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Tazz Malfoy
Los asuntos que le atañan al Malfoy en paradero desconocido, como había denominado su amigo Toji al despedirse de él en la mansión días atrás, se vieron interrumpido por la misiva que le había llegado por este mismo y que en ella le instaba a volver cuento antes a Londres. Tazz había dejado de contar los días que pasaba en aquel lugar, investigando, sorteando enemigos y sacándoles información necesaria y valiosa para sus planes, tanto que la noción del tiempo le había jugado una mala pasada. Aquello que hacía en tierras extranjeras se podía considerar violencia, incluso asesinato, pero las respuestas que conseguía lo valían.
Confundido, volvió a leer la escritura pulcra del japonés. No daba crédito al descubrir que llevaba casi un mes fuera de casa, mientras que para él el tiempo pasaba más lento como un cuentagotas, infinito. Tazz acudió su cabeza para centrase en lo que estaba sucediendo en ese momento. EL pelinegro se encontraba en un cuarto con instrumento quirúrgico muggle, calderos de pociones y alguno que otro instrumento de tortura. Encima de la mesa, que se encontraba en medio de la pequeña sala, había un hombre de traje que se desangraba con pequeños cortes en algunas partes de su cuerpo. El hombre se quejaba del dolor, lo que hacía que Tazz se le volviera un poco más difícil de concentrarse en lo que estaba leyendo. El semblante del Malfoy cambió de inmediato en cuanto lo miró allí postrado suplicando que el dolor pare. Instintivamente, Tazz levantó la varita con su mano diestra y con un susurro <<Avadakedavra>> acabó con la vida del individuo.
Pasado unos segundos, el pelinegro desapareció de aquella habitación para, acto seguido, volver a aparecer en los terrenos de la mansión familiar. Entró todo lo deprisa que pudo, mientras subía las escaleras llamó a uno de los elfos para que le preparasen la bañera. No pasó mucho tiempo para que Tazz estuviera listo, y ya vestido con una cazadora negra y unos tejanos rotos a la altura de las rodillas y unas botas de color marrón oscuro, salió al encuentro de su familia que lo estaban esperando para para dar inicio a la nueva aventura que se les había puesto por delante. Poco sabía del cometido que llevarían a cabo, pero no le importó, solo le importaba reunirse con sus seres queridos para afrontar cualquier adversidad.
—Hola, siento llegar tarde… — se disculpó ante su familia. —El tiempo pasa volando cuando… — se cortó antes de proseguir con la frase, se lo pensó un poco antes de añadir… —cuando tienes la mente en otras cosas— Tazz sonrió y se acercó a sus hermanas y sus padres para saludar, también dirigió una pequeña reverencia hacia la Dumbledore. —¿Y el primo? — dijo mientras miraba a todos los presentes. —¿Vendrá?.