus compañeros de planta fuera atacado tras ellas.

     

    - Creo que siguen pensando que en la planta de mazmorras os ocupáis de sanar a los mortífagos, y por ello piensan que todos sois miembros de la marca. Al menos esa acusación hizo Adryanie cuando hable con ella hace no mucho.

     

    Sira preguntó que debía hacer con aquellos papeles, parecía que hacía mucho tiempo que no pasaba por la planta de neutrales, o no sabía si no había llegado a pasar en la vida.

     

    - Uno es la confirmación de tu alta, y la otra es un parte de lesiones para que hagas la denuncia.

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  7. QUINTA PLANTA - Dándole el alta a Sira.

     

    Esperé de manera paciente a que la chica abriera sus ojos y reaccionara, aquello significaría que mi trabajo estaba terminado. ¿Sería aquella curación la que me permitiría marcharme tranquilamente a ocuparme de los asuntos de las demás plantas? Aunque por otra parte no sabría lo que hacer. Había pensado subir hasta la sexta planta y saludar a las nuevas incorporaciones, pero quizás todo fuera un caos y molestara más a Arya de lo que la iba a ayudar a organizarse, seguramente la distraería.

     

    Sacudí la cabeza con fuerza, intentando volver a pensar en lo que realmente importaba en aquel momento, en mi sobrina, la que necesitaba ser curada. Aun sentiría un quemazón en su cuerpo, producido por el veneno que no habría terminado de disiparse aún.

     

    - Se que aún te vas a sentir un poco mal, por eso debes tomarte esto. El veneno no puede limpiarse del todo de la sangre mientras estás muerta, porque para ello debe de haber corriente sanguíneo.- le comenté mientras le entregaba el frasco. Con aquello sería suficiente. - Si te sigues encontrando mal avísame y te daré una segunda dosis, aunque la puedes tomar tu sola, pero solo una más, si te sigues encontrando mal ya me buscas y veremos que sucede, quizás una transfusión de sangre fuera la solución.

     

    Tras aquellas palabras tomé la carpeta y firmé el parte de alta. Como de costumbre también le entregué un parte de lesiones por si quería poner una denuncia a los fenixianos que le habían atacado, no necesitaba preguntar para saber quienes habían sido.

     

    - ¿Quieres hablar de lo que pasó? ¿Cuántos fueron a por ti? ¿Viste la cara de alguno? ¿Y como es que fueron a por ti? ¿Qué datos tenían para pensar que eras mortífaga?

  8. QUINTA PLANTA - Recibiendo a Sira

     

    Estaba a punto de marcharme a la sexta planta cuando otro aviso de un cuerpo en la quinta planta me llegó. En esta ocasión era otra compañera de mazmorras. La verdad es que no entendía aquellos ataques, puesto que era hacia personas que ante la sociedad nada tenían que ver con el bando mortífago. Todo era muy extraño. ¿Sería que había un espía dentro del bando y se estaba chivando de cada uno de los mortífagos? ¿Tendría que tener los ojos bien abiertos por si venían a por mi?

     

    No sabía, de todas formas sabía que no se atreverían a pisar San Mungo para intentar ir a por mi, y últimamente era el único lugar por donde me dejaba ver, casi ni iba a mi casa a dormir, solía vivir en San Mungo, cuando veía a mis hijos era allí. Lo tendrían un poco complicado para alcanzarme a no ser que secuestraran a uno de mis hijos.

     

    - ¿Ha donde vamos a llegar?- me pregunté en un pequeño susurro mientras me ponía manos a la obra para encargarme de mi sobrina. Esperaba que reaccionara con rapidez y estuviera pronto a salvo, y de vuelta en las mazmorras para atender a nuestros compañeros de bando.

     

    Limpié el veneno de su corriente sanguíneo, no era buena idea que la despertara mientras seguía envenenada, pero aquello requería más trabajo una vez que despertase.

     

    - Ya está casi listo.- dije mirando el cuerpo inconsciente de la Loveless mientras le hacía tragar la asquerosa poción. Con ayuda de mi magia hice que el líquido descendiera hasta su estómago para que empezara a moverse a continuación por su corriente sanguíneo. - Anda, despierta, ya estás a salvo.

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  9. QUINTA PLANTA - Viendo marchar a Lunita.

     

    Como había sido normal durante aquel día nadie parecía querer poner una denuncia, aquello me hizo pensar que no había sido una simple muchacha que caminaba por la calle a la cual mis compañeros de bando habían terminado atacando. De todas formas..., ¿qué podía hacer o decir yo? Mi parte del trabajo estaba hecha, y todo lo que pasara en San Mungo se quedaba en San Mungo.

     

    - No te preocupes, espero que no tengamos que verte pronto por aquí, eso sería una buena señal.- le dije a la chica antes de que se marchara del hospital

     

    En ese momento me había quedado sola, parecía que todo estaba ya en orden dentro de la planta y que por lo tanto no tendría otro paciente en aquellos momentos. Suponía que casi todos los heridos habrían aparecido en las mazmorras o donde sea que los fenixianos curasen a los suyos, y temía que también fuera en San Mungo sin que yo lo supiera.

     

    Respiré hondo y caminé hacia el ascensor que me devolvería a una planta más amena, donde hubiera alguien con quien tratar. No quería estar sola en aquel lugar. Pero..., ¿a donde ir? ¿sería buena idea subir a la sexta planta a comprobar si habían llegado los nuevos refuerzos?

  10. QUINTA PLANTA - Dándole el alta a Lunita.

     

    Esperé pacientemente junto a la camilla de la chica a que despertara, comprobando el pulso, necesitaba ver cuando se reactivaba, al principio era muy lentamente, casi imperceptible, por lo que solté la muñeca, aquello quería decir que muy pronto la joven terminaría abriendo sus ojos y respondiendo al medicamento.

     

    Al cabo de unos segundos su pulso ya no era débil, era incluso más rápido de lo normal para luego comenzar a normalizarse. El primer impulso siempre era muy fuerte, pero al final terminaba haciéndose constante. Sonreí levemente, me encantaba ver como alguien que parecía que no iba a poder volver a respirar reaccionaba.

     

    - Hola chica, me llamo Anna, y soy la Directora de San Mungo. Ya te encuentras fuera de peligro, estás a salvo en el hospital y muy pronto podrás regresar a casa.- le comuniqué con voz tranquila. Esperando que empezara a reaccionar y abriese sus ojos.

     

    Me alejé unos segundos de su camilla, acercándome a la mesilla donde estaba la poción revitalizante que tenía que ingerir la joven para recuperar las fuerzas y no terminar desmayándose en cualquier momento.

     

    - Toma, bébetela toda, te sentará bien.- le comenté mientras la ayudaba a incorporarse y le ponía la poción entre las manos. - Aquí tienes el alta y el parte de lesiones por si quieres poner una denuncia.

     

    Dejé los dos papeles junto a su cama, para que pudiera recogerlas antes de marcharse del lugar. Comprobé también las heridas, que todas hubieran sanado como era debido y que no hubiera ninguna infección en su cuerpo.

     

    - Todo está bien, en cuanto quieras puedes marcharte a tu casa si te sientes bien.

  11. QUINTA PLANTA - Dándole el alta a Valkyria y recibiendo a Lunita.

     

    - Por suerte yo hace mucho tiempo que no la he tomado, espero no tener que volver a hacerlo nunca, pero ya sabes, la vida en Londres no es sencilla, y para nosotras menos aún.- le comenté. Sabía que sobre mi no tenían prácticamente ninguna prueba, pero aún así no me confiaba, no necesitaban pruebas para atacarnos.

     

    Valkyria tampoco comprendía por qué los fenixianos habían ido tras de ella, no había dado ninguna muestra de su pertenencia al bando tenebroso. Realmente ella no era mala, al menos no delante de la gente. ¿Sería por aquella manía que tenían de decir que en mazmorras se sanaban a los mortífagos caídos en batalla?

     

    - A saber, no tengo ni la menor idea, yo creo que atacan a cualquiera que no está dentro de su bando, no les importa si son mortífagos, si nos apoyan ni nada por el estilo. O quien sabe... quizás es alguien que quiere quitarte algo que es tuyo, y le sería mucho más sencillo si tu no estuvieras en medio.- le sugerí a la sanadora.

     

    Realicé un gesto con la mano quitándole importancia al asunto, no me tenía que agradecer nada, y ella sabía mejor que nadie que aquello no lo hacíamos obligadas, si no por puro placer de ayudar. Además, se aprendían muchas cosas.

     

    - Aquí tienes tu alta, cuando quieras te puedes marchar. También te rellené el parte de lesiones por si quieres ir a poner una denuncia al departamento de aurores.- dije entregándole los papeles. - El muchachito estaba muy preocupado por ti.- le conté a Val cuando Deax asomó la cabeza. - El muchacho te trajo en sus brazos, incluso te traía tapadita.

     

    A continuación me giré para mirar a la vakita, el cual estaba haciéndole preguntas a mi compañera de bando para saber si ya se podían marchar o tendrían que esperar. En ese momento le di una botellita a Valkyria, que le ayudaría a recuperar las fuerzas. No hacía falta que le explicara nada, ella lo sabía de más y de sobra.

     

    - En cuando queráis ya os podéis marchar. Pero ten cuidado de ella, protégela y que descanse.- le pedí.

     

    Mientras terminaba de decir aquellas palabras me di cuenta de que otro herido había llegado hasta el lugar. Desde luego aquel día iba a ser muy largo, pero esperaba que no fuera algo tan habitual, al menos no hasta que la planta estuviera a pleno funcionamiento, con el trabajo de los sanadores.

     

    - Voy a atender a otro paciente, cualquier cosa preguntadme, no creo que tarde demasiado tiempo en estar libre de nuevo.- les dije a ambos despidiéndome para ir al encuentro de Lunita.

     

    Cuando vi el rostro de la joven me di cuenta de que no la conocía, no la había visto nunca antes, y por sus heridas supuse que la habían dejado en ese estado mis compañeros de bando. Quizás por ataque en una redada, en un asalto..., no lo sabía, nunca me enteraba de cuando había una pelea entre ambos bandos, parecía que siempre sucedían cuando tenía mis guardias, puesto que siempre llegaban en mis turnos de trabajo los heridos.

     

    - Manos a la obra.- me dije a mi misma mientras me cambiaba los guantes. Saqué mi varita y me puse a sanar cada una de sus heridas. Pude contemplar en el rostro de la muchacha como era la primera vez probablemente que había tenido un enfrentamiento de aquel tipo.

     

    Una vez cada una de sus heridas sanadas y limpiadas le hice tragar la poción que le devolvería la vida. Con ayuda de la magia logré que lo tragase y realicé un golpe de varita en el pecho de la chica para que su corazón volviese a latir.

     

    - Hola, ¿me oyes?- le pregunté.

  12. QUINTA PLANTA - Viendo marchar a Liam y recibiendo a Valkyria.

     

    Mi trabajo de momento parecía haber llegado a su fin, los dos pacientes ya estaban recuperados. Me había dado cuenta de que Liam no sabía que podía acceder a mazmorras para ser sanado si algún compañero de bando era capaz de recoger su cuerpo y dejarlo en las instalaciones, pero la verdad es que solía ser mucho más cómodo dejar que el cuerpo desapareciese por si mismo y reapareciera en San Mungo, aunque fuese en la quinta planta. De todas formas..., la atención era buena en cualquiera de las dos plantas.

     

    Una vez sola me quité los guantes y los tiré a la basura, no sin antes haber retirado las sábanas manchadas de sangre para que fueran repuestas por unas nuevas y limpias. Ante todo tenía que primar la limpieza en aquel lugar. No podíamos dejar que todo estuviese manga por hombro, aquello podría terminar derivando en infecciones que solo harían complicarnos el trabajo.

     

    Realicé una última revisión al box, para asegurarme de que todo estaba en orden y salí de él. Ahora tocaba asegurarme de que no hubiese más pacientes a la espera de ser atendidos en aquella planta antes de abandonarla. Seguía sin tener sanadores en la misma, justo antes de la visita de Sira había mandado una lechuza a los mismos para saber cuando se reincorporarían, pero no había obtenido aún una respuesta. Respiré hondo, debía de tener paciencia, pronto sabría algo de ellos, dudaba que alguien los hubiera secuestrado precisamente a los tres.

     

     


    Al parecer todo había terminado. La mayoría de los mortífagos estaban muertos, pero también habían dado batalla, algunos miembros de la orden estaban fallecidos. Después de haber sido elevado en el aire había soltado el cuerpo de la chica, por lo que ahora de nuevo lo estaba buscando para poder llevarla a sanar. Esperaba que no surgiera otro inconveniente y que ninguno de los que hacía guardia se encontrara cerca.

    Escuché pasos en la planta, y reconocí a un viejo amigo portando en sus brazos a una de las subdirectoras, si estaba en aquella planta..., eso quería decir que los fenixianos habían ido a por ella. ¿Pero que les habría echo sospechar que ella era mortífaga? Si no estaba equivocada ella siempre había sido cuidadosa para que no se desvelara esa parte, al igual que yo, pero parecía que los fenixianos tenían videncia o en su defecto atacaban a todos aquellos que no pertenecían a su bando.

    - ¿Qué le ha pasado? ¿Dónde la has encontrado?- le pregunté a Deax en cuanto llegué a su lado, ayudándole a colocarla sobre una de las camillas para poder atenderla. Entre los dos empujamos la camilla hasta uno de los boxes que estaba preparado para trabajar. Como siguiera la cosa así no podría salir de aquella planta hasta que no llegara alguno de los trabajadores de la misma. "Lud, Jessie, Tea, ¿dónde os habéis metido?".

    Terminé de rasgar toda su ropa, para evitar que esta se pegara a las heridas, y cubrí las zonas íntimas de su cuerpo con ayuda de trozos de sábanas antes de ponerme a trabajar. La verdad es que se habían pasado de la raya, cosa que aseguraban no hacer a no ser que tuvieran pleno conocimiento de que el oponente era un mortífago. Suponía que luego tendría que hablar sobre el caso con mi compañera, necesitaba saber lo que había acontecido.

    Me llevó un largo rato poder terminar de cerrar cada una de las heridas y limpiarlas, algunas de ellas ya estaban infectadas y tenían un olor repugnante, por lo que le tuve que aplicar una pomada que no olía demasiado mejor, tendría que esperar a que terminara de actuar, tan solo unos minutos, antes de limpiársela. No pude evitar morderme el labio al ver su estado.

     

    - La poción - le pedí a la enfermera que estaba a mi lado. Esta se mostraba bastante nerviosa, había reconocido a la mujer, y cuando fue a entregármela se le cayó al suelo. - Fuera, fuera ahora mismo, si no sabes mantener la calma en estos momentos, sea quien sea el paciente no me sirves, vete y llama a otra que me traiga la poción.- le ordené de forma autoritaria, tenía que aprender.

     

    No tardó mucho tiempo en llegar su sustituta, la cual me ayudó a levantar a la Haughton y hacerle tragar la poción -Ennervate

     

    Mientras esperaba que la chica reaccionara aprovechamos para ponerle una bata por encima, así evitaríamos que se sintiera incómoda por su desnudez. No entendía porqué en todos los asaltos los oponentes se entretenían destrozando u eliminando la ropa.

     

    - Vamos Val, despierta, estás a salvo.

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  13. QUINTA PLANTA - Viendo a Patrick marchar y esperando a que Liam acepte el alta.

     

    Patrick terminó marchándose como si nada, como si lo que hubiera estado allí hubiese sido una sombra, un fantasma. No había levantado su cabeza ni un solo instante, no había hablado, casi ni había recabado en mi presencia, probablemente si no hubiera estado hablando con su compañero de habitación ni sabría que no era el único paciente de la planta. Mis ojos se pusieron en blanco mientras negaba con la cabeza levemente viéndolo alejarse, ese hombre nunca cambiaría y desde hacía tiempo ya no sabía lo que pensar de él.

     

    Resignada me encogí de hombros, regresando junto al otro paciente que seguía sentado sobre la camilla. Sin duda alguna tenía mejor cara que en el momento en el que había aparecido en el hospital, pero aún no se encontraba del todo recuperado, y eso se veía en las ojeras que adornaban su rostro. Si no le surgía ningún inconveniente, seguramente terminaría echándose un largo sueñecito cuando llegara a su casa. Al menos estaba segura de que eso es lo que hubiera echo yo si estuviese en su lugar.

     

    - Según tu ficha hace nada estuviste aquí.- le dije al chico mientras sostenía su carpeta en la mano. - Espero que no te de por hacerte paciente habitual, ya ves que no es demasiado agradable el regreso, es bastante doloroso y te deja un muy mal sabor de boca.

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  14. QUINTA PLANTA - Dando el alta a Patrick y Liam

     

    El Colt fue el primero en reaccionar y sentarse sobre la camilla. Sus labios no se separaron ni un solo instante, ni siquiera para comprobar si podía hablar. Con cualquier otro hubiera pensado que se había levantado desorientado, pero él..., él era distinto. No era propenso al trato con las personas, no era lo suyo, era un hombre bastante solitario por regla general, aunque en algunas ocasiones te podía sorprender mostrando algo de cariño por otra persona, y si eso sucedía es que la consideraba prácticamente como un igual.

     

    Me había quedado contemplándole, esperando a ver que hacía, hasta que la voz de Liam llamó mi atención. Él también estaba a salvo, mirando la parte positiva de que aquella poción supiera a rayos.

     

    - No tienes que agradecerme nada, es mi trabajo y lo hago con mucho gusto.- le respondí al joven, aunque era cierto que no me daba la misma alegría curar a unas personas que a otras. Con algunos no tenía sentimientos algunos, con otros estaba encantada de ver como el brillo y la vida volvían de nuevo a sus ojos, y en otros casos, los que menos, una parte de mi pensaba que hubiese sido mucho mejor para todos dejarlos en aquel estado de muerte y descomposición.

     

    Recogí las dos pociones rehabitalizantes que tenía sobre la mesilla y se la acerqué a cada uno de ellos.

     

    - Tomad, bebérosla toda, la necesitareis para no caer desmayados en cuanto hagáis el menor esfuerzo. Habéis perdido bastante sangre, y teníais heridas muy feas, es normal que ahora os sintáis bastante cansados.

     

    Tras aquellas palabras me apoyé sobre una de las camillas, firmando las altas y el parte de lesiones de cada uno de ellos, aunque dudaba que fueran a denunciarlos, de todas formas mi obligación era entregarlo.

     

    - Aquí tenéis vuestro parte de lesiones y el alta firmadas, en cuanto os veáis con fuerzas podéis marcharos a casa. No os puedo obligar a que guardéis reposo, pero os lo aconsejaría para una recuperación completa, al menos hasta mañana.

     

    Como el trabajo estaba terminado allí, las enfermeras se marcharon, quedando todo recogido, tan solo los dos mortífagos y el aspirante nos quedamos en la habitación. En ese momento me aseguré de que no había oídos ajenos que nos espiaran, aprovechando para plantear mi duda.

     

    - Es raro que aparecieses en esta planta, ¿porqué lo hicisteis?, por tu imagen supongo que no te atacaron directamente a ti, si no que te metiste en la batalla, ¿no quedó ningún mortífago que te llevara a mazmorras?- le pregunté a Liam mordiéndome el labio, la verdad es que me preocuparía bastante si su respuesta fuera que todos murieron. - En cuanto a ti..., ¡si odias esta planta!- dije tras girarme para mirar al Colt.

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  15. QUINTA PLANTA - Recibiendo a Patrick y Liam tras despedirme de Sira.

     

    Mientras le entregaba a cada uno de los pequeños uno de los juguetes la puerta del despacho se abrió de par en par. Yo seguía aún de cuclillas ante el armario, para estar a la altura de los dos pequeños cuando la voz aguda de uno de los elfos domésticos del centro sanitario me advirtió de que había dos pacientes esperando ser atendidos en la quinta planta, aquella planta que seguía sin sanadores y de la que me tenía que hacer cargo hasta nuevo aviso.

     

    - Bueno, el deber me llama, tengo que ir a trabajar, y tú deberías hacer lo mismo.- le dije a Sira mientras me estaba despidiendo de sus hijos, dándole un pequeño abrazo y un beso en la mejilla a cada uno. - Sabes que no los puedes meter en la zona especial, así que pídele a alguna enfermera que se haga cargo de ellos mientras trabajas.- le recordé.

     

    Todo aquello lo dije en voz baja, aunque sabía que no había nadie cerca para escucharlo que no debiera, siempre había que ser previsor. Por nada del mundo quería que la gente supiera que había una planta donde los sanadores se encargaban de curar a los mortífagos heridos y mucho menos que la directora estaba al corriente de ello y se preocupaba porque funcionase a la perfección.

     

    Tras despedirme no tardé más de un par de minutos en llegar a la quinta planta. Por suerte me habían preparado un box con ambos cuerpos, conocía aquellos dos chicos, aunque me resultaba extraño ver a Patrick en aquella planta, era un mortífago reconocido por lo que supuse que a pesar de las circunstancias en las que se hubiera visto envuelto su cuerpo habría aparecido en las mazmorras, pero por algún extraño motivo allí se encontraba. Fruncí el ceño, esperaba que los aurores no se colaran en mitad de San Mungo para intentar llevárselo robándonos con ello la tranquilidad.

     

    - Manos a la obra- dije en voz alta mientras me colocaba los guantes para empezar a trabajar, no era poco lo que debía hacer.

     

    Miré primero el cuerpo del nigromante, según el informe era el que corría más prisa, había llenado todo el lugar de sangre, empezaba a dudar que le quedara tan solo una gota en su organismo, por lo que empecé a cerrar cada uno de los cortes antes de colocarle un gotero para que así recuperase un poco de aquel líquido rojo que tanto necesitábamos.

     

    Retiré la varita de su mano y la dejé sobre la mesilla, en el pasado ya había tenido malas experiencias al devolverle la vida a otro compañero. Sabía que iba a tener que aguantar las voces del cardenal de la muerte cuando se enterase de que había tocado su amada varita, pero merecerían la pena si evitaba accidentes dentro del box.

     

    Me aparté de Patrick sin suministrarle aún la poción, hasta que la bolsa de sangre no estuviera vacía no intentaría regresarlo a la vida, ya todas sus heridas estaban sanadas, pero sin sangre mis esfuerzos serían en vano, tenía que esperar un poco más, de todas formas no tendría que estar de brazos cruzados. Caminé hacia la camilla de al lado, donde uno de nuestros aspirantes descansaba con el sueño eterno.

     

    "Parece que la última redada no se nos dio demasiado bien" - fue lo que pensé al ver al chico allí tendido.

     

    - Tráeme más bolsas de sangre, no pensé que los dos estuvieran así.- le pedí a una enfermera, la cual desapareció al instante para cumplir mis órdenes mientras yo cerraba las heridas del muchacho y las limpiaba. La verdad es que ambos chicos tenían una pinta completamente distinta antes y después de que se le limpiaran las costras de sangre. - Gracias, haz el favor de ponérsela y abrirla al máximo.- añadí al ver llegar a la muchacha.

     

    Ambos chicos estaban curados, ahora quedaba la parte más asquerosa, aún no me había terminado de hacer al espantoso olor de aquella poción que sabía a rayos, y con ayuda de la magia logré que se deslizara por la garganta de ambos pacientes, reactivando con un golpe su corazón. La nueva sangre que les había suministrado ayudaría a que reaccionaran antes.

     

    - Ahora solo queda esperar.

     

    Me quedé en pie entre las dos camillas, esperando paciente a que los chicos despertasen. Patrick incluso parecía un ángel inocente allí tirado, mientras que su rostro comenzaba a volver a tomar algo de color gracias a la sangre que recorría de nuevo sus venas y arterias. Liam simplemente, siempre parecía un angelito.

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  16. DESPACHO DE DIRECCIÓN - Con Sira y sus hijos.

     

    El pequeño Chuk seguía sobre mis piernas, entretenido con la bolsa de golosinas que le había entregado apenas unos minutos antes. El otro pequeño parecía ya tener un poco menos de vergüenza, ya estaba junto a mi, aceptando el caramelo que había estado hasta hace unos segundos en el interior de mi puño.

     

    Mi sobrina seguía sin decir nada en absoluto, no sabía si solo me había venido a visitar para dejarme un rato a los niños mientras ella bajaba a las mazmorras para atender a los pacientes. Sabía que había gente allí, apenas unos minutos antes el brazo me había ardido, lo que significaba que una batalla había dado comienzo, y algo de mi sentía que varios de mis compañeros habían sufrido.

     

    - Bueno, y vosotros dos... ¿qué queréis hacer?, creo que hay algún juguete en el armario que hay junto a la puerta de lo que se han ido olvidando alguno de los pacientes durante su estancia en el hospital.

     

    Me levanté dejando al pequeño en el suelo y me acerqué hasta el armario, abriéndolo de par en par y agachándome para buscar en los cajones inferiores a ver lo que encontraba. Saqué un osito de peluche y una pelota.

     

    - ¿Os gusta? ¿o mejor os dejo a vosotros que inspeccioneis?

  17. Hola Hades, según me dijo Lisa su curación ya está validada, de todas formas espera a que los líderes te digan lo que sea para ponerlo. Y deberías hablar con ellos para quitar a la gente que ya lleva más de dos meses sin pasarse por San Mungo, porque realmente podrían entrar en cualquier asalto si quisieran, aunque no entiendo que les cuesta hacer tres roles en dos meses v.v, luego mis empleados no tienen trabajo,XD.

  18. OFICINA DE DIRECCIÓN - Con Sira.

     

    Sira me comentó las razones por las que había llevado a los niños allí, fruncí un poco el ceño extrañada, no me esperaba que les hubiera enseñado tan pronto un cadáver, sabía que tampoco era nada del otro mundo, pero quizás como Valen y Arya aún eran demasiado pequeños no entendía la necesidad de enseñarles esas cosas tan pronto.

     

    - ¿Y cómo reaccionaron ante él?- pregunté con curiosidad dirigiendo la mirada hacia la Haughton, aunque siendo bastante consciente de como el otro pequeño se empezaba a acercar a mi posición. Pensaba que quizás si se daba cuenta de que lo estaba viendo volviera corriendo a esconderse tras su madre.

     

    Por ese motivo me sorprendió aún más que fuera él el que respondiera contándome lo que había hecho su madre. Realmente nunca había pasado mucho tiempo con ellos, a penas los conocía.

     

    - ¿Entonces ambos fueron muy valientes? Pues habrá que darles un premio por ello, le podemos decir a los elfos que traigan un gran helado para cada uno de ellos.- suguerí.

     

    En ese momento estiré el brazo hacia donde se encontraba Jan y abrí la mano, ahí había unos cuantos sugus para que los tomara.

     

    - No sabía que por no liarla te debía de dar un premio.- le pregunté a la progenitora de los dos niños.

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  19. DESPACHO DE DIRECCIÓN - Con Sira (antes de atender a Lisa)

     

    La puerta no tardó en abrirse, y dejar ver tras de ella a un pequeño niño y a su madre. Su hermano se encontraba un poco más atrás, escondido tras las piernas de su progenitora, pero Chuck había salido corriendo a toda prisa a mi encuentro.

     

    Lo levanté y lo senté sobre mis piernas tras darle un beso en la mejilla, justo mientras su madre se interesaba en saber como me encontraba.

     

    - Hola Sira, estoy bien, un poco cansada aquí entre papeles, pero bueno, ya sabes que a veces es lo que toca. ¿Y tú? ¿Como es que te has traido a estos dos enanos al hospital? Yo nunca me atrevo a traer a los mios.- dije mientras le revolvía el pelo a Chuck. Aquel niño era muy alegre y extrovertido. Todo lo contrario a su hermano pequeño.

     

    Me quedé contemplando a Jan, quien seguía observándome sin mediar palabra, vergonzoso.

     

    - ¿Y tú no vienes a darme un beso? Entonces solo podré darle caramelos a tu hermano.- dije sacando una bolsita de dulces del escritorio.

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  20. QUINTA PLANTA - Dándole el alta a Lisa (días después de estar con Sira)

     

    - Bueno, ahora no estás tan mal, pero deberías haberte visto cuando llegué, dabas penita, estabas super sucia y echa un desastre, así que imagina todo lo que he trabajado para dejarte así de estupenda.- le bromeé para intentar animarla.

     

    Mientras ella intentaba incorporarse yo me quité los guantes manchados de sangre y le pasé las medicinas que terminarían por sanarla y devolverle las fuerzas. Muy pronto podría estar fuera, en su casa, completamente sanada.

     

    - Se que ninguna de estas pociones es deliciosa precisamente, pero te sentará bien tomarla.

     

    Firmé el alta y el parte de lesiones, como de costumbre por si quería poner una denuncia, tenía que seguir con el protocolo habitual para evitar sospechas, a pesar de que fuéramos como hermanas no le iba a desvelar esa parte de mi, era lo mejor para las dos.

     

    - En cuanto quieras puedes marcharte a casa y descansar, que falta te hace. Y a ver si quedamos algún día.

  21. QUINTA PLANTA - Atendiendo a Lisa (días después de estar con Sira)

     

    Estaba cansada, me tocaba guardia justo después de haber estado de juerga. Me aseguré de haberme quitado hasta el último trozo que pudiera desvelar que yo iba tras aquellos vendajes, puesto que sabía que tenía un paciente que me estaba esperando, un paciente que estaría en muy mal estado, muerto sobre una camilla.

     

    - Buff, la han dejado como un cromo.

     

    En aquel preciso instante me puse a trabajar duramente, tenía que curar sus fisuras, sus heridas abiertas..., me llevó un buen rato, sobre todo poder quitar la costra de sangre reseca que se había formado sobre su piel. Una vez terminé, me di cuenta que prácticamente parecía otra persona.

     

    - Vamos, traga.- susurré mientras le hacía tragar la poción que le devolvería la vida, sabía de más y de sobra que se iba a levantar cansada, demasiado y furiosa por el ataque que había recibido su familia.

     

    Era cierto que tras mi salida no tenía ni la menor idea de lo que habían hecho mis compañeros, no había prestado atención, pero seguramente que alguno de los elfos domésticos se habría visto molestado.

     

    - ¿Me oyes Lisa?

  22. DESPACHO DE DIRECCIÓN - Con Sira

     

    - ¿Dónde está la ficha de Randal?- pregunté extrañada volviendo a revisar todos los papeles. Tenía los datos de Allen, pero sin embargo me faltaban los del aprendiz de aquella planta. No sabía si los había terminado traspapelando, si mi compañera se había olvidado de entregármelos, pero tenía que resolver aquel problema cuanto antes, no quería que Gringotts terminara poniéndome colorada por un despiste.

     

    Rápidamente mandé una lechuza a la jefa de la planta, pidiéndole que si por favor podría revisar de nuevo sus informes y mandármelo de nuevo, quería que todos los datos estuvieran preparados correctamente antes de ser enviados. No siempre era posible, y eso era algo que yo tenía más que asumido, pero en la medida de lo posible había que intentarlo.

     

    - Bien, si Arya me responde pronto a eso solo me quedaría que me llegaran los datos de la quinta planta y de las mazmorras, con el de las mazmorras probablemente me vengan despidos adjuntos...- pensé mientras me acariciaba el mentón con la pluma.

     

    A mi derecha tenía las nóminas de los empleados de la quinta planta, aún en blanco, no sabía si Jessie podría rellenarlas o tendría que hacerlo yo, pero le daría tiempo hasta el último momento. Prefería por norma general que ellas se ocuparan de los pagos, pero en ocasiones no era posible a causa de sus bajas o vacaciones.

     

    Fruncí el ceño en cuanto escuché unos pasos que se acercaban a mi despacho. Pude darme cuenta que se trataba más de una persona, aunque no sabía cuantas. ¿Elfos domésticos quizás acompañados de alguien? Algunos de los pasos sonaban muy ligeros, pero no, eran más bien niños.

     

    - ¿Que hacen unos niños por este lugar?- me pregunté a mi misma extrañada sin soltar aún la pluma de mi mano derecha y con la mirada puesta en la puerta entreabierta.

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  23. PLANTA BAJA (Despacho de dirección)

     

    Había dejado a mis hijas atrás, no sabía que era lo que pretendían hacer, si tardarían mucho o poco tiempo en marcharse de los archivos no lo sabía, aunque suponía que se habrían ido casi a la vez que yo, si Katie había logrado su objetivo estaría continuando con su trabajo.

     

    - Bueno, a revisar el trabajo de cada uno de los sanadores de este mes y firmar sus nóminas. - me dije a mi misma mientras me sentaba ante la mesa.

     

    No tardé mucho en bufar molesta a causa de la inactividad de muchos de los empleados. Según los datos de las jefas de planta ni siquiera se habían molestado en ponerse en contacto con ellas ni darles una explicación, no entendía aquella falta de respeto por gente que se supone que debían de ser profesionales.

     

    - Me da que este mes las jefas de las plantes tendrán que hacer más de un despido.

     

    La actividad por parte de los sanadores había descendido considerablemente, pero por otra parte varios de ellos me habían dado el aviso de que no podrían estar tan activos, como la quinta planta al completo. Ahora que lo recordaba..., ya era comienzo de mes, y aquello significaba que tendría que intentar volver a ponerme en contacto con ellos para saber si su baja se prolongaría y si estarían pronto de nuevo con nosotros.

     

    A causa de su falta dentro del hospital me había acostumbrado a volver a estar atendiendo a las personas que llegaban tras ser atacados tanto por mortífagos como por fenixianos.

  24. HOSPITAL MÁGICO (en los archivos) - Con Lucie y Katie.

     

    No entendía las razones por la que mi hija también quería conocer cosas sobre Bellatrix Lestrange. Por otro lado suponía que en los archivos de la marca habría algún dato sobre ella, por algo había sido una reconocido mortífaga, pero no podía hablar sobre aquello en aquel lugar, procuraba mentar lo menos posible a la marca en lugares donde hubiera oídos indiscretos para mantener a salvo a la familia.

     

    - Aquí lo más que podrás encontrar sobre Bellatrix es su fecha de nacimiento y poco más, los demás archivos serán privados y no puedo permitir que los veas, aunque de todas formas no se lo que tendremos por aquí de ella.- le expliqué a mi hija adoptiva.

     

    Por otro lado Lucie seguía a nuestro lado, probablemente tan desconcertada como yo por lo que quería hacer su hermana.

     

    - No olvidéis cerrar la puerta al salir, yo tengo que marcharme a realizar los pagos de los contratos y comprobar todas las altas y bajas que se han dado durante el mes, principios de mes en un puesto de Directora siempre es trabajoso.

     

    Dicho aquello les di un beso a cada una de ellas y me marché, era hora de ponerse a trabajar entre papeles.

  25. QUINTA PLANTA - Con Sira, Cillian y Criss.

     

    - Vamos, ¿que soy la única que no irá al baile?- le pregunté a mi hermano y mi sobrina, a continuación me encogí de hombros, asimilando que era algo que debía de soportar. Me parecía gracioso que mi hermano estuviera esperando a su acompañante, seguro que quería asegurarse que a tan pocos días de la celebración este no terminaría muerto sobre una camilla.

     

    Como mi trabajo en aquella planta ya estaba hecho y todo se quedaba en familia decidí marcharme, por otra parte parecía que mi hermano tenía mucho que tratar con su hija y seguro quería marcharse con su acompañante a casa y cuidarle.

     

    - Si no me necesitan más me marcharé, he dejado solas a mis hijas en los archivos y a saber la que están liando, nos vemos.- dije despidiéndome de los tres y marchando hasta el hospital mágico.

     

    HOSPITAL MÁGICO (en los archivos) - Con Katie y Lucie.

     

    Mis hijas seguían allí, al cabo de un rato Katie por fin levantó la cabeza para preguntarnos algo, algo que me extrañó demasiado me tuve que quedar pensativa.

     

    - No, lo siento hija, no se donde podrías encontrar datos sobre Bellatrix, quizás en el ministerio, pero no se en cual de los departamentos, y aún así puede que la información que consiguieras fuera un poco básica.

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