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Felias Snape Triviani

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Mensajes publicados por Felias Snape Triviani

  1. http://i680.photobucket.com/albums/vv161/Felias/2zzXE.png

     

    Nombre: Agatone Lestrange
    Edad: 24
    Nacionalidad: Inglés
    Raza: Vampiro
    Personaje principal al que está asociado: Felias Snape Triviani
    Relación con el personaje principal: Víctima de un abuso de Felias Snape, quien causó su vampirisimo.
    Aspecto Físico: Es un joven de una altura considerable (casi metro ochenta), aunque este no es su rasgo característico. Lo que bien podría notarse a simple vista es, precisamente, sus ojos, una heterocromía de naturaleza extraña; el derecho es de un color naranja con rendijas negras enmarca una naturaleza única en el mundo mágico, unos genes de los cuales el mismo Agy poco conoce. El ojo izquierdo, por otra parte, es simplemente de un fuerte color miel, casi como el oro. Su cabello es de un rubio intenso, tanto que a veces se confunde con plateado. Lo lleva rapado en la nuca y un poco más largo en la parte superior. A parte de su curvilínea nariz y la pálida piel, no hay rasgos notables que se deban detallar. Bajando por su cuerpo, la única marca que posee desde que tiene uso de razón es, sin duda alguna, el tatuaje de una runespoor en su espalda.

    Cualidades Psicológicas: Siempre se ha destacado por su inteligencia, capacidad de cálculo, resolución de problemas y pensamientos fríos. Desde pequeño fue un joven meditador, algo que le llevó a pensar de dónde había sacado tales prácticas siendo su padre adoptivo nada semejante a él. De todas formas, siempre creyó que le faltaba algo a su personalidad. Siempre tuvo la necesidad de buscar los orígenes de su vida, su ascendencia, algo que a pesar de su inteligencia le costaba descubrir. Es compasivo, amable; ama a los seres vivientes y, aún así, nunca dejaría que nada se le cruce en su camino para completar sus objetivos. Cambió radicalmente al convertirse en vampiro por causa de Felias Snape; hoy en día a pesar de su seguridad como mago, suele encontrarse en momentos debilidad embargados por el terror, la angustia y la depresión.

     

    Historia: Agatone siempre supo que no conocía la total verdad sobre su vida. Desde pequeño fue el hijo único de su adoptivo padre; el mimado, el consentido, el niño que tenía todo lo que quería, y más. Pero no era suficiente, le faltaba algo. Y no por caprichoso o avaro dado que siempre se sintió a gusto con lo recibido. Pero sabía que ser adoptado no era algo que simplemente hubiera sucedido por casualidad; había una historia detrás que nadie quería querer contarle.

    Desde que tiene uso de razón, posee ese extraño tatuaje de una runespoor en su espalda, una marca de nacimiento (o al menos desde pequeño) que siempre le cautivó. Sabía que tenía un significado intrínseco y demasiado importante para él, un significado que lamentablemente desconocía.

    Pero de a poco, se acercaba su cumpleaños número diecisiete, un momento en que la mayoría de edad le permitiría poder buscar con libertad el verdadero paradero de su ser, la verdadera procedencia de Agatone Lestrange. Porque el saber que sus padres habían sido fieles servidores al Señor Tenebroso, no eran datos de mucha ayuda. ¿Quién había sido en realidad Bellatrix Lestrange, o, mejor dicho, Bellatrix Black? ¿De dónde provenía el clan de los Lestrange, con su padre Rodolphus? ¿Qué significado tenía el misterioso tatuaje de su espalda? Esas y muchas más, eran preguntas que para él tenían importancia, y que aún hoy en día no tenían respuesta.

    Pero si había una cosa de la que estaba completamente seguro, y era que él no era hijo único.

    A todo esto, se le debería sumar el hecho de que hacia tan solo dos años, Agatone sufrió el ataque de un vampiro quien, no permitiéndole acercarse a los brazos de la muerte, llenó de veneno maldito las venas del joven convirtiéndolo desde ese momento y para siempre, en una bestia: un vampiro. Esto llevó a Agatone a recluirse durante meses para aprender a controlar su sed, algo que al principio había sido tan difícil como pedirle a un alcohólico que se resistiese a beber teniendo cientos de botellas frente a él. Había creído encontrar el control en la reclusión y aislamiento que él mismo se habí autoimpuesto pero se dio cuenta que comenzó un proceso completamente nuevo de dolor y desesperación cuando volvió a mesclarse entre magos y brujas, teniendo la imperosa necesidad de controlar su sed que sucumbía a los inmundos deseos de su ponzoña interior.

    Otros datos:

    • Hace pocos días en la actualidad y luego de salir de su reclusión, sufrió una decaída por el proceso incompleto de conversión en vampiro que, acrecentado por la magia en él, provocó dolorosos síntomas, visiones, vómitos de veneno fermentado y un claro incremento en sus deseos de asesinato, emociones que siempre intentó y sigue intentando reprimir.
    • Su varita es de Cedro, núcleo combinado con un pelo de cola de aethonan y un pelo de veela; mide 28cm y altamente flexible a la vista.
    • Su patronus es un aethonan.
    • Inconscientemente sufre del Síndrome de Estocolmo.
    • Son trillizos con su hermano Lysander Lestrange y su hermana Tara Lestrange. Aún no les conoce.

    Condiciones de utilización: No es un personaje compartido.

  2. Había intentado evitarlo, no tener que recurrir a aquel último recurso por temor a expresar más de lo debido, pero durante las últimas horas se había incrementado con creces y temía no poder controlarlo. El jóven neófito se escondió detrás de un árbol a un lado de la imponente edificación que se erigía frente a él. Miró con recelo a ambos lados de la mansión, preguntándose una vez más si estaba haciendo lo correcto. Cruzó sus brazos con fuerza sobre el cuero marrón de su pecho y avanzó en silencio, intentando mantener un ritmo constante, ignorando el dolor que crecía en su garganta y transformaba la necesidad en hálito de vida.

    Nunca hubiese creído tener la necesidad de buscar ayuda, pero había sido más tiempo humano que vampiro y aún le atemorizaba liberar su fuerza interior y dejarse llevar, arrastrado por el deseo de resquebrajar, el contacto colmillo sobre cálida piel, garras sobre músculo y sangre en su mentón. El hombre que lo había llevado a aquella situación luego de haberlo convertido en un monstruo había desaprecido años atrás, y solo le había dejado el contacto de una mujer si las cosas se salían de control... Control. ¿Qué era el control? Para él, un vampiro que llevaba solo unos pocos años como depredador y escondido de los mortales humanos para evitar "accidentes", perder el control significaba una sola cosa: asesinato. Quizás no era lo que un vampiro de verdad consideraba control.

    Sus orbes bicolores habían comenzado a percibir lo que lo rodeaba en diferentes tonos de rojo, como si cada objeto y ser viviente de Ottery St. Catchpole le recordara aun más la sed que crecía en su interior, la necesidad de sangre que había podido aplacar viviendo escondido y que, al salir a la luz, no fue menos que un bombardadeo de emociones humanas olvidades hacia años mescladas con sentimientos nuevos a los cuales con cada minuto que pasaba, más difícil se le hacía enfrentar.

    Al llegar a la herrumbrada verja negra se dio cuenta cuánto le costó; se llevó una mano nerviosa al rubio y platinado cabello para acomodarlo hacia atrás pero tuvo que sujetarse fuertemente la garganta para evitar emitir un rugido de rabia. Alzó la vista y no puedo ver más que piedra del otro lado de la verja, a lo lejos, mostrándole el camino que aún faltaba por transitar.

    -Maldición- rugió por lo bajo cuando la dulce pestilencia de sangre borboteante por frescas venas le llegó desde la distancia. Se preguntó si sería buena idea seguir allí suplicando ayuda para evitar convertirse en lo que más odiaba, lugar donde precisamente se encontraban las criaturas que por siglos sirvieron de alimento a sus antepasados: humanos. Sabía que allí estaban, los sentía; la calidez de sus pieles, los corazones palpitando con embriaguez, los pulmones exalando alientos de vida que él, el pequeño Lestrange, tanto ansioso tomar.

    -Diga su nombre y cuál es el motivo de la visita-

    Se sorpredió al escuchar esas frías palabras porque había creído estar solo. Pero no era un ser viviente, eran dos estatuas guerreras que había cobrado vida y le impedían el paso por la puerta. Podría intentar derribarlas, pero no era el mejor mago de Ottery ni mucho menos y lo más probable es que fuese magia antigua y poderoso lo que imbuía aquella piedra parlante.

    -Haughton... Busco a una tal Mó-Mónica Haughton- exaló con pesadumbre, pesadez, intentando ignorar las emociones contradictorias que crecían en su interior. Se arrodilló en el suelo de hierba intentando concentrarse en la pequeña brisa que le traía el aromo de los árboles de la residencia.

    Un escalofrío irritante corría por sus venas. Un ansia de venganza, de poder. Su miedo cambiaba de forma convirtiéndose en adrenalina, en algo amargo pero placentero. Apretó los dientes y su mandibula se torció. La sed de matanza ahora era necesidad, y el anhelo de venganza en un respiro prioritario. La tregua insoportable de la abstinencia manaba por sus arterias como lejía ardente tensando sus músculos y multiplicando su deseo en mil. Cerró los ojos y comenzó a visualizar rayos refulgentes de colores oscuros como la misma muerte que lo cegaron, impidiéndole así, obedecer el anhelo de matar otra vez.

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  3. Libros de Hechizos

    Nombre: Libro del Aprendiz del Brujo
    Descripción: Tarjeta
    Nivel: 1
    Precio pagado: 1000 G
    Puntos obtenidos: --
    Fecha de compra: 11.02.2017
    Link a la certificación: enlace
    Habilitado para su uso: Sí

     

    Nombre: Libro de la Fortaleza

    Descripción: Tarjeta
    Nivel: 5
    Precio pagado: 5000 G
    Puntos obtenidos: --
    Fecha de compra: 13.02.2017
    Link a la certificación: enlace
    Habilitado para su uso: Sí

     

    En situación transitoria y sin poder hacer uso del libro:

    Nombre: Libro de la Sangre

    Descripción: Tarjeta
    Nivel: 7
    Precio pagado: 7000 G
    Puntos obtenidos: --
    Fecha de compra: 05.04.2017
    Link a la certificación:
    enlace
    Habilitado para su uso: No

  4. Criaturas Mágicas

    Nombre producto: Puma
    Descripción: Régimen Transitorio
    Categoría: X
    Precio pagado: 250
    Puntos obtenidos: 10
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Osito Mediador
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: X
    Precio pagado: 450
    Puntos obtenidos: 10
    Fecha de compra: 13.03.2012
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Osito Mediador
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: X
    Precio pagado: 450
    Puntos obtenidos: 10
    Fecha de compra: 13.03.2012
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    Criaturas en la Reserva:

     

    Nombre producto: Aethonans
    Descripción: Régimen Transitorio
    Categoría: XX
    Precio pagado: 750
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Aethonans
    Descripción: Régimen Transitorio
    Categoría: XX
    Precio pagado: 750
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Aethonans
    Descripción: Régimen Transitorio
    Categoría: XX
    Precio pagado: 750
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Aethonans
    Descripción: Régimen Transitorio
    Categoría: XX
    Precio pagado: 750
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Porlock
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: XX
    Precio pagado: 850
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 14.03.2011
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Porlock
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: XX
    Precio pagado: 850
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 14.03.2011
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    Nombre producto: Jobberknoll
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: XX
    Precio pagado: 780
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 14.03.2011
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    Nombre producto: Ghoul
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: XX
    Precio pagado: 530
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 14.03.2011
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    Total puntos en criaturas: 190

  5. Pociones Mágicas

    Nombre producto: Poción Reabastecedora de Sangre
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1200
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 10.03.2011
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    Nombre producto: Zumo de Mandrágora
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 5200
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 10.03.2011
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    Nombre producto: Poción Olvidamores
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1410
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 13.03.2012
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    Nombre producto: Poción Olvidamores
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1410
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 13.03.2012
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    Nombre producto: Poción de la Seducción
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1280
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 13.03.2012
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Poción de la Seducción
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1280
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 13.03.2012
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Felix Felicis
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 9320
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 12.02.2017
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    Nombre producto: Amortentia
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 8550
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 12.02.2017
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    Nombre producto: Elixir de la Vida
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 9500
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 12.02.2017
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    Nombre producto: Esencia de Díctamo
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 2000
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 13.02.2017
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    Nombre producto: Poción Herbovitalizante
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: 1000
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 13.02.2017
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    Nombre producto: Poción Incorpórea
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAA
    Precio pagado: 4000
    Puntos obtenidos: 80
    Fecha de compra: 16.02.2017
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    Nombre producto: Felix Felicis
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 9320
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 16.02.2017
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    Total puntos en pociones: 1140

  6. Objetos Mágicos

    Nombre producto: Varita Mágica
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: Gratuita
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
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    Nombre producto: Reloj Mágico Familiar
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: Régimen Transitorio
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
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    Nombre producto: Bowtlé Dorado
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: Régimen Transitorio
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Espada
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: Régimen Transitorio
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 23.11.2010
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    Nombre producto: Alfombra L. Ville
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: A
    Precio pagado: 450
    Puntos obtenidos: 10
    Fecha de compra: 29.07.2011
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    Nombre producto: Lavado Especializado
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAA
    Precio pagado: 1100
    Puntos obtenidos: 40
    Fecha de compra: 29.07.2011
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    Nombre producto: Armario Evanescente
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AAAAA
    Precio pagado: 62000
    Puntos obtenidos: 160
    Fecha de compra: 24.08.2012
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Saeta de Fuego
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: AA
    Precio pagado: 1000
    Puntos obtenidos: 20
    Fecha de compra: 16.02.2017
    Link a la certificación: enlace

     

    Nombre producto: Monedero de piel de Moke
    Descripción: Tarjeta
    Categoría: A
    Precio pagado: 500
    Puntos obtenidos: 10
    Fecha de compra: 11.03.2017
    Link a la certificación: enlace

     

    Total puntos en objetos: 320

  7. Indice de Bienes

    Objetos Mágicos:

    Objeto: Varita Mágica
    Clasificación: AA
    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Reloj Mágico Familiar

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Bowtlé Dorado

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Espada

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Alfombra L. Ville

    Clasificación: A

    Puntos de Poder: 10

    Objeto: Lavado Especializado

    Clasificación: AAA

    Puntos de Poder: 40

     

    Objeto: Armario Evanescente

    Clasificación: AAAAA

    Puntos de Poder: 160

     

    Objeto: Saeta de Fuego

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Monedero de piel de Moke

    Clasificación: A

    Puntos de Poder: 10

     

    Pociones Mágicas:

    Objeto: Poción Reabastecedora de Sangre

    Clasificación: AAA

    Puntos de Poder: 40

     

    Objeto: Zumo de Mandrágora

    Clasificación: AAAAA

    Puntos de Poder: 160

     

    Objeto: Poción Olvidamores (2)
    Clasificación: AAA
    Puntos de Poder: 40 x 2 = 80

     

    Objeto: Poción de la Seducción (2)

    Clasificación: AAA

    Puntos de Poder: 40 x 2 = 80

     

    Objeto: Felix Felicis (2)

    Clasificación: AAAAA

    Puntos de Poder: 160 x 2 = 320

     

    Objeto: Amortentia

    Clasificación: AAAAA

    Puntos de Poder: 160

     

    Objeto: Elixir de la Vida

    Clasificación: AAAAA

    Puntos de Poder: 160

     

    Objeto: Esencia de Díctamo

    Clasificación: AAA

    Puntos de Poder: 40

     

    Objeto: Poción Herbovitalizante

    Clasificación: AA

    Puntos de Poder: 20

     

    Objeto: Poción Incorpórea

    Clasificación: AAAA

    Puntos de Poder: 80

    Criaturas Mágicas:

    Criatura: Puma
    Categoría: X
    Puntos de Poder: 10

     

    Criatura: Osito Mediador (2)

    Categoría: X

    Puntos de Poder: 10 x 2 = 20

    Criaturas en la Reserva:


    Criatura: Aethonans (4)
    Categoría: XX
    Puntos de Poder: 20 x 4 = 80

     

    Criatura: Porlock (2)

    Categoría: XX

    Puntos de Poder: 20 x 2 = 40

     

    Criatura: Jobberknoll

    Categoría: XX

    Puntos de Poder: 20

     

    Criatura: Ghoul

    Categoría: XX

    Puntos de Poder: 20

    Libros de Hechizos:

    Libro: Libro del Aprendiz del Brujo
    Nivel: 1

     

    Libro: Libro de la Fortaleza

    Nivel: 5

     

    En situación transitoria y sin poder hacer uso del libro:

    Libro: Libro de la Sangre

    Nivel: 7

    Poderes de Criaturas:


    Tipo de Poder:

    Consumibles en Batallas:

    Nombre: Poción Curativa
    Categoría: AAAAA

  8. Bóveda Trastero de Agatone Lestrange

    heredara de Felias Snape Triviani

     

    No era la primera vez que se cuestionada el estado de aquella llave de circonio que, a pesar de sus características naturales anti-corrosivas, esta se negaba a permanecer impoluta y cedía a la aborrecible necesidad de impurezas. No recordaba una época en la que la herrumbre no haya sido parte de la misma, protegiéndola ante miradas cautelosas, codiciosas, hipócritas y mezquinas. Y ahora, después de tanto tiempo, le parecía un objeto único y que si fuese de otra forma aquella llave no tendría el mismo valor ni poder. Quizás su misticismo y vigor eran parte de esa misma inmundicia antinatural que la seguía carcomiendo con el tiempo, una magia protectora en aspecto decaído por el tiempo e imposible de borrar. Quien sabía.

    Sí sabía lo que representaba; era el legado que había pasado por muchas manos, dueños y nombres, protegiendo un secreto diífcil de recordar e imposible de olvidar para quienes obtuviesen la delicada tarea de pertenecerle. Su dueño anterior, un milenario vampiro perteneciente a la familia Snape había cedido de sus encantos y trasmitido todo su poder al aprendiz que, sin creer ser merecedor de dicha dote, recibió algo mucho más poderoso y trascendental que cientos de vidas juntas.

    La primera vez que se había acercado al Banco Gringotts había sido una de las veces en la que más nervioso e inseguro se había sentido. Hacía poco tiempo de su transformación a vampiro y tan brusco había sido el cambio que los remanentes de emociones humanas aún golpeaban furiosas sus ya fortalecidas venas, luchando contra la necesidad natural de ser olvidadas. Y por eso, para evitar posibles inconvenientes desfavorables y habiendo previsto demasiados desenlaces, Philippos había dado la orden que el duende Sluha acompañara al joven y neófito vampiro. Claro, mientras Sluha fuese aún, un ser viviente.

    Fuese o no actual empleado de Gringotts, Sluha había sido elegido por el mismísimo Snape como conocedor de los secretos de aquella bóveda con el único fin de que sus secretos no mueran con él, llegado el caso. Parte de la magia que protegía la bóveda se encontraba en la llave, parte en el encantamiento fidelio cuyo Guardián del Secreto no mencionaré en este apartado pero que tanto Sluha como Agatone Lestrange, el actual poseedor de aquella llave, conocían. Y por último pero no menos immportante, aquel objeto estaba imbuido de encantamientos antiguos creados por el mismísimo constructor original de aquel recinto.

    -Es simple, señor Lestrange- había dicho el duende luego de una corta presentación. -Las posibles consecuencias en caso de pronunciar mal el contra-hechizo ya han sido previstas por el señor Snape. Y al día de hoy, las posibilidades de fracaso son mínimas.-

    Pero no era tan fácil hacerlo como decirlo, pero tenía que intentarlo. Aquella era la primera vez que él entraría en la bóveda y como nuevo dueño era de primordial importancia que realizara el siguiente encantamiento en la serie de protecciones, dando así paso al legado y usanza de la bóveda: cada nuevo dueño pondrá una nueva protección. Agatone sería responsable de agregar una octava protección y se aseguraría que sea infalible.

    El joven rubio pasó su mano por el cabello una última vez e introdujo la llave en un hueco sobre piedra ubicado apenas por debajo del vestíbulo de Gringotts. Un suave chasquido de piedra sobre metal había interrumpido el lúgubre silencio subterráneo, seguido de una luz que remarcó una puerta antes inexistente. El duende apoyó su mano en la puerta y dibujó unos trazos con los dedos, runas quizás, las cuales brillaron débilmente antes de desaparecer y con ellas la puerta.

    -Mi protección- había dicho el duende al finalizar, dando a entender que parte de la magia que a ellos les era permitido había sido volcada muchos años atrás en aquel muro. -El señor Snape me entregó la llave con la orden de detallarle a usted todo lo necesario, y para ello se vio en la necesidad de entregarme todos los secretos-.

    Los siguientes minutos fueron díciles para ambos; Agatone por ser un novato en ese tipo de magia arcana, antigua y poderosa; para Sluha por tener el labor de enseñar tales cosas y asegurándose que su interlocutor no cometiera un solo desliz. No tenían margen de error. Las protecciones eran de lo más variadas simples las primeras seis en comparación a la última que había sido instaurada por el señor Snape.

    Luego de cruzar el pasillo y llegar a la última instancia ambos quedaron ciegos o al menos sin poder ver mas que densa oscuridad; sordos, o quizás el silencio era más ensordecedor que cualquier otro sonido imcapacitando la habilidad natural, humana y tan conocida como la de percibir sonidos; mudos, o tal véz era un simple encantamiento para retorcer las lenguas y que no pudieran hablar. Tal vez no era nada de eso y habían sido teletransportados a un habitáculo fuera de este mundo, atemporal, sin gravedad, razón, emociones o sentimientos. Lo cierto es que cuando Agatone comenzó a desesperar, un rayo de luz surgió a su lado y lo rodeó por completo. Era una luz corpórea, vida, cálida que lo tranquilizó y supo que algo había cambiado. De repente la sala comenzó a tomar forma dejando ver un pedestal vacío delente de ellos, un muro de piedra caliza y dorado que se no dejó de extenderse hasta perderse de vista, un suelo plateado que parecía reflejar una luz de luna.

    -¿Qué fue eso?- preguntó el rubio secándose gotas de sudor de la frente.

    -La última protección. No hay nada que se pueda hacer para detenerla o cambiarla, y tampoco sé como funciona. Lo único que sé es aquello por lo que se me ha instruido, y esto es que nadie que no sea dueño actual tiene la postedad de atravesar las tinieblas. No hay salidas, no hay escapatorias ni tiempo para meditarlo. O llegás hasta aquí o...- el pequeño duende perdió la vista meditando cómo continuar aquella frase, hasta que miró al vampiro a los ojos -Nadie sabe qué es lo que puede pasar. Fue creado por la retorcida mente de Snape. Ahora, tu turno. Aquella puerta es la entrada a la bóveda, pero antes debes poner tu propia protección.-

    Agatone ya había estado pensando en ello, era lo que había estado esperando desde que se aventuró en aquella campaña. Alzó su varita de ébano, flexible y con núcleo de pluma de fénix; hizo una pequeña floritura con movimientos circulares mientras pronunciaba el conjuro, el cual se repitiría cada vez que alquien llegara a esa altura de la bóveda, claro, después de pasar las protecciones anteriores.

    Εάν δεν είστε ένας φίλος, κλέφτης, Προσοχή, αυτό δεν θα είναι εύκολο να φύγει..


    La puerta antaño de madera se volvió oscura, su superficie emitió pequeñas llamas verdosas que se tornaron rojizas y luego se apagó. Una pequeña marca en forma de φ quedó grabado, y estaba hecho. Un conjuro simple pero efectivo y rezaba que si no debías estar allí, puedo allí te ibas a quedar... Demasiado tiempo para soportar.

    Luego de entrar a la bóveda cuyo último hechizo los recibió con una suave brisa, la puerta se volvió a cerrar tras ellos. Se encontraban en una gran estancia circulas con escalones alrededor, en los cuales se posaban montones de monedas de oro, plata y bronca que brillaban con las mágicas luces en variopintos colores que sin orden alguna se habían encendido. Había pedestales ubicados por toda la bóveda que sostenían objetos antiquísimos pertenecientes no solo a la familia Snape, sino a las familias de las que él procedía, objetos cuyas historias se encontraban descriptas a lo largo de hojas, escritos y detallados documentos escondidos en lo más recóndito de Ottery Saint Catchpole.

     

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    Perfil de Comprador del MM: 2

  9. Las primeras reacciones de sus interlocutoras habían sido de lo más irrisorias y atrevidas, casualmente el tipo de escenas que quería provocar con el único de fin de sonsacar sonrisas y carcajadas aunque fueran falsas para que de una forma u otra, confiaran en él. El fin justificaría cualquier medio. Aunque quizás esa haya sido la frase de conocidos genocidas, criminales y traficantes. ¡Pero que va! Nadie iba a regalar una sonrisa, y menos èl, gratuitamente.


    La rubia Lovegood había tomado el vial con la Poción para la Afonía y, antes de poder guardarla recibió una amistosa amenaza de la víctima quién,a continuación, se presentó ante el vampírico y acondicionado joven. Su nombre era Ariam y le pareció un nombre oriental. Se preguntó de dónde procedería. Luego se sorprendió con Charlotte le apuntò con su varita y, antes de de poder tomar la suya propia que se encontraba en el bolsillo, una pequeña y cálida luz emanó de la punta hacia su pecho. Nada peligroso ni terrorífico, pero suficientemente extraño como para desconfiar de lo que le habían hecho.


    - Así que eres de confianza, bien bien. - expresó la rubia guardando su varita y acompañado con un pequeño chasquido que notò fue provocado por una diminuta criatura en uno de los bolsillos de la rubia. -¿¡Què me hiciste, mujer¡?- exclamò Agatone. Apenas conocía a aquellas mujeres y no era de buena educación ir apuntando con sus varitas. Revisó rápidomente su cuerpo con su propia varita de ébano y no pudo notar en el primer chequeo ningún tipo de magia extraña.


    Luego de su pregunta sobre el tal Elvio, la joven de tez oscura respondió que no le conocía dado que era nueva en la familia y por lo tanto, tan extraña en aquellos lugares como él, aunque claro, Agatone no era miembro de la familia y sus intenciones no eran para nada buenas. Tampoco malas, a decir verdad.


    -Bien, ¿quieren que juguemos a los naipes para matar el tiempo?- le preguntó la negra.


    -¿Naipes?- devolvió con una ceja levantada. Ahora que escuchaba esa palabra se dio cuenta que había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se había entretenido con naipes... O entretenido en general. -Naipes. Puede ser, señorita, si quiere perder, claro. Aunque el chinchón es juego de abuelas, la escoba es para esclavos. ¿Qué falta? ¿La casita robada?- hizo una pausa y miró a la rubia quien se negó participar de semejantes actividades muggles. Seguramente aquella señorita con corte de cabello estilo parisino provenía de familia aristocrática mágica y cualquier tipo de semejanza con personas no mágicas era aborrecible.


    Mientras se acercaban a los sillones para tomar asientos y comenzar lo que sería una amena tarde el rubio agregó -El único juego en el que estoy dispuesto a participar en ese llamado truco. Y sin jardinera por favor- se sentó en un mullido sillón que le abrazó las asentaderas como esclavo entrenado y finalizó -¿Qué tendrán de tomar aquí?-


  10. La primera imagen que podría haber recurrido de aquella jovencita es que fuera pedante e incluso mal hablada, un rasgo demasiado común en aquellos tiempos pero no pudo estar más equivocado. Fue su primera interlocutora en aquella estancia cuya dulce voz le hice recordar algo, a alguien, un viejo pensamiento, muy antiguo como para sacar a la luz. Pero era un pensamiento cálido, alegre, y eso fue lo que le permitió sonnreir.

    Aunque la sonrisa dio paso a un sonrojo más marcado que el anterior ante el comentario de los ojos salidos de órbita. Se sintió avergonzado y deseó poder controlar sus emociones mejor. A pesar de las características de aquella raza que lo marcaban y de las cuales aún eran totalmente nuevas para él, no podía evitar esos ínfimos rasgos humanos, pequeños pero importantes que lo mantenían a raya entre la locura, el egoismo y la crueldad.

    -Un gusto, señorita Lovegood. - respondió amablemente.

    A pesar de que ambos habían hecho comentarios sobre aquel joven moreno que parecía un david tallado por el mismísimo Da Vinci, este se mantenía callado e impertérrito, quizás esperando el momento adecuado de realizar un comentario oportuno. No así Agatone, quién a pesar de tener inculcados esos vestigios humanos aún recordaba como no serlo.

    -¿Algo para la afonía solicita?- preguntó con una leve mueca, intentando ser amable; no es que no lo fuera pero a pesar de aquellas extrañas personas a quienes acababa de conocer y con quienes no tenia intenciones de entablar relaciones, tenía un objetivo por el que se encontraba allí. Por lo que transformó su gesto en una sonrisa visualmente afectiva y agregó -Tengo lo que quiere-. Su oscura varita de ébajo voló sumisa a su mano izquierda y con un pererozo movimiento de muñeca sobre la palma de la mano derecha, un pequeño vial transperente se erigió con un chasquido. El contenido era verdoso brillante y acogedor.

    -Poción para la Afonia. Solo que no para curar una, sino para provocarla. Invento mio- Sonrió y se lo alcanzó a la señorita Lovegood. -Cualquier tipo de contacto de la piel con este contenido causará una afonía inmediata y de corta duración. - Se pausó y miró a la mujer trigueña para ver como reaccionaba ante semejante crimen y vandalismo hacia su persona. Pero claro, era una broma. O así podrían llegar a creerlo. -Disculpen, ¿conocen a un tal...?- Con su varita hizo un movimiento sobre su mano y apareció un nombre emitido con luz anaranjada y pequeño. -...Elvio Fra-Fraiser Gryffindor? - En ese momento giró su mirada y comprobó que había más gente en la sala. Se preguntó si alguno sería a quien buscaba.

     

    -Si, por supuesto me quedaré. Casi no se puede salir con esta lluvia- finalizó.

  11. Se balanceó nervioso solo unos segundos con sus manos en los bolsillos mientras intentaba identificar los sonidos del interior de la edificación hasta que concluyó había algún tipo de encantamiento para que no se pudieran entender las voces. Resopló mientras recordaba el motivo por el que se encontraba allí y se dio cuenta que no tenía un plan de contingencia en caso de que algo saliera mal y, teniendo en cuenta que se había precipitado en aquella decisión, todo podría salir mal.
    -Si no me abren...- comenzó a maldecir por lo bajo, pero no pudo terminar cuando las puertas se abrieron dejando entrever la imagen más fea que ojos humanos o vampíricos tuvieran la desgracia de ver.
    Era un elfo doméstico, pero parecía que le habían quemado un costado de la cara, la ropa era desagradable y apestaba a inmundicia, un olor agrio mesclado con alimentos horneados y quemados. Agatone siempre lo había pensando: una familia que tuviera elfos domésticos en ese estado no podrían ser considerados magos honorables.
    -Buenos días, Agatone Lestrange- pero antes de poder continuar fue interrumpido por el elfo, que lo sujetó con fuerza de la mano derecha y lo hizo ingresar en la gran estancia.
    El joven comenzó a recorrer la sala con sus bicolores orbes pero se detuvo al ver a los presentes, donde una chica de tez trigueña estaba casualmente presentándose ante un musculoso y atractivo humano mortal que robó demasiadas miradas. Agatone raudo quitó la mirada para no parecer imprudente pero ya se había ruborizado. Aprovechó para mirar a una chica con cabellera al hombro, rubia y de ojos morados quien se sentada sobre una maleta a punto de explotar por su contenido.
    -Bu-buenos días- saludó Agatone intentando mantener la mirada en la señorita rubia y la morocha de anchas espaldas. -¿Alguien pidió... ejem... un experto en Primeros Auxilios y Pociones?- Como quien dice, las mentiras tienen patas cortas, pero tenía que intentarlo. Aflojó su respiración y antes de hacer una pausa, sus ojos se perdieron en aquella figura alta, fornida y morena.

    @@Adam Lockhart @ @AriamAshar016

  12. Con un chasquido su pálida figura se materializó frente a la negra y herrumbrada verja de aquella imponente edificación de la cual apenas tenia memoria, quizás solo unas imágenes difusas y olvidadas hacia ya tiempo atrás que se negaban a retornar. Sentía extraño presentarse en un lugar que había jurado no volver a ver pero los insistentes acechos de mensajes inquietantes y amenazadores no le habían dado mas opción que hacer algo al respecto, temiese las consecuencias o no. Había comenzado a sentirse aterrado frente a las posibles opciones de la identidad de su acechador, pero sería peor no hacer nada al respecto.


    -Allí vamos cabrón- susurró Agatone apretando sus dientes.


    Vestía un ajustado pantalón color arena que relucía al sofocante sol de mediodía y cubría su parte superior con una chaqueta de cuero marrón. No le importaba mostrar partes de su cuerpo a excepción de aquel tatuaje de una serpiente tricefálica que poseía en la espalda y del cual aún hoy desconocía cómo lo había conseguido. A pesar de ser un movimiento en vano intentó acomodar su rubia cabellera hacia atrás el cual no tardó en volver a su lugar. Atavió el cuero ocultando su mentón en el cuello alto mientras cruzaba la verja sin dejar de observar a su alrededor por posibles presencias en las cercanías de Ottery.


    Al cruzar la verja e ignorando la inquietante y horrenda imagen de la aldaba con forma de león, sus pies se detuvieron casi por si solos al vislumbrar la magnánima edificación que se erigía por delante del camino rocoso. Tardó dos largos minutos en volver en si, mirar a los lados y seguir su camino. Mientras caminaba el largo sendero que enmarcaba terrenos con grandes árboles y espacios relucientes de verde, revisó sus bolsillos para chequear que su varita de ébano estuviera en su lugar y, del otro bolsillo, sacó un pequeño aparato muggle modificado con magia para que funcionase en localidades como aquellas. Si no había hecho mal las predicciones tecno-mágicas allí era donde se encontraba la fuente de los mensajes que había estado recibiendo durante las últimas semanas.


    Redujo el paso dado que necesitaría dos minutos más para rastrear el lugar exacto de procedencia y quería guardar aquel artefacto móvil antes de llamar a la puerta. Subió la escalinata que llevaba a las puertas las cuales estaban flanqueada por dos pedestales vacíos donde antaño podrían haberse ubicado estatuas. Alzó un pálido puño y... lo volvió a bajar. Volteose con sigilo y caminó varios metros hasta la primer ventana de la derecha a través de la cual intentó mirar en el interior; la misma estaba cubierta por cortinas. Escuchaba ruidos en el interior pero nada que fuera sospechoso; su móvil emitió un suave pitido y supo que hasta allí había llegado.


    Estaba en el lugar y momento indicado.


    "Toc toc" y el ruido de la madera retumbó en todo el edificio. El joven Lestrange se estremeció pero era resolución mas que miedo lo que invadía su ser. Era hora.


  13. El elfo insistió en que no debería estar allí, por lo que extendió su mano con la nota hacia el mago apostado a su lado y con un silencioso movimiento de sus dedos desapareció. El mago, alto y jovial vestido sencillamente con una chaqueta verde sobre remera blanca, leyó la nota que el elfo le había dejado. Sus palabras aún resonaban en su cabeza, con la dirección de la Casita Snape que a lo lejos reflejaba los rayos matutinos sobre el tejado viejo y roto. Luego de comprobar que la calle estuviese vacía, con pies temblorosos avanzó hacia la casa sobre el empedrado.


    Acomodó su rubio cabello hacia el costado, el cual parecía casi blanco ante los reflejos del sol. Arrugó la nota en su mano y la guardó en la chaqueta, mientras golpeaba la puerta, indeciso.


    Aún no estaba seguro de estar haciendo lo correcto, pero todavía recordaba aquel objeto extraño que había encontrado en la vieja habitación de un Snape, con unas insignias gravadas. Solo sabía que pertenecía al hijo original del linaje, de un tal Severus, nada más. Y el elfo... lo odiada por no querer darle ningún tipo de detalles, pero había hablado lo suficiente para admitir que su amo había sido el mismo dueño de ese objeto, una extraña esfera dorada y del tamaño de un puño, con una hendidura en un lado.


    Y a decir verdad, había oído hablar muchas veces de aquel hombre misterioso y quizás, solo quizás, allí podría encontrar información útil. Todo era valioso a la hora de conocer el paradero de uno mismo, de conocerse de verdad. Ya habían pasado tres largos años desde que había tomado la decisión de conocer mejor su pasado y así afrontar mejor el futuro.


    Pasaron unos minutos y nadie apareció. Las ventanas eran oscuras o estaban tapadas desde el interior por lo que fue en vano intentar mirar por ellas. Agatone comenzó a mover nerviosamente el pie mientras mirada hacia los costados, impaciente. A los lejos se escuchaba el sonido de un río que fluía suavemente y toscamente interrumpido por una fábrica textil que parecía fuera de lugar.


    -Sluha ha olvidado algo- emitió el elfo al aparecer nuevamente ya con su cuerpo inclinado.


    Agatone retrocedió varios pasos por el susto y sintió cómo se le aceleraba el corazón. Llevó una mano a su cabeza y se la sostuvo mientras se quejaba.


    -¡No hagas eso Sluha!- lo reprendió intentando no levantar la voz.


    -Sluha lo siente.- dijo apenado.


    -No importa, ¿qué sucede? ¿te quedarás conmigo?-


    -No, no. Sluha no debería estar aquí- miró varias veces a los lados y luego, con temor, hacia la casa Snape. -Solo le quería decir que... Ekel, la duende que cuidada la fortuna de.... del Señor Snape quiere reunirse con usted a mediodía.- Y sin agregar nada más, volvió a desaparecer.


    Agatone resopló cansinamente, y volvió a golpear la puerta con ansias.

  14. Maldijo por lo bajo nuevamente y suspiró cansinamente; tenía que relajarse para poder lograrlo. De a poquito pero sin pausas su cuerpo se iba hundiendo más, logrando únicamente enaltecerse.

     

    -¡Vamos, Tone!- se dijo a si mismo.

     

    Concetróse en el pedazo de madera y, con un estrépito, su varita salió volando del lodo alzándose en el aire para caer en su mano, la única parte del cuerpo que no estaba hundida en el lodo. A excepción de su cabeza, claro.

     

    Ya había pasado media hora desde que inútilmente cayó de bruces en el lodo de aquel fangoso y desconocido Pantano, el peor lugar que se podría haber elegido para implantar una clase de duelos. Era la segunda a la que Agatone asistía habiendo fracasado en la primera por errores monumentales. Había sido demasiado vergonzoso de su parte recursar la clase, pero estaba decidido a finalizar aquella parte de sus estudios y dedicarse a lo que de verdad quería.

     

    Con la varita en mano se sentía más tranquilo. Le llevó solo dos minutos elevar su cuerpo y poder caminar por un lodo más uniforme y sólido; la varita era la respuesta a todo. El único problema era el horario; el retraso ya era notorio y debía apurarse. Por suerte, solo estaba a unos doscientos metros de donde, en aquel preciso momento, los profesores simulaban un duelo. Se quitó la campera de mezclilla sin mangas y la sostuvo en su mano derecha. Acomodó su cabello rubio tan claro como luz de luna y caminó hacia allí (con la molestia sensación del lodo sobre su cuerpo secándose en cada zancada).

     

    El grupo de estudiantes se había ceñido en círculo alrededor de los tutores quienes, con sus varitas alzadas, simulaban un duelo muy real. Agatone dejó entrever una sonrisa dado que, a pesar de estar recursando, casi morir dentro del lodo y estar cubierto del mismo, amaba los duelos. ¿Por qué pasar un mal rato? Aminoró el paso hacia el grupo pero lo único que logró fue que las fauces rebosantes de baba llegasen más rápido.

     

    -¡Pero qué demonios...!-

     

    Alzó su varita en defensa mientras dado un salto hacia atrás; aquella bestia negra rugió con escándalo mostrando los dientes; Tone se agazapó y esperó el momento indicado.

     

    -¡Wingardum Leviosa!- prorrumpió apuntando al suelo, debajo de la pantera.

     

    Un círculo de tierra húmeda ubicado justo debajo del animal se elevó en el aire, con la pantera en ella. El animal se acurrucó contra el suelo que se elevaba más y más guiado por la varita de Agatone, hasta que este dejó caer su brazo. Durante un segundo la tierra permaneció en el aire, inmóvil, sin fuerza terrestre. Pero de pronto, tierra y carne cayeron por la fuerza de la gravedad y dieron contra la tierra, cuyo estrépito resonó en el pantano, salpicando lodo, agua y sangre.

     

    Agatone se volvió a la clase, con sus prendas cubiertas de todo tipo de inmundicia, y terminó el recorrido.

     

    -Buen día- dijo si emoción alguna. La sonrisa se le había borrado y, sin moverse, fijó sus ojos bicolores en el último hechizo que el tutor lanzaba para crear un escudo y defenderse del ataque de la profesora. -¿De qué perdí?- preguntó mirando a un joven mago ubicado a su derecha. Quien sabe, quizás no fueran tan antisociales.

     

     


     

    ¿Hace falta presentarse? xD Bueno, soy Felias, de 20 años, residente de Buenos Aires - Argentina ;) Amo el rol y por eso estoy aquí :D

    Saludos!

  15. Agatone Lestrange, Oficina de Cuidados Anti-muggles

     

    El movimiento traqueteando del elevador mecía los hielos del vaso que Agatone sostenía entre sus dedos, conteniendo un pocode su bebida, hasta ese momento, preferido: ron de marca Captain Morgan. Le dio un último sorbo dejando que el líquido pasara por su garganta y así, con el alcohol, adormecer su sed tormentosa. Mientras se abrían las puertas del Departamento de Juegos y Deportes Mágicos hizo un movimiento de manos y el vaso desapareció en el aire. Dio un paso hacia adelante y la frescura de la recepción invadió su rostro.

     

    -¡Lestrange!- exclamó una voz con gran ímpetu.

     

    El mentón del vampiro se movió con ligereza creando una suave sonrisa que iluminó su rostro; a pesar de no gustarle aquella mujer, había pasado bastante tiempo como para recordar viejos rencores. Y después de todo, había aprendido que en medio del trabajo siempre era mejor dejar las opiniones personales fuera de la oficina. Había que saber manejarlo.

     

    -¡Ume!- respondió el aludido, intentando marcar con énfasis su tuteo. -Tanto tiempo, ¿cómo has estado?-

     

    Ume no parecía contenta, sino más bien sorprendida. Quizás su insensata y crédula mente creyó que Lestrange nunca volvería al trabajo, cuando Agatone había sido específico al aclarar el tiempo de su ausencia. Aún así, no le importaba los planes que ella tuviera, los cuales se veían, con la llegada del vampiro, totalmente derrumbados.

     

    -Yo... bien, bien. Ha llegado antes de lo esperado.- Agatone sabía que era solo un cumplido, y una muestra de su poco aprecia, pero poco le importaba.

     

    -Ya no importa, estoy aquí para trabajar y con asuntos pendientes. Iré a ver a Snape, que según tengo entendido ocupa la silla de Mirshka.- hizo un ademán y, sin más, de volteó para caminara la puerta de Snape, donde dando tres suaves golpes, esperó la respuesta de ella. ¿Le gustaría el regalo?

  16. Hacía mucho tiempo que el joven no ingresaba en aquel lugar; por suerte eran pocas las cosas que su hermana había necesitado dentro de la arena. La suerte había estado más de su lado que en contra, permitiéndole conseguir diferentes objetos que, eventualmente, le ayudaron a avanzar y seguir vivo. Pero Agatone no quería perder esperanza, y estar seguro que Lysander tendría alimentos todos los días era una de sus metas. Las monedas de oro tintinearon en su bolsillo mientras buscada dentro de aquella gran sala las unidas de alimento.

     

    Había tan pocos participantes y solo vio un mentor salir de aquel lugar y, a pesar de estar encapuchado, creyó reconocerle. ¿No era acaso, el mentor del grupo Black? Apenas pudo tener una visión de su quijada bajó la capa cuando salió del lugar. El Lestrange volvió su rostro y buscó el lugar para conseguir tres packs de comida y dos de agua.

     

    -Espero no tener que volver aquí-

     

    El lugar era hermoso, reluciente; se veía la mano del capitolio. Pero sin duda alguna, Agatone deseaba tener el menor contacto posible por todo lo que tuviera que ver con ellos, incluso su riqueza. Insertó las monedas de oro y los alimentos aparecieron ante él.

     

     

    Nick con Enlace a tu inventario: Agatone Lestrange

    Elemento a comprar o vender: Comida

    Cantidad: 3

    Monedas de Oro totales: 600

     

    Nick con Enlace a tu inventario: Agatone Lestrange

    Elemento a comprar o vender: Agua

    Cantidad: 2

    Monedas de Oro totales: 400

  17. Ume Shindou, recepcionista.

     

    ¡Pero qué tratos! Era sabido que la tal Snape tenía problema, pero ahora Ume los confirmaba. No podía creer que el trato que le había propinado le hubiera alterado; ¡era jefa de una oficina! No podía permitirse sentir así, debía permanecer calmada. Ya pensaba que Snape duraría poco en su puesto. Seguramente Dupont se cansaría de ella. Cuando Oriana Snape salió del vestíbulo, Ume hizo gestos que no haría si supiera cómo se ve, y tomó nuevamente el felétono.

     

    -Bueno, ¿piensas enviarme, maldito mensaje?- le susurró mientras tecleaba varias veces en "Reenviar". Tendría que inventar algún hechizo que contrarrestara el efecto de la magia en artefactos muggles. O, bueno, consultarlo con alguienque supiera del tema.

     

    En ese momento entró una eufórica CariDee en la oficina, llevando un aura de felicidad. ¡Válgame Thor! (y su ascendia de buenos cuerpos). ¿Acaso nadie tenía un mal día como ella? - Buen día CariDee.-

     

    - Ume, ¿te perdiste el resto de los partidos?-

     

    Y si que era molesta; luego de la pelea que había tenido con su marido no había asistido a ningún partido, regalándole las entradas a su prima Ugiberta. Aun recordaba la cantidad de zapatos voladores con dientes que le había lanzado a su marido. ¡Pero se lo tenía merecido!

     

    - No, lamentablemente tuve que regresar al trabajo, ya sabes, algunos si cumplimos.

     

    Con una simple respuseta CariDee se volteó ingresando a su oficina, seguramente para dedicarse a hacer montones de cosas excepto trabajar.

  18. A los pocos minutos ya se encontraban en el aire, extasiado por la brisa sobre su rostro que tanto extrañaba. Los maniquíes tenían todos los encantamientos necesarios para simular un partido de Quidditch, uno real, en donde el árbitro sería Agatone. Ya había arbitrado muchas veces pero aún así debía hacerlo perfecto sin ningún margen de error. Mirshka voló hacia las gradas tomando una posición con buena vista y él, ubicándose en el centro del estadio, apuntó con su varita a la caja de pelotas que se encontraba sobre el césped y esta se abrió. Dos peligrosas Bludgers salieron disparadas hacia el cielo, comenzando a rondar el campo mas sin objetivo alguno. La Snitch dorada se perdió de vista en el instante y la Quaffle saltó hacia las manos del árbitro.

     

    -¿Preparados, jugadores? Capitanes, saludo-

     

    Dos maniquíes se acercaron en un rápido vuelo al centro del estadio debajo de la posición del árbitro; se dieron la mano y tomaron distancia. Ambos eran cazadores. El Lestrange notó que los jugadores tomaban color; un equipo se tornó rojo como la sangre mientras que el otro de un verde árbol, colores complementarios que no serían confundidos en el aire. Los guardianes aguardaban expectantes en el área de los aros mientras delante de ellos se ubicaban los golpeadores, preparados con sus bates a golpear las Bludgers. Por su lado, los buscadores, tenían posiciones elevadas girando sus cabezas constantemente. A pesar de que eran de plástico y sin cerebro, simulaban demasiado bien las actitudes humanas.

     

    -¡Quiero un juego limpio!- Agatone tocó el silbato y lanzó la Quaffle hacia arriba.

     

    El partido dio comienzo y un cazador rojo tomó la pelota bajando en picado, haciendo un rápido pase hacia atrás mientras un compañero suyo tomaba la Quaffle y volaba en dirección a los aros zigzagueando a los cazadores contrarios. Lanzó la pelota antes de tiempo para poder evitar el ataque de una Bludger la cual había sido enviada por el equipo contrario. El guardián tomó la pelota sin dificultad y se la pasó con fuerza a un compañero, quien rápidamente comenzó un vuelo hacia los aros del otro lado del estadio. Pero antes de pasar la mitad del campo, dos cazadores rojos se pusieron a sus lados comenzando a darle codazos hasta que le quitaron la pelota. El silbato sonó con fuerza.

     

    -¡Cobbing del equipo rojo!-

     

    El equipo rojo entregó la pelota y continuó el partido. No parecían querer jugar limpio, sino todo lo contrario, y mucho más el equipo rojo quien a los diez minutos ya iban treinta puntos arriba del verde, en cero. Agatone tuvo que invalidar dos tantos del equipo azul porque los cazadores habían incurrido en Stooging, entrando en el área del guardián cual manada a punto de atacar a su presa. El guardián tuvo que pensar en protegerse él mismo en vez de pensar en la Quaffle.

     

    -¡Stooging! Tanto inválido; comienza el guardián-

     

    Durante los siguientes veinte minutos parecieron calmarse; Agatone se estaba divirtiendo a pesar de la situación de examen en la que se encontraba. Podía sentir los ojos de su jefe en su espalda, pero estaba en su elemento, ¿qué podría salir mal? No era la primera vez ni la última vez que hacía eso, debería ser pan comido. Aunque, siempre habría un jugador de rojo para cagarla. El buscador del equipo azul había parecido visualizar la Snitch, por lo que se había lanzando en picado a toda velocidad con un buscador rojo pisándole los talones, aunque lo que hizo a continuación no fue eso, sino tomar con fuerza el cepillo de su escoba para que no tomara la Snitch; si lo hacían, el equipo rojo perdería.

     

    -¡Blagging! Falta del equipo rojo. Tiro a los aros-

     

    El equipo azul tomó la Quaffle y lanzó a los aros anotando por primera vez. Por momento el Lestrange parecía olvidarse que era solo un examen y miraba aquellos objetos sobre escobas como si fueran reales, después de todo, jugaban demasiado bien. Se preguntó si alguna vez se habrá cometido la falta de encantar un objeto para que juegue un partido. Seguramente, ya estaba todo pensado. El marcador siguió subiendo y no se cometieron más faltas, aunque al Lestrange le hubiera gustado contar como falta la "Defensa de Doble Golpe" que realizaron los golpeadores del equipo azul, golpeándole ambos a la misma Bludger; pero era legal.

     

    Se preguntó cómo seguiría el partido; setenta a treinta ganando los rojos. Estaba seguro que a medida que avanzara el tiempo las faltas se harían más evidentes y debería mirar a todos lados. Por suerte, la tortícolis no era un problema para él. En ese momento, un cazador del rojo había, de alguna misteriosa forma, incendiado el cepillo de un golpeador azul. ¡No se daban por vencidos!

     

     

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    OFF ROL: Es horrible, lo sé -.-'

  19. Ume Shindou, recepcionista.

     

    Levantó el brazo con ímpetu y apuntó al techo de la recepción. No pasaba nada; cambió de posición y apuntó aquel objeto hacia el suelo; nada. Estuvo cambiando las posiciones durante un rato intentando que aquel aparato muggle funcionara pero con sin respuesta satisfactoria. No era bueno que los usara en el Ministerio, pero su esposo le había dado uno para mentenerse comunicados dado que él no utilizaba magia. El problema era que Ume no era la indicada para trabajar con artefactos muggles.

     

    ¿Cómo dijo que se llamaba? Mómil. Móbil. Había tardado demasiado en escribir el mensaje pidiéndole disculpa por la pelea que había tenido aquella mañana, aunque todavía tenía en su mente diferentes imágenes que se creaban de la nada, donde su marido se besaba con otra mujer. ¿Hasta dónde podrían llegar las cosas? Movió nuevamente aquel objeto intentando que enviara el mensaje pero nada ocurría. Seguramente, eran los efectos de la magia. Accidentalmente oprimió un botón el cual emitió un débil "chick" y una luz cegadora que duró milésimas de segundo iluminó aquella sala.

     

    Se dio por vencida cuando la señorita Snape salió de su oficina (luego de bastante tiempo, cabe aclarar) caminando sin rodeos hacia la oficina del director, obteniendo respuesta ninguna. Ume recargó su rostro entre sus manos con cansancio, sabiendo que faltaba mucho para que el día terminara. Tenía antojo de un buen caldo de pollo y en aquel lugar no podría satisfacerlo.

     

    -Señorita Snape- le llamó cansinamente -¡SEÑORA SNAPE!- grito cuando notó que no le escuchaba.

     

    Tenía pocas pulgas y ya no quería tener que soportar a jefes de su calaña; si, como ella. Le miró con repugnancia y le habló desde su lugar de trabajo, el mostrador, sin atinar a moverse.

     

    -El señor Dupont no se encuentra. Está en el Estadio New Trafford para la renovación de la Licencia del joven Lestrange. ¡Ah perdón!- agregó irónicamente -Olvidé que el Director tiene que hacer su trabajo mientras usted descansa, que tonta soy- podría ser despedida por hablar de esa forma pero ya no soportaba a aquella señora.

     

    -Osea, vaya al estadio- aclaró por las dudas, lanzando el felétono contra la reluciente madera y bufó con enojo.

  20. Pepolandia era el lugar con el que había estado soñando; una tierra amplia y repleta de conejos saltarines y felices que correteaban por toda aquella explanada. El problema resultó cuando comenzaron a reproducrise y sobrepoblaron la extensión de masa que se vio cubierta por ellos. El vampiro se despertó sobrecogido; no era bueno que durmiera presionado por una poción, supuestamente, para no soñar, cuando sus ponzoñosas venas creaban ese extraño efecto colateral de tener pesadillas terribles y horrendas.

     

    Por suerte, despejó su mente próntamente con la idea de que realizaría la renovación de su licencia de arbitraje. Se vistió con un pantalón deportivo de color negro y una remera escarlata, a juego según los colores del equipo de Quidditch del cual formó parte durante tanto tiempos: Los Murciélagos de Ballycastle. Una licencia que sí tenía al día y en forma era la de aparición, por lo que no tardó en aparecerse en las afueras del Estadio New Trafford, aquella unidad deportiva que reunía los específicos requisitos para que se jugaban mucho más deportes que el Quidditch.

     

    Cuando ingresó al ya conocido campo de Quidditch, cuya hierba húmeda mostraba unos excelentes cuidados por parte de la Villa Quidditchera (a cargo de la estricta Black y su hermano, Lysander) pudo ver catorcer maniquíes montados en sendas escobas voladores, muñecos que según sabía Agatone, simularían un partido de Quidditch el cual debería ser arbitrado por él. Estaban encantados para realizar desde las jugadas más ordinarias hasta las faltas más despiadas, movimientos que el arbitro no podía perder de vista.

     

    - Buenos días jefe - canturreó con una sonrisa.

     

    Podía ser cualquier día; el más aburrido, el más negativo, un día lleno de malas noticias, pero cuando el quidditch estaba de por medio todo se volvía mejor. Miró primero el loco peinado que traía su jefe quien parecía haber salido de sus aposentados no más de media hora atrás y, luego, pasó la mirada al campo de juego sin dejar de sonreir.

     

    - Mi hermano me comentó lo de los maniquíes; una buena adquisición. ¿Esperamos a Snape o comenzamos ahora? -

     

    Por algún motivo se veía eufórico; sujetó con fuerza su escoba de carreras que había conseguido a buen precio en el Magic Mall y deseó montarse en ella. Lamentablemente, no podía hacerlo sin la señal de Mirshka. Peidó su platinado cabello hacia atrás dejando un largo mechón sobre su frente y suspiró con resignación.

     

    - Una pregunta; ¿tendré que... tengo que pagar los exámenes? - puso cara de perrito mojado para que su jefe le tuviera lástima y pudiera dispensar sus gastos - Quizás... bueno, el departamento podría pagar los costos. Ya sabes, como soy empleado... - pestañeó varias veces. Seguro tenía una basurita en el ojo.

  21. A pesar de que estuvo toda la mañana con el informe para el alquiler del estadio New Trafford, algo que creía poco seguro poder realizar debido a las exigencias de los Servicios Administrativos del Wizengamot, el joven dejó aquella labor y salió de la oficina. No podía postergar la renovación de su licencia de arbitraje si quería seguir portándola. La tenía apenas unos meses y necesitaba completar los exámenes para no solo cumplir con la ley, sino para dar el ejemplo. ¿Qué sucedería si invalidaban su postulación para Jefe de Oficina por no portar licencia vigente? No quería pensarlo.

     

    -Ume...- le llamó desde la puerta de su oficina acercándose con sigilo.

     

    La aludida levantó la cabeza del mostrador donde tenía varios pergaminos de procedencia sospechosa, y miró al vampiro. Parecía haber olvidado lo que había sucedido horas atrás, llevando su impoluto rostro nuevamente maquillado como si nada hubiese ocurrido.

     

    -¿Lestrange?-

     

    -¿Cuándo puedo renovar mi Licencia de Arbitraje?- quiso saber, apoyando sus brazos en la barra de madera que los separaba.

     

    -Tendría que consultarlo con Dupont. La señorita Snape y él serán los encargados de realizar los exámenes. Llene esta planilla - le entregó un pargamino para solicitar la renovación - y Snape o Dupont le avisará-

     

    -Pero... Tengo que hacerlo en una semana; mi portación caduca en una semana y hay partidos de la Copa Cedric que...-

     

    -No hay excusas si usted no puede arbitrar, Lestrange- parecía que la rabia que tenía contenido había vuelto a surgir en la mujer, porque achinó sus ojos achinados, si que se podía más de lo que estaban y le miró con rencor. -Se supone que usted debió hacerlo con tiempo.- Y sin más, se olvidó de Agatone volviendo a su lectura de los pergaminos.

     

    El vampiro volvió a su oficina y se sentó, alegre de que CariDee no estuviera allí. Hacía demasiado no participaba en encuentros de partidos, y necesitaba hacer aquello lo antes posible. ¿Qué diría Mirshka si supiera que había llegado a ese punto? Tomó la varita y comenzó a escribir.

     

     

    http://i680.photobucket.com/albums/vv161/Felias/Logo.png

    Julio, 2012. Londres, Inglaterra.

    Solicitud de Licencia de Árbitro de Quidditch

     

    Nombre completo: Agatone Lestrange

    Bóveda personal: B° 80665

     

    Especifique si es renovación o adquisición de licencia: Renovación

    ¿Pertenece a un equipo oficial de liga? SI [x] NO []

    Indicar Equipo, posición y antigüedad: Murciélagos de Ballycastle --> Cazador --> tres años.

     

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    No estaba seguro si sería correcto incluir la insignia que había obtenido al ser jugador de Quidditch la cual mostraba el nombre del equipo, su posición y el número de jugador, incluyendo un adjetivo que lo calificaba, según sus viejos compañeros de Quidditch, de forma graciosa y simple. ¿Chupasangre? Bah. Cerró el pergamino dentro de un sobre y con un golpecito de su varita lo mandó a volar hacia Dupont. Cuando este salió por la puerta, se puso de pie para buscar el sumario en el que había estado trabajando para el SAW, cansándose el mismo. Al menos deseaba que el estadio fuera utilizado con mayor frecuencia y, de este modo, que su Departamento ganara unos Galleons.

     

    -Veamos. Necesitaré cambiar esa excusa. ¿Para ganar dinero? Imposible; sabemos que el Ministerio se quedará con la mitad de lo ganado- se quejó. Sirvió un gran vaso con Captain Morgan, su ron preferido y tomó asiento. Sería una tarde larga.

  22. -¡Maldición!-

     

    Ingresó a la recepción sobándose la sien y haciendo una mueca de dolor, mientras una inexpresiva Ume le mirada con resignación. Negó con la cabeza varias veces antes de seguir leyendo una revista de decoraciones de interior. Agatone no podía creer que el hombre fuera tan descuidado para llevar esa cantidad de toneles sin ayuda de nadie, algo que podría causar accidentes. Y bien que el golpe que recibió el Lestrange había sido doloroso. Por suerte, en menos de una hora no le quedaría ninguna marca ni evidencia de lo sucedido.

     

    -Buen...día- saludó el joven, dudando que lo fuera.

     

    -Buen día. Tienes trabajo- saludó tan agradablemente aquella mujer oriental, con la misma gracia que siempre. Ninguna.

     

    -¿No es que nunca hay trabajo pendiente?- quiso saber. Según entendía él, su oficina nunca tenía trabajo.

     

    -Al parece si. Tienes que terminar el sumario para el alquiler del Estadio New Trafford como asegurar sus encantamientos y...-

     

    -Las protecciones ya están. CariDee y yo nos hicimos cargo ayer-

     

    Ume pareció enfadarse por dar un trabajo que ya estuviera hecho, por lo que permaneció unos segundos en silencio con el entrecejo fruncido, pasando unos pergaminos de una pila a otra con demasiada furia aparente. Agatone estaba por preguntarle qué le ocurría, cuando notó que no le interesaba saber sus motivos. No le interesaban los problemas de las mujeres.

     

    -¡Me dejó!- gritó de repente, exasperada, con sus labios temblando de dolor y sus ojos brillosos. -¡Mi... marido se fue con ella!- intentó decir sin que se le cortase la voz.

     

    Agatone no sabía donde meterse, aunque supo enseguida donde. ¡Su oficina, claro! Se volteó presuroso alejándose de recepción donde los sollozos comenzaron a hacerse oír. Ingresó a la oficina y aplicó un encantamiento silenciador en ella. Él iba a trabajar, no a escuchar lamentos. Bueno, no los lamentos de ella; si fueran de su jefe quizás él fuera más compasivo.

     

    El día anterior le habían entregado la aceptación cómo árbitro en la Villa Quidditchera, pero para ello debía realizar los exámenes para portar su licencia de árbitros, exámenes que seguramente serían tomados por Mirshka o, en su defecto, la jefa de la oficina de al lado, la Snape. Pero por ahora, debía hacer el informe del estadio y pedir el permiso a los Servicios Administrativos del Wizengamot para dar en alquiler el estadio de Londres. Tomó un pergamino y comenzó a escribir con su varita, esperando que llegara el jefe. ¿Por qué nunca llegaba temprano? O quizás, era el Lestrange quien se caía de la cama todos los días.

  23. Su pedido de capricho fue resuelto al instante, cuando Lysander invocó una Barredora 11 del armario de escobas. No era la mejor, pero era una escoba ordinaria que no podía faltar en ningún hogar de magos. De hecho, él también tenía de esas. Y una Oakshaft de colección. Y una Estrella Fugaz. Vale, eso no importaba ahora. La cogió en el aire y se montó en ella, sintiendo la suave vibración que se creaba dejado de él. ¿Cuánto hacia que no montaba una escoba? Había olvidado aquel delicioso elixir.

     

    Lysander se guardó en un bolsillo la mirada burlona al notar con la facilidad en que Agatone se adaptó al objeto, componiendo su error con varios consejos que Tone aseguró en su mente con facilidad. Nunca había jugado Aingingein, aunque sí había volado entre obstáculos. ¿Acaso los exámenes para la Licencia de Vuelo no estaba basado en ese mismo deporte, colocando obstáculos en el aire que el mago debiera sortear? Claro, no estaban ardiendo, como estos toneles que parecieron notar la presencia de una nueva víctima. Las flamas cubrían parte del poste del cual se sujetaban creando visiones tan armónicas que Tone tardó segundos en comenzar su travesía.

     

    Se olvidó por completo de Lisy y de CariDee, siendo ahora únicamente la escoba y él quienes importaban. Miró el circuito de los toneles el cual comenzaba desde abajo e iban ascendiendo hasta llegar a la altura máxima de un campo de Quidditch; tenía curvas descendentes, giros, ascensos bruscos. Movimientos que Agatone estaba seguro pasaría con facilidad. Le hizo recordar a esos grandes juegos de los parques de diversiones muggles, donde las personas se sentaban en carritos los cuales iban a gran velocidad. Pero claro, esos carritos funcionaban solos. ¿Cuál era su nombre?

     

    Golpeó con fuerza el suelo y se elevó en el aire entrando en un giro raudal en el primer tonel, cuyas llamas lo cubrieron por completo cual bola de fuego negro. Los toneles estaban separados por pocos metros, por lo que un movimiento en falso y sería cenizas. Tomó los consejos de Lisy y bajó su cuerpo para tener una mejor aerodinamia, cuidando sus codos y siempre con la vista en frente. La dom de cuero seguía bajo su brazo izquierdo segura en el agarre, preparada para surcar el aire cuando él quisiera.

     

    Los últimos diez toneles iban en ascenso, la altura máxima que el límite del campo permitía. Agatone se inclinó hacia adelante para tomar velocidad y acomodando la dom en su mano, mientras las llamas de los toneles restantes parecían seguirlo aún después de haberlos cruzado. Al pasar por el anteúltimo, notó que el tonel que hacia de aro no solo intensificó sus llamas, sino que se alejó por si solo unos cincuenta metros como si tuviera vida propia. Fue tan rápido, que Agatone apenas tuvo tiempo para corregir el movimiento de su brazo y lanzar la pelota con el triple de fuerza, lográndolo con éxito. Descendió en picado y volvió a tomar la dom en el aire recordando sus juegos de Quidditch, y levantó una ventisca de tierra cuando golpeó contra ella.

     

    -Mentira- gritó CariDee acercándose con determinación.

     

    -¿Cómo?- quiso saber Agatone, quien no podía sacarse la sonrisa de felicidad que llevaba en el rostro.

     

    -¡Sabías jugar Aingingein! Lo habías negado- se quejó.

     

    Agatone miró divertido a su hermano, y solo tuvo la delicadeza de responder: "Mujeres".

     

    Los toneles dejaron de echar fuego apagándose repentinamente y, para sorpresa de Lestrange, comenzaron a moverse cambiendo sus posiciones y, así, creando un circuito totalmente nuevo.

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