Jump to content

Albus Renaldi Macnair

Magos
  • Mensajes

    116
  • Ingresó

  • Última visita

Todo lo publicado por Albus Renaldi Macnair

  1. Buenas tardes. Paso a avisar que he abierto mi bóveda personal con el nombre "Bóveda de Albus Renaldi Argenti Macnair" la cuál dejo en el siguiente link para que la revisen. http://www.harrylatino.org/topic/114542-boveda-de-albus-renaldi-argenti-macnair/?do=findComment&comment=5363553 Quedo al pendiente y agradezco de antemano la atención.
  2. Me sorprendí con las palabras de la hija de Ariadna, era obvio que no sabía quién era. Ariadna nos presentó y después de que terminó de presentarme hice un esbozo de reverencia. Aún no terminaba de acostumbrarme a que casi todos en Ottery saludaban con la mano o incluso de beso. Era algo que tendría que asimilar con el tiempo. -Por favor, llámame Albus, no se te ocurra decirme tío o señor o anciano o cualquier cosa despectiva de mi edad.- La vi de arriba a abajo, definitivamente tenía las características de Ariadna, además de ese caracter ácido e incisivo pero de cierta manera la pequeña llamada Joa era más adorable que su madre. -Bien, Joa, vamos los 3 a beber un poco, te prometo que no te quitaré mucho tiempo a tu madre, apenas empiece la música voy a salir disparado a la pista.- Le sonreí a ambas, ya un poco animado por el alcohol en mis venas y tomando a Ariadna por el brazo crucé la distancia que hacía hasta el bar. Me concentraba también en no perder al pequeño de Ariadna de mi vista. Siempre que había un niño cerca sentía un extraño afecto y una necesidad de protegerlo y mimarlo todo lo que pudiera, más tratándose del pequeño hijo de mi nueva hermana. Mientras buscaba con la mirada al pequeño pude sentir los ojos del mago que anteriormente había estado cerca de mi, aquél lobo de sangre ácida. Me había dejado claro que no quería pelea, entonces ¿que podría querer? No estaba dispuesto a arruinar la boda de Cissy de ninguna manera, ni mucho menos el día en que la conocería por fin, además de que la noche estaba empezando a tornarse interesante... 2 sobrinos, mi hermana, Shelle, aquél joven amigo de Ariadna. Todo se estaba predisponiendo para un perfecto desastre y cuándo todo se desatara quería verlo de primera mano, así que sonreí, giré de nuevo al bar después de ubicar al niño y ver que se encontraba bien y esperaba algún comentario por parte de Joa o de Ariadna. @ @ @@Danny Lestrange @@Joa Macnair Crowley @
  3. Sonreí enseñando todos los dientes. Sus comentarios anteriores eran con cautela, con mucho decoro y respeto, pero su último comentario sobre mis ojos lo lanzó cómo si no lo hubiera pensado, cómo si saliera desde el fondo de su alma a flote. -No me llames señor, que sólo tengo poco más de 200 años, cariño. Tu también tienes unos ojos muy lindos... Recuerdan al mar. - Toqué su antebrazo con una de mis frías manos, cómo un gesto de amabilidad y un poco de picardia. Estaba comprobado científicamente que la gente confía más en ti si en algún momento de la conversación tenían alguna especie de contacto físico contigo. -Pues, teóricamente yo estoy muerto así que supongo que nos llevaremos bien. Mi color de ojos es un regalo de mi naturaleza, en mi vida pasada eran completamente oscuros. Cuándo sucedió el cambio desperté con ellos. En cuanto a mi profesión, me considero un artista. He recorrido el mundo en busca de los mejores pintores, músicos y artesanos. Cuándo se tiene la inmortalidad de su parte se pueden hacer muchas cosas.- Me gustaba aquella chica. No sabía si eran sus ojos azules, que fuera tan bajita o su color de piel. Tal vez sería porque era educada... Ya me había quedado claro que en Ottery no todos son educados. Decidí que sería bueno acercarme un poco más a ella, así que moví un poco el taburete para quedar un poco más pegados, así ella no tendría problema en escucharme, ya que a menudo me mencionaban que hablaba entre dientes, y cómo no teniendo semejantes colmillos. Además así podría embriagarme con el olor de su piel y ver sus venas palpitantes un poco más cerca... Juraría que casi podía escuchar los latidos de su corazón. @
  4. Era extraño lo que pasaba entre la bruja y yo, aún no sabía el torbellino de emociones que me iba a provocar estar cerca de ella, pero estaba dispuesto a averiguarlo. Con mucha delicadeza abrí mi boca y clavé mis colmillos en su muñeca para permitir que brotara la sangre. Al parecer le dí directo a un vena, ya que la sangre salía con cada palpitar de su frío corazón. Comencé a recobrar fuerza, el dolor de cabeza comenzaba a desaparecer y con eso se avivaba la llama de la vida que había en mi vacío pecho. Era más intenso que todo lo que había hecho en el pasado. Nunca había dejado que ningún vampiro probara mi sangre, y era porque sabía que se generan lazos muy fuertes a raíz de eso, pero aquella bruja tenía que probarla. Dejé de succionar su sangre cuándo sentí que no iba a morir y seguí acariciando su cabello. -Puedes hacerme el daño que quieras, siempre y cuándo sea divertido y no llores más.- Con la mano libre continuaba limpiando sus lágrimas, aunque algunas caían en mi cara. Era increíble que todo lo que saliera de la bruja era tan excepcional, tan delicioso. Sus lágrimas parecían carecer de ese sabor salado tan característico, parecía que se tratase de otra cosa. ¿Me había hechizado? Todo me parecía lindo y casi perfecto. Decidí que no importaba y recordé una linda frase que escuché a mi paso por América "Es mejor ser feliz que investigar". @
  5. -Ollivander, ¿cómo la tienda de varitas? Tiene usted razón, soy nuevo por aquí, habré llegado hace 1 mes probablemente, pero no conozco a mucha gente.- En ese momento me sirvieron nuevamente mi ginebra, por lo que decidí nuevamente brindar con la señorita, aunque no bebí todo el contenido del trago, solo la mitad. Sonreí de manera amable y mis colmillos asomaron un poco fuera de mis labios. No era la mejor manera de presentarse con alguien pero probablemente sería más normal para ella que para mi. -¿En que trabaja, señorita Ollivander? Por cierto, puede llamarme Albus, muy poca gente me llama por mis apellidos.- Me giré un poco en el taburete y ahora podía verla de frente, sin tener que girar el cuello. Tenía un aroma cómo a químicos, a fármacos pero no atinaba a decir si trabajaba en una farmacia o en una morgue. Sobre todos aquellos olores del club, el olor a cigarrillo, a multitud, se encontraba un olor suave bajo una capa de olor a sal... su sangre. ¿Cuánto tenía sin alimentarme? ¿Debía preocuparme? Supuse que no. Clavé mis grandes ojos morados en sus azules perlas que me miraban y nuevamente sonreí. @
  6. Escuché a alguien mencionar que era un buen día pero al voltear a ver no pude encontrar a nadie. No fue sino hasta que elevó su copa hacía mi que me di cuenta que había una mujer pequeña sentada cerca de mi. Juraría que era la primer bruja pequeña que conocía... tal vez era mitad elfo, quién sabe. Pasé mi cigarrillo a la mano libre y levanté mi shot de ginebra en dirección a la bruja. Ciertamente era una persona atractiva. Al parecer ser pequeño aquí era ser diferente y a mi me encantaba lo diferente. Sus ojos eran de un azul casi del mismo tono que el mar y su cabello de un peculiar color muy lindo... interesantes cosas se encontraban en los clubes del callejón. -Esperemos que así lo sea, señorita.- Sonreí a la bajita bruja y ahí era el punto donde decidía si ignorarla o entablar una conversación con ella. No acostumbraba interactuar con extraños pero ella llegó amablemente y saludó, así que consideré que lo más educado sería presentarme propiamente. Tomé de un solo trago el shot y lo dejé en la barra, no sin antes pedir otro igual. Me acerqué un poco más a la bruja y quitando los cabellos sueltos de mi cara le ofrecí mi mano. -Buenas tardes, Albus Renaldi Argenti Macnair, un gusto conocerle señorita... - Esperaba no ser ignorado o alejado, pero me quedé ahí, con la mano esperando respuesta de mi acompañante. @
  7. Cómo ya se me había hecho costumbre desde mi llegada, me encontraba vagando sin destino aparente por el callejón buscando algún lugar para poder tomarme algunas copas, pasarla bien y quien sabe, tal vez hasta divertirme con alguien más. No llevaba tiempo caminando cuándo encontré un lugar con luces de neón y anuncios, al parecer era un club y un restaurante. Decidí entrar y ver cómo eran los clubes en el mundo mágico. De inmediato me di cuenta que efectivamente eran muy diferentes a los clubes del mundo muggle, ya que había peceras sin vidrio, una especie de ductos para que las criaturas pudieran nadar pero tampoco tenían vidrio. Sentía que en cualquier momento una de esas bestias podría saltarme encima. El lugar no se encontraba lleno pero tampoco estaba desierto. Pasé de largo de la mayoría de las personas que se encontraban acompañadas. Decidí ir directo a la barra del club y que la noche decidiera por mi. Subí las escaleras tratando de no acercarme mucho a los ductos de agua que pasaban cerca. Al llegar a la segunda planta divisé la larga barra, así que decidí acercarme a un espacio vacío y me senté en uno de los taburetes. -Un ginebra solo, por favor.- Comencé a ver a los demás ocupantes del lugar esperando encontrar algo interesante, pero nada llamó mi atención cómo para verlos por más de 2 segundos. Un pequeño elfo me sirvió mi bebida y la puso en la barra. Saqué mi cigarrera, encendí mi sempiterno cigarrillo y le di unas cuantas caladas... al parecer esa sería una noche tranquila. @
  8. Mi cuerpo atina solamente a respirar, aunque no lo necesitaba mis pulmones se llenaban del aire frío que había en el ambiente pero también del aliento de la bruja que se encontraba tan cerca de mi. Estaba débil, muy débil... pero vivo. Al parecer la bruja había decidido que no me mataría, al menos en ese momento. Sentía que la cabeza me daba vueltas y Rita no dejaba de sollozar, pero así cómo me encontraba tirado en el suelo, con los ojos cerrados, la ropa llena de sangre y el cuello escurriendo pude esbozar un sonrisa torcida mientras la bruja soltaba algunas lágrimas en mi cara. Levanté lentamente mis manos, ya que mis fuerzas no me daban para más y cómo pude la abracé. -Sabía que no lo harías, por eso no puse resistencia... aunque si quieres hacerlo siempre puedes continuar.- Con la lentitud de mi debilidad llevé una de mis manos hasta su cara y limpié sus lágrimas. En realidad no sabía porqué estaba llorando pero nunca me gustaba que las mujeres lloraran. Mi padre decía que el único merecedor de las lágrimas de una dama sería incapaz de hacerlas salir. -¿Se te ha ido el apetito y por lloras porque estás llena? Piensa en que si acabas conmigo no podrás tener más de mi.- Traté de emitir una risa pero estaba demasiado débil, a merced de Shelle, de lo que quisiera hacerme y del destino que quisiera darme. @
  9. Me encontraba inmerso en mis pensamientos cuándo de pronto un figura se posó junto a mi, era Ariadna. Su pequeño niño se encontraba saltando y jugando cerca de nosotros. Su comentario acerca de la noche era sumamente acertado, no podrían haber elegido una noche más hermosa para casarse. Observé cómo dejaba su bebida casi vacía de un trago y le di unas palmadas en la espalda. Estaba feliz, era una boda, una celebración al amor y me encontraba rodeado de personas interesantes, aunque algunas más que otras cabía mencionar. Cada vez llegaba más y más gente, de curiosas facciones, de curiosas actitudes, pero todo parecía transcurrir en paz. Viejas rencillas entre algunos invitados pero nada más. -Estoy ansioso por bailar, ¿ya viste que lindo está el cielo? Será un deleite bailar bajo el cielo estrellado aunque tenga que hacerlo solo.- Sonreí dejando ver mis colmillos. Eso casi nunca pasaba pero me encontraba de verdad feliz. Decidí dejar de fumar un rato y compartir algunas palabras con los invitados, al parecer todos tenían una relación cercana con Cissy, eso hacía un poco más fácil todo. Incluso ya tenía ensayado mi discurso con ayuda de Rita. -Eres de Italia, si, si eres un vampiro. No, no te los vas a comer ahí, sonrisa hipócrita, algún comentario de lo lindo que está todo y tratar de conocer un poco de la familia a la que pertenecen. Sigue el discurso al pié de la letra y funcionará perfecto.- Por eso tipo de cosas me gustaba tenerla conmigo. Seguían pasando cosas a mi alrededor. Pude ver que hacían algunos hechizos... al parecer se comenzaba a poner interesante el asunto. -Quiero más alcohol, ¿que estás tomando?- Giré mi vista con Ariadna y decidí que era momento de tener mi primer borrachera con mi nueva hermana. -Vamos a beber, es un día para festejar.- La tomé del brazo y la arrastré hasta la barra. @@Joa Macnair Crowley @ @ @@Danny Lestrange @
  10. Todo había pasado tan de pronto y sin más miramientos aquella bruja tan intimidante me tenía en el suelo, con su cuerpo oprimiendo el mío y sujetando mis manos. Pude escuchar sus palabras incisivas, doloras y que sonaban a amenaza. Supuse que ella esperaba algún tipo de resistencia porque me sujetaba con fuerza... O tal vez sería que ella necesitaba tener el control. Decidí dejarme hacer, gozar de lo que ella me hacía, y si entre todo el alboroto la bruja decidía quitarme la vida era algo que estaba dispuesto a perder. Con la poca movilidad que tenía logré acariciar con torpeza sus manos, enroscadas en mis muñecas. Trataba de hacerlo suave, aunque lo hacía más bien torpe. Sentía cómo gota a gota y de una manera voraz aquella bruja succionaba cada latido, cada palpitar de mi ser por mi ya atacado cuello, pero a mi no me importaba, quería que ella quedara satisfecha, aunque pusiera mi vida en riesgo, o aunque tuviera que prescindir de la misma. Si alguien me lo hubiera preguntado hubiera dudado que una vampira de su edad chupara con tanto vigor y tanta energía, pero ahí estaba ella, dejándome seco, sacando hasta mi última gota de sangre. -Shelle...- Mi voz se empezaba a entrecortar pero no hice ningún esfuerzo por quitarla de encima de mi... Al contrario, sería para mi un placer morir con aquella bruja encima de mi. Con un poco menos de fuerza traté de mover mi brazo derecho y para mi sorpresa pude hacerlo sin ningún impedimento. Supuse que estaba demasiado concentrada en su tarea y lejos de alejarla de mi o de intentar alguna maniobra solamente atiné a recorrer su larga cabellera de fuego con mis largas uñas. A cada trago que arrancaba de mi cuello sentía cada vez menos fuerza y sentía también cómo mi vida se apartaba de mi ser... Más de 200 años de historia terminador por un rato de lujuria. -AHHHHHHHHHHHHH! ALÉJALA, QUÍTALA.- La voz de Rita era cómo una explosión en mi cabeza... ella sabía que si yo moría ella desaparecía, así que definitivamente era algo que ella no quería. Decidí cerrar mis ojos para que mi última visión no fuera aquel techo de la tienda dónde me encontraba y esbozando una sonrisa dejé de acariciar los largos cabellos de la bruja y posé mi mano en su espalda baja, esperando que decidiera acabar con mi vida... @
  11. Me disponía a tomar otro trago de vodka pero decidí que era el último, que lo que restaba de la noche tomaría un poco de Ginebra y sangre. Me había quedado en la boca el sabor amargo de la sangre ácida del pequeño lobo que revoloteaba por aquí y por allá. Su insinuación fue en extremo directa. En mi familia probablemente hubiera existido alguna protesta, pero estaba lejos de casa, y aquí todo era diferente. Cómo dice el dicho, dónde fuera que fueres haced lo que vieres. Le ofrecí una sonrisa torcida y levanté mi copa de frente a él, casi en el momento en que se dio la vuelta y hablaba con el joven Lestrange que había conocido hace algunos días. Interesantes personas había en la marca tenebrosa. Suponía que por eso se encontraban todos ahí, porque era claro que no se llevaban del todo bien, pero Cissy era alguna especie de bruja tenebrosa muy respetada, por eso esperaba ver todo tipo de seres en el evento. Me levanté a caminar un poco y admiré la carpa armada, el cielo se veía enmarcado de una manera preciosa y sin duda alguna invitaba a bailar debajo. Di 3 vueltas cerca de la orilla de la pista de baile muy despacio y solo me detuve para encender otro cigarrillo. -Otro más.- Rita siempre recordando lo que hacía. Era cómo tener una recordadora pero dentro de mi cabeza, aunque a veces me era útil que me acompañara a todos lados. No dejaba de maravillarme el mundo de la magia, todo era increíble y a la vez un poco bizarro, pero me gustaba... Siempre aprecié lo diferente, lo extraño, la stravaganza. -Espero que los músicos sean buenos Rita, no tengo idea de que escuchan por aquí.- Voltee de nuevo al cielo y sonreí. La noche que empezaba prometía ser épica... y también es que yo esperaba aportar un poco de drama a la misma, porque ¿que es la vida sin un poco de drama? @ @@Ada Camille Dumbledore @@Danny Lestrange @@Lady Luxure Grindelwald @@Joa Macnair Crowley @
  12. Las cosas de predisponían para una tragedia. Mientras la gente se encontraba llegando pude ver cómo Shelle le clavaba el diente al señor Luxure, la llegada de Ariadna con su pequeño hijo, al que recién conocería y el arribo de otras 2 brujas. Pude ver a la perfección las palabras de Ariadna a Shelle ¿Habría pasado algo entre ellas? Daba igual. Mi hermana se acercó con su pequeño al cuál le sonreí de la mejor manera posible, busqué entre mis bolsillos y le ofrecí un pequeño dulce de mantequilla. -Toma chico, cuándo era niño me encantaban.- Levanté la mirada a Ariadna y sonreí también -Recuerda que soy más que discreto a la hora de comer, es de mala educación jugar con la comida en público.- Me puse de pié, alisé mi saco un poco y pude ver a una de las brujas recién llegada cómo buscando algo de ayuda. Sabía por Shelle que aún necesitaban hacer ciertos arreglos, pero decidí dejarla en su momento con el señor Luxure. -En un momento vuelvo Ariadna.- Me levanté y pasé junto a mi hermana y mi sobrino, llegando hasta dónde se encontraba lanzando hechizos por todas partes, acomodando cosas y levantando algunas otras. -Buenas tardes, señoritas. Me presento, Soy Albus Renaldi Argenti Macnair, protegido de Cissy. He visto que se encuentran ultimando los detalles de la decoración, ¿Hay algo con lo que las pueda ayudar?.- Les sonreí a ambas brujas y saqué mi varita esperando que me indicaran que era lo que podía hacer. Si bien no era el mago más diestro del mundo podría hacer uno o dos hechizos que ayudaran. @@Lady Luxure Grindelwald @@Ada Camille Dumbledore @ @@Joa Macnair Crowley @ @ Demian Luxure
  13. Caminaba con decisión hasta el lugar dónde había dejado las botellas, con mi talante de arrogancia y victoria, cómo me gustaba que fuera pero, desafortunadamente, no siempre resultaba así. Escuché murmurar al joven a mi espalda. ¿Enfrentarlo? No supe si había malinterpretado sus palabras, si aún no estaba acostumbrado a su jerga o que era lo que estaba pasando en ese momento. Decidí simplemente voltear un poco, casi hasta verlo de reojo con un poco de desdén y le dediqué una sonrisa algo vacía. Si quería pelea la tendría, pero no ahí. De igual manera pensé en no tomarlo cómo algo personal, a fin de cuentas probablemente sería coquetería... El mundo mágico me resultaba cada vez más extraño. Al parecer Shelle se limitó a mirar todo lo que había pasado desde la lejanía, cómo esperando que algo pasara. Tomé asiento y me dispuse a terminar mi cigarro antes de pedir otro vodka. ¿Cuántos llevaba? 4 o 5, ¿que más daba? Tenía que dejar de beber, no podía conocer a Cissy en pleno estado de ebriedad, además no podía permitirme caer en las garras de cualquier persona con lobil instinto que quisiera llevarme a la cama, no en la primer fiesta a la que asistía y definitivamente no en la boda de mi tutora. -Te lo dije, anciano, no bebas tanto.- Resonó fuerte en mi cabeza aquella voz chillante y monótona. A veces pensaba que era un pensamiento más, por la costumbre de escucharla, supongo. -Eres más vieja que yo, lo sabes, así que no me llames anciano.- Bajé mi cabeza y di una gran calada al cigarrillo que producía un crepitar delicioso al quemar el tabaco. @ @
  14. Estaba dispuesto a dirigirme al jardín a tomar un poco más de ese vodka tan rico que había estado degustando cuándo el lobo que tenía frente a mi se acercó un poco más y mordió uno de sus labios para provocar que brotara su sangre ¿Quería jugar? ¿Quería pelea? Tenía que averiguarlo. Pude distinguir cómo Shelle se tensaba hasta la última fibra de su cuerpo y ver cómo apretaba sus puños. Sin duda un buen trago de sangre siempre era bueno pero no apreciaba eso cuándo lo hacían por voluntad propia... Tenía que tomarla de sus cuerpos aprisionados, aunque claramente había algunas excepciones. Comencé a caminar lento y cada vez más cerca de el... Dejando que mis pulmones se llenaran del olor tan peculiar de la sangre de lobo. Es... interesante que haga lo que acaba de hacer... Debería saber que me gusta un poco más beber cuándo existe cierto tipo de... resistenza. - Seguía caminando a su alrededor, cómo una buitre sobre su presa. -Dejando de lado que la sangre de lobo no es de mi total agrado supongo que puedo probar solo un poco.- Me encontraba justo frente a el y me acercaba cada vez más. El lobo no se movía y dentro de mi se encendía la flama que conducía a la perdición, iluminando mis ojos púrpuras y volviendo mi cara una mueca de locura y sadismo. Alargué un poco mi mano y con una de mis afiladas uñas hice un poco más grande el corte de su labio, llenando toda mi uña y parte de mi dedo de su sangre. Me alejé un poco y metí mi dedo a la boca probando de aquél brebaje tan espeso y un poco ácido que resultaba ser la sangre con el virus de la licantropía. -Resistenza, señor Luxure, es lo que me atrae, no la sangre por si sola.- Le sonreí al mago y giré sobre mis talones sin ver atrás, tomando uno de los cigarros y dejando una estela de espeso humo tras de mi. Pintaba para ser una noche en extremo interesante. @ @
  15. La espera resultaba complaciente conmigo... tenía un buen vodka, mis cigarrillos y la tan amada compañía de rita. Debía parecer una estatua si no fuera por el hecho de estar fumando y por consiguiente moviendo mis manos y mi boca, fuera de eso todo se encontraba perfectamente estático. Amaba la forma en que el sol hacía brillar mis cabellos de plata. Di la última calada a uno de los cigarrillos, apretujé la colilla con el cenicero y de pronto sentí el olor tan distintivo que provocaba la licantropía... Al parecer Ottery se encontraba plagado de lobos, empezando por mi nueva hermana. Levanté la mirada y ahí se encontraba parado, extendiendo su mano esperando que lo saludara. Otro aroma llegó hasta a mi y girando mi cabeza pude verla. Se encontraba ahí parada, cómo desafiando al mundo con sus ojos azules, envuelta en ese vestido tan revelador pero que sin duda dejaba con ganas de más. Rápidamente me levanté y caminé hasta ella, observando su postura y después de que me saludó tomé su mano y le dí un elegante beso a modo de saludo. -No esperaba verla por aquí señorita, efectivamente estoy aquí por ser el protegido de Cissy.- Inmediatamente reaccioné y me di cuenta que había dejado al lobo a mis espaldas y rápidamente volví mi vista directo a el, esperando cuál sería su reacción al comentario de la señorita, ¿Habría convertido a alguien de su familia? Tal vez sólo le dio unos cuántos mordiscos. Me había quedado claro que la bruja no se quedaba con ganas de Sangre. -Si necesita que le ayude con cualquier cosa puede indicarme y estoy dispuesto a ayudar, señorita. Estoy a su entera disposición.- Sin duda esos ojos tenían un efecto en mi que debía controlar o terminaría siendo su esclavo... o su cena. Caminé de vuelta con el señor Luxure, cómo se había presentado y le ofrecí un cigarrillo. -Tiene usted razón, caballero, no nos conocemos. Mi nombre es Albus Renaldi Argenti Macnair, un placer.- Extendí mi mano y le dí un ligero apretón, con educación y clavando mis ojos en los de el. ¿Sería uno de esos lobos que odiaban a los vampiros? Bueno, esa noche lo descubriría. -Soy el protegido de Cissy Macnair, la novia. Recientemente llegué a vivir con su familia desde italia.- Trataba de analizarlo, ¿quién era aquél hombre? Tendría que averiguarlo. @ @
  16. Era un día especial... La tarde nos regalaba un excepcional cielo anaranjado cómo pocas veces se puede apreciar, así que decidí pararme justo dónde me encontraba y observar aquella majestuosidad por algunos minutos. En mis manos llevaba 2 botellas transparentes; Una de ellas estaba llena de uno de los vinos que la familia Renaldi producía en la abadía, y en la otra botella había sangre de una virgen entregada por voluntad propia. Era un regalo extraño pero las costumbres de mi familia dictaban regalar eso. Así que ahí estaba yo, en camino a la mansión Riddle, ataviado con un traje totalmente negro, un corbatín pequeño y mis habituales botas pero en color negro. Me resultaba algo extraño ya que solía vestir siempre de blanco... Claro que en una boda no podía permitirme opacar a la novia de esa manera, era una regla no escrita de las bodas, nunca ir de blanco. Lo único que destacaba era el largo listón que anudaba mis cabellos de plata. Iba con un peinado bien ajustado, todo el cabello para atrás, sin un cabello fuera de su lugar. Eran pocas las veces que me ponía presentable pero aquél día conocería a mi tutora y protectora, y además en su boda, así que tenía que estar más que presentable. Era odioso tener que caminar a todos lados y no aparecerme cerca del sitio cómo todos los magos lo hacían, aunque supongo que ya aprendería. Caminé hasta que encontré la mansión Riddle y con un paso decidido y mi actitud arrogante llegué hasta las puertas de la misma. La verdad no sabía que esperar, no conocía a nadie, aunque esperaba que Ariadna estuviera por ahí ella era familia de la novia, estaría ocupada sin duda, por lo que me disponía a presentar mis respetos a Cissy y su esposo y beber en un rincón toda la noche... No había prisa para la eternidad. Al llegar toqué 3 veces la puerta, balanceando una de las botellas en mi mano. Se abrió una de las hojas y cómo era costumbre en las mansiones y castillos en Ottery me recibió un pequeño elfo doméstico. -Buenas tardes, he venido a la boda de Cissy Macnair.- El elfo amablemente me guió hasta el espacio dónde se había erigido una carpa, al parecer estaban dando los últimos toques a la decoración pero ya había algunas mesas disponibles así que decidí sentarme en una de las mesas de las esquinas, la más alejada a la multitud que se pudiera, tomé asiento, puse las 2 botellas en la mesa y decidí que era momento de empezar a fumar. Rebusqué en las bolsas interiores de mi saco y tomé una cigarrera y un encendedor, puse uno de los cigarrillos en mi boca y lo encendí parsimoniosamente, dando las primeras caladas al tabaco incandescente. Esperaba que de pronto apareciera alguien conocido, aunque no tenía idea del porqué, si conocía a 3 personas solamente, pero suponía que alguna de las 3 personas aparecería en algún momento. -Debes comportarte, no bebas tanto y tampoco fumes tanto.- Era increíble, era cómo tener a mi madre pero dentro de mi cabeza y observando todo lo que hacía e incluso lo que pensaba. -Claro mamá, sólo un poco de todo.- ¿Que pensaría la gente si me viera hablando solo, sentado en aquella mesa, en aquél lugar sin gente? Otro vampiro que quedó desquiciado, seguramente. En fin... Sería una noche diferente. @ @@Hades Ragnarok @ @
  17. Era realmente impresionante la mansión de la familia, bastante grande y ostentosa. Seguí a la bruja por los pasillos y corredores hasta que subimos la escalera. Me comentó que Cissy había decidido llevar al dragón a una reserva... Era una lastima, esa bestia me sería en extremo de mucha utilidad. No le tomé más importancia ya que era algo simplemente fuera de mi alcance y seguí caminando. Intentaba recordar todo lo que me mencionaba, la habitación de Cissy, la de ella, la de Arya, la de Pin... bastante que recordar. Me encaminé hasta la puerta de la habitación que me indicaron y entré a paso lento. Era una habitación amplia, con lo básico en ella, pero todo con cierto lujo. Estaba una gran cama casi en el centro, 2 mesitas de noche, una mesa de centro, algunas sillas altas desperdigadas por la habitación. Todo se encontraba limpio pero cubierto con una fina capa de polvo. Decidí dejar mi maletín sobre la mesita de centro, a fin de cuentas era todo lo que traía conmigo, ya que ahí tenía todo lo que necesitaba. Me quité mi gabardina y la puse en la cama, girando lentamente sobre mis talones y observando la que sería mi nueva habitación. Era extraño, estar ahí con gente que no conocía, y que de alguna manera ellos fueran mi nueva familia. Que más daba... Así es la vida de misteriosa. -Es linda, me agrada. Supongo que la podré decorar un poco cuándo me asiente de manera completa, ¿correcto?.- Ariadna había suavizado su tono, se encontraba más amable, un poco más dispuesta a mostrarme todo lo que había en la mansión... Esperaba que también pudiera mostrarme un poco de su vida, ya que ella era la primer persona con la que tenía contacto en ésta nueva vida. @
  18. Reservado... la palabra definitivamente me definía. Arriesgado era algo que no estaba dispuesto a ser pero de vez en vez uno tenía que arriesgar un poco para poder ganarlo todo. Reí ante su observación acerca de mi atrevimiento y sobre su advertencia de que podría asesinarme. -Si lo que quiere usted es tomar mi vida puede hacerlo. Siempre pensé que lo mejor sería morir a manos de una hermosa dama.- Mis palabras eran sinceras... Después de todo estaba ahí todavía, con mi cuello escurriendo mi preciada sangre, y con mis labios llenos de la suya. Deslicé mis manos suavemente hasta su cintura para evitar que ella fuera a caer al intentar tomar la botella del suelo y decidí entrelazar mis manos detrás de su espalda para acercarla un poco más a mi. ¿Que estaba haciendo? No tenía ni la menor idea, pero mis ojos y los de ella estaban librando una batalla muy pasional... una batalla que no estaba dispuesto a perder sin dar una pelea digna. Me incliné un poco adelante y mis labios manchados de su sangre quedaron a escasos milímetros de los suyos. Sentía su respiración, su pulso, sus pestañas subiendo y bajando cada vez más lento... -Es usted un gran misterios pero... Una mujer extremadamente segura, peligrosa, poderosa y sin límites marcados, le gusta obtener lo que quiere y no permite que nada se le resista, aunque a veces tiene que comportarse por su imagen publica, ¿es eso correcto?- Recorrí el poco camino que faltaba y deposité un pequeño beso en sus labios, apretándola contra mi cuerpo pero sin mucha fuerza, aún con miedo de que pudiera dejarme clavado a la pared o despedazarme si lo deseaba. Decidí alejarme un poco y ver que era lo que ella quería hacer a continuación, a fin de cuentas yo era su invitado y era ella quién debía decirme que hacer. -Siempre te gustaron mayores.- Y cómo siempre, las afirmaciones de Rita resultaban ser ciertas. Desconocía la edad de la bruja, pero era mayor que yo, se notaba en sus palabras, en su piel, pero sobre todo, se notaba en su perfecta mirada. @
  19. Me estaba dejando dominar por mis instintos y no sabía en que terminaría todo. Simplemente sentía que caía en un espiral de perdición y probablemente de arrepentimiento del que sería difícil salir... pero ¿qué más daba? Tenía que hacer de mi nueva vida algo emocionante y sin duda excitante, cómo la voz de mi acompañante que se había situado en mis piernas y había susurrado en mi oído. Juraría que me había hechizado, porque al instante perdí la conexión con el mundo real y me dejé hacer. Con la cabeza para atrás sentí 2 agudos pinchazos que sin duda alguna eran sus colmillos perforando mi piel para degustar lo que buscaba. La sangre de un vampiro siempre era más dulce y más apetitosa que la sangre de un humano. Cuándo vi a la bruja despegarse de mi cuello para dedicarme una sonrisa cargada de lascivia decidí que me dejaría llevar, ya no quedaba rastro de cordura en mi ser. El segundo ataque a mi cuello fue igual de impetuoso, con sus colmillos entrando en la piel para permitir que surgiera mi preciada sangre. Sentía cómo los labios de la dama danzaban por mi cuello y no pude evitar lanzar un suspiro... Decidí que era momento de que tomara el control, así que tomé su cabello con una mano y lo fui jalando levemente para obligarla a despegarse de mi y mostrar su blanco cuello, y así poder ver todas sus venas debajo de su piel tan blanca. Fui acercando mi cara lentamente hasta tu cuello, sin quitar la mirada de sus ojos tan azules y tan profundos, hasta que llegué a escasos centímetros de su piel, en ese momento mostré un poco más mis afilados colmillos y los clavé en su piel para así poder degustar de su dulce sangre. Desde el momento en que tocó mis labios sentí una llamarada en mi interior, algo se había despertado en mi y pedía más... Me separé un poco de su cuello, ladeé su cabeza hacía el otro lado y clavé nuevamente mis colmillos en ese pedazo de piel. ¿Que pensaría alguien si entrara y nos viera en ese momento? Llenos de nuestra sangre, con ella sentada en mis piernas y comiéndole el cuello... Una escena interesante sin duda. Me separé nuevamente de la bruja y con una mirada increíblemente seductora le dije -Dicen que se sabe mucho de alguien cuándo se prueba su sangre... ¿Sabe usted algo de mi, ahora que me ha probado?- Sonreí, cómo no queriendo y de manera inconsciente pasé mis uñas por toda su espalda, jugando con su cabello. @
  20. Era muy interesante aquella bruja que se encontraba conmigo, aunque había cierto aire de misterio del que te lleva a hacer cosas muy malas flotando en el aire... Pero ya estaba ahí, ha decir verdad fascinado por su habilidad para tocar el laúd, su fina voz trovando verso a verso y aquél whisky tan suave, supuse que tenía que seguir en aquél lugar. -Algo malo va a pasar, lo sabes ¿verdad?- Tal vez ahora en el mundo mágico podrían sacarme a Rita de la cabeza y podría tener más espacio para mis malas decisiones y para poder arruinar mi vida en distintas formas sin que ella me hiciera sentir culpable. Sonreí ampliamente cuándo la bruja del cabello de fuego mencionó el aroma que tenía... me parecía curioso, ya que el de ella me parecía también algo... llamativo e incitante. Bajé la mirada, aún sonriendo y mis largos cabellos plateados se fueron hacía adelante. Cuándo levanté la vista aprecié a la bruja inclinándose un poco conmigo y ofreciendo la botella para que bebiera nuevamente. Estiré un poco el brazo, tomé la botella y le dí un pequeño trago del liquido ambarino tan dulce que contenía, aún con una sonrisa ampliando las comisuras de mis labios. -Es usted libre de probarla, si gusta... y claro, si puedo hacer yo lo mismo con usted.- Mis grandes ojos púrpura habían cambiado un poco, podía sentirlo. Tomar sangre para vivir es algo rutinario, aunque no nos guste la que bebemos no importa, es para vivir... pero probar una sangre que te llama... Ahí tomó sentido la frase de mi padre... "La sangre siempre llama". @
  21. Entré muy despacio a la amplia sala del castillo que servía cómo recibidor siguiendo al pequeño elfo doméstico, sin duda alguna recibiría una reprimenda de parte de Ariadna, pero en mi defensa yo no tenía idea de adónde se dirigía cuándo salió de la mansión. Era impresionante la decoración que tenían en aquél lugar, pero claro, era un castillo. Mis botas producían el característico sonido de los tacones al clavar mis talones y avanzar muy despacio detrás de aquella pequeña criatura. Mi gabardina blanca hacía unas ligeras ondulaciones y mis cabellos cada que avanzaba se arremolinaban un poco más. Me detuve al ver a Ariadna, y no se encontraba allí sola. Aunque estaba, de alguna manera, llegando sin invitación, por lo menos tuve la decencia de anunciar mi llegada. Si nadie hubiera abierto la puerta me hubiera dado media vuelta y me habría ido de ahí... pero abrieron. Escuché los parloteos de Ariadna con una cara de falsa vergüenza, en realidad sabía que era luna llena y quería ver el proceso por el que pasaba mi hermana cada que se convertía. Moví rápidamente los ojos púrpuras por la habitación y los clavé rápidamente en el otro ocupante de la habitación, Danny Lestrange, según me había mencionada Ariadna. Lestrange, un apellido de respetar, y hasta temer en el mundo mágico. -Muy buenas noches, señor Lestrange. Mis más sinceras disculpas por llegar sin invitación, sólo que estaba curioso por lo que pasaría ésta noche. Mi nombre es Albus Renaldi Argenti Macnair, soy el protegido de Cissy Macnair.- Hice una pequeña reverencia y me incorporé muy derecho nuevamente. Decidí que por el momento no necesitaría mi varita, así que la guardé con parsimonia en la parte interior de mi gabardina. -Espero que mi presencia no les cause ningún tipo de inconveniente... De ser así, me marcharé si ustedes así lo quieren.- Esbocé una sonrisa torcida y espere que alguno de los 2 me indicara si debía irme o podía quedarme dónde estaba. @ @Danny Lestrange @
  22. Para mi seguía siendo algo extraño caminar por aquellas calles rodeadas de mansiones y castillos, era un tanto diferente en Italia, más tranquilo pero, tenía que admitirlo, un poco más feo. Solo con algunas señas de una elfina domestica de Ariadna me dirigía al castillo de la familia Ravenclaw, el cuál no fue muy difícil de identificar. Había podido escuchar a Ariadna hablando acerca de la luna llena, de su transformación y algo relacionado con alguien de los Lestrange, una familia de magos y brujas muy antigua. Decidí investigar un poco y, tal vez obrando mal, seguir a mi nueva hermana hasta el castillo. Supuse que al llegar tendría que soportar mi presencia, o hacerme pedazos y desatar toda su furia sobre mi por seguirla. No importaba mucho, ya había tenido una buena vida, así que decidí caminar el sendero que llevaba hasta las grandes puertas de aquella edificación tan magnifica. Podía escuchar cómo mis tacones se clavaban en los adoquines provocando un pequeño estruendo cada que daba un paso. -Te vas a meter en muchos problemas por esto, ¿lo sabes?- Rita siempre se encargaba de recordarme cuándo mis planes estaban en contra de la razón o cuándo traería consecuencias físicas. Siempre me pregunté que pasaría con ella si yo moría... ¿Estaría en la mente de otra persona o sólo se desvanecería? Mientras me dedicaba a pensar en esas vanalidades llegué a las altas puertas del castillo y acomodé mis ropas lo mejor que pude, mi cabello se encontraba suelto y decidí dejarlo así. Cuándo toqué la puerta, casi al instante se abrió por dentro y pude ver a un elfo domestico con el ceño fruncido. -Buenas noches, soy Albus Renaldi Argenti Macnair, hermano de la señorita Ariadna, por favor hágale saber que estoy aquí.- Me quité uno de mis guantes y decidí sacar discretamente mi varita por si Ariadna decidía atacarme en cuanto me viera. @
  23. Era placentero escuchar cómo el laúd soltaba unas notas tan dulces y armoniosas mientras la bruja no perdía el hilo de la conversación, era una habilidad formidable que me hacía valorar un poco más a los músicos que a los demás artistas. -Curioso instrumento el laúd... En mi juventud intenté aprender pero me resultó un poco complicado por las uñas.- Comencé a observar las finas manos de la señorita Gryffindor y la manera en que las deslizaba por el diapasón del instrumento con tanta armonía y gracia. Tomé la botella que me ofrecía y aunque el whisky no era mi licor preferido sería de mala educación que una dama bebiera sola, más siendo yo su invitado. Escuché su explicación de su profesión y no pude evitar levantar una ceja para así expresar mi admiración. -Nunca se me presentó la magia anteriormente... Supongo que al vivir una vida tan tranquila y pacífica no existió la necesidad de su presencia. Mi padre llevaba mucho tiempo alejado del mundo mágico cuándo cayó el estatuto de secreto, eso fue en gran parte lo que le obligó a decirme la verdad.- Al finalizar de hablar tomé un largo trago de whisky, que sin bien estaba lejos de ser bueno cómo el vodka, era una bebida más que buena. -Por la sangre, señorita Gryffindor.- Tomé otro trago de la botella, un poco más duradero que el anterior. -Y, si no es indiscreción, cuáles son sus otras aficiones? Además de el cine, la bebida y la literatura.- Le regresé la botella y me incliné un poco hacía adelante en la silla, ya más tranquilo y un poco más relajado. Sabía que no me venía bien relajarme pero quería pensar que de éste lado del mundo la gente era un poco diferente. @
  24. Era curioso interactuar de una manera tan pacifica con alguien que llevaba la licantropía dentro de sí, pero al parecer todo estaba cambiando, y yo tenía que hacerlo también. -Vaya que de pronto bajó la guardia la niña...- -Que te puedo decir, Rita, es mi sonrisa tan encantadora.- Mi respuesta fue un acto reflejo sin pensar que mi interlocutora podría preguntarse con quien hablaba, así que de inmediato me levanté, tomé un poco de sangre de mi maletín y vertí el líquido en mi copa para igual que la señorita Ariadna. Tomé un pequeño lazo plateado de una de las bolsas de mi saco y anude mi cabellera en una cola para evitar que estuviera revoloteando por mi cara y quedé a la espera de que mi nueva hermana me diera un tour por la que sería mi casa en el futuro próximo. -¿Es complicado para usted llevar su vida con la licantropía? He sabido de algunos que toman una poción, no recuerdo el nombre, para que las transformaciones no sean tan... desastrozas. Con la varita en la manga del saco empezamos a caminar para salir de la estancia y empezar a recorrer la gran mansión de la familia Macnair -Tengo una especial afición por las artes oscuras, el ocultismo y cualquier cosa que pase de lo gris a lo oscuro, pero siempre manteniendo un perfil bajo... Es cuándo se pueden liberar los más bajos instintos sin preocupación. Me contaron que tienen un Ridgeback Noruego, ¿es cierto?- Dí un pequeño trago a la copa dejando mis labios un poco manchados de sangre. Tal vez debía dejar que la señorita fuera mi guía y permitir que fuera ella quien hablara. @
  25. Mientras la señorita Macnair hablaba yo solamente alternaba mi visión entre sus ojos, su cabello y la hermosa decoración de la mansión, aunque no pude evitar dar un brinco, cómo si me hubieran picado con una espina cuándo me dijo que yo venía sólo a buscar aprender. -No, señorita. Mi familia tiene ascendencia mágica, pero yo siempre me dediqué a viajar y disfrutar del arte. Ha coincidido que la revelación de su mundo se me ha informado que tengo sangre mágica también. Me han explicado que sin sangre mágica tener una de éstas es sumamente peligroso.- Acto seguido busqué en el interior de mi saco y extraje una varita curiosamente larga, según me habían comentado, de una madera gris con unas vetas muy marcadas e interesantes. -Siento que es muy simple pero creo que funcionará, aunque en lo personal me gustan cosas un poco más... ostentosas. Es de madera de acebo con núcleo de pluma de fénix. No tiene porqué preocuparse, no he venido a aprender magia desde 0, está en mi sangre.- Seguí jugueteando con la varita en mi mano mientras daba otro pequeño trago a la copa de liquido carmesí. -Por alguna razón creen que todos los vampiros torturamos personas, ¿por aquí todos lo hacen? De dónde vengo tratamos de mantener un perfil bajo e incluso nos llevamos muy bien con la gente, así mi familia se ha quedado siglos en la misma comunidad. Muy interesante su profesión, aunque para mi el arte siempre será lo más preciado de la vida.- La chica estaba siendo insiciva, supuse era por el hecho de llegar a su casa sin su consentimiento o sin que ella estuviera enterada. -Pues... supongo que nos veremos más seguido ahora, ¿eh?. - Le dediqué la mejor de mis sonrisas, dejando ver mis afilados colmillos esperando pudiera ablandar un poco la actitud de la señorita, aunque ciertamente no esperaba que resultara. @

Sobre nosotros:

Harrylatino.org es una comunidad de fans del mundo mágico creado por JK Rowling, amantes de la fantasía y del rol. Nuestros inicios se remontan al año 2001 y nuestros más de 40.000 usuarios pertenecen a todos los países de habla hispana.

Nos gustan los mundos de fantasía y somos apasionados del rol, por lo que, si alguna vez quisiste vivir y sentirte como un mago, éste es tu lugar.

¡Vive la Magia!

×
×
  • Crear nuevo...

Información importante

We have placed cookies on your device to help make this website better. You can adjust your cookie settings, otherwise we'll assume you're okay to continue. Al continuar navegando aceptas nuestros Términos de uso, Normas y Política de privacidad.