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Alexander Malfoy

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Mensajes publicados por Alexander Malfoy

  1. La miré extrañado, pero sin dejar de perder de vista cada una de las hojas de aquel libro, ojeando una por una de la manera más veloz posible con intención de encontrar algo que me ayudase a resolver aquel enigma. Nunca había visto nada parecido, pero aquella obra que sostenía entre mis manos parecía ser mucho más que un simple tomo lleno de arte escrita; arte que poco a poco se iba desvaneciendo en su propia tinta totalmente deleble sin dejar rastro.

     

    El café ya había quedado totalmente relegado a un segundo plano, al igual que mi acompañante, quien parecía estar todavía más perdida que yo. Bodrik me observaba con atención desde el otro lado de la mesa, como si estuviera en un zoológico, observando a uno de los animales de feria hacer algo gracioso que nunca había visto antes, y es que la ocasión no era para menos. Por mucho dominio que pudiese tener uno sobre la magia, encantamientos como aquel no se veían así como así.

     

    Me lo llevaré de aquí sin que nadie se de cuenta – dije mientras echaba una mirada a ambos lados, a mi izquierda y mi derecha, asegurándome de que nadie más que ella pudiese ver lo que estaba haciendo. Robar no era bien visto ni entre los magos –. Creo que necesito estudiar esto con mayor tranquilidad.

     

    Llevé entonces Compone fabula a un escondrijo entre mis ropajes, camuflándolo con un hechizo que hiciese pasar desapercibido a aquel tomo tan extraño. Miré a Bodrik esperando que mis ojos se cruzasen con los suyos, y sin necesidad de mediar palabra la avisé de que aquel era un secreto que no debía compartir con nadie, advirtiéndola. Una magia como aquella, tan única y especial, no debía darse a conocer con tanta facilidad.

     

    Te daré algo cambio si me guardas el secreto.

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  2. DADO DE ALTA EN LA QUINTA PLANTA POR KATARA: ÚLTIMO Y TERCER ROL

     

    Escuché sus palabras pero hice caso omiso a sus indicaciones, tratando de incorporarme pero deteniéndome al sentir un par de punzadas a lo largo de mi cuerpo. Mi rostro acusó aquel dolor, reflejándolo en una mueca de tortura que desapareció cuando sentí alivio al mitigarse el malestar. Me sentía todavía un poco desubicado, aunque reconocía aquella sala triste de otras ocasiones. San Mungo siempre daba la bienvenida a heridos, moribundos y muertos que necesitaban de una poción milagrosa que curase sus males.

     

    No, apenas recuerdo nada. Sólo recuerdo una luz que me cegó... Quizás fuera el sol – tomé el bezoar y la poción, y haciendo una pequeña pausa los ingerí tal y como me había indicado. Si no quería que las cosas se torciesen nada más ponerme en pie, en aquello sí que debía obedecerla –. Pero no podría decirte de lo que se trataba. Todo sucedió demasiado rápido, y apenas pude defenderme.

     

    Sin embargo, sabía perfectamente quiénes eran aquellos que habían ido a buscarme hasta el Castillo Ryddleturn, asaltándome cobardemente cuando nadie más podía defenderme que yo mismo. Adquirí una expresión de rabia que compartí con Katara en una mirada que cruzamos, con la cual sabía que ella ya entendería todo lo que pasaba por mi cabeza. No sería prudente decírselo abiertamente delante de todos aquellos magos que nos rodeaban, quienes representaban uno por uno una potencial amenaza.

     

    No, no me duele nada. Gracias – mentí mientras colocaba ya un pie en el suelo, poniendo el otro un segundo después. Sentí de nuevo una de esas punzadas en el vientre, pero preferí ignorarlo a pesar de que no pude evitar llevar la mano hasta aquel rincón de mi cuerpo. Prefería irme de allí cuanto antes –. Espero no volver a verte en mucho tiempo.

     

    Dibujé una sonrisa torcida tras aquel comentario que esperaba que tomase como la broma que era, aunque tampoco era lo que más me preocupaba, y me puse en pie en disposición de irme ya. Me despedí de Katara con un gesto con la cabeza, y me dispuse a abandonar el hospital de San Mungo.

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  3. ATENDIDO EN LA QUINTA PLANTA POR KATARA: SEGUNDO ROL

     

    Estaba muerto, sí, pero de todas formas podía sentir en mi cuerpo cada una de las cosas que iban sucediendo, o todo lo que los que lo rodeaban hacían sobre él. Podría llamarse espíritu, aura, alma, o como quisiera, pero algo había allí, algo inconsistente y que venía de lo más profundo de mi ser ya marchito. Ese algo entraba en contacto con cada uno de las sensaciones, emociones y olores que se aglutinaban alrededor de mi piel, como un viejo árbol que a pesar de ciego, puede sentir y llorar.

     

    No estaba solo, aunque eso ya podía haberlo deducido con anterioridad. Aún así, ahora la presencia era más fuerte, femenina, ligeramente preocupada y con una pequeña curiosidad en su interior que no alcanzaba a satisfacer con lo que veían sus ojos, ahora clavados en mí. Palpaba mi cuerpo, rozando algunas irregularidades que si no me equivocaba podían ser las cicatrices que me habían llevado hasta allí.

     

    Eso significaba también que estaba desnudo, pero no tuve que reprimir nada. No había nada que ocultar; ni pudor, ni vergüenza, puesto que en aquel estado etéreo de levitación no podía controlar nada, ni mucho menos sentirlo. Lo único que podría hacer que recuperase todo aquello era el despertar de la muerte, y ni siquiera sabía si estaba en buenas manos para que ese deseo pudiese cumplirse, aunque tampoco estaba inquieto.

     

    Pero no había tiempo para más. Desperté poco a poco recuperando la vista, emborronada como si una niebla se esparciese justo delante de mis ojos. Exhalé un aliento de vida que se perdió en la nada, y fue entonces cuando recuperé la consciencia y vi a Katara, mi compañera de bando, delante de mí, quien parecía aguardar por mi levantamiento.

     

    Un nuevo despertar – murmuré, cansado, como si las palabras no quisiesen salir y apenas se dejasen escuchar.

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  4. ESPERANDO SER ATENDIDO EN LA QUINTA PLANTA: PRIMER ROL

     

    Pasaron los meses, pero había vuelto a caer en San Mungo tras ser víctima de una nueva trampa. Había caído en combate, si es que podía llamarlo de alguna manera, pues ni tiempo me pudo dar a retirar la varita del bolsillo cuando vi que se me echaba encima una jauría de magos. Todo frente a la entrada del Castillo Ryddleturn, quien fue testigo de una inesperada derrota que me tomó en cuestión de segundos.

     

    Ya habría tiempo de ajustar cuentas con todos aquellos que me había provocado tal daño. Al fin y al cabo, ¿quién podía huir de su propia sombra? Y no hay oscuridad más impenetrable que la que desbordaba por todos los rincones de mi cuerpo. Escondía mucho más peligro de lo que podía aparentar en un principio, y muchos, o muchas, podían ya corroborarlo.

     

    Ahora entraba tumbado en una camilla, dirigiéndome a quién sabe dónde, pero si algo estaba claro era que aquella era la quinta planta del hospital mágico. De alguna manera en mi sueño profundo leí sin necesidad de abrir los ojos un letrero, el cual me daba la bienvenida con un número cinco escrito en él con apreciable relieve.

     

    Sentí desde un lugar lejano todo lo que ocurría en aquella estancia, llena de enfermos esperando a ser atendidos que se esparcían a lo largo de todas las camas y camillas allí presentes. Como uno más de aquel grupo, esperé, aguardando por algún remedio que me ayudase a salir de allí cuanto antes, lejos de la enfermedad y la muerte.

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  5. Hola familia, vengo a responder básicamente a Lizzie, y de paso me aparezco para todos aquellos que estaban preocupados por mí, por si seguía vivo y todo eso... xD Así que nada, queda por escrito que la acepto como hija a espera de que acepten su bóveda, aunque la ficha ya la tiene aprobada.

     

    Cualquier cosa, avisen. Saludos, y en especial a mi nueva hija *se la lleva de la mano para mostrarle la mansión*

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  6. Bueno, Anna y yo hemos estado mandando unos MPs a unos miembros nuevos del foro entre los dos. Decir que hablé con León hace unos días por Skype pero no obtuve respuesta, así que espero que me diga algo pronto para poder trabajar con él o que se pase por este topic para leerme. En todo caso, le volveré a hablar por si hubo algún problema.

     

    Los usuarios son isra0305 (quien parece ser que quiero ser posho, pero lo podemos reconvertir que estamos a tiempo xD), Lizzie Samuels, MitziwPER.J y Nymphadora Tonks Weasley. Espero que el nick de esta última (ya inscrita en la Academia) sea un mero espejismo y podamos traerla al lado oscuro xD

     

    Apuntar que tanto isra0305 como Lizzie Samuels se mostraron bastante interesados en el juego de rol en los MP, e incluso ahora hablando con isra por Skype se le ve bastante entusiasmado. Espero que todo vaya por el buen camino.

     

    Saludos a todos.

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  7. Demasiado tiempo pasaba últimamente en las tabernas del mundo mágico. Mucho alcohol para tan pocas horas, y es que en cualquier momento caería sobre una barra, golpeándome la cabeza o la nuca al desmayarme tras un coma etílico. Ojalá hubiera algún hechizo o hierba aromática con la que hacer a un lado a esas resacas inevitables que me daban las buenas mañanas tras una loca noche de borrachera, pero me daba la impresión de que ningún tipo de magia podían hacer de un borracho alguien normal, lejano de sus perdiciones.

     

    Nunca me había tajado en El Loro Tartamudo, aunque siempre había una primera vez para todo. Esperaba de aquel local algo luminoso, abundante, diferente a las tascas en las que solía ahogarme en mares de alcohol, ya que por algo era uno de los rincones oficiales de la Academia. Siempre al servicio de profesores o alumnos, aquella taberna ofrecía horas de sociabilidad a todos los que se atrevían a acercarse hasta su barra para pedir algo de beber.

     

    Sírveme lo mismo que ella – ordené al tabernero antes de que desapareciese para atender a la petición de la nueva cliente que había ingresado por la puerta. Sorprendí a Mía Black Lestrange por la espalda sin que se percatase de mi presencia, sentándome a su lado y dedicándole una de mis sonrisas atrayentes –. Mira a quién tenemos por aquí... Una bruja a la que apenas conozco, pero que tanto me gustaría conocer.

     

    Esperé a comprobar su reacción, interesado por aquella mujer cuyo rostro recordaba con cierta dificultad. Habían transcurrido demasiados meses desde nuestro último encuentro, concretamente en el Passio Arcanium, aunque lo que sí que no había olvidado era todo lo que había sucedido en los jardines que regentaba.

     

    No esperaba encontrarte por aquí.

  8. La historia de los tres hermanos. Supongo que te refieres a esa – la corregí mientras me imaginaba las escenas de la historieta en mi cabeza, sucediéndose una detrás de otra rápidamente hasta que toda aquella fantasía se desvaneció en mi imaginación –. En realidad es un escrito muy interesante, más real de lo que podría parecer, y que esconde una fábula que muchos pasan por alto.

     

    Yo no había crecido escuchando cuentos como aquel, y ni mucho menos otros no tan populares como El mago y el cazo saltarín, El corazón peludo del brujo o las aventuras de la lavandera Babbitty Rabbitty, que no era más que una simple currante que obedecía los egoístas mandatos de un rey muggle que quería dominar una magia que como mucho podría añorar, pero nunca poseer.

     

    Eran Antioch, Cadmus e Ignotus, y cada uno dominaba una Reliquia que juntas, los harían volver a evitar a la muerte hasta dominarla. De hecho, éstas fueron regalos de ella misma, quien se vio burlada por los tres, y los recompensó por su atrevimiento – comencé a narrar, elucubrando sobre los detalles de la historia a medida que la iba relatando –. Durante mucho tiempo, se creyó que todo eran locuras nacidas de la mente de Beedle, pero con el paso de los años se demostró que no era así.

     

    Me volví a sentar junto mi acompañante, intentando disimular mis cavilaciones sobre lo que había sucedido en la época del Elegido y su interminable lucha contra el Señor Tenebroso, la cual parecía haber terminado, pero no era así. Sus ideales persistían en las familias de Ottery, y no era tan fácil cambiar aquello después de sobrevivieran a una batalla que parecía vencida por la Orden y sus simpatizantes, pero que aún no había terminado.

     

    Supongo que sabes a lo que me refiero. A la Orden del Fénix, y los mortífagos.

     

    Comencé a ojear Compone fabula, pasando las hojas hasta llegar al final y comprobando así para mi extrañeza que de la mitad hacia delante estaban en blanco, esperando a que una pluma rebosante de tinta las cubriese de palabras hasta hacer de ellas un libro completo. La última frase que allí estaba escrita era Estaba demasiado ocupado escapando de mis miedos, pero estos me..., y ya no había más, como si la mano del escritor hubiera muerto a mitad de lo que plasmaba.

     

    ¿Qué es esto? – pregunté, pero volví a mostrarme el doblemente asombrado cuando comprobé que las palabras desaparecían, una detrás de otra, borrándose sin que pudiera detenerlas. Si la mitad del libro estaba ya en blanco, al resto poco le faltaba para estarlo también –. ¿Qué clase de magia es ésta?

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  9. Con un libro se puede hacer más daño que con una varita. Esconden mucho más de lo que parece, y quien lo subestima está despreciando a algo que debería tomar más en cuenta – respondí mientras seguía ojeando el libro, detenido por unos instantes en los pasajes dedicados a los dragones. Alcé la mirada y miré a la bruja, la cual esperaba que añadiese alguna palabra más –. Pero me temo que este no es uno de esos de los que te hablo. El retrato de un dragón, por muy fiel que sea, no es más que eso. Un retrato.

     

    Tomé entonces la taza de café nuevamente entre mis manos y volví a tragar un sorbo, esta vez más largo que los anteriores, pero no hirviendo a la misma temperatura. Aún no sentía ningún efecto sobre mi resaca, aunque a buen seguro no era eso lo único que hacía surgir malestar en mí. La licantropía intensificaba mucho más los efectos de un alcohol si la ingestión de éste coincide en una noche de luna llena.

     

    Pero era mejor no pensar en ello. Quedaba mucha mañana, y aunque quería huir lo máximo posible de los rayos del sol, cometía un error al dedicarme a leer un libro como aquel que sostenía entre mis manos. Las letras se confundían unas con otras en mi cabeza hasta solaparse entre sí, mientras que varios pestañeos eran lo único capaz de hacerlas volver a su sitio sobre el papel.

     

    Encantado de conocerte, Bodrik – dije tendiéndole cierto respeto, pero cavilando sobre su apellido. Sin duda pertenecía a una familia con la que los Malfoy no guardábamos buena relación, pero aún quedaba por ver qué escondía la bruja bajo su apariencia –. Es un gusto haberte encontrado por aquí.

     

    Entonces me levanté, dejando tanto la taza como el libro sobre la mesa, y me acerqué a la estantería que se encontraba justo a mi espalda. Comencé a ojear los títulos grabados sobre el tomo de cada uno de los volúmenes, buscando algo que me entretuviese que no se tratase de la lectura que le había arrebatado a Bodrik, que ya me había aburrido.

     

    Fue entonces cuando leí Compone fabula sobre uno de ellos, y lo retiré de su lugar, curioso.

     

    ¿Te suena este libro, Lock... Bodrik?

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  10. ¿Me dirás acaso que no quieres? – le respondí entonces alzando las cejas al sentir el cuerpo sobre mi torso desnudo, con la camiseta negra ya a varios metros de nosotros. Le sonreí y me acerqué a sus labios lentamente –. No te creo. Sino, ya te habrías ido de aquí, ¿no crees? Y que yo sepa, aún sigues aquí, sobre mí, sin moverte un centímetro, y despojándome de mi ropa.

     

    Eché una mirada a la camiseta con intención que ella también la posase sobre ella, consciente de lo que estaba ocurriendo, aunque la notaba tan nerviosa que comenzaba a dudar de si en el fondo estaba fingiendo o no. Quizás ocultaba algo más, puesto que aquella cara que había adoptado nada más sentir el roce de mi piel contra la suya, de mis labios contra los suyos, la había delatado totalmente, dejando ver mucho más de lo que podía esconder.

     

    Sentí cómo sus manos comenzaban a acariciar mi cuerpo desde la nuca, bajando poco a poco por mi cuello y por mi pecho hasta llegar más allá de él, mientras por mi lado continuaba tomándola de las piernas para juntarla todo lo que pudiese a mí.

     

    Me temo que tengo mucho más que hacer que perder el tiempo aquí, contigo, Ryddleturn – le dije con total desdén, incorporándome poco a poco para hacer que se hiciese elegantemente a un lado –. Quizás algún día vaya a visitarte a tu hogar... Si es que sus puertas están abiertas para mí, que no lo dudo.

     

    Entonces me levanté de allí y me dirigí hacia las escaleras de la Mansión, no sin antes dedicarle una última mirada a la bruja que se mantenía quieta, sin saber que hacer, y entonces sonreí. No iba a caer tan fácilmente en sus juegos. No era lo suficientemente est****o.

     

    Puedes quedarte con la camiseta. Tengo más – le indiqué –. Además, seguro que te hace falta.

     

    Y desaparecí de la escena, con una mezcla de sensaciones que no alcanzaba a entender.

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  11. ¿Para qué querría acercarme más a la magia, si vivo totalmente rodeado de ella? – dije echando una fugaz mirada a mi alrededor, señalándole con mis ojos a cada mago y bruja, quienes echaban mano de su varita para alcanzar algún libro de lo alto de la estantería, fijándome especialmente en aquellos ejemplares que se movían de aquí allá sin necesidad de nadie hasta colocarse en su lugar entre otros volúmenes –. He leído mucho en mi vida, pero me temo que aún no me ha servido para nada.

     

    Removí el café que tenía delante con la cucharilla en sentido de las agujas del reloj, esperando que con el paso de los segundos terminase por enfriarse un poco más de lo que estaba. El primer trago que había sorbido de él quemaba mi garganta ya hasta mi estómago una vez que mi boca ya estaba preparada, sumida en un calor amargo, para aquella fría mañana de invierno. Necesitaba algo más que ropa de abrigo para resguardarme de la nieve londinense.

     

    Me encantan los dragones, a decir verdad – admití tras escuchar su pregunta, sintiendo cómo se me iluminaban los ojos nada más pensar en ellos. Había pasado mucho tiempo con ellos en mis viajes, cuidándolos desde que eran crías hasta que podían escupir un fuego más ardiente que su propia sangre –, y no me importaría tener uno como mascota... Aunque en Europa del Este fui perseguido durante un tiempo por traficar con huevos de colacuernos húngaros.

     

    Le arrebaté el libro de sus manos una vez mi rostro volvió a adoptar un semblante serio, detonando que no estaba para hacer amigos en aquellas horas. Comencé a pasar las páginas una detrás de otra, fijándome en cada dibujo a lápiz que las adornaban, hasta que me encontré con un retrato totalmente fiel de un bola de fuego chino, de escamas escarlatas y una hilera de astas doradas alrededor de la cara, un hocico chato y ojos sumamente protuberantes. De su nariz salía una llama en forma de hongo, tal y como ocurría siempre que un ejemplar de la especie se mostraba enfadado.

     

    Me llamo Alexander Malfoy – respondí, sin desviar la mirada del dibujo –. ¿Cuál es el tuyo?

     

    Mantenía una mano oculta en el bolsillo en contacto con la varita, preparado por si tenía que obligar a aquella bruja a responder mis preguntas en caso de que se mantuviese callada... Aunque estaba seguro de que en aquella ocasión nada se torcería lo suficiente como para enzarzarnos en un duelo.

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  12. ¿Del bosque? ¿Cuál? No creo que ese sea un lugar indicado para una bruja como tú. No pareces saber sobre cómo defenderte sola – le respondí mientras me masajeaba la cabeza, intentando mitigar el dolor que cada vez parecía intensificarme más. Podía notarse cierto desdén en mis palabras, quizás acentuado por mi estado –. ¿Sabes cómo usar una varita?

     

    Se apreciaba arrogancia en cada una de mis frases, y seguro que a aquella mujer no le haría gracia alguna todo el desdén que tenía ahorrado para ella. Había tenido la mala suerte de cruzarse conmigo en una mañana como aquella, y su poca fortuna le pasaría factura al menos hasta ponerla de tan mal humor como el que yo tenía en aquellos momentos.

     

    Me levanté de mi asiento y me dirigí entonces a acompañarla, a hacer de mí una carga más pesada que el café que sostenía entre sus manos. Entrecerré los ojos para poder soportar mejor las jaquecas, y humedecí mis labios cortados con la saliva que se acumulaba en mi paladar.

     

    Vengo de beber en una hasta perder el conocimiento. Me temo que entiendo más de jarras y borracheras de que de libros – dije echando una mirada a mi alrededor, deteniéndome en cada mago y bruja que rebuscaba tomos entre las estanterías –, aunque sí que es cierto que a veces preferiría que no fuese así.

     

    Entonces me sirvieron aquella bebida rebosante de cafeína que esperaba que me despertase algo. Necesitaba espabilar con urgencia. Murmuré un gracias que nadie alcanzó a escuchar, y rápidamente removí el contenido de la taza.

     

    Pero luego, con varias copas encima, se me pasa – reconocí con brusquedad –. ¿Qué lees?

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  13. No te tengo ningún miedo – reconocí diciendo toda la verdad. Aquella bruja no me asustaba, por mucho que se creyese que aquello pudiese ser una mentira. Lo único que podía asustarme de ella era su forma de actuar en aquel momento, y todo por lo que pudiese esconder detrás –. No hagas la misma pregunta dos veces porque no voy a cambiar de idea tan fácilmente.

     

    Entonces me junté contra su cuerpo, agarrando sus piernas mientras la sentía encima de mí. Noté en su rostro reflejado algo de desconcierto, como si sus planes comenzasen a torcerse por alguna razón, y fue en ese instante cuando sonreí con malicia. Acerqué mis labios poco a poco a los de ella y los besé durante un par de segundos, y aunque pensé que el rechazo sería su respuesta, me percaté de que no.

     

    ¿Tanto dices que quieres jugar a esto y al final te vas a achantar, Anna? – le pregunté, intentando incitarla con mis palabras. Hacía ya varias frases que la Ryddleturn había olvidado el verdadero motivo por el cual había acudido a la Mansión Malfoy, y lo único que podía tener ahora en mente era al Malfoy que veía delante de sus ojos –. No te voy a quitar encima de mí. Si te atreves, hazlo tú, pero no seré yo quien te obligue a hacerlo.

     

    La tomé con más fuerza como si la pretendiese inmovilizar, haciéndola quedarse a mi lado, y volví a acercarme a besarla con más intensidad. Si quería jugar, jugaríamos, o al menos se quedaría con un bello recuerdo al que aferrarse cada vez que mi persona regresase a su memoria.

     

    Quizás con cómo se llevase el desenlace de aquella situación, la forma en que me veía pasaría de ser de odio a... Algo diferente.

  14. Una librería, una biblioteca, lo que fuese. Pocas había pisado aparte de la de la Fortaleza, donde había dedicado horas y horas a leer una y otra vez los libros de cada estante, deteniéndome en cada frase, haciendo una pausa en cada párrafo, admirando cada dibujo hecho a lápiz sobre la superficie de papel. Aquellas tardes de lluvia y soledad en la Fortaleza eran famosas por sus tormentas, aunque mi tormenta mental cuando tenía un volumen delante no tenía nada que envidiarles.

     

    Pero ahora no tenía ganas ni fuerzas para leer ningún libro. La cabeza me estallaba en mil partes, expuesta a un dolor intenso típico de una noche de licantropía que ya había quedado atrás, pero no solo era eso. El sabor seco del paladar que sentía y la amnesia relacionada con todo lo sucedido unas horas atrás lo achacaba más a una fuerte resaca que a cualquier otra cosa.

     

    Había sido un día divertido, sin duda. Varios copazos en la taberna de un intenso licor no apto para gustos refinados, y más tarde el salvajismo más puro encarnado en mi pelaje de lobo y unas zarpas que sólo me crecían una vez cada mes. Una jornada bastante completa.

     

    Ponme el café más cargado que puedas ofrecerme – le dije casi en un susurro a un mago, el cual intuí que trabajaba en el Hojas de café, y me apuré a sentarme en una de las mesas a descansar un poco la mente –. Date prisa. Y si pudieras darme algo de comer que estuviese bien grasiento, mejor. Como si tienes que ir a la taberna de enfrente a buscarlo.

     

    Vi entonces a una bruja a mi lado que vestía de una forma un poco extraña. Llevaba puestos unos jeans con unos tenis, y por encima de todo una blusa blanca que se me hacía rara de ver en un lugar como ese. Arqueé la ceja, tragué saliva, fruncí el cejo y me dirigí a la mujer.

     

    Creo que hace años que no veo unos tenis muggles como esos que calzas por estos lugares.

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  15. Puede que lo haga – le advertí, mirándola, pero sin moverme ni un palmo, sin intenciones de quitármela de encima. Le devolví la sonrisa, aunque en la mía se escondía más pillería que otra cosa. Por la suya poco sabía de lo que ocultaba, aunque todo era sin duda una pequeña treta por su parte –. No será porque no te lo he advertido.

     

    Me recoloqué en nuestro asiento, echándome un poco hacia atrás, y a pesar de ello noté que ella no quería dejar de situarse encima de mí. Arqueé una ceja con incredulidad y separé las manos de su cuerpo, consciente de que poco a poco aquella escena se iba fundiendo en caliente. No podía dejar que me viese débil delante de ella, sino que debía ser ella misma la que se sintiese de aquella forma, tal y como siempre lo había sido delante de mí.

     

    ¿No te dan acaso ganas de vomitar al sentirme tan cerca de ti? – le pregunté, mezclando un poco de broma en mis palabras con un punto de seriedad –. Creo que poco más y me dejarás completamente desnudo. Poco te falta para querer verme sin nada de ropa.

     

    Quizás con pequeñas provocaciones la hiciese apartarse y hacerse a un lado, aunque no estaba seguro de que quisiese eso. Por un lado, me gustaría verla lejos de la Mansión Malfoy y que fuese a comerle la oreja a otro, pero por otro deseaba todo lo contrario. Me estaba confundiendo, aunque puede que solo fuese cosa del momento y nada más.

     

    ¿Qué me dices, entonces?

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  16. Hola chicas y León (?) Traigo noticias de un nuevo usuario que creo (creo) que se llama Paula y se ha registrado justo hoy en el foro. Ya le he mandando un MP y todo, y parece que ya está esperando a que le aprueben la ficha, al igual que ya se ha registrado en la Academia. Aún no lo he chequeado pero le pregunté si ya tenía familia, invitándole a registrarse en alguna como la Malfoy si le apetecía.

     

    Dejo el link a su perfil, y más tarde le preguntaré si tiene Skype para conocernos un poco más.

     

    Saludines!

  17. Escuchaba con suma atención el relato de Mizuky, en el cual se condensaba demasiada información como para no perderse en aquellos cinco minutos que había durado la narración. Siempre que regresaba al Castillo tenía algo nuevo que contar, una nueva anécdota llena de sangre, pasión y desenfreno, y por eso lado mi hija no me había decepcionado en absoluto.

     

    Por un momento dudé sobre la veracidad de sus palabras. Demasiado fantasiosas, como si se hubiera inventado toda aquella historia de la nada con tal de llamar mi atención. La miré extrañado pero en completo silencio, pero fue entonces cuando me mostró la cicatriz de su espalda, la cual era totalmente real y desde la lejanía se podían palpar sus cortes.

     

    ¿Y qué es lo que te ha traído aquí, Mizuky? – le pregunté con frialdad, alargando mi mano para tomar uno de sus cigarros y prenderle fuego, llenando mis pulmones con una primera bocanada de veneno en nicotina –. No creo que encuentres lugar por aquí, hija mía, ni tampoco sangre de la que beber. Deberías volver a los Alpes, y no traer contigo el mal que llevas dentro.

     

    Si todo lo que contaba era cierto, exponía a la familia entera a un gran peligro, y eso es algo que no podía permitir. No importaba que compartiéramos unos lazos, pues había más con quien también me sentía unido por ellos. Quizás Mizuky debería volver a su vida llena de independencia y soledad, lejos de los Triviani, y cuidarse como siempre lo había hecho. Si de algo podía presumir, era de haberse criado ella sola sin necesidad de un férreo referente paterno.

     

    Dime qué es lo que sientes ahora, entonces – le cuestioné nada más oír sus referencias a la muerte y al sexo, conceptos que iban fuertemente unidos en su ser –. Dímelo.

     

    Pegué una nueva calada y estremecí de gusto. Había olvidado aquel sabor que me inundaba por dentro y me liberaba de la tensión, y estaba seguro de que por mucho que me resistiese no podría escapar a él, al igual que nunca podría huir de mi hija.

  18. Me ofrezco voluntario para ese rol Moni, a ver si podemos hacer algo. Podríamos meterle en el rol conjunto, pero por mí perfectamente puedo pasar el rato roleando con él si hace falta. No hay ningún problema con eso, así que me pondré en contacto lo antes posible para que la idea del rol no le parezca un poco... "Abordante" xD Si os queréis unir alguno sería genial también.

     

    Me pondré con el asunto de los MP lo antes posible. Eso sí, no quiero que al mandarlos de igual manera Juve, Afro y cía yo también me ponga en contacto con los Neutrales, que sino los pobres no sabrán a quien atender (?) Hablaré con ellas una vez las cace por Skype para organizarnos un poco.

     

    Saludines *-*

  19. Bienvenido al EN, León, ya pensaba que iba a ser el único chico por aquí, porque vaya telita. No es la primera vez que alguien se pasa por este Escuadrón y dicen "Hola, chicas", o "Buen trabajo, chicas", y como comprenderás, de momento no tengo pechos xDD Pero bueno, ya con el paso del tiempo uno se acababa acostumbrando, hasta ahora (?)

     

    Venía a decir que la idea del rol conjunto que mencionamos unas páginas atrás por fin coge forma y espero que antes de que acabe esta semana lo comencemos en algún lugar del Callejón por ejemplo, o de la Academia, que va siendo hora. No va a ser un rol muy complejo como me aconsejó Moni, sino que va a ser por puro placer de rol y la trama irá avanzando según la gente vaya posteando. A mí también me parece que es mejor así, ir por el camino recto en esta ocasión.

     

    Por otro lado, si alguien me quiere para trabajar en rollo de MPs y así vuelvo a decir que estoy por aquí para ello precisamente como un miembro más del EN. También podría trabajar León conmigo o cualquier otra de vosotras, y mientras un grupo sigue a los de la Academia, otros que atiendan a los nuevos, tal y como se venía haciendo... La cosa es que mi trabajo compartido con Lisa y Juve se difuminó y ya no hacemos nada entre los tres.

     

    Por mí, perfectamente podría recuperarse eso. Sino, comenzaré a hacer algo por mi cuenta, y repito, si alguien quiere acompañarme le daré la bienvenida.

  20. No me fiaba de aquella mujer ni de sus intenciones. ¿A qué demonios estaba jugando? Si necesitaba a alguien con quien saciar su apetito sexual, que se buscase a otro; si había perdido a su amante, que lo buscase hasta volver a encontrarlo; pero cualquiera que conociese un mínimo nuestra relación sabría nada más ver su actitud que no era nada más que puro teatro.

     

    Entonces comenzó a acercarse más y más a mí, hasta tumbarme sobre el asiento que compartíamos y colocar su cuerpo sobre el mío. Arqueé una ceja totalmente extrañado, y por mucho odio que me transmitía aquella Ryddleturn jamás admitiría que verla así sobre mí no era algo que me desagradase demasiado.

     

    Será mejor que te quites de encima, Anna. No me gustaría tener que tirarte al suelo – mentía. Poco me importaba verla caer sobre la alfombra situada a nuestros pies, golpeándose la nuca contra la esquina de la mesa y desangrándose lentamente hasta que un elfo doméstico se dignase a limpiar el estropicio –. No me obligues a que sea yo quien te quite.

     

    Me abalancé sobre ella a pesar de estar bajo su figura, y le mordí el labio inferior con suavidad sin saber muy bien por qué lo hice. La miré aguardando por su reacción, mirando sus ojos esmeralda que también se encontraban en contacto con mi profunda mirada celeste.

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  21. Escuché cada palabra de Mizuky con atención, como si de un momento a otro fuera a decirme algo, algo que me diese alguna pista sobre todo por lo que había pasado hasta su regreso al Castillo. Como buena Triviani que era, había desaparecido durante largos meses sin ni siquiera decir adiós, para luego volver y actuar como si no hubiese sucedido nada. Caminaba por la cocina de un lado a otro buscando comida con la que saciar su hambre, y encontrando más de un licor con el que calentar su gaznate. Apenas había cambiado tras tanto tiempo, eso sí era cierto.

     

    Estoy aquí para escucharte – dije al tiempo que miraba un asiento de la cocina y me sentaba segundos después sobre él, clavando mi mirada marina sobre ella, aguardando por todo lo que tenía que decirme. Abrí la boca con intención de decir algo, pero finalmente retrocedí para mencionar otras palabras totalmente distintas –, pues por mucho que te olvides de tu padre tú siempre vas a llevar mi apellido, y eso es algo que siempre debemos proteger.

     

    Observé el cigarrillo que Mizuky llevaba a la boca y sentí el impulso de llevar mi mano a mi bolsillo en busca de algunas caladas, cuando en ese preciso instante recordé que aquel viejo vicio lo había dejado atrás, o eso pretendía hacer creer. Por suerte, no se hacía notar tanto como mi alcoholismo, el cual parecía volver y volver cada vez con más fuerza, como si de un día para otro desease ahogarme en un mar de whisky y dormir allí para siempre.

     

    ¿Y bien? – la apresuré, viendo que se tomaba su tiempo –. Yo también tengo mucho que contarte.

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  22. Iba a replicar cada una de sus palabras, parte por parte, cuando su última reacción me hizo enmudecer, retrocediendo extrañado. ¿Qué trataba con aquel juego? Sentía sus manos recorrer mi pierna, acariciándola como jamás hubiese creído que pudiese hacer. Ni ella se me planteaba tan directa por esos derroteros, y mucho menos conmigo. ¿Cuál era el maleficio que había encantado a Anna? Quizás algún Malfoy se divertía a nuestras espaldas controlándola con la maldición Imperius.

     

    ¿Qué tratas de hacer? – le pregunté, mirando la piel de su mano, la cual se había detenido durante un instante para luego volver a moverse sobre mi ropa. Un pequeño escalofrío recorrió mi espalda, y por primera vez en mucho tiempo no supe muy bien cómo reaccionar –. No trates de jugar conmigo, Ryddleturn. No estás en el lugar indicado y te has equivocado de hombre.

     

    La miré a aquellos ojos esmeralda, los cuales no podía descifrar al completo pero que en cierto modo los noté juguetones, como si se estuviese divirtiendo con aquel pequeño show que me estaba ofreciendo. Solté una pequeña risa, teniendo que reconocer que no es que me lo estuviese pasando precisamente mal. Haberla escuchado diciendo que no pretendía librarse de mí me sonó hasta cómico.

     

    No sé qué es lo que pretendes – dije, sin intención de separarme de ella.

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  23. Lo único que puedo recordar de ti es cómo tu mirada se tornaba vacía, ese momento cuando sentiste que el gélido aliento de la muerte te recorría el cuerpo – dije, sentándome a su lado para mantenerme cómodo. Sonreí, consciente de que recordarle aquel amargo día para ella sería una vergüenza –. ¿Acaso tú no? Que pisoteen tu orgullo, varita en mano, no debe ser fácil de olvidar, Anna.

     

    La invitada no se fiaba de mí, y apenas podría hacerlo en ningún Malfoy de los que por allí pululaban, aunque para mi sorpresa Anna buscaba a un tal Leandro, del cual desconocía que tipo de lazos de sangro me unían a él. Quizás fuese un primo, un sobrino, o quien sabe si un tío desaparecido que había regresado con su vieja familia. La verdad es que me enredaba más a menudo de lo que quisiera entre las ramas del árbol familiar.

     

    Escuché la demás palabrería que la Ryddleturn soltó por la boca, divertido. No aparté la mirada ni un momento para poder comprobar cómo eran sus reacciones, aunque yo me mantenía a su lado totalmente tranquilo.

     

    Quizás sea él quien te esté evitando a ti. La próxima vez deberías citarlo en algún lugar específico, para no perderte. Aunque supongo que el hecho de haberte topado conmigo será de gran agrado para ti – hice una pausa –. Y no. No puedo coger miedo a alguien a quien una vez doblegué con tanta facilidad, y es algo que tampoco deberías olvidar de esa forma.

     

    Chasqueé la lengua, mientras cuidaba mi varita con una mano en el bolsillo, siempre alerta.

     

    ¿Cómo te vas a librar de mi ahora?

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  24. Me dispuse a salir de mis aposentos en busca de alguna aventura, algo que transformarse el hastío de aquellas cuatro paredes en algo que me hiciese sentir vivo. No sabía aún cómo podía llevar mi vida en aquella lujosa Mansión, con aquellos familiares que tan poco representaban para mí, en realidad, y los que tenían un nombre que pudiese decirme algo se habían ido hace ya mucho o brillaban por su ausencia, demasiado ocupados en asuntos más oscuros que los de la sencilla vida familiar.

     

    Mi cuerpo estaba enfundado en una ropa demasiado extraña para mí, muy poco usual en mi vestuario. Era un ropaje que quizás representase algo desfasado para cualquier muggle, pero que dentro del mundo mágico era una pieza valorada dentro de la moda. Era llamativa pero a la vez sobria, equilibrándose en un punto de elegancia que a los Malfoy tanto nos gustaba hacer gala.

     

    Bajé entonces por las escaleras principales que llevaban a la entrada de la Mansión, donde se hallaba el portón que abría paso a los jardines. Chávez hablaba con alguien que aguardaba al otro lado, quien entró y se sentó en el hall. Enseguida caminé hasta allí para encargarme de la situación.

     

    ¿Qué ocurre, elfo? Aparta y déjame ver qué es lo que ocurre – nunca los llamaba por su nombre. Ni siquiera los trataba con el respeto que muchos magos exigían para criaturas tan horrendas como aquellas, que codiciaban con tanto ardor los bienes que sus amos escondían de manos entrometidas como las suyas –. Aparta.

     

    Entonces vi un rostro conocido, pero que hacía quizás años ya que no había vuelto a ver. Sonreí con suficiencia y miré a la invitada de arriba abajo, recorriéndola con la mirada.

     

    Anna, de los Ryddleturn. Quizás me hayas olvidado, pero yo a ti no.

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  25. Hola chicas, vengo a rescatar la idea del rol que habíamos hablado hace unos días, porque ya ha pasado el fin de semana y me parece que no llegamos a ninguna conclusión con ella. Creo que Anna fue quien dijo aquello de que podíamos hacer varios roles al mismo tiempo, no necesariamente uno para todos, y estoy bastante de acuerdo con ese detalle. Así seguramente se haga más fluido a la hora de rolear entre todos.

     

    Si queréis podemos llevarlo a cabo, por eso mismo posteo esto para recordarlo y que la idea no caiga en el olvido. Creo que es una manera bastante eficiente de ganarnos la simpatía de todos los que queremos llevarnos a la Marca.

     

    No sé si me he explicado bien, porque me acabo de levantar y me da la impresión de que lo he hecho bastante mal xD

     

    Saludos.

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