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Gyvraine C. Sullivan

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Todo lo publicado por Gyvraine C. Sullivan

  1. Negó con la cabeza, al ver que sus compañeros ya había estado jugando sin invitarle, pero ya habría tiempo para reprocharles el que la dejaran aburrirse en medio de problemas ministeriales. Buscó entre los enemigos a su primer objetivo y a unos metros de ella lo encontró, Hank. Pero antes de que pudiera siquiera decir algo sintió una luz en los ojos que le robó la visión y aun no se recuperaba del shock de tal ataque, cuando sintió cómo es que era elevada por los aires. - Silencius - susurró, sabiendo dónde estaba situado Hank y evitando que la pudiera atacar. La Malfoy solo alcanzó a escuchar un "sectu..." que se quedó inconcluso, evitando que el rayo siquiera saliera de la varita del fenixiano - Maldita sea - dijo para sí misma, al tiempo que pensaba en un "episkey" que de inmediato le devolviera la visión, estar colgada por el tobillo no era cómodo, pero aun podía atacar desde ahí.
  2. El escozor en su antebrazo izquierdo le hizo dar un salto, interrumpiendo así la lectura de la montaña de pergaminos que tenía dispersos por su escritorio. La Malfoy se tomó todo un segundo para dibujar una sonrisa y soltar un resoplido, pues al fin podía encontrar el pretexto adecuado para dejar su agobiante trabajo e ir a enarbolar su varita y, con suerte, asesinar a alguien. - Justo a tiempo - susurró poniéndose en pie y haciendo que su varita de arce girara entre sus dedos, para que de ésta salieran hilos de oscuridad que envolvieran completamente su cuerpo hasta formar una larga túnica negra, así como su rostro quedaba cubierto tras una máscara completamente blanca de grecas plateadas. Un ultimo vistazo y giró sobre sí misma, desapareciendo de la mansión Malfoy para ir directo hasta donde le habían llamado sus compañeros. No estaba ni siquiera segura de cuánto tiempo es que ya llevaba la batalla, pero tenía la esperanza de no llegar demasiado tarde. - Y bien ¿Qué tenemos aquí? - preguntó a nadie en particular, una vez que había aparecido en el callejón Diagón, frente al Juan Valdez Café y había avanzado los metros necesarios hasta entrar al local. Gyvraine estaba a tan solo ocho metros y medio todos los presentes y sus celestes ojos escudriñaban en busca del enemigo -. No me pueden dejar sin divertirme - se quejó con sus compañeros, poniendo en ristre su varita y esperando a ver quién sería su primer víctima.
  3. Krystal Lang Poción Multijugos - Gyvraine Malfoy Sus ojos marrones había estado fijos en el humeante recipiente que le había dejado Siza sobre cajas apiladas en medio del callejón en el que había decido sería el punto de reunión. Todos os hechizos que podían protegerlas de ser descubiertas habían sido lanzados, así como habían sido preparadas con sumo cuidado las pociones y las vestimentas que usarían apenas se transformaran en las que serían sus víctimas. - Sabes que si nos descubren moriremos en manos de ellas, ¿verdad? - susurró Krystal, sosteniendo el humeante vaso a la altura de sus ojos, mientras un mechón de oscuro cabello caía por su rostro de pálida piel -. Tenemos que medir adecuadamente el tiempo - siguió diciendo la joven, como si repasara para ella misma las instrucciones que tantas veces habían sido enlistadas para desarrollar el plan. - Deja los rodeos de una buena vez y vístete que aun tienes que tomarte la poción - le respondió bruscamente su acompañante, señalando la ropa a su lado, sabiendo que en tenían tan solo unos minutos antes de que llegara Carrie y todo comenzara. Después de tanto planificar, al fin podría ver en curso su más elaborada idea, el robo del siglo. Krystal se vistió en silencio y cerrando los ojos, bebió de un solo trago el contenido plateado y espeso que estaba contenido en el recipiente, sabiendo perfectamente que el hormigueo y el constante temblor en su piel se debía a que la poción estaba surtiendo efecto. Pronto, gracias a un simple cabello castaño, se convertiría en la viva imagen de Gyvraine Malfoy, una de las herederas de la familia del ministro y conocida de la familia Crowley a la que esa noche sería su objetivo. Abrió los ojos y tambaleándose un poco se miró en un espejo roto. Un par de ojos azules le devolvieron la mirada y el gesto de sorpresa que vio era completamente diferente al que ella estaba acostumbrada, pues los delgados labios que formaban una perfecta "O", no eran los suyos, mucho menos lo era la tersa y pálida piel solo más oscura bajo los ojos de un celeste poco común que eran enmarcados en largas pestañas perfectamente rizadas. - Es increíble lo que puede hacer tan solo un cabello - susurró, tocando con largos y finos dedos su ahora rostro. Carraspeó y se irguió por toda la altura de la Malfoy, tratando de imitar el andar de la mortífaga a la que había estado espiando esos últimos días para poder imitar a la perfección sus movimientos - Nada mal - se dijo al mirarse en el reflejo de un ventanal al tiempo que avanzaba hasta donde sabía se encontraba ya Carrie, quien seguramente ya tenía una apariencia completamente diferente a la que le recordaba. Asintió al ver la imagen de Terrace, dando el visto bueno a su apariencia, haciendo que regresara a Krytal la confianza que había perdido al imaginarse a ambas siendo torturadas hasta la muerte o, peor aun, la locura, por las mortífagas a las que habían usurpado su identidad. Dejándose guiar por Carrie y sin decir una palabra más, desaparecieron rumbo a su objetivo: el Castillo Crowley. - Vaya, si que es enorme - susurró Krystal en voz de Gyvraine, olvidando por un momento mantener el porte altivo y despreocupado que solía tener la Malfoy ante cualquier castillo o mansión de Ottery. Bastaron unos segundos para recordar su papel en aquella obra de teatro, el tiempo justo para que la supuesta Caroline llamara a la puerta -. Recuerda tus líneas, no las vayas a olvidar y procuremos no separarnos, me parece que uno de los patriarcas desde hace tiempo la conoce a ella - dijo Krystal a Carrie pronunciando rápidamente y señalándose a sí misma, para referirse a la Mago Oscuro. En cuanto apareciera cualquiera de los patriarcas para atenderlas tendrían que convencerlos de que les permitieran dar un recorrido por los terrenos y así no solo poder hacer el conteo familiar, sino recolectar muchos más datos estadísticos que una inexistente investigación ministerial necesitaba. Lo esencial era encontrar lo más pronto posible las señales de magia que las llevarían hasta el escondite del cuantioso tesoro que las había arrastrado hasta ese plan.
  4. xDDD en verdad te llegó la crisis, pero creo que cobras muy poco u.u propongo que los precios vayan desde 100 G en adelante u.u con eso no te alcanza para nada u_ú xD Yo vengo a ofrecerte mis servicios de administradora de ganancias (?) podemos incluso hacer un calendario por si hay más de un cliente.. ya sabes.. todo un plan de negocios xDD Si nadie viene (que lo dudo xD tienes muchos admiradores) yo te contrato u.u PERO si necesitas más galeones.. como soy tan buena persona, te puedo hacer un préstamo.. con una bajísima tasa de interés.. ya sabes.. tú, yo.. una deuda en galeones de por vida.. no sé... piénsalo xDDDD PD: eso de contratar los servicios es verdad o.ó todo lo demás también xDDDD
  5. - Siempre me cuido - contestó Gyvraine sin mirar aun a Axel, pues apenas unas noches atrás había salido de la comodidad de su cama para responder un llamado de su bando, sin mencionar que unas semanas atrás apenas había salido ilesa de una batalla, pero por muy poco -, son ellos que nunca se cansan de acusar a personas inocentes - siguió defendiéndose, tratando de no apretar los labios, sabiendo perfectamente que poco tenía de inocente. Cuando miró de nuevo al Rexdemort, lo hizo con los ojos entrecerrados ante su explicación, ¡por supuesto! Aquel parche le podría solucionar muchos de los problemas que tenía con la simetría de su maquillaje. Tomó un par de ellos y los revisó, necesitaría más de uno si es que seguía sin lograr que su maquillaje quedara igual en ambos ojos. - Tienes razón en eso, ¿sabes? - dijo probándose uno, justo para el ojo derecho - pero más que ahorrar maquillaje, ahorras tiempo en arreglar cuando uno de los dos no sale idéntico al otro - comentó señalando sus propios ojos, en especial sus pestañas las cuales de un ojos siempre quedaban perfectas mientras el otro... eran un caso especial que intentaba arreglar por horas antes de darse por vencida -. Hay cosas para las que ni la magia es de ayuda - se quejó, manteniendo con ella un par de parches, ya había decidido que compraría primero. El vuelo de a pequeña ave azul le llamó la atención al grado de dejar a un lado lo que parecía un espejo de plata, propio de los sacados del tesoro pirata. El pequeño animalillo era mucho más cautivador que contemplar qué tal iba con ella el parche que ya se había puesto sobre uno de sus ojos, dejándole así media visión, pero la suficiente como para ver como es que el parillo aterrizaba en la cabeza del Rexdemort. - Un gusto en conocerte - le dijo al ave - ¿Te gustan mucho los animales? Parece como si tuvieras muchas mascotas - dijo acercándose con cautela hasta queda justo frente a él y con la mirada fija en Laganja. "Peculiar nombre" pensó la Malfoy con una sonrisa, extendiendo una mano y parándose en la punta de los pies para poder acariciar el plumaje de la pequeña ayudante aun sobre su amo -. No sé, es perturbador tu gusto por las plumas - comentó entrecerrando los ojos con fingida sospecha, sin moverse ni un centímetro hacia atrás. Solo distrajo un segundo la mirada de Axel para mirar por ella misma lo poco que había cambiado el lugar desde la primer visita que había tenido, siendo señal inequívoca de que hubo pocos clientes en el tiempo que estuvo cordialmente invitada a la prisión. La Malfoy no pudo evitar soltar una risa con los divertidos gestos que acompañaban a las palabras del dueño del barco, pero siguiendo aun con la mirada el vuelo del jobberknoll, que le había cautivado por el hermoso color de sus plumas. - Tal vez en primavera a todos les den más ganas de ir a alta mar - dijo encogiéndose de hombros - el frío es más bien para mantenerse en casa frente a la chimenea bajo una manta y los piratas visten bastante ligeros como para soportar las nevadas, ¿no crees? - lo animó, dando un paso ya hacia la parte de abajo del barco, donde ya tenía en mente lo que buscaba y a quién le vendría a la perfección aquel estilo -. Por lo pronto me vas anotando a mi cuenta estos dos parches - le mostró ambos objetos colgando de su mano, al comenzar a bajar los escalones. Con un último vistazo a Laganja que seguía sobre uno de los mástiles, Gyvraine fue directo hacia el lugar por el que había salido Axel apenas unos minutos antes, donde seguramente guardaba lo más valioso de su colección. Mapas del tesoro y espadas tal vez era lo que menos necesitaba la Mago Oscuro, pero si quería mantener a Magic anclada a Ottery debería comprarle múltiples vestidos y sabía que el estilo pirata era perfecto para la pequeña ya no tan pequeña Triviani. - Necesito vestidos y...- su frase quedó en el aire, pues justamente había tropezado con el escalón flojo del que tan solo segundos antes le habían advertido y que por ver un poco más al ave de plumaje azul, había pasado por alto. Trastabilló sin caer completamente hasta terminar de bajar los escalones de madera y ser detenida por la pared de madera justo a unos metros al pie de la escalera - y tú necesitas un letrero de "cuidado con el escalón" - comentó aun sujetando la pared para tratar de recobrar el equilibrio y reponiéndose de la sorpresa, conteniendo la risa. Apenas fue consciente de la mercancía a su alrededor, la Malfoy se dio cuenta que Axel no bromeaba cuando decía que lo mejor estaba justo bajo la cubierta del barco, que a pesar de crujir con cada paso resguardaba una amplía variedad de artículos de diferentes épocas, recolectados por piratas desde hace cientos de años o importados de algún lugar del mundo. Arrastrando un poco el pie que se había doblado en su rápido descenso y haciendo caso omiso del ligero dolor, fue directo hasta donde se podían ver exhibidos una amplia colección de elegantes vestidos. - No creo que tengas tallas, ¿verdad? - preguntó ya tocando las telas de las que estaban hechos los holanes - necesito uno para Magic, ¿la recuerdas? - dijo con la mente en las costuras y encajes, olvidando el pie lastimado y más concentrada en encontrar algo con qué sobornar a su prima para regresar al pueblo, por lo menos unas semanas.
  6. Soltó un suspiro más, aquel hora era exasperadamente divertido, aun no lograba poner de acuerdo a sus sentidos para calificarlo de alguna forma. Negó con la cabeza y trató de componer un sonrisa, girando sobre sus talones para ir directo a la entrada por la que tan solo minutos atrás había entrado. Había sido un desperdicio enorme o por lo menos así podía verse después de haber tratado horas dormir. - Soy ejecutada lentamente cada vez que me llamas por cosas así - se quejó, lanzándole de nuevo una mirada asesina -, aunque no te conviene eso, sin mujeres como yo, quien te hace refunfuñar tanto, te aburrirías. Debes agradecerme - dijo en medio de una carcajada, cuando Patrick ya estaba despareciendo, dejándola ahí, con una fenixiana herida en el interior del local. Volvió a negar con la cabeza y avanzó unos pasos adentrándose en el callejón Diagon para poder desaparecer sin el riesgo de ser atrapada por algún hechizos antiaparición. Cerró los ojos y giró sobre su propio eje, para desaparecer en medio de la noche e ir directo a su habitación en la Mansión Malfoy, de donde no debió haber salido. Mucho menos cuando al día siguiente debía estar temprano en el Ministerio de Magia.
  7. Soltó un suspiro al ver quién es que la había llamado, lo conocía ¿Cómo no hacerlo? muchas veces ya le había robado el sueño y no precisamente por algún asunto particularmente amoroso, sino para hacer aquello que más le gustaba: asesinar y perseguir. Gyvraine bufó de pronto, ¿en verdad le había quitado toda intensión de estar en cama solo para aquello? - Sabes que no puedes hacer esto, ¿verdad? - preguntó fulminándolo con la mirada - Y quiero que te retractes de cualquier ofensa a mi casa - le gritó, pues era bien sabido que Patrick además de matar le divertía cambiar de casa a las personas - Fuego Maldito - susurró lo suficientemente fuerte como para que de su varita saliera un búho real hecho completamente de fuego y volara directamente hasta Helen, el objetivo de esa noche, muy a pesar de los deseos de Gyvraune de atacar a su compañero por levantarla. - Absorvere - dijo con la mirada en la muñeca de Helen, donde sostenía la varita, mirando por un segundo de reojo a Patrick, como preguntándole con una silenciosa señal si aquello era lo que quería. Los huesos de la muñeca de Helen ser partieron con un sonido sordo, impidiéndole apuntar apropiadamente y de no ser curados, seguramente comenzarían a pudrirse - haz algo de magia para que no se vaya - le dijo a su compañero, encogiéndose de hombros -. ¿Sabes? me alaga que me hayas hablado, ¿será que me crees más poderosa de lo que soy? - comentó reprimiendo una sonrisa.
  8. Había estado dando de vueltas una y otra vez entre sus mantas sin lograr que el sueño pudiera al fin hacerla su presa, como si aquello fuera un castigo que le recordara la tortura que había sido mitad de su vida. Se sentó en el borde de su cama y se quedó mirando a la nada, en medio de la oscuridad, solo rota por los rayos de luna que se colaban entre sus cortinas. - Lindo – dijo sin ánimo alguno y con las manos sobre su rostro, afuera estaba haciendo un frío infernal y ahora que por fin había podido regresar a la mansión Malfoy, no lograba conciliar el sueño -. ¿Y ahora qué? – siseó con desesperación al sentir un escozor en su antebrazo izquierdo y fulminándolo con la mirada. No había necesidad alguna que le dijeran, se puso en pie, completamente derrotada y aferró su varita en la mano derecha, para después hacer una elaborada floritura que haría aparecer una máscara para cubrir su rostro, así como hilos de oscuridad que formarían su larga túnica negra. Soltó un suspiro, sin detenerse a ver el resultado y giró sobre sí misma para desaparecer e ir a donde le llamaban. - ¿Cuál es la emergencia? – preguntó apenas apareció, sabiendo que su compañero más cercano estaba a poco más de ocho metros, mientras su enemigo a algo más de nueve metros, bastante alejada de todo. Avanzó un par de pasos al entrar al negocio y enarcó una ceja, buscando a quien le había llamado, estaba ya en el local, pero no podía encontrar la verdadera razón de tanto alboroto.
  9. No sabía si estaba o no en condiciones de algo, pero lo único que sabía es que tenía que irse de inmediato de ahí. Sacudió la cabeza un par de veces para aclarar la mente y trató de ponerse de pie, evitando mirar a su alrededor, ya no quería ver a toda esa sangre pura derramandose y mucho menos frente a su mansión. - no, no quiero quedarme, gracias - susurró y sostuvo su varita, para después girar sobre su propio eje y desaparecer gracias a zarcillos de oscuridad que le envolvieron por completo el cuerpo. La llevarían a la Fortaleza oscura para saber el recuento de los daños y sobre todo, para tomar un poco de alcohol, aunque se convenciera de que no dolía, si lo estaba haciendo. La opresión en el pecho fue lo último que sintió antes de saber que estaba ya fuera de la Mansión Malfoy.
  10. No era momento de quedarse a ver cuáles eran los resultados finales, de todas formas ya los sabía. Gyvraine miró a todas direcciones y logró ver el maltrecho cuerpo de su prima Afrodita y chasqueando la lengua, se dirigió hacia ella, negando con la cabeza y con una sonrisa, como si la batalla en realidad no se estuviera llevando a cabo. - Vamos, ¿o te piensas quedar ahí a descansar? - preguntó a modo de broma, antes de tomar a Afrodita por un brazo y ponerla de pie con todo el esfuerzo del mundo, luego fue directo a Hades e hizo lo mismo, tomandolo del brazo, sin necesidad de salir a los límites de los terrenos, desaparecieron. Si tenían alguna ventaja siendo Malfoy la iban a utilizar. Giró sobre sí misma y desapareció del lugar con rumbo a la Fortaleza oscura, ya luego vería si su prima necesitaba ir al hospital o no. La última mirada había sido para Felicity, que sabía que en algún momento conoció, un momento lejano, pues apenas lo recordaba, pero no iba a lazarse a sus brazos, mucho menos en esa situación tan... incómoda.
  11. Un suspiro más salió de entre sus labios, ya no le frustraba tanto el perder cómo antes pasaba, después de todo le habían convencido que el número de muertos, heridos y capturados no era lo esencial en la vida y ¿Quién era ella para refutarlo? Sonrió y trató de mirar a la recién llegada, algo le decía que la conocía de algún lugar, pero no lograba recordar de dónde. - Detritus - dijo, aun colgada por un pie, y de nuevo una capa de gas azul le cubrió de pies a cabeza, para impedir que nada más le dañara, no tenía ganas de estar curándose una y otra vez y mucho menos de salir herida de gravedad. Al parecer habían intentado atarla, pero esta vez al suelo, pero los intentos de Mei habían quedado frustrados pues permaneció en el aire - .Liberacorpus - dijo y de inmediato sintió como la fuerza que la había estado sujetando en el aire se aflojaba, dejándola caer de golpe - Debo practicar de nuevo el aterrizaje, sino me haré más daño yo que lo que me hacen los fenixianos. Tenía que encontrar a alguien en particular en medio de la batalla, no sabía cómo era posible que alguien pudiera desaparecer de un momento a otro, si es que apenas la había visto luchando por su vida.
  12. Antes de que pudiera decir una palabra más una luz cegadora le había robado la vista, al parecer aquel no era su día de suerte. Gyvraine refunfuñó un par de veces y luego sonrió, quedando tal gesto bajo su máscara, tampoco necesitaba la vista o no iba a demostrar lo mucho que le molestaba el estar peor que un murciélago. - Ustedes dañan mis hermosos ojos azules, no ven que son la joya de la familia - se quejó, pensando en un episkey que le devolvió parcialmente la visión, para después, pero no era lo suficiente. Un resoplido más salió de entre sus labios y cerró de nuevo los ojos, para que un nuevo episkey se formara en su mente y así poder recobrar por completo el sentido de la vista - ¡es molesto no verlos, los extrañaba! - mintió, aun con la varita en ristre, esperando que ya no le cayeran tantos hechizos. Sabía perfectamente que el hechizo que le habían lanzado para que de su varita salieran flores, quedaría anulado con el solo pensamiento del hechizo sanador, por lo menos algo bueno pasaba aquella noche, podía evadir ataques con apenas pensarlo. Y para su sorpresa, se vio a sí misma colgada de un tobillo. "Pudo haber sido mucho peor" pensó.
  13. Apenas había puesto un pi en su propia mansión cuando una tremenda confusión le hizo su víctima, Gyvraine no supo por un segundo cuál era el piso y cuál era el cielo. Cerró los ojos y esperó un par de segundos, tenía que esperar a que el efecto del hechizo que le habían lanzado se desvaneciera y fue entonces que sintió como es que su varita vibró en señal de que no podría hacer más rayos ni invocaciones por un tiempo. - Detritus - susurró y una fina capa de gas azul le cubrió de pies a cabeza, eso ayudaría para que ningún ataque directo pudiera siquiera dañarle. Negó con la cabeza, sintiéndose aun desorientada, más por la batalla que por el hechizo -. No necesito los rayos - dijo sacando la lengua a quién haya sido el que le atacó. Al mirar a su alrededor la Mago Oscuro se dio cuenta que estaba a más de diez metros de sus oponentes y a poco más de ocho metros de sus compañeros, la situación se veía poco... favorable, pero ¿cuándo eso había sido un problema?
  14. Un escozor en el antebrazo izquierdo le sacó de pronto de su aletargo, tenía tanto tiempo que no sentía aquella punzada que se tomó todo un minuto en deleitarse con la sensación. Una media sonrisa apareció en su rostro antes de hacer aparecer su varita en su mano derecha, para después pasarla frente a su rostro y apareciera ante él una máscara e invocar un par de hilos fantasmales que formaron su negra túnica. - ¿Y ahora qué? - susurró con molestia y arrugando un poco el entrecejo - Ya voy - siguió refunfuñando, girando sobre sus talones y sintiendo como la oscuridad la envolvía. Cerró los ojos y simplemente espero a que el viaje terminara, el único pensamiento en su mente era aparecer justo donde estaban sus compañeros. Al sentir que la opresión de su pecho se había marchado, abrió los ojos y se encontró a las afueras de la Mansión Malfoy, de nuevo había invasores apenas ésta había abierto sus puertas. Gyvraine simplemente negó con la cabeza y buscó con la mirada a sus compañeros. - ¿Hola? - saludó - ¿Qué se supone que buscan aquí? - preguntó, girando su varita entre sus dedos, sabiendo que de respuesta tendría miles de hechizos para recibirla - No creo que los dueños los hayan invitado a la inauguración.
  15. A primera vista parecía que el negocio estaba completamente desierto, como si solo la puerta estuviera abierta sin que nadie se ocupara de las ventas, cosa que por un segundo le trajo alivio a la Malfoy, o tendría que hacer la incómoda pregunta ni averiguar qué pensaba el Rexdemort de ella. A punto estuvo de dar media vuelta y salir huyendo del lugar para evitarlo unos cuantos pares de años cuando una voz a unos metros de ella le saludó. Apenas miró al joven mago aparecer por la puerta sintió que el alma se le cayó a los pies, incluso temió haber olvidado como sonreír o, peor aun, como hablar, jamás le había importado demasiado lo que las personas pensaran de sus actividades poco lícitas, pero aquella parecía la excepción. Apenas iba a abrir la boca para responder el saludo cuando el inminente tema salió a relucir, después de todo la última vez que se habían visto ella estaba sin varita e iba directo a la prisión. - ¿Azkaban? - fue lo único que salió de entre sus labios antes de que sus mejillas se inflaran es un infantil gesto de molestia - ojalá hubiera sido Azkaban, allá si hubiera podido solicitar un juicio - explicó con molestia enarcando una ceja -, en cambio lo único que tuve fue un secuestro express de unos cuantos días sin ningún contacto humano. Bastante lamentable la verdad - añadió, sin notar completamente el hecho de que se había relajado al grado de avanzar hasta una de las barandillas de madera que delimitaban el barco y recargarse en ella. Miró todo un minuto en silencio a Axel, preguntándose a sí misma cuánto es que él recordaría de aquella vida y sintiendo incluso culpabilidad porque él no fuera completamente consciente de lo que había pasado. Agobiada por un extraño sentimiento que comenzaba a inflarse en su pecho, desvió la mirada hacia la mercancía exhibida, como para apartar su mente por un segundo del remolino de ideas. - Más lamentable que acusen a personas inocentes de practicas mortífagas, ¿no crees? - dijo Gyvraine como si nada, evitando mirarlo a los ojos y que descubriera su descarada mentira al negar ser una mortífaga - ¿Acaso una mortífaga necesitaría un parche de pirata? - comentó para tratar de aligerar el tema, esperando que de alguna forma él le dijera en qué pensaba. Ese era su problema, siempre quería saber qué era lo que pasaba por su mente - Necesitaría más una máscara o túnica negra, cosa que no usan los piratas - continuó, comenzando a examinar la mercancía, evitando quedar cara a cara, siempre había sido mala mintiendo a ciertas personas -. Pero, espero no haberte espantado a los clientes, ¿cómo ha ido el negocio? - preguntó la Mago Oscuro levantando la mirada y sonriéndole , tratando de librarse ya del tema de su captura.
  16. Los pasos de la mortífaga había ido de un lado a otro frente a la entrada del barco, acostumbrada ya a su inusual presencia y preocupada mucho más por el pretexto que pondría para entrar. Había sido capturada ahí mismo hacía unos meses, sin poder siquiera dar una réplica coherente y, mucho peor, acusada de ser mortífaga. - Hola, vengo a traerte este humilde obsequio - dijo, ensayando lo que diría apenas entrara y apareciendo por arte de magia una caja de chocolates en su mano -. Claro, para saber si crees que soy mortífaga - continuó con sarcasmo ante sus propias palabras - ¡No! - apenas dijo aquello los dulces desaparecieron de su mano, había pensado incluso en llevar flores, pero cada idea se alejaba mucho más de sus intenciones. Aun sin detenerse en el vaivén colocó ambas manos sobre su rostro, tratando de tranquilizarse, después de todo, había pasado ya un buen rato ahí, simplemente pensando en cómo entrar. Suspiró y miró de nuevo la entrada al negocio, no comprendía por qué aquello le resultaba especialmente difícil, a pesar de saber que el Rexdemort no la denunciaría de saber la verdad. - Muy bien, solo tengo que respirar profundo y actuar lo más normal que pueda – se dijo a sí misma, sabiendo que ninguno de los métodos que tenía en mente funcionarían. Con un dejo de nostalgia, la Malfoy recordó que el dueño del negocio también había sido un mortífago y, por razones desconocidas, un día simplemente había olvidado todo y se había dedicado a ser un ciudadano más de Ottery, con una familia, un negocio y sus propios asuntos privados -. No es como si me fuera a comer o mandar a traer a los aurores - continuó convenciéndose a sí misma, al tiempo que tomaba grandes bocanadas de aire, para tranquilizarse. Llegó hasta la entrada y apenas dio un paso sobre la cubierta del barco, sintió que el estómago se le revolvió, como solía hacer cada que estaba demasiado nerviosa. Tragó saliva y negó lentamente con la cabeza, no iba a amedrentarla un poco de suspenso, después de todo no era como si fuera a evitar al Rexdemort por siempre, en algún momento lo iba a ver. - ¿Hola? - saludó aun con la indecisión en cada sílaba que salía de entre sus labios. Había estado tentada a dar media vuelta en el momento en que no recibió una respuesta inmediata, pero haciendo uso de toda su determinación, se quedó con ambos pies en el mismo lugar. Parecía como si aquella fuera la primera vez que Gyvraine ponía un pie en ese lugar, pues se quedó congelada en el mismo lugar, sin tocar nada; una actitud muy diferente a su primera vez en el barco.
  17. Soltó un resoplido de aburrimiento al ver que las cosas iban demasiado lentas, como si los fenixianos y su pasajera gloria en duelos se hubiera esfumado de pronto. Gyvraine simplemente negó con la cabeza y bajó la varita, buscando algo con la mirada. - Vamos, querida, no hay más que hacer aquí - le dijo al cuerpo inerte de Koa, y se lo echó al hombro , antes de buscar de nuevo con sus zafiros entre la multitud de mortífagos a Zack. La Malfoy chasqueó la lengua y le hizo una señal, a pesar de que los hechizos aun volaban de un lado a otro, ella estaba protegida. - Hora de irnos, "hermano" - le dijo a Zack, sabiendo perfectamente que no tenían ni un solo parentesco. Lo tomó de la mano y casi lo arrastró a la puerta, pues el mago no quería salir. Apenas estuvieron de nuevo en el callejón empedrado, giró sobre sí misma y se llevó con ella a un par de mortífagos.
  18. Zarco había caído muerto por el sectusempra que había impactado de lleno en él y el único intentó por defenderse no fue ni de cerca efectivo. - Silencius - dijo con rapidez Gyvraine al escuchar como Aime comenzaba diciendo "corpus", pero no alcanzó a terminar su hechizo pues se quedó sin voz. Gracias a esto, la fenixiana no había conseguido aparecer un fenix y mucho menos curarse con sus lágrimas - no tan rápido - susurró la Malfoy, sabiendo que se encontraba protegida por el detritus de Agatha. - Fuego Maldito - dijo de nuevo y un nuevo búho real salió de su varita, tomando vuelto y yendo justo sobre la cabeza de Aime para caer en picada y provocarle graves heridas, que de no ser curadas le arrebatarían la vida.
  19. Todo le parecía en cámara lenta, demasiado anormal para una batalla y la Malfoy comenzó a preguntarse si es que solo ella lo veía de esa forma. - Anular Aqueora - susurró y la varita de Pandora vibró en señal de que no podría realizar ese hechizo durante el resto de la batalla, después de todo no lo necesitaría. Gyvraine seguía girando su varita, casi como dándose el tiempo a pensar en su siguiente movimiento - Fuego Maldito - dijo y de su varita de arce salió un enorme búho real hecho completamente de fuego, que tomó vuelo y al estar sobre la cabeza de Pandora, cayó en picada con la única intención de provocarle graves quemaduras y, con un poco de suerte, arrancarle la vida. - Soy solo yo o todo esto es extraño - preguntó a nadie en particular, mirando a su alrededor, desde sus compañeros hasta los mismos fenixianos..
  20. Las manos fantasmales lograron de inmediato detener el camino de un lobo que iba directo al ataque de Gyvraine, en verdad era un hermoso animal como para asesinarlo de forma cruel. Lástima por su creador. - Silencius - alcanzó a decir la mortífaga y Zarco solo pudo decir morp antes de quedar sin voz - suerte para la próxima - dijo la mortífaga, encogiéndose elegantemente de hombros, pues con eso el ataque del fenixiano no había surtido ningún efecto. - Sectusempra - dijo Gyvraine apuntando directo al pecho de Zarco, para que un rayo escarlata saliera de la punta de su varita y fuera directo al fenixiano, con la intención de alcanzarlo y al hacer contacto con su cuerpo provocarle graves heridas que sangrarían tan profusamente que lo dejarían sin vida.
  21. - Genial, si vinieron - dijo casi con alegría la mortífaga haciendo que su varita de arce girara entre sus dedos - Séneca - susurró para que de inmediato la garganta de Pandora comenzara a deshidratarse al grado de dejarla sin voz después de decir una palabra más. La Mortífaga había visto como hilos de luz se formaban en un hechizo, suponiendo que pronto vendría muchos más. Un pensamiento bastó para que un par de manos fantasmales aparecieran frente a ella, dispuestas a defenderla tanto si había hechizos que intentaran dañarla de frente como si venían por la espalda o cualquier costado. Esas necrohand serían su guardaespaldas personal. Gyvraine simplemente sonrió, hacía mucho que no se encontraba en una situación tan estresante.
  22. Apenas había puesto un pie en casa cuando sintió cómo es que su marca tenebrosa comenzó a arder, la punzada se le antojó tan extraña que por un momento no supo lo que en verdad significaba. Bastaron un par de parpadeos para cerrar su mano en un puño y en éste se materializó su varita de arce, con la que hizo una elaborada floritura, haciendo aparecer una máscara para cubrir su identidad y una delgadísima túnica negra. Soltó un suspiro y giró sobre su propio eje, desapareciendo en medio de zarcillos de oscuridad que la transportarían hasta el lugar de donde provenía el llamado. Al abrir los ojos, se encontró de frente al local de "El refugio mágico" y sin ninguna emoción, casi con aburrimiento, Gyvraine avanzó hasta adentrarse al local y situándose a diez metros del objetivo levantó su varita. - ¿Qué? No llego tarde ¿verdad? - preguntó a nadie en especial, mirando a sus compañeros que ya estaba dispuestos a asesinar y capturar a la fenixiana.
  23. Inclinó la cabeza a un lado al ver el gesto con el que le había sonreído el joven Rexdemort, sospechando haberlo visto en algún otro lugar mejor dicho en otra sonrisa. Pero el intento por recordar quedó completamente olvidado al saber la procedencia de los mapas ahí expuestos, y sobre todo del mapa que acababa de venderse. - Claro, me dijeron que los Chinos era muy buenos cartógrafos - le dijo con una sonrisa sin saber si asombrarse o no por saber que algunos productos era de dudosa procedencia -, también son muy buenos artesanos, seguro hacen cualquier cosa, hasta podrían ser cantantes, hacer dramas, sacar discos y hacer duetos con otros cantantes en tan solo un año. Los chinos invaden el mundo, literalmente de.. "atrapan" - añadió riendo, esperando a que el joven comprendiera la pequeña alusión. Su mirada se dedicó a recorrer el lugar, como buscando en cada rincón la confirmación de que en aquel lugar hacía falta algo de vida parlante y verde. Bajo sus pies la madera crujía con cada paso, y por un instante la Mago Oscuro temió terminar un nivel más abajo por la fragilidad del piso. - Los loros pueden venir del mismo lugar que los mapas: Made in China - bromeó, aun paseándose por el lugar, pero notando de inmediato que la zona del callejón donde estaba el barco ya se estaba quedando sin gente -. Lo difícil es que la gente compre - se quejó, subiendo de nuevo a la barandilla del barco - los negocios pueden estar desiertos por días. Te aseguro que si tuvieras contrabando ilegal ni los defensores de la justicia y el orden te visitarían para detenerte - suspiró - Hasta vivir fuera de la ley tiene sus momentos de crisis. Una de las múltiples razones por las que estaba de visita era justamente por lo llamativo del negocio, pero al parecer ni la amplia publicidad hacían ventaja. Tal vez debería haber algo más ilegal para que hubiera visitas inoportunas. Solo aquel pensamiento le recordó que debía cuidar su espalda sino quería volver a quedar encerrada en la prisión fenixiana. - Se supone que solo tenemos que esperar a que lleguen los clientes, ¿no? - preguntó, colgándose de cabeza, sustentante de la barandilla de madera con las piernas y mirando hacia el callejón - Ya veo por qué mi negocio no funciona, soy demasiado impaciente - concluyó, sonriendo aun sin erguirse de nuevo, esperando ver pronto a alguien acercarse.
  24. Apenas la puerta se abrió el tiempo pareció ir muchísimo más rápido, pues antes de que pudiera decir o hacer algo más varias cosas pasaron como flashes ante sus ojos y un olor bastante conocido le dilató las pupilas. Se quedó en silencio, mirando alternativamente a Goshi y a quién les había atendido, sin comprender completamente lo que estaba ocurriendo. Sangre, familiar herido, peligro, intrusos, todas esas palabras eran pronunciadas y llenaban los pensamientos de la Malfoy sin que pudiera hacer conexión entre unas y otras. Y entonces, de nuevo el olor a la sangre le sacó de su trance, pues sintió como la garganta se le secaba y sus sentidos se volvían mucho más agudos. Cómo odiaba esa sensación, todos esos instintos propios de una raza a la que su humanidad se rehusaba a pertenecer. - Si estás tan seguro de que esa sangre es de tu padre - comenzó la Mago Oscuro tratando de respirar y tranquilizar los signos de sed y anteponer la cordura - será mejor que asegures el lugar, puede que el agresor esté aun en los terrenos de la familia - tragó saliva, pero hacer pasar una lija por su garganta -. Tenemos que revisar los jardines y alguien más el interior del castillo, hay que encontrar a León antes de que sea tarde - la Malfoy sabía que no era necesario explicar lo que podía pasar en caso de que no se hallara al patriarca a tiempo. Cerró en un puño su mano derecha y de inmediato su varita de arce se materializó entre sus dedos, al tiempo que sus celestes ojos escudriñaban en la oscuridad de los jardines, buscando algún movimiento que delatara peligro alguno. Era todo tan extraño y Gyvraine no lograba comprender cómo es que un mago tan diestro en la magia, como lo era León, podría haber sido siquiera herido. - Hay que separarnos, unos revisamos fuera y otros dentro - miró a Cygnus un segundo, esperando respuesta y con una fugaz mirada buscó a Goshi, tratando de contener el impulso de tocar su antebrazo izquierdo -. Me quedaré fuera - sentenció, esta vez mirando solo a su compañera mortífaga y miembro de El Profeta -, tal vez encuentre una pista o descuido del agresor - de ser necesario la Malfoy ocuparía su cargo en la oficina del ministro para averiguar qué era lo que estaba pasando. Al momento de decir aquello, agitó su varita y la punta se encendió, lista para buscar entre los arbustos algo que les diera una idea de lo que había pasado.
  25. - Creo que de los mortífagos es normal que hagan abuso de su número, pero ¿la orden del fénix no está en contra de eso? - preguntó con ironía, al tiempo que sentía como una poderosa luz le flasheaba, pero no lo suficiente como para saber por dónde estaba la salida. Había escuchado como es que Mey le intentaba lanzar uno de los tres rayos producto de su tripio, pero gracias a que estaba a diez metros de distancia no alcanzaría a tocarle. Bastó moverse hacía donde sabía que estaban los límites de los terrenos y apenas sus pies tocaron la acera giró sobre sí misma para desaparecer rumbo a la Fortaleza Oscura. no habían logrado aquella noche hacer ninguna captura, pero el tiempo les ayudaría a lograrlo tarde o temprano, tal vez un día en el que los contradictorios miembros de la orden no aparecieran.

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