Jump to content

Lucrezia Di Medici

Magos Expertos
  • Mensajes

    2.372
  • Ingresó

  • Última visita

  • Días ganados

    7

Todo lo publicado por Lucrezia Di Medici

  1. Quiero crear mi propio grupo del estilo de Sirens of Gotham pero las Sirens of Ottery (?

    1. Adrian Wild

      Adrian Wild

      *le extiende su tarjeta de manager* Avíseme cuando haya reunido al grupo 😎

  2. El vino sirvió para humedecer sus carnosos labios y darle un casi imperceptible tinte morado. Bebió un ligero sorbo simplemente para hidratar su garganta y darle claridad a su voz, una que preveía elevar en más de una oportunidad durante aquella velada. Inhaló el delicado aroma frutal de la bebida para hacer jugar a sus sentidos y luego descendió la copa, apoyando la base su pierna izquierda. La blonda aristócrata había tomado asiento en el apoyabrazos de uno de los vacíos sillones dispuestos en la sala, cercano a los cuatro participantes de aquella charla. Tenía una postura que se balanceaba entre su refinada esencia y la distención, con la espalda recta y sus piernas apoyadas una sobre la otra. - ¿Mónica Haughton siendo algo insolente? Es algo que no me sorprende… - afirmó con un ligero tono burlón una vez el silencio volvió a dominar en la sala. En sus palabras había cierta liviandad que le quitaban seriedad. La Médici honestamente no recordaba si se había cruzado esa mujer en alguna oportunidad, pero la había reconocido con facilidad. No solo sabía que estaba frente a Mónica Haughton por haber sido ésta una Directora del Departamento de Criaturas popular en las distintas tiradas de prensa londinense sino también por las numerosas anécdotas de trabajo que Thiago le relataba en las cartas que le enviaba periódicamente durante su corto pero apasionado romance ¡Que incluso habían controlado a un dragón que se había hecho estragos en Ottery! Aun sin conocerla personalmente, Lucrezia la tenía en buena estima por las palabras con las que su amante se había dirigido a quien fuera su compañera y posteriormente jefa. No había razón alguna para que sus palabras fueran realmente ofensivas. - Que alguien que vive en Reino Unido no me reconozca más allá de mi puesto en el ministerio significa que estoy haciendo muy bien mi trabajo. - retrucó, acomodando los pliegues de la falda de su victoriano vestido - Tener cierto anonimato es una excelente herramienta para quien dirige un banco tan importante como el Médici. El dinero negro que mueven tanto el poder político como las organizaciones que rigen el bajo mundo es más administrable cuando no todos saben a quién ir a reclamarle. Además, me da más libertad para invertir en proyectos importantes, como poner a la cabeza del Ministerio a un nombre que nos beneficie. Bebió otro sorbo de vino, esta vez más largo, que dejó el contenido de la copa por la mitad. Pese a que su gusto por aquella bebida de su propia bodega y reserva, aquel movimiento había tenido otra intensión mucho más importante que endulzar su paladar: dejar al descubierto, al menos por unos segundos, la Marca Tenebrosa que se destacaba con sus apagados tonos verdosos sobre la blancura de su antebrazo izquierdo. Había sopesado aquel gesto como una forma de generar una mayor confianza en su persona; un vínculo que explicara mejor su presencia en aquella velada. Le resultaba difícil pensar en que alguno de los que moraban bajo ese techo formase parte de la Orden del Fénix dados los valores incompatibles entre la familia y aquella organización. Les regaló a los presentes una ligera sonrisa al volver a apartar la copa de su jovial rostro. - Reconozco que sería descortés presentarme aquí sin ningún tipo de invitación, algo fuera de cualquier protocolo. Sin embargo, tengo el mismo derecho a moverme libremente por esta mansión que ustedes pese a no ser de la familia. Tengo bajo mi tutela a dos adolescentes con sangre Malfoy, hijos de Thiago Malfoy…- al dejar salir ese nombre de entre sus labios, la Médici dirigió su azul mirada a Ludwig esperando algún tipo de reacción - aunque creo que prefería el apellido Gryffindor cuando trabajaba en el Ministerio. ¿Reconocería el Malfoy en nombre de su hijo adoptivo o el tiempo había borrado por completo el recuerdo de su existencia? No decidía cuál de las posibles respuestas a aquel interrogante le resultaba mejor; al fin y al cabo, solo le importaba mantener viva la imagen de Thiago en su propia cabeza. La aristócrata disimuló su interés en la reacción del mago, aunque sostuvo su mirada dado que casualmente era quién había mostrado mayor interés en las intenciones de su visita. Sus labios se curvaron en una sonrisa de sincera simpatía, algo de lo que ella misma se extrañó. Bebió el último resto de vino que había sobrevivido en su copa y la depositó con cuidado en una de las mesas laterales al sillón en donde reposaba. Se adelantó a que alguien más hablara. - Bueno, puede ser que me haya inventado lo de la inquebrantable alianza…nuestras familias no han tenido mayor contacto, lamentablemente, ya que todo su dinero está bajo el cuidado del viejo Gringotts. Dado nuestro origen, mi familia tiene mayores lazos con los Triviani, con quienes si tenemos una enriquecedora alianza pero eso es una charla para otro día. - dejó que un suspiro adornara sus palabras - Ahora bien. Creo que nuestra actual ministra ha hecho una gestión no muy productiva…no al menos comparable con la época dorada en las que un Malfoy dirigía el Ministerio. Desde el Banco Médici nos interesa invertir en un activo que nos beneficie a todos…como por ejemplo un candidato. Algo en su voz sonaba cautivante, comprador. La aristócrata había entrenado su labia para convertirse en una diplomática con el objetivo de extender los oscuros negocios de su familia por el mundo, manipulando decisiones y desdibujando la línea entre lo ético y lo desdeñable. Sin embargo, en aquella oportunidad no necesitaba engañar a ninguna de sus contrapartes en aquel intercambio: sus intenciones de generar una alianza con motivo de las futuras elecciones eran transparentes como el agua ¿Por qué mostrarse evasiva cuando el ejercicio del poder formaba parte de la naturaleza de los Malfoy? La blonda italiana volvió a colocar ambos pies contra el suelo y se irguió con un delicado movimiento, acorde a su refinada impronta. - Aun hay mucha inestabilidad en el mundo mágico dados los hechos recientes, con las guerras y la aparición del Inquisidor. Incluso mi más importante aliado, el ex ministro de magia italiano, ha desaparecido y probablemente esté enterrado a varios metros bajo tierra ¡Las vueltas que la vida! - exclamó con cierto aire jocoso, bloqueando en su mente los sentimientos que había tenido por Piero - Es en momentos como este en que se nos dan las mejores oportunidades para mover nuestras fichas ¿Tienen ideas?
  3. Cómo puedo recuperar el poder en el ministerio italiano? Tiren ideas.

    1. Mostrar comentarios anteriores  5 más
    2. Lord Cubias
    3. Darla G Dumbledore
    4. Lucrezia Di Medici

      Lucrezia Di Medici

      Creo que voy ir por una mezcla de Yiya Murano con el cuerno de Erumpent para asegurarnos de que muera y con Heli colaborando en borrar las huellas del atentado.

  4. Buenas, buenas! Espero que quien lea este este teniendo, haya tenido o este por tener un hermoso día. Aquí estoy nuevamente, en esta nueva versión del foro con apabullante cantidad de publicidad que lo sostiene económicamente, haciendo mi ingreso a La Marca Tenebrosa, mi segunda casa foril. Lucrezia tiene una moralidad muy ambigua para ser de la Orden, lo siento mucho. Nick: Lucrezia Di MédiciNúmero de ID: 46700Link a la Ficha:
  5. Lo minutos pasaban, marcados por el reloj imaginario que funcionaba como un mecanismo perfecto en su cabeza. El casi etéreo silencio que la rodeaba le permitía a la aristócrata transitar la espera con una serenidad impropia de una dama de alta cuna a la que le negaban el privilegio de la prioridad. En un ejercicio de relajación, tantas veces practicado en soledad, la bruja había apaciguado el ritmo de su respiración, volviéndola más pausada. Incluso había aprovechad para quitarse anticipadamente los guantes de aterciopelada tela que cubrían sus antebrazos, guardándolos en uno de los tantos bolsillos secretos distribuidos por su voluptuoso vestido. Fue en el exacto momento en que por su cabeza cruzó fugaz la idea de encender un cigarro que la puerta se abrió ante sus ojos. Tuvo que bajar su mirada, entretenida en los detalles de las reptiles aldabas, para encontrarse con la presencia de un elfo doméstico que la observaba con una desconfianza que en vano se esforzaba por ocultar tras la servicial expresión de su rostro. La humanoide criatura tenía un aspecto dejado, como si sus servicios no se hubiesen requerido en bastante tiempo ¿Tan en desgracia había caído aquella familia, que había representado el pináculo del poder real en algún punto de la historia reciente? No tardaría en averiguarlo; esa era una certeza. Se adelantó al tímido intento del elfo doméstico de romper el tácito pacto de silencio. - Ahórrate las palabras, sé que puedo pasar. Ve a buscar las mejores copas que queden en pie en esta mansión.- le ordenó sin un ápice de empatía en su voz, como si de su propio elfo se tratase. Apartó la puerta, que hasta ese momento se había mantenido apenas entornada, e ingresó en la sala de recepción. Apuntando al hueco vacío formado por sus dedos encorvados, la aristócrata comenzó a dibujar círculos con su varita que fueron reduciendo su radio a medida que, al son del movimiento, una botella se iba materializando. El contenido que se balanceaba en su interior no provenía de cualquier bodega cochambrosa ni era un simple “detalle” en agradecimiento por una invitación que nunca había existido: se trataba de un añejo vino Di Médici, elaborado con materia prima de excelencia cosechada en los viñedos familiares. Su magnífica calidad, que cualquier catador experimentado podría detectar con tan solo percibir su frutal aroma, era reconocida en toda Italia. Aquel regalo de cortesía era una declaración de intenciones típica de los círculos diplomáticos en los que la aristócrata acostumbraba a moverse. Se fue adentrando con suma calma en la sala, dejándose guiar por la delgaducha criatura que había aprovechado para adelantarse nuevamente a sus pasos. Los sincronizados golpes de sus finos tacos contra la pulida madera del suelo anticiparían a los moradores su presencia, algo acentuado adrede. Le resultaba una obviedad que los miembros de la familia presentes en ese momento ya estaban al tanto de que entre las paredes de la mansión se movía una invitada no esperada ¡Y qué mejor que ahorrar sorpresas, cuando éstas podían convertirse en caldo de cultivo para la animadversión! Los mejores negocios, los que reportaban mejores ganancias, se nutrían de la confianza y de un ambiente distendido…y para eso estaba allí. Descartaba encontrarse con el patriarca de la familia, ya que eran contadas las veces que lo había visto en persona y era una personalidad de la alta sociedad mágica reconocida por el misticismo que rodeaba su vida. El ex ministro supo mantener con pericia su privacidad durante su servicio como funcionario público y pocos detalles se habían filtrado a una prensa, por obvias razones, subordinada al poder político. Sin embargo, apenas sus ojos captaron las siluetas de los presentes, a la aristócrata la invadió una sorpresa aun mayor a la que hubiese experimentado de encontrarse al mismísimo Crazy Malfoy. Incluso se vio obligada a disimular un espasmo que casi llegó a interrumpir su respiración. Frenó en seco, presionando con sus delgados dedos el frío vidrio de la botella de vino. Su azul mirada se clavó en uno de los varones que conformaba aquella reunión, a quien reconoció como Ludwig Malfoy. No tenía un ápice de duda de que se trataba de él; tantas veces había visto aquel atractivo rostro en fotografías familiares que sus facciones se habían grabado en su retina ¿Cómo era posible que el padre de Thiago se encontrase en aquella sala en ese instante, cuando se lo había dado por desaparecido (o muerto) tantos años atrás? La aristócrata selló todas sus repentinas emociones bajo una sonrisa fría y se dispuso a acercarse aún más a los presentes, centrándose en lucir la belleza de su vestido a cada delicado paso que daba. Las posibilidades de conclusión de aquella velada se presentaban ante ella como infinitas. - Buona serata…- susurró, dejando que en sus palabras danzara un sutil tono seductor - Veo algunas caras desconocidas, normal dada mi ausencia en Inglaterra en los últimos meses. Mi reputación me precede, claro, pero para aquellos despistados mi nombre es Lucrezia Di Médici. Dejen lo que están bebiendo, no es digno de ser ingerido por alguien del linaje Malfoy. Al caminar alrededor de los distintos asientos, la aristócrata aprovechó para engrandecer su presencia. Lucrezia tenía un talento natural para llevar ese tipo de reuniones y sobre todo para administrar los silencios. Cada instante, cada mínimo detalle, resultaba vital para conducir una charla de negocios. La tenue luz que se proyectaba sobre su blanca piel y la altura que sus zapatos le hacían ganar sobre el resto enaltecían su estilizada figura, sobresaliente para alguien de su estirpe. Mientras los elfos domésticos depositaban copas en las manos de los presentes, la aristócrata iba vertiendo el vino con delicadeza. Se detuvo, no sin ninguna intención, a medio metro de Ludwig. Sin embargo, aunque su atención se centraba en él, se aseguró que sus palabras se sintieran dirigidas a todos por igual. - ¿Debería hacer una pequeña introducción a mi visita a esta mansión? Me conocerán como alguien cercana a la actual ministra, una consejera de confianza que articula todas las medidas relacionadas a las finanzas del Ministerio. Ese es un puesto que ejerzo testimonialmente ya que en el último tiempo me estuve ocupando de ciertos asuntos en mi natal Italia. La vida como funcionaria pública no es para mí, prefiero otros caminos en el ejercicio del poder…- la blonda dejó que sus últimas palabras fuesen por una ligera sonrisa pícara - Entonces ¿Brindamos por la inquebrantable alianza de nuestras familias?
  6. Gracias a la vida que me ha dado tanto
    Me dio el corazón que agita su marco

    1. Adrian Wild

      Adrian Wild

      Cuando miro el fruto del cerebro humano

      Cuando miro el bueno tan lejos del malo

      ❤️

  7. Tengo que decir que extrañaba mucho escribir ❤️

    1. Sagitas E. Potter Blue

      Sagitas E. Potter Blue

      ¡Y sigues escribiendo de maravilla! Me enamoran tus posteos. Bienvenido de regreseo, Niko.

    2. Lucrezia Di Medici

      Lucrezia Di Medici

      Gracias mana! A ver si hacemos el reencuentro en la mansión Médici, que debo revivirla.

  8. El viento golpeaba sus mejillas como caricias suaves y consecutivas, temiendo romper con la perfección del delicado rostro de aquella mujer que cruzaba el cielo como una blanca estela. El silencio de aquella noche que la envolvía con su oscuridad apenas era interrumpido por el casual aleteo del hipogrifo sobre el que iba montada, que frenaba su majestuoso planeo ante la necesidad de tomar impulso. Su rubia cabellera bailaba libre, con el aire guiando cada fina fibra, mientras se aferraba con firmeza al blanco plumaje del majestuoso animal. La perfección de su cutis era apenas interrumpida por unas casi imperceptibles arrugas que se formaban junto a la comisura de sus labios, dispuestos en una ligera sonrisa. Pocas cosas le provocaban un goce más íntimo que atravesar el cielo a lomos de una de las tantas criaturas que se dedicaba a coleccionar. La bruja dio un delicado golpe con su talón contra el abdomen del animal, como una señal de aminorar su vuelo, al instante de divisar a la distancia las parpadeantes luces de las plantas superiores de la mansión Malfoy. La reconoció con suma facilidad apenas sus azules ojos captaron los primeros detalles en la piedra que decoraban con inapelable gusto su fachada ¿No era acaso una de las arquitecturas más afamadas de la historia reciente, cuna de magos y brujas oscuros de innegable impacto en la sociedad mágica? Claro, también la había reconocido porque entre las mohosas paredes de sus olvidadas mazmorras solía encontrarse con Thiago…su amado Thiago. Inclinó ligeramente su espalda, quedando su pecho casi pegado al lomo del hipogrifo, y se preparó para resistir su peso hundiendo los codos en el pelaje de la criatura ante el descenso al que estaba por enfrentarse. La alada bestia emitió un alarido al marcar su objetivo y se precipitó hacia un meticulosamente medido aterrizaje, extendiendo sus imponentes alas de par en par. Apenas sus cascos entraron en contacto con la acera, sus fibrosos músculos se tensaron para lograr una rápida estabilidad para su jinete. Al alcanzar su objetivo con la excelencia que lo caracterizaba, el hipogrifo sacudió su cabeza con gracia para acomodar su reluciente plumaje en un claro gesto de satisfacción. La Médici alisó con delicadeza los pliegues que se habían formado en su vestido, una pieza victoriana de amplia falda acampanada y confeccionada con una delicada tela verde esmeralda, y dejó que un suspiro se escapara de entre sus labios. Se dejó caer del lomo de Razz, simplemente dejando a la gravedad hacer su trabajo. Ni la finura de sus tacos logró, al golpear el suelo de forma repentina, que perdiese su natural gracia ni aquella postura distinguida que tanto la caracterizaba. Le dio una última caricia al lomo de aquel hipogrifo como un explícito gesto de despedida y le dedicó una sonrisa que destilaba sincero cariño. Razz agachó ligeramente su cabeza, rindiendo pleitesía a su dueña, y contorneó su cuerpo en busca de una posición cómoda para descansar en el suelo. Su fiera mirada, sin embargo, siguió observando la estilizada figura de Lucrezia Di Médici mientras ésta se alejaba por aquel sendero. Había algo subyacente en el aire que no le permitía apaciguar la pasiva tensión que experimentaba cada vez que percibía que su dueña podía estar en peligro. La aristócrata ya no recordaba la última vez que se había siquiera acercado a aquella zona del poblado ¿Cuánto tiempo había pasado y con qué velocidad había transcurrido el mismo? Previo a la caída de Aaron Black Lestrange como Ministro de Magia, la blonda italiana se había exiliado en la villa familiar, lejos de la influencia y la red de conexiones del otrora líder mortífago. Su relación personal, pese a pertenecer a una organización fundada en valores que ambos compartían, no había sido francamente la mejor. Lucrezia tenía una visión de poder diferente a la del ex líder de La Marca Tenebrosa y una forma de obtenerlo mucho más pragmática, producto quizás de aquella herencia aristocrática anclada en el tiempo con la que se había formado. Las cosas habían cambiado abruptamente con la interrupción del inquisidor y la asunción de una nueva Ministra con la que había mantenido una alianza, sostenida en una incipiente amistad, para acabar con el régimen totalitario de Aaron. La italiana había abandonado su privilegiado exilio semanas atrás y vuelto a instalarse en su magnánima mansión, ubicada un punto de Ottery alejado de aquel por donde ahora caminaba, luego de limpiar todo el desastre que sucesivas requisas en búsqueda de su paradero habían causado. Sin embargo, como un hecho inevitable pero largamente postergado, la hora de volver a extender su red por toda Inglaterra había llegado. El golpeteo de sus zapatos sobre el sendero de piedra blanca se elevaba rítmico, como un eco que perturbaba la serenidad que con su manto cubría los jardines. Había en todo lo que la rodeaba algo que vagaba entre lo ajeno y lo familiar, algo tan sutil que se escapaba de su afilada percepción y que le era imposible definir al menos de momento. En más de una oportunidad había visitado aquella mansión de ineludible popularidad, casi siempre en ocasión de algún encuentro con intenciones espurias. Le era imposible desligarse del hogar que había acogido a Thiago, aquella persona desvanecida en sus años mozos que sin advertirlo había atado su destino a Ottery. Allí moraban quienes compartían su sangre; quienes lo habían educado en una ética ambigua que ella había aprendido a amar. La aristócrata detuvo sus pasos unos metros antes de llegar a la puerta de maciza madera de roble que auspiciaba de entrada a la mansión. Los muros de impenetrable piedra aislaban todo el ruido del interior, sumiendo los jardines en un sepulcral silencio y obligando a los visitantes a preguntarse si realmente había alguien dentro dispuesto a recibirlos. Lucrezia reconocía que nunca había logrado replicar la mística que se percibía en aquella atmósfera, viciada por el aroma a alcohol añejo. Inhaló una bocanada de aire limpio y se dispuso a subir las escalinatas con paso decidido, dejando que sus caderas se contornearan al ritmo de sus pasos. Tomó un pequeño pliegue de tela que se había formado en la punta de su dedo índice y tiró de él con delicadeza, quitándose el aterciopelado guante negro que cubría su mano izquierda. Golpeó con sus nudillos cuatro veces la fría madera, dejando que un segundo exacto transcurriera entre golpe y golpe. Esperó.
  9. Que bonito ver tantos users de oldies, como que me emociona...

    1. Mostrar comentarios anteriores  1 más
    2. Lucrezia Di Medici

      Lucrezia Di Medici

      Gracias, mana!! Ya estoy escribiendo mis primeros roles, solo necesito tiempo para acomodarme.

    3. Sagitas E. Potter Blue

      Sagitas E. Potter Blue

      ¡Rolea, rolea, roleaaaa! Y entra en mi club, porfi! The Purple Power Team!

    4. Thanatos L. Lestrange

      Thanatos L. Lestrange

      Quién pudiera ser Gorki Grana

  10. Voy a necesitar una explicación de como lo hiciste porque wow.
  11. Craig Kozlov - Representante de la Federación Rusa ante la ONU. Había ganado cierta habilidad en los últimos años con la pantalla táctil de su teléfono móvil personal que le era inevitable sonreír cuando con un simple movimiento de su dado índice hacía aparecer el menú desplegable con todas las opciones de conectividad, luminosidad y demás opciones que se había aprendido de memoria. Craig era un fanático de la tecnología y aunque para un representante mundial de su talla un conocimiento profundo del tema no era considerado necesario, siempre procuraba estar al tanto de las innovaciones que las empresas del mundo presentaban ante las juntas de gobierno en busca de algún contrato jugoso con el Estado. Le gustaba decir, por ese carácter indescifrable que posee el funcionamiento de la tecnología ante los ojos de los desconocedores de la materia, que aquello era como magia; claro, aquella afirmación había quedado obsoleta una vez la existencia de la verdadera magia ganó carácter de pública. Le echó un último vistazo a la fotografía de su esposa que había seleccionado como fondo y presionó el botón para bloquear la pantalla, finiquitando aquella momentánea abstracción de todo lo que lo rodeaba. Lo dejó junto a su móvil oficial, un viejo móvil del 2010 de producción rusa con las capacidades limitadas de la época en la que había sido fabricado pero que sin embargo estaba encriptado mar. Alzó la vista de su escritorio y observó lo que tenía inmediatamente enfrente: el atril donde Amanda Hookstraten daba un soporífero discurso de apertura a aquella asamblea especial de la ONU. Craig se había puesto al hombro, apenas unos años atrás, la campaña en contra de la elección de aquella mujer para presidir el Alto Comisionado de Derechos Humanos en favor del candidato que el propio Vladimir Putin había propuesto. Experimentaba en relación a ella cierto rencor, pues antes que diplomático era humano, que censuraba cuando la cruzaba en los pasillos de la sede central y que ocultaba con una casi protocolar sonrisa. Apenas le dirigía un saludo con un inglés que mezclaba su basta formación en el idioma con la picardía de remarcar su acento ruso. Abrazó con sus gruesos dedos el cáliz de la copa que una de las asistentes había dejado a su alcance y se la llevó a la boca mientras observaba las intervenciones de sus pares. Aguantó unos segundos antes de dejar vía libre para que el agua fresca hidratara su garganta, sabiendo que el momento de su alocución se aproximaba. Aprovechó ese pequeño periodo de tiempo para analizar cada una de las palabra que sus pares pronunciaban y el meta mensaje que escondían aquellos discursos que afloraban de manera tan antinatural de sus hipócritas bocas. Su cabeza funcionaba como la compleja maquinaria de una locomotora que iba a todo vapor hacia su destino: imponer su postura frente a la problemática que había puesto en jaque al gobierno rusa ante una inusitada revuelta que desafiaba la censura y la represión dispuesta por el Kremlin. Craig prescindía de cualquier ayuda o guía escrita para encarar sus recurrentes discursos frente a las distintas asambleas a las que solía asistir. Nuevamente su experiencia como diplomático elevaba su propia presencia, reconocida y respetada ampliamente tras los bastidores de la escena política internacional. Acomodó las solapas de su negro traje y se puso inmediatamente de pie cuando oyó su nombre pronunciado por la propia Amanda. Adoptó una postura erguida y su tosco rostro, afeitado con precisión, se endureció. Vladimir Putin había sido contundente y ortodoxo con la determinación de una postura nacional sobre cómo proceder frente a la amenaza que los seres mágicos y la experimentación con la magia que éstos llevaban en sangre, sobre todo por parte de laboratorios mágicos que escapaban del estricto control estatal. Craig no la compartía con el fervor que se esperaba de uno de los funcionarios más cercanos de Putin pero tanto la devoción por su líder, el amor incondicional por su país y su situación como una de las grandes promesas para heredar el poder mayor en Rusia anulaban su propia opinión sobre la problemática. Rusia había puesto en funcionamiento su aceitada red diplomática para asegurarse el acompañamiento de otros representantes y lograr la mayoría necesaria para aprobar aquel referéndum. El presidente había puesto su firma a disposición de cuanto tratado fuese necesario para asegurarse una conclusión favorable para sus propios deseos. - Señora Secretaria General, mediante su honorable investidura la delegación rusa se dirigirá a esta honorable asamblea para declarar su postura sobre el tópico que nos reúne.- tuvo que hacer fuerza para no aclarar su garganta, pues largos años de ejercicio de la diplomacia le habían enseñado a medir hasta el más minúsculo de sus actos y comenzar un discurso de esa manera no era exactamente bien visto - Delegaciones aquí presentes: La situación en la que el mundo se ha vuelto envuelto en los últimos meses nos obliga como líderes mundiales a hacer frente a las demandas que una sociedad asustada, desprotegida y sumergida de manera vertiginosa en un turbio mar de incógnita y imprevisibilidad sin precedente en la historia de la humanidad. »Nuestra responsabilidad como países protagonistas de un mundo globalizado nos demanda tomar acciones decisivas, coordinadas y determinantes con el fin de poner punto final al descontrol desatado en nuestras naciones. A la vista de ninguna de las delegaciones presentes puede escapar que la sucesión de hechos que nos llevaron a este punto, con la aparición del Inquisidor y de las actividades que lleva adelante el laboratorio Genetics. No se puede hacer oídos sordos a los reclamos y los pedidos de nuestros pueblos de darle claridad a nuestro futuro y darle un horizonte de orden a nuestros ciudadanos, que vieron arrebatada su paz y su seguridad. Debemos lidiar con convicción con este cambio radical en el mundo y LIDERAR el camino hacia una reconstrucción de una realidad justa, devolviendo la normalidad en que se desarrollaba nuestra vida antes de la aparición de la magia que ante todo representa un peligro desconocido y potencialmente desastroso independientemente de quien la porte. » Teniendo en cuenta la situación de desastre en la que vive el mundo y habiendo hecho un análisis minucioso tanto del referendum como de los anteproyectos de resolución presentados en otras comisiones y por otras delegaciones, es la decisión de la honorable delegación de la Federación Rusa el voto afirmativo del referendum. Muchas gracias.
  12. Oh lord...again? a-f***ing-gain? Bueno, otra vez a votar: Voy a votar a Sagitas porque es activa o formó parte del CMI en varios roles desde su misma creación, además de haber mantenido su presencia en el foro constante ayudando a darle vida. Nadie puede juzgar su capacidad para el rol, más allá de ser una excelente narradora y escritora entiende de lo que se trata el rol desde el punto de vista del juego que llevamos aquí. No está de más decir cuanto la aprecio, lo importante que fue y sigue siendo en mi experiencia foril y los innumerables lazos de amistad que formó aquí simplemente por su simpatía y su ánimo por incluir a todos. Nada contra Nathan, creo que tiene un rol excelente y aportó mucho durante esta última etapa del CMI. Desde ya no hay que perderle el rastro, puede aportar mucho al juego aun por fuera de la posición de ministro. Espero seguir leyéndolo por mucho más tiempo y cruzarme en rol, eso si que va a ser divertido. No voy a mentir! Que Lysander se vaya a llevar la Orden a otro lado y que Zahil se enoje son pluses también para darle sentido a mi voto. Mi voto es por Sagitas Potter Blue.
  13. Bueno gente, esto es así: de todxs lxs postulantes a Ministrx a la única que Lucrezia Di Médici conoce bien es a Sagitas por ende es de la única que puede aprovecharse para ganar cuotas de poder y aumentar su influencia en la comunidad mágica internacional. Nathan viene de Gringotts que es competencia del banco Di Médici, a Antonio lo considera una persona inferior y como tiene contacto con los que recuentan los votos de los ingleses (? sabe que lxs otrxs no tienen oportunidad. Así que en esta etapa, mi voto es para Sagitas Potter Blue. Periodt!!!
  14. Desde que volví al foro para reincorporarme no hago otra cosa que ir de topic de elección en topic de elección. Es una pena que justo en los últimos meses estuve inactivo por cuestiones personales porque me hubiese encantado postularme para este puesto para instalar una dictadura con Lucrezia, pero sé que habrá tiempo para tomar el poder por la fuerza así que vamos con mis votos: Sagitas - Nadie se merece el puesto más que mi querida hermana. Period. No hay nadie en toda la historia del foro que haya entendido el juego de rol como ella, que haya tenido la constancia de ella y que sea una persona tan dedicada, carismática, inclusiva y excelente persona como ella. No me alcanzan los halagos para expresar como no solo el CMI sino el foro no sería igual sin su presencia todos estos años. Tiene una mente brillante, sabe como conducir roles uniendo a todos y siempre prioriza el bien común. Lo siento hunnies pero no hay nadie como ella para este puesto. Mi voto es por la futura Ministra. Candela - Experiencia, belleza, locura, Italia. Hay un montón de motivos por los que la Triviani sería una buena ministra en una etapa naciente del rol del CMI, además de que su abultado CV en lo que hace a puestos de jerarquía le da una espalda más que suficiente para ser una candidata a tener en cuenta. Seguramente una vez en el poder nos mande a torturar a todos ¿Pero no sería eso genial? Jeremy - Jeremy tiene un buen historial dentro del CMI y se mantuvo activo en varios roles de las dos temporadas que llevamos hasta ahora, además que con su experiencia como lugarteniente en La Marca sabe lo que es un puesto con cierta responsabilidad y también desde esa posición aportó mucho, como sé que lo haría de Ministro para nutrir de buenas y frescas ideas el rol en general. Tiene mi voto de confianza, además de que sería divertido tener otro Ministro que odia a Lucrezia.
  15. Aunque todas las opciones nominadas me parecen viables y todas harían un buen trabajo como líderes (con sus diferentes matices y personalidades, claro) hay que elegir a alguien. Me tocó trabajar en equipo con Arya en reporteros y sé del trabajo duro que hace y de lo que es capaz, siempre adelante y con ganas ¿Y que decir de Cissy? Además de que personalmente la aprecio mucho, me parece alguien con muchísima experiencia y que lleva en alto los valores y el perfil de La Marca. Es una de las mortífagas por excelencia. Sin embargo, dado que los números ya están casi cerrados, me voy a permitir lo mejor para el desarrollo de mi personaje cuando vuelva de las vacaciones y ¿Qué mejor entonces que el líder de la Marca sea quien mandó a Lucrezia al exilio y uno de sus mayores rivales? Además de ser uno de los mejores roles y haber sido parte de la resurrección del CMI, sé de su actitud frente al juego y cómo nos evitará problemas a futuro. Por eso voto a Aaron Black Lestrange.
  16. Sin duda un buen momento para volver de mis vacaciones no anunciadas pero necesarias (?) Se está por cumplir un año desde que volví al foro después de años de completa ausencia, en la que había sucedido una huelga y una reforma enorme del foro, con principal foco en los bandos que se habían hecho añicos. Vi las reformas con buenos ojos porque pese a no haber estado presente durante el transcurso de todos los eventos que llevaron a una situación penosa y lamentable para el foro vi la oportunidad de ser parte de un nuevo comienzo, de un renacimiento de las cenizas (si, como el ave fénix). Tenía un ánimo enorme por colaborar y por aportar nuevas ideas, siendo de alguna manera "nuevo" y estando alejado de cualquier rencor del pasado entre los bandos y entre los mismos miembros. Pensé que no iba a encontrar un lugar en la marca, no al menos en los primeras semanas debido a tantas caras nuevas...pero entonces encontré a Anne. Anne me dio su confianza de una forma casi instantánea, me invitó a formar parte del bando y valoró mis ideas rolísticas para empezar a mover el bando y aceitar el proceso de un nuevo alzamiento de los bandos en el juego de rol que llevamos aquí. Los bandos siguen siendo el corazón del foro aunque por momentos queden relegados o muchos de sus miembros estén inactivos. Anne me permitió, a poco de ingresar y sin conocerme, a formar parte de su equipo de personas maravillosas que trabajamos tras bambalinas para intentar mejorar el bando y el juego en todos los aspectos posibles. Fui testigo en primera persona de las ganas, de la garra y del tiempo que dedicó a nuestra Marca Tenebrosa. Anne es toda una fuerza en si misma y debemos estar agradecidos por la enorme labor que llevó adelante con honestidad y dedicación; con sabiduría y con talento para conocer lo que el bando necesitaba. Con carisma, (casi ) siempre de buen humor, con ánimo aunque las cosas estuviesen totalmente hundidas en el barro y sin poder avanzar. Sé que de la misma manera funcionaste en relación a la Orden y a admin. Muchas gracias Anne por confiar en mi y por todo lo que hiciste en este año. Sin ti no sé donde estaríamos. Te quiero mucho. A todos los que hubiera votado para líderes con gran convicción, esos primeros nombres que me vinieron a la cabeza al pensar en una elección de este tipo, por alguna razón que desconozco (mis mps están abiertos (? ) declinaron las postulaciones, lo cual es un inconveniente. Sin embargo, soy un apasionado de la democracia y creo que todos debemos aportar con nuestro voto porque los que vamos a perjudicarnos o beneficiarnos de las características del próximo liderato somos nosotros. Zoella y Jeremy, los lugartenientes que trabajaron incansablemente y con los que además me une un aprecio mutuo, eran esos nombres. Es una pena que no haya tiempo para que reconsideren su decisión porque tienen experiencia, ideas y además son personas buenísimas que pueden seguir con los desafíos pendientes y encarar los nuevos. Sin embargo, respetando su decisión, dejo mis dos nombres: Arya Macnair Aaron Black Lestrange.
  17. Grammault Place. El abrupto cambio entre la oscuridad de aquel callejón húmedo y poco higiénico de la periferia de Londres y la natural y resplandeciente luz del sol que desde la alto iluminaba Grimmault Place impactó sus córneas en el momento en que cruzó el portal que había invocado minutos atrás. El cantar de un pajarillo amarillo, posado tranquilamente sobre un pórtico en donde había armado su modesto nido, hizo que su pequeño envión de furia se desvaneciera. El Fulgura Nox la había transportado hasta aquel lugar que Babila, a quien para su infortunio había encontrado del otro lado del espejo comunicador en lugar de a Sagitas, había mencionado en su corta pero reveladora charla, que en realidad no había sido tal pues ella no había emitido palabra alguna. No encontrar a la Potter Blue había generado en la aristócrata cierto sentimiento de decepción que no podía esperar para soltar frente a ella como en los viejos tiempos. Confiaba en que la encontraría en las inmediaciones haciendo alguna payasería, como era tan típico de quien consideraba su amiga. Como un instinto que había desarrollado durante aquellos días donde la magia era penada, la aristócrata observó a su alrededor en busca de posibles testigos. No tardó en reparar, tras la ventana del segundo piso de una de las casas adoquinadas de aquella calle, en la mirada extrañada de una anciana que, a juzgar por la expresión camuflada tras sus incipientes arrugas, no sabía exactamente que acababa de atestiguar. La mujer, de enrulado y cuidado cabello blanco, acercó su diminuta nariz al cristal para intentar en vano reconocer si lo que había observado era el uso de la magia o si sus cansados ojos desgastados por el imparable paso del tiempo le habían vuelto a jugar una mala pasada. Lucrezia le sonrió con cierto aire socarrón a aquella muggle tomada por la duda. Elevó su mano derecha en el aire y extendió con firmeza exagerada su dedo medio, exhibiendo a la anciana un gesto impropio de alguien de su casta. Una vez “arreglado” aquel pequeño inconveniente, la Médici se decidió a avanzar por la acera con la doble intención de nutrirse de lo que la rodeaba, algo que su mente traducía como información valiosa, y de encontrar por fin a Sagitas. Su mirada rastreaba la numeración de las propiedades, expuestas en carteles de dudoso gusto decorativo en la fachada de las mismas, mientras comprobaba en pequeños intervalos presencias o movimientos que resultasen extraños a la soporífera cotidianidad de aquel vecindario de típicas edificaciones de ladrillo de dos o más pisos. No conocía Grimmault Place más que por los rumores - tan sostenidos en el tiempo como totalmente incomprobados - de que allí se llevaban a cabo actividades de la infame Orden del Fénix. No distaba mucho de ningún otro barrio típico inglés, con aquellas casas tan parecidas unas a otras que se tornaba complicado intuir los límites de cada una. 7,8,9…las puertas de diversos colores se sucedían unas a otras, con los periódicos matutinos esperando sobre las alfombrillas de bienvenida a ser recogidos por el hombre de la casa. <<¿Por qué alguien pintaría una puerta de azul marino en vez de enseñar la perfección de una buena madera?>> se preguntó Lucrezia con seriedad, volviendo de inconmensurable importancia algo nimio, para evitar confrontar una verdad que le resultaba tan molesta como un grano en las posaderas: se encontraba totalmente perdida, caminando sin un rumbo establecido ¿Por qué Babila había nombrado aquel sitio sin ningún tipo de especificación, exponiéndola a ser descubierta por las patrullas muggles? La italiana era conocida, incluso por quienes apenas tenían un contacto mínimo con ella, por su apasionado odio hacia aquello no planificado al detalle. Detestaba lo que catalogaba como las dos “impro”: improvisto e improvisado. Era claro que, una vez se encontrara con aquel particular amigo de Sagitas, lo último que le dedicaría eran palabras bonitas. - ¿Pero qué? - exclamó, casi como un acto reflejo de sus cuerdas vocales, cuando se encontró con una escena visualmente impactante apenas a unos metros de distancia. Aminoró la velocidad de sus pasos hasta quedarse completamente quieta. Sin moverse un milímetro de su posición mientras procesaba todo lo que sus azules ojos llegaban a captar, la joven aristócrata observó aquella densa capa de humo negro y casi opaco que irrumpía abruptamente la normalidad de aquel clásico vecindario. Lo había visto actuar antes: polvo peruano de la oscuridad instantánea, una vía de escape urgente ante el peligro ¿Pero qué peligro exactamente? Utilizar un elemento relacionado a la magia en medio de un sitio atestado de muggle era a todas luces la peor idea que a alguien podía ocurrírsele. Sin dudas Sagitas, cuya presencia en el lugar podía percibir en la atmósfera (y nunca mejor dicho), estaba ligada a ello gracias a su talento único para meterse en inconvenientes. Sin embargo, no reconoció el característico acento de la Potter Blue entre las graves voces que se filtraban desde el interior de la oscuridad creada por el polvo peruano ¿Qué decían...? Cuando la turbia nube comenzó a disiparse, con las pequeñas partículas negras cayendo hacia el suelo por la misma gravedad, las figuras en su interior comenzaron a tomar forma humana a medida que la luz se abría paso hacia ellas. Bastaron apenas unos segundos para que lograra divisar sin dificultad la insignia que brillaba en los parches que aquellas personas, en su mayoría hombres, llevaban cosidos en las mangas de sus uniformes. Los reconoció al instante, pues se habían vuelto el predador a evitar una vez la larga noche de la perpetua persecución hubo caído sobre todo aquel que exhibiera aptitudes mágicas. Sus perfectos dientes chirriaron cuando pronunció aquella palabra para su adentro, censurando los crudos epítetos con los que acostumbraba a acompañarla: Militares. Media docena de ellos sosteniendo aquellas armas mecánicas que lanzaban dardos con una versión mundana y muggle de poción para dormir. ¿Atacar u ocultarse? ¿Arriesgarse o escuchar a su instinto de auto conservación? ¿Esperar a ver como actuaban aquellos muggles o acatar los consejos de aquella voz en su mente que le anticipaba que irían tras Sagitas nuevamente, pues aquel intento de distracción solo los había retrasado momentáneamente? Las dudas se fueron acumulando en su fuero interno de una forma tan vertiginosa que incluso terminar de formularlas se volvió una tarea casi imposible. Solo bastaba que uno de los militares decidiera voltearse para que la encontrasen allí, parada en medio de la acera como una testigo de su patente incompetencia. Seguiría la detención, la requisa, el secuestro de su varita y vaya a saber que guardaba el Inquisidor luego para quienes tenían sangre mágica circulando por sus venas. El tiempo, concentrado en los siguientes segundos, sería tirano. La necesidad de tomar una decisión era imperiosa y la acechaba, como voces disonantes que se mezclaban unas con otras hasta ensordecerla. Su propia vida, lo único que apreciaba más que el poder, estaba en peligro. Sin embargo, generada quizás por la súbita inyección de adrenalina que circulaba por su cuerpo, una pequeña chispa hizo combustión y encendió la prodigiosa maquinaria que era su mente. Lucrezia encontró la respuesta dentro de las preguntas que se había hecho a sí misma. Momentáneo…todo resultaría momentáneo e inútil si no se ejecutaban acciones definitorias. Un punto final. Había que plantar cara, dejar atrás los artilugios para esconder algo tan natural como la magia y contraatacar con aquel don con el que los magos y brujas habían nacido. Aquellas personas perseguirían a Sagitas sin descansos por más obstáculos que se encontrasen en el camino y lo harían con todo el que presentase resistencia a sus métodos autoritarios y violentos. No podía permitirlo, no más. Su blanca varita de materializó en su zurda en el instante justo en que la nube terminó por desaparecer. Volver a sentir el frío de aquel mango de mármol contra sus delgados dedos le dibujó una sonrisa en su pálido rostro. Separó sus carnosos labios en el segundo en que el primer militar hizo contacto visual con ella. Hacía tanto que no percibía ese sutil calor en su piel que acompaña la emoción… - Cinaede.
  18. El Día de La Ira. Giraba sobre su eje sin detenerse, pese a que la gravedad lo llamaba a gritos. El detalle con el que aquel pequeño objeto había sido diseñado provocaba que con cada giro apenas perdiese impulso; aunque fuese algo nimio, aquello era hipnótico. El metal reflejaba la iluminación eléctrica del lugar, atenuada adrede para crear un clima artificial de calidez mezclada con falsa privacidad. La manufactura era exquisita y se balanceaba a la perfección entre lo llamativo y lo sobrio. Aquel anillo podía pasar desapercibido a la vez que resultaba imposible no detenerse a apreciar los milimétricos detalles en el escudo de la familia Macnair grabado sobre plata. En el instante en el que aquel pequeño objeto detuvo su trayectoria frente a ella, la aristócrata salió bruscamente de la abstracción mental en la que se había sumergido mientras el aroma a cerveza tirada crecía a su alrededor. Lo tomó con delicadeza y volvió a guardarlo en su bolsillo. Aquel modesto bar no destacaba en la tradición nocturna londinense ni tenía una posición reservada entre los primeros resultados de los buscadores de internet muggles, esos que indican los sitios de moda o aquellos que pueden permitirse publicidad paga para captar la atención de potencial clientela. Su fachada, donde predominaba la parquedad de los tonos grisáceos, no lograba imponerse frente al resto de los negocios gastronómicos y las casas bajas de aquella poco transitada calle. Los casuales transeúntes solo detenían sus pasos para repasar los atractivos descuentos en tragos y los 2x1 en varias marcas de cerveza industrial escritos en letras de colores pastel en un letrero de estilo pizarra dispuesto junto a la entrada del local. La falta de Wi-Fi abierto en el lugar, un requisito fundamental para asegurarse el favor de los millennials, provocaba que los más jóvenes desistieran de ingresar al lugar para humedecer la garganta. El único indicio de modernidad de aquel bar era la enorme cantidad de medios de pago electrónico que aceptaba, expuestos uno a uno mediante stickers adheridos en la puerta. El espacio era reducido pero lograba, de alguna forma que no podía descifrar, no volverse un completo caos. Los pasillos formados entre las sillas, pese a ser estrechos, estaban medidos inteligentemente para que los erráticos movimientos de los borrachos no molestasen a quienes bebían tranquilamente un jarro de cerveza helada. Las distintas charlas entre los clientes, agrupados en un número limitado de pequeñas mesas de madera gastada por el constante flujo de copas y personas, se mezclaban entre ellas hasta el punto de tornarse indivisibles, dada la imposibilidad de guardar demasiada distancia. Las diferentes voces, las carcajadas e incluso los llantos melancólicos de las almas en pena se superponían unos con otros en el bullicio, aportando a “Flaming Bar” un clima animado imprescindible para afianzar la relación con sus visitantes habituales y atraer nuevos. Sin demasiada publicidad, aquel negocio familiar y de pocas pretensiones se había ganado su humilde lugar en la noche de Londres gracias al siempre eficiente boca a boca. El pintoresco bar era el sitio perfecto para pasar desapercibido, al menos en relación a los más famosos y concurridos clubes del centro de la cosmopolita ciudad y los alrededores del mismo. No resultaba particularmente complejo captar la actividad de los dealers, que con cuestionable disimulo vendían su mercancía en las mesas más apartadas de la entrada. Había en la atmósfera del lugar cierto tufillo a complicidad, a la necesidad comunitaria de escapar por unos momentos de la mirada de un Estado que reprimía cada vez más la libertad. La policía, que desde la caída del estatuto habían aumentado exponencialmente el número de inspecciones y de consecuentes detenciones, interrumpía en el bar cada dos horas y apenas permanecían allí unos escasos cinco minutos en los que eran invitados a una cerveza por los encargados del barril. Si bien las nuevas inscripciones para sumarse a la fuerza policial habían experimentado también un considerable aumento, la formación de los cadetes llevaba meses y el terreno a cubrir para detectar la actividad mágica ilegalizada resultaba imposible de vigilar en su totalidad a toda hora. Era por ello que, lejos de los sitios lujosos a los que gustaba asistir, la Médici se había vuelto una figura habitual de “Flaming Bar” para recrear cierta “familiaridad” con los empleados. El ambiente del lugar, apartado de las grandes concentraciones de gente y de las huellas que había dejado la guerra, le calzaba como anillo al dedo para evitar encuentros indeseados con los funcionarios ingleses. Incluso le había tomado el gustillo a mezclarse entre la clase media suburbana que asistía allí luego de su extenuante jornada laboral. Lucrezia se inclinó unos centímetros más sobre la barra, apoyando sus codos sobre la poco higiénica superficie de madera que, bajo la influencia del alcohol, parecía extenderse infinitamente hacia los lados. Procuró mantener la espalda erguida para repeler las miradas de quienes buscaban en ella una presa fácil de seducir. Permitió que la capucha de su ligero sobretodo cayera por el repentino movimiento, dejando así que su lacio cabello negro se desplegara sobre su espalda con libertad; ni un rastro quedaba de su natural color dorado, aquella característica que la opinión pública reconocía como sello distintivo de una mujer de la alta sociedad italiana con sobrada influencia tanto en el mundo de la política como el de las finanzas y como quién había amenazado la vida del ministro de magia inglés y sus seguidores. La figura de fugitiva número 1, sin la cobertura que la guerra entre naciones le hubo significado durante semanas, la había obligado a diferenciar su aspecto físico del expuesto en las imágenes que el Ministerio había hecho circular semanas atrás para dar con su paradero. El movimiento de sus dedos fue apenas perceptible para toda persona que allí se encontraba, salvo para la avispada mirada del atento cantinero que, gracias a una vasta experiencia en aquel rubro, lo interpretó como la más clara indicación de repetir el trago que apenas minutos atrás le había preparado a su clienta favorita, de aspecto refinado y misterioso. El robusto hombre, de mediana edad y cuya prominente barriga se escapaba tímidamente debajo de una camisa que se esforzaba inútilmente por ajustarse a su cuerpo, decidió priorizar a la única mujer que había tomado asiento en una de las banquetas ubicadas en la barra. Las damas primero, suelen decir. Le sonrió a quien resultaba el dueño del bar, cuya confianza se había ganado con las generosas propinas que solía dejar para los empleados. Apena unos segundos después la aristócrata recibió un pequeño shot de tequila, junto a un salero y un gajo de limón. Lo bebió de un único sorbo para que el ardor de la bebida abrazara su garganta. A medida que su acelerado metabolismo procesaba el alcohol que había ingerido y que el tiempo pasaba sin detenerse en ello, algo comenzaba a surgir tímidamente en su fuero interno. No era un pensamiento, no; más bien se trataba de algo que escalaba desde las profundidades de su inconsciente para tomar el protagonismo en su cabeza y que se expresaba como una sensación extraña en todo su cuerpo como si fuese un malestar general que anticipaba una dura fiebre. Algo estaba desajustado, mal. Todo ello se sentía súbitamente incorrecto, como si el tequila hubiese desbloqueado ideas que se había esforzado por censurar para garantizar su propia seguridad ¿Por qué estaba allí otra noche más, rodeada de personas desconocidas, y no en la comodidad de su lujosa mansión que no había visitado en semanas por el peligro que ello representaba? Si las infame decisión de Aaron de exponer a todo el mundo la existencia de la magia había decantado en la prohibición de la misma, provocando que incluso él tuviese que huir como rata de la vida pública ¿Por qué tendría miedo de volver? Sin dudas, atrapar a quien había interrumpido su fallida reunión de los 28 amenazando con volar todo por los aires había dejado de ser su prioridad mucho tiempo atrás ¿Por qué no enfrentarlo ahora que lo carcomía su debilidad? ¿Por qué estar bajo la amenaza de un mentecato cuando nunca se había dejado amedrentar por nada ni nadie? - Te has quedado congelada, Zoe.- la llamó el cantinero, quien había caído con facilidad en la trampa del nombre falso.- Debo cerrar, ya es la mañana. Puedes volver mañana si quieres. - Oh, lo siento. Fue un día difícil en el trabajo…El tiempo se pasa volando últimamente.- se disculpó Lucrezia simulando sinceridad, incorporándose y dejando que sus pies volvieran a hacer contacto con el suelo. La joven aristócrata apoyó sobre la barra una pequeña montaña de libras, superando con creces el monto de todo lo que había consumido aquella madrugada. Su experiencia con el sistema bancario y las divisas muggles le permitía manejarse con mucha más facilidad que el resto de los magos y brujas a quienes habían obligado a adoptar un modo de vida no mágico para sobrevivir en el anonimato. Su prodigiosa mente conocía de memoria las monedas de cada país y su correspondiente conversión. Conocía también, por supuesto, el efecto que el dinero tenía en las personas. Sonrió complacida al notar los indicios de alegría reprimida en el rostro del cantinero por ver tamaña cantidad de billetes y con un simple ademán le indicó que se quedara con el vuelto. Pese a que los cuantiosos fondos que guardaba en el banco Gringotts se encontraban congelados aún conservaba una considerable riqueza propia de la gente de su casta. La Médici dio media vuelta y atravesó airosa el pasillo que llevaba directo hacia la salida del bar. Las voces de los últimos clientes que aún permanecían en el lugar se extinguieron bruscamente en el instante en que la puerta se cerró tras su paso, produciendo un chirrido que quedó camuflado entre el ruido producido por la carrocería de los automóviles que circulaban por la calle con un flujo pausado y tranquilo. La luz de la mañana todo lo cubría, reflejándose en los aparadores de los negocios de moda cuyos maniquíes vestidos con atuendos que anunciaban el verano observaban con sus frías maridas a aquellos que pasaban por delante. Se respiraba normalidad, algo que había sido añorado por la ciudadanía toda luego de una ya finiquitada guerra que había tenido al centro de Londres como su escenario más crudo y cruel. Había algo reconfortante en la tranquilidad de la atmósfera que confrontaba abiertamente con los pensamientos que atravesaban la mente de la mujer en aquel instante. Lucrezia colocó sus manos en los bolsillos de su sobretodo borgoña, guareciéndolas del frío húmedo de la media mañana, y acomodó los mechones de su negro cabello que se resistían a respetar la perfección de su peinado. La aristócrata partió hacia la derecha, avezada conocedora de los alrededores de aquel bar que había frecuentado en las noches pasadas. La falta de peatones transitando la calle sentenció aquel instante como la ocasión perfecta para romper con la inefable ley de prohibición de la magia que tanto limitaba su accionar frente a las miradas de terceros. Caminó con tranquilidad para no levantar ningún tipo de sospecha entre los curiosos que, desde la protección de sus automóviles, la observaban allí, sola y sin llamar la atención más que por su innata belleza. La mortífaga esperó cauta a que el semáforo de la esquina diera luz verde para que los coches avanzasen y dejasen de ser un peligro; solo entonces prosiguió con su plan. Se adentró en el callejón más próximo, ubicado entre dos altos edificios de ladrillo que proyectaban una conveniente sombra sobre el angosto pasillo que resultaba perfecta para pasar desapercibida. Una vez se percibió lo suficientemente alejada de la gente extrajo de su bolsillo un objeto que desde su desaparición de Buckingham había llevado consigo siempre pero que no había vuelto a usar pese a la tentación: su espejo comunicador. Lucrezia lo sostuvo con firmeza frente a su rostro, asegurándose que el cristal reflejase el mejor ángulo de sus angulosas facciones. Separó apenas sus carnosos labios pero para su sorpresa las palabras no brotaron de su garganta inmediatamente ¿Era realmente el momento de salir de la clandestinidad, aquello que se había convertido en su forma de vida en las últimas semanas? Su mente formuló un único deseo, tan fuerte y claro que la aturdió como el más chirriante de los sonidos: que del otro lado hubiese una respuesta. - ¿Podemos vernos?
  19. Mackenzie Malfoy: Gran Maestre y Trivium de la Orden de Arqueomagos | Presidenta de la Confederación Internacional de Magos Aaron Black Lestrange: Líder Político. Hades Ragnarok: Director de San Mungo / Especialista En Virus Mágicos, Enfermedades Mágicas En General, Envenenamiento Por Pociones Y Plantas. / Especialista en Pociones.
  20. Bueno, vengo con mis nominaciones. Aaron Black Lestrange: ¿Cómo no voy a votar a mi némesis, a mi antagonista, al que sirvió como hilo conductor de todos mis roles esta primera temporada? La historia que llevamos (y seguiremos haciendo, claro) es, por lejos, una de las que más me ha emocionado en todos mis años en el foro. Tu forma de crear algo tan enorme como la trama de la caída del Estatuto, que atrajo de forma natural a tantas personas, me parece aun increíble. Más increíble me pareció su desarrollo: la manera en la que moviste a tu personaje sin que perdiera la línea de la coherencia, cada discurso, cada frase, cada idea llevada a palabras de forma magistral...te lo dije muchas veces en privado, pero lo admiro. Estuvimos a la altura del otro en todo momento. Cada vez que respondías tenía que abrir el foro para leer, a ver cuanto jugo le podía sacar a tu rol para escribir el mío. Gracias por darme esta oportunidad de desarrollar tanto a mi personaje en el marco de una trama que creaste y gracias por hacerme disfrutar así de un rol después de tanto tiempo. Sagitas E Potter Blue: Sin ti no hubiera hecho la mitad de los roles que hice en el subforo, porque siempre estás ahí para acompañarme en desarrollar ideas y tramas, mientras vamos construyendo la relación de nuestros personajes ¿Además, que es una nominación a mejores roles sin Sagitas? En cada uno de los roles en los que nos cruzamos siempre demostraste esa habilidad única que tanto te envidio de poder incluir a todos con total naturalidad y coherencia. Siempre le das a todo un giro, una vuelta, alimentas el rol con esa forma tan única que tienes de escribir y eso es lo que motiva a tantos usuarios a seguirte. Te lo mereces muchísimo, por saber de qué trata verdaderamente el rol. Feyre Rhiannon Macnair (Cissy de toda la vida): Ugh, que mal que nos encontramos tan tarde en la temporada, pero estoy seguro de que en la segunda temporada podremos rolear mucho más juntes. Amo a tu personaje, amo a tus roles. Siempre te mantuviste activa en varios roles y eso es importante para mantener vivo el subforo. Tu forma de escribir es fenomenal y cuando logro que nuestras tramas se junten, tus roles siempre me dan pie para escribir aun más y hacer todo mucho más tocho. Gracias siempre por tus aportes.
  21. Trama 1: Calles de Londres Trama 2: Robo de Fragmento Desconocido del Libro de Thot. Trama 3: Los Desplazados
  22. Escuchas aquella voz, proveniente de un punto de la morada al cual no había prestado atención, la obligó a dar un respingo que con dificultad logró que no afectara su equilibrio. Sin embargo, fue realmente aquella pronunciación perfecta de su lengua madre lo que logró captar toda su atención. El delicioso italiano endulzó sus oídos como néctar puro, reconfortante de parte de quien sería su educadora. El idioma era quizás uno de los hechos más inconvenientes de su vida, que por aquella época transcurría en Ottery St Catchpole ¡Que inmundo era el inglés, carente de toda la personalidad y presencia que imponía la sacra lengua de Roma! Por eso, con dichas consideraciones, la aristócrata procuraba mantener lazos con muchos de sus connacionales para conservar la costumbre de hablar su propia lengua. Por fin, al rastrear el origen de aquella voz, sus azules ojos se encontraron con la Arcana de la Animagia. La diferencias físicas ente las dos mujeres reunidas bajo aquel techo, que las resguardaba del frío exterior, no podían ser más marcadas: mientras una representaba a la perfección, con su admirable juventud y sus rasgos caucásicos, el modelo de belleza hegemónica europea, la otra hacía gala con irrestricto orgullo de sus facciones esquimales y las notables arrugas que surcaban la piel de su rostro como huellas imborrables de su vasta experiencia de vida. Ese encuentro tenía algo de pintoresco, de especial…como si alguien hubiese seleccionado a dos personas de lugares y épocas radicalmente diferentes para ponerlas a interactuar y registrar los detalles de su intercambio. Aquella idea tenía lógica en su mente. Tal vez desvariaba. - Buongiorno.- replicó, dejando que en su tono de voz fluyera su acento florentino - Vengo de lejos, si ¿Pero es realmente para nosotros, seres mágicos, un inconveniente? Estaré bien con un té, claro. La blonda aristócrata avanzó por la estancia, siguiendo de cerca a la Arcana. Si bien la captativa impronta de Suluk era la que le impedía escudriñar más en los detalles de la sala, su mirada estaba centrada en su vara de cristal con la que golpeaba el suelo con la precisión de un cronómetro. Lucrezia, una acumuladora de conocimientos nata, se había visto sumergida tiempo atrás en una más que provechosa lectura sobre aquellos objetos de gran poder y de limitada, que dejaban a las varitas como simples artefactos arqueológicos en desuso. Por su mente había viajado incluso la inocente idea de “tomarla prestada”, la cual descartó al desconocer por completo los alcances de la magia de la Arcana más allá de lo que el boca a boca se encargaba de instaurar. La observó por unos segundos antes de tomar asiento, preguntándose cuantos otros en búsqueda de desvelar los secretos de aquella habilidad se habían visto incomodados por la presencia de aquel antiquísimo objeto mágico. - Tuve un sueño…un sueño de esos que sabes que no son solo sueños. - relató, perdiéndose unos momento en un punto azaroso del lugar para ahondar en lo profundo de su memoria- Un lugar completamente negro, alejado del tiempo y del espacio. Una serpiente de brillante color turquesa, con sus escamas frías como un glaciar…que me llamaba, que me hablaba. Que quería ser yo y yo quería ser ella. Creo que tiene que ver con algo innato, relacionado con la animagia. Hay registro en mi linaje de gente con dicha habilidad.
  23. Buenos días, vengo a pedir algunas modificaciones: Agregar las certificaciones de los conocimientos a la ficha. - Cambiar el link de la bóveda secundaria: Bóveda N° 78439 - En cronología de cargos, donde dice: - Coordinador de el "Despacho del Ministro". Debe decir: - Coordinador del "Despacho del CMI". - En premios y reconocimientos, agregar: Gala de San Valentin (2020) Mejor pareja de productos. - En otros datos, donde dice: Patronus: Conejo blanco de aspecto tierno y esponjoso, cuyas llamativas orejas tienes pequeñas manchas negras. Debe decir: Patronus: Conejo blanco de aspecto tierno y esponjoso, cuyas llamativas orejas tienes pequeñas manchas de oscuridad. - En otros datos, en la sección de criaturas propias, donde dice: Debe decir: Rigoberto, el gnomo. El Grindylow. Leah, la bowtruckle. Mora, la jobberknoll. Miyuki y Miyabi, la kneazle y su cruza. Frida, la crup. Margaux, la ashwinder. Los Augurey. Felicity, la fwooper. Hermes, el mooncalf bebé. Razz, el hipógrifo favorito de Lucrezia. Arsen, el hipógrifo bebé. Zoella, Jeremy y Matthew, los otros hipógrifos. Eva, el hada. Gara, el escarbato de Gales. Plimpy, la plimpy. Eso, el lobalug. Los Habitantes del Hadiario: doxy, gorro rojo, duendecillo de Cornualles, billywig, imp. Los Habitantes del Aviario: dugbog, bundimun. - En otros datos, agregar: Reflejo en el espejo de Oesed: Al colocarse frente al espejo Lucrezia se ve a sí misma en el salón principal de su mansión, frente a su propio retrato y cursando un embarazo de varias semanas. - En Lucrezia dentro del Marco de Rol Global, donde dice: Debe decir: A partir de la elección de un Ministro de Magia y el estallido de la Guerra Mágica entre Gran Bretaña y Bulgaria, Lucrezia utilizó su expertise en diplomacia y su influencia en la alta política italiana para aliarse con Piero Azzinari, cabeza del gobierno, para sacar partido del contexto bélico en detrimento de la vida de miles de personas. Con el claro objetivo de expandir sus alianzas y darse a conocer a la sociedad inglesa, la aristócrata comenzó a forjar una red de relaciones con sus pares de Ottery: contacta al recién asumido Aaron Black Lestrange para participar de la restauración de una Azkaban venida a menos mediante una financiación a tasa cero mediante el banco Médici, con el fin de filtrar información de gran valor para los gobiernos enemigos; establece una relación de negocios ilegales con los Triviani, formando además lazos de “amistad” con algunos miembros de dicha familia; financia las operaciones clandestinas de Italia en territorio inglés para atentar desde adentro una vez declarada públicamente la guerra; participa también en la búsqueda y resguardo de los fragmentos del libro de Thot a pedido de Piero, en una estrategia de éste último para culpar al ministerio inglés de atentar contra su pueblo mediante ataques terroristas. Previo a la declaración de guerra de Italia, Piero Azzinari reunió en sus oficinas privadas bajo el Vaticano a las más importantes familias italianas residentes en Gran Bretaña para plantear una disyuntiva: fidelidad a Italia o feroz persecución a los traidores. Con Lucrezia presente en el encuentro como su mano derecha, Azzinari propuso a los Triviani un trato: forzar su dimisión o causar su muerte a cambio de cuantiosos beneficios para sus negocios en el mercado negro, carta blanca para realizar actividades ilegales en territorio italiano y la promesa de no anular su nacionalidad. Zoella Triviani, tal vez víctima de la presión ejercida por el ministro, termina por firmar, sellando el destino de su familia. Lucrezia atestiguó todo, sin emitir sus dudas sobre la capacidad de aquella familia de llevar a cabo su misión. Al caer el Estatuto del Secreto y ante el esperable incumplimiento por parte de los Triviani del contrato inquebrantable firmado ante el Ministro italiano, Lucrezia decidió hacer un sacrificio impulsivo: reemplazarlos, comprometiéndose con la firma de un nuevo contrato a llevar a cabo el magnicidio de quien había quebrado la paz entre muggles y magos. Aquel movimiento en el complejo tablero de la guerra se explicaba por su único error: sus sentimientos por Zoella, quién había resultado su sobrina, se habían salido de su control. Acorralada por la posibilidad de la muerte, la última aristócrata decidió valerse de su incipiente amistad con Sagitas Potter Blue para llevar a cabo aquello que podía salvar su vida: asesinar a Aaron Black Lestrange. - En cualidades psicólogicas, donde dice: Debe decir: Lucrezia tuvo desde su inmediata niñez rasgos psicológicos bien definidos y complejos. Educada en las atemporales costumbres y la estricta ideología aristócrata de su familia, la bruja se crió cerrada al estilo de vida moderno del resto de la población mundial. Este tipo de formación, alejada de lo que vivenciaba “la plebe”, provocó que las ideas clasistas que su linaje transmitía de generación en generación se aferraran a su cabeza y moldearan desde pequeña su personalidad. Gracias a su prematura formación diplomática, una herramienta que aprovecha hoy en día, la italiana aprendió a ser pragmática y a pensar y repensar cada una de sus palabras, sus gestos y sus actos. Sus primeras incursiones en las reuniones de las altas familias aristócratas hicieron que adoptara un humor fino y un abierto desprecio hacia lo vulgar e indigno. Aquello que consideraba inferior, como podía ser la servidumbre y una gran mayoría de las personas sin títulos nobiliarios a su nombre, le producía repulsión cuyo origen no ponía a juicio. Lucrezia se convirtió en sus primeros años en el perfecto producto de aquello que su familia quería perpetuar para conservar su status. Más entrando en su adolescencia, fue aligerando sus caracteres psicológicos gracias a una rebeldía típica que nacía de una educación de claustro, donde los límites de su hogar quedaban pequeños. Progresivamente fue formando relaciones con apuestos jóvenes de un escalafón social inferior, a escondidas de su estricto padre, y comenzó desarrollar otros aspectos de su personalidad: Si bien mantenía con ellos una actitud distante y reservada, sin perder sus privilegios de clase, lograba mostrarse divertida e irónica fuera del ámbito formal, aparentando ser una persona medianamente común. Como una consecuencia natural de estos encuentros secretos, Lucrezia comenzó a fortalecer su capacidad de adaptación y su habilidad para imitar comportamientos que le son impropios. Allí nació su talento para la falsedad y el cinismo, dos de sus características más destacables que sus cercanos sufren con frecuencia. Ya en su adultez, los sucesos de su vida la empujaron a formar un espíritu fuerte y luchador, que saca a relucir en situaciones caóticas, y oculta en tiempos de paz. El distanciamiento con su familia hizo crecer su innato individualismo; sus logros personales, independientes de su apellido, forjaron un egocentrismo difícil de quebrar que muchas veces es confundido con puro narcisismo. Tiene una impronta poderosa e imponente, incluso hipnotizante para quien tenga la suerte de admirarla. Cultivó un espíritu tenaz y competitivo, que saca a relucir sin el más mínimo pudor. Es una abanderada del empoderamiento femenino en una lucha personal por sepultar el papel secundario que las mujeres de su familia tuvieron a lo largo de la historia. Su aspecto de joven angelada y tierna, una máscara que muchas veces usa para beneficio propio, se complementa con su ácido humor e incluso cruel de una forma extrañamente natural. Es sumamente inteligente, en parte gracias a una notable memoria alimentada en el pasado por su único divertimento en villa Médici: los libros. La búsqueda constante del conocimiento es prioridad para Lucrezia, considerando éste el único camino para llegar a la sabiduría y asegurar su éxito. Usuaria de una mente analítica por demás, a Lucrezia le gusta verse a si misma como una intelectual. - Desde ya, muchas gracias!
  24. ¿Cómo atentaría contra la familia de quién ahora descubría que era su sobrina? ¿Cómo enfrentaría a los Triviani cuando estos inevitablemente defendieran a Aaron, sabiendo que Zoella iba a estar en el medio? Había pasado por alto esa variable en el plan que había trazado para finiquitar el trato con Piero ¿¡Es que quién lo hubiera imaginado!? Maldijo la lujuria desatada de su hermano, esa necesidad imperiosa de cubrir su propia insatisfacción e incapacidad para llevar el apellido con mujeres. Por primera vez en su vida, yendo en contra de la compasión que sentía por su figura, la aristócrata no culpó a sus padres por desheredarlo. Sin duda se lo merecía. Desprestigiar el legado familiar y el buen nombre de los Médici al mezclar su sangre con la de una de las estirpes más insurrectas de Italia era un error imperdonable. Sin embargo, el linaje era el linaje. - Bienvenida a la familia Médici, supongo…No existen registros de nuestra genealogía mezclándose ¡Felicidades! - exclamó, embriagando el tono de su voz con una irónica alegría - Eres la primera. Al ver que Zoella dejaba a un lado la misiva, la blonda italiana extendió su mano para tenerla nuevamente en su poder: aquella carta pasaba ahora a ser un documento histórico para adicionar al elaborado registro que los Médici llevaban desde su era dorada para cuidar y trazar con lujo de detalle cada rama y bifurcación del árbol genealógico, incluso aquellas que resultaban incómodas de reconocer; a ningún miembro de la familia, aun aquellos desheredados o exiliados, se les negaba el reconocimiento de su existencia. Dobló el pergamino con delicadeza y elevó su rostro para encontrarse nuevamente con la mirada de Zoella. Los ojos de la aristócrata, de un azul cristalino y profundo, volvían a reflejar el rugido del mar. Su instinto le dictaba con claridad la necesidad de recuperar su fiero carácter ante aquella situación. - ¿Qué debes buscar conmigo? Supongo que pensó que necesitabas que te acogiera, tal vez dudaba de la capacidad de los Triviani de darte un ambiente seguro ¿Podemos culparlo? Creo que no. Tal vez quería que aprendieras algo de tus raíces. La carta no está fechada, así que tal vez su llegada se retrasó, dado que no tiene sentido que la recibieras ahora. Antes de proseguir, la bruja se giró para quedar nuevamente frente al cálido fuego de la chimenea, cuya llama parecía intensificada por la tensión que aun viciaba la atmósfera. El cambio en las emociones de ambas, aquel paso súbito del deseo a la confusión, había sido tan radical que le resultaba imposible, al menos a ella, interpretar lo que realmente sentía más allá de una absoluta desaprobación hacia su hermano. La aristócrata, decidida a ahogar todos los insultos que su cabeza elaboraba como una poderosa maquinaria muggle, solo rompió su erguida postura para tomar la copa de vino que Passepartout le había extendido al interpretar por experiencia los pensamientos reprimidos por su ama. Bebió un sorbo pequeño de aquel delicioso líquido añejo que apenas sirvió para humedecer sus labios y aliviar el cosquilleo de una garganta que se encontraba sobrepasada por todas las palabras que evitaba pronunciar. - ¿Por qué Candela habría de darle un hijo a un Médici? Candela seguramente no sabía el apellido del hombre con quien se acostó. Tiene casi un padre por hijo, no me sorprende. Seguramente, conociéndola como lo hago, estaba borracha en el momento ¡Oh! Ninguna es Ernesto. Habrá alguna foto en la biblioteca, en los álbumes familiares. No. Se negaba a profundizar mucho más en toda esa maraña de dudas en franca expansión que naturalmente habían surgido en la mente de su sobrina, no en ese momento donde la confusión aun desordenaba y enturbiaba sus ideas. Necesitaba dejar a la razón ir y que las emociones se volvieran las monarcas de su ser, quienes tomaran el control de su cuerpo y su mente. Se dejó llevar, completamente entregada a sus instintos más carnales. La blonda italiana abandonó una vez más su lugar junto al fuego y se colocó detrás de la Triviani para sentir el roce de cada recoveco de su cuerpo. Deslizó su mano por su abdomen, descendiendo lentamente para percibir el calor que emanaba su piel. Sus carnosos labios quedaron apenas a unos centímetros del oído de Zoella, apenas rozando las finas fibras de su peluca. Lucrezia soltó cada palabra con una cadencia estimulante, de esas que erizan la piel. -¿Estás segura de querer hablar de esto ahora?

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.